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Autor:
Samekj Zayrs Rodriguez Lucen
Cátedra:
Mg. Arq. Graciela del Carmen Fernández de Córdova
Dr. Arq. Marta Rosa Vilela Malpartida
Geo. Paola Moschella Miloslavich
Soc. Viktor André Bensús Talavera
LIMA - PERÚ
2015
CONTENIDO
TITULO………………………………………………………………………………………….3
INTRODUCCION………………………………………………………………………………4
Tema
Problema de investigación
Pregunta de investigación
ESTADO DE LA CUESTION…………………………………………………………………5
MARCO DE REFERENCIA………………………………………………………………….12
Marco teórico-conceptual
1. La calle
1.1 La calle como espacio físico
1.2 La calle como espacio social
Marco Normativo
CASO DE ESTUDIO…………………………………………………………………………41
HIPOTESIS…………………………………………………………………………………...43
Objetivos
Variables
Metodología
CONCLUSIONES…………………………………………………………………………..120
BIBLIOGRAFIA……………………………………………………………………………..123
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TITULO
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INTRODUCCION
TEMA
PROBLEMA DE INVESTIGACION
Si bien existe una normativa técnica para el diseño de locales educativos, presenta un
carácter funcional, el cual no enfatiza de manera contundente la importancia del diseño
arquitectónico y su relación con el entorno urbano, sumando a su falta de
implementación por parte de la mayoría de los centros escolares, avalándose en el
sistema pedagógico. Esto converge en la desvinculación de parte de los centros
escolares con la calle, lo que resulta en la percepción de inseguridad por parte de los
múltiples usuarios, entre escolares y no escolares.
PREGUNTA DE INVESTIGACION
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ESTADO DE LA CUESTION
Hoy en día existe una demanda social clara y fuerte que exige ciudades y espacios
urbanos más seguros. Según el manual de Planificación, diseño urbano y gestión para
espacios seguros de Politécnico Di Milano (2006) el sentimiento de inseguridad puede
condicionar la vida de la ciudad, así como el funcionamiento y la capacidad de atracción
de algunas zonas urbanas. Cuando las personas se sienten amenazadas cambian el
estilo de vida y, por último, la manera de utilizar la ciudad cotidianamente. Esto
evidentemente aplica también a los espacios públicos. La calle, entonces, se establece
como un importante ámbito de estudio, entendido como principal espacio público de una
ciudad (Jacobs, 1961). Jacobs (1961) elaboró teorías que partían de “tener un ojo en la
calle”, referidas a la presencia de actividad, de movimiento, de edificios con acceso a la
calle y ventanas que miran a la calle. Una década después, Newman (1972) esculpió
algunos principios que se basan en que las personas defienden el territorio que sienten
que les pertenece. La planificación y el diseño de los espacios urbanos, aseguró,
pueden “sustraer espacios a la criminalidad”. De esta manera, se entiende que son las
características arquitectónicas y urbanas de la calle influyen en la percepción si un
espacio es inseguro o no.
Sin embargo, el ritmo frenético de la vida diaria en la ciudad, es la que ha ido marcando
su diseño y estructura, priorizando más a las exigencias del vehículo que de las
personas, a su vez, su desacotada respuesta contra la inseguridad ha provocado la
propagación de comunidades cerradas, cuadras con guardián y tranquera, rejas en los
linderos de los parques e impenetrables muros circundando las propiedades (Ploger,
2008). Esta actitud ha propagado por un lado, a manera de círculo vicioso, un rechazo
al contacto con la vía pública y por lo tanto a tener espacios públicos poco utilizados y
mal adaptados para el uso óptimo de los ciudadanos. Por otro lado esto a su vez ha
incentivado la construcción de una ciudad de jaulas, una ciudad cerrada y segregada.
“Naturalmente, con una situación así, donde todos sufren, el niño sufre todavía más.
Con él, la compensación, la valoración económica del daño no funciona. Los servicios,
pensados para los adultos que votan, no son buenos para el niño. Si le arrebatamos el
lugar de juego al pie de su casa y se lo devolvemos, quizá cien veces mejor y más
grande, a un kilómetro de distancia, en realidad se lo hemos robado” (Tonucci, 1997,
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ciudadano en conjunto con la sociedad (Borja, 2003). En ese sentido, se entiende que
los centros escolares son espacios para la integración de los niños con la ciudad. Sin
embargo, en la actualidad es muy poco común ver niños que realmente se desplacen
libremente en su ciudad y sus espacios públicos, evidentemente esto incluye también el
entorno urbano de los centros escolares.
“La desaparición de los niños de las calles afecta mucho a la ciudad; la ciudad sin niños
es peor. Si los niños están en casa o en los colegios y no los encontramos por la calle,
en las aceras, en las plazas, nos sentimos libres de comportarnos como queramos, de
ocupar todos los espacios, de usar sin criterio los medios de transporte privados, de
contaminar el aire, de producir un ruido insoportable y de estropear los monumentos, y
así la ciudad se hace más insegura" (Tonucci, 2009, 154)
“El proyecto busca contribuir a recuperar el espacio público como lugar de relación, de
juego, de aprendizaje, de experiencia y de convivencia. La pérdida de este espacio ha
privado a la infancia del lugar de aprendizaje por excelencia, la calle. La presencia de
niños y niñas en el espacio público genera confianza y seguridad lo que redunda en una
percepción de seguridad colectiva que permite la reapropiación del espacio público por
parte de la ciudadanía” (Avellaneda, 2015, 2)
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espacio accesible a los escolares, y que a su vez, al permitir un libre desplazamiento,
generen un vínculo de aprendizaje y apropiación con el espacio público. Es así que, el
caminar o usar bicicleta para ir al colegio se establecen como indicadores en el
conocimiento de si un espacio es seguro para los escolares.
Imagen 1. Viñeta del establecimiento del camino escolar. Fuente: La ciudad de los niños (1997)
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“El proyecto educativo no lo puede generar solo la escuela, sino el conjunto de la
sociedad. Porque finalmente se de lo que se trata es de hacer posible es que cada uno
construya un proyecto de vida con sentido. Y el sentido no lo puede proporcionar la
escuela aislada del resto” (Borja, 2003, 237)
Imagen 2. Viñeta referida al pedido de una escuela alternativa. Fuente: La ciudad de los niños (1997)
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necesidades del niño, y es que los niños y las niñas entre 0 y 14 años ya que estos
constituyen aproximadamente el 30% del conjunto de la población; pero, sobre todo,
porque las actuaciones que se encaminen a mejorar los espacios públicos para los
menores, son en términos prácticos mejoras de las que disfrutarán todos los ciudadanos
(Avellaneda y Galak, 2010). El niño se considera un indicador ambiental sensible: si en
una ciudad se ven niños que juegan y pasean solos, significa que la ciudad está sana;
si no es así, es que la ciudad está enferma. Y es que los niños son conscientes de las
características de su entorno urbano.
“Niños y niñas, por igual, comparten un rico conocimiento geográfico de su entorno que
incluye la comprensión de relaciones espaciales y un amplio conocimiento del entorno
ambiental y de sus recursos. Conocimientos forjados, en gran medida, en el curso de
sus juegos y trabajos en un determinado lugar” (Román y Pernas, 2009, 14)
Imagen 3. Viñeta de la calles como espacio accesible para todos. Fuente: La ciudad de los niños (1997)
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Finalmente, en base a estos enfoques, se determina que temas como la movilidad, la
pedagogía y la escala son puntos de partida para el estudio de la inseguridad en las
calles entorno a los centros escolares. Sin embargo, se deben precisar ciertos aspectos;
en el caso de la movilidad, lo importancia recae en el hecho que la calle permita el libre
desplazamiento de los escolares, determine un límite claro entre el espacio de los autos
con el de los peatones, de esta manera, son las vías peatonales y sus características
quienes se establecen como objeto de estudio; en el caso de la pedagogía, lo relevante
recae en la relación de los centros escolares con su entorno urbano y como es que a
partir de la características espaciales del interior se llegan a las del exterior, en este
caso, es el diseño de los límites del centro escolar los que requieren análisis; y en el
caso de la escala, se determina que el niño y sus necesidades quien debe ser usado
como parámetro en el diseño de los espacios públicos, en vista de esto, son los
itinerarios urbanos de las calles los que marcaran la pauta en el análisis. Por esto, el
problema de esta investigación radica en la determinación de los conceptos clave así
como el de sus variables que influyen directamente de la presencia o ausencia de la
inseguridad en un entorno urbano. Conceptos que establezcan las características
arquitectónicas y urbanas óptimas que garanticen la seguridad de las calles entorno a
los centros escolares.
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MARCO DE REFERENCIA
MARCO TEORICO-CONCEPTUAL
1. La calle
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Plano Pista. Referido al límite de la vereda con la pista. Espacio el cual está
compuesto por diversas capas entre objetos estáticos, referido al mobiliario urbano,
y no estáticos, como los autos y las bicicletas. Además, se pueden añadir elementos
como las áreas estacionamiento, las ciclovías, rampas, pasos peatonales y las
alamedas dependiendo del contexto urbano. Estos elementos de por si regulan o
determina la relación visual, acústica y espacial entre la vereda y la pista.
Notamos que en el Plano Suelo, se enfatiza el hecho que la vereda debe ser una
vía clara y accesible a los múltiples usuarios que la utilizan. Esto implica, en cuanto
a diseño urbano, de un entorno de libre circulación y buena orientación. Para esto,
según el manual de Planificación, diseño urbano y gestión para espacios seguros
de Politécnico Di Milano (2006) el diseño del paso peatonal debe prever un trazado
continuo, que permita la vista hacia los alrededores, evite las barreras físicas y los
espacios residuos. En ese sentido, es de vital importancia la pertinente ubicación del
mobiliario urbano o de cualquier elemento que componga la vereda fuera del paso
peatonal. Además, según Huerta (2007), la superficie del piso debe ser estable,
antideslizante y libre de rugosidades. En consecuencia, el piso no debe presentar
ningún tipo de pavimento roto o fuera de lugar. De esta manera, en el caso de los
centros escolares, la capacidad de los escolares y no escolares de poder entender
de manera inmediata la organización, la estructura y recorrido de una calle resulta
en la percepción de seguridad (Gelh, 2010).
