Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
La palabra proceso significa “el conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de
una operación artificial1”., con el fin de adaptar el concepto semántico al ámbito del derecho
procesal es pertinente, a partir de su significado semántico hacer una precisiones para su
mejor comprensión.
Por la naturaleza misma del concepto tal como se ha indicado desde su significado
semántico, hace referencia a una pluralidad sucesos, que en algunos generan como resultado
un fenómeno natural, por ejemplo; la gestación que es el proceso como se le conoce al
embarazo, está compuesto por una serie de hechos, el primero y que da inicio, es el de
concepción o de fertilización y finaliza con el parto o nacimiento con el cual se produce el
resultado vida; como puede observarse que tal proceso está compuesto por una serie de
hechos de la naturaleza en los cuales en términos generales no interviene la conducta del
hombre y que no es de interés para el estudio del derecho procesal.
Para el derecho procesal es de interés el estudio de ese fenómeno artificial del conjunto de
fases o conductas que configuran la institución del proceso y para ello se parte de la base
que debe estar conformado por hechos jurídicos provenientes de la conducta voluntaria del
hombre y de naturaleza lícita denominados actos jurídicos y en caso que sean realizados con
ocasión o dentro de un proceso de naturaleza jurisdiccional, se les denomina actos
procesales.
1
www.rae.es
2
Devis echandía, compendio de derecho procesal, Teoría General del Proceso, Tomo I, décima tercera edición,
1994 Pag. 157
Retomando el concepto semántico de la palabra proceso y adaptándola al ámbito del derecho
procesal, tal denominación adquiere el carácter de jurisdiccional cuando está compuesto por
una pluralidad de actos de naturaleza procesal que tiene como finalidad obtener un resultado
concreto, la aplicación de la ley al caso particular; con la combinación de estas
características logramos conformar la definición de proceso jurisdiccional, en la cual
contiene los elementos mínimos que identifican y permite diferenciarlo de otros procesos de
naturaleza física o jurídica, pero a pesar de ello es menester hacer un estudio más detallado
de sus características con el fin de comprender su naturaleza.
Primera Característica: El proceso está compuesto por una pluralidad de actos; de esta, se
desprende una de las diferencias más representativas con el concepto de acto procesal; se le
denomina proceso a todo aquello en que para obtener un resultado se requiere la ejecución
de varias actos, en palabras de Carnelutti “existe proceso siempre que el efecto jurídico no
se alcance con un solo acto3; por el contrario se le denomina acto cuando el resultado se
obtiene con la ejecución de una sola conducta.
Segunda característica: Los actos en que están compuesto el proceso son de naturaleza
procesal, por provenir de sujetos4 que intervienen en el proceso y habilitados por la ley5 para
actuar, se ejecutan con ocasión del proceso y tienen efectos en él, a diferencia de los actos de
naturaleza sustancial como el negocio jurídico, el contrato, que son de naturaleza sustancial.
3
(CARNELUTTI, Francisco. Sistema de Derecho Procesal Civil, tomo I, Introducción y Función del Proceso civil, Ed. Uteha, Argentina,
1944. P. 4)
4
Debe advertirse que un acot procesal, tal como lo indica Devis Echandía, debe ejecutarse ante funcionario o
por funcionario ccompetentes, con ello pretendiendo resaltar un requisito de forma, más que determinar la
naturaleza del sujeto del que proviene. Pag 157
5
Los sujetos habilitados por la ley para la ejecución de estos actos procesales tienen el carácter de sujetos
procesales, pero además para su ejecución deben cumplir con unos requisitos de tiempo, modo y necesarios
para que tenga efectos en el proceso.
Tercera Características: Está compuesto por etapas6 y en cada una de ellas se deben
ejecutar los actos procesales en un orden establecido por la ley.
Cuarta característica: Cada etapa tiene efecto preclusivo; una vez finalizada cada una de
ellas, no es posible la ejecución de un acto procesal en una etapa diferente para la cual fue
diseñado.
Quinta característica: cada una de las etapas y de los actos tienen una relación de
interdependencia tal forma que la ejecución y el agotamiento de uno desencadena el
nacimiento y la ejecución de otro posterior, de ahí que se afirme que el proceso es dinámico,
en el sentido de que una vez se inicia, se desarrollando a medida que se da inicio y se agotan
etapas hasta que se llena al momento final que es la sentencia.
Sexta característica: Todo proceso tiene un resultado y el que se obtiene del agotamiento
de cada una de estas fases y la ejecución de los actos es una sentencia en virtud del cual se le
da aplicación a la ley (concreción de la ley); de ahí que se afirme que es un instrumento para
el cumplimiento de la función jurisdiccional.
6
A diferencia de lo planteado por el maestro Devis Echandía, en su pag. 157 pretendemos resaltar esta
característica no advertida en la definición que propone; para el autor el proceso procesal es el conjunto de
actos coordinados… y nada advierte en la composición del proceso en etapas que son las que terminan
delimitando el momento en que se deben ejecutar esos actos procesales.
Proceso y litigio no es lo mismo, éste se origina por la existencia de un conflicto
intersubjetivo de intereses7 y adquiere tal nombre en el moemtno en que esa disputa se
somete a juicio, sin que con ello se afirme que se constituya como el presupuesto necesario
para la formación de un proceso, toda vez que puede someterse a discusión por medio de un
proceso controversias aparentes.
El proceso, por el contrario, es el instrumento por medio del cual el juzgador puede cumplir
el ejercicio de la función jurisdiccional; hace posible que por medio de una sentencia se
pronuncie respecto de cualquier asunto en general con el fin de aplicar la ley; la estructura
básica del proceso es la misma, debe existir una fase inicial de configuración , por medio de
un instrumento que materialice el ejercicio del derecho a acción; otra fase de contradicción o
defensa y la sentencia.
El procedimiento es el trámite que diseña el legislador para resolver uno o varios asuntos en
particular y que puede variar dependiendo de la naturaleza del derecho sometido a discusión;
en materia civil, por ejemplo se han diseñado unos procedimientos específicos diseñados
para ciertos asuntos en particular, de ahí que se hable del procedimiento verbal, el verbal
sumario, el ejecutivo, liquidatarios, al igual que en el proceso penal, se diseñan
procedimientos para ciertos asuntos, pequeñas causas, extinción de dominio, entre otros.
Lo que debe advertirse es que el diseño del proceso está justificado en la necesidad de
resolver un conflicto, no obstante, debe advertirse que con la creación de proceso de
naturaleza voluntarios en materia civil (denominados de jurisdicción voluntaria), es posible
que se someta a conocimientos algunos asuntos que, aunque no sean objeto de litigio, se
hace necesario la aplicación de la ley por medio de un procedimiento diseñado para ello.
Está constituido por aquella relación jurídica o situación jurídica (el asunto en particular)
sometido a conocimiento del juez y respecto de las cuales deberá pronunciarse.
8
ALCALA, Zamora y Castillo, Niceto. Proceso, Autocomposición y Autodefensa, Contribución al estudio de los fines del proceso.
Primera reimpresión, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad Autónoma de México, México, 2000, P. 116
violenta de los conflictos de intereses, en cuanto tal solución pugna con la paz
social, que es el interés colectivo supremo.
Para el autor, el fin del proceso está constituido por la protección de los intereses
consistentes básicamente en la conservación o restablecimiento de la paz y armonía social,
intereses indispensables para supervivencia, estabilización y conservación de las sociedades.
No obstante que le asiste al autor en sus apreciaciones, es importante tener en cuenta que el
proceso como instrumento para la concreción de la ley, igualmente tiene como finalidad
resolver el conflicto.
Lo anterior nos conduce a hacer mención a Niceto Alcalá Zamora, quien le da una doble
finalidad al proceso, quien precisa que: “el proceso sirve a un tiempo un interés individual y
específico, que se circunscribe a cada uno de los litigios que resuelve, y un interés social y
genérico, que se extiende a cuantos litigios puedan someterse a la jurisdicción de un
Estado10”.
Autores nacionales como Devis Echandía, plantearon esta doble finalidad al indicar que el
fin principal de todo proceso es la satisfacción de un interés público y general; mantener la
armonía y la paz social y el fin secundario estará constituido por la composición justa del
litigio o la declaración de un derecho tutelado para resolver el problema de su
incertidumbre11.
9
CARNELUTTI, Óp. Cit., P. 44
10
ALCALZA, Ob. Cit., p.
11
ECHANDIA, Ob. Cit., p. 159
En la actualidad otros autores como el Dr. Luis Alonso rico precisa de una manera mucho
más concreta varias finalidades del proceso que consisten básicamente en la realización al
mismo tiempo el derecho objetivo y subjetivo, la materialización de los valores del orden
jurídico y la contribución eficaz a la creación de derecho mediante el agotamiento de su
forma válida12.
Es cierto entonces que de manera inmediata, el proceso tendrá como fin resolver el conflicto
mediante la aplicación de la norma al caso concreto, obteniendo con ello la protección de un
derecho sustancial debatido, pero de igual forma se debe tener presente que cuando se
resuelve el litigio, la posibilidad de que la violencia se imponga se reduce significativamente
lo que implica entonces que de manera mediata se están cumpliendo con otro fin mucho más
general que se traducen como ya lo habíamos afirmado, en la conservación o el
restablecimiento de la armonía y la paz social13.
12
RICO, Puerta Alonso.Teoría general del proceso. Segunda edición. Editorial leyer.2008. . P. 526
13
Para el estudio de algunas críticas sobre lo que no debe entenderse como fin del proceso, véase a Devis Echandía, Ob. Cit., p. 159.
1.6.1.1. Teoría del proceso como un contrato. Se afirma que el proceso es un contrato de
naturaleza judicial mediado por el juez en virtud del cual las partes no solo pactan
voluntariamente acudir al proceso, si no que determinar el objeto del litigio 14,
comprometiéndose a aceptar la decisión judicial de su contienda15.
14
ALSINA, Hugo. Tratado teórico practico de Derecho Procesal Civil y Comercial. Segunda edición. Tomo I, Parte general. Ediar Soc.
Anon. Editores. Buenos Aires. 1963. p. 414.
15
ALCALA. Ob. Cit., p. 122
16
ALSINA , Ob. Cit., p.
17
COUTURE, Eduardo J, Fundamentos del derecho Procesal Civil, pág. 64. Citador por ALCALA, Ob. Cit., p. 122.
ahí que el proceso deba ser considerado como un cuasicontrato; la comparecencia a
este por parte del demandado y el ejercicio de los medio de defensa no puede ser el
producto del acuerdo de voluntades
Las críticas a esta teoría son similares a las que se les hicieron a las teorías contractualitas.
