Sunteți pe pagina 1din 43

III CONFERENCIA NACIONAL IDEOLÓGICA DEL

PCC
Bogotá D.C 11 y 12 DE OCTUBRE DE 2014

ÍNDICE

PREAMBULO

1. CRISIS DEL CAPITALISMO Y PERSPECTIVA REVOLUCIONARIA.

2. CARACTERIZACIÓN DE LA FORMACIÓN SOCIOECONÓMICA


COLOMBIANA.

3. REFORMA, REVOLUCIÓN Y PERSPECTIVA SOCIALISTA

4. PROCESO CONSTITUYENTE, GOBIERNO DEMOCRÁTICO Y PAZ.

5. LOS RETOS DE LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA Y LA


CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE AMPLIO.

6. CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO TRANSFORMADOR: MOVIMIENTO


DE MASAS Y PAPEL DEL PARTIDO.

Preámbulo

La III Conferencia Nacional Ideológica del PCC, se realiza en


medio de una profunda crisis de la economía capitalista
mundial, expresada en la crisis de su modelo de
acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal; como
la emergencia de la más variada gama de expresiones de la
lucha de clases. A esta crisis, se agrega la crisis eco
sistémica en las relaciones entre los seres humanos y la
naturaleza.
Pá gina19

Se trata de una época con condiciones objetivas difíciles para la


acción política de los sujetos del cambio en el mundo, y muy
especialmente, para el Partido Comunista Colombiano en nuestro
contexto. Situación que destaca una transición del siglo XX al
siglo XXI, acompañada de profundos cambios en las fuerzas
productivas de la sociedad que vienen modificando las relaciones
sociales, al punto de transformar el manejo vital de los tiempos y
los espacios.

Bajo estas circunstancias, la III Conferencia Nacional Ideológica


del PCC se propone ubicar los enemigos ideológicos
fundamentales, principales y secundarios a los que se enfrenta la
lucha democrática y popular contra ese capitalismo mundializado,
que depreda y destruye en busca de una salida posible hacia el
socialismo. Igualmente busca profundizar y fortalecer el valor que
tiene la batalla de ideas en la lucha revolucionaria por el poder,
como elemento sustancial de nuestra identidad comunista, de la
formación de nuevas generaciones que se incorporen a la causa
de la transformación social. Finalmente, nos proponemos defender
la necesidad del Partido Comunista como factor consciente de la
subjetividad revolucionaria, en un momento histórico de transición
con nuevas posibilidades en la lucha por la democracia y el
socialismo.

Tomando en cuenta estos tres propósitos, las 32 TESIS que se


desarrollarán a continuación, aspiran a estimular la batalla
ideológica al interior de toda la estructura orgánica del PCC y sus
amigos, que permita corregir y mejorar nuestro accionar político,
organizativo y de masas; para elevar la consciencia política de
clase, hacia las grandes transformaciones que requiere el país.
Herman Duncker, comunista de origen alemán, al referirse al
debate en torno a la reforma o la revolución dijo:

“¡…es importante perfeccionar en creciente medida las armas


espirituales en esta lucha y hacer todo para que el
esclarecimiento revolucionario llegue a las más amplias masas
del proletariado!”

¡Camaradas!
¡Bienvenidos al debate!

TEMA1: CRISIS DEL CAPITALISMO Y PERSPECTIVA


REVOLUCIONARIA
2
TESIS 1

La crisis del capitalismo abarca todos los planos de la vida


social, desde las relaciones económicas hasta llegar a afectar
todas las relaciones humanas.

Es una crisis de totalidad que presiona cambios profundos a


escala planetaria, cuya necesidad aún no se hacen evidente en el
corto plazo debido a la baja capacidad de coordinación y
organización de los sujetos del cambio, los cuales no encuentran
una dirección política representativa y participativa de los
intereses generales de la sociedad y el pueblo trabajador.

Es una crisis de civilización que busca salidas todavía no claras, y


presiona cambios en el corto, mediano y largo plazo por el
proceso creciente de decadencia, descomposición y agonía del
capitalismo imperialista. A estos rasgos se agregan unas
características sustanciales tales como la agresión creciente del
poder corporativo transnacional a los países sometidos, con el fin
de saquear sus recursos, riquezas y materias primas; un
consumismo desaforado de los países más desarrollados con
deterioro de los ingresos de la clase trabajadora; desempleo
masivo y crónico que hace crecer la diferencia entre ricos y
pobres; manipulación masiva de la población para mantenerla
bajo control; concentración desaforada del poder político en las
elites del capital mundial; y configuración de tendencias
autoritarias, excluyentes y discriminadoras contra toda la fuerza
laboral.

TESIS 2

El sistema capitalista sigue mostrando su carácter inestable e


impredecible debido a la creciente separación que hay entre
economía real y economía ficticia.

El imperialismo deviene en un dominio ideológico, político y


económico cuasi absoluto a través de las corporaciones
transnacionales. La actual división internacional de trabajo y la
Pá gina19

reconfiguración desde la unipolaridad del mercado mundial,


estimula la especulación monetaria generando una brecha muy
grande entre los bajos valores de la economía real y sus precios
ficticios en el mercado.

Lo complicado radica en que después de cada crisis periódica, las


economías no vuelven a recuperarse en comparación con el
periodo anterior. Estas tendencias hacen perceptible la crisis pero
ésta no logra ser asimilada por la consciencia social, en gran
medida por el papel que juegan los medios de comunicación
masiva, encargados de la reproducción hegemónica del capital,
cuyo efecto narcótico adormece la consciencia de las masas e
introduce ideas, creencias y esquemas morales completamente
funcionales a la perpetuación del pensamiento único y del sistema
transnacional de dominación imperialista.

TESIS 3

América Latina marcha a contrapelo de las tendencias en el


sistema capitalista mundial.

El CELAC, UNASUR, MERCOSUR y el ALBA muestran un


profundo proceso de recomposición de las relaciones políticas,
sociales y económicas que favorece la integración de los pueblos
de nuestra América. Las fuerzas de la derecha capitalista entran
en constante conflicto con las tendencias antiimperialistas,
democráticas y de izquierda que emergen y continúan obteniendo,
pese a los intentos reaccionarios por restaurar el orden
neoliberal, éxitos significativos en la superación de la
dependencia y el pasado colonial.

La integración regional democrática basada en el respeto de las


soberanías nacionales crea condiciones favorables para la
expansión del ideario bolivariano y emancipatorio. Se continúa
avanzando en un tipo de relaciones internacionales que reconozca
las ventajas y las desventajas comparativas, pero que se inspiren
por los principios de autodeterminación, independencia, soberanía
y solidaridad para superar las asimetrías y diferencias en la
región y poder llevar a cabo la integración soberana de la Patria
Grande.

Por su parte, la táctica del imperialismo se ha dirigido a apoyar


las fuerzas de la ultraderecha para desestabilizar los procesos

4
anti-imperialistas, democráticos y populares en el marco de la
disputa política en el plano electoral y militar por el control de los
gobiernos de la región. La contra ofensiva del imperialismo y la
derecha se materializaron en los golpes de Estado contra los
presidentes Manuel Zelaya (2009) y Fernando Lugo en Paraguay
(2011). Estos golpes fueron encubiertos por las maniobras de los
cuerpos legislativos controlados por la derecha. Contra Venezuela
se ha intentado una nueva modalidad de derrocamiento
denominado “golpe suave”. Esta estrategia consistente en
construir, con injerencia de agencias norteamericanas, una
supuesta “oposición civil y democrática” para desestabilizar y
derrocar el gobierno constitucional y sustituirlo con un “gobierno
provisional”, modelo que ya se utilizó contra el gobierno de Viktor
Yanukovich en Ucrania.

Esta situación hace de América Latina y el Caribe un continente


en disputa, donde lo nuevo es que las izquierdas, con todos sus
matices, participan de esta lucha ya no sólo desde la oposición
sino también desde el ejercicio del gobierno.

TESIS 4

La explotación del trabajo ajeno continua siendo el


componente sustancial de la producción material de la
sociedad, por ende es esencial para ubicar a los sujetos
determinantes de las transformaciones históricas.

El proletariado y el proceso de proletarización creciente en el


mundo contemporáneo, constituyen el sujeto y la subjetividad más
representativa y significativa de los cambios progresistas y
revolucionarios. Ahora bien el proceso de proletarización
creciente no se circunscribe al proletariado del sector productivo
de la economía, puesto que el capital tiende a subsumir el
conjunto de las relaciones sociales a su lógica, haciendo
extensiva la proletarización a todas las fases de la reproducción
socioeconómica: producción, distribución, circulación y
consumo/servicios.
Pá gina19

Es una proletarización con características aparentemente


novedosas, puesto que a raíz de la revolución científico – técnica,
no sólo se introdujeron modificaciones en la división internacional
del trabajo, sino que también se elevó la composición orgánica
(más inversión en capital constante en deterioro del capital
variable). Esta situación le permite a la lógica capitalista
manipular y degradar las relaciones patrono-obrero, encubriendo
las relaciones de subordinación con el trabajador en deterioro de
su actividad concreta. Esta tendencia se combina con el
desarrollo desigual constante que permite explotar la fuerza de
trabajo mediante salarios muy bajos. Así, la explotación intensiva
de la fuerza de trabajo, se amplía con su explotación extensiva.
Este proceso de súper-explotación está acompañado de una
ofensiva ideológica, política, social y económica contra los
trabajadores, quienes aparecen como los culpables de todos los
males que genera el propio capital. Es una proletarización
ultramoderna que contrasta con las formas más regresivas y
atrasadas de explotación del trabajo.

TESIS 5

El estado de la conciencia de los movimientos sociales y de


masas pasa por comprender que los sujetos de la
transformación histórica se han diversificado.

Los cambios en el mundo del trabajo, vienen dando paso a la


emergencia de una gama muy variada de sujetos sociales contra
la opresión, subordinación, sumisión y subsunción
extraeconómica. Fenómenos como el patriarcado, el machismo, la
discriminación de género, de sexo, diversidad sexual, étnica,
entre otras manifestaciones, configuran sujetos y subjetividades
que entran en conflicto con el sistema dominante por el respeto a
los derechos humanos y ciudadanos. Estas luchas se abren
espacio político bien sea desde concepciones democráticas o
revolucionarias. Estas manifestaciones incursionan de manera
diversa y plurifacética porque incluyen estados espontáneos de
lucha, altamente emotivos y explosivos, guiados por la
indignación ante las injusticias del sistema.

En el caso de América Latina, los sujetos de las transformaciones


avanzadas son los trabajadores urbanos, los campesinos, los
indígenas y afro-descendientes; quienes han logrado con sus
luchas muchos éxitos hasta conformar una corriente
latinoamericanista de países y movimientos sociales, en conflicto

6
permanente con el monroísmo expansionista de los Estados
Unidos de América.

