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La Gerencia Social de calidad humana es una gerencia del consenso, del liderazgo
compartido, que apuesta por la participación dentro y fuera de la organización laboral:
1
Pasar de la estrategia de la lucha contra la pereza que provoca controles y miedos a
aquella de la lucha contra el miedo que provoca motivación para el desarrollo del
talento y la creatividad es la clave de la nueva Gerencia de calidad humana. La dinámica
de cambio, desde un método gerencial tradicional basado en la coacción, hacia la
calidad humana, puede ilustrarse del siguiente modo:
DESDE:
MEDIOCRIDAD
RUTINA
INCOMUNICACIÓN
(secreto)
MIEDO AL
CAMBIO AUTORITARISMO
HASTA:
TALENTO
(creatividad)
CULTURA DE PAZ
MOTIVACIÓN
CONFIANZA
FORMACIÓN
CONTINUA
COMUNICACIÓN
(Transparencia)
DINÁMICA DE
CAMBIO LIDERAZGO
DEMOCRÁTICO
Operar el cambio desde el primer círculo vicioso que reproduce sin cesar una cultura
laboral belicosa (basada en la lógica de guerra de las reacciones de ataque/defensa) al
círculo virtuoso de la calidad humana es el gran desafío del Gerente de Calidad
Humana.
2
Pero sabemos que no es fácil. Sabemos que existen muchos problemas en las
organizaciones laborales de nuestro mundo moderno que tienen que ver con la mala
calidad de las relaciones interpersonales, climas laborales frustrantes, autoritarismos,
mezquindades y sabotajes, incompetencias al poder, falta de comunicación fluida y de
ética en las relaciones, etc. No es fácil visualizar por dónde empezar para resolver estos
problemas humanos y organizacionales. Las actitudes y los comportamientos que un
mal clima laboral "sedimentan" en las personas pueden haberse sedimentados en
nosotros también, transformándonos sin querer en un elemento más que alimenta el
círculo vicioso de la falta de calidad, humanidad y eficiencia en nuestra organización.
Mal servicio
Es por lo tanto una urgencia tomar en cuenta, en las artes gerenciales, esta evidencia
según la cual hay una relación intrínseca entre clima laboral y calidad de los
productos de la organización. Pero, ¿qué es un buen clima laboral de calidad humana?
Quizás para contestar a esta pregunta sea útil preguntarse primero: ¿qué es un mal clima
3
laboral? La respuesta tiene que ver con el concepto de "crisis relacional"1como
fenómeno crónico en el seno de la organización laboral.
• El nivel funcional
• El nivel interpersonal
• El nivel intrapersonal
4
emociones y estos deseos censurados encuentren una puerta de escape para
expresarse con violencia, sea al exterior contra los demás (actitudes agresivas que
malogran el clima laboral), sea hacia dentro contra la propia salud (estrés y
patologías somáticas).
5
verdadera "gestión de las emociones". El precio a pagar por haber querido
eliminar la emoción del lugar de trabajo es la imposibilidad de vivir una emoción
fundamental y muy provechosa para cualquier tipo de labor... ¡el entusiasmo!
El síndrome de Cronos consiste en tratar, al igual que Cronos que devoraba a sus
hijos, de no permitir que los subordinados se desarrollen, por miedo a ser
desplazado. Estanco la situación, impido el crecimiento de los demás, para
mantenerme en mi lugar.
Si comparto mi vida a diario con otros en mi centro laboral, ¿por qué no intentar
hacer de ese espacio, a pesar de todos los problemas que nunca faltarán, un lugar
alegre donde me guste estar y me sienta bien? ¿A quién castigo si no es a mí mismo
cuando no lo hago? Y si no lo hago ahora, entonces ¿cuándo?
Podemos impulsar este nuevo pacto social organizacional a partir del deseo de
compartir un proyecto común con el cual cada uno(a) se sienta comprometido
personalmente. Para poder motivarme y trabajar feliz, tengo que reconocer y
2
Ver artículos deFelix Socorro http://www.degerencia.com/articulos.php?artid=168
6
asumir tres necesidades personales (que la crisis relacional no me deja muchas
veces satisfacer):
1. Necesito encontrar una concordancia entre mis aspiraciones y las metas del
proyecto colectivo de la organización, sentirme "entusiasmado".
