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DEBATE DOBB-SWEEZY

Dobb, “Apéndice 1” – Sweezy, “Comentario crítico”

Definición de feudalismo

Dobb se refiere al feudalismo fundamentalmente como sistema socioeconómico, no


como una forma jurídica o un conjunto de relaciones legales. Lo considera como un sistema
bajo el cual el status económico y la autoridad estaban asociados con la tenencia de la tierra
y en el que el productor directo tenía la obligación, basada en la ley o en el derecho
consuetudinario, de dedicar parte de su trabajo o de su producción en beneficio de un
superior feudal. Dobb afirma que visto de este forma este sistema de relaciones
socioeconómicas es casi idéntico a lo que denominamos servidumbre. Lo que caracteriza
a este sistema según este autor es que la sanción que lo respalda es una compulsión
extraeconómica.
Sweezy, va a criticar esta definición dada por Dobb. No está de acuerdo con la no
distinción entre feudalismo y servidumbre que se da en la definición de Dobb. La considera
deficiente al no permitir identificar un sistema de producción, ya que puede existir un
cierto grado de servidumbre en sistemas no feudales.

Transición del feudalismo al capitalismo

Dobb va a discutir con la explicación usual que explica la decadencia del


feudalismo (además es la de Sweezy). Esta afirma que fue el comercio operando sobre el
sistema de producción y explotación, el principal disolvente de la sociedad feudal, es decir,
lo atribuye a una variable exógena. Dobb refuta esta versión argumentando que si el
proceso de transformación fue tan directo y simple como asegura la concepción anterior,
no se explica como no se realizó en menos tiempo (transcurrieron dos siglos enteros entre
la decadencia de los servicios de trabajo en las posesiones del señor y la revolución
burguesa). Además, considera que esta concepción ignora la influencia de los conflictos y
contradicciones internas en el modo de producción feudal como fueron las luchas y
revueltas campesinas. Ignora también, el hecho que la existencia del comercio y
producción para el mercado no eran siempre incompatibles con la servidumbre como
sistema de trabajo. Por el contrario, el desarrollo del comercio fue a menudo acompañado
por una intensificación de la servidumbre como ocurrió en Europa oriental.
Dobb afirma que la idea del capital mercantil creciendo dentro de la sociedad feudal,
evolucionando hacia capital industria y convirtiéndose en pionero del nuevo modo de
producción basado en el trabajo asalariado es una gran simplificación y prescinde del
importante papel jugado por el “elemento democrático” de los hombres que surgieron de
las filas de los pequeños productores agrícolas y artesanos, quienes acumularon capital
desde comienzos modestos y se convirtieron en contratadotes de trabajo asalariado porque
al no tener rango en la sociedad feudal su único recurso era el trabajo libre.
Por otra parte, la idea de que el desarrollo del comercio conduce necesariamente al
capitalismo es negada por Dobb, quien argumenta que todas las sociedades, desde las más
primitivas se han caracterizado por la existencia del comercio. Que haya existido una
burguesía burguesía que acumuló beneficios del comercio y los reinvirtió como capital
mercantil, no quiere decir que estos burgueses hayan alterado el modo de producción y
explotación feudal. Sólo si el capital mercantil se hubiera vuelto hacia la producción y
hubiera buscado el modo de invertir en nuevas formas de producción, habría servido
como instrumento de transición hacia el capitalismo.
En la medida que el siervo estaba sujeto a la tierra y poseía una pequeña porción de
tierra de la que obtenía su propia subsistencia, según Dobb, podemos hablar de pequeñas
explotaciones con trabajo familiar o individual con primitivos instrumentos.
Dobb habla de una etapa posterior del capitalismo donde entra la renta, es aquí
cuando el excedente de trabajo tomó forma de obligación de entregar parte del producto
que producía el siervo en su tierra o bien su equivalente en dinero. Dobb aclara que si bien
