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EFESIOS 5

VIVIR COMO HIJOZ DE LUZ (ver 1-14)

“Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos
de luz (Ver 8)”
Como hijo de luz mis acciones debieran reflejar mi fe. Debo llevar una vida moral de modo
que refleje la bondad de Dios en favor de otros. En este segmento, el apóstol Pablo nos
de algunas implicaciones de lo que es vivir en la luz:

El vivir en la luz implica que debo imitar a Cristo y amar a los demás (ver 1-2). Así como los hijos
imitan a sus padres, también debo imitar a Cristo. Su gran amor lo condujo a sacrificarse
por mí de manera que pudiera vivir. Mi amor por otros debiera ser de la misma clase, un
amor que va más allá del afecto, a un servicio de auto sacrificio.

El vivir en la luz implica mantener limpio mi corazón y llevar una vida moral (ver 3), por lo
tanto, no debo permitir la inmoralidad sexual en mi vida, ni siquiera debo hablar de
pecados sexuales, impurezas o indecencias, ni siquiera avaricias o ambiciones exageradas.

El vivir en la luz implica tener un correcto y limpio vocabulario (ver 4). No aceptar las
obscenidades o las vulgaridades así estas sean tan comunes. La advertencia de Pablo,
indica que el vocabulario perverso no será parte del diálogo cristiano porque no refleja la
presencia de Dios en nosotros. ¿Cómo podemos alabar a Dios y recordarle a los demás
sus bondades cuando nos dedicamos a hablar en forma liviana?
El vivir en la luz implica no dejarme influir del mal proceder de los demás ni mucho menos
hacer lo que ellos hacen (ver 5-7). Pablo no prohíbe el contacto con los inconversos.
Jesús enseñó a sus seguidores a ser amigo de pecadores para conducirlos a Él. Más bien
Pablo se refiere a pasar por alto o adoptar la forma de vida de quienes se amparan en
excusas para conductas negativas y trasmitirlas a otros mientras están en la iglesia o
fuera de ella. Ese tipo de personas pueden contaminar con rapidez la iglesia y poner en
peligro su unidad y propósito. Debo ser amigos de los incrédulos si voy a guiarlos a Cristo,
pero debo actuar con cautela con los viciosos, inmorales o los que se oponen a todo lo
que el cristianismo postula. Esa clase de personas tienden más a influir en nosotros con lo
malo que lo que podamos hacer para influir en ellos con lo bueno.
Vivir en la luz implica defender lo bueno y denunciar lo malo (ver 10-13). Es importante
evitar "las obras infructuosas de las tinieblas" (todo placer o actividad que derive en
pecado), pero debo ir un poco más allá. Pablo nos instruye a reprenderlos y denunciarlos
ya que a menudo nuestro silencio puede interpretarse como aprobación. Dios necesita
personas que defiendan lo bueno. Dondequiera que esté, debo hablar con amabilidad de
lo que es bueno y verdadero.
Vivir en la luz implica estar despiertos (ver 14), es decir, tener una actitud activa y
diligente en las disciplinas espirituales y la obra de Dios. Pablo apela a los efesios a que
despierten y se den cuenta de la condición peligrosa en la que algunos duermen. Esto es
un llamado para mi también, a no entrar en el adormecimiento y letargo, sino a estar
despierto y vigilante.

VIVIENDO POR EL PODER DEL ESPÍRITU (VER 15-20)


Vivir por el Poder del Espíritu nos lleva a vivir sabiamente pues los “días son malos”(ver
15-17), y al decir esto, Pablo comunica su sentido de urgencia debido a lo sutil que es lo
malo. Necesito el mismo sentido de urgencia porque también nuestros días son difíciles.
Debo mantener mis normas en alto, actuar sabiamente y hacer lo bueno, tanto como me
sea posible.
Vivir por el Poder del Espíritu implica llenarnos constantemente del Espíritu Santo (ver
18). Pablo contrasta la embriaguez con vino, lo que produce una "alegría" temporal, con
estar llenos del Espíritu, lo que produce un gozo duradero. La embriaguez con vino se
relaciona a la antigua manera de vivir y a los deseos egoístas. En Cristo tenemos un gozo
mejor, más alto y perdurable para curar nuestra depresión, monotonía o tensión. Lo que
importa no es la cantidad del Espíritu que tengamos, sino cuánto de nosotros tiene de
Espíritu Santo. Debemos someternos cada día a su dirección y sumergirnos en su poder.
Vivir por el Poder del Espíritu nos lleva a tener una actitud de alabanza (ver 19) y a ser
diversos en esta, es decir, usar diferentes expresiones para gozarnos en Dios.
Vivir por el Poder del Espíritu nos lleva a ser siempre agradecidos (ver 20). En los
momentos donde uno esta decaído es muy difícil dar gracias. Pero debo animarme y
recordar que Dios obra siempre para bien si le amamos y encajamos en sus planes.
Debo dar gracias a Dios, no por los problemas, sino por la firmeza que se edifica en mi
mediante las experiencias difíciles que me toca enfrentar. Puedo estar seguro de que el
amor perfecto de Dios me ayudará.

