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Introducción
En los próximos años, la población con discapacidad ira aumentando drásticamente, ya que
la población está envejeciendo y el riesgo de discapacidad es superior entre los adultos
mayores y además por las enfermedades crónicas tales como la diabetes, las enfermedades
cardiovasculares, cáncer, y los trastornos de la salud mental.
Frente a esta inevitable realidad, la sociedad en su conjunto debe estar concientizada de que
las personas con discapacidad son sujetos de derechos y garantías como toda persona
humana, pero muchas veces la teoría y la realidad no coinciden, ya que usualmente se los
discrimina en ámbitos laborales, sociales, y hasta algunas estructuras edilicias o transportes
están hechas para personas “normales”.
Que es dable remarcar que en materia de circulación aérea existen varios principios, pero
uno de ellos, y quizás el más importante, es el “Principio de Seguridad en Vuelo”, el cual
hacer referencia a aquél conjunto de normas y procedimientos, generalmente de carácter
preventivo, que tienen por finalidad eliminar aquellas causas que puedan alterar el normal
desarrollo de la navegación aérea; es decir, a la seguridad a bordo de las personas que
traslade, y referida a la propia aeronave como a la operación.
Frente a este principio primordial del derecho aeronáutico, en el que hay miles de
regulaciones dictada por la autoridad aeronáutica, es decir, Administración Nacional de
Aviación Civil (ANAC), sobre los procedimientos que se deben llevar a cabo a tanto para
despegar, circular, y aterrizar la aeronave, cómo deben abordar y bajar los pasajeros, etc.,
frente a este grupo de personas vulnerables, no existe regulación alguna por el cual se diga
cómo deben estar acondicionadas las aeronave, razón por las cual las empresas aéreas
algunas veces, no quieren trasladar a personas con estas características en virtud de que se
viola la seguridad en vuelo.
Como estas situaciones antes transcritas, a diarios son víctimas los pasajeros con
discapacidad, por el cual los problemas a plantear, investigar y resolver son: en primer
lugar, creemos que la falta de regulación específica y exigible en materia aeronáutica en
relación a las condiciones que deben tener una aeronave para que aquellas personas con
discapacidad motora vulnera derechos constitucionales a la igualdad de trato y es
discriminatorio.
Por otro lado, la cuestión a responder es ¿el principio de seguridad en vuelo, sólo responde
a razones de índole seguridad, o convenientemente a cuestiones económicas?.
En el marco de estos planteos, lo que pretendemos lograr a través de este trabajo se dar
posible solución al ejercicio abusivo por parte de las empresas de transporte.
Ahora bien, por CUD se puede entender como un documento de carácter público que
permite el acceso al Sistema de Salud y a los beneficios instituidos por la normativa en la
materia para las personas con discapacidad.
Por esa misma razón, es misión conferida al legislador en ejercicio de las potestades
otorgadas por el constituyente en la Constitución de una Nación libre, republicana y
federal, la de dictar normas que hagan a la paz social y captar el espíritu del pueblo y
plasmarlo en la letra de la norma. En el ejercicio de esa potestad tan noble de la que es
titular, se han dictado numerosas normas en pro de los minusválidos en orden nacional,
provincial y municipal.
I.- Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.-
Ley sancionada con el objetivo de otorgar a las personas discapacitadas atención médica,
educación y seguridad social.
En el marco del derecho interno, sólo encontramos como normativa relacionada al tema en
cuestión, algunas resoluciones del Ministerio de Economía, Obras y Servicios Públicos
pero sobre condiciones generales del transporte.
En dicha importante normativa que regula los elementos esenciales del contrato de
transporte aéreo de personas, en su artículo 8 le otorga el derecho al transportador de negar
el transporte de cualquier pasajero y/o de su equipaje por razones de seguridad o si a su
criterio, ejercido razonablemente, determina entre otras: si la conducta, edad o estado
mental o físico del pasajero es tal que: requiera asistencia especial del transportador; o
cause malestar o resulta objetable a los otros pasajeros; u origine peligro o riesgo para sí
mismo o para otras personas o propiedades; o no cumple con las instrucciones del
transportador; o se ha negado a cumplir con un control de seguridad.
Frente a esta realidad, analizaremos cuál fue la respuesta en el derecho comparado, más
específicamente observaremos la normativa que rige en la Unión Europea ya que junto con
las regulaciones de Estados Unidos absorben al mayor número de pasajeros transportados a
nivel global.
A la hora de realizar un viaje en avión, las personas con discapacidad o movilidad reducida
deben conocer la normativa vigente ya que será su mayor garantía para acceder a una
adecuada prestación del servicio, y más aún frente a posibles inconvenientes. Es necesario
garantizarles un nivel mínimo y armonizado de protección en todos los medios de
transporte, con el fin de facilitar la movilidad y promover el uso de los transportes
colectivos.
