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Introducción
Mucho se ha dicho acerca de lo que significa la democracia, dentro del orden social.
Se puede desmenuzas desde su definición etimológica y llegar hasta la profundidad
más intrínseca de cuerpo de la democracia. A continuación, se exponen ciertos
rubros que se consideran importantes para la lectura general del texto, haciendo
énfasis en la democracia política.
Por otra parte, Sartori (1993), nos señala que la forma más positiva de la democracia
directa es aquella que, sugiere “inmediatez de interacciones, es una relación directa,
cara a cara (o casi) entre verdaderos participantes” (1993:78).
Bobbio, N (1992), nos da otra mirada de la democracia directa, donde indica que,
“el precio que se debe pagar por el compromiso de pocos es frecuentemente la
indiferencia de muchos. Nada es más peligroso para la democracia que el exceso
de democracia (1992:20)”.
Dejando de lado la lectura de Sartori, pero retomando lo que llama “lo que no es
Democracia”, se destaca el protagonismo del totalitarismo que en palabras de
Agamben, G (2004) que:
“puede ser definido, en este sentido, como la instauración, a través del estado de
excepción, de una guerra civil legal, que permite la eliminación física no sólo de los
adversarios políticos sino de categorías enteras de ciudadanos que por cualquier
razón resultan no integrables en el sistema político. Desde entonces, la creación
voluntaria de un estado de emergencia permanente (aunque eventualmente no
declarado en sentido técnico) devino una de las prácticas esenciales de los Estados
contemporáneos, aun de aquellos así llamados democráticos.” (Agamben, G,
2004:25)
La lectura de Vargas Llosa, nos sugiere varios focos a considerar, las dos más
importantes son: México atraviesa (o atravesó) un proceso dictatorial y es en
esencia perfecta. México jamás ha sido una dictadura, todos sus procesos
(partiendo desde el siglo XX) han sido por la vía electoral del ciudadano mexicano,
con un sin fin de partidos políticos lo que sugiere la un proceso intimo con la libertad
de elección del sufragio del ciudadano mexicano.
Por otra parte, el hecho de que el PNR del ya lejano 1929 estuviera al mando hasta
el 2000 y su nueva reaparición en el siglo XXI, los métodos como el “dedazo”, la
caída del sistema electoral que contabiliza los votos, los múltiples crímenes
cometidos como en Octubre de 1968, las desapariciones forzadas y asesinato de
candidatos y que desestabilizan al país; nos sugiere que ese Estado-nación que se
guía por la democracia representativa es en realidad un estado represor y una
dictadura.
Si bien en los Estados Unidos Mexicanos, desde hace casi un siglo el poder no se
toma por vía armada, esto no significa que no se ocupara la fuerza represiva para
mantener el “orden”, ejemplos hay muchos, a destacar está, el movimiento
ferrocarrilero de 1958, Movimiento estudiantil de 1968.
El Estado represor veía con el nuevo siglo a nuevas y viejas víctimas. El mundo
indígena, transgredido por la empresa privada, miles de mineras acabando con su
vida social y cultural; el estado reduciéndolos a un objeto folclórico. El narcotráfico
vivía una nueva etapa junto al estado panista una vez este le declaro una guerra,
así el Ejercito salía a hacer frente, menguando a los mexicanos desde múltiples
áreas. Estas y demás acciones, hicieron cuestionar la eficacia del poder e turno;
uno represivo y que ponía al final el distinto, poniendo en riesgo los Derechos
Humanos de cientos de mexicanos.
El nuevo PRI, resurgía en 2012, cambios en el sistema del partido y el ejercicio del
poder no cambiaron. El estado represor continúo en Ayotzinapa y la “esperanza de
“Mexico”, limitaría una nueva elección del PRI.
Han pasado casi dos años desde la elección de Andrés Manuel López Obrador, uno
de los más grandes candidatos de oposición, que dese 2006 ha buscado asumir el
mando del país, un “fraude electoral” y casi 15 años de campaña han abonado para
que los ciudadanos vean en él una esperanza de democracia real, un verdadero
cambio, la “regeneración nacional” como lo sugiere el partido que fundo y abandera.
Su persona se configuro a un ser casi mesiánico del orden político. Sumado al
vínculo intimo que formo con los sectores más marginales, indígenas, pobres
obreros, e incluso algunos movimientos sociales.
El discurso, de acabar con la corrupción y del inicio de una nueva etapa de la vida
pública, según su discurso una cuarta transformación; abalanzo a una gran cantidad
de ciudadanos, la elección con más votantes de la historias electoral, le daría el
puesto del Ejecutivo y llenaría los curules y escaños del país con su partido, el
Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), accedía al poder.
En el camino, una nueva etapa de la democracia tomaba rumbo, la sutilidad y forma
de gobernar, ponen sobre la mesa las distintas formas del ejercicio de la
democracia, la libertad de expresión y demás acciones que ponen en juicio el rumbo
de la “4T”. Un factor, que incide e incidirá en los distintos órdenes sociales, como el
ejercicio democrático, es la pandemia del coronavirus, que supone un desbalance
en el orden mundial y desde luego e Mexico.
A partir del origen de una nueva enfermedad desconocida en diciembre del 2019,
en Wuhan, China; las dinámicas sociales y culturales se han visto afectadas de “pies
a cabeza”, una de tantas tiene que ver con las dinámicas políticas y Estado-nación,
especialmente se hará énfasis en el{ estado Mexicano, el cual a día de hoy (20 de
mayo), se encuentra en los puntos más altos de contagios y de fallecimientos, que
está íntimamente ligado con la acción del gobierno y del “pueblo”. Lejos de explicar
que es el SARS_CO-V-2, se pone atención en las dinámicas del Estado y sus
prácticas democráticas, antes, durante y el futuro de esta después de la
contingencia sanitaria. En este sentido se dará un recorrido puntual en el accionar
de la “Cuarta trasformación”
Si bien, probablemente, durante todo este tiempo hemos vivido bajo un totalitarismo,
regresando al juego de la “dictadura perfecta”, es posible que se encarezca o que
surja una cara nueva y más sofisticada del ejercicio del poder en Mexico, por los
puntos antes señalados, una etapa más cruda y directa se pueden ver a lo lejos. O
talvez solo sea una hipótesis que nunca se compruebe porque no sucederá. Esto
nos lleva a recordar lo que Agamben, G (2004:25) o Sartori define como
totalitarismo, “denota el encapsulamiento de toda la vida asociada dentro del
Estado, el dominio capilar del poder político sobre toda la vida extra política del
hombre” (Sartori, g, 1993:127). La “nueva realidad” como se ha bautizado a la post-
pandemia, es incierta pero parece darnos señales de su destino en el rubro
democrático del Estado mexicano.
Bien menciona, Zibechi, R (2020), que “el militarismo, el fascismo y las tecnologías
de control poblacional son enemigos poderosos que, aunados, pueden hacernos un
daño inmenso, al punto de revertir los desarrollos que han tejido los movimientos
desde la anterior crisis.”(2020:118)
Conclusión
Sin embargo, desde casi los primeros días de la gestión, el fantasma del que se
pensaba ya “muerto”, Estado represor rondaba y se colaba de nuevo al ejercicio
democrático; la Guardia Nacional, su primer arma; la segunda la creación de
aparatos de censura y señalización, las múltiples categorías y la profundización de
la polarización del “pueblo”.
Bibliografía
Sartori, G. (1993). ¿Qué es la democracia? México: Editorial Patria. Cap. VII Y VIII
PP. 115-153