Von Büolw precisa que esa relación jurídica, se presenta entre las partes y entre el juez y las
partes entre si, relación que usualmente se ha representado mediante el siguiente esquema:
18
Niceto Alcalá Zamora, afirma que esta teoría es genuinamente alemana, inicialmente fue concebida por Hegel, Bethman – Hollweg la
sustentan y Oscar Búlow, la publica, razón por la cual critica a quienes afirman que los orígenes de esta teoría es del procesalismo italiano.
Ob. Cit. P.125
19
ALSINA, Ob. Cit. P. 417
JUEZ
ACTOR OPOSITOR
Entre el juez y el actor surge una relación jurídica de pretensión; entre el juez y el opositor
surge una relación jurídica de oposición; quedan vinculados entre sí por un conjunto de
derechos, deberes, facultades.
Relación, significa entonces vínculo entre sujetos, cuando tiene origen normativo, (derecho
objetivo), adquiere el carácter de jurídica, si la norma que regula tal relación es de naturaleza
sustancial, se denominara relación jurídica sustancial y si es naturaleza procesal, se
denominará relación jurídica sustancial y su contenido estará conformado por el derecho
subjetivo entendido en un sentido amplio como el conjunto de facultades cuya titularidad
está en cabeza de uno de los sujetos integrantes del extremo de la relación jurídica y deberes
que se le imponen al otro extremo contenidos en la norma que regula las conductas de los
sujetos.
Devis Echandía afirma que la relación “es el vínculo general que surge al iniciarse el
proceso como resultado del ejercicio del derecho de acción…. Ella ata a las partes y al juez
mientras el proceso subsista, y de ella emanan derechos, obligaciones, potestades y cargas
para aquellas y éste..23”
JUEZ
ABElEDO-PERROT buenos aires argentina – 1999 …294
22
Devis Echandía Pag 170
23
Pag 171
24
RICO. Ob. Cit. P. 522
DEMANDANTE DEMANDADO
La teoría e la relación jurídica formulada por Bulow, es la que ha tenido mayor acogida
dentro de la doctrina en general25.
Ahora bien, en relación con los sujetos que la integran, no se limita a la participación del
juez, el actor y opositor; en la legislaciones procesales modernas se ha ampliado su
composición de determinando cuales sujetos de derecho pueden intervenir en calidad de
sujetos procesales cómo es el caso del apoderado judicial y dependiendo de la naturaleza del
derecho sustancial se le ha reconoció la calidad de tal al Ministerio Público, al defensor de
familia, la víctima, el causador privado, entre otros.
25
Devis echandía precisa que “la mayoría de los procesalistas modernos están de acuerdo con la noción de
relación jurídica y su unidad, y puede decirse como lo advierte Rocco, que dicha noción pertenece ya a la
cultira jurídica. Pag. 171.
( derecho de acción, de oposición, derecho a probar, deberes de investigar, decidir, entre
otros)
1.6.1.2.3. Compleja. Porque además de que se configurarse dos relaciones jurídicas, una de
acción entre el actor y el juez y otra de oposición entre el Opositor y el juez, en cada una de
ellas está compuesta de una variedad de derechos y deberes26, tal como lo acabamos de
indicar.
1.6.1.2.4. De derecho público. Porque esa relación que surge como consecuencia de una
actividad regulada por el estado (pública); el proceso.
A la luz de esta teoría se encontraría explicación racional a los procesos sin contradictorio o
aquellos en los que, si bien existe potencialmente un demandado, no llega por de pronto a
contestar e incluso puede no responder jamás a la pretensión del actor, fallando respecto de
ellos.
Con fundamento en éstas, los autores que predican la publiscización del proceso sostienen
que el juez actuando como uno de los sujetos del proceso, pero no del litigio al que es ajeno,
no puede ser indiferente al destino del proceso, razón por la cual se propugna por el
aumento de los poderes del órgano jurisdiccional para la dirección del proceso.
1.7.1 Los deberes procesales. Algunas conductas de los sujetos procesales son constitutivas
de deberes de naturaleza procesal, esos deberes son imperativos…….
ACA VOY 20/06/2018
El deber procesal le impone una exigencia a los sujetos procesales, consistente en que
ajusten sus conductas a las normas procesales. , de tal forma que el incumplimiento de tal
exigencia genera como consecuencia la imposición de una sanción.
En general, todos los sujetos procesales tiene deber procesales a saber; el Juez debe entre
otros, garantizar el ejercicio del derecho de acción al demandante, dándole trámite a la
solicitud de iniciación del proceso, debe garantizarle el derecho de contradicción al
29
Ángel Sánchez de la Torre, en un estudio de la relación jurídica “como concepto metodológico”, habla de la
utilidad de “describir la posición de los sujetos jurídicos en sus conexiones legalmente previstas dentro de las
situaciones reguladas normativamente.” Con la finalidad de que permita “ atender a la función que tienen los
sujetos en cuanto protagonistas o en cuanto afectados, o interesados, o verificadores, o sancionadores, etc., de
una situación jurídica determinada.,” Y “permite incluir dentro de sí misma no sólo la posición respectiva de
los distintos sujetos incluidos en ella, sino también el cambio de estas posiciones según se van cumpliendo los
actos sucesivos de realización de los derechos y obligaciones conforme a las previsiones normativas. Revista.
Foro, Nueva época, núm. 11-12/2010: 31-53 ISSN:1698-5583
demandado, notificándole la existencia del proceso, debe resolver la controversia mediante
la sentencia. Las partes tienen deberes procesales que se reducen a que, con sus actuaciones,
respeten la lealtad y buen fe en sus actuaciones, prestarle colaboración al juez, comparecer
cuando éste se lo ordene.
1.7.2. Los derechos procesales. Son prerrogativas que la ley procesal le concede
exclusivamente a las partes y otros sujetos diferentes al juez con el fin de poder
defender sus intereses dentro del proceso; no puede ser titular de tales derechos el
juzgador, toda vez que como es titular de la función jurisdiccional, solo tiene deberes
y poderes. Hacen parte de los derechos procesales el ejercicio del derecho de acción,
impugnar, controvertir y aportar pruebas., el de contradicción en cabeza del
demandado, de interponer los respectivos recursos
1.7.3. Las cargas procesales. Son exigencias que la ley procesal le hace a las partes para
que realice una conducta dentro del proceso con el fin de obtener el resultado esperado, en
beneficio de sus intereses .
Aunque tanto el deber como la carga procesal se les exige que ajusten su conducta a la
norma, la diferencia radica en su resultado, en el primer caso, el incumplimiento de tal
exigencia genera como consecuencia la imposición de una sanción, mientras no se generará
tal sanción, solamente no se obtendrá el resultado esperado.30.
30
CARNELUTTI. Ob. Cit. P. 65.
Las facultades procesales. Son conductas procesales que dependen exclusivamente del
arbitrio del sujeto que las tiene a su favor, , y que en caso de no hacerse uso de ellas no
genera ninguna clase de consecuencia para el sujeto titular de estas.
En este orden de ideas habrán asuntos que requieran un diseñor de procedimiento mucho
más extenso, con una multiplicidad de etapas en las cuales se puedan desplegar un mayor
numero de actos procesales, que para otros asuntos.
En otras palabras; quien afirme ser titular de un derecho debe obtener su reconocimiento por
medio de esta clase de proceso para tener el poder de exigir su protección, su satisfacción a
su favor y en contra de otra persona a quien debe asumir las consecuencias jurídicas
materializadas en la imposición de una obligación cuyo contenido se traduce en una
prestación de dar, hacer o no hacer.
Por lo anterior se afirma que en este tipo de procesos se persigue “determinar cuál es la
voluntad de la ley” y aunque esta expresión, en realidad no coincide mucho con las
modernas doctrinas que hablan sobre la función del juez, lo que se quiere resaltar
básicamente es que en los procesos declarativos se pretende constatar o verificar que los
supuesto facticos consagrados en la norma se cumplieron, con el fin de atribuirlos en su
favor a un sujeto y en contra de otro sujeto por medio de la sentencia.
De igual forma, por estas razones se afirma que también que en este tipo de procesos se
afirma que se parte de la incertidumbre sobre la titularidad del derecho en cabeza del actor la
cual se pretende despejar por medio del proceso y que se declare en sentencia.
Uno de los pautas que podría orientar para establecer en qué casos estamos en presencia de
un proceso de esta naturaleza es cuando el objeto de tal declaración es la consolidación de
situaciones jurídicas que se originan por la ocurrencia de hechos de la naturaleza en la cual
no interviene la naturaleza del hombre, tal es el caso del paso del tiempo el cual en derecho
tiene consecuencias jurídicas, como es el caso de la adquisición del derecho real de domino,
de ahí que se afirme que el proceso con pretensión de declaración de pertenencia es de
naturaleza mero declarativo toda vez la titularidad del derecho real de domino la adquiere un
sujeto por poseer un bien por un término establecido por la ley, transcurrido ese tiempo se
hace dueño y en este caso lo única que se requiere para ello es que el jue reconozca tal
situación.
Otros de los asuntos que pueden ser objeto de tal proceso es el caso de la filiación, entendido
como el vínculo entre pares e hijos se generan por el hecho de la concepción natural, en
consecuencia, las acciones tendientes a determinar tal relación son declarativos puros en la
medida en que la sentencia reconoce tal circunstancia que se consolidó por este fenpomeno
natural.
Existen otros asuntos ajenos a los actos de los sujetos que pueden tramitarse por medio de
estos procesos, no obstante que pretenden atribuirse su autoría, como es el caso de la
simulación absoluta o la declaratoria de inexistencia de un negocio jurídico caso en el cual,
el proceso tiene como finalidad, en el primer caso que el negocio nunca existió o en el
segundo caso que el negocio jurídico nunca surgió, debido al incumplimiento de requisitos
escenciales para que tuviese efectos.
31
Este proceso equivale al de mero acertamiento enunciado por Carnelutti, en palabras del autor “acertar una relación jurídica, significa
establecer uno o más modos de ser de la misma. Y puesto que el modo de ser de una relación jurídica se traduce en la eficacia de un hecho
jurídico, cabe concebir también como objeto del acertamiento el hecho, en el lugar de la relación, siempre que por tal se entienda la
cualidad o eficacia jurídica del hecho y no su modo material del ser. CARNELUTTI, Ob. Cit. P. 173
El código de comercio en su artículo 897 establece la sanción de ineficacia a los actos que
no han sido celebrados con los requisitos establecidos en la ley, razón por la cual opera de
pleno derecho, lo que implica que el acto es ineficaz por contrariar la norma, sin que sea
necesaria la declaratoria judicial, lo que no impide que el juez mediante un fallo mediante
una sentencia declarativa pura se pronuncia sobre esta situación.
