MIRADA AL NUEVO CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL Molina de Juan, Mariel F. Publicado en: LLGran Cuyo 2015 (abril) , 237 • DFyP 2015 (mayo) , 145 Sumario: I. A modo de introducción.— II. El caso.— III. Las sentencias.— IV. El daño resarcible.— V. La legitimación para reclamar daño moral.— VI. Algunas conclusiones. Cita Online: AR/DOC/747/2015 En sintonía con el paradigma constitucional, el Código Civil y Comercial contempla el resarcimiento a la violación de los derechos personalísimos, la identidad y la vida familiar en los artículos 52 y 1738. El límite del artículo 1741 para los legitimados indirectos, que subsiste —aunque más restringido—, carece de implicancias en el caso, en tanto la actora se encuentra correctamente calificada como víctima directa de la afectación a sus derechos a la identidad, a la verdad y a la preservación de los vínculos familiares. I. A modo de introducción El 10 de febrero de 2015, los diarios nacionales y extranjeros recogieron una breve noticia extraída de la agencia The Associated Press: "París: Una clínica privada de la ciudad francesa de Cannes tendrá que pagar 450.000 dólares a cada una de las dos niñas de 20 años que fueron intercambiadas por error al nacer y entregadas a los padres de la otra — como parte de una indemnización de 2.1 millones de dólares — a los miembros de las dos familias. La corte ordenó pagos de 338.000 dólares para cada uno de los tres padres implicados, y de 67.690 dólares para tres hermanos y hermanas. "La crónica puede sorprender al lector y evocarle la trama de alguna telenovela latinoamericana o de un relato de ficción, muy lejos de nuestra realidad. Sin embargo, aquella triste historia bien podría ser superada por la de una familia mendocina desmembrada a causa del accionar (no puede precisarse si doloso o culposo) de los empleados de una maternidad pública. Este caso llegó a nuestros tribunales, y fue resuelto por la 3° Cámara Civil y Comercial de Mendoza (1). Su estudio reviste especial interés por las circunstancias que lo rodean y por los bienes jurídicos involucrados. A pocos meses de la entrada en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial, me he propuesto profundizar sobre los principales fundamentos de la sentencia, tratando de dilucidar si las reformas incorporadas al derecho de daños aportan algún elemento concreto que facilite la solución de este tipo de controversias. II. El caso En el año 1974, una mujer embarazada de gemelas se internó en un hospital de Mendoza para dar a luz. La primera de las bebas nació sin problemas, pero ante las dificultades del parto, fue trasladada a otro hospital donde nació la segunda niña con aparentes complicaciones de salud, la que quedó internada en el servicio de neonatología sin que la madre pueda siquiera conocerla. Al mismo tiempo, en este último nosocomio, otra mujer tuvo una niña que habría fallecido. Por razones que se desconocen, en la maternidad se realizó el intercambio de las recién nacidas. Mientras que a la mujer que tuvo las gemelas le comunicaron que la última en nacer había fallecido y le entregaron el certificado de defunción junto a un cadáver (que resultó ser el la hija de la otra mujer), su verdadera beba -que en realidad vivía- se fue con la señora cuya hija había muerto. Los padres de las gemelas salieron del hospital con la convicción que una de sus hijas había fallecido y vivieron ese luto durante muchos años. La otra hija gemela de la pareja, creyó durante toda su niñez y juventud que sólo ella había sobrevivido el parto. La niña separada de su familia no tuvo una vida más feliz. En primer lugar, sufrió una doble pérdida de la verdad sobre su historia personal. Es que sus presuntos padres no fueron quienes la criaron, sino que —según surge de la lectura del fallo y de otras causas conexas- la entregaron a otra pareja que la anotó a su nombre. Cuando tenía cuatro años, esta gente le informó que era "hija adoptiva" y que estaba con ellos porque su familia (que en realidad no lo era) la había abandonado. La familia de crianza era muy pobre; la niña vivió en un ambiente de hacinamiento y violencia, no tuvo oportunidad de estudiar y debió trabajar desde muy pequeña; sus hermanos pasaron varias temporadas en la cárcel por delitos graves y todos han muerto, excepto uno que está cumpliendo pena de prisión. En el año 2004, por circunstancias fortuitas, las hermanas se reencontraron y el notorio parecido entre ellas las llevó a realizar el estudio de ADN, con el resultado sospechado: eran gemelas. El conocimiento de su verdadera identidad fue tan traumático para la mujer separada de su familia que le produjo una reacción patológica severa. Junto a sus progenitores biológicos, reclamó al Estado provincial por los daños y perjuicios sufridos. La sentencia acogió la demanda y reconoció la responsabilidad de la provincia en haber extendido de forma errónea el certificado de fallecimiento de una de las gemelas en la maternidad de un hospital público (2). Mientras tanto, en lo que aquí interesa por ser el objeto del fallo en estudio, la otra gemela, reclamó al Gobierno de la provincia de Mendoza por los daños y perjuicios derivados de la separación de su hermana gemela al nacer. El demandado no cuestionó los hechos ni la responsabilidad objetiva del Estado, sin embargo, rechazó la legitimación de la actora para reclamar daño moral y la relación de causalidad entre el agravio supuestamente sufrido y el hecho principal. III. Las