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En este primer tema, analizaremos qué competencias1 hemos de tener los profesores de
ciencias para poder llevar a cabo una enseñanza de calidad.
Hasta no hace mucho tiempo era frecuente referirse a las características que debía tener un
profesor para impartir una buena enseñanza, concibiéndose estas como una especie de cua-
lidades que podían tenerse, en mayor o menor medida, de forma natural y que únicamente
era posible incrementar a base de años de experiencia.
El hecho de que nos refiramos hoy de forma explícita a competencias, a qué deben conocer
(en el sentido amplio de saber y saber hacer), en lugar de a características o cualidades,
constituye un matiz sin duda importante, que rompe con anteriores visiones esencialistas y
que nos hace pensar en la renovación de la enseñanza y la formación del profesorado como
un proceso de adquisición de unos conocimientos teóricos que continuamente están siendo
experimentados y evaluados. Estos conocimientos teóricos, al menos en el campo de las
ciencias, no están formados por bloques dispersos sino que cada vez más se dan, como
puede constatarse analizando las revistas especializadas en Didáctica de las Ciencias, im-
portantes consensos en torno a aspectos claves de la enseñanza y del aprendizaje. Las líne-
as de investigación en este campo son muchas y en continuo desarrollo, habiéndose produ-
cido ya resultados de gran interés, que progresivamente van conformando la Didáctica de
las Ciencias como un cuerpo sólido y coherente de conocimientos específicos. Conviene
que los profesores de ciencias en formación se inserten en el proceso no solo de adquisi-
ción sino también de puesta en práctica y desarrollo de dichos conocimientos.
El objetivo fundamental de un curso como éste, podría resumirse diciendo que pretende
contribuir a preparar para el desempeño de una buena enseñanza de las ciencias en general
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En este libro hablamos de competencias en sentido amplio, no solo de conocimientos específicos de la
materia a enseñar, sino también de procedimientos, metodología, actitudes y comportamientos.
1. El problema de la formación docente ______________________________________
(y de la física y química en particular). Conviene pues que, en primer lugar, nos detenga-
mos en clarificar todos aquellos aspectos más relevantes que conforman una enseñanza de
las ciencias de calidad. En este tema se pretende lograr una visión global de dichos aspec-
tos pero sin descender a detalles concretos, tal y como requiere una primera aproximación.
Se intenta además resaltar la importancia e interés de los temas a tratar y justificar el hilo
conductor a seguir.
Conviene aclarar que no se pretende un análisis en profundidad de cada uno de los posibles
factores que puedan aparecer intentando ponerse de acuerdo (lo cual haría inacabable la
actividad). Se trata únicamente de enunciar aquello que se considere más importante.
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Finalmente, destacar un factor esencial y cuya carencia constituye (junto con el descono-
cimiento de la materia a enseñar) uno de los mayores obstáculos que se oponen a la forma-
ción y perfeccionamiento de los profesores. Se trata de: conocer y cuestionar el pensa-
miento docente espontáneo. Es decir, el profesor en formación no parte realmente de cero
sino que, fruto de una larga etapa anterior, posee ya una formación ambiental que le im-
pregna y que es responsable, en buena medida, de toda una serie de ideas sobre la enseñan-
za y el aprendizaje que a menudo ni siquiera se cuestionan pero que, sin embargo, en mu-
chos casos constituyen verdaderas barreras ante posibles cambios.
Tratad de ubicar cada una de las principales propuestas realizadas, en los bloques de
conocimientos pertinentes que conforman el esquema expuesto a continuación.
Po
Posibilitan
xi
sib
ee
ili
qu
tan
Lo
8. Utilizar la investigación
e innovación educativas
5. Saber preparar
1. Conocer la actividades
materia a enseñar
Una idea clave a extraer del esquema, es que los bloques de conocimientos no son estan-
cos. Todos ellos se hallan relacionados entre sí formando un entramado en el que destaca
en el centro, conectado con todos los demás, el bloque correspondiente a la utilización de
la investigación e innovación. Por otra parte, la gran cantidad de conocimientos y las estre-
chas relaciones entre ellos, dan a la tarea de formación y perfeccionamiento de los profeso-
res un carácter bastante complejo, sobre el cual nos detendremos brevemente.