En vista de esto, se establece un valor cuantitativo para que una ruta sea
considerada accesible, es importante aclarar que el ancho de 1.20 m no es la medida
del ancho de la vereda, sino del paso libre para la circulación peatonal. A su vez,
este paso libre debe cumplirse en todos los itinerarios urbanos, es decir, los espacios
de paso que permitan continuidad, relación y acceso a los diferentes espacios de
uso público y edificaciones del entorno, como los ya mencionados cruces, rampas y
pasos peatonales. Es debido a esto que Burden (2013) ubica el mobiliario urbano
fuera del este plano, en lo que resulta en una vía limpia y libre de cualquier tipo de
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obstáculo o barrera arquitectónica. En consecuencia, los escolares no tendrían
mayores dificultades para su libre desplazamiento por las veredas.
En cuanto al Plano Pista, se conforma como el espacio que limita la vereda con la
pista, en vista de eso, se divide el plano en dos zonas, el de la vereda y de la pista.
En la zona de la vereda, Burden (2013) ubica el mobiliario urbano, el cual permite
un espacio filtro capaz de entablar una relación más amable entre el peatón y el
auto, capaz de generar una experiencia más íntima y segura en la vereda, sin
embargo, esta deber ser densifica de manera que no impida el contacto visual con
la vereda opuesta. Evidentemente, no podemos dejar de lado la participación del
auto en la calle, y es que en estos últimos años, se admite con demasiada facilidad
la inevitable sustitución de las calles por vías más o menos rápidas (Borja, 2003). Si
hablamos de movilidad urbana, es un hecho que el auto es el que mayor
protagonismo ha ganado a través de los años, por esto, resulta vital el conformar
este espacio como uno capaz de relacionar de manera segura la circulación
peatonal y la vehicular. En ese sentido, en la zona de la pista, los cruces peatonales,
las rampas y los postes de señalización cumplen un importante papel en la seguridad
urbana. Huerta (2007) establece que los cruces peatonales deben estar libres de
obstáculos, y los desniveles de la vereda y la pista deben salvarse con rampas, estos
deberían coincidir en ubicación con el paseo peatonal al menos en un tramo, según
Espacios urbanos seguros del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile (2003),
se debe considerar el traslado de todo tipo de elemento permanente o no
permanente en un radio de 20 metros desde el cruce de calles, a fin de dotar a estas
esquinas de puntos de alta visibilidad y accesibilidad. Estos se refieren a paletas
publicitarias, kioscos, carros ambulantes, mobiliario urbano, teléfonos públicos,
entre otros. Se recomienda instalar señalética que delimite el área exclusivamente
peatonal y refuerce el control social por parte de la población, en el caso de los
centros escolares, son las intersecciones de las calles donde el flujo por parte de los
escolares es de gran incidencia en determinados horarios, en ese sentido, he de
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tomarse en consideración la buena articulación de la estructura urbana, lo cual
posibilita una calle mejor conectada y más fluida.
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“Tener una clara estructura urbana, que nos indique con certeza cómo movernos en
la ciudad, es otra forma de mejorar nuestra sensación de seguridad. Es una señal
confiable, referida a la calidad urbana, el hecho de que podamos rápidamente
encontrar nuestro destino sin tener que recurrir a desvíos importantes, ya que una
estructura urbana clara no requiere de grandes dimensiones ni de caminos rectos
que vayan de destino a destino” (Gelh, 2010, 101)
“La accesibilidad urbana está referida a las condiciones de acceso que presenta la
infraestructura urbana para facilitar la movilidad y el desplazamiento autónomo de
las personas por las calles y espacios públicos, propiciando su integración y la
equiparación de oportunidades para el desarrollo de sus actividades cotidianas, en
condiciones de igualdad y seguridad” (Huerta, 2007, 59)
Imagen 7. Viñeta de la calles como espacio accesible para los niños. Fuente: La ciudad de los niños (1997)
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Entonces, para que la calle como espacio físico contempla un entorno urbano seguro
debe caracterizarse por tener una accesibilidad óptima para los múltiples usuarios,
esto implica una adecuada articulación de la estructura urbana (pasos peatonales
continuos, cruces peatonales sin obstáculos, rampas y mobiliario urbano bien
ubicado) y una correcta señalización (señales informativas del centro escolar,
señales informativas de circulación escolar, señales informativas de transito). De
esta manera, se posibilita en una mayor fluidez y mejor orientación por parte de los
múltiples usuarios en un determinado lugar. Sin embargo, el entendimiento de la
calle como espacio físico se limita a cuestiones de movilidad urbana o de circulación,
sin abarcar temas como el de las actividades en el entorno urbano. Para esto, es
necesario abarcar el estudio de la calle a partir de su concepto como espacio social.
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2.2 La calle como espacio social
Las calles, entendidas como espacio social, son más que vías que sirven para la
circulación, las calles le dan vitalidad a la ciudad. Las calles representan aquellos
espacios donde los ciudadanos interactúan y conviven como sociedad, donde se
puede dar relaciones sociales de diversa índole, haciendo que adquiera un carácter
multifuncional. De esta manera, se define la calle como elemento articulador de
tejidos en la ciudad con un carácter multidimensional. Esto se debe a que son las
calles los principales espacios públicos de la ciudad (Jacobs, 1961). Y es como tal,
que posibilita la realización de diversos tipos de actividades. Para Gelh (2006) estás
se dividen en tres categorías:
Imagen 8. Grafico basado en La Humanización del espacio urbano, Jan Gelh (2006)
Actividades necesarias. Referidas a las que uno hace de manera más o menos
obligatorias, como por ejemplo, ir al colegio, al mercado, a la bodega, a la
universidad. Este tipo de actividades están relacionadas a las tareas cotidianas y al
caminar, por lo que están poco o nada condicionadas por el entorno físico.
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Actividades sociales. Son resultantes, ocurren como consecuencia de las dos
anteriores, ya que se dan en el encuentro de personas. Estas pueden ir desde las
más pasivas como mirar pasar a las personas o escuchar, hasta las más activas
como conversar o realizar algún tipo de contacto. Socializar no es una consecuencia
directa del entorno físico, pero sí de que las personas permanezcan más tiempo en
la calle. Cuánto más tiempo pasan las personas en el exterior, con mayor frecuencia
se encuentran y tienen más tendencia a socializar. El tiempo de permanencia en
cambio, si está directamente relacionado a la calidad del espacio público.
En base a esta clasificación, nos resulta fácil darnos cuenta que la calle, no solo es
un espacio para la realización de determinadas actividades relacionadas con el vivir
diario, como es el caso de ir a los centros escolares, sino también las que se dan de
manera espontánea o aleatoria en la necesidad del ser humano por socializar, en
efecto, esto ya lo sabíamos, sin embargo, algo que se menciona de manera enfática
es que la realización de estas no solo depende de la presencia de ciertos elementos
físicos, sino también de la calidad y el estado en la cual estos se encuentran. En ese
sentido, nos interesa la calidad física de los espacios públicos el cual garantice la
mayor cantidad de actividades opcionales y sociales por parte de los múltiples
usuarios presentes entorno a un centro escolar. Según Rueda (2002) esta se
determina a partir de cinco condiciones favorables para el bienestar fisiológico, físico
y sicológico de las personas que usen el espacio:
La ergonomía. Al pensar en flujos, se debe procurar vías que garanticen el paso sin
fricciones de los peatones. Pensado desde el punto de vista de permanencias. Se
deben pensar en espacios para reposar cada cierto tramo de un recorrido, con una
escala acorde al peatón y la cantidad de gente que se recibe.
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La activación. Se refiere al atractivo a través de la localización de actividades densas
en conocimiento y cercanía de actividades de proximidad con el objetivo de propiciar
vida comunitaria de barrio.
“Para generar una diversidad de usos en las calles y distritos de una ciudad ha de
cumplir más de dos funciones primarias. Estas han de garantizar la presencia de
personas que salen de sus hogares en horarios diferentes y que están allí con fines
distintos, pero capaces de usar muchos equipamientos en común” (Jacobs, 1961,
182)
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Ahora, con respecto al estado del espacio público, su mantenimiento se torna en
parte importante para la seguridad urbana. Según el manual de Planificación, diseño
urbano y gestión para espacios seguros de Politécnico Di Milano (2006) una buena
gestión del mantenimiento facilita la eliminación de aquellos elementos que
desvalorizan un espacio (deterioro del mobiliario urbano, arboles mal
acondicionados, suciedad) y que representan una fuente de alarma para los
usuarios y de fomento para las conductas criminales o vandálicas. En ese sentido,
según Espacios urbanos seguros del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile
(2003), los árboles y la vegetación son elementos que colaboran en elevar la calidad
de vida del peatón, ya que mejora las condiciones ambientales del espacio donde
se encuentra. Un lugar agradable infunde respeto, aumenta el sentimiento de
pertenencia y la responsabilidad cívica de los usuarios, inhibe los comportamientos
negativos. Para engendrar sentimientos y actitudes de este tipo, es por lo tanto más
importante crear espacios agradables y aprovechables para las personas, que
reflejen el sentido común, antes que ir en busca de un sentido estético abstracto. Es
poco razonable considerar un ámbito urbano seguro en su dimensión espacial si
este no refleja un estado de cuidado o preocupación por su imagen (Wilson y Kelling,
1966). Para esto, la altura de un tronco despejado debería estar entre los 2.20 y
2.5m como mínimo, con tal que permita campos visuales despejados de una
persona y optimice los niveles de iluminación de la calle. En relación a la disposición
de follaje y especies arbustivas, esta no debe sobrepasar los 60 cm de altura.
