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10 de junio, 2020.

LA MÚSICA COMO EL ÁPICE MAGNÍFICO QUE LA EXISTENCIA HUMANA


IMPLORA

Hace unos cuantos meses le pregunté a un amigo cercano, amante de


Tchaikovsky y del rock suave, la definición de música. Su respuesta me dejó pensando
y aún en estos días las elucubraciones sobre esta son constantes. “Ruido (quiso decir
sonido) con melodía”. Sí…quedé igual que usted, lectora. Tiempo después entablé
conversación con una amiga y le realicé una serie de experimentos, haciéndola
escuchar varias piezas, no todas de su agrado. Su rostro reflejaba la pura y tierna
expresión de melomanía, tomaba a la música como la manera más profunda de
transmitir una emoción, de sentir la vida y de estar en paz consigo misma. Pues bien, la
reacción de las personas tácitamente mencionadas y muchas otras más, me hacen
replantearme mi pasión desde muchos aspectos, tratados en los siguientes párrafos.

Comencemos por el comienzo, diría Aldous Huxley.

Antes de escribir esta columna, busqué en el diccionario Larousse la definición


de música, que se resume en “El arte de combinar sonidos”. Cabe aclarar, que aquellos
amigos del colegio percibían la música desde su sentir intrínseco, y desde la forma en
la que el destino les había mostrado. Ahí fue cuando decidí que lo importante de la vida
no es definir el asunto, sino comprender su propósito.

¿¡EL PROPÓSITO DE LA MÚSICA!? Al cabo que, si la definición poco orienta,


el propósito lo hará…¿o no?

La cosa se vuelve triste, como bien lo afirma el neurólogo Oliver Sacks (2008) al
revelarnos la flébil conclusión a la que llega uno si se pone a reflexionar: “…Tendrían
que admitir que eso que llaman música es, en cierto modo, eficaz para los humanos,
fundamental para la vida humana. No obstante, carece de conceptos, no elabora
proposiciones; carece de imágenes, símbolos, el material del que está hecho el
lenguaje. Le falta poder de representación. No guarda una relación lógica con el
mundo…”

Por un lado, la música es ruido con melodía, que no otorga alguna funcionalidad
en el ser humano…así que podríamos vivir sin música. ¡Bajen el arma! Desde ese
punto de vista, la abulia mencionada tiene sentido pero acaecemos de aceptar, que la
música brinda cuantiosos beneplácitos y cobra relevancia en nuestra vida cotidiana,
siendo un sustento para expresar…un arte. Nos une, nos calma, nos excita, nos
entiende e intrínsecamente nos rendimos ante la magnificencia gozada en unas notas
¿Por qué entonces respondemos y necesitamos de una combinación absurda de
sonidos?

LA COMPRENSIÓN DE MÚSICA

Según Tobar, C. (2013), el entendimiento musical se considera una facultad de


la especie humana asociada a la cultura, por lo que no hay excepción salvo los parvos
seres que presentan amusia. Para escucharla, se necesita de tres enfoques: afectivo
(relacional), sensorial (sentir) y formal (los elementos de la música). La captación de un
sonido discrepará en los individuos, como es obvio.

Ahora bien, lo que mis padres y el conservatorio me enseñaron, era que la


música presenta los siguientes elementos: melodía, armonía, ritmo y color. Entonces
toda pieza para llamarse pieza debería cumplir con estos requerimientos, aunque el
panorama actual refleja en algunas ocasiones, lo troncario. Me estoy aventurando en
campos polémicos.

Si bien es cierto, la calidad de la música depende de múltiples factores y gustos,


desde mi punto de vista una obra bien escrita debe cumplir con dichos elementos, es
una regla casi matemática. Me perdonarán los compositores contemporáneos y los
simplistas que hoy hacen unas ignominias llamadas canciones de reggaetón.

EFECTOS DE LA MÚSICA SOBRE LOS HOMO SAPIENS SAPIENS

Haga este ejercicio: piense en una canción o pieza que sea de su total agrado y
cavile: ¿Por qué le gusta tanto? ¿Qué siente? Algo se le despierta por dentro,
¿verdad?

Bien, primeramente, tenemos que la obra seleccionada le cambia el estado de


ánimo. Un estudio realizado por Baumgartner et al, (2005) y llevado a cabo en la
Universidad de Zurich, Suiza, revela que la música activa la corteza visual de una
manera más potente que las imágenes o una combinación de ambas. En síntesis,
usted está destinado a aflorar sus emociones al escuchar música.

Por otra parte, Albert et al, 1973, demostraron que pacientes con afasia de
lenguaje lograron una entonación melódica después de una terapia de este arte.
Incluso personas con Alzheimer recuperaron su memoria (O’Donnell, 1999). ¿Más
motivos para colocar ese disco?

Brewer (1995) indica que la música mejora la capacidad imaginativa al escribir;


la corteza cerebral, la masa blanca y el área de Broca se incrementa
exponencialmente; el desempeño infantil en diversas competencias intelectuales
mejora, obteniendo aptitudes aplicables a otros campos del conocimiento. Existe un
efecto fortalecedor en las dimensiones humanas. No se trata de talento, sino de
estimulación adecuada y práctica repetitiva de la disciplina.

Así podríamos seguir escribiendo…


En conclusión, la creativa e innecesaria combinación de sonidos, conocidos
como música, es una abstracción del pensamiento humano (después hablaremos de
los animales), en la que nosotros podemos rendirnos y expresar los sentimientos
guardados. La invitación es sencilla. ¡Qué poderosos y deleitosos ruidos con melodía!
siendo cada uno, el pedacito de cielo que transforma, crea, innova, satisface y encanta.
Que tenga un feliz día.

Juan Beltrán Pérez.

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