Sunteți pe pagina 1din 32

1

Marcela Paillape
Clara Strabucchi
Eva Busch Verni
Txm Bañados

Julio 2020

2
Statement

En los últimos meses todxs hemos sufrido cambios radicales en nuestras formas de habitar,
de aprender, de mirar, de movernos y de relacionarnos (tanto con otras personas como con
nosotrxs mismxs). La pandemia ha significado profundas transformaciones en nuestras vidas,
algunas más dolorosas y sofocantes que otras, así como también ha limitado nuestra
posibilidad de desarrollarnos en nuestros espacios habituales. En este contexto, nos parece
importante entender que todo lo que nos rodea –ya sea la naturaleza, nuestras relaciones, o el
contexto social en el que nos situamos– siempre ha estado en un constante flujo dentro del
cual también estamos girando nosotrxs, estemos donde estemos.

Reconocer el cambio y la impermanencia como el estado natural de las cosas nos ayuda a
entender que nuestra situación actual, como todas, no es algo permanente ni estático.
Proponemos una lectura del tiempo como una espiral: un movimiento expansivo que se
mueve en torno a un eje, expandiéndose continuamente de forma circular y nunca regresando
al mismo punto. Un ciclo no-lineal, siempre creciente, que nunca se vuelve a tocar a sí mismo.

Desde la vulnerabilidad de nuestras propias experiencias, este proyecto es una invitación a


conocernos como seres sensibles y cambiantes, a observar los ciclos que nos rodean, a
contemplar el tiempo lento, a aprender de nuestras propias transiciones, y a abrazar lo
impredecible – porque la única forma de sobrellevar el cambio es sumergiéndose en él.

Eva Busch Verni

3
Voces Estéticas en Red

https://youtu.be/CGfXOY__pcQ

4
Acción poética: h​ ttps://espiras.tumblr.com/

Puesta en valor:​ ​https://youtu.be/ZWX-F7O1oSo

5
Caminar hacia lo inútil

Clara Strabucchi
(Licenciatura en Arte)

Resumen

Exponer la práctica de caminar como una instintiva, de plenitud, de resistencia, reflejando


una manera de ​estar ​en el mundo. Desde un marco teórico Benjaminiano (Walter Benjamin),
se toma el caminar como ejercicio artístico que supone una actitud y una forma de resistencia
al tiempo agitado y acelerado impuesto por la sociedad. ​Una reflexión sobre la evolución de
la persona a través del desplazamiento. La contemplación del cambio a través del caminar, no
solo con los pies, sino que también con la mirada.

Abstract

Expose the practice of walking as an instinctive, of fullness, of resistance, reflecting a way of


being in the world. From a Benjaminian theoretical framework, walking is taken as an artistic
exercise that supposes an attitude and a form of resistance to the hectic and accelerated time
imposed by society. A reflection on the evolution of the person through movement. The
contemplation of change through walking, not only with the feet, but also through the gaze.

6
-Existiendo en un movimiento constante, en busca de un tiempo-

Al nacer comienza nuestro recorrido. Energía dinámica que nos impulsa a caminar, a
desplazarnos para conocer, para conectar. Cuando se logra tomar conciencia de la experiencia
del cuerpo en movimiento, es posible enfocarse en el mero existir. A través de este transitar,
íntimo y personal, se abre espacio a la atención plena que ayuda a calmar las voces, abrazar
nuestro ser y permitir una apertura a todo tipo de sensaciones. El caminar contemplativo nos
revela una forma de ser en el mundo, percibirlo de manera consciente y natural. Pretendo
abarcar la práctica de caminar como una práctica instintiva, de plenitud, de resistencia,
reflejando una manera de ​estar ​en el mundo. Tomando como principal fuente y de forma
introductoria, el personaje del ​flâneur ​expuesto en ​Libro de los pasajes de Walter Benjamin.
Queriendo formular la posible metamorfosis de este personaje, tomando como ejemplo una
obra del artista belga Francis Alÿs, queriendo rescatar su visión poética y de resistencia en el
caminar, para luego terminar introduciendo una nueva forma de caminar- el caminar con la
mirada-. Esto último tiene como propósito tomar la posibilidad de desplazarse con la mirada,
como forma de resistencia al aislamiento en el cual estamos viviendo y la dificultad que es
implementar el personaje del f​ lâneur​ en el exterior, sea naturaleza o ciudad.

Desde la existencia del ser humanx, el caminar es una actividad inherente a él. Desde
los siglos XIX Y XX esta acción llama la atención para ser estudiada en profundidad desde el
arte, la poesía y la estética. Se instaura el término ​flâneur​, describiendo un personaje que se
caracteriza por caminar sin rumbo por la ciudad, observando, dejándose llevar por la
multitud y sorprendiéndose por lo que lx rodea. Este personaje es el que hace que el caminar
se convierta en una experiencia estética. Aún así, para este ensayo, es necesario no reducir y
encerrar esta figura a un solo estado, se debe considerar en toda su amplitud. Hay una
variedad de características como la observación, la mirada como herramienta, la conciencia
espacio-temporal, las cuales lo convierten en una especie de sociólogo-etnógrafo o escritor.
Es desde esta visión de la cual me aferro para observar la evolución de este con el pasar de los
años -¿cómo “flanereamos” o podemos “flanerear” hoy en día?, especialmente en el
confinamento. Me interesa esta figura y sus diferentes formas de caminar ​como ejercicio

7
artístico y de reivindicación, que suponen una actitud y una forma de ​resistencia. ​Como
también, para Benjamin, los pasajes son cruces no sólo de transeúntes y cosas, sino de
pensamientos y voluntades con múltiples orígenes, otorgándole un valor simbólico, en donde
era posible el retorno a la intimidad. El fluir con la existencia de los sentidos latentes.

A principios de los años sesenta, ​el arte investiga nuevas formas de especializarse
instaurando una nueva relación con el entorno que se enfoca en la movilidad (recorridos y
trayectos). Esto desemboca en una desmaterialización y un deseo de volverse portátil, una
nueva forma de relacionarse con el espacio, creando fuera del estudio y en lugares específicos
(Speranza, Graciela). Francis Alÿs, artista belga que reside en México desde 1985, trabaja la
exteriorización de la obra de arte. Es por su migración a este país, por la que toma el
personaje del turista como un observador que se encuentra entre la contemplación y la
interferencia con el espacio, preguntando: ¿Qué tanto puede este personaje pertenecer al
lugar y hasta donde puede juzgarlo?. ​Las prácticas artísticas de Alÿs, tienen relación con la
actividad propia del ​flâneur​, rescatando las características de una determinada actitud frente
a la vida, una forma de ver desde otra perspectiva el recorrido cotidiano, experimentando, de
forma diferente, el espacio-tiempo. La diferencia con este concepto es que el artista no está
solo paseando y analizando la ciudad, está en busca de construir un relato y una manera de
interactuar con este. ​La ciudad se convierte en un laboratorio de investigación experimental
desde una visión poética.