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2. Los centros escolares
En base a estos puntos, los centros escolares se plantean como un espacio seguro
y protector de los agentes externos, lo que posibilitaría un marco más autónomo el
cual pueda centrase en el aprendizaje. Sin embargo, la escuela cerrada y protectora
no debería generar falsas ilusiones con respecto que así se suprimirá la inseguridad,
se eliminara la indisciplina, se motivara para el estudio y se recuperara un proyecto
educativo que de sentido al periodo escolar (Borja, 2003). Es por esto que Tonucci
(1997) establece la naturaleza de la “Escuela tradicional” como una estructura
absolutamente ajena a la vida social. Donde el aula es un espacio abstracto que se
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repite exactamente con la misma forma una infinidad de veces y que lo raro es que,
en ella, con el mismo mobiliario y con los mismos instrumentos, los alumnos se
quedan horas y horas sentadas haciendo lengua, matemáticas, arte, música, etc.
Plantea una escuela hecha de espacios fuertemente significativos en la que los
alumnos reconozcan las materias por medio de su ambientación. Además, fomenta
a los escolares a vivir una experiencia verdadera y con autonomía fuera de los
centros escolares, es decir, en las calles. Y es que a partir de esta que se ha
replanteado la discusión de la “escuela-fortaleza” o “escuela-plaza pública” (Borja,
2003). Entonces, entrando ya al ámbito de la calle, nos enfocamos en el último plano
que nos interesa de la clasificación de Burden (2013):
Borde duro. Las plantas sobre la vereda se encuentran cerradas y los peatones
deben recorrer grandes distancias frente a muros ciegos, de frentes vidriados
oscuros o mampostería. Se cuentan pocas puertas y hay pocas oportunidades para
entrar en contacto con experiencias significativas, con lo cual no habría razón para
caminar por esta zona salvo por una actividad necesaria.
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Borde blando. Con fachadas transparentes y ventanales grandes, que cuentan con
una oferta cuantiosa y variada de elementos. En este escenario hay mucho por ver
y por tocar, donde sobran las razones para pasear de forma lenta y detenerse a
mirar. Aumenta la posibilidad que se use la calle para actividades opcionales y
sociales.
Entonces, el nivel de vitalidad de una calle depende del tipo de borde urbano, en
ese sentido, la fachada cumple un papel fundamental. Según lo analizado, la
“Escuela tradicional” se caracteriza por tener centros escolares del tipo “escuela-
fortaleza” (Borja, 2003), que partiendo del interior del recinto hacia el exterior, se
desvinculan tanto física como socialmente de su entorno urbano. Es muy común ver
hoy en día como los centros escolares limitan su reciento por medio de altos y largos
muros opacos, que dependiendo de su escala, dejan una imagen fría y monótona
en la ciudad. Lo cual limita la vigilancia natural tanto del exterior hacia el interior del
centro escolar como del interior del centro escolar hacia el exterior. En ese sentido,
los escolares no se percatan de lo que sucede en la calle, no hasta que salgan del
recinto. Y es que según el manual de Planificación, diseño urbano y gestión para
espacios seguros de Politécnico Di Milano (2006), la visibilidad permite que las
personas vean su propio entorno, pero también permite que sean vistas mientras
utilizan el espacio público, lo cual determina el máximo nivel posible de control
espontáneo. Bajo una óptica de seguridad, las calles deberían estar planeadas
considerando la capacidad de poder ser vistos por los edificios adyacentes, tener
claras líneas visuales, sin impedimentos a la vista o visuales cerradas (Jacobs,
1961). En ese sentido, según Gehl, para que la calle tenga vitalidad, su fachada
debe tener ciertas características:
Variedad. Un edificio debe ofrecer una gran cantidad de atractivos. Además de las
texturas y los materiales, la planta baja siempre debe contener una gran riqueza de
formas y detalles acorde a una escala.
Verticalidad. Las plantas a nivel de la vereda que cuentan con una resolución formal
con ritmo vertical dan lugar a paseos más interesantes. También aparentan ser más
bajos, en comparación con frentes donde predominan las formas y los detalles
horizontales.
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Entonces, se resalta el uso de muros más permeables y menos opacos, de distintas
formas y escalas, de materiales atractivos y duraderos, de diferentes texturas y
colores, y de elementos arquitectónicos de ritmo vertical. De esta manera, la fachada
de los centros escolares se caracterizaría por ser abierta, interactiva, interesante y
a escala lo cual posibilita un mayor control visual, una mejor experiencia peatonal y
un sentido de seguridad sobre la calle. Si bien, las características están claras, es
necesario establecer que el grado de experiencia sobre un determinado elemento
depende de la percepción de la personas. En ese sentido, según Burden (2013) las
personas perciben el espacio de dos maneras:
Dimensión vertical. El ojo humano percibe el espacio dentro de los ángulos de 50°-
55° por encima, y 70°- 80° por debajo de una línea horizontal, 50° si asumimos la
media altura de los ojos de alguien que camina por la calle, el diagrama revela que
la altura vertical más intensamente vivida por el peatón es el inferior a dos pisos de
un edificio
“Nuestra vista se ha desarrollado de modo tal que nos permite caminar sobre un
plano horizontal. No podemos observar mucho cuando miramos hacia arriba, y
cuando tratamos de mirar hacia abajo para eludir obstáculos en nuestro camino, la
situación es solo parcialmente mejor. A esto hay que sumarle que tendemos a bajar
la cabeza 10° cuando caminamos” (Gelh, 2010, 39)
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expresiones faciales, se considera esta distancia a escala de edifico, y es entre los
7m donde se establecen las experiencias más intensas, se considera esta distancia
a escala humana (Burden, 2013).
“Es importante que haya una articulación entre la fachada de la planta baja y el
remate del edificio. Esto hace que los paseos parezcan más cortos y más
interesantes. Por el contrario, si los frentes se resuelven con una preponderancia de
elementos compositivos horizontales, las distancias se sienten más y la caminata se
torna más cansadora Los edificios con un remate de ritmo vertical, ayudan a mejorar
la experiencia del peatón” (Gelh, 2010, 79)
En el caso de los ingresos, aclaremos que no todos los centros escolares tienen una
misma escala, existen centros escolares tanto de escala residencial como de escala
metropolitana, evidentemente que son los de mayor magnitud los que tienen un
mayor impacto en la ciudad, y en consecuencia, los que más interesan. En el caso
de los centros escolares de escala residencial, la gran mayoría presenta un solo
ingreso peatonal, esto en relación a su población y tamaño. Sin embargo, es común
ver centros escolares de gran escala que se caracterizan por tener uno o dos
ingresos exclusivos para el peatón. Posiblemente por una cuestión sobre control de
accesos, pese a esto, su control visual es limitado, ya que su enfoque abarca
solamente en uno o dos puntos sobre la calle. Y es que, según Gelh (2010), la mejor
manera de lograr oportunidades de intercambio entre lo público y lo privado se da
cuando a lo largo de una calle se encuentra una gran cantidad de puertas ya que
proveen mejores posibilidades de control sobre el espacio inmediato. Los espacios
que cuentan con condiciones de acceso convenientes para el tránsito peatonal
favorecen la percepción de seguridad, pues ellas permiten un tránsito continuo y
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expedito para el peatón. En ese caso, los ingresos de los centros escolares tendrían
la capacidad de tener un control visual en más puntos sobre la calle.
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Ser homogénea o uniforme, en vista que la alternancia de áreas iluminadas y
áreas oscuras puede provocar incomodidad y hacer menos visible o reconocible
el entorno.
Usar luz blanca, ya que no distorsiona los colores y permite mayor nitidez de las
formas, principalmente facciones de rostros e identificación de los colores reales.
Que dirijan exclusivamente la luz al suelo, focalizada a 45° hacia el suelo, lo que
permite distinguir nítidamente los elementos existentes.
Entonces, para que un centro escolar contempla un entorno urbano seguro debe
caracterizarse por tener una buena visibilidad por parte múltiples usuarios, esto
implica una fachada transparente (permeabilidad, porosidad), variada (formas,
materiales, texturas, colores) y vertical (elementos de ritmo vertical). Además, de
varios ingresos y una buena iluminación. De esta manera, se posibilita en una mejor
permeabilidad e interactividad del centro escolar con la calle y en el uso del
mobiliario urbano ya sea de día o de noche. Ahora, en vista de la claridad de las
condicionantes que determinan si las características arquitectónicas de los límites
del centro escolar generan seguridad o no, se es necesario abordar las específicas
del usuario de interés de este estudio, el escolar. Y es que la calle entorno a los
centros escolares termina siendo parte del imaginario común de los niños, ya sea
como un espacio de circulación o de permanencia. En vista de esto, se abordara al
niño como punto de referencia en el siguiente análisis.
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2.2 Los centros escolares y el niño
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Imagen 10. Viñeta de la calles como espacio accesible para los niños. Fuente: La ciudad de los niños (1997)
Es necesario, por ello, mirar el entorno con ojos de niño para poder modificarlo a la
medida y de acuerdo con las necesidades de este colectivo, asegurando así que las
mejoras repercuta en toda la ciudadanía. Es importante implicar a los niños y a los
jóvenes en un rol mucho más protagónico, que los involucre como los autores de su
propia ciudad. La intención es generar un sentimiento de pertenencia, de respon-
sabilidad y de ciudadanía (Avellaneda y Galak, 2010). Los niños, se diferencian de
los peatones adultos en un aspecto bastante significativo. Para ellos, desplazarse
no significa solo ir de un lugar a otro, lo que les importa no es llegar cuanto antes al
destino deseado; todo lo contrario, para los niños, los desplazamientos constituyen
un momento de exploración del entorno y significan una fuente de conocimiento de
la realidad que los rodea. Pero, esta forma de disfrutar del espacio público solo es
posible, en gran medida, si no tienen que supeditarse a las necesidades y a los
deseos de los adultos que los acompañan. (Román y Pernas, 2009). Entonces, el
desplazamiento repercute en el entendimiento del entorno urbano de los niños.
