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Prismas - Revista de Historia Intelectual

ISSN: 1666-1508
revistaprismas@gmail.com
Universidad Nacional de Quilmes
Argentina

Acha, Omar
Releer Pasado y Presente: ¿por qué, desde dónde y para qué?
Prismas - Revista de Historia Intelectual, vol. 18, núm. 2, diciembre, 2014, pp. 239-242
Universidad Nacional de Quilmes
Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=387038587014

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Dossier: 50 años de Pasado y Presente. Historia, perspectivas y legados

Releer Pasado y Presente:


¿por qué, desde dónde y para qué?

Omar Acha
UBA-CONICET- Centro de Investigaciones Filosóficas

Este comentario apenas esquematiza trazos de teórico que desgarró con la fuerza del gueva-
su tema. Sostiene que la autointerpretación rismo una adhesión gramsciana que a pesar
elaborada por José Aricó de la revista Pasado de constituir un gozne identitario, o quizá por
y Presente (PyP) bajo el signo de los “grams- eso mismo, atenazó andariveles fluidos donde
cianos argentinos” se constituyó en el baremo se entrelazaron las opciones revolucionarias
hermenéutico de la significación historiográ- de la izquierda intelectual sesentista. La lec-
fica de esa revista para el plasma político-inte- tura de Aricó fue poco después consagrada
lectual argentino de los años sesenta y setenta. por el asentimiento historiográfico y filosó-
La reinvención de PyP por Aricó participó de fico cincelado por Oscar Terán en Nuestros
un dispositivo lector de rasgos históricamente años sesentas.2 La prosa teraniana al res-
específicos. Las interrogaciones que predispu- pecto se atuvo al molde, más sobre todo a la
sieron la imagen de PyP emergieron de una ex- convicción historiográfico-política, de La
periencia histórica intransferible: la de “nues- cola del diablo. De allí que sus interpelacio-
tros años ochenta”. O más precisamente: del nes a PyP fueran también de cuño inequívo-
modo en que, desde una sensibilidad singular, camente ochentista.
los ochenta refiguraron los sesenta-setenta. Hasta hace muy poco, las elucidaciones in-
De allí, ¿pueden ser las preguntas de Aricó a tentadas desde 1991 fueron estimuladas y a la
su memoria intelectual, y a la de su genera- vez quedaron presas de las vigas interpretati-
ción, todavía las nuestras? Las investigacio- vas fijadas por La cola del diablo y Nuestros
nes recientes sobre la revista, ¿agregan mati- años sesentas. Así las cosas, los trabajos ulte-
ces y nuevas fuentes a los estudios conocidos? riores de Horacio Crespo encuentran allí su
¿O logran replantear las matrices fundaciona- fuente de inspiración. Eso no es sorprendente
les moldeadas por Aricó? pues las preocupaciones de Crespo no difieren
Aricó acrisoló con un nombre, sobre todo de las que caracterizaron las miradas postre-
en La cola del diablo,1 un incordio político y volucionarias de Aricó y Terán. Pero donde en

2
Oscar Terán, Nuestros años sesentas. La formación de
1
José Aricó, La cola del diablo. Itinerario de Gramsci la nueva izquierda intelectual argentina, 1956-1966,
en América Latina, Buenos Aires, Puntosur, 1988. Buenos Aires, Puntosur, 1991.

