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TABLA DE CONTENIDO
4. Entre al descanso
He esperado con expectación la impresión del libro de Trina, La Palabra sanadora de Dios. Las
declaraciones que salen de la boca de Dios son:
"Yo soy el Señor que te sana. He enviado Mi Palabra para sanaste y librarte de todas tus
destrucciones" (Éxodo 15:26 y Salmos 107:20).
Para que el regalo de las Palabras Sanadoras de Dios sea completo, estas tienen que ser recibidas
con un corazón agradecido. Las palabras escritas en este libro vienen a usted de un corazón que ha
probado la fidelidad del Padre Dios, y ha comprobado que Sus promesas son verdaderas. Ella es un
testimonio de la compasión de Dios para sanar y restaurar.
Esta esperanza que El le da, es su expectativa confiada y gozosa de que las promesas de Dios se
cumplen en su vida. Su esperanza es la imagen de las promesas de Dios, pintadas en el lienzo de su
mente, a través del cual usted extiende su mano en fe, y las hace suyas.
La Palabra sanadora de Dios es la prescripción perfecta para cualquier persona que enfrente un
problema de enfermedad. Leemos acerca de medicina de Dios en Proverbios 4:20-22, "Hijo mío,
está atento a ti palabras inclina tu oído a mis razones No se aparten de tus ojos, guárdalas en
medio de tu corazón, porque son vida para quienes las hallan, y medicina para todo su cuerpo". En
estos versículos queda claro que la Palabra sanadora de Dios se toma a través de sus ojos, sus
oídos y su meditación, lo cual involucra sus pensamientos y palabras. Las instrucciones prácticas y
útiles en este libro, no solo son el producto de un estudio diligente, sino que provienen de la
comprobación de la medicina divina que salvó la vida de Trina. Como su hermana menor, siempre
admiré a Trina y fui influenciada por su "hablar y actuar" en muchas áreas. He sido especialmente
inspirada al observar tomar la Palabra de Dios como medicina, y como palabra definitiva acerca de
su salud. El testimonio de Trina respecto al poderoso efecto de la Palabra sanadora de Dios, no
solo es exclusivo para ella, sino que, por el contrario, ¡es una muestra de lo que la Palabra de Dios
haría por cualquier persona que la tome!
Esta es una vieja canción que cantábamos en familia:
Cantaré de mi Redentor
Patsy Cameneti
Hermana de Trina
SECCIÓN UNO:
Cada año se invierten millones de dólares en el sistema de salud estadounidense y aún hay
personas que siguen sufriendo. Los estacionamientos que rodean los hospitales y los servicios
médicos, están llenos de personas que se aglomeran por horas en las salas de espera, para ver un
doctor. Hay clínicas de emergencia y farmacias con autoservicio que proveen mas facilidades para
los clientes. Hay nuevas terapias, drogas, tratamientos y cirugías para reparar, remover, y
reemplazar cualquier cosa que este estropeada, Las personas ajustan sus alarmas, y organizan sus
agendas para poder tomar sus medicinas, ¡porque les han costado una cantidad de dinero! Sin
embargo, algunos nunca son sanados
Esto no tiene nada de nuevo De hecho, hace miles de años, un bálsamo sanador se encontraba en
un lugar llamado Galaad, por el cual las personas viajaban grandes distancias para ser sanados.
"Galaad" significa una "fuente perpetua", y allí crecía cierto árbol del cual se toma el bálsamo
sanador.
Las personas iban a Galaad enfermas y quebrantadas, y durante el camino conocían a otros que
volvían de aquel lugar de estas aguas sanadoras, con nueva vida y energía. Sin embargo, algunos
no fueron sanados, porque rechazaron a Dios, quien es el Gran Medico. Ellos no tomaron la
medicina sanadora de Dios.
Cuando Jesús empezó a enseñar, fue abrumado por masas de personas que se le acercaban para
intentar tocarlo y ser sanados. Jesús les dio esperanza a aquellos que se habían dado por vencidos
con la medicina. Había quienes venían a escuchar y eran sanados.
La palabra griega usada muchas veces para hablar de sanidad es "therapeuo", que significa "aliviar
a enfermedad, curar, sanar", La gente no iba por curiosidad simplemente, a intentar y ver si eso
funcionaba". No, ellos venían y tomaban las palabras de Jesús. Ellos lo adoraron como a Dios,
esperando recibir, mientras actuaban acorde con lo que Él les decía, Esto era una terapia divina,
con la cual ellos recibieron sanidad divina.
En este libro, La Palabra sanadora de Dios, usted encontrara testimonios de cómo muchas
personas, incluyéndome a mí misma, hemos sido sanadas.
no solo al creer en la sanidad divina, sino al tomar las palabras sanadoras de Dios como medicina.
Hay un bálsamo sanador que se encuentra en las páginas de la Palabra de Dios, para cualquier
persona que simplemente medite y reciba este tratamiento. Es gratuito para todos, porque el
precio ya fue pagado por completo, y el medico siempre está presente.
Capítulo 1
EL PODER DE LA PALABRA
Toda mi vida había tenido problemas con mi salud. Las alergias y el asma hacían parte de mi vida
diaria. Mi mamá y mi papá hicieron todo lo que pudieron: intentamos las inyecciones contra las
alergias, medicina de mal sabor, tratamientos respiratorios y, también, mucha oración. Por
muchas noches papá me cargaba en su silla y oraba hasta que ambos encontrábamos el sueño.
La Iglesia en la que crecí, creía en el poder de la sanidad divina, y oraba por los enfermos. Yo
estaba acostumbrada a responder a los mensajes de sanidad. Lo único de lo que dudaba era de
cómo "obtener mi sanidad".
Pensaba que iba a sentirlo de un momento a otro, o que, si rogaba y lloraba, Dios lo iba a hacer
para mí. Me desanimé, y casi me doy por vencida con respecto a la sanidad. A la edad de dieciséis
años, algo sucedió que encendió un rayo de esperanza.
Una tarde, mis hermanas y yo nos sentamos en la cama a escuchar a un predicador en una cinta
grabada. Maravilladas, escuchamos como el predicador habla de la obra redentora de Cristo en la
cruz.
Siempre creí en lo que Jesús hizo, pero ahora estaba aprendiendo más. Entendí que Él fue hecho
maldición en la cruz por nosotros, y que la maldición que Jesús rompió incluye, no solo la muerte
espiritual, sino también la enfermedad.
Esa tarde, mis hermanas y yo empezamos a gritar al comprender, cómo Jesús había tomado la
maldición por nosotros en la cruz, y había derrotado a Satanás.
Él reclamó las llaves de autoridad y se las dio a la Iglesia (M 18:18.19). Jesús nos dio la autoridad, y
el derecho de usar Su Nombre.
Esto significaba que yo era libre de la maldición del asma, y que Dios no era quien me daba la
enfermedad. La verdad de Juan 10:10 entró en mí: “el enemigo (el diablo) sólo vino para robar,
matar y destruir: pero yo (Jesús) he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia".
Empecé a ver que la sanidad era algo que ya había sido comprado y provisto para mí por Jesús en
la cruz, y que podía recibirla a través de la fe.
No tenía que obtenerla, sino que Jesús ya la había obtenido por mí. Gracias a Dios, ese día entendí
que Dios había enviado Su palabra para sanarme.
Fue entonces cuando descubrí que tenía un papel que desempeñar para recibir mi sanidad. Mi fe
parecía tan pequeña y mi lucha fue grande, ¡pero ahora había esperanzas!
Jesús dijo que la Palabra de Dios es una semilla (Marcos 4:3-20). Una semilla natural tiene que ser
plantada y regada, para que pueda empezar a crecer y florecer. De la misma manera, la semilla de
la sanidad divina, puede ser plantada en su corazón cuando escucha y cree lo que dice la Biblia
sobre ella. Después, debe regar al hablarla en voz alta, a través de la meditación, y de la alabanza.
Al entender esto, me di cuenta que la semilla de la Palabra de Dios crecería, para producir sanidad
en mi cuerpo.
Isaías 53:4-5 fue una palabra de liberación para mí. Aprendí y me convencí de que Jesús no solo
llevó mi pecado, sino que también llevó todo dolor y enfermedad. Mientras estudiaba está
escritura, vi que, al ser golpeado y herido, Jesús "llevó" cada enfermedad y dolencia de la
humanidad, por cada golpe que recibió.
Al tomar nuestros pecados y enfermedades, Jesús los llevó, y los quitó. Como nuestro sustituto,
Jesús tomó nuestros dolores, enfermedades y dolencias. Gálatas 3:13 dice que Jesús se hizo
maldición por nosotros en la cruz. Eso me llevó a estudiar lo que incluye la maldición de la ley.
Salmos 119:130 dice, "La exposición de tus palabras alumbra...". Eso era exactamente lo que me
estaba sucediendo. Vi mi asma, junto con mi perturbación emocional, siendo levantados de mi
cuando Jesús los llevó en la cruz, dos mil años atrás.
Tenía una colección de escrituras de sanidad y confesiones en las que meditaba todos los días (son
las mismas escrituras que se encuentran en este libro).
