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Pintura gótica

La pintura gótica, una de las expresiones del arte gótico, no


apareció hasta alrededor del año 1200, es decir, casi 30 años después
del comienzo de la arquitectura y la escultura gótica. La transición
del románico al gótico es muy imprecisa y no hay un claro corte, y
podemos ver los comienzos de un estilo que es más sombrío, oscuro
y emotivo que en el periodo previo, a principios del siglo XIII. El
impulso decisivo de esta pintura realista cristiana se produjo en la
Italia septentrional de finales de siglo. Diseminándose por el resto de
Europa, el periodo gótico se extendió durante más de doscientos
años.

Simone Martini (1285–1344), un


Índice niño cae desde un balcón y se salva
por la intercesión de San Agustín.
Características generales
Temas oscuros y una intensa
Técnicas emoción se vieron cada vez más
Pintura mural acentuadas en el arte gótico tardío.
Vidrieras
Miniaturismo e ilustración de libros
Pintura sobre tabla
Fases de la pintura gótica
Estilo gótico-lineal
Estilo italo-gótico
Escuela florentina
Escuela sienesa
Difusión por Europa
Estilo internacional
Estilo flamenco
Primer tercio del siglo
Segundo tercio del siglo
Último tercio de siglo
Difusión del estilo flamenco por Europa
Referencias

Características generales
La característica más evidente del arte gótico es un naturalismo cada vez mayor, frente a las simplificadas e
idealizadas representaciones del románico. Se considera que esta característica surge por primera vez en la
obra de los artistas italianos de finales del siglo XIII, y que marcó el estilo dominante en la pintura europea
hasta el final del siglo XV. La pintura gótica se aproxima a la imitación a la naturaleza que será el ideal del
renacimiento, incluyendo la representación de paisajes, no obstante, sigue siendo poco usual. Se desprende
de los convencionalismos y amaneramientos bizantinos y románicos, pero no toma como ideal de belleza el
arte griego ni romano antiguo. Por lo mismo, aunque dicha pintura es un verdadero renacimiento, se
distingue de la propiamente llamada del Renacimiento clásico en que no cifra, como ésta, su perfección en
la belleza de las formas exteriores (que, aún sin descuidarlas, resultan, a veces, algo incorrectas en la pintura
gótica) sino, sobre todo, en la expresión de la idea religiosa y en dar a las figuras cierto sabor místico y
eminentemente cristiano. A pesar de ello, también ha de decirse que es en este momento en el que comienza
la pintura profana, esto es, la pintura en que los temas ya no son siempre religiosos.

En el gótico, en correspondencia con las nuevas tendencias


filosóficas y religiosas (recuperación de la filosofía de Aristóteles a
través del averroísmo, humanismo de San Francisco de Asís) se
tendió a aproximar la representación de los personajes religiosos (los
santos, los ángeles, la Virgen María, Cristo) en un plano más
humano que divino, dejándoles demostrar emociones y sentimientos
(placer, dolor, ternura, enojo), rompiendo el hieratismo y formalismo
románico. El artista gótico busca su inspiración en la vida. Hay
mucho sentimiento en las obras góticas. Paralelamente, la cultura
burguesa demanda una nueva elegancia dentro del arte. Hay más
detalles narrativos, más frescura, color, luminosidad,... que se logran Expresión de dolor y lamentación en
con técnicas más refinadas. uno de los ángeles del Llanto sobre
el cuerpo de Cristo, pintura mural
En el principio del periodo gótico, el arte se producía principalmente realizada por Giotto (h. 1266-1337)
con fines religiosos. Muchas pinturas eran recursos didácticos que en la Capilla de los Scrovegni de
hacían el cristianismo visible para una población analfabeta; otras Padua.
eran expuestas como iconos, para intensificar la contemplación y las
oraciones. Los primeros maestros del gótico conservaban la
memoria de la tradición bizantina, pero también crearon figuras persuasivas, con perspectiva. En efecto, se
produjeron lentos avances en el uso de la perspectiva y de otras cuestiones técnicas en pintura en cuanto al
tratamiento de los soportes (que permiten la mayor difusión de un arte mobiliar), los pigmentos y los
aglutinantes.

Técnicas
La pintura, esto es, la representación de imágenes sobre una superficie, durante el periodo gótico, se
practicaba en cuatro técnicas principales: pintura mural, vidrieras, pintura sobre tabla y miniaturas.