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escala en la ciudad. La escala de los 5 km por hora cuenta con espacios chicos,
pequeños carteles, numerosos detalles y mucha gente. La escala de los 60 km por
hora, por su parte, necesita espacios y señalética grande, y no tiene detalles. A esa
velocidad, es imposible ver ni detalles ni personas (Gelh, 2010).
Entre las principales características del niño encontramos su campo visual de 70°
en la línea horizontal, este es reducido a diferencia del adulto que presenta uno de
180°. Esto implica que el niño necesita de una calle organizada, bajo ámbito
informativo compuesto por postes de señalización, paneles de información,
semáforos, líneas cebras debidamente ubicados y articulados de manera estratégica
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con la finalidad que el niño tenga la capacidad de orientarse adecuadamente. Otra
característica es su baja estatura, se estima que su altura que esta entre 1.15m y
1.55m, esta provoca que muchos de los obstáculos presentes en las calles como los
autos les obstruyan la vista o en todo caso los esconda, hay que tener en cuenta
que los niños muy a menudo confunden el poder ver con el ser vistos. En ese
sentido, las calles entorno a los centros escolares no deben caracterizarse por estar
atestado de autos estacionados de manera permanente a lo largo de la calle, sino
que estos deben de establecerse a partir de un uso temporal y organizado que
permita una adecuada visibilidad (García, 2009). Otra característica es que tardan 3
a 4 segundos en percibir un objeto en movimiento, en base a esto, saber si un auto
está detenido o en movimiento requiere de un espacio de tiempo en el cual el niño
tenga la plena seguridad de saber lo realmente sucede. Otra característica es que
confunden altura con alejamiento, por lo cual un auto pequeño muy próximo les
parece tan distante como un camión que está lejos. Una última característica es que
no determinan con precesión el origen de los sonidos (Avellaneda y Galak, 2010).
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los amigos a los espacios públicos de la ciudad, también los ancianos, los
discapacitados y todos los ciudadanos podrán vivir de nuevo la experiencia del
paseo y del encuentro. Para conseguirlo, hay que dar la vuelta a la jerarquía. En vez
de intentar mejorar el tráfico, garanticemos primero la movilidad de los peatones.
Imagen 11. Viñeta de niños dirigiéndose solos al colegio. Fuente: La ciudad de los niños (1997)
| 34
Entonces, para que un centro escolar contempla un entorno urbano seguro debe
caracterizarse por ser accesible para los niños, esto implica la posibilidad de un
desplazamiento a una velocidad de 5km/h lejos de la obstrucción de los autos, una
estructura urbana articulada y una buena señalización, lo que permite al niño en el
vivir de experiencias de exploración y la asimilación del ámbito que lo rodea.
Además, genera en el aumento de su confianza y autonomía. De esta manera, se
puede concluir que la percepción de seguridad en las calles entorno a los centros
escolares depende de su grado de visibilidad (fachada, ingresos, iluminación) y
accesibilidad (articulación, señalización).
| 35
| 36
MARCO NORMATIVO
| 37
2. Normas técnicas para el diseño de locales de educación básica regular
| 38
acomodar entre 4 a 6 personas una al lado de la otra (hora pico de mayor
demanda) entre 1.50m y 2.40m. En cuanto a las rampas, se establece un ancho
mínimo de 0.90m. Entonces, en base a un marco de accesibilidad se establecen
parámetros de dimensionamiento de manera responda a la intensidad de flujos.
A esto se le añade aspectos como la iluminación y señalización.
| 39
| 40
CASO DE ESTUDIO
Imagen 12. Plano del colegio Juan XXIII. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San Miguel
| 41
Colegio Emblemático Bartolomé Herrera
Imagen 13. Plano del colegio Bartolomé Herrera. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San
Miguel
| 42
HIPOTESIS
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OBJETIVOS
Objetivo general
Objetivos específicos
Identificar las variables que deben ser consideradas en el diseño de las veredas
y cruces peatonales entorno a un centro escolar en la necesidad de generar una
buena circulación, fluidez y orientación en la calle.
Identificar las variables que resultan en el uso de la calle como espacio público
entorno a un centro escolar en la necesidad de generar una buena apropiación
por parte de los múltiples usuarios, entre escolares y no escolares, para la
realización de diferentes tipos de actividades.
| 44
VARIABLES
Dependiente
Independiente
Condiciones
Transparencia: Para el control visual interior-exterior y viceversa.
Variedad: Para el ver y experimentar situaciones de interés.
Verticalidad: Para la escala peatonal.
Condiciones
Dimensionamiento: Para la intensidad de flujo peatonal.
Articulación: Para el libre desplazamiento de los usuarios en la aceras y
cruces peatonales.
Señalización: Para la orientación de los usuarios.
Condiciones
Ergonomía: Para el uso y permanencia de los usuarios.
Activación: Para el control espontaneo.
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METODOLOGIA
VARIABLES METODOLOGIAS
La percepción de Sondeo Entrevista a los escolares acorde al
inseguridad de las calles tema de la inseguridad y su relación
entorno a los centros con aspectos como la fachada, los
INSEGURIDAD
DEPENDIENTE
ACCESIBILIDAD
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ANALISIS DEL CASO
Imagen 14. Plano del colegio Juan XXIII. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San Miguel
Para el análisis de la visibilidad se tomara como punto de visión la altura de los ojos de
un niño (1.35m) en base a la estimación de su altura promedio (1.45m). A su vez, un
ángulo de 30° sobre, y de 25° bajo de la línea horizontal. También, se establecerá un
rango no mayor a 7m como límite perceptual. De esta manera, se proyectara en la
fachada un plano virtual, el cual se establecerá como el área a analizar.
| 47
Fachada Este
Imagen 15. Jirón Mariscal Ramón Castilla. Longitud total aproximada de 210m. Fotografía del autor
Imagen 16. Corte del jirón Mariscal Ramón Castilla. Visibilidad del interior al exterior. Elaborado por autor
Imagen 17. Corte del jirón Mariscal Ramón Castilla. Visibilidad del exterior al interior. Elaborado por autor
| 48
Fachada Norte
Imagen 18. Jirón Caminos del Inca. Longitud total aproximada de 65m. Fotografía del autor
Imagen 19. Corte del jirón Caminos del Inca. Visibilidad del interior al exterior. Elaborado por autor
Imagen 20. Corte del jirón Caminos del Inca. Visibilidad del interior al exterior. Elaborado por autor
| 49
Cerco – Tipología 1
Transparencia
Imagen 21. Elevación de la Fachada Este y Norte. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2m. Elaborado por autor
El 100% del cerco tipo 1 de la fachada Este y Norte son muros opacos, por lo que no es
una fachada permeable.
Variedad
Imagen 22. Elevación de la Fachada Este y Norte. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2m. Elaborado por autor
Todos los planos son iguales. Todos tienen la misma materialidad, la misma textura y el
mismo color, por lo que no es una fachada variada.
Verticalidad
Imagen 23. Elevación de la Fachada Este y Norte. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2m. Elaborado por autor
El cerco de la fachada tiene una altura de 5.5m, lo cual pasa del límite de 3m, y no
presenta diversidad de elementos formales de ritmo vertical, por lo que la fachada no
tiene verticalidad.
| 50
Fachada Oeste
Imagen 24. Calle Bárbara Alcázar. Longitud total aproximada de 240m. Fotografía del autor
Imagen 25. Corte de la calle Bárbara Alcázar. Visibilidad del interior al exterior. Elaborado por autor
Imagen 26. Corte de la calle Bárbara Alcázar. Visibilidad del exterior al interior. Elaborado por autor
| 51
Cerco – Tipología 2
Transparencia
Imagen 27. Elevación de la Fachada Oeste. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2m. Elaborado por autor
El 100% del cerco tipo 2 de la fachada Oeste son muros opacos, por lo que no es una
fachada permeable.
Variedad
Imagen 28. Elevación de la Fachada Oeste. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2m. Elaborado por autor
Todos los planos son iguales. Todos tienen la misma materialidad, la misma textura y el
mismo color, por lo que no es una fachada variada.
Verticalidad
Imagen 29. Elevación de la Fachada Oeste. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2m. Elaborado por autor
El cerco de la fachada tiene una altura de 5.5m, lo cual pasa del límite de 3m, y no
presenta diversidad de elementos formales de ritmo vertical, por lo que la fachada no
tiene verticalidad.
| 52
Fachada Norte
Imagen 30. Jirón Ayacucho. Longitud total aproximada de 88m. Fotografía del autor
Imagen 31. Corte del jirón Ayacucho. Visibilidad del interior al exterior. Elaborado por autor
Imagen 32. Corte del jirón Ayacucho. Visibilidad del exterior al interior. Elaborado por autor
| 53
Cerco – Tipologia 3
Transparencia
Imagen 33. Elevación de la Fachada Sur. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2.5m. Elaborado por autor
El 100% del cerco tipo 3 de la fachada Norte son muros opacos, por lo que no es una
fachada permeable.
Variedad
Imagen 34. Elevación de la Fachada Sur. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2.5m. Elaborado por autor
Todos los planos son iguales. Todos tienen la misma materialidad, la misma textura y el
mismo color, por lo que no es una fachada variada.
