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Educación popular:
una mirada de conjunto
Carlos Núñez Hurtado
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE OCCIDENTE. CÁTEDRA PAULO FREIRE/GUADALAJARA, MÉXICO
carlosn@iteso.mx

Introducción

El número de Decisio que está en sus manos abor- ca y conceptual que de seguro ayudarán al lector a
da, desde diferentes ópticas y temáticas, el amplio tener una visión de conjunto sobre el campo de
y complejo tema genéricamente reconocido como las ideas, prácticas y sujetos en los que trabaja ac-
“educación popular”. tivamente la educación popular en el continente.
Cuenta con colaboraciones que consideramos Agradeciendo sus generosas colaboraciones me
como un verdadero privilegio. Las aportaciones corresponde, en mi calidad de editor invitado para
de Nita Freire, Fernando Cardenal, Frei Betto, este número, introducir el tema desde una mirada
Alípio Casali, Raúl Leis, Juan Díaz Bordenave, Ga- de conjunto basada obviamente, en mi propia apre-
briel Kaplún, Eduardo Galeano, Cecilia Fernán- ciación teórico-práctica de lo que es y representa
dez y Ana Luisa Barajas son de una riqueza práxi- la educación popular hoy día.

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Este artículo, siendo original, está basado en movimiento de las escuelas populares (sobre todo
otros diversos trabajos de mi propia autoría. Es- en países nórdicos) y el original movimiento de
pero que resulte claro y útil. las universidades populares, marcan sin duda re-
En consecuencia abordaré brevemente sus an- ferencias importantes de carácter histórico a lo que
tecedentes históricos, lo que es y lo que no es la hoy conocemos modernamente como “educación
educación popular, sus principales fundamentos popular”. Sin embargo, efectivamente se trata sólo
teóricos, sus elementos y componentes éticos, epis- de referencias en el sentido histórico, pues más
temológicos, metodológicos, pedagógicos y didác- que influir directamente su impacto tuvo que ver
ticos y sus premisas y compromisos sociopolíticos. con el predominio que ejercieron en muchos de
sus precursores “modernos”.
Habría que agregar más actualmente —de una
Antecedentes históricos u otra manera— la influencia indudable de las pro-
puestas de pedagogos como Freinet, Vygotsky y
Como “corriente” de pensamiento y acción, la Piaget, entre otros.
educación popular sólo puede entenderse y con- Pero quien realmente vino a constituirse como
ceptualizarse a partir de su propia praxis. Por lo el “padre” moderno de esta propuesta teórico-
tanto, no se trata de dar una definición práctica es sin duda el gran pedagogo
de ella, sino que más bien correspon- brasileño Paulo Freire. Nacido en el
de analizar sus componentes y sus di- nordeste brasileño y muerto en 1997,
ferentes expresiones para así construir vivió una vida plena de compromiso
las categorías que ayudan a dar cuenta coherente (que incluso le costó cárcel
de su naturaleza. y destierro durante la dictadura militar
Este proceso “práxico” cuenta con de los sesenta en su país) y de una gran
importantes antecedentes relacionados producción intelectual. Sus primeras
con pedagogos, políticos, actores so- obras La educación como práctica de la li-
ciales e incluso próceres de nuestras bertad y Pedagogía del oprimido, justamen-
historias que podríamos reconocer como “precur- te de dicha década, se han convertido en verdade-
sores” de la educación popular. ros clásicos de la pedagogía moderna y, por su-
Sus planteamientos y propuestas políticas, edu- puesto, de la corriente llamada educación popu-
cativas y pedagógicas son en verdad muy coinci- lar. A lo largo de su vida Freire nos ofreció mu-
dentes con las que sostiene la actual educación po- chas más obras, siendo las últimas la Pedagogía de la
pular. Entre aquellos viejos precursores encontra- esperanza y la Pedagogía de la autonomía. Como obras
mos las ideas de Simón Rodríguez, el maestro de póstumas, su viuda Ana María Araujo de Freire
Simón Bolívar, del propio Bolívar, de José Martí, (Nita) nos ha regalado ya la Pedagogía de la indigna-
de Félix Varela, de José Carlos Mariátegui, de San- ción y la Pedagogía de los sueños posibles.
dino, de Lázaro Cárdenas y del Che Guevara, sólo Desde estos antecedentes podemos ahora en-
por mencionar a los más connotados. En 1994 el contrar la expresión más actual de la educación
Colectivo de Investigación Educativa “Graciela popular a partir de la década de los sesenta, época
Bustillos” de Cuba realizó un muy interesante de gran interés e importancia en cuanto a fenó-
evento llamado “Precursores de la educación po- menos sociales, políticos, religiosos y culturales se
pular”. En él se estudiaron justamente los plan- refiere. Freire escribió las obras mencionadas arri-
teamientos y propuestas de los aquí mencionados ba a finales de dicha década, mismas que influye-
y otros más. Resulta realmente sorprendente la ron de manera muy significativa en los cada vez
gran similitud de dichos planteamientos (acotados más numerosos estudiantes, jóvenes militantes cris-
a su época y circunstancia) con lo que plantea la tianos, intelectuales y religiosos que se volcaron al
educación popular. trabajo sociopolítico de base como consecuencia
En Europa, y a pesar de las grandes diferencias de fenómenos históricamente significativos que
contextuales, desde principios del siglo pasado el acaecieron en esos años.