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lugar de morder el perro al hombre sucede lo evidencia política decisiva de PyP: el gueva-
contrario es cuando constatamos que a pesar rismo, ante el cual el lamentado tropiezo de
de las divergencias políticas ostensibles y de los setenta está lejos de ser tal cosa. Sin em-
las presunciones de originalidad académica, bargo, la autointerpretación de Aricó en La
interpretaciones sucesivas permanezcan cola del diablo se abatió como una pesadilla
dentro del perímetro fijado por las lecturas narrativa sobre el cerebro de los vivos al so-
inaugurales. Y postulo que en ello la acepta- brepujar con Gramsci una trayectoria que, al
ción del significante “los gramscianos argen- menos hasta 1976, estuvo regida por la huella
tinos” tiene relevancia como módulo referen- guevarista aderezada –es cierto– con la fertili-
cial de la revista. Tanto el estudio de Raúl dad imaginativa del sardo genial. Bajo este sol
Burgos en Los gramscianos argentinos,3 como de lectura se puede percibir la heterogeneidad
la intervención polémica de Néstor Kohan4 en del marxismo de PyP. Creo que además habi-
la revista Ñ, testimonian su obediencia res- lita comprender sus opciones políticas concre-
pecto de estudios aparentemente divergentes tas, con sus ribetes tácticos, los compromisos
respecto de la reconstrucción originaria. Para definitorios de sus filias con el Ejército Gue-
Burgos y Kohan también Gramsci anuda la rrillero del Pueblo, y luego con las Fuerzas
heterogeneidad teórica y política que desgarra Armadas Revolucionarias y la Tendencia Re-
a PyP. Ambos notan, como Aricó, la impronta volucionaria del peronismo. El que Gramsci
guevarista, sin cuestionar el nombre grams- fuera un signo para la urgencia del activismo,
ciano como luz de identidad. Mas si observa- y no tanto un programa de estudios conse-
mos más de cerca la trayectoria de Portantiero cuente, es lo que explica, por último, la ausen-
en esos años, es sencillo concluir que entonces cia de una investigación gramsciana del pero-
era menos gramsciano que guevarista e in- nismo como formación político-cultural y la
cluso maoísta. irresolución de la tensión constitutiva del mar-
Repensar lo que sabemos sobre PyP en- xismo entre la crítica lógica del capital y la
traña, por otra parte, una revisión de la tradi- positivización de la “lucha de clases”.5
ción interpretativa que la construyó como una Quiero destacar los efectos instituyentes del
referencia liminar de la izquierda intelectual tercer capítulo de La cola del diablo, “La ex-
argentina. La denominación –es decir, su insti- periencia de Pasado y Presente”. Aricó destaca
tución como objeto teórico– vela las entretelas el nombre atribuido por vez primera desde las
marxistas del núcleo inicialmente cordobés, y prensas de la Izquierda Nacional, en la misma
sobre todo la intensidad estratégico-emocional época. De allí que la mención posea una esta-
del acontecimiento cubano (este, y no Gram- tura historiográfica o, mejor, “documental”.
sci, fue el vector “generacional” de su pro- Sin desmedro de la diversidad de orientacio-
yecto ideológico y su vocación política). Son nes, extravíos e inconsecuencias de un pro-
numerosos los filones documentales que reve- yecto intelectual, el gramscismo de base es
lan la diversidad teórica que el velo de “Gram-
sci” unificó y distorsionó. Intérpretes como
Burgos incluso se asoman a la ya mencionada 5
El libro “gramsciano” de la época, los Estudios sobre
los orígenes del peronismo, de Miguel Murmis y Juan
Carlos Portantiero, reconstruye la arquitectura de inte-
reses racionales de clases en alianza en los años
3
Raúl Burgos, Los gramscianos argentinos. Cultura y treinta-cuarenta y no la “sociedad política” donde pros-
política en la experiencia de “Pasado y Presente”, Bue- peró el peronismo como “reforma intelectual y moral”
nos Aires, Siglo XXI, 2004. de la clase obrera. Sus dos ensayos expresan la recep-
4
Néstor Kohan, “José Aricó, ‘Pasado y Presente’ y los ción de Gramsci, en su interés y en las restricciones de
gramscianos argentinos”, en Revista Ñ, nº 71, 2005. sus usos.

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fundamental para dos metas: 1) delimitar los tar el tenor del capítulo, en su primer párrafo,7
puntos ciegos de una empresa que fue “parte ni que fuera la índole de la revista la que dibu-
activa de ese proceso incontrolado que con- jara el perfil de la nueva izquierda.
dujo a la sociedad argentina a una increíble El nombre de Antonio Gramsci requiere
espiral de violencia”;6 2) establecer la aper- una interrogación, pues su significación no es
tura de la novedad intelectual para habilitar evidente. Su alcance en los años sesenta y se-
los fines “modernizadores” de un discurso tenta fue polisémico, y sobre todo fue un uso.
que desde el marxismo presentaba debate en Sus textos no prosperaron como doctrina apta
el escenario entonces contemporáneo. Con para trazar una delimitación teórico-política.
esos dos rasgos PyP emerge como signo de Por el contrario, las incumbencias del nom-
unos “años sesenta” acrisolados por los fue- bre fueron múltiples: figura señera, inspira-
gos de una modernización problemática, tanto ción teórica, símbolo político, influencia cul-
por las limitaciones de la izquierda, de la cul- tural, rasgo de frontera intelectual. En lugar
tura política peronista y de la violencia repre- de una imaginaria identidad teórica quiero
siva. Me parece que esta imagen compuesta sugerir –como en la costura identificatoria la-
es esencial pues nutre el ajuste de cuentas ha- caniana, o point de capiton– que la contrac-
cia la deriva socialdemócrata con que se dise- ción imaginaria de “Gramsci” tolera la doble
ñan, décadas más tarde, las narraciones de tensión de una constitución de sujeto (en este
Aricó y de Terán. caso un núcleo intelectual marxista vincu-
Me interesa subrayar aquí la presencia lado con una revista, con diversos grados de
asignada por Aricó a su editorial fundacio- compromiso y actitudes ideológicas): por un
nal de PyP, ya que la modulación que Aricó lado el nombre como significante que habi-
produce en su texto “juvenil” genera un lita una identidad flexible y apta para coexis-
efecto sinecdóquico: a partir de ese movi- tir con otros nombres, con otros significantes,
miento el texto “Pasado y Presente” se torna y, por otro lado, el nombre como fijación
la sombra perdurable de Pasado y Presente, la imaginaria resistente en el tiempo. Al res-
revista. pecto, tanto una estrategia “deconstruccio-
Nuestros años sesentas estilizó en prosa nista” que diluya el objeto en sus puntos cie-
historiográfico-filosófica el lugar singular de gos y sus inconsistencias, como una reducción
“los gramscianos argentinos” en un partea- a trayectorias biográficas (Aricó, Del Barco,
guas de su libro: el instante en que adviene Portantiero, y otros), componen alternativas
una “nueva izquierda intelectual”. Hasta en- insatisfactorias. Proyecto político y teórico,
tonces Terán había mostrado “antecedentes”: PyP fue también un campo de fuerzas que pa-
Contorno, el nacional-populismo, la licua- rece difícil reducir a esa unidad funcional a
ción de Sur. Con PyP adviene una concepción las miradas de Aricó y Terán. Quizá valga la
calada por la época, pero más allá de los “es- pena subrayar que no se trata tanto de cues-
quematismos” de la Vieja Izquierda. PyP tionar las directrices organizadas por tales
tiene para Terán, prolongando puntillosa- miradas sino más bien de percibir los conos
mente a Aricó, una función decisiva. No me de luz que afirmaron, y sobre todo de inquirir
parece baladí que Terán citara en primer tér- popperianamente la eventualidad de otros fo-
mino el editorial de Aricó de 1963 para ajus- cos iluminadores que podrían ser activados.