Verticalidad
Imagen 35. Elevación de la Fachada Sur. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2.5m. Elaborado por autor
El cerco de la fachada tiene una altura de 5m, lo cual pasa del límite de 3m, y no presenta
diversidad de elementos formales de ritmo vertical, por lo que la fachada no tiene
verticalidad.
| 54
Ingreso Principal
Imagen 36. Ingreso principal del colegio Juan XXIII. Fotografía del autor
El ingreso principal está ubicado en la fachada Este, frente a una intersección que se
caracteriza por ser de uso intenso en determinados horarios, lo cual dificulta el libre
desplazamiento de los escolares.
Imagen 37. Elevación del ingreso principal del colegio Juan XXIII. Elaborado por el autor
Imagen 38. Planta del ingreso principal del colegio Juan XXIII. Elaborado por el autor
El ingreso principal tiene dos accesos, uno peatonal y uno vehicular, sin embargo, estos
se caracterizan por no tener una circulación diferencial, es decir, que la circulación
peatonal y vehicular se cruzan en determinados momento. Esto se debe a que la
mayoría de los escolares utiliza el acceso vehicular para ingresar y salir del centro
escolar. En vista de esto, se torna como un espacio inadecuado para el libre
desplazamiento.
| 55
Ingreso 2
Imagen 39. Ingreso 2 del colegio Juan XXIII. Fotografía del autor
El ingreso 2 está ubicado en la fachada Este, frente al parque Juan XXIII. Su uso es
exclusivamente vehicular. Además, sirve para el acceso de la administración del centro
escolar.
Imagen 40. Elevación del ingreso 2 del colegio Juan XXIII. Elaborado por el autor
Imagen 41. Planta del ingreso 2 del colegio Juan XXIII. Elaborado por el autor
| 56
Ingreso 3
Imagen 42. Ingreso 3 del colegio Juan XXIII. Fotografía del autor
El ingreso 3 está ubicado en la fachada Este, frente al parque Juan XXIII. Su uso es
exclusivamente vehicular, principalmente para el acceso de los autobuses de servicio
escolar.
Imagen 43. Elevación del ingreso 3 del colegio Juan XXIII. Elaborado por el autor
Imagen 44. Planta del ingreso 3 del colegio Juan XXIII. Elaborado por el autor
El ingreso 3 tiene un acceso, que es vehicular, sin embargo, también es usado como
acceso peatonal. Esto se debe a que el ingreso principal está alejado, por lo que los
escolares lo usan para ingresar y salir del centro escolar, debido a esto, la circulación
peatonal y vehicular se cruzan en determinados momentos. En vista de esto, se torna
como un espacio inadecuado para el libre desplazamiento.
| 57
Ingreso 4
Imagen 45. Ingreso 4 del colegio Juan XXIII. Fotografía del autor
Imagen 46. Elevación del ingreso 4 del colegio Juan XXIII. Elaborado por el autor
Imagen 47. Planta del ingreso 4 del colegio Juan XXIII. Elaborado por el autor
| 58
Resultados - Visibilidad
La fachada del centro escolar está compuesta por tres tipos de cerco, estos se
caracterizan por ser muros de gran longitud, debido a esto, a nivel peatonal, en base a
un rango de percepción de 5m, no se evidencia variedad. Además, la materialidad,
textura y color es la misma en todo el cerco perimetral. En vista de esto, no se generan
experiencias visuales atractivas, lo que resulta en la perdida de interés por parte de los
usuarios, por lo que se considera una fachada que no es variada.
Las fachadas Este, Norte y Sur se componen de cercos que presentan elementos
verticales, sin embargo, estos no establecen un contraste con la horizontalidad de la
calle, ya que, a nivel peatonal, en base a un rango de 5m, no se evidencia más de un
elemento vertical, lo que provoca que las calles se vean más horizontales y fuera de la
escala a nivel peatonal. Además, su altura oscila entre 5m y 6m, fuera del límite de 3m,
por lo que se considera una fachada que no es vertical.
| 59
ACCESIBILIDAD: CIRCULACION, FLUIDEZ Y ORIENTACION
Imagen 48. Plano del colegio Juan XXIII. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San Miguel
| 60
Vía Este
Imagen 49. Paseo peatonal del jirón Mariscal Ramón Castilla. Fotografía del autor
Dimensionamiento
Imagen 50. Corte del jirón Mariscal Ramón Castilla. Elaborado por autor
Imagen 51. Planta del jirón Mariscal Ramón Castilla. Elaborado por autor
Las veredas de la vía Este cumplen con el ancho mínimo normativo de 1.50, sin
embargo, no cumplen con el paseo libre de 1.20, ya que se evidencia la presencia de
elementos barrera tales como los postes de iluminación. En paralelo, se observa un mal
acondicionamiento de los estacionamientos, los cuales no cumplen el ancho de 3m.
| 61
Vía Oeste
Imagen 52. Paseo peatonal de la calle Bárbara Alcázar. Fotografía del autor
Dimensionamiento
Las veredas de la vía Oeste cumplen con el ancho mínimo normativo de 1.50, sin
embargo, no cumplen con el paseo libre de 1.20, ya que se evidencia la presencia de
elementos barrera tales como los postes de iluminación. En paralelo, se observa un mal
acondicionamiento de los estacionamientos, los cuales no cumplen el ancho de 3m.
| 62
Vía Norte
Imagen 55. Paseo peatonal del jirón Caminos del Inca. Fotografía del autor
Dimensionamiento
Imagen 56. Corte del jirón Caminos del Inca. Elaborado por el autor
Imagen 57. Planta del jirón Caminos del Inca. Elaborado por el autor
Las veredas de la vía Norte cumplen con el ancho mínimo normativo de 1.50 y con el
paseo libre de 1.20. En paralelo, se observa un mal acondicionamiento de los
estacionamientos, los cuales no cumplen el ancho de 3m.
| 63
Vía Sur
Imagen 58. Paseo peatonal del jirón Ayacucho. Fotografía del autor
Dimensionamiento
Las veredas de la vía Sur no cumplen con el ancho mínimo normativo de 2.40, pero si
con paseo libre de 1.20. En paralelo, se observa un mal acondicionamiento de los
estacionamientos, los cuales no cumplen el ancho de 3m.
| 64
Intersección – Jirón Ramón Castilla y Marticorena
Imagen 61. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Marticorena. Fotografía del autor
Articulación
Imagen 62. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Marticorena. Articulación. Elaborado por el autor
Imagen 63. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Marticorena. Flujos. Elaborado por el autor
| 65
Señalización
Imagen 64. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Marticorena. Campo visual. Elaborado por el autor
El campo visual parte del ingreso principal del centro escolar, momento previo al cruce
de la intersección, en lo que resulta en elementos de información fuera de vista, por lo
que se pierde la facultad de una orientación rápida, en consecuencia, los escolares
crean flujos desordenados.
Imagen 65. Señalizaciones básicas requeridas entorno a un centro escolar. Elaborado por el autor
| 66
Intersección – Jirón Ramón Castilla y Ayacucho
Imagen 66. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Ayacucho. Fotografía del autor
Articulación
Imagen 67. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Ayacucho. Articulación. Elaborado por el autor
Imagen 68. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Ayacucho. Flujos. Elaborado por el autor
La articulación de la estructura urbana es adecuada, las rampas y las líneas cebras son
continuas y coinciden con el paseo peatonal. Sin embargo, uno de los paseos
peatonales no coincide.
| 67
Señalización
Imagen 69. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Ayacucho. Campo Visual. Elaborado por el autor
El campo visual parte de una de las esquinas del centro escolar, momento previo al
cruce de la intersección, en lo que resulta en la vista de varios elementos de información,
por lo que la facultad de una orientación es rápida, en consecuencia, los escolares
mantienen un flujo hasta cierto punto ordenado.
Imagen 70. Señalizaciones básicas requeridas entorno a un centro escolar. Elaborado por el autor
| 68
Intersección – Jirón Ramón Castilla y Pedro Benvenutto
Imagen 71. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Pedro Benvenutto. Fotografía del autor
Articulación
Imagen 72. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Pedro Benvenutto. Articulación. Elaborado por el autor
Imagen 73. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Pedro Benvenutto. Flujos. Elaborado por el autor
| 69
Señalización
Imagen 74. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Pedro Benvenutto. Campo Visual. Elaborado por el autor
Imagen 75. Señalizaciones básicas requeridas entorno a un centro escolar. Elaborado por el autor
| 70
Intersección – Jirón Ramón Castilla y Caminos del Inca
Imagen 76. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Caminos del Inca. Fotografía del autor
Articulación
Imagen 77. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Caminos del Inca. Articulación. Elaborado por el autor
Imagen 78. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Caminos del Inca. Flujos. Elaborado por el autor
La articulación de la estructura urbana no es del todo adecuada, las rampas y las líneas
cebras son continuas, y coinciden en algún tramo con el paseo peatonal. Pese a esto,
existen algunos elementos barrera que perjudican la articulación.
| 71
Señalización
Imagen 79. Intersección jirón Mariscal Ramón Castilla y Caminos del Inca. Campo Visual. Elaborado por el autor
Imagen 80. Señalizaciones básicas requeridas entorno a un centro escolar. Elaborado por el autor
| 72
Resultados - Accesibilidad
La mayoría de vías cumplen con el ancho mínimo normativo de las veredas, sin
embargo, no permiten el paseo peatonal libre debido a la presencia de elementos
barrera tales como postes de iluminación y postes de alta tensión, a esto se añade la
invasión de la pista de por parte de muchos autos, esto debido al incumplimiento de la
medida normativa de estacionamientos, por lo que se considera que las vías no están
adecuadamente dimensionadas.
