Sunteți pe pagina 1din 18

Riesgo volcánico

Entre los grandes peligros naturales para la vida y los bienes humanos se encuentran
diversas clases de fenómenos geológicos. Entre ellos se incluyen erupciones volcánicas,
terremotos, olas sísmicas (tsunami), desprendimientos e inundaciones. A todo lo largo de la
historia escrita las erupciones volcánicas han sido causa de números desastres, en los que el
número de víctimas humanas ha sido grande y los daños a los bienes elevados. Por ello, los
volcanes que hacen erupción cerca de ciudades representan una amenaza particularmente grave.

El número de volcanes que actualmente existen en todo el mundo,  que están o han
estado en actividad, desde fechas históricas, es de unos 500 aproximadamente. Aunque su
número aumenta si a éstos le añadimos los volcanes que han funcionado en épocas geológicas
recientes (desde hace unos 20 millones de años), con los que su número se puede contar por
millares.

Estos volcanes se ubican en zonas bien definidas: la Zona Circumpacífica (Cinturón de


Fuego del Pacífico), la Zona Mediterránea-Asiática, la Zona Índica, la Zona Atlántica y la Zona
Africana.[CITATION Ser172 \l 12298 ]

El riesgo volcánico es la capacidad de hacer daño (personal y/o material) por parte de
un proceso o fenómeno volcánico, de forma que cuanto más catastrófico es el fenómeno, mayor
es el riesgo. En una erupción volcánica, puede cuantificarse mediante el Índice de Explosividad
Volcánica (IEV), que relaciona el porcentaje de piroclastos con el total de material emitido. De
manera que a mayor IEV se considera mayor la peligrosidad de la erupción volcánica. No
obstante, factores como la naturaleza de las emisiones, es decir, la fluidez de la lava, la emisión
de gases tóxicos, son elementos no contemplados directamente por los índices de explosividad
volcánica, que también aumentan el riesgo volcánico de una erupción.[ CITATION Vul12 \l
12298 ]
R=A∗V ∗E

Monitoreo volcánico

Los cambios físicos y químicos del sistema magmático bajo el volcán reflejan
condiciones de intranquilidad en el sistema volcánico. Algunos de estos cambios pueden ser
percibidos directamente por la población que vive en los alrededores del volcán, mientras que
otros son únicamente detectados con el uso de instrumentos científicos extremadamente
sensibles. La vigilancia o monitoreo volcánico puede hacérsela ya sea por observación visual o
instrumentalmente.[ CITATION Mon04 \l 12298 ]

El monitoreo volcánico es un conjunto de técnicas que permiten la medición de distintos


parámetros (sísmicos, geodésicos, térmicos, geoquímicos, etc.) en un volcán. Es importante para
la mitigación del riesgo volcánico, ya que permite conocer el estado de la actividad interna y
externa de un volcán en el tiempo y así detectar anomalías que puedan conducir a una erupción,
cambios durante el transcurso de un ciclo eruptivo o incluso para entender el funcionamiento de
un volcán. De allí que los principales usuarios de la información suministrada por los centros de
monitoreo son las autoridades de protección civil, los centros de alerta, la comunidad científica
y la sociedad en general.

Para monitorear volcanes se utilizan sensores contínuos (que siempre están registrando
datos), sensores remotos (como satélites) y sensores discontinuos que implican la realización de
terrenos breves al área de estudio y la instalación no permanete de las estaciones. Las señales
generadas por las estaciones, a menudo requieren ser digitalizadas, transmitidas por un módem,
amplificadas por una antena y recibidas en un centro de monitoreo y recolección de datos. Dado
que los procedimientos en papel han quedado casi obsoletos por el uso de las redes digitales,
todo este proceso requiere de fuentes de energía autónoma (como paneles solares) y soportes de
energía de emergencias (en caso de catástrofes).[ CITATION Mon18 \l 12298 ]
Tipos y métodos de monitoreo volcánico

Fuente:[CITATION Mon18 \l 12298 ]

Estados de un volcán

Los volcanes pueden encontrarse en distintas situaciones de actividad: calma, desequilibrio y


erupción.

 Un volcán está en calma cuando sus parámetros de actividad no superan un umbral


“base”. Este límite se determina luego de varios años de monitoreo, y varía en cada
volcán. Existirá una cantidad promedio de manifestaciones de actividad (sismos,
emisiones de gas, incandescencia, etc.) que será “normal” para el volcán.