se da una conversión de la renta de trabajo a la renta en dinero (Marx), esta ultima era aun
una renta feudal sostenida por las leyes y las costumbres feudales, y en absoluto era una
renta contractual derivada de un mercado libre de la tierra. El autor explica que frente a este
cambio en el sistema, existieron diferentes reacciones: algunos campesinos resistieron
huyendo de la tierra hacia las ciudades o hacia tierras fronterizas. Dobb cree que esto es lo
que subyace bajo la decadencia económica de los siglos XIV y XV. No considera al
descenso de la población (pestes, calamidades) como un factor esencial, sino mas bien a la
liquidación de la economía señorial, la conmutación y disminución de las rentas feudales,
mientras el campesinado mejoraba su situación y aumentaba a su vez la producción simple
de mercancías. Estos campesinos fuertes (productores de mercancías para el mercado y que
tenían ambiciones de expansión) fueron quienes dirigieron las primeras revueltas
campesinas porque supieron percibir las posibilidades de extender el cultivo a nuevas
tierras y mejorarlo. Comenzaron a arrendar cantidades adicionales de tierra y así pudo
comenzar una modesta acumulación. Lo mismo ocurre con los algunos artesanos que
comenzaron a dirigir sus capitales hacia el estimulo de la producción domestica artesana en
el campo y en los suburbios de las ciudades, según el sistema de la protoindustria. Dobb
afirma que la influencia de los factores internos de la economía feudal se interrelaciona
con la de factores como el crecimiento de las ciudades y del comercio. Pero en la
medida que en la que la desintegración del viejo orden continuo y el modo de producción
en pequeña escala se vio libre la servidumbres feudales, el proceso de diferenciación dentro
de dicho modo de producción se aceleró y fue esto lo que dio lugar al nacimiento de
relaciones burguesas de producción.
Sweezy, tiene una posición contraria a la de Dobb. Para el, el periodo de transición
del feudalismo al capitalismo debe explicarse por cambios que acaecían fuera de su seno,
no por la propia naturaleza del sistema como propone Dobb. Sweezy considera que la
rápida expansión del comercio en este periodo puso al alcance de la clase dominante una
cantidad y variedad de bienes que hicieron crecer la extravagancia de las mismas. Por otro
lado, para explicar el abandono de la tierra por parte de los siervos, Sweezy no tiene dudas
en que fue el rápido desarrollo de las ciudades que ofrecían libertad de empleo y
mejoramiento del status social, el imán para esa población oprimida. Al hacer esta
afirmación esta discutiendo con la idea de Dobb de que tal abandono se debió al aumento
de la opresión señorial (que tenia su causa en la creciente necesidad de ingresos de los
señores) y que por tanto puede explicarse como un proceso interno del sistema feudal.
Sweezy no niega que este haya sido un factor importante para predisponer a los siervos a la
huida pero cree que por si sola parece muy dudoso que hubiera producido una emigración
de amplias proporciones. Sweezy critica a Dobb el hecho de no reconocer que el comercio
en modo alguno puede asociarse con la forma de economía feudal y que ilógico explicar el
auge urbano como consecuencia de causas internas del sistema.
Sweezy reconoce que la objeción que hace Dobb acerca de que el comercio equivale
a economía monetaria y que esta es un disolvente natural de las relaciones feudales es
demasiado simplista, y explica al respecto que si bien toda economía que no sea
absolutamente primitiva requiere un cierto volumen comercial, pero cuando comenzaron a
establecerse centros comerciales y de trasbordo de mercancías, quedó introducido un factor
cualitativamente nuevo. Estos centros se convirtieron en generadores de producción de
mercancías. Para abastecerlos se necesitaba de la producción de las tierras circundantes, y
la producción que se daba en su seno no solo abastecía a las ciudades sino también a la
población rural que podía comprar esos productos con dinero sacado de sus ventas en los