Es por ello que tales decisiones proferidas en sentencia, tienen la vocación de ser ejecutadas,
toda vez que la imposición de una prestación a favor del demandante le otorga la calidad de
acreedor y el demandado la de deudor, lo que implica frente a su renuencia de cumplir
voluntariamente con la prestación, existe la posibilidad de iniciar un proceso ejecutivo para
exigir el cumplimiento de manera coercitiva, lo que no muy usual en los procesos
declarativos puros.
Las características fundamentales entonces de este tipo de procesos podrían resumir en tres a
saber: a) La existencia de una relación jurídica que va a ser objeto de discusión en el
proceso; b) La existencia del interés de hacerle modificaciones a esa relación jurídica, bien
sea porque se va a sufrir una mutación o porque va constituir una nueva o se va a extinguir y
c) La transformación de esa relación jurídica opera con posterioridad a la declaración.
1.8.1.2. Proceso Ejecutivo: tiene por objeto obtener el cumplimiento (pago en sentido
genérico) de una determinada prestación de dar, hacer o no hacer, teniendo como
fundamento de ello la existencia de un crédito a favor del demandante y en contra del
demandado (considerados acreedor y deudor respectivamente).
El crédito y por ende la prestación, deberá estar contenida en un documento donde conforme
a la legislación procesal aparezca en forma clara, expresa y exigible la obligación a favor del
demandante y a cargo del demandado.
Como ejemplo de este tipo de procesos tenemos todas las ejecuciones emanadas de
sentencias donde existe la condena a la indemnización de perjuicios por la declaratoria
previa de responsabilidad del demandado, quien se constituye como deudor, la derivada de
los títulos valores expedidos con todos los requisitos de ley (letras de cambio, pagarés,
cheques).
Por la naturaleza misma de este proceso, es procedente para resolver cualquier clase de
controversia generada como consecuencia de la existencia de una relación jurídica sustancial
en el ámbito del derecho privado (civil, comercial, laboral, entre otros) y público (penal,
administrativo).
En este tipo procesos no se debaten conflictos, porque los asuntos sometidos a su trámite no
versan sobre relaciones, si no situaciones jurídicas de un sujeto de derecho, lo cual excluye
la posibilidad de la existencia de un litigio y por ende de un conflicto intersubjetivo de
intereses.
El objeto del pronunciamiento en un proceso de jurisdicción voluntaria será:
a) Modificar tal situación jurídica en protección del sujeto mismo, como es el caso de la
interdicción de la persona con discapacidad mental absoluta; proceso en el cual se está
siendo objeto de examen la capacidad de un sujeto, la cual se presume a luz del derecho
sustancial, por ser mayor de edad, pero puede perderse cuando se afecta el juicio y
discernimiento lo que le impide administrar correctamente su patrimonio y por ende
afectarlo, razón por la cual se hace necesario y en caso de establecerse que la ha perdido se
deberá inhabilitar para que manifesté su voluntad por sí mismo y se exija que lo haga por
intermedio de un sujeto que será nombrado para ello
Nótese que a diferencia de los procesos contenciosos que se somete relaciones jurídicas de
las cuales existen controversias, en los procesos voluntarios se someten a conocimiento
aspectos particulares que tiene que ver con la situación jurídica de un sujeto, razón por la
cual no existe conflicto, tampoco dos sujetos en relación de contradicción (el actor y
opositor), al igual que no se configura una pretensión en virtud dela cual se le pretenda
imponer a favor y en contra de otro unas consecuencias jurídicas adversas.
Otra de las particularidades de este tipo de procesos, es que solo se presenta para asuntos
sometidos a conocimiento de la jurisdicción ordinaria en su especialidad de lo civil, que en
el caso de la legislación colombiana está consagrado en los artículos 577 y ss del Código
General del Proceso.
1.8.3. Por la naturaleza del derecho que regula el asunto sometido a conocimiento del
juzgador: En razón a tal criterio que se estructuren se han implementado proceso que,
aunque mantiene su misma estructura, tienen unas particularidades propias propios de la
naturaleza del derecho que se debate, en este orden de ideas existen procesos penales,
laborales, contenciosos administrativos y civiles, éstos últimos se subdividen a su vez
dependiendo del tipo de trámite que debe adelantarse en proceso declarativos, ejecutivos,
liquidatarios.
Como ya se había afirmado al tratar las teorías sobre la naturaleza del proceso, se le atribuye
al profesor Oscar von Bülow el estudio de los presupuestos procesales en 1868 con su
publicación denominada la teoría de las excepciones procesales y los presupuestos
procesales.
El estudio de los presupuestos procesales obedece a la necesidad de determinar cuáles son
los requisitos necesarios para que se configure de forma adecuada el proceso en ejercicio del
derecho de acción y se pueda proferir sentencia en la que se decida el asunto sometido a
conocimiento del juzgador; a estos requisitos se le denominan presupuestos formales del
proceso o de la acción o formales y se diferencian de otro presupuestos que son
indispensables para que prospere la pretensión denominados presupuestos materiales.
La determinación de cuáles son los presupuestos formales del proceso ha sido el producto de
una construcción dogmática que se hizo a partir del estudio de unos requisitos establecidos
en los códigos de procedimientos y cuya inobservancia impiden que se configure
correctamente el proceso.
Nuestra Corte suprema de justicia32 hizo mención a estos, indicando que existen en el
proceso unos elementos definidores o constitutivos de la acción, los cuales concurren a
estructurar y a individualizar una acción y a distinguirla de cualquiera otra, necesarios
entonces para la constitución de una adecuada relación jurídica procesal, estos son
básicamente: la intervención de un juez, de un demandante y un demandado y a renglón
seguido, hace referencia a unos requisitos que denomina presupuestos procesales, entre los
cuales enuncia, la competencia, la capacidad para ser parte y la capacidad procesal o para
comparecer y la demanda idónea33 o en debida forma, advirtiendo que la ausencia en el
juicio de uno cualquiera de estos presupuestos, impide la integración de la relación procesal
y el pronunciamiento del juez sobre el mérito de la litis, razón por la cual son susceptible de
control, por las partes y por el mismo juez, quien en última instancia, al momento de
disponerse a dictar sentencia, si detecta el incumplimiento de alguno de estos requisitos
deberá en algunos casos, declarar un nulidad y en otros declararse inhibido para decidir de
fondo.
32
”. (CSJ, Cas. Civil, sent. feb. 21/66. M.P. Enrique López de la Pava), que a la vez enuncia a las sentencias de casación de julio 21 de
1954 (LXXVIII, 2144, 104), y de agosto 19 de 1954 (LXXVIII, 2145, 348).
33
”. (CSJ, Cas. Civil, sent. feb. 21/66. M.P. Enrique López de la Pava), que a la vez enuncia a las sentencias de casación de julio 21 de
1954 (LXXVIII, 2144, 104), y de agosto 19 de 1954 (LXXVIII, 2145, 348). (...).
Además precisa la alta corporación que existen otros requisitos denominados “ condiciones
de la acción”, precisamente porque la respaldan y determinan su acogida y su éxito,
advirtiendo que son necesarios para asegurar su prosperidad esto es, para que el demandante
que la promueve pueda obtener un pronunciamiento favorable a sus pretensiones, entre ellos
tenemos; a) la tutela de la acción por una norma sustancial, b) La legitimación en la Causa:
La legitimación en causa es en el Demandante la cualidad de titular del derecho subjetivo
que invoca y en el demandado la calidad de obligado a ejecutar la prestación correlativa y, c)
el Interés Para Obrar o interés procesal: No es el interés que se deriva del derecho invocado
(interés sustancial), sino el interés que surge de la necesidad de obtener el cumplimiento de
la prestación correlativa, o de disipar la incertidumbre sobre la existencia de ese derecho, o
de sustituir una situación jurídica por otra.
El profesor Hernando Morales Molina, al igual que la Corte Suprema de Justica, diferencia
entre los presupuestos procesales que condicionan el ejercicio inicial de la acción, sin
presuponer resolución favorable34 y los elementos de la pretensión, que pertenecen al
derecho sustancial, percibiéndose sus consecuencias se perciben al momento de dictar
sentencia.
El profesor Devis Echandía35 reacciona a la clasificación que hace la Corte, por considerarla
simplista e incompleta, propone entonces que los presupuestos sean clasificados de la
siguiente forma: 1) Presupuestos procesales previos al proceso, que se subdividen en dos
grupos: a) presupuestos procesales de la acción definiéndolos como “ los requisitos
necesarios para que pueda ejercitarse la acción válidamente, entendida ésta como derecho
subjetivo a la obtención de un proceso” o “condiciones para que el juez oiga la petición que
se le formule para iniciar un proceso y decidirlo por sentencia justa”, hacen parte de estos
presupuestos a saber: La capacidad jurídica y la capacidad procesal o "legitimatio ad
34
MORALES, Molina, Hernando. Curso de Derecho Procesal Civil: parte General, Editorial ABC, Bogotá., 1983. Octava Edición. P- 148.
35
DEVIS, Ob. Cit. P. 284
processum" del demandante y su adecuada representación cuando actúa por intermedio de
otra persona; La investidura de juez; La calidad de abogado titulado de la persona que
presenta la demanda; la no caducidad de la acción, y b) presupuestos procesales de la
demanda, que deben reunirse para que el juez admita la demanda, hacen parte de estos: Que
la demanda, denuncia o querella sea formulada ante juez de la jurisdicción a que
corresponde el asunto; La capacidad y la debida representación del demandado, o
"legitimatio ad processum"; La debida demanda, entre otros.. y 2) los presupuestos
procesales del procedimiento, que los definió como los requisitos que “ deben cumplirse una
vez admitida la demanda” ..” con miras a constituir la relación jurídica procesal y de que
aquél continúe su curso, desenvolviendo y realizando las varias distintas etapas que la ley ha
señalado como necesarias para que se llegue a la sentencia formal”. Hacen parte de estos
presupuestos: La práctica de ciertas medidas preventivas, la citación o emplazamiento a los
demandados; las citaciones y emplazamientos a terceros, que ordene la ley; la no caducidad
o perención de la instancia o del proceso por inactividad de las partes; El cumplimiento de
los trámites procesales, en el orden establecido por la ley para cada proceso; El seguir la
clase de proceso que corresponda y La ausencia de causa de nulidad en el curso del proceso.
Para efectos de cumplir entonces con este primer presupuesto, a la parte actora le
corresponderá determinar a cuál juez de qué especialidad debe someter el conocimiento del
asunto en particular, sin que ello implique determinación de competencia de un juez en
particular dentro de la especialidad.
