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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE

º III, III
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IMIANUAI.

DE

HISTORIA UNIVERSAL.

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ESTABLEcIMIENTo TIPoGRAFIco,
calle del Sordo, núm. 11.
Ch - 3
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)
º 3-2

ISTORIA MIVERSAI,
ESCRITO EN FRANCÉS

POR A OTT, DOCTOR EN DERECHO,


Y TRADUCID0 AL IDIOMA ESPAÑoL

POR D, I.N. DE A. ABoGADo.


PRIMERA PARTE.

3Giotocico autique.

MADRID, 1841,

GABINETE LITERARID,
CALLE DEL PRINCIPE, NUM. 25.
----
-

•* •
- -

-

-
PROLoGo.

Nuestro libro se dirige principalmente á la


juventud. El fin que nos hemos propuesto ha
sido satisfacer una necesidad que deben sentir
todos los jóvenes que desean entregarse á estu
dios sérios y que nosotros tambien hemos senti
do. Hemos tratado de hacer accesibles á todos,
los resultados generales de los trabajos históricos
modernos y de dar al mismo tiempo los apuntes
necesarios para un estudio mas profundo. Hemos
pues, reunido en un cuadro sucinto todas las
nociones históricas importantes, el análisis de
las investigaciones que no pertenecen á la ense
ñanza escolástica y los datos bibliográficos con
venientes: si hemos acertado, nuestro trabajo
podrá ser útil á los jóvenes y al mismo tiempo á
-

, º

las personas que desean tomar una idea genera


del actual estado de la ciencia y no tienen espa
cio para estudiar las obras originales.
Segun el plan que nos hemos trazado debia
mos esponer, no solo los resultados adquiridos
positivamente, sino tambien señalar las princi- .
pales lagunas é indicar los puntos que se discu
ten. Lo primero debiamos abarcar todos los ele
mentos de nuestro asunto y no podiamos des
cuidar los hechos de civilizacion; porque si en
la historia especial de un pueblo ó de un periodo
hacen de derecho, el primer papel, los aconteci
mientos políticos, la historia universal sobre to
do es el cuadro de la marcha y de los progresos
de la humanidad entera; y donde se han de buscar
las lecciones útiles y fecundas, es en las ideas
tanto religiosas como filosóficas y en las costum
bres, en las bellas artes, en las ciencias y en las
instituciones que no son otra cosa que sus dife
rentes, formas, Tambien hácia estos ramos de la
historia es á donde se dirigen hoy las mas cons
tantes pesquisas y las mas profundas investiga
ciones y les hemos dado un lugar tanto mas
ámplio cuanto que es mas difícil de hallar una
esposicion sumaría de ellas. Por lo mismo nos
hemos esterdido en los trabajos sobre el Oriente
y sobre las tradiciones primitivas de los pueblos,
en esos trabajos tan interesantes y de que ape
nas han llegado al público algunas noticias in
completas. - ,

Muchos libros hemos citado; pero estamos


lejos de haber dado la bibliografia completa de
cada asunto. En la eleccion que hemos tenido
que hacer nos hemos circunscrito á indicar pri
mero todas las obras importantes y notables y
despues las que sin valer lo mismo, podian su—
ministrar todos los datos ulteriores.
No hemos podido emprender una historia
universal sin apoyarnos en principios que nos
permitieran coordinar los hechos y juzgarlos.
De la moral y de la ley del progreso hemos sa
cado esos principios. Los creemos conformes á
la mayoria de nuestros lectores y por otra parte
apartándonos de ellos, hubiéramos creido hacer
mal y mentirá nuestra conviccion.
Terminaremos este prólogo, solicitando la
benevolencia del lector. Grandes dificultades
presentaba nuestro trabajo; es el primero de este
género, que sepamos, publicado en nuestro pais
y los manuales alemanes nos han servido de muy
poco porque todos tienen otro plan diferente del
nuestro. La Enciclopedia histórica que publica
en Turin M. Cesar Cantu indudablemente nos
hubiera sido muy útil; pero apenas acababan de
salir los primeros tomos de esta importante obra.
Hagamos observar que hay falta absoluta de
obras especiales sobre ciertos puntos y por últi
mo que hemos encontrado muchos obstáculos
hasta en la cantidad y diversidad de hechos que
teniamos que clasificar y esponer. Nos atreve
mos por tanto á esperar que se recibirá con in
dulgencia un trabajo que quisiéramos haber
hecho menos imperfecto.
INTR0)UCCION,

La historia universal ocupa en el dia un lugar dis


tinguido entre las ciencias morales. Ella es la que nos
enseña á reconocer la influencia respectiva del tiem
po y del espacio, á medir los progresos sociales y á
encaminar hácia el bien los esfuerzos de la humani
dad. Imagen fiel del rumbo seguido por ella es un
guia seguro que señala sin cesar los fecundos manan
tiales de la prosperidad de las naciones, los errores
que pierden á las sociedades, las faltas que causan
su muerte. Apoyada en la esperiencia de los siglos,
instruida con los progresos de lo pasado, esplica lo
presente y levanta una punta del velo que esconde
el porvenir. -

Ha tomado la historia ese subido valor en una


ciencia nueva desarrollada durante el siglo diez y ocho
y conocida con el nombre de filosofía de la historia.
Trabajada por hombres ardientes y generosos que se
consagraron á ella porque creyeron hacer una obra
—10—

útil, la ciencia de la historia se ha fijado ya en el


dia; y sino estan resueltas definitivamente todas las
cuestiones que suscita, si todavia presenta problemas
por discutir, no por eso deja de fundarse en un
conjunto de leyes constantes y de principios rigorosos.
Primero diremos esos principios y esas leyes: des
pues trazaremos rápidamente el cuadro de trabajos
que han traido la ciencia al punto en que hoy dia
Se encuentra.

Principios de la ciencia de la Iaistoria,

S I.

Las leyes de la historia proceden de la natura


leza del hombre individual, de las condiciones de
existencia de las sociedades y de la sucesion impuesta
á los actos de la misma humanidad. Una sola pala
bra, el progreso, reasume todas esas condiciones
las esclarece y las justifica.
El progreso, ese principio tan fecundo en todas
las cosas, el progreso que nos ha dado la inteligen
cia de los dias del Génesis y enlazado con la tra
diccion religiosa, las ciencias físicas mas sublimes,
la geológia y la historia natural, aclara de una mane
ra viva é inesperada la ciencia de las sociedades hu
manas. El solo puede dar cuenta del pasado de la
humanidad y esplicar los hechos consumados: el solo
puede allanar todas las dificultades y responder á to
das las objecciones: él solo tambien puede satisfacer
los deseos de actividad que animan á las naciones
modernas y llenar los ardientes votos que hacen por
un porvenir mas dichoso,
—11

Pero ante todo, hay que comprender bien ese


principio. La historia de las revoluciones del globo
dará una idea de él, fácil y sencilla, aplicable tam
bien á las revoluciones humanas.

S II.
"..

Al principio, no era nuestro globo mas que una


porcion confusa de materias minerales: sugeto á solas
las fuerzas de la materia bruta presentaba una masa
de diversos elementos agitada y abrasadora reducida
al estado líquido por la intensidad del calor y de la
electricidad, Mas sucedió que estas fuerzas perdieron
su energia: la masa se enfrió en la superficie, y se
solidificó de donde resultó una capa dura de gra
mitos y rocas cristalinas, primitivo fundamento de los
terrenos que iban á acumularse.
Tal fue la primera creacion de Dios, la primera
al menos que hemos conocido. Sobre aquella base
primitiva formada toda de minerales y piedras se de
positaron los gérmenes de los primeros vegetales y
los primeros ensayos de la vida animal. Eran los se
res mas imperfectos de la creacion orgánica los que
pueden brotar en rocas desnudas, alimentarse de agua
y de sales marinas. Abandonados á la fuerza vital
con que las dotó Dios, vivieron y se propagaron.
La tierra pudo entonces recibir vegetales y ani
males mas perfectos: tenia para ofrecerles un alimen
to mas abundante, un medio mas conforme á su na
turaleza: hubo una nueva creacion" que desempeñó á
su vez una funcion semejante é hizo posible una crea
cion todavia mas perfecta: y cada creacion mas ele
vada que la que precedia, preparaba sucesivamente el
—12—

terreno de la que debia seguirle. Cambiaba la super


ficie del globo: los terrenos se acumulaban, nuevos
seres se sucedian en ellos de edad en edad y asi fué
aconteciendo, hasta que por último, estuvo dispuesta á
recibir al hombre, hasta que pudo hacerse teatro de
un nuevo orden de fenómenos de los que produce la .
actividad espiritual.
El progreso tal como nos le deseubre la geolo
gia, consiste pues en una série de creaciones siem
pre mas perfectas, siempre mas elevadas, cada una de
las cuales parece no tener otra mision que preparar
el terreno de la que va á seguirle. La fuerza vital
peculiar á cada especie de seres conserva y multipli
ca los individuos, que la componen: pero aunque mo
dificando sin cesar el medio en que viven, esos seres
permanecen lo mismo desde el dia que por primera
vez aparecieron en la superficie del globo, hasta que
hayan de desaparecer para siempre y no engendran
por sí mismos la creacion que ha de reemplazarlos.
El progreso es obra de Dios. Interviene su actividad
siempre que llega el tiempo de una nueva creacion y
de su omnipotente voluntad emanan las nuevas fuerzas
destinadas á hacer pasar al mundo por una nueva
transformacion. El tiempo que media entre dos crea
ciones sucesivas presenta desarrollos, mas no progre
sos reales. Resultado de combinaciones siempre idén
ticas de un número finito de formas limitadas, no deja
ver mas que un círculo fatal de hechos que siempre
se reproducen.—Movimiento engendrado por las fuer
zas activas de las.criaturas y que debilitándose sin
cesar pararia en la inmovilidad si regularmente no
viniese la mano de Dios á reanimarle con nuevo im
pulso. - - -
—13—.

S III.

La ley del progreso que acabamos de deducir


de la historia de las revoluciones del globo, es aná
loga á la que rige á la humanidad. Dios procede en
todas las cosas de una manera admirable por los ca
minos mas sencillos y mas uniformes: un mismo
principio gobierna el mundo y la sociedad humana.
Empero aunque el principio sea idéntico en sus tér
minos generales, le modifica esencialmente la diferen
cia fundamental que separa al hombre de los seres
que le rodean. El hombre desempeña una funcion
libre y espiritual: es capaz de participar tambien del
progreso á que las demas criaturas solo sirven de
ciegos instrumentos. La ley progresiva de las fuerzas
materiales no se le puede aplicar mas que bajo una
nueva forma.
La funcion del hombre es social: comprende la
humanidad entera. Solo las sociedades, son las que
obran en el mundo: el individuo aislado, no seria
hombre. La condicion fundamental de toda sociedad
humana, nos dará el primer elemento del progreso de
la humanidad.

S IV.

No hay una sola nacion de las que han tomado


parte en lo obra progresiva hecha hasta el dia, que
no se distinga por un caracter bien marcado , por -

una actividad peculiar suya, signo de su tarea espe


cial en el trabajo comun. La industria y el comer- Y
cio hicieron florecer la Fenicia: el pueblo judio sg Sºº- s, - ?

encargó de conservar las tradicciones antiguas. Brilló «º º


*...
.
Atenas con sus bellas artes y su literatura: Sparta
con su genio guerrero: un solo pensamiento ocupó
á Roma, la conquista del mundo. Todo pueblo ha
llenado una funcion, de la cual ha sacado los ele
mentos de su actividad nacional,
Esa funcion que caracteriza á cada nacion, ese
principio de que deriban todos sus actos y fuera del
cual, no viviria, se llama su fin de actividad. La
observacion nos enseña y lo demuestra el raciocinio,
que es condicion esencial de toda sociedad humana,
tener uno comun y que donde falta, es imposible
el estado social. No se reunirian los hombres sin ob
geto; y pues que el hombre es esencialmente activo,
pues que para él vivir es obrar, ningun objeto pue
de ligarle á los demas sino el que requiere una acti
vidad comun, A la accion esterior sobre el mundo á
la transformacion de la naturaleza física y de las so
ciedades humanas vienen siempre á parar los fines de
las naciones que serian incapaces de hacer vivir un
pueblo sino exigiesen practica, realizacion, Queda es
ta terminada cuandó se ha conseguido el intento, cuan
do se han acabado todos los trabajos que engendra,

S V,

Fin comun de actividad; he aqui el primer prin


cipio de toda sociedad sugeto tambien á ciertas con
diciones esenciales. ¿No ha de necesitar un trabajo
largo y difícil, la operacion de una inmensa multi
tud, los sostenidos esfuerzos de generaciones sucesi
vas? Y á no ser asi ¿de dónde habia de sacar la
sociedad su fuerza y duracion, como se habia de es
tender por el globo y atravesar los siglos? Pero hay
—15—

uma condicion mas importante todavia, fuera de la


cual no tendria el fin fuerza para unir, ni poder para
conservar. El fin no puede depender de la voluntad
del hombre, necesita base mas sólida, todo fin co
mun de actividad ha de ser un deber impuesto por
Dios. Para que cada uno esté atado á los demas con
mas fuerte cadena que la de la movible voluntad, para
que realmente esté obligado á la sociedad y tenga
esta derecho completo y absoluto sobre su persona,
para que la sociedad misma esté sugeta á reglas y
sean igualmente imposibles en su seno la anarquia y
el despotismo, su fin debe estar colocado mas alto
que ella, debe dominarla, como tambien á los indi
viduos que la componen é inspirar á todos una obe
diencia sin réplica. Ahora bien, solo Dios puede im
poner á la humanidad á las sociedades, á los indi
viduos un deber: solo una religion puede crear un
fin comun de actividad.
Este pues no es mas que una moral religiosa. La
fé viva y firme de todos en esa moral y en la reli
gion que la constituye y sanciona, es lo que única
mente da á las naciones la fuerza y energia que las
hace poderosas en la humanidad. La moral es la su
prema ley de la sociedad: la religion, es el punto de
apoyo de la moral. Cuando las creencias religiosas
se destruyen, falta su base á la moral y la sociedad
amenaza ruina. Cuando se desconoce hasta la moral,
el vínculo social está roto y la disolucion es inmi
lmente.
S VI,

El estudio de las modificaciones morales y reli


giosas de los pueblos nos manifestará los diversos fi
—16—

nes que han realizado las naciones hasta el dia, des


cubriéndonos al mismo tiempo las leyes progresivas
de la humanidad. La religion cristiana entronizó en
el mundo una moral nueva, principios hasta enton
ces desconocidos. Libertad á los esclavos, igualdad
entre todos, fraternidad de los pueblos, realizacion de
la unidad humana, tales son los nuevos fines que
propuso á los pueblos y tales las ideas que hacen
obrar á la Europa diez y ocho siglos há. La antigue
dad desconocla estas doctrinas. La mayor parte de
las naciones que han hecho papel importante en la
historia antigua, sacaron su fin de actividad de las creen
cias egipcias é indianas. Alli se admitia una gerar
quia de dioses: alli se admitia tambien una gerarquia
humana, y el sistema de castas que consagraba la es
clavitud no era mas que la espresion política y civil
de la moral que precedió á la de Jesucristo. Pero
ya antes en la India y el Egipto otras naciones y
otros principios se disputaban el mundo. Cada una
de las innumerables razas nacidas de los hijos de Noé
presenta un fin de actividad especial y sin embargo todos
esos fines se enlazan con una idea religiosa y moral
comun, prueba irrecusable de su comun punto de
partida. Entre aquellos pueblos, todo hombre de raza
diferente es un enemigo; el vínculo social reposa en
el de origen comun: para ser hermano de un hombre
es preciso venir de la misma sangre que él: ni el
mismo sistema de castas se conoce aun, y la esclavi
tud fundada en la violencia subsiste con toda la ener
gia de la fuerza brutal. Sin remontarnos á mas re
mota antiguedad detengámonos en estos hechos que
bastan para determinar la ley á cuyo tenor se suce
den las ideas morales y religiosas de la humanidad.
—17—

Esta ley, como ha podido verse, es el progreso.


A los primeros hombres, á la sociedad primitiva im
puso Dios el primer deber, la moral mas antigua. La
actividad social se apropió este fin, le realizó y apli
có en todas sus partes y cumplió la voluntad de Dios.
Pero aquella moral no era la del cristianismo: la
humanidad inculta todavia y grosera era incapaz de la
caridad infinita, del sacrificio inmenso que Jesucristo exi
gia de los hombres. No tenia entonces ni inteligencia
para alcanzar tan alto deber, ni fuerza para cumplir
le. Aquello no era mas que una primera elaboracion
á fin de preparar el terreno para los deberes poste
riores. Realizada aquella primera moral pudieron se
guirle otra y otra cada vez mas perfectas: asi, de
deber en deber, de fin conseguido en fin que conse
guir, ha marchado la humanidad al través de los siglos,
siempre progresando y realizando con sus trabajos su
cesivos la obra que Dios le habia vuelto á encargar.
Los deberes cumplidos hasta ahora han tenido por
resultado definitivo, constituir ya la humanidad. Pri
mero, fue preciso fundar la familia y se consagró un
periodo social á esta obra primaria. Despues se creó
la raza, vínculo social mas estenso: y al mismo tiem
po fue la mision de los hombres desparramarse por
el gloho y dominar todas sus partes. Bajo el impe
rio de este fin se movieron muchas naciones. En se
guida fue necesario unir entre sí aquellas razas ene
migas. Ese nuevo fin engendró las grandes nacionali
dades de la India y del Egipto: mas la moral que hi
zo solo una sociedad de aquellas diversas razas, con
sagró tambien su desigualdad y las mismas sociedades
fuedaron enemigas. El cristianismo rompió por fin la
última barrera: un fin único debe reunir hoy. á todos
2 -
—18—
los hombres: la fraternidad universa producirá la uni
dad del género humano.
Por la revelacion se manifiesta la voluntad de Dios
á los hombres y aparecen en el mundo los deberes
sucesivos. La última revelacion fue la de Jesucristo
cuya admirable historia refieren los evangelios. Las
tradicciones antiguas y principalmente la Biblia nos
han conservado la memoria de revelaciones anteriores.

S VII.

Asi el progreso humanitario ofrece términos se


mejantes al progreso geológico. Como éste, es obra
de Dios: supone la intervencion de la actividad divi
na. A la série ascendente de creaciones, corresponde
la série ascendente de revelaciones, al movimiento cir
cular que modifica los terrenos y los dispone para la
creacion venidera, corresponde el periodo de actividad
humana que realiza el fin. Mas aqui no es ya una
ley fatal y necesaria la que empuja los seres á un
destino inevitable. El hombre es libre: cumple el de
ber porque quiere.
La actividad humana ya individual, ya especial, está
no obstante sugeta á leyes, á condiciones determina
das, consecuencias de la naturaleza misma del hombre.
La humanidad realiza su fin con arreglo á estas le
yes: y dominan todo el periodo que media entre una
revelacion y la siguiente. Grande es su importancia en
la filosofía de la historia. La revelacion misma no ocu
pa mas que un instante en la vida del género huma
mo, la edad de un hombre á lo mas. En los siglos
intermedios marchan y obran las sociedades y hay otra
especie de progreso, el de cumplir el deber. Ahora
—19—

vamos á estudiar ese movimiento cuya duracion ocupa


lo que se llama una edad lógica.

S VIII.

En el análisis de la actividad individual descu


briremos la ley de la actividad de las sociedades.
Siempre que el hombre obra es en virtud de un
fin; pero el fin no es mas que una simple idea, una
pura concepcion del entendimiento. Para que se con
siga y realice, para que la voluntad del hombre se
manifieste esteriormente, y produzca una accion, se
requiere una triple condicion consecuencia de nuestro
propio organismo. Es preciso que el hombre ame y
desee el fin: es preciso que le conozca en todas sus
relaciones, que haya hallado los medios de realizarle:
por último, es preciso que haya obrado sobre el mun
do esterior para ponerle en práctica. El sentimiento,
el raciocinio, la práctica ó la ejecucion, he aqui las
fases inevitables porque pasa toda accion humana. Es
tán organizadas en el mismo instrumento de nuestra ac
tividad espiritual, en la masa nerviosa del encéfalo y
constituyen los términos siempre constantes de la ló
gica que nos es natural.
El sentimiento es la emocion, el deseo, la pasion.
Es el lugar de nuestras necesidades instintivas, lo es
tambien de nuestras simpatías y afecciones y en él
es donde residen las poderosas impresiones que pro
ducen en nosotros las bellas artes. El raciocinio es el
conjunto de procedimientos por cuyo medio se sacan
prueban y encuentran las consecuencias de un princi
pio: los tratados de lógica y gramática general espli
ran sus leyes: su oficio es buscar los medios para el
fin que se desea y guiar al conocimiento de todas
las relaciones que aquel supone. El postrer término
del acto es la ejecucion, que tiene por instrumentos
los órganos de nuestro cuerpo capaces de obrar sobre
la materia esterior y modificarla.

S IX.

El acto social está sujeto á la ley sucesiva del


acto individual. Individuos son los que producen la
obra social y no pueden menos de obrar segun la
lógica organizada en ellos. Es menester tambien que
el fin social sea querido y deseado, que se hayan
visto los medios de realizarle y que por último sea
puesto en practica. Mas aqui, cada uno de esos tér
minos toma una estension proporcionada al fin y en
vez de facultades cerebrales le representan vastas ins
tituciones y cuerpos sociales enteros. Al sentimiento
que debe dirigir los deseos de todos, al cumplimiento
del deber, corresponde la educacion bajo todas sus
formas, tanto la que el niño recibe en el seno de su
familia ó en las escuelas, como la que dan todos los
dias al adulto las mas distintas impresiones, la ense
ñanza religiosa, la predicacion y ante todo el culto
y las bellas artes. El raciocinio del fin social, es toda
la ciencia. Fuerza es que el hombre conozca á Dios,
la creacion, las leyes generales del mundo y de la
naturaleza humana, porque es donde estan la base y
la prueba de la moral: fuerza es tambien que co
nozca los fenómenos del universo y las cualidades de
la materia para preveer y obrar. La tarea científica
es inmensa, los objetos de su investigacion, innume
rables. Viene por fin la ejecucion; cuantos actos y
—21- -

trabajos produce, porque la sociedad no tiene que


tratar solo de llevar el fin propuesto, sino que ha de
conservar los individuos que la componen, les ha de
garantizar su seguridad y subsistencia; tiene que de
fenderse de los ataques de fuera y mantener dentro
el orden y la armonia: la practica es el espacioso
terreno donde vienen á reunirse y coordinarse todos
los ramos de la actividad social.
Cada uno de estos actos de educacion , ciencia,
conservacion social requiere muchos y prolongados
esfuerzos que no podria hacer ningun individuo; pero
que distribuidos entre todos, forman otras tantas ta
reas especiales. Aqui entran los sacerdotes encargados
de la conservacion de la moral y del dogma, minis
tros del culto que liga la sociedad con Dios; aqui
los doctores, los artistas, los maestros de todas cla
ses: aqui los sabios que crean y desarrollan la cien
cia y los profesores que la vulgarizan: y despues las
tan importantes funciones de la ejecucion, el poder
que guia la sociedad por el camino del bien, la jus
ticia que dá á cada uno su derecho, la fuerza mili
tar destinada á la defensa de la patria, la industria
que alimenta y conserva los individuos. La organiza
cion social no es mas que el orden y distribucion de
las tareas; por medio de la legislacion se establece y
constituye.

S X.

Tan luego como es aceptado por suficiente nú


mero de hombres el fin que constituye la sociedad, se
hace la primera division de tareas; la actividad so
cial se manifiesta en todas direcciones y en todas par
—22—

es ocurren hechos simultáneos de sentimiento, de ra


ciocinio y de ejecucion. Mas al par de esta simulta
neidad necesaria se encuentra el orden sucesivo in
herente á la lógica individual, que por necesidad rige
tambien la duracion del acto social. En efecto, du
rante un primer periodo el sentimiento es el que do
mina. Trátase entonces de fundar las creencias, de
crear en las masas los sentimientos morales y reli
giosos que deben hacerlas obrar: tal fue la edad me
dia, periodo de arte y de predicacion. Solo mas ade
lante adquiere el raciocinio todo su poder: mas lle
gado que es su tiempo se propaga y crece con ra
pidez y la obra científica llega á ser la mas impor
tante de todas. Tal sucedió en Europa desde fines
del siglo trece. Viene por último el periodo de la eje
cucion; la organizacion social se forma segun las leyes
de la moral, la humanidad influye sobre el mundo en to
dos sentidos, la tierra varía de aspecto, la naturale
za humana se modifica y perfecciona: ahora entramos
en un periodo semejante. El cristianismo ha tenido
su tiempo de predicacion y enseñanza; los sentimien
tos de libertad, igualdad y fraternidad estan profun
damente gravados en todos los corazones; la ciencia
engendrada por los sábios cristianos ha vencido las
fuerzas del mundo y sujetado la naturaleza á nues
tras leyes: p se pues la moral de Cristo á las leyes
y á las instituciones: sacudan los pueblos los últimos
restos de derecho antiguo que los encadenan todavía:
termínese por fin la obra comenzada por la revolu
cion francesa, hágase la voluntad de Dios sobre la
tierra!,
Asi la edad lógica, la série de movimientos por
cuyo medio llena la humanidad un fin, se subdivide
—23—

en tres periodos distintos, durante cada uno de los


cuales, domina uno de los términos de la lógica hu
mana, aunque sin escluir los demas. Pero hay otra
division de la edad lógica que se deriva principal
mente del libre alvedrío que tienen los individuos y
las sociedades: la division en periodos orgánicos y
periodos críticos en actividad apriori y actividad a
posteriori. Vamos á decir algo sobre esto.

sx
La humanidad aunque libre no puede resistirá
la voluntad de Dios. Por fuerza ha de llegar al fin
que le está destinado, ó ha de perecer. Pero tiene abiertos
dos rumbos, dos caminos le son permitidos entre los
cuales puede escojerá su antojo , pues que ambos deben
conducirla al fin. Puede marchar libre y espontaneamen
te, entregándose á la voluntad divina y este será el ca
mino del bien; puede tambien dejarse arrastrar por los
egoistas instintos de su carne, y este será el camino del
mal. Segun lo que escoja será su acción ¿ diferente.
Las sociedades obran apriori, (1) cuando el fin es
aceptado querido y deseado por todos, cuando la inte
ligencia del deber domina todos los actos de la nacion,
cuando el poder apoyado en la moral da á las masas una
direccion enérjica y razónada, y creyentes estas decorazon
obedecen y se consagran á la obra nacional. En esos pe
riodos de fé y abnegacion en que la omnipotencia Te

— -

(). Esta palabra y la de aposteriori que le es correlativa


están tomadas de la lógica. Designan dos modos de raciocinar:
en el uno se va de lo que precede á lo que sigue, se desciende
de lo general á lo particular: en el modo inverso se sube de lo
Particular á lo general, de lo que sigue á lo que precede. Lo.
—24—
ligiosa viene á robustecer sin cesar la conviccion del
deber, todo acto de la sociedad es un paso hácia el cum
plimiento del fin. Se deducen unas tras otras todas
las consecuencias y se hacen las modificaciones que
ecsige ateniéndose á las leyes de una lógica rigorosa.
Alli acuden á sacar su principio y su valor el arte,
la ciencia, la politica y todos los ramos de la actividad
humana. Se principia por los actos mas generales, se
desciende gradualmente á los hechos mas particulares y
asi marcha la sociedad en pos de su fin, hasta que
lo ha aplicado en sus menores detalles y cumplido en
sus últimas consecuencias.
Todas las sociedades pasan por un período seme
jante y ninguna se fundaria si no comenzasen los in
dividuos por querer y desear la moral. Mas ese deseo
del bien no dura siempre y hasta ahora se ha visto
constantemente que las naciones abandonan en cierta
época de su vida la linea andada por sus mayores y
entran en el camino fatal del á posteriorí. Sucede es
to por lo comum, cuando ha sido ya realizada una par
te de la moral, cuando la sociedad se ha hecho fuer
te y poderosa por su actividad primera y cuando lle
ga el momento de aplicar el fin en sus detalles. En
tonces se ataca con frecuencia la religion y la mora
por diversas causas y á resultas de distintas circuns
tancias, principalmente, en virtud de egoismo que
mueve á las masas como á los poderes á gozar bienes
adquiridos, mejor que á seguir en el camino de la ac
tividad. Ese es el tiempo de las grandes naciones re
ligiosas conocidas con el nombre de protestantismos.
Deséchase entonces la tradicion de lo pasado; rómpese
la unidad; y á veces la sociedad se fracciona en cierto
número de sociedades mas pequeñas que conservan
—25—

una parte de la moral primitiva y convierten en fin es


pecial una aplicacion particular del fin propuesto en
un principio. Tales fueron las colonias que lanzaron á
Asia y á Europa, las revoluciones egipcias y que prin
cipalmente en Grecia, con algunos principios y descu
brimientos de su Patria fundáron aquellas brillantes
ciudades helénicas que han hecho tan gran papel en
la historia.
Pero cuando el protestantismo se apodera de una
sociedad, se llena el fin en sus principales consecuencias
por el camino fatal. En efecto, fines secundarios que
proceden de la moral y constituyen á la vez deberes pa
ra la sociedad entera, tórnanse derechos é intereses para
fracciones mas ó menos grandes de esa sociedad. Asi en
la ley de Jesucristo, deber es de todas las naciones
realizar en su seno la libertad y la igualdad: realiza
cion que al mismo tiempo interesa al mayor número,
á todos los que gimen oprimidos y lastimados por la
desigualdad. Por lo cual sucede en los periodos protes
tantes que aun negando el deber en sí mismo, cada
uno reclama con enerjía que le cumplan los demas,
porque en eso encuentra su provecho. Entonces
Se abre una serie sin fin de luchas y revoluciones.
Cada derecho, cada interes, quiere que le satisfagan. Los
e80ismos se tropiezan y maltratan. Todos los males,
tºdas las calamidades abruman la sociedad: y dura asi
ººntras se realizan las consecuencias mas importantes
del fin; que no pueden realizarse todas porque siem
Pºº, faltan la fé, la caridad y los beneficios que estas
Pºducen. El último término de la negacion presente,
º ºlvido completo de la moral, la negacion absoluta
º toda creencia, el reinado del egoismo. Entonces el
"ºulo social no es ya mas que una garantia del inte
—26—

res individual, las bellas artes un medio de recreo, la


ciencia obgeto de curiosidad y especulacion. La anar
quía de voluntades, opiniones y sentimientos deshace
poco á poco los últimos restos de unidad; la inmo
ralidad y la corrupcion destruyen la carne del cuer
po social. El desmembramiento sigue cada vez mas
rápido y los grandes estados degeneran en miserables
poblaciones que se embrutecen todos los dias y vuel
ven lentamente á la barbarie de que la moral los ha
bia hecho salir.

S XII.

Hemos estudiado los fenómenos generales que


presenta toda edad lógica. Cada revelacion engendra
un movimiento semejante; y cuando se llega al fin que
ella ha propuesto, cuando se han realizado todos los
actos que podia producir, una nueva palabra de Dios
viene á poner la humanidad en camino nuevo. Mas
de la sucesion y diversidad de fines se deducen conse
cuencias importantes con respecto á las edades lógicas
Las creencias morales y religiosas hemos dicho,
que constituyen la espresion mas elevada de los fines
propuesto á la humanidad, y engendran al mismo tiem
po todos los ramos de la adtividad social. No solo cada
religion y cada moral, caracterizan la sociedad que las
ha abrazado y la prestan su color especial, sino que
determinan, una ejecucion conforme al fin, crean un
estado político y civil particular y propagan entre todos
un orden dado de opiniones y de ideas. . . . . .
Ese es un medio social que deben modificar y
trasformar los principios de la nueva revelacion. Na
da fuera mas facil si la humanidad creyente se hubie
—27—

ra mantenido siempre en el camino recto en la


senda del sacrificio y del á priori. Pero la nega
cion, repetimos, ha reemplazado siempre á la fé reli
giosa el reinado de los intereses ha sucedido al de los
sacrificios y aunque se hayan realizado las consecuen
cias mas generales de cada revelacion siempre, se ha
frustrado una parte de la obra: nunca ha podido la
humanidad entrar á toda vela en el rumbo del nuevo
deber: siempre ha necesitado acabar primero la obra
anterior y combatir el mal nacido de la negacion pre
cedente. Por lo que un gran periodo de cada edad ló
gica se gasta en esta lucha, que por mil circuns
tancias que puede ofrecer complica singularmente la
historia de las deduciones lógicas, escalones sucesivos
del movimiento social.
Por lo demas, no es necesario que todas las socie
dades humanas tomen igual parte en el progreso. Cada
palabra nueva aparece en un punto derterminado y
es posible que no llegue á todos los que habitan hom
bres. Asi los pricipios pronpios de la India y del Egip
to no han cundido mas que por una pequeña parte del
mundo. Todo el norte de Asia y de la Europa casi
toda el Africa y la América entera carecieron de su
influencia bienhechora: lo que no puede suceder con
la Religion Cristiana cuyo fin consiste en reunir el
universo bajo su ley y unir por el deber comun de
la fraternidad las naciones mas diversas y apartadas.
- lógicas en fin presentan entre sí la
Las edades
º Sma progresion que los fines de que emanan. Y sien
do los fines progresivos ¿como no lo habian de ser to
las las manifestaciones que producen? Tómese en efec
º cada uno de esos términos inherentes á la lógica
"ººna, cada uno de esos constantes que se re
—28—

presentan en todo acto social y se verá, que fundados en


un principio idéntico, durante cada edad lógica ofre
cen de una á otra un progreso proporcional al fin
cuyo pensamiento espresan. La catedral católica con
su culto y adornos de todo género es sin duda la
mas bella, la sola espresion posible del -arte cristiano;
pero cuan superior es el templo egipcio ó indiano, cuan
superiores son esos mismos monumentos al sencillo
altar de piedra de las edades primitivas. Lo mismo
sucede con la ciencia: lo mismo sucede con todas las
ruedas de lo organizacion social. Ya hemos hablado
del alto progreso moral que ha cambiado sucesivamente
las relaciones entre los hombres y que de la oposicion
absoluta entre individuos de diferente raza los ha hecho
concluir por la fraternidad entre todos; lo mismo el
poder, patriarcal en un principio, se hizo despues de
recho de una familia y segun los principios católicos
la eleccion le confiere al que mas se sacrifique de to
dos: lo mismo el reparto de funciones fundado pri
mero en el derecho despótico del padre de familia y
luego en el derecho de nacimiento, descansa hoy en
la libre voluntad de cada uno. Igual progreso carac
teriza á las instituciones de la familia y del matrimo
nio á la trasmision de instrumentos de trabajo, al arte
militar y á todas las diferentes tareas que derivan de la
industria. La humanidad es realmente progresiva en
todas sus manifestaciones; y la admirable serie de fines
trae tambien una hermosa serie de realizaciones siempre
mas sublimes, de perfeccionamientos siempre nuevos.

S XIII.

Hemos espuesto todas las leyes de la actividad so


—29 —
tial: hemos estudiado la marcha ascendente de la hu
manidad hácia la mision que Dios le ha asignado
en este mundo; hemos visto á la série de revelacio
nes iniciarla sucesivamente en mas altos destinos:
hemos esplicado los esfuerzos en cuya virtud cum
ple su deber, los adelantos que acompañan á su ac
tividad en todas direcciones. Réstanos señalar dos resul
tados sumamente interesantes de esa marcha progresiva.
El hombre desenvuelve y perfecciona sus órganos
por medio del trabajo. La costumbre hace los movi
mientos mas prontos, mas fáciles, mas cómodos. Hay
en el sistema nervioso una especie de memoria mer
ced á la cual, cuando se ha hecho un movimiento
varias veces, se reproduce con suma facilidad, y
frecuentemente aun sin que haya de intervenir la vo
luntad. Ahora bien, la inteligencia tiene tambien sus
órganos corporales. Su instrumento es el cerebro que
como toda materia nerviosa se desarrolla y fortifica
con el ejercicio. El trabajo intelectual modifica las
masas nerviosas del encéfalo. Pero asi como el padre
trasmite al hijo las facciones de su rostro, asi le trasmi
te su organismo cerebral; y si el trabajo intelectual
0cupa la duracion de varias generaciones, el órgano
del cerebro adquirirá una perfeccion notable mani
festada aun esteriormente con una capacidad mayor de
cráneo. Hé aquí, porqué cuando una nacionalidad, se
ha fundado en principios bien fijos, ha obrado y vi
vido bajo el imperio de su fin la gran mayoría de los
que hacen parte de ella presentan un carácter fisioló
gico que los distingue de los hombres de otras nacio
nes, que hace creer, en ocasiones que pertenecen á
una raza especial de la familia humana y que no es
sin embargo mas que resultado de hábitos intelectua
les comunes. Hé aquí porque hay en la série de cráneos
humanos una verdadera progresion correspondiente al
progreso de las civilizaciones. Hé aquí, en fin, porque
desaparecen con el tiempo las violentas pasiones de los
tiempos bárbaros, porque se dulcifican las costumbres, ,

porque se hace á los hombres cada vez mas fácil la


práctica del bien: tanto ha multiplicado la previsora
bondad de Dios los medios de que nos conservemos
en el buen camino y de que merezcamos á sus ojos.
Hay otro hecho ademas, efecto del progreso y
que los hombres en su orgullo han tomado alguna vez,
por el progreso mismo. Y es, que á medida que ade
lanta la humamidad, á medida que cumple sus debe
res, aumenta su bienestar, se esparce por ella rica
profusion de toda clase de bienes, ese bienestar gene
ral alcanza á mayor número y poco á poco todo
tienden á sustraerse á la fatalidad de la miseria y de
la opresion. Dios recompensa ya en la tierra la
lealtad de las naciones y al paso que se pierden es
un abismo sin fondo de desastres y calamidades, las
que abandonan el camino del deber, los fieles adquieren
fuerza y poder en este mundo, y la historia eterniza
los servicios que prestaron á la humanidad. Pero ob
sérvese bien: una nacion solo es grande porque los
ciudadanos que la componen son buenos y decididos
porque prefieren la moral á los goces y saben morir
si es preciso por la patria y el deber. La felicidad no
es patrimonio del hombre en la tierra: todo lo que
puede desear es concurrir libremente á la obra co
mun y no perecer en un sacrificio fatal. (1)

(1). Véase para los detalles de la teoría histórica á Buchez,


introduccion á la ciencia de la historia, un tomo en 8.º, 1855
el tratado de filosofía del mismo, tres tomos en 8 º 1858.—180.
—31

Hemos emitido los principios de muestra ciencia:


echemos una rápida ojeada por la historia del mundo
y de la humanidad.

I. Una tradicion comun á todos los pueblos ha con


servado la memoria de esas grandes revoluciones que
han cambiado tantas veces la faz de nuestra tierra, y
dado por fin á nuestros continentes su forma, su relieve
y su estructura actual. Esa tradicion que existe en la
memoria de todas las naciones, toma una forma mas
fija en nuestros libros sagrados; porque allí leemos que
la creacion de nuestra tierra y de los seres que la ha
bitan fué obra de seis périodos distintos, cada uno
de los cuales tuvo su dia y su noche, su principio y su
fin. Investigaciones acerca de la estructura del globo
empresas á fin de demostrar cuan poco fundada era
semejante tradicion han venido á confirmarla de un
modo admirable y hoy se conviene sin disputa
en que la tierra que Dios regaló al hombre para que
la dominase, ha pasado desde la primera creacion por
estrañas y profundas trasformaciones. Asi se han crea
do las ciencias geológicas, que tienen por objeto in
quirir el orden y caracteres de esas trasformaciones
sucesivas, y cuales quiera que sean las dudas de los
geólogos sobre los detalles de su ciencia, no por eso
la generalidad deja de ser incontestable.
Está, pues admitido, que nuestra tierra fue en
un principio, una masa incandescente de materia der
retida que por la doble virtud de la atraccion central
—32—

y de la fuerza centrífuga tomó la forma de un es


feroide aplastado hácia los polos é hinchado hácia el
ecuador. Yá medida que se disipaba el calor de es
ta masa encendida girando en el espacio los elementos
que la componian, obedeciendo á las leyes de sus
recíprocas atracciones se juntaron para formar los pri
meros minerales, el cuarzo el feldespato el anfibol el
talco y la mica. Y estos minerales se juntaron á su
vez y se hicieron las primeras rocas: los granitos los
protoginos, los curitos. Flotaban estas rocas en la
superficie del hirviente mar semejante á esos picos de
yelo que se ven en los mares del polo: y los elemen
tos gaseosos que salian sin cesar de la masa líquida
los vapores purpureos del iodo, los brillantes del gas
nitroso, los vapores blanquecinos del azufre el oxígeno,
el hidrógeno, el ácido carbónico formaban á aquella tier
ra una atmósfera densa y mefítica que ningun rayo
luminoso podia penetrar.
Asi pasaron siglos. Mas cuando toda la tierra se
hubo cubierto de una corteza sólida de rocas graníti
cas y cuando esa corteza estuvo lo suficientemente en
friada para tolerar la parada de las aguas, se puri
ficó la atmósfera: los vapores condenados cayeron
sobre la tierra en torrentes de lluvia y llenaron las
desigualdades del suelo. Formóse la mar, y la atmós
fera descompuso las cimas rocosas que se elevaban
sobre el nivel de las aguas por medio de su libre
influencia en aquella. Las cataratas del cielo llevaron
los restos bajo la mansion de los mares y las gran
des mareas y las corrientes de aquel occéano uni
versal los estendieron por todo el fondo de su depó
sito. Entonces se formaron las primeras rocas sedi
mentarias las que se han convertido hoy en pizarras
—33

micaceas, gueiss, talcos y arcillas pizarrosas cuar


citos etc.
Aquel fue el primer dia de la creacion , la pri
mera edad de nuestra tierra. -

Conmoviose esta de repente: se alteraron las aguas


y alzóse el suelo de los mares: islas y continentes
nuevos aparecieron sobre el inmenso occéano. Y en
la tierra brotaron de repente las innumerables clases
de especies vejetales inferiores, los musgos, los liquen,
los hongos, las algas, los equisetos, las fucaceas, las
cañaceas y los helechos; y en las aguas de la mar
se desarrollaron y crecieron las infinitas tribus de los .
animales sin vértebras, entre los radiarios, las ma
dreporas, los polipos, los pentacrinitos, los actino
erinitas, entre los moluscos, los grifeos, los nautilos,
los ammonitas, y entre los articulados toda la nume
rosa y variada familia de los trilobitas.
La propagacion de todas estas clases fué obra
del segundo dia. -

Con el primero aparecieron los primeros anima


les vertebrados. Los saurios pescados con formas de
lagartos, los lepidoideos de escama resplandeciente y
macarada y la gran familia de los escualos poblaron
todas las aguas. La tierra entera estaba tambien cu
bierta de una vegetacion abundante, parecida por sus
caracteres botánicos á la flora de las Antillas aunque
de formas mas gigantescas porque lo que hoy es hier
ba por la altura era entonces árbol: como son esas
inmensas cañacéas, esos helechos arborescentes, esos
ºquisetaceos, que hacen la actual riqueza de nuestros
terrenos de hulla. - "

Aquel fue el tercer periodo.


Al amanecer del cuarto dia aparece de repente
—34

en la tierra con toda su variedad y en todo su po


der, el gran tipo de los reptiles lós icthyosauros con
cabeza de lagarto, vértebras de pescado que viven en
las aguas y respiran el aire atmosférico: los plesio
sauros, mas monstruosos todavia, de cabeza pequeña
sobre un cuello delgado y flexuoso como el cuerpo
de una serpiente: los pterodactylos, lagartos volado
res, de hocico largo, dientes agudos y retorcidas uñas.
- Vienen despues las tortugas de concha grande, los
innumerables cocodrilos, los mosasauros, los geosau
ros, los galosauros etc. y el monstruoso iguanodonte
ante el cual caian como espigas los bosques de jun
cos y bambúes: por último, todos los reptiles desco
nocidos en el dia, cuyos osamentos cubren el suelo
secundario desde la gran formacion del asperon rojo
hasta la de la greda inclusive.
Por fin amaneció el quinto dia: y en él salieron
al mundo los animales mamíferos, acuáticos y terrestres.
Los cetáceos, los manaties, los dugones, los delfines, los
morsos dividieron con los pescados el dominio de las
aguas y los pesados paquidermos hollaron la tierra y
los bosques, resonaron con el rugido de los carniceros.
Entonces habitaron el suelo que les estaba preparado,
los amaploteros, los paleoteros, los tapires, los elefantes,
los mammudes, los mastodontes, los rinocerontes, los
hipopótamos, los grandes rumiadores, los tigres, los leo
nes y las hienas. Crecieron en número y en fuerza duran
te todo el quinto dia, porque toda la tierra estaba á
su disposiciona Pero cuando llegaron los tiempos el
ecéano se sublevó por quinta vez y rompió todos sus
diques. El mar pasó como una ola inmensa por toda
la tierra y dejó por huellas de su paso esos enormes
peñascos arrancados de todas las rocas que cubren
r.
º
—35—

por doquiera la superficie de nuestros continentes, y


despues recogió sus aguas en un nuevo receptáculo.
Las tierras tomaron su relíeve: los mares sus límites
actuales: se habia preparado una morada para la veni
da del que hizo Dios á su semejanza; y una nueva era
iba á comenzar. (1)
II. La primera edad histórica alcanza desde la crea
cion de Adan hasta el diluvio. Durante aquel período
el deber que regia á la humanidad fué el de la palabra y
el del vínculo de familia. No hubo en aquella época so
ciedad real sino una porcion de familias particulares.
La historia de Cain y la de la mezcla de los hijos de
Dios con las hijas de los hombres recuerdan las gran
des revoluciones y heregías que destruyeron aquella .
sociedad primitiva.
Llegó el diluvio y con Noé se abre la historia de
una nueva edad lógica. Noé enseñó por fin de acti
vidad la dispersion de los hombres por el globo, la
ocupacion de la tierra é instituyó un lazo social mas
ámplio que el de la simple familia. Hubo en adelante
tríbus, coleccion de familias oriundas de un tronco
comun. Dos doctrinas fundamentales, varios de cuyos
puntos eran sin duda producto del error y la here
gía, distinguen á todas las poblaciones descendientes
del centro noeico. Admitian como doctrina religiosa la
existencia de un Dios supremo y de una gerarquía
de dioses inferiores y ademas la de un principio ma
lo de la materia corrompida y malvada: como doc
trina social enseñaban la separacion de los hombres
---.

(1) Véase á Cubier, Discurso sobre las revoluciones del globo:


y el tratado de geologia de nuestro amigo Belfiel Lefebre
(en prensa.) - .
—36—

en dos razas inconfundibles una buena nacida de los


dioses, otra mala, de la materia.
Deshízose el centro constituido por Noé en la alta
Armenia de resultas de una negacion; y las diversas ra
zas que salieron de él, se estendieron por toda la haz
del globo y formaron nacionalidades en distintos pun
tos. Algunas de ellas no tomaron parte en el progreso
de las edades siguientes y vivieron aisladas las demas
naciones hasta muestros dias. Tales fueron las hordas
nomadas del Asia central, las razas negras del Africa
y todas las poblaciones de la América y de la Occea
mía. La China pertenece tambien en gran parte á aque
lla civilizacion, modificada sin embargo por princi
pios posteriores.
Los resultados generales de la edad noeica fue
ron importantes bajo el punto de vista de la civiliza
cion: entonces se hicieron los primeros escalones de los
adelantos futuros. La forma característica de las bellas
artes fué el altar del sacrificio bajo un cielo descubier
to; la ciencia tomó sus orígenes en la astrologia y la
magía; la organizacion social presenta la tribu bajo to
das sus formas, desde el poder despótico del Patriarca,
hasta la igualdad republicana de los padres de familia.
Mas la esclavitud subsistió en todo su rigor; los sacri
ficios humanos y la antropofagia denotan su sangrienta
dureza. La muger y los hijos son todavía propiedad
del padre de familia y el matrimonio es una venta. El
arte de la guerra y la industria hicieron progresos
harto notables pero el comercio quedó siendo una sim
ple permuta y no se inventó la moneda todavía.
La historia de la edad noeica se estiende por todas
las partes del mundo. En los periodos que siguen vá
á estrecharse poco á poco el terreno histórico y solo en
—37—

los tiempos muy modernos irá el cristianismo apode


rándose sucesivamente de los pueblos do quiera que
están y creándolos nuevos donde no los habia.
III. Una civilizacion nueva, cuyo orígen se pierde
en la mayor obscuridad vino en medio de las adulte
radas sociedades de la edad noeica á echar un nuevo
gérmen de actividad entre los hombres. Segun todas las
probabilidades, en la India fué donde apareció ese prin
cipio progresivo. Le caracterizan, la doctrina de la cai
da como dogma supremo de religion, y el sistema de
las castas como ley social. Los hombres eran todos án
geles caidos destinados á expiar en la tierra una falta
cometida en el cielo, se habia borrado la distincion
entre hombres de orígen divino y hombres de origen
material, todos habian sido ángeles é iguales y eran he
churas de Dios. Pero se reconocian diversas posiciones
sociales producidas por el nacimiento y correspondien
tes á una gerarquía de espiaciones.
Este era un gran progreso sobre la anterior edad
porque ya no habia diferencia insuperable entre los
hombres y si bien se admitia aun la desigualdad de ra
zas, formaban estas no obstante una sociedad comun
mucho mas perfecta que la antigua tríbu. Otros pro
gresos acompañaron á ese progreso esencial: la teolo
gia se hizo mas racional á pesar de que presentaba
aun una gerarquia inferior de dioses sujetos al Dios
supremo: se abolieron los sacrificios humanos: el tem
plo egipcio é indiano llegó á ser la sintesis artística:
las ciencias progresaron inmensamente: el arte de la
política y de la constitucion sociales, tomó nuevo
vuelo; el esclavo fué ya mirado como un ser humano:
ºe mejoró la posicion de la muger y del hijo: hubo un
gran desarrollo de industria y de comercio.
—38

La historia de la india es ignorada por decirlo así;


sin duda la nacion indiana artífice de aquella nueva
civilizacion gozó un largo periodo de fé y de apriori;
pero mucho tiempo antes del macimiento de Jesucristo
se habia entregado ya al protestantísmo y á las here
gías, y desde entonces habia dejado de hacer papel en la
humanidad.
Una colonia indiana habia dado orígen á la civili
zacion egipcia: de allí debian salir las naciones que tan
to figuraron antes de la venida de Cristo.
El Egipto tuvo tambien sus periodos de grandeza
y de decadencia. Mientras desgarraban su seno las re
voluciones interiores, el Asia occidental era á su la
do teatro de grandes acontecimientos. Un vasto im
perio oriundo probablemente de una tribu noeica, el
imperio de Asiria habia perecido tras de una larga
existencia. Otros tres se habian levantado sobre sus
ruinas: el de los Medos, el de Babilonia y el de
Nínive. Estos tambien sucumbieron pronto ante una
potencia mayor. Los persas; antigua tribu en que rei
naba el dogma de los dos principios opuestos, reforma
do por la doctrina moral que bebió Zoroastro en la
India, se esparcieron con el tiempo por toda el Asia oc
cidental y acabaron por apoderarse del mismo Egipto.
Su poder se estrelló contra el de los Griegos. El
suelo de la Europa estaba cubierto de una multitud de
tribus antiguas pertenecientes todas á la civilizacion de
Noe y corrian á pasos agigantados á su decadencia.
Colonias egipcias y orientales fundadas en medio de
las próximas poblaciones vinieron á traerles el germen
de un nuevo desarrollo y asi se formaron las brillan
tes ciudades de la Grecia. Los persas las atacaron,
mas no pudieron vencerlas; ellas mismas gastaron sus
—39
fuerzas en disensiones civiles. Un conquistador mace
donio se apoderó entonces de las ideas griegas. Bien
pronto sugetó la Grecia, la Persia y el Egipto y reu
nió bajo su dominio todos los pueblos occidentales
afectados, por los principios de la civilizacion indiana.
Pero aquella unidad no subsistió; quedó rota por
el egoismo de los sucesores de Alejandro. Otra ciu
dad fue llamada entonces, á la obra, de, la unificacion
del Occidente; Roma que sintió la influencia egipcia
pero que conservaba mucho mas de las costumbres
duras y groseras de la edad, anterior. Roma juntó
por conquista todos los paises que habia poseido Ale
jandro y otres mas, situados en Europa y en Africa.
A la sombra de la dominacion, la civilizacion egip
cia y, griega cundió por todas partes: se creó en ter
reno intelectual y polítieo en que, nuevos a principios
se habian de desenvolver. La obra antigua estaba
concluida. ... , , , , , , , id e -

Mas el Egipto, como hemos dicho, se habia en


tregado al protestantismo; solo ideas protestantes har
bia comunicado al mundo occidental. Aunque hubiera
resultado de ellas un inmenso adelanto, científico é in
dustrial, las antiguas creencias morales y religiosas tan
en olvido y desfiguradas estaban que hasta el conoci
miento de Dios, era opinion excepcional, de algunos fi
lósofos. Tan luego como Roma llegó, á su fin de la
conquista del mundo, la decadencia comenzó. Una
espantosa inmoralidad corroyó el imperior el arte y la
ciencia cayeron con las costumbres y la energia guer
rera y á no venir una nueva revolucion á imponer á
las naciones un nuevo fin; perecia la humanidad en
un abismo de desórdenes y de corrupcion.
IV. Una sola nacion habia conservado los dogmas
—40—

esenciales de la tradiccion antigua, los judios. Esa


tribu nomada del Asia occidental se habia librado del
politeismo por la reforma de su gefe Abraham que pro
clamó la unidad de Dios. Los judios pasaron algun tiem
po en Egipto donde tomaron las formas de su culto y
los resultados sociales, fruto de la civilizacion indiana.
Constituidos por Moises en cuerpo de nacion fué su de
ber esencial el conservar el dogma de la unidad de
Dios, base necesaria de una revelacion futura y de
sempeñaron esta funcion á pesar de las conquistas su
cesivas que sufrieron de parte de los Asirios, de los persas,
de los sucesores de Alejandro y de los Romanos. Entre
ellos vino Jesucristo á traer la buena nueva de la reden
cion del género humano y de un nuevo fin de actividad.
El peso del mal abrumaba á todos los hombres.
Donde quiera reinaba la desigualdad, los odios dividian
á las naciones, los magnates de la tierra buscaban solo
su propio bien en su dura dominacion. El Cristo lavó
los pecados de la humanidad por medio de una espia
cion suprema; prometió libertad á los esclavos: rom
pió el yugo que pesaba sobre las mugeres y los hijos
predicó la fraternidad de las naciones y la unidad hu
mana: enseñó el medio del gobierno fraternal: ; quiso
que entre los cristianos, se confiára el poder al mas
humilde de todos, que el amo fuese el criado.
Estos nuevos principios contenian el germen de mu
chas revoluciones sociales. La primer obra de los pri
meros cristianos fué la propaganda. Apenas bastaron
trescientos años de predicacion y martirio para conver
tir el imperio romano. , " "
El emperador Constantino dió por fin derecho de
ciudadania á la religion cristiana. Probó á reconstituir
el imperio en nombre de aquel nuevo fin de actividad.
—41—

Pero la fuerza romana se habia debilitado mucho, los


gobernantes eran demasiado egoistas, y un enemigo
terrible, la heregia arriana, que negaba las bases mismas
del poder cristiano, habia atacado al cristianismo. Ter
ribles calamidades vinieron pronto á caer sobre el im
perio. Las hordas bárbaras de la Europa setentrional
le invadieron. El oriente del imperio, separado del oc
cidente se preservó de su conquista; mas el imperio de
occidente sucumbió á sus esfuerzos. Nuevas dominacio
nes se fundaron en Italia, Galia y España.
El imperio de oriente no habia podido renacer por
medio del cristianismo. El espíritu individualista de los
griegos no supo plegarse á los sacrificios que reclama
ban las nuevas realizaciones. Aquel imperio luchaba
en larga agonia y concluyó por perecer. La mayor
parte de los pueblos occidentales eran arrianos. Iba á
s caer la fe que debia engendrar el porvenir cuando encon
tró un brazo que la sostuviera: ese brazo fue la Francia.
Constituyose esta en nombre del catolicismo y le
hizo triunfar en occidente, en tiempo de la primera
raza de sus reyes. El arrianismo fué vencido en Bor
goña y España. Pronto iba á restablecerse en Europa
la unidad de creencia, no obstante la diversidad de
dominaciones, cuando vino á atacar la religión crista
na un nuevo enemigo mas terrible todavia. Mahoma
habia reunido los Arabes en torno de una doctrina for
mada con los restos del arrianismo, del judaismo y de
las supersticiones paganas. Habian sugetado los árabes
el Asia occidental y hecho temblar al imperio de orien
te: se habian esparcido por el Africa y pasado á Espa
ña que cayó en sus manos. Quisieron arrebatar la Eu
ropa en sus expediciones conquistadoras; pero la Fran
cia salvó otra vez la cristiandad. º-
—42—

Una nueva raza de reyes nació de aquella obra.