Hasta aquí se ha realizado una gran cantidad de propuestas acerca de todo aquello que los
profesores de ciencias tendríamos que saber y saber hacer para desarrollar una enseñanza
de calidad. La mayoría de ellas exigen un trabajo serio por parte de los profesores que de-
seen conocerlas con la profundidad necesaria para poder aplicarlas en sus clases. Esto nos
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1. El problema de la formación docente ______________________________________
lleva a plantearnos la cuestión de si no será una visión utópica pensar que los profesores
debemos saber y saber hacer todo lo que se ha apuntado.
¿Es posible que un profesor conozca bien y sepa hacer todo lo que se ha señalado ante-
riormente? Considerad el problema y realizad alguna sugerencia al respecto.
Mediante esta actividad se pretende por una parte salir al paso de los posibles sentimientos
de frustración que pueden generarse ante tareas que, por su extensión y complejidad, apa-
recen como inabordables y por otra parte, reflexionar sobre una cuestión obvia, como es la
imposibilidad de que un profesor tenga él solo todos esos conocimientos, de la misma for-
ma que resulta iluso suponer que un científico que trabaja en un área determinada (biolo-
gía, física, química, etc.), posea todos los conocimientos que pueden englobarse dentro de
la misma. En este sentido conviene hacer algunas puntualizaciones:
A continuación trataremos con algún detenimiento cada uno de los grandes bloques de
conocimientos establecidos anteriormente. Ello nos permitirá precisar mejor los contenidos
de este curso.
Diversos estudios han mostrado la gran importancia que tiene para la enseñanza y el
aprendizaje un conocimiento en profundidad, por parte del profesor, de la materia a ense-
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ñar. Todo el mundo está de acuerdo en ello, sin embargo no se da la misma unanimidad
respecto a qué contenidos concretos han de formar parte de dicho conocimiento.
Esta actividad permite reflexionar sobre uno de los aspectos más importantes relativos a lo
que hemos de saber y saber hacer los profesores de ciencias. Su falta supone quizás el ma-
yor obstáculo para una enseñanza de calidad. El profesor que no posee conocimientos de
cierta profundidad sobre la materia que enseña es un profesor excesivamente dócil frente a
los libros de texto y con grandes dificultades a la hora de intentar llevar a cabo cualquier
pequeña innovación en sus clases.
En definitiva, una formación científica seria es algo necesario para que un profesor pue-
da innovar, cambiar, seleccionar con acierto los contenidos a tratar, simplificar sin gene-
rar y transmitir (o consolidar) ideas alternativas entre sus alumnos, etc., y no ser un
simple repetidor mecánico de los contenidos del libro de texto.
Es preciso llamar la atención sobre el hecho de que algo tan aparentemente claro y
homogéneo como conocer el contenido de la materia a enseñar, implica unos conoci-
mientos profesionales muy diversos, tales como:
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Conocer en particular, cómo puede contribuir desde sus materias (física, química,
biología…) a la educación para la sostenibilidad, una tarea absolutamente
necesaria para poder avanzar en la solución de los graves problemas (cambio
climático, contaminación, agotamiento de recursos, etc.) que amenazan el planeta
en su conjunto.
Si no se dan las condiciones anteriores, es realmente muy difícil que un profesor sea capaz
de seleccionar unos contenidos adecuados a enseñar a sus alumnos, asequibles para quie-
nes van dirigidos, capaces de interesar por la ciencia y de dar una imagen aceptablemente
correcta de la misma. Contenidos que han de contemplar no solo aspectos conceptuales
sino también procedimientos y actitudes, careciendo de sentido intentar tratar dichos as-
pectos de forma separada.