Pintura mural

La pintura mural o frescos siguieron usándose como el principal medio para la narración pictórica en las
paredes de las iglesias en el Sur de Europa, especialmente en Italia, como una continuación de las
tradiciones cristiana y románica anteriores. Fuera de Italia no se cultivaron mucho. Italia, apegada a la forma
basilical de las iglesias, conservó mayor extensión en los muros para las pinturas y mosaicos que narran
historias religiosas.

En la Toscana, las escuela sienesa y florentina, con el Giotto como el más grande de los pintores del
Trecento, continuaron la tradición de la gran pintura mural, ya que la arquitectura gótica no llegó a echar
raíces en Italia como en Francia. Esta pintura toscana del Trecento, siendo plenamente gótica, anticipa ya el
Renacimiento. Los nombres más destacados fueron Cimabue y Giotto.

Vidrieras
Frente a lo que ocurre en
Italia, en el norte de Europa,
las vidrieras fueron el arte
preferido hasta el siglo XV.
El desarrollo de la
Arquitectura gótica con la
progresiva sustitución del
muro por grandes ventanales
con vitrales de colores que
Vitral de la cabecera de la Iglesia de
permiten el paso hacia el
San Pedro de Caen (Siglo XIII).
espacio interior de una luz
Normandía, Francia. polícroma y matizada,
implicó, en las grandes
Madonna con ángeles y San
catedrales góticas de
Francisco, obra de Cimabue, hacia
Francia, a la práctica desaparición de la pintura mural que se había
1280, pintura al fresco ejecutada en
desarrollado ampliamente en los muros de las iglesias románicas.
la iglesia inferior de Asís.

El muro translúcido fue el primer espacio propio o ámbito donde se


desarrollaron las artes del dibujo y del color en el Gótico. Durante la
Baja Edad Media el arte de los vitrales de las catedrales e iglesias se desarrolló, en Europa, paralelamente
con la arquitectura gótica, la cual se caracterizaba por la altura de sus naves y la audacia de sus estructuras
con bóvedas de crucería que se apoyaban en esbeltos soportes y arbotantes para transmitir al suelo el peso y
el empuje de las bóvedas, liberando de las funciones resistentes a los muros de los edificios que
progresivamente fueron sustituidos por ventanales y tracerías o encajes de piedra con vitrales de color.

En una primera etapa los colores son vivos y saturados, el plomo delimita las formas, las cuales son
delineadas con precisión para poder ser vistas a través de la irradiación luminosa de la vidriera, ello conduce
a la tendencia de descomponer la vidriera en medallones, nichos u otro tipo de compartimentos. Las
vidrieras revelan, más que ningún otro arte, el componente irrealista y artificial del arte gótico.

A mediados del siglo XIII se produce una modificación profunda de la gama de colores ya que los fondos
incoloros se asocian a los tonos quebrados de las escenas y figuras. Con una gama potente pero restringida,
las menudas figuras humanas se hacen más agitadas y libres. En la Iglesia de San Urbano de Troyes (hacia
1270) o en las vidrieras de medio punto de la catedral de Beauvais, es donde se dan los mejores ejemplos de
estas innovaciones.

En el siglo XIV, tras el descubrimiento del amarillo de plata los vitrales ganan en ligereza, llenándose de un
preciosismo dorado que antes nunca tuvieron. En Normandía, en el coro de Saint-Ouen de Ruan y en la
Catedral de Évreux se hallan las vidrieras más bellas. El arte de las vidrieras culmina en un estilo exquisito
de una calidad igual o superior a las obras maestras de la miniatura. En la cuenca del Loira, en Champaña o
en Alsacia se completa el panorama de las vidrieras en Francia, culminando en las naves laterales de la
Catedral de Estrasburgo.

En Inglaterra destaca la gran ventana occidental de la catedral de York. En España, las vidrieras más
destacadas son las de la catedral de León.

Miniaturismo e ilustración de libros

Los manuscritos iluminados representaron la más completa documentación de la pintura gótica, registrando
en sus miniaturas la existencia de una serie de estilos en lugares donde no han sobrevivido otras obras
monumentales. En la pintura de los códices (o miniaturas), sobre todo en Francia, buscando la realidad y
delicadeza en las figuras, todavía les faltaba mucho a éstas para ser modelos en dibujo y perspectiva.
Las miniaturas consistían en pequeñas composiciones : pinturas o dibujos de
figuras enmarcadas en las letras iniciales o en diversos compartimentos
como medallones, arabescos etc. Se llamaban miniaturas porque se
realizaban con minio, u óxido de hierro, mezclado con colorantes naturales.

