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RETENCION
INTEGRANTES:
INTRODUCCION
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Facultad de Derecho y Ciencias y Políticas
Capítulo I
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ANTICRESSIS
1) Definición de anticresis
2) Concepto
Fuera del plano etimológico, la figura de la anticresis ha sido definida por nuestro
Código, adoptando una posición entre aquéllas que la doctrina ha desarrollado. Dicha
definición, como no puede ser de otra manera, se enmarca dentro del numerus clausus
que la ley establece para los derechos reales (“son derechos reales los regulados por el
Código Civil y otras leyes especiales”).
Nótese que un elemento esencial para el surgimiento de este derecho real es la entrega
en posesión del bien. De hecho, en esa característica descansa la naturaleza y
funcionalidad de esta “garantía”, pues sin ella no podría configurarse una anticresis y,
como explicaré más adelante, surgirían una serie de contingencias para el acreedor
anticrético quien no tendría garantía alguna para exigir el pago de su acreencia.
Ahora bien, es importante tener claro que una cosa es el derecho real de anticresis y
otra, diferente, el contrato de anticresis, cuya celebración, dentro de lo permisivo que es
nuestra legislación en materia de autonomía privada, es perfectamente posible y válida.
(Hernández, 2017) citando esta vez a los hermanos Mazeaud, señala que “como la
prenda, la anticresis es una garantía convencional que posee siempre su fuente en un
contrato concluido entre el acreedor y el constituyente. El contrato se encuentra
sometido a algunos requisitos de validez, a falta de los cuales el acto es nulo inter
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partes; y hay requisitos de publicidad, que tienen por finalidad hacer oponibles a
terceros el derecho del anticresista”.
(Álvarez, 2015) Sin perjuicio de ello, la legislación peruana es clara al darle la categoría
de derecho real a esta figura y, entre la discusión de si estamos ante un contrato o un
derecho real, cabe anotar que para el caso nacional no debe existir conflicto alguno, en
tanto la ley regula a la anticresis como derecho real, pero la ley también permite el
surgimiento de un contrato (naturalmente atípico) que podría denominarse “contrato de
anticresis”.
(Diez-Picazo, 2012) Pero este aparente debate de si en verdad es un derecho real radica,
principalmente, en la falta de preferencia que tiene esta figura frente a terceros. Tan es
así que se ha sostenido (teniendo como marco el derecho español) que “aunque la cosa
continúa siendo dudosa, hay que decantarse a favor de la consideración del derecho
anticrético como un derecho de carácter real. Es verdad que faltan normas que
consagren la persecutoriedad del derecho real frente a los terceros adquirientes, pero es
verdad también que al remitirse, en el momento de la constitución, a los requisitos de la
prenda y de la hipoteca y, sobre todo, al admitir la inscripción en el Registro de la
Propiedad (…) está presuponiendo la eficacia respecto de terceros. Por otra parte, habrá
que recordar que se admite la acción del acreedor para pedir el pago de la deuda o la
venta del inmueble”.
(Planiol, Marcelo y Jorge Ripert, 1946) En ese mismo debate se ha señalado que “la
anticresis no confiere ningún derecho de persecución. Ciertos tratadistas derivan de ello
la conclusión de que el derecho de anticresis no constituye un verdadero derecho real: la
eficacia u oponibilidad del derecho de retención frente a los terceros no prueba en modo
alguno que entrañe un derecho real, ya que le falta el atributo característico del derecho
real, o sea el derecho de persecución. Es simplemente un derecho personal de disfrute
de un derecho de retención que puede, con ese doble título, ser alegado frente a los
terceros en cierta medida, lo mismo que el arrendamiento (…) y como todo otro derecho
de retención. Creemos, por lo contrario, que la anticresis constituye un derecho real. Ya
este era el criterio de Pothier: los redactores del Código Civil no pretendieron sin duda
modificar el carácter de una institución que solamente admitían por respeto a la
tradición; los trabajos preparatorios, por tanto, son favorables a la condición real, así
como la calificación de nantissement (dación en garantía) dada a la anticresis. Por otra
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parte, la cuestión apenas tiene más que un interés teórico ya que todo el mundo
concuerda en admitir que el derecho de retención del anticresista es eficaz frente a los
terceros”.