2. Necesito encontrar compatibilidad entre mis valores y los del equipo en que
participo.
3. Necesito sentirme reconocido(a) por mis competencias propias en la mirada
de los demás: recibir tanto como doy.
En toda estrategia de mejoramiento del clima laboral, habrá que tomar en cuenta
unas "reglas de higiene" en la comunicación:
Firmar este nuevo pacto social para la calidad humana en las relaciones laborales
pide ahora reflexionar acerca del tipo de liderazgo que necesitamos, especialmente
7
en las organizaciones de desarrollo social, para dar una coherencia ética a las
metas más altas de nuestras instituciones.
Es cierto que existen varios tipos de liderazgo, unos más socialmente deseables que
otros, y varios tipos de líderes, unos profundamente éticos, otros al contrario
profundamente inmorales (como es el caso de Hitler por ejemplo). Como sabemos que
un buen Clima Laboral necesita de la adhesión y participación por parte de los
colaboradores de la organización, la Gerencia de Calidad Humana necesita de un
liderazgo específico, que no se apoye en el autoritarismo ni en el mero carácter
carismático individual de algún jefe o directivo, sino en el espíritu de la
democracia:
Así, la Gerencia de Calidad Humana rechaza, por motivos éticos y técnicos, las
figuras del líder autoritario (que reduce sus seguidores al estado de súbditos miedosos
obedientes), del líder carismático (que reduce sus seguidores al estado de "fans"
aclamadores), y del líder paternalista (que reduce sus seguidores al estado de niños
necesitados) que no propician la participación, el empoderamiento y el autodesarrollo,
desde luego que no son sostenibles en el tiempo como para crear reales dinámicas de
desarrollo social. El siguiente esquema permite visualizar este proceso de "selección"
del liderazgo adecuado a la Gerencia de Calidad Humana.
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¿QUÉ TIPO DE LIDERAZGO PARA LA GERENCIA DE CALIDAD HUMANA?
Facilitación del
Autoaprendizaje
PARTICIPACIÓN
permiten
AUTODESARROLLO
DEMOCRACIA seleccionar Liderazgo Diálogo
democrático, permanente
sostenible y
compartido
Empoderamiento de las
personas
excluyen GERENCIA DE
Liderazgo
CALIDAD
autoritario,
carismático, HUMANA
paternalista
Si queremos precisar el tipo de liderazgo al cual nos referimos, quizás sea útil oponerlo
no sólo a los modelos autoritarios y carismáticos, sino también al modelo burocrático
que, dividiendo el poder de la autoridad en muchos pequeños poderes relativamente
independientes, y confiando la regulación total del sistema organizacional a un conjunto
de leyes, ha tenido mucho impacto y éxito en el desarrollo de la Modernidad (sobre todo
en lo que concierne la Gestión pública). Pero muchos piensan que hoy, con la era de la
globalización, la sociedad del conocimiento, el incremento de la complejidad social, las
exigencias de flexibilidad, creatividad y autoaprendizaje de las organizaciones nos
obligan a tratar de superar el paradigma burocrático. Como lo dice Michel Crozier:
“Los patrones burocráticos han llegado a ser tan difíciles de manejar que no
logran dominar la complejidad creciente de nuestras actividades colectivas.
9
Además, la obediencia que antes constituía la virtud cardinal que hacía
funcionar el sistema ya no es aceptada de buen grado por los ciudadanos y los
empleados públicos, quienes ahora exigen libertad personal y autonomía
individual en forma incontrolable. La complejidad ofrece a los agentes la
oportunidad de lograr la libertad, mientras que a la inversa, la libertad de los
agentes aumenta la complejidad. Los arreglos legales negociados siempre
habían existido; no obstante, después que la burocracia se vió en la necesidad
de dictar cada vez más reglas para controlar la complejidad, el respeto por las
mismas ha declinado y el sistema ha generado confusión e irresponsabilidad.