TESIS 6

Colombia se destaca en el plano internacional por el


significado y alcance de los diálogos de la Habana para los
procesos de transformación revolucionaria y reforma
progresista que marchan a contracorriente de las agresiones
imperialistas.

La solución política dialogada dejó de ser hace ya tiempo una


consigna exclusiva de los colombianos (as). En las actuales
circunstancias de la región es una bandera continental de lucha
antiimperialista contra el sistema de bases y posiciones militares
de avanzada en la cuenca del Caribe y América del Sur. La paz en
Colombia podría contribuir a limitar el control de los EEUU sobre
las fuerzas armadas Latinoamericanas y a su presencia militar
presionada desde el Comando Sur. También puede representar un
dique de contención a un eventual retorno al modelo de
democracia neoliberal en los países vecinos a través de
mecanismos de injerencia desde plataformas regionales aliadas
con el imperialismo estadounidense.

Si bien el logro de un acuerdo de paz en nuestro país no


significaría el cierre a las campañas de desestabilización,
deslegitimación y derrocamiento de los gobiernos de izquierda,
especialmente del caso venezolano, lo cierto es que sería una
notable contribución a la paz y estabilidad regional tan necesaria
para la defensa del poder alcanzado por las experiencias
democráticas y populares en el entorno colombiano. La lucha por
la solución política hace parte del acumulado de la historia
latinoamericana de las luchas contra la dominación colonialista y
neocolonialista, y constituiría también una victoria contra el
intervencionismo militarista de dominación de los pueblos
latinoamericanos.
TEMA 2: CARACTERIZACIÓN DE LA FORMACIÓN
SOCIOECONÓMICA COLOMBIANA
Pá gina19

TESIS 7
Desde nuestro punto de vista, dicha Formación es una
oscilación entre lo premoderno y lo moderno, se desenvuelve
en un contexto de creciente internacionalización de las
fuerzas productivas y bajo la hegemonía de un modelo de
acumulación de capitales mundializado, transnacional y
neoliberal.

Es un contexto que permite la apariencia de modernidad


dominante, para unas condiciones espacio- territoriales que no
logran ser captadas, asimiladas y adaptadas por dicha apariencia.
Así las cosas, la mencionada oscilación se manifiesta en el
carácter abigarrado, contrahecho, híbrido y transitorial de nuestra
Formación Socioeconómica.

Bajo estas circunstancias es fácil identificar en Colombia, que al


lado de los espacios de un capitalismo moderno sobre un amplio
territorio, coexisten, en pleno siglo XXI, rezagos y expresiones de
relaciones socioeconómicas pre modernas, tales como las
comunidades primitivas en los límites selváticos, relaciones
esclavistas veladas hacia el norte colombiano, feudales y
semifeudales sobre diversos espacios del territorio; así como
relaciones propias de procesos de acumulación originaria de
capitales, ligadas con la economía ilegal en sus más amplias
expresiones; la minería, entre otras formas.

Prueba de lo último, se manifiesta en el desplazamiento forzado


de grandes masas de población campesina hacia los centros
urbanos; asunto que ayuda a la expansión del latifundio con leves
intenciones de modernización autoritaria y expulsa a 6.000.000 de
colombianos hacia los centros urbanos.

TESIS 8

La Formación Socioeconómica es inestable y concentradora


de poder.

Esto quiere decir que el actual régimen político colombiano,


basado en un Estado autoritario, belicista, narcomafioso y
paramilitar, ha impulsado la conformación de un tipo de Formación
que si bien tiene su peso fundamental en el avance del
capitalismo; también tiene muchos rezagos pre modernos, que

8
acompañados de un modelo de acumulación de capitales
neoliberal, transnacional y supraestatal, está vendiendo toda la
soberanía nacional.

El Programa aprobado por el XXI Congreso del Partido Comunista


Colombiano, contiene un profundo análisis de los cambios
operados en la Formación Socioeconómica colombiana que
pueden insinuar el avance de la modernización capitalista y el
deterioro de las manifestaciones premodernas a favor de dicho
avance. Es una transición en la que se combina el mercado de
tierras para estimular la proletarización campesina, con la
violencia para concentrar la propiedad privada sobre las tierras;
medidas que se complementan con el creciente proceso de
transnacionalización y pérdida, ya casi absoluta, de la soberanía
nacional. El objetivo es ampliar el proceso de producción sobre la
base de una mayor proletarización del campesino, que lucha por
subsistir, propone las Zonas de Reserva Campesina (ZRC) y sigue
sometido a las condiciones de guerra existentes.

Todo esto acompañado de un régimen político administrado por un


Estado oligárquico, transnacionalizado, neoliberal, narcomafioso y
paramilitar, dispuesto a defender los intereses de la alianza
dominante y hegemónica en el poder. Esto se da en medio de una
creciente agudización de la lucha de clases; que emerge en medio
de nuevas acciones creativas, que apuntan a una mayor
politización del pueblo colombiano.

TEMA 3- REFORMA, REVOLUCIÓN Y PERSPECTIVA


SOCIALISTA

TESIS 9

El marxismo-leninismo establece un nexo indisoluble entre


reformas sociales genuinas y revolución socialista, a
diferencia de perspectivas como las anarquistas y
reformistas.
Pá gina19

La polémica sobre el objetivo estratégico de la izquierda hace


parte de la historia del pensamiento marxista-leninista. Para el
marxismo-leninismo el anarquismo gira en torno a cinco aspectos:
a) El desprecio anarquista por la política y las formas de
organización; b) Su individualismo y voluntarismo; c) La
concepción problemática de la “abolición” del Estado; d) La
aceptación exclusiva de las acciones “desde abajo” y el
desconocimiento de otros tipos de acciones; e) Su desprecio a
todo tipo de reforma que mejore las condiciones de vida de los
trabajadores. Es decir, el rechazo absoluto a cualquier posible
reforma social.

En cuanto al “reformismo”, la crítica del marxismo-leninismo se


sostiene en cinco puntos: a) Los reformistas pretenden apartar las
luchas de los trabajadores de su carácter de lucha de clases; b)
Circunscriben las aspiraciones de los obreros, de forma directa o
indirecta, a los anhelos y la actividad limitada de reformas,
suprimiendo el objetivo revolucionario; c) Es una manera de
engañar a los obreros, que siguen siendo esclavos asalariados,
pese a algunas mejoras de carácter aislado; d) Los reformistas
renuncian al marxismo y lo sustituyen por la llamada “política
social” de la burguesía; e) Para suprimir las relaciones entre
táctica y estrategia, construyen la fórmula de que el objetivo final
no es nada y el movimiento lo es todo.

A diferencia de los anarquistas y los reformistas, los marxistas


revolucionarios admiten la lucha por las reformas o mejoras de la
situación de los trabajadores, pero nunca reducen la lucha a esas
reformas, sino que las convierten en reivindicaciones no
reformistas en vías de una revolución socialista; los comunistas
combaten de forma enérgica a los reformistas y anarquistas por
su concepción del papel revolucionario de las reformas. Para los
anarquistas, las reformas, no tienen ningún valor y para los
reformistas son un fin en sí mismo.

Los comunistas comprenden que existe una unión indisoluble


entre las reformas sociales y la revolución, siempre que estas
reformas genuinas cumplan ciertas condiciones. Lo que podríamos
denominar reformas no-reformistas o postular que no todas las
reformas son reformistas. Entre las reformas sociales y la
revolución existe un lazo indisoluble: la lucha por las reformas es
su medio; la revolución social, su fin. Se entiende entonces que
existen reformas que consolidan el sistema capitalista y otras que
transforman hacia una conciencia anti-capitalista. Las reformas
10
sociales ofrecen el medio de tomar parte activa en la lucha de
clases al lado del proletariado y la revolución no es un simple
acumulado gradual de reformas. Las reformas sociales genuinas
tienen que cumplir ciertas condiciones, tales como, modificar la
correlación de fuerzas contra el capital, profundizar la
transformación social, contribuir a la conquista del poder político
por parte de los trabajadores, desmercantilizar las relaciones
sociales y avanzar en la supresión de la explotación del trabajo.

La distinción propuesta por Gramsci entre “guerra de posiciones”


y “guerra de movimientos”, explica los lazos indisolubles entre
reforma y revolución. La primera apunta al logro de conquistas
populares dentro de los límites institucionales, mientras la
segunda prepara la construcción de otro poder, la hegemonía de
la alianza obrero-campesina, el cambio en la correlación de
grados de fuerzas. Para el revolucionario italiano, sostener sólo la
guerra de posiciones lleva a la aceptación conformista del orden
burgués, mientras postular exclusivamente la guerra de
movimientos, puede condenar a la marginalidad de los socialistas.

En términos del “arte y la ciencia” de la política, la reforma como


parte de la táctica hace parte de la revolución como acumulación
de rupturas parciales, mientras la reforma convertida en
estrategia –como fin en sí misma- es una meta diferente a la
revolución.

TESIS 10

El reformismo histórico y contemporáneo contiene diversas


tendencias y manifestaciones, pero existen algunos ejes de
convergencia para su conceptualización política.

El reformismo contemporáneo tiene diversas corrientes, aunque


proviene de dicho reformismo histórico. Actualmente, existen
manifestaciones inéditas. En la historia del movimiento obrero y
socialista no existe una única posición reformista ni tampoco una
única posición revolucionaria, sino ejes de convergencia que se
agrupan genéricamente en estas dos posiciones: revolucionarias y
Pá gina19

reformistas. Las revolucionarias siempre propugnan por la


realización del socialismo y el comunismo; las reformistas se
conforman con la reforma del capitalismo.
Desde su estructuración originaria, las tendencias reformistas se
caracterizan por: a) La utilización de una noción bastante ambigua
de revolución; b) La sobrevaloración de la capacidad del
capitalismo de enfrentar sus contradicciones; c) Otorgan un papel
determinante a la lucha legal y parlamentaria; d) Se autodefinen
como posiciones de izquierda y socialistas. El investigador
Claudio Katz en una clasificación reciente ubica tres tendencias
del reformismo actual: social-liberalismo, socialdemocracia y
eurocomunismo que inciden también en Nuestra América.

El “social-liberalismo” ha adoptado el programa neoliberal y ha


perdido todo contacto con la izquierda. Glorifican al empresariado,
santifican la rentabilidad, declaran la obsolescencia de la lucha de
clases y defienden el “libre comercio”, como expresión necesaria
de la denominada “modernización” de la sociedad y la política.
Además han apuntalado el abandono de la tradición anti-
imperialista de América Latina y el Caribe, a través de la defensa
de un supuesto “capitalismo social”. En el campo internacional lo
representan Tony Blair, Felipe González, Schroeder; en nuestra
región se aproximan a estas posiciones el Partido Socialista de
Chile, sectores del PT de Brasil, el Partido de la Revolución
Democrática de México y el MAS de Venezuela.