Debido a que por algunas noches se me dificultaba respirar, la única manera en la que podía
conseguir aire era sentándome. Ahí fue cuando empecé a confesar estas escrituras. Empezaba
desde el principio y llegaba hasta el final, hablando en voz alta y permitiéndole a la imagen de la
sanidad divina imprimirse en mi mente y en mi corazón. Esto me tomaba casi una hora, pero al
final, el alivio llegaba.
¡Tomaba mi medicina para el asma y luego la medicina de Dios! Proverbios 4:20-22 dice acerca de
la palabra de Dios:
"Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos,
guardarlas en medio de tu corazón porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su
cuerpo.
¡Yo alabé, lloré, canté, reí, y dancé! Hice lo mejor que pude para actuar conforme a la Palabra. Y
todo ese tiempo, la semilla de fe para sanidad estaba creciendo.
LA FE ES UNA ACTITUD
Frente al pozo de Bethesda, Jesús le preguntó al hombre paralitico en Juan 5:6 (AMP), "quieres
ser sano? (¿Quieres seriamente ser sano?)". Este hombre había desistido de entrar en las aguas
de sanidad y tenía una actitud muy negativa, incluso sintiendo pena por sí mismo. Jesús no lo
compadeció, sino que le ordenó actuar en fe y levantarse. Aquí estaba el Sanador Mismo, de pie,
frente a él. Este hombre cambió súbitamente de actitud y se levantó, sanado.
En Lucas 13, se habla de una mujer que estaba encorvada y que no podía enderezarse. Jesús le
ordenó que fuera libre del espíritu de enfermedad. Ella no estaba poseída por un demonio, pero
este demonio se había prendido de su cuerpo. En el momento en el que Jesús le ordenó
marcharse al espíritu de enfermedad, su cuerpo fue liberado y la mujer pudo enderezarse. El habló
con autoridad y confianza, y los demonios lo reconocieron.
No todas las enfermedades son causadas por un demonio, pero si lo era en este caso.
Recuerde que no hubo ninguna enfermedad, dolencia, o desorden de cualquier tipo, sino hasta
que Adán pecó. Jesús apareció en escena, y demostró como los creyentes pueden usar su
autoridad, y desatar la unción para sanar. Es el ladrón quien viene a robar, matar y destruir, ¡pero
Jesús vino a dar vida en abundancia!
“El temor y la autocompasión son grandes Factores negativos, cuando se presentan la enfermedad
y la dolencia pueden ser echados fuera con la fe y la confianza”.
La fe tiene una actitud de valentía y, gracias a la Palabra, ¡yo estaba obteniendo esa actitud!
Al despertar una noche con un ataque de asma ataque de asma, una "ira santa", en contra de ella,
surgió de mi corazón. ¡Ya era suficiente ¡Escuché dentro de mí al Espíritu Santo, animándome a
que resistiera el espíritu de enfermedad, en voz alta, y a que le ordena que se fuera! Santiago 4:7
dice, "... resistid al diablo y huirá de vosotros". Primera de Pedro 5:9 dice que lo resistamos
firmes en la fe. Yo estaba actuando conforme a Marcos 11:22-23, hablándole a la montaña de la
enfermedad.
Comencé a alabar y adorar a Dios con todo mi corazón. Esa noche mi salud empezó a mejorar,
hasta que el asma fue solamente un recuerdo del pasado.
Algunas personas son como el hombre que tenía el techo agujereado, y no vio la necesidad de
repararlo porque no estaba lloviendo. Pero cuando empezó a llover, ya era demasiado tarde:
había esperado demasiado y no podía arreglarlo. No espere hasta necesitar la sanidad, para
fundamentarse en la fe para la sanidad. En lugar de esto, edifique su fe para que, al llegar el día
malo pueda resistir, y acabado todo, estar firme (Efesios 6:13).
EL DIA "MALO"
En la tarde del domingo 7 julio de 1991, me ausente del servicio de mi iglesia con un fuerte dolor
de cabeza. Unos minutos después, sufrí un ataque. Gracias a Dios, esa noche en la iglesia, se
encontraban algunos doctores y otras personas del campo profesional médico, que actuaron
rápidamente para conseguir ayuda.
Una vez en el hospital, me hicieron muchos exámenes, y el diagnóstico era que tenía un tumor
cerebral inoperable. Mi esposo, Mark, se paró firme en la Palabra y decidió no temer, sino creer. Él
puso un letrero sobre la puerta de mi habitación que decía, "no se permite la duda". También
colocó a una dama junto a mi puerta, con una lista de personas a las que les era permitido entrar.
Solo podían ingresar aquellos que tenían un fuerte espíritu de fe.
En tiempos de crisis, lo que realmente hace la diferencia, es la compañía de personas con las que
usted pase su tiempo. Usted necesita estar rodeado de personas que lo animen a confiar en Dios.
Esto va a determinar que usted obtenga la victoria o la derrota. Solo unas pocas personas eran
admitidas en mi habitación del hospital: personas con una fe fuerte. Cuando uno se encuentra
enfermo, es más sensible a las actitudes negativas de las personas que lo rodean. ¡La compasión,
así sea bien intencionada, es perjudicial para su fe y hasta puede matarlo! Jesús Mismo tuvo que
poner ciertas personas
fuera de donde se encontraba la niña, para mantener la fe en el lugar (Marcos 5:40) Usted no
necesita compasión, ¡Usted necesita apoyo!
Desde ese lunes al siguiente viernes me sometí a muchos exámenes, muchas lágrimas fueron
derramadas, batallas peleadas y alabanzas cantadas.
Estoy eternamente agradecida con mi familia y mis amigos, por orar fervientemente y alabar a
Dios con fuerza. A veces tomamos una guitarra y empezamos a cantar canciones acerca del poder
de la Palabra para sanidad Si no era momento de dormir, era momento de hablar la Palabra o de
alabar a Dios. La televisión se mantuvo apagada, y todas las conversaciones estaban llenas de fe en
Dios. ¡Estábamos en una batalla de fe y no era el momento de perder el tiempo en otras cosas!
¡La compasión, así sea bien intencionada, es perjudicial para su fe, y hasta puede matarlo!
Ellos se quejaban del menú de mana y de las difíciles vidas que estaban llevando.
Debido a su actitud, unas serpientes venenosas empezaron a morderlos hasta que clamaron a
Moisés por ayuda. Cuando oraron sobre lo que debían hacer, Dios les dijo que hicieran una
serpiente de bronce y la pusieran sobre una asta. Cuando las personas la veían, vivían y no morían
Piense acerca del esfuerzo que les tomaba a ellos quitar su mirada de las serpientes, y enfocarse
en la serpiente de bronce. Las serpientes estaban arrastrándose por todas partes y mordiendo a
todas las personas, excepto quienes siguen mirando la asta. Imágenes a los padres gritándoles a
sus hijos, "¡no mires a la serpiente! Solo dirige tus ojos hacia lo alto y vivirás:
Esta es la misma seriedad con la que tenemos que mantener nuestro enfoque en la Palabra. Ponga
sus ojos en ella, siga hablando y vivirá.
La Biblia Amplificada dice en Números 21:9 que, cualquiera que mirara la asta "de forma atenta,
expectante, con una mirada absorbente y fija", vivía. Su esperanza y expectativa solamente
estaban enfocadas en la serpiente de bronce, que es un símbolo de Jesús siendo levantado en la
cruz.
Eso fue exactamente lo que hicimos por cinco días en la habitación del hospital. Mantuvimos
nuestro enfoque en la Biblia, la cual alimento nuestra fe. Nuestras expectativas estuvieron
solamente puestas en Dios.
Salmos 62:5
El viernes llegó, y se hicieron los preparativos para la cirugía que determinaría si el tumor es
cancerígeno. A mi esposo le comunicaron las complicaciones que podrían resultar de esta cirugía,
y se le advirtió sobre una posible parálisis u otros daños cerebrales. Desde la perspectiva médica,
el futuro parecía sombrío, y presentaron la posibilidad de otra cirugía experimental en Atlanta o
Dallas. ¡Gracias a Dios por el escudo de la fe!
Aquellas palabras de los médicos nunca penetraron mi conciencia, ni nos movieron de nuestro
lugar de confianza en Dios.
EL PODER DEL GOZO
Dios es quien obra; nosotros somos los que creemos. Después de veinticinco años, y de intentar
lograr un milagro a su propia manera, Abraham alabó a Dios hasta que su fe fue lo suficientemente
fuerte.
(Romanos 4:20), y la risa e incredulidad de Sara fueron cambiadas por una risa de fe (Génesis
21:6; hebreos 11:11). Juntos, recibieron a su hijo prometido y lo llamaron Isaac, que significa risa.
Dios habita en nuestras alabanzas, y es en esa atmósfera donde los milagros ocurren. Había paz en
mi mente y gozo brotando desde mi interior. La risa, era el gozo del Señor.
Recuerdo estar acostada en la cama, dirigiéndome a la cirugía, riéndome del aparato que habían
puesto en mi cabeza para ayudarles durante la cirugía. No tenía ningún temor o preocupación,
sólo paz. Hay algo grande en un poco de risa. Esto funciona como medicina.
El corazón alegre constituye buen remedio; más el espíritu triste seca los huesos.