En el periodo románico y en el primer gótico los temas tenían carácter sacro,


su composición estaba influida por criterios similares a los que regían para
los vitrales de las catedrales e iglesias del propio periodo. En el siglo XIV,
se introdujeron temas profanos y el arte de las miniaturas se trasladó a los
talleres artesanos de París, Borgoña y Flandes.

Los manuscritos ilustrados tuvieron una amplia difusión internacional, a


Anónimo, San Bernardo de través de las cortes de la nobleza europea.
Claraval, Inicial de la letra B
en un manuscrito del Siglo Destacados miniaturistas fueron Jean Pucelle, Jacquemart de Hesdin y los
XIII. hermanos Limbourg. Quizá el más famoso manuscrito gótico sean Las muy
Ricas Horas del Duque de Berry.

Pintura sobre tabla

Aunque se ha dicho que la pintura gótica tiene su espacio propio en los grandes vitrales de las Catedrales y
en las miniaturas polícromas de los libros, lo cierto es que la pintura propiamente dicha donde subsistió fue
en los retablos, las tablas pintadas que forman los frontales o los laterales de los altares y en los muros de las
capillas laterales. Puede diferenciarse, además, entre los retablos, que son tablas pintadas o esculpidas que
ornamentan los altares de las iglesias, y las tablas de devoción, individuales, de menor tamaño, que adornan
las iglesias y las casas particulares.

La pintura sobre tabla, generalmente retablos, se


impuso por toda Europa. En el siglo XV era ya la
forma pictórica predominante, suplantando incluso
a las vidrieras. De tablas o frontales únicos se pasó
a dípticos, tríptico, y luego complicados polípticos
que combinaban numerosas piezas hasta llegar a
los grandes retablos del siglo XIV, con muchas
tablas que se organizan con el banco o predela
(cuerpo inferior) y calles verticales, separadas por
estrechas entrecalles; en la calle central se
Maestá del Duomo de Siena, obra de Duccio di
representaba el tema principal del retablo. Buoninsegna, una de las obras más famosas de la
pintura italiana; temple sobre madera, 214 x 412 cm
Se ejecutaba al temple, que usaba como aglutinante
Museo dell'Opera Metropolitana del Duomo, Siena.
el huevo o la cola obtenida de los huesos de
animales. Es novedad de la última fase del gótico el
cambiar ese aglutinante por aceite, dando así lugar
a la pintura al óleo. El óleo sobre lienzo no se hizo popular hasta los siglos XV y XVI y fue el punto de
partida del arte renacentista.

Fases de la pintura gótica

Estilo gótico-lineal
El estilo gótico lineal se desarrolla entre el siglo XIII y el XIV. Destaca la importancia que le da a las líneas
del dibujo. Predomina un cromatismo vivo frente a los matices de color. Los temas, naturalistas, se tratan
con sencillez.

Ejemplifica esta época las vidrieras de las catedrales y las


miniaturas. En Francia, destaca el conjunto de la catedral de
Chartres. Otras vidrieras son las de las catedrales de Bourges, Tours,
Bayeux y de la Santa Capilla de París.

Es característico de las miniaturas de esta época el empleo de


encuadramientos arquitectónicos, así como el uso abundante de oro
y las orlas vegetales. Entre las obras producidas dentro de este estilo,
cabe citar las Biblias historiadas, como la Biblia Pauperum, las dos
biblias de Pamplona o la llamada Biblia moralizada de San Luis
(catedral de Toledo); otras obras de devoción fueron el Salterio de la
reina Blanca de Castilla (Biblioteca del Arsenal, París) y el
«El diablo y una mujer», vidriera h. Pasionario de Cunegunda (Praga), ya del siglo XIV. La obra maestra
1248, de la Santa Capilla de París. de la miniatura española de la época es el Códice de El Escorial de
Las Cantigas, obra del scriptorium de Alfonso X.

Comienza a verse en esta época pintura sobre tabla, pudiéndose mencionar el Díptico de la Virgen (Museo
de Berlín) y numerosos frontales catalanes y aragoneses, como el de Valltarga o el de Avià. En España se
sigue cultivando la pintura mural en esta época, destacando la Sala Capitular de Sigena (MNAC) y la capilla
de San Martín, en la Catedral Vieja de Salamanca, obra de Antón Sánchez de Segovia. En el techo de la
catedral de Teruel pueden verse las pinturas atribuidas a Domingo Peñaflor.

