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Características generales
La característica más evidente del arte gótico es un naturalismo cada vez mayor, frente a las simplificadas e
idealizadas representaciones del románico. Se considera que esta característica surge por primera vez en la
obra de los artistas italianos de finales del siglo XIII, y que marcó el estilo dominante en la pintura europea
hasta el final del siglo XV. La pintura gótica se aproxima a la imitación a la naturaleza que será el ideal del
renacimiento, incluyendo la representación de paisajes, no obstante, sigue siendo poco usual. Se desprende
de los convencionalismos y amaneramientos bizantinos y románicos, pero no toma como ideal de belleza el
arte griego ni romano antiguo. Por lo mismo, aunque dicha pintura es un verdadero renacimiento, se
distingue de la propiamente llamada del Renacimiento clásico en que no cifra, como ésta, su perfección en
la belleza de las formas exteriores (que, aún sin descuidarlas, resultan, a veces, algo incorrectas en la pintura
gótica) sino, sobre todo, en la expresión de la idea religiosa y en dar a las figuras cierto sabor místico y
eminentemente cristiano. A pesar de ello, también ha de decirse que es en este momento en el que comienza
la pintura profana, esto es, la pintura en que los temas ya no son siempre religiosos.
Técnicas
La pintura, esto es, la representación de imágenes sobre una superficie, durante el periodo gótico, se
practicaba en cuatro técnicas principales: pintura mural, vidrieras, pintura sobre tabla y miniaturas.
Pintura mural
La pintura mural o frescos siguieron usándose como el principal medio para la narración pictórica en las
paredes de las iglesias en el Sur de Europa, especialmente en Italia, como una continuación de las
tradiciones cristiana y románica anteriores. Fuera de Italia no se cultivaron mucho. Italia, apegada a la forma
basilical de las iglesias, conservó mayor extensión en los muros para las pinturas y mosaicos que narran
historias religiosas.
En la Toscana, las escuela sienesa y florentina, con el Giotto como el más grande de los pintores del
Trecento, continuaron la tradición de la gran pintura mural, ya que la arquitectura gótica no llegó a echar
raíces en Italia como en Francia. Esta pintura toscana del Trecento, siendo plenamente gótica, anticipa ya el
Renacimiento. Los nombres más destacados fueron Cimabue y Giotto.
Vidrieras
Frente a lo que ocurre en
Italia, en el norte de Europa,
las vidrieras fueron el arte
preferido hasta el siglo XV.
El desarrollo de la
Arquitectura gótica con la
progresiva sustitución del
muro por grandes ventanales
con vitrales de colores que
Vitral de la cabecera de la Iglesia de
permiten el paso hacia el
San Pedro de Caen (Siglo XIII).
espacio interior de una luz
Normandía, Francia. polícroma y matizada,
implicó, en las grandes
Madonna con ángeles y San
catedrales góticas de
Francisco, obra de Cimabue, hacia
Francia, a la práctica desaparición de la pintura mural que se había
1280, pintura al fresco ejecutada en
desarrollado ampliamente en los muros de las iglesias románicas.
la iglesia inferior de Asís.
En una primera etapa los colores son vivos y saturados, el plomo delimita las formas, las cuales son
delineadas con precisión para poder ser vistas a través de la irradiación luminosa de la vidriera, ello conduce
a la tendencia de descomponer la vidriera en medallones, nichos u otro tipo de compartimentos. Las
vidrieras revelan, más que ningún otro arte, el componente irrealista y artificial del arte gótico.
A mediados del siglo XIII se produce una modificación profunda de la gama de colores ya que los fondos
incoloros se asocian a los tonos quebrados de las escenas y figuras. Con una gama potente pero restringida,
las menudas figuras humanas se hacen más agitadas y libres. En la Iglesia de San Urbano de Troyes (hacia
1270) o en las vidrieras de medio punto de la catedral de Beauvais, es donde se dan los mejores ejemplos de
estas innovaciones.
En el siglo XIV, tras el descubrimiento del amarillo de plata los vitrales ganan en ligereza, llenándose de un
preciosismo dorado que antes nunca tuvieron. En Normandía, en el coro de Saint-Ouen de Ruan y en la
Catedral de Évreux se hallan las vidrieras más bellas. El arte de las vidrieras culmina en un estilo exquisito
de una calidad igual o superior a las obras maestras de la miniatura. En la cuenca del Loira, en Champaña o
en Alsacia se completa el panorama de las vidrieras en Francia, culminando en las naves laterales de la
Catedral de Estrasburgo.