Por otro lado, también ha surgido la duda en torno a qué tipo de acreencias puede
garantizar una anticresis, es decir, si la anticresis se da sólo por deudas dinerarias o
también por cualquier otro tipo de obligación.
Permite un ejercicio posesorio directo del acreedor, que es algo que no todas las
garantías poseen. En este punto, es importante recordar que “la publicidad de la
anticresis como derecho real se funda en la posesión. (…) La subsistencia de la posesión
como instrumento de publicidad explica también que no se puede ceder la posesión del
bien dado en garantía por el acreedor o un tercero”.
Con la hipoteca
La diferencia más importante que existe entre ambas figuras, es que en la hipoteca el
deudor mantiene la posesión del bien, en tanto que en la anticresis la posesión pasa al
acreedor, quien tiene derecho a usar y disfrutar del mismo. Sin embargo, se asemejan en
que en ambos casos el objeto del derecho real es un bien inmueble.
Asimismo, se ha señalado que “la hipoteca permite que se constituyan gravámenes del
mismo tipo sobre un determinado inmueble, más en el caso de la anticresis esto se
dificulta enormemente, siendo que no resulta posible que se constituyan dos anticresis
sobre un mismo inmueble”.
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La principal diferencia radica en que “el derecho de retención recae sobre bienes
muebles e inmuebles, pero la anticresis únicamente sobre bienes inmuebles. La
anticresis proviene del pacto o contrato entre el acreedor y el deudor, pero el derecho de
retención lo ejerce el acreedor poseedor de un bien de su deudor cuando existe
vinculación entre la posesión y la deuda”.
Con el usufructo
Podría pensarse que ambas figuras tienen los mismos alcances. Sin embargo, “el
usufructo es un derecho real con autonomía y con sustancialidad propia mientras que la
anticresis es un derecho real accesorio de una obligación y que se extingue con ella, y
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frente a la temporalidad del usufructo el deudor puede rescatar la cosa dada en anticresis
mediante el pago”.
Con la prenda
Con el arrendamiento
Queda claro que la principal diferencia que existe entre ambos es que el arrendamiento
es un contrato típico, mientras que la anticresis es un derecho real. Sin embargo, el
hecho de que exista desposesión del bien a favor de una de las partes, podría hacer creer
que ambas figuras pueden ser parecidas, máxime si se tiene en cuenta el artículo 1094
del Código Civil que establece que “las obligaciones del acreedor son las mismas del
arrendatario, excepto la de pagar la renta”.
En ese sentido, se ha señalado que “en ambos derechos hay un sujeto que se encuentra
legitimado para poseer el bien; sin embargo, el arrendamiento no es un derecho real. La
anticresis se constituye con el fin de garantizar una obligación, lo cual no ocurre con el
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Por ejemplo, durante la etapa de reforma del Código Civil de 1936, en la ponencia
presentada por Lucrecia Maisch von Humbolt se trata de justificar la eliminación de la
anticresis sosteniendo que “no se consideró conveniente la permanencia de la anticresis
entre las garantías reales porque es una institución que más que de antigüedad (la
hipoteca es también de origen remoto) sufre de obsolescencia, dadas las inconveniencias
estructurales que presenta, como es la desposesión del deudor, la limitación de ser una
garantía que exclusivamente puede respaldar obligaciones pecuniarias, el derecho del
acreedor a recibir los frutos del inmueble (de incierta determinación en el futuro), la
innegable disminución del jus abutendi que sufre el propietario y deudor anticrético, a
quien sin duda alguna le es muy difícil enajenar un predio desprovisto del uti y del fruti
(…). Por último, como señala el profesor Castañeda, la anticresis agota las posibilidades
crediticias del inmueble, desde que no pueden pactarse segunda y ulteriores anticresis
como sucede en la hipoteca”.