Naturalmente, no se trata aquí de profundizar en cada una de las cuestiones que puedan
haberse citado (aunque sí lo haremos más adelante, a lo largo del curso). Nos limitaremos
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a insistir en que la idea de que enseñar es una tarea fácil para la que normalmente basta con
conocer los contenidos (principios, modelos, teorías …) de la materia, algo de sentido
común y un poco de práctica es, probablemente, una de las ideas simplistas más extendi-
das, lo que explica en parte la deficiente atención que en muchos casos se ha prestado a la
formación profesional para la docencia. Dicha formación, en el caso del profesorado (en
formación o en activo) de materias científicas (como la física o la química) ha de estructu-
rarse fundamentalmente en torno a la Didáctica de las Ciencias como cuerpo de conoci-
mientos y dominio específico de investigación. Ello supone, entre otras cosas, que el pro-
fesor adquiera toda una serie de conocimientos sobre la enseñanza y aprendizaje de las
ciencias que forman ya parte del cuerpo teórico de la Didáctica de las Ciencias.
Considerad sobre qué tipo de conocimientos teóricos acerca del aprendizaje de las
ciencias, convendría que estuviesen más familiarizados los profesores de ciencias.
Como es lógico algo a tener presente, es la necesidad de que el profesorado conozca los
principales resultados de la investigación e innovación en Didáctica de las Ciencias, los
cuales suministran información muy útil respecto al problema de cómo mejorar el aprendi-
zaje de las materias científicas por parte de los alumnos. Sin dicho conocimiento difícil-
mente podrán cuestionarse algunas de las concepciones más importantes que integran lo
que hemos denominado como pensamiento docente espontáneo. Por tanto, conviene que el
profesorado de ciencias conozca las principales líneas de investigación en Didáctica de las
Ciencias, especialmente aquellas que conectan con aspectos claves para la enseñanza y
aprendizaje de las propias materias como, por ejemplo, la introducción de conocimientos
teóricos, las actividades prácticas, la resolución de problemas o la evaluación.
Los profesores hemos de ser conscientes de que las ciencias se aprenden significativamen-
te construyendo conocimientos (indagando, investigando, argumentando…), lo cual es
uno de los pilares en los que se apoya la orientación constructivista del aprendizaje.
Conviene resaltar también la importancia de las ideas alternativas como una de las princi-
pales líneas de investigación didáctica sobre la que ya se disponen de abundantes resulta-
dos y la importancia de saber organizar cualquier aprendizaje teniendo en cuenta todo
aquello que el alumno ya sabe. Por otra parte, es preciso tener en cuenta las leyes del olvi-
do y no dar por sabido todo lo que los alumnos ya han estudiado en otros cursos, asegurán-
dose de que es posible la comunicación profesor-alumno.
Además, conviene saber que los conocimientos científicos son, en general, respuestas a
cuestiones de interés que se han planteado previamente y, por tanto, saber también organi-
zar el aprendizaje mediante situaciones problemáticas adecuadas, que puedan aportar sen-
tido a lo que se va a aprender y al orden en que se va a hacerlo.
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La mayor parte de las críticas realizadas a la enseñanza tradicional han dado lugar a impor-
tantes líneas de investigación didáctica que ya han producido muchos resultados a los cua-
les dedicaremos una atención detallada durante el desarrollo del curso. Sin embargo, las
críticas realizadas a la enseñanza tradicional no servirían de mucho a no ser que fuesen
acompañadas de propuestas innovadoras teóricamente fundamentadas, con indicaciones
concretas de cómo llevarlas a la práctica. A este respecto, una de las implicaciones más
importantes de la teoría constructivista del aprendizaje es la concepción del currículo no
como un simple conjunto de conocimientos sino como el programa de actividades a través
de las cuales dichos conocimientos y habilidades pueden ser adquiridos. Hemos de señalar
que la transformación de los contenidos que la enseñanza tradicional transmite ya elabora-
dos, en programas de actividades, es un proceso complejo que exige una cuidadosa prepa-
ración, ensayos, etc., hasta llegar a un verdadero programa en el que las actividades engar-
cen coherentemente, sin caer en simples ejercicios desconexos sin un claro hilo conductor
para los alumnos, o en graves olvidos de aspectos esenciales del currículo.
trabajo de los distintos grupos, se preocupa de que las actividades se hagan realmente y
cuando es necesario sintetiza, reformula o suministra más información. Además se trata de
que el proceso se realice ágilmente (una cierta presión positiva es importante para evitar la
dispersión o el aburrimiento), las puestas en común sean variadas (utiliza distintos méto-
dos) y de que, en general, en la clase exista un clima de trabajo adecuado. Para proceder a
realizar dichas puestas en común, no es preciso esperar siempre a que todos los grupos
hayan terminado (los que les quede algo pendiente pueden acabar la tarea durante la propia
puesta en común).