sentencias El fallo de primera instancia admitió la defensa del Estado y rechazó la acción con fundamento en el art. 1078 CC que limita la legitimación para reclamar resarcimiento por daño moral. Entendió que — en tanto no se cuestionó su constitucionalidad- la norma resulta aplicable, y obsta la procedencia del reclamo por este rubro, que solo puede ser efectuado por quienes han resultado víctimas directas del daño, salvo que hubieran fallecido, en cuyo caso están habilitados solamente sus herederos forzosos, cualidad que la hermana carece. Afirmó que la actora "no fue afectada por la situación más que de un modo colateral de quien fue dada por fallecida, privada de su identidad y entregada a otra familia en la maternidad provincial, aun cuando haya padecido un sufrimiento espiritual de gran significación derivado del mismo hecho." La Cámara de Apelaciones revocó lo resuelto. Cuestionó el encuadre jurídico dado por la sentencia de grado y entendió que la legitimación de la actora para reclamar el agravio moral resulta absolutamente clara en calidad de damnificada directa. El fallo realiza un abordaje "desde la Constitución", o mejor aún, desde el sistema internacional de los derechos humanos. Aplica el control de convencionalidad al que están obligados los jueces nacionales — quienes, en definitiva, son los primeros jueces internacionales- en tanto tienen la responsabilidad de armonizar la legislación interna con los parámetros interamericanos (3). La doctrina del control de convencionalidad es una construcción de la Corte IDH. En el caso Almonacid Arellano vs. Chile (2006), reconoció que aunque los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico, cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos jurídicos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana (4). La Corte Suprema de la Nación ha confirmado este compromiso, sosteniendo que en el ejercicio del "control de convencionalidad", corresponde que la justicia argentina adecue sus fallos a los expresos términos de las sentencias de la Corte Interamericana (5). Este control debe ejercerse, incluso de oficio, a fin de preservar la inmunidad de responsabilidad internacional y lograr un desarrollo progresivo de los derechos, cumpliendo el juez un rol trascendental en la aplicación de las normas convencionales internacionales. En ejercicio de este rol, la Cámara analizó el caso desde la perspectiva constitucional, lo que le permitió sostener que la accionante ha sufrido daños directos en sus derechos personalísimos, en su identidad y en el derecho a la vida familiar. En consecuencia, el fallo calificó el ilícito generador del daño como pluriofensivo, pues aunque el ataque estuvo constituido por un solo hecho, causó varios damnificados directos (la gemela cuya identidad fue sustituida, los padres, la actora). Por último, para despejar toda duda, la sentencia declara inaplicable la restricción del art. 1078 CC a la legitimación para accionar por daño moral, a la que declara inconstitucional. Se funda en el principio de reparación integral del daño y en el derecho a la integridad personal. Agrega que la norma es discriminatoria, que viola los principios constitucionales de protección familiar, consagrados en el sistema internacional de derechos humanos, y que la limitación es irrazonable, pues mientras el 1079 reconoce legitimación amplia a los damnificados indirectos por daños patrimoniales, restringe el reclamo cuando son daños morales. IV. El daño resarcible El derecho de daños tiene contornos dinámicos y evolutivos. En esa transformación adquirió relevancia el concepto de daño injustamente sufrido, que pone el foco en la protección de la víctima. En su faz eminentemente resarcitoria —sin perjuicio de sus otras funciones- la responsabilidad civil busca repartir justa y equitativamente las consecuencias del daño sufrido (6). A partir de esta premisa, resulta fundamental determinar qué comprende el daño resarcible, pues el menoscabo que sufre la víctima adquiere implicancia jurídica en tanto y en cuanto el derecho considera que debe ser reparado. Se ha sostenido que el daño importa la lesión a unos intereses jurídicos patrimoniales o extrapatrimoniales, en otras palabras, "lo que el derecho tutela, el daño lo vulnera." (7). El nuevo Código Civil y Comercial, define el daño resarcible en el art. 1737 como aquel que consiste en la lesión a un derecho o a un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva. Importa una pérdida, directa o indirecta de calidad de vida, que puede o no repercutir en el patrimonio de la víctima. El nuevo artículo 1738 determina el alcance de la indemnización: comprende la pérdida o disminución del patrimonio de la víctima, el lucro cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva de su obtención y la pérdida de chances. Incluye especialmente las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, de su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la interferencia en su proyecto de vida. Queda claro entonces, que se lo que se indemniza son las consecuencias o secuelas de la actividad dañosa (8). Se ha sostenido que cuando la norma se refiere a las consecuencias disvaliosas de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, incluye tanto el daño moral como el daño patrimonial. Hay casos en que a pesar de no tener efectos patrimoniales inmediatos, los daños producen graves estragos en la personalidad del sujeto (9) porque ese interés