El objeto social, es decir, la expresión de la actividad o actividades a las que se va a

dedicar la sociedad constituye uno de los puntos que, como contenido mínimo, deben
recoger los Estatutos sociales. Resulta de suma importancia puesto que incluso puede
llegar a determinar el tipo de sociedad que debe constituirse.
El objeto social de una empresa solidaria es la razón de ser de ella, el que la impulsa o
mueve a su constitución inicialmente, y funcionamiento posterior.
Con el objeto social se precisa la clase de actividad, rama o industria que desarrolla la
entidad puesto que de conformidad con el articulo 3° de la ley 79/88 toda actividad
económica social puede organizarse con base en el acuerdo operativo.
La actividad social, por el contrario, corresponde al desarrollo efectivo y cierto que realiza
la entidad (educación, consumo, transporte, crédito, etc.)
Desde este punto de vista el objeto social también determina la posibilidad de ejercer
derechos y cumplir las obligaciones inherentes a las actividades a realizar.
Dado esto, la entidad legalmente se encuentra habilitada para ejecutar todos los actos o
contratos que se direccionen a ejercer los derechos que son propios de su existencia.
Siendo así realizara las acciones necesarias para solicitar los permisos que se requieran,
hacer transacciones comerciales, bancarias, reformar sus estatutos, cancelar impuestos,
cobrar deudas, sin necesidad que dichos actos se encuentren mencionados o autorizados
de manera minuciosa en los estatutos, puesto que constituyen actividades
complementarias y como tales tienen una relación directa con el objeto social de la
entidad, dado su condición de persona jurídica.
La concepción de gestión social comprende tanto la administración permanentemente
ejercida por los órganos que la tienen a su cargo como: el consejo de administración para
las cooperativas en general; Comité de administración para las precooperativas; la junta
directiva para las asociaciones mutuales y en los fondos de empleados como la
representación legal de los mismos, la cual es ejercida por el gerente, en el caso de las
cooperativas y las administraciones publicas cooperativas, los fondos de empleados, el
director ejecutivo para las precooperativas y el representante legal para las asociaciones
mutuas.
Lo anterior implica el manejo de las relaciones tanto internas como externas de la entidad
frente a los asociados y frente a los terceros, incluyendo todos los actos que hagan
referencia al pleno desarrollo del objeto social de la entidad.
Dada la dada naturaleza de las entidades solidarias de asociación y empresas
económicas se hace necesario inicialmente, identificar claramente las connotaciones que
estos dos conceptos tienen hacia el interior de ellas y consecuencialmente en su manejo.
Esencialmente las asociaciones solidarias son entidades resultantes de la unión voluntaria
de personas con intereses comunes que buscan mejorar sus condiciones de vida,
mediante la cooperación, la solidaridad y la ayuda mutua.
Existen principios y valores solidarios en los cuales se establece que jamás podrá
perdonarse el hecho de que exista un divorcio entre las empresas solidarias y sus
principios y valores.
W.P expresa “… Así la cooperación como una expresión constructiva del instrumento
primitivo del hombre, la ayuda mutua, propone la esperanza. Ofrece a los hombres y
mujeres una línea clara y continua de pensamientos y acción, conduciéndolo desde la
asociación con sus vecinos más cercanos y compañeros de trabajo, etapa por etapa,
hacia relaciones de mutuo provecho con otros hombres y mujeres de los rincones más
lejanos del mundo”.
Expresado lo anterior es necesario mirar, desde nuestra perspectiva local, estos principios
y valores para proceder a ubicarlos en el accionar de la empresa solidaria.
A la economía le son aplicables de manera genérica los principios que han inspirado a las
empresas cooperativas, ACI, estos principios son: Apertura y voluntad de sus miembros,
gestión democrática, participación económica de los miembros, autonomía e
independencia, educación, capacitación e información, cooperación entre cooperativas,
interés por la comunidad.
Desde el punto de vista empresarial, las entidades solidarias son el ente jurídico que
permite la cristalización del objeto social y económico del grupo.
La actuación empresarial, como tal, exige una moderna estructura organizacional que
permite alcanzar exitosamente, los objetivos trazados.
Debe dársele entonces estricto cumplimiento al proceso administrativo, el cual debe
obedecer a lineamientos estratégicos diseñados participativamente, entre los cuales
están: Deberes de los administradores, la buena fe, lealtad y por último la diligencia y
cuidado del buen hombre de negocios
Los órganos de administración de las entidades solidarias se pronuncian o manifiestan su
voluntad sobre los temas tratados en sus diferentes reuniones, a través de las llamadas
“Decisiones sociales”.
Las decisiones sociales, entonces, constituyen los acuerdos que aprueban estos órganos,
de manera mayoritaria o unánimemente con el lleno de los de los requisitos legales y
estatutarios, o sea, con el quórum reglamentario y las mayorías previstas.
Dado esto podemos señalar que las personas habilitadas legalmente, para adelantar
procesos de impugnación de los actos de decisiones de los órganos sociales pueden ser:
Los administradores (miembro del consejo de administración- comité de administración-
junta de vigilancia- representantes legales- directores ejecutivo- gerentes), Revisor fiscal,
los asociados ausentes y los disidentes.
Lo referente a la aprobación de las actas de los órganos de administración de las
entidades solidarias constituye un asunto de singular importancia por la trascendencia que
ello tiene en el desarrollo de este tipo de entidades.
Los miembros de los órganos de administración, e inclusive de control y vigilancia de las
entidades solidarias, se pueden separar de dichos cargos por las siguientes causas:
Muerte o incapacidad absoluta, por renuncia o retiro voluntario y por la remoción
decretada por la asamblea.