Bajo Carlomágno, todo el occidente católico reconoció
las leyes de la Francia. Al mismo tiempo se consti
tuyó de una vez el poder de la unidad espiritual, el
Papa. La situacion del cristianismo era á la sazon
magnífica y se podia entrar de lleno en el camino
de la realizacion cristiana.
El egoismo de los sucesores de Carlomagno volvió
á romper otra vez la unidad. Durante las guerras ci
viles y calamidades espantosas que, se siguieron á la
muerte del grande hombre, se formaron las naciones
de la Europa central: Francia, Italia, Alemania, In
glaterra. En el periodo que siguió, la fé cristiana se
ingirió en los pueblos bárbaros que luchaban en su
circunferencia y constituyeron las naciones del Norte
y del Oriente, de Europa, Dinamarca, Noruega, Sue
cia, Polonia, Rusia, Hungría y Bohemia.
r. Cada una de estas, naciones marchó por separa
do con mas ó menos, rapidez en la senda de la rea
lizacion cristiana, segun la mayor ó menor, abnega
cion de sus miembros, segun los obstáculos que tuvo
que vencer y la tarea particular que le cupo. Pero
aun reinaba,sobre todas la unidad de las creencias y
del poder espiritual. El papa dirigia los pueblos há
cia, el fin comun, y manejaba las relaciones interna
cionales. Se unian las naciones cristianas con el vín
culo de fraternidad y eran todavia capaces de actos
comunes emprendidos en razon del deber: sean mag
nífico, y decisivo ejemplo las cruzadas dirigidas contra
potencias mahometanas que ocupaban entonces el Asia
occidental y el Africa. , ,
En aquel tiempo dió el cristianismo sus primeros
frutos. Las bellas artes se agruparon al rededor de la
—43—

catedral católica y llegaron á un grado de perfeccion


sentimental muy superior á la antiguedad. Cambiaron
las costumbres: la dureza romana y la brutalidad
bárbara hicieron lugar poco á poco á la caridad cris
tiana. Los esclavos se convirtieron en siervos y mas
adelante en hombres libres. La libertad nacia en los
comunes. La organizacion sacerdotal presentaba el
modelo de las instituciones políticas que debian reali
zarse despues en la sociedad temporal.
El egoismo se apoderó entonces de los poderes.
Olvidó el clero la mision de actividad que le estaba
encargada: se inmovilizó y cesó de ser el iniciador
de los progresos. Al mismo tiempo afligieron á Eu
ropa grandes calamidades. La Francia se consumió
en una lucha mortal con la Inglaterra. Una nueva
nacion mahometana, los turcos, se lanzaban sobre el
occidente y destruian el imperio de Constantinopla.
Graves abusos se habian introducido en todas partes:
todas las clases altas resistian las mejoras que reclama
ba el pueblo: un inmenso mal trabajaba,á la sociedad
europea.
Se verificó en aquella época una doble lucha po
lítica y religiosa. Los reyes por de pronto se eman
ciparon de la tutela papal. Cada nacion se aisló con
sus intereses ó los de sus gobernantes. Mientras duró
un periodo cuyo apogeo está representado por los
nombres de Carlos V y Francisco I; cada rey ambi
cionó conquistar la Europa entera. Empero la revo
lucion religiosa fue terrible. Provocados por graves
abusos, hubo hombres que negaron el poder de la igle
sia, y despues de haber atacado á los sacerdotes ata
caron la doctrina cristiana: su voz fue oida: muchos
pueblos abandonaron el catolicismo: la unidad cristia
—44—

na rota ya materialmente, lo fué tambien espiritual


mente. Un golpe fatal recibieron las realizaciones
futuras y si todos los pueblos se hubieran dado al
protestantismo el fin propuesto por el Cristo habria
corrido igual suerte que los deberes propuestos antes
á la humanidad: solo algunas partes se hubiesen rea
lizado y esas por el camino fatal; mas hubieran fal
tado base y sancion á la unidad humana y á la fra
ternidad universal.
Sangrientas guerras á causa de la negacion reli
giosa despedazaron la Europa mas de un siglo, hasta
que las terminó una transacion entre los principios
opuestos, la paz de Westfalia. Se legitimó la division
entre las naciones y Europa vió un muevo orden de
relaciones internacionales. El egoismo de cada pueblo
se convirtió en ley suprema y fué elevado por los pu
blicistas á la importancia de una teoria. No hubo mas
fin comun que conservar los resultados adquiridos, es
decir el equilibrio entre las potencias. Cada estado
marchó solo por la via de la egecucion de los prin
cipios que contenia, sin que nada llamase á la uni
dad comun como en la edad media; los intereses co
merciales ó ligas contra un enemigo de todos les hi
cieron únicamente entablar relaciones pacíficas. Fre
cuentes guerras desolaron los paises cristianos tras la
paz de Westfalia; dirigidas todas por un principio, la
conservacion del equilibrio europeo alterado á veces
por ambiciósos. La ciencia en tanto habia sacudido á
fines de la edad media, las trabas escolásticas que im
pedian su progreso. Habia habido un vasto movimien
to intelectual y si la política separaba los pueblos, la
ciencia y las buenas relaciones que engendra, unian
mas á los individuos de todas las regiones. Muchos
2.
descubrimientos, grandes trabajos se hacian todos los
dias y creaban un progreso que iba creciendo sin
cesar. La naturaleza física estaba sugeta á la voluntad
del hombre. Se habia descubierto la América: en el
Africa austral, la India y la China se habian puesto
establecimientos europeos. Un comercio inmenso unia
todas las partes del mundo. La antigua barbarie habia
cedido definitivamente al influjo de la educacion cris
tiana que resistió tan largo tiempo. La industria ha
bia tomado de la ciencia numerosas aplicaciones. El
bienestar de todos habia aumentado y la vida social
era mas fácil.
Pero el protestantismo y las modificaciones hechas
por él en las relaciones nacionales, habian entorpecido
la marcha de los progresos interiores de los estados. Los
reyes habian aprendido á mirarse como señores de sus
súbditos; en toda sociedad subsistia la desigualdad anti
gua: la nobleza conservaba sus privilegios y dichosas
las naciones en que como en Francia habia perdido su
fuerza y no era ya obstáculo á la unidad! Cerca de tres
siglos iban pasados desde el protestantismo. La Francia
que habia defendido la primera el cristianismo, fundado
las naciones europeas, producido la ciencia moderna,
emancipado los esclavos, rechazado el federalismo pro
testante, abatido el poder de la nobleza y creado en su
Seno el sentimiento de la unidad, tomó la iniciativa
de la realizacion práctica del cristianismo. La revolu
cion francesa abrió una nueva era en la historia de este.
Nuevas y magníficas realizaciones se ofrecen al porvenir.
Pasen á las instituciones sociales de los pueblos la li
bertad, la igualdad y la fraternidad : desaparezca la mi
seria y la fatalidad del mal al desaparecer la esplotacion
del hombre por el hombre; vuelvan las naciones á la
Q.
—46- --

unidad de creencias y unidas fraternalmente estiendan


las fecundas semillas de la palabra de redencion: así el
reinado de Cristo será de este mundo, se realizará la
revelacion cristiana, y se hará su voluntad en la tierra
como en el cielo.

Historia de la filosofía de la historia.

Los antiguos no tenian filosofia de la historia, aun


que habian corrido entre ellos ciertas ideas sobre las re
voluciones sociales que si bíen algunas son fundamental
mente falsas dominan aun en los sistemas de muchos
sábios. «Las sociedades nacen, crecen y mueren como
los hombres» decia Ocelo de Lucania, discípulo de Pi
tágoras «para ser reemplazadas por otras sociedades,
como lo seremos nosotros por otras generaciones de
hombres.
Segun Platon, venian de cuando en cuando gran
des cataclismas á destruir la mayor parte del género
humano, y no quedaban mas que pastores soeces y
groseros en las montañas elevadas. Renacia la civiliza
cion cuando el aumento de poblacion obligaba á los
hombres á descender á las orillas del mar. (1) Enton
ces se formaban las ciudades cuyas revoluciones circu
lares ha tratado Platon de descubrir en su república.
Asi se reproducia todo constantemente en el mundo,

(1) Leyes. L. II. Por muchos libros antiguos se han esparci


do ideas semejantes ora sobre la comparacion de la vida de los
pueblos con la humana y sus diferentes edades, ora sobre el
movimiento eternamente circular de las sociedades. Las teorias
políticas pueden considerarse tambien como aplicaciones de prin
cipios generales sobre la filosofía de la historia. Véase en espe
cial la política de Aristóteles.

W.
—47—

segun los antiguos y la sociedad humana, como la na


turaleza física giraban en un círculo eterno y necesario,
La teoria del progreso ha hecho justicia á esta hi
pótesis fatalista. Empero tres principios que se le enla
zan inmediatamente han quedado en gran número de
libros modernos, apesar de que se hallan en palmaria
contradiccion con los principios de la moral cristiana
y la ciencia del progreso. Esos principios, por lo demas
perfectamente conformes con todas las ideas antiguas,
son los del dasarrollo de la humanidad aposteriori, distin
cion de razas é influencia de los climas.
Suponian los antiguos que el hombre bruto y gro
sero al principio habia adquirido poco á poco ideas y
nociones por medio de la sensacion y de los racioci
nios á que dá márgen, ó bien que por el contacto de
los objetos esteriores habia ido desenvolviendo las ideas
innatas depositadas en su alma. Asi se habia formado
el lenguage; asi se habian reunido los hombres en so
ciedad para la defensa comun; asi habia nacido la re
ligion, de contemplar la naturaleza: y las diversas le
yes é invenciones de la industria, de las necesidades
que se manifestaban sucesivamente.
La filosofia y la historia demuestran de acuerdo la
falsedad de ese sistema. Fácil es probar filosófica
mente que seria imposible al hombre inventar el len
guage, que todas sus ideas suponen una enseñanza
prévia, que ninguna sociedad puede formarse sin pro
poner antes á los hombres un fin comun de actividad.
Históricamente hay un hecho incontestable y que lu
cha victorioso contra la teoria de las ideas innatas, á
saber, comparando las doctrinas de los numerosos
pueblos que hasta ahora han ocupado la escena del
mundo humano, se encuentran los juicios mas contra
—48
dictorios sobre las cuestiones fundamentales y donde
quiera se ve al hombre sugeto al imperio absoluto de
la educacion. Pero hay mas. Probada está con hechos
y es hoy incuestionable la distincion histórica entre
las épocas críticas y las orgánicas, entre los periodos de
fé y de apriori y los de individualismo y negacion.
Probado está tambien que siempre la época crítica ha
sido consecuencia del periodo apríori y que este ca
da vez ha iniciado progresos muevos, propuesto un
nuevo fin á la humanidad; realizado una moral nue
va. Ahora bien, si ese nuevo fin fuese realmente un
deber para las naciones, si realmente constituyera una
obligacion para todos, una obligacion comun en cuyo
nombre domina la sociedad sobre los individuos ¿podia
venir ese fin de otra parte que de Dios y podia Dios
imponerle mas que de una manera comun, es decir,
por medio de la revelacion? La teoria del progreso
nos obliga por tanto á admitir contra la creencia de
la antiguedad que los principios del conocimiento
humano son dados por la revelacion y que el hombre
mo hace mas que desenvolverlos y aplicarlos. Tam
bien á veces los comprende mal, los niega y los
olvida, de aqui tantas creencias distintas, tantas ac
ciones diferentes en la humanidad.
El segundo principio es el de la distincion de cas
tas. Este principio era entre los antiguos la justifica
cion de la esclavitud, porque se admitia que los hom
bres eran de diversas naturalezas y que los unos habian
nacido para mandar y los otros para obedecer. En es
tos últimos tiempos, el exámen comparado de la orga
nizacion humana estudiada en hombres de diferentes
naciones ha hecho notar, que cada pueblo tenia su ca
rácter físico particular, por decirlo asi y que tocante al
—49—

color de la piel, á la conformacion de los miembros y


del cuerpo entero, á las facciones del rostro y sobre
todo á la estructura del cráneo y de los órganos ence
fálicos, presentaban los hombres diferencias notables se
gun el pueblo á que pertenecian. Se ha visto tambien
que esas diferencias estaban en relacion con las civili
zaciones; y que á medida que se bajaba la escala de la
perfeccion física, se bajaba tambien la del adelanto
moral. Ya hemos dicho la razon de tales diferencias.
Hemos sentado que el trabajo intelectual perfecciona
los órganos y que los caracteres físicos de los Estados
se crean en virtud de una actividad social, particular,
continuada por varias generaciones sucesivas (1). No
obstante se ha sacado del hecho que hemos espuesto,
una consecuencia muy distinta. Se ha pretendido que
habia diversidad de razas entre los hombres: que el he
cho de la raza determinaba la aptitud moral de los in
dividuos, la naturaleza de sus actos, la direccion de sus
progresos; que el hombre en virtud del nacer en tal ra
za dada, no era accesible mas que á tales ideas y no á
tales otras: que habia gerarquia entre las razas; que
las unas eran mas perfectibles que las otras. Y no se ha
tenido presente que era negar la base fundamental de la
moral cristiana, el orígen comun de los hombres, la
igualdad de todos, la fraternidad universal! No se ha
tenido presente que el mismo deber pesa sobre todos,
que los hombres son dueños de hacer el bien en toda
su estension, que está abolido el derecho de nacimiento,
y que cada uno puede venir á ser amo de los otros

(1) Esto se aplica principalmente á la estructura de los órga


mos, y mucho mas del craneo y del encéfalo. En cuanto al color
de la piel, mucho hace el clima. -

4
haciéndose su criado. Se ha resucitado una doctrina
estraña á nuestras costumbres é ideas; y se quiere
hacer de ella un principio histórico!
Por lo demas la esperiencia prueba todos los dias,
lo vano de esa teoria. Razas opuestas se han converti
do al cristianismo, y, merced á la civilizacion europea, se
van asemejando poco á poco á los pueblos de Europa.
Tales son las naciones americanas de Méjico, el Brasil,
el Perú y Chile trasformadas por los españoles: tales
las Islas de la Occeania, Sandwich, donde los indí
genas imprimen periódicos: y aun tales son los negros
tan despreciables que han subido á los mas altos empleos
en ciertos pueblos de la América meridional y se han
mostrado capaces de desempeñarlos todos.
El tercer principio es el de la influencia de los cli
mas. Segun la teoría de la antiguedad, el hombre era
un producto de la naturaleza, y, lejos de dominarla, halla
ba en todos los seres obstáculos insuperables. Esta idea
ha hecho tambien fortuna en los tiempos modernos (1),
y se ha llegado no solo á aíribuir á las influencias del
terreno y de la atmósfera religion, leyes, costumbres y
actividad de la naciones, sino que se ha esplicado por
la geografia fisica la mayor parte de las revoluciones de
la historia, los grandes fenómenos sociales de lo pasado.
La teoria- de los climas ha marchado simultáneamente
con la de las razas, y ambas han encerrado la actividad
humana en el círculo de la fatalidad material.
Hagámonos cargo de la accion positiva de los cli
mas, y pronto se desterrará de las teorias históricas.

(1) Entre los escritores modernos es sensible ver que admi


ten la teoria de las razas y de los climas los Sres. Thierry y Mi
chelet.
—51—

Cierto es en efecto que la intensidad de la luz influye


en la piel y altera su color, y que no podria ser el mis
mo el régimen higiénico de los hombres en los polos
que en la zona torrida: es verdad tambien que cuando
una nacion encuentre pocos estorbos en el medio fisico
que la rodea, será su accion mas pronta y mas fácil y
que, si es activa é inteligente, sabrá aprovechar todas las
ventajas que ese medio le ofrezca. Pero ¿hemos de de
cir por esto que ese medio presenta obstáculos insu
perables y que el hombre debe utilizar necesariamente
las ventajas así que las vé? ¿O se querria establecer que
los hombres son mas activos bajo tal latitud que bajo tal
otra? Cierto que no, si la moral no es una mentira, si
Dios ha dicho la verdad en el Genesis al dar al hom
bre el dominio del mundo, si siempre, do quiera, ha pe
sado el deber de la actividad sobre el género humano.
No, no es cierto que sea la esclavitud condicion inevita
ble de la mitad de este á causa del clima; que la mu
ger esté eternamente condenada á la sugecion del serra
llo en inmensos paises; que el despotismo sea el único
gobierno posible en ciertos lugares; que la inmoralidad
y el triunfo del egoismo sean el fatal lote de los pueblos
que habitan cierto territorio. Si la humanidad es una
en orígen y fin, si el deber dirige las naciones, si un
mismo pensamiento ha de juntar el universo, si la mo
ral viene de Dios y domina los hombres, no pueden los
climas engendrar las diversas nacionalidades: la religion,
las leyes, las costumbres, puras espresiones de la moral,
no son producto de las piedras y de los árboles, de los
vientos y del sol,
Hay un hecho de observacion que destruye con
la esperiencia todas las esplicaciones que en historia
se han querido sacar de las posiciones geográficas. Si es
—52—

verdad por una parte que los mismos paises han alber
gado civilizaciones diferentes y, por otra, que climas ab
solutamente distintos han tenidos civilizaciones idénticas,
cae por tierra toda la teoria de los climas y hay que
buscar otras causas de la actividad de las naciones: aho
ra bien, toda la historia universal prueba este hecho.
No está sin puertos la costa de Siria! ¿Y qué se han hecho
los Fenicios y su poder marítimo? El Nilo sigue su curso
y fertiliza el valle! ¿Y qué es del pueblo que levantó las
pirámides y edificó el palacio de Tebas? Por qué la Gre
cia con sus almenadas costas no tiene ya sus brillantes
ciudades? La Italia ha sido centro poderoso de una do
minacion pagana y guerrera: despues fundó allí su im
perio el cristianismo: hoy está fraccionada y dividida!
¿Qué han hecho Francia, Alemania, España y el Norte de
las hordas bárbaras que tanto tiempo las habitaron?—
Por el contrario los hombres son los que modifican los
climas. Las naciones se suceden en el suelo: no son hoy
lo que eran ayer, ni serán mañana lo que son hoy. Mas
Volvamos á las doctrinas.
Acaso se encuentra en los padres de la Iglesia el
gérmen de nuevas concepciones sobre la marcha de la
humanidad (1); mas esos gérmenes no se desarrollaron,
y en la edad media no se pensó en la filosofía de la his
toria. Al fin de este periodo reprodujo Maquiavelo otra
vez la teoria circular de Platon sobre las revoluciones de .
las ciudades (2). Pero entonces un vasto movimiento en
vanecia á la ciencia: se negaba á Dios y á la escolás
tica; se entreveia el poder intelectual del porvenir; y el
progreso, la marcha constante hácia tiempos mejores sin

(1) Véase por egemplo la ciudad de Dios de san Agustin.


(2) Maquiavelo, Discurso sobre Tito Livio.
—53—

retroceso posible, se aparecia á los hombres generosos


amantes de la humanidad. Bacon fué el primero que for
muló en sus libros aquel pensamiento (1). Proclamó
ademas que la historia debia ser mas que la narracion
de relaciones diplomáticas, guerras etc.; que estaba princi
palmente en las revoluciones religiosas, morales y cien
tíficas; y que del conocimiento de las revoluciones in
telectuales deberia resultar la posibilidad de deducir
la institucion de un régimen mejor y de regularizar los
progresos futuros.
Hasta el siglo XVIII no se desenvolvieron los prin
cipios de Bacon. El tiempo intermedio se señaló por los
minuciosos trabajos que tantos materiales suministra
ban á la teoria del progreso. Sin embargo ya el espíri
tu práctico de las franceses buscaba en el conjunto de
las revoluciones humanas la demostracion de ciertas ideas
religiosas ó políticas. Tal fué el sentimiento que produ
jo el Discurso sobre la historia universal de Bossuet, el
Espíritu de las leyes de Montesquieu y el Ensayo sobre
las costumbres de Voltaire,
Solo debemos ocuparnos aqui del primero de estos
trabajos, como la espresion mas completa de una primer
mudanza que hicieron las creencias cristianas en los
principios históricos. Bossuet opina que una sola idea
gobierna el mundo antiguo: la de conservar la tradicion
judia á fin de hacer posible la redencion; y desde la ve
nida de Cristo la humanidad vive para conservar y es
tender su doctrina. Esas ideas, tan superiores á las de los
paganos, estan sin embargo oscurecidas por un principio
verdadero en cierto sentido; pero, llevado demasiado lejos,
nos parece inconciliable con el ejercicio del libre albe

(1) Obras morales. "


—54—

drio humano en el órden de la actividad social. Este prin


cipio es el de la intervencion perpetua y absoluta de
la providencia divina. Se creeria que para Bossuet
los fenómenos históricos en manera alguna dependen
de la voluntad del hombre, sino de decretos providen
ciales. Una palabra de Fenelon resume ese sistema:
«El hombre se agita, Dios le lleva» Pero ¿es exacta esta
palabra? ¿No hay mas que agitacion en la actividad hu
mana? ¿No hay prevision al realizar el bien? ¿No hay
sacrificio que fructifica en el porvenir? Creemos, sin negar
la providencia de Dios, que los pueblos tienen libertad lo
mismo que los individuos, y que la fatalidad para unos y
otros únicamente puede venir de la práctica del mal y del
olvido del deber.
En dos clases pueden dividirse los escritores que
han contribuido en el siglo XVIII al adelanto de la
ciencia de la historia. Por una parte vió, este siglo nacer
infinitos trabajos económicos, políticos y filosóficos que,
apesar de los frecuentes errores que les achaca el espí
ritu de crítica y de incredulidad del tiempo, el resultado
fue que la humanidad estaba á mayor elevacion que nun
ca; que ya no podia retroceder, y que con el aumen
to constante de luces el estado social debia irse me
jorando sin cesar.
No es de º telugar el hacer el cuadro de esa primera
clase de trabajos. La segunda comprende los que mas
particularmente han creado la ciencia de la historía debida
toda á nuestra patria, si bien en el estrangero se pu
blicaron tambien sistemas, de los cuales debemos decir
alguna cosa.
El primero que formuló un sistema completo de
filosofia fué el italiano Vico. Partió de una teoria me
tafisica sobre la justicia: le habia encontrado los prin
—55—

cipios en la naturaleza espiritual del hombre, y siguió


las aplicaciones en el derecho histórico. Aquella teoría
le llevó á una hipótesis sobre la historia de Roma: bien
pronto generalizó la hipótesis en la Ciencia nueva, (1.º
edicion de 1725), é hizo de ella el ideal de las revolu
ciones de la humanidad, ideal cuya base y razon eran los
progresos del entendimiento humano. Segun Vico los
hombres al principio andaban errantes y entregados á
la promiscuidad: despues se refugiaron á las cavernas
por el terror del rayo y de los misterios de la naturaleza,
y fundóse el primer vínculo social sobre las sagradas y
misteriosas bases de la religion, del matrimonio y de la
propiedad: asi nació la edad primera, la edad divina, el
reinado de las familias patricias. Mas habian quedado hom
bres errantes y salvages que, atraidos por las ventajas de
la vida social, vienen á pedirles su proteccion y seguridad:
nace la clientela, y cada padre de familia, supremo pon
tífice y gefe despótico, gobierna con mando absoluto su
familia y siervos. Entre tanto los clientes sin Dios y sin
pudor abren los ojos, y se rebelan contra la dominacion
patricia. Líganse con esto entre sí las familias antiguas, for
man las ciudades, y entra la sociedad en la edad heróica.
Los clientes empero se hacen cada vez mas amenazadores:
llegan poco á poco á participar del poder: la edad de
los hombres comienza, y el adelanto intelectual camina
simultáneamente con la destruccion de los primitivos
símbolos, de las antiguas creencias y de las costumbres
que sustentaban las relaciones sociales. En vano la po
derosa mano de uno solo prueba á detener el movimien
to que arrastra la sociedad: las naciones se dividen y
destruyen; sus dispersados restos vuelven á la brutalidad
primitiva y todo el movimiento se renueva. Dos veces
se ha repetido semejante círculo desde los tiempos his
—56—

tóricos: la edad media es el momento del segundo pa


triciado; las naciones europcas están en la pendiente
del imperio Romano.
La hipótesis de Vico es fatalista y anti-progresiva.
Con arreglo á ella, el admirable impulso de la Europa
moderna no la conduciria mas que á su pérdida: la igual
dad y la fraternidad no reinarian jamas sobre la tierra,
y giraria la humanidad en su círculo eterno de fenó
menos siempre idénticos. Vico por lo demas desenvol
vió estensamente su teoria, y trató de esplicar las tradi
ciones antiguas llamando en su ausilio la filologia y la
historia de las costumbres. Poco debe quedar de todas
esas aplicaciones. Su principal mérito consistió en llamar
la atencion hácia el caracter religioso y severo del origen
de las naciones y en haber sembrado algunas ideas exac
tas sobre los principios de Roma. Gustó poco en su
tiempo, y ejerció débil influencia sobre el siglo diez y
ocho.
Bajo la de la filosofia de Locke y de las reacciones
que ocasionó, produjo la Inglaterra algunas obras relati
vas á los adelantos de la humanidad. Tales fueron las
de Fergusson, Priestley, Dunbar, Millar y Hume. La Ale.
mania seguia las ideas de la filosofia francesa é inglesa,
y vió tambien nacer algunos trabajos sobre la filosofia
de la historia. Lessing, Iselin, Meiners no fueron sino
precursores de un hombre que hizo escuela en Ale
mania y en cuyo sistema debemos pararnos un instante.
Queremos hablar de Herder.
Herder reparó la série progresiva de seres que
desde el mineral y la planta se eleva sucesivamente
al través de los progresos de la organizacion animal
hasta el hombre, corona de la creacion. Mas contra lo
demostrado por los últimos descubrimientos de la geo
—57—

logia y de la anatomia comparada, este hecho era


para él resultado de un progreso contínuo y le hacia
proceder de una teoria mezclada de panteismo y ma
terialismo. Segun él todas las fuerzas de la natura
leza existen eternamente: reside Dios en su conjunto
y de sus combinaciones sucesivas nacen todos los seres;
las criaturas mas perfectas son las que manifiestan
mayor número de esas fuerzas: el hombre las con
tiene y resume todas. El movimiento universal no es
mas que una fluctuacion eternamente armónica entre
las fuerzas eternas, y entre ellas la humana hace un
papel como las demas. Las facultades del hombre son
fuerzas depositadas en él: por ellas influye en el mun
do esterior que refluye á su vez y le sugeta á sus le
yes. La historia es el resultado de estos movimientos
alternativos en que, segun las circunstancias esteriores,
tan pronto ha desenvuelto la humanidad una cultura
brillante como encontrado el embrutecimiento y la
muerte. Todo lo que podia florecer en la tierra ha
florecido en su tiempo, clima y lugar. La hoja mar
chita reverdecerá cuando sea llegado su tiempo (1).
Herder es fatalista en historia: no hay para él
marcha progresiva, y, cegado por el pantheismo, en
cierra al mismo Dios en el círculo de combinaciones
que deben reproducirse siempre. Por lo demas, en
su libro pasa revista á toda la historia universal, y
trata de hacer ver como natural y necesariamente se
derivan todos los hechos de los anteriores y de
las circunstancias en que ocurrieron. Hay pocas de
estas esplicaciones cuyo error no esté ya demostrado.
Kant á fines del siglo XVIII abrió un nuevo

(4) Berder, ideas sobre la filosofia de la historia.


—58—

camino á la filosofia alemana. Despues diremos algo


de lo que hicieron sus discípulos en filosofía de la
historia. El de por sí avanzó mucho mas que Herder.
Partia del principio, tan profundamente verdadero, de
que el conjunto del universo estaba organizado con
un fin y que toda parte era un medio de la ten
dencia del fin universal: concluia que el hombre coo
peraba al cumplimiento de este fin desarrollando sus
disposiciones racionales, y que el desarrollo completo no
podia verificarse sin embargo en el individuo, sino
mas bien en la especie entera; que la humanidad
tendia sin cesar á establecer un orden de cosas en
que pudiese hacerse ese desarrollo plenamente, y
que el ensayo filosófico de una historia universal
conforme á esta idea no solo era practicable, sino
útil al establecimiento del hecho mismo (1). Esta idea,
de la unidad de fin, no nueva en filosofía, pero es
presada siempre vagamente y confundida con la de la
armonia de la creacion, es la que la filosofía france
sa ha determinado con tal precision y puesto á la ca
beza de la filosofía universal: todos los seres creados
desempeñan una funcion en el fin para que Dios crió
el mundo: la funcion humana no es individual sino
que la humanidad entera hace un fin comun; las
sociedades y los individuos no son mas que artífice
del fin del género humano. - -

Hemos dicho que la teoria del progreso era debida


á los sábios franceses. Tres hombres echaron los cimien
tos y los levantaron mucho en el siglo diez y ocho: Bou

1) Kant, varios opúsculos traducidos del aleman por Villers,


en el Conservador:¿ de trozos inéditos, por F. de Neuf
chateau, año VIII, tit. 2.
—59—
langer, Turgot y Condorcet. El pensamiento que los
guiaba fué el que guió á toda la ciencia francesa: la me
jora práctica del estado de la humanidad. En sus li
bros pululan ideas nuevas y fecundas, apesar de que
encierran muchos errores á causa de los datos filosó
ficos del siglo en que vivian.
Boulanger, como Vico, hizo pesquisas sobre la an
tigüedad. El tambien derivó la sociedad del terror ins
pirado por los grandes cataclismos del mundo primitivo.
Reinó primero la teocracia: en seguida vinieron los hé
roes y déspotas divinizados, despues las constituciones
republicanas. La edad media presenta el último esfuerzo
de la teocracia; la Europa no debe cesar de crecer en
razon y en luces bajo una sábia monarquía, término
perfecto de los movimientos sociales (1). Turgot com
paró la vida de la humanidad con la de los vegetales y
plantas. Mientras esos seres se reproducen eternamente
con uniformidad invariable, la humanidad está variando
siempre: cada generacion trasmite á la que sigue el te
soro comun de ideas y de ciencia que se vá aumentando
siempre con los descubrimientos de cada siglo. Los pue
blos se han dedicado sucesivamente á cazadores, pastores
y labradores. Inmensas ventajas acarreó el cristianismo
al género humano, y hubo grandes progresos en la edad
media misma (2) Condorcet proclamó la perfectibilidad in
definida del hombre por medio del estado social. Las facul
tades humanas se desarrollan incesantemente y este de- º
sarrollo no debe detenerse nunca é ir creciendo siem
pre. Con arreglo á esta idea trazó Condorcet la his
toria moral del género humano: la dividió en nueve

(1) Antiguedad descubierta. -

(2) Turgot. Discurso en la Sorbona; opúsculos; obras completas.


—60—

periódos, y trató de demostrar como cada estado habia


engendrado necesariamente otro estado social mejor.
Hizo por via de hipótesis la historia de un décimo pe
riódo que deberia seguir y presentaba las mejoras so
ciales é individuales que por fuerza habia de traer el
tiempo ().
Hemos dicho que esos trabajos no carecian de
errores. Asi es que la parte de libertad humana no
está determinada con precision: se consideran los he
chos como engendrándose por necesidad los unos á los
otros: el mal no se distingue del bien con toda cla
ridad; el fin que mide el progreso no está planteado,
ó lo está mal, es decir, en la felicidad individual: en
fin, casi siempre se hace marchar al género humano
á posteriori (2). Mas, por otra parte, una gran supe
rioridad de miras separa estos trabajos de las obras
contemporáneas de Italia, Inglaterra y Alemania. Se
plantea hasta el fin de la ciencia histórica: debe esta
suministrar los medios de preveer los progresos futu
ros de la humanidad, facilitarlos y dirigirlos; se mar
can las tendencias que, atendidas las consideraciones
de lo pasado, han de triunfar en el porvenir: se in
dican las bases de la ciencia futura de la humanidad
fundándola en la analogia de las facultades sociales é
individuales: se desenvuelven partes especiales del mo
vimiento progresivo, por ejemplo, la historia de los pro
gresos de las ciencias y de las artes que Turgot bosqueja

(1) Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del es


piritu humano, por Condorcet. Véase á Buchez, Introduccion á la
ciencia de la historia. - -

(2) Donde mas se conocieron estos defectos fue en los


trabajos especiales que desde el siglo diez y ocho engendraron
los nuevos principios históricos.
—61—

el primero: se comienza por finá entreveer el verdade


ro método humano y la importancia del á priori en la
actividad social. -

Tal fué el siglo XVIII. Algunos hombres trataron


durante la revolucion de aplicar las ideas á las rea
lizaciones políticas; pero la ciencia no estaba aun com
pleta. San Simon abrió la linea del siglo XIX y fué el
intermedio entre los descubrimientos pasados y los
InueVOS.

Fué ante todo San Simon celoso y amante de la me


jora del pueblo y de que concluyese la esplotacion
del hombre. Consistió su obra científica en resumir
todos los resultados conocidos é indicar los trabajos
que han de hacerse mas que en hacerlos él mismo.
Restableció y fortificó las ideas del progreso, de uni
dad, de fin para todos los seres: separó con mas exac
titud los tiempos anteriores al cristianismo de los
que le siguieron: por último desenvolvió los gérme
nes contenidos en las obras de Turgot, hizo conocer
que al periódo crítico en que se encontraba debia
seguir uno de reorganizacion; determinó las tres es
pecies de trabajos que hacen los progresos de la hu
manidad, trabajos de arte ó de sentimiento, trabajos
científicos y realizacion de la industria; demostró que
de alli nacian las constantes y las séries de variaciones
progresivas, y proclamó que habia llegado la época de rea
lizar políticamente la moral cristiana. Indicó como tarea
por hacer una ciencia de las leyes á cuyo tenor obra la
humanidad, una fisiologia social (1).

(1) Véase en cuanto á los trabajos de San Simon la biblio


grafia sansimoniana publicada por M. Fournel en 1855 y, mas
especialmente, la Introduccion á los trabajos científicos del si
glo 19, 1807 y el Nuevo Cristianismo, 1825.
—62—

El deseo de San Simon fué satisfecho por Mr. Bu


chez que ha constituido definitivamente la ciencia social.
Mr. Buchez desenvolvió los principios de la lógica so
cial sobre las bases de la lógica individual: describió con
rigorosa exactitud los movimientos por que la humani
dad realiza un fin, y presentó la teoria completa de la
actividad sentimental, científica é industrial. Por otra
parte, analizó metafísicamente la idea del progreso y
fundó asi sobre leyes matemáticas esa ciencia de la his
toria cuyos mas importantes rasgos hemos espuesto en
la primera parte de nuestra introduccion. Desde tan
elevado punto de vista, Mr. Buchez ha podido no solo
ilustrar con nueva luz la historia de la humanidad, sino
crear tambien las bases de la política futura y abrir un
nuevo camino científico, fecundo en progresos en todas
direcciones (1).
Hemos dado á conocer la línea de trabajos por cuyo
medio ha sido constituida la ciencia histórica por la es
cuela francesa. Echemos una ojeada por los divergentes
sistemas que se desplegaron en Francia y en el estran
gero al tiempo que las teorias que acabamos de exa
minar.
Bajo el influjo de las ideas anti-revolucionarias se
formó en Francia desde luego una escuela compuesta
de hombres eminentes que con un fin, político ante
todo, rechazaban los progresos y tendian á inmovilizar
el hombre en la organizacion de la edad media. Bonald,
de Maistre, Lamennais fueron los ardientes propagado

(1) Véanse las obras de M. Buchez citadas y ademas el Pro


ductor, 1826, los dos últimos tomos, El Europeo: la Historia
paramentaria de la Revolucion Francesa, por Buchez y Le Roux,
principalmente la introduccion y los prólogos.
—63—
res de aquella teoria. Sus principios están condenados
por la historia y por los sentimientos generosos que jus
tifican el bien hecho desde la edad media é impelen la
actividad de los hombres hácia nuevas mejoras. Proba
ron no obstante que para esplicar el orígen de la huma
nidad es fuerza recurrir á una revelacion primitiva que
no ha podido nacer y desarrollarse moralmente á pos
teriori, y que ninguna sociedad existiria sin creencias re
ligiosas (1). Otros escritores enarbolaron la bandera re
ligiosa tratando de que cobijara los resultados de la cien
cia moderna. Tal fué Mr. Ballanche (2) que bajo una
forma particular reprodujo los datos generales de la
teoria de Vico: tal fué mas adelante F. de Schlegel (3) en
Alemania y el abate Frére en Francia. (4)
Del mismo San Simon salieron diferentes escuelas.
Entre ella estan los serios y no concluidos trabajos de
el Sr. Augusto Comte. (5) Mas otros discípulos de San
Simon se sirvieron de su nombre para entronizar el
panteismo en Francia y quisieron hacer un Dios de su
maestro que solo se habia hecho pasar por un fi
lósofo cristiano. Cuando el ridículo y el desprecio de la
opinion pública hicieron caer sus absurdas doctrinas, se
realzó bajo diversa forma el panteismo sansimoniano y

(1) , Véanse los trabajos de estos autores, principalmente


Bonald, Legislacion primitiva, y Lamennais, Ensayo sobre la in
diferencia en materias de religion.
(2) Palingenesia social; Orfeo, obras completas, Paris 1850.
(5) Lecciones sobre la filosofia de la historia, traducidas
en 1856.
(4) Principios de la filosofia de la historia por el abate
Frére, Paris, 1858.
(5) Sistema de política positiva, Catecismo de los industriales
1824—Curso de filosofia positiva.—El 4.º tomo (1859) y el 5 º
son relativos á la ciencia social. -
—64
se formuló en la teoria histórica del progreso continuo
(1). Todo es Dios: Dios está en todo, la naturaleza y
la historia no son mas que manifestaciones de Dios. Esa
manifestacion se hace en una línea de progreso no in
terrumpida é infinita. Todo está bien, todo es útil,
todo es necesario en la historia y en el mundo. Los fe
nómenos de cada momento son solo resultado inevitable
de los fenómenos anteriores y engendran fatalmente á los
que los siguen. Esta doctrina que niega las bases de la
metafisica y de la moral, que justifica el mal en todas
sus formas y encierra al hombre en la fatalidad, es re
chazada por los hechos y la esperiencia tanto como por
la sana filosofia (2). -

En Italia se volvió mas ó menos á las ideas de Vico


(3). En Alemania Kant fué el iniciador de una nueva era
filosófica. Pero de su punto de partida crítico no podia
menos de nacer el panteismo, como en efecto sucedió.
Él es el fondo de la filosofia alemana moderna; ora en
Fitche, la actividad absoluta del yo, se confunda con
Dios, ora Schelling reuna la naturaleza y el espíritu
en la identidad de lo absoluto, ora Hegel transforme
el sistema de Schelling en el desarrollo absolutó de la
idea. Estos filósofos y sus numerosos discípulos hicieron
muchos trabajos sobre la teoria histórica. Un caracter
comun los distingue: el principio de que la historia
no es mas que la manifestacion de Dios segun la ley del
desarrollo de las facultades del hombre que representan

(1) , Teoria de MM. Leroux y y Reynaud. Véase la Revista


Enciclopédica, 1852, y la Enciclopedia pintoresca.
(2). Véase la historia de los Sansimonianos y la refutacion
del Panteismo en la filosofia de Buchez.
I (3) Véase la obra citada de M. Ferrary, sobre Vico y la
talia.
—65
el lado espiritual de la divinidad. Esta idea tuvo díver
sas aplicaciones al compas de las teorias especiales sobre
el hombre, y se mezcló con otras muchas antiguas ya
en filosofia de la historia. El principio del desarrollo
posteriori se conservó generalmente y se reprodujeron
muchas ideas de Vico. A pesar del respeto que profesa
mos á los doctos trabajos de los sabios alemanes, no
podemos admitir su doctrina general. En nuestro con
cepto, sus consecuencias la juzgan: el panteismo llegó
en efecto á concluir; cosa muy natural, que la historia
era la conseeuencia fatal y necesaria de las leyes primi
tivas de Dios, y que todos los hechos consumados eran
legítimos, justos y buenos (1).
Los principales datos de la escuela alemana han sido
reproducidos por los eclécticos franceses del siglo 19.
La historia ofrece el desarrollo de los sentimientos in
matos al hombre de lo bello, lo verdadero, lo justo, lo
útil y lo santo. Los términos de la razon humana y
divina son el infinito, lo finito y su relacion. La histo
ria no es mas que la manifestacion de esas ideas primi
tivas y el progreso de la humanidad tiene por base los
elementos de la razon. Nada es pues insignificante en la
historia: todo lugar, todo pueblo, toda resolucion re
presenta uno de los términos de ese progreso necesario
y siempre lo que se hace está bien, siempre tiene razon
el vencedor. Solo son posibles tres periódos el pe
riódo en que domina el infinito; está representado por

(1) Véase la historia de la filosofia alemana desde Leibnitz,


por Barchou de Penhoen, Paris 1856.—Alemania ha visto mu
chas aplicaciones especiales de sus principios históricos, princi
palmente á la historia de las religiones y á la mitologia. Ha
blaremos de esto mas adelante.

5
el Oriente y el Asia siempre inmóvil, vaga y mistica;
el periódo de lo finito, representado por la Grecia y su
cultura detallada é individual; y el periódo de la rela
cion cuya mas exacta espresion es la Europa modérma. (1)
Reproduciendo otros las ideas de Herder han hecho
de la humanidad un sincretismo de distintos elementos
que han tomado en los caracteres de raza, climas, con
figuraciones geográficas, creencias, costumbres etc. Claro
está que es el propio fatalismo, la propia justificacion del
mal, la propia falta de fin y de funcion para la huma
nidad. Como toda doctrina panteista, la filosofia ecléc
tica vino á parar á la inmovilidad social y á la glorifi
cacion de los hechos consumados.
Creemos haber espuesto las principales aplicacio
nes de la filosofia á la historia. Muchos libros presen
tan la mezcla mas confusa é inteligible de las mas opues
tas doctrinas. Lo dicho bastará para juzgar el sistema
á que pertenece cada autor y podrá dar la clave de una
porcion de trabajos modernos.
Método de la Imistoria.

Si hubiera un hombre que pudiese conocer todos


los hechos conforme ocurriesen teniendo al mismo tiem
po el principio general que le permitiera juzgarlos y
determinar su valor en el progreso de la humanidad,
ese hombre seria sin duda el historiador por escelen
cia. Pero eso no es mas que un ideal imposible de
realizar: ya se trate de hechos presentes, ya de pasa
dos, siempre hay acontecimientos desconocidos ó mal

(4) Cousin, introduccion á la historia de la filosofia, Pa


ris, 1828. -
—67—

examinados: siempre tambien es mas ó menos imper


fecto el principio en cuyo nombre se les juzga. La
historia es, pues, como todas las ciencias: ofrece dudas,
oscuridad, lagunas: requiere sérias pesquisas, trabajos
difíciles, investigaciones profundas.
El método histórico es el de todas las ciencias.
El historiador procede de dos maneras: ó llega por
el raciocinio al conocimiento de los hechos deducién
dolos de otros ó de principios mas elevados, ó se dá
á la observacion de los detalles y verifica los principios
cotejándolos con los diversos documentos que le ofre
ce la realidad (1).
Las deducciones hechas por el raciocinio solo ha
cen un gran papel en la historia. Ellas son las que
proporcionan los descubrimientos y permiten no per
derse en el inmenso dédalo de los hechos y remediar
la obscuridad é insuficiencia de los antecedentes. Por
este género de procedimientos se ha podido, por
ejemplo, esplicar las tradiciones bíblicas : Cham
pollion ha encontrado la clave de los geroglíficos y
Nieburh ha rehecho la historia romana. Estas de
ducciones proceden en su mayor parte de los prin
cipios de moral y de filosofía propios del historiador.
Asi ha podido verse en la seccion anterior que cada
sistema de filosofía de la historia ha dado lugar á
conclusiones particulares sobre las partes especiales de

1) Este doble procedimiento se llama Método por hipótesis


y Método por verificacion. Para que sea perfecta la obra cien
tífica, es necesario emplear ambos y que se apoyen mútuamente.
Véase sobre esto la filosofia de M. Buchez y la introduccion al
estudio de las ciencias; lecciones de M. Buchez recogidas por M.
Belfield—Lefebre. París 1858.
—68—

la historia de la humanidad. La misma ley del pro


greso no fué por mucho tiempo mas que una espe
ranza generosa: hoy conduce á mil consecuencias se
cundarias y esplica no solo las revoluciones, sino tam
bien las ciencias, las artes y las leyes de lo pasado.
Por lo demas, para reputar como verdadero un prin
cipio deducido solo del raciocinio, es menester que le
haya verificado el contacto de los hechos. Mas aun
prescindiendo de esta verificacion, hay condiciones
fuera de las cuales se puede desechar a priori toda
afirmacion histórica. La mas importante de estas exige
que el principio propuesto sea conforme á la moral,
que no contradiga precepto alguno suyo ni ningun
dogma de los que esta supone. He aqui porque he
mos negado la hipótesis de la diversidad de castas y
de la influencia de climas: he aqui porque hemos
negado todas aquellas de que se concluye la fatalidad
y la no existencia de Dios.
Si el razonamiento es indispensable en historia,
mo lo es menos la observacion de los hechos; esto es
indudable. Y recíprocamente, si solo los hechos pue
den verificar y robustecer los principios, hasta la ob
servacion es imposible sino la guia un principio ge
neral: y no se repara en la mayor parte de los he
chos cuando no se tiene un motivo, una razon para
repararlos. Por lo que hace á los materiales de esta
observacion, son muchos y de distintas clases. Forman
lo que se llama las fuentes de la historia y debe
mos echar una ojeada á las principales divisiones de
que son susceptibles.
Los elementos primitivos de las fuentes históricas
son los mismos hechos, ó afirmados por el testimonio
humano, ó que subsisten en sus productos, resultados y
—69—

consecuencias. De aqui nace la primera division en his


torias"escritas y en monumentos.
Estas pueden dividirse en varias clases. En primer
lugar aquellas cuyos narradores han visto y cooperado á
los hechos que refieren: en segundo las que, sin haber
sido escritas por testigos oculares, son obra de personas
que estaban en relacion directa con esos testigos; y por
último, las recibidas por trasmision oral, ya directamente
de los historiadores de la clase anterior, ya indirecta
mente al través de varias generaciones ó por relatos su
cesivos. En las dos primeras clases, se colocan las his
torias contemporáneas, y en la tercera las tradiciones.
La clase de monumentos ofrece tambien muchas
subdivisiones. O bien los pueblos se han conservado en
teros desde una remota antiguedad, restos aun vivos de
una civilizacion pasada, testigos naturales de creencias,
de leyes, de costumbres engendradas por las revolucio
nes de lo pasado; ó bien han quedado de ellos escritos
científicos ó literarios, imágenes de sus ideas y de su ac
tividad intelectual, manantiales fecundos , de lecciones
de toda especie; ó bien han dejado productos materiales
ó artísticos como monumentos de arquitectura, escultura,
pintura, ó industriales como monedas, muebles, baji
llas. Los monumentos de la primera clase se encuen
tran en las relaciones de los viajeros, geógrafos etc.
Los de la tercera, esparcidos por el globo, estan á
disposicion de todos en los museos, en las colecciones
de orijinales, de dibujos etc.
Tales son los procedimientos de la historia y los
materiales del historiador. Pero el uso de estos ma
teriales y en general la posibilidad misma de la his
toria, suponen varias ciencias accesorias, que son sus
medios y que algunas veces hacen parte de ella. Es
—70—

tas ciencias pueden dividirse en varias clases.


En primer lugar las que constituyen el terreno
mismo de la historia y fuera de las cuales no puede
comprenderse esta: les llamaremos ciencias prelimina
res de la historia; son la Geografía y la Cronologia.
Si no se tuviera una nocion preliminar de la superfi
cie de nuestro globo terrestre, sino se supiese la me
dida del tiempo, seria imposible entender los hechos
históricos.
El objeto de la Geografia es el conocimiento del
medio terrestre en que debe desenvolverse la actividad
humana. Mucho se ha exagerado la importancia histó
rica de esta ciencia en virtud de la teoria de los climas,
terrenos etc. á que se ha atribuido tanta influencia y cu
yos límites hemos determinado ya. Pero aun sin esta
teoria es evidente que la Geografia es indispensable pa
ra la historia.
Mas, por una parte, la superficie de la tierra es
dada con independencia del hombre, y, por otra, la ac
cion social cambia esa superficie, estabablece en ella di
visiones, la cubre de productos industriales etc. De aqui
dos ramas de la Geografia la física, y la política ó histó
rica las cuales dos comprenden muchas y diferentes divi
siones. La última sobre todo está íntimamente ligada á
la historia y cambia segun el periodo que se examina (1).
(1) Véase el compendio de Geografia universal, por Matte
Brun, 4." edicion, 1856, doce tomos en 8. º —Tratado elemental
por el mismo, dos tomos en 8 º Geografia de Ritter; Africa tra
ducida al francés, 1856; tres tomos en 8.º. Asia, no concluida,
ocho tomos en 8. º en aleman, primer tomo, 1852, Leipsik.-Bal
bi; Epitome de Geografia, segunda edicion, 1858, un tomo grue
so en 8. º —Geografia antigua, por Danville, 1854, dos tomos
en 8.º, 1822 Leijo.—Ukert, Geografia del Griechend und , Rae
mer, Weimar, 186 --Compendio de la geografia de la edad me
dia, por Ansart, en 8. º segunda edición, 1859.-Cuadernos de
geografia histórica, por M. Burette, Duray, &c. en 42 º 1858.

... A
—71—

El fin de la Cronologia es el conocimiento de los tiempos:


puede dividirse en tres secciones principales: la que tie
ne por objeto la medida absoluta del tiempo se llama
Cronologia matemática y la Astronomia le suministra los
elementos de el dia, el mes, el año la segunda que se
ha llamado técnica se ocupa de las diversas medidas que
han usado los pueblos, de sus calendarios, sus periodos,
sus eras: y la tercera, la Cronologia histórica propiamen
te dicha, se propone determinar el momento fijo de un
hecho histórico en un punto dado de la duracion. Las
dos primeras ramas originan una porcion de cuestiones
graves y difíciles que tendremos motivo de indicar en
el curso de nuestro manual (1). y

La segunda clase de ciencias accesorias comprende


aquellas cuyo fin especial es iniciarnos en la noticia in
teligencia de las fuentes de la historia. Hay una mul
titud de ciencias particulares que no son mas que ins
trumentos suyos, ademas del conocimiento de las lenguas
necesario al que quiere estudiar los monumentos ori
ginales. En la primera fila de dichas ciencias coloca
remos la Crítica que determina la autenticidad de los
testos y monumentos en todo ó en parte. Marcha con
paso seguro y firme mientras solo se funda en conside
raciones tomadas de la misma índole del asun
o, mientras por ejemplo, para sentar la pureza de un
testo solo, se ocupa de reunir manuscritos y no desecha
de un texto eó no corrige de él mas que lo que sus mis
; 4 -

(2) Véase á Champollion Figeac, resumen, de Cronologia ge


meral y partícular, un tomo en 52 º 1850, y forma, parte de la
Enciclopedia portatil.-Ideler, Handbuchder Mathematischem
und technischen , Cronologie, dos tomos en 8.º, Berlín, 1825.—
º
Il
chronologia technica et histórica, 1670, cinco tomos
0l 10,
mas condiciones exigen que se corrija ó deseche (1).
Pero cuando en virtud de una hipótesis cualquiera se
desprecia un resto solo porque no es conforme á esa hi
pótesis: cuando se entresacan pasages porque no se los
puede esplicar: cuando de la crítica de los testos se
pasa á la de los hechos y se los admite, rechaza, se
los coloca ó se los mutila segun el uso que se quie
re hacer de ellos: entonces las probabilidades de error
son fáciles y numerosas y apenas es permitido recorrer
á semejantes medios cuando se tiene fijado incontesta
blemente un punto de partida. En nuestro tiempo se ha
usado con esceso ese género de crítica : ya en los últi
mos siglos el espíritu de incredulidad y el sentimien
to mezquino con que se veia la historia atacaron los
mas respetables monumentos: las teorias materialistas y
panteistas del siglo han acabado de aumentar la duda
y la confusion. (2)
La crítica historia se aplica á toda especie de monu
mentos. Otras ciencias de la clase de las que nos ocupan
se aplican á monumentos especiales: tales son laArqueo
logia (3) cuyo objeto es el conocimiento de los monu
mentos de arte, de las cosas de lujo, de uso y de mue

(4). Asi cuando en el Pentateuco se encuentran nombres de


ciudad que fueron edificadas mucho tiempo despues de Moisés ó
cuando se lee allí la muerte de este, se puede asegurar desde lue
go que ha habido en aquel libro interpolaciones posteriores á los
momentos en que fué compuesto. - -

(2) Freret, Reflexiones sobre el estudio de las antíguas histo


rias Memorias de la academia de inscripciones, tomo 6.” Griffet,
Tratado de las diferentes pruebas que sírven-para fijar la ver
dad histórica. . . -

(3) Champollion Figeac, Resumen de Arqueologia, Enciclo


edia portatil. El segundo tomo contiene entre otros un resúmen
de Numismática y de Epigráfica y los datos bibliográficos ul
teriores.
—73—

blaje que quedan de lo pasado; la Numismática que se


ocupa de las monedas y medallas: la Paleografia que se
aplica por lo comun á todas las letras antiguas y que se
subdivide en Epigráfica, cuando se trata de inscripciones
recogidas en monumentos antiguos, en Paloegrafia pro
piamente dicha, cuando tiene por objeto la lectura de
manuscritos de la edad media (1) y en diplomática, cuan
do se trata del reconocimiento de cartas y Diplomas (2)
Hay una tercer clase de ciencias necesarias, tales
como la Lingüstica comparada y la anatomia comparada de
las razas humanas que en realidad no son mas que sec
ciones de la historia universal; pero que hasta el dia sir
ven mas bien de medios á esta lo mismo que las cien
cias de la clase anterior. Espliquémonos. El fin de la Lin
guistica comparada es hacernos conocer el origen y su
cesion de las lenguas en el globo: bajo este aspecto es
parte de la historia universal, y en si considerada solo
ha producido hasta ahora resultados parciales ; el
único uso que puede hacerse de ella en el dia es
averiguar los orígenes comunes de las naciones por las
afinidades del lenguage. Tampoco la anatomia compa
rada de las razas dá todavia mas que resultados seme
jantes, al paso que como ramo de la historia debe
ria presentarnos la marcha de los adelantos sucesivos
del organismo humano. Mas aun en el círculo de las
consecuencias que se pueden sacar hoy, tienen estas
ciencias suma importancia para la historia universal (3).

(1) Tratado do Paleografia, por A. de Wailly. 1857.


. (2) Varios autores cuentan tambien entre las ciencias acceso
rias la genealogia y la heráldica que es uno de sus medios.
(5). Véase á Balbi, Atlas ethnográfico del globo, 1826, para la
Luignistica comparada. Alli se encuentra la bibliografia de la
materia. La cuestion de razas ha sido tratada principalmente
—47—

Estas son las mas importantes de las ciencias acce


sorias aunque hemos dicho que algunas de ellas podian
formar por sí ramas de la historia universal; lo que
es mas ó menos aplicable á cada una de ellas y nos
lleva á decir algo sobre las divisiones mismas de la
historia. Las propuestas hasta aqui son mas ó menos
arbitrarias. Se ha distinguido la historia de la huma
nidad de las historias especiales y de la universal
considerada como coleccion de historias particulares.
Se ha distinguido entre estas últimas las que tenian
por objeto un periódo, una region, un pueblo, una
raza, una corporacion, un sexo, un individuo, una
orden de hechos especiales, politicos, cientificos, econó
micos etc. etc. Es claro que una division racional solo
puede derivarse del principio filosófico, que nos dá á
conocer la marcha de los adelantos de la humanidad,
es decir, del progreso y de las condiciones logicas
de la actividad humana. Si en efecto la humanidad
es una en su fin y le llena progresivamente por medio
de trabajos particulares y sucesivos, la unidad de la
historia se encontrará en la consideracion misma del
fin y el caracter distintivo de las historias especiales
con la diversidad de funciones particulares por cuyo
medio se realiza ese fin. De donde serán posibles dos
especies de historias especiales. 1.° Las que espongan,
ó el conjunto de trabajos hechos para realizar uno de

por los naturalistas. Véase el resumen de los trabajos anteriores,


en Blumenbach, de la unidad y variedad del género humano,
traducido del latin. Desde entonces casi todos los naturalistas y
fisiólogos se han ocupado de eso. Entre los mas notables citare
mos a G. Cubier. Lacepede, Virey, Desmoulins, Bory, de Saint
Vincent. En la historia primitiva tendremos ocasion de esponer
los resultados mas importantes de estos trabajos.
—75

los fines progresivos impuestos á la humanidad, por


ejemplo, la historia del cristianismo, ó cada una de
las obras particulares que ha engendrado ese fin, ya se
las considere en los pueblos, corporaciones é individuos
que las han ejecutado, ya en la misma naturaleza de
las funciones á que sujeta la lógica á la humanidad:
en este último caso se hará la historia de la religion,
de las artes, de las ciencias etc. en una civilizacion dada.
2.º Las que refieran la serie completa de progresos que
ha hecho cada una de esas funciones, por ejemplo, la
historia de las religiones, de las artes, ciencias etc. desde
el principio del mundo.
Fáltanos dará conocer las divisiones generales que
hemos adoptado para la parte de la historia universal
que comprende este primer tomo.
Libro 1.º Historia primitiva. Origen de los pue
blos. Periódo indeterminado. -

Libro 2.º Civilizacion Bramónica.


I. El Oriente. Periódo indeterminado. -

Capitulo I. La India. Capitulo II. La China. Capitulo


III. Pueblos limítrofes de la India y de la China.
II. El Occidente. -

Primer periódo. Imperios del Africa y del Asia


Occidental anteriores á la dominacion de los Persas.-
Capitulo I. El Egipto.- Capitulo II. Los Indios.- Capi
tulo III. Pueblos del Asia occidental.

Segundo Periódo. Historia de los Persas y de los


Griegos hasta la muerte de Alejandro el Grande. Capi
tulo I. Los Persas. Capitulo II. Los Griegos.
—76—
Tercer Periódo. Historia del mundo antiguo hasta
Constantino.-Capitulo I. Restos del imperio de Alejan
dro, Capitulo II. Roma hasta Augusto. Capitulo III.
El imperio Romano (1)

(1) Indicamos aquí varias obras para leer ó consultar, ya so


bre la historia general, ya sobre la parte de ella contenida en
este tomo.
Brunet, Manual del Librero, edicion de 1820, cuatro tomos
en 8 º El 4 º contiene una Bibliografia universal razonada y me
tódica. Suplemento, 1854.
Ersch. Literatur der Geschichte &. Catálogo razonado de
libros publicados en Alemania sobre la historia desde mediados
del siglo XVIII. Leipsik 1827 (hace parte del Manual de Lite
ratura alemana.) - -

Meusel, Struvii, biblioteca histórica; 1 tomos en 8 º 1782.--


1804 Leipsik.
Beck, Anleitung zur Kenntniss der allgemeinen Welt und
Valker geschichte &. (Introduccion al conocimiento de la his
toria universal: obra preciosa por los muchos datos que presenta.
L. Wachler, Geschicht der historischen Forechung und.
Kunst. (Historia de la investigacion y del arte histórico) Gott.
1852, dos tomos en 8.º
Historia universal, traducida del inglés; 12 tomos en 8 º 179 .
Elementos de historia general por el Abate Millot; 1772 -

mueve tomos en 12.º


Memorias de la Academia de inscripciones; 49 tomos des
de 1666 hasta 1795. Véase el cuadro metódico y razonado de los
trabajos de la Academia hasta 1788 (por Lº Averdy) Continua
dos con el título de Memorias del Instituto. 12 tomos 1857. .
Arte de comprobar fechas (por los Benedictinos), nueva edi
cion 1818. Hasta la era cristiana, cinco tomos. Desde la era
cristiana hasta 1770 diez y ocho tomos. Suplemento hasta nues
tros dias, no terminado. -

Biografia universal publicada por Michaud; 1814--1858 se


senta y cuatro tomos con los suplementos.
Heeren, Manual de Historia antigua, un tomo traducido del
aleman por Thurot.
Poirson y Caix, Compendio de historia antigua, 1851 un to
mo en 8.º
Ph. Lebas, compendio de historia antigua, 1857, dos to
mos en 42.º - -

Rollin, historia antigua (para los hechos minuciosos refe


-77
ridos por los autores antiguos, editor Letronne, 1824; 12 to
mos en 8.º
Heeren, ideas sobre la política y el comercio de los antiguos.
Traducido del aleman por Sukau; 1850, seis tomos en 8.º
Pastoret, historia de la legislacion; once tomos en 8.º, 1847.
Los Diccionarios de Moreri, Baile y Feller, las diversas En
ciclopedias &c.
Diario de los Sábios, un tomo en 4.° al año desde 4668-1792,
continuado en 1815. Tabla de materias de los tomos anteriores
á 1750, diez tomos en 4 º Almacen enciclopédico por Millin 1795
--1815, 122 tomos en 8º Tabla de materias, cuatro tomos,
189. Revista enciclopédica, cuatro tomos en 8 ºcada año, 1815
--1855. Véanse tambien los muchos periódicos literarios que
produce la alemania principalmente el Mi Litteratur Zeí
tung que se publica en Halle en 4.”
MANUAL

DE

EIISTORIA UNIVERSAss

HISTORIA DE LAS SOCIEDADES PRIMITVAS.