En lugar del ciclo producción en masa - consumo masivo, cuyo motor era y
sigue siendo la racionalización, nos dirigimos gradualmente a un nuevo ciclo de
alta tecnología y servicios cuyo motor es la innovación cada vez mayor. Pero la
innovación es ajena al paradigma burocrático. Si hemos de promover la
innovación, harán falta nuevas formas de relaciones humanas no burocráticas,
pues la innovación nunca ha podido ser dirigida por órdenes. Para lograrla con
suficiente rapidez, se requerirán no solamente ideas brillantes y nuevos
conceptos sino también toda una cadena de relaciones ágiles, no verticales, a
través de las cuales las personas puedan comunicarse con rapidez y
franqueza, sobre la base de la reciprocidad. La situación de fragmentación y
subordinación que implica el modelo burocrático paraliza las comunicaciones y
por ende, restringe la innovación. Es más, para ser innovadores y eficientes,
los servicios tienen que depender de una comprensión cabal (que implica saber
escuchar de veras) de los clientes potenciales y reales, lo cual a su vez es
impedido por el sistema de mando de la burocracia.”3
3M. Crozier: La Transición del paradigma burocrático a una cultura de gestión pública,
1er Congreso Interamericano del CLAD, Rio de Janeiro, Nov. 1996.
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Intensidad de la
coacción
(imposibilita el (dificulta el
MUCHO autoaprendizaje y las autoaprendizaje, riesgo
PROTAGONISMO relaciones de calidad de confundir relaciones
humana) de calidad humana con
paternalismo, riesgo de
relaciones
infantilizadoras)
11
sociedad cohesionada por el gran jefe mesiánico que lo sabe todo y lo puede todo. Este
paradigma tradicional es un impedimento mental para pensar la democracia, el
liderazgo compartido, la participación y la facilitación del autoaprendizaje, que tanto
necesita el Gerente de Calidad Humana.
Luego, si el poder supone siempre una asimetría entre aquel que manda y aquel que
obedece, la autoridad, ella, es una noción simétrica de intercambio: un acuerdo
común entre el poderoso y su súbdito acerca de la legitimidad de este poder. Nunca
la autoridad se da en un solo sentido sino que es el resultado de un trabajo simbólico
de reconocimiento, aceptación e identificación por parte de los miembros de una
comunidad. Reconociendo, aceptando e identificándose con un tipo de poder, un grupo
humano le da a éste la "autoridad" que no tiene de por sí, le autoriza al mando.
4 Peter Senge dice en una entrevista para la Revista DEUSTO business Review,
(Setiembre 1999) : "Ha habido una tendencia -quizás una fijación- a centrar la
atención en las cualidades personales del liderazgo. En nuestros escritos y reflexiones
sobre las comunidades de compromiso, hemos llegado a plantearnos un concepto que
denominamos "ecología de liderazgo"… en realidad creo que el liderazgo es siempre
colectivo. Incluso en el nivel más simple, podríamos preguntar: "Cómo podemos saber
que existe un líder si no existen seguidores?"… Los estadounidenses cometemos un
error una y otra vez. No existe mejor manera de confundir algo que utilizar dos
palabras completamente distintas para referirse a la misma cosa. Utilice una sola
palabra. Si Ud. hace referencia a la alta dirección, diga eso; no emplee líder. Piense en
el pitcher (lanzador) y en el catcher (receptor) del béisbol. Representan funciones
distintas, pero tanto uno como el otro pueden ser el líder del equipo. Y hay muchos
lideres importantes en las organizaciones que no forman parte de la alta dirección."
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La respuesta es: la autoridad de la ley, ley legítimamente establecida por las personas
autorizadas en instituirla. El ser humano democrático es aquél que ya no quiere
obedecer a personas, a la discreción de su voluntad individual cambiante y a la
idiosincrasia de sus humores, sino sólo a reglas y leyes claras, neutrales, anónimas,
imparciales, iguales para todos y aceptadas (potencialmente) por todos. Dar el poder al
pueblo (democracia) es dar el poder a la ley pública.
