Sunteți pe pagina 1din 4

A)   BASES GENERALES

Estimamos substancial y de obligado conocimiento, la programática internacional que preside la mejora


genética de la raza Charolesa, para extraer de ella los aspectos relacionados con la morfología, que es
nuestro objetivo de trabajo y el contenido del Manual. Según aquélla, las bases selectivas son las que
transcribimos inmediatamente, consignando los parámetros estimados y el grado de prioridad o preferencia de
cada uno.

 a)   Cualidades maternales.-

 –   Facilidad de parto +++

–   Producción lechera ++

–   Fertilidad +

b)   Aptitudes para la producción de carne.-

–   Potencial de crecimiento ++

–   Eficacia alimentaria +

–   Rendimiento a la canal +

–   Relación grasa/carne magra =

 c)   Desarrollo esquelético.-

–   Longitud corporal +++

–   Profundidad ++

–   Anchura +

–   Alzada a la cruz =

 d)   Desarrollo muscular.-

–   Cantidad de carne +

–   Calidad de carne +

 e)   Cualidades de raza.-

–   Aplomos y locomoción +

–   Cabeza =

 Decíamos que de la relación precedente debíamos identificar y extraer aquellos rasgos de pura adscripción a
la morfología externa, pero antes de cumplirlo, hemos de señalar que está pensada para animales elegidos
como reproductores, por tanto que ya pasaron el examen por tipo, de aquí que sólo figuren los parámetros
relacionados con aspectos productivos y funcionales directamente correlativos con la especialidad racial o
aptitud cárnica y sean silenciados otros (color de la capa, por ejemplo) o sin prestarles particular atención por
su exclusivo sello étnico.
Tras la advertencia citada, quedan como parámetros preferenciales de neto encuadre morfológico los que
figuran en los apartados de desarrollo esquelético y muscular, más las llamadas cualidades de cría (aplomos,
locomoción, etc.). Todos los cuales serán recogidos en nuestra ficha de valoración con las debidas
matizaciones, que permitan descubrir la calidad del hueso y del músculo, además del desarrollo y otros
detalles cuantitativos, para después darles la precisión selectiva que recomienda el esquema general a través
del número de signos matemáticos adjudicados por parámetro.

 B)   MODELOS

A la altura de los conocimientos actuales sobre la raza Charolesa y las directrices de cría que la presiden,
para la organización y proyección del enjuiciamiento, hay que contar con dos clases de modelos deducidos en
función de la edad y del sistema de explotación. Con arreglo al primer considerando tenemos un modelo
adulto y otro juvenil.

Anotamos que la raza Charolesa, en discordancia con otras y en especial con las lecheras que tienen modelo
único (vaca adulta), ofrece la posibilidad de ser enjuiciada en todas las edades, aprovechada en la práctica
para valorar los animales a título provisional durante la fase juvenil, cuando les falta más o menos tiempo para
completar su desarrollo. Alcanzado éste, son calificados a título definitivo. Como sobre el estado adulto recaen
todas nuestras aportaciones, estimaciones y comentarios, antes de seguir adelante parece oportuno dedicar
la atención al primero, precisamente en esta parte general e introductiva que nos libre de reiteraciones
posteriores.

Se justifica en el tipo juvenil la cualidad de enjuiciamiento parcial incompleto por carecer de parámetros y no
presentar la expresión propia del adulto, al que corresponde el baremo de calificación. Si tuviéramos que dar
una idea aproximada del nivel conseguido con la valoración durante la etapa juvenil para cada grupo de los
caracteres que juegan en la misma, diríamos: los etnológicos serían del 90 al 100 por 100, los productivos 60
al 70 por 100 y los funcionales alrededor del 50 por 100.

Agregar los fundamentos y razonar los cálculos de las conclusiones precedentes, nos ocuparía tiempo y
espacio sin verdadera necesidad, por la finalidad meramente indicativa y exclusivamente dirigida a destacar la
naturaleza incompleta del modelo, que no puede hacerse acreedor de puntuaciones máximas. La más
elemental prudencia aconseja no asignar valores determinantes de las categorías “excelente” y “muy buena”,
criterio que también puede ser válido para la “insuficiente”. Tal contingencia está prevista en la mayoría de las
normativas que rigen el funcionamiento de los libros genealógicos, ordenando la recalificación a cierta edad
tipo.

No obstante el modelo juvenil es válido para obtener calificaciones útiles y fiables con fines selectivos, aunque
el espectro de los caracteres estimativos sea menor y no reúna la totalidad de los matices y de las exigencias
del ganado adulto.

Las Normas de funcionamiento del libro genealógico guían los límites mínimos de edad (14 meses para los
machos y 18 meses para las hembras), pero la práctica diaria demanda muchas veces calificar animales más
jóvenes, entonces hay que forzar hacia la baja las barreras reglamentarias, pero nunca por debajo de los tres
meses de edad. Para los franceses la edad óptima en los terneros es de 7 a 9 meses, aproximadamente
coincidente con el destete.

La expresión de los caracteres morfológicos durante la fase juvenil del Charolés, aunque enmarcada en la
más estricta ortodoxia étnica, guarda como es lógico, ciertas diferencias con la propia de los adultos no
solamente derivadas de su fase larvaria, de inacabado crecimiento y falta de madurez, sino por propia
naturaleza. Recogemos ahora estos rasgos diferenciales, para no repetirlos en cada uno de los parámetros
que posteriormente estudiaremos y para advertir insistimos sobre el relativo valor de la puntuación asignada al
ganado joven, porque su enjuiciamiento se hace con un baremo concebido para los adultos.