En la mayoría de las intersecciones, las rampas y las líneas cebras no son continuas
con el paseo peatonal, sin embargo, se debe aclarar que las líneas cebras tiene una
mínima distancia de retiro en la esquinas en vista del giro del auto, a esto se añade el
hecho que muchos de los ingresos están mal ubicados, pese a esto, al menos en algún
tramo deberían coincidir con el paseo peatonal. En vista de esto, muchos de los flujos
peatonales son desordenados, por lo que se considera que la estructura urbana no está
articulada.
| 73
TERRITORIALIDAD: APROPIACION DE LA CALLE
Imagen 81. Plano del colegio Juan XXIII. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San Miguel
| 74
Ergonomía - Iluminación
Imagen 83. Rango de incidencia del alumbrado público. Elaborado por el autor
Imagen 84. Relación distanciamiento y altura del alumbrado público. Elaborado por el autor
El alumbrado público se caracteriza por ser homogéneo, sin embargo, no está focalizada
y no es de luz blanca. Además, carece de un rango de incidencia adecuado, ya que
tiene un ángulo de 65°, lo que deja un margen de 5m en sin iluminación, esto se debe a
la mala relación de la distancia con la altura, ya que en términos ideales debería ser
como máximo de 27m, sin embargo, es de 35m. En vista de esto, se considera una mala
iluminación.
| 75
Ergonomía - Vegetación
Se observa mobiliario urbano entorno al centro escolar, como lo son los tachos de
basura, quienes incentivan al orden y la limpieza, sin embargo, se carece a bancas y
cabinas telefónicas pese a estar cerca al parque Juan XXIII.
Imagen 87. Itinerarios urbanos de confort básicos requeridos entorno a un centro escolar. Elaborado por el autor
En general, las vías se componen itinerarios urbanos tales como alumbrado público,
vegetación y tachos de basura, pese a esto, la iluminación es inadecuada y la
vegetación está mal acondicionada, a esto se añade la falta de mobiliario urbano como
bancas, cabinas telefónicas, entre otras, que generen uso del espacio.
| 76
Activación – Activadores espontáneos
Imagen 88. Plano de ubicación de los ambulantes. Elaborado por el autor en base al plano catastral de San Miguel
| 77
Activación - Activadores permanentes
Imagen 90. Plano de usos. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San Miguel
| 78
Resultados - Territorialidad
Todas las vías presentan alumbrado público, sin embargo, esta no es óptima, debido
principalmente a la mala relación distancia y altura, además no es focalizada ni de luz
blanca, debido a esto, la posibilidad de permanecer o al menos de recorrerlo es baja, a
menos que sea por obligación, por lo que se considera que las vías no están
adecuadamente iluminadas.
El entorno urbano presenta comercio ambulatorio, pero al ser temporal no genera una
activación permanente. En cuanto a los usos, estos son diversos, ya que hay 3 usos
primarios (vivienda, comercio, educativo), sin embargo, su activación es variable, ya que
no todos tienen un funcionamiento permanente, El parque Juan XXIII, presenta uso en
horas de la tarde mas no en la noche, en lo que se considera, al igual que el comercio
ambulatorio como un activador temporal. En vista de esto, se considera que el entorno
urbano es activo en horas de la tarde pero inactivo en horas de la noche.
De esta manera, en vista que el entorno urbano no presenta ergonomía ni una activación
permanente no hay apropiación de la calle. En ese sentido, se entiende que la calle no
presenta un sentido de territorialidad, lo que la conformaría como un espacio inseguro.
| 79
CASO: COLEGIO EMBLEMATICO BARTOLOME HERRERA (SAN MIGUEL)
Imagen 93. Plano del colegio Bartolomé Herrara. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San
Miguel
Para el análisis de la visibilidad se tomara como punto de visión la altura de los ojos de
un niño (1.35m) en base a la estimación de su altura promedio (1.45m). A su vez, un
ángulo de 30° sobre, y de 25° bajo de la línea horizontal. También, se establecerá un
rango no mayor a 7m como límite perceptual. De esta manera, se proyectara en la
fachada un plano virtual, el cual se establecerá como el área a analizar.
| 80
Fachada Norte
Imagen 94. Avenida La Marina. Longitud total aproximada de 290m. Fotografía del autor
Imagen 95. Corte de la avenida La Marina. Visibilidad del interior al exterior. Elaborado por autor
Imagen 96. Corte de la avenida La Marina. Visibilidad del exterior al interior. Elaborado por autor
| 81
Cerco – Tipología 1
Transparencia
Imagen 97. Elevación de la Fachada Norte. Subdivisión en planos virtuales de 5m x 2.5m. Elaborado por autor
El 80% del cerco tipo 1 de la fachada Norte es transparente, por lo que es una fachada
permeable.
Variedad
Imagen 98. Elevación de la Fachada Norte. Subdivisión en planos virtuales de 5m x 2.5m. Elaborado por autor
Todos los planos son diferentes. Todos tienen la misma materialidad, la misma textura
y pero no los mismo colores, por lo que es una fachada variada.
| 82
Verticalidad
Imagen 99. Elevación de la Fachada Norte. Subdivisión en planos virtuales de 5.1m x 2m. Elaborado por autor
| 83
Cerco – Tipología 2
Transparencia
Imagen 100. Elevación de la Fachada Norte. Subdivisión en planos virtuales de 5m x 2.5m. Elaborado por autor
El 100% del cerco tipo 2 de la fachada Norte son muros opacos, por lo que no es una
fachada permeable.
Variedad
Imagen 101. Elevación de la Fachada Norte. Subdivisión en planos virtuales de 5m x 2.5m. Elaborado por autor
Todos los planos son iguales. Todos tienen la misma materialidad, la misma textura y
los mismos colores, por lo que no es una fachada variada.
Verticalidad
Imagen 102. Elevación de la Fachada Norte. Subdivisión en planos virtuales de 5m x 2.5m. Elaborado por autor
| 84
Fachada Sur
Imagen 103. Jirón Caminos del Inca. Longitud total aproximada de 230m. Fotografía del autor
Imagen 104. Jirón Caminos del Inca. Visibilidad del interior al exterior. Fotografía del autor
Imagen 105. Jirón Caminos del Inca. Visibilidad del exterior al interior. Fotografía del autor
| 85
Fachada Este
Imagen 106. Jirón Miguel Unamuno. Longitud total aproximada de 163m. Fotografía del autor
Imagen 107. Jirón Miguel Unamuno. Visibilidad del interior al exterior. Fotografía del autor
Imagen 108. Jirón Miguel Unamuno. Visibilidad del exterior al interior. Fotografía del autor
| 86
Cerco – Tipología 3
Transparencia
Imagen 109. Elevación de la Fachada Sur y Este. Subdivisión en planos virtuales de 6.5m x 2m. Elaborado por autor
El 100% del cerco tipo 3 de las fachada Sur y Este son muros opacos, por lo que no es
una fachada permeable.
Variedad
Imagen 110. Elevación de la Fachada Sur y Este. Subdivisión en planos virtuales de 6.5m x 2m. Elaborado por autor
Todos los planos son iguales. Todos tienen la misma materialidad, la misma textura y
los mismos colores, por lo que no es una fachada variada.
Verticalidad
Imagen 111. Elevación de la Fachada Sur y Este. Subdivisión en planos virtuales de 6.5m x 2m. Elaborado por autor
| 87
Fachada Oeste
Imagen 112. Jirón Jorge Castro. Longitud total aproximada de 65m. Fotografía del autor
Imagen 113. Jirón Jorge Castro. Visibilidad del interior al exterior. Fotografía del autor
Imagen 114. Jirón Jorge Castro. Visibilidad del exterior al interior. Fotografía del autor
| 88
Cerco – Tipología 4
Transparencia
Imagen 109. Elevación de la Fachada Oeste. Subdivisión en planos virtuales de 6.5m x 2m. Elaborado por autor
El 100% del cerco tipo 4 de la fachada Oeste son muros opacos, por lo que no es una
fachada permeable.
Variedad
Imagen 110. Elevación de la Fachada Oeste. Subdivisión en planos virtuales de 6.5m x 2m. Elaborado por autor
Todos los planos son iguales. Todos tienen la misma materialidad, la misma textura y
los mismos colores, por lo que no es una fachada variada.
Verticalidad
Imagen 111. Elevación de la Fachada Oeste. Subdivisión en planos virtuales de 6.5m x 2m. Elaborado por autor
El cerco de la fachada tiene una altura de 5.5m, lo cual pasa del límite de 3m, y no
presenta diversidad de elementos formales de ritmo vertical, por lo que la fachada no
tiene verticalidad.
| 89
Ingreso Principal
Imagen 112. Ingreso principal del colegio Bartolomé Herrera. Fotografía del autor
Imagen 112. Elevación del ingreso principal del colegio Bartolomé Herrera. Elaborado por el autor
El ingreso principal se caracteriza por ser trasparente, lo que posibilita un control visual
adecuado. Debido a esto, no es necesario que el ingreso este abierto.
Imagen 113. Planta del ingreso principal del colegio Bartolomé Herrera. Elaborado por el autor
| 90
Ingreso 2
Imagen 114. Ingreso 2 del colegio Bartolomé Herrera. Fotografía del autor
Imagen 115. Elevación del ingreso 2 del colegio Bartolomé Herrera. Fotografía del autor
Imagen 116. Planta del ingreso 2 del colegio Bartolomé Herrera. Fotografía del autor
El ingreso 2 es de uso peatonal, pero también se usó vehicular, sin embargo, este solo
es usado permite su ingreso si es necesario (visitantes, mantenimiento).Pero, en efecto,
podría haber cruces de flujos, lo que en términos de seguridad es inadecuado.
| 91
Ingreso 3
Imagen 117. Ingreso 3 del colegio Bartolomé Herrera. Fotografía del autor
Imagen 118. Elevación del ingreso 3 del colegio Bartolomé Herrera. Fotografía del autor
Imagen 119. Planta del ingreso 3 del colegio Bartolomé Herrera. Fotografía del autor
| 92
Resultados - Visibilidad
La fachada del centro escolar está compuesta por cuatro tipos de cerco, la mayoría de
ellos se caracterizan por ser de gran longitud, debido a esto, a nivel peatonal, en base
a un rango de percepción de no mayor de 7m, no se evidencia variedad. Sin embargo,
el cerco tipo 1 si presenta una serie de visuales diferentes a medida que se recorre, lo
que lo consolida como u espacio interactivo, pese a esto, no es de gran longitud.