 El desequilibrio ocurre cuando la actividad del volcán supera los parámetros antes
mencionados. Esta situación puede escalar hasta una erupción, o simplemente retornar a
la condición “base”.

 Una erupción es cuando el volcán comienza a emitir sus productos hacia el exterior,
incluyendo generalmente lava y piroclastos. Esta actividad implica un desequilibrio de
máximo desarrollo.[ CITATION Mon18 \l 12298 ]

Tipos de Monitoreos del volcanes

Monitoreo sísmico

Los volcanes pueden tener varios tipos de sismos. Estos se distinguen en base a criterios
geofísicos, principalmente la frecuencia (Hz) de los eventos. Para diferenciarlos se requiere de
un estudio matemático detallado, que generalmente lo realizan softwares especializados.
Inicialmente, estos pueden ser endógenos (internos) o exógenos (externos) al sistema en sí.

 Los sismos endógenos son producidos principalmente por el tránsito de fluidos como el
magma, fluidos hidrotermales de vapor y agua o volátiles contenidos en el magma.
Entre ellos se encuentran los sismos de largo periodo (LP), muy largo periodo (VLP) y
ultra largo periodo (ULP). Hay eventos de largo periodo que se asocian a las erupciones
por si mismas, como los sismos de tipo tremor, tornillos y de percusión o drumbeats
(ligados al movimiento del magma). Otro tipo de sismos, los volcano-tectónicos (VT)
son causados por la ruptura de roca, lo cual generalmente ocurre a poca profundidad (<
4 km) en donde la roca está más fría y es más frágil. Estas rupturas pueden ser
inducidas por el movimiento del magma. También existen los sismos híbridos, que son
una mezcla de los sismos de largo periodo y los volcano-tectónicos.
 Los sismos exógenos están relacionados a eventos que puedan ocurrir por encima del
edificio volcánico, como deslizamientos, aluviones volcánicos (lahares), flujos de lava o
piroclastos e incluso el movimiento de glaciares.
Ejemplos de señales sísmicas en sismogramas reales.

Fuente:[ CITATION Zob13 \l 12298 ]

Los sismos se producen debido a un arreglo de esfuerzos en un punto determinado de la


corteza terrestre (punto de nucleación) y las ondas se generan debido al movimiento que se
inicia en ese punto. El movimiento ocurre a una cierta profundidad bajo la superficie
(hipocentro), que equivale a una cierta ubicación geográfica en superficie(epicentro). Ello
genera distintas ondas de cuerpo (también de volumen o profundas), que se desplazan a través
de las rocas y el material fundido (ondas P o primarias) o solo en un medio sólido (ondas S o
secundarias) e incluso exclusivamente por la superficie terrestre.

Los sismos en volcanes pueden tener precursores (pequeños eventos antes de uno más
grande), un sismo principal y una seguidilla de réplicas (sismos más pequeños después del
evento principal). Las réplicas suelen decaer con el tiempo en magnitud y recurrencia
(siguiendo la Ley de Omori). Es frecuente que en los volcanes se produzcan enjambres
sísmicos, que corresponden a una seguidilla de sismos, acotados a un espacio y tiempo
definidos y con magnitudes más o menos parecidas, sin un evento principal.

Ya que los científicos deben determinar el tipo de sismo y también su origen (hora, ubicación y
profundidad) se instalan distintos instrumentos, como sismómetros y acelerómetros (graban las
aceleraciones producidas por un sismo) que permiten obtener dicha información.

Monitoreo Geodésico

La geodesia se preocupa de la representación matemática de la forma terrestre. De allí,


que la deformación de la superficie terrestre, en particular para áreas volcánicas, sea de interés
para el monitoreo volcánico. Los edificios volcánicos, por su misma masa, inducen cambios de
gravedad y hundimiento de la corteza. En menor escala, los flujos y domos de lava también
generan carga en su entorno, mientras que por su propia naturaleza un volcán puede sufrir
crecimiento o destrucción. Estas variaciones causan el movimiento relativo entre dos o más
puntos de referencia en la superficie, y generalmente también involucran cambios de volumen
en ciertas áreas de la corteza.[ CITATION Mon18 \l 12298 ]