Proverbios 17:22
Un corazón alegre hace un cuerpo saludable... Traducción Básica
Un corazón alegre es excelente medicina, un espíritu deprimido desgasta los huesos. JER
Job 5:22 dice, "de la destrucción y del hambre te reirás...”. Creo que, en ese mismo momento, ¡el
Espíritu Santo empezó una operación sobrenatural! ¡Él es el poder que levantó a Cristo de los
muertos, y Él es quien confirma la Palabra con señales que lo siguen y trae un gozo inefable, lleno
de gloria! ¡La gloria es el poder manifiesto de Dios, que destruye las obras del diablo!
Primera de Juan 3:8 dice, "... para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo", la palabra "deshacer" en este versículo es luo, que significa: destruir, desatar, y disolver: o
derretir.
El poder de Dios puede destruir cualquier obra de Satanás. Esto era lo que Jesús estaba haciendo
en hechos 10:38, "cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo
éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba
con él".
¡Yo creo que el gozo y la risa liberan el poder del Espíritu Santo, para hacer una operación de otra
índole!
¡el gozo y la risa liberan el poder del Espíritu Santo, para hacer una operación de otra índole!
SANADA POR EL PODER DE DIOS
Horas después de esperar los resultados de la operación, Mark fue abordado por un doctor que se
veía contento pero desconcertado. Le dijo que había explorado repetida y minuciosamente
buscando un tumor, ¡pero que ya no estaba allí! ¡Tuvimos una confirmación médica de una
operación espiritual!
Volví a casa después de unos días para recuperarme de los efectos de la cirugía, incluyendo una
ligera parálisis. Cada día de recuperación tuvo sus luchas, pero tenía la seguridad de que lo que
Dios había comenzado, lo iba a terminar. ¡La Palabra siguió siendo el enfoque central de mi
atención y Mark me ayudó a mantener la Palabra y la alabanza en mi boca!
Unas semanas después de la sanidad, el hermano Kenneth E. Hagin nos dio un consejo muy
valioso.
Nos dijo que muchas veces la sanidad se pierde en un contra ataque, y que es por eso que
debíamos mantenernos firmes en lo que Dios ha hecho.
Esta batalla involucra derribar argumentos tales como los pensamientos sobre una recaída, y
parálisis permanente causada por la operación misma. ¡La buena noticia, es que el Espíritu Santo
va a acompañarlo hasta que finalice completamente la batalla!
De nuevo, Él envió Su palabra justo a tiempo. Nahum 1:9, en la Versión Amplifica es por lo que
empezamos a regocijarnos. Dice: "El hará consumación, la tribulación no se levantará por
segunda vez".
1. Ella dijo: "Si puedo tocar a Jesús, sé que voy a ser sanada".
Yo me identifiqué con ella y, al leer de nuevo esta historia en el libro de Marcos, algo me llamó la
atención. Después de tocar a Jesús y contarle su historia, Él le dijo estas palabras: "Hija, tu fe... ha
restaurado tu salud. Ve (entra) en paz y sé continuamente sana y liberada de tu (problema en tu
cuerpo) enfermedad". Marcos 5:34, AMP. El Espíritu Santo me dijo:
Muchas veces, en el ministerio de Jesús, las personas eran sanadas a su paso. Yo había
experimentado el milagro, ahora necesitaba permanecer en una posición de fe y descansar hasta
que fuera completamente restaurada y libre de todos los medicamentos. La sanidad es un proceso
sobrenatural desde el principio hasta el final. Yo entendí que la paz de Dios no es pasiva, sino
activa. Filipenses 4:7, en la Biblia Amplificada, dice que la paz va a "guardar vehementemente su
corazón y su mente".
La paz de Dios es una fuerza espiritual y guardó mi mente, mi voluntad y mis emociones,
enfrentando la batalla en mi lugar. Hasta el día de hoy, soy sana y completa, y estoy
continuamente experimentando el poder sanador de Dios y su paz. Aprendí que la misma fe que
me sanó, hará que permanezca sana.
Oro para que usted pueda aferrarse al poder de la Palabra de Dios para sanarlo, y que pueda
entender que la sanidad fue comprada para usted en la muerte, sepultura, y resurrección de
Cristo. Que sea restaurada la salud por medio del poder que resucitó a Cristo de los muertos.
Lo animo que estudie los siguientes capítulos detenidamente, Usted tendrá una experiencia
personal con Dios, mientras medita en Su Palabra acerca de la salud y la sanidad. ¡Él envió Su
palabra para sanarlo! Hay esperanza en la Palabra de Dios, sin importar cual sea su caso.
Tal vez los doctores o aquellos que lo rodean no le hayan dado ninguna promesa de recuperación.
Tal vez pareciese que su vida no fuera a cambiar.
Quiero ofrecerle esperanza en la Palabra de Dios. Tome esta promesa nos ha sido dada en
Jeremías 30:17 (AMP), "Porque yo restauraré salud a vosotros, y sanaré vuestras heridas". La
Biblia del Mensaje lo dice de esta manera, "En cuanto a ti, vendré con sanidad, curando lo
incurable, porque todos se han rendido contigo y no te dan esperanza".
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como
prospera tu alma 3 de Juan 2
PUNTO DE MEDITACIÓN:
PUNTO DE ACCIÓN:
Hijo mio, está atento a mis palabras; inclina tu oido a mis razones. No se aparten de tus ojos;
guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su
cuerpo.
PROVERBIOS 4:20-22
Capítulo 2
Meditación Bíblica:
La medicina de Dios
COMO MEDITAR
¿Ha imaginado alguna vez un escenario mental donde ocurre algo trágico? En cuestión de
segundos habrá alcanzado un estado de pánico que le elevará la presión arterial, y hará palpitar
rápidamente su corazón. Ese es el resultado de meditar en lo incorrecto. Conocemos los efectos
del pensamiento equivocado, pero solo imagine el poder de pensar en la Palabra de Dios o en Sus
pensamientos. Jeremías lo expresa así:
Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra fue el gozo y la alegría de mi corazón.
Cuando tus palabras aparecieron, yo las comí, y las engullí enteras. ¡Qué banquete!
Tus palabras son las que me sostuvieron, son alimento para mi alma. Taylor
El diccionario define así la palabra meditar: hablar con uno mismo, murmurar, reflexionar.
Es una conversación interna y externa. Meditar significa estudiar, masticar, pensar, reflexionar,
reflejar, rumiar, y especular.
La meditación cristiana no es sentarse en el piso con las piernas cruzada emitiendo algún sonido y
vaciando su mente. Es una relación con la Palabra de Dios. Si sabe cómo preocuparse o si ha sido
ofendido, entonces usted sabe cómo meditar de una manera negativa. Entonces piensa sobre lo
que habría podido suceder, lo que está sucediendo, y especula sobre los resultados. ¡La
preocupación incluso afecta su cuerpo y sus emociones!
David dominó el arte de meditar respecto a lo que él llamaba "la ley del Señor". En Salmos capítulo
uno se muestra el deleite, disciplina y bendición que siguen a una persona que medita de día y de
noche en la Palabra de Dios. El resultado de ese estilo de vida es el siguiente: "Será como a
plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo
que hace, prosperará", Salmos 1:3. La palabra hebrea meditar, en el versículo dos de este
capítulo, es "hagah".
La Biblia la Vida llena del Espíritu tiene esta nota: Hagah representa algo que no se parece a la
palabra "meditación", que puede solamente ser ejercicio mental. Sin embargo, en el hebreo,
meditar acerca de las escrituras, repetirlas silenciosamente con un sonido suave, con un zumbido,
mientras se abandonan repentinamente todas las distracciones externas. De esta tradición viene
un tipo especializado de oración judía llamada "Davar". que significa recitar textos, orar oraciones
intensas, o perderse en comunión con Dios mientras se está arrodillado o meditando.
Evidentemente, esta forma dinámica de meditación oración viene desde el tiempo de David.
La meditación puede compararse con la alimentación. Mi suegra era la persona más lenta para
comer que yo hubiera conocido. Empezábamos juntas nuestra comida y dos horas después ella
seguía masticando. Ella me contaba sobre los beneficios de comer lentamente. Los médicos dicen
que se debe masticar la comida 32 veces antes de pasarla, y que la digestión empieza en su boca
donde la comida se descompone, antes de ser ingerida.
La Palabra de Dios está hecha para ser comida y es alimento de fe. "No solo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”, Mateo 4:4.
La fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios (Romanos 10:17) y tiene que ser digerida para
ser eficaz.
Cuando un niño se alimenta la primera vez por sí mismo, puede suceder que tenga comida en el
pelo, o que la deje caer por todo el piso; sin embargo, solo la comida que entre en su boca y se
ingiera, es la que lo alimenta. Cuando medita en la Palabra sanadora de Dios, esta Palabra entra
por sus ojos, sus oídos, y su boca. Una vez entra a su boca usted empieza a digerir. Y es ahí donde
le traerá salud a todo su cuerpo.
La medicina que Dios prescribe es Su Palabra. Muchos cometen el error de sustituir la ingestión de
la medicina de Dios, Su Palabra, por su creencia en sanidad. Ellos dicen, "yo creo en la sanidad", sin
tomar la medicina.
¿Qué bien les va hacer creer en el agua si no la toman? Van a morir de sed.