Las primeros pasos de la humanidad por el globo


estan cubiertos de densas tinieblas. Por muy largo
espacio la tradicion oral pudo sola trasmitir los acon
tecimientos de lo pasado á las generaciones sucesivas,
y muy luego el olvido y la no inteligencia vinieron á
corromper y borrar las huellas ya tan defectuosas
de la mas remota historia.
Sin embargo algunas de aquellas voces primitivas
han penetrado hasta nosotros. Las tradiciones orales
acabaron por hallar escritores, y aunque se hayan al
terado en esa transmision secular, aunque el simbolis
mo que las envuelve las haga á veces oscuras é in
teligibles, aunque presenten muchas lagunas y aun
vacíos que es imposible llenar, no obstante nos per
—80

miten seguir la línea de los progresos de lo pasado


y volver á encontrar las fases principales de la acti
vidad social de la humanidad.
Una observacion de alta importancia prueba en
efecto la autenticidad de los fragmentos de la tradi
cion primitiva que han llegado á nosotros, y con res
pecto á los hechos generales que nos dan á conocer
disipa las dudas que podian hacer concebir las formas
singulares de que están revestidas, su diversidad apa
rente y la lejania geográfica de los pueblos á que
pertenecen. He aqui esa observacion. Todas las tra
diciones tienen un fondo idéntico, todas son espre
siones de una misma verdad primitiva recibida por
todas las naciones y llevaba á las mas remotas estre
midades de la tierra. Pasando de boca en boca cam
biaron la forma: con el tiempo le añadieron y mez
claron tradiciones relativas á la historia particular de
cada pueblo especial; pero todas tienen un punto de
partida comun, todas refieren de la misma manera
los principios de la historia. º

Hay mas todavía. La mayor parte de las sociedades


primitivas han desaparecido, ó han sido despojadas de
su civilizacion primera por muchas modificaciones pro
gresivas. Apesar de eso subsisten aun algunas de esas
sociedades, con las creencias, costumbres é instituciones
que engendraron los primeros trabajos de la humani
dad. El Asia, el Africa, las islas de la Occeania y las
dos Américas las conservan aun en el dia; los historia
dores de Greeia y Roma nos han trasmitido porme
nores sobre naciones semejantes que poblaban en su
tiempo una parte de la Europa. Ahora bien, el estudio
de estos pueblos es mas importante que el de aquellas
tradiciones mismas; porque, al paso que las últimas se
—81

limitan á darnos cuenta, muy imperfecta ademas, de


las grandes resoluciones sociales, nos encontramos ahora
en el terreno de la observacion inmediata y que nos
revela lo que mas interesa saber, la civilizacion mas
antigua, las costumbres, las leyes, las creencias primi
tivas. Este nuevo trabajo conduce por otra parte á las
propias consecuencias que el examen comparado de
las tradiciones; corroborando, estas nos enseña que la
humanidad es única en origen y en civilizacion, y que
entre los pueblos que tenian el mismo tronco tradicio
nal han reinado la misma moral, la misma religion,
las mismas instituciones. -

Pero si es cierto que la historia primitiva de la


humanidad se funda sobre cimientos sólidos en sus
principios generales, tambien lo es que embarazan sus
primeros pasos dificultades sin cuento y que hay pocos
asuntos tan espinosos y pocas materias tan obscuras. Las
tradiciones resumen en algunas palabras la historia de
una muchedumbre de siglos; con las relaciones humanas
mezclan incidentes religiosos y mitológicos; la mayor
parte de ellas hablan un lenguage simbólico ininteligi
ble hoy; presentan como hechos de un solo hombre
aquellos que patentemente son la consecuencia de una
prolongada actividad social, y un solo nombre resume
con frecuencia épocas enteras. La historia misma de la
civilizacien, no obstante de ser mas facil, se encuentra
envuelta enproblemas. ¿Cómo se distinguirán las creencias
primitivas de aquellas que son resultado de un protes
tantismo, de una heregia? ¿Cómo se descubrirán las for
mas primeras de las antiguas instituciones en el seno
de una decadencia llegada muchas veces á su término,
y los datos fundamentales de la ciencia original de los
hombres en medio de las supersticiones engendradas per
—82—

la ;1 m . a Dificultades son estas graves y á menudo


insolubles.
Muchos é importantes trabajos han dado diversa
solucion á estas cuestiones y esclarecido algunas de
ellas en la mayor parte de las historias especiales. En
esta materia árdua se sacrifican casi siempre las gene
ralidades á los pormenores, y el número de los que
han precedido por inverso rumbo es pequeño comparati
vamente. Muchos sabios han renunciado en todo á inves
tigaciones tan penosas, desalentados con las dificultades
del asunto, y á todas las tradiciones han tratado de
fábulas absurdas. Entre los que las admitieron, los pri
meros, tales como Fourmout y Cumberland (1) probaron
á restituir la concordancia entre ellas y dará conocer
las relaciones que existen entre las paganas y la Biblia.
Vinieron luego Vico y Boulanger, y, bajo su influjo, se
formuló su esplicacion cartológica el sistema segun el
cual todas las tradiciones antiguas no eran mas que mi
tos religiosos, inventados por los hombres para per
sonificar los fenómenos de la naturaleza. (2) La Fran
cia vió nacer diferentes trabajos generales ó particu
lares, mas ó menos inspirados de este sistema (3). Pero
esta idea fué proseguida y desenvuelta en Alemania don

(1) Fourmont, reflexiones sobre el origen de los antiguos


pueblos, 1747; dos tomos en 4 º Cumberland, orígenes gentium
antiquissimas. Lond, 1724, en 8º
(2) Véanse los artículos relativos á la mitologia egipcia y
griega. -

(3) , Dupuis ha desenvuelto latamente esta idea: , Origen de


todos los cultos, cuatro tomos en 4 º 1795. Entre los trabajos
notables del siglo décimo-octavo, véase á Court de Gebelin, Mun
do primitivo, nueve tomos en 4.º, 1775.--Origen de las artes, de
las ciencias, y de las leyes, por Goguet, tres tomos en 4.", 1738.
--Cartas sobre el origen de las ciencias y la de los pueblos del
Asia, por Bailly, 1777, en 8.º
—83—

de recibió las formas mas distintas (1) Hoy la teoria


del progreso abre un nuevo y fecundo camino á las
investigaciones. M. Buchez, á la par que constituia de
finitivamente la ciencia de la historia, ha esclarecido
con una gran hipótesis las primeras edades de la hu
manidad (2) M. Boulland ha recopilado y reunido en
un cuadro reducido y completo todos los materiales
de la historia primitiva, ora tradiciones, ora relatos
de costumbres, usos, leyes, etc. y sus inmensas investiga
ciones han hecho posible muestro propio trabajo sobre
la materia, habiéndonos aprovechado justamente de su
vasto saber (3). Tambien se deben á los señores Bro
tonne y Lenormant otras tentativas notables de gene
ralizacion (4).
Los límites de nuestro libro nos prohiben entrar
en el caos infinito de las investigaciones particulares.
Nos contentaremos pues para la historia de la civili
zacion mas antigua con esponer sus fuentes tradicio
nales, con seguir luego en la relacion de Moisés,
esplicada y comentada, la historia de los hombres has
ta la dispersion de los hijos de Noé y acompañarlos
en su toma de posesion del globo. Terminaremos este
libro dando una idea general de las creencias, cos

(4). Véanse las religiones de la antiguedad de Creuzer, traducido


del aleman, refundido y desarrollado por Guigniaut, 1825, cua
tro tomos en 8º no concluidos, y los trabajos al manes citados
por este último autor en sus notas sobre la introduccion-.
(2) Introduccion á la ciencia de la historia. Androgenia.
3) Ensayo sobre la historia universal, dos tomos en 8º,
1856. Historia de las transformaciones morales y religiosas de
los pueblos, un tomo en 8º, 1859.
(4) Historia de la filiacion y emigracion de los pueblos, pºr
M. F. de Brotonne, Paris, dos tomos en 8º, 1837; Lenormand,
Introduccion á la historia del Asia occidental, 1857, en 8.”
º
—84—

tumbres e instituciones, por do quiera idénticas, de estas


sociedades primitivas.
FUENTes. Resulta de lo que hemos dicho que las
de esta parte de la historia son de dos clases. Las
unas se derivan de las observaciones hechas en pue
blos, existentes todavia ó en los monumentos que han
dejado; las otras son puramente tradicionales. Estas
últimas son las que van á ocuparnos por ahora. Las
demas se encuentran en los relatos de los viageros,
las colecciones de monumentos etc., y las iremos in
dicando, ya con motivo de cada pueblo particular, ya
esponiendo la historia del arte primtivo.
La tradiccion mas general, mas importante é in
disputablemente mas auténtica sobre el origen de la
humanidad, está contenida en los once primeros capí
tulos del Génesis, primer libro de la Biblia. La opi
mion con mas universalidad admitida es aquella que
atribuye á Moisés la redaccion de este libro y de los
cuatro siguientes que con él forman el Pentateuco.
No hay tanta conformidad sobre las fuentes en que
ha bebido. Pretenden algunos que la narracion gene
siaca de Moisés es un conjunto de fragmentos y tra
diciones mas antiguos (1). Segun otros, todos los li
bros conocidos con este nombre han sido recopila
dos mas tarde con intenciones políticas (2); otros
no ven tampoco en la historia que cuenta mas que
una misteriosa teoria cosmogónica, ó de mitos sim

(4) Richard Simon, historia crítica del antiguo , testamento,


4685, Rotterdan ; Congeturas sobre las memorias originales que
han servido á Moisés para la composicion del Génesis, por As
truc , Bruselas, 1755, en 42.º
(2) Volney, nuevas investigaciones sobre la historia antiguº.
—85—

bólicos (1). Por nuestra parte creemos que la tradi


cion mosáica es históricamente verdadera y que Moi
ses se ha servido de materiales sacados de las antiguas
tradiciones judias, y acaso de las del Egipto (2). Pero no
quiere esto decir que creamos deber atenernos á la letra
muerta de su narracion y admitir las esplicaciones que
se han dado de ella en nuestros dias. Efectivamente, se
ha tenido harto escasa cuenta de la forma simbólica que
encubre á esta tradicion como á todas las demas ; sin
desechar las verdades por todos los siglos reconocidas,
la ciencia debe dar nueva luz á esta materia importan
te. Y lo puede hacer sin ningun escrúpulo; porque si
es cierto que la iglesia reconoce que son inspirados los
libros santos en cuanto á la fé y á las costumbres, no es
en ninguna manera un dogma que esta inspiracion se
estienda tambien á los hechos (3).
Por lo demas, el Génesis ha seguido los varios des
tinos de los demas libros de la Biblia, como daremos
cuenta al esponer las fuentes de la historia judia.
La Biblia se completa y esplica por otras tradiciones
conservadas oralmente en la nacion judia, y que acaso
ésta ha tomado de los pueblos circunvecinos. Algunas
de ellas nos han sido trasmitidas en fragmentos por

(), Fa5re dº Olivet, la Lengua hebrea restituida, París, 1816,


en 4 º Véanse tambien los teólogos y mitologistas alemanes.
(2) La Biblia ha sido traducida muchas veces y dado origen
á una porcion de trabajos y comentarios. Véase á Dom Calmet,
Comentario literal sobre todos los libros del antiguo y del nuevo
Testamento, en 4.º y en folio, con las disertaciones preliminares
impresas tambien aparte cn 4 º Resume todos los trabajos ante
riores al siglo décimo octavo. Para los trabajos mas modernos
véase á, J. B. Glaire, introduccion histórica y crítica á los libros
del antiguo y del nuevo testamento. Van publicados tres tomos.
(5). Véase el libro citado del abate Glaire, tomo 1.° pá
gina 45.
—86—

muchos autores judíos, especialmente Philon el judio,


Josefo, los cabalistas, los talmudistas, y tambien por los
padres de la iglesia. Han sido recogidas por Fabricio (1).
Despues de la Biblia y las tradiciones judias vienen
las cronologias de Eusebio y del Sincello, sábios cristia
nos que quisieron probar la historia sagrada con testi
monios tomados de los historiadores profanos y de los
mismos gentiles. El primero era uno de los obispos se
mi-arrianos del concilio de Nicea; el segundo vivió por
los fines del siglo VIII y fué asesor del patriarca de
Constantinopla. En sus libros se encuentra resumida la
ciencia cronológica de su tiempo, y ademas nos han con
servado preciosos fragmentos de obras históricas hoy
perdidas. Entre ellos hay tres que tienen una relacion
directa con la materia que tratamos: son los de San
choniaton, de Berosio y del libro de Enoch (2).
Sanchoniaton, historiador fenicio de una antigüedad
remota, escribió una historia de Tiro, sacada de los pro
pios anales de esta ciudad. Como habia hecho Moisés
con la de los judíos, hizo precederá la suya una cos
mogonía y una historia general. Este fragmento de su
libro es lo que ha sido conservado por Eusebio, segun
la version griega hecha por Philon de Biblos. Se ha pro
bado á establecer la conformidad de esta tradicion con
la Biblia; pero la version griega de los nombres propios
sujeta este trabajo á grandes dificultades.

(1) Codex Pseudo epigraptus veteris testamenti collectus, &c.


Fabricio, Hamburg, dos tomos en 8.º, 1725.
(2) Thesaurus temporum, Eusebii, etc. edit. Scaligeri. Una
parte del una
parecido libroversion
de Eusebio estabaqueperdida.
armenia ha sidoEn publicada
nuestros dias
con ha
la
traduccion latina en Milan, por el cardenal Mai, 188.-Geor
gii Syncelli chronografia, etc. en las colecciones bizantinas.
—87—

Berosio hizo para el imperio de Constantinopla lo


que Sanchoniaton para Tiro. Vivió en la época de Ale
jandro el Grande, y desempeñaba en Persia un cargo
parecido al de archivero. Los fragmentos que de él
ha conservado el Sincello son obscurísimos, y se refie
ren á la historia primitiva y á la cosmogonía.
El libro de Enoch de que ha reproducido el mismo
autor un fragmento muy interesante ha sido encon
trado en nuestros dias en Abisinia y existe una ver
sion inglesa y alemana. Es una obra mística compuesta
por un judio cerca de un siglo antes del nacimiento de
Jesu-Cristo; pero el autor dió lugar en él á antiguas
tradiciones, y aquella particularmente que refiere el Sin
cello es de muchísima importancia. Tal es el parecer
del señor Silvestre de Sacy, juez competente en estas
materias
Estas(1).
varias tradiciones han sido objeto de muchas
crít , la mayor parte de ellas ocasionadas por el
icas
espíritu de incredulidad que en el último siglo ha ata
cado con tanto empuje las bases de toda ciencia histó
rica. Hoy ya no es posible semejante crítica, y en todas
partes se torna al estudio de estos monumentos antiguos
con la certidumbre de encontrar en ellos huellas segu
ramente obscuras, pero fijas, de los primeros progre
sos de humanidad.
Aqui creemos nuestro deber hablar de las tra
diciones publicadas en el siglo XVI por el monge An
nio de Viterbo y de que solo haremos sin embargo
un uso prudente á causa del descrédito universal en que
han llegado á caer. Son fragmentos de autores anti

(1) Diario de los sabios, 1826.


—88—

guos; atribúyese á Berosio el mas importante de todos


que contiene la historia del diluvio, de la dispersion
de los hijos de Noé y de los orígenes del imperio de Babi
lonia. La gran mayoria de los sabios estan acordes en
pensar que Annio mismo inventó las tradiciones que
ha dado á luz. No obstante, este escritor ha encontrado
defensores muy erudítos; su probidad y su buena fé
reconocida rechazan la tacha de falsedad de que se le
acusa, y las razones de sus adversarios son muy escasas
de fundamento. ¿Por qué, en vez de discutir sin término
acerca de la verdad ó falsedad absoluta de las tradicio
nes de Annio, no se las ha hecho pasar por el crisol de
una verdadera crítica? Del mismo modo que el libro de
Enoch presenta entre visiones místicas incontestables
vestigios de monumentos antiguos, el libro de Annio que
pertenece probablemente á la época del imperio romano
¿no contiene señales evidentes de esa antigüedad remo —
ta de formas ásperas y reducidas y de símbolos miste
riosos? No lo dudamos por nuestra parte, y en esos frag
mentos tan desacreditados encontramos la total compro
bacion de los resuitados mas modernos de la ciencia his
tórica (1).
Estas son las únicas tradiciones generales que han
llegado hasta nosotros, las cuales serian muy insuficien
tes si no estuviesen esplicadas y corroboradas por las
particulares de los pueblos. Pero cada nacion nos ha
transmitido el fragmento de historia universal que es
pecialmente la concierne; y aun algunos, como los

(1) , Annii Viterbiensis antíquitatum libri, Roma , 4.408,


en folio —Véase el artículo Nanni en el diccionario de Baile, y
el de Annio en la biografía universal. La crítica , de Varrerio es
la mas importante de todas las dirijidas contra él. Biblioteca, de
los padres, edicion de Lcon , t. 2.º
—89—

griegos, y los romanos, nos han dado á conocer aque


llas que habia en derredor suyo. Encontrarémos á la
mayor parte de estas naciones en tiempos posteriores, y
"este será el momento mas favorable para dará conocer
sus fuentes originales. Solo hay una especie de tradi
ciones particulares sobrado importantes en la historia
primitiva para no hacer de ellas aqui una mencion par
ticular y sobre las cuales no tendremos por lo demas
ocasion de volver ya: hablamos de las tradiciones escan
dínavas y americanas. -

Las antiguas tribus de la Scandinavia y principal


mente el tronco que fué á poblar la Islandia, conserva
ron ademas de los monumentos mas particularmente
relativos á su historia nacional, (los Sagas y las Inscrip
ciones rústicas, poesías medio históricas y medio mi
tológicas que contienen tradiciones de mucha anti
güedad y ofrecen frecuentemente notables analogias
con las del Asia. Son 1.º el Edda Mayor ó el Vo
laspa, coleccion de fragmentos de poesia religiosa con
servados mucho tiempo por la tradicion muemónica,
traducidos en lengua latina y sajona hácia fines del si
glo XI por Soemundo Sigfusson, dados á luz segun la
opinion vulgar, por Snorro Sturleson en el siglo XIII,
y publicados en 1665 por Resenio; 2.º el Edda Me
nor, compendio de mitología escandínava, igualmente
atribuido á Snorro y publicado por Resenio. Estas tra
diciones han sido de mucho tiempo acá objeto de los
trabajos de muchos sábios, principalmente daneses y
alemanes (1). -

(1) Véase á Resenio, Edda Islandorum, Hafn, 1665; Berg


mann, poemas islandeses, un tomo en 8. º 1852. Rühs: die
Edda, Berlin, 1812, en 8. º —Véase un análisis del Edda en el
—90—

Las naciones americanas tenian tambien un gran


número de tradiciones antiguas. Desgraciadamente la
mayor parte de estos pueblos no conocian la escritura
y es preciso ir á buscar las huellas orales de sus recuer
dos en las relaciones de los viageros y de los antiguos
historiadores (1). Una sola de ellas, la poderosa nacion
de los mejicanos, poseia caractéres geroglíficos y asi
fué en su seno donde se recogió el mayor número de
observaciones, debidas casi todas á los monges españo
les que detrás de los pasos de los conquistadores rea
lizaban la obra pacífica de la conversion y enriquecian
con preciosos documentos á la ciencia europea (2).
Añadiremos para completar estas noticias que los
historiadores griegos, Herodoto y Diodoro de Sicilia, han
conservado algunas, bastantes numerosas, particulares

segundo tomo de la historia de Dinamarca de Mallet, Ginebra,


1765, en 12; acerca de los trabajos relativos á estas tradi
ciones, véase A Guigniaut, nota octava sobre la introduccion á
las religiones de la antiguedad de Creuzer.
(1) , Véase principalmente para las Antillas, á Datertre, his
toria de las islas de San Cristobal, &c., 1654, en 4 º Para la
América del Norte, á Charlevoit, diario de un viaje hecho á la
América septentrional, dos tomos en 4 º 1741.—Lafitau, costum
bres de los salvajes, &c. dos tomos en 4 º 1724; para el Perú,
la historia de los Incas, por Garcilaso de la Vega, en 4.", 1704;
º la América meridional, á Alejandro de Humbold, viage á
as regiones equinociales, cinco tomos en 8.º, 1816.
(2) Las noticias mas circunstanciadas se encuentran en las
obras españolas de Torquemada, Sahagun y Acosta. Las tradicio
nes hicroglíficas han sido recopiladas por lord Kingsboruogh
en una obra cuyo lujo la pone fuera del alcance de la gran ma
yoría de los lectores,¿ nueve tomos en folio. Véase tam
bien á A. de Humbold, vista de las cordilleras y de los monu
mentos de los pueblos indígenas de la América, 2 tomos en
folio, con atlas, 1816. Mr. Ternaux Compans publica en este
momento una coleccion de Memorias y documentos inéditos sobre
la América. La segunda série promete sobre todo un interés par
ticular.
—91—

á los pueblos que conocian; que se encuentran muchas


tambien en la Biblioteca oriental de Herbelot (1) y otras
muchas mas en los relatos de los viageros, de los mi
sioneros etc. que han esplorado el Asia y el Africa (2).

Historia de la humanidad Inasta el


diluvio,

Luego que Dios hubo creado el mundo en cinco


dias y preparado progresivamente el terreno en que de
bia vivir y obrar la humanidad; luego que hubo recor
rido la escala ascendente de las creaciones animales des
de el pólipo hasta el mammífero, apareció por último
sobre la tierra el rey de la naturaleza, nació el hombre
para empezar una nueva série de progresos.
Al salir de las manos de Dios era sin duda el hom
bre tosco y grosero, sin inteligencia ni voluntad, y pre
sa de los instintos solamente de su naturaleza animal.
¿Duró este estado largo tiempo? ¿Multiplicóse el hom
bre en este estado y cubrió la tierra de una genera
cionde bimanos (3), de animales con figura humana? Estas

(1) Herbelot, biblioteca oriental, siete tomos en 8.º. La


primera edicion, es del siglo XVII.
(2) Véase el resumen de los viajeros en las geografías de
Balbi, Malte-Brun y sobre todo de Ritter. Para la historia de
los viages, yéanse las bibliografías, y ademas la historia de los
viajes del abate Prevost, las cartas edificantes, los anales de la
propagacion de la Fé, la biblioteca de los viajes de A. de Mon
temont, los anales y nuevos anales de los viajes, por Malte-brun,
Eyriés &c. desde 1807 hasta ahora.
(5) Muchos naturalistas han señalado con este título al
hombre considerado como género del órden de los mammíferos.
—92—

son cuestiones irresolubles hoy. Muchos hechos, sin em


bargo, que encontrarémos al paso nos inducen á creer
que asi fué. -

La humanidad no empezó hasta que hubo un hom


bre inteligente y activo, un hombre que conoció su de
ber y quiso practicarle. Ya hemos dicho que solo una
revelacion podia enseñar la moral al hombre y hacerle
una criatura libre é inteligente. La primer palabra de
Dios á él creó espiritualmente la humanidad.
La tradicion bíblica nos cuenta en términos bas
tante claros la historia de esa revelacion primera. Ella
nos enseña como Dios comunicó su soplo espiritual á
Adam que no era al principio mas que una fuerza bru
ta; como le enseñó la palabra y le dió á conocer el
nombre de los objetos que le rodeaban, como le impuso
la primera moral, y cuales fueron los primeros deberes
á que le sujetó (1).
Pero á esto se reducen tambien los pormenores que
nos dá, y continúa reinando la obscuridad mas comple
ta sobre una porcion de cuestiones importantes. ¿Bajo
qué forma se apareció el revelador al primer hombre?
¿Cómo llegó á vencer su carácter silvestre y cautivar
sus sentidos groseros? ¿Cómo se fundó y fué conservada
la primera sociedad? ¿Cuáles fueron sus principios
religiosos, sus ideas científicas, la forma de su activi
dad? Son misterios cubiertos de un velo impenetrable
para siempre.
No obstante, puede deducirse de los pasos que
hemos indicado el principio y el término de esta so
ciedad primitiva, el terreno de la primera actividad hu

(I), Génesis, capítulo 4. º vers. 28 y 50, capítulo 2. º vers.


7, 19, 20, 22 y 24. -
—93—
mana. Ea palabra, el medio necesario para toda obra
espiritual, fué el objeto de los primeros esfuerzos y tra
bajos de los hombres: aprender á hablar fué entonces
un deber importante y rigoroso. Relativamente al vín
culo social, el de la familia fué el único de que enton
ces fueron capaces los hombres:—«El hombre abando
nará á su padre y á su madre para adherirse á su mu
ger y no harán mas que una sola carne:» hé aqui el
mandamiento que Dios impuso á los hombres, y segu
ramente unió á este primer vínculo social el derecho
absoluto del padre sobre la familia. Mandóle tambien
crecer y multiplicarse sobre la tierra, y le dió poder
sobre todas las criaturas.
Estos principios generales pueden darnos una idea
de la sociedad primitiva. La primera familia humana
habia recibido de Dios una tradicion dogmática y moral,
el conocimiento de los séres divinos y humanos, la ins
titucion sagrada de la palabra, los deberes de la familia.
Tambien recibió por el mismo conducto los primeros
medios de accion sobre el mundo esterior. Toda esta
tradicion estaba sin duda alguna encerrada en formas
simbólicas severas, capaces de hacer impresion sobre
aquellas imaginaciones toscas, y grabarles su recuerdo
profundamente en el corazon. La primera familia se
multiplicó asi en medio de una naturaleza favorable y
engendró sucesivamente familias semejantes á ella.
El hijo y la hija recibian desde la infancia la educacion
tradicional: llegados á la edad de la pubertad, dejaban á
sus padres y formaban entre ambos una sociedad nueva.
El nombre de Adan caracteriza el primer centro
de las familias. ¿Cuanto tiempo conservó la pura tradi
cion? ¿Cuanto tiempo fué mas poderosa en el hombre
la voluntad del bien que los deseos de la carne? Lo ig
—94—

noramos (1). La tradicion de Cain y Abel nos retrata el


recuerdo de la primera lucha social, de la primera ne
gacion de la moral, de la primera heregia. -

No es posible en efecto dudar del significado social


y religioso de la leyenda de Cain cuando se leen las
tradiciones apócrifas que completan la Biblia acerca de
este punto. «Caín dijo á Abel: «No hay juicio ni juez: no
«hay otro siglo; no serán recompensados los justos; ni
«se tomará venganza de los malos; el mundo no está
«creado, ni conservado por bondad.....» Abel respondió:
«Hay un juicio y un juez; y hay otro siglo y un don
«de buena recompensa para el justo; debe tomarse
«venganza de los malos, y el mundo está creado y con
«servado por bondad; y como es el fruto de las bue
«nas obras, he ahí porque las mias han sido mas agra
«dables que las tuyas......» Y combatieron ambos sobre
la superficie del campo (2).
Las familias rebeldes representadas por Caín fueron
espelidas del pais habitado por las familias puras. A
juzgar por algunas palabras sueltas de las tradiciones,

(1) No hablaremos aqui de la caida de Adan contada en los


primeros capítulos del Génesis. Este hecho se enlaza con la doc
trina del pecado original cuya esplicacion corresponde á la teo
logía ó la metafísica, pero no á la historia. Observaremos úni
camente que por una parte, esta tradicion era universal en la
antiguedad, y que la encontrarémos en la mayor parte de los
pueblos anteriores al cristianismo; y por otra, que el hecho que
cuenta no puede interesar de ningun modo á la doctrina del
progreso. Este empezó en efecto cuando el hombre creado hubo
recibido el espíritu y el organinsmo que le conocemos y Dios le
impuso el primer fin de actividad. «No consideraremos á Adan,
dice Eusebio de Cesarea, sino desde el momento en que fué re
ducido á la condicion de hombre; desde este instante empezara
nuestra cronografia.»
(2) Fabricio, véase á Boulland, ensayo &c. título 2.º, pá
gina 265. -
las otras partes de la tierra estaban todavia habitadas
por aquellos bimanos sin espíritu y sin educacion que
fueron el primer ensayo de la creacion humana (1). Pero
el fragmento de la sociedad religiosa que conducia
Caín, aunque caido, llevaba la marca divina de la
inteligencia y de la palabra. Supo resistir á la natura
leza esterior, y dió nacimiento á una nueva serie de
familias cuya perversidad y corruccion fueron siempre
creciendo y que se consagraron principalmente á la
funcion de la obra material. A ellas se refieren las pri
meras invenciones industriales, el trabajo de los me
tales, la construccion de las tiendas etc.
En la lucha con Cain perecieron parte de las
familias puras (Abel). Del antiguo centro adámico sa
lió entonces una nueva sociedad religiosa. Adam tuvo
un tercer hijo, Seth, cuyos descendientes se retiraron
á lo alto de las montañas, mientras que la posteridad de
Caín se posesionaba sucesivamente de todas las llanuras
y el mismo primitivo centro desaparecia. Entonces tras
currió un largo espacio de tiempo durante el cual hubo
dos especies de familias, las unas puras y conservadoras
de la tradicion , las otras corrompidas y malas.
Era un periodo de lucha entre el bien y el mal.
Una revolucion social nueva vino á ponerle término,
confundir las dos razas y arrojar á la humanidad
en un abismo insondable de inmoralidad y de egois
mo. Las tradiciones presentan esa revolucion bajo
formas tomadas tal vez de la edad siguiente. Los hi
jos de Dios, dice la Biblia, amaron á las hijas de los
hombres porque eran hermosas, y tomaron por mu

(1) , Génesis, capítulo 4 º vers. 14, 15; Josefo, antigueda


des judías. Véase á Boulland, página 267.
—96—

geres las que ellos quisieron. El libro de Enoch nos


presenta en una tradicion magnífica la historia com
pleta de esa revolucion. Cuéntanos que los Egrégo
ras, nombre dado á los hijos de Seth, se encendie
ron de amor por las hijas de Cain, y dá los nom
bres de estos ángeles revelados y la historia de su
rebelion. Las sociedades se mezclaron, y de la mezcla
nacieron tres razas nuevas, razas de gigantes, de hom
bres fuertes y robustos, llenos de impiedad y de mal.
La moral revelada estaba abandonada; la humanidad
iba á perderse en una decadencia horrible.
Las tradiciones han conservado el recuerdo de
la impresion terrible y profunda que este estado so
cial dejó en la memoria de los hombres. «Habia en
aquel tiempo en derredor del monte Líbano una
gran ciudad de gigantes, llamada OEnos que domi
naba al universo. Confiábanse en la magnitud y el
vigor de sus cuerpos; oprimian á todos los demas por
la fuerza de sus armas, y, abandonándose á la disolucion,
inventaron los pavellones, los instrumentos de música
y todas las delicias. Comian á los hombres y hacian
abortar á las mugeres para tragarse los niños; entraban
en cópula con sus madres, sus hijas, con los varones
y los animales, y no habia crimen alguno que no
cametiesen aquellos menospreciadores de la religion y
de los dioses! (1). -

Entonces volvió á hacerse necesaria la intervencion


de Dios. Amiquiló el diluvio aquella sociedad corrom
pida, y un nuevo fin de actividad abrió el camino á
nuevos progresos.

(1) Boulland, loc. cit., pág. 277.


—97—

IIistoria de la sociedad de Noé,

La tradiccion relativa al diluvio ha originado mu


chas discusiones. ¿Ha habido verdaderamente una gran
inundacion que haya destruido toda existencia animal y
humana, exceptuando á Noé y los seres que conservó?
¿0 esto no es mas que el recuerdo simbólicamente re
producido de un gran cataclismo social?Y si verdade
ramente ha ocurrido la inundacion , si ha habido un
trastorno geológico, ¿no fue un fenómeno parcial? ¿Se
ha estendido á todas las partes del globo? ¿No ha po
dido escapar de él ninguna familia humana, escepto la
de Noé ? Es verdad que todas las tradicciones conser
van la memoria del diluvio, pero cuántas inundacio
nes parciales no ha habido! Está tambien geológica
mente probado que una violenta sacudida ha rodado
las aguas sobre toda la superficie de la tierra despues
de la época de la postrera creacion animal; pero los
restos que han dejado esas aguas en su tránsito no
contienen ningun vestigio de criatura humana, y todo
induce á creer que esta gran revolucion precedió inme
diatamente á la aparicion del hombre. Es posible que
haya ocurrido efectivamente alguna inundacion, pero
que no se haya estendido á todo el globo, y que con
esta tradicion del diluvio esté mezclado el recuerdo de
una inmensa conmocion social. No obstante, si pode
mos admitir que sobreviviesen á este acontecimiento
terribles animales y hombres sin educacion, semejantes
á las fieras; que tambien subsistiesen algunas de aque
llas familias esparcidas, vástagos remotos de la sociedad
7
—98—

primitiva; no creemos por eso que haya podido salir


de ellas un nuevo desarrollo moral, que por sí propias
hayan podido llegará una civilizacion mas adelantada
Separadas de la tradicion comun, entregadas á la inmo
ralidad y á la corrupcion, han sido destruidas y reem
plazadas por colonias noeicas. Todas las naciones co
nocidas han salido del nuevo centro que se constituyó
entonces, y Noé es verdaderamente el segundo padre
del género humano.
NoÉ. Salvóse efectivamente una familia del diluvio
y por ella volvió á empezar la sociedad activa y cre
yente. La de Noé fue á quien Dios confió la palabra
nueva, y se fundó un nuevo centro social bajo este nom
bre que no significa mas que establecimiento fijo y
estable. Alli apareció un nuevo revelador, porque la
primera obra impuesta por Dios á los hombres estaba
frustrada y en olvido; alli se enseñaron nuevas doctri
nas destinadas á hacer terminar el deber primitivo y abrir
á los hombres un nuevo camino de progreso.
La Biblia nos ha conservado un fragmento de esta
nueva palabra revelada (Génesis, cap. 9.º, vers. 1-—7)
«Creced y multiplicaos, y llenad la tierra.... Alimentaos
«de todo lo que tenga vida y movimiento: yo os he
«abandonado todas estas cosas.... Yo vengaré á vuestra
«sangre de todas las bestias que la hayan esparcido, y
«á la vida del hombre de la mano del hermano suyo
«que le hubiere muerto.... El hombre ha sido creado a
«la imagen de Dios.»
Seguramente que no está la ley completa en los
términos que la dió el revelador. Ciertamente que la
tradicion solo ha conservado los hechos principales,
aquellos que han quedado grabados en el recuerdo de
los pueblos; pero, tal como es, nos basta para deter
—99—

minar cual fué entonces el deber impuesto á la huma


nidad, especialmente si la comparamos con los hechos
sociales que encontramos en las naciones que la han
admitido. Crecer y multiplicarse, esparcirse por toda la
superficie del globo, ocupar todos los lugares habitables,
posesionarse de la tierra entera, en una palabra, y ha
cerse de ella señor; tal fue el fin propuesto. La es
tension de la raza humana y la poblacion del globo
debian ser las consecuencias del cumplimiento del
deber. -

Formuláronse bajo la influencia de este fin las


doctrinas generales capaces de realizarle, las cuales nos
son desconocidas hoy. Puédese á la verdad con la ayu
da de fragmentos esparcidos acá y acullá reconstruir
hipotéticamente los principios generales de las creencias
mas antiguas; pero es imposible saber hasta qué punto
fueron conformes á las palabras del revelador, y es
hasta probable que el punto mas remoto que podemos
alcanzar es ya fruto de una heregía. De todas mane
ras, encontramos que á los pueblos salidos de esta uni
dad los caracterizan esencialmente, 1.º un concepto re
ligioso particular; 2.º una distincion enteramente espe
cial entre los hombres que vivian sobre la tierra; y 3.º
una nueva forma social.
El concepto religioso dominante en esta época te
nia por términos principales, la existencia de Dios como
causa primera y creadora; la existencia de una gerar
quia de Dioses inferiores que producian todos los fenó
menos de la naturaleza; y la existencia de la materia
manchada con un pecado primitivo, con un adulterio
cometido por los Dioses rebeldes contra el ser Supremo
y que ahora debia espiar su crimen con el sufrimiento
y el trabajo. La materia misma era la causa del mal
—100—

y de todos los pecados, y contra ella y el mal que


incesantemente engendraba debian luchar los hombres
que conocian el deber.
Habian sido enviados estos para combatirla y
purificarla; pero no todos los hombres eran llamados
á esta grande obra, porque entre los que tenian figura
humana habia una diferencia inmensa é insuperable.
Eran los unos hijos de los Dioses inferiores creados para
ordenar los movimientos de la naturaleza. Como sus
padres eran dioses é inmortales, su solo cuerpo esta
ba formado de materia, y volvia en su muerte á la
madre de todos los hombres las partes que de ella habia
tomado. Estos hombres eran los que debian cumplir
el deber; ellos solos, salvados del diluvio, habian reci
bido la educacion social y la ley del nuevo sacrificio.
Pero al lado de ellos subsistian acaso todavia otros
hombres escapados del diluvio, entregados al mal pri
mitivo y viviendo segun las costumbres de la corrupcion
precedente. Estos fueron considerados como fruto del
incesto cometido con la materia por los ángeles con
denados. No eran de naturaleza divina, y para ellos no
habia inmortalidad. Entregados á los instintos brutales,
estas bestias sin moral retrataban diariamente la mancha
original de la gran madre. Servian de piedra de es
cándalo, y los dioses inmortales á que estaban aban
donados, como todo el resto de la tierra, acometieron
la empresa de esterminarlos.
Asi se esplicaba aquella gran distincion entre los
hombres de que los unos, nacidos del bien, eran sola
mente capaces del deber, al paso que los otros, inmunda
materia, debian ser destruidos, ó servir cuando mas, á ma
nera de bestias, para las necesidades de los dioses mor
tales. Esta doctrina que hoy repugna á nuestro sentimien
—101 —

to cristiano podia acasojustificarse entonces con la degra


dacion que presentaban los hombres sin moral, con
las infinitas dificultades que ofrecia el deber y que no
permitian acaso mas que una conversion violenta. ¿Fué
formulada en estos términos desde el principio? Lo
ignoramos; pero estaba profundamente estampada en las
costumbres de todas las sociedades primitivas, y la
veremos durar en las ideas y en las instituciones sociales
hasta el cristianismo y no desaparecer sino en las na
ciones sometidas á la ley de Jesus que ha dado á todos
el medio de ser hijos de Dios. Una forma social nueva
sucedió por último á la antigua familia, y este es uno
de los caracteres en que el progreso se muestra visi
blemente. En lo antiguo la sociedad se componia con
efecto de la sola familia: ahora vamos á encontrar un
vínculo social mas estrecho, el de la raza. Esta es el
conjunto de las familias que reconocen un origen comun
y concurren á un solo fin de actividad bajo una direc
cion única. Este vínculo social, mas perfecto que el
precedente, suponia aun una base material, pues es
tribaba sobre la unidad de origen. Pero esto bastaba
entonces; y la raza ensanchada debia formar mas tarde
el tronco de la nacion. Asi la moral fué conservadora
únicamente para las razas; y, tocante á las estrange
ras, no se conoció mas que la violencia y la opresion.
Tales son los caractéres generales que encontramos
en todos los pueblos salidos de esta creencia. Vamos
ahora á ensayar el describir la historia de estos pueblos
mismos.
Todas las tradiciones concuerdan en colocar en la
Armenia alta el primer centro social de esta revelacion.
Sin duda esta sociedad subsistió largo tiempo sin espe
rimentar modificaciones profundas, ni poder influir ex
—162—

teriormente con eficacia. La obra primera fué constituir


la sociedad, crear la division de las funciones y la accion
conservadora. Estaba á la cabeza un gefe supremo, es
piritual y temporal á la vez: cada familia ejercia bajo
su dependencia su deber particular. Fué preciso crear
despues la ciencia y las bellas artes, y empezar la obra
de realizacion por la salida de las colonias. Inútil es de
cir que todo tenia en esta sociedad, el carácter profun
damente religioso que la formaba por entero. Vamos á
dejar hablar á M. Buchez cuya admirable narracion en
señará mas que lo que nosotros podríamos decir. Mas ade
lante veremos que la observacion confirma rigorosamente
todos los puntos de esta esplicacion en todo sintética.
«Sin embargo, la sociedad de los dioses mortales
«fundó en su seno la division de los deberes y de las
«funciones, y los unió por medio de una gerarquía rigo
«rosa y una disciplina severa á imitacion de la que en
«el cielo existía. Díjose que cada uno ocuparia al nacer
«la misma funcion que su padre celestial desempeñaba
«en el universo. Porque habia sido enseñado que el es
«píritu que obrase bien volveria despues de despojar
«su envoltura humana para ser feliz en la córte de su
«padre, mientras que aquel que faltase á su deber, iria
«á padecer cerca de los gigantes de las tinieblas y del
«hielo.
«Asi se fundaron el derecho patriarcal, el de pri
«mogenitura, la familia, la herencia de las funciones,
«el órden de obediencia y el culto de los antepasados.
«El adulterio, el robo, la envidia, el incesto eran abo
«minables, porque eran los pecados autores del mal. El
«casamiento era un vínculo terrible y severo, y no
«podia formarse mas que en el seno mismo de la familia
«y entre inmortales. Las sepulturas fueron lugares sa
—103—

«grados, porque estaban purificados por la estancia de


«los cuerpos que habian habitado los dioses.
«Instituyéronse la oracion, los sacrificios y la adi
«vinacion. La magia fué inventada.
«Entonces las naciones levantaron templos y cor
«taron montañas para que á la par fueran símbolos de
«la oracion y del sacrificio. Eran grandes altares y altas
«pirámides distribuidas por pisos. Cada clase de los in
«mortales iba alli á arrodillarse á su vez y pedir gra
«cia y poder en tanto que el pontífice rey ejecutaba el
«sacrificio en la cúspide. Ya operaba á la vista de todos
«levantado sobre la piedra de la inmolacion; ya se escon
«dia á las miradas la obra misteriosa y se practicaba en
«una concabidad abierta en la cúspide de la pirámide
«Dios de la luz, ó mi padre, decia el pontífice, recibe
«por ellos y por mí el vapor mas puro de nuestra san
«gre; y tú, Dios de la fuerza y de las borrascas, recibe
«esta sangre que nos dá la fuerza; y tú, ó gran madre,
«permite que esta carne nos sea propicia; y tú, ó vícti
«ma sagrada, sé fiel intérprete del amor que tenemos á
«nuestros padres celestes nosotros todos sus hijos; y tú, ó
«creador de todos y de todo, acepta muestras oraciones
«sin mezcla, porque no podemos ofrecerte en sacrificio
«nada que sea digno de tí.»
«Asi este culto fué todo él enseñanza. El altar,
«cuando estaba ocupado por los fieles, figuraba la gerar
«quía social imitada de la celeste: tambien representaba á
«cada hombre inmortal; porque este habia sido creado
«para ser una imagen compendiada del universo; y cuan
«do todo aquel pueblo arrodillado levantaba sus manos
«al cielo, oraba por la boca del sacrificador, se consagra
«ba en la víctima y enseñaba el camino de la vida y de
«la virtud, el sacrificio. -
—104—

«Las familias tenian templos, y eran sus sepulturas.


«Cuando la vida habia sido una purificacion, cuando
«el inmortal habia muerto en su deber, el lugar de sus
«despojos se convertía en lugar puro. Sus mismos fu
«nerales eran un símbolo de su vida. Porque esta ha
«bia sido un sacrificio, era tratado como víctima, ele
«vábase su cuerpo sobre un altar y ofrecíasele á los dioses
«superiores que le habian formado; y cuando habian ya
«recobrado lo que le dieran, entonces sus huesos, su ma
«teria, eran sepultados en el seno de la tierra, la gran
«madre de donde habian salido. Decíase que los espíri
«tus venian alguna vez á visitar los lugares en que des
«cansaban sus despojos terrenos; que gustaban de la
«sangre de las víctimas y que, sensibles al culto que se
«les tributaba, consentian en comunicarse con los vivos.
«Los hombres inmortales cobraban en este culto
«fuerzas para combatir y vencer en la lucha que, cor
«respondiendo al llamamiento de sus primeros padres
«terrestres, habian empeñado contra la naturaleza bru
«ta, y el ejemplo fascinador y las pasiones groseras de
«aquellas bestias de rostro humano que habian acudi
«do al rededor de ellos. La fé era entonces el único re
«curso, el solo apoyo de la vida social; un instante de
«duda, ó de vanidad ó de indulgencia con la carne per
«dia á una nacion. Porque entonces que era menester
«obrar siempre y que no existia sin embargo ciencia al
«guna que preveyera, la fé sola y el desprendimiento
«podian dar el valor de emprender y de entrar en un
«porvenir desconocido. La fé sola podia crear tambien
«los medios de prevision; y ella fué la que engendró
«efectivamente el arte adivinatorio, el arte agorero y los
«oráculos.
«Eran por lo demas los cambios ocurridos en el
—105—

«aire, en el cielo y en las aguas, los vientos, las nubes


«y las tormentas otra cosa que actos divinos? ¿No era
«allí dónde vivian sus primeros padres? ¿No eran sus
«cuerpos aquellas estrellas, aquellos vientos y aquellas
«aguas? ¿Y porqué habrían de ser indiferentes á las ora
«ciones de sus hijos y á sus proyectos? ¿Porqué pues ve
«nian de aquel modo? Y la tierra misma, la gran madre,
«¿no estaba presente en amor alli donde se vestia de
«verdura y producia los mas hermosos árboles?
«Sí, los dioses daban señales, y era preciso saber
«interpretarlas. Ellos eran los que enviaban los sueños;
«ellos los que remitian los presentimientos y los deseos
«vagos, ellos los que fijaban las suertes.
dEntonces se procedió por el sacrificio á las augura
«ciones, al echar las suertes, á la adivinacion de los sue
«ños. Creyóse que la accion de los dioses se manifestaba
«particularmente en la aceptacion de las víctimas, y
«pronto se conocieron las señales. Los bosques dieron
«tambien presagios, porque cuando el suelo estaba pu
«ro de toda obra, es decir de toda mancha animal, la in
«teligencia terrestre, llamada por la sangre y los huesos
«de las víctimas, venia á dar una voz á las hojas de sus
«árboles. Por último, los dioses inspiraron á los hom
«bres y, como para manifestar su poder, á simples mu
«geres inmortales; y hablaban y respondian por su boca.
«No fué perdida la confianza religiosa de las nacio
«nes. Si el arte agorero y el arte adivinatorio las
«engañaron algunas veces, eran porque estaban mez
«clados de saber humano, y por consiguiente sugetos á
«errar; pero los oráculos dictados por los mismos
«dioses protectores, estos oráculos no los engañaron
«nunca; porque fueron siempre la pura espresion del
«sentimiento, de este sentimiento social que es mas
—106—

«que la ciencia, puesto que es su padre y su juez,


«de este sentimiento del fin que forma los pueblos, y
«que en todo tiempo se ha llamado la voz de Dios.
«Esta misma fé en el poder de la creacion y del
«sacrificio que les hacia encontrar tan altivos consejos
«cuando tituveaban, y que les daba audacia para todos
«los peligros, esa fé produjo la mágia.
«Habia, decian, oraciones, ceremonias é invoca
«ciones tan poderosas que los dioses celestes se veian
«obligados á concurrir á las obras humanas. Por este
«arte fueron producidos el fuego, el hierro y el bron
«ce: por él se hicieron fértiles los campos y sabrosos
«los frutos: por él se formaron ademas los féticos y
«pudo agregarse á un objeto todo un mundo de es
«píritus protectores.
«La religion estaba asi en todas partes: en nin
«guna el hombre podia obrar solo, porque por do
«quiera tocaba á Dios; en todos lugares, en todos
«tiempos, estaba alli el poder misterioso para prote
«gerle ó servirle de obstáculo. Pero tambien porque
«la religion estaba presente en todas las cosas, cuan
«do las naciones hubieron conquistado el poder de ha
«cer intervenir á los dioses en sus consejos, en sus
«empresas y hasta en sus armas, se pusieron entonces
«á obrar con una energia estraordinaria. Hasta enton
«ces no se habia atacado la materia del mal y empe
«ñado combates sino por deber y como un sacrificio;
«ahora los largos viages, las cazas, las luchas con
«los elementos enemigos, las guerras de toda clase,
«fueron partidas de recreo.»
Este fue el periodo de actividad y de fé en la
sociedad de Noé. Ignoramos cuanto tiempo duró; pero
un dia llegó á formularse la negacion, y aunque la
—107—

tradicion no dice como fue preparada, se conservó


el recuerdo del hecho mismo del protestantismo, y le
encontramos en la historia del crímen de Cam. La
marracion de la Biblia, incompleta en esta parte, es
tá completada por otras tradiciones: Cam, segun la
version rabínica, castró á su padre, y le puso fuera de
estado de engendrar en el porvenir, lo que quiere decir
sin duda que la sociedad fué atacada en su deber mayor,
el de enviar colonias (1). Fué la señal del triunfo del
protestantismo y de la disolucion del antiguo centro. En
toncesempezó la grande emigracion de los pueblos que
puede considerarse como el cumplimiento de la moral
de esta edad. Dispersóse la sociedad noéica, y una por
cion de sociedades particulares se esparcieron por to
das las partes del mundo y se dirigieron á todos los
puntos del globo; desde la Armenia Alta, se estendie
ron al sur, al norte y al oriente del Asia; las inu
merables islas de la Polinesia, la América desde la
Groelandia á la tierra de Fuego, el Africa desde las
orias del Mediterráneo al cabo de Buena Esperanza,
la Europa entera fueron cubiertas de tribus; en todas
partes se propagaron sus infinitas ramas que llevaron
á los confines mas remotos los gérmenes de la civiliza
cion primitiva.
EMIGRACIoN DE Los PUEBLos. La historia de la emi
gracion de los pueblos se funda sobre tres órdenes de
hechos; 1.º sobre tradiciones positivas; 2.º sobre re
laciones de lenguaje; 3.º sobre analogias de razas.
Las tradiciones positivas son ó generales, ó rela

(1) Véase tambien la tradicion del Berssio de Annio do Vi


terbo; Boullanger, Ensayo &c. tomo 2 º pág. 279, notas.
—108—

tivas á naciones particulares. Estas últimas no nos dan


en general mas que la idea de emigraciones posterio
res; las primeras pueden enseñarnos únicamente la his
toria completa de la dispersion primitiva. Ahora bien,
no hay mas que una de estas tradiciones que tenga un
caracter bastante auténtico: aquella que Moises refiere
en el Génesis.
El caracter tradicional de la historia de la disper
sion de los pueblos referida por Moises es incontestable
pero dá origen sin embargo á cuestiones de gravedad.
Sem , Cam, y Jafet, son seguramente los nombres
tradicionales de los hijos de Noé; mas los hijos de estos,
los fundadores de las naciones cuyos nombres indica
tambien Moises, ¿pertenecen tambien á la tradicion? ¿Ha
tenido la intencion Moises de referir á Noé las naciones
que él conocia y nada mas que estas naciones? ¿Han sa
lido de Sem, Cam y Jafettodos los pueblos del mundo?
¿No hay interpolamientos y muchas omisiones en las ge
nealogías de la Biblia? Viene luego la dificultad de de
terminar la significacion misma de los nombres que
se encuentran en estas genealogías, los pueblos á que se
debe referirlas; porque si para algunos el testo es claro
y no puede admitir dudas, hay profunda obscuridad para
otros, y hasta incertidumbre absoluta sobre el modo de
escribir el nombre.
No puede entrar en nuestro plan el aclarar todas
estas dificultades. Nos parece mas verídica la opinion
vulgar que considera como tradicional toda la ge
nealogía dada por Moises. Esta tradicion cuyos pa
sos obscuros ha tratado de aclarar la ciencia (1),

(1) El trabajo mas importante sobre esta materia es el , de


Bochart, Phaleg, opera Lugd. Bat., 1712, tres volúms. en folio,
—109—

determinando las analogias de los nombres de pueblos


y lugares con los indicados en el Génesis, nos servirá
de base para la historia de la dispersion de los pueblos.
Porque las analogías de razas y de lenguas son toda
via de escaso socorro. La historia de la sucesion de las
lenguas es casi desconocida. Pueden modificarlas tantas
causas diferentes y hacer desaparecer las huellas de las
afinidades primitivas, tantas causas pueden establecer
ademas estas mismas afinidades, no solamente el comun
origen sino tambien las relaciones de conquista, de co
mercio, de colonizacion etc. que hasta ahora ofrece
grandes dificultades el uso de la linguística comparada.
No se encuentran menores en el examen de los caracteres
fisiolóficos. Una porcion de circunstancias pueden modifi
car los diversos ramos de un mismo tronco: todos pre
sentaban sin duda en un principio un caracter idéntico,
porque todos los hombres son hermanos en la sangre
como en el espíritu y salidos del mismo padre. ¿Quién
sabe la sucesion de los tiempos y de los sucesos que
han sido necesarios para constituir estas razas diversas,
para comunicará cada una un caracter especial?
La historia de la dispersion de los pueblos y de
las grandes emigraciones que los desparramaron sobre
el globo será pues bastante incierta. Antes de entrar en
en ella, espongamos algunos hechos generales, indis
pensables para la inteligencia de esta historia.
Conforme hemos dicho ya, la negacion del deber
habia herido en el corazon á la sociedad noéica, y
todas las tribus que debian salir de ella estaban impreg

Véanse tambien los comentadores de la Biblia, principalmente


Dom Calmet, y las obras citadas de los señores Boulland, Lenor
mant y de Brotonne.
—110—

nadas de mal y de heregia. Esté hecho produjo dos


resultados diferentes, el uno inmediato y particular, el
otro universal, pero cuyos efectos no debian hacerse
sentir sino despues de una larga serie de siglos. Uno de
los mayores deberes enseñados era la emigracion; ahora
bien, entre los restos de la antigua sociedad, hubo
inmediatamente quienes se negaron á este deber. Estos
no se alejaron pues sino muy poco del centro primi
tivo y dieron origen á esos pueblos de todas razas estable
cidos en el Asia occidental. Pero, por otra parte, las
mismas naciones que no negaron inmediatamente la mo
ral llevaban en sí el gérmen de la destruccion; en nin
guna parte se habia conservado la creencia religiosa pura
y completa. Cumpliose á la verdad con ciertas partes del
deber; se prosiguió esparciéndose por el globo, toma
ron posesion de la tierra toda. Pero fué imposible fun
dar sociedades duraderas, porque el deber á que el
protestantismo habia dado mas recios golpes, era el de
la multiplicacion de los hombres. Poco á poco la moral
atacada en su principio, la fé religiosa, debia irse de
bilitando por do quiera, y la negacion engendrar sus
necesarias consecuencias. Y esto es lo que sucedió. No
tardaron en hundirse una porcion de sociedades flore
cientes al principio. Por do quiera sobrevino el fede
ralismo, por do quiera prevalecieron las pasiones indi
viduales, por do quiera la inmoralidad, la guerra y
las luchas civiles sembraron la flaqueza y la muerte. Po
derosas naciones fueron sustituidas por razas dege
neradas; los hombres desaparecieron en muchos puntos;
y en todas las sociedades que se encontraron subsistentes
todavia el gérmen destructor se habia desarrollado y
amenazaba una próxima ruina.
Por lo demas las diversas tribus salidas del centro
—111—

de Noé no tuvieron un carácter idénticos y esto se esplica


muy bien por la diferencia de las funciones propias á
cada una de ellas. Efectivamente las funciones habian
sido distribuidas entre las familias en el seno de la gran
sociedad, y con la fuerza de los tiempos cada una de
ellas se habia impregnado de su obra particular, tomando
de ella su carácter moral, intelectual y físico determinado.
Estas diferencias subsistieron despues de la dispersion
de los pueblos y fueron cada vez mas marcadas. Asi las
naciones salidas del centro noéico nos ofrecerán siem
pre un fondo igual y un carácter de unidad que de
muestra de un modo incontestable su orígen comun, y
diferencias numerosas al propio tiempo, engendradas
de un modo no menos evidente por el pensamiento es
clusivo de una obra especial ó tambien por algunas
circunstancias exteriores. Pero este último hecho es
rarísimo y no se encuentra sino en pueblos entregados
á una decadencia completa.
Estas diferencias son principalmente las siguientes:
los unos consideraron únicamente el deber de la emi
gracion y de los viages, y para estos la vida nómada
fué ley absoluta: los Escitas y las tríbus mogólicas
ofrecen ejemplos. Otros escogieron como principal la
funcion de la lucha y de la guerra, sin olvidar sin em
bargo enteramente á los demas, aunque subordinándo
los á este gran deber: tales fueron los Galos, los Ger
manos, los Italianos, los Españoles y muchos pueblos de
la América. En otros fueron predominantes las funcio
nes científicas y sentimentales, y los guerreros fueron los
servidores de los sacerdotes como en el imperio caldeo,
la China y el Perú. Las funciones industriales, por úl
timo parecen haber constituido el fin de actividad de las
tribus cananéas de la Siria y de la Fenicia.
—112—
Estas funciones especiales fueron los fines particu
lares de actividad de las naciones que las abrazaban. Fa
cilmente se concibe que los de la guerra y de la lucha
debieron sostener mucho mas tiempo el patriotismo na
cional, y que la actividad que suponian no debió consu
mirse en poco. Asi fueron estas naciones las que se
conservaron mas largo tiempo, y aun solo quedaron
ellas al fin. Si la fé las hubiera animado siempre, si
siempre su voluntad hubiera estado sometida, ¿podrian
sucumbir mientras hubiese enemigos que vencer y tier
ra que conquistar?
Por último, un postrer hecho general que caracte
rizó esta decadencia de los pueblos noéicos es el olvido
de las antiguas tradiciones y de su comun orígen. La
mayor parte de estos pueblos carecian absolutamente
de escritura; todos cuantos se habian entregado esclusi
vamente á la funcion militar se cuidaban poco de inven
tar una y no comprendian el interés que podia haber en
conservar las tradiciones. Asi la sucesion de los tiempos
destruyó casi por todas partes la memoria del orígen co
mun del género humano y de las largas emigraciones de
sus antepasados. Cada raza se creyó nacida en su pro
pio territorio, y muchas de ellas conservaron solo im
perfectamente el recuerdo de su propia historia. Cada
uno consideró á los demas como otros tantos séres in
feriores que debia destruir: la guerra fué la sola rela
cion de las naciones entre sí, y no pudo haber confede
racion y tratado de paz sino entre aquellas que recorda
ban su orígen comun.
Lleguemos por último á la historia propiamente di
cha de la grande emigracion.
Noe tuvo tres hijos: Sem, Cam y Jafet. Estos
nombres indican sin duda tres grandes órdenes de fun
—113—

ciones, del mismo modo que los nietos de aquel patriar


ca, muchos de los cuales tienen una terminacion plural,
indican pueblos y tribus. Segun una tradicion antigua
Noé dió el Asia á Sem, el Africa á Cam y la Europa
á Jafet. Pronto se lanzaron en efecto diferentes razas
en todas direcciones, y veremos que siguieron poco
mas ó menos, si no rigorosamente, el camino trazado
por la tradicion. Pero el antiguo centro no desapa
reció inmediatamente, ni las colonias salieron todas á
la par. Las emigraciones que vamos á contar duraron
siglos enteros.
La rama Semítica (1) parece ser la primera que aban
donó la Alta Armenia. Era la rama mas estacionaria y
que parece caracterizada por la funcion de conservar
las tradiciones y los dogmas, por el espíritu científi
co y religioso. Las razas que de ella salieron se pa
raron en las cercanias del centro primitivo: Lud con
dujo la de los lidios al Asia menor; otros descendie
ron á las conchas del Eufrates y del Tigris; asi Ar
phaxad dió origen á las razas caldeas de las cuales los
Hebreos formaban una rama , y otra fué á echar raices
en la Arabia. Los hijos de Aram habitaron acaso primi
tivamente la Mesopotamia; pero mas tarde el nombre
de Arameos se aplicaba á las tribus de la Siria. Assur
engendró los Asirios, y Elam los Elamitas, nombre que
los judios daban á los persas.