Relaciones guiadas por el Espíritu: El matrimonio (ver 21-33)

5.21, 22 A menudo, la palabra sumisión se usa mal. No significa convertirse en un una


persona de poco carácter. Cristo, ante quien se doblará "toda rodilla de los que están en
los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra" (Phi 2:10), sometió su voluntad al Padre y
honramos a Cristo al seguir su ejemplo. Cuando nos sometemos a Dios, tenemos buena
disposición de obedecer sus mandamientos relacionados con someternos a otros, o sea,
subordinar nuestros derechos a los de ellos. En una relación conyugal, ambos esposos
tienen el llamado a someterse. Para la esposa, esto significa sujetarse voluntariamente al
liderazgo de su esposo en Cristo. Para el esposo significa echar a un lado sus intereses a
fin de cuidar a su esposa. La sumisión rara vez es un problema en hogares en los que los
esposos mantienen una sólida relación con Cristo y en el que cada uno está interesado en
la felicidad del otro. 5.22-24 En los tiempos de Pablo, la mayoría de las mujeres, hijos y
esclavos permanecían sumisos a la cabeza de la familia, los esclavos hasta la obtención
de su libertad, los hijos varones hasta que crecían y las mujeres toda su vida. Pablo
enfatiza la igualdad de los creyentes en Cristo (Gal 3:28), pero no sugiere rebelarse
contra la sociedad romana para lograrlo. En cambio, aconseja someterse unos a otros por
elección: las esposas a los esposos y también los esposos a las esposas; los esclavos a
los amos y también los amos a los esclavos, los hijos a los padres y también los padres a
los hijos. Este tipo de mutua sumisión preserva el orden y la armonía en la familia,
mientras incrementa el amor y el respeto entre los que la integran. 5.22-24 Aunque
algunos distorsionaron las enseñanzas de Pablo relacionadas con la sumisión, dando
poder sin límites a los esposos, no podemos dar rodeos aquí; Pablo dice a las esposas
que deben someterse a sus esposos. El hecho de que una enseñanza no sea popular no
es una razón para descartarla. De acuerdo a la Biblia, el hombre es la cabeza espiritual
de la familia y su esposa lo acompaña en el liderazgo. Pero el verdadero liderazgo
espiritual es servicio. Así como Cristo sirvió a sus discípulos, aun al punto de lavar los
pies de ellos, también el esposo debe servir a su esposa. Un esposo sabio que honra a
Cristo no sacará ventaja de su papel, y una esposa sabia que honra a Cristo no procurará
menospreciar el liderazgo de su esposo. Si esto se toma en cuenta, se evitará la desunión
y la fricción en el matrimonio. 5.22-28 ¿Por qué Pablo dice a las esposas que se sometan
y a los esposos que amen? Quizás porque las mujeres cristianas, nuevas en Cristo,
hallaban que la sumisión era difícil; y los hombres cristianos, a la usanza romana, daban
poder sin límites a la cabeza de la familia, motivando que las esposas no se trataran con
respeto y amor. Naturalmente, tanto esposos como esposas, debieran someterse (5.21) y
amarse entre sí. 5.25ss Algunos cristianos piensan que la enseñanza de Pablo fue
negativa en relación con el matrimonio debido al consejo que dio en 1Co 7:32-38. Estos
versículos en Efesios, sin embargo, muestran una visión elevada del matrimonio. Aquí el
matrimonio no es una necesidad práctica ni una cura para el deseo sexual, sino una figura
de la relación entre Cristo y su Iglesia. ¿Por qué la aparente diferencia? El consejo de
Pablo en 1 Corintios se señala debido a un estado de emergencia durante tiempos de
persecución y crisis. El consejo de Pablo a los efesios es más el ideal bíblico para el
matrimonio. El matrimonio, para Pablo, es una unión santa, un símbolo viviente, una
preciosa relación que merece amor, atención autosacrificial. 5.25-30 Pablo reitera a los
esposos que amen a sus esposas, lo que no hace al pedir a las esposas que se sometan
a sus esposos. ¿Cómo debiera amar un hombre a su esposa? (1) Debiera estar dispuesto
a sacrificar cualquier cosa por ella. (2) Debiera buscar su felicidad como asunto de
primera importancia. (3) Debiera cuidarla como cuida su cuerpo. Ninguna esposa necesita
temer someterse a un hombre que la trata así. 5.26, 27 La muerte de Cristo santifica y
purifica la Iglesia. El nos limpia de la vieja manera de vivir del pecado y nos aparta para
un servicio santo especial (Heb 10:29; Heb 13:12). Cristo limpia la iglesia por el
"lavamiento" del bautismo. A través del bautismo nos preparamos para formar parte de la
iglesia, así como las novias del Cercano Oriente antiguo se preparaban para el
matrimonio con un baño ceremonial. Es la Palabra de Dios la que nos limpia (Joh 17:17;
Tit 3:5). 5.31-33 La unión de esposa y esposo combina dos personas de tal manera que lo
insignificante no puede afectar a uno sin que también afecte al otro. La unidad en el
matrimonio no significa pérdida de personalidad en la personalidad del otro. En cambio,
significa cuidar del cónyuge como se cuida uno mismo, incluye captar las necesidades del
otro por anticipado, es ayudar a que la otra persona llegue a ser la totalidad de lo que
pueda llegar a ser. La historia de la creación narra el plan de Dios, en el que los esposos
debieran ser uno (Gen 2:24) y también Jesús se refiere a este plan (Mat 19:4-6).

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