La Palabra de Dios es un agente sanador, al igual que la medicina natural lo es. Hay varios
paralelos entre la medicina Dios y la medicina natural. En otras palabras, la medicina en si contiene
la capacidad de producir sanidad.
La Palabra de Dios contiene dentro de sí la capacidad la energía, habilidad, y el efecto natural para
sanar su cuerpo.
Salmos 107:20 dice: "envió su Palabra, y los sanó, y los libró de su ruina". La traducción de
Fenton dice: "Envió su Palabra, y los sanó, ¡y los libró de su corrupción!”.
Proverbios 4:22 dice "porque son vida (la Palabra de Dios) a los que las hallan, y medicina a todo
su cuerpo”.
Hay cuatro pasos sencillos que extraen el poder contenido en la Palabra de Dios, y traen sanidad a
cualquier persona.
Isaías 55:10,11 dice que la Palabra va a cumplir y llevar a cabo aquello para lo que ha sido enviada.
La Palabra en sí tiene el poder de producir lo que dice. Así como cuando Dios dijo en Génesis,
"hágase la luz", y hubo luz.
Hebreos 4:12 dice, "la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos
filos: y penetra hasta partir el alma y el espíritu...". La traducción Weymouth dice: "El mensaje
de Dios está lleno de vida y poder.". La traducción del Jordán dice: "La palabra de Dios está llena
de energía...". La clave para poder tomar parte de la vida y energía de sanidad en la Palabra, es
alimentarse de ella hasta que penetre su espíritu y active esa vida y energía.
2. Reciba sanidad
Podemos decir que la medicina no hace acepción de personas; va a llevar a cabo su función, en el
cuerpo de cualquier individuo que la tome. Sin embargo, la forma en que cada cuerpo recibe esta
medicina, afecta su capacidad para sanar. No se trata de que Dios quiera, o no, sanar a un
individuo, sino de que el individuo reciba esta sanidad por medio de la fe.
Recibimos la sanidad al tomar la medicina que produce la fe. ¡la Medicina de Dios obra para
cualquier persona que la tome!
Lo más importante es que, para ser efectiva, la medicina debe tomarse de acuerdo con las
indicaciones. Algunos medicamentos dicen "de uso internet y otros, "de uso externo".
No le va a servir ponerla en su cuerpo externamente si las indicaciones dicen que debe ser tomado
internamente. Tomarla de las comidas, cuando las indicaciones dicen hacerlo antes de la comida
va a reducir su efectividad. Tomar de vez en cuando, cuando las indicaciones dicen "tres veces al
día", va a limitar los resultados de la misma. Sin importar cuan bueno sea el medicamento, debe
ser tomado de acuerdo con las indicaciones, o no va a funcionar. Así es con la medicina de Dios, Su
Palabra.
La prescripción de Dios se encuentra en Proverbios 4:20.21: "Hijo mío, está atento a mis
palabras, inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos, guárdalas en medio de tu
corazón". Atender a Sus palabras, inclinar su oído a ellas, y mantenerlas delante de sus ojos, hace
que estén en medio de su corazón
Observe que es solamente cuando la Palabra de Dios habita en medio de su corazón, que produce
sanidad en su cuerpo. El conocimiento en su mente no lo logrará. Su Palabra tiene que penetrar su
espíritu mediante la meditación (atender, oír, mirar, meditar, rumiar y reflexionar) para producir
sanidad en su cuerpo. Pero una vez que Sus Palabras penetren, con seguridad van a traer salud a
todo su cuerpo. Proverbios 4:20 dice en la Biblia Viviente, “…deje que penetren hasta lo profundo
de su corazón".
Su poder es ministrado primero a su espíritu, trabaja en su alma (su mente, voluntad y emociones)
y entonces es distribuido a su cuerpo. La medicina Dios debe ser tomada internamente. En Marcos
4. Jesús comparó la Palabra de Dios con las semillas que deben plantarse en el terreno de su
corazón. Así como una semilla natural, una vez que es plantada, la Palabra necesita ser regada
para que pueda crecer, florecer y dar fruto.
La mayoría de la gente paga un precio muy alto por los medicamentos y le da mucho tiempo para
que funcione. En ese sentido son diligentes.
No solo toman una dosis y se detienen: Haga lo mismo con la medicina de Dios: siga tomándola y
dele tiempo para que funcione.
Escuche: en lugar de preguntar si tiene suficiente fe para ser sanado, simplemente tome la
medicina. Este libro incluye una lista de escrituras de sanidad; aliméntese de ellas varias veces al
día; repítaselas una y otra vez, a usted mismo.
En lugar de visualizarse como alguien débil, enfermo o moribundo, comience a pintar una imagen
en el lienzo de su mente, donde hay células, huesos, sangre, y órganos totalmente sanos. Véase a
sí mismo viviendo la vida plenamente y haciendo las cosas que hacen las personas sanas.
Es maravilloso oír a los demás hablar o cantar acerca de la Palabra de Dios, pero nada reemplaza el
que usted personalmente abra su boca para hablar o cantar la Palabra de Dios. La medicina de
Dios funciona, si la pone dentro de usted.
No importa cuál sea el problema, ¡la Palabra de Dios es la medicina que usted necesita!
Úsela alabando al Padre. No importa cuál sea el problema, ¡la Palabra de Dios es la medicina que
usted necesita!
La Dra. Lilian B. Yeomans, médica y cirujana, recibió sanidad divina después de estar enferma al
borde de la muerte, debido a una adicción narcótica. Ella escuchó del poder sanador de Jesús en
Marcos 5:25-34 y fue restaurada en su comunión con Dios y en su salud. Junto con su hermana,
más adelante fundó lo que llamaron el "Hogar de fe".
Tres, o cuatro personas enfermas, llegaban y se alojaban simultáneamente para ser sanadas por el
poder divino de Dios, a través de la fe en Su Palabra.
Una mujer fue llevada en ambulancia a su casa, muriendo de tuberculosis. Entonces fue trasladada
a una de las habitaciones, donde la Dra. Yeomans comenzó a ministrar la Palabra.
La doctora Yeomans relató: "Me senté junto a la cama y le leí la Biblia. Le dije, 'cierra los ojos,
descansa y solo escucha la Palabra'. Y durante dos horas la doctora Yeomans leyó escrituras de
sanidad, como las contenidas en este libro.
En lugar de darle a esta mujer una inyección para estimular su corazón, le dio una dosis de la
medicina de Dios: ¡Su Palabra! Ella no leyó ninguna escritura diferente a las escrituras de sanidad,
que era lo que ella necesitaba
La doctora Yeomans contó: “Le había leído todo el capítulo de Deuteronomio 28 y Gálatas 3.
Luego le leí otras escrituras de sanidad, pero le volví a leer los dos capítulos una y otra vez".
"Luego le pregunte: notaste que de acuerdo con Deuteronomio 28:22, la tuberculosis es una
maldición de la ley? ¿Y que, de acuerdo con Gálatas 3:13, Cristo ya te ha redimido de la maldición
de la ley? Por lo tanto, Él te ha redimido de la tuberculosis".
En aquellos días la tuberculosis era una de las mayores causas de muerte en América. Esto fue
antes de los días de las drogas milagrosas y la tecnología medica avanzada. Esta mujer había
alcanzado las últimas etapas de su enfermedad, y estaba prácticamente muerta, mientras yacía en
la cama de ese Hogar de fe.
La doctora Yeomans encomendó a esta mujer: "En cada momento que estés despierta, di en voz
alta de acuerdo con Deuteronomio 28:22 la tuberculosis es una maldición de la ley, y de acuerdo
con Gálatas 3:13 Cristo ya me ha redimido de la maldición de la ley. Así que Cristo me ha redimido
de la tuberculosis".
A la mañana siguiente la doctora Yeomans le preguntó, "¿dijiste lo que anoche te pedí decir?"
“Sí", respondió ella "Parece que no dormí ni siquiera diez minutos debo haberlo repetido miles de
veces. Pero todavía no significa nada para mí".
"Eso está bien, le dijo la doctora Yeomans, "solo sigue diciéndolo...". La mujer con tuberculosis
continuó tomando la medicina de Dios. Cuando la doctora Yeomans fue a su habitación a leerle la
siguiente mañana, le preguntó, ¿estás diciendo lo que te pude decir?".
"S, respondió la mujer. "Parece que anoche tampoco dormí ni diez minutos. Probablemente cité
esas escrituras diez mil veces. Pero todavía no significan nada para mí. No siento que está
obteniendo nada de esto". Más tarde, la doctora Yeomans y su hermana se encontraban en la
cocina preparando los alimentos del medio día, cuando oyeron un alboroto en una de las
habitaciones del piso.
Todos los pacientes estaban postrados en cama a punto de morir, pero uno de ellos estaba fuera
de la cama, corriendo, mientras decía, "¡doctora Yeomans!, ¿Sabía que soy sana? ¡Soy sana! ¡Yo
era la que tenía tuberculosis, pero soy Sana!"
"Si, ¡lo se!”, respondió la doctora Yeomans, "he estado tratando de decirte esto por casi tres días”.