(1) Sem engendró á Elam, Assur, Arphaxad, Lud, Aram. El


Génesis solo dá la posteridad de dos de ellos. Arphaxad tuvo por
hijo á Salah y por nieto á Heber, despues de cuya muerte hubo
una separación. Su hijo Phaleg dió nacimiento á la raza juda;
su otro hijo Jaketam engendró muchos hijos cuyos nombres re
cuerdan pueblos y lugares del Arabia. El otro hijo de Sem cuya
posteridad indica la Biblia fue Aram, que tuvo por descendiei.-
tes á Uz, Hul, Gether y Mas. S
—114—
En medio de todas estas tribus diferentes se encuen
tran establecidas desde la mas remota antiguedad razas
cuyo origen hace remontar á Cam la tradicion (1).
En el valle del Eufrates habitaba Nenrod, hijo de Chus,
poderoso cazador ante el señor y fundador de Babilonia
una rama de la familia de Chus, habia ido al Arabia á
confundirse con los descendientes de Sem. Por otra
parte, los hijos de Canaan se habian establecido en las
orillas del Mediterráneo, en la Fenicia y en la Pales
tina. Misraim, siguiendo el mismo camino, dejó al
paso á los Philisteos y Capthoreos en Asia, y él fué á
ocupar el Egipto y el nordeste del Africa.
La mezcla entre estas diferentes razas se hizo sin du
da en época muy remota; porque ni los caracteres fi
siológicos ni las lenguas señalan esa diversidad primitiva
que indica la tradicion. Fisiológicamente esos pueblos
pertenecen á la raza blanca tostada por el sol y cuyo
caracter típico presentan los judios. Las lenguas pertene
cen todas á una misma familia que se ha llamado se
mítica y que comprende el hebreo, el siriaco, el caldeo,
el antiguo fenicio y sin duda tambien el antiguo
egipcio.
Parece que poco despues de haber abandonado la Al
ta Armenia, las colonias semíticas y cámicas probaron á
reconstituir un centralismo social capaz de reunir en un
fin comun á las tribus dispersas. Pero esta obra no pu
do cuajar. La historia de la torre de Babel es la forma

(4) Cam engendró Chus, Misraim, Phut, Canaan. Chus tuvo


por hijo á Nemrod y á otros cuyos nombres recuerdan la Ara
bia. Los hijos de Misrain fueron Ludim, Anamim, Leabim, Na
phtuhim, y los padres de los Philisteos y Caphtoreos. Canaanen
gendró una raza numerosa cuya posicion no tiene ninguna duda.
La posteridad de Phut parece africana.
—115—

simbólica bajo la cual ha conservado la tradicion el re


cuerdo de esta gran empresa. Los hombres quisieron
levantar una torre que llegase hasta el cielo y que
desafiara al poder divino; pero la discordia rompió
aquella sintesis facticia de los egoismos desencadenados.
Nació la confusion de las lenguas, ninguno pudo ya
entenderse. Verificose una nueva disolucion, y se si
guieron nuevas emigraciones.
Nemrod, hijo de Chus, habia sido segun las tra
diciones uno de los gefes y de los iniciadores de este en
sayo de reconstitucion social sobre bases protestantes.
Fué, dicen, uno de los primeros que se rebelaron
contra las órdenes de Noé, y la llanura de la Meso
potamia en que se hizo este ensayos, fue llamado Sen
naar ó campo de la rebelion. No obstante, aunque no
logró su intento, llegó á fundar los cimientos de un
grande imperio, de la dominacion caldéa, que mas
tarde estendió su poder sobre toda el Asia occidental.
En el seno de este imperio y hácia sus límites se agrupa
ron las diversas tribus procedentes de sangre semítica y
cámica. Todas, á escepcion de una sola, olvidaron las
tradiciones antiguas, y desenvolvieron rápidamente los
gérmenes de su decadencia. La raza única de Phaleg,
el descendiente de Heber, vió nacer en su seno al re
formador Abraham que pudo reconstituir los princi
pales datos de la tradicion religiosa.
Fáltanos hablar de la raza jafética (1) de los descen
dientes de Noé. Jafet es reconocido generalmente por
padre de las razas europeas. Hase señalado la semejan

(4) , Jafet engendró á Gomer, Magog, Madai , Javan, Tubal


Moloch, Tiras- Se cuenta la posteridad de dos de sus hijos. La
de Gomer: Ascenas, Riphat, Thogorma; y la de Javan: Elisa,
Tarsis, Kitim y Dodaim (tal vez Rhodanim). e
—116—

za que presentan nombres vulgares en la antigüedad


griega con los de Jafet y su posteridad: Japhet (Japetos),
Javan (Ion), Elisa (Elide), Dodanim, (Dodona). Tarsis re
cuerda los Tracios, y Tubal es considerado como el padre
de las naciones europeas. Su nombre se encuentra en
las tradiciones españolas como fundador de la raza ibé
rica. Otros vástagos de la raza jafética se encuentran en
el Asia menor y en las cercanías del mar Caspio y del
lago Aral, bajo los nombres de Moger y Magor, repre
sentantes de las razas semíticas y tártaras, y de Madai
Padre de los Medos.
La tradicion de la emigracion jafética, á la inversa
de la de Sem y Cam, concuerda perfectamente con la
fisiologia y la lingüística comparadas. La comparacion
de las lenguas da á conocer ramas importantes de este
tronco que la tradicion habia echado en olvido. Se ha
reconocido con efecto que una misma familia de len
guas unia á los antiguos pueblos europeos de la Ger
mania; de la Italia y de la Grecia con los habitantes
de la India y de la Persia. Es la gran familia de las
lenguas indo-germánicas habladas por razas de cutis
blanco y de alta y derecha estatura (1).
La emigracion jafética parece posterior á las de
mas, y ha salido aparentemente de un lugar central
situado en las orillas del Oxo desde la Armenia y el
mar Caspio hasta hácia los picos del Himalaya. Desde
alli se dirigió al principio hácia la India, luego há
cia la Persia, donde se mezcló con pueblos semíticos
y cámicos, despues hácia el norte donde formó los
Escitas de las orillas del mar Caspio y del lago Aral

() , Véase á Eichhoff, paralelo de las lenguas de la Europa y


de la India, Paris, 4856.
—117—

de que salieron los turcos desparramados á lo lejos


en las estepas del nordeste del Asia; y por último
hácia la Europa al través del Asia menor y de la Tra
cia. Estas emigraciones fueron largas y sucesivas. Las
poblaciones se pusieron en movimiento diferentes veces
y se estendieron á lo lejos. En Europa se han encon
trado sobre todo razas antiguas cuyas relaciones con
la familia indo-germánica son muy dudosas. Tal es
esa antigua raza ibérica que tal vez atravesó el Africa
y se estendió desde los últimos confines de la España”
hasta la Galia, que fué casi enteramente aniquilada
desde una antiguedad remotísima por razas posteriores
y cuyo idioma primitivo se cree haber encontrado en
la lengua de los vascongados. Tal es tambien la raza
céltica cuya lengua (probablemente el bajo breton actual
y el dialecto del pais de Galles) se asemeja solamen
te muy poco á las lenguas indo-germánicas. Puédese
creer sin embargo que en una época muy antigua se
dirijió hácia Europa una primera emigracion y arrojó
en ella hácia el sur las poblaciones mas estacionarias
de la Grecia, de la Italia y de la Galia, hácia el norte
razas mas dadas á la vida de emigracion y de guerra, los
Escitas de Europa y las primeras poblaciones germánicas.
Mucho mas tarde, y poco antes del nacimiento de Jesu
Cristo, vino á cubrir la Germania y el Norte de Europa
otra emigracion procedente del mismo centro asiático.
Dividióse en dos ramas, la una germánica propiamente
dicha, que se mezcló con los antiguos Escitas del Norte
de Europa, y la otra escandínava cuyas tradiciones han
sido encontradas en Islandia. Un reformador político y
religioso, Odin, conducia aquellas hordas guerreras y
llegó á ser el mayor de sus dioses. Puede esplicar estas
emigraciones prolongadas una observacion general apli
—118—

cable á todas las naciones de la raza de Jafet, aun á


aquellas que se fijaron de asiento las primeras (1).. Esta
fué la raza que conserva mas vigor y por mas tiempo el
deber de la emigracion y de la ocupacion del globo, y
la colonizacion fué el caracter funcional primitivo de
aquella parte de la sociedad de Noé.
Fáltanos hablar de los pueblos numerosos del Africa,
del Asia, de la Oceania y de la América sobre cuyo
origen no dá la tradicion ninguna luz. Este silencio de
la tradicion, fundado sin duda en la lejania de estos
pueblos que los hizo echar en olvido, está muy poco
compensado por la fisiologia y la lingüística compa
radas. Los caracteres físicos de estas razas ofrecen mu
chas diferencias; la lingüística comparada no demues
tra mas que un hecho, capital á la verdad; y es que
todas esas lenguas guardan relaciones positivas que las
ligan entre sí y con las lenguas semíticas é indo-germá
nicas, demostrando de este modo el orígen comun del
género humano (2). Fuera de estas relaciones, estas len
guas ofrecen las mayores diferencias, pero estas mis
mas prueban las conclusiones que se pueden sacar de
las semejanzas; si es cierto, efectivamente, que en ra
zas que son patentemente de origen comun y cuya
total poblacion es poco numerosa, los pueblos ameri
canos por ejemplo, han podido formarse idiomas ra
dicalmente distintos, con cuanta mayor razon no ha
debido suceder ese hecho en todas las naciones que pue
blan el mundo, y cuan poderosa debe ser entonces la

(1) Esceptuando sin embargo á los indianos transformados


por una doctrina relijiosa posterior. -

(2) Véanse los principios del estudio comparativo de las len


guas, por el baron de Mérian, publicados por Klaproth Pa
rís, 1828, en 8.º
—119—

demostracion que se apoya en relaciones ciertas y po


sitivas l
Hemos visto que el Egipto fué poblado por Mis
raim, uno de los hijos de Cam. A él sin duda remonta
la raza que se ha llamado berberisca, negruzca é infe
rior en organizacion á las razas del Asia occidental, que
forma el fondo de la poblacion de las orillas del Nilo,
y se estiende por el norte de Africa á lo largo del
Mediterráneo. La concha del Nilo recibió ademas en
diferentes tiempos colonias estrangeras venidas, ya por
el estrecho de Suez, ya de la Arabia por el mar Rojo.
Pero al lado de estas razas, mas ó menos blancas, es
tá la raza negra ó etiope que tiene tomada posesion de
la mayor parte del Africa. Se ha probado á derivar
la de Canaan cuyos hijos fueron condenados por Noé á
la esclavitud. Acaso fue una raza inferior en todo de
la sociedad noeica, una raza de esclavos que Cam llevó
por delante de sí, y que, colocada en un grado muy
bajo de civilizacion, sufrió facilmente la influencia del
sol ardiente del Africa. Por lo demas, se ha subdivi
dido ella misma con el transcurso de los tiempos en mu
chas castas distintas, la negra propiamente dicha, las
castas cafre y hotentote etc. (1).
A la poblacion primitiva del Africa se refiere una
tradicion de grande interés que Platon nos ha conserva
do en el diálogo intitulado el Timeo. Critias, discípulo
de Sócrates y despues uno de los treinta tiranos, cuenta
una historia que su padre y su abuelo habian oido de la
boca misma del sábio Solon y que él conservaba escrita.
El legislador ateniense hablaba un dia durante su via

(1) Véase la geografia de Ritter acerca de los indígenas del


Africa -
—120

ge á Egipto con un sacerdote de este pais de las histo


rias pasadas. Manifestábase muy ignorante, y el sacer
dote le dijo: «¡Oh Solon. Solon! vosotros los griegos sois
siempre unos niños; no hay un griego viejo Todos sois
movicios en lo relativo á la antiguedad é ignorais cuanto
ha pasado tanto aquí como en vuestra misma casa.» Con
tóle el sacerdote el antiguo esplendor de Atenas, y las
luchas de esta ciudad con un pueblo poderoso que hacia
mucho tiempo habia desaparecido. Delante de las colum
mas de Hércules estaba antiguamente situada una isla
feraz y llena de verdura, la Atlantide, habitada por una
nacion sábia y valerosa que habia intentado reunir bajo
su dominacion todas las orillas del Mediterráneo. La is
la habia quedado abismada un dia debajo de las olas de
resultas de un temblor de tierra; pero toda su historia
estaba consignada en los anales escritos de los egipcios.
El sacerdote dió muchas noticias á Solon, quien á su
vuelta quiso tomar aquella tradicion por asunto de un
poema. Los negocios públicos le impidieron llevará ca
bo su intento, pero dejó los materiales de que habia de
servirse. En el diálogo intitulado Critias, este refiere al
gunos de los pormenores que tenia Solon acerca de los
Atlantes, su orígen divino, sus primeros gefes, sus le
yes políticas y sociales, las divisiones que establecieron
en su isla, las magníficas construcciones con que las
embellecieron, sus sacrificios etc. etc. (1).
Antes de la emigracion de la raza jafética hácia la
India, parece haberse dirijido á estas regiones y haber
las habitado otra raza distinta: es la raza málaya que,
originaria de la India y de la Indo-China, se esparció

(1) Véase á Platon version de Cousin, t. 12; véase á Bou


llard, Ensayo, &c. t. 4, pág. 552. -
—121—

poco á poco por todas las islas del Occeano pacífico y


las pobló de sus numerosas tribus. De color mas ó menos
negruzco ó acobrado, corresponde á un grado de orga
nizacion muy superior á otra que participa con ella de
dominio de las islas del Gran Mar. Hablamos de la raza
de los Papús, menos numerosa que la precedente, negra
como los negros, pero inferior todavía á estos bajo los
demas aspectos, y que ocupa la Australia y muchas is
las circunvecinas.
Por otra parte, antes de la emigracion jafética de
los turcos, se habia dirijido hácia el norte y el este
asiáticos una emigracion anterior esparciéndose sobre la
grande esplanada del Asia central y en las llanuras
que la limitan al oriente. Estos paises estan efecti
vamente habitados por una raza cuyos cáracteres físi
cos y lenguas particulares á ella indican que vive su
geta desde una antigüedad remota á un desarrollo es
pecial y aislado: es la raza mogólica ó amarilla que se
ha confundido durante mucho tiempo, pero sin razon,
con la raza turca de las estepas del mar Caspio (1).
Esta raza parece haberse dividido en dos ramas, una
de las cuales, mas sedentaria, se fijó en la China y
formó el fondo de la poblacion china; y cuya otra,
entregada á la vida nómada y á la actividad guerrera,
dió origen á las razas mogoles, mandchús y tongoús
del centro y del nordeste del Asia, y de que son vás
tagos remotos las tribus de los Samoyedas, Kamchad
tales etc. Esta rama se mantuvo siempre vagamunda

() Véase á Klaproth, cuadros históricos del Asia , en 4.",


1826. El mismo, Memorias sobre el Asia, en 8 º 1824.—Abcl
Remusat, investigaciones sobre las lenguas tátaras.
—122—

y bárbara; la otra, por el contrario, engendró un po


deroso imperio que subsiste todavia hoy.
Son ramas de la raza mogólica, y acaso tambien
de la raza turca, las que han poblado la América
(1). Toda la parte boreal de este continente corres
ponde á razas enteramente análogas á las que habi
tan las regiones paralelas del Asia. El norte fué efec
tivamente el punto de donde vinieron todos los pneblos.
esparcidos sobre el territorio de las dos Américas, co
mo lo prueban sus propias tradiciones. Estos pueblos
indígenas no eran en su mayor parte mas que reli
quias desparramadas de sociedades poderosas en lo an
tiguo que no han dejado otras huellas de su grandeza
pasada que monumentos gigantescos, olvidados totalmen
te desde la conquista de los europeos y vueltos á encon
trar en medio de bosques seculares. Hé aquí, segun M.
Boullard, la marcha sucesiva de las sociedades ame
ricanas.
El primer grupo emigrador se detuvo en el
norte de los Grandes Lagos donde se formó el pri
mer centro social; alli se encuentran con efecto los
mas antiguos y groseros monumentos. Esta sociedad,
enteramente nómada y salvage, esparció á lo lejos sus
colonias, y á ella parecen que remontan las tribus fe
roces y bárbaras que poblaban toda la América Meri
dional. Mas tarde se estableció una segunda sociedad
central hácia la reunion del Illinois, del estado de Mis
souri y del Tennesé. Los muchos monumentos que ha de
jado atestiguan una civilizacion mas adelantada; y ha si

(1) Véase a Malte-Brun, Compendio &c. acerca de las di


versas hipótesis á que ha dado lugar la primitiva poblacion de
América.
—123—

do seguramente de este centro de donde se han disemi


nado en todos sentidos naciones análogas en cultura;
al nordeste, los Siux; al norte, los Hurones, los Algon
quies y los Iroqueses; al este, los Virginios y los De
lawares; al sur los Natchez y los Floridos; y sucesi
vamente las tribus de las Antillas y las del litoral opues
to de la América meridional.
La civilizacion americana llegó á su mas alto pun
to de desarrollo en la América central, en la tierra de
Mégico y en las regiones que se estienden desde alli
hácia el sur. Los europeos tuvieron que combatir en
ellas á la poderosa nacion megicana que mantenia tam
bien bajo su yugo á una multitud de pueblos vecinos.
Todos estos pueblos componian parte de la familia
comun de los Nahuatlacos, y tenian pintada en cua
dros geroglíficos la historia de sus emigraciones y re
voluciones anteriores. Estas tradiciones no remontan
sin embargomas que hasta cerca del octavo siglo de nuestra
era, y no comprenden toda la historia antigua de es
te pais. Efectivamente en época muy reciente se han
descubierto en Honduras varios monumentos descono
cidos á los mismos naturales, y estos difieren
tanto de los monumentos megicanos propiamente di
chos, recuerdan de tal modo otros monumentos del an
tiguo mundo, que ha podido creerse que habia alli
abordado por casualidad algun buque egipcio ó indiano
y arrojado algunos gérmenes de una civilizacion mas
adelantada en aquella playa remota. -

En la América meridional, en el Perú, se esta


bleció otro centro de civilizacion cuyos orígenes son
muy oscuros. Segun la tradicion el imperio fué funda
do por un hombre y una muger, hijos del Sol : su
posteridad, la familia divina de los incas, reinaba
—124—

todavia cuando los españoles llegaron al pais; pero la


discordia habia ya penetrado en ella, y el imperio es—
taba amenazado de una próxima ruina.
CIVILIzACION PRIMITIVA. Vamos á esponer los últi
mos resultados en religion, en moral, en arte, en cien
cia, en política, en derecho, en economía social y
doméstica de esta civilizacion primitiva.
Tomamos estos resultados de la observacion directa
de los hechos; pero relativamente á los pueblos que
nos los suministran, haremos observar que las razas
salidas de Noé deben dividirse en dos clases. La pri
mera comprende aquellas que solo han desarrollado los
principios noéicos mismos ó las heregias relativas á estos
principios; la segunda abraza las que han tomado parte
en una civilizacion posterior. Los pueblos de la prime
ra clase son sin duda los de mas importancia; pero
los de la segunda pueden ofrecer tambien indicaciones
útiles; porque las modificaciones no han sido siempre
completas, y en todas ha quedado algo, poco ó mucho,
de las creencias y de las instituciones antiguas. Fre
cuentemente sucede que es en estos mismos pueblos
donde se encuentra la espresion mas completa de algu
nos fragmentos de la civilizacion antigua, por ejemplo,
el dogma de los dos principios entre los persas. En
esto no hay mas que una dificultad, gravísima á la ver
dad la de distinguir lo que es anterior y originario de
aquello que solo ha sido importado posteriormente.
El principio que debe guiarnos en nuestra esposi
cion es aquel que consiste en considerar como propio
en particular de esta civilizacion todo cuanto las na
ciones derivadas de ella ofrecen de comun en creen
cias, leyes, costumbres, usos, etc. La observacion
de los pueblos, teniendo presente este principio, no
, —125—

solo nos demostrará su origen comun y la unidad de


su civilizacion sino que tambien nos dará la causa de
las diversidades que ofrecen. Relativamente á los ma
teriales de esta observacion, están esparcidos en las
relaciones de los historiadores, de los viageros, de
los geógrafos, etc. ctc. (1)
Recordemos todavia otra vez, antes de empezar,
que todos los pueblos que se presentan á nuestro exa
men eran fruto de la herejia y de la negacion, y que
estaban ya abrumados por el peso de una larga de
cadencia. Veremos sin embargo que las mismas here
gias no han podido borrar del todo las huellas de la
creencia primitiva, y que se han visto obligadas á man
tenerse dentro de los límites de esta siendo involuntaria
mente un testigo de su existencia. Lo propio sucede con
las instituciones y los usos los cuales han podido ser
modificados por las revoluciones, pero no salir de los
datos fundamentales. Fundados sobre este hecho, hemos
podido presentar acerca de los orígenes á priori de la
sociedad noeica una hipótesis general que vamos á com
probar ahora por medio de la observacion directa.
RELIGIoN. (2). El primer punto que tenemos que

(1) Véanse las obras que hemos ya citado, y las que cita
remos tocante á las materias especiales ó á los pueblos parti
culares. A las noticias que dan Herodoto y Diodoro sobre los
bárbaros de la antiguedad; agréguense las de , algunos otros
autores griegos ó latinos, principalmente Strabon, J. Cesar
(comentarios sobre la conquista de las Galias); Tácito (Germa
mia , los autores del Bajo Imperio sobre las invasiones de los
bárbaros, ciertos padres de la iglesia &c. El libro de M. Bou
llard presenta un resúmen fiel y completo de todas estas ma
terias desparramadas.
(2) Consúltese tambien á Brucker, Historia crítica philosó.
fiae, Leps, 1742, tomo 1.° Mone, Geschichte des Heidenthums,
in Nordl, Europa, Darmst.5 tomos en 8.º, en 1825, Conti
—126—

examinar es la religion de estos pueblos y el mas


dificil tambien, porque la mayor parie de aquellas
naciones antiguas en que encontramos un siste
ma religioso muy determinado fueron modificadas
por doctrinas posteriores á las creencias primitivas; y
las que se mantuvieron puras del contacto estrangero
solo nos ofrecen reliquias mutiladas y casi borradas de
un sistema mas vasto. Tales son las religiones ameri
canas, las de la Galia y de la Germania, las de los
Escitas, de los Tártaros de la Polinesia, de los ne
gros del Africa. No obstante, alli encontramos todavia
algunos fragmentos de la religion de Noé.
Hemos dicho que, segun la doctrina mas anti
gua de aquellas á que pueden llegar nuestras investi
gaciones, se admitia la existencia de un Dios supremo,
de una gerarquia de Dioses inferiores ó de ángeles que
se manifiestan en los fenómenos de la naturaleza, y de
una materia impura, madre del cuerpo de los mortales
y que debe ser purificada por los sacrificios de los
hombres.
El conocimiento del Dios supremo subsistió en un
gran número de naciones, especialmente entre los Cal
deos, los Indianos, los Chinos, los Egipcios, los Judios,
los Persas, los Griegos, las naciones Itálicas, Célticas,
Escandínavas, los Peruanos, etc. (1); pero en todas
ellas esta idea se habia obscurecido, escepto entre los
Judios. Relegada en la alta enseñanza sacerdotal, ó bien
en la ciencia misteriosa de ciertas asociaciones de ini

nuacion de la Simbólica de Creuzer, aplicada á los pueblos del


norte; la Religion de los Galos, por el benedictino Dom Martin
1718, en 4.º
(1) Véase sobre este punto á M. de Lamennais, Ensayo sobre la
indiferencia en materia de religion.
—27—

ciados, se borró de las creencias populares, y cedió á


la importancia creciente de los Dioses de inferior ge
rarquia. Sucedió efectivamente que la negacion atacó
primero los dogmas mas elevados, y que, preocupándo
se cada sociedad ó fraccion de sociedad esclusivamente
de las creencias relativas á sus deberes especiales ó á su
funcion particular, olvidó la unidad gerárquica de los
deberes y de los Dioses, y no conservó mas que el re
cuerdo de sus divinidades especiales. De aqui nacieron
el politeismo y las diferentes teologias del sistema de la
pluralidad de los Dioses. Formáronse asi diversos siste
mas nacionales de divinidades, conservando cada pais
mayor ó menor número de ellas y distribuyéndolas en
un órden diferente mas ó menos gerárquico. El sistema
religioso de los Persas y el de los Caldeos ofrecen lo que
existe de mas completo sobre este punto, y ya tendre
mos ocasion de esponerlos despues. Es inútil ciertamente
iniciar al lector en los nombres bárbaros de los diferen
tes Dioses de las tribus noéicas esparcidas sobre el globo;
todos ellos representan, ora una de las funciones del
mundo, una clase de fenómenos naturales, el sol, los
astros, el viento, la lluvia, las aguas etc. ora una funcion
social, la guerra, la agricultura etc. Las ideas fueron
obscureciéndose á medida que la decadencia caminó ade
lante. Muchas veces conservó solo el caracter divino uno
de los fenómenos del mundo y aun fué mas bien objeto
de una supersticion que de una creencia religiosa. En
muchos pueblos fué sustituido á la divinidad su signo,
y se llegó á adorar simples instrumentos del culto. Este
fué el feticismo, cuyo hecho se encuentra en todos los
pueblos tan degenerados del Africa central, de algunas
islas Malvinas y de algunas razas Escíticas, Mogólicas y
Samoyedas.
—128—

El dogma de la caida de una parte de los Dioses ó


de los ángeles quedó en la memoria de la mayor parte
de los pueblos. Una tradicion de origen caldeo nos la ha
conservado bajo una forma poco diferente tal vez de la
revelacion primitiva. Entre los seres puros que Dios creó
en el principio, habia los ángeles Sataél, Samaél, (Luci
fer) y Micaél, y luego los demas. Samaél que se distin
guia entre todos por una gran corona, celebró al crea
dor tres veces santo en un himno á que respondió el
resto de los ángeles y, como fué alabado de Dios por esta
accion, concibió orgullo y le desconoció, imaginándose
igual á él y creador tambien y se unia con la materia.
Pero, entre los demas ángeles, los hubo que se man
tuvieron apegados al Creador, otros que siguieron á Sa
maél, y otros que aguardaron; y entonces el Creador
precipitó en los lugares inferiores llamados el Tártaro,
á Samaél y á los ángeles que se le adhirieron y los con
denó á permanecer siempre apartados de él, porque se
habian hecho materia. Establecióse una nueva gerarquía
entre los ángeles que permanecieron fieles, y tres arcán
geles recibieron los nombres de Gabriel, Rafael, Mi
cael (1).
Esta tradicion tomó otras formas en otros pueblos.
Asi entre los Persas dió orígen al célebre dogma de la
oposicion de los dos principios de que hablaremos des
pues. Pero, entre las naciones mismas de cuya memoria
se borró aquella, se creia en los malos génios, en los de
monios, en los dioses infernales; y muchas veces fueron
estos dioses del mal los que hizo adorar el terror en lu
gar de los verdaderos dioses.

(1) Veáse á Boullard, Ensayo etc. t. A. º p. 50 Apoc, de Fab.


—129—

Tambien subsistió la consecuencia moral de la tra


dicion de la caida de los ángeles. No se creia aun, es
eierto, como se creyó despues, que los ángeles caidos ex
piaban sobre la tierra bajo formas humanas: los hombres
eran puros é hijos de los dioses puros; era la materia la
manchada y la mala, y los hombres debian purificarla.
Los ángeles malos habian corrompido la materia mez
clándose con ella, y en ella residia el mal y el pecado.
Este dogma, absolutamente esplícito entre los Persas, se
encuentra bajo una forma mas ó menos encubierta en
todos los cultos. Comunmente la materia es representa
da bajo la figura de una muger, de una diosa mala y
criminal, adúltera, incestuosa y con frecuencia ansiosa
de sangre y carniceria. Tal fué la Cihuacohualt, madre
de la carne de los mortales en Méjico : tales fueron to
das esas diosas americanas que dominaban la tierra des
de cuevas profundas: tales fueron tambien esas divini
dades mas dulces de las naciones corrompidas del an
tigue mundo, la Mylitta de Babilonia, la Cibeles de Ly
dia y las Venus del Asia occidental y de la Grecia. La
filosofía antigua conservó tambien esta idea de la cor
rupcien natural de la materia y Platon, la reproduce en
su cosmogonía tradicional. Del mismo orígen se deriva
ba la distincion de les seres en puros é impuros á que
veremos tomar tanto incremento en la edad siguiente y
fué hasta sancionada por la Biblia.
La magnífica tradicion de la creacion del mundo
en seis dias, tan verdadera y completa en el Génesis, no
fué echada en entero olvido por los pueblos. En la ma
yor parte de ellos se sabia que la tierra habia pasado por
una série de destrucciones y de renovaciones sucesivas,
y aun hubo algunos entre quienes esta tradicion se con
servó bajo formas bastante notables: tal fué la tradicion
9
—130—

de los Culhuacos, pueblo de Méjico; tal fué tambien la


que Suidas atribuye á los Etruscos: El Dios supremo
habia invertido doce mil años en crear todo cuanto exis
tia. En el primer millar habia creado el cielo y la tierra;
en el segundo, el firmamento visible; en el tercero, la
mar y todas las aguas de la tierra; en el cuarto, las gran
des luces, el sol y las estrellas; en el quinto, todas las
almas de los animales volátiles, de los reptiles y de los
cuadrúpedos que viven en el aire, en la tierra y en es
agua; y por último en el sesto, el hombre que debe du
rar los seis postreros millares (1).
Lleguemos ahora á las doctrinas religiosas que in
teresan mas de cerca al hombre y á la moral.
El recuerdo de la distincion establecida por el an
figuo dogma entre los hombres nacidos de los dioses,
y dioses ellos tambien, y los hombres inferiores nacido
de la materia se conservó en todas partes á pesar de las
mezclas de razas que se verificaron algunas veces y de que
daremos cuenta. Encontrámosla tanto en las genealogias
de las mismas razas gobernantes, como en las costum
bres, las instituciones y el estado social entero.
Entre los caldeos, la raza de Belo era hija de Bel,
el gran Dios. Los dioses Jano y Cibeles fueron los pa
dres de los indígenas del Asia Menor; Dárdano, hijo de
Júpiter, fundó la ciudad de Troya, y segun el historia
dor Xanto, el primer rey de Lydia fué Manés hijo de
Júpiter. Mas tarde veremos las genealogías divinas de
los Tirios y de los Femicios y ¿quién no sabe la de los hé
roes griegos y de los fundadores de Roma? Los Persas,
los Egipcios, los Chinos y los Indianos mismos nos pre
sentan el mismo fenómeno. La historia antigua de los
. -

t Doulland, Ensa yo, tomo 2 º pág.


pag 75.
—131
Escandínavos no nos ofrece mas que pormenores de la
historia de los dioses de que han descendido los hom
bres: estos dioses son los Asas que tienen un rey supre
mo y una gerarquía divina bajo su dependencia. La
tradicion describe sus guerras contra los gigantes, las ha
zañas que los han esclarecido, las ciudades que han edifi
cado. El nombre de su gran reformador Odin llegó á ser
tambien el del mas grande de sus dioses. Todas las razas
germánicas tenian nombres divinos; el de los godos mismo
ha quedado en la lengua alemana. Lasfamilias gobernan
tes del Perú y de la Luisiana descendian directamente del
Sol; la raza mejicana y todas las que habitaban la Améri
ca se creian igualmente de orígen divino. Si se duda que
sucediera lo mismo en la Polinesia, no hay mas que
leer este pasage de Cook que acababa de llegar á Taiti
en su tercer viage: «Yo queria particularmente visi
tará un hombre á quien mi amigo me pintaba como
un personage muy estraordinario, porque, á darle cré
dito, era el dios de Bolabola, (esta es una de las islas
de los Amigos.) Le encontramos sentado sobre uno de
esos resguardos que ofrecen ordinariamente sus mayores
piraguas. Estaba adelantado en edad, habia perdido el
uso de sus miembros, y le conducian en unas angarillas.
Algunos isleños le llamaban Ora ú Olla, nombre del
dios de Bolabola, pero su verdadero nombre era Etarí.
Segun lo que me habian dicho, esperaba que el pueblo
le tributaria una especie de adoracion religiosa; pero,
esceptuando unos bánanos jóvenes puestos delante de él
y el abrigo que tenia encima, moví nada que le distin
guiera de los demas gefes. Omaile presentó un copo de
plumas encarnadas atadas á la punta de un palito, y lue
go que hubo hablado algunos instantes sobre cosas indi
ferentes con aquel pretendido dios de Bolabola, reparó
—132—

en una vieja, hermana de su madre que se precipitó á


sus pies y los regó con lágrimas de alegría.
No reproducen menos uniformemente este hecho las
costumbres é instituciones sociales. En todas partes en
contramos aquella separacion absoluta en los hombres
de cuyas resultas los unos ejecutan libremente y á pre
sencia de la divinidad una funcion moral, mientras que
los otros son una turba sin ley y sin deber, simples ins
trumentos de gozo ó de trabajo, y á quienes se puede des
truir como toda especie de materia. Todos los gefes par
ticipan de los honores de la divinidad; siempre toman
apelaciones, que solo á los dioses convienen, y la etique
ta de su corte es un verdadero culto. Entre los Etruscos,
el gefe era paseado en las fiestas con los ornamentos de
Júpiter y le blanqueaban con greda las diferentes partes
del cuerpo para que se asemejase todo á la estatua de
este dios. La opinion popular reclamaba de tal modo que
el gefe fuera de orígen divino que, cuando una familia
obscura se elevaba al poder de resultas de alguna revo
lucion, se le fabricaba una genealogía, y siempre suna
cimiento acompañado de circunstancias fabulosas encon
trábase ser divino. Las apoteosis eran tambien conse
cuencia de estas creencias, y no fueron solo los empe
radores romanos los que se elevaron á la clase de dioses,
sino que el mismo hecho se encuentra en una porcion de
naciones, especialmente en el Monomotapa.
La doctrina sobre la inmortalidad del alma era con
forme á estos principios. Ningunos mas que los gefes, los
hombres de origen divino, eran inmortales; para el pue
blo y los esclavos no habia porvenir espiritual. Por lo
demas, muchas maciones tuvieron una teoria, muy
clara de la inmortalidad del alma. Entre los Etruscos
las almas de los difuntos se dividian en tres clases: la
-133

divinidad para aquellos que habian hecho el bien, el,


infierno para los pecadores empedernidos, y pruebas pa
ra aquellos que podian ser perdonados. Este era el sis-.
tema de la sancion. Las pruebas consistian en vagar por
la tierra, en verse privado del reposo de la sepultura, en
padecer y en obrar en este mundo bajo una forma te
mible. -

Algunas veces se encuentran en nuestros campos


varias de estas ideas que nos legaron nuestros padres
los Galos. En nuestros dias aun los fuegos fatuos son
almas que espian, y cuando la luna alumbra los va
pores de la noche, los cementerios estan poblados
de fantasmas. La supersticion ha ocupado el lugar de
las creencias antiguas, y la fé cristiana no ha llegado
todavia á estirpar todos estos dogmas falsificados.
MoRAL. Hemos dicho que el fin de la moral fué
la dispersion y la multiplicacion de los hombres so
bre la tierra, y que la forma del deber fué la purifi
cacion de la materia. Estos términos generales se en
cuentran entre todos los pueblos de esta época, aun
que frecuentemente hay divergencias en las soluciones
de inferior importancia. Pero todos los actos de
devocion, todos los sacrificios que hacen los hombres
para probar su amor á Dios, toman la forma de la
espiacion que se hace sufrir á la materia. Asi es como
se esplican muchas de esas costumbres estravagantes
que han llamado la atencion de los viageros. Los
hombres mutilan y rasgan sus propios cuerpos com-,
puestos de esta materia impura. En muchas naciones
se tiene la costumbre de cortarse un dedo de la mano: en
otras, la de rasgarse la cara; en otras, la de hacerse
incisiones en diferentes partes del cuerpo: la circun
cision tambien parece haber venido de lo mismo. To
—134—

das estas prácticas adquirieron una importancia muy


grande porque eran al mismo tiempo un acto de espiacion
para la materia, y un acto de sacrificio con que los
hombres probaban su devocion á Dios.
Respecto al fin á que debia conducir el cumplimien
to de la moral, sabemos que no quedó enteramente
alcanzado y que la multiplicacion sobre todo no llegó
á verificarse; pero la obra de dispersion, de violen
cia y de conquista fué del todo realizada. Andar y ade
lantarse siempre, combatir por do quiera, aniquilar las
razas desconocidas, no fundar nunca establecimiento
fijo y despreciar el reposo, fué el fin de actividad en
que perseveraron un gran número de naciones. Tales
fueron esas razas asiáticas que se precipitaron sobre la
Europa, esos Alanos que adoraban á una espada des
nuda, esos Hunos tan horribles que no tenian mas ha
bitacion que su carro, y esos feroces Tártaros, terror
de la edad media. Tales fueron tambien los pueblos
germánicos y las razas de Escandinavia que lanzaron á los
Normandos sobre la Francia y á los Daneses sobre
la Inglaterra. Todo estaba sometido en estos pueblos al
solo fin que querian realizar; no habia mas que una
virtud, el valor militar, y era una infamia no morir en
combate; no habia vida futura mas que para aquellos
que habian muerto con las armas en la mano, y el pa
raiso era una perpetua batalla. ¿Recordaré á aquel Val
halla, corte del dios Odin, en que los nobles guerre
ros se mataban entre sí diariamente, y diariamente re
sucitaban para volverá matarse?.
Otros pueblos, al fundar establecimientos fijos, solo
los consideraron como centros de conquistas. Estos te
nian la costumbre de hacer salir de vez en cuando co
lonias guerreras que iban á combatir lejos y fundar nue
—135—

vos establecimientos. Estas colonias eran regulares en


algunos de ellos; y era la religion la que siempre las
sancionaba, Asi fué como los galos enviaron numero
sas colonias. Las mas célebres de todas son las de Belloveso
y Sigoveso; el primero pasó los Alpes y se estableció en
el valle del Pó en tiempo del Tarquino el antiguo, y
de su raza salieron aquellos galos que al mando de Bren
no estuvieron para sofocar en su germen el naciente
poder de Roma. Sigoyeso pasó á la Bohemia y á la
Tracia, invadió la Macedonia poco despues de la muerte
de Alejandro el grande; y de su gente, parte fué
á establecerse en el Asia y fundar alli la nacion de los
Gálatas, y el resto pereció en la Grecia. Asi es co
mo los Sabinos poblaron la Campania espeliendo to
dos los años su primavera sagrada. Naciones enteras se
ponian en movimiento con frecuencia, é iban á buscar
nuevos hogares: esto hicieron los Cimbrios y Teutones
delante de quienes tembló Roma, ya señora del mundo.
La mayor parte de estas naciones no guardaban
los prisioneros, y para ellas la destruccion del enemi
go era una obra moral. El enemigo era en efecto el
hombre de raza impura, y en todas estas lenguas su
nombre era sinónimo del de estrangero. Asi veremos
mas abajo que el sacrificio de los vencidos era una
de las principales ceremonias del culto, y que los
sacrificios humanos eran una consecuencia rigorosa de
estos principios esclusivos. No es necesario decir que
entre las naciones que cumplieron de lleno la obra
guerrera, no hubo raza inferior libre, y muchas
veces mi siquiera, esclavos.
CuLTo, BELLAs ARTEs. El culto y las artes se man
tuvieron íntimamente unidos, y donde quiera que el culto
fue aminorándose, el arte acabó por desaparecer. Co
—136—
mo se ha visto en la cita que hemos tomado de M.
Buchez, la síntesis artística era la pura espresion de
la gran fórmula religiosa: la espiacion; de ella se de
rivó la forma misma del culto y del arte: era me
mester un sacrificio por el cual los hombres ofrecie
sen á Dios su obra cumplida, un gran altar que fuese
el instrumento del sacrificio y ritos sagrados con que
se desempeñase el culto. Comunmente habia pre
parado un asiento espiritual en que debian colocarse
las razas divinas que asistian al sacrificio, y muchas
veces se construian templos para conservar la estátua
del Dios. * - - -

De muchos modos se hizo el sacrificio y la espia


cion violenta sufrida por la materia. Quemábanse y
ofrecíanse los frutos producidos por la tierra y las
carnes de los animales; pero, como ya hemos dicho,
el mejor de los sacrificios era el de los hombres. Y
no solamente se degollaban delante de los dioses los
prisioneros de guerra, sino que los hombres ofrecian
su propio cuerpo y el de sus hijos para probar su
desprendimiento. Este sacrificio era acompañado de
diferentes ritos y no fue el mismo para todas las na
ciones. Nos contentaremos con citar dos ejemplos to
mados ambos en América. -
«En el pais de Méjico, se colocaba una piedra
piramidal sobre la cúspide de la pirámide del templo
y delante del altar y del ídolo, cuya capilla ocupaba uno
de los lados de la esplanada. Seis sacerdotes con la
cara y las manos teñidas de negro rodeaban la pie
dra. El gran sacerdote llevaba sobre su espalda un
pedazo de tela negra con franjas al rededor; tenia en
la cabeza una rica corona de plumas verdes y amarillas,
en las orejas anillos de oro eon piedras verdes y engas
—137

tadas, y un anillo hecho de una piedra azul en el lábio


inferior. Los otros cinco tenian los cabellos encrespados
y levantados con una correjuela que les ceñía la cabeza
por la mitad de la frente; tenian en la mano pequeños es
cudos de papel pintado de diversos colores como si fue
ran á la guerra, y llevaban dalmáticas negras bordadas
de blanco.
«Los ministros del sacrificio hacian primero su sa
lutacion al ídolo, y luego rodeaban la piedra. La víctima
era entonces conducida y sujeta por pies y manos por
cuatro sacerdotes y luego colocada con las espaldas apo
yadas sobre la punta de la piedra piramidal, mientras
que el quinto le bajaba la cabeza hácia atrás con una po
dadera de palo arqueada que le ponia sobre el cuello pa
ra hacer resaltar el pecho.—El gran sacerdote, tomaba
entonces la piedra cortante, y asistido de una gran sa
cerdotisa, abria el pecho de la víctima y le arrancaba el
corazon que presentaba humeante al sol, ofreciéndole
aquel calor y vapor de la sangre. Volviéndose luego
hácia el ídolo, iba á echár una gota de sangre sobre el
dintel de la capilla, y dejaba luego caer el corazon que
recogian los sacerdotes para ponerle luego delante del
altar un vaso de calabaza pintada. Solo los verdaderos
sacerdotes tenian permiso para comerle.
«Echaban luego el cadáver por la escalera abajo
de la pirámide del templo. Si la víctima era un pri
sionero de guerra, aquel que le habia cojido venia á
tomarle con sus parientes y amigos en mucha solemni
dad, le hacia cocer y daba con él y otros manjares un
gran festin; los convidados recibian ademas presentes de
su huésped, si era rico. -

«Los sacrificios humanos ejecutados en el Brasil pue


den servir de tipo para los del mayor número de tri
—138

bus bárbaras de todas las partes del mundo. «Los pri


sioneros son atadós y conducidos cantando al través de
los pueblos. Llegados á los pueblos, los alimentan, los
cuidan y los engalanan hasta el dia de la fiesta; les
dan hasta mugeres cuyos hijos son destinados á ser
tambien comidos. El dia de la ceremonia, despues de
los bailes y los cantos, traen al prisionero sujeto por una
cuerda atada á la mitad del cuerpo, y le colocan ante un
monton de piedras que arroja á los asistentes; profiere
luego injurias escitadas por las que recibe, y muere de
golpe del tacapé de su vencedor. Entonces se acercan
las mugeres y lavan el cuerpo, van cortando sus miem
bros con una piedra cortante, estregan á los niños con
su sangre y hacen asar la carne que es comida porto
da la aldea engalanada con sus mas vistosas plumas. Las
eabezas se guardan en montones, los huesosgrandes sirven
para hacer flautas, y los dientes se ensartan en collares
y se cuelgan al cuello (1).» a

El sacrificio humano estaba tambien en pleno vi


gor entre las naciones del resto de Europa. Entre los
galos este culto era particular, á los dioses Teutates,
Taranís, Eso, y se verificaba de diferentes, maneras;
asi que se ahorcaban hombres de las ramas de una encina,
se los sacrificaba sobre su tronco, se los ahogaba en
los lagos sagrados, se los quemaba en cesas, se los
degollaba sobre las piedras, Lo mismo era entre los Ger
manos, los Escandínavos y los Bretones. a, -

Tal fué el culto sombrío por cuyo medio se alimen


taba la pasion de la guerra, cuyo resultado era hacer
á los hombres inclementes con los demas y cººººº
mismos, inaccesibles al dolor y mirando siempre la muer
- - ---


() Boullana, . . 2 . . si º p. 2as, º
—139
te á sangre fria; los pueblos que habitaban las cerca
nías de los grandes lagos de América eran particular
mente notables en este sentido. Los que conservaron la
tradicion mas dulce de la enseñanza y de la conservacion
de las razas inferiores, guardaron sus prisioneros y los
hicieron sus esclavos. Siempre, sin embargo, la fór
mula del culto fué la espiacion de la materia por la la
ceracion y la violencia. Asi los misterios de Baco con
sistian en un culto de espiacion por el dolor, seguido
de una fiesta de regeneracion y de alegria. En la primera
parte se ejecutaban sacrificios sangrientos, en el origen
de hombres, despues de diferentes animales: las car
nes eran destrozadas y comidas crudas por los asistentes.
En estos banquetes se bebia un licor embriagador,
despues de lo cual los convidados se entregaban á bailes
estrépitosos y descompasados, á rápidas carreras que con
cluian con golpes y magulladuras y flagelaciones. La
parte divertida consistia en una procesion donde se lle
vaba el signo de la generacion universal y que se acom
pañaba bailando. Puede verse en Pluten la narracion
del gran sacrificio de los Atlantes en que los gefes
juraban sobre, la sangre de un toro realizar el deber.
Pero, apesar de algunas escepciones parciales, puede
decirse que los sacrificios humanos eran una costumbre
universal entre las razas salidas de Noé.
La unidad del arte residió en el grande altar del
sacrificio. Noé, al salir del arca, levantó un altar para
ofrecer sacrificios á Dios: el culto no exigia en efecto
otro instrumento, y el grande altar vino á ser la sin
tesis fundamental en cuyo derredor se agrupaban las
demas bellas artes. Alredor de este altar debian
colocarse aquellos que asistian al sacrificio; se tomaron
sobre este punto varias disposiciones, y estas formas
—140—.

secundarias son las únicas diferencias que nos pre


sentan las diferentes razas. - r

Siempre domina el altar á los lugares circunveci


nos; muchas veces se cortaba una colina en escalones;
algunas le sustentaba una alta pirámide, y otras estaba
puesto en el centro elevado de un vasto anfiteatro. El
sitio que ocupaba el altar era sagrado como él, pero
rara vez estaba rodeado de un muro; con mayor fre
cuencia defendian sus avenidas bosques sagrados. En
un principio se abrieron cavernas que servian de abrigo
á los sacerdotes y á los instrumentos del culto. Rara
mente se encuentran templos propiamente dichos, y
nunca fueron otra cosa que estancia de la estatua ó,
del Dios de los sacerdotes. -

Los mas sencillos de estos monumentos arquiteetó-.


nicos son las piedras druídicas que se encuentran en
todas las partes del globo, pero que se usaron prin
cipalmente entre los pueblos célticos y escandínavos,
y especialmente en la Francia y la Gran Bretaña. Es
tos monumentos, de que está cubierto nuestro suelo,
consisten ya en piedras levantadas sobre la parte mas
delgada y llamadas menhirs, ya con piedras chatas
puestas sobre otras dos en forma de puerta ó de me
sa y llamadas dolmens, ya con piedras que se mue
ven en equilibrio sobre uno de los puntos de su cir
cunferencia, ya en túmulos bastante elevados de pie
dras ó de tierra. El mas notable de estos monumentos
es el de Karnac sobre las costas del Marbihan. Compó
nese de mas de cuatro mil piedras altas de veinte pies, le
vantadas sobre once filas distantes una de otra treinta
pasos y de una longitud de mas de una legua (1): es un

(1) Cambry Monumentos célticos, París, 1805, 2 tomos en 8.º


-141

verdadero bosque de piedras. Por lo demas , eran las


mismas montañas las que entre los Galos formaban el
grande instrumento de culto.
En la América se encuentran inmensos anfiteatros y
pirámides colosales (1). Estas pirámides son montañas
formadas por depósitos sucesivos de tierra y de huesos.
Las familias llevaban allí todos los años los restos de sus
parientes muertos, y construian en esta gran fiesta el
altar de su dios con los cuerpos de aquellos que los ha
bian servido en vida. Se ha encontrado en la Virginia
una de estas montañas estratificadas, de cuatro mil pies
de circunferencia, noventa de alto y cuarenta y cinco de
anchó en la cúspide; los anfiteatros son especies de circos
formados por dos paredes paralelas reunidas por los es
tremos, en términos que forman un recinto prolongado
que se eleva en la mitad. En las islas del mar Pacífico
los morais ó cementerios son pirámides rodeadas de mu
ros; tambien se encuentran allí montañas sagradas y dis
puestas en forma de altar. El templo del pais de Mé
jico no es otra cosa que un altar tambien sobrepuesto á
una pirámide. En el Perú, los dioses tuvieron un verda
dero templo por morada, y lo mismo sucedia entre los
Atlantides segun el dicho de Platon. Ellos son sin duda
los que han dejado los monumentos que se encuentran
en Cerdeña, y los templos de dos pisos y en forma de
una doble cruz en otras islas del Mediterráneo (2).
La poesía, la música y el baile sagrado acompañaban

(1) Véanse las Antiguedades mejicanas; &c. Julio Didot. 2 .


tomos en fólio, 4854, en que se encuentran reunidas las investi
gaciones mas modernas sobre, los monumentos de la América,
Principalmente las de Warden y Dupaix.
(2) Petit Radel, Noticias sobre los Nuraghes de Cerdeña,
Paris, 1826, en 8º, Mazzara, Templo de los Gigantes, en fólio.
á todas las ceremonias del culto: los sacerdotes fueroti
los primeros artistas. Cantos sagrados celebraban la glo
ria de Dios y pintaban las hazañas de los héroes. Muchos
cantos escandínavos que han llegado á nosotros demues
tran que la poesia tomó gran vuelo en estos pueblos. To
da palabra rimada era acompañada de música, y se ha
bian inventado diferentes especies de liras, de guitarras
y de flautas. Los movimientos acompasados del baile
guerrero se encaminaban en los pueblos al fin de la con
quista; por medio de este baile y del grito de guerra era
como se incitaban al combate. La pintura y la escultu
ra se mantuvieron durante todo este periodo en un es
tado completamente rudimentario. -

CIENcIA. La ciencia no dejó de ser religiosa. No


podia subsistir efectivamente mas que en algunas fami
lias, y estas eran las de los sacerdotes; donde quiera que
estos desaparecieron, la ciencia desapareció con ellos.
Durante esta época, el fin teológico de la ciencia fué la
interpretacion de la voluntad de los dioses, y el medio
la observacion de los fenómenos con que espresaban
esta voluntad; la parte práctica consistió en la invencion
de las oraciones, de las fórmulas, de los actos, de las
ceremonias y de los procedimientos necesarios para obli
garlos á producir un efecto cualquiera.
Segun estos principios concibese la importancia que
tomó el arte inaugural, y concibese tambien como fué
preciso pasar por la astrologia para llegar á la astrono
mía por la mágia para llegará la química y á la meta
lurgia. Por las mismas razones debemos darnos cuenta
de la grande importancia que se dió á las formas mate
riales y á la rigorosa exactitud de los ritos y de las fór
mulas. ¿Cómo podia conocerse en efecto la voluntades
piritual, sino por la espresion esterior? Y si cada una
de estas espresiones no era rigorosamente el signo de
una idea determinada, ¿cual ciencia era posible? Asi
pues, cada cosa material tuvo una significacion profunda
bajo el imperio de estas ideas. Los dias, los meses, los nú
meros, las relaciones de posicion, los colores, los sonidos,
la materia de que se componian los objetos, todo recibió
un lugar en el órden de las espresiones divinas; y de aqui
proceden todavía muchas supersticiones de que el cris
tianismo no ha podido enteramente purificar á las nacio
nes modernas (1).
Si echamos ahora una ojeada sobre las ciencias es
peciales, vemos que la antologia general y la cosmolo
gia estaban íntimamente ligadas á las creencias religio
sas; pruébanlo evidentemente los ejemplos que hemos
citado tocante á la religion. En virtud de su teoria ge
neral, los caldeos hicieron considerables progresos en la
astronomía y determinaron con bastante exactitud los
movimientos visibles del cielo. Sabemos poco de los co
nocimientos de este pueblo acerca del hombre mismo;
únicamente nos consta que allí tambien se aplicaba el
principio de la íntima conexion de la forma material
con la actividad espiritual; porque encontramos pue
blos en quienes se creyó que asimilándose el cuerpo
á ciertas partes del cuerpo del enemigo muerto, se con
seguia asimilarse tambien su espíritu. He aqui porque
en la Polinesia el gefe se comia el ojo izquierdo del pri
sionero de guerra, y el rey de Méjico su corazon; asi
es como la antropofagia no fué únicamente un me
dio de alimentarse, sino que, tomó un caracter políti
co y religioso. La medicina no fué mas que la práctica

(). El número siete, el número trece, la sal vuelta abajo,


los mártes &c. -
—144

rigorosa de la fórmula general, y consistió en la obser»


vacion de los instintos curativos depositados naturalmen
te en el hombre y que eran en efecto movimientos
inspirados por Dios. La química, la física, la metarla
gia y las ciencias naturales no traspasaron los límites
de la práctica indispensable. Las ciencias sociales no
fueron separadas de la moral. -

Los resultados científicos fueron generalmente en


debles y poco numerosos generalmente, si se les com
para con los que poseemos hoy; pero, cuando se les
compara con el punto de partida, sorprende la perse
verancia y la actividad que fueron precisas para pro
ducirlos. Si se piensa efectivamente en las inmensas di
ficultades que se hubieron de vencer, se siente uno
penetrado de admiracion ante estos grandes trabajos.
¿Cómo, por ejemplo, se llegó á trasformar un mine
ral grosero en un metal útil? ¿Cómo se encontró el
hierro y los complicados procedimientos con que se
fabrica? Seguramente han sido necesarios un despren
dimiento mayor á aquellos que han buscado estos me
dios indispensables de la conservacion de las socieda
des, y principios muy rigorosos para no estraviarse
en el camino.
ORGANIzAcIoN socIAL. LEYEs cIvILEs. EcoNoMIA
PolITICA. INDUsTRIA. Llegamos á la organizacion social
de estos pueblos (1).
En un principio, hemos dicho, habia un poder
central y una division de funciones entre las familias,

(1) Añádanse á los libros citados: Pelloutier, historia de los


Celtas, 2 , tomos en 4.º— Las leyes germánicas de los pueblos
que se establecieron en la Europa meridional al principio de la
edad media, y los trabajos relativos á estas leyes. -
—145—
Dicho poder era absoluto en el órden de las cosas mo
rales y religiosas. Ni podia suceder otra cosa; porque
la raza representaba á la antigua familia, el gefe era
el padre de todos, y la accion social requeria una
obediencia pronta y sin réplica. Este poder central se
componia sin duda de un gefe único, pontífice y rey,
y de un consejo de sacerdotes. El nacimiento daba de
recho á él, pero no se le alcanzaba sino por medio
de estudios severos y profundas iniciaciones. Las funcio
nes, por lo demas, no estaban ligadas de un modo
absoluto á determinadas familias: todos los hombres,
hijos de los dioses, eran iguales y libres, y era po
sible pasar de una funcion á otra haciéndose iniciar en
otra raza; pero todas las funciones superiores exijian
pruebas rigorosas. -

En las sociedades degeneradas que tenemos que


examinar encontramos estos datos generales, conside
rablemente modificados por un hecho nacido del pro
testantismo y que debemos esponer ahora, la mezcla de
las razas. ...

Hemos visto en efecto á la esclavitud identificada


en todo su rigor y bárbarie con las costumbres de la
sociedad antigua; la hemos visto hasta sancionada por
la doctrina religiosa que se habian hecho los pueblos
y fundada sobre la distincion que hacia á los hombres
dioses seres puros é inmortales, y veia en los esclavos
un rebaño de animales sin moral y sin pudor. En la
serie de los tiempos, cuando las naciones se hubieron
dispersado y echaron en olvido su comun origen, cuan
dono conocieron otras relaciones que la guerra y la
conquista, cuando cada combate, tan frecuentes entre
tribus vecinas, sometia la una al yugo de la otra, la
esclavitud tomó un incremento considerable; y se en
10
—146—

contraron esclavos en todos los pueblos que no lleva


ban su pasion de sangre y de carniceria al estremo
de inmolar á los vencidos. Entonces sucedió que es
tos esclavos pudieron alcanzar mejor condicion por dos
causas diferentes. Por una parte, la raza conquista
dora no era con mucha frecuencia bastante fuerte para
disponer de los vencidos segun su capricho y entonces
los reducia á la servidumbre de la tierra, contentán
dose con gobernarlos despóticamente y privarlos de todo
derecho relativo á ellos. Pero se hizo tambien, y este acon
tecimiento ha quedado impreso en el recuerdo de las
tradiciones antiguas, se hizo una verdadera mezcla de
razas. Los hijos de los dioses, se mezclaron con las hi
jas de los hombres. Los señores y dueños admitieron
en su lecho á las hijas de sus esclavos, concubinas
despreciadas, simples instrumentos de placer. Esta con
secuencia de la inmoralidad de los gefes produjo gra
ves modificaciones sociales. Los hijos de las concubinas
eran esclavos por su madre: ningun casamiento sagrar
do con las mugeres de una raza impura no podia abrirles
la familia de su padre; y sin embargo la sangre di
vina que corria en sus venas, y muchas veces la sim
patia paternal, les daban una preeminencia sobre los es
clavos que no podian tolerar ni la moral, ni la reli
gion. Formóse pues asi de hecho una raza interme
dia entre los nobles y los esclavos, raza maldita é
impura para la ley, fruto del mal y del crimen,
pero que, una vez constituida , creció rápidamen
te y se reclutó sin cesar con todos los esclavos á quie
nes las simpatias de su dueño querian asegurar un estado
mejor. , ... ).
Tenemos pues que considerar en la organizacion so
cial las razas dominantes, la raza intermedia y los es
-147—
clavos. El poder y el gobierno residian en manos de las
primeras. Una misma sociedad presentaba con frecuen
cia muchas castas nobles y divinas, gerarquizadas entre
sí. Porque algunas veces habia habido transacion en el
momento de una conquista, y el vencedor, obligado por
las circunstancias, habia respetado alguno de los privile
gios de las familias reales. La raza conquistadora go
bierna en este caso, y las otras forman una nobleza
que le es inferior inmediatamente: este hecho se en
cuentra en Méjico y en el Perú. En lo interior de cada
raza soberana, el gobierno es unitario ó federalista. En
el primer caso hay un gefe único, algunas veces here
ditario, otras pura y simplemente electivo, otras electi
vo solo en una de las familias que componen la raza. En
el segundo, todo el poder social reside en los consejos de
los padres de familia que se reunen de vez en cuando y
eligen un gefe, cuando se trata de hacer la guerra. Esta
última forma corresponde á las sociedades mas inferio
res, y en quienes está á punto de apagarse toda acti
vidad social. Un gran número de los pueblos del Asia,
de la América, de la Oceanía y del Africa ofrecen este
fenómeno,
Comunmente se establece una confederacion entre
las razas que reconocen el mismo orígen. Esta confede
racion tiene por objeto el cambio de los productos de
las diversas razas, una regularizacion de la guerra que
pudieran hacerse entre sí, y un tratado de defensa co
mun. Casi siempre forma toda su garantía un simple
tribunal, y las relaciones que tenia que juzgar este tri
bunal son lo que se ha llamado despues derecho de gen
tes. La América, la Grecia y la Italia, nos ofrecen ejem
plos de esta clase de instituciones. Con frecuencia, cuan
do las razas han formado primitivamente parte de una
misma unidad bastante robusta, sus reliquias forman
—148—

entre sí un vínculo mas estrecho. Tal fue la institucion


religiosa de un templo comun en la Florida, y tal la
institucion sacerdotal de los Druidas en las Gálias. Ha
bia establecidos dos centros federativos, uno en Autun,
y otro en Chartres; y los colegios de los Druidas se
juntaban alli todos los años. La tendencia general de
esta época fué la descentralizacion cada dia mas pronun
ciada, y este es uno de los hechos que caracterizan á to
das las decadencias. :

Las funciones desempeñadas por hombres de raza


divina se dividian en sacerdotales y guerreras. El gefe
ocupa por lo comun el grado supremo en las dos gerar
quias. Por lo comun tambien las mismas familias con
servan las mismas funciones, pero esto no es absoluto.
Las funciones artísticas y científicas no están separadas
del sacerdocio, y muchas veces los sacerdotes se distri
buyen tocante á estos diversos deberes en muchas cla
ses. Asi entre los Galos los sacerdotes tenian á su cabe
za un supremo pontífice, y estaban divididos en tres
clases: los druidas ó sacrificadores, los bardos ó canto
res, y los vates ó agoreros. Estos últimos tenian á su
cargo el culto, la justicia y la administracion pública.
La justicia, por lo demas, no dependia de la esclusiva
jurisdiccion de los sacerdotes; comunmente era atribu
cion del gefe, y muchas veces del consejo de los padres
de familia. En las sociedades en que las funciones sa
cerdotales fueron enteramente humilladas como en la
Polinesia, los sacerdotes no sirvieron á lo último si no
de médicos ó mágicos.
Los demas hombres de raza divina solo se con
sagraron á los egercicios de la guerra, ó, á falta de
estos, á las diversiones que se le asemejaban, tales
como la caza. Muchas veces presidian á los trabajos
* s
—1á9—

industriales que se practicaban en el seno de su fa


milia, principalmente á la agricultura; pero este car
go se dejaba enteramente á las mugeres.
Estas últimas eran consideradas como inferiores
á los hombres por su nacimiento. Tambien eran sin
embargo de origen divino, y por esta razon infinita
mente superiores á los esclavos: asi el casamiento
fué en un principio, un vínculo sagrado é indisoluble.
Las mugeres fueron admitidas á ciertas funciones sa
cerdotales, y estuvieron siempre en gran veneracion
entre los pueblos en que no se verificó tan completa
mente la mezcla con las hijas de las razas inferiores;
en el norte de Europa, por ejemplo. No sucedió lo
mismo en el Asia occidental donde se detuvieron los
primeros protestantes. La inmoralidad hizo allí pro
gresos mucho mas rápidos, y la costumbre de tomar
una multitud de concubinas entre aquellas mugeres
que se vendian como un rebaño, se convirtió pronto
en regla general. Alli las mugeres divinas descendie
ron á la clase de sus esclavas, y acaso fué por evi
tar esta ignominia por lo que las mugeres trataron en
muchos paises de sustraerse á la dominacion de los
hombres, y formaron aquellas sociedades de guerre
ras conocidas con el nombre de amazonas y que se
han encontrado en diferentes paises. -

El padre era señor absoluto en su familia. Te


nia derecho de vida ó muerte sobre sus hijos, y solo.
á su fallecimiento salian estos del poder paterno para
formar familias nuevas. El padre escogia aquel que de
bia sucederle en su funcion y le transmitia el génio
de la familia; pero la eleccion del padre no estaba
necesariamente limitada á sus propios hijos, y le era
permitido transmitir el gérmen de la familia á un es
—150—

trangero. Este hecho es general entre todos estos pue


blos. -

Poco tenemos que añadir á lo que hemos dicho mas


arriba sobre la formacion de la clase intermedia, la suerte
de los hombres de ella y la de los esclavos. Estas dos clases
se encuentran en todas partes, escepto en las poblacio
nes mas feroces del América, del Asia, del Nórte y del
Africa: alli no podia nacer no conservándose los pri
sioneros de guerra. Por lo demas, la diferencia entre
los esclavos y la clase intermedia era de poca con
sideracion. Los que no eran esclavos tenian general
mente salva la vida: estaban unidos como clientes á los
hombres divinos, y muchas veces se les inmolaba á la
muerte del patron. Ellos eran en parte los que diri
jian á los esclavos en el desempeño de las funciones
industriales. Careciendo de toda enseñanza moral, no
tomando parte ni en los misterios religiosos, ni en el
casamiento, ni en el poder paterno, estaban entre
gados á una corrupcion profunda, y la menor inadver
tencia bastaba ademas para hacerlos recaer en la cla
se de esclavos. Mimistros de las disoluciones de los
grandes, estaban sugetos á la esplotacion mas absoluta
y la mayor parte llevaban una vida de cansancio y de
miseria. Sucedió algunas veces sin embargo que estos
hombres de clase inferior, ayudados por circunstancias
favorables, tales como la extincion ó el decaimiento de
las razas divinas, ó por alianzas, ó por la fuerza y el
número, consiguieron mezclarse con las antiguas fami
lias gobernantes ó sucederles muchas veces. Este hecho
se verificó en un gran número de tribus; frecuentemen
te resultó de una enseñanza política y religiosa á la par
traida al pueblo por un reformador, y la mayor parte de
las tradiciones han conservado bajo una forma simbó
—151—

lica el recuerdo de un acontecimiento de este género (1).


