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CONCEPTO BIOPSICOSOCIAL DE LA PERSONALIDAD EN LA

TERAPIA COGNITIVA CONDUCTUAL


En el primer añ o de vida, los niñ os se ocupan de una gran variedad de respuestas
conductuales. Su manera de reaccionar hacia sí mismos y hacia su entorno tiende, al
principio ser cambiante e impredecible para el observador. Parece que estas
respuestas conductuales tienen una funció n exploradora. El niñ o descubre qué
respuestas conductuales lo guían hacia un refuerzo (placentero) y qué respuestas son
inefectivas o son castigadas (no placenteras).
- El niñ o va desarrollando un repertorio de conductas que son probadas
empíricamente, diseñ adas para conseguir refuerzo y evitar el castigo. Avanzando en el
tiempo el niñ o comienza a practicar respuestas conductuales específicas bastante
consistentes en situaciones diferentes. Así podemos ver que se va demostrando un
há bito.
- Mientras el niñ o continú a madurando, comienza a mostrar un grupo repetitivo de
há bitos. Este grupo colectivo de há bitos puede ser referido como un rasgo.
- Así va emergiendo un patró n preferido de comportamiento. Estos patrones no só lo
se vuelven resistentes a la extinció n, sino que el hecho de que hayan tenido éxito en el
pasado hace a estos patrones de respuesta altamente prioritarios. Así, dada una
continuidad en el desarrollo bioló gico bá sico y un rango de experiencias para
seleccionar y adoptar respuestas conductuales, el niñ o puede estar capacitado para
desarrollar un patró n distintivo de interacció n intrapersonal y con el entorno que es
profundamente incorporado y no fá cilmente erradicable. Estas características son la
esencia y la suma de la personalidad del niñ o.

¿QUÉ ES LA PERSONALIDAD?
Es un patró n incorporado y que muestra claramente rasgos cognitivos, afectivos y
conductuales manifiestos que persisten por largos periodos de tiempo. Estos rasgos
emergen de una complicada matriz de disposiciones bioló gicas y del aprendizaje
experiencial.
- El temperamento, es una parte biológicamente determinada de la
personalidad. Cada niñ o se incorpora al mundo con un patró n distintivo de
tendencias de respuestas y de sensibilidades. Por ejemplo, algunos niñ os tienen ciclos
predecibles de hambre, eliminació n y sueñ o, mientras que otros son menos rítmicos
en estos procesos. Estos patrones son biogenéticos porque se manifiestan antes de
que la experiencia de aprendizaje postnatal pueda influir en ellos. Este fundamento
biogenético es lo que se considera temperamento. Se puede decir que incluye el
sustrato neuroló gico, endocrinoló gico y aun bioquímico desde el cual la personalidad
comenzará a formarse.
- Carácter, implica actualmente la adherencia de la persona a los valores y las
costumbres de la sociedad en la que vive. Hasta qué punto una persona se ajusta y
manifiesta segú n las tradiciones sociales, ética y costumbres de su sociedad.

PATRONES DE PERSONALIDAD NORMAL Y ANORMAL


- La conducta anormal se desarrolla y se forma de acuerdo con los mismos principios
y mecanismos que está n involucrados en el desarrollo de la conducta normal. Sin
embargo, a causa de diferencias en las disposiciones bioló gicas y en las influencias
ambientales, algunos individuos aprenden há bitos desadaptativos cognitivos,
afectivos y de conductas manifiestas, mientras otros individuos no lo hacen.

Un individuo posee una personalidad normal y saludable cuando:


1. Muestra capacidad para relacionarse con su entorno de manera flexible y
adaptativa.
2. Las percepciones características del individuo de sí mismo y del entorno son
fundamentalmente constructivas. 3. los patrones de conducta manifiesta
predominantemente del individuo pueden ser considerados como promotores de
salud.

Por el contrario, se puede decir que un individuo posee un patrón de


personalidad anormal y no saludable cuando:
1. La persona intenta afrontar las responsabilidades y las relaciones cotidianas con
inflexibilidad y conductas desadaptativas.
2. Las percepciones características de sí mismo y del entorno son fundamentalmente
autofrustrantes.
3. Los patrones de conducta manifiesta del individuo tienen efectos perniciosos para
la salud.

