La retroalimentación o feedback consiste en comunicar información a otros acerca de cómo
percibimos su comportamiento y cómo nos afecta a nosotros o a los resultados de la ejecución de una tarea. Su traducción al castellano es “retroalimentación” o “retroinformación”.
Para un buen manejo de la retroalimentación se debe proceder del siguiente modo:
Que sea descriptiva de comportamientos, hechos o datos.
Dirigirla a un comportamiento que sea realmente susceptible de cambio y mejora del receptor. El mensaje debe ser claro, focalizado y conciso. Hacerlo directamente y no a través de terceras personas. Que sea positiva, respetuosa, constructiva, orientado a presente y futuro: también hay que resaltar lo bueno, no solo lo malo. Decir que algo está mal no informa sobre cómo mejorarlo. Hay que concretar lo que sería adecuado y dar pautas para conseguirlo. Comprobar la recepción y comprensión completa del mensaje por parte del receptor, preguntándole al respecto. Cuando su contenido es de carácter negativo ha de hacerse en privado.
Para que el feedback sea eficaz es importante tener presente unas recomendaciones básicas:
1. El feedback debe estar orientado a comportamientos, hechos, datos, no a juicios,
interpretaciones o suposiciones. Si por ejemplo le decimos a alguien “no me gusta tu manera de hablar”, ello no es modificable y producirá más frustración; si por el contrario le decimos “no debes hablar tan alto”, sí es un comportamiento modificable. 2. Centrar la atención sobre las fortalezas de la persona, sus áreas de éxito y su desempeño favorable. A continuación, revisar posibles áreas de mejora y determinar planes de acción en entrenamiento y desarrollo. 3. El feedback debe ir dirigido a un aspecto o comportamiento susceptible de ser modificado por el receptor, si así lo desea. 4. Debe ser concreto y preciso, evitando dar información difusa; no es de utilidad decir; “estás poco integrado en el equipo”. Por el contrario, sí sería útil decir: “habitualmente no compartes la información con tus compañeros”. Hay que evitar rodeos, malos entendidos y evasivas. 5. Hemos de realizarlo de forma personal y directamente, no a través de terceros. Cuando su contenido es crítico ha de hacerse a solas. No sería útil decir; “los de arriba creen...”. Será realmente útil plantearlo con el “yo creo....”. 6. Ha de ser en el lugar y el momento oportuno. A ser posible, hay que realizar el feedback inmediatamente después del comportamiento en cuestión, o más tarde cuando los acontecimientos así lo aconsejen, si el emisor necesita cierto tiempo para calmarse, ...; “si te parece bien, este tema lo hablaremos esta tarde en mi despacho”. 7. Es más efectivo que sea solicitado o, al menos en cierta medida deseada por el receptor, a que le sea impuesto. Tenemos que comprobar la recepción y comprensión completa del mensaje por parte del receptor, preguntándole al respecto. Un feedback eficaz sería: “¿Entiendes a lo que me refiero cuando digo que me envías un mensaje ambiguo?”.