Las corrientes “socialdemócratas contemporáneas” han moderado


sus propuestas de reformas sociales y se separan cada vez más
de sus relaciones históricas con el socialismo. Sus exigencias se
limitan a regular el capitalismo contra los excesos privatistas,
postular el modelo neo-keynesiano y defender un capitalismo que
con adecuada redistribución es preferible al socialismo. Sus
críticas no van más allá de la desigualdad o la injusticia, pero
nunca abordan las estructuras irracionales del capitalismo ni la
explotación asalariada. La creencia socialdemócrata de que una
reforma conduce a otra mayor, ha sido desmentida por la realidad
histórica. Sus exponentes europeos de otras épocas han sido
sepultados y en América Latina es escasa su influencia política.
Los tiempos de los Congresos XII (Ginebra 1976), XIV (Vancouver
1978) de la Internacional Socialista, que se pronuncian sobre un
Nuevo Orden Económico Internacional, la coexistencia pacífica,
las críticas al apartheid en Sudáfrica y contra las dictaduras en

12
América Latina, han quedado en el pasado. La socialdemocracia
actual ha culminado asimilada por el capitalismo.

Las tendencias “eurocomunistas” de suavizar las normas


coercitivas del Estado y la preeminencia mercantil en la sociedad,
a través de un consenso de largo plazo con la burguesía, han
fracasado. La experiencia histórica de alianzas con la burguesía
ha mostrado que las clases dominantes no comparten el poder,
sino cobrando el costo de la cooptación, y ha probado que los
sectores burgueses no pueden ser aliados en la búsqueda del
socialismo. La co-admistración sólo lleva a consolidar el statu quo
y a asimilar los reformistas al sistema hegemónico. Las tesis
eurocomunistas sobre el abandono de la “dictadura del
proletariado”, también han sido seriamente cuestionadas por la
realidad social.

TESIS 11

Las nociones de revolución y socialismo son determinantes


para comprender el valor revolucionario de las reformas
sociales.

El marxismo-leninismo concibe las reformas en el sentido


profundo de la noción de revolución y la perspectiva estratégica
del socialismo. Para superar las limitaciones del reformismo y el
anarquismo hay que relacionar las reformas con el proyecto
socialista revolucionario, ya que ese proyecto otorga garantías a
las mejoras sociales. Encontrar las mediaciones entre reformas y
perspectiva socialista, constituye la esencia de la política de
izquierda. “Las reivindicaciones no deben concebirse solo como
demandas en sí mismas, sino como instrumentos de crítica al
sistema vigente. Las reformas son un pilar del proyecto
anticapitalista, en la medida en que su logro contribuya a
consolidar la conciencia de los oprimidos en su rol transformador
de la sociedad. Por esta razón las mejoras deben conquistarse
desde abajo, permitiendo el desenvolvimiento de nuevas luchas”
(Claudio Katz).
Pá gina19

El reformismo socialdemócrata prefiere la concertación que la


lucha y movilización social; las reformas con perspectiva
socialista apoyan la lucha directa desde abajo, desde los
explotados. El reformismo socialdemócrata concibe las reformas
como peldaños de periodos disociados (primero, derrotar el
neoliberalismo, luego crear un estado keynesiano, posteriormente
mejorar la redistribución y finalmente cambiar la sociedad),
mientras las reformas en vías al socialismo tienen temporalidades
dialécticas variadas y de ruptura. La construcción del socialismo
no es gradualista acumulativa ni tampoco lineal.

El marxismo-leninismo concibe las revoluciones como procesos


histórico-sociales, en los cuales confluyen contradicciones
objetivas e intervenciones subjetivas, para transformar de raíz la
sociedad existente. Considera que el resultado de estos estallidos
sociales opone a las clases sociales que se disputan el poder y
determina quién orientará el destino de la sociedad por un
determinado periodo histórico. Las revoluciones no son simples
mutaciones superficiales o cambios dentro de la lógica del
sistema imperante, sino transformaciones estructurales en la
totalidad social.

El marxismo-leninismo establece tres distinciones fundamentales


en su concepción de la revolución que la diferencian de otras
perspectivas teóricas y políticas. Primera, la diferenciación entre
revolución y situación revolucionaria. Segunda, la importancia de
las condiciones objetivas y subjetivas en los procesos
revolucionarios. Tercera, la diferencia entre las revoluciones
burguesas y socialistas.

Las revoluciones burguesas buscaron renovar la dominación bajo


otras formas de explotación, mientras de forma radicalmente
distinta, las revoluciones socialistas, buscan extinguir de la faz de
la tierra toda forma de explotación del hombre y de la naturaleza.
Las revoluciones socialistas se orientan hacia la abolición del
beneficio exclusivamente individual, la eliminación de la
competencia, la propiedad social de los medios fundamentales de
producción y la extinción de la explotación del hombre y la
naturaleza.

TESIS 12

14
América Latina y el Caribe, en los albores del siglo XXI, sitúa
en su horizonte político la pertinencia de las reformas
sociales con una perspectiva estratégica socialista.

América Latina y el Caribe inician el siglo XXI, como un foco


importante de rebeliones contra el neoliberalismo y el
imperialismo. La conversión de estos levantamientos en
revoluciones socialistas constituye una posibilidad abierta, bajo la
condición de respetar la existencia de distintas alternativas y
temporalidades en la construcción del socialismo. Parte del
aprendizaje de la disolución del “socialismo realmente existente”
es la inexistencia de recetas y modelos únicos en la construcción
del socialismo. También nos enseñó a reconocer que algunas
revoluciones en el siglo XX estallaron persiguiendo objetivos
inmediatos anti-capitalistas. “Los propósitos de todas las
revoluciones contemporáneas han sido nacionales, políticos,
democráticos, agrarios y sociales y en la batalla por imponer esas
metas se transformaron en revoluciones sociales” (Claudio Katz).

Los levantamientos actuales en Nuestra América se han desatado


por objetivos y demandas muy diversas, que van desde la
oposición a la mercantilización del agua hasta la lucha contra la
miseria, desde la identidad cultural hasta la lucha contra la
intervención imperialista. Tenemos la certeza de que no son
revueltas burguesas, pero su devenir aún es incierto. Su
conversión en sentido socialista es una posibilidad abierta,
siempre y cuando no perdamos la creatividad y renunciemos al
dogmatismo. Luego de dos décadas, 1980-2000, de casi abandono
de la centralidad del problema de la revolución, fruto de la
coincidencia del colapso de la URSS, el predominio del
neoliberalismo y la expansión del constitucionalismo burgués,
retorna en nuestra región el debate sobre revolución socialista. La
reactivación del pensamiento emancipatorio en Nuestra América,
ha tenido distintas manifestaciones.

Los caminos de las revoluciones triunfantes, que gran influencia


ideológica han tenido en nuestro continente, como el soviético, el
Pá gina19

chino, el vietnamita y el cubano, hacen parte del legado de la


tradición socialista, pero no son dogmas ahistóricos. El modelo
insurreccional de “el poder a los soviets” (1917), la guerra popular
prolongada en China (1949) y Vietnam (1954 y 1975) o la lucha
guerrillera insurreccional en Cuba (1959), son caminos en
contextos objetivos y subjetivos concretos, pero no recetas.
Tenemos que habituarnos a movernos en el ámbito de las
hipótesis y alternativas, no de las certezas absolutas.

La expansión de procesos constituyentes y la emergencia de


gobiernos de izquierda, reformistas y nacionalistas, en nuestro
sub-continente, representan contextos políticos importantes para
el análisis de procesos concretos. La mera existencia de
gobiernos de izquierda o reformistas no garantiza la orientación
socialista, como tampoco basta una crítica al neoliberalismo. El
desenlace socialista implica el uso popular y mayoritario de
acciones de fuerza; un camino exclusivamente parlamentario es
improbable en el contexto de Latinoamérica. Una estrategia
socialista en estas condiciones exige estar atentos a ciertos focos
de tensión: evitar el retorno de la derecha al gobierno; no caer en
el culto al constitucionalismo y el enfoque exclusivo de derechos;
la necesidad de una teoría y un método de conquista del poder;
construir poder popular extra-institucional; apoyar reformas
sociales con perspectiva anti-capitalista; mayor formación y
radicalización ideológica; ningún mecanismo electoral suprime la
lucha popular directa; la unidad de los oprimidos es el mayor bien
revolucionario; entre otros.

TESIS 13

La izquierda colombiana debe abordar el debate sobre reforma


y revolución en el contexto actual.

Frente a ciertas posiciones en Colombia que postulan la


posibilidad de un “capitalismo social”, un “rostro humano del
capitalismo”, un “capitalismo regulado” o una “nueva democracia”,
la izquierda revolucionaria tiene que radicalizar su posición
ideológica. Cuando la izquierda abandona sus principios, morigera
su lenguaje y oculta sus convicciones, pierde credibilidad entre
las masas y pierde su capacidad de lucha. Es legítimo cuestionar
la noción de socialismo, criticar sus experiencias históricas y las
vías transitadas, pero siempre una crítica en una perspectiva
socialista implica e implicará confrontar los horrores y lastres del
capitalismo. Es correcto reconocer la existencia de diversas
alternativas socialistas, pero muy diferente es confundir los

16
distintos rostros del socialismo, con términos como “lo social”, “la
ciudadanía”, “los derechos”, “estado social” o la “nueva
democracia”.

El fracaso de las reformas burguesas, los profundos déficit


democráticos en la vida social, el uso de la violencia contra las
reivindicaciones populares, la criminalización de la protesta
social, la concentración de la riqueza, la precarización laboral y la
desigualdad social, rasgos estructurales de la historia colombiana,
otorgan a las reformas sociales un lugar destacado en la lucha
social.

En Colombia, tiene plena vigencia la lucha por las reformas, pero


no cualquier reforma, no necesariamente de forma gradual y
menos para “completar” la democracia burguesa. No se trata de
aclimatar un mejor o mayor capitalismo en nuestras latitudes. Las
reformas sociales que exige el momento actual deben confrontar
el capitalismo, no simplemente al neoliberalismo, deben crear
conciencia política anti-capitalista en las masas y orientar en
perspectiva socialista. Los gérmenes del socialismo viven ya, en
nuestro presente y en la memoria de los pueblos indígenas, las
poblaciones negras y las culturas populares de América.