Actividades de iniciación
Saber plantear actividades problemáticas que proporcionen un interés preliminar
por la tarea y justifiquen los contenidos a tratar y el orden en que se van a estu-
diar.
Tener en cuenta las ideas, visión del mundo, destrezas y actitudes que los alum-
nos ya poseen.
Conocer los prerrequisitos de todo tipo que conviene que los alumnos tengan pa-
ra poder comenzar el estudio del tema.
Actividades de desarrollo
Plantear situaciones problemáticas para su estudio cualitativo (ocasión para que
los alumnos comiencen a explicitar y argumentar sus ideas)
Formulación de problemas precisos. Elaboración de posibles hipótesis a modo
de conjeturas explicativas de dichos problemas. Construcción de modelos teóri-
cos. Derivación de posibles consecuencias contrastables.
Plantear la elaboración de posibles estrategias de resolución y diseños experi-
mentales para poner a prueba las hipótesis y posibles modelos teóricos.
Proponer la resolución, análisis y discusión de resultados obtenidos por los
alumnos y/o por otros colectivos.
Plantear el manejo reiterado de los nuevos conocimientos en una variedad de si-
tuaciones para hacer posible la profundización y afianzamiento de los mismos,
resaltando las relaciones entre ciencia, tecnología, sociedad y medio ambiente,
de forma funcional.
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Actividades de acabado
Plantear actividades adecuadas para finalizar el tema: síntesis, recapitulaciones,
elaboración de productos, mapas conceptuales organizando los contenidos trata-
dos, planteamiento de nuevos problemas (a tratar más adelante), etc.
Elaboración de memorias sobre las posibles actividades realizadas fuera del au-
la, como, por ejemplo, visitas a museos, charlas con “expertos”, etc.
Finalmente, resaltar que los programas de actividades son algo vivo (continuamente se
están experimentando y modificando a la luz de los resultados obtenidos) y que su diseño,
puesta en práctica y evaluación, es una actividad compleja que exige una preparación ade-
cuada y un trabajo colectivo.
Es evidente que no basta con que los profesores sepamos estructurar los contenidos de un
tema en forma de programa de actividades, para conseguir que los alumnos aprendan, par-
ticipando en la construcción de sus propios conocimientos. Para ello es preciso que
además, sepamos dirigir adecuadamente dichas actividades.
Enumerad algunos de los aspectos que convendría que los profesores tuviésemos en cuen-
ta para poder dirigir y orientar adecuadamente las actividades a realizar por nuestros
alumnos en el aula.
Presentar las actividades a realizar de forma que los alumnos puedan adquirir una
visión global de la tarea a realizar y se interesen por la misma.
Saber dirigir ordenada y sistemáticamente las actividades de aprendizaje. En par-
ticular, facilitar el funcionamiento de los pequeños grupos de trabajo y los inter-
cambios entre los mismos, así como una puesta en común ágil de las conclusio-
nes.
Facilitar oportunamente la información necesaria para que los alumnos contrasten
la validez de su trabajo, abrirles nuevas perspectivas, etc.
Realizar síntesis y reformulaciones en las que se valoren las aportaciones realiza-
das por los alumnos y que orienten en el desarrollo de la tarea.
Saber actuar, en definitiva, como un experto capaz de dirigir el trabajo de los gru-
pos y de transmitir su propio interés por la materia y por el desarrollo intelectual
de sus alumnos.
Crear un buen clima en el aula combinando un trabajo interesante con unas co-
rrectas relaciones entre profesor y alumnos y entre los propios alumnos.
Contribuir a establecer y potenciar formas de organización escolar que favorezcan
un buen funcionamiento del centro y unas relaciones fructíferas entre el aula, el
centro y el mundo exterior.