Esta normativa es obligatoria para todos sus Estados Miembros que entró en vigor en forma
total a partir de julio de 2008, con excepción de los arts. 3 y 4 que les pone vigencia a partir
de julio de 2007. Ello significa que para poder adaptar la infraestructura aeroportuaria y
capacitación de personal, la norma da un plazo de dos (2) años, y sólo de un (1) año para lo
que ha considerado rápidamente con posibilidades de poner en práctica, siendo los arts. 3 y
4 el cuerpo principal de garantías para dichos pasajeros ya que prohíbe a las compañías
aéreas negar una reserva o el embarque alegando la discapacidad o movilidad reducida del
pasajero, cuando dicha persona disponga de un billete válido y de una reserva confirmada,
y garantiza que los pasajeros reciban de forma gratuita una asistencia que les permita
utilizar el transporte aéreo en igualdad de condiciones con el resto de pasajeros.
Sin embargo establece que en determinadas circunstancias, una compañía aérea, sus
agentes o los operadores turísticos pueden negarse a aceptar una reserva o el embarque de
una persona con discapacidad o movilidad reducida con el fin de cumplir los requisitos de
seguridad establecidos por la legislación (para ello, la compañía aérea puede exigir,
asimismo, que la persona afectada vaya acompañada por otra persona capaz de
proporcionarle asistencia; y si las dimensiones de la aeronave o de sus puertas
imposibilitan físicamente el embarque o el transporte de estas personas. En estos casos, la
persona afectada debe ser informada inmediatamente sobre los motivos. Se realizará
esfuerzos razonables para ofrecer a dicha persona una alternativa aceptable.
Como se observa este Reglamento no debe afectar a los demás derechos de los pasajeros
establecidos en la normativa comunitaria, y, especialmente, en la Directiva 90/314/CEE del
Consejo “relativa a los viajes combinados, las vacaciones combinadas y los circuitos
combinados”, y en el Reglamento (CE) n° 261/2004 relativo a “normas comunes sobre
compensación y asistencia a los pasajeros aéreos en caso de denegación de embarque y de
cancelación o gran retraso de los vuelos”.
Para conseguir que las oportunidades de viajar en avión de las personas con discapacidad o
movilidad reducida sean comparables a las de los demás ciudadanos, es preciso prestarles
asistencia para satisfacer sus necesidades particulares tanto en los aeropuertos como a
bordo de las aeronaves, haciendo uso del personal y del equipamiento necesario. El
objetivo de inclusión social exige que esta asistencia no implique cargo adicional para
dicho pasajero sino que debe financiarse de forma que los costos se distribuyan
equitativamente entre todos los pasajeros que utilicen el aeropuerto y con la finalidad de
evitar que se desincentive el transporte de las personas con discapacidad o movilidad
reducida.
En caso de que las sillas de ruedas u otros equipos de movilidad y dispositivos de asistencia
se pierdan o sufran daños durante el manejo en el aeropuerto o durante el transporte a bordo
de las aeronaves, se debe indemnizar al pasajero a quien pertenezcan con arreglo a las
normas del Derecho internacional, comunitario y nacional, lo que nos lleva al problema de
la responsabilidad limitada y tarifada que no tiene en cuenta el daño real y emocional que
puede sufrir esta clase de pasajeros por la dependencia a estos equipos y dispositivos y los
inconvenientes que puede provocarles la falta de los mismos.
En cuanto a estas obligaciones que mencionamos para satisfacer las especiales necesidades
de este tipo de pasajeros hay que resaltar que si bien están establecidas en este Reglamento
en varias oportunidades se mencionan frases como “siempre que sea posible”, “en la
medida de lo posible”, “esfuerzos razonables”, etc. Que nos llevan a preguntarnos en la
práctica cuál es la cara real de esta normativa y si se ha logrado una verdadera igualdad
económica y jurídica?...
Conclusión
Para concluir el presente, debemos decir que nos encontramos ante la imperiosa necesidad
de adecuar la normativa a la realidad de los hechos, en virtud de que la cantidad de
personas con discapacidad van aumentando año a año, pero dicha reglamentación y/o
adecuación debe salvaguardar la seguridad en vuelvo.
a) En nuestro país urge una normativa acorde a esta situación tan compleja, que fije
procedimientos a seguir, derecho y obligaciones, responsabilidad etc.;
b) Teniendo en cuenta la normativa existente del derecho comparado, que si bien representa
un avance en materia de discapacidad, es menester, a nuestro entender, proponer las
siguientes cuestiones:
1.- Que al acompañante y asistente de persona con discapacidad, viaje sin costo alguno,
como existe en materia de transporte terrestre, siendo un gran avance en la inclusión;
3.- Que del personal a bordo de las aeronaves, uno de ellos sea médico, para que en caso de
urgencia pueda actuar con conocimiento;
4.- Que las aeronaves tengan una cabina sólo para cuidados médicos.
Referencia Bibliografía
2.Rosales, Pablo Oscar, “La discapacidad en el sistema de salud argentino: obras sociales,
prepagas y estado nacional. ley 24.901 y normas complementarias”; 1º ed; Bs As; Depalma,
200.-