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El peso del contexto ciales, capital, tecnología y debate en el campo de
las políticas públicas, lo cual favoreció, de alguna
El triunfo de la revolución cubana marca significa- manera, las inquietudes y compromisos generados
tivamente los inicios de la década de los sesenta. en esa década por los fenómenos descritos, entre
La situación de pobreza e injusticia generalizada ellos, muy especialmente, el Concilio Vaticano II.
en América Latina hizo que dicho fenómeno atra- El Concilio Vaticano II tuvo una gran influen-
jera la atención y el interés de muchos militantes cia renovadora a nivel mundial, ya que colocó a
sociales, no sólo, o principalmente, para copiar el muy amplios sectores religiosos y cristianos en
modelo de lucha armada (que sin duda se generó) general en el camino —entre otras muchas conse-
sino también para buscar compromisos desde el cuencias— del reencuentro con los pobres del con-
contacto con dicha realidad social y sus actores tinente. Ello provocó la madurez del pensamien-
naturales. Así, surgieron grupos, asociaciones so- to y la práctica socioreligiosa de lo que se llamó (y
ciales, expresiones religiosas, etc., que buscaban se llama) la Teología de la Liberación, expresada
acercarse al pueblo para tratar de generar y/o apo- en los “Documentos de Medellín” de la Confe-
yar sus incipientes manifestaciones de organización. rencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) en 1968.
Preocupados por dicha “mala influencia”, el Coincidentemente con la fecha de Medellín se
gobierno de Estados Unidos y sus cómplices dieron los movimientos del 68 en el mundo. En
nacionales desarrollaron bajo la administración México, bien sabemos, con su cuota enorme de
Kennedy la Alianza para el Progreso, estrategia de sangre y sacrificio, marcó sin duda un parteaguas
cooptación de dichas inquietudes mediante el desa- en la conciencia y la vida política del país.
rrollo de cientos de proyectos de “desarrollo co- En estos escenarios realmente complejos apa-
munitario” (vivienda, servicios básicos, infraestruc- recieron también construcciones teóricas que pre-
tura, etc.) a lo largo y ancho de nuestra América. tendían explicar la pobreza del continente. Así
Independientemente de la intención política, encontramos la “teoría de la marginalidad” y su
la Alianza colocó —de hecho— inquietudes so- antídoto, la “promoción popular”. Esta última,

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producida en Chile por el equipo de Desarrollo nes no gubernamentales (ONG) y ampliando cam-
Económico y Social para América Latina (DESAL) pos de acción. En 1979 el triunfo de la revolución
ofreció, quizá por primera vez, una interpretación sandinista en Nicaragua marcó una nueva etapa
histórica y estructural de la pobreza continental. en el desarrollo de la educación popular.
Su impacto fue significativo en el fortalecimiento En un continente sometido a regímenes dicta-
de los proyectos que en forma incipiente se inicia- toriales en muchos de sus países, la esperanza del
ban por aquellos años. cambio renacía y el carácter tan particular de di-
Es en este escenario de finales de los sesenta cho proceso revolucionario (humanista, participa-
que la obra de Paulo Freire se hizo presente, ofre- tivo, con fuerte presencia cristiana) generó un es-
ciendo no sólo aportes teóricos y conceptuales, pacio inédito para el desarrollo de la educación
sino también propuestas metodológicas que sir- popular. Efectivamente, por primera vez esta co-
vieron de asidero a muchos de aquellos que, “con- rriente era invitada a asumir retos de envergadura
cientizados” (según la propuesta freiriana) por los nunca antes demandados. Se trataba de asumir,
acontecimientos descritos, buscaban aportes que desde sus presupuestos y propuestas, la elabora-
les permitieran concretar sus inquietudes sociales ción de políticas públicas en materia educativa, de
y políticas. vivienda, de salud y de fortalecimiento de las or-
Así se “inició”, en su expresión “moderna”, la ganizaciones sociales, entre otras, a nivel nacional.
corriente de pensamiento y acción llamada educa- Lo vivido, creado y experimentado en ese pro-
ción popular. ceso pronto se proyectó al resto del continente,
Estos y otros fenómenos sociales, así como que a su vez trabajaba por la recuperación y/o
pensadores e intelectuales comprometidos, impul- profundización de la democracia. Así pues, los
saron el despertar de la conciencia de cambio ha- ochenta fueron de fortalecimiento y desarrollo de
cia sociedades más justas y más humanas, creando la educación popular. Surgieron y se consolidaron
el ambiente y el espacio ético e intelectual que dio experiencias muy valiosas. Se promovieron y con-
origen a esta importante propuesta. solidaron redes y articulaciones. Es época de in-
En los setenta el proceso continuó fortalecien- tercambios, de influencias, de avance. A veces con
do organizaciones de base, creando organizacio- mayor acierto metodológico, otras tantas con in-