En 1997, realiza ​Paradox of Praxis I


[fig.1]1 ​que lleva como subtítulo: “Algunas
veces el hacer algo no lleva a nada”. Una
acción performativa en donde se arrastra
un cuerpo rectangular de hielo por las
calles de la ciudad de México. Esta acción
duró 12 horas y concluye con la
desintegración total de la forma. Un acto
profundamente poético que habla de lo

1
​https://francisalys.com/sometimes-making-something-leads-to-nothing/

8
efímero y de “la nada” como resultado final de un proceso. Desde esto surge el título del
ensayo “caminar hacia lo inútil” como una crítica a la sociedad y ese mirar en menos cuando
uno hace algo sin un objetivo concreto. Generalmente esto se ve como algo no provechoso o
beneficioso y siento que tiene que ver con la necesidad de tener el control de toda situación,
más bien creer tener el control… estando siempre en el tiempo futuro y no viviendo el
presente. Como bien lo describe Le Breton: “​Vagar parece un anacronismo en un mundo en el que
reina el hombre apresurado- disfrute del tiempo, del lugar, la marcha es una huida, una forma de darle
esquinazo a la modernidad. Un atajo en el ritmo desenfrenado de nuestras vidas, una manera adecuada
de tomar distancia” (​ Le Breton, D. pg. 21).

La manera que tiene de explorar recorriendo e involucrándose con los lugares


despiertan en él cuestionamientos y sus respectivas respuestas, una reflexión crítica de la
sociedad contemporánea de una manera auténtica y poética. El caminar se entiende como
transgresión del espacio, como una forma de huir de la normalización y el control común en
la urbe. La acción de desplazarse se convierte en una actitud desafiante, una protesta, al estar
fuera de los límites biopolíticos2.

Una situación simple sin un objetivo concreto en donde se vivencia el instante, el aquí
y ahora. ​Caminar es una apertura al mundo. “Restituye en el hombre el feliz sentimiento de su
existencia. Lo sumerge en una forma activa de meditación que requiere una sensorialidad plena. A
veces, uno vuelve de la caminata transformado, más inclinado a disfrutar del tiempo que someterse a la
urgencia que prevalece en nuestra existencias contemporáneas. Caminar es vivir el cuerpo, provisional
o indefinidamente…caminar es a menudo un rodeo para encontrarse con uno mismo” (Le Breton,
p.15). Le Breton define algo que para mí es muy importante, la poética del caminar, el
encontrarme en los pasos, en el silencio, pudiendo conectarse con lo verdaderamente
profundo, queriendo poder salir de mi misma. Para esto tengo que dominar mi “yo caótico” y
resistir-persistir-insistir en la esencia del “yo”.

2
La biopolítica es un concepto creado por el filósofo francés Michel Foucault, un concepto que alude a la relación entre la
política y la vida. Se refiere al poder y dominación de las leyes y políticas públicas para gestionar la vida de las personas.
9
Este caminar como método de reflexión profunda se ha hecho muy difícil en la
situación en la que nos encontramos. ​Me cuestiono bajo esta situación: ¿qué otras formas hay
de desplazarse?. La dificultad de implementar la acción del ​flâneur en el exterior, como una
práctica que nos permita el poder dejar fluir, de calmar y introducirnos al tiempo de la
contemplación, permitiendo salirnos del “yo” consumido por el tiempo impuesto por la
sociedad y poder llegar a la profundidad de la esencia del ser y así tomar conciencia de
nuestro estar en la tierra.

-Me pregunto: ¿solo puedo caminar con los pies?-

A través de esta pregunta me doy cuenta de que al ver situaciones cotidianas con los
ojos estoy recorriendo y me ha permitido llegar a transformaciones personales y profundas.
Algo así como un ​flâneur representado por los ojos, la mirada. Porque al final al caminar con
los pies también se está caminando con la mente, y esto ocurre con cualquier desplazamiento.

En el verano grab​é un video3 [fig. 2] el cual he estado editando durante este tiempo.
Trata del instante en que un río intenta desembocar en el mar. En un inicio todo es incierto
porque vamos descubriendo en
medida que se va desarrollando
la acción. El video podría
considerarse fome, ya que
estamos acostumbrados a la
acción, nos hemos vuelto
impacientes. ​Nos encontramos en
un mundo interconectado, la
tecnología y facilidades para
movernos rápidamente de un
lugar a otro, han opacado la belleza de observar, recorrer y ​ser pacientes al tiempo de la
naturaleza​. Estamos inmersos en una sociedad que pretende controlar todo y alcanzar la
eficiencia con el objetivo de ahorrar tiempo. Lo que más me gusta es la espera… la espera del

3
​https://youtu.be/tmubpdTmAZw
10
momento en que se quiebra esa insistencia y el agua corre libremente. Un ciclo recorriendo
distintos tiempos, espacios y estados. Tiene que ver con poner atención y aceptar que las
cosas no son concretas y estables, vivimos en un flujo.

Acá estoy hipnotizada por el agua y su insistencia- la tensión, la ansiedad- esperando a


que se rompa. Atrapada en paredes de concreto y atrapada en paredes de mi
mente...insistiendo en dejar fluir, en soltar. Esperando- al igual que río querer desembocar en
el mar- llegar a mí esencia, conectarme con lo más profundo y abrazarme fuertemente. Acá
estoy abierta al cambio, aceptándolo como parte natural y necesaria de cualquier ciclo. Acá
estoy adaptándome a nuevas realidades, aprendiendo a canalizar, a buscar soluciones cómo
lo ha sido caminar con la mirada.

- Ser en el cuerpo - Caminar estando conscientes de que somos seres habitando el


mundo en un tiempo presente. Conectándonos con sensaciones y emociones vividas que a
través del desplazamiento se transforman generando una apertura hacia el mundo interno y
el externo. La experiencia de desplazarse permite conectarnos con un flujo interno que se
relaciona con la esencia del ser humano y la naturaleza. Una experiencia de salir del mundo,
abiertos a dejar sentir desde lo más caótico hasta el silencio más profundo.

-La posibilidad de “construir” caminando-

-Existiendo en un movimiento constante, en busca de un tiempo-

11
Transformaciones Espejadas
Eva Busch Verni
(Licenciatura en Arte)

Resumen

En un contexto de aislamiento, pareciera que el tiempo deja de avanzar y que la posibilidad


de crecimiento se elimina. Pero, así como incluso en el agua estancada del pantano hay vida,
muerte y ciclicidad, las personas siempre nos encontramos en transformación, en un
constante y fluido vaivén entre lo interno y externo. En diálogo con Jacques Rancière, este
ensayo busca exponer cómo podemos disentir desde lo íntimo, lo privado y lo cotidiano a
partir de la interiorización del cambio.

Abstract

In a context of isolation, it appears that time ceases to move forward and that the space for
growth is eliminated. But, in the same way in which the stagnant water of the wetland holds
life and death in a natural cycle, us people are in constant transformation, always in
fluctuation between the internal and external. In dialogue with Jacques Rancière, this essay
explores the possibility of dissent in our intimate, private and everyday space through the
internalization of change.

12
Desde que puedo recordar, mi identidad ha sido algo que se me escapa de las manos.
En una constante búsqueda de mi lugar en el entorno, me he movido entre varios círculos,
amistades, países, manifestaciones, espacios y etiquetas, siempre un tanto incómoda con el
descalce –leve o enorme– en todos los lugares donde me he situado. Algo en particular que
me ha costado definir es mi identidad sexual, problemática que ha estado muchísimo más
presente en mi vida desde el año pasado a raíz de mi primera relación sexoafectiva con una
mujer. Con ella, comencé a desenvolverme en espacios disidentes y de a poco fui encontrando
lugares donde me sentía más cómoda – nunca del todo, pero siempre avanzando. A partir de
mis nuevas relaciones, reuniones y manifestaciones públicas, pude empezar a soltar algunas
imposiciones culturales, sociales y también personales que desde hace tiempo me
inquietaban. Pero este proceso se vio truncado abruptamente por la cuarentena, y mi
desenvolvimiento en espacios disidentes se esfumó como si nunca hubiese existido. Y ahora
me pregunto, ¿qué pasa con la emancipación y la liberación cuando el espacio público
desaparece? ¿Qué pasa con las disidencias en privado? ¿Cómo crecemos?

Jacques Rancière habla de la emancipación intelectual y estético-política desde un


ámbito primordialmente público, donde la liberación y el disenso surgen en el espacio común
de la calle. En la médula de la emancipación ranceriana está el objetivo de recuperar la
igualdad fundamental y originaria que une a las personas – una igualdad que es un punto de
partida, una realidad transversal que trasciende los roles que nos son repartidos
policialmente. Rancière propone como resistencia al reparto policial hegemónico un reparto
político liberador, que reconfigura esquemas para construir nuevas realidades, donde los
consensos sociales y sensibles son destruidos desde el disenso y en pos de la igualdad. Sin
descartar la importancia de la recuperación pública de los espacios comunes –habiendo
vivido yo misma esa experiencia desde la disidencia sexual– quisiera proponer que esta
emancipación necesariamente tiene que involucrar también el lugar privado y la sensibilidad
íntima para lograr cambios significativos. Me parece fundamental que nos relacionemos con
nuestro mundo interno tanto como con el mundo externo, puesto que ambas cosas están en
constante oscilación y afectación mutua.

13
Para quienes hemos podido quedarnos en casa, el Internet se ha convertido en nuestro
espacio primario de interacción y consumo. Como un intento de resistir a la hegemonía y
superficialidad en las redes, y tal vez intentando llenar un vacío que había quedado en mis
días, desde el principio de la cuarentena he estado conscientemente buscando arte LGBTQ+,
especialmente películas. Pero mi sensación predominante ha sido que las mujeres ​queer
representadas en el cine suelen ser caricaturas estereotipadas, sexualizadas como un fetiche,
presentadas desde una mirada masculina, o simplemente personajes bidimensionales. Rara
vez me siento identificada con estas representaciones, lo cual me ha llevado a internalizar
muchas dudas e incertidumbres. Con todos los imperativos implícitos en la representación
hegemónica de las disidencias, y muchas veces también en los mismos espacios disidentes
–“esta es la forma de ser bisexual/lesbiana/​queer​, estos son los estereotipos, esta es la música
que se escucha, esta es la ropa que se usa”–, dejé en pausa esta búsqueda que solo parecía
ahogarme. En el deseo de encontrarme en alguna identidad específica, muchas veces ya
esquematizadas, solo me sentí más fuera de lugar por no calzar en ninguna. Dialogando con
Rancière, el disenso no basta con representaciones bidimensionales basadas en
preconcepciones de como son o debiesen ser las disidencias, incluso si son las disidencias
mismas quienes imponen estos límites y formas de existir: en el momento en que cualquier
grupo se cierra o crea nuevas hegemonías, este se vuelve policial y genera otro consenso más.

De una forma bastante inesperada,


sin embargo, una de las experiencias más
significativas de mi cuarentena ha sido ver
Retrato de una mujer en llamas (2019) de
Céline Sciamma. Por muy específico y
lejano que sea su contexto, me encontré en
su lentitud y en su representación del amor
como nunca antes me había pasado, e
incluso recordándola siento ganas de llorar. No fue mi cuerpo el que vi, no fue mi situación y
ni siquiera fue mi idioma – pero sí una parte de mi ​sentir, ​desde lo más íntimo. Agradecí la
capacidad del arte de ser un espejo, de unir tiempos, espacios y personas desde un lugar
poético, transportando sentires desde una interioridad a otra. Hay una escena en particular

14
que me parece central en la película, en la cual se diluyen los roles artista–musa, pasando de
una a otra hasta que ambas mujeres están “exactamente en la misma posición”4. La
sensibilidad es sutil, hay una observación perceptiva y afectiva del detalle, los gestos y las
sutilezas de ambas mujeres, sin caer, en mi opinión, en representaciones estereotipadas o
envasadas. Al buscar más sobre el equipo de la película, me hizo muchísimo sentido que
tanto la directora/escritora como una de las actrices principales fuesen mujeres lesbianas –
estoy bastante convencida de que sólo se pueden comunicar experiencias sensibles de una
forma sincera cuando se han vivido personalmente, cuando el arte no busca mimetizar ni
generar estereotipos, cuando la posibilidad de crear ya no está solo en las manos de la
hegemonías. Dice Rancière entrevistado por Fernández-Savater: “Las imágenes pueden
traducir intenciones políticas, pueden ilustrar las categorías o reproducir los modos de
representación instituidos; o también pueden, por el contrario, desdibujarlos o subvertirlos.
Pero no hay que pensar ese efecto en los términos de la mímesis, es decir, en los términos de
la buena o la mala imagen que se da del trabajador, de la mujer (...). Lo que es políticamente
relevante no son las obras, sino la ampliación de las capacidades ofrecidas a todos y a todas
de construir de otro modo su mundo sensible” (Rancière, 1974. p.4).

Tanto en el transcurso de esta película como en el espacio de reflexión en los días que
siguieron sentí algo cuajar, y también sentí algo romperse. Al encontrarme con este lugar
dentro mío, del cual ya había visto un atisbo en los meses anteriores pero que nunca se me
había revelado totalmente, la sensación de estancamiento respecto a mi búsqueda de
identidad fue reemplazada por un fluir con mis espacios internos – y partir de eso, por una
capacidad de soltar. Habitando estos sentires ya no desde lo público sino desde lo personal,
me sentí libre con ellos, ya sin ansias de situarlos en algún lugar. Me sentí, de pronto, lejos de
la necesidad de calzar con un estereotipo, grupo o definición definitiva para validar mis
vivencias, y entendí que mi resistencia viene en primer lugar desde lo interno. Pero con esto
no quiero decir que lo interno es lo único importante – al contrario, sin esta obra
cinematográfica externa, sin los cambios culturales que han permitido estas aperturas
momentáneas en las artes, y sin mis vivencias afectivas con otrxs, ese pequeño lugar que

4
​Escena de R
​ etrato de una mujer en llamas (2019):​ h
​ ttps://youtu.be/YKTpig51ajI

15
parecía tapado por una piedra dentro mío no se hubiese destapado. Lo mismo me ha pasado
con otras experiencias a lo largo de mi vida, donde mis interacciones con sensibilidades
ajenas van sumando de a poquito a mi visión e identidad mutable – pero la real
transformación la proceso desde dentro. Al mismo tiempo y a forma de espejo, imagino que
sin la vivencia personal del amor con otra mujer, Sciamma no hubiese creado una película tan
sensible y sincera. El movimiento siempre va en vaivén: así como las ondas del agua rebotan
unas con otras, afectándose mutuamente, las personas nos vemos constantemente afectadas
por lo que nos rodea, en una conversación a veces invisible pero siempre presente entre
afuera y adentro.

El cambio de tempo cotidiano durante


el aislamiento social, además de causar nuevas
formas de relacionarnos con otrxs, con
nosotrxs mismxs y con la cultura, también ha
significado un nuevo tipo de interacción con
nuestro entorno físico. En mi caso, esto se ha
dado en relación a los fenómenos naturales
que observo a diario. En particular, tuve una
experiencia estética en la primera semana de junio, que fue el origen de varias reflexiones
posteriores que me han ayudado a sobrellevar el tiempo en encierro. Recuerdo escuchar
primero el ruido de las gotas en el techo, y recuerdo emocionarme muchísimo. Abrí las
persianas y todo era agua, todo era viento y nube. Me senté en mi silla de madera frente a la
ventana, la misma de todos los días, admirando la complejidad de lo que sucedía afuera como
si nunca antes hubiese visto una gota. Me pregunté de dónde venía esa agua, en qué nube
había viajado para llegar a esa hoja, en ese momento, afuera de esta ventana. Me pregunté
dónde iría esa gota después, cuánto tiempo seguiría viajando y quién más la vería... Y pensé,
con algo de pena, en cuántas veces pasamos por alto los flujos constantes; cuántas veces nos
lamentamos y sentimos que nuestros días se han convertido en una sola masa homogénea,
gris y amorfa; cuántas veces yo misma había respondido “sí, todo igual que antes, sigo
encerrada” cuando mi mejor amiga me preguntaba cómo estaba desde el otro lado del
mundo. Por mucho tiempo pareció que el cambio había sido uno solo, tajante y abrupto: el

16
del aislamiento repentino, y que todo lo que vino después se había quedado estancado. Que
yo misma, también, me había quedado estancada, sin poder desenvolverme como antes. Pero
mirando las hojas moverse con las gotas, me sentí parte de lo mismo: me supe agua en flujo,
cambiante en cada inspiración, espiración y lágrima. Desde entonces he reconocido cielos
distintos todos los días5, una luz del sol que nunca calienta ni alumbra de la misma forma, un
árbol que recibe cada pájaro que se posa sobre él6 – y atenta a los detalles que diferencian un
día del otro, estoy atenta también de lo que vivo adentro, aprendiendo a reconocer
sensaciones que me había negado, observando cómo crezco semana a semana, y liberándome
de imposiciones desde la aceptación interna, y dejándome llevar por mis flujos.

En ese sentido, me siento profundamente conectada con las experiencias y visión de


Clara, con quien he compartido sensibilidades tanto artísticas como personales. Ambas
sentimos que la lentitud, la vivencia interna y la observación de los ciclos son formas de
resistencia frente a la rapidez que nos impone nuestro entorno – y, sí, sintiendo la hoja que se
funde con la tierra, viendo mis sensibilidades en el arte, aprendiendo del agua que nunca deja
de fluir, de viajar, y de transformarse, encuentro mi lugar de resistencia. Situada en un
contexto de encierro, donde mi cuerpo ya no puede ocupar el espacio común y emanciparse
desde ahí, propongo una resistencia íntima. El autoconocimiento puede ser un arma que nos
ayuda a luchar desde lo más profundo contra hegemonías, consensos y categorías limitantes.
Conocerme es saberme cíclica, fluyendo entre días, relaciones, emociones, observaciones;
soltando identidades, adquiriendo otras; avanzando en mis procesos pese a estar en “un
mismo lugar” todos los días. La revolución también puede ser silenciosa: conocerse es resistir.

5
​Registro propio del cielo desde mi ventana:​ h
​ ttps://vimeo.com/437932988
6
​Registro propio del árbol afuerda de mi ventana:​ h​ ttps://vimeo.com/436499260
17
Abriendo paredes imaginarias
Txm Bañados Russell
(Música)

Resumen

Es  posible  establecer  paralelos  entre  las  paredes  físicas  de  la  cuarentena  y  las  paredes 
simbólicas  que  son  parte  de  las  experiencias  LGBTQ+,  estas  últimas  pudiendo  ser  aún  más 
restrictivas.  Se  propone  el  arte  acorde  a  la  sensibilidad  ​Camp​,  específicamente  en  el  video 
musical  de  la  canción  ​NonBinary  de  Arca  como  una  manera  de  reconciliarnos  con  el  cambio 
como  característica  esencial  de  la  vida  LGBTQ+.  Aceptar  este  cambio  permite  alcanzar  otro 
tipo de libertad dentro de un encierro físico. 

Abstract

It  is  possible  to  establish  parallels  between  the  physical  walls  of quarantine and the symbolic 
walls  that  are  a  part  of  LGBTQ+ experience, the latter with the possibility of being even more 
restrictive.  Art  according  to  ​Camp  ​sensibility,  specifically  in  the  musical  video  of  the  song 
NonBinary  ​by  Arca,  is  proposed  as  a  form  of  reconciliation  with  change  as  an  essential 
characteristic  of  LGBTQ+  life.  Accepting  this  change  allows  us  to  reach  another  type  of 
freedom within a physical imprisonment. 

18
Para  quienes  tenemos  la  suerte  de  vivir  entre  ellas,  las  paredes  han  cobrado  un  nuevo 
significado.  Nos  rodean  desde  toda  dirección,  separándonos  del  mundo,  siendo  una  fuerza 
opresiva  que  podemos  tocar  con  tan  sólo  estrechar  la  mano.  Físicas,  tangibles.  También  nos 
protegen;  la  decisión  de  encerrarnos  entre  ellas  es  voluntaria.  Sin  embargo,  para  muchas 
personas,  la  experiencia  de  vivir  encerradxs  no  es  nueva,  aunque  ahora  se  haya  manifestado 
físicamente.  Me  referiré  específicamente  a  las  personas  que  pertenecemos  a las comunidades 
LGBTQ+,  quienes  hemos  vivido  entre  otras  paredes,  invisibles  e  intangibles,  que  se 
construyen  alrededor  nuestro  desde  antes  que  nacemos.  Estas nos separan de nuestra familia, 
no  nos  dejan  caminar  en  nuestra  propia  piel,  nos  impiden  vivir  quienes  realmente  somos.  Al 
igual  que  la  cuarentena,  a  veces  creamos  esta  prisión  por  protección:  el  famoso  ​clóset,  ​donde 
nos  protegemos  del  peligro  (físico  y  psicológico)  que  nos  puede  esperar  fuera  por  el  simple 
hecho  de  mostrarnos.  Quienes  pertenecemos  a  la  disidencia  de  género,  a  veces  estamos  ante 
otra  pared  gigante:  la  disforia,  un  malestar  de  diversas  intensidades  y  manifestaciones  que 
puede  llegar  a  transformar  nuestro  propio  cuerpo  en  una  tortuosa  prisión.  Mucho  se  puede 
profundizar  en  estos  dos  conceptos,  ahora  me  interesa  únicamente  su  relación  con  la 
cuarentena  –impuesta o voluntaria–– y como he podido resistirla al enfrentarme a mis paredes 
invisibles. 

Como  muchas  personas  que  han  estado  en  mi  situación  sabrán,  es  común  que  nos 
digamos  que  lo  estamos  inventando,  que  estamos  confundidxs,  y muchas otras cosas que sólo 
contribuyen  al  daño.  Sucede  por  muchas  razones;  en  mi  caso,  sucedía  en  parte  porque  me 
aterraba  que  todo  cambiara.  Me  decía  que  esto  tenía  que  ser  una  fase,  y  si  no  lo  era,  podría 
ocultarlo  el  resto  de  mi vida y hacer como que era “normal”. Siempre me ha costado encajar, y 
no quería volver a ser “diferente”.  

Como  menciona  Eva,  el  Internet  ha sido fundamental para sobrellevar esta cuarentena, 


y  justamente  a  través  de  este,  hace  algunos  años,  pude  empezar  a  resistir  a  mis  prisiones 
personales.  En  este  período  inicial,  intentando  entender  un  poco  lo  que  estaba  pasando,  me 
uní  a  muchos  grupos  distintos  en  redes  sociales,  llenos  de  personas  que  no  conocía  pero  con 
experiencias  similares.  En  uno  de  estos  grupos,  alguien  compartió  la  siguiente  imagen:  una 
tortuga  de  colores  arcoíris,  escondida  en  un  caparazón  gris.  En  la  parte  superior  está  escrito 

19
it's  ok  if  you’re  not  ready  yet​'  (fig  1).  Ver  eso  me  produjo  un  impacto  gigante;  uno  de  mis 
autocastigos  era  por  ser  incapaz  de  decir  lo  que  me  estaba  pasando.  Me  identifiqué 
plenamente  con  la  Tortuga,  con  la  idea  de estar escondiendo un interior de colores dentro del 
exterior gris que siempre había mostrado.  

Pero  la  historia  que  quiero  contar  ocurrió  unos  meses  después, 
cuando  estaba  de  vacaciones  con  amigos.  Continuaba  en  el  proceso  de 
entender  y  aceptar  mi  identidad  de  género,  y  yo  seguía  siendo mi mayor 
obstáculo.  Estos  eran  de  mis  amigos  más  cercanos,  pero no era capaz de 
revelar  el  secreto  que  crecía  en  mi  interior,  pese  a  todo  lo  que  me  dolía. 
Ya  mostraba  todo  lo  que era posible a través  de vertiginosos cambios en 
mi  personalidad,  estilo  de  vestir,  intereses  y  opiniones;  me  decía  que  lo  iba  a  mantener 
secreto,  pero  al  mismo  tiempo  deseaba  que  las  personas  se dieran cuenta. Hubo un día donde 
esto  me  atormentó  de  una  manera  particularmente  intensa:  usaba  metáforas  y  simbología 
absurda  para  intentar  expresarme,  les  hablaba  continuamente  de  un  “Meme  de  la  Tortuga” 
que  explicaba  todo.  Algo  adentro  iba  a  estallar.  Aquel  día  me  había  vestido  de  una  forma 
especial:  con  los  colores  de  la  bandera  no  binaria.  Pero  como  hacía  frío,  tenía  encima  una 
chaqueta negra que cubría todo el interior colorido. Era la Tortuga. 

Al  final  del  día,  nos  encontrábamos  en  una  pequeña  fiesta,  con  música  fuerte  en  los 
parlantes  y  cada  quien  en  su  esquina  disfrutando.  Yo  estaba  bailando  cuando  empezó  la 
canción  ​Lipslap  de  Kero  Kero  Bonito.  Si  bien  la  canción  entera  me  sirvió  para  soltar  energía, 
en  el  último  estribillo  pasó  algo  especial  que  hasta  hoy  me  ha  marcado.  En  un  momento,  la 
cantante enuncia “Be Proud”. Estas dos palabras me tomaron completamente por sorpresa, mi 
mente  se  llenó  de  ruido  blanco,  pero  mi cuerpo supo qué hacer. Con el cierre ya abierto, tomé 
cada  lado  de  mi  chaqueta  e  hice  un  gesto  de  apertura,  mostrando  al  mundo  la  colorida  ropa 
que  tenía  adentro.  Nadie  lo  notó,  e  inmediatamente  caí  al  suelo  por  el  peso  de  las emociones 
que  sentía.  Ese  momento  me  dio  la  respuesta  al  dolor,  me  ayudó  a  confirmar  que  mi 
experiencia  no  era  una  mentira.  Lo  que  sentía  era  real.  Entendí  instantáneamente  por  qué  se 
habla  del  “Orgullo  LGBTQ+”,  por  qué  es  ese  concepto  el  que  nos  identifica  y  da  fuerzas 
alrededor  del  mundo.  Descubrí  que  necesitaba  salir  al  mundo,  salir  del  “clóset”,  aunque  me 
tomara  tiempo.  Descubrí  que  no  podía  evitar  el  cambio,  y  que  más  aún,  el  cambio  ya  estaba 

20
ocurriendo hace rato. Descubrí que no iba a poder ser feliz hasta que pudiera vivir plenamente 
quien soy, y sobre todo, acepté que tenía el derecho a sentirme orgullosx de quien soy.  

De  nada  sirve  mi  libertad  física  si  mi  propio  cuerpo  es  una  prisión.  Y  cuando  esta 
prisión  se  empieza  a  cerrar sobre mí, reforzada por las paredes físicas de la cuarentena, puedo 
resistir  a  ambas  recordando  la  anterior  experiencia.  Le  cuento  a  una  persona  nueva  mi 
“secreto”,  y  abro  un  agujero  más.  Antes me tomaba toda una semana hacerlo, ahora menos de 
un  día.  Mi  forma  de  relacionarme con el mundo está cambiando, y el miedo que antes tenía se 
reemplaza por una euforia que me hace más libre de lo que jamás fui antes de la pandemia.   

Otra  manera  de  resistir  la  pandemia  ha  sido  a  través  del  arte.  Música,  series,  obras  de 
teatro  virtuales,  todas  accesibles,  una  vez  más,  gracias  a  Internet.  Adicionalmente,  como 
expresa  Eva  con  respecto  a  la  película  Retrato  de  una  mujer  en  llamas​,  puede  ser  un  gran 
sustento  para  resistir  a  tantas  imposiciones  sobre  nuestra  existencia,  pero  también  puede ser 
una  prisión,  detalle  advertido  también por Eva al referirse a las tantas películas que fetichizan 
a  mujeres  lesbianas.  En  el  arte  existen  además  otras  paredes  que  peligran  atraparnos,  como 
los  consensos  sobre  qué  es  lo  bello  y  bueno.  Lo  que  queda  fuera  de  estas  clasificaciones  está 
en  el  mejor  de  los  casos  relegado  a  lo  que  se  considera  gusto  ​Camp​.  Lo  ​Camp  suele definirse 
como  arte  que  habita  el  espacio  del  mal  gusto,  de  lo  exagerado,  y  del  fracaso:  ​“​el  gusto  ​camp 
nace  como  signo  de  reconocimiento  entre  los  miembros  de  una  elite  intelectual,  tan  seguros 
de  su  gusto  refinado  que  pueden  decidir  la  redención  del  mal  gusto  de  ayer​”  ​(Eco,  2007).  Sin 
embargo,  se  reitera  que  quien  crea  arte  de  estética  ​Camp  no  lo  hace intencionalmente: “no se 
puede  decidir  hacer  algo  camp.  Lo  camp  no  puede  ser  intencional,  se  basa  en  el  candor  con 
que  se  realiza  el  artificio  (y,  podríamos  añadir,  en  la  malicia  de  quien  lo  reconoce  como 
camp)”​.  ​Dentro  de  la  limitada  literatura  al  respecto,  aparece  seguido  como  arte  creado  con 
total seriedad, pero fracasando en su intención de alcanzar “lo elevado”.  

Me  gustaría  darle  una  vuelta  a  esta  definición.  ¿Será  acaso  posible  que  quienes  crean 
arte  tachado  como  “​Camp​”  no  busquen  agradar  a  una  ​elite  intelectual​,  sino  desarrollar  y 
expresar  con  libertad  lo  que  quieren?  Lo  ​Camp  hace  ruido,  rompe  esquemas, hace irresistible 
lo  que  nadie  quiere  mirar,  escuchar  y sentir. Es un arte que en su esencia básica abre agujeros 
en las paredes alrededor de lo sensible.  

21
Existe  también  una  gran  afinidad  entre  el  gusto  ​Camp  y  las  sensibilidades  LGBTQ+. 
Sontag  (1964)  explora  algunos  motivos  de  esta  relación,  entre  ellas  “su  metáfora  de  la  vida 
como  un  teatro”,  refiriéndose  a  la  manera  extrovertida  y  emocionalmente  intensa  en  que 
ambos  mundos  suelen  expresar  su vida. Creo que las personas LGBTQ+ nos acostumbramos a 
vivir  fuera  de los marcos permitidos, y más aún, dado la tendencia del sistema a retratarnos de 
maneras  monstruosas:  ​“​la  sobre  identificación  con  monstruos  y  villanos  es  una  experiencia 
común  de  personas  LGBT​”  (Narby,  2017).  Por  esto,  la  sensibilidad  ​Camp​,  la  cual vive fuera de 
la  “alta  sensibilidad  artística”  y  suele  moverse  con  lo  monstruoso,  nos  es  particularmente 
atractiva. Resulta especialmente eficaz para abrir agujeros en nuestras paredes imaginarias.   

Una  persona  que  a  mi  gusto  logra  esto  a  la  perfección  es  la  artista musical venezolana 
Arca,  una  persona  trans no binaria. Ella usa sonidos, lírica y visualidad chocantes, disonantes, 
pero  también  bellas  y  sinceras.  Muestra  inocencia  y  sensibilidad  con  sonidos  toscos  y 
estridentes,  pero  no  duda  en  asustarnos  cuando  quiere  hacerlo.  Su  experiencia  como  persona 
no  binaria,  siempre  afuera  de  las  casillas  de  género  que  nos  son  impuestas,  explican  también 
su facilidad para moverse libremente dentro del arte.  

Su  canción  ​NonBinary,  ​y  el  video  que  la  acompaña,  ​salieron 
durante  la  pandemia  y  han  evocado  para  mí  emociones 
instrumentales  a  la  hora  de  resistir  a  las  tantas  otras 
prisiones  que  existen  además  de  la  cuarentena.  La  canción 
está  enmarcada  completamente  dentro  del  gusto  ​Camp​: 
Vemos  lo  monstruoso,  lo  exagerado,  también  lo  expresivo  y  lo  personal.  Hay  una  cantidad 
enorme  de  objetos  y  sensaciones;  desborda  los  límites  de  lo  que  se  considera  bello;  y  sobre 
todo,  está  realizado  con  total  y  absoluta  seriedad. La música, ecléctica en extremo, nos mueve 
entre sonidos industriales, ​hip hop​ y ​avant-garde​.  

El  texto,  por  su  parte,  comienza  rompiendo  esquemas:  “​I  do  what  I  wanna  do,  when  I 
wanna  do  it​”.  Hago  lo  que  quiero  cuando  quiero.  A  lo  largo  de  la  letra,  se  nos  expresa  una 
negación  total  a  conformarse  con  lo  que  nos  ofrece  el  sistema,  a  vivir  fuera  de  cualquier 
casilla,  sea  esta  de  género,  de  arte,  de  la  propia  identidad.  La  visualidad  del  video  acompaña 
esto  mostrándonos  simbólicamente  una  viaje  desde  el  sufrimiento  pre-transición,  con  Arca 

22
encadenada  a  una  roca  y  una  tijera  enterrada  donde  podría  estar  su  hígado  (fig.  2)  –haciendo 
un  paralelo  con la tortura de Prometeo–, hasta la plenitud de la euforia. Este cuadro de euforia 
muestra  a  Arca naciendo de una concha, al igual que la 
diosa  Afrodita  (fig.  3).  Más  allá  de  la  sincronía  con  la 
concha  de  mi Tortuga, al continuar los paralelos con la 
historia  de  Afrodita,  me  afectó  mucho  cómo  también 
simboliza  una  castración  que  da  pie  al  nacimiento  del 
Amor,  en  este  caso,  el  Amor  Propio.  Las  terapias 
hormonales,  cirugías,  y  otros  procedimientos  que  nos  ayudan  a  tener el cuerpo que queremos 
me  producen  un  miedo  tan  grande  como  el  cambio  en  mis  relaciones  sociales.  Pero  en  este 
video,  la  escena  intermedia,  una  operación  fría y terrorífica, es opacada al lado de la felicidad 
que  trae  nacer  de  nuevo, representada en la escena del nacimiento de Afrodita. El cambio, por 
más miedo que cause, nos hace felices, y sobre todo, libres.  

La  libertad  es  una  parte  esencial  de  las  identidades  no  binarias,  y  Arca  lo  expresa 
perfectamente.  Pero  para  poder  alcanzar  esta  libertad,  es  necesario  que  aceptemos  las 
profundas  transformaciones  que  vienen  con  nuestro  proceso,  cambios  que  nos  duelen  y 
aterran,  y  que  nos  pueden incluso poner en peligro. Es este miedo al cambio lo que más me ha 
impedido  alcanzar  la  anhelada  libertad,  pero  mis  experiencias  me  han  ayudado  a  aceptarlo  y 
abrazarlo  como  una  pieza  fundamental  de  mi  identidad.  Deseo  un  mundo  donde  personas 
como  yo  no  le  tengan  miedo  a  este  cambio,  pero  por  el  momento,  desde  mi  más  profunda 
sinceridad, sólo puedo mandar el siguiente mensaje: ​Be Proud​.  

23
El eco de la soledad
Marcela Paillape
(Periodismo)

Resumen

El estar encerrados crea un espacio de necesidad casi fisiológica por la compañía de los otros.
Escuchar la voz despierta una dimensión nueva de lo que se es querido, es prendarse de las
notas más sutiles, de la risa, de los silencios.

Abstract

Being locked up creates a space of almost physiological need for the company of others.
Listening to the voice awakens a new dimension of what one loves, is get caught with the
subtlest notes, the laughter, the silences.

24
Estaba sentada en mi cama estudiando cuando recibí la llamada. Hacía dos años que ya
no vivía con mi familia, no solo por un asunto de la universidad, sino también porque quería
alcanzar mi propia independencia.

—El Daniel tiene un tumor —dijo Álvaro, mi hermano menor.


—¿Estás ​hueveando​? —le pregunté. Siempre hace bromas, y la verdad es que cuesta
tomarlo en serio.
—No. Está en la Posta. Mi mamá no quería decirte porque no quería desconcentrarte
de tus cosas. Ya nos vamos a la casa —.

