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Educación popular:
una mirada de conjunto
Carlos Núñez Hurtado
INSTITUTO TECNOLÓGICO Y DE ESTUDIOS SUPERIORES DE OCCIDENTE. CÁTEDRA PAULO FREIRE/GUADALAJARA, MÉXICO
carlosn@iteso.mx
Introducción
El número de Decisio que está en sus manos abor- ca y conceptual que de seguro ayudarán al lector a
da, desde diferentes ópticas y temáticas, el amplio tener una visión de conjunto sobre el campo de
y complejo tema genéricamente reconocido como las ideas, prácticas y sujetos en los que trabaja ac-
“educación popular”. tivamente la educación popular en el continente.
Cuenta con colaboraciones que consideramos Agradeciendo sus generosas colaboraciones me
como un verdadero privilegio. Las aportaciones corresponde, en mi calidad de editor invitado para
de Nita Freire, Fernando Cardenal, Frei Betto, este número, introducir el tema desde una mirada
Alípio Casali, Raúl Leis, Juan Díaz Bordenave, Ga- de conjunto basada obviamente, en mi propia apre-
briel Kaplún, Eduardo Galeano, Cecilia Fernán- ciación teórico-práctica de lo que es y representa
dez y Ana Luisa Barajas son de una riqueza práxi- la educación popular hoy día.
producida en Chile por el equipo de Desarrollo nes no gubernamentales (ONG) y ampliando cam-
Económico y Social para América Latina (DESAL) pos de acción. En 1979 el triunfo de la revolución
ofreció, quizá por primera vez, una interpretación sandinista en Nicaragua marcó una nueva etapa
histórica y estructural de la pobreza continental. en el desarrollo de la educación popular.
Su impacto fue significativo en el fortalecimiento En un continente sometido a regímenes dicta-
de los proyectos que en forma incipiente se inicia- toriales en muchos de sus países, la esperanza del
ban por aquellos años. cambio renacía y el carácter tan particular de di-
Es en este escenario de finales de los sesenta cho proceso revolucionario (humanista, participa-
que la obra de Paulo Freire se hizo presente, ofre- tivo, con fuerte presencia cristiana) generó un es-
ciendo no sólo aportes teóricos y conceptuales, pacio inédito para el desarrollo de la educación
sino también propuestas metodológicas que sir- popular. Efectivamente, por primera vez esta co-
vieron de asidero a muchos de aquellos que, “con- rriente era invitada a asumir retos de envergadura
cientizados” (según la propuesta freiriana) por los nunca antes demandados. Se trataba de asumir,
acontecimientos descritos, buscaban aportes que desde sus presupuestos y propuestas, la elabora-
les permitieran concretar sus inquietudes sociales ción de políticas públicas en materia educativa, de
y políticas. vivienda, de salud y de fortalecimiento de las or-
Así se “inició”, en su expresión “moderna”, la ganizaciones sociales, entre otras, a nivel nacional.
corriente de pensamiento y acción llamada educa- Lo vivido, creado y experimentado en ese pro-
ción popular. ceso pronto se proyectó al resto del continente,
Estos y otros fenómenos sociales, así como que a su vez trabajaba por la recuperación y/o
pensadores e intelectuales comprometidos, impul- profundización de la democracia. Así pues, los
saron el despertar de la conciencia de cambio ha- ochenta fueron de fortalecimiento y desarrollo de
cia sociedades más justas y más humanas, creando la educación popular. Surgieron y se consolidaron
el ambiente y el espacio ético e intelectual que dio experiencias muy valiosas. Se promovieron y con-
origen a esta importante propuesta. solidaron redes y articulaciones. Es época de in-
En los setenta el proceso continuó fortalecien- tercambios, de influencias, de avance. A veces con
do organizaciones de base, creando organizacio- mayor acierto metodológico, otras tantas con in-
Es la “ética de la vida”,
que encuentra una lectura “moral”
en nuestro entorno latinoamericano (y mundial),
lo que nos lleva a un renovado compromiso
en pos de la transformación social
nuestras creencias, posiciones ideológicas, opcio- nos exigen “resultados” (sobre todo de tipo cuan-
nes éticas y políticas. Somos seres sociales en un titativo), sin importar el proceso mediante el cual se
determinado contexto histórico. Este es el ser obtuvieron dichos resultados; si siempre hay una
humano, que es educador o educando. O mejor autoridad que es incuestionable (en la familia, en
dicho, educador y educando siempre. Ese es el el aula, en el partido, en la organización, en la igle-
objeto/sujeto del hecho de conocer y de enseñar. sia…) entonces… ¿cómo vamos a pensar libre-
mente? ¿Cuándo seremos capaces de dialogar —e
Su propuesta metodológica y pedagógica incluso de disentir— sin dejar de ser respetuosos?