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tuiciones fundamentales; algunas —incluso— con acumulada, de lanzar nuevas iniciativas. Es un mo-
serias deficiencias, pero la gran mayoría —insis- mento de esperanza y de fuerte proyección.
to— se ubican y autodefinen como experiencias
de “educación popular”.
Conforme fueron avanzando los años, la capa- Qué es y qué no es
cidad de incidencia de los procesos sociales la educación popular
populares fue aumentando. Nacieron las “coordi-
nadoras”, “los frentes” y las “alianzas” que relacio- Es importante reconocer que hay diferentes apre-
naron y dimensionaron a muchas de las organiza- ciaciones sobre el tema. Para muchos, la educa-
ciones sociales de base, carentes en un principio ción popular sólo consiste en la aplicación de de-
de proyección política y, por lo tanto, de verdade- terminadas “técnicas” o herramientas didácticas
ra capacidad de incidencia en los procesos de trans- que hacen más ameno y eficiente el proceso de
formación que les daban origen ético. enseñanza-aprendizaje. Para otros es sinónimo de
Algunas veces como antecedente, y otras como “educación de adultos”, es decir, de todos aque-
consecuencia de estos fenómenos, la creación y el llos procesos educativos “formales” que se reali-
desarrollo de múltiples ONG fue también expre- zan “informalmente”, es decir, fuera del aula, con
sión explícita del avance de la educación popular. horarios flexibles, pero que en el fondo son parte
Éstas se fueron haciendo cargo de las “nuevas te- de las políticas compensatorias para los déficits
máticas” y de la atención a los “nuevos sujetos” (o del sistema educativo formal y escolarizado. Al-
“sujetos emergentes”, como se les ha dado tam- gunos más la ubican en el terreno de otras moda-
bién en llamar). Así, el trabajo de la educación po- lidades educativas, como educación a distancia,
pular se empezó a expresar también en la promo- educación especial, etc.
ción y defensa de los “derechos humanos”, del Pero por su propio nombre de “popular”, y por-
cuidado del “medio ambiente” o de la problemá- que la mayoría de sus prácticas se realizan justa-
tica “ecológica”, en la educación para la mente con sectores populares, casi todos
“equidad de género”, en el “tema de la coinciden en que se trata de prácticas
paz”, entre otros; todos estos fenómenos “marginales”, a pequeña escala, dentro de
expresaban las nuevas problemáticas, el esquemas “informales” y normalmente
desarrollo mismo de la conciencia sobre realizadas con adultos pobres.
dichas temáticas y el creciente protago- Todas y cada una de estas interpreta-
nismo de la sociedad civil que colocaba ciones se basan en aspectos que en ver-
nuevos sujetos antes no existentes o si- dad suelen identificar a muchas de las
quiera considerados. prácticas concretas de la educación popular y que
A finales de los ochenta el derrumbe del socia- utilizan o expresan alguno o algunos de los ele-
lismo histórico, la caída del muro de Berlín y la mentos aquí descritos. Pero para mí (y para una
derrota electoral del sandinismo provocaron fuer- gran corriente de educadores y educadoras popu-
tes crisis en la educación popular. Los noventa son, lares de América Latina), la educación popular es
en consecuencia, años de desconcierto, de deba- algo mucho más complejo e importante.
tes sobre la “refundamentación” de la propuesta, Efectivamente, la educación popular constitu-
de repliegue, de abandono del apoyo financiero ye una corriente de pensamiento y acción dentro
internacional, pero también de fuerte impacto y del campo de las ciencias sociales, particularmen-
presencia significativa en escenarios antes no abor- te de la pedagogía, que trabaja principalmente den-
dados, como la incidencia en políticas públicas, en tro del gran espectro de lo que conocemos gené-
foros internacionales, en la política misma y en la ricamente como el campo de “lo popular”, y como
vida académica. tal, no puede reducirse a meras “modalidades”,
En la actualidad el nuevo siglo ha permitido aspectos parciales, métodos, etc.
una etapa de re-encuentro, de nuevas síntesis, de La educación popular, entonces, es una pro-
reactivación. Es momento de reconocer la fuerza puesta teórico-práctica, siempre en construcción