Hay estructuras de personalidad que son aparentemente normal pero que


sutilmente tienen signos que podríamos identificar. Tres criterios
consideramos:
1. Inflexibilidad adaptativa: tendencia consistente a relacionarse consigo mismo y
enfrentarse al ambiente a través de estrategias inapropiadamente rígidas y aplicadas
uniformemente. Tal rigidez, impide el desarrollo de un amplio repertorio de
estrategias de afrontamiento. No só lo se trata de la incapacidad del individuo para
adaptarse a los acontecimientos, sino que ademá s esta persona también intenta
cambiar las condiciones ambientales, en tanto que no es capaz de llevar a cabo
conductas má s allá de su limitado repertorio conductual.
2. Tendencia fomentar círculos viciosos: tendencia a provocar o poner en marcha
nuevas conductas autofrustrantes.
3. Estabilidad lá bil: Bajo condiciones de presió n ambiental estos patrones son frá giles
y carentes de elasticidad. Debido a su desajuste cada vez evidenciará mayores
dificultades teniendo menos control de sus emociones y distorsionando la realidad.

ORIGENES DE LA PERSONALIDAD Y LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD


Premisa básica: El desarrollo de la personalidad es funció n de una interacció n
compleja de factores bioló gicos y ambientales. El impacto relativo que cada grupo de
factores tendrá sobre el desarrollo de la personalidad de un individuo dependerá de la
potencia y cronicidad de la influencia de cada factor. Los factores bioló gicos pueden
presentar las bases para el desarrollo de la personalidad, pero los factores
ambientales sirven para refinar y finalmente determinar lo que creemos que
constituye la esencia de la personalidad humana.
FACTORES BIOLÓGICOS BÁSICOS
Las influencias biológicas básicas tienen dos formas principales:
1. Herencia: Antecedentes de familias con cuadros psicopatoló gicos han influenciado
en hijos con problemas psicopatoló gicos.
2. Factores maternos prenatales: El desarrollo fetal del niñ o puede ser afectado
adversamente por varias complicaciones del embarazo o la salud debilitada y el
estado nutricional de la madre. Ejemplo el consumo de cafeína estimulará el sistema
nervioso del feto; el consumo de alcohol por la madre puede llevar a una reducció n
temporal el flujo sanguíneo cerebral fetal, así como el retraso mental o el síndrome
alcohó lico fetal en el niñ o; Es muy posible que el temperamento este determinado por
los factores maternos prenatales. La funció n y estructura del sistema límbico se ve
afectado por los agentes químicos exó genos que la madre pueda consumir, sino
también por enzimas endó genas polipéptidos y hormonas producidas por la madre.

FACTORES BIOAMBIENTALES
Los factores bioló gicos pueden tener influencia sobre el desarrollo de la personalidad
humana, pero son influenciados y modelados hacia la forma final de su expresió n por
factores ambientales.
Hay factores entrelazados que por sí mismos representan una interacció n de procesos
bioló gicos y ambientales: factores bioambientales.
Desarrollo neuropsicológico: proceso de maduració n neuroló gica. La maduració n se
refiere a la secuencia del proceso de desarrollo en la cual las estructuras del cuerpo se
desarrollan en una unidad funcional. La maduració n se forma a través de factores
postnatales ambientales como de factores prenatales. Hay que recordar que el
desarrollo neuroló gico humano es incompleto en el nacimiento. Se ha determinado
que el brote de mayor crecimiento en el sistema neuroló gico ocurre en los primeros
cinco añ os de vida.
El estímulo ambiental puede ejercer importantes influencias sobre el desarrollo
durante estos brotes de crecimiento neuroló gico y tienen un efecto pequeñ o sobre el
desarrollo si se aplican después de que hayan pasado estos períodos de sensibilidad
neuroló gica.
El desarrollo prenatal y postnatal dependen de la nutrición: no só lo la
alimentació n sino de las experiencias vividas. Los organismos que está n en proceso de
maduració n deben recibir estímulos nutricionales adecuados en los períodos
apropiados de crecimiento para conseguir su desarrollo apropiado.