La capacidad de goce es uno de los atributos de toda persona que en el ámbito del derecho
procesal se traduce en la capacidad para ser parte y no es otra cosa que la aptitud que le
concede la ley a un sujeto “para ser titular de la relación jurídico-procesal 36”, es decir para
adquirir la calidad de parte en un proceso en condición de actor o de opositor.
En Colombia, según el Código General del proceso tal capacidad la tienen los sujetos con
personalidad, es decir las personas naturales y jurídicas, por el solo hecho de existir, sin que
sea necesario determinar si tienen o no capacidad de ejercicio, extendiéndose tal capacidad a
aquellos sujetos sin personalidad como los patrimonios autónomos y el concebido para la
defensa de sus derechos al tenor de lo dispuesto en el art. 53 del C.G. del P.
Teniendo en cuenta entonces que la condición para que surja la capacidad para ser parte
tratándose de los sujetos con personalidad, es su existencia, se incurrirá en tal ausencia en
los casos en que se pretenda configurar la parte demandante o demandada con una persona
natural o jurídica inexistente.
En los casos de muerte de la persona natural o extinción de la persona jurídica que pretendía
ser demandante en un proceso, tal ausencia debe ser reemplazada, en el primer caso por sus
herederos, quien deberán, por medio del proceso de sucesión adjudicarse el crédito para
poder legitimarse para ello, y en el segundo, por la persona a quien se le adjudicó tal crédito
en el proceso de liquidación.
El C. de G. del P. la regula en su art. 54 y para el caso de las personas naturales supedita tal
capacidad a que estas puedan de disponer de sus derechos, razón por la cual la tendrán
aquella que conforme a la ley sustancial civil, tengan capacidad de ejercicio (mayores de
edad, que no hayan sido declarados inhábiles), en caso contrario, no podrá comparecer por sí
mismo, razón por la cual tendrá que comparecer por intermedio de un representante,
conforme a las leyes que regulan la representación legal.
Lo anterior, no excluye la posibilidad de que una persona capaz, que no quiera o no pueda
comparecer al proceso por sí misma, pueda acudir al proceso por medio de un representante
que designe de manera voluntaria, para que acuda en su nombre, esta representación
voluntaria es consecuencia de un contrato de mandato regulado por los artículos 2142 del c.c.
en virtud del cual una persona confía la gestión de uno o más negocios a otra, que se hace
cargo de ellos por cuenta y riesgo de la primera. El artículo 2156 ibídem consagra dos clases
de mandato, el general si se da para todos los negocios del mandante, y el especial si
37
Ibídem.
comprende uno o más negocios especialmente determinados y el artículo 2149 del C.C.
describe los medios idóneos para el otorgamiento del poder así: " El encargo que es objeto
del mandato puede hacerse por escritura pública o privada, por cartas, verbalmente o de
cualquier otro modo inteligible y aún por la aquiescencia tácita de una persona a la gestión de
sus negocios por otra". La norma prevé dos modalidades para el otorgamiento del poder; una
por escrito, a veces solemne (escritura pública), y otra verbal.
Tal irregularidad debe ser corregida con el fin de evitar una afectación a la adecuada defensa
de los intereses de las partes en el proceso, es por ello que en caso que el juez la detecte la
momento del juicio de admisibilidad deberá inadmitir la demanda, en caso que la parte
demandada la detecte dentro del término de traslado, deberá interponer la respectiva
excepción previa y en etapas posteriores se podrá corregir mediante la declaratoria de
nulidad.38
La norma en mención se presta a confusiones por utilizar el verbo comparecer que significa
“Presentarse personalmente o por poder ante un órgano público, especialmente ante un juez
o tribunal.”; si una persona es capaz y por ende puede disponer de sus derechos, podrá
comparecer ante un juez y notificarse de la existencia de un proceso en su contra, sin que
requiera tener la calidad de abogado, podrá ser escuchado en declaración, inclusive podrá
38
Art. 133-4, 135 y ss del C. G. del P.
disponer del derecho en litigio (conciliar) sin que necesariamente este asistido por un
abogado, lo que no podrá hacer, en caso que no tenga tal calidad, es ejercer actos de defensa
toda vez que las actuaciones judiciales como regla general deben ser ejecutadas por un
sujeto que tenga el derecho de postulación, con el fin de que tales actuaciones tengan algún
efecto.
Lo que indica la norma en mención, es que quien pretenda instaurar un proceso, invocar
pretensión, ejercer actos de defensa de su derecho y en general realizar actuaciones en un
proceso y no tenga la calidad de abogado habilitado para litigar, deberá hacerlo por
intermedio de uno que el designe o se lo designe el Estado, interpretándose así la norma,
claramente entendemos la deferencia entre la capacidad para comparecer y el derecho de
postulación.
Tal como lo indica la norma en mención, existen caos en que es posible que las partes
puedan desplegar algunas actuaciones directamente en el proceso, como por ejemplo
conciliar, que es un acto de disposición del litigio que solo requiere que la parte tenga
capacidad para comparecer; en otros eventos como los procesos de mínima cuantía, es
posible que las partes puedan iniciar y actuar durante todo el transcurso del proceso sin la
asistencia de un abogado, excepciones que no pueden confundirse la cuestión particular de la
asistencia de un abaogado para efectos de preservar el derecho de defensa; en el proceso
civil cuando el demandado es notificado personalmente de la existencia de un proceso y se
39
Corte Constitucional, sentencia de febrero 22 de 1996.
abstiene de nombrar un abogado que asuma su defensa, el proceso continuará su curso
normalmente; en el caso del proceso penal y en las actuaciones administrativas, se exige
necesariamente que la parte investigada o imputada este asistida por un abogado.
Para que un abogado actúe como apoderado judicial del demandante o demandado se
requiere básicamente que se cumpla con una formalidad esencial, el otorgamiento de un
poder con el fin de que se concrete el acto de apoderamiento judicial el cual debe cumplir
con unas formalidades establecidas en la ley procesal40
La demanda se constituye como el instrumento procesal por medio del cual no solo se
materializa el ejercicio del derecho de acción, sino que además reviste gran utilidad para que
el actor a quien le corresponde la carga de su elaboración, además de darle cumplimiento a
los presupuestos procesales de jurisdicción, competencia, capacidad para ser parte y
comparecer, determine el objeto del proceso indicando cuales son los hechos sobre los
cuales se sustenta las pretensiones que va a invocar y las pruebas que pretende hacer valer.
Cada uno de los códigos de procedimientos civil, laboral y administrativo determinará cual
es la manera de elaborar una demanda conforme a las particularidades propias de cada
proceso.
“Cuando el juez analiza si se han cumplido con éste requisito, debe tenerse en cuenta
criterios de proporcionalidad y eficacia, de modo tal que la regla procesal cumpla el
cometido que constitucionalmente le ha sido fijado, es decir, la “efectividad de los
derechos reconocidos por la ley sustancial” (artículo 4º, ibídem). De manea que si la
apreciación de la demanda no es tarea que deba hacerse en función de la forma por la
forma, es claro que una de las obligaciones del juez es interpretarla con el fin de
desentrañar su verdadero sentido y alcance. Más, esa labor debe cumplirse dentro de
un marco que no riña con su objetividad, razón por la cual la interpretación puede
hacerse en los casos en que la imprecisión o la oscuridad no sean de una dimensión tal
que obstaculicen por completo la averiguación de lo que su autor quiso expresar42.
Las causas más frecuentes de errores en la elaboración de una demanda se presentan por:
42
Ibidem.
a) Por indebida determinación de los hechos que puede afectar la adecuada comprensión del
objeto del proceso por parte del juez e incidir en la actividad probatoria y por ende en la
sentencia.
b) Una indebida formulación de la pretensión, de forma ininteligible, poco clara, de tal
manera que no se entienda por la simple lectura lo que quiere el demandante, lo que puede
afectar la decisión del juez, no obstante que este debe interpretar la voluntad de la parte en la
medida en que sea posible.
c) Una indebida acumulación objetiva de pretensiones
El transcurso del tiempo, como hecho jurídico que tiene implicaciones en las relaciones
jurídicas sustanciales y procesales, íntimamente ligado con tres instituciones jurídicas, la
preclusión, la prescripción y la caducidad.
La preclusión es un efecto procesal que se obtiene cuando las partes no realizan una
actuación procesal dentro del término establecido en la misma ley procesal, consistente en la
pérdida de oportunidad para actuar.
La caducidad, ha sido entendida como un efecto procesal en virtud del cual, el actor o el
titular de un derecho sustancial, pierde la facultad de ejercer el derecho de acción y por ende
el de acudir ante la jurisdicción, por haber transcurrido el tiempo establecido para ello.
Dicho en palabras de la Corte Suprema de Justicia: “la caducidad comprende la expiración
(o decadencia) de un derecho o una potestad, cuando no se realiza el acto idóneo previsto
por la ley para su ejercicio, en el término perentoriamente previsto en ella.43
43
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, M. P. Jorge Antonio Castillo Rúgeles, Septiembre 23 de 2002.
44
Al operar el fenómeno de la prescripción frente a las obligaciones civiles, estas se “degeneran” o se transforman en naturales, conforme
a lo dispuesto en el Art. 1527-2 del c.c, lo que implica que aunque la obligación como tal, no se extingue, eventualmente no se hace
exigible, esta consecuencia, trasladada al ámbito procesal implica qué, el acreedor podrá demandar solicitando el cumplimiento de la
prestación, porque aún existe vínculo entre acreedor y deudor, no obstante que la obligación haya “prescrito”, porque en realidad lo que
sucedió es que no se extinguió, es por ello su vez el juez deberá admitir la demanda, no obstante de que haya operado la caducidad y
dejará al arbitrio de la parte demandada, quien este alegue que no está obligado a cumplir, por haber operado la prescripción, lo que
implicará que el juez tenga que reconocer la prescripción en sentencia declarar que la obligación se transformó en natural y como
consecuencia de ello abstenerse de exigirle al deudor que cumpla.
45
ART. 2512. Del .C.C : La prescripción es un modo de adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las acciones o derechos ajenos, por
haberse poseído las cosas y no haberse ejercido dichas acciones y derechos durante cierto lapso de tiempo, y concurriendo los demás
requisitos legales.
Se prescribe una acción o derecho cuando se extingue por la prescripción.
46
Las teorías monistas de la acción, afirmaban que ésta no era otra cosa que el Derecho subjetivo violado o el mismo derecho subjetivo
puesto en movimiento.
y como consecuencia de ello se utilizó indistintamente el término prescripción para hacer
referencia al modo de extinguir una acción o un derecho.