¿Qué le sucedió a esta mujer que apenas unos días antes estaba a punto de morir? La Palabra que
había estado confesando llegó a su espíritu. No se trató de una poción mágica que la doctora
Yeomans le hubiera dado. Ni fueron la gran personalidad o las habilidades de la doctora Yeomans
las que sanaron a esta mujer. No, ¡fue la Palabra! Fue simplemente la fe en la Palabra de Dios lo
que sanó a esta mujer, y la levantó del lecho de muerte.
Luego, basado en la enseñanza de Jesús en Marcos 11:23, él enseña que los creyentes deben
hablar para poder desatar su fe.
Yonggi Cho enseña cuatro distintas disciplinas cristianas espirituales que pueden hacer realidad las
promesas de Dios: 1. Pensar en la Palabra de Dios; 2. Meditación (o, en las palabras del doctor
Cho: visiones y sueños); 3. Fe y creer; 4. Hablar con la boca.
En una ocasión en particular el doctor Cho necesitaba sanidad y tomó 1 Pedro 2:24 como su
medicina para sanidad. Tomó un contador y le hizo "clic" cada vez que se hablaba a si mismo esta
escritura en voz alta.
Fueron mil veces las que repite este versículo. El doctor Cho cuenta como saturó completamente
su mente con el agua de la Palabra de Dios. Su mente y su cuerpo estaban tan llenos con el agua
de la Palabra que, al hablar, desató la bendición y su cuerpo fue sanado.
El doctor A.B. Simpson, un ministro que sufría de una enfermedad cardiaca, había escuchado y
recibido a Jesús, no solo como Salvador de su vida espiritual, sino también como el sanador de su
corazón. Él creyó al recibir a Cristo como su sanador y tomó la decisión de confiar solamente en Él.
El doctor Simpson contó que, cuando fue a un retiro espiritual para hablar, le comunicó su
testimonio a la congregación. Inmediatamente después del servicio, su fe fue probada cuando
decidió ir de excursión, junto con un grupo, a una montaña cercana. Ellos habían ido su testimonio
de fe en Cristo como su sanador y ahora él estaba siendo retado a demostrarlo.
"Así fue como empecé a ascender la montaña. Al principio parecía como si me fuera a quedar sin
aliento. Sentía aún debilidad y molestia física; encontré que ya no tenga más fuerza en mí. Pero a
pesar de mi debilidad y sufrimiento, fui consciente de otra presencia. Era una fuerza divina que se
acercó a mí y que yo debía aceptar, tomar, reclamar, obtener y perseverar en ella.
Por un lado, parecía como si hubiera sobre mí un peso de muerte, pero por otro, una vida infinita.
Así que era abrumado con la una, o levantado con la otra, al encogerme de hombros o presionar
hacia adelante, dependiendo de si temía o confiaba;
parecía como si caminara entre ambas y que fuera poseído por la que me tocara.
El lobo y el pastor caminaban uno a cada lado mío, pero el pastor bendecido no me dejaba
volverme a otro lado. Yo me acercaba más, y más, y más hacia su regazo y cada paso era más
fuerte hasta que llegué a la cima de la montaña, era como si estuviera ante las puertas del cielo y
el mundo de la debilidad y el temor estuviera bajo mis pies.
Gracias a Dios, desde ese tiempo he tenido un nuevo corazón en este pecho, literal y
espiritualmente, y Cristo ha sido el dador de una gloriosa vida".
El doctor Simpson dijo que cuando él mantuvo sus pensamientos en el sanador, su pastor, él
experimento vida y fortaleza, pero que, al cambiar, pero que, al cambiar algunas palabras con sus
compañeros, teniendo su mente en lo natural, se sentía débil y adolorido. Cada vez que volvía su
mente al pastor recibía fuerza. Desde ese día, nunca más volvió a sufrir de una condición cardiaca.
El enfatizó en la importancia de hacer un testimonio con denuedo y luego confirmarlo con una
acción. Esa acción incluye mantener su mente y sus palabras conectadas con lo que él creía en su
corazón. El doctor Simpson dijo, "Así como voy a conocerte en ese día, te tomo a Ti, Señor Jesús,
mi vida física, por todas las necesidades de mi cuerpo hasta que toda mi obra en vida sea
terminada; con Dios ayudándome nunca dudaré que Él lo hace convirtiéndose en mi vida y Fuerza
desde ese momento, manteniéndome bajo toda circunstancia hasta su bendita llegada, y hasta
que toda Su voluntad para mi sea perfectamente cumplida".
Estos fueron los siete puntos del doctor Simpson para caminar en salud.
• Esté plenamente convencido
• Actúe en fe
Nacido prematuramente, los doctores consideraron que fallecería, pero después de que
detectaron vida en él, lo rescataron y lo trajeron a la vida.
Durante su infancia siempre se mantuvo enfermo, pues sufría los efectos de un corazón deforme.
Nunca corrió ni jugó como los demás niños y a la edad de quince años quedó postrado en cama.
Fue durante ese tiempo que él murió y su espíritu descendió al infierno tres veces,
experimentando vívidamente los tormentos de ese lugar.
Instantáneamente recibió la vida eterna y revivió. (Para más detalles, lea "Yo fui al infierno" y "Yo
creo en visiones” del reverendo Kenneth E. Hagin.)
En 1913, Kenneth Hagin estaba en cama, feliz de ser salvo, y empezó a leer la Biblia de su abuela.
Ya que suponía no contar con mucho tiempo para vivir, empezó por el Nuevo Testamento.
Primero, solo podrá leer por diez o quince minutos a la vez, antes de que su debilidad le impidiera
concentrarse o sostener la Biblia.
Luego de un tiempo haciendo esto, pudo leer por una hora. La gente le recomendaba leer
historietas y otras cosas, pero él se rehusaba, pensando que no tenía mucho tiempo para vivir.
Al leer la Biblia, llegó a Marcos 11:23 y esto captó su atención. Entonces intentó que algunos
pastores vinieran a enseñarle, pero ellos nunca vinieron. Finalmente, le pidió a Dios que lo ayudara
a entender que el recibir las promesas de Dios, era el resultado de creer las promesas de Dios.
Lo siguiente es un extracto del libro del hermano Hagin, "Yo creo en visiones”
Mientras Kenneth leía a través del Evangelio de Mateo y entraba al Evangelio de Marcos, llegó al
pasaje de la escritura que transformaría su vida y sería la piedra angular de su ministerio.
"Respondiendo, Jesús les dijo: "Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que
dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será
hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando,
creed que lo recibiréis, y os vendrá Marcos 11:22-24".
Kenneth estaba agradecido por su salvación, pero en Marcos 11, vio la posibilidad de recibir algo
más. El Reverendo Hagin dijo más adelante: "el deseo más grande de mi corazón era tener salud y
fortaleza". Al leer este pasaje, toda su habitación se llenó de luz, como si alguien hubiera
levantado las persianas en un brillante día de verano. Él sintió esa misma luz habitar dentro suyo.
Por supuesto, Satanás vino inmediatamente a tratar de convencer a Kenneth de que “lo que sea
que desee" solo aplicaba para los asuntos espirituales. La luz de la revelación acerca de esa
escritura disminuyó, pero Kenneth estaba todavía intrigado y atraído hacia esta escritura.
La semilla incorruptible de la Palabra de Dios había sido sembrada en su corazón.
Luego dijo: "vi exactamente lo que significa ese versículo de Marcos 11:24. Hasta ese momento,
yo iba a esperar estar sano, antes de creer que había recibo mi sanidad. Estaba revisando mi
cuerpo y probando mi corazón para saber si habrá sido sanado. Pero ese día vi en este verso que
uno tiene que creer al orar El recibir viene después de haber creído".
SANADO MILAGROSAMENTE
Finalmente, Kenneth supo que había sido sanado. Pero también supo que debía actuar conforme a
ello. Exteriormente la situación no habrá cambiado. El seguía postrado en cama. Todavía no podía
mover las piernas. Lo único que habrá cambiado era esa luz de revelación que tenga dentro.
El Espíritu Santo le dijo: "si eres sano, entonces deberías estar de pie y fuera de la cama".
Admitiendo esto, se esforzó hasta poder sentarse y luego usó las manos para columpiar sus
piernas fuera de la cama. Con el diablo peleando en contra suya en cada paso del camino, Kenneth
empezó a proclamar que él era sano y que iba a ponerse en pie y caminar.
Lentamente, pero seguro, logró ponerse de pie, agarrándose muy firmemente del larguero de la
cama que lo había atado por dieciséis largos meses.
"Parecían dos millones de agujas pinchándome"," dijo Kenneth. Después de un corto tiempo, el
dolor cesó y él empezó a caminar a lo largo de la habitación.
No le dijo a nadie acerca de esto, pero lo hizo otra vez la mañana siguiente.
Al día siguiente, en Agosto de 1934, Kenneth salió de su cama, se vistió, se reunió con su familia en
la mesa para desayunar.