Siguiendo el modelo expositivo preconizado hasta ahora, nos encontramos con las discrepancias que a
continuación se indican.

 a)  Caracteres generales


El perfil no resulta tan neto, pero sin perder la adscripción al tipo cóncavo, sobre el cual no cabe matizar. La
silueta corporal es claramente distinta, con desproporción en favor del tercio posterior. El rasgo más
sobresaliente es la disposición “cuesta abajo” o inclinación del tronco de atrás hacia adelante y de arriba a
abajo; bien manifiesta tanto por la línea superior dorso-lumbo-sacra, como por la inferior esterno-ventral. Las
proporciones vienen marcadas por la desproporcionada altura de las extremidades.

Los faneros tienen la misma expresión, salvando los matices ligados a la inmadurez o grado de crecimiento
(desarrollo de las astas, borlón de la cola, etc.). No obstante, las particularidades de la capa (variantes
cromáticas, de uniformidad, etc.) son especialmente coincidentes.

La masa, si bien no ofrece desarrollo suficiente para calibrarla en términos absolutos, al menos apunta la
especialidad productiva y cierta idea acerca de su futuro, no así para el reparto de la carga muscular, por la
propia inmadurez y, también, porque las regiones más representativas como la dorso-lumbar, y la grupa, son
de crecimiento tardío. En sentido opuesto opera la cularidad mucho más manifiesta en la edad juvenil a partir
de los 15 días del nacimiento.

El hueso, al contrario, se manifiesta con plenitud representativa. El desarrollo óseo y el armazón esquelético
del ternero acusan estrecha relación con los del adulto.

Naturalmente las edades juveniles no se prestan al diagnóstico de los tipos musculares que trataremos
posteriormente.

 b)     Caracteres regionales

En cuanto a la morfología regional, tenemos: la cabeza revela cierto grado de empastamiento e indefinición de
las regiones que comprende (“cabeza de ternero” cuando estos rasgos se dan en los adultos) y dos signos
esenciales: gran tamaño proporcional de las orejas y cuernos incipientes. El desmesurado formato de los
pabellones auriculares, proviene de su precoz crecimiento por lo que alcanza pronto las dimensiones adultas,
en contraste con las regiones vecinas (encornadura) que son de ritmo lento y continuado indefinidamente. El
desarrollo de los cuernos, por ser bastante fijo y constante, permite tomarle como fórmula indirecta para
deducir la edad, de forma que no es difícil detectar cualquier intento de atribuir al becerro otra que la real.

Finalmente, en el contexto de la región cefálica, aludiremos al acoplamiento de las mandíbulas. El ternero al


nacer y en fases inmediatamente posteriores proyecta discretamente la mandíbula inferior por delante de la
superior (es engañosamente “belfo”), pero el crecimiento posterior rectifica la anormalidad aparente.

El cuello es distinto, sobre todo en machos (falta de morrillo) pero dentro de su inmadura estructura, da
perfecta idea sobre el desarrollo de la piel (papada).

El tronco juvenil, además del detalle citado de “cuesta abajo” ofrece acortamiento de los diámetros
longitudinales, pobreza de los transversales y mesura de las masas musculares. La cola es corta, no llega al
corvejón o queda un poco por debajo.

Los órganos genitales externos, tanto en el macho como la hembra, manifiestan su infantilismo o desarrollo
incompleto.

Las extremidades son comparativamente más altas y las articulaciones más anchas.

c)  Estática y dinámica

En este apartado nos referimos fundamentalmente a los aplomos, que son de típico signo transitorio o
provisional. Si registran desviaciones, ordinariamente las conservan en estado adulto, son muy pocas las que
se corrigen con el transcurso de la edad.

Más atención reclama el examen de las taras, porque su presencia tiene rango eliminatorio para la mayoría de
los casos. En cuanto a los vicios son raros o verdaderamente circunstanciales.
Cualquier juicio sobre la dinámica, siempre que se desarrolle sin anormalidades o manifestaciones
patológicas, debe estar presidido por la liberalidad o provisionalidad

C)   TRATAMIENTO

Antes de entrar en el tema hay que informar sobre la existencia de dos clases de parámetros morfológicos:
exterioristas y raciales, si bien como nuestro papel es calificar la morfología en el seno de la raza,
verdaderamente no merece la pena tomarles en consideración y es mucho más práctico contemplarles
englobados, bajo las estructuras ya manejadas y que serán mantenidas en adelante. Esquemáticamente son:

a)  Caracteres generales.

 – Conjunto corporal (Configuración, faneros, capa o pinta).

– Masa y Hueso.

– Tipos musculares.

b) Caracteres regionales

Cabeza, cuello, tronco y extremidades, con sus respectivas regiones.

c) Estática y dinámica

 – Actitudes, aplomos y taras.

– Movimientos.

Cada uno de los parámetros, tanto en su expresión conjunta como de las fracciones que ampara, será tratado
de la manera siguiente:

– Al principio, referencia literal que del mismo hace el prototipo racial (si le menciona).

–Rasgos principales, variantes y valoración.

–Enjuiciamiento exclusivamente etnológico; es decir, como reproductores, no como reses de carnicería.

–Indicación de los defectos propios, porque las taras y vicios tienen tratamiento general, así como los
movimientos.

S-ar putea să vă placă și