Algunas reformas en clave socialista en Colombia pueden ser las


siguientes, aunque es determinante el contenido concreto que les
adjudiquemos: a) Democratización real de la vida social, el
gobierno y el Estado; b) Una economía para el bienestar colectivo,
la solidaridad y el buen vivir; c) desprivatización y
desmercantilización de las relaciones humanas y con la
naturaleza; d) desmilitarización de la vida cotidiana y colectiva; e)
Una justicia material para la paz y la dignidad de las víctimas.

La caracterización de la izquierda en Colombia pasa en el


momento actual por el debate reforma, revolución y perspectiva
socialista. Evitar la polémica o suponer que ya está comprendida
o superada, conlleva una indiferenciación entre centro e
izquierda, como también, la amenaza histórica de confundir el
Pá gina19

reformismo con la revolución.


TEMA 4 - PROCESO CONSTITUYENTE, GOBIERNO
DEMOCRÁTICO Y PAZ

TESIS 14

La experiencia de los procesos constituyentes


contemporáneos en América Latina muestra que pueden ser
un instrumento hacia la creación de poder popular, para
fortalecer la subjetividad colectiva y para desatar la
reconfiguración de la dimensión política.

A partir de la primera década del siglo XXI, las rebeliones y


revoluciones en América Latina y el Caribe han adquirido la forma
política concreta de procesos constituyentes. Las experiencias de
Bolivia, Ecuador y Venezuela, muestran la relevancia que
adquiere el poder popular en movimiento y construcción para
transformar la sociedad. La apertura de procesos constituyentes
en Chile, Brasil, El Salvador, Nicaragua y Argentina, es una
posibilidad real y una garantía de consolidación del poder popular.

En el campo popular y la izquierda en Colombia existen


objeciones y críticas a los procesos constituyentes por los
siguientes motivos principales: a. La correlación de fuerzas actual
no favorece un proceso constituyente por el motivo de una
profunda “derechización” del país; b. Es una propuesta
irrealizable en las condiciones actuales; c. Se trata de un “culto”
al “movimientismo” y la autogestión de las masas; d. Se culmina
legitimando el “constitucionalismo burgués”. Las dos últimas son
conceptuales y las dos primeras de diagnóstico de la situación
concreta. En relación a la autodeterminación de las masas, la
tradición marxista-leninista le otorga a la movilización y lucha
social directa un papel determinante en todo el proceso
revolucionario; es en la lucha concreta donde se eleva la
conciencia de clase de los explotados. Frente al
“constitucionalismo burgués”, no se puede confundir el poder y
proceso constituyente “desde abajo” con el “legalismo burgués”,
como tampoco el “poder constituyente” con el “poder constituido”.
Por tanto, el mayor adversario del desencadenamiento de un
proceso constituyente es el constitucionalismo establecido, que
quiere limitar lo constitucional a la “representación” y al ámbito
exclusivamente institucional-estatal.

18
Nosotros estamos por un proceso constituyente capaz de
comprender que ninguna tendencia social es inevitable y
mecánica, sino compleja, multideterminada y variable. La
sociedad es un campo de fuerzas que se reagrupan y transforman.
Hace poco escasos sectores sociales consideraban pertinente
hablar de reformas constitucionales, mientras actualmente en
ciertos campos (poderes legislativo y judicial, salud, educación,
laboral, cultural, regalías, investigación, etc.) existen amplios
consensos sobre la inevitabilidad de reformas constitucionales.

Los procesos constituyentes en nuestra región otorgan una


dimensión estratégica a la construcción de poder popular, a
fortalecer las dimensiones subjetivas de la lucha social y transitar
hacia nuevas formas de la acción política. Lo que está en el
horizonte de los procesos constituyentes contemporáneos nunca
es simplemente la gestación de textos legales o un supuesto
“nuevo constitucionalismo”, sino el despertar del ejercicio de la
democracia directa indelegable, la necesidad de una política con
conciencia de sujetos y la gestación de una nueva concepción del
ejercicio de la política.

TESIS 15

Las tendencias a la crisis del bloque hegemónico en Colombia


muestran que la construcción de la paz necesaria para el
avance del progreso social, exige un nuevo poder en el que se
conjuguen un proceso constituyente y un gobierno
democrático de amplia coalición y participación social con
influencia de la izquierda y del campo popular.

El bloque hegemónico del poder vive una crisis que se manifiesta


aún de forma fragmentaria en algunos campos de la vida social,
pero aún no desembocan ni en una situación revolucionaria ni en
un desplazamiento de las clases hegemónicas del gobierno.
Algunos de esos síntomas de la tendencia a la crisis en la última
década son: crisis de legitimidad de instituciones como el poder
legislativo, ejecutivo, judicial y electoral; deslegitimación
progresiva de los órganos de control y pugnas internas entre esos
Pá gina19

órganos; problemas de unificación y consenso de las clases


dominantes frente al gobierno; agotamiento del modelo de
democracia “participativa”; crisis de representatividad e ideológica
de los partidos políticos; desconfianza colectiva en el ejercicio de
la actividad política; diferencias en el Bloque dominante sobre la
solución al conflicto colombiano; imposición de un modelo
extractivista y reprimarizador con serias consecuencias futuras
para el desarrollo social y ecológico; incremento de la
desigualdad y fracaso de la justicia social; pérdida de la
soberanía en campos estratégicos; tensiones irresueltas en las
formas de descentralización; avance de un cultura narco-
paramilitar y mafiosa; crisis en el modelo de educación en todos
los niveles; entre otras.

La posibilidad de un cambio en el bloque de poder exige la


convergencia de cuatro fenómenos: la imposibilidad de la clase
dominante para continuar su dominación y hegemonía; el
incremento de la movilización y la lucha social; la activación de un
proceso constituyente “desde abajo”; y la instauración de un
gobierno de carácter popular y democrático. La crisis en
maduración del bloque dominante puede tener una solución
profunda al presentarse estas condiciones objetivas y subjetivas.
No puede ser un simple maquillaje del modelo hegemónico o una
“crisis en las alturas”, sino la creación de condiciones para la
gestación de un modelo alternativo en vía al socialismo. Tampoco
se trata por vía parlamentaria o de democracia representativa de
hacer pequeñas reformas al régimen imperante, que “mejoren” o
relegitimen el capitalismo neoliberal.

La transformación en las relaciones de poder exige no confundir


el poder con la “toma del gobierno”, la “conquista de la sociedad
civil” o el “control” de un territorio. La toma del poder por parte de
las clases dominadas remite a lo que Marx y Engels llamaron la
constitución de una nueva relación de fuerzas en la que las clases
dominadas se convierten en clases dominantes. En América
Latina esto significa por lo menos tres movimientos. En primer
lugar, requiere la movilización y organización democrática de un
vasto campo popular que derroque a las clases explotadoras y las
desaloja de las posiciones de poder que ocupaban en todos los
campos. En segundo lugar, este proceso de construcción de una
nueva correlación de fuerzas pasa por el ámbito central del
Estado. El tercero, la prolongada y conflictiva instauración de un
nuevo orden económico, social e ideológico, que desarticule los
fundamentos de la sociedad capitalista.

20
La movilización social y el proceso constituyente representan el
primer y tercer movimiento en la transformación de las relaciones
poder; la pérdida de hegemonía del bloque dominante y la
consolidación de un gobierno popular y democrático, simbolizan el
segundo movimiento. Conquistar el gobierno es un componente de
la transformación de las relaciones de poder, pero limitarse a “ser
gobierno” no transforma estructuralmente las relaciones de poder
hacia una sociedad no capitalista.

El gobierno democrático y popular que concebimos los (as)


comunistas es una “alianza estratégica parcial” en la que algunas
clases, movimientos y partidos se proponen un objetivo
estratégico parcial común. No se trata de una alianza táctica o un
frente electoral. Estos objetivos parciales comunes pueden ser en
la etapa actual: a) Un Programa mínimo con claro contenido anti-
neoliberal; b) El compromiso irrestricto con una solución del
conflicto colombiano y una paz con justicia social que desmonte
las causas estructurales de ese conflicto; c) El apoyo a un
proceso constituyente “desde abajo” que camine en vía de
transformar las relaciones de poder existente.

TESIS 16

La paz con justicia social sólo puede ser consolidada por un


gobierno democrático que remueva las causas estructurales
de la violencia, la desigualdad y la injusticia.

La paz no es simplemente la ausencia de guerra, el silenciamiento


de las armas o un armisticio temporal, tampoco la perpetuación de
un estado de cosas colmado de injusticias y desigualdad. No
existe “paz” más indigna que aquella que convive con la injusticia,
porque toda injusticia social amenaza la paz verdadera.

Mientras la política gubernamental y las clases dominantes


pretenden imponer la idea de que la “paz es la misma” para todos
los colombianos y colombianas, la izquierda y el campo popular
tienen que realizar importantes esfuerzos para subrayar las
diferencias. La “paz” de Santos se diferencia de la paz del campo
popular en demasiadas aristas, que es conveniente hacer
Pá gina19

explícitas. Las diferencias fundamentales con las concepciones de


derecha y extrema derecha de paz son contundentes. La primera
remite a su propia concepción, la derecha insiste en el “ideal
negativo” como no-guerra o control de la violencia, mientras la
izquierda insiste en la justicia social como igualdad material y la
profundización de la democracia real. La segunda distinción se
manifiesta en que la derecha no quiere tocar el modelo económico
y social existente, la izquierda encuentra en ese modelo una de
las causas estructurales de la violencia y el conflicto; sin un
cambio de modelo nunca habrá paz verdadera. Tercera, la
derecha postula la supuesta existencia de una etapa de “post-
conflicto”, la izquierda no concibe la posibilidad en ninguna
sociedad concreta de la extinción del conflicto y por esto
conceptualmente formula la “post-negociación” o el “post-
acuerdo”. Sólo una sociedad preparada para la intensificación de
los conflictos está sentando las premisas para la paz, pero nunca
aquella que se plantee su abolición. Cuarta, para la derecha las
“reformas” son un simple maquillaje del modelo existente o
gatopardismo (“si queremos que todo siga igual como está, es
necesario que todo cambie” Tomasi di Lampedusa), para la
izquierda las reformas deben transformar el orden existente en
vías a una sociedad alternativa. Quinta, la derecha pretende
mantener el bloque hegemónico en el poder, la izquierda reconoce
que sólo un nuevo gobierno democrático y popular puede
emprender las transformaciones estructurales para una paz
estable y duradera.