Rezagos de esta confusión los podemos observar de los arts. 665 y 666 del C.C. que
respectivamente indican que de los derechos reales nacen acciones reales y de los derechos
personales, nacen acciones personales.
Otra dificultad para identificar ambos efectos, radica en que consecuente con estas
concepciones que confundían el derecho sustancial con el derecho de acción, se utilizaron, al
parecer, indistintamente los conceptos de prescripción y el de caducidad en el código civil, a
tal punto que lo único claro es que el capitulo III y IV del libro, artículos 2535 y ss, del C.
Civil regulan de manera general el término de prescripción de los derechos, quedando como
gran interrogante, si las llamadas “prescripciones de corto tiempo” a las cuales hace
referencia del 2545 ibídem, y que están específicamente consagradas y distribuidas en el
código, son verdaderas prescripciones o por el contrario hacen referencia a la caducidad.
Esta confusión aún no se ha podido superar.
Para ilustrar la dificultad teórica, basta hacer referencia a varias disposiciones normativas
del Código Civil, a saber:
El art. 1972 CC concede un término de 9 días después de la notificación del decreto en que
se manda a ejecutar la sentencia, para que el deudor pueda oponer al cesionario el beneficio
de retracto.
47
No es de más, recordar que en realidad lo que suceden en virtud de la prescripción extintiva, es que la obligación se torna en natural.
El art. 1860 CC establece un término de dos meses para retractarse de un contrato de
compraventa.
El Art. 984 CC le concede un término de seis, al que ha sido despojado violentamente y que
no pudiese instaurar acción posesoria, para instaurar una acción de despojo.
El art. 1926 CC establece un término de un año para instaurar la acción de rebaja del precio.
El art 976 CC establece un término de un año para instaurar las acciones posesorias.
El art. 1938 CC establece un término de 4 años para instaurar la acción de resolución del
contrato de compraventa en virtud del pacto comisorio.
El art. 1954 CC establece un término de 4 años para instaurar la acción rescisoria por lesión
enorme.
Como se observar, tal como están planteadas las cosas, es muy difícil por ahora aventurarnos
a afirmar que los términos consagrados en los artículos en mención hacen referencia a
términos de prescripción o de caducidad.
Con el fin de resolver estas dificultades conceptuales y tratar de encontrar un criterio que
nos permita identificar los casos de caducidad en el código civil, acudiremos a un
planteamiento utilizado por la Corte Suprema que en mi concepto es de gran utilidad para
tales propósitos al indicar lo siguiente:
“Para efecto de establecer si un determinado plazo es de caducidad, cuando el
legislador se hubiese abstenido de calificarlo explícitamente como tal, es menester
entender primeramente que el fundamento de aquella estriba en la necesidad de dotar
de certidumbre a ciertas situaciones o relaciones jurídicas para que alcancen certeza
en términos razonables, de modo que quienes están expuestos al obrar del interesado
(sobre quien pesa la carga de actuar so pena de expirar su derecho o acción), sepan,
si esto habrá o no de ocurrir.
El argumento planteado por la Corte Suprema de justicia permite ver desde una perspectiva
mucha más clara el concepto de caducidad y superar las dificultades antes planteadas para su
identificación.
Se observa que el término establecido en el artículo 1954 del c.c. para ejercitar la pretensión
de rescisión por lesión enorme, conforme a las consideraciones anteriores, que es un derecho
que surge como consecuencia de una relación jurídica previamente constituida en virtud de
un contrato de compraventa, ese derecho consiste básicamente en la posibilidad de acudir a
la jurisdicción con el fin de buscar que esa relación jurídica, llamada compraventa quede sin
efecto por medio de la declaratoria de rescisión; en caso que no se presente la demanda
dentro del término, tiene como efecto que opera la caducidad de la acción de rescisión, lo
que implica que la compraventa se consolidó.
No puede afirmarse entonces que ese término consagrado en el artículo 1954 c.c., sea de
prescripción extintiva, porque los derechos adquiridos en virtud de la compraventa no se van
a extinguir por el no ejercicio de la acción de rescisión, para nada afectará los derechos
subjetivos derivados de la compraventa, es decir, al comprador no se le va a extinguir el
derecho real de dominio adquirido en virtud del contrato y al vendedor no se le va extinguir
el derecho a que se le pague la obligación, lo cual si ocurrirá, si el comprador, no hace valer
su derecho real de domino dentro de un lapso establecido por la ley, frente a la perturbación
que hace un tercero y si el vendedor no le exige a aquel el derecho de crédito, es decir, el
pago del precio dentro de un término establecido para ello.
Con este mismo argumento, perfectamente podría entenderse deberían ser considerados
como caducidad, los términos consagrados en los artículos 336, 337, 976, 984, 1402,1972,
1860,, 1923, 1926, 1913, 1938, 1860, 1923, 1926, 1890, 1923, ART. 1926, 1927, 2491,
1267, ART. 1838, 1913, ART. 1750, 1938, 1954,
Son todos aquellos que conforman la relación jurídica procesal y que por ende están
habilitados por la ley procesal para intervenir en el proceso conforme al interés en relación
con el asunto objeto de pronunciamiento el cual determina la naturaleza de los actos
procesales que está facultado para ejecutar.
Dentro del marco de esta definición, se posible afirmar que son sujetos procesales, las
partes, otras partes, los terceros, el ministerio público, el defensor de familia, los auxiliares
de justicia, excluyéndose a los testigos que son considerados como objeto de prueba.
Es el titular de la función jurisdiccional, delegado por el Estado, con las calidades de tercero
(ajenos a la relación o situación jurídica que se somete a su conocimiento), supraparte ( con
una condición de superioridad a las partes que le permite decidir el asunto a imponerse),
independiente y autónomo y como integrante de la relación jurídica sustancial tiene a su
cargo el cumplimiento de unos deberes impuestos por el ejercicio de dos funciones
esenciales consistentes en dirigir el proceso y decidir o pronunciarse respecto del asunto
sometido a su conocimiento.
Los Códigos de procedimientos, establecen el régimen de deberes del jue dentro del proceso;
el C. G del Proceso establece como deberes deberes del juez entre otros los, los consagrados
en el Art. 42: 1.Dirigir el proceso, velar por su rápida solución, presidir las audiencias,
adoptar las medidas conducentes para impedir la paralización y dilación del proceso y
procurar la mayor economía procesal. 2. Hacer efectiva la igualdad de las partes en el
proceso, usando los poderes que este código le otorga. 3. Prevenir, remediar, sancionar o
denunciar por los medios que este código consagra, los actos contrarios a la dignidad de
la justicia, lealtad, probidad y buena fe que deben observarse en el proceso, lo mismo que
toda tentativa de fraude procesal. 4. Emplear los poderes que este código le concede en
materia de pruebas de oficio para verificar los hechos alegados por las partes. 5. Adoptar
las medidas autorizadas en este código para sanear los vicios de procedimiento o
precaverlos, integrar el litisconsorcio necesario e interpretar la demanda de manera
que permita decidir el fondo del asunto. Esta interpretación debe respetar el derecho
de contradicción y el principio de congruencia. 12. Realizar el control de legalidad de
la actuación procesal una vez agotada cada etapa del proceso. Los deberes de
naturaleza instrumental para dar cumplimiento a las exigencias impuestas como
director del proceso consagradas en los arts 5, 6 y 107 del C.G. del P, consistentes en
los de Concentración, Inmediación y de dirección en la audiencia
Dentro del deber de decidir, se incluyen los de observar e interpretar las normas procesales,
llenar vacíos y deficiencias de la ley (Art.s 11, 12 y 13 del C.G. del P.), decidir aunque no
haya ley exactamente aplicable al caso controvertido, o aquella sea oscura o incompleta,
Motivar la sentencia y las demás providencias, salvo los autos de mero trámite, 8.
Dictar las providencias dentro de los términos legales, fijar las audiencias y diligencias en la
oportunidad legal y asistir a ellas, Guardar reserva sobre las decisiones que deban dictarse
en los procesos. El mismo deber rige para los empleados judiciales. (Art 42 C. G. del P.)
Para el ejercicio de la función jurisdiccional, se radicó en cabeza del juez unos poderes de
Ordenación e instrucción (Art. 43 C.G. del P.), Poderes correccionales o sancionatorios
(art. 44 C.G. del P.)
De igual forma, en ejercicio de su función jurisdicción se radica en cabeza del juez unas
facultades de decreto de medidas cautelares (Art 590 C.G. del P.), decreto de pruebas de
oficio (Art. 169 C.G. del P.), inversión de la carga de la prueba (art. 167 del C.G. del P.)
2. LAS PARTES
Parte hace referencia a aquel sujeto procesal que demanda en nombre propio o en cuyo
nombre la actuación de la voluntad de la ley 48, por medio de una sentencia y aquel frente a la
cual es pedida la actuación de la voluntad de la ley o la sentencia.
Para Devis Echandía, el concepto de parte es puramente formal y lo define como aquella
persona que demanda en nombre propio o en cuyo nombre se demanda la sentencia o el
mandamiento ejecutivo, mediante el proceso; quien es demandado directamente o por
conducto de su representante, y quien interviene luego de modo permanente y no transitorio
o incidental
La parte conforme a lo anterior es aquel sujeto de derecho que en su calidad de actor, invoca
una pretensión o se adhiere posteriormente invocándola o aquel contra de quien se invoca
una pretensión o con posterioridad entra a resistirla en calidad de opositor.
La característica más relevante del concepto de parte consiste en que un sujeto de derecho
acuda ante la jurisdicción en ejercicio del derecho de acción, invocando una pretensión,
indistintamente que sea o no titular del derecho que se invoca; en otras palabras, para que
una persona sea reconocida como parte no importa la situación en que se encuentre respecto
del derecho sustancial discutido o por satisfacer y del litigio que sobre ese derecho se haya
presentado, es decir la parte es un concepto que surge de la relación jurídica procesal y no,
de la que se presenta en la relación jurídica sustancial, es por ello que parte del proceso
puede ser una persona que no sea extremo de la relación jurídica procesal (acreedor o
deudor) es decir que no tenga el derecho o no este legitimado, que no tenga interés
sustancial para obrar porque estas son cualidades que miran a la relación sustancial y que
influyen en la suerte de las pretensiones y en el contenido de la sentencia, pero no
presupuestos de la acción ni de la calidad de parte 49; Para ser parte entonces es suficiente
demandar, inclusive temeraria y absurdamente, o ser demandado.
Como apenas es obvio, lo correcto es que la calidad demandante - titular del derecho
sustancial y demandado – obligado en la relación sustancial, coincidan y tiene una
48
CHIOVENDA, Giuseppe, Instituciones de Derecho Procesal Civil, Editorial Revistas de Derecho Privado, vol. II, p. 284.