Estilo italo-gótico

Este estilo se fue formando a lo largo del siglo XIII (Duecento) en Italia. Se fundieron las tradiciones del
arte bizantino con los primitivos estilos clásicos o paleocristianos en pinturas y paneles de Florencia y Siena.
Demostraban más realismo del que se encontraba en el arte románico y en el bizantino, caracterizado por
una huida de la llamada maniera greca que dominaba Italia, y que fue sustituida por un estilo más realista.
Se sentía fascinación por la perspectiva, y por la ilusión de crear espacios que parecieran reales, con figuras
menos rígidas y estilizadas, más anatómicamente correctas y que presentaran estados de ánimo en sus gestos
y actitudes. Se muestra también un interés por la narrativa pictórica y una espiritualidad intensificada por
influencia franciscana.

En el siglo XIII (Duecento) se distingue la escuela toscana, particularmente la obra de Giunta Pisano. A esta
primera etapa de la pintura gótica ha de atribuirse igualmente la labor de la escuela romana de mosaicos y
pintural murales, cuyos nombres más destacados son los de Jacopo Torriti y Pietro Cavallini. Cavallini
fundió la pintura de la tradición local romana (arte romano y arte paleocristiano) con las convenciones
bizantinas; sus vigorosos y bellos frescos y mosaicos muestran un dominio del naturalismo.

Escuela florentina

Se considera a Cimabue el iniciador de la escuela florentina del Trecento. Trabajó en Roma en 1272,
conociendo allí el mundo clásico y la pintura paleocristiana y románica, lo que le influyó para abandonar la
bidimensionalidad del estilo bizantino y encaminarse a un mayor realismo. Su obra más conocida es la
Maestà, que estaba en el altar de la iglesia de Santa Trinità de Florencia. A finales de siglo estuvo trabajando
en la Asís.
No obstante, el gran maestro de esta escuela es un discípulo suyo,
Giotto (h. 1266-1337), al que se considera como auténtico iniciador
de la pintura moderna. Es Giotto quien busca representar el espacio
correctamente, así como adecuar las expresiones y los gestos en
relación con el estado de ánimo del personaje. Dio un tratamiento
revolucionario a la forma y a la representación realista del paisaje,
introduciendo la tridimensionalidad, lo que significó un gran paso en
la historia de la pintura. Con él llega a la cumbre la pintura gótica
italiana. En la Capilla de los Scrovegni, en Padua, se encuentra todo
un ciclo de frescos (1305-1306) que mostraron escenas de la vida de
la Virgen. También es importante su intervención en Asís, con un
ciclo sobre la vida de San Francisco. Giotto tenía un gran poder para
organizar toda una escena en torno a una imagen central, como El beso de Judas, 1304-1306,
puede verse en una de sus obras más famosas, el Beso de Judas. fresco, 200 x 185 cm, Capilla de los
Estuvo en Roma en 1330, donde pintó un fresco en el palacio de Scrovegni, Padua.
Letrán. Allí conoció las innovaciones de Pietro Cavallini.

La impresión que les causó la fidelidad a la naturaleza de la obra de Giotto a sus contemporáneos, fue
irresistible. La capacidad de simplificar y ordenar la experiencia de la realidad para lograr la representación
directa de las cosas, junto a la disposición las historias en compartimentos historiados concebidos como
ventanas donde Giotto sitúa los personajes cargados todavía de un peso escultórico que contrasta con la
elocuencia de sus gestos. Sobre el fondo de arquitecturas o paisajes dibujados en complejas perspectivas,
Giotto desarrolla el «espacio pictórico», un ámbito de tridimensional que se extiende en profundidad por
detrás de la superficie pintada en lo que es la principal innovación de la pintura del Trecento y el más
importante avance que se haya dado en toda la Historia de la Pintura. Con el espacio pictórico nace la
pintura moderna. Seguidores suyos fueron Taddeo Gaddi y Andrea Orcagna.

La Peste Negra que devastó Italia a mediados del siglo XIV afectó profundamente a Florencia, lo mismo que
a Siena. Su versión más impresionante es un fresco ejecutado en el año 1350 en el Campo santo de Pisa, el
cementerio junto a la catedral de Pisa. Esta obra, atribuida a Francesco Traini, discípulo y seguidor de
Giotto, reproduce fragmentos dramáticos y simboliza el crepúsculo de la gran pintura italiana del Trecento.
Un incendio, en 1944, dañó el fresco, que tuvo que ser retirado.