Segundo, porque la democracia nunca puede prescindir de las personas que representan
y aplican la ley (el juez, el policía, el ministro, el funcionario, etc.) y en las cuales, como
sea, tenemos que confiar para que la ley pueda existir y ejercer su función de control.
Siempre existe un cierto nivel de personificación del poder democrático, aunque esto
sea contradictorio con el espíritu de la democracia, que sólo atribuye el poder al cargo y
la función, mas no a la persona. La focalización de las campañas electorales
democráticas en las personas más que en los planes de gobierno que proponen, es una
clara muestra de este hecho.
Tercero, porque la democracia tiene dificultad para hacerse visualizar, entender, y luego
convencer y hacer practicar su propio tipo de poder y liderazgo a una población
cualquiera, puesto que se trata de una autoridad abstracta, desencarnada, meramente
formal y procedimental. No sólo es difícil de asumir realmente una cultura democrática,
sino que la esencia de su autoridad es de ser constantemente puesta en tela de juicio,
criticada, redefinida, etc. Entonces, la democracia ofrece en un inicio muy poca
seguridad y estabilidad a los miembros de una comunidad. Es por eso que es tan
difícil, y demora tanto tiempo, afianzar en una comunidad el espíritu democrático5.
5 Hoy en día, la mayoría de los peruanos prefieren todavía "una democracia con mano
dura", lo que demuestra bien que la cultura autoritaria no ha desaparecido todavía, ni
los mitos del Gran Líder carismático. Lo que conduce a una desesperanza para con la
democracia, cuando el Líder decepciona o la situación socioeconómica no mejora de
modo visible. Ver sobre este punto en http://www.iep.org.pe/textos/textovalores.pdf
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Por lo tanto, es primordial que el Gerente de Calidad Humana asuma primero en su
propia persona la cultura de la democracia, para después promoverla con su familia, sus
colegas y subordinados, y luego hacia la población. Para eso, tiene que superar el
paradigma clásico de la autoridad fundada en el prestigio personal, el poder encarnado
en el individuo (que hace jugar a ese individuo el papel teatral de su propio poder, ¡con
máscara incluida!), la legitimidad basada en la sola tradición, el fetichismo de los
atributos de la autoridad (el trono y el puesto, los privilegios y la "etiqueta" en la corte
del rey), etc.
Autoridad del diálogo significa autoridad de lo que se dice y hace entre nosotros de
racional y válido (o por lo menos negociado y aceptado), no significa autoridad de las
personas que lo dicen y hacen. Por lo que pide distinguir entre el discurso y su autor, y
distinguir también la crítica al discurso con la animosidad contra su autor, distinciones
difíciles de conseguir en un grupo humano.
Autoridad del diálogo significa también autoridad de los procedimientos y las reglas
de juego que garantizan un verdadero diálogo y su eficacia. Aquí la habilidad del
Gerente de Calidad Humana es un requisito fundamental para la institución y el
funcionamiento de reglas democráticas que realmente funcionen y que no sean meros
votos piadosos o buenas normas sin aplicar. Muchas veces, las organizaciones que se
dicen democráticas viven en base a un pseudo diálogo y consenso, que termina siendo
muy caótico o frustrante:
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− Existen los grupos que temen el conflicto y que instituyen un falso discurso
armonioso de paz entre todos, donde toda discrepancia está evacuada a priori por
autocensura. La pseudo armonía está basada en un miedo a atreverse a discrepar, lo
que significa que reina un autoritarismo solapado y el temor al castigo o la represalia
que lo acompaña siempre. Aquí lo que falta es sincerar las relaciones interpersonales
y desarticular los procesos autoritarios no reconocidos, y que muchas veces se
esconden detrás del aura carismática del líder.