Hay periodos sensibles del desarrollo neuroló gico que de ser estimulados después de
estos periodos sensibles o si el estímulo nutricional es inadecuado o excesivo, es
probable que ocurran disfunciones o desarrollo inadecuado.

Hay tres períodos sensibles que pueden reflejarse en tres etapas neuropsicoló gicas:

Cada etapa refleja una interacció n de influencias bioló gicas y ambientales. Cada etapa
sienta las bases para la etapa subsiguiente. Si fuese incompleto o disfuncional la etapa
siguiente se puede ver afectada.

FACTORES AMBIENTALES
Son las experiencias que van a incorporarse y promover respuestas cognitivas,
afectivas y conductuales que el organismo inicialmente no posee. El aprendizaje juega
un papel fundamental a través del Aprendizaje por contigü idad, instrumental,
observacional y cognitiva.
CONCEPTO DE ANORMALIDAD
Existe una tendencia natural en el ser humano a considerar ciertas conductas como de
cará cter psicopatoló gico. Términos como locura, posesió n demoníaca, insana,
demencia, psicosis, etc. Han sido utilizados por diversos grupos culturales y en
diferentes momentos histó ricos para identificar conductas consideradas anormales.
No se ha llegado a una definició n satisfactoria y uná nime de anormalidad. Dentro de la
psicopatología hay diversidad de enfoques y cada uno de ellos defiendo unos criterios
específicos para definir la psicopatología o anormalidad.
La traducció n de estas divergencias teó ricas ha sido la formulació n de diferentes
criterios que pretenden delimitar el binomio normalidad-anormalidad. Sin embargo,
la tendencia actual es interpretar las dimensiones de normalidad y anormalidad como
los dos polos de un continuo para superar los enfoques clá sicos que acentuaban las
diferencias entre la conducta normal y la anormal.

CRITERIOS DE ANORMALIDAD
Criterio Estadístico: Los criterios estadísticos definen la anormalidad psicoló gica a
partir de dos supuestos: el supuesto de frecuencia y el supuesto de continuidad.
Teniendo en cuenta el primer supuesto, los criterios estadísticos presuponen que las
variables que definen psicoló gicamente a un individuo se distribuyen en la població n
segú n una curva normal. Así pues, un individuo concreto respecto a una característica
se sitú a en un punto determinado de esta distribució n y puede ser calificado como
normal o anormal segú n si es muy frecuente esta posició n en la població n general. De
manera que anormal es lo poco frecuente. Sin embargo, no podemos identificar esta
anormalidad estadística con Psicopatología, ya que lo infrecuente no siempre implica
un cará cter psicopatoló gico. Ademá s, estos criterios equiparan elevada incidencia de
un rasgo, conducta, característica, etc. dentro de una població n con normalidad.

Criterio Clínico: Estos criterios tienen como punto de partida la evaluació n del
paciente y se basan en la delimitació n de conjuntos de síntomas que se identificará n
con trastornos o cuadros psicopatoló gicos. Los criterios clínicos, definen la conducta
como anormal sobre la base de la presencia de síntomas.
Resulta imprescindible, por tanto, establecer definiciones para los diversos trastornos,
definiciones que tiene que estar consensuadas por la comunidad científica. Esta es la
filosofía de los dos sistemas de clasificació n de los trastornos mentales má s difundidos
internacionalmente: DSM y CIE

Por tanto, anormal o psicopatoló gico es todo aquello que cumple los criterios
definidos por esta anormalidad, lo cual no está exento de problemas. En primer lugar,
porque en psicopatología se tiene pocos síntomas fijos o absolutos de trastorno de
conducta; hay, en definitiva, pocos signos cuya presencia sea objetivamente valorable,
dado que necesitan la apreciació n subjetiva del paciente y/o del clínico. En segundo
lugar, porque el síntoma a menudo posee valor psicopatoló gico segú n el contexto
donde se observa. Así, diferenciamos entre ansiedad normal y ansiedad patoló gica o
tristeza como reacció n de duelo y tristeza patoló gica, aunque las manifestaciones
externas de ansiedad y tristeza en las situaciones anteriores no varíen en esencia,
pero si las circunstancias o condiciones que las rodean y que, al fin y al cabo, es lo que
marcaría su cará cter patoló gico o no.