Existen también otras perspectivas sobre la “paz”, que podemos


situar por fuera del campo de la derecha y más próximas a
perspectivas de izquierda, aunque no se autodefinen como de
izquierda en perspectiva al socialismo. Por ejemplo, la Pastoral
Social en Colombia ha trabajado en la construcción de políticas
públicas para la reconciliación y la paz. Los pilares de esta
propuesta son principalmente: un gran Acuerdo Nacional a través
del mínimo de reconciliación y paz; equidad en el acceso a los
derechos para garantizar una vida digna; un acuerdo sobre la
tierra y el territorio para alcanzar la paz en el campo; educación
con calidad y cobertura para todos; democracia real y
transparencia en el uso de los recursos públicos; construcción de
país desde la diversidad regional; alternativas productivas
sostenibles; y, participación ciudadana en la construcción de los
destinos colectivos.

22
La izquierda y el campo popular conciben la paz como un proceso
que se inicia con las transformaciones democráticas que
resuelvan las causas de la guerra, viabilicen la terminación del
conflicto armado y abran la puerta a la solución de los problemas
estructurales irresueltos desde hace más de dos siglos. La paz es
siempre un proceso en permanente construcción y discusión.
Desencadenar un proceso constituyente y la instauración de un
nuevo Bloque hegemónico hacia un cambio en las relaciones de
poder, son condiciones ineludibles para la paz verdadera. Sin un
cambio de modelo económico, social, político, cultural y
ecológico, no existirá paz y justicia social. Necesitamos un
gobierno democrático y popular que trabaje en vías de factores
cruciales para la paz con justicia social: democratización real de
todos los ámbitos de la vida social; reestructuración democrática
del Estado; desmonte de los poderes mafiosos y
narcoparamilitares; desmilitarización de la vida cotidiana; un
nuevo modelo económico respetuoso de las regiones, la cultura y
la naturaleza; recuperación de la riqueza natural y la
biodiversidad; reorganización democrática de las ciudades y
territorios rurales, indígenas y afrodescendientes; conquista de la
soberanía y la integración de Nuestra América; entre muchos
otros.

TESIS 17

La experiencia de la Constituyente de 1991 en Colombia puso


de presente la necesaria relación de la solución política para
la paz con los cambios políticos, por lo tanto, con el
problema del poder.

No basta que se reúna una asamblea constituyente ni que su


propósito anunciado sea hablar de la paz. Un proceso
constituyente eficiente implica una correlación de fuerzas
favorable a la paz con justicia social y la necesidad de un
gobierno democrático, incluyente y representativo del querer
popular, comprometido con los cambios sociales e institucionales
indispensables para la construcción de la nueva nación en
convivencia, con libertades, derechos y garantías universales.
Pá gina19

La caracterización de tal gobierno por su origen es el de la


convergencia y el compromiso programáticos que refleje una
amplia coalición inclusiva de todos los factores de la unidad
popular, de los movimientos y procesos sociales que han
contribuido a la lucha por la solución política, de los componentes
étnicos y regionales de la nueva integración territorial del poder
popular.

Por sus tareas, el binomio gobierno democrático y asamblea


constituyente deben abordar el diseño de las soluciones de fondo
a los graves desequilibrios creados por la desigualdad social,
política y cultural durante más de medio siglo de guerra. El
énfasis de la pos guerra (en el contexto colombiano) es la
reconstrucción democrática del país, es decir, los pasos hacia la
justicia social empezando por la reforma agraria y territorial
integral, el nuevo ordenamiento territorial que organice con la
participación decisoria de las comunidades, poderes y
organizaciones sociales locales la nueva configuración de las
relaciones campo – ciudad, el valor de uso de los espacios
territoriales y sus recursos y las formas de gobierno. La
reconstrucción democrática implica un nuevo modelo económico y
social, con predominio del enfoque social y del papel del Estado,
y una nueva institucionalidad y normatividad donde se de
importancia central a las reformas a la salud y la educación, la
seguridad social y las pensiones, el estatuto democrático del
trabajo y las medidas para reparar la situación de las víctimas de
la guerra.

La reconstrucción democrática exige generar nuevos espacios e


instrumentos institucionales al servicio de las mayorías populares.
Implica una reforma política que establezca la igualdad para todas
las formaciones político partidistas, socio políticas y organizativas
desde lo popular, en términos de garantías para la intervención en
todas las decisiones políticas, los cabildos, consultas y
asambleas, la participación electoral, la creación de un sistema
electoral a prueba de fraude con una Corte electoral de
composición pluralista e inclusiva; un estatuto de la oposición y
una nueva configuración de la representación a los cuerpos
colegiados.

Al trabajar por corregir las causas de la guerra la nueva


constitución debe definir un nuevo papel de las fuerzas militares,
prohibir la guerra contrainsurgente, las figuras de enemigo
24
interno, de seguridad nacional y el anticomunismo. La protección
de la ciudadanía y de sus derechos debe corresponder a cuerpos
civiles bajo la dirección de un Ministerio de los Derechos
Humanos.

TEMA 5 – LOS RETOS DE LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA Y LA


CONSTRUCCIÓN DEL FRENTE AMPLIO

TESIS 18

La izquierda colombiana se constituye como un proceso


dialéctico entre la izquierda histórica, las formaciones
surgidas de la resistencia a la violencia de clase y de la
profundización de la crisis social y política actual en
maduración.

En su desarrollo teórico se autodefinen como perspectivas de


izquierda principalmente tres posiciones. Aunque toda
clasificación contiene dificultades y reducciones de la riqueza del
mundo real, por razones didácticas, se postulan tres. La primera,
considera que es esencial a una postura de izquierda, la abolición
del capitalismo y la construcción de una sociedad no capitalista. A
esta visión pertenece el marxismo-leninismo, el trotskismo y
ciertas concepciones anarquistas. La segunda, ubica la “igualdad”
como el factor determinante de las perspectivas de izquierda y de
derecha, considerando que es posible abolir gradualmente
aquellas diferencias que producen tanta desigualdad, como las
clases sociales, el patriarcado y el racismo, mientras la “derecha”
los considera hechos ineliminables. Hacen parte de este enfoque
concepciones socialdemócratas y socialistas. La tercera, concibe
como determinante para ser de izquierda aceptar el desarrollo, los
cambios y el progreso, en un enfoque “neo-desarrollista” que
tiende a idealizar el empresariado industrial y ciertos beneficios
del capitalismo aceptando alianzas con algunas clases
dominantes. Sus denominaciones son variadas, pero prefieren
autodefinirse como “Izquierda democrática”, “izquierda
desarrollista”, “social-liberalismo”, “centro-izquierda”, etc.
Pá gina19

Las grandes disyuntivas de la izquierda latinoamericana y


colombiana también implican tomar posición frente a grandes
dilemas actuales, tales como, reforma y revolución, subjetividades
revolucionarias, gobiernos o regímenes, etapismo o no, revolución
y democracia, especificidad del socialismo, proceso constituyente
y construcción de poder popular, nacionalismo radical o no,
imperialismo y neocolonialismo, tipos de alianza y carácter de los
frentes políticos, lo social y lo político, izquierda y unidad,
izquierda y ecología política, entre muchos otros.

TESIS 19

Las experiencias unitarias de la izquierda responden a


condiciones históricas que determinan las formas en que se
manifiesta la unidad y también los tipos de alianzas del
movimiento democrático y la izquierda.

Existe una conexión entre las diversas formas de la unidad y las


condiciones reales que determinan el papel de las alianzas y los
objetivos que se persigan en cada momento. Según sean las
circunstancias concretas que predominen, así será también la
manifestación política del proyecto unitario para una izquierda
viva y consecuente. Lo anterior plantea el problema de la unidad
entre teoría y práctica. El criterio fundamental de verdad para el
marxismo, consiste en que cualquier tesis teórica debe
corresponder con la práctica históricamente en desarrollo. Desde
su fundación, el Partido Comunista, ha tenido claro que no es
posible proponerse objetivos que no reflejen el proceso de la vida
real y la necesidad histórica concreta.

De ahí que para el caso colombiano, la Línea estratégica de los


comunistas surja a raíz de la agudización de la crisis general del
capitalismo durante la Gran Depresión y de la necesidad de
conformar amplios frentes populares contra el ascenso del
fascismo y la expansión imperialista durante las décadas de 1930
y 1940. Las crecientes contradicciones en este periodo, entre el
naciente proceso de industrialización y el viejo país agrario y
artesano de los siglos pasados, abrieron un nuevo capítulo en la
historia de la lucha de clases colombiana.

Desde las alianzas con el Movimiento Revolucionario Liberal


(MRL) que posibilitaron la formación de experiencias
pluripartidistas como la coordinación de la lucha antifascista en el
Frente Popular, pasando por la Unión Nacional de Oposición
(UNO) que permitió la participación en las elecciones

26
presidenciales de 1974, con acuerdos programáticos y
organizativos, hasta llegar a los acuerdos de paz de la Uribe que
dan nacimiento en 1984 de la Unión Patriótica (UP) , experiencia
que buscó reunir a diversos sectores de la izquierda en un
movimiento popular amplio. En 1986 la izquierda logra con la UP
importantes éxitos electorales logrando 5 senadores, 9
representantes, 14 diputados, 351 concejales y 23 alcaldes. Es
importante tener en cuenta que en la mayoría de los casos estas
votaciones se obtienen mediante coaliciones. Por ejemplo la
coalición al senado logró 257.000 votos de la época. En las
elecciones presidenciales de ese mismo año, con Jaime Pardo
Leal, la unidad representada en la UP obtiene 328.752 sufragios,
la votación más alta para la izquierda colombiana hasta entonces.
El terrorismo de Estado apelando a la guerra sucia y el exterminio
sistemático, con la doctrina gringa de la seguridad nacional y el
enemigo interno, generalizó el anti-comunismo que alimentó la
violencia política en campos y ciudades, cerrando así la puerta al
proyecto democratizador de la historia nacional.

La caída de la URSS y del campo socialista tuvo un efecto


negativo para la unidad en los años 90. No obstante, en 1.999,
la aparición del Frente Social y Político (FSP) tuvo como
antecedente el protagonismo de la Centran Unitaria de
Trabajadores (CUT) y permitió un nuevo reagrupamiento político
de la izquierda con participación de intelectuales, fuerzas
comunistas, trotskistas y vertientes guevaristas, que lograron
presentar una lista de coalición en las elecciones locales y
parlamentarias de 2000 conquistando un escaño al senado con
Carlos Gaviria Díaz.