Los procesos magmáticos (en especial la migración del magma y la acumulación de sus
volátiles) y los proceso hidrotermales (circulación y expansión de aguas calentadas al interior
del volcán), comunmente pueden generar deformación de los edificios volcánicos. Esto también
sucede a causa de eventos tectónicos, como sismos, e incluso por la contracción de cuerpos de
lava que se enfrían progresivamente durante décadas.
Para monitorear estos cambios, regularmente se utilizan Sistemas de Posicionamiento
Global (GNSS) cuya sensibilidad permite conocer pequeñas variaciones (del órden de pocos
centímetros) entre dos o más puntos, tanto en la vertical como en la ubicación. Otra técnica muy
utilizada es la Interferometría de radar de apertura sintética, más conocido como InSAR (Figura
5). También se utilizan los levantamientos topográficos, redes de fibra óptica, la medición de
distancias a través de láser, inclinómetros y fotos aéreas.

Las mediciones de conductividad permiten clarificar la fuente de la deformación, es


especial si esta ocurre en rocas rígidas o plásticas. Por otro lado, las mediciones de gravedad
(gravimetría) permiten reconocer anomalías asociadas a la migración de cuerpos de magma, al
igual que lo hacen las mediciones magnéticas (magnetometría).

Basil Tikoff de la Wisconsin-Madison University usando una estación GNSS para medir la línea
de costa de la costa de la Laguna del Maule. Fuente[ CITATION Ten15 \l 12298 ]
Terferometría de radar de apertura sintética en el Cordón Caulle

Fuente: Fuente: Jenifer Jay, Cornell University.

Monitoreo térmico

Para el monitoreo térmico de volcanes, se utilizan métodos directos e indirectos.


Cuando las condiciones lo permiten, por ejemplo en fumarolas y en lavas, los científicos pueden
aproximarse y medir directamente con termocuplas, similares a termómetros pero con límites
muy elevados de temperatura. Sin embargo, sigue siendo más seguro realizar mediciones
indirectas utilizando cámaras termales (por ejemplo FLIR) o sensores remotos satelitales. Estos
últimos permiten mayor rapidez al momento de colectar los datos, mejor frecuencia, amplia
aplicación a distintos fenómenos volcánicos, distintos ambientes y funcionan en condiciones de
trabajo adversas, etc. Con estos datos, los volcanólogos pueden construir mapas, pronosticar
zonas en donde se podrían abrir fisuras o cráteres, determinar la tasa a la cual se emite una lava,
identificar zonas con campos de fumarolas, entre otros.[ CITATION Mon18 \l 12298 ]
Cráter del volcán Villarrica luego de la erupción del 3 de Marzo del 2015. En la derecha se
observa la escala cromática de temperatura.
Fuente: Daniel Basualto.

Erupción Vulcaniana del volcán Tungurahua 1 de Febrero de 2014

Fuente: [ CITATION Val14 \l 12298 ]


Imágenes satelitales ASTER que muestran los flujos de lava emitidos por el volcán Llaima entre
2008 y 2009. En tonos de rojo las temperaturas más elevadas, y en azul las más bajas.
Fuente: [ CITATION Jay09 \l 12298 ]
Geoquímica de fluidos

Los volcanes poseen fluidos que pueden clasificarse como volcánicos e hidrotermales.
Los fluidos volcánicos están compuestos, en su mayoría, por gases a alta temperatura (250-1130
°C) que consisten normalmente en SO 2, HCl, HF, CH4 y CO2(dióxido de azufre, ácido
clorhídrico, ácido fluorhídrico, metano y dióxido de carbono). Estos provienen del magma, que
durante su ascenso a la superficie terrestre sufre despresurización y ello genera el la separación
de los gases. Por otro lado, los fluidos hidrotermales son de baja temperatura (90-160 °C), con
poco contenido en gas (mayormente líquidos) y resultan de la infiltración de aguas superficiales
(meteórica, marina, etc.) y su interacción con gases magmáticos. Los fluidos hidrotermales
suelen almacenarse en un “sistema hidrotermal”, que corresponde a uno o varios cuerpos
rocosos cuya permeabilidad les permite almacenar estos fluidos, en forma de acuíferos.

En las etapas iniciales de ascenso magmático, el CO 2 es liberado de forma temprana,


para luego combinarse como CO2 + H2O y finalmente el H2O se convierte en dominante. Un
buen indicador de desgasificasión magmática es la razón CO 2/CH4 y generalmente se asocia a
inyecciones de magma profundo en volcanes activos y suele aumentar de la mano con
enjambres sísmicos y deformación del suelo. Por otro lado, puede decaer la razón de N 2/He
(nitrógeno/hélio) durante el mismo proceso.

