Sunteți pe pagina 1din 11

Poder Judicial de la Nación

Cámara Federal de Apelaciones de General Roca


“Mounho, Carlos Alberto c/ Instituto de Ayuda
Financiera para Pago de Retiros y Pensiones
Militares s/ suplementos fuerzas armadas y de
seguridad” (Expte. N° FGR21000474/2009)
Juzgado Federal N° 1 de Neuquén

En General Roca provincia de Río Negro, a los 20 días de

agosto de dos mil catorce, se reúnen en Acuerdo los

señores Jueces de la Cámara Federal de Apelaciones con

asiento en esta ciudad para dictar sentencia en los autos

del epígrafe, conforme con el orden de asignación

previamente establecido.

El doctor Ricardo Guido Barreiro dijo:

I.

El fallo de fs.203/209 rechazó la demanda

que interpuso el actor pretendiendo la incorporación, en

su haber de retiro, de varios suplementos y adicionales

contemplados en distintos decretos y de la bonificación

por zona austral creada por ley 19.485, así como el pago

de las diferencias salariales no prescriptas derivadas de

todo ello.

Le impuso las costas del proceso y reguló

los honorarios profesionales.

Para así decidir el juzgado declaró la

ausencia de falta de legitimación pasiva del demandado

Instituto de Ayuda Financiera para Pago de Retiros y

Pensiones Militares (IAF), labor que realizó oficiosamente

–el IAF no había contestado a la demanda– invocando el

deber de los jueces de controlar la legitimación

sustantiva por ser –dijo– una condición esencial de

admisibilidad de la acción.

—1—
Esa conclusión fue elaborada en base a

considerar que, dado que la carencia de tal legitimación

se configura cuando una de las partes no es titular de la

relación jurídica sustancial en la que se funda la

pretensión, el IAF carecía de esa cualidad, lo que afirmó

tras examinar e interpretar la ley orgánica de ese

instituto y la jurisprudencia de varias salas de

diferentes tribunales asentados en la Capital Federal.

En este sentido precisó la a-quo que: 1)

los fondos para atender condenas en juicios derivados de

la leyes para el personal militar —entre los que, dijo, se

contaría eventualmente el presente— deben ser

suministrados por el Estado Nacional, limitándose el IAF,

a lo sumo, a su administración (art.15); 2) la Secretaría

de Hacienda debe depositar en la misma fecha que se

realiza el pago de los haberes, en la cuenta corriente del

IAF, el monto de los haberes comprendidos en el inc.a] del

art.15 (Todos los haberes de retiro, indemnizatorios y de

pensión de los no beneficiarios) y el del porcentaje de

los haberes comprendidos en el art.16 (los haberes de

retiro e indemnizatorios de los beneficiarios, así como

las pensiones derivadas, en el porcentaje que excediera el

que dicho personal se hubiera formado con los aportes

correspondientes, según la escala de prorrateo vigente a

la fecha de su otorgamiento), así como, en la oportunidad

que corresponda, el de las situaciones previstas en los

inc.b] (Los aumentos de los haberes de retiro provenientes

de la reincorporación a las Fuerzas Armadas, en actividad

o retiro, del personal dado de baja, así como el aumento

—2—
Poder Judicial de la Nación
Cámara Federal de Apelaciones de General Roca
consiguiente de la pensión de sus deudos), c] (Los montos

que surjan de los juicios contra el Estado, derivados de

la aplicación de las leyes para el Personal Militar) y d]

(Los aumentos generales de los sueldos militares y las

modificaciones de la ley para el personal militar que

disminuyan los tiempos para el retiro o que legislen otras

circunstancias que, como las expresadas, impliquen un

cambio de los factores básicos que sirvieron para el

cálculo actuarial), del art.15.

Resulta claro —concluyó— que el Estado

Nacional es quien debería soportar el efecto patrimonial

de una eventual sentencia condenatoria y no la entidad

autárquica demandada, quien sólo se encarga de hacer

efectivo el pago con fondos que no son propios.

Citó finalmente copiosa jurisprudencia que

coincide en las siguientes premisas acerca del IAF: a) su

misión es contribuir a financiar haberes de retiro y

pensiones; b) para ello asume un rol de simple pagador; c)

liquida y abona éstas conforme a lo establecido en la ley.

Algunos fallos, a los que se apegó la

jueza, extraen de estos enunciados —a los que me referiré

luego detenidamente— que el IAF carece de legitimación

para intervenir en un proceso en donde se pretende el

reconocimiento del carácter salarial de los suplementos,

puesto que esa legitimación compete al Estado Nacional.

II.

Contra la reseñada decisión se alzó la

actora a fs.215. Ya en la alzada trajo la expresión de

—3—
agravios de fs.229/231, que la demandada replicó a

fs.233/235.

III.

En la queja se introdujo como asunto

liminar, de modo más que sucinto, la improcedencia de

haber decidido oficiosamente sobre la legitimación pasiva.

Luego se hizo hincapié, en lo que interesa

para decidir, en el carácter autárquico del IAF y su

autonomía financiera, añadiéndose más tarde que era propio

de sus atribuciones la liquidación y pago de los haberes,

de donde la actora debía entenderse con él para dirigirle

el reclamo, a lo que no obstaba que, para atender el pago

de una eventual condena, debiera recurrir al estado para

que éste suministrase los fondos correspondientes.

IV.

En mi modo de ver hizo bien la jueza al

revisar de oficio el asunto concerniente a la

legitimación, pues las razones que dio para ello son

exactas y no admiten debate doctrinario ni judicial. No

veo, a la par de ello, que la quejosa haya intentado

siquiera mencionar alguna en contraposición.

No obstante, en lo que resta, la

postulación de la actora lleva la razón.

Se sostuvo en el fallo, y se lo hizo

enfáticamente, que el IAF era un “mero pagador”. Para

mejor convencer se remarcó ello con las citas

jurisprudenciales a las que me referí, todas de

prestigiosas cámaras nacionales.

—4—
Poder Judicial de la Nación
Cámara Federal de Apelaciones de General Roca
Pero también se dijo que era el encargado

de “liquidar” los haberes además de abonarlos, para lo

cual se acudió a los mismos fallos.

De modo que esa copiosa jurisprudencia de

tan calificados tribunales se ha empleado para afirmar

ambas cualidades, la de “mero pagador” y la de “liquidador

pagador”, acerca de una misma persona y sobre los mismos

conceptos.

¿En qué quedamos?

Se dice que alguien es un mero pagador

cuando carece de toda injerencia en la composición de lo

que abona. Tal el caso del Banco de la Nación Argentina,

por ejemplo –o el Correo Argentino— que por ventanilla

paga jubilaciones, pensiones, asignaciones, subsidios,

etc. En igual situación queda el comitente a quien se

emplea para abonar una deuda, y así podría dar cientos de

ejemplos.

Vuelvo a las estudiadas sentencias de los

tribunales capitalinos citados en la sentencia: ¿es el IAF

un mero pagador? Si así fuera, pues tendrían razón

entonces en restarle legitimación pasiva.

Pero no es un mero pagador.

El IAF es un liquidador de los haberes que,

además, los paga. Y, como todo liquidador, decide qué y

cuánto paga, y a quién. Pero no sólo eso: ha pasado

inadvertido hasta aquí que es un ente que recauda fondos,

los administra para su capitalización y, con su resultado,

contribuye con el Estado a financiar haberes de retiro,

pensiones e indemnizaciones (arts.1 y 2 de la ley 22.919).

—5—
Entiéndase, con ello, que una parte —y ya se verá luego

que resulta una porción sustancial— de los haberes de

retiro es pagada por el IAF con fondos de su

administración propia, lo que equivale a sostener que si

pagó en menos los haberes del reclamante, una parte de lo

que dejó de pagar lo debe el fondo que administra.

Por eso puedo sostener, sin ningún esfuerzo

argumentativo adicional, que no es un “mero pagador” como

con tanto ahínco aseveran aquellos tribunales.