TESIS 20

El surgimiento del PDA significó un aprendizaje muy


importante para el proceso de unidad, puesto que puso en
evidencia los obstáculos, limitaciones y contradicciones entre
las diversas corrientes democráticas y de izquierda a la hora
de consolidar un proyecto alternativo de nuevo poder.
Pá gina19

El III Congreso del PDA de finales de 2012 no supero su crisis


interna donde se conjugan la adaptación a los formatos
electoralistas de la ‘democracia gobernable’, la defensa de un
‘capitalismo decente’, la subestimación de la lucha por la paz
democrática y el exacerbado sectarismo. El Polo fracasó como
espacio amplio de convergencia y se redujo a ser el instrumento
de intereses exclusivos de grupo en desmedro de la unidad amplia
de la izquierda. Aun en estas circunstancias, subsisten a nivel
social y en varios territorios, franjas de sectores organizados y de
opinión que pueden acercarse a una política de unidad.
Corrientes y personalidades que rechazaron la exclusión de los
comunistas del PDA representan un activo importante de la
dinámica política y de la rearticulación con la Izquierda Unitaria
en la perspectiva de un gran Frente Amplio por la paz con justicia
social. La importante y exitosa experiencia de coalición en la
segunda vuelta de la elección presidencial de junio de 2014 con la
fórmula Clara – Aida, la aproximación PDA – Unión Patriótica ha
generado nuevas expectativas que deberá definir el PDA en su
próximo congreso de noviembre.

El PCC ha hecho explícita su disposición de trabajar en unidad de


acción política con los movimientos sociopolíticos que surgen en
las luchas del pueblo, bajo el principio de no subestimar ningún
proceso que apunte a la unidad y de apoyar solidariamente
aquellos procesos que lo pidan o lo consideren útil. Esta actitud
se funda en el compromiso moral y político de ampliar las bases
sociales de la unidad, de no promover el paralelismo competitivo
entre procesos unitarios y, por el contrario, reforzar el propósito
colectivo para conformar una unidad política sin exclusiones hacia
la izquierda y con el respeto de las entidades construidas con el
esfuerzo común de muchos sectores a lo largo de muchos años.

TESIS 21

La Unión Patriótica surgió históricamente como un


movimiento político orientado hacia la construcción de una
paz con transformaciones democráticas y reformas sociales
para superar las causas de la guerra. El resurgimiento de la
Unión Patriótica al lado del acumulado de la Marcha
Patriótica, crea nuevas condiciones para la unidad de los
comunistas, nuevos pasos de unidad de la izquierda y de las
corrientes democráticas, que puede significar un salto de
calidad con relación a las experiencias anteriores.

28
La reaparición de la Unión Patriótica además de significar un
triunfo en la batalla por la verdad, la justicia y la reparación, sirvió
de catalizador para romper la parálisis de los agrupamientos del
campo democrático y la izquierda. Presionó nuevos acercamientos
con la diáspora que brotó después del cerramiento del POLO al
proyecto de unidad y perfiló la idea de la construcción del Frente
Amplio por la Paz entorno a una candidatura única de la izquierda
en las elecciones presidenciales de 2014.

Pese a que con Marcha Patriótica no fue posible concretar una


coalición para integrar la lista al senado con la UP, se lograron
convergencias y apoyos regionales muy significativos en las listas
de cámara, situación que contribuyó a los acercamientos de la
Unión Patriótica con las plataformas sociales, campesinas e
indígenas de la Marcha Patriótica en varias regiones, situación
que sentó un importante precedente para futuras alianzas. Aunque
Marcha Patriótica como tal, se abstuvo de apoyar directamente la
alianza PDA-UP con la fórmula Clara-Aida para la primera vuelta
presidencial, lo cierto es que un significativo número de procesos
de base y regionales, no solo de Marcha Patriótica sino también
del Congreso de los Pueblos, el Movimiento Progresistas e incluso
de la Alianza Verde participaron activamente en una campaña
donde se obtuvieron cerca de 2 millones de votos a nombre de la
izquierda.

La posterior decisión de la fórmula para defender la continuidad


de la mesa de la Habana, votando contra Zuluaga en la segunda
vuelta presidencial, abrió un nuevo capítulo en los debates sobre
la táctica y la estrategia en la izquierda colombiana. En la etapa
pos-electoral los acercamientos continúan en torno a la
construcción del Frente Amplio y desde ya no sólo se habla de
respaldo al proceso de paz y de correlación de fuerzas para
garantizar el cumplimiento de los acuerdos, sino que además de
una eventual agenda unitaria para fortalecer la movilización social
y popular; incluso se está comenzando a discutir las posibilidades
de participación en amplia coalición en las próximas elecciones
locales de 2015.
Pá gina19

En este contexto los comunistas pueden ser el factor de unidad


de un proyecto nuevo de la izquierda, que prepare la transición
hacia un nuevo estadio de la lucha social y política que podría
surgir con la materialización de unos eventuales acuerdos de paz.
La premisa para el Partido Comunista es continuar buscando la
convergencia de Marcha Patriótica y la Unión Patriótica en un
solo proceso de unidad política, superando los viejos debates
táctico-estratégicos y propiciando una real organización del
proceso con las masas, desde los territorios y con la base
popular. Esta unidad podría ser el motor más dinámico de la
construcción del Frente Amplio y coadyuvaría a que la izquierda
revolucionaria, sin negar la amplitud del proceso, sea la que
cumpla el papel dirigente del proyecto unitario.

TESIS 22

Para avanzar hacia el cambio revolucionario por una vía


democrática se precisa de un instrumento político consciente
e influyente que aporte la organización y la consciencia para
la constitución de las masas en fuerza material
transformadora. En la aplicación de la estrategia general de
largo plazo, se deben tener en cuenta tácticamente las
circunstancias reales y las posibilidades inmediatas en el
corto y mediano plazo.

La posibilidad nace de la necesidad que actúa con arreglo al


movimiento real. Ciertas condiciones encierran en su seno un
conjunto de posibilidades y variables, difícilmente previsibles y
determinables dada la gran cantidad de factores que movilizan las
tendencias del proceso político. Las condiciones que crean
determinada posibilidad no son algo dado de una vez para
siempre. Estas cambian históricamente puesto que la realidad
está en movimiento y en ella opera el principio del desarrollo y
transformación. La posibilidad para la acción política puede
adoptar formas y métodos muy diversos. Es importante lograr
distinguir cuáles de ellas (formas y contenidos de la lucha)
permiten avanzar en la unidad de las masas y de los partidos y
movimientos políticos.

Persisten en la izquierda revolucionaria diferencias a la hora de


examinar los rasgos característicos del momento político.
Conviene detenerse en las diferencias que median entre la
posibilidad de una transformación radical por la vía de un eventual

30
levantamiento popular con alcances insurreccionales, y una
transición democrática por la vía de reformas no reformistas
mediante la acción electoral. Si bien la posibilidad teórica de una
situación revolucionaria no está al orden del día, esto no quiere
decir que la actual crisis en proceso de maduración, desaparezca
del horizonte esta posibilidad revolucionaria. Todo lo contrario,
para que en Colombia se desencadene un proceso revolucionario,
se requiere ciertamente condiciones concretas determinadas por
el momento político. Pero las condiciones de posibilidad requieren
de un sujeto colectivo que las construya. No solo a base de
voluntad sino buscando la convergencia efectiva de las diversas
subjetividades que intervienen en la lucha social y política. Para
lograr esto se precisa de un instrumento político consciente e
influyente que aporte la organización y la consciencia para la
constitución de las masas en fuerza material del cambio.

En las nuevas condiciones lo principal será construir sobre la


base de los actuales acumulados unitarios, superando el estado
de dispersión como premisa para la consolidación de un
movimiento de amplia unidad democrática y popular, que apoye la
materialización de los acuerdos de paz. La posibilidad no es algo
dado de una vez y para siempre; puede pasar por un proceso de
fortalecimiento y consolidación, o por el contrario puede
debilitarse y desaparecer por completo. Dependerá entonces de
una conducción capaz de identificar en lo inmediato las
posibilidades y ventajas que ofrece el trabajo abierto, amplio e
incluyente para jalonar el proceso de unidad, venciendo a su paso
obstáculos como el sectarismo, el pragmatismo y las tentativas al
anti-comunismo.

TESIS 23

Las coincidencias en la coyuntura de la elección presidencial


favorecieron un bloque de fuerzas a favor de la solución
política y en rechazo al proyecto guerrerista. En ese contexto
se fortalecen las propuestas hacia el Frente amplio desde
varios sectores con posturas diferenciadas con el tema
predominante de la paz con justicia social.
Pá gina19

El Frente amplio es en el momento un proceso en construcción.


Expresa las coincidencias a) en favor de la solución política
negociada a la guerra, el apoyo a la mesa de diálogo entre
gobierno e insurgencias, el respaldo y promoción del mecanismo
de refrendación que acuerden las mesas de diálogo, la exigencia
de abrir el diálogo formal con el ELN y el EPL y acordar el cese al
fuego bilateral; b) Reformas democráticas necesarias para la paz,
como la reforma al modelo económico para el buen vivir y la
justicia social y la reforma al régimen político que dé garantías
democráticas y participativas a la sociedad colombiana; c)
Cumplimiento del gobierno nacional a los acuerdos con los
movimientos sociales y garantías para la oposición de
movimientos sociales y políticos.

La perspectiva del Frente es la de conquistar un gobierno


democrático pluralista e incluyente en 2018, con la tarea de
concretizar y profundizar las reformas políticas para consolidar las
condiciones de la paz y avanzar hacia la justicia social. Exige
actuar con independencia del poder dominante y como oposición
democrática y popular a su política de clase. Expresa el proyecto
de una transición con base en un nuevo bloque alternativo popular
cuyo núcleo dinamizador dirigente represente las corrientes
comprometidas con la ampliación y la profundización de la
democracia. En esa dirección cobran sentido el papel movilizador
y organizador de los comicios locales y regionales de 2015.

Estamos ante un crecimiento, una reconfiguración de fuerzas y


nueva proyección de posibilidades de la unidad de la izquierda. La
lucha popular de masas conforma, proyecta y amplía la base
social del Frente amplio. Este no es un nuevo partido y su perfil
no es exclusivamente electoral. El eje principal de esa base social
es la unidad de los trabajadores, la movilización popular de
masas, en particular en el momento presente el fortalecimiento de
la CUT con la ampliación de la participación y mayor
representatividad de su sexto Congreso, el reforzamiento de su
unidad en torno a las posiciones clasistas, el compromiso con la
batalla por los derechos democráticos y reivindicativos del
conjunto de los asalariados y con la búsqueda de la paz.

Ante el desafío santista de la “tercera vía” la respuesta desde el


Frente amplio es la plataforma de la paz, tal como ella se piensa
desde las fuerzas democráticas y las fuerzas revolucionarias. En
un momento distinto de la disputa política donde puede surgir una
32
recomposición de los escenarios políticos, construida mediante
los acuerdos de paz y la acción de masas del pueblo, importa
entender el papel de los revolucionarios y de las fuerzas
democráticas.