6 7
José Aricó, La cola del diablo…, op. cit., p. 67. Oscar Terán, Nuestros años sesentas…, op. cit., p. 97.

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Me pregunto ahora si las investigaciones sin hesitaciones al canon a la vez rinden culto
más recientes (pienso en textos de Martín a la heteronomía de un cuestionario forjado
Cortés,8 Sebastián Malecki,9 Adriana Petra,10 con metas, como dije, intransferibles. Una al-
Guillermo Ricca11 y Marcelo Starcenbaum)12 ternativa a la enmienda particular propia del
están dispuestas a poner en vilo el asenti- pensamiento monográfico consiste en razonar
miento interpretativo asignado a la imagen di- las cuestiones lanzadas al archivo de PyP. Si
señada por Aricó. Desde luego que los aportes para Aricó y para Terán PyP fue un vector de
monográficos son valiosos. Pero si se atienen “modernización” hacia la Nueva Izquierda,
¿podemos pensarla sin sustantivar el (contra-
riado) proceso modernizante? Si Gramsci per-
mitía componer una ruptura con la Vieja Iz-
8
Martín Cortés, “La traducción como búsqueda de un
marxismo latinoamericano: la trayectoria intelectual de
quierda, ¿es viable investigar cuánto la cultura
José Aricó”, en Carlos Aguirre (ed.), Militantes, revolu- política de la juventud “gramsciana” compar-
cionarios e intelectuales. Ensayos sobre la historia del tía con la izquierda de la que comenzaba a des-
marxismo y la izquierda en América Latina, Oregon, A
Contracorriente, 2013.
gajarse? Si para la interpretación canónica
9
Juan Sebastián Malecki, “Aricó, pensador de fronte- PyP contribuyó a la espiral de violencia y
ras”, Pterodáctilo, nº 6, 2009. muerte guerrillerista, ¿podemos reconsiderar
10
Adriana Petra, “En la zona de contacto: Pasado y Pre-
sente y la formación de un grupo cultural”, en Diego
la deriva “violentológica” para concebir otras
García y Ana Clarisa Agüero (eds.), Culturas interiores. salidas viables en la coyuntura de la época?
Córdoba en la geografía nacional e internacional de la Pasado y Presente es todavía una cantera
cultura, La Plata, Al Margen, 2010.
11
Guillermo Ricca, “Marx después de Marx: eurocen- para nuevas lecturas, para preguntas sustenta-
trismo, crítica y política en José M. Aricó”, Utopía y das en una persuasión silenciada: que lo que
Praxis Latinoamericana, vol. 18, nº 61, 2013. es podría ser radicalmente diferente. Solo así
12
Marcelo Starcenbaum, “El marxismo incómodo: Al-
thusser en la experiencia de Pasado y Presente (1965- no serán entonces solo pasado, sino también
1983)”, en Izquierdas, nº 11, 2011. presente y porvenir. o

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