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Todos coincidimos que hay formas dignas de tratar un cuerpo humano y cosas
que no se deben hacer con el cuerpo de una persona muerta, dice Gustavo Milla,
y pone como ejemplos la necrofilia o el acto de sumergir un cadáver en ácido para
desaparecerlo.
Pero, aunque todos estemos de acuerdo en eso, la cuestión del valor moral del
cadáver de un ser humano presenta ciertos desafíos a las teorías sobre el estatus
o el valor moral y a las teorías sobre la dignidad.
El filósofo explica que tener estatus o valor moral significa tener un valor diferente
y mayor al resto de las cosas en la naturaleza, tener una posición de importancia
o, en un sentido más fuerte, tener derechos. El valor moral impone un trato
respetuoso y ciertas obligaciones morales. El problema es que no está muy claro
con base en qué teoría un cadáver debería tener valor moral.
Otra teoría establece que el valor moral está dado por las capacidades cognitivas
de racionalidad y conciencia, pero los cadáveres tampoco cumplen con esa
característica. Una tercera teoría dice que la base es la agencia moral, pertenecer
a una comunidad moral y tener intereses, pero los cadáveres han dejado de tener
intereses. Una cuarta teoría propone que todos los seres humanos tienen valor
moral. Esta teoría sí contempla a los cadáveres, pues aun sin vida siguen siendo
humanos.
El problema, según Gustavo Milla, es que, bajo esta teoría, los animales no
tendrían valor moral y los cigotos sí tendrían valor moral, lo cual es un problema
en temas como el maltrato animal, el aborto o la reproducción asistida. Además,
no explica por qué pertenecer a determinada especie tiene valor moral, a menos
que se incluyan criterios externos como la racionalidad, que ya es una mezcla de
teorías.
Pensamos que las personas que tienen relaciones con un individuo que ha
fallecido tienen obligaciones hacia un cadáver. Pensamos que la familia tiene un
derecho sobre el cuerpo y, de hecho, ellos tienen la última palabra de lo que
sucede en los procesos de donación de órganos o cuerpos. No es fácil explicar
por qué creemos eso, pero así es, señala Gustavo Milla.
No obstante, esto tiene una objeción clarísima, hay personas con las que no
tenemos ninguna relación y, sin embargo, pensamos que su cuerpo merece
respeto. No da cuenta del valor intrínseco de los seres.
El filósofo dice que no tiene una respuesta clara, pero que es importante
reflexionar y llegar a una teoría consistente del valor moral, pues de no tenerla se
corre el riesgo de tratar injustamente a seres que tienen valor moral, pero a los
que no se les reconoce.
El trato digno al cadáver es mostrar respeto por el ser humano como sujeto de
estudio, comprender que sigue siendo un ser humano y jamás llegará a ser un
objeto. También, interiorizar el concepto de la dignidad humana que trasciende al
momento de la muerte. Por último, recordar que las imágenes y videos de las
prácticas con cadáveres no deben estar en redes sociales. Ustedes son
privilegiados por tener prácticas con éstos porque son pocas las universidades
que pueden hacer eso