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En la sección que va desde el principio del capítulo 7 hasta el final del 15, Pablo se
propone tratar de una serie de problemas que le ha consultado la iglesia corintia. El
capítulo 7 trata de una serie de problemas en relación con el matrimonio. Aquí tenemos
el índice de las áreas en las que la iglesia corintia pidió y obtuvo consejo de
Pablo. Debemos tener siempre presentes dos hechos al estudiar este capítulo.
Pablo estaba escribiendo a Corinto, que era la ciudad más inmoral del mundo. Lo que
domina en todas las respuestas que da Pablo es la convicción de que la Segunda Venida
de Cristo estaba para suceder casi inmediatamente. Podemos estar seguros de que en
muchos casos su consejo habría sido diferente si hubiera pensado en una situación
permanente en vez de temporal. Ahora vamos a estudiar el capítulo en detalle.
Ningún cristiano ha sido llamado a llevar una vida de esclavitud. Pablo tiene dos
grandes cosas que decir que tienen un valor permanente. Tiene la preciosa idea de que el
cónyuge que no es creyente es consagrado por medio del que sí es creyente. El niño que
nace en un hogar cristiano, y aun en uno en el que sólo uno de los esposos es
cristiano, nace en la familia de Cristo.
En la compañía de un creyente con uno que no lo es, lo que más debemos tener
en cuenta no es que el cristiano entra en contacto con el mundo del pecado, sino que el
no creyente llega a estar en contacto con el reino de la gracia de alguna manera. Y Pablo
tiene también la idea igualmente encantadora de que la asociación del matrimonio puede
ser el medio para que el cónyuge no creyente reciba la salvación. Para Pablo, la
evangelización empezaba en casa. Había que mirar al cónyuge no creyente, no como un
foco de infección que había que evitar con repulsión, sino como otro hijo u otra hija que
había que ganar para Dios.
SIRVIENDO A DIOS DONDE ÉL NOS HA COLOCADO 1 Corintios 7:17- 24
Pablo establece una de las primeras reglas del Cristianismo: “Sé un cristiano
dondequiera que estés.” Lo realmente diferente era la clase de vida que se debe
vivr. Los filósofos cínicos habían insistido en que un hombre verdad no puede ser
esclavo por naturaleza, aunque lo sea por condición social. Un hombre falso no puede
ser libre, sino que es siempre un esclavo. Pablo les recuerda que, esclavo o libre, un
cristiano es esclavo de Cristo, Que le ha comprado al precio de Su sangre.
Aquí hay todo un cuadro en la mente de Pablo. En el mundo antiguo le era
posible a veces a un esclavo comprar su libertad con gran esfuerzo. Cuando, al cabo de
los años, había reunido el precio total de su liberación en el templo, llevaba allí a su
amo, el sacerdote le entregaba el dinero y entonces, simbólicamente, el esclavo pasaba a
ser propiedad de aquel dios y, por tanto, libre de servir a ningún hombre. Hasta el
trabajo más humilde que se hace, ya no para los hombres, sino para Cristo, se convierte
en algo noble y digno.
Los sacerdotes tenían todavía otros gajes. Esta era la ofrenda de los frutos más
selectos de cada cultivo. Los sacerdotes tenían derecho a un promedio de la quinta parte
de las cosechas. Esta era la ofrenda del amasado.
Si la masa se hacía de trigo, cebada, escanda, avena o centeno, cada persona
particular tenía que darles a los sacerdotes una vigésima cuarta parte, y un panadero un
cuadragésimo octavo. Todo esto está detrás de la negativa de Pablo a aceptar de la
iglesia ni tan siquiera la provisión más básica para su manutención. Los sacerdotes eran
un refrán. Mientras que una familia judía normal no comía carne más que una vez por
semana si acaso, los sacerdotes padecían de una enfermedad ocupacional por comer
demasiada.
EL PRIVILEGIO Y LA RESPONSABILIDAD 1 Corintios 9:15-23
En este pasaje encontramos una especie de bosquejo de toda la concepción que
tiene Pablo de su ministerio. Lo consideraba un gran privilegio. Lo único que no haría
jamás sería aceptar dinero por trabajar para Cristo. El trabajador debe verse como una
persona cuyo fin principal no es sacar provecho para sí, sino cuyo privilegio es servir a
otros cumpliendo la voluntad de Dios.
Ramón Llull, el gran santo y místico español, nos cuenta cómo llegó a ser
misionero de Cristo. Tenía la satisfacción de llevarles el Evangelio gratuitamente a
todos los que quisieran recibirlo. Siempre es verdad que la verdadera recompensa de
cualquier trabajo no es el dinero que reporta, sino la satisfacción de una tarea bien
hecha. Por eso es por lo que la cosa más grande de la vida no es escoger el trabajo mejor
pagado, sino el que produce la mayor satisfacción.
Habla de « la disposición de Johnson a meterse de cabeza en lo que les
interesaba a los demás.» Sin duda hemos conocido en nuestro entorno a personas que
tenían esta preciosa cualidad. Alguien describió una vez la enseñanza, la medicina y el
pastorado como «las tres profesiones paternalistas.» Mientras no hagamos más que
patrocinar a la gente, sin hacer el menor esfuerzo por comprenderla, no podemos llegar
a ninguna parte con ella. Pablo, el modelo de misioneros, que ganó a más personas para
Cristo que ningún otro, se dio cuenta de lo esencial que es hacerse todo a todos.
UNA VERDADERA CONTIENDA 1 Corintios 9: 24 -27
Pablo sigue ahora otra analogía. Les insiste a los cristianos corintios que querían
tomárselo con calma en que nadie llega nunca a nada sin una seria autodisciplina. A
Pablo le fascinaba siempre la figura de los atletas. Un atleta tiene que entrenarse
intensamente si quiere ganar una competición; y los corintios sabían de esas
cosas, porque los famosos juegos ístmicos que sólo eran menos importantes que los
olímpicos sé celebraban en Corinto. Además, el atleta se somete a la autodisciplina y al
entrenamiento para ganar una corona de laurel que quedara reducida a polvo en breve
tiempo; ¡cuánto más debería disciplinarse un cristiano para ganar la corona de la vida
eterna!
Tenemos que vernos como guerreros siempre en campaña, como atletas que se lanzan
hacia la meta.
Ganar una batalla o salir vencedor en una competición requieren
disciplina. Tenemos que someter a disciplina nuestros cuerpos para tenerlos en forma;
esta es una de las áreas más abandonadas en la vida espiritual, de la que muchas veces
surgen las depresiones. Si hemos de hacer algo lo mejor posible tendremos que
dedicarle un cuerpo tan capaz como pueda llegar a ser.
Cuando estamos pasando un mal trance, pensemos que otros lo han pasado antes
que nosotros y, por la gracia de Dios, lo han resistido y conquistado. Con la tentación
siempre hay una salida. Quiere decir la salida de un desfiladero, un puerto de
montaña. Sugiere la idea de un ejército aparentemente rodeado, que de pronto descubre
una salida.