Además, la materialidad, textura y color es la misma en todo el cerco perimetral. En vista
de esto, no se generan experiencias visuales atractivas, lo que resulta en la perdida de
interés por parte de los usuarios, por lo que se considera una fachada que no es variada.
Las fachada Norte se componen de cercos que presentan elementos verticales, sin
embargo, el de mejor resolución no es de gran longitud, por lo que no establece un
contraste con la horizontalidad de la calle, ya que, a nivel peatonal, en base a un rango
no mayor a 7m no se evidencia más elementos verticales, lo que provoca que la calle
se vea más horizontal y fuera de la escala a nivel peatonal. En cuanto a la fachada Sur
y Este, si se componen de una variedad de elementos verticales cada 3m, lo que les da
una resolución vertical pese a su horizontalidad.
| 93
ACCESIBILIDAD: CIRCULACION, FLUIDEZ Y ORIENTACION
Imagen 120. Plano del colegio Bartolomé Herrera. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San
Miguel
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Vía Norte
Dimensionamiento
Las veredas de la vía Norte cumplen con el ancho mínimo normativo de 2.40 y con el
paseo libre de 1.20. Presenta un retiro de 3m que se compone de una valla de seguridad
y un borde vegetal, el cual se considera como un espacio filtro con la pista. A su vez,
presenta un paradero de autobuses, el cual está no provoca ningún tipo de alteración
de flujos o aglomeración.
| 95
Vía Este
Imagen 124. Paseo peatonal del jirón Miguel Unamuno. Fotografía del autor
Dimensionamiento
Imagen 125. Corte del jirón Miguel Unamuno. Elaborado por autor
Imagen 126. Planta del jirón Miguel Unamuno. Elaborado por autor
Las veredas de la vía Este cumplen con el ancho mínimo normativo de 1.50, sin
embargo, no cumplen con el paseo libre de 1.20, ya que se evidencia la presencia de
elementos barrera tales como los postes de iluminación. Presenta un retiro de 1.50 que
se compone de un borde vegetal, el cual se considera como un espacio filtro con la pista.
Hay que añadir que se acondiciono un paradero de moto taxis, el cual no provoca ningún
tipo de alteración de flujos o aglomeración.
| 96
Vía Sur
Imagen 127. Paseo peatonal del jirón Caminos del Inca. Fotografía del autor
Dimensionamiento
Imagen 128. Corte del jirón Caminos del Inca. Elaborado por autor
Imagen 129. Planta del jirón Caminos del Inca. Elaborado por autor
Las veredas de la vía Sur no cumplen con el ancho mínimo normativo de 1.50 ni el paseo
libre de 1.20, a esto se añade la presencia de elementos barrera tales como los postes
de iluminación.
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Vía Oeste
Imagen 130. Paseo peatonal del jirón Jorge Castro. Fotografía del autor
Dimensionamiento
Imagen 131. Corte del jirón Jorge Castro. Elaborado por autor
Imagen 132. Planta del jirón Jorge Castro. Elaborado por autor
Las veredas de la vía Este cumplen con el ancho mínimo normativo de 1.50, sin
embargo, no cumplen con el paseo libre de 1.20, ya que se evidencia la presencia de
elementos barrera tales como los postes de iluminación. Presenta un retiro de 1.50 que
se compone de un borde vegetal, el cual se considera como un espacio filtro con la pista.
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Intersección – Avenida la Marina y Miguel Unamuno
Imagen 133. Intersección avenida La Marina y Miguel Unamuno. Fotografía del autor
Articulación
Imagen 134. Intersección avenida La Marina y Miguel Unamuno. Articulación. Elaborado por el autor
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Imagen 135. Intersección avenida La Marina y Miguel Unamuno. Flujos. Elaborado por el autor
La articulación de la estructura urbana no es del todo adecuada, las rampas y las líneas
cebras son continuas pero no todas coinciden con el paseo peatonal. Además, existen
algunos elementos barrera como postes de iluminación, postes de alta tensión, cabinas
telefónicas, entre otras, que perjudican la articulación. En algunos puntos es flujo se ve
forzado, sin embargo, se observa una rápida adaptación.
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Señalización
Imagen 136. Intersección avenida La Marina y Miguel Unamuno. Campo Visual. Elaborado por el autor
El primer campo visual parte de una de las esquinas de la intersección, momento previo
al desplazamiento hacia el centro escolar, en lo que resulta en la vista de varios
elementos de información, por lo que la facultad de una orientación es rápida. Sin
embargo, este punto no establece límites claros entre la vereda con la pista.
El segundo campo visual parte de una de las esquinas del centro escolar, momento
previo al cruce de la intersección, en lo que resulta en la vista de varios elementos de
información, por lo que la facultad de una orientación es rápida, en consecuencia, los
escolares mantienen un flujo hasta cierto punto ordenado. Pese a esto, debido a la
presencia de elementos barrera, podría perjudicarle la visibilidad.
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Imagen 137. Señalizaciones básicas requeridas entorno a un centro escolar. Elaborado por el autor
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Intersección – Jirón Miguel Unamuno y Caminos del Inca
Imagen 138. Intersección jirón Miguel Unamuno y Caminos del Inca. Fotografía del autor
Articulación
Imagen 139. Intersección jirón Miguel Unamuno y Caminos del Inca. Articulación. Elaborado por el autor
Imagen 140. Intersección jirón Miguel Unamuno y Caminos del Inca. Flujos. Elaborado por el autor
La articulación de la estructura urbana no es del todo adecuada, las rampas y las líneas
cebras son continuas, pero no todas coinciden con el paseo peatonal. Además, existen
algunos elementos barrera que perjudican la articulación.
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Señalización
Imagen 141. Intersección jirón Miguel Unamuno y Caminos del Inca. Campo Visual. Elaborado por el autor
El campo visual parte de una de las esquinas del centro escolar, momento previo al
cruce de la intersección, en lo que resulta en la vista de varios elementos de información,
por lo que la facultad de una orientación es inmediata, sin embargo, se hace falta de
una línea cebra en uno de los cruces peatonales, por lo que los escolares no tienen un
punto de referencia adecuado para su desplazamiento.
Imagen 142. Señalizaciones básicas requeridas entorno a un centro escolar. Elaborado por el autor
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Resultados - Accesibilidad
La mayoría de vías cumplen con el ancho mínimo normativo de las veredas, sin
embargo, no permiten el paseo peatonal libre debido a la presencia de elementos
barrera tales como postes de iluminación y postes de alta tensión, en especial la vía sur,
que apenas de un paseo libre de 0.70m, sin embargo, algo a rescatar es que la mayoría
presenta un borde de vegetación como espacio filtro y protector del paseo peatonal,
pese a esto, se considera que las vías no están adecuadamente dimensionadas.
En la mayoría de las intersecciones, las rampas y las líneas cebras no son continuas
con el paseo peatonal, sin embargo, se debe aclarar que las líneas cebras tiene una
mínima distancia de retiro en la esquinas en vista del giro del auto, pese a esto, al menos
en algún tramo deberían coincidir con el paseo peatonal. En vista de esto, hay flujos
peatonales que se ven forzados a hacer recorridos desordenados, además, presenta
muchos elementos barrera en las esquinas, por lo que se considera que la estructura
urbana no está articulada. Pese a esto, se observa que los escolares se adaptan
rápidamente a las circunstancias, y mantienen un ritmo de circulación hasta cierto punto
fluida.
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TERRITORIALIDAD: APROPIACION DE LA CALLE
Imagen 143. Plano del colegio Bartolomé Herrera. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San
Miguel
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Ergonomía - Iluminación
Imagen 145. Rango de incidencia del alumbrado público. Elaborado por el autor
Imagen 146. Relación distanciamiento y altura del alumbrado público. Elaborado por el autor
El alumbrado público tipo 1 se caracteriza por ser homogéneo, sin embargo, no está
focalizada y no es de luz blanca. Pero, su rango de incidencia es adecuado, al tener un
ángulo de incidencia de 65°, no deja un margen sin iluminación, esto se debe a la
adecuada relación de la distancia con la altura. En vista de esto, se considera una
iluminación aceptable.
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Alumbrado público - Tipología 2
Imagen 147. Rango de incidencia del alumbrado público. Elaborado por el autor
Imagen 148. Relación distanciamiento y altura del alumbrado público. Elaborado por el autor
El alumbrado público tipo 2 se caracteriza por ser homogéneo, sin embargo, no está
focalizada, no es de luz blanca. Además, carece de un rango de incidencia adecuado,
en vista de tener un ángulo de incidencia de 65°, se deja un margen de 5m sin
iluminación, esto se debe a la mala relación de la distancia con la altura, ya que en
términos ideales debería ser como máximo de 27m, sin embargo, es de 35m. En vista
de esto, se considera una mala iluminación.
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Ergonomía - Vegetación
Se observa mobiliario urbano entorno al centro escolar, como lo son los tachos de
basura, quienes incentivan al orden y la limpieza, cabinas telefónicas, que son vías
para reales para el llamado de emergencia y un paradero de autobuses, el cual es un
importante punto de concentración de personas en diversos horarios.