En Inglaterra destaca la gran ventana occidental de la catedral de York. En España, las vidrieras más
destacadas son las de la catedral de León.
Los manuscritos iluminados representaron la más completa documentación de la pintura gótica, registrando
en sus miniaturas la existencia de una serie de estilos en lugares donde no han sobrevivido otras obras
monumentales. En la pintura de los códices (o miniaturas), sobre todo en Francia, buscando la realidad y
delicadeza en las figuras, todavía les faltaba mucho a éstas para ser modelos en dibujo y perspectiva.
Las miniaturas consistían en pequeñas composiciones : pinturas o dibujos de
figuras enmarcadas en las letras iniciales o en diversos compartimentos
como medallones, arabescos etc. Se llamaban miniaturas porque se
realizaban con minio, u óxido de hierro, mezclado con colorantes naturales.
Aunque se ha dicho que la pintura gótica tiene su espacio propio en los grandes vitrales de las Catedrales y
en las miniaturas polícromas de los libros, lo cierto es que la pintura propiamente dicha donde subsistió fue
en los retablos, las tablas pintadas que forman los frontales o los laterales de los altares y en los muros de las
capillas laterales. Puede diferenciarse, además, entre los retablos, que son tablas pintadas o esculpidas que
ornamentan los altares de las iglesias, y las tablas de devoción, individuales, de menor tamaño, que adornan
las iglesias y las casas particulares.
Estilo gótico-lineal
El estilo gótico lineal se desarrolla entre el siglo XIII y el XIV. Destaca la importancia que le da a las líneas
del dibujo. Predomina un cromatismo vivo frente a los matices de color. Los temas, naturalistas, se tratan
con sencillez.
Comienza a verse en esta época pintura sobre tabla, pudiéndose mencionar el Díptico de la Virgen (Museo
de Berlín) y numerosos frontales catalanes y aragoneses, como el de Valltarga o el de Avià. En España se
sigue cultivando la pintura mural en esta época, destacando la Sala Capitular de Sigena (MNAC) y la capilla
de San Martín, en la Catedral Vieja de Salamanca, obra de Antón Sánchez de Segovia. En el techo de la
catedral de Teruel pueden verse las pinturas atribuidas a Domingo Peñaflor.
Estilo italo-gótico
Este estilo se fue formando a lo largo del siglo XIII (Duecento) en Italia. Se fundieron las tradiciones del
arte bizantino con los primitivos estilos clásicos o paleocristianos en pinturas y paneles de Florencia y Siena.
Demostraban más realismo del que se encontraba en el arte románico y en el bizantino, caracterizado por
una huida de la llamada maniera greca que dominaba Italia, y que fue sustituida por un estilo más realista.
Se sentía fascinación por la perspectiva, y por la ilusión de crear espacios que parecieran reales, con figuras
menos rígidas y estilizadas, más anatómicamente correctas y que presentaran estados de ánimo en sus gestos
y actitudes. Se muestra también un interés por la narrativa pictórica y una espiritualidad intensificada por
influencia franciscana.
En el siglo XIII (Duecento) se distingue la escuela toscana, particularmente la obra de Giunta Pisano. A esta
primera etapa de la pintura gótica ha de atribuirse igualmente la labor de la escuela romana de mosaicos y
pintural murales, cuyos nombres más destacados son los de Jacopo Torriti y Pietro Cavallini. Cavallini
fundió la pintura de la tradición local romana (arte romano y arte paleocristiano) con las convenciones
bizantinas; sus vigorosos y bellos frescos y mosaicos muestran un dominio del naturalismo.
Escuela florentina
Se considera a Cimabue el iniciador de la escuela florentina del Trecento. Trabajó en Roma en 1272,
conociendo allí el mundo clásico y la pintura paleocristiana y románica, lo que le influyó para abandonar la
bidimensionalidad del estilo bizantino y encaminarse a un mayor realismo. Su obra más conocida es la
Maestà, que estaba en el altar de la iglesia de Santa Trinità de Florencia. A finales de siglo estuvo trabajando
en la Asís.