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desde cientos de prácticas presentes en muy di- favorecen el pensamiento y la acción de los secto-
versos escenarios de nuestra América (y más allá). res dominantes económica, política, social y cul-
Su visón es integral, comprometida social y políti- turalmente; un mundo globalizado bajo el mode-
camente. Parte y se sustenta desde una posición lo neoliberal vigente en el que privan la mentira,
ética humanista. Asume una posición epistemoló- el egoísmo, la explotación y, lo que es peor, la asi-
gica de carácter dialéctico, rechazando por tanto milación de la desesperanza y la aceptación del
el viejo, tradicional y todavía “consagrado” marco orden vigente como algo “normal” y casi conna-
positivista. En consecuencia, desarrolla una pro- tural al desarrollo de la humanidad. Este es el dis-
puesta metodológica, pedagógica y didáctica ba- curso del “fin de la historia” que después de la

Es la “ética de la vida”,
que encuentra una lectura “moral”
en nuestro entorno latinoamericano (y mundial),
lo que nos lleva a un renovado compromiso
en pos de la transformación social

sada en la participación, en el diálogo, en la com- derrota de los modelos socialistas históricos y de


plementación de distintos saberes. Y todo ello la caída del muro de Berlín, se nos ha venido im-
desde y para una opción política que ve el mundo poniendo como el único válido, el que debe nor-
desde la óptica de los marginados y excluidos y mar y guiar el desarrollo de la humanidad... no
que trabaja en función de su liberación. importa que para ello tengan que sufrir hambre y
Como una síntesis que ilustra su concepción, miseria cada día más y más hermanos nuestros.
Freire nos dice con respecto a la educación que Los contrastes y la injusticia son verdaderamen-
“como proceso de conocimiento, formación política, ma- te escandalosos. Baste este dato para ilustrarlo. En
nifestación ética, búsqueda de la belleza, capacitación 1987 había en todo el mundo145 personas —in-
científica y técnica, la educación es práctica indispen- dividuos con nombre y apellido, no familias, ni
sable y específica de los seres humanos en la histo- empresas, sino individuos— multimillonarios, es
ria, como movimiento, como lucha”. decir, con una fortuna personal de más de mil
Y esta conceptualización amplia que Freire millones de dólares. En el año 1994 éstos pasaron
ofrece para la educación en general cabe muy bien a ser 358. Es decir, hubo un aumento del 150% en
en lo que nosotros entendemos como educación apenas siete años. Su ingreso es igual al del 45%
popular, pues él no diferencia su visión de “la edu- de la población del mundo.
cación” de su comprensión de lo que llamamos Frente a ello, la educación popular parte y se
“educación popular”. sostiene en un marco ético que, a diferencia de la
ética del mercado, es profundamente humano. Es
la “ética de la vida”, que encuentra una lectura
Sus elementos sustantivos “moral” en nuestro entorno latinoamericano (y
mundial), lo que nos lleva a un renovado compro-
Desarrollaré ahora, brevemente, cada uno de los miso en pos de la transformación social.
elementos sustantivos que definen, a mi juicio, a Freire advierte que “La ideología fatalista, in-
la educación popular. movilizadora, que anima el discurso liberal, anda
suelta en el mundo. Con aires de posmodernidad,
Su posición ética insiste en convencernos de que nada podemos
Vivimos en un mundo de crecientes injusticias, hacer contra la realidad social que, de histórica y
donde la mentira, la simulación y la componenda cultural, pasa a ser o tornarse ‘casi natural’”.