EL OTRO LADO DE SU PASO DE FE
Tómese un momento para considerar los beneficios que usted y su familia pueden recibir junto
con su sanidad. Su buena salud le va a dar la energía y la fortaleza suficientes para llevar una vida
productiva. Dios tiene un plan para usted, un camino que debe recorrer, buenas obras por cumplir
y bendiciones por recibir:
La mujer que atravesó la multitud para tocar el manto de Jesús, probablemente volvió a casa a
disfrutar con su familia. Luego de que Jesús la tocara, la suegra de Pedro se levantó y sirvió la cena
a una casa llena de gente. ¿Qué hubiera pasado si el hermano Hagin no hubiera recibido fe ese día
para sanar y salir de la cama? Gracias a su experiencia y enseñanza, un incontable número de
personas ahora están disfrutando de la sanidad divina.
¿Qué es lo que está al otro lado de su paso de fe? Usted también puede ser sanado, pero no solo
se trata de usted. Usted podrá disfrutar la vida, ser un testimonio y servir a su generación
PUNTO DE MEDITACIÓN:
Hijo mío, está atento a mis palabras inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos,
guárdalas en medio de tu corazón, porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su
cuerpo Proverbios 4:20-22
PUNTO DE ACCIÓN:
Capítulo 3
La alabanza es el magnetismo que causa que el poder de Dios caiga y explote donde usted se
encontraba
PHIL DRISCOLL
Salmos 107:20-22
En Lucas 17, diez hombres se maravillaban con gozo mientras examinaban su nueva piel; estando
ahora libres del hedor de la temida enfermedad de la lepra, se abrieron camino hacia la vía que
conducía a la ciudad. Iban a encontrarse con el sacerdote que les había dado a cada uno de ellos el
diagnóstico y la identidad de "impuros".
Ese día había empezado como cualquier otro para estos marginados que no podían escapar del
dolor. Las llagas y la pérdida de varios miembros de su cuerpo, eran los constantes recordatorios
de su vergüenza y falta de esperanza. Desfigurados y solos, estos hombres intocables acababan de
experimentar la compasión de un hombre llamado Jesús. Él había pasado la barrera invisible que
los rodeaba y les había ordenado mostrarse al sacerdote.
Mientras caminaban por fe para ver al sacerdote, el poder de la palabra hablada de Jesús empezó
a curar su lepra. Su piel ahora estaba nueva y limpia como la de un bebe Sus pasos se aceleraron
hasta que estuvieron corriendo, mientras anticipar el cambio del juicio del sacerdote, de uno de
muerte, a uno de sanidad.
Si usted hubiera estado ahí ese día, habría visto a uno de estos hombres detenerse, considerar su
cuerpo, y darse la vuelta lentamente con lágrimas en los ojos. Su mirada se volvió hacia un
hombre: Jesús. Debía decirle, "gracias".
Cuando el leproso volvió a Jesús y cayó ante Sus pies, este hombre que una vez había sido
atormentado, levantó la mirada para ver el compasivo rostro del sanador. Desde su corazón fluyó
un río imparable de gratitud y acción de gracias, alabando públicamente a Jesús por sanarlo.
Cuando Jesús le preguntó, "¿dónde están los otros nueve? ¿No fueron acaso diez los sanados y
sólo este samaritano volvió a alabar a Dios? Levántate y sigue tu camino. Tu fe ha restaurado tu
salud", Lucas 17:17-19.
Puedo imaginarme cómo este hombre empezó a gritar y alabar mientras le decía a todos los que
veía lo que Jesús había hecho. El hecho de volver a Jesús para agradecerle abrió su corazón para
más. Este hombre, un conocedor del pacto judío, fue el único agradecido y el único del cual Jesús
pronunció la completa restauración.
"gratitud":
Una emoción del corazón, causada por un favor o un beneficio recibido; un sentimiento de bondad
o buena voluntad hacia un benefactor, agradecimiento.
Gratitud es una emoción agradable, que consiste en o está acompañada por la buena voluntad
hacia un benefactor y una disposición para devolver de manera apropiada beneficios o servicios, o
cuando no es posible hacer un retorno, tener un deseo de ver al benefactor próspero y alegre. La
gratitud es una virtud de mayor excelencia, que implica un sentimiento de un corazón generoso,
un propio sentido de responsabilidad
La gratitud hacia Dios procede de un corazón lleno de reconocimiento, que luego se desborda en
emociones, y se expresa en palabras, alabanza y gozo. Es el ingrediente de acción de gracias que le
da gran placer al dador.
También está conectada con la idea y la palabra sacrificio. En el Antiguo Testamento, muchos de
los sacrificios eran hechos con animales y se requería que fueran perfectos, el primero y el mejor
que pudiera conseguir el adorador. Dios siempre ha estado el tipo de sacrificios que las personas
ofrecen. Tenían que ser personales y en obediencia, ese fue el caso de David, cuando rehusó
permitirle a un rey que le proveyera de sacrificio para ofrecerle a Dios.
Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios
holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta
siclos de plata.
2 Samuel 24:24
Cuando David ofreció su sacrificio, la sanidad vino a su tierra. Él sabía que solamente los sacrificios
puros, personales y de corazón eran los buscados por Dios. A David todo esto le costó mucho, y
por lo tanto era valioso y aceptable para Dios.
¿A usted no lo alegra que no tenga que traer un animal a la Iglesia para sacrificarlo hoy en día?
Ahora hay algo que traemos que nos va a brindar sanidad y bendición. Es el sacrificio de alabanza y
acción de gracias. Nos acercamos a Dios, no por nuestras buenas obras, sino por lo que Dios en
Cristo ha hecho y sigue haciendo por nosotros. Gracias a la sangre de Jesús y a Su nombre
pronunciado por nuestras bocas, podemos entrar a la presencia del Dios Todopoderoso. Una
traducción de Hebreos 4:16 dice que podemos venir confiadamente al "trono del Dador".
Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de
labios que confiesan su nombre.
Hebreos 13:15
Nuestro sacrificio constante a Dios, deberían por lo tanto ser nuestras canciones de alabanza y
confesiones fieles acerca de su nombre con nuestros labios Cent.
David dijo, "Oh, Jehová, de mañana oirás mi voz" (Salmos 5:3). De nuevo, en Salmos 119:171 él
dice, "Mis labios rebosarán de alabanza". La voz de acción de gracias, alabanza y adoración
siempre precede y abre el camino al milagro. Como dice mi esposo Mark, "su voz, es su dirección
en el reino del espíritu".
Realmente me gusta lo que le escuché decir a Phil Driscoll: "su alabanza es el magnetismo que
causa que el poder de Dios caiga y explote en su vida".
Usted entra personalmente en lo sobrenatural, en el reino del espíritu donde todas las cosas son
posibles. Cristo, El Ungido, está en usted. Este poder es desatado a medida que usted empieza a
hablar desde su corazón con acción de gracias y alabanzas. Nada puede reemplazar su voz; ni
aplaudir, ni danzar, ni correr. Así que no le permita a nadie agradecer o alabar por usted.
Vemos a través de la adoración bíblica, que las personas levantaron sus manos para ofrecer acción
de gracias. La palabra "acción de gracias" en el hebreo es Towdah y significa: extensión de la
mano, adoración a Dios. Es una demostración de la ofrenda de su propio corazón a Dios y Él está
buscando este tipo particular de adoración
¿Qué está al otro lado de su obediencia al darle una ofrenda de acción de gracias a Dios? ¡El gran
poder de Dios para salvar! La palabra en griego para "salvar" es sozo y significa liberar, proteger,
sanar, preservar, salvar (a sí mismo), hacer el bien, ser (hacer) completo. Nuestra parte es ofrecer
un sacrificio de acción de gracias en nuestro corazón y obedecerle a Él. Dios da Su promesa aquí
para mostrarnos Su poder para salvar.
La vida de acción de gracias, al alma y la adoración siempre antecederán y abrirán el camino para
un milagro.
Una de les gracias y expresar nuestro agradecimiento. Después de pedirle algo, nosotros
extendemos nuestras manos para recibir junto con esto decimos, modales que un niño debería
aprender es decir Nuestro Padre Celestial nos enseñó a tener una actitud de gratitud gracias tiene
una reputación de bondad y generosidad. Es bueno saber que El va a hacer exactamente lo que
dijo, y que opera sobrenaturalmente. Si quiere obtener la atención de Dios, simplemente abra su
corazón con gratitud por todo lo que Él es, y todo lo que ha hecho. ¡Luego espere los milagros! Es
muy simple recibir cuando considera que Dios es su Padre y
De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para
hacer callar al enemigo y al vengativo.
Salmos 8:2
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas
las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y
dejadle ir Juan 11: 41, 43, 44
Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros, creed a sus profetas, y seréis prosperados.
Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y hacen a Jehová, vestidos de
ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque
su misericordia es para siempre y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso
contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que
venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros... Viniendo entonces Josafat y su pueblo a
despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas,
que tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar; tres días estuvieron recogiendo el botín,
porque era mucho. 2 Crónicas 20:20-22, 25
LA CURA DE LA ALABANZA
Dios ha atado irrevocablemente a Sí Mismo la cooperación humana en la obra de la redención.
Él ha hecho que la fe del hombre sea un factor determinante en la ejecución de los propósitos
divinos.
-Lilian B Yeomans
Amo este ejemplo clásico del poder de alabanza, que da la doctora Lilian B. Yeomans en su libro
"Sanidad del Cielo". Ella cuenta cómo un misionero en China ministro sin temor a una hermana
misionera que tenía viruela.