Por otra parte, también se quiere eliminar la anticresis alegando la aparente eficacia de
la hipoteca frente a ella y, además, argumentando la posibilidad de que a través de una
anticresis se pueden cometer supuestos de fraude.
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tercero, simula una deuda y constituye una anticresis, de suerte que el inmueble escapa a
los acreedores si no llegan a probar el fraude”.
Sin embargo, y fuera de las contingencias que efectivamente esta figura puede generar,
lo que estas opiniones no tienen en cuenta es que, en la realidad, esta figura es utilizada
en determinados departamentos del país, principalmente en la sierra peruana. Basta leer
los anuncios de los periódicos locales para darnos cuenta de que dicho derecho real sí
resulta útil para un sector de la sociedad. Claro está que en Lima ello no es así, pero no
significa que por esa razón se deba prescindir de una institución que sí resulta necesaria
para cierto sector de la población.
Sin perjuicio de ello, también es cierto que la regulación actual de la anticresis tiene una
serie de deficiencias, razón por la cual, entre otras cosas, “es recomendable
complementar su deficiente legislación, y establecer que la anticresis sobre bienes
inscritos debe también registrarse obligatoriamente, manteniendo su carácter
preferencial y persecutorio en base a su inscripción”.
Con todo, considero que la anticresis reviste utilidad y no debería ser derogada de
nuestro Código Civil.
5) Extinción de la anticresis
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Capitulo II
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EL DERECHO DE RETENCIÓN
1) NOCIONES HISTORICAS
En nuestro país esta figura del derecho de retención no estaba ajena al que hacer
legislativo. El Código Civil de 1852, como dice Eleodoro Romero y Romana, la admitía
en determinados casos específicamente señalados; es por esta razón agrega que se
estudiaba como un derecho independiente.
El ponente del libro delos derechos reales del Código Civil de 1936, Dr. Solf y Muro,
sustentó la tesis de que el derecho de retención tenía efectos similares “que los de
prenda o la anticresis”, indicando en esas circunstancias que su ubicación adecuada es
aquella que atañe al libro de los derechos reales, incorporándolo como un derecho de
garantía. Al mantenerse esta institución e incorporarse en el Código Civil de 1984 se
enriquece su origen, su causa; en efecto Jorge Eugenio Castañeda, comentando el
Código Civil de 1936 dice: “El derecho de retención no admite otra fuente que la ley”.
“No puede ser convencional; no puede nacer de un contrato – agregando- sin embargo,
que éste podría eventualmente nacer de un contrato”.
2) CONCEPTO
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DOCTRINARIO
La Enciclopedia Jurídica ameba, afirma: “la retención puede tener tanto el carácter de
una Obligatoriedad, como el de un derecho. Así por ejemplo constituye una obligación
cuando la ley impone a una persona individual o jurídica el deber de conservar una cosa
o cantidad para darle Posteriormente el destino que marque la ley.
Raymundo L. Fernández, dice que tal derecho se funda en razones de indudable justicia
y equidad desde el momento que, quien reclama la restitución de una cosa de su
propiedad, debe a su vez, con las obligaciones que tiene hacia el tenedor de ellas; las
obligaciones recíprocas deben satisfacerse simultáneamente y la pretensión contraria
por parte del dueño de la cosa constituye verdadero don, según lo reconocía el derecho
romano, origen de este instituto.
Se trata de un derecho en virtud del cual, el acreedor que detenta una cosa perteneciente
al deudor, está facultado para conservarla en su poder hasta el pago de lo que le es
debido con motivo de la misma cosa.