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Esta advertencia tiene que ver con la necesi- nuestra interpretación de los hechos y la adapta-
dad de mantener viva la esperanza y nuestro con- ción de nuestras propuestas.
secuente compromiso ético. El tema define nuestra posición en el mundo, y
El mundo cambia. Los fenómenos que expre- la educación popular tiene, sin duda, una opción
san los cambios, también. Algunos son verdade- ética inclaudicable. En su propuesta, inherente-
ramente nuevos, pues el campo del conocimiento, mente, sustancialmente, como componente y
la informática, la genética, etc., no existían o no se como guía de su accionar, el componente ético es
expresaban como ahora. La lectura e interpreta- uno de sus pilares fundamentales.
ción de dichos fenómenos no puede hacerse sino
desde la opción ética —y su lectura moral— que Su marco epistemológico
fundamenta y sostiene la educación popular. De acuerdo con lo anterior, la educación popular
La ética nos guía. La moral, que es siempre ex- sostiene que el conocimiento, elemento esencial
presión histórica y contextual de la ética, es la que del hecho educativo, es un fenómeno humano,
se mueve, cambia y se adapta... como se cambia el social, histórico y contextual. En consecuencia,
mundo. asume una teoría del conocimiento acorde con
Ante los cada día más complejos retos del mun- sus principios y valores. Si se trata de construir
do globalizado bajo el modelo neoliberal, nuestro sujetos liberados mediante la educación, nunca
posicionamiento ético nos conduce a replantear el conocimiento puede ser entendido y usado
nuestro compromiso de siempre, pero según los como un instrumento de dominación y/o enaje-
signos de ahora. nación. La educación entendida y practicada como
En la educación popular la ética es un compo- un acto liberador requiere de un marco episte-
nente que no cambia. Cambia, sí, nuestra lectura mológico en el que el conocimiento es construc-
moral frente a los nuevos fenómenos. Y por ende, ción social permanente de los sujetos educandos,

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las dinámicas reales socio-económicas,
culturales y políticas del contexto de la
educación para “enseñarlo” en forma ver-
tical, repetitiva y memorística.
“Conocimiento es, pues, proceso que
resulta de la praxis permanente de los se-
res humanos sobre la realidad”, nos re-
cuerda Freire. Es cierto. El conocimiento
siempre se genera socialmente. Siempre.
Y hay momentos, épocas y circunstancias
que provocan síntesis que autores intelec-
tuales con gran capacidad de comprensión
y proyección tienen la capacidad de siste-
matizar y presentar como un “construc-
to teórico”.
El conocimiento se produce desde la
relación dialéctica entre “el ser”, “el me-
dio” y “la historia”; por naturaleza es cons-
trucción social y debe ser socializado a
niveles, capas y alcances diversos. Al ser
social y compartible, es por tanto enrique-
cible siempre. Todo el conocimiento ha
nacido de otro que antes ya existía. Esta
es la dialecticidad del hecho de conocer.
No hay conocimiento estático. Jamás lo
puede haber.
La educación implica una determina-
da teoría del conocimiento puesta en prác-
en el acto individual y social de comprender(se) y tica; en el caso de la educación popular, uno de
liberar(se). sus pilares fundamentales es su propuesta en tor-
Así pues, se parte de un marco epistemológico no al objeto que se trata de conocer y al método
de carácter dialéctico, y no positivista, es decir, de conocerlo. Paulo Freire reitera permanentemen-
aquel que convierte al educando en mero “objeto” te en toda su obra dicha preocupación: “El cono-
de transmisión pasiva de conocimientos preela- cimiento, siempre proceso, resulta de la práctica
borados que, muchas veces, son ajenos a su sensi- conciente de los seres humanos sobre la verdad
bilidad e intereses. Lo que Freire llama “educa- objetiva que a su vez los condiciona. De ahí que
ción bancaria”, que en Pedagogía del oprimido define entre aquellos y ésta se establezca una unidad di-
como aquella en la que “el conocimiento es una námica y contradictoria. Como dinámica y con-
donación de aquellos que se juzgan sabios a los tradictoria es también la realidad.”
que juzgan ignorantes”. Abunda sobre ello en Ex- En síntesis podemos decir que la educación po-
tensión o comunicación cuando nos dice: “Este es un pular sostiene un enfoque epistemológico dialéc-
modo estático, verbalizado, es la forma de enten- tico, complejo, procesual, holístico, contextual,
der el conocimiento que desconoce la confronta- histórico, dinámico, que supera las visiones par-
ción con el mundo como la fuente verdadera de cializadas y profesionalizantes que el paradigma
conocimiento”. positivista pregona y sostiene. Por ello apela e
Por ello, para la educación popular la realidad incorpora la esfera de lo sensible (clave en los pro-
es la fuente verdadera de conocimiento, y en con- cesos pedagógicos) pero encuadrándola en el pro-
secuencia, no podemos simplificarlo al aislarlo de ceso más complejo del conocer: “Todo conoci-