extrapatrimonial está conectado íntimamente con el espíritu de la persona. En el caso estudiado, el hecho generador produjo un ataque simultáneo a distintos bienes jurídicos extrapatrimoniales— protegidos por las convenciones internacionales - que acarreó diferentes menoscabos en la integridad de cada uno de los miembros de la familia. IV.1. Afectación a la identidad de la actora. Se ha dicho que para el Tribunal, el daño a la actora debe ser resarcido pues afecta un interés directo: su derecho a la identidad, y esta afectación le provoca consecuencias nefastas. La identidad es un derecho con jerarquía constitucional, que ha sido receptado por el nuevo Código Civil y Comercial como un derecho personalísimo. El art. 52, bajo el título: Afectaciones a la dignidad dice: "La persona humana lesionada en su intimidad personal o familiar, honra o reputación, imagen o identidad, o que de cualquier modo resulte menoscabada en su dignidad personal, puede reclamar la prevención y reparación de los daños sufridos, conforme a lo dispuesto en el Libro Tercero, Título V, Capítulo 1 (10). De este modo alude a los diversos supuestos que la doctrina y jurisprudencia relaciona con la integridad espiritual de la persona, aunque comprende también otros derechos de la personalidad más allá de los enunciados, en tanto involucra la protección genérica de la dignidad personal (11). En sintonía con ello, el artículo 1738 estipula que la indemnización incluye especialmente las consecuencias de los daños a la persona humana (12). Por otra parte, aunque la tutela por excelencia de los derechos de la persona reviste carácter preventivo, el artículo 1741 reconoce expresamente la función sustitutiva o resarcitoria de la indemnización de las consecuencias no patrimoniales. Precisa que el monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que pueden procurar las sumas reconocidas. Mucho se ha escrito durante el último cuarto de siglo sobre el significado y alcance de la identidad personal, por eso es bueno releer a aquellos profesores que fijaron los lineamientos de este derecho. La lectura de la obra de Fernandez Sessarego (13) muestra la dificultad para aprehender un concepto de por sí complejo y multifacético (14) comprensivo de los atributos y características de cada persona que permiten individualizarla como tal en la sociedad. En la construcción de la identidad se conjugan aspectos estáticos y dinámicos; los primeros son aquellos elementos invariables (salvo excepciones) que permiten identificar a una persona en su mundo exterior de modo inmediato. Esta faz abarca los signos distintivos biológicos y la condición legal o registral del sujeto. En cambio, los elementos dinámicos son variables porque fluyen a lo largo de la vida de esa persona. Constituyen su patrimonio ideológico-cultural y definen la personalidad reflejada en el mundo exterior. En otras palabras, la identidad comprende la historia biológica y todo aquello que contribuye a la proyección social; es la suma de todos estos eslabones lo que permite a cada individuo convertirse en persona y desarrollarse como ser único e irrepetible frente al resto (15). Esto quiere decir que la identidad es una construcción en la que la persona interactúa con los otros; en tanto ser coexistencial, se comunica y se hace entre los demás, con los otros. En palabras de Fernández Sessarego, "el ser humano no es un ser hecho de una sola vez y para siempre, acabado y finito, sino que su vida es un quehacer constante, permanente, cotidiano" (16). En el sistema internacional de derechos humanos, el principal instrumento de referencia es la Convención de los derechos del niño. En el artículo 8.1. "los Estados Partes se comprometen a respetar el derecho del niño a preservar su identidad, incluidos la nacionalidad, el nombre y las relaciones familiares de conformidad con la ley sin injerencias ilícitas" (17). En Argentina, la ley 26.061 dedica el artículo 11 a precisar su contenido, y en el segundo párrafo dice: "los Organismos del Estado deben facilitar y colaborar en la búsqueda, localización u obtención de información, de los padres u otros familiares de las niñas, niños y adolescentes facilitándoles el encuentro o reencuentro familiar" (18). Aunque la identidad entraña una especial importancia durante la niñez, no es un derecho exclusivo de la infancia que desaparezca o disminuya con el paso de los años, y puede verse vulnerado por un sin número de situaciones o contextos factibles de ocurrir desde la niñez hasta la adultez (19). Como derecho fundamental, ha sido motivo de consideración de la Corte IDH, que lo define como "el conjunto de atributos y características que permiten la individualización de la persona en sociedad y, en tal sentido, comprende varios otros derechos según el sujeto de derechos de que se trate y las circunstancias del caso. Es así que la identidad personal está íntimamente ligada a la persona en su individualidad específica y vida privada, sustentadas ambas en una experiencia histórica y biológica, así como en la forma en que se relaciona dicho individuo con los demás, a través del desarrollo de vínculos en el plano familiar y social." (20). En otras palabras, la Corte reconoce la íntima relación entre la vida familiar y la identidad de las personas. Es que el derecho a la identidad —consustancial a los atributos de la persona humana- está compuesto por varios elementos y comprende, entre ellos, las relaciones familiares (21). Tal como indica