No obstante, el gran maestro de esta escuela es un discípulo suyo,
Giotto (h. 1266-1337), al que se considera como auténtico iniciador
de la pintura moderna. Es Giotto quien busca representar el espacio
correctamente, así como adecuar las expresiones y los gestos en
relación con el estado de ánimo del personaje. Dio un tratamiento
revolucionario a la forma y a la representación realista del paisaje,
introduciendo la tridimensionalidad, lo que significó un gran paso en
la historia de la pintura. Con él llega a la cumbre la pintura gótica
italiana. En la Capilla de los Scrovegni, en Padua, se encuentra todo
un ciclo de frescos (1305-1306) que mostraron escenas de la vida de
la Virgen. También es importante su intervención en Asís, con un
ciclo sobre la vida de San Francisco. Giotto tenía un gran poder para
organizar toda una escena en torno a una imagen central, como El beso de Judas, 1304-1306,
puede verse en una de sus obras más famosas, el Beso de Judas. fresco, 200 x 185 cm, Capilla de los
Estuvo en Roma en 1330, donde pintó un fresco en el palacio de Scrovegni, Padua.
Letrán. Allí conoció las innovaciones de Pietro Cavallini.
La impresión que les causó la fidelidad a la naturaleza de la obra de Giotto a sus contemporáneos, fue
irresistible. La capacidad de simplificar y ordenar la experiencia de la realidad para lograr la representación
directa de las cosas, junto a la disposición las historias en compartimentos historiados concebidos como
ventanas donde Giotto sitúa los personajes cargados todavía de un peso escultórico que contrasta con la
elocuencia de sus gestos. Sobre el fondo de arquitecturas o paisajes dibujados en complejas perspectivas,
Giotto desarrolla el «espacio pictórico», un ámbito de tridimensional que se extiende en profundidad por
detrás de la superficie pintada en lo que es la principal innovación de la pintura del Trecento y el más
importante avance que se haya dado en toda la Historia de la Pintura. Con el espacio pictórico nace la
pintura moderna. Seguidores suyos fueron Taddeo Gaddi y Andrea Orcagna.
La Peste Negra que devastó Italia a mediados del siglo XIV afectó profundamente a Florencia, lo mismo que
a Siena. Su versión más impresionante es un fresco ejecutado en el año 1350 en el Campo santo de Pisa, el
cementerio junto a la catedral de Pisa. Esta obra, atribuida a Francesco Traini, discípulo y seguidor de
Giotto, reproduce fragmentos dramáticos y simboliza el crepúsculo de la gran pintura italiana del Trecento.
Un incendio, en 1944, dañó el fresco, que tuvo que ser retirado.
La herencia de Giotto y Martini que había suscitado la mayor renovación pictórica de toda la Historia de la
pintura, no se reencontrará en Italia hasta un siglo más tarde, cuando el genio del arquitecto Brunelleschi,
juntamente con los pintores Masaccio y Piero della Francesca o del escultor Donatello, eleven los destinos
del Arte hasta el Renacimiento.
Escuela sienesa
Se inicia con Duccio, quien, aún fuertemente influido por la pintura bizantina, intentó superar su
bidimensionalidad. En los siglos XIII y XIV, la ciudad de Siena competía en el esplendor de su arte con
Florencia. Es en esta ciudad en la que Duccio ejecuta su mayor obra y una de las más famosas pinturas
italianas: la Maestà de la catedral de Siena. Fue contratada por la catedral de Siena en 1308 e instalada allí
con gran ceremonia en 1311. Posteriormente, la obra fue desmantelada y vendida, en parte porque no era
apreciada. Como consecuencia, hay paneles de la Maestà en diversas partes del mundo, como Washington
DC, Nueva York y Londres. La Maestà fue pintada por los dos lados: en un lado la Virgen con el Niño y en
el otro escenas de los Evangelios; revela fuertes lazos con la tradición bizantina, pudiendo apreciarse la
influencia de Europa Septentrional en las formas graciosas y ondulantes de las figuras. Duccio recibió esa
influencia de segunda mano, a través de las esculturas de Nicola y Giovanni Pisano XXXX.
