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Enrique Castaños
Edith Stein
Edith Stein (Breslau, Alemania, 12 de octubre de
1891 – Auschwitz, 9 de agosto de 1942), que
participó en su niñez de las fiestas litúrgicas judías,
dejó de ser creyente en su adolescencia. Niña
inteligente y vivaracha, la rapidez con que
comenzó a plantearse problemas existenciales
retrasó su bachillerato, ingresando en 1911 en la
Universidad de su ciudad natal (hoy Wroclaw, en
Polonia) y orientándose hacia la germanística, la
filosofía, la historia y la psicología. Aunque practica
el deporte, es muy sociable y participa activamente
en las reivindicaciones a favor de los derechos de la
mujer, su prioridad son los estudios.
Poco después, gracias al interés sobre Edmundo Husserl de su amiga la filósofa Hedwig Conrad -
Martius, lee las Investigaciones lógicas del padre de la Fenomenología, también judío. En abril
de 1913 ya está en la Universidad de Gotinga, donde conoce al pensador católico Max Scheler.
Alistada como voluntaria en la Cruz Roja en 1914, desempeña labores de enfermera durante
unos meses. En agosto de 1916, en Friburgo, defiende su Tesis Doctoral, Sobre el problema de la
empatía, obteniendo la máxima calificación. Los dos años siguientes, por expreso deseo de
Husserl, se convierte en su asistente.
La ordenación de los manuscritos del filósofo Adolfo Reinach la introduce aún más en el
cristianismo, produciéndose su definitiva conversión en junio de 1921, después de leer el Libro
de la Vida de la gran santa abulense. Se cambia el nombre por el de Teresa al bautizarse el 1 de
enero de 1922, desempeñando tareas docentes en colegios católicos, en las que revela su s
perspicaces conocimientos acerca de la psicología de las adolescentes, sin obviar el campo de lo
sexual-afectivo. Traductora al alemán de Tomás de Aquino y de John Henry Newman, estudia a
fondo la escolástica medieval y toda la filosofía moderna. Su pres tigio se acentúa a partir de
1928. Participa en múltiples actividades de difusión del pensamiento cristiano, tratando de
poner los cimientos de una antropología teológica que respete el hecho diferencial
femenino. Cada vez es más requerida como fenomenóloga, debiendo abandonar la enseñanza
como maestra en 1931, aunque continúa con su actividad docente en instituciones católicas
prestigiosas de Alemania y Francia.
En octubre de 1933, con Hitler ya en el poder, ingresa en el Carmelo de Colonia, haciendo su
profesión perpetua en abril de 1938. Trasladada a Holanda por motivos de seguridad el 31 de
diciembre de ese año, es detenida por la SS, junto con su hermana Rosa Stein, el 2 de agosto de
1942, en el Carmelo de Echt. Después de un brevísimo paso por el campo de tránsito holandés
de Westerbork, donde es muy posible que Etty Hillesum intercambiase fugaces palabras con
ambas hermanas, son gaseadas nada más llegar a Auschwitz. El 11 de octubre de 1998 fue
canonizada como Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Desde muchos años antes estaba preparada
para dar su vida por Cristo. Como a Simone Weil, también le obsesionó siempre el misterio de la
Cruz. Autora de escritos espirituales de gran hondura y admirable sencillez, llevó a cabo
formidables síntesis sobre el pensamiento del Pseudo Dionisio Areopagita y sobre Las
Moradas de la gran reformadora del Carmelo.
Dejó inacabado La ciencia de la Cruz, un profundo estudio sobre San Juan de la Cruz, cuyo
antecedente teológico-ontológico es su libro más importante, Ser finito y ser eterno, de 1936.
Aunque sin olvidar nunca a Platón, San Agustín y Duns Escoto, el libro se apoya
fundamentalmente en los Salmos, el Evangelio de Juan, Aristóteles y Santo Tomás, centrándose
en el problema del ser, de tal modo, como escribió ella misma, que «la comparación entre el
pensamiento tomista y el fenomenológico fue el resultado del análisis de» aquel problema.
Asombroso intento «de fusionar el pensamiento medieval con el pensamiento vivo
contemporáneo», Edith admitió que el mejor modo de acercarse a Dios, plenitud absoluta, por
parte del hombre, es a través de la oración, el recogimiento interior y la experiencia mística.