La herencia de Giotto y Martini que había suscitado la mayor renovación pictórica de toda la Historia de la
pintura, no se reencontrará en Italia hasta un siglo más tarde, cuando el genio del arquitecto Brunelleschi,
juntamente con los pintores Masaccio y Piero della Francesca o del escultor Donatello, eleven los destinos
del Arte hasta el Renacimiento.

Escuela sienesa

Se inicia con Duccio, quien, aún fuertemente influido por la pintura bizantina, intentó superar su
bidimensionalidad. En los siglos XIII y XIV, la ciudad de Siena competía en el esplendor de su arte con
Florencia. Es en esta ciudad en la que Duccio ejecuta su mayor obra y una de las más famosas pinturas
italianas: la Maestà de la catedral de Siena. Fue contratada por la catedral de Siena en 1308 e instalada allí
con gran ceremonia en 1311. Posteriormente, la obra fue desmantelada y vendida, en parte porque no era
apreciada. Como consecuencia, hay paneles de la Maestà en diversas partes del mundo, como Washington
DC, Nueva York y Londres. La Maestà fue pintada por los dos lados: en un lado la Virgen con el Niño y en
el otro escenas de los Evangelios; revela fuertes lazos con la tradición bizantina, pudiendo apreciarse la
influencia de Europa Septentrional en las formas graciosas y ondulantes de las figuras. Duccio recibió esa
influencia de segunda mano, a través de las esculturas de Nicola y Giovanni Pisano XXXX.
Se considera a Simone Martini como el artista más puramente gótico de
Siena, ejemplo por antonomasia del estilo italo-gótico, y el único que podía
rivalizar con Duccio. El estilo gótico norte-europeo estaba representado en
la Italia de la época por Francia. En 1266 una de las ramas de la Casa de
Anjou estableció una corte en Nápoles y Martini fue llamado para pintar un
cuadro por encargo del rey Roberto el Prudente. Su Madonna con santos y
ángeles del gran salón del Palacio Comunal de Siena (1315) es muy
característica, poniendo de manifiesto la influencia que en él ejerció la
pintura francesa, aunque aún mantiene lazos con la tradición bizantina.

Los hermanos Pietro y Ambrogio


Lorenzetti traen la marca de Giotto a
la escuela sienesa. Los hermanos
Lorenzetti difundieron un modelo de
Virgen con Niño en un coloquio
impregnado de tristeza. De las obras
que ejecutaron, la obra más
destacada de Ambrogio es el fresco
que representaba las alegorías del
Simone Martini: María Buen y del Mal Gobierno, encargado
Magdalena, detalle del para el interior del palacio comunal
retablo del Altar Mayor
de Siena. Era el primer intento de
(1321), Orvieto.
mostrar un escenario real con
habitantes reales. En la alegoría de la
Paz se encuentra representado el
modelo de belleza femenino de la época. Ambos hermanos murieron
de repente en el año 1348, probables víctimas de la Peste Negra. Ambrogio Lorenzetti: «Alegoría de
la Paz», modelo de belleza
Las basílicas de Asís fueron el lugar donde coincidieron los grandes femenina del Trecento, detalle de
pintores del final del Ducento con los del Trecento: Cimabue junto las alegorías del Buen y del Mal
con sus discípulos, pintó en ambas basílicas. Giotto con sus Gobierno 1338-1340, Siena.
discípulos, pintó las Historias Franciscanas de la Iglesia Superior,
otros pintores de la escuela florentina así como Duccio di
Buoninsegna, Simone Martini y otros pintores de la escuela sienesa estuvieron también en Asís.
Reinventaron el retablo o la pintura sobre tabla que decoraba los altares de las catedrales e iglesias toscanas
y continuaron la tradición de la gran pintura mural que culminará en el Palacio de los Papas de Aviñón.

Difusión por Europa

El nuevo estilo italiano influyó en la pintura de los distintos países, pudiendo citarse a Jean Pucelle en
Francia y al maestro Bertram en Alemania. Por lo que se refiere a España, pronto se recibieron directamente
obras realizadas en Italia, como el retablo de Don Juan de Manuel (catedral de Murcia), obra de Barnaba da
Modena. Pintores italianos, como Gerardo Starnina, trabajaron en la península ibérica. En Cataluña inició el
estilo Ferrer Bassa, que debió pasar un tiempo en Italia. No obstante, el autor más destacado de la escuela
catalana es Ramón Destorrents. Pueden mencionarse, asimismo, a los hermanos Jaume y Pere Serra.