Cuando se trata de volcanes con lagos cratéricos, es posible monitorear dichos lagos en
cuanto a sus propiedades físicas y químicas. Se han identificado que los incrementos en Mg
(magnesio), aumento en la razón Ce/Yb y la disminución en Eu/Eu* (europio) están
relacionados a inyecciones de magma. Esto además se asocia a cambios de temperatura, acidéz
(pH), color del agua y aparición de las primeras explosiones. El monitoreo de lagos cratéricos
no es relevante solo para pronosticar erupciones, ya que en ellos existen otros peligros
intrínsecos como la emisión violenta de gases venenosos.[ CITATION Mon18 \l 12298 ]
Aspecto del lago cratérico del volcán Copahue después de la erupción de Diciembre 2012

Fuente: Sernageomin.

Los gases volcánicos pueden escaparse a la superficie de distintas maneras; A través de


fumarolas piscinas calientes, vapor de suelo (suelo caliente con emisiones de vapor), solfataras
y emisiones difusas (suelo frío con emisiones casi imperceptibles de gas). Para el monitoreo
volcánico de gases, se puede utilizar el muestreo directo desde fumarolas, lo cual implica el uso
de ampoyas, botellas y reactivos químicos (método de Giggenbach y Gougel, 1989). Suele ser
un procedimiento complejo, ya que el gas cambia de composición conforme disminuye su
presión, sale a la atmósfera, se mezcla con el aire y se enfría, entre otras causas. Sin embargo,
los muestreos de calidad en campos volcánicos entregan valiosa información ya que en ellos
abundan las fumarolas, ya que estas están casi por encima de su fuente profunda (reservorio
magmático).[ CITATION Mon18 \l 12298 ]
Monitoreo de fumarolas y vapor de suelo en el Complejo volcánico Nevados de Chillán.

Las emisiones difusas de gas se caracterizan por ser casi imperceptibles para el ser
humano, y no están asociadas con alta temperatura o alteración del suelo. Las emisiones de
CO2 y He difuso suelen aumentar drásticamente antes de una erupción, mientras que la razón de
He/CO2 también es un buen indicador y generalmente se correlaciona bien con aumentos
puntuales en la actividad sísmica y emisión de lava. Para su monitoreo se utilizan instrumentos
continuos o discretos (discontinuos) y las mediciones suelen efectuarse a unos 40 cm de
profundidad en el suelo. Algunos trabajos recientes también incluyen el monitoreo del gas
Radón (Rd) como un buen indicador de cambios en el comportamiento de los volcanes activos.

Monitoreo de emisiones difusas de gases en el volcán Teide, Tenerife (España).

El monitoreo de las aguas subterráneas en ambientes volcánicos también es valioso, ya


que los acuíferos suelen cambiar su composición química e isotópica de acuerdo al ingreso de
gas magmático en el agua. El muestreo puede realizarse a nivel de ríos, arroyos, lagos, pantanos
y termas. Los procedimientos son parecidos a los del muestreo de gases, pero se monitorea el
pH, conductividad, razones de CO4/Cl-, temperatura y composición. Para ello, al igual que con
los gases, se utilizan técnicas avanzadas de análisis de laboratorio (con alto precio) que incluyen
la cromatografía, espectrometría de masas, espectrometría de emisión óptica por plasma
acoplado por inducción, entre otros. Se han observado incrementos del CO 2 disuelto antes de
sismos importantes y del comienzo de las erupciones. Los cambios químicos, hacia una mayor
influencia de componentes magmáticos se pueden observar hasta varias semanas antes de una
erupción.

En volcanes de conducto abierto (no taponeados, que permiten la desgasificación


constante del magma) es posible realizar mediciones del gas emitido a la atmósfera. Esto
también aplica a volcanes que ya están en proceso de erupción. Para ello se implementa un
monitoreo directo (con estaciones multisensor) o indirecto (sensores remotos). Estos
instrumentos pueden realizar mediciones dispersivas o no dispersivas, y activas (generando su
propia radiación) o pasivas (utilizando, por ejemplo, la radiación solar). El gas de mayor interés
es el SO2, ya que no es muy común en la atmósfera (a diferencia del CO 2 o el H2O). Entre los
aparatos de monitoreo directo de mayor uso se encuentran los espectrómetros, DOAS,
miniDOAS, FTIR y COSPEC. Por otro lado, el monitoreo indirecto puede realizarse a través de
OMI (Ozone Monitoring System). Actualmente el monitoreo a través de multi-sensores ha
ganado terreno en esta labor.