Un reto complejo a resolver es ¿Cómo lograr que en el desarrollo


del proceso de paz prevalezcan las tesis progresistas? ¿Cómo
vencer el desfase entre los eventuales logros de la paz y el atraso
del sistema en relación a las reivindicaciones de los movimientos
agrarios, de las luchas de la salud, la educación, los servicios
públicos, la vivienda, las garantías laborales? ¿Cómo detener las
contrarreformas a favor del militarismo, las transnacionales
minero-energéticas, los terratenientes y el modelo neoliberal?

La paz necesaria está adquiriendo nuevos contenidos. La


necesidad de darle fuerza a problemas muy sentidos: la defensa
del agua, de los territorios y del medio ambiente frente a la
depredación minero-energética; las zonas de reserva campesinas
en el marco de una reforma agraria y de seguridad alimentaria; la
necesaria reorganización del territorio y la integración
democrática regional para avanzar a la paz con justicia social e
intervención popular; el papel de la cultura y el arte en la
construcción de la paz democrática y de una nueva consciencia
social.

TEMA 6- CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO


TRANSFORMADOR:
MOVIMIENTO DE MASAS Y PAPEL DEL PARTIDO

TESIS 24

Para los comunistas no existe clase obrera por fuera del


tiempo y el espacio. Esto quiere decir que el proletariado
cambia a través de la historia. Lo que no cambia es la
necesidad de consolidar la unidad de clase del proletariado,
fortalecer su consciencia de clase y su capacidad política
para contribuir a la formación de una sólida base social
Pá gina19

avanzada de los cambios revolucionarios.

Los cambios concretos en la composición de los trabajadores


resultan fundamentales a la hora de orientar el crecimiento del
Partido en los sectores más desarrollados de la economía y la
sociedad. Pero el trabajo no es sólo explotación. También es
proceso de constitución del sujeto, porque el desarrollo del
capitalismo es al mismo tiempo resistencia, lucha y por
consiguiente transformación. La clase obrera (urbana y rural) en
el mundo capitalista contemporáneo, continúa siendo la fuerza
principal de producción de mercancías y por ende motor de la
transformación de las relaciones sociales.

Lo anterior no desconoce el papel de las comunidades


campesinas en la estructura social moderna, por lo que la alianza
obrero-campesina tiene vigencia en la construcción del sujeto
transformador. Pero ésta alianza debe reconocer los nuevos
desarrollos regionales del campo, presionados por los nuevos
espacios de acumulación capitalista que revelan una tendencia
mundial a la relocalización de la agricultura. Este proceso es
impulsado por las corporaciones transnacionales interesadas en
disminuir las áreas de producción de alimentos de consumo
directo (economía campesina) y ampliar las zonas de producción
industrial para el procesamiento de materias primas y
agrocombustibles (economía capitalista).

TESIS 25

Si bien, en Colombia, la cantidad de obreros industriales ha


disminuido, su peso cualitativo en la cadena productiva
continúa siendo importante. Desde luego esto no quiere decir
que sólo se deba organizar a los trabajadores asalariados.
Existen en nuestro país otras clases, sectores y grupos de la
población que también hacen parte del proletariado y que
pueden jugar un papel destacado en la organización y
movilización popular.

Algunas teorías que hablan desde los “nuevos movimientos


sociales” intentan diluir con categorías indiferenciadas, genéricas
y abstractas la figura social del trabajo en la constitución del
sujeto en la época actual. Si bien las características estructurales
del proletariado han cambiado a raíz de la reconfiguración de las
formas productivas de la empresa capitalista, esto no quiere decir
que el fenómeno de la explotación se haya reducido y, menos
aún, desaparecido.

34
La crisis de acumulación de capital de la década del 70 y su
posterior reestructuración neoliberal, cambiaron sustancialmente
las relaciones capitalistas de producción e impusieron la
flexibilización laboral, que no sólo favoreció directamente la clase
empresarial, sino que además consolidó la individualización de la
relación laboral y desvalorizó la conciencia colectiva de los
trabajadores. Desde el punto de vista del aparato conceptual, el
neoliberalismo conquistó ideológicamente el sentido común de las
masas para el individualismo, el confort, el consumismo y el libre
mercado. Hizo crisis la subjetividad de los trabajadores
destruyendo su conciencia de clase y ética colectiva, consistente
en la certeza de la necesidad de pelear juntos para mejorar la
situación de la vida individual. Se acentuó la creencia de que es
mejor acomodarse individualmente a las exigencias patronales y
gubernamentales para obtener así algún beneficio en detrimento
de la acción colectiva a través de la solidaridad y el desarrollo de
la lucha de clases.

La condición obrera y sobre todo su identidad de clase se


marchitaron con la acelerada desindustrialización, la reducción
del Estado, la eliminación de la contratación colectiva y la
desaparición de un importante número de sindicatos de empresa.
Esta fase de desarrollo capitalista introdujo profundos cambios en
el mundo del trabajo asociados a la emergencia de nuevas
tecnologías de la información y la comunicación, aplicadas no sólo
al campo de la producción de capital, sino también al proceso de
su reproducción social. Desde esta óptica se puede entender la
crisis de la centralidad del obrero de fábrica y de su organización
socio-política.

TESIS 26

Las mutaciones en las relaciones patrono-obrero vienen


dando paso a figuras proletarias emergentes, producto de los
nuevos mecanismos de valorización del capital. El trabajo
como fuente de todo valor se revela por la explotación en el
proceso de producción. Pero la explotación en la fábrica se
Pá gina19

extiende, necesariamente por la circulación, al conjunto la


sociedad.
La esfera de la circulación no se limita solamente a la realización
de las mercancías. También tiene una función expansiva del
proceso de valorización del capital, puesto que es el trabajo
abstracto (tiempo socialmente necesario) el verdadero sujeto de la
explotación capitalista y por ende la única base sobre la cual
puede comprenderse y aplicarse las categorías del capital a una
realidad social cada vez más compleja y cambiante.

Las tradicionales relaciones fabriles tienden a expandirse


socialmente por el carácter hegemónico del capital. Esto exige
que las nociones clásicas de producción y valor del capital sean
ampliadas y enriquecidas en la época de la supremacía del capital
financiero. La financiarización de la economía juega un papel
cada vez más determinante en los procesos productivos de las
empresas y en los dispositivos sociales de dominación y
explotación. Esto quiere decir que los mecanismos de valorización
están incorporando marginal, precaria y masivamente a la
población no obrera a las actividades económicas del capital
transnacionalizado, como por ejemplo los trabajadores de los call
center, las grandes superficies y las franquicias multinacionales
de industrias como las telecomunicaciones, alimentos, turismo y
entretenimiento.

Esta gran transformación viene modificando sustancialmente la


composición del trabajo en la esfera de la circulación. Los
procesos de flexibilización y precarización de los trabajadores no
fabriles, los convierten en sujetos de la explotación capitalista y
por tanto en objetos de realización de la plusvalía. La actual
división internacional del trabajo está formado un nuevo tipo de
sujeto productivo en el que la relación trabajo – valor producido
ya no es inmediata, sino que está mediada por toda la
complejidad social (desregulación, tercerización e intermediación
laboral). La subsunción de la sociedad en el capital no es otra
cosa que la extensión transnacionalizada de los procesos de
valorización de la fábrica hacia la sociedad; aquí la explotación ya
no es un aspecto particular de las empresas sino fenómeno
generalizado en la sociedad por el peso específico que hoy tiene
en la economía el sector de los servicios.

TESIS 27

36
El creciente carácter social del trabajo productivo viene
modificando la composición de la clase obrera. Además de
comprender los tradicionales obreros de la manufactura,
incorpora también al conjunto de los empleados de los
servicios, los trabajadores ocasionales, marginales,
informales y los desempleados que son la mayoría de la
fuerza laboral.

Estos cambios han acusado al tradicional movimiento obrero, no


solo de perder cualquier posibilidad de representación política del
movimiento real, sino de ser totalmente incapaz de una
recomposición, que tenga en cuenta las nuevas potencialidades
de lucha que se expresan en los nuevos sujetos proletarios. Las
relaciones laborales impuestas por el neoliberalismo hacen crecer
la individualización del trabajador. No obstante, el evidente
carácter social de la clase obrera, continúa asignándole un papel
histórico a la hora de representar y agrupar, en torno suyo, el
conjunto de intereses y luchas de todas las capas de la población
explotada y oprimida por el capital. Pero esto sólo es posible si
los trabajadores de la producción, logran derrotar con su visión
clasista, los intereses gremialistas, burocráticos, particulares e
inmediatos de la lucha económica.

La construcción hegemónica de la clase obrera, en las


condiciones de hoy, necesita de la organización política de
nuevos componentes provenientes del proletariado social sin
arraigo organizativo, desterritorializado y precarizado. Sólo así
podrá asumir la dirección de las amplias masas trabajadoras en
su lucha por la transformación democrática y revolucionaria de la
sociedad. Por eso los trabajadores, en su batalla contra la
explotación, necesitan superar el límite de su propia lucha
económica, gremial y corporativa, es decir, de su propia forma
organizativa: el sindicato. Para lograr esto deben saber reconocer
las nuevas formas de la acción colectiva emergentes que se
organizan como respuesta contra las lógicas de mercantilización
de las condiciones de reproducción social básica (agua, tierra,
servicios públicos, educación, salud). Según el Cinep, en 2013 se
Pá gina19

registraron en Colombia 1.027 protestas que representa el mayor


número de luchas desde 1975. Esto muestra nuevas condiciones
de construcción organizativa para el bloque histórico de los
cambios. Por esta vía es posible articular los amplios sectores de
los trabajadores, campesinos, pequeños y medianos propietarios
de las ciudades; funcionarios, empleados y servidores públicos;
intelectuales progresistas, mujeres y jóvenes, que confrontan
desde sus propias subjetividades el capital, la reacción y el
imperialismo.

TESIS 28

El sector laboral colombiano ha venido en retroceso en cuanto


al reconocimiento del valor de su fuerza de trabajo.

Menos del 4% de la fuerza laboral colombiana activa se encuentra


organizada sindicalmente. Ella se agrupan (no todos) en cinco
confederaciones (CUT, CGT, CTC, CNT y tal vez la UTC) no
precisamente de mayorías clasistas. Una gran parte de esa la
fuerza laboral (más de 12 millones) está constituida por
trabajadores tercerizados e informales cuya característica
principal es la inestabilidad. Además de las limitaciones que cada
día restringen más los derechos prestacionales, el valor de la
fuerza de trabajo ha descendido desde el 11% del valor de la
producción en el 2000 hasta 7.5% en 2011. Sin embargo es
notoria la aproximación de los sindicatos a los métodos de
“conciliación”, en el supuesto falso de que es posible lograr
acuerdos en donde todas las partes se beneficien. Como ya se
anotó, la combatividad de clase es cada vez más escasa.