Estilo internacional

El estilo internacional fusiona, a finales del siglo XIV, características del gótico lineal propio del Norte de
Europa y la pintura trecentista italiana. Los artistas destacados viajaban de Italia a Francia y a la inversa, así
como por toda Europa, de manera que las ideas se divulgan y combinan. Los pintores siguen una técnica
minuciosa, representando con gran detalle las anécdotas, buscando reflejar
la realidad con gran naturalismo, pero sin olvidar el sentido simbólico de lo
que se representa. Las figuras se estilizan, y abundan los plegados en los
ropajes. Ahora, los temas, aunque religiosos, se interpretan como profanos,
los santos se transforman en apuestos caballeros y distinguidas damas, que
se desenvuelven con ademanes exageradamente afectados en ambientes
palaciegos. Obras de este estilo se vieron no sólo en esos dos países ya
mencionados, sino también en Inglaterra, Alemania, Austria o Bohemia.

Francia es el centro difusor de estas tendencias, comenzando por la


influencia de los duques Juan de Berry y Felipe de Borgoña. Aún prevalecía
allí la iluminación de manuscritos como la forma de pintura predominante.
Llegó a nuevas cumbres con la obra de los Hermanos Limbourg, quienes
aún viviendo en los Países Bajos, trabajaban para la nobleza francesa. Su
obra maestra conjunta son las Muy Ricas Horas, encargo del duque de
El Rey Ricardo II es
encomendado a la Virgen,
Berry. Pertenece al género de los libros de horas, un libro de oraciones
Parte izquierda del Díptico ilustrado que contenía los rezos para cada una de las siete horas canónicas
de Wilton, hacia 1395, del día. También incluía un calendario y uno de cada dos meses está
National Gallery de ilustrado con temas profanos referentes a cada estación. La obra aún estaba
Londres. incompleta cuando los artistas murieron, posiblemente debido a la Peste
Negra.

Algunas obras de arte gótico muestran el impacto de la Peste Negra. Esta epidemia, que hoy se sabe que era
de peste bubónica, desvastó Europa entre 1347 y 1351. En aquella época muchos consideraron que se
trataba de un castigo de Dios. Artistas como el Maestro de las Horas de Rohan reflejaban en sus obras un
interés por la muerte y el juicio divino. En aquella misma época, sin embargo, había autores que no parecían
afectados por la peste, como el sienés Sassetta. Vivió este pintor una época de paz en Siena, bajo un
gobierno republicano durante el cual la ciudad pudo rivalizar artísticamente con Florencia.

Otro miniaturista de renombre fue Jacquemart de Hesdin. Artista


destacado del gótico internacional fue Melchior Broederlam, un
flamenco que trabajó para la corte del duque de Borgoña, en Dijon.
Sus tablas presentan las características del gótico internacional: una
calidad pictórica suave y un detallado realismo. Otros pintores de
tablas de Borgoña fueron Jean de Beaumetz, Jean Malouel y Henri
Bellechose.

Se trató de un estilo verdaderamente internacional, cultivado en


países como Alemania por Conrad Soest, el maestro Francke o
Stefan Lochner. Hubo una escuela de Praga a la que pertenecieron el Maestro del Jardín del Paraíso,
Maestro del Jardín del Paraíso y el de Trebon. Un ejemplo clásico escena: «María en el jardín con
del estilo verdaderamente internacional es el Díptico Wilton, santos», Instituto Städel, Fráncfort
actualmente en la National Gallery de Londres. Se pudo pintar en del Meno, h. 1410.
cualquier momento del reinado de Ricardo II de Inglaterra. Y su
autor pudo haber sido de cualquier nacionalidad, no habiendo
consenso sobre la misma, lo que revela el carácter de esta etapa del gótico.

En España, por su parte, se desarrolló especialmente en la Corona de Aragón. En Valencia trabajaron


Lorenzo Zaragoza, Pedro Nicolau y Marzal de Sax. En Cataluña trabajó primero Luis Borrassá y, después,
más cercano al estilo flamenco, Bernat Martorell (Retablo de San Jorge). Otros autores son los aragoneses
Pedro Zuera, el maestro de Arguís y Juan Leví, y el mallorquín Francisco Comes. En la Corona de Castilla
trabajaron Nicolás Francés, Nicolás Delli, Dello Delli, el maestro de Sigüenza y Juan Hispalense.
Estilo flamenco
Véanse también: Pintura flamenca, Pintura flamenca (siglos XV y XVI) y Arte
de la Edad Moderna.