Imagen 151. Itinerarios urbanos de confort básicos requeridos entorno a un centro escolar. Elaborado por el autor
En general, las vías se componen itinerarios urbanos tales como alumbrado público,
vegetación, tachos de basura, cabinas telefónicas y paraderos, pese a esto, la
iluminación es inadecuada y la vegetación está mal acondicionada, pese a esto, se
observa uso del espacio en determinados momentos.
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Activación – Activadores espontáneos
Imagen 152. Plano de ubicación de los ambulantes. Elaborado por el autor en base al plano catastral de San Miguel
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Activación - Activadores permanentes
Imagen 154. Plano de usos. Fuente: Elaborado por el autor en base al plano catastral de San Miguel
Imagen 156. Ingreso principal del colegio Bartolomé Herrera. Fotografías del autor
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Resultados - Territorialidad
Todas las vías presentan alumbrado público, sin embargo, solo el alumbrado tipo 1 es
óptimo, ya que el alumbrado tipo 2 tiene una mala relación distancia y altura, además
no es focalizada ni de luz blanca, debido a esto, la posibilidad de permanecer o recorrer
las calles que no sean la avenida La Marina, es poca, a menos que sea por obligación,
por lo que se considera que las vías no estas adecuadamente iluminadas.
El entorno urbano presenta abundante comercio hasta altas horas de la noche, incluso,
hay algunos que solo abren en la noche. En cuanto a los usos, este es diverso, ya que
hay más 3 usos primarios (vivienda, comercio, educativo, cultural), por lo que el entorno
urbano está activo. Es el espacio que compone el ingreso principal y vereda, el que
mayor uso le dan los escolares, ya que hay buen control visual en el entorno, es
accesible para todos y es de afinidad o conocidos para ellos. En vista de esto, se
considera que el entorno urbano es activo tanto en horas de la tarde como horas de la
noche.
De esta manera, en vista que el entorno urbano presenta ergonomía y una activación
permanente, hay apropiación de la calle. En ese sentido, se entiende que la calle
presenta un sentido de territorialidad, lo que la conformaría como un espacio seguro.
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INSEGURIDAD: PERCEPCION
Sondeo
Usuario
Visibilidad
¿Son los muros perimetrales y la fachada del colegio capaces de darte vistas
atractivas tanto dentro como fuera?
Accesibilidad
¿Son las veredas alrededor del colegio capaces de brindarte una caminata segura
ya sea solo/a o acompañado/a?
¿Son los cruces alrededor del colegio capaces de brindarte una caminata segura
ya sea solo/a o acompañado/a?
Territorialidad
¿Realizas algún tipo de actividad luego de terminadas las clases ya sea solo/a o
acompañado/a?
¿Conoces las calles cercanas al colegio de tal manera que no se pueda perder ya
sea solo/a o acompañado/a?
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¿Son las condiciones de iluminación durante la noche capaces de brindarte una
caminata segura solo/a o acompañado/a?
Inseguridad
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Resultados - Inseguridad - Juan XXIII
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En cuanto a los escolares que van al colegio en auto, todos coinciden que no hay una
buena relación visual entre el colegio y la calle. También, consideran que las veredas
son adecuadas para el libre desplazamiento, sin embargo, en cuanto a los cruces, hay
diferentes opiniones, algunos consideran que son adecuadas y otros no. Además, hay
una tendencia de regresar a sus casas terminadas las clases y conocer solamente la
calle principal. Es interesante resaltar que quienes consideran la estructura urbana
articulada son quienes usan el auto, además, son los que conocen solamente la calle
frente al ingreso principal.
En cuanto a los escolares que van al colegio en caminando, todos coinciden que no hay
una buena relación visual entre el colegio y la calle. También, consideran que las
veredas y los cruces no son adecuadas para el libre desplazamiento. Aquí es donde
contrasta con la opinión de quienes van en auto. Además, hay quienes terminando el
colegio se quedan en él y otros si salen a la calle, que es muy diferente a lo que hacen
los que usan auto, ya que ellos solo se dirigen directamente a sus casas.
Según lo analizado en el colegio Juan XXIII, se dio como resultado la poca visibilidad de
la calle, esto coincide con lo dicho por los escolares, sin embargo, pese a la negativa de
tener una estructura urbana articulada, algunos escolares no lo percibían así, muchos
decían que tanto las veredas y cruces si permiten el libre desplazamiento, en efecto,
esto podría deberse al hecho que quienes lo decían usan el auto para desplazarse, en
cambio los que se desplazan caminando, si coinciden con lo analizado. Por lo que se
coincide con el hecho que la calle no tiene accesibilidad.
En cuanto a la apropiación de la calle, esta no tenía las condiciones para que se den en
demasía, según lo observado, la mayoría escolares solo usaban el entorno para
circulación, esto llama la atención, en vista que tenían un parque frente a ellos, sin
embargo, los escolares no lo usaban. Esto coincide con lo respondido por los escolares,
quienes salen a la calle, lo hacen solo para comprar algo, o simplemente no salen hasta
la hora del recojo de sus padres o de su movilidad. En efecto, no hay un sentido de
territorialidad, especialmente los que usan el auto.
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Resultados - Inseguridad – Bartolomé Herrera
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En cuanto a los escolares que van al colegio en auto, hay variedad de opiniones
respecto a la relación visual entre el colegio y la calle, algunos dicen que si les permite
ver lo que sucede en la calle y otros no. En cuanto a la articulación de la estructura
urbana, todos consideran que las veredas son adecuadas para el libre desplazamiento,
y respecto a los cruces hay diferentes opiniones, pero la mayoría concuerda que
también les permite el libre desplazamiento. Además, hay una tendencia de regresar a
sus casas terminadas las clases y conocer las calles alrededor del colegio.
En cuanto a los escolares que van al colegio en caminando, hay variedad de opiniones
respecto a la relación visual entre el colegio y la calle, algunos dicen que si les permite
ver lo que sucede en la calle y otros no. También, la mayoría considera que las veredas
y los cruces son adecuadas para el libre desplazamiento. Además, hay una tendencia
de regresar a sus casas terminadas las clases y conocer las calles alrededor del colegio.
Algo que hay que resaltar es que hay quienes dicen conocer el entorno urbano muy
bien, que coincide con quienes consideran la estructura urbana articulada para el libre
desplazamiento y se toman su tiempo antes de dirigirse a sus casas. En base a esto, se
contrasta con la negativa que la calle no tiene accesibilidad.
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veredas y cruces adecuadas para el libre desplazamiento. En vista de esto, si hay un
sentido de territorialidad.
Tanto escolares que usan el auto como los que van caminando consideran en su
mayoría que las calles entorno a los centros escolares son inseguras, pese a esto,
resalta el hecho que quienes la consideran segura son los que en su mayoría se
desplazan a pie. Esto llama la atención, ya que ellos, al igual que el caso anterior,
deberían ser los que la consideren más insegura. Entonces, en base a lo analizado, la
razón podría estar en la relación de dos variables, la accesibilidad y territorialidad, es
decir, el sentido de la territorialidad que presentan los escolares, opaca las condiciones
de accesibilidad de la calle, los escolares, al construir una fuerte relación o vínculo con
el lugar, hasta sentirlo como propio, ha permitido, que las malas condiciones de la
estructura urbana sean tomadas como algo del vivir común. En efecto, esto no es nada
nuevo en términos de adaptación del ser humano, sin embargo, resulta interesante
comprobar la realidad de la autonomía del niño, que pese a sus limitaciones, tiene la
facultad de tomar sus propias decisiones.
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CONCLUSIONES
La visibilidad de las calles entorno a los centros escolares, se tornan en una variable
importante para la consideración de entornos urbanos seguros, esta se debería implicar
en el diseño arquitectónico de los límites de las edificaciones, no por una cuestión
estética, sino por una cuestión de ciudadanía, ya que la función de las fachadas
permeables e interactivas no es solamente el ver lo que sucede en la calle o en el centro
escolar, sino que es el medio que incentiva en la interrelación y el compromiso de las
personas con su ciudad, de los escolares con su entorno urbano. En base a lo analizado,
la visibilidad repercute en la interacción del escolar con la calle, ya que una fachada que
no es permeable e interactiva no genera atractivo, lo que resulta en el poco interés de
los escolares con su entorno, esto se evidencia en el centro escolar Juan XIII, el cual se
caracterizaba por tener cercos opacos y poco variados, en consecuencia, el lugar no
presentaba apropiación de la calle. Esto da a entender que la variable de la visibilidad
repercute en el sentido de territorialidad del lugar.
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es vital para su autonomía, para su libre desempeño en la toma de daciones. En base
a lo analizado, la variable del sentido de la territorialidad depende de la variable de
visibilidad y dependiendo del caso de la variable de accesibilidad. El sentido de
territorialidad está estrechamente ligada al sentido de inseguridad. En el caso del centro
escolares Juan XIII las calles no tenían visibilidad y accesibilidad adecuada, lo que
repercutía en un lugar sin sentido de territorialidad, en el caso del Bartolomé Herrera,
tampoco tenían visibilidad y accesibilidad y adecuada, pese a esto, si había un sentido
de territorialidad, esto se debió a que en determinados lugares de las calles entorno al
centro escolar si se cumplían con las condiciones adecuadas, razón por la cual si se
sentía una interactividad con el entorno, lo que dio como resultado que algunos no
percibían el lugar como inseguro. En consecuencia, la percepción de inseguridad tiene
un especial vínculo con la territorialidad, y a su vez, esta con la visibilidad y accesibilidad.
Lo que nos lleva a inferir que la percepción de inseguridad si depende de la visibilidad,
accesibilidad y territorialidad.
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BIBLIOGRAFIA
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