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miento parte de la sensibilidad, pero si se queda a Y es que tantos años de vivir, estudiar y practi-
nivel de la sensibilidad no se constituye en saber car las viejas formas y los viejos métodos nos han
porque sólo se transforma en conocimiento en la marcado más de lo que nos imaginamos. Si desde
medida en que, superando el nivel de la sensibili- que nacemos, en la familia, en la escuela, en la so-
dad, alcanza la razón de actuar”, nos dice Freire. ciedad, en la iglesia, en la universidad, en la políti-
Para los educadores y educadoras populares, ca, es decir, en prácticamente todas las instancias
los seres humanos somos seres individuales car- del quehacer social se nos “educa” para la compe-
gados de experiencias personales, familiares y so- tencia, en la anti-democracia, con métodos “verti-
ciales. Históricas y objetivas, si podemos llamarlas calistas” y autoritarios… ¿qué podemos esperar,
así. Pero también cargadas de connotaciones sub- en consecuencia, de nuestras formas de actuar, sino
jetivas. Somos seres que vivimos en un contexto la repetición de lo mismo?
“objetivo”, pero que también lo vivimos y lo in- Si desde siempre se nos ha enseñado a “apren-
terpretamos desde nuestra propia subjetividad, der” (¿memorizar?), pero no a pensar; si sólo se

Para los educadores y educadoras populares, los seres


humanos somos seres individuales cargados de experiencias
personales, familiares y sociales

nuestras creencias, posiciones ideológicas, opcio- nos exigen “resultados” (sobre todo de tipo cuan-
nes éticas y políticas. Somos seres sociales en un titativo), sin importar el proceso mediante el cual se
determinado contexto histórico. Este es el ser obtuvieron dichos resultados; si siempre hay una
humano, que es educador o educando. O mejor autoridad que es incuestionable (en la familia, en
dicho, educador y educando siempre. Ese es el el aula, en el partido, en la organización, en la igle-
objeto/sujeto del hecho de conocer y de enseñar. sia…) entonces… ¿cómo vamos a pensar libre-
mente? ¿Cuándo seremos capaces de dialogar —e
Su propuesta metodológica y pedagógica incluso de disentir— sin dejar de ser respetuosos?
Con mucha frecuencia encontramos diferentes En una palabra, hemos sido domesticados, más que
actores sociales, educativos o políticos que se ad- educados. Por ello, aunque muchas veces queramos
hieren claramente a lo anteriormente planteado. cambiar nuestros hábitos o métodos de trabajo nos
Es decir, a nivel de discurso, posición e intención, resulta realmente difícil lograrlo, pues el peso de
no hay problema. Pero cuando se revisan sus prác- lo establecido, lo autorizado, lo correcto, lo normal,
ticas concretas encontramos una gran distancia sigue siendo muy fuerte y hasta determinante.
entre teoría y práctica. Es un problema generali- La educación popular siempre ha sido crítica
zado de incoherencia. de esta situación, pero también ha sido propositi-
En la base de esta distancia hemos va. En su propuesta metodológica de carácter
encontrado un problema de carácter me- dialéctico los elementos de una pedago-
todológico, es decir, del cómo hacer realidad gía crítica y profundamente participati-
—coherentemente— lo que en el dis- va, acompañados de una didáctica en
curso y la opción ética se proclama con consecuencia, permiten el desarrollo de
honestidad. Normalmente no se trata de un proceso de enseñanza-aprendizaje
un problema de falsedad, mentira o in- verdaderamente activo, donde el cono-
coherencia dolosa, sino simplemente de cimiento es construido procesualmente
incapacidad de trabajar de “otra” mane- y en forma colectiva. Se hace a partir de
ra diferente, nueva y consecuente con lo que bus- los conocimientos, la práctica y el conocimiento
camos y expresamos en nuestro discurso sincero del contexto que los educandos tengan de él. Se
de carácter renovador. trata de un proceso teórico-práctico, donde el conoci-

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miento generado y acumulado por la humanidad En este proceso de enseñanza-aprendizaje el
(la teoría), está al servicio del proceso de construc- maestro o educador no desaparece ni pierde su rol
ción colectiva del conocimiento, y no sobre él. Es conductor; por el contrario, sigue siendo elemen-
la teoría a partir de la práctica y no sobre ella, como to sustantivo y dotado de la gran responsabilidad
suele ocurrir, y que provoca la aniquilación del de conducir a los educandos al desarrollo comple-
descubrimiento y el goce. La propuesta de la edu- jo de su personalidad, a su crecimiento en conoci-
cación popular tiene siempre, como punto de par- mientos, hábitos y actitudes de colaboración, de