Surge en Flandes durante el primer tercio del siglo XV, al mismo tiempo en
que en Italia se encuentran ya en el Renacimiento. Este estilo se difunde por
el resto de Europa, salvo Italia, durante el resto del siglo. Actualmente,
también puede encontrarse que a esta etapa de la pintura se la llama
Prerrenacimiento o también Renacimiento nórdico, abarcando la obra de los
flamencos hermanos Van Eyck, Rogier van der Weyden, Hugo van der Goes
y Memling o los alemanes Multscher y Witz.

Su principal innovación es la técnica de pintura al óleo, lo que permite un


mayor colorido, sutileza y detallismo. Hay una minuciosidad absoluta en la
representación de los detalles, de las texturas de las telas, de la forma los
Lluís Borrassà, San Pedro
objetos y, sobre todo, la fidelidad de los rostros. Ahora bien, es una pintura
salvado de las aguas,
repleta de simbolismo, pues con frecuencia, detrás de los objetos más
(1411) Iglesia de Santa
triviales hay mensajes ocultos, lo que convierte los cuadros en auténticas
Maria de Terrassa.
alegorías.

A esta última fase del gótico a veces se la conoce también como


prerrenacimiento o renacimiento nórdico, ya que su rico colorido, su concepción de la perspectiva y su
avanzado tratamiento de la luz permiten considerarlos ya un primer renacimiento. Se mantienen, no
obstante, ciertos convencionalismos heredados de la tradición anterior que resta veracidad a la escena:
composición confusa, pliegues angulosos, gestos forzados, solemnidad excesiva (cierto hieratismo, a veces).

La mayor parte de las obras son encargos privados para la aristocracia o la burguesía, por lo que tienen un
fuerte contenido civil y profano. Predominan los cuadros religiosos aunque, a menudo, se interpretan como
sucesos cotidianos; de hecho, es común que quien encarga la obra, es decir, el donante, aparezca en la
escena como un personaje más; a partir de la presencia del donante se desarrolla un nuevo género: el retrato.

Primer tercio del siglo

Dentro de los primitivos flamencos, se considera que los pioneros fueron los hermanos Hubert y Jan Van
Eyck (1380-1441), además del pintor cuya identidad no ha sido plenamente establecida y que se conoce
como Maestro de Flémalle.

A Jan van Eyck se le atribuye la invención de la pintura al óleo. Jan trabajaba como pintor oficial del Duque
de Borgoña, lo que le permitió moverse en un ambiente aristocrático y refinado y se convirtió en un pintor
elitista. Por eso sus cuadros son auténticas joyas, con personajes muy solemnes, fríos e impasibles. Sus
mayores preocupaciones fueron el realismo, el tratamiento de la luz y la perspectiva. Con su hermano, hizo
una obra maestra del arte flamenco: el Políptico del Cordero Místico de la catedral de San Bavón en Gante
(1432), basado en un pasaje del Apocalipsis. Otras obras famosas de Van Eyck son cuadros de devoción,
especialmente la Virgen del Canciller Rolin y la del canónigo Van der Paele, ambas muy similares y con
excelentes retratos de los donantes; y retratos admirables, como el del Matrimonio Arnolfini, una alegoría
con un avanzado tratamiento de la perspectiva y de la luz.

Comparte mérito como iniciador de este estilo el Maestro de Flémalle, con gran riqueza de colorido y
sentido escultórico de las formas, además de un indudable simbolismo. Se ha identificado con Robert
Campin, aunque también hay quien ha sostenido que es Roger van der Weyden en su fase juvenil. Destaca el
Tríptico de Werle, tablas en las que está representada Santa Bárbara, el donante Enrique Werle con San Juan
Bautista y los desposorios de la Virgen, en el Museo del Prado.
Segundo tercio del siglo

En el segundo tercio del siglo XV


trabajan una serie de pintores que
afirman y asientan el estilo
flamenco. El más destacado de ellos
es Roger van der Weyden,
considerado la antítesis de Van Eyck
por la expresividad. No se preocupó
tanto por la perspectiva o la
minuciosidad, sino por el dinamismo
y el dramatismo. Su obra maestra es Roger van der Weyden:
Jan van Eyck, Giovanna El Descendimiento, en la que llama Descendimiento, h. 1443, Museo
Cenami, esposa de la atención su apariencia escultórica, del Prado, Madrid.
Giovanni Arnolfini, detalle
su emotividad, su esmerada
del Retrato de los Arnolfini,
composición a base de poderosas
hacia 1434.
diagonales y la asociación rítmica de las figuras en grupos de tres, de
enormes dimensiones y aprisionadas en un nicho fingido. Aquí no hay
frialdad, sino calor, reflejando un gusto popular propio de una burguesía
acomodada, no tan culta como la que frecuentó Van Eyck. Ejerció una enorme influencia sobre los pintores
posteriores.