49
Devis echandia
indudable importancia para el éxito del proceso, en la medida en que va a asegurar que el
juez se pronuncie sobre la controversia, evitándose con ello, sentencias desestimatoria de la
pretensión.
Existen dos características fundamentales del concepto de parte que permite diferenciarlo de
los otros sujetos procesales, a saber:
a) Está ligado con el de pretensión, es parte quien pretende y en contra de quien se
pretende.
b) Actúa en interés propio, pretendiendo para sí, lo que excluye del concepto de parte a
aquellas personas que actúan en el proceso en nombre e interés ajeno50.
Algunos autores hacen referencia a otra categoría dentro del concepto de partes; partes en
sentido Material que hace referencia a la titularidad subjetiva de la relación material sobre la
cual versa el objeto del debate procesal (por ejemplo, cuando se hace referencia a ser
acreedores o deudores de un determinado derecho material). 51. Es aquí donde tiene vigencia
los conceptos de legitimación en la causa, el interés para obrar
Las partes como sujetos procesales vinculados dentro de la relación jurídica procesal son
titulares de derechos, deberes, facultades y cargas, a manera ilustrativa haremos una
enunciación de algunos de ellos conforme a lo establecido en el C. G. del P.
Deberes de las partes: Arts 78: 1. Proceder con lealtad y buena fe en todos sus actos. 2.
Obrar sin temeridad en sus pretensiones o defensas y en el ejercicio de sus derechos
procesales.3. Abstenerse de obstaculizar el desarrollo de las audiencias y diligencias.4.
Abstenerse de usar expresiones injuriosas en sus escritos y exposiciones orales, y guardar
el debido respeto al juez, a los empleados de éste, a las partes y a los auxiliares de la
justicia. 5. Comunicar por escrito cualquier cambio de domicilio o del lugar señalado para
recibir notificaciones personales, en la demanda o en su contestación o en el escrito de
excepciones en el proceso ejecutivo, so pena de que éstas se surtan válidamente en el
anterior.6. Realizar las gestiones y diligencias necesarias para lograr oportunamente la
50
PALACIO. O cit. Pág. 226
51
Cfr. BRISEÑO SIERRA, Humberto. Derecho Procesal. 2ed. México: Harla, 1995. p. 1053.
integración del contradictorio.7. Concurrir al despacho cuando sean citados por el juez y
acatar sus órdenes en las audiencias y diligencias.8. Prestar al juez su colaboración para la
práctica de pruebas y diligencias.9. Abstenerse de hacer anotaciones marginales o
interlineadas, subrayados o dibujos de cualquier clase en el expediente, so pena de incurrir
en multa de un salario mínimo legal mensual vigente (1 smlmv).10. Abstenerse de solicitarle
al juez la consecución de documentos que directamente o por medio del ejercicio del
derecho de petición hubiere podido conseguir. 11. Comunicar a su representado el día y la
hora que el juez haya fijado para interrogatorio de parte, reconocimiento de documentos,
inspección judicial o exhibición, en general la de cualquier audiencia y el objeto de la
misma, y darle a conocer de inmediato la renuncia del poder.Citar a los testigos cuya
declaración haya sido decretada a instancia suya, por cualquier medio eficaz, y allegar al
expediente la prueba de la citación.12. Adoptar las medidas para conservar en su poder las
pruebas y la información contenida en mensajes de datos que tenga relación con el proceso
y exhibirla cuando sea exigida por el juez, de acuerdo con los procedimientos establecidos
en este código.13. Informar oportunamente al cliente sobre el alcance y consecuencia del
juramento estimatorio, la demanda de reconvención y la vinculación de otros sujetos
procesales.14. Enviar a las demás partes del proceso después de notificadas, cuando
hubieren suministrado una dirección de correo electrónico o un medio equivalente para la
transmisión de datos, un ejemplar de los memoriales presentados en el proceso. Se exceptúa
la petición de medidas cautelares. Este deber se cumplirá a más tardar el día siguiente a la
presentación del memorial. El incumplimiento de este deber no afecta la validez de la
actuación, pero la parte afectada podrá solicitar al juez la imposición de una multa hasta
por un salario mínimo legal mensual vigente (1 smlmv) por cada infracción. 15. Limitar las
transcripciones o reproducciones de actas, decisiones, conceptos, citas doctrinales y
jurisprudenciales a las que sean estrictamente necesarias para la adecuada fundamentación
de la solicitud.
Los derechos procesales de las partes consagrado en el C.G. del Proceso son: 1. El acceso a
la jurisdicción, (Art 2), Gratuidad en la prestación del servicio de la jurisdicción. (art. 10),
Debido proceso. (art. 14) El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones previstas en
este código. Es nula de pleno derecho la prueba obtenida con violación del debido proceso.
Las obligaciones patrimoniales de las partes consagradas en el C.G. del P: 1. Se regula su
responsabilidad patrimonial, por los “perjuicios que con sus actuaciones procesales
temerarias o de mala fe cause a la otra o a terceros intervinientes.” (Art. 80), Las derivadas
de la agencia oficiosa procesal (art. 57), del impugnante vencido (Art. 274), la del opositor
Vencido en la diligencia de entrega. (Art. 309), Por la condena en costas. (Art. 361 – 365),
Por honorarios de los auxiliares de Justicia. (Art. 363), por multas (Art. 367)
Para configurarse como parte en un proceso debe reunirse dos requisitos formales que
fueron desarrollaron en el tema de presupuestos procesales, la capacidad para ser parte y la
capacidad para comparecer.
Entre los casos en que se presenta esta sustitución procesal tenemos todas las acciones
derivadas de los derechos auxiliares son consagrados como protección al crédito del
acreedor tendientes a reconstruir el patrimonio del deudor que se ha insolventado
patrimonialmente para evitar cumplir con sus obligaciones patrimoniales se insolvente
patrimonialmente, lo que impide que el acreedor pueda recuperar su crédito, tales “acciones”
son: a) la Paulina, consagrada en el Art. 2491 del C.C., en igual en igual sentido se
consagra, la “acción” rescisoria de los acreedores que gocen del beneficio de separación,
sobre las enajenaciones hechas por los herederos dentro de los seis meses subsiguientes a la
apertura de la sucesión y que no hayan tenido por objeto hacer pagos de créditos sucesorales
(art. 1441 CC); el derecho de los acreedores del usufructuario para oponerse a la cesión por
renuncia del usufructo (artículo 882 del Código Civil); el derecho de los acreedores de
sustituir a un deudor que repudia una herencia, donación o legado, o deja de cumplir la
condición a que está subordinado un derecho eventual (arts. 1451 y 1295, ibídem); y el pago
considerado como nulo, hecho a un acreedor en fraude de los demás acreedores (art. 1636
cc), b) La “acción” de simulación (art. 1766 del CC). en estos casos el acreedor defraudado,
podrá instaurar “acciones” tendientes a atacar la eficacia o la existencia de los actos jurídicos
52
Entre los autores que le hacen crítica a esta figura esta el Dr. Martin Agudelo que al respecto afirma:
Esta posibilidad resulta problemática en atención a los límites subjetivos de la cosa juzgada, en cuanto se considera la
posibilidad de afección de sujetos que no se involucran en el proceso como parte procesal y que serían perjudicados si la
sentencia resulta desfavorable y que serían perjudicados si la sentencia resulta desfavorable frente a la parte que ya actúa
por ellos.
AGUDELO, Ramírez, Martin. El proceso Jurisdiccional. Librería Jurídica Comlibros. Segunda Edición. Bogotá. 2007. P. 348.
celebrados por el deudor con otras personas con el fin de que los bienes que salieron del
patrimonio de este, sean reincorporados y así el acreedor pueda hacer efectivo su crédito. c)
la subrogación legal del Art. 2489 CC le permite al Acreedor del Deudor que ejercite por
este todas las acciones tenientes a proteger los derechos reales de usufructo, los derechos
derivados de contratos de arrendamiento y ejercer el derecho de retención que le pertenecen,
pero que por su renuencia no se ejercitan; la del artículo 1295 del C.C. que le permite al
acreedor del asignatario obtener autorización por el juez para para aceptarla la herencia por
aquel que la repudia, la del Art. 1451 CC que le permite al acreedor del deudor que repudia
la herencia, el legado, una donación o deja de cumplir una condición a que está subordinado
un derecho eventual, para obtener autorización para aceptarla o para hacerla cumplir la
condición; d) en los casos de la denominada “acción” oblicua, en virtud de la cual se habilita
al acreedor para que sustituye a su deudor en el ejercicio de las acciones en contra de
terceros con el objetivo de proteger o incrementar el patrimonio de este debido a su
renuencia para ejercerlas, impidiendo con ello que se insolvente y por ende que el acreedor
incremente las probabilidades de recuperar su crédito, presentándose de igual forma una
legitimación extraordinaria por activa en la medida en que se permite ser parte a quien
conforme a la relación sustancial, no estaría llamado a serlo, uno de los casos más conocidos
en que se configura es el consagrado en el art. 2513 CC en relación con la prescripción
adquisitiva o extintiva, que les permite a los acreedores del deudor alegarla por el deudor
que es renuente a hacerlo. En el caso de la adquisitiva el artículo 375 del C.G del P, en
aplicación de la norma sustancial en su numeral 2 consagra que “ Los acreedores podrán
hacer valer la prescripción adquisitiva a favor de su deudor, a pesar de la renuencia o de la
renuncia de este.”, otro de los eventos en que podría configurarse una acción oblicua es el
caso de la acción de nulidad absoluta, conforme a lo establecido en el art. 1742 CC que le
permite alegarla “alegarse por todo el que tenga interés en ello” lo que habilitaría al acreedor
para solicitar su declaratoria y lograr que un bien que había salido del patrimonio de su
deudor sea reintegrado.
Por último, existe otro fenómeno procesal que tiene íntima relación con el concepto de parte,
que es la denominada sucesión procesal regulada en el Art. 68 del C: G. del P, este
fenómeno pretende resolver la situación particular que se presenta durante el transcurso del
proceso civil, laboral y administrativo, en virtud de la cual alguno de los sujetos que tienen
la calidad de parte demandante o demandado, la pierden por a) la ocurrencia de su muerte,
caso en el cual deben ser acudir en su reemplazo los herederos, b) por la cesión de derechos
litigiosos, caso en el cual la parte cedente, será reemplazada por el cesionario, c) por
extinción de la persona jurídica, caso en el cual deberán suceder a la parte conformada por
esta, aquellos a quien se le adjudique el derecho litigioso.