Desde la educación popular, la educación


hay que entenderla como un hecho democrático
y democratizador, en el aula y más allá del aula
tida, la propia práctica social de los participantes en investigación, de búsqueda, de respeto, de toleran-
el proceso educativo. Parte de lo concreto, de lo cia. A crecer, en síntesis, no sólo cuantitativamen-
simple, de lo personal y lo subjetivo. De lo más te, sino —y sobre todo— cualitativamente.
cercano. Pero desde ahí, procesualmente, avanza Desde la educación popular, la educación hay
hacia lo abstracto y lo complejo, hacia las categorías que entenderla como un hecho democrático y de-
científicas que explican —al menos temporal- mocratizador, en el aula y más allá del aula. La cla-
mente— los fenómenos estudiados. Y esto —reite- ve está en la actitud democrática del educador, que
ramos— sólo puede lograrse con la participación trabaja su propuesta mediante la “pedagogía del
activa de todos los involucrados. diálogo” y de la participación. Que es capaz de

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enseñar y aprender. Que sabe hablar, porque sabe mismo, sino con todo el accionar socio político,
escuchar. Que puede ofrecer su conocimiento, cultural y organizativo, campos en los que inter-
porque está abierto al conocimiento de los otros. viene cada vez con mayor impacto esta propuesta.
Que puede producir la síntesis entre el acto de en-
señar y el acto de aprender, en esta visión de “do- Su opción política
ble vía”: educador-educando, educando-educador. Este elemento es también consecuencia —y cau-
La educación popular, acorde con su posición sa, a la vez— de los otros elementos sustantivos.
ética de construcción de “sujeto liberándose”, y Efectivamente, si afirmamos que la plataforma
con su marco epistemológico de construcción de ética no es considerada solamente como un refe-
conocimiento, afirma en su propuesta metodoló- rente abstracto o teorético, ni tampoco sólo como
gica y pedagógica que el “punto de partida” de una guía de comportamiento individual, es lógico
todo proceso educativo está en el nivel en que el entonces que la educación popular tome una opción
educando se encuentra, cualquiera que éste sea. Y política a favor de los marginados, de los oprimi-
Freire nos dice al respecto: “Siempre el punto de dos o excluidos, como se les ha dado en llamar
partida es el sentido común de los educandos y ahora en el discurso neoliberal.

Desde nuestra opción ética,


nuestra mirada política tiene que ser
a favor y desde la mirada de los pobres de la Tierra

no el rigor del educador”. Y lo aclara cuando se- Y esta opción, lógicamente, la coloca en una
ñala: “Esto significa que desde el punto de vista posición frente a la sociedad actual y al modelo
de la educación como un acto de conocimiento, socio-económico, político y cultural dominante.
nosotros los educadores debemos partir —partir, No debe entenderse que sólo trabaje con los po-
ese es el verbo, no quedarnos— siempre de los bres o excluidos —aunque ésta ha sido, sin duda,
niveles de comprensión de los educandos, de la una de sus principales características, como ya he-
comprensión de su medio, de la observación de mos señalado— sino que actúa preferencialmente a
su realidad, de la expresión que las pro- favor, desde y en función de esos secto-
pias masas tienen de su realidad”. res y de sus intereses.
Para la educación popular ello impli- No basta entonces estar o trabajar
ca siempre un acto creativo e imaginati- “con el pueblo” para que podamos ha-
vo del educador en cuanto pedagogo. blar de una experiencia de educación
Educar tiene que ver entonces con ser popular. En realidad, depende de cómo,
un inventor y reinventor constante de to- para qué y desde qué opción se está con
dos aquellos medios y caminos que faci- el pueblo. Es decir, se trata del compro-
liten más y más la problematización del miso y opción política (obviamente no esta-
objeto de conocimiento que ha de ser mos hablando de opciones partidarias)
“descubierto” y finalmente “aprehendido” por los desde el cual y hacia el cual se orienta nuestra ac-
educandos, que lo han trabajado en dialogicidad ción: o al servicio de la liberación, o al manteni-
permanente entre ellos, y entre ellos y el educa- miento —a veces, incluso, ingenuo— de la socie-
dor, que democrática y pacientemente los condu- dad y el modelo dominante.
ce en una amorosa y solidaria comprensión del La educación popular ha tomado históricamen-
acto educativo. te su opción; por eso, aunque ahora debido a su
La propuesta de la educación popular ofrece desarrollo y relativa “mayoría de edad” esté traba-
un camino pertinente para alcanzar este rigor, que jando y teniendo una fuerte incidencia en foros,
tiene que ver no sólo con el acto educativo en sí debates y cumbres internacionales; o en procesos