Fue así como un muy grave caso de viruela contagiosa (así se veía para los doctores) vino sobre
ella, y ella no sabía que hacer; así que le pidió al Señor, y Él le dijo que cantara y lo alabara por Su
fidelidad a Su Palabra. Ellos la aislaron y le pidieron completo reposo, pero ella dijo que, de no
alabar a Dios, las mismas piedras iban a tener que clamar. Así que ella cantó y canto y alabo y
alabó. El doctor dijo que el temía por su vida, que era un caso muy serio y que estaba amenazada
por las posibles complicaciones. Pero ella alabó y alabó y cantó y canto.
El doctor dijo también, que evidentemente ella deliraba pero que tenía tan poca ayuda que no
podía detenerla: así que ella canto y canto y alabo y alabó.
Ellos le decían que si por algún motivo se recuperaba, iba a quedar desfigurada de por vida: y ella
canto y alabó aún más fuerte. Ellos le preguntaron, "¿por qué alaba tanto?", y ella respondió, "por
toda la erupción de viruela en mí. Dios me mostró que debo alabarlo por cada una de las llagas de
viruela separadamente", y siguió haciéndolo.
El Señor le habla mostrado en una visión dos canastas, una que contenta su alabanza, medio llena,
y otra completamente llena, en la que se encontraba su prueba. Y le dijo que la canasta de
alabanza debe llenarse para superar el peso de la otra; así que ella siguió haciéndolo. Sus
canciones y gritos estaban tan llenos del espíritu que se hicieron contagiosos, y las enfermeras
cristianas no podían resistir unírsele; así que ellas mantenían ese lugar resonando.
Finalmente, el Señor le mostró que su canasta de alabanza estaba llena y rebosando. Ella vio cómo
esa canasta bajaba mientras que la de su prueba se elevaba en el aire; y en un momento, la
erupción y todos los síntomas de la viruela desaparecieron, sin dejarle ni un rastro, ni una sola
cicatriz.
Si, la cura de la alabanza siempre funciona. No es desagradable sino por el contrario, deleitante; y
el precio ha sido pagado para nosotros por alguien más, y está disponible en este momento para
cada uno de nosotros.
¿Está listo para empezar? La última cláusula de Primera de Pedro 1:8 nos dice exactamente cómo
hacerlo: "creyendo y alegrándose con un gozo inefable y lleno de gloria".
Solo crea lo que Dios dice que Jesús ha hecho por usted, en su cuerpo, alma, y espíritu. Piense en
esto, hable sobre esto, cante sobre esto, grite sobre esto, y la cura de alabanza empezará. No se
supone que lo haga solamente una vez al año, sino, por el contrario, en todo momento.
Al dejar el hospital pusimos nuestra confianza en Dios. Esa noche, en casa de mi hermana, después
de orar en el espíritu por un tiempo, el Espíritu Santo me impulsó a cantar. Mi madre y yo nos
sentamos en la cama y cantamos himnos hasta que tuvimos un sentimiento de paz y victoria. Al
día siguiente, al entrar en la unidad de cuidados intensivos, papá estaba sentado y parecía un
hombre nuevo. Dijimos, "papá, ¿qué sucedió?". El respondió, "sentí ganas de cantar anoche, así
que empecé a cantar himnos hasta que el deseo fue tan fuerte, que la enfermera me pidió que me
callara porque estaba perturbando la paz del hospital". Eso suena como a un servicio de alabanza
parecido al que Pablo y Silas tuvieron en Hechos 16.
Gracias a Dios por el poder de la alabanza y la acción de gracias. Estas canciones de alabanza le
abrieron la puerta al poder de sanidad y rompieron el espíritu de muerte. Desde esa noche, papá
empezó a mejorar. Le tomó algún tiempo, pero finalmente recuperó toda la salud.
Puede que usted haya orado la oración de fe, tomado autoridad sobre el enemigo, meditado las
escrituras concernientes a la sanidad, o pagado sus votos como lo hizo Jonás. La clave de la acción
de gracias y de la alabanza a Dios, puede que sea lo que necesite para abrirle la puerta a su
milagro.
Abra su corazón y su boca, y empiece a extender las manos para recibir todo lo que necesita de
Dios. Su salvación, poder y gloria están tan cerca a su corazón y su boca (Romanos 10:8-10).
PUNTO DE MEDITACIÓN:
Porque mejor es tu misericordia que la vida, mis labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida;
en tu nombre alzaré mis manos. Salmos 63:3,4.
PUNTO DE ACCIÓN:
Capítulo 4
Un lugar junto al Padre, Hay un lugar junto al Padre Y usted lo puede visitar allí.
-MARK HANKINS
Entre al descanso
Una de las cosas que más me gustaba hacer por mis hijos y nietos cuando eran pequeños, era
dormirlos. En ocasiones, había momentos (parecían horas) en que los mecía o los cargaba por los
pasillos y ellos se revolcaba, se movían o pateaban. Y cuando empezaban a quedarse dormidos, de
repente abrían sus soñolientos ojos y empezaban a llorar. Yo seguía meciéndolos y
consintiéndolos, cantando y caminando hasta que sus ojos se cerraron de nuevo.
Si tienen un biberón o estaban chupándose el dedo, estos caían de sus bocas, y yo sentía que sus
pequeños brazos se relajaban completamente. Luego, era tiempo de ir muy calladamente a la
cama y poner suavemente para que descansaran. Este ritual no terminaba hasta que me inclinara
para darles un beso más en su mejilla. A veces, esperaba unos pocos minutos observándolos muy
detalladamente para asegurarse de que ya estaban dormidos, y que no iban a despertarse
nuevamente. No había nada mejor que verlos dormir en paz celestial, y ¡misión cumplida!
Esta es mi imagen del Padre celestial, que realmente se preocupa afectuosamente por cada uno
de sus hijos. Algunas veces El canta canciones de liberación y paz, susurrándonos Su amor,
fidelidad y bondad. Finalmente nos entregamos y entramos en su descanso, ¡Ese es el lugar donde
todo se cumple!, No hay más luchas.
Ahora solo se desata dulcemente cada temor, ansiedad o frustración. Hebreos 4:13 describe el
descanso de Dios como lugar de completa confianza en Él.
Pero los que hemos creído (nos hemos adherido, confiado y apoyado en Dios) entramos en el
reposo...
MSG
Imagine la Palabra de Dios penetrando en su corazón como un ancla que llega hasta sus
profundidades y se asienta en el fondo. Los pensamientos de Dios se alojan en el centro de su ser,
y usted se convence, firme en su realidad y verdad absoluta.
Sara recibió la fortaleza que necesitaba para concebir a Isaac cuando juzgó a Dios como fiel
(Hebreos 11:11). La Biblia amplificada dice que "ella consideró (a Dios) quien le había dado la
promesa de ser confiable, digno de confianza, y fiel a Su Palabra". Como un juez al dar su
veredicto, debemos sacar el martillo de nuestra fe, y afirmar que la Palabra de Dios es verdadera y
que Su carácter es la fidelidad.
Dios le es fiel y verdadero, ¡ahora y para siempre! Ahora usted tiene la fe de Dios (Marcos 11:22).
Mi traducción favorita es la traducción Century que dice, "aférrese a la fidelidad de Dios".
ESPERANZA ABUNDANTE
Y que el Dios de esperanza los llene de todo gozo y paz en el creer (a través de la experiencia de
su fe), para que abunden (rebosen) en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
En la historia de Abraham y Sara, llegó un momento en el que Sara desistió de averiguar cómo iba
a obrar Dios el milagro (de darle un hijo a su edad). Ella entró en el descanso. Ahí fue donde la
esperanza empezó a brotar desde lo más profundo de su corazón, hasta que sobreabundó como
un rio de risa que rejuveneció su viejo cuerpo. ¿Qué fue ese descanso? Fue el gozo del Señor.
Como Sara, cuando usted entra en el reposo, puede que se encuentre riendo al encontrarse cara a
cara con la fidelidad de Dios.
Usted sabrá que El cumplirá lo que ha prometido, y entonces desistirá de tratar de encontrar la
manera en que Él lo hará. Usted habrá entrado en el reposo de Dios.
Porque el que ha entrado en su reposo (de Dios), también ha reposado de (el cansancio y dolor
de) sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues ser celosos, exigirnos a nosotros
mismos y buscar diligentemente, entrar en aquel reposo (conocerlo y experimentarlo por
nosotros mismos), para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia (en el cual
cayeron aquellos en el desierto). Porque la palabra que Dios habla es viva y llena de poder
(haciéndola activa, operativa, en el instante, y efectiva), y más cortante que toda espada de dos
filos; y penetra hasta la línea divisoria del aliento de vida (alma) y el espíritu (lo inmortal), las
coyunturas y los tuétanos (de las partes más profundas de nuestra naturaleza), exponiendo y
discerniendo y analizando y buscando los pensamientos y propósitos del corazón.