Para efectos de la configuración del proceso en relación con las partes, es muy usual que
tanto la parte demandante y demandada sea integrada en cada extremo por un solo sujeto; no
obstante, el número de sujetos que integrarían la parte demandante o parte demanda, sería
plural, presentándose entonces el fenómeno de litisconsorcio, es decir la pluralidad de
sujetos que conforman la parte demandante o demanda.53
53
La palabra litisconsorcio en su sentido etimológico, significa “suerte en común”
demandado en contra de varios demandados aunque sea diferente el interés de unos y otros,
siempre y cuando se cumpla uno de los siguientes requisitos: a) provenga de la misma causa,
b) versen sobre el mismo objeto, y, c) cuando se hallan entre sí en relación de dependencia.
Dentro de este marco es posible que se genere un litisconsorcio, para hablar de algunos
casos, en los procesos de responsabilidad civil contractual o extracontractual en la que uno
o varios sujetos sean demandados con el fin de que sean condenados a resarcir
patrimonialmente a favor de uno o varios sujetos, de igual forma se puede presentar en
aquellos procesos en los que varios acreedores que tiene un deudor común y cuya prestación
se ha originado en relaciones jurídicas independientes, persiguen el pago de la obligación
con los bienes de éste.
e) Igual ocurre cuando la pretensión se refiere a petición de herencia, en los eventos en que
se demanda al cónyuge sobreviviente y a los herederos del difunto, pues en este caso no
existe litisconsorcio necesario, sino facultativo y de allí que la sentencia puede ser
condenatoria para unos demandados y absolutoria para otros, en cuanto a los efectos
patrimoniales previstos en el artículo 10 de la Ley 75 de 1968 se refiere (V. Sentencia 14 de
marzo de 1979, Corte Suprema de Justicia. M. P. Gómez Uribe).
a) Que el fallo que se profiera en estos eventos puede tener un resultados diferentes para
unos y otros, por ejemplo podrá acoger las pretensiones de unos y desestimar las de otros,
teniendo en cuenta que cada uno de los litisconsortes invocan pretensiones propias o se
oponen independientemente a las pretensiones, no podemos afirmar que técnicamente cada
una de ellas se ayudan entre si, por el contrario cada una de las partes lo que hace es pedir la
declaración de una pretensión propia.
b) Cada litisconsorte tiene todas las facultades derivadas de su calidad de parte sin ninguna
limitación.
c) Los actos de cada uno de ellos no redundarán en provecho ni en perjuicio de los otros, sin
que por ello se afecte la unidad del proceso.” (art. 60 C. G. del P.), esto implica que en
actividades de la parte tales como la interposición de los recursos sólo aproveche al
litisconsorte Voluntario recurrente lo cual es consecuencia obvia y natural que brota de
considerar que todos ellos son autónomos y que por lo mismo permanecen independientes
unos de otros dentro de la relación procesal, también en las peticiones sustanciales que no
sean comunes, las causa personales de suspensión del proceso (enfermedad, muerte de un
pariente cercano, fuerza mayor) y cualquier otro acto distinto de los mencionados en primer
término, sólo producen efectos a favor o en contra del respectivo autor.
d) En el caso de la confesión aunque no haya sido hecha por todos los que conforman,
produce plenos efectos contra el confesante. Respecto de los demás litisconsortes
facultativos solamente tendrá el valor de testimonio de tercero (V. sent. 02 de febrero de
1.972. G. J. T. (Un; pág 54).
e) La interposición de recursos por lo general sólo beneficia a quien los propone54, pero cuando
las providencias procesales resuelven sobre cuestiones procesales indivisibles, que miran al
trámite del proceso, a la existencia de presupuestos procesales que afectan su validez
general, a incidentes de nulidad o de colisión de competencias o de recusación, o a
cualesquiera otras circunstancias obligadamente comunes. Entonces la decisión es
inescindible, a pesar de esa independencia teórica de los litisconsortes voluntarios; la
impugnación de cualquiera de ellos viene a producir una reforma o una nulidad o un efecto
54
PODETTI: Tratado de tercería, ed. cit., num. 154; FAIREN GUILLEN: ob. cit., t. 1, p.
136; DE LA PLAZA: Derecho procesa/civi/,ed. cit., t. I, ps. 294 y 602; OUASP: ob cit., p.
220: CHIOVENDA: Principios, ed cit., t. 11, num. 88; CARNELUTTI: instituciones, ed. cit.,
t.lI, num 537
procesal como la práctica o el rechazo de una prueba, que favorece o perjudica a los demás.
Se tratará de autos de sustanciación, o de interlocutorios que no resuelven sobre el petitum
de la demanda, ni sobre las excepciones de mérito que contra aquéllas se hayan formulado.
En los demás casos, el recurso sólo favorecerá al recurrente.
Cuando se trata de recursos contra sentencias y por lo tanto contra las decisiones de fondo
contenidas en ella, la independencia de los litisconsortes voluntarios es absoluta, puesto que
no hay inconveniente alguno en que se produzca la cosa juzgada en diversos sentidos
respecto de uno u otros, tal como podría ocurrir si sus pretensiones o defensas se ventilan en
procesos separados.
f) Los efectos de los desistimientos, transacciones y allanamientos. Cada acto tendrá efecto
únicamente respecto del litisconsorte facultativo y no extenderá a los demás.
“Cuando el proceso verse sobre relaciones o actos jurídicos respecto de los cuales,
por su naturaleza o por disposición legal, hay de resolverse de manera uniforme y no
sea posible decidir de mérito sin la comparecencia de las personas que sean sujetos
de tales relaciones o que intervinieron en dichos actos, la demanda deberá formulares
por todos o dirigirse contra todos..”
Tal como lo indica el artículo 61 ibídem, el origen del litisconsorcio puede ser por la
naturaleza de la relación jurídica o por disposición legal.
Litisconsorcio originado por la naturaleza del acto jurídico. Existen ciertos actos
jurídicos que no pueden ser objeto de discusión sin que comparezcan todos aquellos que
participaron en tal acto, como ejemplo de la configuración del litisconsorcio necesario por
tal causa tenemos aquellos asuntos en que se pretende dejar sin efecto un contrato, bien sea
por declaratoria de resolución, terminación, nulidad, en el que hayan intervenido como
extremos de la relación jurídica varios sujetos o por declaratoria de simulación, fraude
pauliano se hace necesario demandar a todos los que intervinieron en tales actos objeto de
examen.
Lo que impone entonces, en estos casos la necesidad de integrar a todos los sujetos, es la
naturaleza y las consecuencias que se derivan de la decisión, o como lo dijo la Corte en la
última sentencia citada, en cada caso es necesario hacer un cuidadoso examen de la
demanda a fin de verificar exactamente con vista en ella, cual es la naturaleza y alcance
personal de la relación sustancial sometida a controversia, para deducir de allí si el
litisconsorcio es o no necesario
Aquí los fundamentos del litisconsorcio no son necesariamente la economía procesal, pero si
la uniformidad y la necesidad ante la imposibilidad jurídica de proferir, conforme a la norma
anteriormente transcrita una decisión de fondo sin que haya constituido la relación procesal
entre los litisconsortes.
Tal como lo indica el artículo 61 del C.G. del P, para la integración del litisconsorcio
necesario es un requisito para poder proferir sentencia, razón por la cual la norma en
mención establece un instrumento que permite evitar que se profiera sentencia sin la debida
conformación del litisconsorcio, consistente en la integración oficiosa por el juez realizando
uno de las siguientes actuaciones: a) si desde la presentación de la demanda no se configuro
de manera correcta el litisconsorcio necesario, “el juez, en el auto que admite la demanda,
ordenará notificar y dar traslado de ésta a quienes falten para integrar el contradictorio,..” ,
b) si el juez no detecto tal irregularidad en el juicio de admisibilidad, “ el juez dispondrá la
citación de las mencionadas personas, de oficio o a petición de parte, mientras no se haya
dictado sentencia de primera instancia”… lo anterior con el fin de evitar que se genere una
nulidad de la sentencia por esta causa.
Podrán intervenir en un proceso como litisconsortes de una parte y con las mismas
facultades de ésta, quienes sean titulares de una determinada relación sustancial a la
cual se extiendan los efectos jurídicos de la sentencia, y que por ello estaban
legitimados para demandar o ser demandados en el proceso.
Podrán solicitar pruebas si intervienen antes de ser decretadas las pedidas por las
partes; si concurren después, tomarán el proceso en el estado en que se encuentre en
el momento de su intervención.
El elemento común de éste con el voluntario radica en la forma como se integra, y con el
necesario es que la sentencia tendrá efectos para aquellos que no obstante que no fueron
vinculados al proceso eran titulares de la relación jurídica sometida a juicio.
Los arrendadores que no hayan demandado y los arrendatarios que no hayan sido
demandados, podrán ser tenidos en cuenta como intervinientes litisconsorciales, en
los términos del inciso tercero del artículo 52 del Código de Procedimiento Civil.
Hay varias cosas que se deben aclarar en relación con el artículo precedente; la primera es
que consagra de litisconsorcio cuasi-necesario solo para este caso de solidaridad en el
arrendamiento de vivienda urbana, lo que significa que, de la solidaridad, siempre se
presenta una litisconsorcio de esta naturaleza; la segunda es que debe entenderse que esta ley
fue expedida con anterioridad al C.G. del Proceso que le cambió el nombre de interviniente
litisconsorcial, por el de cuasi-necesario.
Ahora bien, supongamos que: no existiera tal artículo, que se celera un contrato de
contrato de arrendamiento, suscrito por dos sujetos en calidad de arrendatarios y que el
arrendador estuviese en la necesidad de iniciar un proceso de restitución; en este caso se
configuraría un litisconsorcio necesario porque a la luz de lo dispuesto en el art. 61 del
C.G.P, no sería posible decidir sobre la restitución sin la comparecencia de todos los
que intervinieron en el acto (contrato de arrendamiento); pero con la vigencia del
artículo 7 ibídem, no se hace necesario instaurar el proceso de restitución en contra de
ambos arrendatarios, porque tal como lo indica “la restitución del inmueble….. pueden
ser exigidas …. cualquiera de los arrendatarios” (elemento voluntario del
litisconsorcio) lo que implica que la sentencia tendría efectos para quienes no fueron
demandados (elemento del litisconsorcio necesario), es decir por un efecto normativo,
una situación que por su naturaleza generaría un litisconsorcio necesario, se convirtió en
cuasi-necesario.
Una de las críticas respecto a la consagración de esta figura la hace Hernando Morales,
quien afirma que resulta problemática en atención a los límites subjetivos de la cosa
juzgada, porque los efectos de la sentencia pueden extenderse a ellos así no hayan
comparecido, dada la ficción que la norma hace de que al participar algunos litisconsortes es
como Si lo hicieran todos los que configuran determinada categoría56.