la sentencia comentada, en el caso Fornerón -especialmente sensible para la Argentina que resultó condenada- dijo que "las relaciones familiares y los aspectos biológicos de la historia de una persona, particularmente de un niño o una niña, constituyen parte fundamental de su identidad, por lo que, toda acción u omisión del Estado que tenga efectos sobre tales componentes, puede constituir una violación del derecho a la identidad." (22). IV.2. El derecho a la vida familiar El derecho a la vida familiar se encuentra plasmado en varios instrumentos internacionales; entre ellos, el Convenio Europeo de Derechos Humanos y sus protocolos con relación a la vida familiar (23) el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales (24) el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (25) la Declaración Universal de Derechos Humanos (26) y la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (27). En la Convención Americana sobre Derechos Humanos (28)es un derecho tan básico que no se puede derogar ni aunque las circunstancias sean extremas (29). En esencia, lo que todos estos instrumentos marcan, es la obligación del Estado de abstenerse de toda injerencia ilegal o arbitraria en la vida familiar de los niños y niñas, pues la familia tiene un rol esencial en su desarrollo (30). Este derecho ha sido intensamente abordado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (31) especialmente a partir del caso Marckx contra Bélgica, en el que postuló que el respeto a la vida familiar no solo comprende un aspecto negativo (el Estado no debe invadir, a través de acciones arbitrarias, la intimidad de la vida familiar), sino también un aspecto positivo (32). En otras palabras, el derecho humano a la vida familiar no se contenta con imponer al Estado el deber de no interferencia, sino que a este compromiso negativo, se agregan las obligaciones positivas inherentes al respeto efectivo a la vida familiar (33). En otros fallos, el TEDH revaloriza los efectos de la convivencia al sostener: "el disfrute mutuo de la convivencia entre padres e hijos constituye un elemento fundamental en la vida de familia (34). En el caso S.H y ot v. Austria , reiteró que la noción de "vida privada" es un concepto amplio que abarca, entre otros, el derecho a "establecer y desarrollar relaciones con otros seres humanos" y el "derecho al desarrollo personal" o a la libre determinación (35). El camino recorrido por el tribunal europeo fue seguido por la Corte IDH, que retoma estos postulados. En varias oportunidades, reconoció que el disfrute de la convivencia es un elemento central para la vida familiar (36). En Atala vs. Chile (2012) (37), precisó que el concepto de vida familiar no se reduce al matrimonio, y debe abarcar otros lazos familiares de hecho donde las partes tienen vida en común por fuera del matrimonio. En Gelman vs. Uruguay (2011) reconoció la estrecha relación entre identidad y derecho a la verdad sobre su propia historia y la del grupo familiar (38). El derecho a la vida familiar como un derecho de base constitucional internacional, fue plasmado en el Código Civil y Comercial especialmente en la regulación de la adopción. Aparece en el artículo 595, que enumera los principios generales de la adopción, entre los cuales se incluye la preservación de los vínculos fraternos (inc. d). También se refleja en el art. 621, que permite al juez flexibilizar los efectos de la adopción, y otorgarla en forma plena sin romper todos los vínculos jurídicos con la familia de origen, por ejemplo, preservando la relación con los hermanos, si ello es lo que mejor responde al interés superior del niño involucrado. En el caso resuelto, no hay dudas que la actora sufrió una afectación en derecho a la vida familiar, que se vio perturbada por una injerencia arbitraria del Estado, que impidió la configuración de los vínculos fraternos a los que tenía derecho (vínculos especialmente fuertes entre hermanos gemelos). Se lee en la sentencia: "surge con precisión que la injerencia arbitraria e injusta provocada por el hecho de haber sido arrancada su hermana gemela de la vida de la actora ha provocado en ella una gran pérdida de identidad y desarrollo familiar y social, así como emociones y sentimientos de culpa, tristeza, abandono, soledad, etc.". V. La legitimación para reclamar daño moral Sentada la premisa que el accionar de la maternidad donde estuvieron internadas las gemelas y su madre afectó la identidad, el derecho a la verdad y la vida familiar, no solo de la hermana gemela que fue arrancada de su núcleo familiar, sino también de la otra hermana, quien reclama ser indemnizada, y atento que la sentencia de grado la ubicó como damnificada indirecta y por ello le negó legitimación en los términos del art. 1078 CC, corresponde entonces detenernos a reflexionar sobre este tópico y recordar algunas reglas de la teoría general de los daños. (i) la legitimación, activa o pasiva, es un presupuesto de la pretensión para la sentencia de fondo, que determina quiénes deben o pueden demandar o ser demandados, es decir, precisa quiénes están autorizados para obtener una decisión sobre las pretensiones formuladas en la demanda. Detenta legitimación activa un determinado sujeto procesal que tiene derecho a ejercitar un determinado reclamo (39) mientras que carece de ella quien no es titular de la relación jurídica sustancial en que se sustenta la pretensión (40). (ii) la legitimación exige que la lesión recaiga sobre