mercados de las ciudades. Así el comercio a larga distancia actuó, según Sweezy, como
una fuerza engendradora de un sistema de producción para el intercambio al lado del
viejo sistema de feudal de producción para el uso. Una vez yuxtapuestos estos dos
sistemas comenzaron a influirse recíprocamente de forma natural. Al verse contrastada
con un sistema de especialización y división del trabajo mas racional, la organización
feudal de producción resultaba cada vez mas ineficaz. Dentro de una economía de
intercambio, la posesión de riqueza pasa a convertirse en un fin en si misma, y ahora los
miembros de la vieja sociedad feudal, no solo los comerciantes y mercaderes, adquieren
una actitud de negociantes. De esto, Sweezy deduce que la creciente necesidad de ingresos
por parte de los señores de la que habla Dobb puede explicarse por la necesidad que tienen
los hombres de negocios de tener siempre mas ingresos y de la nueva actitud de estos
hombres, que al tomar contacto con los nuevos bienes que estaban a su alcance por
economía de intercambio tenían nuevas necesidades de consumo.
Sweezy aclara que la afirmación que hace Dobb acerca de que la desaparición de la
servidumbre no esta aparejada al crecimiento del comercio es completamente correcta, y
explica que el triunfo de la economía de intercambio no necesariamente trae aparejada la
abolición de la servidumbre ni la de las relaciones feudales de trabajo de la tierra. El hecho
de que el avance de la economía de intercambio se haya realizado codo a codo con el
declive de la servidumbre lo atribuye a dos factores:
1) El auge de las ciudades en Europa occidental ofreció refugio a los siervos que huían
de las tierras de los señores. Estas ofrecían un mejor nivel de vida y oportunidades
de crecimiento.
2) Las tierras del feudo resultaban prácticamente ineficaces (técnicas primitivas y
división del trabajo inmadura) para dedicarse a producir para el mercado.
Era necesario que tarde o temprano se encontraran nuevos tipos de relaciones de
producción acorde a las necesidades del nuevo orden económico.
Con respecto a la objeción que hace Dobb acerca de la segunda servidumbre que se da
en Europa oriental en el siglo XVI, en la que este autor muestra como el crecimiento de las
oportunidades para comerciar llevaron a una dinámica y duradera intensificación de los
vínculos de servidumbre, Sweezy explica que esto se debe a cuestiones geográficas, es
decir, cuanto más alejada esta una región del núcleo central de la nueva economía de
intercambio, más difícil es para el trabajador escaparse (porque no tiene donde ir), esta a
merced del señor. A su vez, este señor al estar aislado del núcleo no toma contacto con los
bienes que este ofrece, y por lo tanto no se hace consumidor de los mismos.
Otro punto importante de comparación entre ambos autores es cómo entienden el
carácter de “transición”. Dobb, por un lado, considera que el nuevo modo de producción (el
capitalismo) no nació totalmente desarrollado del anterior, sino que solo puedo
desarrollarse cuando la decadencia del antiguo había alcanzado una etapa bastante
avanzada. Sweezy concuerda con esta afirmación, pero cree que esta incompleta. Ambos
concuerdan en que el feudalismo occidental ya estaba moribundo antes que naciera el
capitalismo y que el periodo intermedio no fue una simple mezcla de feudalismo y
capitalismo, pues los elementos predominantes no eran ni feudales ni capitalistas. Sweezy
va a llamar a este periodo “producción precapitalista de mercancías” (siglos XV y XVI)
ya que el aumento de la producción de mercancías fue lo primero que minó el feudalismo
para luego preparar el desarrollo del capitalismo. Era, para este autor, un sistema bastante
fuerte como para minar y desintegrar el feudalismo, pero demasiado débil para desarrollar
una estructura independiente propia. Dobb, no concuerda con la denominación que hace
Sweezy, ya que considera que si bien es cierto que el modo de producción en pequeña
escala predominó en este periodo, ocurrió en distintos grados y durante toda la época
feudal.

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