Nunca sin embargo cambió este hecho la ley general de
las relaciones entre los hombres. La raza advenediza
perdió en breve la memoria de su origen inferior, se
formó para sí misma una genealogia divina, y creó
una raza subalterna que le sirviese. El único resultado

(A) Citaremos por ejemplo la tradicion babilónica sacada de


la historia de Berosio, referida por el Sincello, y una tradi
cion mejicana. Las compendiarémos ambas, siguiendo á M. Bou
lland. Segun la tradicion de Berosio salió un dia del mar Rojo
un ser llamado Oannés; todo su cuerpo tenia la forma de un
pescado; debajo de su cabeza de pescado le nació otra cabeza;
terminaban su cuerpo pies humanos que estaban unidos á la co
la de pescado, y tenia la voz y la palabra del hombre. Oannés
dió origen á una porcion de seres parecidos á él, y á otros
de formas muy estravagantes, compuestos de varias partes de
animales diferentes. Oannés enseñó á estos seres, les dió la agri
cultura y la ciencia, y á su cabeza se encontraba una muger
llamada Omoraca. Cuando volvió Belo de sus guerras, cortó la
cabeza á esta muger, ó segun la version de Polyhistor, citada
por el Sincello con referencia á Berosio, á cada uno de los dio
ses, y de la sangre que brotó mezclada con la tierra formó los
hombres y los animales. Boulland, t. 2.° pag. 279, notas. Aqui
la mezcla de las formas animales parece indicar la de las di.
ferentes razas. He aqui la tradicion mejicana: Omecibualtl, la
gran diosa, tuvo muchos hijos, y entre ellos se encontró una
piedra cortante. Los demas hijos quedaron tan sorprendidos de
este nuevo hermano que le echaron del cielo abajo. La piedra
cortante fué á caer en un sitio llamado las Siete Cavernas, don
de produjo mil y seiscientos dioses y diosas. Y estos, desterrados
asi, determinaron mandar un mensajero á su medre para decirle
que una vez que los habia desterrado, les permitiese al menos
crear hombres para servirse de ellos. Y en virtud de las órde
nes de la gran diosa, uno de ellos fué á ver al señor del infier
no que dió un hueso y ceniza de muerto. Los dioses y las diosas
echaron este hueso y ceniza en un gran lebrillo, y á manera de
sacrificio, se sacaron sangre de todas las partes del cuerpo, y la
mezclaron en el lebrillo, y salió un niño varon y una niña. Bou
lland, l. cit. pág. 556. Estós dos ejemplos servirán al mismo
tiempo para dar una idea de la obscuridad de las tradiciones an
tiguas y de los obstáculos que ofrece su esplicacion.
—152—

decisivo que tuvieron estas resoluciones fué el olvido


cada vez mas profundo, la destruccion cada vez mayor
de las tradiciones antiguas.
La práctica económica comprendia entonces como
siempre dos grandes funciones, la guerra y la indus
tria. En la primera residia entre muchos pueblos, el
cumplimiento del fin social mismo: la segunda tenia por
objeto la conservacion social y de los individuos. La guerra
era la ocupacion de la gran mayoría de los nobles, y
el arte militar hizo progresos bastante grandes, aun
que incomparables sin duda con aquellos de que se
glorificó mas tarde. Inventáronse sin embargo armas
ofensivas y defensivas; se hizo uso del casco, del
escudo, de la azagaya, del arco y de la flecha; se
aprendió á formar un batallon y adelantarse al com
bate en un órden regular. Construyéronse por último
fortalezas y retrincheramientos.
Tambien hizo progresos notables la industria pro
piamente dicha, la cual fué toda ella fruto de la pre
vision científica. Desde la mas remota antigüedad se
supo abrir cavernas y edificar muros y templos. Las pri
meras grandes construcciones fueron de arquitectura pe
lasgica: estaban hechas con piedras no pulimentadas y
puestas unas sobre otras segun las proporciones natu
rales; mas tarde se llegaron á construir muros rec
tos y regulares. Por lo demas, estas grandes obras
que debian costar un trabajo inmenso, no tuvieron
nunca por objeto mas que un interés social. Asi se
edificaron los altares gigantescos y los templos de
que hemos hablado: se trazaron grandes caminos al
traves de las montañas, se abrieron vastos subterrá
neos para el derrame de las aguas y se levantaron acue
ductos. La América, la Italia y la Grecia, nos ofrecen
—153—

monumentos de consideracion bajo este concepto, y de


cuya construccion no ha quedado ningun recuerdo en
las generaciones posteriores. Recuérdense tambien los
inmensos trabajos de Semíramis. Las habitaciones de
los individuos ofrecen rara vez este grado de magni
ficencia, y fueron cuando mas las razas gobernantes
las que tuvieron palacios en sociedades bastante nume
rosas. En otras partes las moradas de los hombres si
guieron siendo chozas bastante miserables, ó tiendas;
aun hubo pueblos que, consagrados esclusivamente á
la emigracion, habitaron siempre carros.
El origen de las ciudades fué un centro religioso y
gubernativo con una fortaleza. El establecimiento de
un centro fijo era siempre acompañado de ceremonias
religiosas y de ritos sagrados. No obstante, entre los
pueblos que no fueron modificados por una civilizacion
posterior, las ciudades no fueron nunca lo que lle
garon á ser mas tarde. Eran únicamente el lugar del
establecimiento principal de una raza y se componian
de casas desparramadas que ordinariamente estaban has
ta fuera del recinto consagrado. -

Esto es lo que da cuenta de la estension de algunas


ciudades. En el seno de cada familia se fabricaban los
productos necesarios á la vida; solo las grandes empresas
se hicieron socialmente y á la vista de aquellos que pre
sidian á las funciones científicas. Pero no sabemos mucho
sobre todo esto, porque las tradiciones dicen poco acerca
de este punto, y los pueblos que hemos encontrado vivos
habian decaido bastantemente en la industria y carecian
de estos productos tan necesarios que solo puede dar
una accion social, del hierro por ejemplo. Lo demas se
producia, como acabamos de decirlo, en el seno mismo
de cada familia, siendo la agrícola la mas importante de
—154—

estas producciones. Por otra parte se entregaron los


hombres á la caza y á la pesca, y se inventaron diferen
tes medios para vestirse. Los pueblos mas groseros se
cubrieron con simples pieles de fieras; en los paises ca
lientes anduvieron casi desnudos; pero no obstante,
en todas partes se inventaron diversas clases de telas, y
en todas fué carácter distintivo de los gefes un vestido
no solamente rico y lujoso, sino obligatorio tambien.
Los instrumentos muebles del trabajo se trasmitian
con las funciones de generacion en generacion, pero no
sucedió lo mismo con las posesiones territoriales. Cada
familia, en efecto, habia recibido primitivamente la por
cion de territorio suficiente para su sustento y no de
bia poseerla por otro título. Asi que la propiedad indi
vidual del terreno no se estableció en ninguno de los
pueblos que no fueron modificados por principios pos
teriores. El territorio pertenecia á la raza entera, y se
hacian periódicamente nuevas particiones para restable
cer la igualdad que el tiempo podia romper. En derecho
no se conocia entonces mas que la simple posesion, y la
misma propiedad moviliaria se resolvia en un simple
derecho de custodia.
El comercio debió naturalmente tomar poco incre
mento. Cada familia producia lo que le era menester,
y las razas estaban separadas por odios recíprocos.
Húbole cuando mas entre algunas razas confederadas y
el solo modo de hacerle era el cambio. Aun no se habia
inventado la moneda.
En general, la funesta influencia del protestantismo
habia atacado á la economia como á todas las cosas en
todas estas razas que hemos examinado. La produccion
era en todas partes inferior á la necesidad, y apenas
se alimentaban y vestian los clientes lo mismo que los
—155—

esclavos. En algunas absorvian todos los productos los


goces desenfrenados de los señores. Este fué el caso de las
ciudades del Asia, tan ponderadas por su magnífica in
dustria: algunas familias vivian en un deleite repugnante,
pero la mas abominable miseria roia á la turba de los
clientes y de los esclavos. En las razas mas decrépitas la
industria estaba por decirlo así perdida; se encontra
ron algunas en la tierra de Fuego, sobre las costas de la
nueva Holanda y en el Asia septentrional, viviendo de
un dia para otro de peces arrojados por la mar, de algu
nas raices, y hallándose siempre hostigadas por un
hambre horrible.
Aqui terminaremos la historia de la civilizacion
noéica. Como lo hemos visto ya, el fin propuesto por
Dios no fué conseguido. «Creced y multiplicaos, y es
parcios por la tierra» les habia dicho al principio. Y
esparciéronse sobre el globo, es verdad; pero, heridos
en el corazon por e, mal que habian querido ellos mis
mos, vanos fueron sus esfuerzos para multiplicarse en
él y avasallársele. Lanzados como ciegos en el camino
que habian tomado, debian olvidar la palabra de Dios
y recaer en las costumbres de aquellos séres sin moral
que ya manchaban la faz de la tierra antes del diluvio.
Primero negaron la ley y el deber: pronto negaron al
Dios supremo, y por una série no interrumpida de cai
das descendieron al estúpido feticismo. El arte y la
ciencia cayeron en olvido; y los bienes que un despren
dimiento tan grande habian preparado á las razas futú
ras quedaron fallidos y echados á perder. Estinguié
ronse las razas divinas en su mezcla impura con las hi
jas de los esclavos: la horrible inmoralidad contaminó
todas las sociedades. Una guerra ciega y sin fin acre
centó estraordinariamente la destruccion de los hom
—156—

bres. De dia en dia las sociedades se quedaban mas dé


biles y reducidas: y todas ellas debian resolverse en re
baños de hombres sin moral y sin freno disputándose un
alimento grosero é insuficiente y volviendo á la vida de
las fieras de los bosques. -

Si todas las sociedades no llegaron á este grado de


envilecimiento, todas al menos propendian á él á pasos
apresurados. En ninguna parte habia un poder sólido
y robusto, ni fin que pudiese engendrar grandes cosas.
Por do quiera se habian introducido la anarquía y el
desórden, y las sociedades mejor constituidas estaban
amenazadas de una caida cercana. Solo citaremos las
del Perú, Méjico y la Galia. ¿Y cuantas naciones no
habian perecido ya, mas fuertes y robustas que todas
aquellas, sin dejar otra huella que los gigantescos mo
numentos que habian levantado? Entonces se desperta
ron tambien con nuevo vigor todas aquellas antiguas tra
diciones que profetizaban el fin del mundo. Los dolores
inauditos de los hombres, y la destruccion de las nacio
nes esparcieron en todos los lugares el sentimiento de
la tristeza y del terror. El cielo de los años permitidos
al género humano iba á terminar, y los bardos recor
daban en sus versos el fuego eterno que debia devorar
á todos los dioses. Pero Dios no habia permitido un
segundo diluvio. Vino una nueva palabra á enseñar á la
humanidad que era nacida del mal y que en lo suce
sivo era menester expiar,

Cronología primitiva.

¿Cuánto tiempo transcurrió hasta Noé desde la crea


cion del hombre? ¿Cuánto desde Noé hasta una épo
—157—

ca determinada con exactitud, por ejemplo, hasta


Abraham, ó Jesucristo? (1)
Tales son las cuestiones casi irresolubles que ofrece
la cronologia de este periodo. Tocante á la primera, no
puede encontrarse respuesta mas que en la Biblia; por
que, aunque los caldeos y otros pueblos hayan con
servado tambien, segun Syncello, el recuerdo de un
periodo antediluviano, y que en conformidad con la
Biblia hayan puesto diez generaciones entre la creacion
y el diluvio, la inmensa duracion que estos pueblos
señalan á este periodo (382,000 años segun los caldeos)
indica claramente que aqui solo se hace referencia á
cálculos astrológicos. Pero la Biblia misma presenta gra
ves dificultades. Los cálculos que ella suministra se
fundan sobre la duracion de cada uno de los individuos
de las diez generaciones transcurridas desde Adaná
Noé; y han quedado tres testos de la Biblia, igualmen
te antiguos, en igual grado respetables, el testo hebreo
el testo samaritano y el de los Setenta, y cada uno de
ellos dá un cálculo diferente. Segun los Setenta, trans
currieron 2242 años desde el nacimiento de Adan al
diluvio; segun los samaritanos, 1307; segun los he
breos 1656.
*
Las dificultades son todavia mayores en el periodo
siguiente que estenderemos con Eusebio hasta Abra
ham, cuya época está determinada con bastante exac
titud relativamente á los hechos posteriores. Aqui, es
verdad, el testo samaritano y el de los Setenta estan
.

(1) , Véanse para esta parte de la eronología las crónicas de


Eusebio y del ¿ y los modernos trabajos de Scalígero,
Petavio, Usserio, el padre Pezron, Nuton, Freret, Desvignoles,
Volney, y el resúmen de Champollion Figeac.
acordes en señalar á este periodo una duracion de 942
años, y el testo hebréo sólo discrepa, porque segun
él, no comprende mas que 292. Esta última cantidad
parece insostenible, si se tienen en alguna considera
cion las cronologias positivas de otros pueblos, espe
cialmente los chinos y los ejipcios. Pero la misma ver
sion de los Setenta nos parece que acorta la duracion
histórica del periodo en cuestion. Si se piensa efecti
vamente en los muchos acontecimientos que han pa
sado desde Noé hasta Abraham y en la lentitud de los
primeros desarrollos de los pueblos; si se compara la
incertidumbre de las bases mismas sobre que se fun
da la cronologia bíblica con los elementos positivos de
algunas cronologias profanas, apoyadas en anales na
cionales y en documentos escritos, se concluirá facil
mente que entre Noé y Abraham ha debido trascurrir
un largo periodo. Pero, en cuanto á su exacta dura
cion, es imposible determinarla, Añadamos únicamen
te que las variaciones mismas del testo sagrado prue
ban que no puede en esta cuestion ser impuesto como
autoridad, y que se trata aqui de simples hechos, en
teramente abandonados á la discusion humana.
- - , d
LIBRO SEGUNDO,
--s De

e vLz A el o N º RAMN AN e A.

- "

Cumplida la obra de las sociedades primitivas, nece


sitaban nuevos elementos los progresos de la humanidad.
Efectivamente, doctrinas distintas de las que hemos visto
dominar en la precedente edad, principios mas eleva
dos, instituciones mejores condujeron á los hombres
desde una antigüedad remota á una civilizacion mas
adelantada. Hemos llamado brahmánica á esta civiliza
cion, porque, segun todas las probabilidades fué en el
cuerpo sacerdotal de la India donde tuvo origen, y des
de alli estendió su accion bienhechora sobre el mundo
occidental, , , , , , , e .

Ya lo hemos dicho: un dogma nuevo, el dogma


de la caida y de la expiacion, y una nueva forma so
cial, el sistema de las castas, distingue claramente, á
esta civilizacion de la edad noéica que la procedió y de
la edad cristiana que debió sucederle. De estos princi
—160—

pios generales resulta un desarrollo enteramente par


ticular de la teologia, de la ciencia, de las bellas artes
y de la organizacion económica, el cual señaló con un
nuevo progreso á cada uno de los ramos de la activi
dad humana. Entonces predominó tambien el deber que
las sociedades anteriores habian despreciado mayormen
te. Los hombres habian recorrido en todos sentidos la
superficie terrestre y ocupado todos sus puntos; pero
sus continuos combates no hacian mas que despoblar
la tierra, y en ninguna parte estaba poblada de nu
merosos habitantes. Ahora el deber de la multiplica
cion llegó á ser el mas importante de todos: por do
quiera aparece tanto en las leyes políticas, como en las
religiosas y en los usos civiles. El casamiento fué so
metido á reglas mas severas; el vergonzoso libertinage
que deshonraba á las generaciones nacientes fué en todas
partes reprimido; una poblacion sana y vigorosa debia
suceder á hombres degenerados, y esto fué lo que
sucedió donde quiera que la nueva moral estendió su
imperio. - ... , , , , , , ,
Estas creencias tan diferentes de las doctrinas an
tiguas, estos deberes impuestos con una fuerza nueva,
estas ideas tan progresivas que abrian á la humanidad
un camino vasto y nuevo de actividad ¿fueron resultado
de otra revelacion, ó solo hubo en esto uma reconstitu
cion de los principios antiguos?. Lo ignoramos: la tra
dicion no ofrece datos positivos acerea de este punto.
Pero todo nos induce á pensar que una creencia que
engendró tantas sociedades poderosas, que dotó á la
humanidad de tan crecidos beneficios, que, aun trun
cada y dividida por la negacion, pudo comunicar á
las naciones una actividad desconocida y elevar á
bárbaros á un alto grado de civilizacion y de ciencia,
—161—
todo nos induce á pensar que esta creencia no fué una
obra bumana, sino en todas sus dogmas tales como han
llegado á nosotros, al menos en lo que tienen de útil
y de verdadero, y que Dios intervino nuevamente pa
ra salvar á la humanidad.
Hemos dado (pág. 37 y siguientes) una idea gene
ral de los caracteres de la civilizacion brahmánica, y de
sus resultados históricos. Bástanos por lo demas compa
rar las diferentes soluciones que produjo en todos los ra
mos de la actividad humana con las de la edad anterior
para echar de ver inmediatamente la grandísima dife
rencia que las separa. Será menester sin embargo en
esta comparacion no olvidar las siguientes consideracio
nes: 1.º Las doctrinas nuevas han tenido que transformar
siempre un medio ya formado de creencias y de costum
bres, y con mucha frecuencia se verificó una mezcla,
especialmente entre los pueblos que las recibieron solo
de un modo indirecto, y los antiguos principios queda
ron predominantes en muchos puntos: 2.º las mismas
creencias nuevas fueron corrompidas por el protestan
tismo, y muchas veces no distinguimos los elementos ci
vilizadores mas que al través de un velo de errores, de
negaciones y de transformaciones subsiguientes.
Hé aquí, por lo demas, las principales diferencias
que tenemos que señalar entre ambas civilizaciones:
El politeismo reina aun. Aquí, como en la edad
precedente, ignoramos el orígen de la teología primitiva;
pero encontramos en su lugar un vasto panteismo desar
rollado en la India, y una filosofia trabajada científica
mente hasta en sus mas minuciosos puntos.
La materia ha dejado de ser impura, los hombres
no son ya los hijos de los dioses nacidos para purificarla;
son ángeles caidos nacidos en la tierra para expiar sus
11
—162—

faltas, y este mundo es la estancia que Dios ha preparado


para ellos.
El ardor belicoso de los primeros tiempos es reem
plazado por una ley mas pacífica. Aparece la teoria de la
metempsícosis, y envuelve en sí todo un nuevo sistema
de psicología. •

El arte deja de concentrarse en derredor del altar


de los sacrificios. Se levantan templos cuyo carácter dis
tintivo está en los recintos múltiples, y esta nueva arqui
tectura introduce una modificacion profunda en todas
las formas del culto (1).

(1) No podemos menos de reproducir en este lugar la bella


hipótesis de M. Buchez acerca de este arte nuevo:
«Se construyeron templos á fin de que hubiese sobre la tier
ra una imágen del mundo moral y físico, segun habia sido re
velado por la palabra sagrada, en la gerarquía animada de de
ber, de amor y de esperanza que formaba su ley. El templo fué
el típo de las esperanzas humanas; nada de lo que contenia era
visible esteriormente, todas las cosas estaban encerradas en un
recinto que las ocultaba á los ojos de los hombres de afuera. Un
muro alto y pelado era su perímetros su triste uniformidad solo
era interrumpida alti donde existia la puerta que daba entrada
á los misteriosos patios; y esta puerta era un altar de sacrificio,
alto, pesado, que asustaba la vista y el pensamiento, y sobre el
cual estaban pintados y esculpidos fos espinosos esfuerzos, las terri
bles pruebas de fé, por cuyo medio se salia de la morada de los
hombres y se entraba en i, de los ángeles. Este altar era doble
ó triple para ensenar los diversos caminos por donde se pueden
adquirir merecimientos. Asi la vista sola de este muro clevado,
de estas entradas, recordaba á los hombres de afuera como el
pecado, les habia quitado la visa de las cosas celestes, sumer
giéndolos en las tinieblas de la materia, y como tambien podian
salir de esta tierra aspera y triste para entrar en las moradas.
inmortales.
, «Luego que uno se purificaba pasando por debajo de las
piedras del sacrificio, se entraba en el patio ó corte de los dioses
visibles, de aquellos que presidian á los movimientos de los
mundos mortales ó á los fenómenos de la naturaleza. Alli en
contraba cada uno al árbitro de sus trabajos en el mundo ma
—163—

En vez de una tribu divina que esplota sin miseri


cordia á los séres inferiores, encontramos ahora una ge
rarquía de castas, ligadas por un mismo deber social
del cual solo son funciones diferentes, todas puras, to
das salidas del mismo Dios, aunque con títulos desiguales.
Poco á poco hasta veremos desaparecer las diferencias
fundamentales que separaban las castas. Seguramente las
clases superiores tenian por deber elevar sucesivamen
te á su seno por medio de la educacion y de las costum

terial, alli estaban colocados por su orden, inmovibles co


lumnas, como guardias que defienden la entrada de un palacio
imperial, los distribuidores de las riquezas agrícolas é industria
les, los reyes de los elementos, los protectores de la vida, los
motores, los dueños, los apoyos de las cosas visibles y variables.
A ellos, nuestro primer amparo, era á quienes debian presen
tarse las primeras adoraciones y las primeras ofrendas.
» Esta estancia de los dioses no era mas que un paso para
llegará un recinto mas sagrado, pero de que estaba separado
por un nuevo símbolo de sacrificios, por un nuevo altar mas
ancho y mas pesado que los que le habian precedido. Era único,
porque para entrar en el segundo recinto, no habia mas que un
camino, igual para todos, el de la obra social. Asi para salir
del occéano de las cosas visibles y multiplas, para dejar de ser
número, y llegar á la orilla de salud, era preciso que el hom
bre comprendiera el fin humanitario, fuese su motor, y se con
sagrase á él.
«El segundo recinto no presentaba todavia mas que líneas
de dioses inmóviles, inteligencias intermedias entre los príncipes
de los elementos y la santa Trinidad. Eran mensageros de ¿
oraciones de abajo y de las órdenes de arriba.
«Para ver á la primera trinidad , , nacida de la creacion,
era preciso entrar en el átrio donde estaba sentada bajo sus tres
formas, radeada de sus servidores representados las mas veces
con altas columnas que sostenian un firmamento pintado y sem
brado de estrellas. Mas allá habia un santuario inaccesible á la
vista de la luz , de los hombres y de los mismos pontífices, y
estaba vacío. Allí descendia algunas veces la magestad del Eter
no Dios, creador de toda existencia.» (Introduccion á la ciencia
de la historia).
—164

bres sociales á los hombres, groseros todavia, que eran


llamados á dominar. Pero no cumplieron con este deber:
la violencia y las revoluciones fueron los medios con que
las clases inferiores llegaron á crearse una posicion me
jor, y en esta lucha desaparecieron al mismo tiempo la
inteligencia del fin social y el desprendimiento que con
serva las naciones. La igualdad no pudo nacer sin em
bargo; porque los mismos principios de la moral hacian
del poder y de las funciones sociales un derecho de raza
y de familia; y la esclavitud subsistió en todas partes
mientras que las clases superiores llegaban á ser iguales
entre sí.
A las antiguas prácticas sucedió por do quiera una
ley escrita, prueba de una civilizacion mas perfecta. Se
han conservado algunos de estos monumentos legislati
vos; y en esto tambien encontrarémos á la cabeza de los
demas pueblos á la nacion indiana cuyo código sagrado
ofrece un complejo de legislacion y de economía social
en cuya comparacion las leyes de las demas naciones an
tiguas parecen solo un reflejo pálido é incompleto.
En la organizacion económica, la ley de la propie
dad sustituyó al antiguo cultivo pro indiviso. Pero aque
lla no fué al principio mas que un beneficio unido á las
funciones sacerdotales y guerreras y otorgado á las fa
milias que desempeñaban estas funciones como medio
de su deber. Solo mas tarde, y de resultas de las revolu
ciones que destruyeron el poder de las razas gobernantes,
la propiedad se convirtió en un derecho individual, acce
sible á todos, y trasmisible por los medios de venta, do
nacion etc. Solo entonces fué permitido á los hombres
vivir sin trabajar, cuando cada uno en virtud de su de
recho absoluto de propiedad pudo arrendarla, alquilar
la ó prestarla á interés: porque antes la posesion del ins
—165—

trumento de trabajo acarreaba una obra social, inteli


gente ó guerrera. -N

Pasemos ahora á la relacion de los hechos. Los prin


cipios generales que acabamos de esponer, bastarán pa
ra hacer comprender su valor.

I. EL ORIENTE.—PERIODO INDETERMINADO.

CAPITULo PRIMERo.—LA INDIA.

- La India empieza en nuestro tiempo á ocupar un


lugar importante en la historia de las naciones antiguas,
y se va aprendiendo por último á tomar en considera
cion su importancia. Desde que la historia no se encier
ra ya en los límites de la antigüedad clásica, todos
han comprendido que la gran manifestacion intelectual
y económica que ha brillado en las orillas del Ganges
y del Indus debió pesar mucho en la balanza de los
destinos humanos, y no es lícito ya pasar en silencio
una civilizacion que ha tenido influencia tan deci
siva sobre todas las edades posteriores. No se aguar
den aqui sin embargo desarrollos y pormenores que
correspondan á la importancia del asunto. La nacion in
diana parece á la verdad haber sido la obrera mas con
cienzuda del nuevo fin propuesto á la humanidad; pero
desgraciadamente tambien conocemos menos la historia
de esta nacion que la de ninguna otra, y hasta ahora
vemos mas bien estenderse á nuestra vista un inmenso
horizonte de confusas esperanzas que determinaciones
de hechos positivos y concluyentes. Esto es lo que fa
cilmente se comprenderá cuando espongamos el estado
actual de la ciencia relativamente á la India.
—166

- Las primeras ideas sobre este pais nos han venido


de los antiguos. Algunos siglos antes de Jusucristo pe
netraron en la Grecia algunas noticias vagas sobre estos
pueblos, y fueron recojidas por Herodoto y Ctesias. La
espedicion de Alejandro estendió considerablemente estos
primeros conocimientos. Estableciéronse relaciones mer
cantiles entre la India y el Asia occidental, y desde
este tiempo los autores antiguos, y los geógrafos sobre
todo, procuraron dar sobre dicho pais todas las indica
ciones que pudieron recojer. Pero todas las noticias de
los antiguos se limitaron definitivamente á darnos á
conocer algunas particularidades geográficas y ciertos
pormenores, de importancia bastante escasa y nada pro
porcionados á la verdad, sobre los usos y costumbres
del pais (1). En la edad media llegaron á la India algu
nos viageros, y en el siglo décimo quinto los Portu
gueses se establecieron en ella y fundaron misiones.
Apesar de eso la ciencia no hizo grandes progresos en
tonces, ni en los siglos que siguieron, y no se añadió
nada á las ideas transmitidas por los antiguos. Sabíase
que la poblacion indiana estaba dividida en muchas
castas: sabíase que esta nacion tenia una grande idea
de sí propia: aprendíase á conocer algunos puntos de
su mitologia, y se rectificaban algunos pormenores
geográficos (2). Pero la ciencia del Indostan no empezó
á cultivarse hasta que los establecimientos ingleses to
maron alli alguna consistencia. Al principio fueron
funcionarios civiles y militares al servicio de la Inglater

(1) Véase sobre las ideas de los antiguos acerca de la India á


Robertson, último tonro de sus obras completas. -

(2) Véase sobre los conocimientos que se tenian de la India


á principios del último siglo al abate Guyot: Historia de las In
dias orientales, 5 tomos en 12.º, 1744.
—167—

ra los que se dedicaron seriamente á estudiar los pue


blos que eran llamados á gobernar. Estos trabajos em
pezaron en la postrera mitad del último siglo, y
desde entonces no han dejado de tomar un incremen
to cada vez mas considerable.
Pronto en efecto hubo que convencerse de que la
poblacion que vivia sobre el suelo de la India no era
una poblacion bárbara y salvaje como aquellas que se
habian encontrado en las islas del grande Occeano ó en
las dos Américas. Hallábase entre los indios una orga
nizacion social muy determinada y completa hasta en
los mas minuciosos pormenores, una teología completa
é ideas filosóficas sútiles y bien trabajadas: descubrían
se sobre el pais restos de construcciones gigantescas, é
inmensos monumentos enteramente conservados atesti
guaban todavia una civilizacion poderosa. Pero lo que
llamó mas la atentencion fué el hecho siguiente: toda
aquella civilizacion se fundaba en un número conside
rable de libros escritos en gran parte en una lengua
que no se hablaba ya en la India, y acompañados de
una vastísima literatura de la mas remota antiguedad.
Los primeros ingleses que se dedicaron seriamente
á las antiguedades indianas fueron Holwell, Halhed,
Wilkins, Dow , Gladwin. Poco instruidos todavia de
la lengua sagrada de la India, tomaron informes mi
nuciosos de los Pandits, es decir, de los sabios de la
casta sacerdotal. Hácia el mismo tiempo, el coronel
Polier sacaba de la misma fuente nociones muy cir
cunstanciadas sobre el sistema religioso y la mitología.
Los Persas modernos tenian tambien algunas recopila
ciones sobre la India, y como su lengua era mas accesi
ble, se tradujeron las principales (1). Pero era el estu
(1) El Ayeen Akberi, vasto repertorio de todas las materias
—168—
dio de los mismos testos originales lo que debia produ
cir los mas fecundos resultados. Dirigiéronse pues los
trabajos hácia este punto por el célebre orientalista W.
Jones que fundó en 1784 una sociedad científica en Cal
cuta. Desde este tiempo empezó una série no interrum
pida de investigaciones cuyos principales resultados es
tán impresos en las Investigaciones Asiáticas de Calcu
ta que empezaron á salir á luz en 1804. Una multitud
de sabios habian seguido los pasos de W. Jones; entre
los cuales figuraron en primera línea Colebrooke, Wil
son, Wilford, Hodgson, Marsham, etc. Las investigacio
nes asiáticas de Calcuta y las de Lóndres publicaron sus
importantes disertaciones. Ejecutábanse al propio tiem
po una porcion de traducciones, y en la India, Inglater
ra, Francia y Alemania salian á luz varios trabajos
especiales. Nuevas obras aumentan diariamente el catá
logo de las que ya poseemos, y hoy dia es muy consi
derable el número de libros relativos á la India (1).

concernientes al Indostan, compuesto por Abufazil, de órden del


emperador Akbar, traducido en inglés en 1785, por Gladwin.—
La historia de la India por Ferischta, traducida en inglés,
por Dou.
(1) Nos es imposible citar todos estos trabajos sin traspasar
los límites de nuestro libro. Nos contentaremos con citar las
obras principales relativas á cada materia, refiriéndonos para mas
ampliacion á las colecciones siguientes por cuyo medio es fácil es
tar al corriente de todos los progresos de esta ciencia, Asiatie Res
carches, &c. of Calcutta, desde 1804 á 1850, 18 tomos en 4.º-
Diario asiatico de Lóndres. Solo han salido á luz tres tomos.—
Diario asiático de Paris, en 8.º 1824; dos tomos anuales. Las obras
que ofrecen un resúmen mas ó menos completo de los conocimien
tos relativos á la India, son Heeren, Comercio y Política de los
pueblos de la antiguedad, tomo 5.º, de Marlés.--Historia general
de la India, 6 tomos en 8º Los tres primeros hacen solo referencia
a la India antigua; París, 1828.—A. Schlegel, Ensayo sobre la len
gua y filosofia de los Indios, trad, franc, París, 4857 en 8º
—169—

¿Cúales son ahora los resultados obtenidos hasta


aqui por este inmenso trabajo? Debemos desde luego
manifestarlo: son muy inferiores todavia á lo que pu
diera esperarse, y casi todo presenta solo disonancia aun
y confusion en las antigüedades indianas. Ante todo,
examinemos los monumentos literarios propios de la mis
ma India y los trabajos á que han dado orígen. Los in
dios distinguen bajo el nombre de Sastra seis grandes
cuerpos de obras que forman su enciclopedia oficial.
El primer sastra contiene los Vedas, que son los
mas antiguos libros sagrados de la India, y la base de la
religion brahmánica. Los indios ortodoxos los consideran
como revelados por el mismo Dios; pero reconocen que
no recibieron su forma actual sino por Veda Vyasa,
gran filósofo que vivió en una época muy remota. Los
Vedas son en número de cuatro. El Rig-Veda, el Jadjour
Veda, el Sama-Veda y el Atharvan-Veda. Este último
parece ser de fecha posterior á los demas. Cada uno de
los Vedas se compone de dos partes que son: las Man
tras, oraciones dirigidas á las diferentes divinidades y
cuya coleccion se llama Sanhita, y los Brahmanaks, pre
ceptos morales y religiosos. Estos preceptos están acompa
ñados de algunos comentarios, y en las dos partes se en
cuentran desparramados acá y acullá fragmentos teoló
gicos llamados Upanishadas, introducidos posterior
mente por Vyasa. El último de los Vedas es el que con
tiene mayor número de ellos (1).
No existe todavia version de los Vedas. Solo se co
nocen fragmentos que están diseminados en las Investi
gaciones Asiáticas y otras obras. Anquetil Duperron

(1) Colebr. Res Asiat, un tomo en 8º


——170—-

tradujo los Upanishadas de una version persa (1); pero


su trabajo es casi ilegible á causa de la obscuridad que
ofrece. M. Lanjuinais ha escrito un análisis notable de
ella (2).
El segundo Sastra comprende cuatro libros que cor-.
responden á los cuatro Vedas. Contiene la teoria de las
enfermedades y de los remedios, la ciencia de la músi
ca, la de la guerra, y la práctica de los sesenta y cuatro
artes mecánicos. No existe ninguna version. 2.

El tercer Sastra comprende seis libros cuyos asun


tos son: una gramática sanskrita, un diccionario sanskrit,
una teoria de la pronunciacion, una astronomía, un siste
ma de actas y ceremonias religiosas y una prosodia. La
gramática, que tiene por autor á Pannini, y el diccionario
han sido traducidos por Colebroke (3).
El cuarto Sastra se compone de los diez y ocho
Puranas. Son otros tantos poemas épicos que forman
juntos cerca de un millon de versos: son de fecha bas
tante reciente, y cada uno de ellos contiene general
mente cinco partes: 1.º una cosmogonía; 2.º una his
toria de las creaciones secundarias; 3.º una crono
logía fabulosa; 4.º una genealogía general de las gran
des familias; 5.º una historia heróica de las familias
particulares.
- Los Puranas, segun se vé, contienen la mitologia
y la historia de la India bajo forma poética, y forman
en efecto la base de la enseñanza popular. Desgracia

(1), Upnekhat... Conversum opera Anquetil Duperron, 5 tomos


en 4 º Argentorati, 1801.
(2) obras completas, tomo 4 º París, 1822. Véase tambien la
Traslation of several principal books &c. of the Veds, by Rajah
Rammohun Roy Lond. 1852 en 8.º
(5) Serampur, 1808.
—171—

damente no hay version ninguna de ellos; y solo se


conocen algunos fragmentos insertos en diversas obras.
Ignórase hasta el contenido de cada uno de ellos; y
los sabios no estan acordes sobre los nombres que
llevan (1) existe sin embargo una traduccion fran
cesa muy imperfecta del último de ellos por M. de
Obsonville (2).
El quinto Sastra, comprende el Dharma, la ley
civil. Los indianos poseen una literatura legal muy con
siderable; pero el fundamento de su legislacion es el
Manava-Dharma-Sastra, la ley de Manú , que
contiene en doce libros todas las reglas de la vida reli
giosa y social. Esta importante obra fué primero tra
ducida por W. Jones; pero poseemos hoy una escelente
version francesa (3). Otros testos de derecho han sido
traducidos por Colebrooke (4).
Por último el sesto Sastra contiene bajo el nom
bre de Dhersana seis grandes sistemas filosóficos com
prendidos bajo tres títulos generales, Nyaya, Miman
sa y Sankya que no estan traducidos y sobre los cua
les tendremos ocasion de volver.
Ademas de los seis Sastras que comprenden todas
las obras consideradas como base sagrada del dog

() W. Jones por una parte,, y Hamiltton y Langlés (Catálogo


de los manuscritos sanskrits de la Biblioteca imperia!), por otra
dan diferentes listas.
(2), Bhagavadan ó doctrina divina, trad. por dº Obsonville,
en 8.º 1788
(5) , Manava Dharma Sastra ó leyes de Manú , traducidas del
sarskrit, por A. Loise leur des Longchamps, tomo en 8.º, Pa
rís 1833.
(4) Digest of Hindu Lau (Tratado de las Sucesiones) by Cole
brooke, Calcutta, 1801, tres tomos en 4 º Colebrooke ha traduci
do ademas un tratado de las obligaciones y algunas otras mono
grafias sobre el derecho indiano.
—172—

ma religioso, hay todavia un gran número de otras


sobre todas las materias del conocimiento humano. En
primer lugar es preciso poner una porcion de libros
filosóficos, y las grandes obras de poesia y de literatura
en que es tan rica la India. Dos grandes poemas épicos,
el Ramayana y el Mahabbarat son una de las fuentes
mas importantes de la historia y de la mitología indiana.
Ocúpanse en la India en dar á luz su testo y su version.
Muchos fragmentos estan á nuestro alcance (1); tambien
han sido traducidos diferentes dramas indios (2), asi
como varias poesias líricas que se encuentran esparcidas
en diferentes obras (3), y una coleccion de fábulas (4).
Todos los libros que acabamos de citar estan es
critos en lengua sanskrita. Esta lengua que parece ha
ber sido vulgar en otro tiempo sobre toda la superfi
cie de la India y que tiene el caracter de una gran per
feccion, está muerta hoy; y se hablan en la India una
porcion de dialectos diferentes segun los lugares pero
que todos tienen estrechas relaciones con el sanskrit.
Entre estos dialectos, muchos de los cuales tienen una
literatura propia, el mas culto es el prakrit que sirve
hoy de lengua literaria á una gran parte de la India.

(j The Ramayana of Valmike by W. Carey y Jos. Marsham,


tres tomos en 4 º que contienen los dos primeros libros, Seram.
pore, 1806, 1810. Yadmad Attabadha, episodio del Ramayana,
publicado por M. Chezy, Paris 1826, en 4.º—Bopp. Nalus ex Ma:
habar, Lond, 1849 en 8º—Sehle. Bhágavadgita. Bonna, 1825,
en 8." Es un episodio didáctico. Véase á Lanjuinais, l. c.—
Arrivansa, traducido por Langlois, 1858,
(2) Teatro indiano y traducido del inglés de Wilson, Paris,
1828, dos tomos en 8º—El reconocimiento de Sakuntala, tra
ducido por Chez y, 1852
(5) As. Res, tomos 1, 2, 5, 7 y 9.
(4) Hitopades transl, by VVilkins, ed Lond, 1787 , traduci
das en diferentes lenguas el titulo de Pilpay.
—173—

No fueron los monumentos literarios los únicos que


nos dieron á conocer los sabios ingleses. Esplicaron
ademas muchas inscripciones y visitaron las ruinas ar
quitectónicas sobre las que tendremos ocasion de vol
ver cuando tratemos del arte indiano. Acabamos de
enumerar las fuentes originales que nos han abierto
estos numerosos trabajos; fáltanos dar á conocer las
ideas que de ellos se desprenden, y los resultados de
finitivos á que ha llegado la ciencia hasta ahora.
El sistema religioso de los Vedas, la mitología, los
sistemas filosóficos, las doctrinas particulares á dife
rentes sectas que viven sobre el suelo de la India han
sido todos espuestos con mas ó menos minuciosidad. La
legislacion ha sido puesta á nuestro alcance por la tra
duccion de las fuentes mismas. Las prácticas, las cere
monias religiosas y civiles, la poblacion han si
do cuidadosamente estudiadas. Se han puesto en claro al
gunos puntos particularmente importantes de la cien
cia indiana en astronomia, en matemáticas y en me
dicina. La geografia física, natural y política de la
india ha hecho grandes progresos. En todos estos ra
mos pues se poseen nociones exactas y suficientes á
lo menos, ya que no completas. Pero en la historia y en
la cronología de la India es donde reina mayor con
fusion, la que llega á estenderse sobre todas las demas
partes, puesto que sean las doctrinas religiosas ó filosófi
cas, sean los semidioses ó héroes de la mitología, sean los
monumentos legislativos, sean los usos é invenciones
de todo género, necesitan continuamente clasificarse se
gun el órden de los tiempos, y ocupar su lugar ver
dadero en el desarrollo de la nacionalidad indiana.
Para comprender las dificultades de esta materia,
basta recordar que en nuestra enumeracion de los li
—174

bros indianos no hemos mencionado ningun libro his


tórico, y que toda la historia de la India se encuen
tra bajo fórmulas fabulosas y poéticas íntimamente
ligada con la mitología en los Puranas y en los gran
des poemas épicos, y sin que se tenga regla para
distinguir los hechos que pertenecen á la religion de
aquellos que son propios de la historia. Por otra
parte los sacerdotes indianos poseen un inmenso sis
tema cronológico, cuyas últimas fechas pueden ser so
lamente históricas, y que corresponde sin embargo
segun ellos á periodos verdaderos que la humanidad
ha recorrido en el globo. Para hacernos comprender,
espongamos las generalidades de este sistema.
CRoNoLogIA. He aqui su principio general. La du
racion infinita se divide en grandes periodos que ofre
cen á su vez grandes subdivisiones. El periodo mas di
latado comprende una vida divina; porque Dios está
sujeto en el sistema indio, como veremos, á una se
rie de vidas sucesivas. Las últimas de estas subdivi
siones forman edades humanas, es decir, periodos en
cada uno de los cuales empieza y acaba la humanidad.
Esta ofrece efectivamente una serie de vidas sucesivas
lo mismo que Dios.
La grande unidad es la vida de Brahma, la cual
se, compone de 100 años del mismo. Cada uno de
estos años tiene 360 dias, ó Kalpas; cada Kalpa cons
ta de catorce manuantaras, es decir, de catorce pe
riodos cada uno de los cuales está bajo la direccion
de un manu (santo) particular. Cada manuantara com
prende diez y siete edades divinas. Cada edad divina
contiene 12,000 años divinos, compuesto cada uno de
360 años humanos. Entre cada una de estas divisiones
y subdivisiones hay un diluvio y un crepúsculo que
—175—
alargan todavia considerablemente la prodigiosa dura
cion de la vida de Brahma.
El periodo humano es de una edad divina, ó de
834,000 años humanos de 360 dias, y se subdivide en
cuatro periodos ó yugas de desigual longitud. Vivimos
actualmente en el último de estos cuatro periodos, es
decir en el cali-yuga que en 1800 habia empezado há
cia 4901 años , es decir, el año 3101 ó 3102 antes
de Jusucristo. La edad actual hace parte del primer dia,
del primer mes del quincuagésimo año de Brahama. Des
de el principio de este dia han corrido ya seis manús.
El primero fué Suyambhuva que promulgó el código de
Manú; el séptimo, con que ha empezado el periodo hu
mano que dura todavia, se llama Vaivasouata. -

Durante el primer yuga de este periodo que duró


1.728,000 años humanos, pobló el mundo la posteri
dad del manú Vaivasvuata. Al principio del segundo
yuga que duró 1.296,000 años empezaron á reinar las
dinastias del Sol y de la Luna que produjeron durante
este tiempo dos líneas paralelas. El tercer yuga, de
843,000 años humanos, vió continuar estas dinastías.
Por último, el cali-yuga que debe durar 432,000 pre
senta hechos históricos cuya fecha es segura segun los
brahmanes: tales, como el fin de las dos dinastías, en el
año 2101 antes de Jesucristo ; el reinado de Chandra
gupta, 1502 antes de Jesucristo; el de Pushpamitra,
de Vasudeva, de Balin en 908, y por último el de
Vicramaditya, 56 antes de Jesucristo; con el reinado
de este príncipe empieza una era que se usa todavia
hoy (1).

(1) Los indios tienen ademas, la era de Salivhana que empie


za en el año 78 de Jesucristo, y la de Kali-Ubda que comienza
en el principio del cali-yuga.
—176—

Desgraciadamente ninguna de estas fechas, á es


cepcion de la de Vicramaditya, ofrece la mas leve
certidumbre. La historia de la India no ha sido com
pulsada por los mismos brahmanes sino en los tiem
pos modernos y por invitacion espresa de los ingle
ses. Asi el pandit Rhadacant ha instruido á W. Jo
nes, y el brahman Mrityunschaya ha publicado en 1808
una genealogia de las antiguas dinastías. Sus fuentes
eran los Puranas y los grandes poemas, y su crítica
tenia poca seguridad: asi que han inspirado poca con
fianza. Pero por la misma razon han dejado la cues
tion intacta y abierto un vasto campo á las hipótesis.
No han faltado estas efectivamente; y mientras que
los unos admitian toda la dilatada cronología, de los
indios, otros la restringian al cali-yuga, otros veian
á Noé en Vaive svuata, y otros por último, conside
rando á la civilizacion indiana como un producto en
teramente moderno, no la hacian empezar hasta al
gunos siglos despues de Jesucristo. Se han producido
otra multitud de conjeturas acerca de la significacion
mas ó menos histórica de diferentes personages y acon
tecimientos mitológicos, y en vista de las relaciones
que podia presentar esta historia y esta mitologia con
las de los otros pueblos. Por nuestra parte creemos
prematuras todas estas hipótesis. Esperemos á cono
cer los testos originales: entonces será posible su com
probacion con los hechos circunstanciados, pero has
ta aqui no han producido mas que barahunda y con
fusion.

De todo cuanto hemos dicho puede inferirse que


no existe la historia de la India, y que seria vana
toda tentativa para rehacerla hoy. No obstante, que
dad adquiridos incontestablemente muchos hechos ge
-177
herales de la historia moral, y se poseen algunos par
ticulares de la historia política. Vamos pues á ensa
yar á trazar las líneas principales de la marcha que
ha seguido la civilizacion indiana. Con ello enla
zaremos todo cuanto la historia política puede ofrecer
de cierto. En seguida consagraremos cuatro artículos
especiales á la mitologia, á la ciencia, á las bellas
artes y á la legislacion de los indianos.
OJEADA soBRE LAs REvolucioNEs DE LA INDIA. Los
hechos incontestables que forman la base de este ca
pítulo son:
1." La influencia omnipotente del dogma de la
caida que forma el principio único y universal sobre
que gira toda la civilizacion indiana.
2.º La certidumbre de que un grande imperio se
ha estendido sobre todo el territorio de la India:
3.º El advenimiento de un protestantismo que tras
tornó todas las creencias antiguas:
4.• Muchas revoluciones sociales que engendraron
este protestantismo ó nacieron de él. -

5.º Algunos hechos históricos de menor importan


cia que están unidos á estos hechos generales (1).
Entramos inmediatamente en materia :
TIEMPos PalMitivos. ¿De qué raza salió la nacion
indiana? ¿De dónde viene? ¿Qué era en su origen?
¿En qué tiempo se estableció sobre el territorio que
ahora ocupa? Es casi imposible responderá estas pre
guntas en el estado actual de la ciencia. Unos hacen

(1) Esta primera clasificacion lógica, , tan sencilla Ver


adera, y que ciertamente será el hilo conductor en el laherinto
de la historia indiana , se debe á, M. Cerise que ha hecho de
ella la aplicacion mas feliz á la filosofia de la India. Véase el
Europeo, segunda serie, t. 1. º p. 117; t. 2. º p. 55.
12
—178
de los indios una raza semítica; otros hácenlos sa
lir de Jafet, y otros de Cam. Como hemos dicho ya,
las analojias de lenguaje parecen referirlos á la raza
jafética que dió origen tambien á los pueblos europeos.
Igual es la incertidumbre que reina sobre la época en
que se establecieron en el pais. De todos modos la raza
moéica que los engendró debió ser una de las mas puras y
de mayor fortaleza. Conservaron con mas cuidado que
otro ningun pueblo, á escepcion de los hebreos, la
tradicion antigua, Segun una leyenda indiana, el pri
mer hombre se llamaba Adimo; otras tradiciones re
cuerdan el diluvio, y hay dos particularmente que
pintan este hecho de modo que es casi imposible no
ver en ellas la historia de Noé. , , ,

La primera reproduce casi testualmente la tradi


cion bíblica. Satyavarmana (Noé), preservado del di
luvio y soberano de toda la tierra, tuvo tres hijos
Scherma, Charma, y Japati (Sem, Cam y Jafet). Co
mo Satyasarmana estaba absorto continuamente en és
tasis relijiosos, los encargó del gobierno; pero, habien
do bebido un dia miod, quedó privado de sus senti
dos y se durmió enteramente desnudo. Su hijo Charma
le vió y llamó á sus hermanos que le cubrieron con sus
vestidos. Habiendo visto lo que habia pasado, Satya
vamana maldijo á Charma diciendo: «Tu serás el ser
vidor de los servidores de tus hermanos, y pueste
has burlado, serás llamado burlon.» -

La segunda representa el hecho mismo del diluvio,


pero con adornos mas mitológicos. Hácia el fin del úl
timo kalpa, hubo una destruccion general del universo.
Habiendo visto Dios que un demonio se habia apodera
do de los Vedas, tomó la forma de un pez pequeño. En
tonces vivia un rey muy piadoso, llamado Satyavarata,

—179
quien, habiendo cogido un dia un poco de agua en la
mano para hacer libaciones, encontró este pez que le
rogó le salvase de la ira de los peces grandes. Satyava
rata le echó en un vaso, pero creció de tal mane
ra en una noche que se vió obligado á ponerle en una
cisterna, hasta que al cabo de cincuenta minutos,
habiendo adquirido cincuenta codos de diámetro, se
quejó de estar demasiado estrecho... y le puso sucesi
vamente en un estanque, en un lago, y por último en el
Oceano, - -

Entonces Satyavarmana vió que era Dios, y este


que amaba á aquel rey, le dijo: En siete días perecd
rán los tres mundos sumergidos por el Occeano; pe
ro en medio de las ondas devoradoras saldrá un navío
que yo mismo iré dirigiendo y se parará delante de ti.
Pondrás en él toda clase de plantas y de simientes; ha
rás entrar una pareja de todos los animales, y en se
guida entrarás tú mismo acompañado de siete richies
(santos)..... «Asi se hizo, y luego que las aguas se
retiraron. Satyavarata, instruido en todos los conocimien
tos divinos y humanos fué escojido en el Kalpa presen
te por séptimo manú, bajo el nombre de Vaiva
suata (1). - - a ... ºt
En la India reinó sin duda un largo espacio de tiempo
la civilizacion puramente noéica, y sin duda tambien se
refierená este periodo un gran número de mitos históricos
de los Puranas; pero no podemos todavia afirmar na
da de positivo acerca de este punto. Los fenómenos
que hemos echado de ver en otros pueblos, tuvieron
tambien lugar en la India, y hubo probablemente lu
chas entre diferentes razas y conquistas sucesivas. Una
- -
==== -

- -

() Véanse las obras relativas a la mitologia.


—180

raza mas blanca y de una organizacion mas perfecta


subyugó á las tribus inferiores, y se formó como en to
das partes una raza dominante dividida en sacerdotes y
guerreros, una intermedia de clientes, y otra de es.
clavos. ".

DocTRINA DE LA CAIDA. Es cierto que vino á aclima


tarse en medio de este pueblo la doctrina de la caida, y
que esta no solo modificó profundamente los principios
teológicos y científicos de la sociedad indiana, sino que
ademas engendró una organizacion social nueva y muy
superior á todo cuanto habia existido hasta entonces.
Pero ¿cuáles la época de esta renovacion? ¿Por quién
y cómo fué introducida? cuestiones son estas irresolu
bles, hoy. Cada una de las sectas indias hace ascender
al origen mismo del mundo la religion que profesa, y
la llama revelada inmediatamente por Dios. Esto su
cede con las heregias de quienes está muy averiguado
que son bastante modernas; con mayor razon debe su
ceder lo mismo con la mas antigua creencia. Es pues
absolutamente imposible determinar la época en que em
pezó la religion indiana ortodoxa, caracterizada por
el dogma de la caida y á que llamaremos brahmanis
mo. Ni podemos afirmar siquiera de un modo cierto
que sean reales muchos hechos políticos de que vamos
á hablar como siéndole posteriores. Es muy probable
sin embargo que estos hechos correspondan al periodo
en que los hemos colocado. , , ,
De todas, maneras, hé aquí el dogma fundamental
de la civilizacion indiana en la forma con que debió re
vestirse al principio. Tomámosle de Holwell que le ha
encontrado en un antiguo Sastra. -

«Dios es uno, eterno, omnipotente, omnisciente,


A escepto en la presciencia de las acciones de los hombres
—181—

libres: semejante á un círculo sin principio y sin fin,


gobierna al mundo con leyes inmutables. Absorto en la
contemplacion de su ser, determinó hacer que participa
sen de su gloria y de su perfeccion séres capaces de
sentimiento y de felicidad. Estos séres no existian: qui
so, y existieron. Los sacó de su esencia, pero, dándoles
una voluntad libre, los hizo capaces de perfeccion é im
perfeccion. Fueron los Devas, que se dividieron en mu
chas legiones, teniendo un gefe cada una; pero todos
quedaron sujetos á tres espíritus de un órden superior:
Brahma, Visnú y Siva.
«Pero posesionóse la envidia de Mahasasura y de los s
espíritus que mandaba. Renunciaron á la facultad de
perfeccion de que los habia dotado Dios y dijeron «Rei
nemos nosotros mismos». Y al punto se alejaron del tro
no de Dios. Entró la afliccion en los dioses fieles, y se
conoció el dolor por la primera vez en el cielo. El Eter
no quiso en su misericordia reducir á los rebeldes y les
envió sus tres agentes Brahma, Visnú y Síva. Su bon
dad fué en vano, porque persistieron en su rebeldía. En
tonces armó á Siva de todo su poder y le mandó que los
echase del cielo superior y los sumergiese en el abismo
de las tinieblas, en el Ondherah.
«Dios los condenó primero á sufrir por toda la
eternidad. Pero , habiendo intercedido luego Brahma y
Visnú por los culpables, se dejó enternecer; y aunque
no pudo preveer el uso que harian de su misericordia
por ser libres, contando con su arrepentimiento les de
claró que los libertaria del Ondherah para sugetarlos á
un estado de prueba en que podrian trabajar por su sa
lud. En seguida entregó á Brahma el gobierno del cielo,
y se sumergió en sí mismo haciéndose invisible á los
mismos espíritus celestes.
—182
«Al eabo de cinco mil años, se manifestó nueva
pmente radiante de gloria, Y como los Devas entonaban
sus alabanzas, les impuso silencio y les dijo: Aparezcan
los quince globos de purificacion para servir de morada
á los rebeldes! Y los quince globos aparecieron.—Pon
ga Visnú á los rebeldes en esos globos—Y al instante
Visnú se presentó y dijo:—Eterno, he cumplido tus ór
denes.—Y todos los Devas se quedaron llenos de admi
racion al aspecto de estos mundos nuevos.
dEn seguida creó Dios un gran número de cuer-,
pos mortales sujetos á las enfermedades y á la muerte, y
quiso que los Devas rebeldes pasasen sucesivamente al
través de todos estos cuerpos sin poder voluntariamente
destruirlos so pena de volverá empezar todo el curso de
las pruebas. El término de la gracia fué dividido en
tonces en quince yugas, y dijo Dios que si al fin del úl
timo habia rebeldes que no hubiesen llegado todavía al
noveno globo, primero de purificacion, despues de ha
ber pasado por los ocho globos de castigo, serían sumer
gidos para siempre en las tinieblas. . , , , , ,
«Dijo Dios tambien que permitiria á Mahasasura y á
los deiotas que perseverasen en la impenitencia entrar
en los globos de pruebas para tentar á los culpables ar
repentidos, á fin de aumentar con esto el mérito de la
resistencia á las inspiraciones del mal; pero permitió
igualmenteá los Devas fieles entrar en ellos tambien para
servir de guia y de apoyo á sus hermanos. Despues de
haber manifestado asi su voluntad, Dios dijo á Brahma.
«. —«Vé á notificar mis decretos á los Deiotas y hazles en
trar en los cuerpos que les he destinado!»—Y proster
mándose Brahma delante de él, le respondió: «He hecho
lo que me has mandado. Los deiotas se regocijan de tu
misericordia y confiesan tu justicia; arrepentidos y lle
—183—

nos de arrepentimiento, han entrado en los cuerpos que


les has señalado (1)»
Hagámos observar que esta era un espiritualismo
puro, muy diferente de los sistemas filosóficos que exa
minaremos despues. El mundo es aqui una creacion
una obra de Dios; ya veremos que mas tarde se le con
sideró como una emanacion suya. El fin de ella era su
ministrar á las divinidades caidas lugares é instrumentos
de espiacion. La tierra era el centro del mundo, por
que ella era solo instrumento de espiacion siendo la
demas esferás globos mas bien de purificacion. El uni
verso estaba gobernado por los dioses que habian comba
tido fielmente con los rebeldes. Estos dioses eran la re
presentacion de los fenómenos cósmicos al mismo tiempo
que los intermedios entre la oracion de los hombres y
la misericordia divina. El culto de los dioses no tenia
únicamente por objeto volver favorables los aconteci
mientos terrestres, sino que servia por medio de podero
sas intercesiones para aplacar la justicia divina, pues los
culpables eran indignos de hablar al Dios supremo, al
Eterno. El organismo era el instrumento de la expia
cion; despues se le consideró como un obstáculo. Todas
las almas eran individuales y tenian una responsabilidad
distinta.
Facilmente se comprende como semejante doctrina
pudo engendrar desde luego el sistema de las castas. En
la sociedad se encontraban en oposicion muchas clases
desiguales; su sola relacion era el ódio recíproco, la opre
sion de un lado y la rebelion del otro. Ninguna sancion
religiosa y moral acudia á sancionar estas relaciones
,

() Holwell, Acontecimientos históricos, &c. trad. del ing.