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8. EL PROCESO EVALUADOR
Anteriormente se ha señalado como una visión simplista la idea de que evaluar es calificar
a los alumnos. Criticar esta afirmación señalando algunos de los aspectos de interés que
habría que tener en cuenta en la actividad evaluadora en general.
Cuestionar también las evaluaciones sin unos objetivos previos claramente definidos (es
decir sin unas mínimas indicaciones consensuadas por todos, acerca de lo que se pretende
lograr y cómo). Criticar además, aquellas evaluaciones en las que solo se recogen aspectos
meramente descriptivos, etc.
Ya hemos señalado la necesidad de que el trabajo docente no sea una tarea aislada y que
ningún profesor debería de sentirse oprimido por un conjunto de saberes que, con toda
seguridad, sobrepasan las posibilidades de un ser humano. Lo esencial es que pueda darse
un trabajo colectivo en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje: desde la preparación de
las clases a la evaluación. Se trata en definitiva, de orientar la tarea del profesor como un
trabajo de innovación e investigación permanente y para ello es necesario que nos impli-
quemos en la investigación didáctica.
Sugerid algunos aspectos concretos que puedan servir como índices de la utilización por
parte de los profesores, de las innovaciones e investigaciones didácticas que se producen
en el campo de las ciencias. En otras palabras: qué es lo que hace falta, qué supone y qué
implicaciones debería tener, el hecho de que los profesores utilizásemos este tipo de cono-
cimientos.
Naturalmente todo lo anterior implica que los profesores tengan una preparación adecuada,
no solo para comprender los principales resultados de las investigaciones realizadas por
otros, sino también para poder realizarlas y presentarlas correctamente ellos mismos. Pue-
de ser conveniente puntualizar que dichos conocimientos no son tan complicados como en
ocasiones pudiera parecer, y resaltar, por ejemplo, que la estadística que se necesita mane-
jar en los trabajos de investigación didáctica es bastante simple, dado que no se pretende
hacer investigación sociológica y que en educación normalmente solo nos interesan gran-
des diferencias (lo cual reduce sensiblemente la complejidad de los métodos y el tamaño
de las muestras).
A lo largo de este primer tema acerca de lo que deberíamos saber y saber hacer los profe-
sores de ciencias, hemos intentado dar una visión general insertando las propuestas dentro
de un marco teórico en el que se concibe el aprendizaje como construcción de conocimien-
tos con las características esenciales de la investigación científica y en el que tiene una
importancia especial, no solo el conocimiento de la materia a enseñar, sino también la ne-
cesidad de transformar lo que hemos denominado como pensamiento docente espontáneo.
Hemos tenido así ocasión de cuestionar algunas ideas y de asomarnos a algunos de los
temas claves en los que actualmente se está trabajando y de los que se disponen ya de
abundantes e interesantes resultados, sobre los que existe un elevado consenso. En lo que
sigue abordaremos con más detalle algunos de los temas básicos que aquí han surgido y
que conformarán este curso.
De forma resumida, se puede decir que el objetivo fundamental de este curso es que los
profesores (en formación o en activo), mediante un trabajo colectivo, incrementen su
competencia para crear situaciones adecuadas con las que favorecer el aprendizaje de
las ciencias por parte de los alumnos. Más concretamente, se trata de que:
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1. El problema de la formación docente ______________________________________
Los contenidos de didáctica específica han de servir para enfrentarse a los problemas con-
cretos que conlleva la enseñanza y aprendizaje de los contenidos propios de las asignaturas
que se han de enseñar. Es por ello que no deberían estar ausentes aquellos temas que cons-
tituyen importantes líneas de investigación dentro de la didáctica de las ciencias y que co-
nectan más directamente con los problemas y objetivos señalados hasta aquí, lo que nos ha
llevado a estructurar el curso en torno a los siguientes temas (después de este primero):
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ces conseguidos en ese campo, lo cierto es que éstos son a menudo ignorados. Una tarea
esencial, sería la preparación de materiales y proyectos de trabajo capaces de mejorar la
actitud de los alumnos hacia las ciencias, presentando unos contenidos menos abstractos
y más próximos a la realidad y el contexto de quienes van dirigidos.