Es el derecho de retener una cosa a un acreedor para que éste cumpla una obligación en
los casos en que no pueda realizarse la compensación. Se habla de derecho de retención
cuando el deudor de una cosa la retiene hasta que su acreedor le cumpla o le asegure
el cumplimiento de una obligación en los casos en que no pueda realizarse la
compensación. Se habla de derecho de retención cuando el deudor de una cosa la retiene
hasta que su acreedor le cumpla o le asegure el cumplimiento de una obligación de
entregar.
El derecho de retención es el derecho en virtud del cual el tenedor de una cosa que
pertenece a otro queda autorizado para retenerla hasta el pago de lo que el propietario de
esta cosa le debe.
Esta garantía se diferencia de la hipoteca y del privilegio que ella genera, en primer
lugar en que, al igual que la pignoración, exige la tenencia de la cosa por el acreedor,
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3) DEFINICION LEGAL
De este dispositivo se infiere que el derecho de retención tiene una triple fuente; la ley,
el contrato o simplemente el hecho de existir un crédito impago que no está garantizado
y un bien del deudor que guarda conexión con aquél, y que este en poder del acreedor
del crédito.
El derecho de retención cuyo carácter de derecho real aún se discute en doctrina, queda
totalmente tipifica así por su inclusión entre las garantías reales. Además no hay que
olvidar que para poder ejercer el derecho de retención es requisito indispensable el tener
la posesión física y actual del bien.
4) CARACTERÍSTICAS
El derecho de retención presenta las siguientes características:
Fuente
Naturaleza real
Accesoriedad
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Indivisibilidad
Mientras no hay pretensión por parte del propietario de recuperar la cosa, no hay
retención. Así pues el inciso 2 del artículo 1127º faculta al retenedor a oponerse vía
excepción a quien desea conseguir la entrega del bien, autorizando al juez a sustituir el
derecho de retención por una garantía suficiente, liberando el bien sin que ello afecte
el crédito del acreedor.
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La retención de hecho, que implica que el bien del deudor y objeto de la retención,
se encuentra ya en posesión del acreedor a quien se le debe precisamente por una
deuda que tiene que ver con el bien retenido.
6) CARACTERES JURÍDICOS DEL DERECHO DE RETENCIÓN
Este derecho real indivisible, porque el bien responde íntegramente por la obligación. El
artículo 1125° prescribe que “el derecho de retención es indivisible. Puede ejercerse por
todo el crédito o por el saldo pendiente y sobre la totalidad de los bienes que están en
posesión del acreedor o sobre uno o varios de ellos”.
Es un derecho real en bien ajeno de carácter temporal, es decir que tiene vigencia solo
hasta que el deudor cumpla con el pago de la obligación pendiente.
b) La existencia de un crédito a favor del retenedor por parte del propietario del
bien retenido.
d) Que exista conexión entre el crédito y el bien retenido, es decir que el crédito se
origine con motivo del bien retenido, ya sea porque se ha hecho una inversión
material sobre dicho bien o una inversión para la conservación de su valor.
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Del texto de esta norma se desprende que el retenedor ejercita el derecho de retención
de dos formas: extrajudicialmente y judicialmente.
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Esta teoría alega fundamentalmente que desde sus orígenes en Roma la exceptio doli
fue un medio de defensa que se oponía en la relación entre el deudor y el acreedor. Es
más como se mencionó en el párrafo precedente— el retenedor no goza de los atributos
de persecutoriedad, ni de satisfacción con el valor del bien (ius distraendi), como sí
ocurren en el caso de la prenda o la hipoteca que son de Naturaleza real. Uno de los
defensores de esta teoría es Beltrán de Heredia de Onís.
Sostiene que la retención es un derecho real que afecta directamente la cosa sobre la que
se ejerce, se le reconocen efectos persecutorios y, además, es oponible no solo al deudor
sino también a los terceros “erga omnes”.
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En cuanto a las acciones que competen al retenedor cuando ha sido desposeído, son
posesorias y no real.
CONCLUSIONES.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
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