un interés propio, es decir, solamente podrá reclamar la reparación del daño injustamente sufrido, la persona que padeció el perjuicio. (iii) el daño personal puede ser directo o indirecto. (iv) damnificado directo es quien sufre como víctima un daño a un interés propio y personal, es el sujeto titular del derecho o bien jurídico inmediatamente lesionado por el acto ilícito (art. 1079 CC). Es quien padece un daño directamente en las cosas de su dominio o posesión o en su persona, derechos o facultades (art. 1068 CC) (v) damnificado indirecto es aquel que padece un perjuicio propio que deriva de una lesión a bienes patrimoniales o extrapatrimoniales de otro. Se produce de manera refleja o de rebote (par ricochet). Esta persona sufre las consecuencias del ilícito de manera indirecta (41) es decir, padece un daño a título personal por un hecho ilícito que tuvo por sujeto pasivo a otro. La doctrina exige una serie de presupuestos: a) acaecimiento de un hecho ilícito que afecte directamente la esfera jurídica de una persona (víctima inmediata), b) sufrimiento por otra persona (tercero) de un daño propio como consecuencia del hecho ilícito que afecta a la víctima inmediata; c) existencia de un vínculo legal o contractual entre damnificado directo o indirecto; d) verificación de una relación de causalidad adecuada entre el hecho ilícito y el daño sufrido por la persona indirectamente afectada (42). (vi) El artículo 1078 CC reconoce legitimación para reclamar por el agravio moral al damnificado directo en tanto que el indirecto solo puede hacerlo en caso de fallecimiento del damnificado directo, siempre y cuando sea heredero forzoso. Aunque en principio no parece censurable, sino por el contrario prudente, esta solución rígida suele dejar tras de sí muchas injusticias (43) Por eso la jurisprudencia ha ido flexibilizado esta limitación y ampliando la legitimación de los damnificados indirectos. (vi) El nuevo 1741 del Código Civil y Comercial amplía el elenco de legitimados activos y con ello intenta superar la estrechez legal del 1078 CC. La norma dice: "Indemnización de las consecuencias no patrimoniales. Está legitimado para reclamar la indemnización de las consecuencias no patrimoniales el damnificado directo. Si del hecho resulta su muerte o sufre gran discapacidad también tienen legitimación a título personal, según las circunstancias, los ascendientes, los descendientes, el cónyuge y quienes convivían con aquél recibiendo trato familiar ostensible". Es decir que la reforma amplía la legitimación activa, de modo que si se produce el fallecimiento o la víctima queda en una situación de gran discapacidad —se entiende con nulas o muy escasas posibilidad de autovalimiento- pueden reclamar por derecho propio," los ascendientes, los descendientes, el cónyuge y quienes convivían con aquél recibiendo trato familiar ostensible". También fija el carácter "resarcitorio" de la indemnización del daño moral o extrapatrimonial y determina un parámetro de cuantificación. Formuladas estas precisiones, y volviendo a la sentencia en comentario, no parece necesario ingresar en la discusión sobre la justicia o injusticia del art. 1078 CC, o sobre la necesidad de ampliar la categoría de damnificados indirectos. Ello es así porque para la Cámara, la hermana que reclama la reparación fue una verdadera víctima inmediata y directa del ilícito "pluriofensivo" (44) En efecto, "No solo fue víctima de la desafortunada maniobra del hospital la niña que fue entregada a otros padres, sino que también lo fueron sus padres a quienes les manifestaron que su hija había fallecido y también lo fue su hermana gemela, quien sufrió un grave daño en su identidad al perder a su hermana." En la misma sintonía, la jurisprudencia del sistema internacional registra antecedentes de la Corte IDH, que sostuvo que los familiares de las víctimas-de desaparición forzada- son víctimas directas en la violación a su integridad psíquica y moral, lo que les causa un severo sufrimiento por el hecho mismo (45). Por ejemplo, en Gelman vs. Uruguay (2011), entendió que la sustracción de la niña afectó en forma directa a Juan Gelman, en especial, el derecho a que se respete su integridad psíquica, contemplado en el artículo 5.1 de la Convención. En el caso, se concretó una grave injerencia ilegal por parte del Estado en la familia, que vulneró su derecho de protección a su familia, al imposibilitar u obstaculizar su permanencia con su núcleo familiar y restablecer relaciones con éste (46). VI. Algunas conclusiones La Cámara construye parte de su argumentación con sustento en la doctrina de la Corte IDH sobre el derecho a la identidad, el derecho a la vida familiar y el carácter de damnificado directo de los familiares de las víctimas del accionar del Estado. En su tarea interpretativa, subyace la aplicación del principio "pro homine" (47) que tiene importantes implicancias en el ámbito de los derechos personalísimos, en tanto procura aplicar la norma que resulte más favorable a la persona humana para su libertad y derechos, independientemente de cuál sea la fuente que aporte la solución. En otras palabras, la selección de la fuente y la norma aplicable no repara en el nivel donde se encuentre, sino que lo busca es aquella que aporta la mejor solución para el caso (48). Por eso Sagüés lo llama "principio del mejor derecho" (49) Como el principio pro homine es una pauta de interpretación extensiva exige no sólo acudir a la norma más amplia