Con mucha frecuencia encontramos diferentes En una palabra, hemos sido domesticados, más que
actores sociales, educativos o políticos que se ad- educados. Por ello, aunque muchas veces queramos
hieren claramente a lo anteriormente planteado. cambiar nuestros hábitos o métodos de trabajo nos
Es decir, a nivel de discurso, posición e intención, resulta realmente difícil lograrlo, pues el peso de
no hay problema. Pero cuando se revisan sus prác- lo establecido, lo autorizado, lo correcto, lo normal,
ticas concretas encontramos una gran distancia sigue siendo muy fuerte y hasta determinante.
entre teoría y práctica. Es un problema generali- La educación popular siempre ha sido crítica
zado de incoherencia. de esta situación, pero también ha sido propositi-
En la base de esta distancia hemos va. En su propuesta metodológica de carácter
encontrado un problema de carácter me- dialéctico los elementos de una pedago-
todológico, es decir, del cómo hacer realidad gía crítica y profundamente participati-
—coherentemente— lo que en el dis- va, acompañados de una didáctica en
curso y la opción ética se proclama con consecuencia, permiten el desarrollo de
honestidad. Normalmente no se trata de un proceso de enseñanza-aprendizaje
un problema de falsedad, mentira o in- verdaderamente activo, donde el cono-
coherencia dolosa, sino simplemente de cimiento es construido procesualmente
incapacidad de trabajar de “otra” mane- y en forma colectiva. Se hace a partir de
ra diferente, nueva y consecuente con lo que bus- los conocimientos, la práctica y el conocimiento
camos y expresamos en nuestro discurso sincero del contexto que los educandos tengan de él. Se
de carácter renovador. trata de un proceso teórico-práctico, donde el conoci-
no el rigor del educador”. Y lo aclara cuando se- Y esta opción, lógicamente, la coloca en una
ñala: “Esto significa que desde el punto de vista posición frente a la sociedad actual y al modelo
de la educación como un acto de conocimiento, socio-económico, político y cultural dominante.
nosotros los educadores debemos partir —partir, No debe entenderse que sólo trabaje con los po-
ese es el verbo, no quedarnos— siempre de los bres o excluidos —aunque ésta ha sido, sin duda,
niveles de comprensión de los educandos, de la una de sus principales características, como ya he-
comprensión de su medio, de la observación de mos señalado— sino que actúa preferencialmente a
su realidad, de la expresión que las pro- favor, desde y en función de esos secto-
pias masas tienen de su realidad”. res y de sus intereses.
Para la educación popular ello impli- No basta entonces estar o trabajar
ca siempre un acto creativo e imaginati- “con el pueblo” para que podamos ha-
vo del educador en cuanto pedagogo. blar de una experiencia de educación
Educar tiene que ver entonces con ser popular. En realidad, depende de cómo,
un inventor y reinventor constante de to- para qué y desde qué opción se está con
dos aquellos medios y caminos que faci- el pueblo. Es decir, se trata del compro-
liten más y más la problematización del miso y opción política (obviamente no esta-
objeto de conocimiento que ha de ser mos hablando de opciones partidarias)
“descubierto” y finalmente “aprehendido” por los desde el cual y hacia el cual se orienta nuestra ac-
educandos, que lo han trabajado en dialogicidad ción: o al servicio de la liberación, o al manteni-
permanente entre ellos, y entre ellos y el educa- miento —a veces, incluso, ingenuo— de la socie-
dor, que democrática y pacientemente los condu- dad y el modelo dominante.
ce en una amorosa y solidaria comprensión del La educación popular ha tomado históricamen-
acto educativo. te su opción; por eso, aunque ahora debido a su
La propuesta de la educación popular ofrece desarrollo y relativa “mayoría de edad” esté traba-
un camino pertinente para alcanzar este rigor, que jando y teniendo una fuerte incidencia en foros,
tiene que ver no sólo con el acto educativo en sí debates y cumbres internacionales; o en procesos