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La Academia y Latinoamérica

Juan Sebastián Cáceres

Wagner había desafiado el sistema tonal a otro niveles, su acorde Tristán representa la
emancipación de la disonancia según Schoenberger que retaría más tarde el paradigma
convencional al pasar de la forma y más importante aún, dejar el uso de un sistema tonal. La
“evolución” de la música académica europea había dejado en poco tiempo la armonía compleja
de Wagner, aún funcional, a un armonía conceptual con otros intereses que las funciones tonales.
De ahí en adelante y terminada la Segunda Guerra Mundial la academia a nivel de composición
se volvió un constante experimento del sonido y timbre que al tiempo abriría una brecha del
público y los músicos. Un efecto comprensible en la progresión de la historia europea entonces
¿qué sucede con la academia colombiana? ¿Qué tan real es esa “evolución” en nosotros? ¿Y qué
tanto responde al contexto musical colombiano? Pareciera que la pelea de Uribe Holguín y
Murillo siguiera viva en los pasillos de las academias colombianas. Juan Pablo González resalta
que los musicólogos famosos se conocen más por lo que saben de música que por lo que opinan
de música por eso la necesidad de preguntarse y comentar el rol de nuestra academia.

González nos habla en el texto de Performatividades Líquidas acerca de la difícil tarea de crear
de un canon estético en Latinoamérica. Sus numerosas variables en el nacimiento, fusión e
interpretación nos habla de entrada que la música americana no se puede medir de la misma
forma en la que se mide la música europea, no por cuestiones de superioridad sino de contexto
social e histórico. Tesis también defendida por Alejo Carpentier. Entonces, ¿cuál es el objetivo
de las carreras composición “erudita” en nuestro país? Seguir el sistema de composición europea
actual en Colombia pareciera ser todavía un gesto de contemplación hacia los ideales europeos.

En el mundo actual la figura del compositor bohemio europeo es un recuerdo del siglo XIX. La
música de alto consumo fácil ha reemplazado los salones de concierto por escenarios de grande
capacidades. Sin embargo, el consumo de música clásica se mantiene vivo en especial la práctica
clásica-romántica ¿Por qué esta ambigüedad? El oyente moderno sin preocupaciones musicales
profundas le interesa la música que pueda entender y entretener en su vida, al mejor estilo de
música de inmobiliario de Satie. De tal forma que un cuarteto de Mozart resulta mucho más
amigable con el oído que un cuarto de Alban Berg. Y si esto es así en el mundo ¿qué sucede en
los salones de composición erudita colombiano? Donde el referente de obras empieza desde la
Segunda Escuela de Viena. Existe una desconexión entre el contexto musical real de Colombia y
la música académica. En casi todas las músicas del siglo XX y XXI existe una obsesión con el
timbre, desde los efectos moduladores de las guitarras eléctricas hasta las técnicas extendidas de
instrumentos de cámara pero la música popular han conservado sus formas en cambio la erudita
ha desechado la idea de continuar el paradigma. Otra razón que abre la brecha entre el
compositor moderno y el público.

Además, el último componente de lo académico a lo popular es un exotismo nacional. Sin saber


exactamente cual es el uso de citas rítmicas y melódicas de músicas nativas en composiciones
académicas se dan obras que en su pensamiento tímbrico y sin forma dan resultados de híbridos
extraños para el oyente académico y el popular. Como si la academia supiera de la necesidad de
exponer la música popular pero sin la certeza de cómo funciona en sí. Bach y Chopin habían
tomado melodías y ritmos populares que se transforman en versiones ornamentadas que aún así
respetaban los principios de forma y tonalidad de sus versiones originales pero ese proceso actual
termina influenciado por el pensamiento académico europeo moderno dando resultados difíciles
de entender y más complicados de comprender como canon estético.

Sin embargo, en mi opinión y siguiendo la tesis de Alejo Carpentier, la música latinoamericana


no son solo citas rítmicas y melódicas, lo que le da la esencia a la nuestra música es su
interpretación. De esa forma los compositores con formación académica que han entendido ese
concepto han logrado obras más cercanas al contexto musical. Piazzolla, Zumaqué, Juan
Sebastián Monsalve son ejemplos que la fusión musical popular y académica es el componente
más fuerte de nuestra música pero que para su desarrollo es necesario entender la interpretación
y el contexto de cada actividad musical latina.
El compositor moderno tiene que ser consciente de su música y de su contexto. De decidir si
seguir explorando de una forma integral popular y académicamente o seguir haciendo música
para oídos específicos que más allá de su valor estético terminarán sonando solo en los pasillos
de los salones de la academia. Latinoamérica no es Europa, por eso la importancia de conocernos
para saber a dónde ir.

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