− Existen también los grupos que sufren de "reunionitis aguda", donde todo tiene que
ser discutido y consensuado todo el tiempo por todos, lo que impide la toma de
decisión y la acción, y termina desesperando a todos porque lo que se dice nunca se
hace. Aquí lo que falta es claridad acerca de las metas y la distribución de las
responsabilidades, falta organización: La gente tiene temor a diferenciarse y
articular estas diferencias en estructuras jerárquicas y funcionales. En realidad, si los
objetivos están claros, se puede abandonar muchas actividades a la responsabilidad
individual o grupal de ciertas personas o áreas de la organización sin temor a la
pérdida de cohesión del conjunto, mientras se tiene un método de control y
evaluación pertinente para que cada quien rinda cuentas de tiempo en tiempo. Hay
que saber distinguir acerca de la necesidad de una asamblea general para decidir las
orientaciones básicas de la organización y las pequeñas reuniones funcionales de
coordinación y ejecución.
− Existen los grupos que viven de modo perverso el diálogo, donde los directivos
protegen su responsabilidad detrás de los acuerdos tomados en grupo, haciendo
entender a sus subordinados algo así como: "Si funciona bien lo que tú propusiste,
será el logro de todos, sino… será tú culpa! Pero yo, como directivo "democrático",
no estoy en falta nunca porque “las decisiones se toman en grupo!”. Aquí el error
está en confundir el responsable de la decisión (que, si se trata de una decisión
tomada dialógicamente, es siempre el conjunto de la organización: todos somos
responsables por la decisión tomada en reunión) con el iniciador de la idea (que
siempre es algún miembro de la organización). Reprochar a alguien de haber tenido
una idea y haberla expresado es una perversión ética clásica de los jefes autoritarios
sin autoridad. Hay que clarificar bien las cosas acerca de las responsabilidades de
cada quien y de todos en una organización, para no alimentar el miedo a la
iniciativa.
En fin, entendemos que esta nueva era de la organización social democrática, que tiende
a globalizarse desde hace dos siglos, no es una solución fácil a los problemas de la vida
colectiva. Tiene la enorme tarea de fundar la legitimidad en las relaciones dialógicas
entre nosotros, y ya no en una trascendencia divina, mítica, autoritaria o de prestigio
personal. La era democrática significa el fin de la era del Líder y el inicio de la era
del Liderazgo, entendido como proceso de cohesión interpersonal para crear sinergias
sociales.
15
no individualista de los procesos de conducción compartida de las acciones colectivas.
Es decir que cada quien se vuelve en ciertos momentos líder de la acción colectiva,
según su función y capacidad, y este liderazgo se comparte permanentemente (como en
un partido de fútbol en el cual podemos llamar líder al que tiene la pelota en un
momento dado, puesto que todos los demás empiezan a seguirlo). En esta nueva era
del liderazgo, ya no hay división tajante entre guías y seguidores, ni entre
concepción y ejecución. Cada persona debe tener la capacidad y la madurez de
poder, a un momento dado, mandar y ser mandada, participar, decidir, seguir,
asumir la responsabilidad, sentirse coautor de la acción colectiva, obedecer, juzgar, ser
juzgada, etc. Es el significado de la noción de "liderazgo compartido".
Esta capacidad y esta madurez que se les exige a las personas en una organización
liderada de modo compartido constituyen un desafío, la gran dificultad del modelo. Pero
el carácter justo, equitativo, respetuoso y participativo de esta nueva cultura donde cada
quien puede sentirse coautor responsable partícipe de la acción colectiva, constituye a
su vez lo atractivo del Liderazgo de Calidad Humana, que es la mejor herramienta que
una organización tiene a su disposición para aprovechar de las capacidades de todos sus
miembros, crear consensos sostenibles y promover el reconocimiento de cada persona
como persona humana, y no sólo como mera pieza o engranaje de la gran máquina
organizacional manejada por el Gran Líder. Inútil de decir que sería contradictorio que
nuestras organizaciones (tanto las Empresas como el Estado) promuevan la cultura
democrática hacia la población sin practicarla desde dentro con sus trabajadores.