Martín Agudelo, reitera la posición del Dr Parra Quijano al afirmar que esta figura depende
más de tratamientos legislativos que de la naturaleza de la relación material que subyace en
el proceso; posibilita la participación en dicho instrumento de uno o varios de los sujetos que
hacen parte de una determinada categoría, permitiendo la extensión de los efectos jurídicos
de la sentencia a sujetos que no participaron en el proceso jurisdiccional, en atención a una
regulación determinada que hace la ley en materia de legitimación.
56
MORALES Molina, Hernando.
Se hace referencia con esta denominación a aquellos sujetos que sin ser demandantes o
demandados, son o se vinculan al proceso en algunos casos desde su inicio y en otros casos
con posterioridad, teniendo en cuenta que los efectos de la sentencia se le pueden extender a
ellos.
1. El interviniente excluyente. Es posible que dos sujetos afirmen ser titulares de un mismo
derecho, pero sólo uno de ellos solicita su reconocimiento por vía jurisdiccional, en este
evento, se le permite a quien no lo hizo, que se integré alegando mejor derecho que el del
demandante con el fin de que en sentencia se le reconozca, excluyéndose así al demandante
inicial del tal reconocimiento.
Es una figura que usualmente se puede presentar en el ámbito del derecho laboral cuando
frente a la muerte de un trabajador se presentan dos personas invocando el derecho al
reconocimiento de la pensión de sobrevivientes a su favor, de igual forma se puede presentar
a manera de ejemplo, en el ambiro del derecho civil en los procesos en los cuales se reclama
demanda la pertenencia, e ingresa otro sujeto alegando para si el derecho de adquirir por
prescripción adquisitiva.
2. El llamado en Garantía
Lo que debe tenerse de presente conforme a la norma en mención es que quien tiene la
calidad de llamado en garantía, no es sujeto de la relación jurídica sustancial que se debate
en juicio, es por ello que no ocupa la posición de demandante o demandada, pero su
integración obedece a un llamado que hace alguna de ellas con el fin de cumplir una función
de garantía que en virtud de la ley o del acuerdo de voluntades se le ha impuesto en favor de
aquella y por ende los efectos de la sentencia se les va a extender a quien fue forzosamente
vinculado al proceso; en otras palabras, en un proceso eventualmente pueden concurrir dos
relaciones jurídicas diferentes, la de naturaleza sustancial que se discute entre el demandante
y el demandado y la relación de garantía que se alega entre la parte y el llamado, la cual es el
sustento para la vinculación al proceso, pero en todo caso ambas deberán resolverse en
sentencia, lo anterior obedeciendo a criterios de economía procesal, permitiendo que tales
relaciones jurídicas se discutan en un mismo proceso.
a. Que indemnice al demandante y por el demandado, por los perjuicios a que fue
condenado éste a pagarle a aquel; así lo establece la norma en mención al indicar: “Quien
afirme tener derecho legal o contractual a exigir de otro la indemnización del perjuicio que
llegare a sufrir o el reembolso total o parcial del pago que tuviere que hacer como
resultado de la sentencia que se dicte en el proceso que promueva o se le promueva,
El deber de garantía puede ser de origen contractual, en estos casos, el llamado de deberá
indemnizar por la parte respecto de la cual es garante, tal como lo indica el art. 64 ibídem;
así ocurre en los contratos de seguros, y en particular en el de daños por responsabilidad
civil extracontractual, en virtud de este, surge relación entre asegurador, quien asume el
riesgo y que eventualmente va ocupar el lugar de “otra parte” en el proceso en el caso que
sea llamado en garantía por el tomador ( y asegurado) que es la otra parte en el contrato,
quien al celebrarlo le traslada el riesgo a aquel (art. 1037 C.Co), y que a futuro podrá ocupar
la calidad de demandado en el proceso en el que se persiga la indemnización de perjuicios
por los daños causados por éste a otro sujeto que cómo víctima ocupará la parte de
demandante y tendrá la calidad de beneficiario dentro del contrato (art. 1127 del C de Co);
en este caso tal como lo indica la norma procesal, el llamado en garantía lo puede hacer el
demandante o el demandado, lo que no impide que de conformidad con lo dispuesto en art.
1127 del C. de Co, la víctima en ejercicio de la acción directa consagrada en el art. 1133
ibídem, instaure demanda en contra del asegurador, exigiendo el pago de la indemnización .
De igual forma el deber de garantía puede tener su origen en la ley, al respecto el art. 64 del
C.G. del P. establece: “ Quien afirme tener derecho legal…a exigir de otro… el reembolso
total o parcial del pago que tuviere que hacer como resultado de la sentencia que se dicte
en el proceso que promueva o se le promueva”
en estos casos se identifica claramente 3 sujetos; La parte demandante, quien sufre el daño,
la parte demandada quien asume la responsabilidad por el hecho ajeno y el llamado (otra
parte), autor del hecho dañoso y quien deberá reembolsar total o parcialmente el pago que
tuviese que hacer el demandado en el evento de una condena
La configuración de la otra parte en el proceso ocurrirá solo en el caso que quien deba
asumir la responsabilidad por el hecho ajeno sea demandado y este llamé en garantía al
sujeto que realizó el hecho dañoso, como lo indica el Art. 2352 del CC que consagra la
posibilidad de que quien esté obligado a la reparación de los daños causados por las que de
ellas depende, tendrán derecho para ser indemnizadas por éstas; el Art. 2347 del CC,
establece la figura de la responsabilidad por el hecho ajeno de aquellas personas que
estuvieren a su cuidado; el Art 2349 del CC establece que el empleador responde de los
daños causados por sus empleados, de igual forma en los casos que el Estado es demandado
en acción de reparación directa, podrá llamar en garantía a los funcionarios que con su
conducta causaron el daño por dolo a la culpa, conforme a lo dispuesto en la ley 678 de
2001.
No se configura el llamado en garantía en los eventos que conforme a ese deber legar de
garantía, se instaure la acción directa promovida por quien pagó el valor de la indemnización
a que fue condenado por responsabilidad en el hecho ajeno, en contra de quien causó el daño
con el fin de obtener el reembolso total o parcial del pago.
b. Que cumpla con la obligación de sanear por evicción: el artículo 64 del C. G. del P.
Establece: “quien de acuerdo con la ley sustancial tenga derecho al saneamiento por
evicción, podrá pedir, en la demanda o dentro del término para contestarla, que en el
mismo proceso se resuelva sobre tal relación.”
Según Alessandri, evicción viene del latín evincere, que quiere decir derrotar, despojar o
vencer alguno en un litigio. La evicción entonces es pues el acto de la pérdida del dominio,
la posesión o tenencia de la cosa por parte de su titular en virtud de sentencia judicial, lo que
le otorga a éste la facultad de reclamar el saneamiento.
En el proceso en que es llamado en garantía se discuten dos relaciones jurídicas diferentes;
la existente entre demandante y demandada que versa sobre el dominio posesión o tenencia
y que constituye el objeto del proceso y otra subyacente existente entre una de las partes con
el sujeto que es forzado a intervenir en el proceso por medio del llamado que le hace la
parte, para que cumpla con el deber que surgió por la celebración de un negocio jurídico
traslaticio de dominio, o de tenencia, previo al proceso; ambas, en cumplimiento de
postulados de economía procesal, serán objeto de pronunciamiento en sentencia.
Es procedente esta clase de llamado en los procesos con pretensión reivindicatoria conforme
a lo dispuesto en los artículos 1893 y 1899 del c.c y 940 del C. de Co, pretensión posesoria
por despojo, en los de servidumbre por acción negatoria, cuando se trata de imponerle al
predio del denunciante una servidumbre que en su título no consta y en razón de una causa
anterior, o por acción confesoria, si se le desconoce una que se está utilizando o se utilizó
antes en favor de su predio y que fue adquirida junto con éste o se pretende modificarla, los
de restitución de inmueble arrendado, cuando se demanda a un subarrendatario y éste le
denuncia el pleito al arrendador, los que versen sobre controversia entre condueños, cuando
se discuta sobre la integridad o el alcance del derecho adquirido por el denunciante del
denunciado o por el demandado, en los divisorios, cuando el denunciante alegue haber
adquirido a título oneroso una mayor cuota de la que sus condueños le reconocen, en el de
deslinde y amojonamiento, si los colindantes alegan que el predio del denunciante es de
menor extensión que lo recibido por éste del denunciado o que sus linderos no son los que
figuran en su título de adquisición.
LOS TERCEROS
El concepto de tercero dentro del ámbito del derecho sustancial hace referencia a aquel
sujeto que no hace parte de ella; en el derecho procesal tal denominación hace referencia a
aquel sujeto que puede integrar a la relación jurídica procesal no en calidad de parte, si no de
tercero toda vez que no invoca pretensión, de ahí su denominación.
La coadyuvancia:
“Quien tenga con una de las partes determinada relación sustancial a la cual no se
extiendan los efectos jurídicos de la sentencia, pero que pueda afectarse si dicha
parte es vencida, podrá intervenir en el proceso como coadyuvante de ella, mientras
no se haya dictado sentencia de única o de segunda instancia…..”
Claramente se identifica en estos eventos a las partes como extremos de una relación jurídica
sustancial que debate y el tercero, ajeno a la discusión de las partes y con un interés especial
en el resultado del proceso; también se identifica que solo una relación jurídica discutida en
el proceso entre demandante y demandada y la existente entre el tercero y la parte ajena a
cualquier discusión dentro del proceso.
Los requisitos para que el tercero coadyuvante intervenga en el proceso los precias el art. 71
ibídem se resumen a dos; la solicitud y demostrar el interés.
El llamado ex oficio.
BIBLIOGRAFIA
ALSINA, Hugo. Tratado teórico practico de Derecho Procesal Civil y Comercial. Segunda
edición. Tomo I, Parte general. Ediar s.a. Editores. Buenos Aires. 1963.
CORTE CONSTITUCIONAL.
DEVIS, Echandía, Hernando, Compendio de Derecho Procesal Civil. Tomo I. Teoría
General del Proceso Editorial Dike, Decimotercera edición Bogotá, 1994.
CHIOVENDA, Giuseppe. Principios de derecho procesal civil. Tomo II. Madrid editorial
Reusa Cañizares S.A. 1952.
MORALES, Molina, Hernando. Curso de Derecho Procesal Civil: parte General, Editorial
ABC, Bogotá., 1983. Octava Edición.
RICO, Puerta Alonso. Teoría general del proceso. Segunda edición. Editorial leyer.2008.