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Los seres vivos pueden sufrir graves consecuencias dependiendo al tiempo en

que estén expuestos a gases que lentamente van perjudicando sus


organismos. Estos suelen pasar desapercibidos y se pueden encontrar en sitios
muy comunes.

Los niveles de contaminantes en el aire varían en función de la ubicación y de


las condiciones ambientales.

El ozono, que es el componente principal de la bruma industrial, es un fuerte


irritante pulmonar. Los niveles tienden a ser más altos en verano, en
comparación con otras temporadas, y relativamente mayores al final de la
mañana y al comienzo de la tarde, en comparación con otros momentos del
día. Las exposiciones a corto plazo causan dificultades respiratorias, dolor
torácico e hiperreactividad de las vías respiratorias. Los niños que realizan
actividades al aire libre los días en que la contaminación por ozono es alta son
más propensos a desarrollar asma. La exposición prolongada al ozono causa
una pequeña disminución permanente de la función pulmonar.

La quema de combustibles fósiles con alto contenido de azufre puede crear


partículas de ácido que son fácilmente depositadas en la vía respiratoria
superior. Estas partículas, llamadas óxidos de azufre, pueden causar que las
vías respiratorias se inflamen y se estrechen, lo que provoca síntomas como
dificultad respiratoria y aumenta el riesgo de bronquitis crónica.

La contaminación del aire por partículas procedentes de la combustión de


combustibles fósiles (especialmente diésel) pueden causar inflamación de las
vías respiratorias o pueden afectar otras partes del cuerpo, como el corazón.
Los datos de algunos estudios sugieren que la contaminación atmosférica por
partículas aumenta las tasas de muerte por cualquier causa, especialmente por
trastornos cardíacos y pulmonares.

El cloro, fosgeno, dióxido de azufre, sulfuro de hidrógeno, dióxido de nitrógeno


y amoníaco, pueden liberarse de repente a causa de un accidente industrial e
irritar gravemente los pulmones.
El cloro y el amoníaco se disuelven con facilidad e irritan la boca, la nariz y la
garganta. Las zonas más periféricas de los pulmones se ven afectadas cuando
se inhala profundamente.
Los gases radiactivos, que pueden ser liberados por accidente en un reactor
nuclear, pueden provocar cáncer de pulmón y otras formas de cáncer que
pueden aparecer años después de la exposición.
Otros gases inhalados pueden causar una intoxicación general (incluyendo
dificultad para respirar), ya que son tóxicos para las células del organismo
(como el cianuro) o porque desplazan el oxígeno de la sangre y por lo tanto,
limitan la cantidad de oxígeno que llega a los tejidos (como el metano o el
dióxido de carbono).

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