La dificultad que representa la institución de este modelo nos conduce a la idea de que
la democracia necesita absolutamente ser practicada, desde los ámbitos más locales
y próximos a las personas, para resolver el problema de su déficit de visualización y
encarnación del cual hemos hablado. Para que la ley anónima pueda tener la autoridad,
se necesita que nosotros como personas podamos actuar para formularla, criticarla,
cambiarla, aplicarla, defenderla, etc. El único poder de seducción real de la
democracia reside en la práctica de la ciudadanía activa, el desarrollo del Capital
Social en las acciones colectivas concretas, donde la autoridad democrática pueda ser
vivida en la cercanía, la proximidad y la efectividad. El Gerente de Calidad Humana
democrático deberá facilitar la formación de "comunidades de compromiso" como
dice Senge (op. cit.). Y uno se “compromete” en algo cuando entiende que le puede
interesar y encantar. ¿Cómo encantar a las personas para comprometerse en la acción y
la cultura democráticas? He aquí una de las preguntas fundamentales para el Gerente de
Calidad Humana.
"los lideres son personas que ayudan al surgimiento de nuevas realidades (…). Por el
contrario, los directivos tratan de garantizar el eficaz funcionamiento de una
16
organización en el marco de una determinada realidad, más que de crear una nueva
realidad".
Liderar significa hacer las cosas correctas, mientras que administrar significa
hacer las cosas correctamente6.
Ser director es pues una función organizacional ligada a la rutina del mantenimiento del
conjunto de la institución, mientras que ser líder es un esfuerzo personal para hacer
buenas cosas, e inventar el futuro desde sus propios sueños, su propia misión, invitando
a los demás a participar con convicción y entusiasmo, para que ellos a su vez formulen
su propia visión y el modo de alcanzarla.
Todo esto no significa que la noción del liderazgo compartido acabe con la necesidad de
una reflexión individual y un desarrollo personal, por parte del Gerente de Calidad
Humana. Al contrario, lograr ser un Gerente democrático y un promotor de liderazgo
compartido necesita de un arduo trabajo sobre sí mismo y la adquisición de ciertas
habilidades. Salvo que este trabajo personal no está destinado a que el Gerente se
transforme en el "superhéroe" de la organización laboral, sino en el “facilitador” del
desarrollo de los demás.
Además, la meta del Gerente de Calidad Humana debe de ir más allá del liderazgo de un
grupo humano, dentro de una organización, tiene que visualizar cambios sociales
globales orientados por fines éticos (equidad, democracia, dignidad, desarrollo de
6Ver los trabajos de Warren Bennis sobre el tema. En particular los artículos "El fin
del liderazgo", Harvard DEUSTO Business Review, Número Especial, 2001 y "Liderar
en momentos de desconcierto", Harvard DEUSTO Business Review, Marzo/Abril 2002.
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capacidades, sostenibilidad, cumplimiento de los acuerdos internacionales para el
Desarrollo) más allá de los límites de la organización, porque su trabajo debe de generar
entusiasmo y estar orientado al desarrollo. Logrará ser un líder en la medida en que
pueda crear una comunidad de compromiso alrededor de su visión.
Por lo tanto, las cualidades personales que debe cultivar el Gerente de Calidad Humana
para hacer posibles esta comunidad de compromiso son7:
b. Los Gerentes de Calidad Humanaes líderes eficientes no sólo tienen que crear una
visión. Tienen que crear una visión con significado, para que sea una visión
compartida, es decir que tenga un sentido, un significado para todas las personas
involucradas en ella. Sin significado y sin sentido, las afirmaciones de la visión son
sólo verdades gastadas. Los Gerentes de Calidad Humana deben darse cuenta de que
las personas prefieren vivir una vida dedicada a una idea o una causa en la que creen
que llevar una vida de diversión sin meta alguna. Crear un sentido de propósito
compartido significa entonces colaboración creativa.
d. Esto pide una confianza personal también, para arriesgarse e intentar, y luego
aprender de cada experiencia. El Gerente de Calidad Humana líder tiene una
predisposición a la acción, aunque signifique cometer errores, y debe aprender de
sus errores, obtener retroalimentación sobre cómo hace lo que hace para que pueda
aprender permanentemente.
18
5. Diseñar la organización social democrática: un equipo de alto
rendimiento para promover el desarrollo.
