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Historia de vida

Jhonattan. Acosta, Juan. S Bautista, David. Huertas y Luigui. A Pardo

Facultad de Diseño Gráfico, Universidad Santo Tomás

Investigación II

Prof. Paula Amador

13 de marzo de 2020
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Historia de vida Sandra Supelano

Sandra es una mujer bogotana de 56 años que actualmente vive en una casa en el barrio

Normandía de Bogotá con sus dos hijos y su marido. Tomamos la decisión de investigar con ella

y sus vivencias la forma en que se relacionó con sus padres desde la crianza en la época de su

niñez.

Nos cuenta que su infancia se vio influenciada por distintas costumbres culturales, ya que

su padre nació en Boyacá, su madre de origen paisa y por distintos motivos ambos llegaron a

Bogotá donde se conocieron. Su madre fue una mujer con una forma de ser fría, fuerte y con

gran firmeza; vivió una infancia dura en su pueblo, se vio forzada a trabajar desde joven.

Por parte su padre, no vivió mucho tiempo en su pueblo natal, desde joven vive en Bogotá con

una familia que era estable económicamente, fue una persona comprensiva, más amorosa y

relajada.

En cuanto a la forma de corregirla cuando realizaba malas acciones; su madre era más

fuerte y agresiva, mientras su padre tomaba una actitud más relajada y de diálogo; para Sandra la

actitud que sus padres tomaban frente a los problemas que ella causaba es buena, pues piensa que

estas ocasiones han sido vitales en su formación y su crecimiento personal además de darle una

base de cómo debe educar a sus hijos de una manera íntegra y acorde con sus experiencias

vividas con sus padres.

Esto lo podemos comparar con las afirmaciones de, Villarroel (1990) da cuenta de dos

patrones de socialización familiar: la socialización represiva y la participatoria. La

primera suele aparecer en las clases socioeconómicas más bajas donde los papeles

paterno y materno están muy definidos siendo el padre el proveedor de la familia y la


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madre el ama de casa y se caracteriza por el acento que ponen los adultos sobre la

obediencia del niño. Cuando el niño no es obediente el adulto recurre al castigo sin

embargo cuando obedece el infante no es premiado porque eso es lo que corresponde o

por el contrario se le dan premios materiales.

La socialización participatoria por su parte se da en los estratos medios y altos. Este

segundo tipo de socialización refuerza más la conducta correcta de lo que castiga la

conducta inapropiada y los premios o castigos que se le dan al niño son de tipo simbólico.

Sandra comentó que en su hogar generalmente la encargada del hogar era su madre, pero

no lo ve como un acto de machismo, sino que, porque su madre generalmente no realizaba

alguna actividad laboral, pero si en algún momento no se encontraba en casa, pero su padre si, él

se encargaba de las labores básicas en la casa. Además, el trabajo de su padre era de una jornada

extendida y llegaba a la casa en la noche, esto hacía la cena el momento donde podían dialogar y

estar todos juntos como familia; Sandra menciona que pocos eran los momentos donde

compartían en familia, sin embargo, donde más se recurría a esto era en viajes familiares que

organizaban para fechas importantes. Recuerda con afecto estos viajes, que los unían como

familia; resalta los comúnmente llamados “paseos de olla” donde podía disfrutar de una gran

variedad de gastronomía por el lugar de origen de sus padres.

Preguntamos por las características que diría que definen a su familia y por historias que

recordara, y Sandra destacó la unión que tenían, al igual que la mención de los valores y

enseñanzas que para ella han sido indispensables en su vida. Pero cabe mencionar que en algunos

puntos difiere con la forma antigua de crianza. Un caso similar al de Francisca en la manera de
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formación de su tipo de personalidad en la adultez, y su forma de enseñar a sus hijos mediante

los valores aprendidos durante su vida,

Destaca que en su niñez fue una persona recatada, tímida, silenciosa una mujer de hogar,

por las bases y valores que sus padres le dieron, resalta la importancia de la religión en su vida y

la de su familia; la identifica como la base de todo y parte fundamental del ser humano, sus

creencias fueron inculcadas por sus padres que fueron personas devotas y religiosas apegadas a

la doctrina católica. Caso contrario con el de Emma reyes la cual no veía la religión más allá de

una parte de su infancia sin mucha trascendencia

Sandra menciona y resalta el valor de la familia para la crianza, ya que ella recalca la

importancia del trabajo de padre y madre para la formación de los hijos, y destaca los valores que

se le fueron inculcados. En comparación con Eraso, Bravo & Delgado (2006): (...) La crianza

del ser humano constituye la primera historia de amor sobre la que se edifica en gran parte la

identidad del niño y se construye el ser social (p.1).

Desde su punto de vista, Sandra de una manera crítica, rescata que se ha perdido el valor

y la importancia de la familia en la sociedad actual, causando problemáticas sociales en cuanto a

los jóvenes, juzgando la forma de crianza que se da hoy en día partiendo de la disfuncionalidad

en las familias. Así como para Francisca no solo formaron su tipo de personalidad en la adultez,

si no su forma de enseñar a sus hijos mediante los valores aprendidos durante su vida.

Al final afirma y concluye diciendo que el valor de la comunicación en la familia actual es

indispensable, la mejor forma de que se acerquen a estos temas de una manera confiable y segura

es con el diálogo con las personas que han sido fundamentales en su crianza.

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