Mi suegra, Velma Hankins, solía decir, "tú no estás poniendo a prueba la Palabra. No, ¡la Palabra te
está poniendo a prueba a ti!". A medida que usted medite en las promesas de Dios, hablándolas y
viéndolas, puede que sus pensamientos y tradiciones favoritas sean sacudidos. La Palabra lo va a
poner a prueba, y encontrará que el modo de pensar de su familia, podrá llevarlo tempranamente
a la tumba. Sin embargo, usted puede aceptar la Palabra como la verdad y la autoridad final y
recibir su sanidad.
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que (ya) traspasó los cielos. Jesús el Hijo de Dios,
retengamos nuestra confesión (de fe en Él). Porque no tenemos un sumo sacerdote que no
pueda entender y simpatizar y compartir sentimientos con nuestra debilidad y riesgos a la hora
de enfrentarnos a la tentación, sino uno que ha sido tentado en cada aspecto como nosotros,
pero sin pecado.
Acerquémonos, pues, confiadamente y sin temor al trono de la gracia (el trono del favor
inmerecido de Dios para nosotros los pecadores), para que podamos recibir misericordia (Por
nuestras fallas) y hallar gracia para ayudarnos en un buen momento para cada necesidad
(ayuda apropiada y a tiempo, viniendo justo cuando la necesitamos).
Cuando su cuerpo y el diagnóstico del doctor reclaman a gritos su atención, es tiempo de poner
sus ojos solamente en Jesús. La forma en la que hacemos esto, es viendo la Palabra de Dios o
escuchándola hablar o cantar. Luego empiece usted mismo a susurrar, a hablar o a cantar una
escritura, enfocando en ella toda su atención.
Recuerdo estar entrando en la máquina en la que me iban a hacer el TAC cuando estaba en el
hospital. En lugar de sucumbir a la claustrofobia, yo fui fuerte, porque Dios envió Su Palabra justo
a tiempo: "Ciertamente en la inundación de muchas aguas (de pruebas), no llegarán éstas a él
(su espíritu). Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me
rodearás" (Salmos 32:6,7 AMP). El Espíritu de Dios tomará control de usted en contra de su
debilidad. Él es el Consolador y nuestro pronto auxilio en los tiempos más difíciles.
Hebreos 3:1 llama a Jesús el Sumo Sacerdote de nuestra confesión. Esto significa que Él oye
nuestra confesión y la confirma en el cielo, delante de Dios el Padre, como lo haría un abogado.
Esta es una cooperación entre usted, Dios, y Su Palabra. El Espíritu Santo toma el control de usted
en contra de su debilidad, con gemidos muy profundos para ser explicados con palabras
(Romanos 8:26). Cuando Él oye su voz, entonces confirma Su palabra con señales. El Espíritu Santo
desciende hasta usted y ahí lo levanta.
¡David dijo en Salmos 18:6 que su clamor fue hasta el cielo y a los oídos de Dios! Ahí fue cuando
David dijo que Dios había encendido su lámpara o su espíritu. Él dijo, "Contigo desbarataré
ejércitos, Y con mi Dios asaltare muros. Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea" (Salmos
18:29,39).
¡JESÚS, SÁLVAME!
Puede que se sienta como Pedro en Mateo 14, cuando iba caminando sobre el agua y empezó a
hundirse. El quitó sus ojos de Jesús, y empezó a entrar en pánico cuando se vio rodeado por las
olas. La fuerte y serena voz de Jesús estaba perdida en el sonido del viento. El pánico lo abrumo
mientras el agua fría y las olas salvajes, amenazaban su vida. Él vio en torno suyo, el terror lo
invadió y luego grito, ¡"Jesús, sálvame!".
Instantáneamente, la mano fuerte del Salvador lo levantó para que pudiera caminar nuevamente
sobre el agua. Como el de Pedro, ¡su clamor es escuchado, ¡y vendrá una ayuda que solo Dios
puede dar! Oiga estas palabras de Hebreos 6:18-20.
Esto fue para que por dos cosas inmutables (Sus promesas y sus juramentos), en las cuales es
imposible que Dios mienta o nos engañe, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos
acudido (a Él) por refugio para poder tener fortaleza dentro y valentía para agarrar y para
asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. (Ahora) La cual (esperanza) tenemos como
segura y firme ancla del alma (no puede romperse ni zafarse bajo cualquier peso que esté sobre
ella, una esperanza), que penetra hasta dentro del velo (el propio lugar de la presencia), donde
Jesús entró por nosotros.
Hay un ancla para su alma que alcanza la presencia detrás del velo. Esto significa que su mente, su
voluntad y sus emociones, estarán seguras mientras usted las mantenga fijas en Dios y Su Palabra.
Su esperanza es una expectativa fundada en dos cosas incambiables: la Palabra de Dios y el pacto
de sangre. Cuando Rahab, la ramera, supo que las paredes de Jericó iban a caer, su enfoque
estuvo en el cordón escarlata que le habían dado Josué y Caleb. Este representaba la promesa
hecha a Rahab de que ella, su familia y sus posesiones serían mantenidas a salvo. Era su
esperanza.
Ella tenía esperanza para el futuro. Todo puede estar cayendo a su alrededor, pero mantenga su
enfoque y expectativa en el cordón escarlata de la Palabra de Dios, y en Su pacto con la sangre de
Jesús. Estos se vuelven anclas para su alma que alcanzan la presencia de Dios. Esto le va a dar una
paz que sobrepasa todo entendimiento, al saber que la respuesta está en camino.
Salmos 91:1
Cuando crea que hay un lugar al cual entrar, un lugar de paz y descanso en quietud, donde no
habrá más luchas, ni obras suyas propias, entonces habrá entrado en el descanso de Dios -Keith
Moore.
Una noche, mientras pensaba esta colección de escrituras de sanidad y peleaba en contra de los
síntomas y el dolor, encontré la traducción Knox del Salmo 91:3-4, "es él quien te rescata de cada
trampa traicionera, de cada susurro dañino. Protegido bajo sus brazos, reposando bajo sus alas,
estarás seguro: su fidelidad lanzará un escudo sobre ti".
A leer estas escrituras, hubo un poder y una paz que me levantaron y vivieron dentro de mí. A esto
se le llama la Palabra hablada o la palabra Rhema de Dios. Es algo personal. Yo encontré el lugar
secreto y sabía que estaba hablando y permaneciendo en la Palabra, y que la Palabra permanecía
en mí. En Jeremías 49:30, Dios le dijo a Israel cuando este pueblo era perseguido, que: "habitarán
en lo profundo". Este es un lugar de quietud donde no hay más luchas, sino solamente descanso o,
como lo dice la traducción Knox en Salmos 91:1, "el que vive bajo la protección del altísimo, bajo
su cuidado celestial, permanece tranquilo".
Éxodo 33:22
La palabra "cubrir" en este verso, es "Sakak" y significa entretejer como una malla o red,
implicando cercar, rodear, cubrir, proteger, defender. Este cubrimiento es el lugar que Moisés
encontró en la hendidura de la roca, al ver pasar a la gloria de Dios. Hay un lugar para que
habitemos en el que tendremos seguridad y sanidad. Ese lugar está en Cristo, donde su cuerpo fue
quebrantado y su costado perforado, para que cualquier persona que ponga su fe en Él, pueda
entrar y encontrar descanso.
Entre en este lugar en Cristo y oiga su corazón y su voz hablándole. Usted puede oírlo dentro de sí,
especialmente después de haber meditado en Su Palabra u orado en el Espíritu. Luego diga lo que
Él dice: le aseguro que va a suceder.
Y creará Jehová sobre toda la morada del monte de Sion, y sobre los lugares de sus
convocaciones, nube y oscuridad de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas;
porque sobre toda gloria habrá un dosel (una defensa de amor y protección divinos), y habrá un
abrigo para sombra contra el calor del día, para refugio y escondedero contra el turbión y contra
el aguacero. Isaías 4:5-6 (AMP)
El pacto de Dios con usted es de amor divino y protección. Este es un lugar de refugio y protección
contra las tormentas de la enfermedad y las dolencias.
Déjeme contarle acerca de otro momento en particular en el que necesité ayuda. Como David lo
describe en Salmos 46:2, parecía que la tierra estuviera siendo removida. Ahora bien, ¡eso sí que
es un mal día! Decidí que necesitaba ayuda en oración, así que llamé a mis "cuatro amigas llenas
de fe" para que vinieran y estuvieran de acuerdo conmigo. Le presentamos este problema al
Padre, y empezamos a someternos al Espíritu Santo para que nos diera ayuda de su parte, tal y
como lo dice Romanos 8:26,27. Oramos en el Espíritu hasta que hubo un sentido de avance o de
un gran logro. Lo que el enemigo había designado para mal había sido invertido y detenido.
El espíritu profético, que significa en hebreo "bullir o fluir como una fuente", y que en el griego
significa "hablar por Dios" salió de mi corazón.
Desató ríos de agua viva que detuvieron al enemigo. "Cuando el enemigo venga como un rio, el
Espíritu del Señor levantará un estandarte en contra de él, y lo pondrá a volar (pues el vendrá
como un río recio conducido por el aliento del Señor)" Isaías 59:19 AMP.
Estas son las palabras que Dios me dio en ese momento, y que continué hablando diariamente
mientras veía maravillosos resultados:
PUNTO DE MEDITACIÓN:
Si creemos, sin embargo, experimentaremos ese estado de descanso.
PUNTO DE ACCIÓN: