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E IPE

 
Los economistas están dando harto debate últimamente. En primer lugar está el estudio del IPE que
indica que entre los años 2011 y 2014 se habrían perdido USD 62.5 mil millones de PBI debido al
retraso en la ejecución de proyectos mineros; sean estos por conflictos sociales y/o trabas
burocráticas.
La cifra anterior obedece al cálculo del costo económico estimado en base al monto que se deja de
invertir y al valor de mercado de los minerales que hubiéramos producido; luego se aplica un factor
(1.44 y 1.47) para convertir montos de inversión y producción en valores de PBI.
A mi parecer, el estudio del IPE no toma en cuenta un elemento que diferencia a la minería del
agro. Si el metal no lo sacamos hoy, lo podemos sacar en 5 o en 10 años; en la medida que el
proyecto siga siendo viable para el privado. En el agro no sucede esto, porque la producción
agrícola es a perpetuidad, si un campo no se siembra por algunos años, esa riqueza perdida no la
podemos recuperar más adelante.
El estudio del IPE debería basarse más en calcular los efectos de diferir una inversión minera que en
solo costear el impacto total de la inversión y la producción; a menos que se crea que alguna
inversión retrasada acabará enfriada eternamente.
En términos financieros, el impacto de diferir una inversión minera sería el importe del diferencial de
traer a valor presente esa inversión y producción en el año que finalmente se realicen restándolas
del monto que se había estimado para cada año. El asunto está en qué tasa de descuento usar, allí
se podría utilizar por ejemplo la tasa mínima de rendimiento que le exige el MEF a cualquier
proyecto de inversión pública.
Hernando De Soto
Siempre que escucho a Don Hernando de Soto; me viene a la mente un arquitecto que elucubra
una estructura impresionante pero técnicamente imposible de hacer con la tecnología disponible.
De Soto necesita al “ingeniero civil” que le haga los cálculos exactos, primero para saber el
beneficio/costo de sus propuestas, pero lo más importante es para determinar si sus recetas se
pueden aplicar o no.
Quién podría estar en contra de la formalización de la propiedad o de darle derechos de propiedad
a activos que están sub-aprovechados en el Perú. El problema es que De Soto quiere comerse una
vaca entera, cruda y de un solo bocado.
Qué hacemos promoviendo derechos de propiedad en sistemas complejos como la minería
informal, si solo el 30% de los predios rurales están titulados en el Perú. Si la maraña de
saneamiento legal de los predios se ha hecho más crítica con la transferencia de competencias a los
gobiernos regionales. Si el derecho a la propiedad nunca ha sido tan débil como ahora, donde
cualquier avezado inescrupuloso puede quitarte una propiedad quizás coludido con un notario y un
COFOPRI al que se le escapan las tortugas.
Hernando de Soto ayudaría más impulsando la mejora institucional del sistema de saneamiento y
registro público de la propiedad. Mientras tanto, no queda otra que darle cárcel efectiva a todo
aquel que contamina nuestros ríos o suelos con insumos y relaves tóxicos. Palo ahora, y después
nos ocuparemos de la zanahoria.
Adicionalmente, nuestro país tiene temas identificables donde es prioritario empezar a dar derechos
de propiedad y nadie se ocupa de ellos.
Por ejemplo, el agua debería tener derechos de propiedad, de esta forma el agricultor podría
vender el agua que le sobra y así tendría un estímulo para invertir en tecnificación del riego. Pero lo
más importante es darle derechos de propiedad a quien invierta en hacer disponible nuevas fuentes
de agua. Si invierto en hacer una represa para evitar que el agua se pierda en el mar, entonces
debería ser dueño de esa agua y poder venderla a perpetuidad; desde luego esto incluye trasvases
del agua que se pierde en el atlántico.
Hay cierto nivel de esquizofrenia con respecto del agua dulce; ahora es un recurso escaso porque
desalinizar el agua de mar tiene un costo relativamente alto (1 USD por cada 1,000 litros) sin
embargo en la medida que la ciencia vaya encontrando fuentes más baratas para producir energía
y/o procesos más eficientes para desalinizar, entonces se dispondría de una fuente inagotable de
agua. Se deben bajar los costos de desalinizar hasta llegar a valores digeribles para el agro
(cercano a 0.1 USD por cada 1,000 litros).
Otro tema importante que requiere hacer el país, es dar derechos de propiedad en la selva para
sustentar proyectos forestales. Incrementemos los parques nacionales, las reservas ecológicas y las
zonas de amortiguamiento, pero hagamos de una vez una zonificación económica donde se
determine en qué territorio se pueden instalar plantaciones forestales donde se pueda vender las
tierras a los inversionistas (grandes y pequeños). Las concesiones forestales no funcionan y generan
ineficiencia económica.
De la mano con lo anterior, es necesario darle derechos de propiedad a las comunidades
campesinas e indígenas y permitirle por medio de un proceso simplificado (un esquema equivalente
al de las iniciativas privadas) que en la práctica, le permita a la comunidad vender o transferir parte
de sus tierras en un proceso justo, supervisado y trasparente.
Necesitamos brindar derechos de propiedad sobre las vicuñas para que el privado pueda cuidar de
ellas y asegurar su sostenibilidad. Debemos dar derechos de propiedad para el que capture CO2 de
la atmósfera, pueda cobrarle a los contaminadores industriales en un esquema de obligatoriedad
legal.
Necesitamos una discusión nacional sobre derechos de propiedad, pero por favor empecemos por
lo más necesario para el país.
Por Ángel Manero / Grupo Agronegocios

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