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OXIGENOTERAPIA

La oxigenoterapia es el uso del oxígeno con fines terapéuticos. El oxigeno para uso medicinal
debe ser prescrito y debe administrarse de forma correcta y segura. El suministro de oxigeno
suplementario tiene como objetivo prevenir hipoxemia así como tratar y prevenir los síntomas
y las complicaciones de la misma. Es necesario que la oxigenoterapia se complemente con
estrategias adicionales, ya que una baja disponibilidad de oxígeno a los tejidos puede tener
distintas etiologías.

Ante un paciente con sospecha de hipoxia, no se justifica esperar la determinación de gases


arteriales para tomar la decisión de iniciar el suministro de oxígeno como primer estrategia de
tratamiento. La cianosis central es un signo que se presenta cuando la PaO2 es < 50 mmHg y la
saturación de hemoglobina es < 85%. Aun cuando esta mejore o desaparezca como
consecuencia de la oxigenoterapia, es deseable evaluar la respuesta de manera integral con la
evolución global del paciente al tratamiento, así como con oximetría de pulso y gasometría,
después de lo cual se determinarán la o las causas de hipoxia y se establecerán las estrategias
más convenientes.

Sistemas de Alto flujo:


Es aquel en que el flujo de oxígeno y la capacidad del reservorio son suficientes para
proporcionar el volumen minuto requerido por el paciente, es decir, el paciente únicamente
respira el gas suministrado por el sistema. La mayoría son sistemas Venturi. Estos sistemas
siguen el principio físico de Bernoulli, que indica que un flujo gaseoso a alta velocidad por un
conducto estrecho produce una presión subatmosférica lateral a la salida del conducto que
facilita la entrada de aire atmosférico a dicho conducto. Por lo que, variando el tamaño de los
orificios se podrá variar de forma fija la FIO2 (fracción de oxígeno inspirado) mientras que la
variación en el flujo modificará el volumen total de gas suministrado por el sistema.

Las ventajas de los sistemas de alto flujo es que la FIO2 administrada es constante y predecible
y no está influenciada por el patrón ventilatorio del paciente y además, dado que entra aire
atmosférico, la temperatura y la humedad del gas inspirado están asegurados. Por ello no es
imprescindible la humidificación, eliminando un riesgo de transmisión de infección (siempre
que se trate de concentraciones bajas).

Dentro de este grupo encontramos:

 Los equipos con sistema Venturi (los más utilizados).


 Las conexiones en T con depósito de reserva.
 Las máscaras de CPAP.
 Las tiendas faciales de oxígeno.
 Los ventiladores mecánicos.

Sistemas de bajo flujo:


Estos sistemas no son capaces de proporcionar todo el volumen minuto requerido por el
paciente y por lo tanto parte del volumen corriente inspirado debe provenir del aire
atmosférico. Permiten disponer desde concentraciones bajas de oxígeno a concentraciones
altas, pero lo llevan a cabo con flujos inferiores a las demandas del paciente. Cualquier
concentración de oxígeno entre el 21 y el 80% puede ser administrada por este sistema. La
fracción de oxígeno inspirado variará en función del flujo inspiratorio, la ventilación minuto y
los cambios en el flujo de oxígeno.

Por ello la F1O2 de estos sistemas no es contante ni predecible. A mayor corriente frecuencia
respiratoria y mayor volumen corriente, menos FIO2.

Los sistemas de bajo flujo son los siguientes:

 Cánulas nasales.
 Sonda faríngea.
 Mascarillas con reservorio.

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