Fue quedarme sin aire. Y un llanto que se quedó en mi garganta hasta que pude gritar.
Tenía mucho miedo y rabia. ¿Por qué no querían decirme? ¡La universidad no vale más que
mi hermano! ¿Cómo se les pudo ocurrir eso?

—La enfermera me dijo que le queda un año de vida — dijo mi mamá cuando lo
internaron. La intención era operarlo, pero su cáncer es masivo, su hígado no
resistiría.

Perdí la fuerza de las piernas y todo comenzó a girar alrededor como un vórtice. Me dio
lo mismo que la gente me mirara con extrañeza, con lástima. Quería irme, desaparecer. Me
llevaron en andas al baño a tomar agua para poder volver en mí.

Ya van dos años desde que me fui a negro, que perdí el interés en las cosas, en la vida.
¿Había algún sentido o propósito de nuestra existencia si quedaba de manifiesto la absoluta
arbitrariedad del mundo? Se supone que aquellos que son menores que nosotros nos deben
sobrevivir y enterrar, no a la inversa. Ese niño que amé desde el primer momento en que lo
vi, que lo hice dormir en mis brazos, que mudé y cuidé cuando mi mamá tenía que salir a
trabajar, a él no se le podía escapar la vida y nosotros estar tan impotentes sin poder hacer
nada al respecto. Odié todo, a Dios, si es que existía alguno por ser una criatura cruel, a mí
misma por pasar tanto tiempo alejada, a los doctores por no darnos una cura, y a la vida por
permitir un dolor, una agonía semejante.

25
Héctor, mi pololo, me obligó a buscar ayuda cuando lo único que quería era extinguirme
cuando Daniel lo hiciera. Estaba tan encerrada en mí misma que perdí el contacto con el
mundo, no llamé a nadie ni quise saber de nada más. Como dice Txm, se crearon paredes
invisibles a mi alrededor. Ir a terapia fue algo metódico, como aprender a caminar otra vez.

—Dos sertralinas en la mañana y te cambio el Ezzop por media Trazadona en la


noche. Si tienes crisis de angustia puedes tomar medio Clonazepam y me llamas.
Tienes mi número, ¿cierto? —dijo la psiquiatra.

¡Boom! Relajo inmediato. De sentirme miserable pasaba a flotar, mi cuerpo se hacía ligero,
cerraba los ojos y no volvía a soñar. Mi mamá siempre ha sido enemiga de los medicamentos
en exceso. Todavía me acuerdo que para los resfríos nos hacía tomar leche con ajo, para
dormir un agua de melisa y para los cólicos una infusión de manzanilla. El problema es que
hay cosas que un té, por más que se haga con cariño, no puede solucionar. Las drogas
facilitan sobrellevar las cosas, pero tampoco son una panacea para curar esta pena enraizada.

Me costó mucho el poder recuperar un rumbo. Volver a estudiar y encontrar alegría en


las cosas. A reírme sin sentir una culpa tremenda, ¿cómo hacerlo? ¿Me estaba olvidando de
mi hermano? No es algo que pueda hacer sola, imposible. Aun el solo pensarlo es volver a
abrir una herida que lacera y es algo con lo que tengo que aprender a convivir. Sobre todo
ahora, en que la cuarentena me tiene obligada a estar lejos de Daniel, de mi familia.

“​Nos enfrentamos a la realidad no en función al reconocimiento y clasificación práctica de los


objetos a nuestro alrededor sino por la epifanía de su descubrimiento inesperado. Nos volvemos sujetos
de la fascinación, del asombro, la turbación, el espanto, o la ternura ante objetos que en otros momentos
simplemente habían permanecido desapercibidos o automáticamente reconocidos y catalogados​”
(Mandoki, 2001).

Tal como menciona Mandoki, lo que antes nos parecía algo simplemente cotidiano
cobra una nueva dimensión. Escuchar las palabras de mi mamá y mi hermano a través del
teléfono se transformaron de un sistema de comunicación rutinario en una anticipación

26
maravillosa. Es esperar su llamado. El estar tanto tiempo alejada de su voz adopta otros
significados, más allá de las meras concepciones denotativas de su mensaje.

—Hola ​hermanita​. ¿Cómo estás? —me dice Daniel por videollamada. Suena alegre,
¿lo está?

—Hola monito. ¿Bien y tú? ¿Pudiste comer bien? —.

—… Sí, en la mañana nomás un poco mal —contesta. ¿Por qué se calló un momento?
¿Me miente?

Ese es el único contacto que tengo con él. Me acerca, me llama hermanita, me
quiere tanto como yo a él. Pero sin darse
cuenta, cada pequeño acto que realiza,
también es sujeto de escrutinio de mi
preocupación. “​En la prosaica modulamos la
voz, el silencio, tono, timbre y ritmo al hablar
cotidianamente, al presentar discursos, al regañar
o contar chistes. Las pausas, énfasis, volúmenes de
voz son recursos que utilizamos para persuadir y producir efectos con la voz y con el cuerpo”
(Mandoki, 2001). Hall en Mandoki (2001) apunta a que la enunciación también crea
distancias no solo físicas, sino que también temporales, afectivas e incluso mentales. A
pesar de la distancia, seguimos apegados el uno del otro.

Así, las recetas de mi doctora también distan de las que me da mi madre, no solo por la
distancia existente entre su posición profesional y yo como su clienta, sino en lo afectivo,
donde el bienestar que buscan otorgar pasa de un trabajo a un acto de amor.

En la soledad, de estar callada y buscando un espacio para mí, vuelvo a escuchar


sus voces. Resuenan en mi cabeza y valoro el poder sentirlos tan presentes en esta
irrealidad extraña a la que fuimos arrastrados.

27
Y dentro de las cuatro paredes de mi departamento, la música también cobra un
nuevo valor, una compañía discreta en el quehacer diario. O eso representa al menos para
mí.

Cuando Cerati escribió “Un misil en mi placard”(Figura 2)


en 1986 se especuló mucho sobre el significado que podría tener
la letra. Por ejemplo, que se relacionaba con el conflicto de
Argentina con Inglaterra por las Islas Malvinas. Sin embargo, fue
el mismo artista quien señaló a un programa de radio trasandino
que se inspiró en una caricatura de la revista ​Playboy​.

Como señala Barthes (1968), “​el escritor moderno nace a la vez que su texto; no está
provisto en absoluto de un ser que preceda o exceda su escritura, no es en absoluto el sujeto cuyo
predicado sería el libro; no existe otro tiempo que el de la enunciación, y todo texto está escrito
eternamente aquí y ahora​”. Si consideramos esto, el significado cambia constantemente y se
convierte en una masa maleable que adquiere nuevos significados de manera infinita.

Algo ocurrió, una extraña sensación, un presentimiento //

Tuve que dejar de hacer el amor en el momento //

Y ahí lo vi, un misil en mi placard //

En lo personal, es el estar dentro de esta cotidianeidad y enfrentarme a una


amenaza que está dentro y fuera de mí. Algo que me sacó de mi rutina y me paralizó ante
las cosas que sucedían y que pese a querer, no puedo controlar​. “La estesis artística es
siempre sinestesia en ambos sentidos: a) como sincronía de los sentidos y b) como sentir-con otro,
simultánea o diferidamente (el artista, el personaje, el espectador)” ​(Mandoki, 2006).