Monitoreo petrológico

Durante una erupciones volcánicas es indispensable la recolección de muestras de los


materiales recientemente eyectados por el volcán y de los depósitos que éstos conforman.
Particularmente, los fragmentos de roca expulsados durante erupciones explosivas y las lavas
emitidas por los volcanes son de gran interés para comprender los procesos profundos y
superficiales que controlan la erupción y los posibles escenarios que podrían desarrollarse en
adelante. Para ello, estas rocas y sus depósitos son recolectadas y con ellas se desarrollan
análisis de laboratorio que involucran la determinación de: Las familias de tamaños que
componen un depósito, la naturaleza, densidad y forma de los distintos tipos de rocas
encontrados, la composición química y mineralógica de dichas rocas, etc. Esto permite, en
primera instancia, determinar el tipo de erupción y si es que tiene un carácter magmático. De no
resultar una erupción magmática, se puede pronosticar el ascenso de magma hasta niveles más
superficiales. Por otro lado, se pueden identificar las velocidades de ascenso y enfriamiento del
magma, la pérdida de volátiles y posibles interacciones que ocurrieran en el reservorio. Esta
caracterización también facilita la identificación de materiales o minerales potencialmente
peligrosos para la salud humana. Los estudios de este tipo son relativamente accesibles, ya que
requieren de capital humano capacitado y de algunos instrumentos básicos (como microscopios,
hornos de secado, tamices, lupas, etc.) y otros más avanzados (fluorescencia y difracción de
rayos X, microscopio electrónico, microsonda, plasma acoplado por inducción, etc.).[ CITATION
Mon18 \l 12298 ]
Muestreo de ceniza en terreno. Complejo volcánico Nevados de Chillán, erupción 2016-2018.

 Monitoreo acústico

El monitoreo acústico, principalmente usando geófonos e infrasonidos, es un recurso de


gran valor para el monitoreo del ascenso y fragmentación del magma, como sus fluctuaciones
en el conducto del volcán. En volcanes donde existe abundante precipitación (lluvia, nieve) o
derechamente hay una gran cobertura glaciar, es importante contar con estos instrumentos ya
que se pueden generar aluviones volcánicos (lahares). El monitoreo acústico permite determinar
la formación de lahares y dar aviso con una breve ventana de tiempo a las comunidades que se
encuentren en la posible zona de afectación. Durante erupciones explosivas, especialmente
cuando no hay buena visibilidad de los volcanes, estos instrumentos permiten identificar
explosiones y pulsos eruptivos a través de las ondas de choque que generan esos eventos.

Monitoreo visual

Aunque parece el más básico de todos, es uno de los recursos más necesarios y valiosos
para el seguimiento de la actividad volcánica y en especial de las erupciones. De manera directa,
un observador entrenado es capaz de identificar cambios superficiales en el comportamiento de
un volcán o de una erupción, incluyendo fenómenos que constituyen peligro (flujos
piroclásticos, explosiones, caída de balísticos, etc.) y de reportar a las autoridades de dichos
cambios y de los parámetros en los que esto ocurre. En la actualidad, esto se combina con el uso
de camaras de vigilancia IP que además están calibradas para su uso durante la noche (infrarojo)
y para medir el alcance de las manifestaciones volcánicas (altura de las fumarolas, de la
incandescencia, o una columna eruptiva, por ejemplo).[ CITATION Mon18 \l 12298 ]

El monitoreo volcánico en el ecuador

Los volcanes activos son observados a través de diversas tecnologías que incluyen
sismómetros para detectar sobrepresiones internas y movimiento de fluidos; barómetros-
sensores infracústicos que miden las mismas sobrepresiones pero en la atmósfera; GPS -
inclinometros - EDM, para detectar hinchamiento o deflación en los flancos relacionados con el
ingreso o expulsión de magma; detectores de gases volcánicos en relación al ingreso y
desgasificación del magma cerca de la superficie; sensores AFM que detectan el paso de lahares
o flujos piroclásticos. El nivel de instrumentación dedicado a cada volcán está en directa
relación con la amenaza que significa para la población asentada en su cercanía.