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de reformas educativas en varios de nuestros paí- que como nunca está llamada a jugar un papel es-
ses; o en asesorías, e impulso a políticas públicas, tratégico en el proceso de cambio que viven nues-
todo ello lo sigue haciendo desde su posición y tras sociedades, pues quizá por primera vez en mu-
opción ética y política. chísimo tiempo, el rompimiento de muchas “cer-
Pero además, la educación popular asume una tezas” nos ha dado —como he afirmado muchas
posición política consecuente al definir a la edu- veces— “permiso para pensar, sentir y actuar” con
cación también como un acto político. Afirma, en imaginación, audacia y compromiso.
consecuencia, que toda educación es, además de un acto Desde ahí se afirma nuestra posición ontológi-
pedagógico, un acto político. Por lo tanto, no hay forma ca de esperanza por conquistar nuestro “inédito
de mantenerse al margen de compromisos socio- viable” (en palabras de Freire) en medio de un
históricos concretos. La educación popular hace mundo que ha querido decretar —sin éxito— el
suyas las palabras de Freire cuando afirma que “mi fin de la historia.
punto de vista es el de los condenados de la Tie-
rra”. Desde nuestra opción ética, nuestra mirada po-
lítica tiene que ser a favor y desde la mirada de los
pobres de la Tierra. Esta opción por el cambio, Lecturas sugeridas
desde la mirada e intereses de los oprimidos, asu-
miendo la eticidad del acto educativo, lleva a afir- Freire, Paulo, 1999. La importancia de leer y el proce-
mar la necesaria y consecuente naturaleza política so de liberación, Siglo XXI, 13ª edición, México.
de dicho acto. www.sigloxxi.editores.com.mx

Morin, Edgar, 2003. Los siete saberes necesarios para


A manera de conclusión… su vigencia
la educación del futuro, UNESCO, París.
en el mundo actual
http://upo.unesco.org/
Resulta casi ocioso hablar de la vigencia de la Texto completo en español:
educación popular después de lo hasta aquí plan- www.complejidad.org/27-7sabesp.pdf
info@prometeolibros.com
teado. Efectivamente, ni los argumentos de la re-
composición geo-política del mundo, ni los de ca-
Núñez, Carlos, 1997. La revolución ética, Instituto
rácter ideológico y político, ni los de tipo social o
Mexicano de Desarrollo Comunitario (IMDEC).
cultural hasta ahora burdamente esgrimidos por
www.imdec.net
quienes piensan que la educación popular ya no
tiene nada que hacer después de la “caída del Para profundizar en el estado de la educación po-
muro”, son válidos o se sostienen después de la pular en la actualidad se pueden consultar los do-
argumentación ética, política y pedagógico-meto- cumentos producidos por el CEAAL para su asam-
dológica que hemos sostenido líneas arriba. Si los blea general de 2004 realizada en Recife, Brasil.
fenómenos que le dieron origen, si los valores que www.ceaal.org
También se puede consultar la revista La Piragua
la sostienen, si la atingencia de sus propuestas se para este mismo tema.
vuelven cada día más apremiantes ante sociedades www.ceaal.org/piragua/reciente.htm
que han “despertado” y buscan la participación
consciente y crítica de la ciudadanía, si se pronun-
cia y compromete con el proceso de profundiza-
ción de la democracia que anhelamos, entonces
podemos afirmar que la vigencia y pertinencia de Carlos Núñez Hurtado
Es coordinador de la cátedra “Paulo Freire” del Instituto Tecno-
esta propuesta práxica de carácter socioeducativa, lógico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO). Forma par-
cultural y política llamada genéricamente educa- te de un grupo de expertos de la UNESCO dentro del programa
ción popular, no está en duda. denominado Década de las Naciones Unidas para la Alfabetiza-
ción. Es arquitecto. Se ha dedicado por casi toda su vida a activi-
Podemos afirmar, entonces, que la educación dades en áreas como el desarrollo comunitario, la educación
popular no sólo no ha perdido su vigencia, sino popular y la educación para adultos.

Decisio ENERO-ABRIL 2005

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