Estoy alerta a cualquier señal de peligro, a escuchar en una llamada un tono


preocupado y me antepongo a una noticia que no puedo y ni creo que sea capaz de
escuchar. Por eso la canción resuena en mi cabeza con su vaivén lento, es la versión
unplugged que realizaron para MTV en 1996 y no el ecléctico ska de sus inicios. Se
acompasa muy bien a estos días raros, donde el sopor se funde con el clima enrarecido y

28
las coberturas pesimistas de los medios de comunicación. Tengo miedo de que este día
eterno cambie para mal.

29
Palabras de cierre

Me encuentro en mis palabras,


sacarlas de mi mente.
Darle vida a mis pensamientos,
traerlos al presente.
Me encuentro en el aquí y ahora.
un tiempo detenido.
Consciente de mi estar en el mundo.
Viajo al pasado y me encuentro en el presente.
-gracias-
Clara

¿Cómo expresar con palabras e imágenes experiencias que trascienden los sentidos? Cómo
resumir un viaje por ríos internos y externos, por almas de personas con un cosmos en su
interior, por los olores del jengibre y los secretos. Qué párrafo divino puede expresar el dolor,
las risas, la calma y la tormenta, el orgullo y el miedo y los ronroneos bajo la lluvia. Cuáles
palabras describen el universo de puertas que encontré al abrir una pequeña ventana, cuando
por primera vez, le confié a una profesora y sus ayudantes mi verdadera identidad. Pero
quizás no es necesario, pues este viaje me enseñó que hay cosas que se transmiten por el
alma, las palabras sólo buscan despertar esos mensajes inefables. Fue un crecimiento a través
de emociones intensas y dolorosas, quizás más de lo que era necesario. Pero la sensibilidad no
miente y el dolor no es en vano. Sólo me queda agradecer este viaje, pues las aguas llegaron al
mar y nazco de nuevo a un mundo lleno de paredes, pero ahora con nuevas formas de
atravesarlas. Agradezco este espacio que trasciende los créditos y las notas, donde he
conocido tantas personas hermosas y tantas formas de vivir fuera de la prisión de un sistema
que me cree enfermx. Una vez más, gracias.
Txm

30
Escribir es una cosa que a estas alturas hago por inercia. Pero siempre escribo sobre los otros,
lo que le pasa a la sociedad, lo interesante que hacen los demás. Ha sido extraño sentarme
frente al computador y verter sobre el teclado tanto de lo que me configura a mí misma, de
analizar mi propia identidad. Quizá por miedo a darme cuenta de lo frágil que soy y que por
el momento estoy tratando de resistir los vientos, viendo a dónde me llevan.
Es complicado tener una introspección así de profunda y, a posta, consciente. Este ejercicio es
un cierre, pero no solo de un curso, sino de una etapa completa de mi vida. Ya no va a haber
tomas de ramos, sino plantarse de lleno a la vida laboral en un contexto social y político que
trae más incertezas que seguridades. Por lo mismo sería una mentira decir que no dolió, pero
tampoco es justo no reconocer la riqueza de la experiencia de tratar de juntar mis pedacitos y
armarme de nuevo, lavarme la cara y re-conocerme. Muchas gracias.
Marcela

Más que un ejercicio académico, este proyecto fue parte de una exploración personal que me
permitió abrirme tanto a mí misma como a mis compañerxs. Me he aproximado a este
proyecto desde un lugar sincero, íntimo y vulnerable, y agradezco el espacio que se nos ha
dado para compartir y hacer dialogar nuestras experiencias. Siento que en el contexto actual
de pandemia es más importante que nunca la resistencia estética, y la reflexión en torno al
cambio ha sido crucial para sobrellevar lo que se nos presenta en el camino. Rescato de este
proyecto la incorporación de la estructura en espiral siempre creciente: nuestras experiencias
se han afectado las unas a las otras, hemos trabajado en diálogo, nos hemos retroalimentado,
y desde que compartimos nuestra acción poética, también hemos recibido e incorporado
nuevas interpretaciones, reflexiones, y sensibilidades de otras personas. Aunque no ha sido
un proceso fácil, compartir aprendizajes y vivencias sensibles de este modo ha sido
sumamente enriquecedor. El estudio de la Estética en sí me ha ayudado a poner en palabras
muchas cosas que venía trabajando desde hace un tiempo, pero que hasta ahora sólo tenía
adentro: me he visto reflejada en muchas palabras de la teoría estética a lo largo del curso, y
he encontrado una unión teoría-vida que abrió y seguirá abriendo nuevas posibilidades de
sentir. Por el espacio, el cariño y la entrega: gracias.
Eva

31
Bibliografía

Clara
- Benjamin, Walter. ​Libro de los pasajes. M
​ adrid, Akal, 2005. Rescatado de:
https://archive.org/details/BenjaminWalterElLibroDeLosPasajes/page/n35/mode/2up
- Speranza Graciela, A ​ tlas portátil de América Latina. Arte y ficciones errantes​. Buenos Aires,
Anagrama, 2012
- Le Breton, David (2000). ​El elogio del caminar​. Madrid, Ediciones Siruela, 2018.

Eva
- Rancière, Jacques (2010). E​ l Espectador Emancipado.​ Castellón: Ellago Ediciones.
- Rancière, Jacques (1974). L ​ a emancipación pasa por una mirada del espectador que no sea la
programada.​ Entrevista por Amador Fernandez-Savater: 2010. Rescatado de:
https://blogs.publico.es/fueradelugar/140/el-espectador-emancipado
- Rancière, Jacques (1940).​ El reparto de lo sensible​. LOM Ediciones, 2009.

Txm
- Eco, Umberto. ​Historia De La Fealdad​. Barcelona: Lumen, 2007. Print.
- Narby, C. . (2017). T​ he Shadow in the Doorway: Revisiting Matilda as someone who grew up
to be the Trunchbull​. 12/7/2020, de Medium Sitio web:
https://medium.com/@caroline.narby/the-shadow-in-the-doorway-revisiting-matilda-a
s-someone-who-grew-up-to-be-the-trunchbull-55cd2f6dbced
- Sontag, Susan. (1964). ​Notes On "Camp"​. Partisan Review, 31, 515 - 530.

Marcela
- Mandoki, Katya. (2001). Análisis paralelo en la poética y la prosaica: ​Un modelo de
estética aplicada. AIESTHESIS: Revista Chilena de Investigaciones Estéticas​, (34). Rescatado
de:​http://estetica.uc.cl/images/stories/Aisthesis1/Aisthesis34/anlisis%20paralelo%20en
%20la%20poetica%20y%20la%20prosaica_katya%20mandoki.pdf
- Mandoki, Katya. (2006). Estética cotidiana y juegos de la cultura: Prosaica I. Rescatado
de:​https://www.academia.edu/3333330/Est%C3%A9tica_cotidiana_y_juegos_de_la_cul
tura_prosaica_l
- Barthes, Roland. (1968). La muerte del autor. Rescatado de:
https://teorialiteraria2009.files.wordpress.com/2009/06/barthes-la-muerte-del-autor.pd​f

32

S-ar putea să vă placă și