Criterios Sociales o Interpersonales


La definició n de anormalidad es una cuestió n de normativa social: determinar el
cará cter psicopatoló gico de una conducta, rasgo o actividad depende del consenso
social en un momento y lugar dados.
A partir de estos dos criterios se incide en el peso que tienen las variables
socioculturales en la valoració n de una conducta como anormal o normal. La
investigació n transcultural ha dejado constancia de la relatividad cultural del
comportamiento humano: aquello que en un contexto histó rico o cultural es normal,
se considera psicopatoló gico en otro contexto (por ejemplo, el abuso de sustancias en
nuestra cultura puede ser considerado un trastorno y en otras culturas, una forma de
contacto con divinidades o un individuo totalmente centrado en sí mismo puede ser
indicativo de rasgos esquizoide en el mundo occidental, mientras que la culturas
orientales pueden interpretarlo como sabiduría religiosa o riqueza interior).
A pesar de las críticas que se le puede hacer a este concepto, remarca adecuadamente
la necesidad de considerar al hombre siempre dentro de un contexto social y nunca
aisladamente.
Criterios Subjetivos o Intrapsíquicos
Segú n estos criterios, el mismo individuo es quien mejor puede dictaminar su
situació n o estado.
Una variante de estos criterios es el criterio alguedó nico. Así, se define la anormalidad
segú n la presencia de sentimientos de sufrimiento, incomodidad o malestar
personales que a menudo se traduce en manifestaciones verbales y de
comportamiento, tales como quejas por la propia infelicidad, por la incapacidad de
afrontar un problema, etc.

Otro criterio subjetivo sería el de “petició n de ayuda”. En este caso, conducta anormal
sería aquella que provoca que la persona solicite la intervenció n de un profesional
para que intervenga. Ni que decir tiene que este es un criterio con muy poca
fundamentació n científica.
Este perfil de anormalidad, evidentemente es limitado:
a. Por una parte, porque una gran cantidad de conductas anormales se generan sin
sentimientos de sufrimiento o no son vividas como anormales por las personas (por
ejemplo, en la esquizofrenia la conciencia subjetiva de alteració n suele ser nula). En
consecuencia, no solo se genera la petició n de ayuda, sino que ademá s puede ser
rechazada. Curiosamente, esta situació n descrita acostumbra a ser característica de
aquellas conductas que son má s extrañ as en el entorno social y en las que
intuitivamente má s se acepta la existencia de anormalidad.
b. Por otra parte, aunque la mayoría de las personas que manifiestan trastornos de
conducta sufren de un modo subjetivo y expresan mú ltiples signos (dificultades en las
relaciones interpersonales, miedo al fracaso, molestias físicas, etc.) no todas tienen la
misma capacidad para expresarlos. En definitiva, los criterios subjetivos dependen de
la auto evaluació n y del auto informe que el individuo sabe dar de sus sufrimientos.

Criterios Biológicos
Estos criterios enfatizan la naturaleza bioló gica frente a la psicoló gica de las personas.
Para estos, los diferentes trastornos psicopatoló gicos son fundamentalmente
expresió n de alteraciones o disfunciones del
funcionamiento de la estructura o del proceso bioló gico que los sustenta. Sin embargo,
son muchas las dificultades existentes para aislar cuales son estas alteraciones y qué
las ha producido.
Asumir una etiología orgá nica como explicació n ultima y exclusiva de la
psicopatología comportaría adoptar el término genérico enfermedad mental. Aunque
se descubrieses una etiología orgá nica para cada uno de los trastornos
psicopatoló gicos, eso no justificaría destacar la intervenció n de factores psicoló gicos o
sociales en la etiología misma o en su mantenimiento. Sin duda, en la génesis de las
manifestaciones psicopatoló gicas se reú nen factores bioló gicos, psicoló gicos y
sociales.

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