Otra cuestión que tiene una importancia fundamental (y sobre la que a menudo se falla
porque no existen materiales accesibles o no se le concede la atención necesaria), es cómo
cubrir el salto existente entre unas conclusiones o resultados teóricos que tienen claras im-
plicaciones para mejorar la enseñanza-aprendizaje de las ciencias y el cómo llevar eso a la
práctica real en el aula. Por otra parte, tampoco tiene mucho sentido llevar a cabo trans-
formaciones puntuales importantes y dejar inalterado el resto. No sería muy lógico que,
por ejemplo, se llevasen a cabo unas prácticas de laboratorio como investigación, coheren-
tes con las características esenciales de la metodología científica, y que, sin embargo, en
introducción de conceptos, resolución de problemas, evaluación, etc., se actuase de forma
totalmente distinta; de ahí que en este curso se incluya el análisis y discusión de un tema o
programas de actividades completo, como el propuesto a continuación (tema 10).
10. Luz y visión: ¿Cómo vemos? ¿Cómo podemos ver mejor? La importancia de los
problemas que dan título a este programa de actividades es fácilmente reconocible ya
que a través de la visión obtenemos la mayor parte de la información con que conoce-
mos e interpretamos nuestro entorno. En efecto, mediante la visión, percibimos formas,
colores, brillo, tamaños… proximidad o lejanía y podemos disfrutar observando todo
aquello que nos parece bello. Por otra parte, la comprensión de cómo vemos las cosas
que nos rodean ha sido uno de los problemas que más ha interesado a los científicos de
todas las épocas, y los avances producidos han permitido mejorar multitud de deficien-
cias en la visión y desarrollar aplicaciones tecnológicas que mejoran esta capacidad
humana. Todo ello, obligó a los científicos a considerar la luz como “algo” que puede
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ser objeto de estudio por parte de la Física y realizar investigaciones acerca de su natu-
raleza y de su comportamiento (cómo se propaga en los distintos medios, qué ocurre
cuando interacciona con algunos dispositivos ópticos como el ojo, los espejos o las dis-
tintas lentes, etc.) De acuerdo con las consideraciones anteriores, en el tema se plantean
problemas como los siguientes:
a) ¿Qué es necesario para ver bien los objetos? Avanzar en la respuesta a preguntas de
este tipo supondrá elaborar un modelo de visión que explique la visión directa de los
objetos en el que se clarifique la función y el comportamiento del ojo, del objeto que es
visto y de la luz.
b) ¿Cómo vemos al mirar a un espejo, o al mirar a un objeto sumergido en el agua, o al
mirar a través de las lentes,..?, es decir, cómo explicamos la visión indirecta. Avanzar
en una respuesta a este tipo de preguntas supondrá poner a prueba el modelo de visión
directa de los objetos, en una multitud de situaciones de visión y permitirá estudiar de
una forma funcional aspectos como la reflexión y la refracción.
c) ¿Cómo mejorar la visión? En donde se incluirían preguntas tales cómo ¿qué lentes
son necesarias para corregir las anomalías visuales? o ¿cómo funciona una cámara fo-
tográfica o un telescopio?, etc. Avanzar respuestas a estas cuestiones pondrá de mani-
fiesto la capacidad tecnológica y de aplicación práctica del modelo teórico de visión
elaborado.
12. Iniciación a la investigación didáctica. Recordemos que todos los bloques de co-
nocimientos sobre aquello que el profesorado de ciencias debe saber y saber hacer están
conectados a su vez con uno central: La utilización de la innovación e investigación
educativas. En este tema se trata de forma específica este aspecto facilitando una prime-
ra aproximación a la problemática, técnicas de trabajo, terminología... más usuales de la
investigación en didáctica de las ciencias, de forma a hacer posible una lectura más
comprensiva de los artículos publicados y la adecuación de nuestro propio trabajo en el
aula a las exigencias de dicha investigación. Con ello queremos dar la importancia que
merece este aspecto, que se considera central en la mayoría de los proyectos, pero que o
bien no se trata o bien se hace de una forma muy superficial y poco coherente a como se
hace con el resto de los temas.
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