Paris, 1768 en 8º
—184

inicuas, relativamente á la antigua ley. Con el dogma


de la caida todo se tornaba de repente verdadero y jus
to. Estas diversas clases eran los grados de la escala que
cada alma tenia que recorrer, y era natural que los que
habian nacido en una clase superior fueran los señores,
y que los de las clases inferiores les obedeciesen; por
que, á medida que un ángel caido se acercaba á la
emancipacion final, iba á habitar un cuerpo mas perfec
to. Asi es como nació el órden y la unidad de la confu
sion y de la anarquia. -

Pero lo repetimos, ignoramos enteramente la época


en que se hizo esta revolucion social. No sabemos tam
poco si se hizo, pacíficamente ó por medio de la vio
lencia. Es probable que las cuatro castas puras fueran
las únicas que existian entonces. Eran los sacerdotes
ó brahmanes, los guerreros ó Schatryas, los clientes,
labradores etc. ó vesyas, y los esclavos ó sudras. Una
diferencia ¿ las separó á una de otra desde el
principio. El código de Manú nos enseña que los brah
manes han nacido de la cabeza de Brahma, los shatryas
de su pecho, los vesyas de su vientre y los indras de
sus pies.
Ya veremos que despues se añadieron á estas eas
tas primitivas un gran número de otras, nacidas de una
cópula criminal. ¿Cuál fué la primera organizacion social
de esta nueva nacion? ¿Hubo puramente un gobierno teo
crático, y los gefes militares estuvieron enteramente su
bordinados á los sacerdotes? ¿O acaso el poder de es
tos siempre fué puramente espiritual? ¿Hubo en un
principio unidad en la India? ¿0 tal vez fué transfor
mando una misma civilizacion ó una multitud de socie
dades aglomeradas? Profunda obscuridad tambien so
bre todas estas cuestiones, Véase sobre esto la opinion
—185

de un sabio brahman Ramun-Roy, opinion que nos


parece hastante verosímil (1): «Al tiempo de la divi
sion de las castas tuvieron entre sí una primera lucha
los brahmanes y los schatryas. La carta sacerdotal
tuvo el poder legislativo y la guerrera el poder ejecu
tivo. En esta época los brahmanes vivian frugalmente
y practicaban todas las virtudes. Esto duró así mas
de dos mil años, y luego un gobierno absoluto tomó
insensiblemente la superioridad. Los brahmanes per
dieron su poder que fué sustituido por el de un rey.
Admitieron funciones políticas, y llegaron á ser de
pendientes de los príncipes.»
Es cierto, y lo dicen todas las tradiciones, que en
una antigüedad remota no formaba la India mas que
un solo imperio, el cual, segun la cronologia de los
brahmanes, debe colocarse en el primer yuga de esta
edad humana y personificarse sin duda en el manú
Vaivassuata. Pero al principio del segundo yuga salie
ron dos dinastias de este manú por su alianza con la
raza del sol por una parte, y con la de la luna por
otra. Dos imperios se formaron: el uno que se esten
dia sobre las comarcas del Indo y cuya capital era
Ayodhya, sin duda la Aúda moderna; el otro, el rei
no de Pratisthana (los Prasii de los antiguos), cuya
capital era Haryacscha que mas tarde tomó el nombre
de Baliputra (la Palibotra de los antiguos, la Allabahad
ó Patna actual). La rama del sol dió cincuenta y tres
reyes durante la segunda edad, y treinta y tres en
la tercera; la de la luna no dió mas que cuarenta y
cinco y venticinco en el mismo orden, Se encuentran
\

) Véase á Heeren, t. c. pág. 527.


—186—

reinados de mas de mil años, y es la parte mas obs


cura de la historia, sin que de ninguna manera se
pamos si muchos de los príncipes de estas dinastias
corresponden á una época anterior.
Protestantismo. No sucede lo mismo con las dos
grandes revolucioues sociales de que tenemos que hablar
ahora, y que pertenecen á una época en que el brah
manismo estaba ya floreciente mucho tiempo hacia.
Su memoria nos ha sido conservada en dos grandes
poemas épicos, el Ramayana y el Mahabarat. La pri
mera, cracterizada por la historia de Rama, concier
ne mas particularmente á la raza del sol, y los brah
manes la colocan entre la segunda y la tercera edad,
mientras que la segunda muy posterior, porque prece
dió inmediatamente al caliyuga, tiene por héroes á la
raza de la luna.
No podemos esponer aqui la larga historia que
cuentan estos poemas. La mitologia hace en ellos un
gran papel, lo mismo que las doctrinas filosóficas de
los vedas de que vamos á hablar dentro de algu
nos momentos. Los héroes aparecen como encarnacio
nes del Dios Visnú cuyo culto quedó predominante
de resultas de las revoluciones contadas por los poe
mas. Tales son los diversos Ramas, héroes del Rama
yana, y tal es Krischna, héroe principal del Maha
barat. Este último canta las guerras de los Kurús y
de los Pandús, dos ilustres razas reales y la última
de las cuales acabó por triunfar en la persona del
sabio y virtuoso Inditshir. Pero al lado de esta lucha
de los partidos resulta bajo forma simbólica el recuer
do de una gran transformacion social, la rebelion de
las clases inferiores, su victoria y la depresion de las
castas dominantes. El gran Krischa, salido de las
-187

clases populares, es el tipo y el resumen de esta in


mensa revolucion (1).
+ Todas estas revoluciones , sin embargo, si bien
mejoraron la suerte de las clases populares, destru
yeron tambien las creencias sociales y los principios
de la nacionalidad indiana. La obra progresiva se ha
bia hecho fatalmente, y esta mejora pasagera debia
sofocar el germen de la actividad ulterior. Es cierto,
en efecto, que la sociedad indiana estaba conmovida
en estos tiempos hasta sus cimientos; que un vasto
protestantismo habia minado sus bases; que las castas
habian olvidado al mismo tiempo sus deberes recí
procos y sus deberes sociales; que las creencias anti
guas estaban echadas por tierra, y que herida en el
corazon desde este momento la nacion indiana, habia
hecho ya su papel no quedándole mas recurso quea
perecer. Si los hechos ocurridos posteriormente no lo
probasen ya de un modo evidente, los libros sagra
dos de los indios bastarian por sí solos para demos
trarlo,
En efecto, esta es la época en que los Vedas
fueron recojidos por Vyasa. La mitología presenta este
personage como una encarnacion de Brahma; á él se
atribuye tambien la composicion del Mahabarat, y su
historia está revestida de fabulosas leyendas. Pero lo
que hay de cierto es que en los Vedas no hizo mas
que una recopilacion interesada, y que estos libros
contienen partes muy contradictorias. - -

Hemos dicho que los Vedas se componen de una

(4). Véase el análisis del amayana y del Mahabarat en Ice.


ren 3 l. cit.; y la historia de Krischna en Boulland tomó 2.”
página 515, no
—188—

eoleccion de oraciones, de preceptos practicos, de di


ferentes comentarios y de disertaciones teológicas. Aho
ra tenemos que hablar de una division mas importan
te que ofrecen estos libros, de un dualismo fundamen
tal de doctrinas que establece claramente el protes
tantismo. -

a. Cada uno de los Vedas está dividido en efecto en dos


partes distintas, muy diversas en su objeto y virtual
mente contradictorias en sus enseñanzas. La primera
parece ser la aplicacion directa de esta doctrina ge
neral de la caida cuya fórmula hemos tomado de uno
de los Puranas. Se encuentran en ellos por una parte
todos los dioses de la gerarquía, de quienes Brahma,
Visnú y Sivason, los gefes supremos, con las oracio
mes y sacrificios que deben hacérseles: se encuentran
por otra las obras morales que cada uno debe prac
ticar y que, juntamente con las oraciones y sacrificios,
deben solo lavar la mancha original del alma y con
ducir á la salud. Esta primera parte ha dado origen
á una teoria filosófica particular, la karma mimansa
la enseñanza de las obras. La segunda parte es muy
diferente. La emancipacion final, la redencion del in
dividuo, es siempre el término, es verdad de todo:
pero los medios para conseguirlas no son ya los mis
mos, y un nuevo sistema religioso y cosmológico sir
ve de base á esta doctrina moral.
Segun esta doctrina, en efecto, las obras morales
y religiosas son débil socorro para llegar á la salud; y
la. Mimansa de las obras, no es buena mas que para
el vulgo. El verdadero medio de salud es la fé, es de
cir, la ciencia que no es otra cosa que la contemplacion
absoluta. La base dogmática esta enseñanza es el
panteísmo, y fué Uyasa quien le introdujo en ella. «No
—189

hay mas que un solo ser que tenga en sí la causa de


su existencia desde toda la eternidad. Es la causa crea
dora y material del mundo, creador y creacion, mo
tor y materia movida; todo emana de él, todo es él,
todo vuelve á él. Asi como la araña produce ella mis
ma su tela y la recoge para sí cuando quiere, asi el
universo emana de la ciencia divina, subsiste en ella
y vuelve á ella.» Este ejemplo puede muy bien servir
por lo demas para hacer comprender el sistema jene
ral de esta escuela. Dios tiene dos modos de obrar que
le son particulares. Ya concentra sobre sí mismo to
das sus fuerzas de accion, ya opera esteriormente y
produce todas las maravillas creadas. Estas manifesta
ciones se suceden regularmente, separándose unas de
otras por periodos de reposo, de concentracion de Dios
sobre sí mismo, que comprenden una duracion infi
mita. Cada uno de ellos forma uno de los kalpas de la cro
nologia, uno de los dias de Brahma que vá seguido
siempre de una noche, es decir, de un periodo de
concentracion, y se suceden sin interrumpirse.
Concíbese facilmente como la doctrina de la fé sin
las obras ha podido justificarse con tal doctrina onto
lógica. Todo es efectivamente Dios. Si las criaturas se
atribuyen una existencia fuera de la divinidad, es por
consecuencia de una ilusion, de un poder mágico (maya)
por cuyo medio Dios cautiva los sentidos. Dios es la
causa de todos los cambios sin estar nunca afectado de
ellos. El universo no es mas que un juego supremo que
pasa en el supremo espíritu por razones incomprensi
bles. Ahora bien, siendo el fin del hombre la suprema
dicha que no puede consistir sino en el rompimiento
de los vínculos que atan nuestra alma á este mundo de
ilusiones, á esta última que no es mas que un modo de
—190—-

la esencia suprema bástale conocerse á sí propia para


sentirse identificada con el eterno é imperecedero mun
do de Dios. Asi el medio de la emancipacion es la cien
cia, la cual se obtiene con la vida contemplativa, con
la meditacion, con el aislamiento; y las obras que no
pueden hacer otra cosa que distraer, son á lo menos
inútiles á la salud. . . . ,
Esta doctrina tan diferente del magnífico dogma de
la caida de los Puranas, y que forman la mimansa de
la ciencia, se funda - principalmente en los Upanisha
das y ha dado orígen á una escuela. de filósofos teólo
gos, á la escuela del Vedanta, de que tambien Vyasa
pasa por fundador. Esta negacion directa de la antigua
creencia llegó á ser predominante. Advirtiéronla todos
los Brahmanes; y aunque la contradiccion de que adole
cia se encontraba en los mismos Vedas que los Brahma
nes atribuyeron siempre á Brahma, fué universalmente
acogida y forma aun hoy la doctrina fundamental de la
India. ... º

Pero ¿en qué consiste que se han conservado las


dos doctrinas de los Vedas? ¿Por qué no sucumbió ente
ramente la antigua creencia? Esto dependió de circuns
tancias históricas fáciles de esplicar. - • «.

El protestantismo no vino, en efecto, enteramente


solo: fué acompañado de profundas conmociones políti
eas cuyo recuerdo nos han conservado, como ya dijimos,
el Ramayana y el Mahabarata. ¿Y cuales debieron de
ser estas revoluciones políticas? Una lucha sin duda en
tre las castas superiores y las inferiores. El egoismo ha
bia invadido toda la sociedad. Los brahmanes habian
abandonado seguramente la obra social per buscar su
salud en la contemplacion, y la casta militar los habia
subyugado, Pero los vessias y los sudras se habian le
—191
vantado tambien contra la opresion que pesaba sobre
ellos, y estas castas formidables por su número habian
perdido la particion de los derechos de las clases supe
riores. La anarquía reinaba en estas, y se hicieron con
cesiones á los vessias y á los sadras, pero las menos
que se pudieron. Y se tuvo mucho cuidado parti
cularmente en no iniciarlos en la doctrina de la salud
por la fé, porque de sus obras dependia la misma con
servacion social. Hízose pues una reconstitucion social,
resultado de una transacion entre todos los partidos,
reconstitucion en que el fin principal de los Brahmas
fué conservar las antiguas formas políticas y asegurar
el cumplimiento de los deberes de las dos razas inferio
res de que ellos sacaban su subsistencia; mientras que
por su parte se entregaron completamente á la doctrina
del Vedanta, concediendo todo á los schatryas y for
mando con ellos una liga contra las castas inferiores.
La prueba de estos hechos está en el código de
Manú que parece ser la carta engendrada por esta lu
cha, y á cuya sombra ha vegetado pacíficamente hasta
ahora la nacionalidad india. Examinaremos este código
minuciosamente y encontraremos en él la huella de
las revoluciones que le han producido y de la tran
sacion que las ha terminado. Tambien nos encontra
remos con la presencia simultanea de las doctrinas de
las obras y de la fé y las veremos andar unidas á pe
sar de la contradicion que ofrecen (1).
El resultado definitivo de este trastorno político
fué la destruccion de los dos grandes reinos de Ayodhia y
Pratistchana. Muchos gefes militares se hicieron inde

(1) Véase el Eurepeol. cit.


-192

pendientes, y la India se dividió en una porcion de


pequeños estados. Estableciose un sistema de equilibrio,
pero fué roto muchas veces por las victorias de algun
príncipe particular. .-
Asi se elevó el reino de Maghada que derrocó de
finitivamente las razas de la luna y del sól. Esta última
habia abandonado desde mucho tiempo atras á su anti
gua capital que fué reemplazada por Canoye. El último
principe de esta dinastia fué Sumitra, y aquel con
quien pereció la raza de la luna fué Kschemana.
Segun los Brahmanes, Vyasa vivió á principios
del Cali-yuga, y todos estos acontecimientos sucedieron
en el millar de años siguiente. Segun ellos tambien
el Cali-yuga 3101 años antes de Cristo. Pero debemos
recordar que no es en ningun concepto cierta la exac
titud de sus cálculos. De todas maneras, estos sucesos
tuvieron lugar en una época muy remota, y es dificil
dar al código Manú, que es bien posterior á los Ve
das, una fecha menor que la del año 1200 antes de
Jesucristo.
x. Heregias varias. Budhismo.—Hasta aquí no hemos
\,\- hablado mas que del gran protestantismo que quedó
victorioso en la India, y de las revoluciones politicas
eon él enlazadas. Pero ademas de este protestantismo
hubo otra porcion de heregias mas ó menos importan
tes, y las mismas creencias populares sufrieron muchas
modificaciones (1).

(). El órden de sucesion y de importancia de las diversas


religiones de Ha India ha sido objeto de graves discusiones.
Segun la hipótesis de Creuzer (Religiones de la antiguedad, t. 4.),
el sistema aetual de la India seria un sincretismo de diversas
religiones partículares, tales como el sivaismo, el vischnuismo &.
Segun otros, el budismo seria la religion primitiva. Los trrba
—193—

No hablaremos sino de las mas importantes de las


heregias y dejaremos á un lado desde luego todos los
sistemas filosóficos de que tendremos ocasion de hablar
en el capítulo de la ciencia indiana. En religion, los dos
grandes cismas son el budhismo y el djainismo.
A El budhismo, nacido en la India, negaba la se
paracion de las castas y escitó por consiguiente toda
la cólera de los brahmanes y de los schatryas. Siguió
á esto una lucha terrible, y despues de sangrientas
persecuciones, el budhismo fué espulsado de la India
propiamente dicha. Las fuerzas principales de esta doc
trina fueron rechazadas por una parte a la isla de Cey
lan, y por otra al Alto Thibet donde pudo estenderse á,
sus anchas. Pasaron vástagos mas ó menos modificados
á la China y la península Indo-China, y alli los en
contraremos despues, -

En la misma India quedaron solo muy pocos sec


tarios: asi el estudio de sus doctrinas es muy dificil
y ante todo, la primera dificultad consiste en deter
minar su fecha, aunque solo sea comparativamente.
Los libros samkrits no estan acordes sobre este punto.
Segun unos Budha, autor de esta heregia, fué una en
carnacion de Visnú que se verificó mil años antes del Ca
liyuga. Segun otros, no fué mas que un hombre, y
vivió mil años despues de la misma era. Se ve pues
que reina la mayor incertidumbre sobre el autor de
esta doctrina, asi como sobre el tiempo en que la pre
dicó, y esta incertidumbre crece tambien á causa de la

jos mas modernos propenden al contrario á considerar el brah


manismo como la religion primitiva, y á todas las demas como
heregias. Véase á Guigniaut, nota cuarta sobre el 2º libro de
Creuzer, y los trabajos alemanes de Rode, de Muller, de Majer
y de Bohlen,
13
—194—

circunstancia de que el nombre de Buddha es tam


bien el de uno de los antiguos dioses de la mitologia (1).
As. Tocante al dogma búddhico parece que se funda
sobre el panteismo como la doctrina del vedanta; pero
son diferentes las consecuencias sacadas del principio
general. Los buddhistas primeramente han conservado
al parecer del antiguo dogma un concepto metafísico
muy curioso de la Trinidad, y tienen ademas dos
doctrinas fundamentales que los distinguen de las de
maS SectaS.

, 1. El Dios supremo que da vida á todas las cosas.


no tiene por su parte vida, ni inteligencia, ni voluntad,
mi forma, sino que adquiere todo esto por su union
con la materia. Solo la encarnacion puede desenvolver
pues toda su perfeccion. Asi que existe continuamente
una encarnacion suprema que es Budha. En el ins
tante que este muere, le sucede otro Budha, nuevo re
ceptáculo de la esencia divina, y que acaba como el
anterior por absorverse en esta esencia. Cuatro Buddhas
han venido ya en esta edad y debe seguirles en breve
el quinto. La consecuencia de esta doctrina es la ne
gacion del politeismo, como el vedanta.
, 2.º El alma es, segun los Buddhistas, una parteci

(1) Esta dificultad sobre la historia del Buddhismo está tal


vcz resuelta por los analistas tan exactos de la China que han
conservado su memoria. Segun ellos, el fundador del Boddhismo
SakiaMuní, que tomó el nombre de Buddhá (saber en sanskrit na
cíó en Aúda el año de 1027 antes de Jesucristo. Su primer dis -
cípulo y sucesor fué Anan de la casta de los Schatryas. El se
gundo fué un yessya y el tercero un sudra. Hubo veinticinco
pontifices búddhicos hasta el ano 65 despues de Jesucristo. En
esta época fué cuando los brahmanes se rehicieron y lograron
echar esta secta de la India. (Miscelaneas asiáticas, por Abel Re
musat). -
- —195—

lla de la divinidad, y todas las almas son iguales. Es


to conducia directamente á la negacion de las castas
y por consiguiente á la de la mayor parte de los debe
res sociales y religiosos; pero por una contradiccion
evidente los buddhistas conservaron la doctrina de la
emigracion de las almas y la de las recompensas ó penas
futuras. Es verdad que esta transmigracion se verifi
ca, segun ellos, fatalmente sin juicio de la parte de
Dios y solo por la fuerza de las cosas. Admitieron ade
mas que la virtud suprema era la contemplacion y el
conocimiento, y que aquellos que se habian prepara
do así eran absortos con Buddha en la esencia divi
na. La deificacion de los santos fué una cosa facil en
esta doctrina, y asi los grandes pontífices no eran mas
que la manifestacion del Buddha celeste y su repre
sentacion en la tierra. Veremos en la historia del Thi
bet los desarrollos que tomó este punto de la teologia
búddhica (1). -

Los Djainas se aparecieron probablemente hácia la


misma época que los buddistas, pero segun ellos as
cienden al principio mismo del mundo. Sus doctrinas
ofrecen ciertos puntos de contacto con las de los budd
histas, pero se diferencian de ellas principalmente en que
no negaron la distincion de las castas. Fueron sin em
bargo perseguidos por los brahmanes, pero con me
nos violencia, y existe todavia un gran número de
ellos diseminados en todas las partes de la India. Los
djainas admiten la existencia de un Ser supremo, pero
no la gerarquía de los dioses inferiores, y desechan

(1) Los documentos sobre la doctrina búddhica de la India son


raros y añdan dispersos en todos los trabajos emprendidos sobre ,
este punto. Veáse á Guigniaut, notas sobre el 2º. libro de Creucer,
d
d
—196—.

todos los libros sagrados de los brahmanes. Su Dios


supremo no tiene accion sobre este mundo que no
ha creado y que existe de toda eternidad. El prime
ro que instruyó á los djainas fue Vrismabatha Tirtacas,
que se encarnó ucesivamente en todos sus grandes
pontífices. La virtud suprema es la meditacion profun
da que conduce á la observacion divina. Uno de los
preceptos morales de los djainas, admitido tambien por
los brahmanes, es no matar á ningun ser vivo; pe
- ro le han llevado hasta el estremo de barrer el sue
lo delante de sí para no aplastará ninguna criatura (1)-,
Hemos dicho que ademas de las heregias habia ha
bido profundas modificaciones en las creencias popu
lares. En efecto el politeismo primitivo, abandonado.
por los brahamanes que se fijaban particularmente en
el vedanta, llegó á dejenerar en mera supersticion en
tre las clases populares. Estas se olvidaron enteramen
te del verdadero Dios creador, y sin dejar de adorar
á la mayor parte de los devas secundarios, se adhi
rieron con preferencia al culto de uno de ellos. Asi
es como se establecieron dos cultos principales, el de
Visnú por una parte y el de Siva por otra, , y entre
ellos está aun dividida hoy la poblacion del Indostan.
En resumen, las doctrinas filosóficas que subsisten
en la India de mucho tiempo acá son ortodoxas ó he-.
terodoxas. Las ortodoxas, protestantes, tambien son la
doctrina introducida por Vyasa en los Vedas admitida
solo por los brahmanes, y un politeismo grosero
para las demas castas, dividido en culto de Visnú y,

(1) Los principales documentos relativos al djainismo se ens


cuentran en el tomo 9 de lasinvestig. asiat.
—197—

en culto de Siva. En las doctrinas heterodóxas se cuen


tan muchas, y las principales son el buddhismo y el djai
mismo. Pero todos los dias nacen nuevas sectas; y entre
estas últimas, debemos nombrar la de los sicks cuyo
nombre se encuentra muchas veces en los libros de
los viajeros, que fué fundada en el año 1469 de la era
cristiana, y que consiste en una negacion del politeis
mo y un deismo que tuvo por objeto hacer una transac
cion con las creencias de los musulmanes.
Ultumos hechos políticos. Solo nos falta hablar de
algunos acontecimientos políticos ocurridos entre la
destruccion de las dinastías del sol y de la luna y la
invasion de la India por los Mogoles.
El reino de Maghada estuvo, lo mismo que aque
llos á que habia sucedido, sugeto á muchas revolu
ciones. Cítanse muchos cambios de dinastia, produ
cidos por revoluciones palaciegas, rebeliones de gene
rales y de primeros ministros: semejante estado es
señal infalible de la decadencia de un pueblo.
En este periodo entran las guerras de la India
con los persas, contadas por el historiador persiano
Ferischta. Por él sabemos que en este tiempo fué
fundada Delhy, y que llegó á ser la capital de uno de
los reinos indianos.
Vienen luego las guerras de Alejandro Magno, que
esperimentó una resistencia séria de parte de Porava, ó
Poro, rey de Lahore. La India estaba dividida en esta
época en un gran número de estados, entre los cuales el
de los Prasios cuya capital era Pralebothra (acaso Prat
chizana, Balipuran, el reino de la luna) les pareció á los
griegos el mas floreciente. Mantuviéronse relaciones en
tre la India y los reyes del Asia en tiempo de Salenco
y de sus sucesores. Hácia esta época Sandracotto, famo
—198—

so usurpador, habia fundado un gran poder en la In


dia, y acaso es el mismo que el Chandra Gupta de los
brahmanes, pero que vivió segun ellos 1500 años antes
de Jesucristo.
La postrera tradicion que recuerda la antigua glo
ría de la India es la que se refiere á Vikramaditya, cé
lebre príncipe, que reunió por última vez bajo un solo
cetro á una gran parte del Indostan. Vikramadytia, tan
sábio y virtuoso rey como valiente conquistador, prote
gió á los brahmanes, favoreció las artes y las ciencias, y
reunió en su córte una numerosa asamblea de sábios y
poetas entre los cuales brilló Calidasa, el autor de Sa
kontala, de muchos otros dramas y poemas, que revisó
y corrigió los Vedas y casi todos los Sastras. Vikra
madytia pareció en una guerra contra Salivahnah, y
despues de él vuelve á empezar la obscuridad que dura
hasta que conquistadores tártaros llegaron á sujetará
esta nacion degenerada,
MIToLoGIA INDIANA (1). Darémos aqui los rasgos
generales del politeismo indiano, y no acompañaremos
esta esposicion de ningun sistema general que los es
plique. Los ensayos intentados hasta ahora han sido in
fructuosos, y consistian únicamente en encontrar los
puntos de contacto de esta mitología con la de los de
mas pueblos. Tendremos cuidado de anotar los hechos
constantes en este sentido. Creuzer ha ensayado dar un
sistema completo de esta mitología, y la ha esplicado

(1) Véase á Polier, Mitologia de las Indias, 2 tom. 8, Paris,


1809, VV. VVard account. otthe writtings, religion, and manners
ot the Indous, 4, vol en 4. A vien of the history, literature, aud
myttology of the Hindu; 2 tien, 4 º Serampur 1814, 1818.-
Moore, Hinoda Pantheon Lond, 1810, en 4.
—199—

toda ella por la contemplacion y el simbolismo de todas


las fuerzas de la naturaleza; pero los resultados á que ha
llegado han sido puestos en duda por sus mismos com
patriotas (1). Para nosotros la llave natural del politeis
mo está en la doctrina de la creacion de los ángeles.
Creemos tambien que el mayor número de incidentes
cuyo complejo forma la actual mitología, representan
acontecimientos históricos; pero confesamos que no po
seemos el principio general de la clasificacion y deter
minacion de los dioses inferiores. Vamos á dar cuenta
pues de las fábulas indianas, tales como las encontra
mos en las esposiciones que han hecho de ellas los di
ferentes Puranas en que están conservadas.
La primera creacion del Dios supremo é invisible
fué Bhavani, la diosa madre, de donde salió la suprema
trinidad Brahma, Visnú y Siva, gefes de toda la gerar
quía de los dioses (2).
... Se cuenta de varias maneras como fueron engen
drados. Segun unos, los tres Devas nacieron de tres
huevos que se formaron en las manos de Bhavani. Se
gun otros, Visnú fluctuaba solo sobre las aguas, y de su
ombligo nació un loto cuya flor llegó á ser Brahma.
Habiendo sido este atacado por los daints ó demonios,
cayó de su frente una gota de sangre de donde salió
Siva.
a Brahma es el creador de todas las cosas, el dispen

(1) Véanse las notas de Guigniant sobre su libro 2.


(2) Se ha probado á dar diversas esplicaciones de la trinidad
Indiana. Indicaremos la de Creucer. Algunos han tratado de com
pararla con la trinidad cristiana no echando de ver una diferen
cia fundamental: á saber, que la trinidad indiana es una crea
cíon del Dios supremo. Pensamos que debe verse en ella un ele
vado concepto cosmológico.
—200—

sador de todos los bienes, el árbitro de los destinos de


todos los hombres. Represéntasele sentado sobre su oca;
teniendo en las manos las hojas de oro en que están es
critos los cuatro Vedas salidos de las cuatro bocas de sus
cuatro cabezas. La tradicion refiere que se encontró pri
meramente solo, nadando sobre el agua y en una medi
tacion profunda. Luego reconoció al Sér Supremo, y le
adoró; y este le dió la facultad de crear. Entonces creó
primero el mundo, y luego, para poblar la tierra, sacó
de su cabeza, de su pecho, de su vientre y de sus pies,
los brahmanes, los schatryas, los vessyas y los sudras. A
* El mundo creado se compone de la estancia visi
sible y de la estancia invisible. Esta última encierra la
morada de los tres grandes dioses. La estancia visible
se divide en tres partes: los Suargas, la Tierra y los Pa
ttalas. Los Suargas forman el firmamento, y estan ha
bitados por diferentes dioses de que tendremos ocasion de
hablar. La tierra es circular y chata. En su centro está
el monte Merú que se eleva hasta encima de los Suar
gas, en el mundo invisible. Debajo de la tierra se
encuentran los Pattalas, lugar de tinieblas, habitados
por los malos genios y las almas criminales; reina
alli una noche profunda algo iluminada por carbun
clos que brillan en la cabeza de los ocho jefes de la
tribu de las serpientes.
s- Los Richies que Brahma creó despues del mundo
son santos nacidos bajo forma humana, pero encum
brados al cielo por sus virtudes encima de los de
vas inferiores. El primero de ellos fue Lomo, gigan
te de cuarenta codos que de puro ascetismo se enterró
vivo (1). "-

(1) Los Richies, los Munies y todos los santos divinizados que
Brahmas ensalzan sobre íos dioses mismos, no son en gran
—201—-

a Brahma habita la cúspide mas encumbrada del mon


te Merú. Apesar de las funciones elevadas que le en
cargó el dios eterno, no fué siempre virtuoso: entre
otras flaquezas, tuvo la de enamorarse perdidamente
de su hija á quien persiguió sin descanso. Dios le des
terró del cielo para castigarle, y se vió obligado á tomar
una forma material. Así se encarnó cuatro veces
para espiar su falta. La primera fué en cuervo,
la segunda en Tchandala, hombre de abyecta condi
cion, y se manchó de crímenes; en seguida se con
virtió sucesivamente en Vyasa, el recopilador de los
vedas, en Valmic, el autor del Mahabarat y en Cali
dasa, el poeta de Vikramadytya, y por último re
cobró su lugar en lo mas alto del monte Merú.
+ La segunda cúspide de esta montaña está ocupada con
la morada de Visnú, llamada Veikonta ó lugar agra
dable. Es una estancia toda llena de árboles vistosos,
cubierta de magníficas flores y que recorren cantando
un enjambre de aves de mil colores. En medio se alza
un sobervio palacio, todo él resplandeciente de oro
y pedrerias. Visnú, Dios de bondad y encargado de con
servar el mundo, es representado como un hermoso
jóven, tiene la encarnadura azul y cuatro brazos. En
su pecho brilla un magnífico carbunclo, y sus cuatro

parte mas que los fundadores de la escuela Vedantina, y fué


su propia doctrina de la identidad de todo con Dios y de la
emanacion de este en los cuerpos de los hombres la que dió el
medio de entumbrarlos tanto. La doctrina de las encarnaciones
debe tener el mismo origen panteístico, sobre todo cuando se la vé
aplicada á guerreros, á principes &. El poder de los Richies es al
gunas veces superior al de los dioses, y por medio de sus impre
caciones les es posible hacer caer á los mas elevados de los Deio
tas el rango mas inferior de las criaturas. Segun Creuzer, Brahma
es el tipo de la existencia terrestre, el tipo del Brahman.
—202—

manos tienen: el arco Sanka cuyas flechas no yerran


nunca el blanco, el anillo cortante Tchahara, armado
toda de vida y de razon, el fuego de tres llamas, y la
flor del loto. Cerca de él está su mensajero, el águi
la Garuda (1).
El culto de Visnú es el mas esparcido en la India;
y este dios es conocido particularmente por sus encar
maciones, es decir, por sus manifestaciones bajo forma
sensible, llamadas avataras. Las encarnaciones de Visnú.
son en número de diez; nueve de ellas se han verifica
do ya: la última debe acaecer al fin de la edad actual.
Todas estas encarnaciones no tienen el mismo valor, y
se distinguen en ellas los diversos grados de divinidad
que pueden presentar. La mayor parte recuerdan he
chos históricos, y no son, á decir verdad mas, que la
tradicion poética de las revoluciones pasadas.
La primera encarnacion de Visnú es la historia del
diluvio y del manú Satyavarata de que ya hemos habla
do. La segunda vez se encarnó en tortuga, y sacó del
mar de leche objetos preciosos y magníficos que dis
tribuyó entre los dioses y los hombres. Mas tarde sacó
en figura de javalí á la tierra del fondo de las aguas en
que estaba precipitada. Luego, mitad hombre y mitad
leon, castigó á un príncipe tiránico y ateo. Otra vez
Visnú tomó la forma de un Brahman y quiso aplastará
un orgulloso guerrero; pero enternecido de su grande
za de alma, le perdonó y le convirtió en súbdito fiel.
La sesta, séptima y octava avataras ofrecen las historias
de los Ramas y de Krischna de que hemos hablado ya, y

(1) Segun Creuzer, Visnú es en gran parte la simbolizacion de


la providencia divina.
—203

que forman el asunto de dos grandes poemas épicos. Por


novena vez Visnú se encarnó en Buddha , y al fin de
esta edad humana tomará la forma de un centáuro y
destruirá la raza impura de los malos. (1).
Pasemos á la tercera persona de la trinidad supre
ma, á Sva. Este dios habita la tercera cúspide del mon
te Merú. Su morada es una ciudad fortificada, cons
truida sobre un plano triangular y defendida por tres
gigantes. Siva , Dios de la vida y de la muerte, padre
de todas las generaciones y destructor futuro del uni
verso, tiene tres ojos uno de los cuales, situado en
la frente, tiene la facultad de consumir al mundo. Su
cuerpo es encarnado, á escepcion de la garganta que
es azul. Su frente lleva una media luna; una de sus
manos está armada del tridente, la otra sustenta una
cabeza de muerto, y tiene ademas un rosario de crá
neos humanos. Está rodeado de animales venenosos
y de serpientes. Pero el caracter distintivo de Siva es
el lingan, (órgano de la generacion), que lleva sobre el
pecho y bajo cuya forma recibe un culto muy espar
cido. No se cuenta encarnacion propiamente dicha de
Siva, pero se apareció diferentes veces sobre la tier
ra, momentáneamente en circunstancias particulares (2).
Debajo de la trinidad está la gerarquía de los dio
ses inferiores. Estos son en grandísimo número. Los

(1) En el sistema cronológico de los brahmanes las cuatro


primeras encarnaciones se han verificado en el primer ynga; las
tres siguientes en el segundo; la de Krischna al fin del tercero, y
la de Buddha al principio del Cali-yuga,
(2) Segun Creuzer, Siva es la personificacion de la oposicion
entre el dia y las tinieblas, la vida y la muerte, el nacimiento y
la destruccion, el bien y el mal. Es el Ormuz y el Arimanes de
los Persas.
—204—
principales son Indra, el gefe de los Suargas y Ya
ma, el dios de los infiernos, el rey de los Pattalas.
-A-
Indra tiene el cuerpo todo cubierto de ojos y se
pasea por el aire sobre un carro conducido por el
cochero Matali que rueda con estrépito sobre las nu
bes. Tiene en las manos el rayo, arma flamígera. Cuam
do manda á los devas inferiores, está montado so
bre un elefante blance y les transmite las órdenes de
los devas superiores para el sistema de la creacion. No
tiene el dominio de los Suargas sino mientras que no
hay otro mas digno de poseerle que él, y muchas ve
ces se ha encontrado ya á punto de abandonar esos
palacios encantadores, ese brillante y voluptuoso pa
raiso, estancia de los devas y de las almas de los jus
tOS.

a Yama, rey de justicía, señor de los muertos, me


didor de acciones, tiene el color verde y está vestido
de encarnado; su aspecto es horrible y habita la ciu
dad de Samapúr sobre el monte Merú. Todas las al
mas comparecen en su presencia, y asistído de otros dos
jueces señala á cada uno su destino futuro (1).
Tres mil trescientos dioses se hallan á las órdenes
de Indra. Las siete partes de los Suargas están goberna
das por siete dioses que habitan los siete planetas. Los
principales de ellos son Suarga (el Sol) y Chandra (la
Luna). Otros presiden á diferentes fenómenos de la na
turaleza. Entre ellos se nota á Agni, el dios del fuego;
Pavan, el dios de los vientos; Varuna, el dios de las
aguas. Algunos devas al parecer no se refieren inme

(1) Las relaciones del Indra con el Zeus de los Griegos y el


Júpiter de los latinos, del mismo medo que las de Yama con Plu
ton son harto patentes para que no sea posible desconocerlas.
—205

diatamente á esta gerarquía, y son los que se derivan


por filiacion de los tres grandes devas; tales son Cama,
dios del amor; Seanda, dios de la guerra; Ganesa, dios
del comercio y de las riquezas.
Los devas son varones y hembras, y la mayor par
te de los dioses tienen mugeres. Las diosas mas célebres
de los Indios son Lackmy, muger de Visnú, devadi de
la abundancia, de la prosperidad y de la dieha; Saras
vaty, hija, y muger de Brahma, que preside á la sabi
duría y á la ciencia; Parvaty, llamada tambien Darga,
diosa del orgullo y de la vanidad, muger de Siva, y
que sostuvo grandes combates contra los gigantes; y
Calí, diosa de la guerra cruel y sanguinaria, y que pa
rece representar á la antigua materia, madre del mal
y de la tradicion primitiva.
-- Cada dios tiene una multítud de servidores divinos.
Un cuerpo de músicos y de coristas, y otro de bailarines
alborozan los Suargas. La tierra, el aire y las aguas
están poblados de una porcion de génios inferiores; los
daints ó ángeles condenados salen tambien de los infier-,
nos para formar sobre la tierra razas de gigantes y
mónstruos de diferentes formas. Siempre atacan al po
der de los dioses, y la mitologia cuenta un gran núme
ro de combates que han dado contra ellos, y en que fre
cuentemente los han vencido.
LA CIENCIA INDIANA. Entre todos los pueblos de la ,
antigüedad no hay uno, solo que haya desplegado ma
yor actividad científica que los indios. Sus sábios han º
compuesto una cantidad innumerable de trabajos sobre o
todas las materias, y la sola enumeracion de los ma
nuscritos de que han tomado ya noticia los Europeos
anuncia un vasto sistema de conocimientos cultivados
en la India, y desarrollados con la mayor minuciosi-a
—206

dad. Ya hoy es cierto 'que la ciencia indiana no solo


abraza las ideas generales de la ciencia griega, sino
que la ha dejado muy atras en las aplicaciones parti
culares. Desgraciadamente tenemos tambien en esto,
como sobre todo lo relativo á la India, mas esperan
zas, seguras á la verdad, que hechos positivos. Solo
conocemos suficientemente, ya que no de una manera
completa, la filosofía en la que nos ha iniciado Cole
brooke, Esta contiene las indicaciones generales con
cernientes á las ciencias naturales, físicas y quími
cas; pero, tocante á las ciencias prácticas, nuestras
ideas son muy escasas todavia. Los europeos no han
tocado mas que algunos puntos particulares de todo
cuanto se ha hecho sobre esta materia en la India. El
principal objeto de este capítulo será pues esponer la
filosofia indiana. Al propio tiempo tendremos ocasion
de dar á conocer sus principales conceptos acerca del
mundo material, y añadiremos á ellos todo cuanto ha
llegado á nuestro conocimiento sobre las ciencias espe
ciales. Tambien seguiremos aqui, y tan literalmente
como nos sea posible, la esposicion de M. Cerise (1).
- En los indios particularmente es donde es fácil
comprobar el principio de que toda ciencia se deriva
del fin mismo que determina las investigaciones cien
tíficas, es decir, de la moral y de la creencia religiosa
de las nacíones. El fin del hombre entre los indianos
era, como nos ló ha enseñado el Sastra de Holwell, espiar ,
sobre esta tierra.una falta que habia cometido en el .
cielo cuando era angel. Asi la ciencia toda de la In
- * - . . . . . a , , ,,, ,

* \ º. . . . ... º si . .
(1) veinse los ensavos sobre la filosofía indiana , por Cole:
brooke —Europeo, loc. cit. 9 º es "15 ºtº -
—207—

día tiene por único fin la resolucion de este solo pro


blema: ¿cómo puede el hombre espiar estas faltas? De
esta se derivan todas las demas: ¿Qué actos debe hacer
para esto? ¿Cuáles son los seres que supone semejan
te obligacion? ¿Cuál es el instrumento dado con este
fin, y cual es el medio en que debe obrar?
Tal era el camino lógico que" engendraba la mo
ral, la teología, la antropología y las ciencias natura
les de los indios. Pero aqui debemos recordar un he
cho importante, y es que mucho tiempo antes de la
época presente el protestantismo habia corrompido las
doctrinas ortodoxas de la India; que una doctrina nue
va, la de la emancipacion por la fé, se habia sustituido
á la espiacion por las obras, y que desde los Vedas .
que habian sancionado esta heregía, todos los libros
indianos llevaban estampada en sí la fatal huella de esta
variacion. Asi no iremos á buscar el sistema científi
co completo de la ciencia ortodoxa, lo que seria im
posible por falta de documentos. Pero es incontesta
ble, por otra parte, que el mayor número de datos
sobre que se fundó este protestantismo estaban toma
dos de este sistema; porque la negacion, puede modi
ficar doctrinas hechas, pero no puede crear nada. En
los sistemas nuevos encontraremos una porcion de pun
tos de la antigua doctrina, y tendremos cuidado de
indicarlos. M. Cerise los ha distinguido muy bien de
las enseñanzas mas modernas.
y. Los sistemas filosóficos de la India son en grandísimo :
número, pero hay unos mucho mas célebres que,
otros, y estos serán únicamente los que llamaran nues
tra atencion. Divídense generalmente en dos clases: losa
unos son ortodóxos y los otros heterodóxos. Recorder
mos que la ortodoxia actual es el protestantismo de los
——208--

Vedas y que aqui no se trata ya de la antigua doctrina


revelada.
No hay mas que dos escuelas enteramente ortodo
xas, las dos minansas, es decir, las dos enseñanzas
ó escuelas filosóficas que se fundan sobre los mismos
Vedas: la una, la mimansa de las obras que se acerca
mas á la creencia primitiva; la otra, la mimansa de
la fé, que es una teoria general del panteismo.
- Despues de las mimansas entran los sistemas que
se apartan en ciertos puntos de los Vedas sin negarlos
no obstante completamente. Asi no deben, segun los
brahmanes, ser desechados mas que en aquello que
tienen de heterodóxo. Son 1.º el sankya que se divide
en dos sistemas, el samkya propiamente dicho, y cuyo
autor es Kapila; y el yoga de que es Patandjalé; 2.º el
niaya, sistema de dialéctica cuyo gefe es Gotama; 3.º el
veveschika, sistema atomístico, fundado por Canadá.
Por último, los sistemas enteramente heterodóxos
son los de los buddhistas, de los djainas y otras sectas,
, y los de los filósofos que han negado enteramente toda
idea religiosa y puesto los cimientos de todo mate
rialismo tales son los Tscharvacas y los Lokayaticas.
Examinemos en pocas palabras los problemas ge
nerales sentados por la filosofia indiana, y las diferentes
soluciones que recibieron de las diversas escuelas.
Destino del Hombre. La cuestion fundamental era,
como hemos dicho, esta: ¿Como puede el hombre levan
tarse de su caida? ¿Como puede recobrar su perfeccion?
Hemos visto tambien que segun la antigua doctrina era
por las obras, y segun el panteismo por la ciencia sola ó
sea la fé en la identidad divina y humana. El único siste
ma, en efecto, que nos ofrezca el recuerdo de la antigua
doctrina, es la mimansa de las obras, el sistema filosó
—209
fico fundado por Djamni y que tomó por base la parta
de los Vedas que habia conservado la enseñanza pri
mitiva. Segun esta escuela, cuya doctrina consiste toda
en interpretar los testos, en comentarlos y en no dejar
duda acerca de ninguno de los deberes prescritos por la
seccion de las obras del libro sagrado, el estado actual
de un ser es consecuencia necesaria de sus actos anterio
res, y sus obras presentes determinan su estado futuro
con una necesidad absoluta. Los efectos que resultan de
estos actos en la serie de las existencias son llamados
fruto de las obras, y sobre este principio se funda la
distincion de los seres en dioses, hombres y criaturas
inferiores; la de los hombres, en bárbaros (meleschtas)
y en hombres de raza pura (aryas) y la de estos últimos
en diversas castas. Las obras son de dos clases; ó ri
tos religiosos prescritos, tales como los sacrificios y
las purificaciones; ó aquellas que tienen por objeto las
relaciones sociales é individuales, es decir, los deberes
morales propiamente dichos.
Segun los panteistas, al contrario, y esta es la doc
trina del Vedanta y de casi todos los filósofos, el medio
de emanciparse es la ciencia, (conocimiento instintivo,
intuicion, Djanana). Para llegar á la suprema dicha es
preciso que se disipen las tinieblas de la ilusion que
ofuscan al alma, y que alcance el verdadero conocimien
to de la esencia divina de que ella es parte integrante.
Entonces reconoce que todo está en Dios, que Dios está
en todo: créese á sí misma en todos los seres, no teme,
mi desea ni espera, ni aborrece nada, y la cubierta cor
poral no es mas que una ilusion. Cuando desaparece
esta con la muerte, el alma se confunde con el espíritu
universal lo que forma el punto mas elevado de la eman
cipacion. El medio de alcanzarla es despreciar completa
—210
mente las obras que solo conducen á una libertad im
perfecta, haciendo pasar por la gerarquia de los séres, es
no hacer nada mas que leer ó meditar la parte teológica
de los Vedas, ó mejor todavia, repetir siempre, en la
inmobilidad y en el aislamiento, la sílaba mística Aum,
signo del Dios universal y meditarla profundamente.
Ontologia. La segunda cuestion que establece la
doctrina de la caida es esta: ¿Cuales son los séres que
este dogma supone? Aquí viene la ontologia, la ciencia
de Dios, del alma etc. Del antiguo sistema teológico no
nos queda desgraciadamente mas que la mitología. Pero
los panteistas han formulado una nueva doctrina cuyas
partes principales son las siguientes: -

Brahma, el ser primitivo y universal, se manifiesta


de dos modos, por el espíritu y la naturaleza. La natu
raleza es el mundo, es todo lo que es fenomenal y pasa
gero; el espíritu es lo que contempla la naturaleza sin
tener sobre ella ningun influjo. La facultad de crear no
pertenece al espíritu de Dios, inmóvil, invariable, inal
terable, sino que corresponde á la naturaleza (Prakri
ti) que está dotada de la facultad de percepcion (Ma
nas) de la facultad de conocer (Buddhi), de la de con
ciencia (Akankara), y de los principios sútiles de los
cinco elementos de que se componen los cuerpos: el
eter, el agua, el fuego, el aire y la tierra. Está en po
sesion de tres cualidades (Gunas) por medio de las cua
les la esencia universal obra sobre las diferentes criatu
ras. Son por decirlo asi, las fuerzas que operan en la
creacion. Son el Satuca, esencia, cualidad de la bondad
y de verdad; el IRadjas, cualidad de ilusion, de pasion:
el Tamas, cualidad de ignorancia y de tinieblas. El
hombre tiene estos tres instintos: los animales vertebra
dos están dotados del Radjas y del Tamas y los insectos
—211—
y las plantas están bajo el imperio del último. Cuari
do este organismo de la Prakriti está entero, es llamado
Pravriti, ó el dia de Brahma. Cuando está concentra
do sobre su principio absoluto, sin haberse desenvuel
to; cuando los fenómenos de la creacion no existen mas
que en potencia, del mismo modo que los frutos y las
hojas de un árbol existen virtualmente en un germen,
es llamado Nirvritió el sueño de Brahma. Segun una
ley constante, la naturaleza pasa sucesivamente del es
tado de nirvriti al del pravriti; se desarrolla por decir
lo asi del principio supremo, y repliega en él, seme
jante á la tortuga que hace alternativamente salir y re
coger sus miembros. -

PsicologIA. El alma es para los panteistas una parte


del espíritu universal, modificada de una particular ma
nera. Pero, relativamente á la naturaleza de esta alma y
á los órganos de que está dotada, enseñan una doctrina
que puede considerarse en gran parte como correspon
diente á las antiguas creencias. Segun estas, siendo el
alma llamada á transmigrar y á renacer segun sus me
recimientos, y debiendo por otra parte dejar su envol
tura mortal para entrar en las esferas de purificacion,
siguese de esto que debe tener dos cubiertas diferentes,
una grosera y otra sútil. Con la ayuda de la primera re
nace sobre la tierra; por medio de la segunda, verifica
sus trasmigraciones. Ahora bien, el panteismo, aunque
negando el principio ha admitido la consecuencia por
que le era imposible salir de los hábitos científicos reco
nocidos y de producir nada por sí propio. Véase en efec
to lo que enseña. El alma está envuelta en el cuerpo
como en una funda, ó mas bien, en una série de fun
das. La primera ó la mas íntima cubierta, es la in
telectual, la inteligencia, el Buddhi: la segunda es la
«.
e
—212

del Manomaya, en que la facultad de percepcion se en


cuentra unida á la conciencia del yo: la tercera com
prende las facultades vitales, y es la cubierta.orgánica,
el alma fisiológica. Estas tres cubiertas forman la per
sona sútil que acompaña el alma en sus trasmigraciones,
y se componen de elementos materiales muy sútiles, es
decir, de los cinco elementos en el estado simple. Con
la ayuda de esta persona sútil el alma recorre en el
espacio invisible inmensas distancias. Pero cuando es
llamada á hacer estancia sobre la tierra, recibe una nueva
cubierta que es un cuerpo grosero, lugar de los goces
materiales y llamada el cuerpo espeso. Este cuerpo es
peso está formado por los elementos espesos que resul
tan á su vez de la combinacion de los elementos simples
en ciertas proporciones.
Las aptitudes propias del alma serán tanto mas li
mitadas y reducidas en sus manifestaciones cuanto mas
grosero sea el cuerpo nuevo, es decir, cuanto mas par
tícipe de la cualidad de tamas ó de obscuridad, comun
en diferentes grados á las castas inferiores, á los hom
bres de mala vida, á los animales y á los vegetales. La
cualidad de bondad y de sabiduría (Satwa) caracterizará
particularmente al cuerpo del Brahman: la de la pasion
(radja) será dominante en el caso en que el alma renazca
en una familia de casta guerrera ó comerciante. Asi es
como el mérito anterior de cada alma tendrá ya su re
compensa en el cuerpo mismo que adquiera al volver
al mundo.
Segun la antigua doctrima, en cuanto podemos juz
gar de ella por la mitología, las almas sufrian primera
mente un juicio despues de su muerte, en cuya virtud
iban á pasar cierto tiempo, ya en los Suargas cerca de un
dios consolador, ya en los Pattalas para pasar allí los
-213—

tormentos debidos á sus nuevos pecados; despues de


cuyo tiempo renacian en un cuerpo mas puro si habian
hecho el bien, en un cuerpo inferior cuando habian
desmerecido. El cuerpo mas puro era el de un santo
brahman. Despues de haber desempeñado dignamente
esta funcion, el alma no volvia á aparecer en la tierra, si
no que continuaba recorriendo la gerarquía de los dioses
inferiores para remontarse á su celeste orígen. Habia
tambien almas que por sus crímenes se condenaban irre
vocablemente á los Pattalas.
Los panteistas conservaron en parte esta doctrina.
Admitieron tambien que los que no habian buscado los
medios de la emancipacion final, es decir, que no se ha
bian entregado á la ciencia mística, remacian en cuerpos
inferiores. Pero borraron toda la gerarquía de las expia-º
ciones superiores y en su sistema fué posible que un hom
bre de una casta cualquiera llegase por medio de la cien
cia á la emancipacion final, aun en el transcurso mis
mo de esta vida. Por lo demas, admitieron muchos
grados de beatitud, proporcionados á la cantidad de
ciencia adquirida. Pero en último lugar habia absorcion
del alma en el Ser Supremo, y en este concepto hasta
se negaba que hubiese una série de almas esencialmente
distintas.
SisTEMAs DIvERsos. Este fué el plano sobre que
edificaron todos los filósofos posteriores, desechando
diferentes partes y admitiendo y desarrollando otras. La
mayor parte de estos sistemas son muy antiguos; tienen"
por base sutras ó aforismos atribuidos á los fundadores
y que serian inteligibles hoy sin los muchos comentarios
de que han sido objeto. El método general segun el cual
están dispuestos es el siguiente: se establece primero el
fin, es decir, el conocimiento: se examinan luego los
—214

pmedios de conocer, y despues los diferentes objetos de


este conocimiento. -

Hé aquí los puntos principales en que se diferencian


del Vedanta los mas importantes sistemas. El Sankya
desecha la autoridad de los Vedas como medio de cono
cer. Los únicos modos de conocer la verdad, son la per
cepcion de los sentidos, la induccion que es de tres es
pecies (son juicios fundados sobre la percepcion de re
laciones), y la afirmacion, es decir, la tradicion y el . -
a
testimonio de los hombres, ..., ",

El Sankya, como hemos dicho, se subdivide en dos ra


mas, Kapila fundador del primero, niega la existencia del
principio espiritual, ó á lo menos le subordina entera
mente al buddhi á la parte inteligente dela naturaleza. Se
gun él tambien, no hay una sola alma sino muchas, que,
por medio de la emancipacion adquieren cada una de
ellas, una existencia absoluta é independiente. Patand
jali, autor del yoga, segunda rama del Sankya, se acer-,
can mas al Vedanta por el contrario sobre estos
puntos. -

El nyaya y el veseschika son dos sistemas que ca


minan unidos. El uno es mas particularmente un tra
tado de dialéctica; el otro forma su suplemento moral,
ontológico etc. Ambos á dos parten del punto de vista
lógico y establecen primeramente categorías. Canada au
tor del Veseschika, establece las seis siguientes: la subs
tancia, la cualidad, la accion, la comunidad, la diferen
cia y la agregacion íntima. Segun Gotama, autor del
myaya, hay diez y seis cuyas dos principales son la prue
ba y la cosa que probar. En esta última categoría de que
las de Canada no son mas que una subdivision, se trata
de todos los objetos de la metafísica y de los principios
generales de la naturaleza, y bajo este punto de vista se
—215—.
habia llegado, asi como en lógica, á un alto punto de
sutileza. Contábanse nueve substancias particulares:
el espíritu, los cinco elementos, el tiempo, el lugar y el
manas; y veinte y cuatro cualidades entre las cuales es
tán el color,la elconjuncion,
sabor, la latemperatura,
prioridad, disyuncion, lala cantidad,
gravedad, la
el
sonido, las diversas cualidades de espíritu etc. Todos es
tos puntos, y otros muchos, están trabajados con el ma-,
yor cuidado. La lógica escolástica de Aristóteles se en
cuentra toda ella en los tratados indianos. No se ocupa
ban estos, como lo indica la misma categoría, mas que
de los métodos de probacion, pero este método era com
pleto, teníase la induccion, la reduccion al absurdo, el
silogismo, etc. Se conocia la teoría de los sofismas, y
se enseñaba el modo de preservarse de ellos. a
La esplicacion ontológica de esta escuela corres
ponde á Canada, y no es otra cosa que el sistema atomís
tico. Segun este filósofo, las substancias materiales son
primitivamente atomos simples, los cuales concurren
por una virtud invisible á la voluntad de Dios ú otra
causa competente y forman así átomos binarios. Estos
dan lugar combinándose á los átomos ternarios yasi succ
sivamente. º
Ademas de los sistemas que acabamos de examinar
y de los que de cerca ó de léjos se refieren á ellos, hay
etros que se alejan mucho mas de los Vedas y son los
únicos que salen del círculo general de la ciencia india
ma. Hablamos de los sistemas materialistas tales como
los de Tscharwakas y de los Lokayatkas. Estos niegan
la existencia misma del alma y de Dios, y proclaman
que todo es materia. La muerte no es para ellos una
emancipacion, y el fin de la vida es buscar el placer.
El mundo se esplica por el movimiento inherente á
—216
los átomos y á los elementos materiales, y la moral
consiste en dirigir los placeres de modo, que no re
sulten penas; es la teoría del interés bien entendido.
Las sectas religiosas particulares, los buddhistas, los
djenas, los sevas, los bhagavatas (sectarios de Visnú),
tuvieron cada una su filosofía particular; pero estos sis
temas discrepan poco de lo que hemos examinado. Con
tienen las aplicaciones particulares de ellos á cada doc
trina religiosa, y promueven numerosas discusiones
sobre diferentes puntos de incidencia sobre los cuales
no están acordes la mayor parte de las escuelas.
A - CIENCIAs FisICAs. Solo nos falta dar algunas ideas
sobre el estado de las ciencias físicas y naturales entre
los indios, Encuéntraselas en los libros filosóficos, bajo
las categorias de las substancias y de las cualidades de -

los órganos de los sentidos etc. -

Hemos visto que el cuerpo era considerado como


el instrumento de las espiaciones del alma. El mundo
representaba el medio
- 1 ..
en que debian hacerse estas es
- -

piaciones. Este medio debia acomodarse necesariamente


al instrumento, y por él se podia llegará conocerle.
De aquí fué el admitir que, habiendo cinco sen
tidos, habia tambien cinco elementos originales, elemen
tos subtiles é invisibles, pero de cuya combinacion en
diferentes proporciones nacian todos los objetos que
caen bajo nuestros sentidos. Estos elementos son:
La tierra cuya cualidad particular es el olor. Sus
propiedades fenoménicas son tranistorias y susceptibles
de ser desarrolladas por la luz y el calor. Una de sus
cualidades es la gravedad que la hace propender hácia
los lugares inferiores. La tierra forma cuerpos orgáni
cos é inorgánicos. Estos últimos son masas de piedras,
de arcillas: los cuerpos orgánicos que pertenecen al
—217-.

mundo superior ó aquel en que habitamos, Divíden


se: 1.º en vivíparos, 2,º en ovíparos; 3.º los que resul
tan de cierta fermentacion, como los gusanos y los in
sectos, etc. 4 º los que nacen de gérmenes como los ve
getales. -

El agua. Tiene por cualidad ser fria, glutinosa y


fluida; en el hielo y el granizo la fluidez está comprimi
da. Tambien existen cuerpos orgánicos acuosos, El agua,
corresponde al órgano del gusto.
La luz. Su atributo distintivo es el calor con quien
se identifica. Es colorida, y colora todos los objetos.
Tiene diez colores simples y el color misto. La luz,
es terrestre (el fuego), ó celeste (los meteoros cier
tos, seres orgánicos celestes), ó intestinales (la facul-.
tad de digerir), ó mineral (el oro que no es mas
que luz condensada). , , , , , , ". º

El, aire que tiene por cualidad distintiva ser


templado, es decir, ni caliente ni frio, Correspon
de al órgano del tacto. Esta sensacion, se verifica,
por medio, de una capa de aire esparcida sobre el,
cuerpo. Da origen á los, vientos, etc, ,
El eter. Es un aire sutil, inmóvil, esparcido
por el espacio y que muchos filósofos confunden con
este. Corresponden á la sensacion del sonido. En un
gran número de escuelas no se admite este último,

Estos elementos forman la base de todos los obje


tos materiales y el elemento terroso tiene en esto
la mayor influencia. Ya hemos visto que forma
ha la mayor parte de los cuerpos orgánicos. El cuer
po humano, en particular se compone, de los cua
tro octavos del elemento terroso y de un octavo de
cada uno de los demas, º
—218—
El cuerpo es el instrumento del movimiento, de
la sensacion y del acto vital por el cuál se asimila
los diversos elementos. El movimiento se verifica por
los órganos de la accion. Es notable la teoria de la
sensacion. En la vision por ejemplo el órgano de la
sensacion es un rayo de luz que se desprende de la
pupila y se dirije hácia el objeto. Lo mismo sucede
con los demas sentidos. La teoria del acto vital es
bastante obscura. Divídese en cinco operaciones que
son modos diferentes de inspiracion y de expiracion
un acto digestivo, y un movimiento
en las arterias. a
en las venas y
, , , ,
tº Los conocimientos anatómicos y quirúrgicos eranº
muy estensos segun los antiguos libros. Hoy ha de
saparecido toda esa ciencia; yº los médicos indianos
son de una ignorancia grosera. - o
+ La astronomia, el álgebra, º la aritmética y la
geometria algunas partes de la física y de la quími
ca habian recibido tambien grandes desarrollos. Des
de un tiempo inmemorial se habian compuesto tablas
astronómicas, observado los eclipses, calculado el
año solar y lunar etc. Nuestro sistema de numeracion
y de cifras fueron tomados por los Arabes á los In
dios. Estos poseen tratados muy estensos de geome
tria , de trigonometria etc. etc. Ademas han beneficiado
las minas y preparado los metales. Desgraciadamente
se sabe todavia muy poco sobre todos los progresos que
han hecho hacer á la ciencia (1). Eos sabios europeos
se han ocupado hasta ahora de examinar la cuestion
de saber de donde ha venido esta ciencia , mas bien
, , , , , , ,