 Seis Observatorios con nivel de vigilancia 1  (Tungurahua, Cotopaxi, Guagua


Pichincha, Cotacachi-Cuicocha, Antisana, Chiles-Cerro Negro). Estos observatorios
tienen vigilancia sísmica con más de 4 estaciones, de deformación de flancos, sensores
de infrasonido (excepto Cuicocha y Antisana), y monitoreo geoquímico de fluidos.
Adicionalmente los volcanes Tungurahua y Cotopaxi tienen AFM, cámaras visuales y
térmicas. El Guagua Pichincha tiene una cámara visual.
 Cinco Observatorios con nivel de vigilancia 2  (Reventador, Cayambe, Chimborazo,
Sierra Negra y Sangay). Estos observatorios tienen vigilancia sísmica con más de una
estación, de deformación de flancos (excepto Sangay) y monitoreo geoquímico de
fluidos ocasional. El Reventador tiene cámaras visuales e infrarojas y Sierra Negra tiene
una cámara visual.
 Nueve Observatorios con nivel de vigilancia 3  (Chacana, Pululahua, Imbabura,
Iliniza, Chachimbiro, Quilotoa, Alcedo, Cerro Azul y Fernandina). Estos observatorios
tienen vigilancia sísmica con 1 estación (excepto Quilotoa que tiene un GPS) y medidas
ocasionales de otros parámetros.[ CITATION Ins201 \l 12298 ]

Instrumentos

Para realizar los estudios de monitoreo de los fenómenos volcánicos y sísmicos, el


Instituto utiliza una serie de equipos electrónicos y sensores, los mismos que utilizan tecnología
de punta y alta precisión de medidas en cada parámetro de análisis. Estos instrumentos se
explican por su aplicación específica.

 Digitalizadores

 Sensores Sísmicos y Acústicos

 GPS

 Cámaras

 Acelerógrafos

 Inclinómetros
 Detectores de Lahares

 Detectores de Gases

El monitoreo del volcán Cotopaxi

Nombre Cotopaxi

Coordenadas 0,683º S; 78,436º W

Altura 5897 m snm

Diámetro 20 km

Tipo de volcán Estrato volcán compuesto

Última erupción 2015 hasta el presente.

Estado Activo

Actividad
Actividad fumarólica
reciente

Monitoreo Sísmicidad, deformación, aguas termales, desgasificación

Funete: [ CITATION Ins201 \l 12298 ]

El Cotopaxi es considerado uno de los volcanes más peligrosos del mundo debido a la
frecuencia de sus erupciones, su estilo eruptivo, su relieve, su cobertura glaciar y por la cantidad
de poblaciones potencialmente expuestas a sus amenazas. Desde el inicio de la conquista
española, el Cotopaxi ha presentado cinco grandes periodos eruptivos: 1532-1534, 1742-1744,
1766-1768, 1853-1854 y 1877-1880. Dentro de cierto rango, todos los episodios han dado lugar
a fenómenos volcánicos muy peligrosos, y no hay duda de que episodios similares volverán a
repetirse en el plazo de las décadas. Los cuatro últimos periodos han dado lugar a muy
importantes pérdidas socio-económicas en el Ecuador. La peligrosidad del Cotopaxi radica en
que sus erupciones pueden dar lugar a la formación de enormes lahares (flujos de lodo y
escombros) que transitarían por drenajes vecinos a zonas densamente pobladas como el Valle
Interandino entre Mulaló y Latacunga, y una parte del valle de los Chillos. Se ha estimado que
actualmente más de 300.000 personas viven en zonas amenazadas por lahares en caso de que se
repitan erupciones similares a las ocurridas en los siglos XVIII y XIX. Adicionalmente, la caída
de ceniza producida durante una erupción del Cotopaxi podría afectar una parte muy
significativa de la Sierra y la Costa del Ecuador.

El Cotopaxi es también uno de los volcanes más vigilados del Ecuador y al cual se dedican una
gran parte de los recursos disponibles para el monitoreo. De hecho, la primera estación sísmica
permanente dedicada a vigilar un volcán en Sudamérica fue instalada en el Cotopaxi, en 1976.
Desde entonces, la red de monitoreo de este volcán ha crecido constantemente hasta la
configuración actual, que asegura una vigilancia adecuada de este peligroso volcán.[CITATION
Hid20 \l 12298 ]
Rede de monitoreo del volcán Cotopaxi
Fuente : Instituto geofísico

S-ar putea să vă placă și