En esta misma época trabajaron dos pintores que dieron gran importancia a la luz: Dierick Bouts, cuyas
figuras alargadas están dotadas de un fuerte carácter escultórico y Petrus Christus, con cierta tendencia a la
abstracción.

Último tercio de siglo

En el último tercio del siglo XV y principios del XVI trabajaron una serie de pintores que profundizaron en
las características del nuevo estilo. Algunos de ellos fueron meramente conservadores de las técnicas
anteriores a ellos, como Hans Memling y Gérard David. Gerard David fue el sucesor de Memling en Brujas
y fue un artista de éxito. Su obra representa el auge del estilo característico de los Países Bajos.

Pero hubo otros de mayor originalidad, que pretendían superar los límites del estilo flamenco, entre ellos,
Hugo van der Goes, Geertgen tot Sint Jans y, el más notable de ellos, Hieronymus Van aeken, llamado el
Bosco. Aunque tuvo una vida acomodada, le obsesionaban la religión y el pecado. Por eso, sus tablas se
llenan de figuras fantásticas y visiones diabólicas, cuyo objetivo parece ser moralizar a base de ácidas
críticas, pero recurriendo a numerosos recursos pictóricos (el claroscuro, la perspectiva, los paisajes), que
suavizan su mensaje haciéndolo más poético. Es célebre por sus obras fantásticas y misteriosas, por lo que
hay que considerarlo aparte de sus contemporáneos. Tiene un estilo inigualable y su simbolismo permanece
vivo incluso en la actualidad. El Bosco expresa las ansiedades de una época de convulsión social y política.
De su abundante obra destacan El Jardín de Las Delicias, gran tríptico que resume la historia moral de ser
humano de la creación a la condenación, y El Carro de Heno, otro tríptico que critica el egoísmo y la falta de
templanza frente a los placeres prohibidos. Estas dos obras se encuentran en el Museo del Prado, gracias a
que el rey Felipe II era gran admirador de su obra y formó una importante colección de pinturas del artista.

Difusión del estilo flamenco por Europa

En la segunda mitad del siglo XV, la influencia flamenca se extendió por Europa. En Francia destaca el
pintor de la corte, Jean Fouquet. En torno a Aviñón trabajaron Enguerrand Charonton, Nicolás Froment, y el
Maestro de Moulins. En Alemania destacan los nombres de Konrad Witz, Martin Schongauer, Hans Holbein
el Viejo y Michael Wolgemut, maestro de Durero. El principal autor
de estilo luso-flamenco fue Nuno Gonçalves.

La pintura hispano-flamenca tuvo un enorme desarrollo. En la


Corona de Aragón cabe citar al valenciano Luis Dalmau (Virgen dels
Consellers), aunque el más representativo de la escuela catalana es
Jaime Huguet. De la escuela valenciana pueden mencionarse a
Jacomart y su discípulo Juan Rexach. En Baleares trabajó Pedro
Nisart, de probable origen francés. Finalmente, el más destacado
representante de la escuela aragonesa es el cordobés Bartolomé
Bermejo, con su excepcional Santo Domingo de Silos En la Corona
de Castilla la llegada del estilo flamenco es posterior, Konrad Witz: La pesca milagrosa,
considerándose introductor del mismo a Jorge Inglés. El pintor de detalle del altar de San Pedro de la
más renombre tal vez sea Fernando Gallego, pudiendo citarse otros catedral de Ginebra, hacia 1444,
como Juan de Segovia y Sancho de Zamora (autores del retablo de la Museo de Arte e Historia, Ginebra.
capilla de Don Álvaro de Luna en la catedral de Toledo), el llamado
Maestro de los Reyes Católicos y Juan Sánchez de Castro.

Referencias
Beckett, W., A História da Pintura. São Paulo: Editora Ática. 1997.
Janson, H. W., A História Geral da Arte. São Paulo: Martins Fontes. 2001.
Azcárate Ristori, J. M.ª de, «Pintura gótica anterior al siglo XV» y «Pintura gótica del siglo
XV», en Historia del arte, Ed. Anaya, 1986. ISBN 84-207-1408-9.

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