cuando se trata de reconocer derechos protegidos, sino correlativamente, aplicar la norma o la interpretación más restringida cuando se trate de establecer limitaciones o restricciones (50). En sintonía con el paradigma constitucional, el Código Civil y Comercial contempla el resarcimiento a la violación de los derechos personalísimos, la identidad y la vida familiar en los artículos 52 y 1738. Como se anticipó, el límite del artículo 1741 para los legitimados indirectos, que subsiste (aunque más restringido), carece de implicancias en el caso, en tanto la actora se encuentra correctamente calificada como víctima directa de la afectación a sus derechos a la identidad, a la verdad y a la preservación de los vínculos familiares. En consecuencia, y de igual modo cuenta la crónica recogida en la introducción, la sentencia reconoció el derecho a la reparación del agravio moral padecido por una hermana (en este caso gemela) de quien fue ilícitamente arrancada de su verdadero entorno familiar. (1) 3° Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Minas de Mendoza, autos N°83854/50363 "CH. P M. c/ Gobierno de la Provincia de Mendoza p/ d y p." 23/09/2014. (2) 3° Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, y Minas de Mendoza, 1/12/2010, N° 32.488 "Chevrete Marta Liliana y otros c/ Provincia de Mendoza p/ daños y perjuicios". (3) Corte IDH Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México. 26-11-2010.Voto del Dr. Eduardo Ferrer Mac-Gregor Poisot, Juez ad hoc párr. 87. (4) En esta misma línea de ideas, esta Corte ha establecido que "[s]egún el derecho internacional las obligaciones que éste impone deben ser cumplidas de buena fe y no puede invocarse para su incumplimiento el derecho interno." Esta regla ha sido codificada en el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969 (ampliar en Corte IDH Caso Almonacid Arellano y otros Vs. Chile, Sentencia de 26 de septiembre de 2006 párr. 124). (5) CSJN A D. D. s/ homicidio agravado, 5/08/2014: MJ-JU-M-88068-AR | MJJ88068 | MJJ88068 considerando 11 del voto del doctor Petracchi. (6) Conf. CALVO COSTA, Carlos, El significado las especies de daño resarcible, Revista derecho de Daños, 2012-3, Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, p. 193. (7) CALVO COSTA, Carlos, El significado de las especies ... cit. p. 205. (8) BUERES, Alberto La responsabilidad por daños en el Proyecto de Código Civil y Comercial de 2012: LA LEY 18/02/2013, 18/02/2013, 1 — RCyS2013-II, 5 — LA LEY 11/06/2012, 11/06/2012, 1 — LA LEY2012-C, 1254 — DJ27/02/2013, 1 — LA LEY 30/07/2012, 30/07/2012, 1 — LA LEY, 2012-D, 1154 — RCyS2012-IX, 17. (9) FERNANDEZ SESAREGO, Derecho a la identidad personal Buenos Aires, Astrea, 1992 p. 261. (10) Ampliar en JUANES, Norma, y CARRASCO, Valeria; Vida privada: su protección en el Código Civil y en el Proyecto 2012, Revista de Derecho de Daños, 2014-1 Problemática actual de la responsabilidad civil I, Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, p. 257 y ss. (11) LORENZETTI, Ricardo (Dir) Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado. Tomo I, Rubinzal Culzoni. Comentario articulo 52 por Edgardo Ignacio Saux, Buenos Aires, Rubinzal Culzoni, 2014, p 281. (12) GALDÓS, Jorge, La responsabilidad civil (parte general) en el Anteproyecto "La responsabilidad civil (parte general) en el Anteproyecto", LA LEY 11/06/2012, 1. (13) Cabe recordar que la Constitución política de Perú de 1993 recoge expresamente el derecho y su tutela. El Artículo 2° dice: Toda persona tiene derecho: 1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar. (14) Compulsar GIL DOMINGUEZ, Andrés, FAMÁ, María Victoria, HERRERA, Marisa, Derecho Constitucional de Familia T II, Buenos Aires, Ediar, 2006. p. 705. (15) FERNANDEZ SESSAREGO, Carlos, Derecho a la identidad personal, Buenos Aires, Astrea, 1992; p. 113. Ver también CHIERI PRIMAROSA y ZANNONI Prueba de ADN, Buenos Aires, Astrea, 2001, p. 183 y ss. (16) FERNANDEZ SESAREGO, Carlos, Derecho a la identidad cit. p. 14 y p. 246. (17) Corte IDH. Caso Forneron e hija Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de abril de 2012 Serie C No. 242, Párrafo 123. (18) "Además está previsto en las legislaciones nacionales de varios Estados de las Américas, como por ejemplo en el Código de la Niñez y la Adolescencia de Uruguay que establece el derecho a la identidad como uno de los derechos esenciales de los niños. Igualmente ha sido reconocido por jurisprudencia interna de algunos Estados, como son los casos de la Corte Constitucional Colombiana, en el sentido que la "identidad personal es un derecho de significación amplia, que engloba otros derechos [...y que] supone un conjunto de atributos, de calidades, tanto de carácter biológico, como los referidos a la personalidad que permiten precisamente la individualización de un sujeto en sociedad" (al respecto, ver la sentencia de tutela T 477/1995, de 23 de octubre de 1995); y el Tribunal Constitucional de Perú, que señaló que "toda persona tiene derecho a la identidad, derecho que comprende tanto al derecho a un nombre — conocer a sus padres y conservar sus apellidos—, el relativo a tener una nacionalidad y la obligación de que el Estado reconozca su personalidad jurídica" (al respecto, ver, Segunda Sala, sentencia de recurso de agravio constitucional de 25 de julio de 2005) (Cfr. Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Serie C No. 221. párr.132, nota). (19) Corte IDH Caso Gelman Vs Uruguay, 24 de febrero de 2011. Serie C No. 221, nota 16, párr. 122. (20) Corte IDH. Caso Contreras y otros Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 31 de agosto de 2011. Serie C No. 232, Párrafo 11. Ver también Caso Gelman Vs. Uruguay, 24 de febrero de 2011. Serie C No. 221, párr. 122, 125, Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 01 de marzo de 2005. Serie C No. 120, párr. 141, Caso Chitay Nech, párr. 157 y Caso De la Masacre de las Dos Erres, párr. 187. (21) Conf. Opinión Consultiva OC-17-02. Corte IDH Caso Juan Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Serie C No. 221. párr. 130. (22) Corte IDH, caso "Fornerón e hija v. Argentina", sent. del 27/4/2012, párr. 113. (23) En este sentido, el artículo 8.1 del Convenio Europeo dispone que "Toda persona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de su correspondencia". Asimismo, el artículo 8.2 dispone que "no puede haber injerencia de la autoridad pública en el ejercicio de este derecho sino en tanto en cuanto esta interferencia esté prevista por la Ley y constituya una medida que, en una sociedad democrática, sea necesaria para la seguridad nacional, la seguridad pública, el bienestar económico del país, la defensa del orden y la prevención de las infracciones penales, la protección de la salud o de la moral o la protección de los derechos y las libertades de los demás". (24) Artículo 10: Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen que: 1. Se debe conceder a la familia, que es el elemento natural y fundamental de la sociedad, la más amplia protección y asistencia posibles, especialmente para su constitución y mientras sea responsable del cuidado y la educación de los hijos a su cargo (...). (25) Artículo 23. 1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado. 2. Se reconoce el derecho del hombre y de la mujer a contraer matrimonio y a fundar una familia si tienen edad para ello. (...). (26) Artículo 12.1. Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques. (27) Artículo V Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra los ataques abusivos a su honra, a su reputación y a su vida privada y familiar. (28) Art. 17.1. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el Estado y Art. 11.2: "Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación". A diferencia de lo dispuesto en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, en el cual sólo se protege el derecho a la vida familiar bajo el artículo 8, la Convención Americana cuenta con dos artículos que protegen la vida familiar de manera complementaria y están estrechamente relacionados (Cfr. Caso Atala Riffo y Niñas Vs. Chile, párr. 169). (29) El artículo 27.2 de la Convención Americana establece: "La disposición precedente no autoriza la suspensión de los derechos determinados en los siguientes artículos: [...] 17 (Protección a la Familia)". (30) Los propios Estados Partes tienen el deber de abstenerse de injerencias incompatibles con el artículo 17 del Pacto y de establecer un marco legislativo en el que se prohíban esos actos a las personas físicas o jurídicas. (oficina del alto comisionado de las naciones unidas para los derechos humanos Derecho a la intimidad (Art. 17) HRC Observación general Nº 16 (General Comment) 32º período de sesiones, 1988 (31) La jurisprudencia del TEDH se encuentra disponible en la página web oficial www.echr.coe.int (32) TEDH; 13/6/1979, serie A, 31. El caso Marckx c. Bélgica es un verdadero leading case, que sienta las bases para la construcción de la noción de "injerencia". Ver también TEDH Case of Olsson v. Sweden, judgment of March 24, 1988, serie A, n. 130, para. 81. El Estado tiene obligación de tomar todas las medidas necesarias para terminar la separación de la familia cuando esta no es necesaria y, de esa manera facilitar la reunión del grupo familiar. (33) En este contexto, resultan incuestionables las obligaciones del Estado de (a) abstenerse de interferir en la libre elección de cada persona sobre la manera de vivir sus relaciones afectivas y familiares, (b) diseñar y garantizar el funcionamiento de las instituciones que faciliten la consecución individual de los planes de vida y la satisfacción de los ideales de virtud que cada uno sustente, (c) impedir toda interferencia de los terceros. (Kemelmajer de Carlucci, Aída "Derechos humanos y derecho de familia" en AAVV Aspectos Constitucionales y derechos fundamentales de la familia, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2001, p. 68). (34) TEDH, Case of Buchberger v. Austria, Judgment of 20 December 2001, parr. 35, Case of T and K v. Finland, Judgment of 12 July 2001, parr. 151, Case of Elsholz v. Germany, Judgment of 13 July 2000, para. 43, Case of Bronda v. Italy, Judgment of 9 June 1998, Reports 1998 a IV, parr. 51, y Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño, OC-17/02, párr. 72. (35) TEDH, S. H. y otro vs. Austria (más intervención del gobierno alemán) solicitud 57.813/2000. Resolución del 1.04.2000. (36) Conf. Corte IDH. Caso Masacre de las Dos Erres Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de noviembre de 2009. Serie C No. 211, Párrafo 189; ver también Caso Vélez Restrepo y Familiares Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de septiembre de 2012 Serie C No. 248, Párr. 230. (37) Caso Atala Riffo y Niñas vs. Chile párr.142. Sentencia del 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239. (38) Corte IDH Caso Juan Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Serie