Para contestar a esta pregunta, es preciso entender primero qué es un equipo de trabajo
de "bajo rendimiento":
De modo general, podríamos decir que se trata de un grupo de personas en el cual reina
la crisis relacional de la cual hemos hablado en el inicio: se subutiliza la energía
individual de cada quien y las energías colectivas de todos, se subemplea el potencial
de riqueza humana y se desperdicia enormes cantidades de energía humana para
hacer cosas que no tienen nada que ver con la misión institucional, como protegerse,
defenderse, atacar, sabotear, urdir estrategias bélicas, replegarse sobre sí mismo,
difundir chismes y acusaciones, etc.
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Los elementos patógenos que producen tal bajo rendimiento son bien conocidos: mal
diseño de las relaciones transfuncionales en la organización, falta de visión y de
identificación del personal con la misión de la institución, incremento de los controles y
el autoritarismo por parte de los directivos, frustraciones laborales de todo tipo, estrés
laboral, conflictos interpersonales, miedos, trabajo rutinario aburrido, etc. Tal
despilfarro energético tiene sin embargo una función sistémica en la organización:
mantener este mismo tipo de relaciones patológicas con la organización, entre las
personas y consigo mismo, reciclarlo y retroalimentarlo permanentemente. Es por eso
que muchas organizaciones funcionan a pesar de, pero también gracias a, estas
patologías, creando una cultura organizacional basada en el bajo rendimiento.
Soportan este bajo rendimiento crónico en la medida en que su entorno no es muy
competitivo como para amenazar su existencia (incluyendo por supuesto al mismo
Estado, que aunque funcione mal, no teme desparecer).
8M. Kets De Vries: "Equipos de alto rendimiento: Lecciones de los pigmeos", Harvard
DEUSTO Business Review, Nov/Dic 1999.
20
Kets De Vries enumera 8 lecciones de la sociedad pigmea para la eficacia del trabajo en
equipo:
La confianza básica es una visión positiva de la realidad y del entorno que funciona
como un antídoto contra la multiplicación de leyes, reglamentos, trámites y trabas entre
las personas, que ahogan la iniciativa personal y la acción colectiva. La confianza en un
equipo de trabajo simplifica la vida, permite la creatividad (disminuye el temor a la
equivocación) y da la oportunidad de no tener que asumir un comportamiento rígido
artificial sino de ser sincero y sí mismo en las relaciones laborales. Esta confianza
básica sólo se logra articulada con el respeto mutuo entre personas, la no
discriminación y la no exclusión (igualdad de géneros, flexibilidad de los roles y
funciones, poca especialización y baja jerarquía), y la alegría en el ambiente diario de
interrelaciones, todas cosas que los pigmeos saben muy bien practicar.
Complemento lógico de la confianza, cada miembro del equipo debe poder contar con el
apoyo y la protección de los demás. Pero esto implica mantener la autoestima de cada
persona. No sólo se trata de prohibir la violencia dentro del equipo, sino de instituir un
sistema de solución de conflictos en el cual todos participan para defender la integridad
del equipo sin que la persona afectada sienta que haya perdido el respeto. Luego, el
conflicto se replantea como colaboración para no generar frustraciones futuras (es decir
otras fuentes de conflicto).
Por lo tanto, los pigmeos han entendido que la gestión de la comunicación fluida
necesitaba de una estructura funcional no autoritaria y una "gestión emocional" para la
solución de los conflictos. Implica esta última la capacidad para exteriorizar los
sentimientos, reducir las reacciones defensivas, luchar contra el "tabú emocional" para
sincerar la comunicación (poder decir al otro qué siento y cómo me siento).
21
Un equipo de alto rendimiento no puede nunca prescindir de un fuerte sentido de
responsabilidad comunitaria, basado en objetivos comunes compartidos, y claramente
definidos para todos. Aunque parezca obvio, es de lamentar que en tantas de nuestras
organizaciones laborales modernas, tantas personas no sepan exactamente para qué
trabajan y cuál es la meta final de sus esfuerzos. Sin embargo, las reglas y las metas
claras son los pilares de un trabajo en equipo eficaz. En este sentido, el Gerente De
Calidad Humana podrá aprovechar en su organización del carácter ético de las metas de
desarrollo social que fácilmente provocan el entusiasmo. Pero el trabajo diario no
deberá desesperar ese entusiasmo y contradecir en los hechos las buenas metas de la
organización.