Etty Hillesum
Etty Hillesum (Middelburg, Holanda, 15 de enero de
1914 – Auschwitz, 30 de noviembre de 1943) es
autora de numerosas cartas y de un extenso y
asombroso Diario, una de las cumbres de la
literatura neerlandesa del siglo XX, publicado,
solo parcialmente, por vez primera en septiembre
de 1981. Comenzado el 8 de marzo de 1941, muy
poco antes del 5 de junio de 1943 logra entregarle
a su amiga María Tuinzing los once cuadernos de
que consta, a fin de hacérselos llegar a Klaas Smelik,
un periodista y antiguo amante trotskista. Nacida en el seno de una familia judía muy cult a, Etty,
inteligente, inquieta, insatisfecha y dispersa, con una activa vida sexual desde antes del fin de la
adolescencia, inició estudios de Derecho, lenguas eslavas y Psicología, aunque no llegó a
concluirlos.
De un difuso agnosticismo fue adentrándose en una riquísima vida espiritual interior, tal como
lo revela su Diario, de una profunda humanidad y en el que resulta incontrovertible su íntima
creencia en Dios. El mismo día que lo comenzó conoció a un hombre que cambiaría su vida, el
psicólogo y quirólogo judío Julius Spier, el «partero de su alma», al que amó con todo su
corazón, como un hermano. Desde ese mismo instante, a pesar de algunas insinuaciones de Etty
hacia él, que no acaban en nada (Julius estaba prometido), disminuye drásticamente su activ idad
sexual, incrementándose su ya notable pasión por la lectura, pero dirigiendo ahora, gracias a
Spier, su atención hacia la Biblia, San Agustín, San Francisco de Asís, Dostoyevski, Tolstói, C. G.
Jung, Walter Rathenau, Walter Schubart o Rainer Maria Ril ke, el autor más citado en su Diario.
Spier falleció el 15 de agosto de 1942, justo el día antes que debía ser detenido. No solo le enseñó
a encontrarse a sí misma y a buscar a Dios en sus semejantes, sino que le proporcionó valiosos
medios de autocontrol. Pero Etty era un diamante en bruto. Solo había que plantar en ella la
semilla adecuada. El 30 de julio de 1942 consiguió que el Consejo judío la destinase como
«funcionaria» en el campo de tránsito de Westerbork, al NE de Amsterdam. Aquí culmina
realmente su transformación espiritual, su encuentro con Dios. Parece inaudito que la que había
sido una jovenzuela tan desordenada, concentre ahora todas sus energías en el estudio, la
escritura y el humanísimo cuidado de los que sufren indeciblemente. Sus amigos le prepararon
la huida, pero ella, débil y enferma, declinó.
El 5 de junio de 1943 regresa, de manera definitiva, después de una convalecencia, al campo. El
contacto con quienes van a ser deportados en cualquier momento, la reconforta, le permite
encontrar el sentido de su vida. Todo es en Etty muy rápido, vertigino so: no disponía de tiempo.
Advirtiendo la estrecha ligazón entre su cuerpo y su alma, la «Palabra de Dios» no es más que la
actuación del Espíritu Santo que se revela en el corazón del hombre. El justo medio entre el
puritanismo y la licencia es la conciencia de la propia responsabilidad. La amistad más allá de la
pasión. Cuando se ama de verdad hay que estar dispuesto a sufrir. Insertar orgánicamente las
palabras en un gran silencio. «Mi hacer consistirá en ser». El descubrimiento de Dios es
estrictamente personal.
Alegre y llena de vida, Etty improvisa oraciones de una conmovedora humanidad y comunión
con Cristo, plegarias que quizás no acepte cierta jerarquía eclesiástica. Hay que escuchar en el
fondo de uno mismo (hineinhorchen). «Hay en mí un pozo muy profundo. Y en ese pozo está
Dios». El 12 de julio de 1942 reza por la mañana: quiere ayudar a Dios. «Si Dios cesa de
ayudarme, seré yo quien tenga que ayudar a Dios». Si se quiere ejercer una influencia moral en
los otros, es preciso empeñarse seriamente en nuestra moral personal. Debemos perdonar a Dios
por la época que vivimos, dice Etty. «Perdonar a Dios», como comprendió Paul Lebeau, es una
forma de manifestar su absoluta confianza en Él. El verdadero escándalo es la violencia contra
el inocente. El martes 7 de septiembre es trasladada a Auschwitz. Su última nota, de ese
mismo día, una postal dirigida a su amiga Christine van Nooten, la arroja desde el vagón en que
la llevan al Lager. El 15 de septiembre se pierde su rastro. La Cruz Roja informa de su
desaparición el 30 de noviembre.