C No. 221. párr.133 y 135. (39) LOPEZ MESA, Marcelo, Curso de derecho de las obligaciones, Buenos Aires, T III p 205. (40) CSJN 7/11/89 "Ruiz Mirtha E y ot c. Prov de Bs As". LL, 1990-C, 430. (41) TRIGO REPRESAS, LOPEZ MESA, Tratado de responsabilidad civil T IV, Buenos Aires, La Ley, 2004, p. 470. (42) BREBBIA, ROBERTO, El damnificado indirecto (Socio damnificado por la muerte de otro socio LL, 1990-D, 202. (43) CAZEAUX, Pedro, La reforma del código civil en el derecho de las obligaciones, Rev. Col Abog. La Plata año X N 21 (Julio — diciembre- 1968) p 173. (44) El fallo cita un antecedente de la Suprema Corte de Buenos Aires, en el que el voto minoritario del Dr. Negri colocó a los padres en carácter de damnificados directos por las lesiones físicas de su hijo: "La palabra directo en castellano significa inmediato, sin intermediarios: y surge de la reconstrucción de los hechos, que llega firme a esta instancia, el inmediato y sin intermediarios daño moral infligido a los padres (...) Y el damnificado directo es el que por sí mismo sufre el daño moral. No es el lastimado en lo físico sino el directamente lastimado en sus afectos" SCBA, "C. L. A y otra c. Hospital Zonal de Agudos General Manuel Belgrano y otros s/daños y perjuicios S.C.B.A. 16/05/2007, DJ 2007-II, con notas aprobatorias de ECHEVESTI, Carlos A., "Una sentencia inscripta en quadrata monumentale", JA, 2007-III, pp. 46 y 56; AGOGLIA, María M., "Ampliación de la legitimación activa de los damnificados indirectos por daño moral", LA LEY, 2007-F, 72, 4; BORAGINA, Juan Carlos y MEZA, Jorge Alfredo, "Daño moral; legitimación de los damnificados indirectos", LA LEY, 2007-D, 371; RITTO, Graciela B., "La equidad y el rol de los jueces dinamizando el Derecho de Daños. Un fallo ejemplificador que consagra la inconstitucionalidad del art. 1078 del CC", LLBA, 2007-869; SEXE, Pedro Marcelo, "Naturaleza de la responsabilidad del Estado por mala praxis médica y el daño moral (en la jurisprudencia de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires)", LLBA, 2007-876; LOPEZ BRAVO, Marisa Gabriela, "La nueva visión de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Bue-nos Aires respecto al art. 1078 del Código Civil", LLBA, 2007-504 y DJ, 2007-II, 453., con nota de Roberto A. Meneghini; LA LEY 2007-C , 671, con nota de Roberto A. Meneghini; DJ 2007-II , 680, con nota de Matilde Zavala de González; LA LEY 16/07/2007 , 5, con nota de Juan Carlos Boragina; Jorge Alfredo Meza; LA LEY 2007- D , 372, con nota de Juan Carlos Boragina; Jorge Alfredo Meza; LA LEY 07/09/2007 , 5, con nota de Matilde Zavala de González; LA LEY 2007-E , 345, con nota de Matilde Zavala de González; LLBA 2007 (setiembre) , con nota de María M. Agoglia; LA LEY 2007-F , 73, con nota de María M. Agoglia; LLP 2008 (marzo) , 260, con nota de María M. Agoglia; Cita Online: AR/JUR/1277/2007). En posición contraria, Zavala de Gonzalez sostiene que considerar a los padres como habilitados para demandar en los términos del art. 1078 del Código Civil confunde el carácter personal o propio del perjuicio con la calidad de damnificado directo, existente sólo en la víctima inmediata del hecho. También los damnificados indirectos padecen un perjuicio propio y personal pero si es de índole moral su resarcimiento aparece vedado por dicha norma (conf. Zavala de González, cit.) (45) Corte IDH Caso Blake Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998. Serie C No. 36, párr. 114. Ver también Caso Valle Jaramillo y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de 2008. Serie C No. 192, párr. 119. En la sentencia comentada se cita como referencias el Caso Castillo Páez Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 3 de noviembre de 1997. Serie C No. 34, Punto Resolutivo Cuarto; el Caso Gelman, párr. 133, el Caso Gomes Lund y otros (Guerrilha do Araguaia), párr. 235 y también el caso Contreras y otros vs. El Salvador, sentencia de 31 de agosto de 2011). (46) Cfr. Corte IDH Caso Juan Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 24 de febrero de 2011. Serie C No. 221. párr.133 y 135. Ver también. Caso Castillo Páez Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 3 de noviembre de 1997. Serie C No. 34, Punto Resolutivo cuarto. (47) El principio pro homine se encuentra consagrado en numerosos instrumentos internacionales: La Convención Americana de Derechos Humanos (Art. 29), el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Art. 5), la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, (Art. 23); la Carta Europea de Derechos Humanos (Art 51). (48) Conf. BIDART CAMPOS, Germán, Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino T III. Buenos Aires, Ediar, 1995 y "Las fuentes del derecho constitucional y el principio Pro homine", en Bidart Campos, Germán J, Gil Domínguez, Andrés, (Coord.) El derecho constitucional del Siglo XXI, Diagnóstico y Perspectivas, Buenos Aires, Ediar, 2000, p. 12. (49) SAGÜES, Néstor, Elementos de Derechos Constitucional T I 2º Ed.; Buenos Aires, Astrea, 1997, p. 224. (50) PINTO, Mónica, "El principio Pro homine. Criterios de hermenéutica y pautas para la regulación de los derechos humanos" en ABREGÚ, Martín y COURTIS, Cristian (Comp.) La aplicación de los tratados sobre derechos humanos por los tribunales locales, Buenos Aires, CELS y Editorial del Puerto, 1997, p. 163. Sobre el tema resulta enriquecedora la lectura de los argumentos del Juez Piza Escalante en la Opinión Consultiva 5/85.