Es obvio que un equipo de alto rendimiento, al igual que cualquier grupo humano
tradicional, no podría perdurar mucho tiempo promocionando entre sus miembros la
cultura del egoismo, la competencia exacerbada de todos contra todos, el individualismo
del "free rider", el éxito personal, que son, sin embargo, los rasgos más sobresalientes
del modelo de vida contemporáneo que se nos promociona por todas partes, y que
paulatinamente va destruyendo el capital social de cada comunidad, remplazándolo por
el culto al dinero y la atomización de los individuos en competencia permanente los
unos contra los otros. Las interacciones que se dan en un equipo de trabajo no pueden
concebirse sobre el modelo de los juegos de suma nula (juegos en los cuales si yo gano
tú pierdes y viceversa).
Otra vez, los pigmeos, como pequeño grupo de cazadores "cuya supervivencia depende
crucialmente de una colaboración estrecha y de un sistema de obligaciones recíprocas
que garantice que todos se llevan una parte de las capturas de la jornada" (op. cit. p 81)
nos demuestran la importancia de la solidaridad como valor eje del trabajo en equipo,
que debe estar diseñado de tal modo que si yo gano, todos ganan y viceversa. Tal diseño
organizacional pide, por parte del gerente, lograr conseguir un equilibrio entre libertad y
solidaridad: "El trabajo en equipo es un curioso acto de equilibrio, una forma de
participación que sólo puede rendir frutos en una atmósfera que fomente la libertad
individual y las oportunidades creativas bajo el paraguas de unos objetivos globales del
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grupo, una forma de interdependencia entre las necesidades de la persona y las de la
organización. Para que este equilibrio funcione, todos los miembros del equipo deben
asumir las limitaciones a su libertad individual." (ibid).
Aquí reside el secreto de la Gerencia de Calidad Humana eficaz para lograr la tan
anhelada Participación: compartir el liderazgo para la definición de los objetivos.
Kets De Vries escribe al respecto: "una de las prácticas utilizadas con éxito por los
líderes de equipos para fomentar la plena participación es la disposición a compartir los
objetivos del grupo, evitando a toda costa el secretismo de cualquier tipo. Tratan con
respeto a los miembros del grupo, escuchan para obtener feedback y formulan
preguntas, resuelven problemas y se muestran tolerantes y flexibles (…) De este modo,
crean un ambiente de desarrollo y aprendizaje, y durante el proceso animan a los
miembros del grupo a evaluar sus propios avances y su desarrollo" (op. cit. p 81/82).
Quizás el punto más importante, y también más olvidado del ambiente laboral, es aquel
de la necesidad de crear y mantener un espacio tiempo informal dentro de la
organización para el juego, la creatividad y el humor. Además de los espacios formales
de trabajo con tareas definidas y controladas, debe de reinar en un equipo de trabajo
sano un clima relajado y lúdico, y existir ciertos momentos y espacios protegidos para
que las personas puedan libremente asumir riesgos sin temor a repercusiones por los
eventuales errores cometidos, un espacio donde puedan jugar y reír sinceramente.
9
Es importante resaltar que existe el mismo fenómeno en muchas culturas selváticas de la Amazonía,
organizadas no con un poder jerárquico, sino como sociedades "contra el poder jerárquico", como el
antropólogo Pierre Clastres lo determinó en su ensayo de etnología política: La sociedad contra el
Estado. Ver: Investigaciones en antropología política, Barcelona: Gedisa, 1981.
23
Como lo dice el autor del artículo, el trabajo en equipo es una cuestión de
equilibrios, entre libertad personal y solidaridad grupal, entre espacio formal de
tareas y funciones y espacio informal de creatividad sin metas predefinidas.
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