Concluyo así que no hay razones para negar

la existencia de la legitimación del modo en que se

sostuvo. El porqué de ello reside en la naturaleza misma

de la exceptio sine actione agit que aquí se hizo valer

oficiosamente, a la que inevitablemente debo referirme

para despejar cualquier equívoco que pudiera resultar,

teniendo en cuenta lo que se dijo en la decisión apelada a

su respecto.

A ello voy.

Con apoyo en la Corte Suprema de Justicia

de la Nación (Fallos, 312:2138), se dejó sentado en la

sentencia que la ausencia de esta legitimación se

configura cuando una de las partes no es titular de la

relación jurídica sustancial en que se sustenta la

pretensión.

Es una muy conocida y breve definición que

bosqueja adecuadamente el instituto.

Pero recuérdese que la Corte no tiene por

qué explicar en sus menores alcances –o mayores según se

entienda— ésta o cualquier otra definición jurídica. Con

—6—
Poder Judicial de la Nación
Cámara Federal de Apelaciones de General Roca
más precisión la generalidad de los autores consignan que

la ausencia de legitimación para obrar se presenta cuando

el actor o el demandado no son las personas especialmente

habilitadas por la ley para asumir tales calidades con

referencia a la materia sobre la que versa el proceso.

Sucede que lo más frecuente es que aparezca la exceptio

cuando el actor no es el verdadero acreedor, o el

demandado es persona distinta del deudor. Pero no

necesariamente esa situación agota el funcionamiento de

ella. Por eso con razón —y mayor rigor aún— anota Clemente

Díaz (como Carlo Carli), citando a Colombo, que la falta

de legitimatio ad causam consiste en la ausencia de la

cualidad del titular del derecho de pretender una

sentencia favorable respecto de lo que es objeto del

litigio, cualidad que en la generalidad de los casos

coincide con la titularidad de la relación jurídica

sustancial (“La Demanda Civil”, Ed.Aretua, 1983,

pág.224). Lo destacado en negrita demuestra, contrario

sensu, que hay otros supuestos ajenos a esa generalidad,

algunos de los cuales menciona Falcón, citando a Palacio,

en su “Código Procesal …” (Ed.Abeledo Perrot, 1984, III,

pág.42).

El IAF, como quedó dicho, tiene como misión

recaudar fondos, administrarlos para su capitalización y,

con ellos, contribuir al financiamiento del sistema de

previsión militar en una porción que determina la ley. De

allí que los arts.15 y 16 de la norma de su creación

establecen que una parte del haber de los beneficiarios lo

abona el IAF y la restante el Estado, quien debe depositar

—7—
la parte a su cargo, a orden de aquél, en la fecha de pago

de los haberes. Adviértase, a propósito de lo que acabo de

señalar, que el art. 45 de la ley 26.422 establece que, a

partir de la fecha de su vigencia, la participación del

IAF referida en el art.16 no podrá ser inferior al 43% del

costo de los haberes de retiro, indemnizatorios y de

pensión de los beneficiarios, lo que habla a las claras de

la importancia de los fondos de los que dispone como

administrador y con los que financia, como se ve, casi la

mitad de los haberes.

En sintonía con ello también debo señalar

que el art.10 de la misma ley individualiza cómo se

conforma lo que denomina “fondos del instituto” (citando,

entre varias fuentes de recursos, a los importes

producidos con la operatoria financiera), con los cuales

contribuye al pago de los haberes de retiro.

Dicho todo ello creo que las razones que

pudieron albergar los tribunales citados –de la

transcripción de los fallos no se desprende- para sostener

con insistencia que el IAF es un “mero pagador” han

quedado desvanecidas: es un liquidador de los haberes y,

en cuanto tal, establece cuánto y en qué concepto se paga

según las disposiciones legales o reglamentarias en vigor,

de modo que cualquier controversia acerca de la

composición de esa asignación puede y debe ser debatida

con su participación, pues de hecho -desde luego que de

derecho también- se encarga, como dice el DRAE, de

“determinar en dinero el importe de una deuda” (acepción

en derecho del verbo "liquidar", XXII Ed.), atribución

—8—
Poder Judicial de la Nación
Cámara Federal de Apelaciones de General Roca
prevista en la ley de su creación para la cual fue

concebido no sólo como ente autárquico con personalidad

jurídica propia sino con individualidad financiera

V.

De cuanto llevo dicho emerge con nitidez

que el demandado de autos es la persona jurídica a la que

la ley habilita para asumir la calidad de sujeto pasivo de

la acción conferida al acreedor, pues posee todas las

capacidades para pretender una sentencia favorable, tanto

a la exclusión del derecho invocado por quien se dice su

acreedor como a la limitación de sus alcances.

Por último juzgo anodino el argumento

referido a que los montos que surjan de los juicios contra

el Estado, derivados de la aplicación de las leyes para el

personal militar, deben ser afrontados con dinero

proveniente de rentas generales y no del IAF. Ello así por

cuanto el enunciado de dicha norma (art.15, inc.c]) no

tiene otro propósito que evitar que el cálculo actuarial

sobre el cual funciona el sistema de contribución

financiera no se vea alterado por la necesidad de afrontar

el pago de sumas extraordinarias derivadas de un litigio.

De modo que si un conflicto como el

presente terminase con una condena contra el IAF, éste

deberá encargarse de cancelar dicha deuda con los importes

que proporcione el Estado, tal y como de ordinario procede

cuando, de acuerdo a lo que prescribe el art.15, liquida y

abona el 100% de todos los haberes de retiro,

indemnizatorios y de pensión de los no beneficiarios y el

100% de los aumentos de los haberes de retiro provenientes

—9—
de la reincorporación a las Fuerzas Armadas, en actividad

o retiro, del personal dado de baja y el aumento

consiguiente de la pensión de sus deudos.

VI.

Voto, por todo lo expuesto, por revocar

íntegramente la sentencia apelada y devolver los autos a

origen a fin de que la señora jueza –quien no ha opinado

sobre lo sustancial de la pretensión— dicte sentencia

definitiva pues la etapa de conocimiento ha sido agotada.

Las costas en la alzada deberían cargarse a

la parte demandada en virtud de su oposición y los

honorarios establecerse, para la representación y

patrocinio letrado de las partes actora y demandada, en el

20% y 10% de los que, a cada una de ellas, la jueza de

sección regule por las labores en primera instancia en el

momento de sentenciar. Los porcentajes precedentes los

estimo, por analogía, en función de la escala prevista

para los incidentes en la ley arancelaria, tomando en

consideración la definitoria importancia de la cuestión

para revertir el rechazo de la demandada asentado en una

cuestión de previo pronunciamiento.

El doctor Mariano Roberto Lozano dijo:

Coincido con las conclusiones del voto

precedente y me expido del mismo modo.

El doctor Richar Fernando Gallego dijo:

Adhiero a la propuesta del voto inicial por

compartir las conclusiones que la sostienen.

En virtud del acuerdo que antecede, EL

TRIBUNAL RESUELVE:

—10—
Poder Judicial de la Nación
Cámara Federal de Apelaciones de General Roca
I. Admitir el recurso de la parte

actora y revocar la sentencia apelada en todas sus partes,

con el alcance fijado en el primer párrafo del capítulo

final del primer voto;

II. Imponer las costas de alzada a la

demandada y regular los honorarios profesionales del modo

indicado en el segundo párrafo del mismo capítulo;

III. Registrar, notificar, publicar y,

oportunamente, devolver.

Con lo que se dio por finalizado el

Acuerdo, firmando los señores magistrados por ante mí,

Secretario autorizante, que doy fe. Fdo. Ricardo Guido

Barreiro, Mariano Roberto Lozano y Richar Fernando

Gallego, jueces de cámara. María Fedra Giovenali,

secretaria.

—11—

S-ar putea să vă placă și