,, , , , , lº ,
(4). Véase á Colebrooke, Miscellaneaus Essais, Lond, 1857.
en 8.º tomo II.
—219—

que de esponer su verdadero estado. Pero nuestros


conocimientos sobre esta materia van creciendo todos
, los dias. -

DE LAS BELLAS ARTES ENTRE Los INDIos. En una


sociedad tan profundamente religiosa como en la de
la India, y que en su misma decadencia presenta
caracteres tan grandes, el arte debió tomar un vuelo
vigoroso y llegar á espresiones vastas y sublimes.
Aqui como en todas partes, dió á él origen el senti
miento religioso y no se sostuvo mas que por ella: "
aqui como en todas partes el culto divino suministró
la primera forma y el templo fué su poderosa uni
dad á los ojos del pueblo. Hoy han pasado sobre los
monumentos del arte indiano la incredulidad, la in
diferencia y las sangrientas revoluciones. El tiempo
seguramente ha destruido mucho y hace ya largo rato
que no existe el sentimiento que engendra cosas nue
vas; pero los restos conservados causan estupor y abren
un inmenso campo á la imaginacion que quiere con
cebir los tiempos de gloria y de esplendor."
+ Los monumentos de arte de la India consisten:
1.º en monumentos arquitectónicos, reliquias de tem
plos, etc. 2.º en obras literarias. Todavia no se ha
podido determinar la época de la construccion de las
primeras: las segundas traen su fecha desde los tiem
" del protestantismo indiano ó le son posteriores, º
Arquitectura. Monumentos.—Todavia conocemos
muy imperfectamente los monumentos arquitectónicos
de la India, de que no se tienen ni dibujos bastante
exactos, ni descripciones suficientemente detalladas.
Las ideas relativas á este punto proceden todas de
viageros aislados que no han tenido tiempo de explo
rarlo todo, ni los medios de dar representaciones
—220
completas de lo que han visto (1). Los ingleses que hace,
medio siglo ocupan aquel territorio, no han pensado,
todavia en hacer por la ciencia lo que el gobierno
francés hizo durante la espedicion de Egipto. Asi te
nemos el derecho de esperar mucho mas todavia de
los monumentos indianos.
Tocante á quellos que son mas ó menos perfec
tamente conocidos se puede dividirlos en tres clases. -
Son ó pagodas en forma de pirámide, ó templos
subterráneos, ó templos de recintos sucesivos. Como
nada indica la época precisa de estos edificios, y que
todas las hipótesis de que ha sido objeto esta materia,
no son mas que conjeturas superficiales, nos conten
taremos con dar una idea de los documentos, sin que--
rer dar ninguna noticia sobre la historia de su funda
cion. Bastáranos decir que todas ascienden, segun las
tradiciones á una época, muy remota, y que no se han ,
conservado mas que recuerdos vagos sobre la construc
cion de un corto número de ellos, pero que la ins
peccion misma de los monumentos y de sus despojos,
indica una alta antigüedad.
- Las pagodas en pirámide se componen generalmen
te de un edificio piramidal que ofrece en lo interior
una sala cuadrada al ras del suelo, y otra un poco
menor en el primer piso. La escalera es algunas ve
ces exterior y
conduce á la cúspide del edificio. Las º
... , , , --- , ,

. (1) Son principalmente Gough , Nieburh y Anquetil Duper.


ron. Los hermanos Daniell han dado una magnífica coleccion de
grabados que representan los monumentos de la India, 1790,
1795, tres tomos en fólio. La mayor parte de las ideas y de los
dibujos mas importantes se encuentran reunidos en los mºnu,
mentos del Indostan por Langlés, dos tomos en fólio , París 1817.
Véase tambien á Heeren , l. tit.
—221—

salas interiores no estan iluminadas por de fuera, y


la pared está mas ó menos cubierta de esculturas
óadornos arquitectónicos. El templo está siempre rodea
do de un muro, algunas veces de dos ó de tres; y
en el mismo recinto hay por lo comun otros edifi
cios mas pequeños que sirven de habitacion á los sa
cerdotes. En derredor de las paredes corren galerías
sostenidas por columnas; en cada recinto hay pilones
de agua para hacer las abluciones, condecorando está
tuas y bajos relieves á todas las partes del edificio.
Entre los templos de esta especie se citan los de Ma
dureh de Tanschaúr, Tritchinepali, de Ahmadabad (en
el Guzzarate) de Sumnot, que todos ofrecen sin embar
go diferencias mas ó menos numerosas. Por lo demas,
son los menos importantes de los monumentos de la
India. Casi todos estan dedicados á Siva, se encuen
tra en ellos comunmente la estátua colosal del Toro
consagrado á este Dios.
La segunda especie comprende obras mas admirables.
Son montañas socabadas, largas filas de galerías, sa
las espaciosas, cámaras sostenidas por columnas ma
cizas, adornadas de esculturas y de estátuas colosales.
Hasta ahora se conocen tres monumentos de este gé
nero, los de la isla de Salcetta (Kennery) y de
Elefanta y los vastos subterraneos de Ellora. Los dos
primeros estaban consagrados á Siva y contienen las
estatuas colosales de este Dios. El de Ellora, mucho
mas considerable, era una especie de panteon: en
cuéntranse alli capillas á Siva, á Visnú, á Indra, á
Rama; los bajos relieves representan una parte de la his
toria de Rama y de Krischina. Nada recuerda alli
el culto de Buddha, de que se encuentran huellas en
Salcetta y Elefanta.
—222

La entrada ordinaria de las grutas es un peris


tilo sostenido por columnatas ó pilares, el cual por
medio de varios escalones conduce á un gran pórtico
cuya techumbre es lisa ó embobedada. Esta entrada for
ma un rectángulo redondeado en los estremos: la nave
que arranca allí está dividida por su longitud en muchas
partes por filas de columnas. El santuario es una capi
lla ó nicho practicado en el fondo y en el cual está la es
tátua del Dios, el Lingam en Salceta y Elefanta. A de
recha é izquierda hay cámaras que han servido sin duda
de capillas particulares y de habitacion á los sacerdotes
y en cuyo derredor corre algunas veces una galería.
Generalmente se pasa de un templo á otro. En Ellora
hay diversas entradas, y se estienden muchos pisos de
semejantes subterráneos á dos leguas de distancia por
debajo de la montaña.
a Las columnas que sustentan las bóvedas son pesa
das y macizas. El mayor grueso que tienen en su mitad
recuerda la forma del cuerpo humano. En cuanto á las
estátuas de los dioses son colosales y muy numerosas.
Las dos principales figuras de Salceta tienen veinte y
siete pies de altura. En Elefanta hay unas cincuenta de
quince á veinte pies. Como esculturas son muy hermosas;
pero asustaron en un principio á los europeos que no
han podido comprender los símbolos que espresaban las
tres cabezas de la una, los cuatro brazos de la otra y el
doble sexo de la tercera. Todas las paredes están llenas
de bajos relieves y presentan una salida muy pronuncia
da. Encuéntrase allí tambien inscripciones, y en Ellora
han podido descifrarse algunos versos del Mahabarat.
La tercera especie de templos, por último com
prende los relativos á este periodo. Son recintos multi
plicados que encierran capillas, santuarios y otros edi
—223—

ficios consagrados al culto. Hay sobrepuestas pirámides


sobre las puertas de entrada, alguna vez custodiadas por
animales fabulosos y en raras ocasiones flanqueadas de
obeliscos. Los monumentos de esta especie son los mas
numerosos, y hé aquí los mas notables. La pagoda de
Chalembron no ofrece mas que un solo recinto que for
ma un cuadrado largo, de trescientos ochenta tocsas de
contorno. Tiene tres entradas que dominan tres pirámi
des de ciento doce pies: la del medio está forrada de
planchas de cobre cuidadosamente esculpidas. En lo in
terior se encuentra un pilon de agua rodeado de una
elegante galería y en cuya mitad se alza un templo con
cimborio que cubre el altar del Lingam. Por la otra
parte hay un salon adornado de nuevecientos noventa y
nueve columnas de granito azul. Entre el salon y la pila
del agua está el santuario que no recibe la luz si no por
los agugeros que atraviesan la bóveda. -

La pagoda de Djagernat es mayor que la prece


dente. Una magnífica galería que estriba sobre una
doble fila de pilastras corre por lo interior del muro de
recinto. Encima de la puerta hay una pirámide de
trescientos cuarenta y cuatro pies, esculpida por todas
las caras. Dicen que fué fundada en la época de la abo
licion de las razas. *

La pagoda de Kandjeveram presenta tres recintos


y puertas coronadas. Desgraciadamente es poco, cono
cida, lo mismo que la de Sirengam, la mas importante
de todas, que ofrece siete recintos consecutivos y una
inmensa cantidad de esculturas. Sabemos solamente
que hay muchas capillas en cada circuito, que las puer
tas tienen pirámides encima, que la principal entrada
presenta una magnífica columnata, y que el muro del
cercado esterior tiene cuatro mil pies de circunferencia.
—224—

No nos falta mas que hablar de una sola construc


cion indiana, de Mavalipuram. Son las reliquias de una
ciudad entera con templos y montañas socavadas, pala
cios de todas clases, grandísimas paredes de construc
cion ciclópica. Parece que fué destruida por un tem
blor de tierra mientras que se acababan estos inmensos
trabajos. Abandonada hoy y rodeada de espesos bosques
es poco accesible á los viageros. -

Culto. Estos templos han sido en otro tiempo instru


mentos de un culto pomposo que ahora está reducido á
poca cosa. Este culto se componia de sacrificios, de ora
ciones dichas por los brahmanes, de brillantes procesio
nes. Todas las bellas artes se encontraban allí reunidas.
La pintura entre los Indios no tenia otro fin que re
vestir de colores brillantes y simbólicos los diferentes
objetos que servian para el culto. En este punto llegaron
á una perfeccion suma; las paredes de las paredes, las
estátuas, los tegidos sagrados están pintados con colores
indelebles. Pero la representacion de los objetos es
tuvo siempre entre ellos en el estado rudimentario.
La música no traspasó nunca los umbrales del san
tuario. Habia un sistema músico cuya invencion se
atribuia á la diosa Saravastapi. Todas las fiestas religiosas
eran acompañadas de música. Esta, insoportable para cual
quiera oido europeo, consistia en un ruido intenso hecho
con toda clase de instrumentos, címbalos, tambores de
diferentes especies, flautas de Pan, cítaras y violines de
formas singulares. Pero para los indios esta música, muy
regular, tenia una significacion y hablaba al sentimiento.
+ El baile y la música hacian un gran papel en las
fiestas religiosas, y fueron los que mas fácilmente de
generaron en servir de medio á los goces individuales
entre todas las bellas artes.
--225

* Literatura. Pero el mas poderoso de todas las artes


nacidos de las antiguas creencias fué la poesía que
tomó un vuelo immenso en la India. Una imaginacion
ardiente, creada por la sublimidad del dogma y la pro
fundidad de los símbolos, hizo brotar hermosísimas flo
res poéticas, y ningun pueblo seguramente ha sobrepu
jado aun á la India en esta categoría de las producciones
del arte. o -º , en - , r , tº.

a - Los antiguos cantos religiosos, las primeras oracio


nes, las odas heróicas que celebraron el establecimiento
del dogma de la caida en la India, las poesias, en una
palabra, que se refieren á la moral de las obras y á la
antigua nacionalidad, solo subsisten dispersas ó amonto
nadas en los libros posteriores. Pero el protestantismo
mo contuvo inmediatamente el vuelo de la poesía. La
minó lentamente, es verdad; y desde Vicramatditya que
vivió poco antes de Jesucristo y en cuyo tiempo la poe
sia indiana brilló con sus últimos resplandores, murió
todo gran pensamiento y todo se redujo á obras ligeras
y puramente individuales. Pero las grandes revolucio
nes que produjeron el triunfo del protestantismo en
contraron tambien sus poetas, y como lo hemos dicho,
la India presenta una literatura inmensa que es toda
ella posterior á estos grandes acontecimientos. -

«- La mayor parte de las obras poéticas de los in


dios están en verso y todos los antiguos libros tienen
esta forma, aun el Código de Manú. Sin embargo hay
tambien una literatura en prosa. Las reglas de la ver
sificacion están contenidas en tratados muy circunstan
ciados, lo mismo que las de la retórica. Los versos se
miden por sílabas largas y breves, y algunas veces son
rimados. Toda pieza de verso se divide en estancias de
diferentes longitudes. º - -
- 15 -
--226—
.v., Los grandes poemas ºpcupan el primer lugar de la
literatura indiana. Ya hemos hablado, con frecuencia
del Ramayana y del Mahaharat, los imas importantes
de todos. Este último contiene ciento veinte y cinco
mil versos. Un episodios de este poema se intitula
el Bhagavat-Gita; es, la esposicion completa del siste
mavedantino hecha por Krischna á su amigo Arschoon.
El Mahabarat se atribuye á Vyassa, el compilador mis
mo de los Vedas; el autor del Ramayana es Valmiki.
r. Los grandes poemas que estan despues de estos
son el Magha-Badha, que cuenta otra aventura de
Krischna: el Neschadda, que contiene la historia de
Nala, y de su muger a Ilayamanti, persegnidos por la
diosa Kali; y el Bhatti, otro poema sohre Rama. Estos
poemas son del periodo, transcurrido entre vVyassa y
Vieramaditya. Bajo el reinadonde este principe vivió
el célebre Kalidassa que o tambien cantóá dRama, en
el Rehu-Vansha, á Parviti, muger de Siva en otro poee
ma, y la continuacione de la historia de Nala en un
tercero. Son los principales poemas épicos de la Inr
dia, pero no los solos. Existen, ademas una muche
dumbre de otros menos célebres, en sanskcrit y en
prakrit. El mal gusto, engendrado por la decaden
cia, dió tambien lugará obras de esgrima literaria.
Asi hay poemas en prosa en que cada palabra y ca
da, frase pueden tomarse enados sentidos, y hasta
existe uno en verso del poeta, Kaviráia titulado Bha
gava Pandaviga que tiene desde el principio hasta el
fin dos significaciones enteramente opuestas. Es á elec
cion del lector, óla historia de Rama, ó la de Iúditschir.
« Los indios cultivaron tambien el drama, pero pa
rece que solo fué en tiempos posteriores. Tuvieron
tragedias y comedias de que Wilson ha traducido mu
. -
--227--
chas. Las mas célebre de todas, publicada primera
mente por W. Jones; es el drama de Sakontala.
Está compuesto por Kalidasa; pero, á pesar del pom
poso elogio que han hecho de él en Europa, los sen
timientos blandos y afeminados que espresa, y la in
sulsez que tiene de un cabo á otro, son una señal
cierta de decadencia.
4. La poesía lírica tomó, tambien grande incremen
to. Los antiguos Sastras contienen en este ramo trozos
inspirados por la religion y de la mayor hermosura
pero la decadencia la redujo en los últimos tiempos
á la pintura de imágenes licenciosas que se encuen
tran ya en los poemas y en los dramas. El mal gus
to condujo ademas las formas poéticas á estrañísimas
aberraciones. Las cosas mas sencillas fueron escritas
en un estilo hinchado y adornado con las mas insul
sas -flores de la retórica. Asi se ha encontrado una
inscripcion sobre la concesion de una tierra de parte
de un príncipe, que contiene muchas páginas de ri
dícula poesia. ",

LEYES RELIGIOSAS , POLITICAS Y CIVILES DE LOS


INDros (1). Fáltanos dará conocer las leyes y las ins
tituciones de las India: las costumbres, los usos y el
estado general de esta sociedad. Aqui entra necesaria
mente la esposicion de la moral social, de esa mo
ral de las obras que han proscrito los filósofos pro
testantes, y que habia sin embargo fundado la nacion.
, , ,, ,, , , , ,, , , 3
- " . " - ..., . y ; ) .
(4) Código de Manú-Las obras de Warh.—. A; Dubois,
eostumbres, ceremonias é instituciones de los pueblos de la In
dia, tres tomos en 8.º, París, 1825.-F. Baltasar Solvins. India
nos. Paris, en folio (coleccion de láminas que representan los
trages, ceremonias, &c.-Heeren, comercio y política, &c. to
palo tercero.
. - ... v.
—228

y sellos mismos se vieron obligados á conservar en


parte para que la sociedad no se viniese enteramen
te á bajo. Encontraremos los principales materiales de
este capítulo en el código de Manú, resultado de la
transacion que los innovadores hicieron con la antigua
doctrina cuando vieron que, imitando su ejemplo las
clases inferiores, querian emanciparse del deber como .
ellos mismos lo habian hecho, y que iba á ser amena
zada su propia seguridad que dependia del trabajo de
estas clases. Entonces formularon ese código que en su
solo provecho sancionó los deberes de las clasesinfe
riores, contenidas por la alianza: de las dos castas prin
cipales. Pero por una contradicion que mo trataron de
encubrir, proclamaron que ellos por su parte podrian se
guir los principios del protestantismo (1). El código de
Manú, lo mismo, por lo demas, que todos los antiguos
monumentos legislativos, es un libro religioso, al pro
pio tiempo que una coleccion de leyes. Al lado de artí
culos imperativos, contiene sentencias, , consejos, indica.
las purificaciones y espiaciones religiosas; y no contento
con dar las penas impuestas en este mundo, enseña ade
mas las que nos esperan en el otro. , , , , , , , -a.
“b, Moral.—Los mandamientos morales del Código de
* Manú pueden distribuirse en tres clases fundamentales:
1.º los deberes, religiosos; 2 º los deberes cuyo objeto es
la conservacion individual y social, necesarios en toda
sºciedad;c3.º la distincion de las castas y los deberes pro
pios á cada una de ellas. La mayor parte de los deberes
no se enseñaban mas que á los hombres de las tres pri
meras castas, comprendidos, bajo la denominacion co
mun de Dwidschas,
vot º es en ... . . . . . . . . ... . . . . . .
y 7 - = . -

1) Código de Manú, lib. 2", vers. 14. -


—229—.

Los deberes religiosos son las oraciones, los sacrifi


cios, las abstinencias, las purificaciones y las mortifica
ciones. Las oraciones y los sacrificios son materia del
culto ordinario público y privado. Habia antiguamente
tres grandes sacrificios, el del hombre, el del toro, y de
la vaca y el del caballo. Cada uno de ellos era acompa
ñado de largas y difíciles ceremonias. Los sacrificios hu
manos han sido al parecer abolidos largo tiempo antes
de los Vedas, aunque se encuentran huellas de ellos en
estos libros; los demas fueron cayendo en desuso bajo la
influencia de las doctrinas protestantes que, consideran
do á todos los seres como criaturas de Dios, y aplicando
á las relaciones con ellos tenidas los preceptos de la
moral humana, prohibieron toda efusion de sangre. Aho
ra los sacrificios consisten principalmente en frutos, en
productos de la tierra y de los animales, especialmente
en manteca clarificada y en arroz.
Entre los sacrificios ordenados á los Dwidschas hay
una suma importancia, porque á él se refieren los prin
cipios fundamentales de la moral indiana y aun de un
gran número de leyes civiles. Queremos hablar del Srad
dha fúnebre.
La mas importante en efecto, de las obligaciones
morales en la India no es efectivamente otra que el
precepto de la multiplicacion, deber capital para todo
Dwidscha, y sin el cual mo podria salvarse. Está repe
tido casi á cada página del código de Manú. La procrea
cion de un hijo es la gran deuda, contraida por todo
hombre que viene al mundo, y un hombre no es com
pleto sino con una muger y un hijo. Pues aqui encon
tramos el vinculo de este principio con las creencias re
ligiosas y conocemos toda su importancia. En efecto, to
º bombre debe ener mensualmente una comida -
—230

mebre en honor de sus padres muertos. Aquel que no


tiene hijo que le haga esta ceremonia no puede llegar
á beatitud final. Su mismo hijo solo le hace subir un es
calon en el cielo; necesita un nieto para alcanzar la
emancipacion suprema.
El código de Manú entra en los incidentes mas mi
nuciosos acerca de este sacrificio; esplica cuales son las
personas que deben ser convidadas á él; lo que se debe
comer, el modo de conducirse, etc.
Este principio nos esplica una multitud de leyes y
de estilos que se encuentran en la mayor parte de las
naciones orientales. A causa de la necesidad que sentia
cada hombre de tener un hijo, se inventaron ficciones
para proporcionárselos á aquellos que no los tuviesen.
Las principales son la leviracion y la adopcion. La levi
racion es el acto en que el hermano del difunto, ó aun
del vivo, como sucede en la India, fecunda á la muger
que ha quedado estéril. La adopcion es conocida: habia
un gran número de ellas en la India, contándose hasta
once especies de hijos ficticios, sin contar, con el legíti
mo, capaces de cumplir con los deberes fúnebres. El
derecho de herencia como veremos, se derivaba tambien
del cumplimento de este deber.
Entre las oraciones que deben hacerse con frecuen
cia, la mas importante es la savitrió himno al sol. Se
debe tambien pronunciar muchas veces la sílaba miste
riosa Om y estudiar y meditar siempre los Vedas. Son
muchas las abstinencias impuestas por la ley indiana y
consisten frecuentemente en ayunos muy severos. Pero
el Código de Manú está mucho mas esplícito acerca del
capítulo de las purificaciones. Todos los objetos son
puros é impuros. Entre los animales impuros y que es
prohibido comer se cuentan la mayor parte de las es
-231--

pecies salvages y poco conocidas, y otras muchas tales


como el puerco, el gorrion, el papagayo, los palmipe
dos; tambien hay plantas impuras, tales como el ajo, la
cebolla, etc. Pero entre los objetos puros hay un cierto
número de ellos revestido mas particularmente de un
carácter simbólico y religioso. Ocupa el primer lugar la
vaca, animal temido en profunda veneracion por los In
dios y cuya leche, bbñiga y orina gozah de una gra
virtud de purificación, º " ºsº
Las personas y las cosas puras pueden convertirse
en impuras. Las principales impurezas proceden del
contacto de un ser impuro, de un caso de muerte ocur
rido en la familia, del desagüe mensual en las mugeres, y
del parto. Las impurezas se borran, segun el grado á
que se encuentran, con penitencias, sacrificios y un cier
to trascurso de tiempo; pero principalmente con los ba
ños y las abluciones. El código de Mañú dá reglas muy
precisas para purificar ó mas bien para limpiar todos
los utensilios de la casa. x fa , ,, ,
* Las mortificaciones que deben los hombres imponer
se tienen por objeto, ademas de la expiacion de las cul
pas de esta vida, llegárá una santidad perfecta. Cuando
el Dwidschas vé arrugarse su frente; si ha cumplido con
sus deberes de amo de casa y dado macimiento á un hijo,
debe dejar su familia, retirarse á los bosques, hacer allí
una vida dura, alimentarse de raices y estudiar constante
los Vedas. El códigoide Manú cuenta dos grados de vida
ascética en los bosques, Sabemos por los viageros, hasta
qué punto llegan estos padecimientos yoluntarios que se
imponen los brahmanes y padecimientos tan estrabidina
rios que apenas puede dárseles crédito en Europa (f). Las
(1) "¿ conesia á los brahmanes y se mortifica
ban en el nombre do sabios desnudos ó gimnosofistas.
-232-.

peregrinaciones forman parte tambien de las mortifica


ciones religiosas. El desprendimiento de sí mismo llega
muchas veces hasta el suicidio, y en el Ganges se aho
gan anualmente un gran número de personas. . . -

La segunda clase de deberes comprende los socia


les é individuales. Contábanse antiguamente dos catego
rías, una de las cuales comprendia, las reglas de la sabi
duría individual, la templanza, la hospitalidad, la pru
dencia, la fuerza, la beneficencia (es decir, la limosna);
la otra comprendia, cierto número, de deberes sociales,
tales como eonstruir puentes, abrir pozos, etc. En esta
clase están incluidos una multitud de deberes parti
culares, , , 2, ... . . . . . . . . . . . .. . , º

A Distincion de las castas.-La tercera clase de de


). beres se funda sobre la distincion de las castas y con
tiene las reglas propias de cada una. , , , , , , ,
La primera casta es la de los brahmanes, que goza
de grandes privilegios y está exenta de todas las cargas,
Los brahmanes tienen por obligacion ofrecer los sacri
ficios, estudiar los Vedas y enseñarlos á los demas, Tie
men en sus manos una gran parte del poder, ta, a
y La segunda clase es la de los Schatryas, los cuales
están encargados de defender la nacion y, de hacer la
guerra, El código de Manú no está muy esplícito rela
tivamente á ellos; pero se sabe que esta, casta fué una
de aquellas que conservaron con mayor, pureza la tra
dicion de sus deberes, porque los ingleses encontraron
de su parte, una resistencia enérgica en que dió pruebas
de un gran valor y de una ciencia militar adelantada...
-;i El vessya debe hecer el comercio, ejercer la indus
tria, pero sobre todo labrar las tierras y criar ganados.
* - El Sudra tiene por único-deber servir-á-las-demas
casas y particularmente al brahman, Los sudras vivian
ae se ti, o oís , 5 - 5 l
-233

ordinariamente mas bien en la condicion de criados, que


en la de esclavos. Si eran esto último podian ser dados
y vendidos. Los hijos de una madre esclava eran escla
vos tambien. Se reducia á la esclavitud por castigo ó por
prisionero de guerra. El esclavo no podia ser eman
cipado.
Los brahmanes, los schatryas, los vessyas y los su
dras formaban las castas puras; pero habia una porcion,
de impuras nacida de la mezcla de las primeras. Efec
tivamente, cuando nace un hijo de un hombre y de
una muger de castas diferentes, pertenece á una raza
impura. La impureza es mas ó menos grande, y se
establecen muchas distinciones en este punto. Cuando
el casamiento desigual es en el orden directo, es decir,
cuando un hombre de casta superior se casa con una
muger de casta inferior, la casta mixta es mas pura
á medida que la muger se acerca mas al hombre.
Cuando se verifica en el orden, inverso, esto es, cuan
do es un hombre de casta inferior quien se casa, con
una muger de casta superior, la impureza es siem
pre mucho mayor que en el caso anterior, pero ofre
ce tambien grados, segun la distancia que hay entre
los esposos. ,, , , , , - -

El código de Manú anuncia cierto número de


razas mixtas procedentes de semejantes uniones; los
víajeros encontraron todavia otras que formaban dife
rentes corporaciones de artesanos. Las clases. enume
radas por aquel código eran muy despreciadas; á
ellas correspondian todos los oficios viles y, penosos,
estaban escluidas, de todas las a ceremonias, religiosas,
No dice, sin embargo, nada de los parias que for
man una de las mas, desgraciadas de, todas ellas.
Pero, nos da á conocer, los tschandalas, cuyo aspecto
—231

pone impuro al brahman, que no pueden nunca acer


carse á las ciudades, que tienen por ocupacion lavar
á los muertos, que solo pueden servirse de utensi
lios, rotos y vestir ropas destrozadas. o
* Organizion social. El código de Manú encontró, á
la India dividida en una porcion de reinos indepen
dientes, nacidos sin duda con la grande anarquía que
engendraron las doctrinas protestantes. Acaso hace
alusion la ley á esta anarquía cuando dice que, en
contrándose el mundo trastornado en todas partes por
el temor, el señor creó un rey para la conservacion
de todos los seres. De todas maneras, habia un rey
absoluto á la cabeza de cada uno de estos estados:
era generalmente un schatrya ó guerrero; pero, no
obstante, todas las grandes calamidades con que ame
naza la ley, sucedió frecuentemente que un vessya ó
un sudra subiese al trono.
º El rey es absoluto en el sentido de que su poder
no puede encontrar verdaderos límites mas que en su
conciencia ó en la rebelion de sus súbditos. Pero la
ley regula sus deberes y determina las mas leves de
sus acciones. ; . . . ... º a

a La funcion del poder en la ley de Manú es solo


la de la conservacion material de la sociedad, y en
virtud de este cargo público es por lo que el rey de
be estar colmado de goces y de riquezas. Sus tres
grandes deberes son: administrar el estado, proteger
á sus súbditos y hacer la guerra. Pero se le dan ade
mas mil escelentes consejos sobre las virtudes que de
be tener y se le calcula minuciosamente la inversion
del dia. 2 rººt º rº , "-º" º riº , ºs,
- "Ar frente de la administracion habia ocho minis
tros escojidos por el rey y que compoñian su conse
—235

jo. El rey debia tomar su parecer sobre todas las cosas


importantes: eran brahmanes y schatryas. El rey debia
ademas tener siempre cerca de su persona brahmanes ó
consejeros espirituales. Todos los asuntos públicos eran
de la jurisdiccion de los ministros. La administracion
estaba organizada de esta manera: un superintendente
general administraba cada ciudad bajo la direccion del
ministro. A la cabeza de cada distrito municipal habia
un gefe; veinte de estos estaban á las órdenes de un
gefe superior; despues venia otro gefe de doscientos
y otro de mil que daba sus cuentas al ministro. Estos
gefes eran schatryas, y su organizacion puramente mi
litar. Cobrábanse en frutos de los impuestos, y remi
tian á los ministros lo que quedaba.
Estos impuestos gravitaban sobre los géneros y
las mercaderías: eran la quincuásima parte del gana
do, del oro y plata añadidos anualmente al capital;
el octavo, el sesto ó el duodécimo de los granos, se
gun la calidad del terreno; el sesto de la mayor par
te de los otros productos. Debian ser cobrados por
pequeñas partes. Se cobraba tambien el vigésimo de
las ganancias del comercio, y habia ademas portaz
gos, derechos de entrada etc. Los brahmanes no de
bian pagar impuestos nunca; los pobres estaban so
metidos tambien á estas cargas.
El rey debe proteger siempre á sus súbditos, par
ticularmente á los brahmanes; y aguardan calamida
des grandísimas en este mundo y en el otro al rey
que permitiese que sobreviniese el menor daño á un
brahman. Administrar justicia á todos, es uno de los
grandes deberes del príncipe sentado sobre su tribu
mal y acompañado de asesores brahmanes, debe oir
Mas quejas de cada uno. Los tribunales ordinarios esr
—236—
tan compuestos de tres brahmanes que representan al
rey. Se puede siempre apelar de ellos á este último,
El código de Manú da largas reglas sobre la guerra.
La relacion que concibe entre los diferentes estados es
el egoismo para cada uno de ellos: cada príncipe debe
propender sin cesar á ensanchar sus estados á costa de
los vecinos. Sin embargo, como todos los reinos eran
fragmentos de una misma nacionalidad, como todos eran
reinos indios y del mismo orígen, como tenian las mismas
creencias y las mismas costumbres, hubo una especie de
derecho de gentes. El código de Manú encomienda la fé
de los tratados, prohibe maltratar á los pueblos vecinos;
pero quiere tambien que el príncipe los incorpore á sus
propios dominios: prohibe tambien servirse de armas
envenenadas. Sin embargo la esclavitud de los vencidos
era una de las consecuencias comunes de la guerra. El
botin, entre el cual se cuenta á los esclavos y á las mu
geres, se distribuia á las tropas. El código de Manú en
tra en esplicaciones muy minuciosas sobre el derecho de
las embajadas y la táctica militar que habia hecho gran
des progresos. A los bárbaros que no habian recibido
la moral indiana se aplicaba sin duda otro derecho de
gentes, porque se les consideraba como una especie mis
ta entre el hombre y el animal. , ,
Organizacion económica. La antigua organizacion
habia sido alterada con violencia, y la ley tiene de esto
indicios numerosos y mamifiestos. Para que el brahman
y el schatrya se consagrasen esclusivamente á las fun
ciones que esta les atribuia era preciso que su seguridad
material quedase asegurada y que fuesen independien
tes de las clases inferiores. Debian, pues en un principio
ser propietarios únicos de los bienes raices, beneficios
inagenables reunidos á la funcion; pero no existia ya en
—237

el tiempo del Código de Manú. Todos los bienes podian


ser vendidos, y la mayor parte de ellos estaban en ma
nos de los vessyas. Los mismos sudras podian poseer
los, aunque declara la ley que todo brahman que esté
en la necesidad puede apoderarse de los bienes de un
sudra. Semejante legislacion engendró una situacion eco
nómica, enteramente semejante á la de las naciones mo
dernas. La propiedad se convirtió en un puro derecho
individual por cuyo medio cada uno pudo emanciparse
del trabajo. Introdújose el préstamoná interés, y la dis
tincion de las castas careció de todo punto de apoyo
económico. e 3. *

Es probable sin embargo que aun entonces mismo,


no sucediese esto generalmente, y que la legislacion se
aplicará con particularidad á las ciudades, no á las cam
piñas. Véase, en efecto, cual es hoy todavía el estado
del pueblo campesino. Está distribuido por concejos. En
cada uno de ellos hay varios administradores brahmanes
y schatryas, y además unas diez personas que ejercen las
funciones de guarda del campo, repartidor de las aguas
para los riegos, º astrólogo, e ollere, carretero, lavador,
barbero, platero ó fabricante de dijes para las mugeres
y niñas, poeta y maestro de escuela. Todos estos fun
cionarios son pagados por el gobierno, y cobran su suel
do del impuesto: el resto de los habitantes se dedica á
la agricultura, Los objetos de equipo, muy pocos en nú
mero, - se fabrican dentro de las familias mismas. Los
labradores no son propietarios en estas aldeas. Las tier-,
ras pertenecen en gran parte al rey. Se ha atribuido esta
servidumbre general de las tierras á la conquista mogol;
pero parece probado que sucedia lo mismo anteriormen
te. Es muy posible que los brahmanes hayan sido despo
jados por el poder real, al mismo tiempo que perdieron
-238

su poder político, y que las tierras fueron en esta misma


época entregadas al comercio. , -

En todo caso, la subsistencia de los brahmanes


ni la de los schatryas está asegurada en el código de
Manú que consagra casi todo un libro á los casos de
escasez en que pueden encontrarse. Entonces les es
permitido descenders á las ocupaciones de las clases
inferiores. Pueden desempeñar los cargos de schatrya
y de vessya, mas nunca deben hacer los de sudra, y
esto sin embargo sucedió necesariamente, y esto su
cede todos los dias. Ahora, aunque la distincion de
las castas tenga todavia fuerza en la opinion y que
de hecho, subsiste tambien en la organizacion de la
sociedad, ocurre que, hostigados por la necesidad ó
apoyados en circunstancias favorables los hombres de
cada una de ellas, egercen indiferentemente, todas las
funciones y la principal, distincion social es la de la
fortuna. Otra cosa-no podia suceder con el sistema.
de la libre concurrencia. Las clases inferiores, due
ñas del trabajo económico, incrédulas respecto de las
creencias, ignorantes de los deberes sociales, debian
atraerá ellas todas las riquezas. Desapareció la direc
cion social; y la supersticion y la costumbre con
servaron solo los restos de esa antigua distincion, tan
fundamental en la sociedad primitiva. º 2.
- a Tal vez tendria alguno tentaciones de felicitarse
de este resultado que hizo brotar una igualdad verda
dera del seno de la desigualdad mas profunda. Pero
téngase presente que esa fue la igualdad del mal, que
procedias de una negacion de todas las doctrinas en
que se cimentaba la sociedad y que la igualdad solo
es buena, euando va acompañada de principios socia
les que la hagan posible y fecunda. ¿Y cuál fué el
resultado último de la negacion indiana? La destruc
cion de la nacion misma. Sus individuos estan hoy
entregados á una inmoralidad profundísima. Las mu
geres y las hijas de los brahmanes son célebres por
su desenfreno. Los hombres acaso las sobrepujan to
davia y á su disolucion reunen una codicia horrible.
La ociosidad y la pereza roen á todas las clases, y se
necesitan treinta criados para el servicio personal de
un solo individuo. No es seguramente el clima quien
ha producido estos resultados; porque el mismo era
hace millares de años, y la nacion indiana era robus
ta, y vigorosa entonces. . . . . . . . * , , ,, ,

Familia. La familia tenia una importancia doble


entre los indios: por una parte, era el medio de cum
plir uno de los mayores deberes; por otra era la
persona social misma. Un hombre no era completo
sino con su muger y sus hijos: la funcion social
se transmitia á estos últimos; y puede decirse al pie
de la letra que era la familia quien desempeñaba la
funcion y que por esto era eterna. " " " " "
... Cada hombre debia despues de haber concluido
su instruccion, entrar casándose, en la clase de amos
de casa. El casamiento ha de ser dentro de la misma
casta; pero, permitida la poligamia, basta que la pri
mera muger sea de la misma casta que el marido. El
parentesco sirve de obstáculo hasta el sesto grado." º
-- La ley cuenta ocho especies de casamientos: los
cinco primeros son únicamente legítimos. Consisten
principalmente estas diferencias en que el padre con
cede su hija á quien le pide con diversas ceremo
nias. Pueden hacerse presentes al padre, y la hija de
be seguir siempre su voluntad; pero nunca puede el
easamiento ser considerado como una venta. "º"
—240

** La muger no está nunca bajo su propia tutela.


Mientras se encuentra soltera, vive sujeta á su padre,
casada, lo está á su marido, y despues de la muerte de
éste cae bajo el poder de su hijo. La muger debe obe
diencia absoluta y respeto profundo á su marido. Este
debe guardarla severamente, porque las mugeres estan
entregadas á todas las inclinaciones malas; pero debe
tambien amarla y hacerle la vida grata y deleitosa. El
repudio, es permitido por muchas causas, y particular
mente por esterilidad. El Código de Manú habla del uso
que existe en una gran parte de la India de quemar las
mugeres con el cuerpo del marido despues de la muer
te de este. Este uso sin embargo es muy antiguo y hace
todavía hoy algunas víctimas.
» ,, El hijo, lo mismo que la madre está bajo el poder
absoluto del padre mientras que este vive. No puede te
mer propiedad independiente de su padre á no ser un
peculio. El padre debe tener por lo demas gran cuidado
de la educacion de sus hijos. Desde su nacimiento se
ponia un nombre al niño, y era la primera, ceremo
nia religiosa. A la edad de siete ú ocho años tomaba
luego el cordon sagrado, señal del Dwidscha. Entonces
se le encomendaba á un brahman instruido que le ense
ñaba la religion y la moral. Para el brahman jóven ha
bia un noviciado muy duro, y salia de las manos de su
maestro para casarse. o ,, , , , , , º *,

x. A la muerte del padre, los hijos legítimos eran los


que le, sucedian. Podian presentarse dos casos.
... , O bien el hijo, mayor recogia toda la fortuna, por
que al nacer habia pagado la gran deuda de su padre,
y. entonces la madre, los hermanos mas jóvenes y las
hermanas quedaban bajo su poder y á sus espensas.
0 cada hermano, si el mayor lo consentia, empe
—241—

zaba una familia particular. Entonces sacaba el primo


génito un vigésimo de la herencia, el segundo y los me
dios un cuadrigésimo, el último un octagésimo, y el
resto se partia con igualdad.
Si hay hijos de diferentes castas, el hijo de la brah
mani debe tomar las tres cuartas partes del todo, des
pues de haber sacado ciertas porciones en frutos. El de
la schatrya debe tomar los dos tercios de lo que queda;
l de la vessya, la mitad del nuevo resto, y el de la
sudra lo que sobre. La parte de este último no puede en
ningun caso subirá mas de un décimo.
Cuando hay hijos diferentes de los legítimos, es decir,
algunos de las once especies de hijos ficticios que se
permiten para cumplir los deberes fúnebres, heredan
los de las seis primeras especies. A falta de hijos lo ha
cen primeramente los sapindas, es decir, los seis parien
tes mas cercanos. Y luego los samonadocas (ó parien
tes mas remotos.) En su defecto puede un sábio brah
man tomar los bienes y cumplir conlos deberes fúnebres.
Asi era como con los bienes se transmitia el deber
social. Pero esto era ya una cosa accesoria en tiempo
del código de Manú, y la sucesion era principalmente
una trasmision de bienes.
. Industria. Hemos examinado la moral, la orga
nizacion social y la transmision de las funciones. Fál
tanos solo decir algo acerca de los resultados industria
les prácticos á que llegaron los indios. Sin dar pruebas
de una actividad esencialmente industrial, puesto que en
general son poco activos en todas las cosas, poseen una
industria de una antigüedad remota y que llegó á un
punto notable de incremento. Sus tegidos de seda y de
algodon son de una perfeccion y de una finura estraor
dinarias, y hay pieza de algodon de treinta varas de lar
16
—242—

go que puede caber enrollada en el hueco de la "mano.


Estos tegidos están teñidos con colores brillantes y du
raderos cuyo brillo no han podido imitar los europeos.
Los chales y otras muchas telas son tambien originarias
de la India.
La plateria y el arte del lapidario tomaron tambien
gran vuelo. Fabricáronse una inmensa cantidad de ador
nos para los templos, los hombres y las mugeres; gra
báronse las piedras preciosas, y se supo fabricar crista
les y las mas magníficas porcelanas. Todas las demas
artes industriales se désarrollaron mas ó menos, ayuda
das de una estrema division de las funciones que hace
que cada individuo solo practique un trabajo siempre el
mismo y de poca estension.
El comercio interior fué en todos tiempos bastan
te dilatado. La navegacion por los rios fué uno de sus
principales instrumentos, pues la imperfeccion de los
buques indios no les permitió nunca arriesgarse en alta
mar. Dedicábanse sin embargo ás un comercio esterior
de bastante consideracion de tegidos finos, y particular
mente de pedreria, oniques, aromas con el Asia occiden
tal, el Egipto por la Arabia y la China.
Tal es la mision indiana. Grande y poderosa en
otro tiempo, instauradora de un gran progreso en la
humanidad, todo lo ha perdido desde que ha renegado
sus antiguas creencias. Hoy son los indios un pueblo mi
serable: su religion ha degenerado en una supersticion
grosera; su ciencia, en la sutileza del escepticismo: del
sistema de las castas no queda, por una parte, mas que
un orgullo desmedido, y por otra, una bajeza y un ser
vilismo estraordinarios. Por do quiera reinan la codicia,
la pereza, la disolucion, el egoismo bajo todas sus caras
—243

CAPITULo II.-LACHINA.

t. Este vasto y célebre imperio que ocupa la cuarta


parte del Asia solo es conocido de los europeos desde la
edad media. Los antiguos tenian acaso una idea vaga de
él. Mas tarde esparcieron algunas ideas sobre la China
varias relaciones de viageros árabes y de misioneros que
en el siglo décimo tercio habian penetrado hasta los tár
taros; pero el viagero Marco Polo fué verdaderamente
quién reveló primero la existencia de ese imperio pode
roso, de esa civilizacion que podia parecer tan perfecta
al Occidente sorprendido. Desde entonces fueron mu
chos los viageros que acudieron á aumentar la lista de
los descubrimientos relativos á este pais. Los portugue
ses, los holandeses y los ingleses probaron en diferen
tes ocasiones á fundar en él establecimientos, y desde
fines del siglo XVI se mandaron misioneros jesuitas
á conquistar aquella poblacion á la fé cristiana. Su pro
yecto de convertir á la China no se logró; pero sino pu
dieron alcanzar su principal objeto, sus trabajos dieron
ópimos frutos bajo el punto de vista científico, y solo por
su medio llegaron á ser muchos y exactos nuestros co
nocimientos del imperio celeste. Los misioneros, en efec
to, no contentos con dar los relatos de las costumbres
y de los hechos observados por ellos mismos, se dedica
ron con empeño al estudio de la lengua china para po
der ponerá contribucion los tesoros literarios y científi
cos que esta lengua les ofrecia; porque la imprenta exis
tia hacia mucho tiempo en la China, y un grandísimo
número de libros de toda especie, de legislacion, filosofía,
historia, ciencias, literatura y artes mecánicos les pro
—244
metian una rica mies de erudicion y descubrimientos,
emprendieron vastos trabajos, se hicieron versiones
de los libros chinos, y esta ciencia cobró gran vuelo du
rante el siglo décimo octavo. Entre los misioneros que hi
cieron en este punto los mayores servicios, deben citarse
los padres Amiot, Prémare Gaubil, Crosier, Du Mailla;
otros orientalistas como Deguignes y Fourmont, marcha.
ron sobre sus huellas. Toda esta ciencia se mantuvo fran
cesa; á la actividad infatigable de nuestros compatriotas
debemos todos estos trabajos, y este es nuevo servicio en
tre otros mil, que solo la Francia ha hecho á la Europa
sábia.
La China, como es generalmente sabido, es un
grande imperio sometido al gobierno absoluto de un em
perador. Todos los grados de la gerarquía administrati
va están ocupados por mandarines (palabra portugue
sa), y á los cuales se llega por exámenes sucesivos. La
relacion gubernativa es en todos los grados la obedien
cia ciega, y la vasta administracion del imperio está su
geta á reglas en sus mas minuciosas ruedas. Todo mar
cha allí en un órden perfecto, y mas de trescientos mi
llones de almas viven allí desde un tiempo inmemorial,
Los primeros trabajos de los misioneros debieron te
ner por objeto conocer el origen de oste imperio, saber
como se habia establecido, seguir las revoluciones que le
habian traido á tal estado. Tambien debieron buscar cuar
les eran las doctrinas religiosas y morales que le con
cernian. La historia y la filosofía chinas fueron pues
los primeros objetos de sus investigaciones, y hasta
ahora solo por sus investigaciones nos son conocidas .
estas cosas (1).
(1) Memorias concernientes á la historia, las ciencias, las
artes, la política &c. de los chinos, por los misioneros de Pe
—245

* La espulsion de los misioneros paralizó sus tra


bajos, y con ella cayó toda la ciencia relativa á la
China. Desde la revolucion francesa esta ciencia ha
sido continuada por sábios, por ingleses que han vi
sitado el pais, tales como Staunton y Davis, y por
sabios franceses á cuya cabeza figuran Abel Remusat,
los Sres. Estanislao Julien, Bazin etc. Los trabajos
han tomado hoy otra direccion. Por una parte, se pro
fundizan las investigaciones de los jesuitas sobre la re
ligion, la historia y la filosofía de los chinos; se re
visan las versiones y se hacen mas exactas. Por otra,
se empieza á iniciarnos en la literatura moderna de
la China y en su civilizacion actual, y se cuida de
darnos versiones de sus principales obras literarias.
Tocante al estudio de lo interior mismo del pais, ha
tenido que cesar con la espulsion de los estrangeros.
Desde la de los jesuitas no tenemos otras noticias so
bre este punto que las noticias de algunas misiones
rusas, principalmente de la Timkousky en 1820, y
de las dos embajadas inglesas, la de lord Macarthy
en 1792 y de lord Amherst en 1817 (1).

kin, 1776-1793, quince tomos, en 4.º, Paris.—Todos los conoci


mientos anteriores están recopilados en la descripcion geográfica,
historica &c. de la China, por el padre Duhalde, cuatro tomos
en folio, Paris, 1755.
(1) Abel Remusat, Misceláneas Asiáticas, dos tomos en 8.º,
1825.—Nuevas misceláneas asiáticas, dos tomos, en 8.º, 1829.-
El viage de Timkoswki en la biblioteca de los viages de Alb.
Montemont, tomo 53.—La China por Panthier, que forma parte
del universo pintoresco, un tomo en 8º, 1854. Las naciones
mas modernas se encuentran reasumidas en la China por I. G.
Davis, traducido del inglés por Pichard, aumentado con un
º por Bazin el mayor. París, 1857, dos tomos en 8º Esta
obra ofrece ademas nuevos hechos recogidos por el autor mismo,
antiguo presidente de la compañia de las Indias. Véanso tambien
los anales de la propagacion de la fé. /
-246 ------

Vamos á esponer primeramente segun los insio


neros, los orígenes generales de la filosofía y de la his
toria chinas. Daremos á conocer luego los principales
rasgos de esta historia, asi como las creencias reli
giosas y morales, el arte, la ciencia y las institucio
nes sociales de este pueblo.
- FUENTes. Hay en la China hoy una creencia ofi
cial, la doctrina de Confucio, una religion popular
y muchas sectas filosóficas y religiosas. Mas adelante ten
dremos ocasion de esponer las doctrinas de estas sec
tas. Aqui solo tenemos que examinar los libros fun
damentales, base de la sociedad china, y que forman
al mismo tiempo la fuente de las doctrinas sociales y
de la historia de este pueblo. Estos libros pertenecen
todos á la religion del estado, á la secta de Con
fucio.
- A Los mas antiguos libros chinos son, ó trozos re
cojidos por Confucio, ó tratados de doctrinas compues
tos por él ó sus discípulos. Los de la primera espe
cie forman los libros sagrados de la China, los libros
clásicos de primer orden; los otros son los clásicos de
segundo orden. - - - -

Los de la primera clase eran en número de mueve,


pero no quedan mas que cinco. Son: 1.º el Iking que
comprende la cosmogonía, la moral y la ciencia agorera.
Los Kuas forman la base de él, y son carácteres simbó
lícos, atribuidos á Fohi, esplicados y comentados por
Confucio. Hay una análisis del Iking á continuacion de
la traduccion del Chuking; existe ademas una version
latina (1). - -

(1):Iking, antiquissimus sinarum liber, ed. Jul. Mohl. Stat


tgard, 1854, en 8.º
—247—

2.º El Chiking, poesias tradicionales, odas y cánticos


anteriores á Confucio y recogidos por él. Este libro ha
sido traducido en latin por el padre La Charme (1).
3.º El Chukin, que es la antigua tradicion históri
ca, recogida y arreglada por Confucio de entre los ma
teriales existentes en su tiempo y que han desaparecido
despues. Ha sido traducido en francés (2).
4.º El Liki, ó libro de los ritos, que contiene las
fórmulas relativas á las ceremonias religiosas. Ha sido
traducido en latin por el padre Regis (3).
5.º El Shun Tsiú, libro histórico compuesto por
Confucio y que forma la continuacion del Chuking. M.
Julien se ocupa en traducirle.
Los libros clásicos de segundo órden son en núme
ro de cuatro, á saber: el Invariable Medio, el Grande
Estudio, el libro de las sentencias de Confucio y el libro
de Mencio. Añádense ordinariamente á estos el libro de
la escuela de los niños y el de la piedad filial. Han sido
traducidos muchas veces (4).
Los mas antiguos monumentos históricos son el
Chuking, Schun, Tsiú, que acabamos de nombrar, y
otros libros del tiempo de Confucio pertenecientes á la
secta de Lao-Tseu, ó de los Taosee. En esta época exis
tian aun los Tchuen ó libros que contenian la tradicion

(1) Confucii Chiking, sive liber carminum &c. ed. Jul. Mohl.
en 8º Stuttgard, 1850. -

(2) El Chuking, uno de los libros sagrados de los chinos, tra


ducido por el padre Gaubil, revisto y aumentado por Deguignes.
París, 1770 en 4.º
5). Véase el padre Noel. De Ritibus Sinensium
(4) , Libri classici, sex ed. Noel, en 4.º, 1711.—Los mismos
traducidos en francés, por el abate Pluchet, 7 tomos en 18º, 1784,
París.—The four books, trans. by Collie, en 8º 1828. Meng.—
Tseu, latine vertit. Stan. Julion, en 8º París, 1824.
—248

histórica y religiosa. Confucio los desechó enteramente:


los originales están perdidos y solo quedan fragmentos
ó análisis mas ó menos exactos, conservados por los
Taosee ó por otros autores de la época de Confucio.
Ademas, los libros sagrados de Confucio han sufrido
una alteracion desastrosa. En el tercer siglo antes de
nuestra era Tchi-Hoang-Tí, irritado contra los letrados
mandó destruir todos los libros sagrados, los cuales fue
- ron reconstruidos unos treinta años despues, en parte
de memoria y en parte con fragmentos que se volvieron
á encontrar. Pero el testo presente no ofrece de ningun
mnodo seguridad, y hay en China una vasta ciencia críti
ca que aspira á restablecer este testo y determinar los
párrafos interpolados. Asi las fuentes mas auténticas de
la historia china, no presentan una certidumbre absolu
ta en cuanto á los pormenores; pero las generalidades
que enseñan no pueden ser puestas en duda.
De todas maneras, estos libros han servido de ma
eriales á los historiadores posteriores. She-mat-siu
fue el primero que hizo uso de ellos: egercitáronse
otros muchos despues de él sobre el mismo asunto;
y existen un gran número de historias orijinales de la
China, que se fundan para la antigua sobre el Chu
king, el Shum-Siú y todas las tradiciones conserva
das, y para la moderna sobre los anales llevados re
gularmente desde Confucio acá. El mas célebre de
estos historiadores es el Tong-Kien-Kang-Mú, traducido
libremente al francés por el padre Du Mailla (1).
Pero el sistema de estos historiadores ha sido muy

(4). Historia general de la China, ó Anales de este imperio,


trad. del Hong-kieng-kang-mú, por el padre Du Mailla publica
da por el abate Grosier, 14 tomos en 4°, París 1797.
—249—

diferente, segun que se han atenido con preferencia


á los libros sagrados ó á las tradiciones conservadas
fuera de estos libros. Y aqui tocamos una de las mas
graves cuestiones de la cronología china. El Chuking
empieza en efecto con el reinado de Yao que vivió
ciertamente 2357 años antes de Jesucristo: la crono
logia es segura hasta allí. Pero tambien es cierto que
antes de Yao, hubo muchos reinados cuya historia está
á la verdad entremezclada de incidentes mitológicos,
pere cuya existencia real no es dudosa. Estos reina
dos son los de Fohi, fundador del imperio chino, y de
sus sucesores, y son admitidos por todos los historia
dores que ponen generalmente á aquel en el año 3468
antes de Jesucristo. Pero antes de Fohi, la tradicion mos
dá á conocer ademas otros reinados enteramente mito
lógicos, y que segun algunos, ascenderian á noventa y
seis millones de años antes de Jesucristo. Los Taosee,
desechando empero esta cronología como exagerada,
consideran sin embargo estas tradiciones como his
tóricas, mientras que los discípulos de Confucio las tie
nen por absurdas. En cuanto á nosotros, no mos erigi
rémos en jueces de esta materia entre los sábios chi
mos, con tanto mas motivo cuanto que son aun muy po
co conocidas las tradiciones de que se trata. Inclinámo
nos sin embargo mas bien hácia los Taosee por la consi
deracion general de que en todas las naciones encontra
mos una historia mitológica semejante, y que por do
quiera vemos tambien una filosofia estrecha que rechace
todo lo que no comprende de lo pasado. Dejando que
discutan esta cuestion los orientalistas venideros, nos
limitarémos á dar una idea general de la historia de
la China, pero sin entrar de ningun modo en la espli
cacion de los hechos particulares. Esta historia se en
——250--

laza muy poco con las revoluciones progresivas de la


humanidad, y está demasiado fuera de nuestros hábitos
clásicos, para que creamos deber detenernos mucho
tiempo en ella.
OJEADA soBRE LA HISToRIA CHINA. El periodo de las
tradiciones mitolójicas solo nos es conocido por el dis
curso preliminar del Chuking, por el padre Préma
re (1). Pero son muy inesactos los estractos que este
nos dá de diferentes historiadores porque ha recopi
lado sin orden, pasos de autores de épocas y doc
trinas diferentes. Bastarános decir que esta tradicion
empieza por una cosmogonia segun la cual el primer
hombre fué Puan-Kú que desembrolló el caos y separó
el cielo de la tierra. Despues de Puan-Kú, vinieron
tres séries de reyes, los del cielo, los de la tierra y
los de los hombres. Luego vinieron diez periodos llama
dos los diez Ki, durante los cuales reinaron otros reyes
y aparecieron séres nuevos. Todos estos séres están fi
gurados bajo formas simbólicas: son serpientes, drago
nes con cara de doncella, etc. Se les atribuyen todas las
invenciones: la música, la escritura, las instituciones
sociales, etc.
... e El primer emperador histórico es Fohi, autor de
los Kuas, que encontró sobre la espalda de un dragon.
Fohi era hijo del cielo; su madre le concibió milagrosa
mente: lo mismo sucede con los gefes de casi todas las
dinastías chinas, y todos los emperadores son hijos del
cielo. Entre los sucesores de Fohi se distinguen Chin
Nong, el grande Hoang-Ti, Chao-Hao, y luego el cé
lebre Yao en cuyo reinado empieza el Chuking. La his

(1) Véase un analisis de él en el ensayo de M. Boulland, to


mo 1.ºpág. 465, tomo 2 º notas.
—251

toria china, toma desde este tiempo una certidumbre


absoluta. Todos estos reyes fueron grandes bienhechores
del pueblo; atribúyeseles el honor de la mayor parte de
las invenciones (aun de aquellas que se atribuian ya á
los reyes que reinaron durante los diez Kis) y á ellos se
debe, segun la tradicion, la organizacion definitiva de
la sociedad china.
Pero, aunque estos príncipes pertenecen á una an
tigüedad remota, aparecen mas bien como reformado
res que como fundadores de una sociedad nueva. Ya
el culto religioso sufria modificaciones; y en esta época
fué cuando los emperadores empezaron ellos mismos á
sacrificar y á reunir en sus manos el poder espiritual y
el poder temporal. En tiempo de Yao hubo un gran di
luvio (1). Sus sucesores Chun y Yu dieron derrame
á las aguas por medio de grandes trabajos de riego.
Con Yu se tornó hereditaria la dignidad imperial, y este
príncipe fué el fundador de la primera dinastía, de la
de los Hia. Desde Yu han ocupado el trono de la China
veinte y dos dinastías, y durante este largo periodo,
que empieza el año 2205 antes de Jesucristo, han al
terado este vasto imperio no pocos sacudimientos y re
voluciones. Dos veces se han arrojado sobre él estran
geros bárbaros, y aun hoy la China vencida, es vasalla
de los conquistadores mandschús. Pero la historia de
todas estas dinastlas y de las revoluciones sufridas por
este imperio presenta poco interés para todo aquel
que no haga de la China objeto de un estudio, particu
lar. Cada una de estas historias presenta un círculo

(1) Los misioneros católicos han creido ver en este hecho


una reminiscencia del diluvio universal; pero todo prueba que
haui se trata solamente de una inundación parcial.
—252—
fatal de acontecimientos que se reproducen siempre.
Los primeros príncipes de cada disnastía, son siempre
muy virtuosos é ilustrados: como les ha puesto en el
trono una revolucion, se ven obligados á gobernar con
sabiduría para afirmar su dominacion. Pero al cabo de
algunas generaciones desaparece la antigua sabiduría;
los príncipes se afeminan y corrompen; los placeres de
la caza, de las mugeres y de la mesa, les hacen echar
en olvido los cuidados que deben á sus súbditos. El
descontento se hace entonces general, y de él se apro
vecha algun mandarin ofendido ó príncipe tributario
para fomentar una rebelion. El pueblo se alza por úl
timo: la antigua dinastia queda destronada, y le suce
de otra nueva para volverá andar el mismo círculo. Tal
es la historia de todas las dinastías; solo que, conside
rándolas en su marcha sucesiva, se echa de ver que la
decadencia llega siempre con mayor presteza, y que la
anarquía que separa á cada dinastía, de la anterior, es
cada vez mas larga y desastrosa.
No entra en nuestro plan hacer la historia de las
dinastías. Contentémonos con apuntar en pocas palabras
los hechos mas interesantes relativos á cada una de ellas.
- - Las tres primeras dinastías y las mas célebres de
todas, fueron la de los Hia, que duró hasta cerca del
año 1760 antes de Jesucristo; de los Chang, que em
pezó por el sábio y virtuoso Tchin-Chang y duró hasta
sobre el año 1100 antes de Jesucristo; por último, la
de los Tcheú, fundada por el gran Vú Vang, que em
pezó á decaer pronto y fué reconstituida por Ping-Vang,
gefe de otra rama de la misma familia.
Bajo la dinastía de los Tcheú el imperio estaba
dividido en una multitud de principados particulares,
casi todos gobernados por individuos de la misma fa
—253—

Ymilia, pero independientes unos de otros y haciéndose


continuamente la guerra. Reinaba en todas partes la
mayor anarquía, y era estremada la miseria del pue
blo. Este estado de cosas reclamaba con urgencia una
reforma que no tardó en hacerse en esta época; efecti
vamente, en el sesto siglo antes de Jesucristo, apare
cieron los filósofos cuyas doctrinas gobiernan todavía á
la China, Confucio (Kong-Tseu), Lao-Tseu, y mas
tarde Buddha. -

Despues de los Tcheu vinieron los Tsin que pro


baron á reunir en un centro á todos los príncipes
tributarios. El primer emperador de esta dinastía hizo
edificar la gran muralla, que debia servir de ante-mu
ral contra los tártaros septentrionales, y fue el mis
mo que destruyó todos los antiguos libros clásicos. A
la dinastía de los Tsin sucedió la de los Han, pero
no alcanzó á mantener la unidad del imperio que por
esta época estaba dividido en tres partes, y formaba
los tres reinos, tema favorito de los dramas históricos
y de las novelas chinas. Otra dinastía de los Tsin su
cedió á la de los Hans, y llegó á reunir todo el impe
rio en sus manos. Pero al estinguirse esta raza en el.
año 416 de Jesucristo, la China fue dividida en dos
imperios, el reino del norte que tenia á Honan por -

capital, y el del medio dia cuya capital era Nanking.