En el sector sindical, con pocas excepciones, se confunde al


Partido con la institución que habilita la formación de “equipos”
para el copamiento de cargos en la estructura de masas, que se
asocian con prebendas de variado tipo. El Partido se “usa” para
fines particulares en el gremio y se toma muy poco en cuenta su
verdadero objetivo transformador de la sociedad. Lo expresado
conduce a la aparición de diferencias internas (choques entre
comunistas por prebendas) que muchas veces priman sobre los
intereses Partidarios. El intento de solución de tales diferencias
consume esfuerzos y tiempo que se sustraen a la construcción de
Partido y a la formación política de la militancia y de los
trabajadores del sector.

TESIS 29

38
El relajamiento de la consciencia política de clase incide en el
alejamiento relativo de la militancia que actúa en estos frentes
de masas de la estructura formal del partido, lo que hace que
existan comunistas y células completas sin relación con las
direcciones de zona o regionales y direcciones con poca
preocupación por el frente obrero.

Esta militancia considera que ser militante significa responder a


los “jefes del equipo gremial” sin relación con las tareas y
objetivos generales del PCC. De manera correspondiente, las
direcciones intermedias del partido y sus responsables de
organización, abandonan la atención a las estructuras en los
frentes de masas y, en la práctica, no existen o poco ejercen los
responsables regionales o locales de masas.

Consecuencia de esto último es la dificultad de consolidar y


atender las nuevas células que se construyen en los distintos
frentes, atención que debe corresponder a las direcciones
intermedias. Esta dificultad representa también imposibilidades en
la estructuración de las políticas sectoriales del partido, mandato
de nuestro congreso, y legitima actitudes voluntaristas en la
conducción del Partido en los frentes de masas. También se
observa el relajamiento del funcionamiento de las estructuras
celulares. Aún es frecuente encontrar camaradas que no
pertenecen a ninguna célula pero se consideran a sí mismos
comunistas. Otros menosprecian el papel de la estructura básica o
no comprenden los principios leninistas de organización. Son
evidentes los problemas de formación política.

TESIS 30

La compleja estructura de la proletarización dentro de las


limitaciones laborales que impone el regimen y la debilidad
del PCC obligan a concentrar su accionar en aquellos
sectores “con mayor capacidad de incidir sobre el
comportamiento de la sociedad”, los denominados sectores
estratégicos y, entre ellos, a establecer prioridades.
Pá gina19

En su programa los comunistas expresan que el propósito


fundamental y estratégico de su acción política es “la lucha por la
democracia y el socialismo”. Para incidir en la sociedad capitalista
neoliberal con el ánimo de transformarla, debe construirse la
capacidad social para afectar el orden de la relación mercantil,
mecanismo mediante el cual se realiza el valor de las mercancías
y se hace efectiva la ganancia producto de la explotación. Marx
consideró que la fase de producción constituye el fundamento del
sistema capitalista y de todo modo de producción. Antes de que
circule, el capital debe ser creado. La cadena de producción tiene
varios eslabones: adquisición de materias primas, transformación,
transporte y comercialización. El rompimiento o ruptura de
cualquiera de ellos interrumpe la relación mercantil y altera el
funcionamiento de la sociedad. Se trata entonces de definir las
cadenas más relevantes para la economía, y, en cada caso,
buscar el eslabón más sensible para la interrupción del proceso.

Lo expresado permite la construcción de las primeras


consideraciones para la definición de nuestros sectores
estratégicos: a) A mayor volumen de transacciones de un bien o
servicio (importancia económica) éste cobra mayor entidad en
cuanto a su potencial desestabilizador de la estructura social de
interrumpirse la relación de su mercantilización; b) Debe tomarse
en cuenta la capacidad de interrupción del proceso transaccional
por parte de alguno o algunos de los actores sociales envueltos
en ese circuito; c) El ejercicio de planificación de la labor de
masas del PCC debe considerar el estado organizativo de los
actores, o de alguno de ellos, y su capacidad de cohesión
alrededor del objetivo de interrumpir el proceso mercantil; d) La
necesidad de consolidar (o aún construir) organización del sector
con mayores posibilidades de afectación del proceso; e) Se trata
de que ella, la organización de los trabajadores, esté dispuesta a
enfrentar la explotación en particular, y en general que apueste
por la transformación de la sociedad en las diferentes esferas
(formación política).

TESIS 31

Hay sectores de la vida social que representan elementos


críticos de la construcción social en tanto que afectan los
soportes medioambientales de la infraestructura, las
condiciones materiales de la reproducción social y, en últimas
la existencia y la soberanía de la nación.

40
Por ejemplo el caso de la producción de alimentos. Una
insuficiencia en este renglón sensible puede hacer a un país
dependiente de los intereses extranjeros y con ello la imposición
de modelos opresivos, depredadores y expoliadores. Soberanía
alimentaria y energética, agua, comunicaciones, educación y
cultura se convierten en esta perspectiva en sectores
estratégicos. También la violación de derechos ciudadanos afecta
en concreto a la cotidianidad de la población y su calidad de vida,
generando respuestas populares que pueden ser organizadas y
masivas. El derecho a la salud, educación, vivienda, trabajo
digno, ambiente sano, a la movilización ciudadana, servicios
públicos, han sido y son reivindicaciones que catalizan la
movilización por su reconocimiento y materialización.

En síntesis se definen tres criterios para calificar como


estratégicos a sectores de la vida de la sociedad: a) Aquellos que
por su importancia económica afecten de manera sobresaliente el
circuito de la creación de riqueza; b) Aquellos que afirmen la
soberanía y la independencia; c) Aquellos que por su efecto sobre
la calidad de vida despierten interés general de la población.
Entre los que cumplan alguno o varios de las condiciones
anotadas es necesario establecer prioridades, atendiendo también
a las limitaciones de nuestra organización, de tal forma que de
acuerdo a las realidades locales y regionales, al interior de los
sectores estratégicos se definan cuáles son los prioritarios según
el siguiente criterio: Aquellos de los estratégicos que, por sus
condiciones concretas, ofrezcan posibilidades cercanas de
movilización de masas o de construcción partidaria.

TESIS 32

Para Lenin, el Partido es el resultado de la unión de las luchas


del proletariado con la teoría del socialismo científico. Su
función no consiste en servirle pasivamente al movimiento
obrero en sus demandas económicas, sino en saber
interpretar políticamente los intereses generales de todos los
explotados y oprimidos. Su papel es señalar el objetivo final
de todo movimiento de los trabajadores y del campo popular,
Pá gina19

sus tareas más inmediatas y salvaguardar en todo momento


su independencia política e ideológica.
Los Estatutos aprobados por el XXI Congreso definen al PCC,
como una organización política de clase de los trabajadores de
las ciudades y el campo, asalariados, trabajadores
independientes, intelectuales, estudiantes, capas medias de la
población, comunidades indígenas, afro descendientes, raizales y
de todo el pueblo. La consigna del XXI Congreso “Unir todas las
voces y todas las rebeldías por la paz, la democracia y la
soberanía” constituye el núcleo central del sujeto transformador
en Colombia, sintetiza la Línea política y el programa de unidad
de nuestro Partido. “La mayor apuesta del PCC es la unidad del
pueblo, a la que aportan por supuesto en gran medida las
organizaciones y sectores con los que trabajamos en este
propósito, pero en la que debe participar desde la base la
población trabajadora y excluida, que es el sujeto real de las
transformaciones políticas y sociales a las que aspiramos”.

Se necesita en la labor de organización de Partido una mediación


entre el futuro y el presente. Es importante prever, aun cuando la
predicción sea imposible. Requerimos direcciones de Partido con
la capacidad de reaccionar con velocidad y acierto ante los
inesperados virajes de la vida política. Hay que empezar a actuar
con criterios de mediación entre el pasado y el futuro, entre el
conocimiento y la acción. Debemos ganar coherencia global ante
las acciones parciales de nuestros organismos básicos e
intermedios. En última instancia necesitamos planificar mejor el
trabajo de nuestro Partido.

La planificación es ante todo un proceso que se rige por los


principios de participación, continuidad y totalidad. Participación
por cuanto es el medio de aprendizaje de la organización;
continuidad porque permite el monitoreo de los cambios, y
totalidad puesto que la coordinación e integración de procesos es
lo que posibilita que cada vez más partes de la organización
(células y direcciones intermedias) planeen por su cuenta de
manera simultánea e interdependiente mejorando los resultados
de la actividad partidaria.

Nuestro proceso de planeación inicia por la apreciación de la


situación, que es la identificación del problema mediante un
diagnóstico metódico, sistemático y colectivo, donde no sólo se

42
describen los problemas sino que además se precisa su
significado y alcance.

También se distinguen en este análisis las causas y


consecuencias de la situación presente y sus tendencias para
prever las trayectorias deseadas, posibles y “reales”. Finalmente
se estructura el problema identificando el papel que juega cada
componente de la organización en su solución. El paso siguiente
es el diseño de las líneas estratégicas que van a darle estructura
general al plan de trabajo, estableciendo los fundamentos y
objetivos principales en cada caso. Con este armazón se da inicio
a la formulación del plan que implica la definición de objetivos
específicos y metas, diseño de escenarios posibles con sus
apuestas e iniciativas, planteamiento de la estrategia y acciones
teniendo en cuenta responsables, medios y tiempos de ejecución.
Es importante tener en cuenta la factibilidad del plan, el
cronograma, el presupuesto, la disposición individual y la
organización colectiva. Los planes no son infalibles. Son simples
herramientas para que, a partir de una situación inicial, la acción
colectiva agrupe sus esfuerzos en una misma dirección para
avanzar hacia la situación deseada que se pretende alcanzar.

El Partido necesita crecer. Pero crecer con estructura en los


sectores estratégicos del trabajo de masas, principalmente hacia
los trabajadores y campesinos, sin menoscabo de su ampliación
en diversos sectores de la vida social. El trabajo político dirigido
es la estrategia para lograr este objetivo. Pero en las actuales
condiciones, el trabajo dirigido debe planificarse y e
implementarse desde las células con el debido acompañamiento
de los organismos intermedios. La escases de cuadros y recursos
no permiten contar con funcionarios especializados para cada
labor. Las debilidades deben ser enfrentadas con la fuerza del
trabajo colectivo, por lo cual es determinante la incorporación de
todos los camaradas a las tareas cotidianas del PCC. El criterio
orgánico es que las células logren contactar de nuevo al Partido
con las masas.
Pá gina19

S-ar putea să vă placă și