Se considera a Simone Martini como el artista más puramente gótico de
Siena, ejemplo por antonomasia del estilo italo-gótico, y el único que podía
rivalizar con Duccio. El estilo gótico norte-europeo estaba representado en
la Italia de la época por Francia. En 1266 una de las ramas de la Casa de
Anjou estableció una corte en Nápoles y Martini fue llamado para pintar un
cuadro por encargo del rey Roberto el Prudente. Su Madonna con santos y
ángeles del gran salón del Palacio Comunal de Siena (1315) es muy
característica, poniendo de manifiesto la influencia que en él ejerció la
pintura francesa, aunque aún mantiene lazos con la tradición bizantina.
El nuevo estilo italiano influyó en la pintura de los distintos países, pudiendo citarse a Jean Pucelle en
Francia y al maestro Bertram en Alemania. Por lo que se refiere a España, pronto se recibieron directamente
obras realizadas en Italia, como el retablo de Don Juan de Manuel (catedral de Murcia), obra de Barnaba da
Modena. Pintores italianos, como Gerardo Starnina, trabajaron en la península ibérica. En Cataluña inició el
estilo Ferrer Bassa, que debió pasar un tiempo en Italia. No obstante, el autor más destacado de la escuela
catalana es Ramón Destorrents. Pueden mencionarse, asimismo, a los hermanos Jaume y Pere Serra.
Estilo internacional
El estilo internacional fusiona, a finales del siglo XIV, características del gótico lineal propio del Norte de
Europa y la pintura trecentista italiana. Los artistas destacados viajaban de Italia a Francia y a la inversa, así
como por toda Europa, de manera que las ideas se divulgan y combinan. Los pintores siguen una técnica
minuciosa, representando con gran detalle las anécdotas, buscando reflejar
la realidad con gran naturalismo, pero sin olvidar el sentido simbólico de lo
que se representa. Las figuras se estilizan, y abundan los plegados en los
ropajes. Ahora, los temas, aunque religiosos, se interpretan como profanos,
los santos se transforman en apuestos caballeros y distinguidas damas, que
se desenvuelven con ademanes exageradamente afectados en ambientes
palaciegos. Obras de este estilo se vieron no sólo en esos dos países ya
mencionados, sino también en Inglaterra, Alemania, Austria o Bohemia.
Algunas obras de arte gótico muestran el impacto de la Peste Negra. Esta epidemia, que hoy se sabe que era
de peste bubónica, desvastó Europa entre 1347 y 1351. En aquella época muchos consideraron que se
trataba de un castigo de Dios. Artistas como el Maestro de las Horas de Rohan reflejaban en sus obras un
interés por la muerte y el juicio divino. En aquella misma época, sin embargo, había autores que no parecían
afectados por la peste, como el sienés Sassetta. Vivió este pintor una época de paz en Siena, bajo un
gobierno republicano durante el cual la ciudad pudo rivalizar artísticamente con Florencia.
Surge en Flandes durante el primer tercio del siglo XV, al mismo tiempo en
que en Italia se encuentran ya en el Renacimiento. Este estilo se difunde por
el resto de Europa, salvo Italia, durante el resto del siglo. Actualmente,
también puede encontrarse que a esta etapa de la pintura se la llama
Prerrenacimiento o también Renacimiento nórdico, abarcando la obra de los
flamencos hermanos Van Eyck, Rogier van der Weyden, Hugo van der Goes
y Memling o los alemanes Multscher y Witz.
La mayor parte de las obras son encargos privados para la aristocracia o la burguesía, por lo que tienen un
fuerte contenido civil y profano. Predominan los cuadros religiosos aunque, a menudo, se interpretan como
sucesos cotidianos; de hecho, es común que quien encarga la obra, es decir, el donante, aparezca en la
escena como un personaje más; a partir de la presencia del donante se desarrolla un nuevo género: el retrato.
Dentro de los primitivos flamencos, se considera que los pioneros fueron los hermanos Hubert y Jan Van
Eyck (1380-1441), además del pintor cuya identidad no ha sido plenamente establecida y que se conoce
como Maestro de Flémalle.
A Jan van Eyck se le atribuye la invención de la pintura al óleo. Jan trabajaba como pintor oficial del Duque
de Borgoña, lo que le permitió moverse en un ambiente aristocrático y refinado y se convirtió en un pintor
elitista. Por eso sus cuadros son auténticas joyas, con personajes muy solemnes, fríos e impasibles. Sus
mayores preocupaciones fueron el realismo, el tratamiento de la luz y la perspectiva. Con su hermano, hizo
una obra maestra del arte flamenco: el Políptico del Cordero Místico de la catedral de San Bavón en Gante
(1432), basado en un pasaje del Apocalipsis. Otras obras famosas de Van Eyck son cuadros de devoción,
especialmente la Virgen del Canciller Rolin y la del canónigo Van der Paele, ambas muy similares y con
excelentes retratos de los donantes; y retratos admirables, como el del Matrimonio Arnolfini, una alegoría
con un avanzado tratamiento de la perspectiva y de la luz.
Comparte mérito como iniciador de este estilo el Maestro de Flémalle, con gran riqueza de colorido y
sentido escultórico de las formas, además de un indudable simbolismo. Se ha identificado con Robert
Campin, aunque también hay quien ha sostenido que es Roger van der Weyden en su fase juvenil. Destaca el
Tríptico de Werle, tablas en las que está representada Santa Bárbara, el donante Enrique Werle con San Juan
Bautista y los desposorios de la Virgen, en el Museo del Prado.
Segundo tercio del siglo
En esta misma época trabajaron dos pintores que dieron gran importancia a la luz: Dierick Bouts, cuyas
figuras alargadas están dotadas de un fuerte carácter escultórico y Petrus Christus, con cierta tendencia a la
abstracción.
En el último tercio del siglo XV y principios del XVI trabajaron una serie de pintores que profundizaron en
las características del nuevo estilo. Algunos de ellos fueron meramente conservadores de las técnicas
anteriores a ellos, como Hans Memling y Gérard David. Gerard David fue el sucesor de Memling en Brujas
y fue un artista de éxito. Su obra representa el auge del estilo característico de los Países Bajos.
Pero hubo otros de mayor originalidad, que pretendían superar los límites del estilo flamenco, entre ellos,
Hugo van der Goes, Geertgen tot Sint Jans y, el más notable de ellos, Hieronymus Van aeken, llamado el
Bosco. Aunque tuvo una vida acomodada, le obsesionaban la religión y el pecado. Por eso, sus tablas se
llenan de figuras fantásticas y visiones diabólicas, cuyo objetivo parece ser moralizar a base de ácidas
críticas, pero recurriendo a numerosos recursos pictóricos (el claroscuro, la perspectiva, los paisajes), que
suavizan su mensaje haciéndolo más poético. Es célebre por sus obras fantásticas y misteriosas, por lo que
hay que considerarlo aparte de sus contemporáneos. Tiene un estilo inigualable y su simbolismo permanece
vivo incluso en la actualidad. El Bosco expresa las ansiedades de una época de convulsión social y política.
De su abundante obra destacan El Jardín de Las Delicias, gran tríptico que resume la historia moral de ser
humano de la creación a la condenación, y El Carro de Heno, otro tríptico que critica el egoísmo y la falta de
templanza frente a los placeres prohibidos. Estas dos obras se encuentran en el Museo del Prado, gracias a
que el rey Felipe II era gran admirador de su obra y formó una importante colección de pinturas del artista.
En la segunda mitad del siglo XV, la influencia flamenca se extendió por Europa. En Francia destaca el
pintor de la corte, Jean Fouquet. En torno a Aviñón trabajaron Enguerrand Charonton, Nicolás Froment, y el
Maestro de Moulins. En Alemania destacan los nombres de Konrad Witz, Martin Schongauer, Hans Holbein
el Viejo y Michael Wolgemut, maestro de Durero. El principal autor
de estilo luso-flamenco fue Nuno Gonçalves.
Referencias
Beckett, W., A História da Pintura. São Paulo: Editora Ática. 1997.
Janson, H. W., A História Geral da Arte. São Paulo: Martins Fontes. 2001.
Azcárate Ristori, J. M.ª de, «Pintura gótica anterior al siglo XV» y «Pintura gótica del siglo
XV», en Historia del arte, Ed. Anaya, 1986. ISBN 84-207-1408-9.
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Esta página se editó por última vez el 23 jul 2020 a las 22:59.
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