, Vinieron luego cinco dinastías cortas, cuyos reina
dos rebosaron todos en turbulencias y en desórdenes.
Tai-Tsong, sabio y célebre emperador de la dinastía
de los Tang, restableció algo la calma. Pero las mu
geres y los eunucos se posesionan del poder bajo
sus sucesores; vuelven á empezar los antiguos desór
denes, y se suceden otras cinco dinastías cortas en
medio de la anarquía. Por último vino la de los Song,
—254—

la décima nona, cerca de mil años despues de Jesu


cristo. El imperio respiró bajo los primeros prínci
pes de esta raza: inventóse la imprenta, y hubo un
grande movimiento literario. Pero en breve, y al fin
de esta dinastía, los Tártaros mandschús se aprove
charon de su decadencia para oprimir á la China. Ya
sus victoriosas incursiones habian manifestado su su
perioridud desde muchos siglos atrás; en tiempo de
los Han la existencia dél imperio habia podido sola
mente asegurarse á fuerza de tributos, y los empera
dores se veian obligados á abandonar sus propias hijas
á los gefes tártaros para mantener la paz. Pero en el
reinado de Wei-Tsong, octavo emperador de la di
nastía de los Song, estos temibles vecinos rompieron
todas las antiguas alianzas, y se lanzaron como con
quistadores sobre las provincias septentrionales.
La China en medio de su angustia llamó en su
socorro á los Mogoles que en tiempo de Gengiskan
habian conquistado una parte del Asia y eran limí
trofes en la frontera occidental. Los Mogoles echaron
á la verdad á los tártaros septentrionales; pero se apo
deraron ellos mismos de la China, y su gefe Khubilé
Khan fundó la dinastía mogol de los Yuen (1281 des
pues de Jesucristo). Sin embargo esta dinastía se cor
rompió en breve. Rebeláronse los chinos y volvieron á
poner en el trono á un emperador nacional, el gefe de
la dinastía de los Ming.
La China no podia ya resistir á sus enemigos exte
riores. Esos mismos tártaros manchus que habian sido
echados por los mogoles bajo el nombre de Kin, lle
garon á rehacerse; invadida primero la China por un
usurpador tártaro, cayó en breve en poder de otros tár
taros que deshicieron á los primeros y fundaron en 1644
—255—

la dinastía que reina todavía hoy. Los chinos están go


bernados desde esta época por una raza estrangera. Mas
los tártaros tratándolos, con todo, como un pueblo con
quistado, han admitido toda su civilizacion é introdu
cido solo las modificaciones sociales reclamadas por la
conquista. Con ellos empezaron las relaciones estensas
con la Europa y los misioneros católicos fueron ad
mitidos en la China. Ahora ocupa el trono el sesto em
perador de esta dinastía, y aunque su poder parece
aun muy robusto ya la corrupcion ha penetrado en
el palacio imperial, y es posible que una vigésima
tercia dinastía suceda pronto á la presente.
CIvILIzAcIoN CHINA. La civilizacion china, tan an
tigua, tan notable, que se ha formado fuera del mo
vimiento progresivo de los demas pueblos, que no han
recibido nada ó casi nada de ellos, y que no les ha
dado nada tampoco, esa civilizacion aislada y estéril
merece en muy alto grado la atencion del historiador,
y suscita á primera vista cuestiones de grande impor
tancia. ¿Cúal es el orígen de la nacion china? ¿A qué /
principio pertenece? ¿Cúales son las modificaciones que
ha podido esperimentar en el curso de los siglos?
El orígen de los chinos está hasta ahora encubierto
con un velo que no ha sido levantado todavia. Segun la
tradicion indígena, vinieron del Occidente en número
de cien familias, y tocante á su civilizacion algunos la
han atribuido á colonias egipcias (1). Otro error ha
preocupado constantemente á los sábios jesuitas, y es
que los indios habian penetrado en la China y que los
anales chinos, lo mismo que las bases fundamentales

(1) Véanse las , disertaciones de Frévet y Deguignes, en las


Memorias de la Academia de las Inscripciones.
—256

de la religion de este pueblo estaban tomados de los li


bros hebreos. Estas hipótesis están hoy olvidadas; y
aunque durante el siglo pasado y aun el actual, han
ponderado escesivamente algunos historiadores la Chi
ha y sus instituciones, es cierto que esta nacion no se
ha elevado nunca mas allá de la civilizacion de las so
ciedades primitivas. Domínanla enteramente las cos
tumbres y creencías de este primer período de la hu
manidad; ellas son las que presentan en la oposicion
del espíritu y de la matería la base del antiguo dog
ma religioso; ellas las que han engendrado la obliga
cion venerada del culto de los antepasados; ellas las que
han fundado la sociedad china sobre el principio de
que el primer deber, es la piedad filial, y que los súbdi
tos deben al monarca una obediencia absoluta, como los
hijos á sus padres; y ellas son por último, las que han
hecho divino el poder de los emperadores, y querido
que se adorase á los príncipes como á los dioses de
que descendian.
Pero ¿es puramente primitiva la civilizacion chi
ma? ¿No han tenido en ella influjo doctrinas estrange
ras, por ejemplo, la India que le está tan próxima?
Efectivamente, es cierto que desde la antigüedad mas
remota hubo comunicaciones entre la India y la Chima
La doctrina de los Taosee, entre otras, es casi com
pletamente indiana; el buddhismo ha venido íntegro
de la misma parte. Pero, cuando se verificó la intro
duccion de los Taosee y del buddhismo, la sociedad
china vivia y obraba desde un tiempo inmemorial; hasta
encontrábase ya en un movimiento de decadencia; y
seria difícil que se hubiese estendido á la China el in
flujo indiano mucho tiempo antes de esta época. Este
influjo sin embargo nos parece muy probable; y nos
—257

inclinariamos fácilmente á atribuir á la proximidad de


la India las costumbres dulces y atentas, los senti
mientos de órden y de legalidad, y la grande regulari
dad administrativa que distinguen á los chinos de los
pueblos de igual civilizacion, y que les han permitido
fundar un imperio tan vasto, y conservarle por tanto
tiempo.
El fin de actividad de la China, del Kschung-Koé,
del imperio del medio, está escrito en el signo gráfico
que representa su nombre. Este signo es un círculo
que encierra una boca y una lanza; la palabra y la
guerra. La colonia noéica que llegó á poblar la China,
fué, pues, una de las mas sábias; y si al principio abar
có necesariamente en su seno las dos funciones, la de
la guerra cedió en breve á la de la palabra. Veremos
en efecto que la ciencia de la China y su obra inte
lectual, no son literalmente mas que el conocimiento de
la palabra. Semejante fin de actividad debia agotarse
algun dia, y apagarse desde este momento la fuerza
de la nacion que se habia consagrado á él. Y esto es
lo que le sucedió á la China; desde un tiempo inmemo
rial se encuentra estacionaria, y si se ha conservado
hasta ahora, es merced á sus hábitos de obediencia pa
siva que hacen andar siempre á las ruedas de una má
quina establecida en un tiempo en que todavía obra
ba la nacion. Pero estos mismos hábitos no podrán con
servarla eternamente. Hace largo tiempo que la nega
cion y la incredulidad siempre crecientes están minando
sin interrupcion el cuerpo social: se han hecho pro
fundas modificaciones en las ideas, y el escepticismo
religioso y filosófico, llegado hoy á sus postreros lími
tes, debe engendrar las consecuencias que no dejan
nunca de seguirle. es - -

17
* - TR , ... --
-

º religion. La religion primitira de la china nos es


poco conocida. Ya las creencias y el culto sufrieron
una profunda meditacion antes de Yao, y aun solo
podemos juzgar por fragmentos mutilados las doctri
mas religiosas que reinaron entre esta época y la de
Confucio. Puede decirse con certidumbre que un alto
dogma cósmico esplicabá en un principio á Dios y la
creacion. De este dogma se derivaba la teoria de los
espíritus inferiores que se suponian revestidos, de cuer
pos. La negacion, de estos espíritus visibles fue una de
las bases del sistema de Confucio. Pero la secta de
los Tao-See no cesó de admitir su existencia, y la
mitologia popular ha conservado su historia y su cul
to. Desgraciadamente, esta mitologia no ha sido espues
ta todavia en Europa, y no poseemos sobre este pun
to mas que nociones muy incompletas. , , , , , ,
El sistema, cósmico fue, transformado en un pan:
teismo muy material. Los letrados de la escuela, de
Confucio admiten efectiyamente un todo primitivo, un
caos, originario, que fue luego, coordinado por la ley,
el ser real, Li, de, donde nació el Yang y el In, lo
activo y lo pasivo, el varon y la hembra. Estos dos
principios forman los obgetos del culto público: lo
activo, bajo el nombre del cielo, Chang-Tió Tien;
lo pasivo, bajo el nombre de la tierra, de Ti, la
madre de los seres;á ellos se dirigen los grandes sa
crificios de que, es ministro, el mismo emperador. A
los espíritus inferiores se hacen otros sacrificios eje
cutados por los mandarines. Los ayunos y las ablucio
nes son una preparacion para todos, ellos. Las vícti
mas son bueyes, carneros y puercos; las demas ofren
das consisten principalmente en sederías, . Entre las
ceremonias religiosas de los chinos, debe imitarse el
sacrificio agrícola, recuerdo de la antigua ley que man
daba purificar la tierra rompiéndola y fecundándola:
El emperador le verifica todos los años en la prima
vera; abre algunos surcos en un campó cónsagrado
siembra en ellos alguna grana consagrada tambien.
De las poeas"ñestas de los chinos, una de las
mas importantes es la renovacion del año. Su culto
está sobrecargado de ritos y ceremonias de todas es
pecies; pero merezcena atencion los honores he
chos á cada difuntó por su familia y principal
mente por º sús hijos."Estos fitos, que constituyen
uno de losº deleres "más révetenciados de la mo:
ral religiosa de los chinos, y sirven, de rigurosa san
cional principio del "podérpaterho, han sobrevivido
á todas las revoluciones sociales y religiosas, y se
gusadah aún horcón el mayor cuidado. Puede juz.
garse importañcia que todºles la considerando
forma el nudo de la mayor arte"de las intri
dramáticas y novelescás de la literatura "actual:
Consistenerº ceremonias hechas en el momentó del
entierro; én un hutb de tres"años, y en homenages
tributados diariatente a los antepasados ante una'ta
¿ sus virtu
des y que se encuentraerºlas casas"dé"los descen
dientes. Hay además cerca de los septilcros ceremo.
nías periódicas, ya enerales para tºdo el imperió, ya
particulares á cada famifiá. "º" º "º"
Filosofía. "Hemos dicho que cinco siglos antes de
Jesucristo hábian aparecido"dos filósofos reformado
res Kong seu (Confucio) ¿ fundador de
lamarsecta de los Tao-See
su doctrina.” ,
Trátaseº por fino de
, , , il º”
enami
(, "o,

Cofucio fue particularmente moralista. Era in


crédulo relativamente á los dogmas antiguos, y acaso
mo creia en Dios; por lo menos, eludió, siempre es
plicarse sobre cuestiones, metafísicas, aconsejó á sus
discípulos que se atuviesen sobre este punto al cul
to público. Confucio solo tuvo, pues, presente una re
forma moral, y su principal objeto fue estrechar los
vínculos sociales y dar alguna fuerza al imperio que
se desmoronaba. E, o , , o
y Consiguiólo en efecto. Su doctrina, apoyada en
una teoria fisiológica hastante oscura, y acomodada al
culto antiguo, llegóá ser la doctrina dominante de la
China, la religion del estado. Vamos á, esponer brer
vemente sus mas principales puntos, , , , , , , ,
Confucio contemplaba una época de gran desmo
ralizacion. Hacia ya mucho tiempo que se habia olvi
dado que la moral, era un deber impuesto por Dios;
hacia mucho tiempo tambien, que acaso se trataba de
reconstruir sobre la naturaleza individual del hom
el edificio de la moral, cuya caida, llevaba en sí
ruina de la sociedad. Confucio se hizo, el propagador
de estos, principios, y fundó en la China la teoria de
la ley natural; pero, como todos los filósofos, cuanr
do quiso edificar filosóficamente, el sistema, de los
deberes, solo encontró en su conciencia los princi
pios que la educacion, depositara desde mucho tiempo
atras en el corazon de todos los chinos, lo, mismo que
los filósofos griegos no han podido reproducir mas
e los principios de la moral griega, lo mismo tam
¿ que los filósofos de nuestro tiempo, no hacen
sino, repetir las creencias morales que todos los cris
tianos reciben desde la infancia ,
-
*

Como todos los moralistas de la antigüedad orien


tal ó clásica, Confucio puso al frente de la moral el
—261—
deber impuesto á todo hombre de perfeccionarse á
sí mismo. La ciencia que debe ocupar al hombre se
reduce á tres partes: restablecer" en sí propio la doc
trina de la claridad primitiva, de la facultad ó de la
naturaleza razonable; renovar los pueblos; propender
incesantemente á la mayor bondad y perfeccion y no
detenerse sino cuando se ha alcanzado ya el último
grado. El mal consiste en dejarse arrastrar ciega
mente por sus pasiones desordenadas; la razon debe
restablecer estas en su estado normal; y cuando se
ha llegado á este punto, no hay mas que seguir los
impulsos de la naturaleza para "hacer el bien. Con
fucio demostraba estos principios por la teoria psyco
lógica siguiente: Antes que todas las pasiones esta
llen, el alma está en un estado de calma y de equi
librio que se llama invariable medio, el medio de la
recta razon. Pero cuando las pasiones se alteran y se
encierran sin embargo en los límites de una modera
cion justa, este estado se llama la perfecta concordan
cia de la pasion con la razon; esta especie de medio
es el estado natural ó la naturaleza del ser razona
ble. Es preciso que el hombre se establezca en este
estado para conducirse bien, y no se permite ningu
na accion, antes de asegurarse bien de que está en él
verdaderamente. Vivir en una sociedad perversa, y
mantener sin embargo la armonia en todas sus afec.
ciones, sin apartarse nunca del justo medio por el
sentimiento de la corrupcion; mantenerse constante
mente en este medio, cuando se habita un reino bien
gobernado; tener una modestia y unas costumbres á
prueba de los honores y de las alabanzas; conservar
su virtud, y morir antes que renunciará ella en un
reino donde dominae la confusioni y el desórden: tales
—262
son las condiciones á que debe aspirar el discípulo
de la sabiduria... , , , , , , , , -
La teoría de las virtudes de Confucio, ofrece una
concordancia notable , con la de los indios y de los
griegos: la prudencia, la fuerza y, el amor, son las
virtudes que debe practicar el hombre, La prudencia,
es el arte, de conocerse y de gobernarse, segun la ra-,
zon: la fuerza son las cualidades, que acabamos de
enumerar como propias de un yerdaderosábio el amor,
es la simpatia que debemos tener con todos los hom
bres y que ¿ corregirlos cuando uno
se ha correjido á sí mismo. Pero el amor no es un
instinto ciego que se fija igual é indistintamente sobre
todos los hombres. En el orden de la naturaleza, la
equidad y el honor determinan su fuerza y sus movi
mientos: los padres son su primer objeto, y despues,
los sabios. Y esto se aplica particularmente á los prin
cipes: ¿cómo, podria ser que, quien descuida su casa,
que debe serle tan querida, tuviese el celo, la cons
tancia y la atencion indispensables para establecer un,
buen gobierno y hacer reinar la paz en todo el im
perio que debe serle mucho menos apreciable que su
casa, su familia, sus vecinos y sus amigos? Despues
de haber reformado, su casa, reforme su reino, y en
tonces le imitarán los demas. Confucio alude, aquiá
todos los reinos chinos, porque el imperio estaba di-,
vidido en su tiempo; añade efectivamente que de este,
modo, se establecerá la ¿ en todo el imperio;.
pero no dice una palabra de los pueblos estrangeros, a
y asi debia, suceder á la verdad, porque segun lºs,
principios, chinos, los estrangeros no tienen mas valor .
que los animales y dehen ser gobernadas como ellos,
Estas doctrinas, consignadas en los documentos imper
—263—
riales son los que se aplican en las relaciones políticas
y eiviles á los estrangeros establecidos en la China. Los
que las profesan son los mas puros discípulos de Con
fucio, y sin duda su maestro no pensó nunca otra cosa.
En cuanto á la teoria de las relaciones sociales, es
taba toda ella tomada de las antiguas costumbres chinas.
Las principales relaciones sobre que se funda el ór
den social y que forman la base de todos los deberes,
son en número de cinco; las relaciones entre el prín
cipe y el vasallo, entre el hijo y el padre, entre el
marido y la muger, entre el primogénito y el segundo,
y entre el amigo y el amigo. Las cuatro primeras son
ante todo, relaciones de mando absoluto, por una parte,
y de obediencia pasiva, por otra. No obstante, cuando
el padre hace el mal, el hijo debe probar á traerle
nuevamente al bien por la via de la dulzura, y este es
tambien el deber de los sábios para con los gobernan
tes. La práctica de este último deber era urgente en
los tiempos en que vivia Confució, porque la corrup
cion de los príncipes estaba en su colmo, y los pueblos
se encontraban en una miseria horrible. Así que los
sábios dirijian contínuas amonestaciones á los reyes. El
rey debe ser mas virtuoso que nadie, á fin de dar
buen ejemplo; debe amar á sus pueblos como á sus hi
jos, y poner todo su esmero en hacerlos felices. Pien
se sin cesar en sus necesidades y desvélese porque todas
esten satisfechas; procure mas bien serles agradable
que contentar sus propios deseos; un príncipe se pier
de cuando al bien de sus súbditos prefiere los place
res de la caza, de las mugeres y de la buena mesa.
Confucio no hacia más que recordar máximas ya anti
guas, y presentar continuamente como modelos á los
antiguos emperadores.
—264
Tal es el análisis exacto de la doctrima de Confucio.
Este filósofo hizo verdaderamente el papel de reforma
dor; porque no solo comunicó una nueva fuerza á la
antigua moral, sino que, como ya hemos dicho, fué
quién recogió y arregló las tradiciones nacionales que
quedaban, y fijó definitivamente las creencias oficiales
de la China. Es desgraciadamente cierto que á su tra
bajo sobre la teología, presidió un espíritu de escepticis
mo y de crítica mezquina, y que á él y á sus discípulos
debe culparse de la pérdida de tantos monumentos
antiguos que enriquecian aun á la China en su tiempo.
Sin embargo, ni las quejas ni las amonestaciones
de Confucio habian hecho desaparecer la anarquía y
vuelto á los príncipes mejores. Cien años despues de
él apareció uno de sus discípulos, Meng-Tseu (Mencio),
célebre tambien en la filosofía china, y que no hizo
mas que desenvolver con nuevo vigor la enseñanza po
lítica de su maestro.
La miseria de los pueblos, decia, ha llegado á ser
intolerable por culpa de los grandes; renunciando á la
virtud se convierten en tiranos que es permitido matar.
¿No es, decia á un rey, devorar á vuestros vasallos como
animales, el atestar vuestras cocinas de viandas y vues
lras cuadras de caballos, cuando ellos se están murien
do de hambre en medio de los campos? Mencio habla
ba en un tiempo en que las rebeliones eran frecuen
es y en que reinaba la mayor anarquía en el imperio.
Asi, sin querer cambiar nada el principio del gobierno,
proclamaban un hecho que sucedia diariamente. Pro
ponia para remediar á todos los males la reforma de la
conducta moral de los principes, su condescendencia
con los votos del pueblo, la seguridad para el comer
clo y la agricultura, la justicia contra las vejaciones de
—265

los grandes, y el alivio de los impuestos. Mencio solo


se ocupó, por lo demas, de moral práctica, y no añadió
nada nuevo á la doctrina de Confucio.
A- Hemos dicho que este no fué el único filósofo de
su tiempo. Poco antes de él efectivamente, habia apa
recido Laô-Tseu (nacido el 604 antes de Jesucristo),
que fué tambien un reformador moral, pero que se
ocupó del dogma mucho mas que Confucio. Sabemos
muy poco sobre su doctrina; pero parece cierto que in
trodujo en las creencias religiosas de la China princi
pios tomados de las doctrinas protestantes de la In
dia (1). Para Lao-Tseu, existe un ser eterno, inmutable,
el Tao, razon suprema y universal. El Tao ha produci
do uno; uno ha producido dos, y dos ha producido tres.
Tres es el caos primitivo, el principio femenino; todos
los séres están formados de él, y abrazan y envuelven
al principio varon; que un soplo fecundante unió al
principio hembra. Todos los séres emanan del sér
universal, y vuelven á él despues de su paso sobre la
tierra. Como se vé, es una copia casi exacta del siste
ma vedantino. Lao-Tseu participaba de los principios
indios sobre la inmortalidad del alma, pero mezcló con
ellos la moral china y la antigua doctrina de su pais so
bre los espíritus visibles. La inmortalidad puede alcan
zarse ya en el cielo, ya en la tierra, segun el número de
buenas acciones. Existen contínuas relaciones entre los
espíritus y los hombres, y los primeros pueden verse
obligados á aparecer por medio de ciertas ceremonias.
Los discípulos de Lao-Tseu se hicieron los ministros de
estas relaciones sobre naturales: su secta, acomodándose

( , Véasc el análisis de esta doctrina, en la China de M.


Panthier,
—-266 -—

á las supersticiones populares, se convirtió en breve en


oficio de prácticas misteriosas, y los Tao-See que anti
guamente habian cultivado la filosofía y la historia y
elaborado las tradiciones antiguas, llegaron por último
á ser los mágicos, los astrólogos y los repartidores de la
buena ventura de la multitud.
La secta de los budhhistas, salida tambien de la
India, hizo prosélitos mucho mas numerosos en China
que la de Lao-Tseu. Nunca fué perseguida, y con fre
cuencia gozó mucha proteccion, particularmente en
tiempo de los emperadores mogoles. Asi pudo desen
volverse á sus anchas, en un pueblo en que no tenia
que vencer la distincion de las castas, y que estaba dis
puesto á admitir todas las heregías. El año 65 de nues
tra era fué cuando el primer sacerdote buddhista llegó
á la China; siguiéronle otros muchos; pero, desde el
siglo IV particularmente, esta secta fué siempre en au
mento. Los buddhistas chinos no solo mos han conserva
do su historia, sino la de los buddhistas de la India, y
y el nombre del fundador del buddhismo. Ellos propios
poseen una literatura muy vasta ; pero ademas de los li
bros sagrados que verdaderamente tienen, y que todos,
segun ellos, han sido recibidos del cielo, suponen la
existencia de inmensos libros místicos que nadie ha visto,
y que no han sido º escritos nunca para los hombres.
«Aun cuando se cambiase el Occeano en tinta, esclama
un buddhista con una exageracion estravagante, y en
pinceles las yerbas del monte Merú, no se llegaria á es
cribir una sola frase del quinto libro que contiene todas
las partes de la ley. Con mayor razon no se podria co
piar por entero esta obra milagrosa (1).»
Véase sobre el buddhismo las Misceláneas asiáticas de
M. Remusat —El Europeo, articulo de M. Bazin, 1856. -
—267—
La doctrina buddhica de la China es esotérica y
exatérica, interior y esterior. La doctrina interior se
asemeja mucho al buddhismo de la India que á su vez
se diferenciaba bastante poco del vedantismo. El fin de
la una y de la otra doctrina, era el aniquilamiento del
individuo por la absorcion en el sér. universal; y ha
biendo llegado Buddha á la edad de cuarenta y nueve
años, instruyó á su discípulo de este modo: «Por la pu
reza mental, por el ojo de la ley, descubrimos la ad
mirable esencia de la no existencia; porque es la mas
escelente y verdadera doctrina de la apariencia de la no
existencia; y la de la no existencia esta que yo te trasmi
to; tu debes conservar todos sus preceptos....» Y pro
munció entonces esta sentencia: «La doctrina fundamen
tal de la doctrina es la no doctrina; la doctrina de la no
doctrina es con todo una doctrina; y ahora que es tiem
po de transmitir la no doctrina, la doctrina de la doctri
na ¿cúal es esta doctrina? «Los buddhistas admiten la
emanacion de los séres de Dios y su vuelta á él. En su
division de los séres admiten espíritus superiores y ocho
especies de demonios; su moral es el aniquilamiento del
ser por la ciencia, y en este sentido no ceden en nada
á los vedantinos. Hé aquí su teoría cosmogónica. El
ser supremo es Buddha que produjo el mundo, y de él
nacieron primeramente dos manifestaciones superiores
que forman con él la trinidad celeste. Las inteligencias
de primer órden, nacidas de esta trinidad, son los cinco
Buddhas que á su vez han dado nacimiento á los cinco
Boddisatwas, ó inteligencias de segundo órden. Los
Buddhas, y los Boddisatwas son los que se encarman en
santos de un mérito superior. La doctrina esterior era
algun tanto diferente. Para el pueblo, con efecto, la
filosofía buddhista formaba una religion completa, en
señada por un clero gerárquico, originario del Thibet,
y mezclada con la antigua mitología de los chinos. El
Dios supremo de esta religion era Fo (Buddha), repre
sentado bajo diferentes formas, y se distinguió princi
palmente de las antiguas ereencias chinas, por el dogma
de la transmigracion de las almas que por su medio
llegó á ser una doctrina popular. La religion de Fo,
como el buddhismo thibetano, está sobrecargado de ri
tos y de ceremonias; apóyase en un gran número de
sacerdotes ó de bonzos; de monges reunidos en vastos
monasterios, que se vedan el casamiento y se entregan á
multiplicadas mortificaciones, semejantes á las de los
devotos indianos. Los sacerdotes buddhistas, muy igno
rantes en su mayor parte, han acabado por convertir
se, juntamente con los Tao-See, en ministros de todas.
las supersticiones chinas. Tambien formularon un sis
tema de moral popular. Hé aquí sus cinco principales
mandamientos: 1.º No matará ningun ser vivo. 2.º. No
robar. 3.º No cometer ninguna accion impúdica. 4.º No.
decir mentira mi falsedad. 5.º No beber ninguna bebida
espirituosa. -
Véanse aquí las doctrinas religiosas y filosóficas
que dominan á la China, la de Confucio, la de Lao
Tseu y la de Buddha. Separadas en un principio, fue
ron desarrollándose de un modo paralelo; pero como
todas partian definitivamente de un mismo principio,
el protestantismo, y procedian por los mismos medios,
la perfeccion individual, á un mismo fin, la reforma.
social, debian encontrarse al cabo. Pero les fué impo
sible alcanzar ese fin, porque no podian engendrar la
fé, ni la actividad. La reforma social, quedó frustrada.
lo mismo que la perfeccion individual; y el movimiento.
filosófico vino á parar en la incredulidad general y en la
---269

fusion de las doctrinas. Hase proclamado que las tres


religiones no hacen mas que una, y la inmensa mayo
ría de los chinos ha adoptado este sincretismo que no
es otra cosa que la incredulidad misma (1).
ºb Artes.-Ciencias. Hemos examinado las doctrinas
morales y religiosas de la China. Poco tendremos que
decir sobre sus bellas artes y su ciencia.
El arte chino es casi nulo. El culto primitivo se ve
rificaba, segun la forma antigua, sobre las montañas ele
vadas y al cielo raso. La indiferencia religiosa paralizó
desde los tiempos fabulosos el vuelo artístico de este
culto. Desde entonces se edificaron templos; pero eran
simples casas encerradas en un recinto cuadrado. Con
semejante influjo no tomó la arquitectura ningun carác
ter grandioso, ni hizo ningun progreso. La pintura y
la escultura se mantuvieron muy toscas, y su incre
mento no tuvo otro fin que ventajas industriales. La
música tenia una alta importancia en la antigua civili
zacion china. Considerábasela como un medio poderoso
de educacion, y se habia inventado y perfeccionado un
sistema músico particular. Pero este arte cayó tambien
con el fervor religioso. -
El arte que se mantuvo mas vigoroso en la Chi
na, y que hasta tomó un incremento considerable
en estos últimos tiempos, fue la poesía, la bella li
teratura. Se poseen una multitud de odas antiguas y
de cantos políticos y guerreros de gran belleza. El
drama fue cultivado con esmero; y la literatura chi
na ofrece un número inmenso de tragedias y de co
medias algunas, de, las cuales han sido traducidas y

(1) Véase el Europeo, 2 º articulo de M. Bazin.


-270

son dignas de escitar grandísima curiósidad. La re


presentacion de estos dramas, recuerda á la verdad la
grosería hárbara, pero resplandece en generála en la
tragedia un sentimiento profundo, y la comedia chis
pea de alegria yagudezas algunas veces exageradas (1).
a La ciencia hizo pocos progresos en la China. Casi
toda ella consiste en el conocimiento de la lenguao de
que debemos dar una idea general'Las palabras primiti
vas, de la lengua china se reducen á doscientas catorce;
todas las demas resultan ya de la combinacion de es
tas, ya de las acentuaciones particulares que reciben,
y ascienden á mas de ochenta mil. Para saber la lengua
es preciso conocer todas estas palabras, y este es el ob
geto de un estudio largo y edificultoso, porque no se
trata solo de comprender sui significacion cuando se
las oye pronunciar, sino de leerlas tambien. Mas en la
escritura china, las palabras no se escriben por medio de
letras que figuren su pronunciacion, sino que cada una
está representada porn un signo particular derivado de
una primera, representacion geroglifica, y, para leer es
preciso conocer los signos de todas las palabras. Aunque
todos los signos estan compuestos de un número ide
raices primitivas, su estudio, no es menos difícil, y
forma, casi, toda la ciencia de los mandárines que. se
elevaná grados cada vez mas importantes por exáme»
mes sucesiyos, cuya materian consiste, en saber leer los
.x 12 95 errorruz y a lanº º
—no , al e il y ; en airº o º cies .
- (4). Véanse, las. Dos Primas novela china traducida, por. Abel
r. ¿ lº ¿?, del Circulo de gre
da, drama chihó, trad. por M. Stan. Julien, 1854 en 8.º LBan
ea y Azul, novela trad. por el mismo, en 8.º, 1854.—Teatro
chino, trad, por-Bazin el mayor, en 8 º 4858 -A-Ghinesa-dra
ma translat. by Davis, en 12 º 1859; The fortunate union
chinese romanc translat., by Davis, 1817, en 8.º,
libros en que se ha empleado, mayor número de pa
labras. Al mismo tiempo que aprenden su lengua los
sabios chinos estudian, el sistema completo de los co
nocimientos. de su pais (1). Esta lengua ha engendra
do, efectivamente, por medio de sus raices y combi
naciones todas las clasificaciones científicas. Pocos sa
bios llegan al conocimiento completo de esta lengua
y es ser muy erudito conocer de cincuenta á sesenta
mil pabras. , , ,,, , , -

s - Toda su enciclopedia no es mas que un vasto dic


cionario cuyos principios residen, en las relaciones pri
mitivas de las raices de las palabras. De estas raices,
por ejemplo, es de donde se deriva la clasificacion de
historia natural, muy detallada y sin embargo muy im
perfectas. º y , , ,º o2
+ Las ciencias físicas y fisiológicas se fundan sobre
la antigua teoría metafisica de la creacion. Todas las
cosas son una combinacion del In y del Yang, de lo
activo y de lo pasivo, de localiente y de lo frio, de
lo oscuro y de lo, luminoso. Hay ademas, cinco ele
mentos, la tierra, la madera; el fuego, el metal y el
agua á que corresponden 4 º los cinco gustos: el dul
ce, el ácido, el amargo, el picante y el salado; 2.º
los cinco colores: el amarillo, el, verde, el encarna
do, el blanco y, el negro; 3.º, las cinco, influencias
planetarias, de Saturno, de Júpiter, de Marte, de Ve
nus y de Mercurio; y 5.º las cinco vísceras: el estóma
go, el hígado, el corazon, los pulmones y los riño
nes. Los chinos no han sacado, de estas hipótesis to
o

(). Han sido recogidos en un cuerpo enciclopédico de mas de


ºº tomos , redactado en tiempo de los emperadores tártaros, á
instigacion de los misioneros francoses. - ,- s:o o
--272--

dos los descubrimientos que otros pueblos han sacado


de hipótesis iguales. Son muy ignorantes en física, en
química, en fisiologia y en medicina. Su ciencia quí
mica se reduce á la práctica nada menos que razo
nada de algunas artes industriales. En medicina, apli
can simples en relacion con los elementos de la en
fermedad. La anatómia les es enteramente desconocida.
La aritmética, la geometría, la astronomía y la
geografía son ciencias nuevas todas en la China don
de han sido importadas por los árabes y los misioneros
católicos." Su año civil es lunar, y tiene doce meses
de veinte y nueve y treinta dias alternativamente. Se
intercala de tiempo en tiempo un décimo-tercio mes.
* Su cielo es de sesenta años, al cabo de los cuales el
sol y la luna se vuelven á encontrar casi en la misma
posicion. Aqui tampoco han sacado partido de sus hi
pótesis, porque la astrología hacia parte de sus mas
antiguas creencias, y desde mucho tiempo atrás los
impelia á observar el cielo.
* Las ciencias literarias fueron cultivadas con ma
yor esmero. Hemos dicho ya que hay en la China
una crítica histórica muy perfeccionada, y la historia
misma es obgeto de contínuos trabajos. En el palacio
imperial se llevan anales regulares, y existe un tribu
mal de historiadores que al fin de cada reinado pasa
una revista completa á todo lo que se ha escrito. En
todas las provincias se llevan anales semejantes, y se
anotan no solo todos los hechos históricos que pasan
diariamente, sino tambien los hechos físicos y meteo
rológicos.
º Organizacíon social. Llegamos á la organizacion
social. El pueblo chino se divide en dos grandes clases
de hombres, gobernantes y gobernados. En el postrero
—273—

escalon de estos últimos se hallan los esclavos que pro


piamente hablando, no forman parte de la nacion.
Los gobernantes son los mandarines, es decir, los
letrados, y el mismo emperador no es mas que el gefe
de ellos. Los mandarines ascienden sucesivamente por
exámenes públicos á las mas elevadas funciones sociales,
y sus privilegios no son hereditarios mas que en la fa
milia imperial. Existe sin embargo una especie de no
bleza hereditaria, distinguida por algunas prerogativas
de poca importancia y que se compone de las familias
ennoblecidas por el emperador á causa de servicios útiles
al estado; estos ennoblecimientos se estienden á los an
tepasados lo mismo que á la posteridad de aquel que
ha obtenido esta gracia. No siempre ha existido la ac
tual organizacion de los mandarines, y recibió su forma
definitiva en el siglo séptimo de nuestra era bajo la di
nastía de los Tchang. Despues de la invasion tártara se
creó un número igual de mandarines militares escogidos
entre los tártaros, y que participan con los demas de las
funciones sociales.
A. La única funcion del gobierno es la conservacion
del estado existente. Hace mucho tiempo que ha cesado
toda actividad progresiva, y no hay mas que una simple
administracion. Véase como está organizada.
* A la cabeza se encuentra el emperador cuya vo
luntad es la ley. Todos los edictos imperiales se pu
blican en la gaceta de Pekin. Estos edictos son ge
nerales y particulares; el emperador puede en los ca
sos especiales disminuir una pena ó á agravarla.
- El emperador preside un consejo supremo de los
cuatro principales ministros (Ko-lao), dos de los cua
les son tártaros y los otros dos chinos. Bajo sus órde
nes hay un cierto número de asesores que reunidos
18
—274

con ellos forman el gran consejo de estado. La mayor


parte de estos ministros se sacan del gran colegio im
perial, compuesto de los mandarines mas superiores
y encargado muy particularmente de la conservacion
de las doctrinas religiosas y filosóficas; ejercen junta
mente con el emperador las funciones sacerdotales.
- Los negocios particulares son de la jurisdiccion del
Lú-pú, ó de los seis consejos, á saber: 1.º el consejo
de nombramientos oficiales que conoce de la conduc
ta de todos los oficiales civiles; 2.º el consejo de ren
tas (ministerio de hacienda); 3.º el consejo de ritos y de
ceremonias; 4.º el consejo militar; 5.º el tribunal supremo
de justicia criminal; 6.º el consejo de obras públicas.
Hay agregados consejos inferiores á estas cabezas
de la administracion por ejemplo, el consejo astronómi
co y la oficina de negocios estrangeros. Hay ademas
una oficina especial de censores, compuesta de cincuen
ta individuos que se esparcen por todas las provincias
para vigilar á los funcionarios, y que tienen el derecho
de hacer advertencias al emperador.
Las provincias están puestas en manos de gober
madores. En cada gobierno hay un gran juez criminal y
un tesorero. Este último entiende en los procesos civi
les, pero sus principales atribuciones consisten en la ad
ministracion de la venta territorial. Las ciudades y los
distritos están administrados por mandarines especiales.
El número total de mandarines civiles se calcula
en catorce mil; un anuario regular da todos los años su lista
completa. Una disciplina severa mantiene el órden en
esta gerarquía. Impónense penas rigorosas á los magis
trados prevaricadores, y particularmente á aquellos que
se sirven de su poder para oprimir á sus súbditos. Nin
gun individuo puede ser ademas magistrado en su pro
—275—
vincia, y se verifican cambios muy frecuentes á fin de
que ninguno de los mandarines pueda formar relaciones
duraderas en los paises que gobierna. Desgraciadamen
te estos reglamentos se observan poco ó son inútiles,
porque el dicho universal de todos los viageros es que
hay pocos paises peor administrados que la China y don
de los magistrados se propasan á mayores abusos de
poder. -

El ejército está bajo el mando de los mandarines


militares. El arte militar ha estado siempre muy descui
dado en la China. Antes de la invasion de los tártaros, no
habia verdadero ejército; desde entonces ejercieron es
ta funcion los cuerpos de tropas tártaras. Hay pues
ahora un ejército permanente de ochenta mil hombres
poco mas ó menos, y ademas una milicia local muy in
disciplinada y esparcida por las provincias. Las armas
de los chinos son todavia el arco y el escudo; conocen
hace muchísimo tiempo la pólvora, pero nunca han he
cho un grande uso de ella. Ni tenian artillería hasta
que los jesuitas se la proporcionaron.
s, Las rentas del estado consisten principalmente en
el imperio territorial que se compone del pago del
diezmo de los productos. El gobierno ejerce ademas
muchos monopolios, tales como el de la sal, de la azu
car, etc., y cobra impuestos sobre los productos mer
cantiles. Entre estas contribuciones hay muchas que se
cobran en frutos. Los mandarines de las provincias pa
gan primeramente los gastos provinciales, y lo sobran
te solo es remitido á Pekin. Los gastos anuales se com
ponen de los gastos propios del emperador (que saca
ademas una gran renta de sus bienes particulares), del
sueldo de los mandarines civiles y militares, del sueldo
de las tropas, de las obras públicas y de los socorros
—276

particulares otorgados á las provincias y distritos que


han sufrido calamidades. -

La accion contínua de los magistrados debe diri


girse á mantener la fiel observacion de todas las leyes
que rigen el imperio. Estas leyes están consignadas
en un gran número de códigos relativos á todas las
materias, pero que vienen todos á reasumirse en uno
solo, el Código penal. Este Código es la última espresion
del gobierno chino y caracteriza muy bien su espíritu.
Segun la creencia china, el súbdito debe al poder la
misma obediencia que el hijo al padre, es decir abso
luta; la sancion de este precepto se encuentra en el sistema
penal que cuida de reprimir la menor desobediencia.
Se ha traducido este código penal, porque dá cuenta
de todas las relaciones sociales. El gobierno, la pro
piedad, el casamiento, los ritos sagrados, los contra
tos civiles, todo va á parar allí... Hay muchas espe
cies de pemas, subdivididas á su vez en muchos gra
dos: los golpes de bambú , la cárcel con la canga (tabla
pesada de madera por cuya mitad pasa el paciente
la cabeza y que soporta sobre sus espaldas) y la pe
na de muerte. La penalidad en general es severísi
ma. Muchos tribunales de apelacion previenen parte
de las injusticias que pudieran hacerse (1).
Tales son los gobernantes. Los gobernados for
man la inmensa masa de la poblacion. Empecemos
por examinar la familia que es su elemento.
Por lo que hemos dicho puede juzgarse de la im
portancia que se dá en la China á esta relacion so
cial. Alli tambien, como entre todos los pueblos anti

(1) El código penal de la China, trad. en inglés por Stanu


ton, y en francés de la version inglesa, París, 1811, 2 tomos
en Octavo, -
—277--
-- -

guos, la familia toda se personifica en el padre que


es el gefe supremo de ella. El casamiento se verifi
ca por medio de un contrato que se hace entre el
novio y el padre de la muger. Acaso era una venta
antiguamente, porque la palabra vender en casamiento
es todavia un término técnico de derecho chino.
Acompañan á este contrato muchos ritos y preceptos
recíprocos que dan á la muger el título y los dere
chos de esposa legitima. Un chino no puede tener
mas que una muger de esta última clase; pero le es
permitido ademas tomar una ó muchas concubinas ó mu
geres inferiores. Todas estan bajo el poder absolulo de
su marido y dueño; pero la muger inferior está tam
bien sugeta á las órdenes de la muger legítima. Está
prohibido el casamiento entre personas que tengan el
mismo nombre y esta prohibicion alcanza muy lejos,
porque apenas hay cien nombres propios en la China.
El marido puede repudiará la muger por siete causas:
la esterilidad, el adulterio, la desobediencia á los pa
dres del marido, la habladuría, el robo, la mala
índole y las enfermedades permanentes.
En la China es tambien de muy grande impor
tancia tener una posteridad. Aquel que no tiene hi
jos es un desgraciado y se deshonra; no tiene nadie
quien haga en su honor las ceremonias fúnebres. El
padre goza de un poder absoluto sobre los suyos du
rante su vida. Se tolera la esposicion de los hijos, y
los pobres que no pueden alimentar á su harto mu
merosa familia hacen un uso tal de esta licencia que
ha indignado á todos los viageros. El padre que ma
ta directamente á su hijo sufre solo una pena cor
reccional, y puede venderle ó alquilarle. Pero en
virtud de su gran poder, es tambien personalmentº
—278

responsable de la educacion de sus hijos, y castiga


do por los crímenes que cometen, premiado por sus
virtudes. La instruccion de los jóvenes se hace en
escuelas públicas, y los exámenes que se celebran
cada tres años son el medio de ascender á los dife
rentes grados de los mandarines.
* A la muerte del padre los hijos parten la heren
cia: el mayor toma doble porcion, los otros sacan
partes iguales. Pero generalmente no se separan las
familias. Los hermanos mas jóvenes, ligados por los
deberes que el menor debe al mayor, permanecen bajo
la tutela de este; todos los vínculos de familia son ade
mas muy estrechos, y cada una forma por lo regular,
una vasta comunidad que comprende á todos los cola
terales que han salido de ella. La poblacion de la China
se compone en gran parte de comunidades de esta espe
cie que el gobierno protege mucho.
- Se dividen ordinariamente los habitantes de la China
en cuatro clases: los mandarines, los mercaderes, los
fabricantes y los agricultores. En estas categorías no es
tán comprendidos ni el pueblo bajo de las ciudades, mi
los esclavos. Tiénense pocas noticias sobre el estado de
estos últimos. El dueño posee sobre ellos un poder casi
absoluto; y cuando los mata, solo se le castiga correc
cionalmente. A juzgar por la condicion del pueblo bajo,
su situacion debe de ser muy miserable. El es efectivamen
te quien forma la gran mayoría de la poblacion chima
y vive entregado á una horrorosísima miseria que re
cuerda muy bien á aquellas clases intermedias, que se
encuentran en todos los pueblos de la civilizacion pri
mitiva. Solo que la barrera moral que dividia á estos
últimos en muchas castas distintas, ha desaparecido en
la China. Todo ha quedado nivelado hajo el despotis
—279

mo imperial; y la fortuna es la que hace nacer al hom


bre en las clases acomodadas ó en el populacho. Es im
posible concebir el estado de miseria y de degradacion
á que este ha llegado: él es quien en las ciudades
donde abunda arroja sus hijos al agua porque no puede
mantenerlos; él quien todos los dias come los animales
n muertos que encuentra por las calles; para él no hay
moral, ni instruccion ni ningun medio de hacer los es
tudios que conducen al poder: su miseria es tan grande
S que apenas encuentra con que subsistir.
jº No es mas feliz el pueblo de los campos que forma
la clase de los agricultores. Se han tenido discusiones
por saber si existia en la China el derecho de pro
piedad territorial; es seguro que la mayor parte de las
tierras pertenecen al emperador y que los poseedores
las tienen solo bajo el cargo de un canon, y es pro
bable que suceda lo propio con las demas rentas del
imperio. El fin del gobierno al conceder estos enfiteu
sis, es dividir la propiedad todo lo posible, de modo
que cada familia tenga lo preciso para vivir y nada mas;
las contribuciones agotan las porciones ya demasiado
pequeñas. No existe ningun sistema de prevision. El
cultivo está lejos de ser tan perfecto como al principio
se habia dicho en Europa; es verdad que se saben sacar
una porcion de productos de los terrenos naturalmente
feraces, pero las tierras un tanto estériles están comple
tamente abandonadas. Es preciso añadir que se descui
da mucho la cria de ganado y que en la China se con
sume generalmente poca carne. Todas estas causas re
ducen al pueblo de las campiñas á lo mas estrictamen
tenecesario en los años abundantes; pero al mas leve
accidente, se esparce una escasez horrorosísima, y hay
pocos años en que no mueran materialmente de hambre
—280

un número muy grande de personas. Los agricultores


acomodados, los comerciantes y los artesanos forman en
la China la clase media. De ella salen muchos jóvenes
que llegan á ser mandarines; pero la mayor parte de
estos son hijos de mandarines tambien. En general hay
pocas grandes fortunas en aquel pais. Los honorarios
de los mandarines no son considerables, y el gobierno
que tiene en la mano todas las propiedades territoriales,
estorba su acumulacion.
...,\ Los principales productos agrícolas consisten en
arrdz, té, algodon y seda. La fabricacion de las telas de
seda y de algodon ha tomado grande incremento. Los
chinos han adquirido tambien mucha perfeccion en las
porcelanas, y conocen bastante bien el uso de los me
tales; pero se han exagerado sus progresos en industria
social. Se han ponderado desmedidamente sus innume
rables camäles, sus puentes y sus grandes construeciones.
Encuéntranse de hecho entre ellos algunas construccio
mes sólidas, pero su arquitectura es generalmente muy
imperfecta y sus puentes no tienen nada de notable;
apesar de sus espaciosos canales no han podido ejecutar
nunca los trabajos necesarios para regularizar el curso
de sus grandes rios.
Las industrias en que los chinos sobresalen son
aquellas que requieren mucha minuciosidad; su perfec
cion es la de las cosas diminutas. En este ramo han lle
vado la perfeccion á un punto motable. Y este es uno de
los caractéres que los distingue; tienen la paciencia de las
mas leves menudencias, y solo son inventivos en las mo
dificaciones, mismas. Hacen en dimensiones muy pequeñas
los objetos mas complicados, y bajo este concepto; dan
pruebas de una habilidad de manos de que no se tiene
idea en Europa,
—281

El comercio es casi únicamente interior; la imper


feccion de sus buques les permite apenas arrostrar la
mar. El comercio interior es muy activo, y se hace por
medio de una pequeña moneda de ínfimo valor, y de
barras de plata mas ó menos grandes que se cuentan al
peso. El interés legal es de tres por ciento al mes; pero
es siempre mas subido en las transaciones particulares. — .
Todo lo que hemos dicho puede suministrar los ele
mentos del carácter general de los chinos. Hay pocas
naciones que presenten un ejemplo mas palpable de las
consecuencias de la inmovilidad social; porque, ponien
do aparte la comodidad material de que no goza, por lo
demas, mas que una parte escasa de la poblacion, no hay
pueblo cuyas ideas estén tan atrasadas, ni sus senti
mientos tan paralizados. Inmóviles desde tiempo inme
morial, no han sacado fruto de ninguna hipótesis, ni
aprovechádose de ningun descubrimiento, esceptuando
la imprenta. Pudiera creerse, segun la opinion de un
autor, que la mayor parte de sus invenciones les han
ído de la India, porque se apoderan con facilidad de
toda práctica útil sin manifestar su autor. Vanos y or
gullosos á lo sumo, tratan á todos los estrangeros de
bárbaros y de animales. Abrumados bajo el peso de un
ceremonial ridículo, sin otro fin que una vida pacífica
y la seguridad de poseer goces groseros, son enemigos
encarnizados de toda innovacion y se complacen en su
inmovilidad. Una de las cualidades del chino, es poseer
una cierta obesidad que le hace respetable y prueba
que su alimento es sustancial, y su sueño sosegado.
Complácese en todas las cosas pequeñas, no menos
en las minuciosidades de la etiqueta, que en los pro
ductos delicados de su industria. Una pasion le anima
solo, la del dinero, y no es activo mas que en los
—282

negocios comerciales y cuando se trata de hacer una


ganancia. Si se añade á todo lo inmundo de la obedien
cia servil, el egoismo desenfrenado que desprecia to
dos los padecimientos de los demas, la necia y vana
incredulidad, y una inmoralidad profunda que tras
ciende en las obras literarias y en las imágenes obsce
mas que adornan á una multitud de artículos indus
triales, se comprenderán las causas que han dester
rado por tanto tiempo el progreso del imperio chino.

CAPITULo III.—HistoRIA DE Los PAISEs LIMíTRofEs


DE LA INDIA Y DE LA CHINA.

Pocas son las palabras que tenemos que consa


grará esta historia, la cual no se conoce todavia mas
que imperfectamente. -

JAPoN. Los anales históricos y religiosos del Japon


cuentan que al principio reinó alli una raza de dio
ses, el séptimo de los cuales dió origen á dioses hu
manos ó terrestres. Estos gobernaron el mundo du
rante largos siglos, y de ellos descienden las actuales
familias nobles del Japon, que han conservado un
caracter divino y se diferencian esencialmente de los
demas hombres sobre los que tienen un poder sin
límites. Pero este pueblo no tuvo mucho tiempo re
yes indígenas. Parece que desde una época muy re
mota la China habia estendido su dominacion al Ja
pon, y hasta el año 660 antes de Jesu-Cristo, la na
cion japonesa no logró recobrar su independencia. En
tonces uno de los hombres de la antigua raza noble,
—283

Syn-Mu ó Nin-O, fundó un poder religioso y políti


co á la par, encarnado en la divina persona del daíri,
gefe supremo y hereditario. Este poder subsistió sin
límites hasta el duodécimo siglo de nuestra era. En
este tiempo, los administradores de las provincias,
encargados asi mismo de las funciones militares, empe
zaron tambien á hacerse independientes, y en el siglo
décimo-sesto se creó bajo el nombre de Quan-buku
un teniente de los dairis, monarca secular, que pron
to no dejó al monarca eclesiástico, mas que los ho
mores del poder.
La antigua religion del Japon, la de Sinto, ad
mitia la existencia de un dios supremo y de una ge
rarquia de dioses y de espíritus inferiores. El budd
hismo se introdujo despues, y domina desde el siglo
décimo cuarto de nuestra era. Pero las antiguas creen
cias subsistieron en las costumbres con toda su antigua
aspereza. En ninguna parte se marcó mas la diferencia
entre los nobles y el pueblo; en ninguna fueron tan es
plícitos el culto de los señores y de los príncipes y los
homenages tributados á su divinidad. En los tiempos
antiguos, el dairi, inmóvil horas enteras, como el dios á
quien representaba, era adorado diariamente por sus
súbditos, y aun hoy sus pies no pueden pisar la tierra
que le haria impuro como ella. La civilizacion japónica
pertenece en gran parte á la China que le ha comunica
do sus artes industriales y una parte de sus estilos. Di
versas circunstancias han impreso sin embargo al ca
rácter nacional del Japon un espíritu muy diferente del
de los chinos. Los japoneses son valientes, animosos y
vehementes. ¿Quién ignora su escesivo ceremonial y el
estremo á que llevan el pundonor? Pero allí tambien
como en todas las naciones en decadencia, reina una
—284—
corrupcion profunda. La inmoralidad roe á todas las
clases de la nacion, y sobre todo á la nobleza (1).
PUEBLos BUDDHIsTAs (2). El buddhismo espulsado
de la India fue á esparcirse entre los paises limítro
fes y llamar todas las tribus bárbaras desparramadas
sobre toda aquella parte del Asia á una civilizacion,
sino grande y fecunda, muy superior al menos á
las costumbres groseras de los primeros tiempos. Des
graciadamente la historia de estos paises nos es casº
desconocida. Sabemos que el buddhismo fue desgra
ciadamente á refugiarse á la isla de Ceylan; que alli
constituyó una nacionalidad verdadera, y envió en to
dos sentidos ramas civilizadoras. Sabemos que se es
parció por todas las islas de la Sonda; que Java, que
Borneo, que Sumatra se cobijaron bajo su ley. Sa
bemos que toda la península indo-china fue conver
tida al buddhismo, y que bajo la influencia de esta doc
trina, se arraigaron en estos paises costumbres medio
chinas y medio indianas. Sabemos por último que las
artes y la literatura brillaron en muchos de estos pue
blos; que las islas de la Sonda particularmente, ofre
cen monumentos arquitectónicos notables, anales escri
tos y obras literarias. Pero, salvo algunas indicacio

(1) , Kaempfer, Historia natural y religiosa del Japon, 2 tomos


en folio. La Haya 1729.
(2) Sobre el Buddhismo en general; véanse las Misceláneas
asiáticas de Ab. Rémusat.—La Gcografia de Ritter. Asia (en ale
man) presenta el resumen de todos los trabajos mas modernos
sobre estos paises, y principalmente de los trabajos de Crawford
y de Finlayson en la Cochinchina y el reino de Siam. Sobre las is
las de la Sonda véanse las descripciones de Crawford y de Rittles.
Sobre el Thibet las relaciones de los viageros analizadas en Ri
ter y particularmente las memorias de Hogson en las Investiga
ciongs asiáticas.—Consúltese tambien el Diario Asiático de París,
—285—

nes sobre un pequeño número de sus libros, salvo


algunas tradiciones y listas de los príncipes y de los
pontífices, no poseemos nada de positivo sobre la
historia de estos pueblos.
El, Thibet fué donde el buddhismo llegó á su total
incremento. Establecióse allí hácia el séptimo siglo de
muestra era, y adquirió el mayor influjo, cuando en el
siglo décimo tercio conquistó á sus creencias á Gengis
Kan y á la raza dilatada de los Mogoles. El buddhismo
sufrió muchas modificaciones de doctrinas en el largo pe
ríodo transcurrido desde que se estableció en el Thibet
hasta despues de las conquistas de Gengis y de Tamer
lan; y los pueblos sometidos á su ley, esperimentaron no
pocas revoluciones políticas. Pero no hay gran motivo
para que nos interesen aqui las luchas y las conquistas
sucesivas de estas hordas bárbaras. Vamos mas bien á
decir en pocas palabras las consecuencias notables que
el buddhismo engendró como doctrina religiosa.
En todos los pueblos buddhistas se encuentran di
ferencias de opiniones y de sectas, como en todas partes
donde el sistema religioso no es mas que el resultado de
la negacion de una creencia esterior. Dificil es hoy cla
sificar cronológicamente estas diferentes espresiones de
una misma heregía. En el capítulo precedente hemos
espuesto su dogma fundamental. Juntamente con este
dogma se encuentran en el Thibet todos los diferentes
sistemas del panteismo indiano: la salud por la fé, la
doctrina de Maya ó de la apariencia universal, la doc
trina de la identidad del mundo ó de Dios etc. Hemos
hablado suficientemente de estos sistemas, y es inútil
volverá ellos.
Pero lo que ha llamado particularmente la aten
cion de los europeos sobre el Thibet, es la organizacion
—286

sacerdotal que encontraron en este pais. Alli reinaba un


supremo pontífice de la religion buddhica, el dalai-lama,
encarnacion viva del dios Buddha, y que transmitia su
esencia divina á su sucesor. Este dogma se esplica muy
bien por las doctrinas panteísticas del buddhismo. Pero
se encontró ademas una semejanza sorprendente entre
las prácticas y ceremonias de la iglesia católica y las que
constituyen la forma esterior del culto del Gran Lama.
Vióse allí en efecto un soberano pontífice, patriarcas
encargados del gobierno espiritual de las provincias,
un consejo de lamas superiores (sacerdotes en lengua
thibetana) que se reunen en cónclave para elegir al pri
mero, y cuyas insignias mismas se parecen á las de
nuestros cardenales, el celibato de los sacerdotes, con
ventos de frailes y de religiosas, oraciones para los
muertos, la confesion auricular, la intercesion de los
santos, el ayuno, el besamiento de los pies, las letanias,
las procesiones y el agua lustral. Gran parte de estas
formas se han esparcido, siguiendo los pasos de los tár
taros, en la China y en toda el Asia meridional. En
vista de estos hechos no se ha dejado de afirmar que el
catolicismo no era mas que una copia de la doctrina
del gran Lama; pero está probado hoy, y de un modo
que no queda ningun lugar á las objecciones, qne la
Sede la-maica solo fué instituida por los sucesores de
Gengis-Kan y que, desde los primeros siglos del cris
tianismo, estas regiones estaban llenas de cristianos de
todas sectas, de quienes los pueblos indígenas han podi
do facilmente tomar un gran número de formas y de
ceremonias (1).
FIN DEL ToMo PRIMERo.

(1) Véase el Europeo segando articulo de M. Bazin.


inDICE
de las materias que contiene este tomo
primeros
PAGs.

PRólogo . . . . . . . . . . . . . . 5
INTRoDUCCION. . . . . . . . . . . . . 9
Principios de la ciencia de la historia . . . 10
Historia de la filosofia de la historia . . . 46
Método de la historia... . . . e . . 66
HISToRIA DE LAs socIEDADEs PRIMITIVAs . . . 79
Historia de la humanidad hasta el diluvio. . 91
Historia de la sociedad de Noé . . . . . . 97
Cronologia primitiva. . . . . . . . . . 156

LIBRO II.

CIVILIZACIoN BRAHMANICA. . . . . . . . . 159


El Oriente.—Capítulo I.—La India. . . . . 165
Capítulo II.—La China. . . . . . . . . 243
Capitulo III—Historia de los paises limítrofes
de la India y de la China. . . . . . . 282
ºs

«...", .. .
MANUA.

DE

HISTORIA UNIVERSAILe
EsrantecimieNro ripocnarico,
calle del Sordo, núm 41.
IIIST0RIA MIVERSI,
ESCRITO EN FRANCES

POR A OTT, DOGTOR EN DEREGRo 9

Y TRADUCIDo AL IDIoMA EspAÑol.

POR D. I. N. DE A. ABOGADO.
SEGUNDA PARTE.

5iotocia. uvoðexuco.

-eee

TOMO II.
-egeta-,

MADRID, 1841.

GABINETE LITERARIo,
CALLE DEL PRINCIPE, NUM. 25.
0:CIDENTE.

PRIMER PERIODDo
-s De

Desde los primeros tiempos Inistóricos


hasta la domainnaciona de los Persase

CIPITULO I.—EL EGIPTO (1).

La civilizacion de Oriente estaba destinada á estender


su influjo progresivo al Occidente, y á resucitar las reli
quias esparcidas sobre la tierra de Europa de las nacio
nes que habian fundado en ella los hijos de Noé. El Egip
to fué el gran canal de este gran movimiento de ideas
que debia juntar en un mismo progreso á la mayor parte
del antiguo mundo. En la orilla del Nilo nació un esta

(1) , Los antiguos dividian el Egipto en tres regiones: 1 º el


alto Egipto desde las cataratas del Nilo hasta el punto en que este
rio se divide en dos brazos. Tebas era su capital. Cuatro pueblos
¿ hoy el terreno antiguo de esta ciudad: Carnac, Luxor,
Medinet abú y Gornú. Entre las demas ciudades notábanse Syene
(la Assman moderna), Apollinopolis magns, (Edfú) Latopolis, (Es
né, Tentyris (Denderab), Licopolis (Syut). 2° El Egipto medio
—6-

do social totalmente semejante á aquel que los brahma


nes habian fundado en la India. Allí tambien modificó
la sociedad primitiva un vasto desarrollo intelectual, co
mo en las orillas del Ganges y del Indo: allí tambien lo
graron romper la unidad, contiendas religiosas y revo
luciones políticas, y de resultas de ellas marcharon á
llevar lejos los gérmenes de su civilizacion colonias es
pulsadas de su patria.
FUENTEs. Desgraciadamente la abundancia de las
fuentes no corresponde al interés de la materia. Mu
chos historiadores antiguos han escrito sobre el Egipto,
pero solo nos han quedado completos los libros de He
rodoto y de Diodoro de Sicilia. Ambos á dos viajaron por
Egipto y se instruyeron de boca de los sacerdotes: ambos
á dos consultaron ademas los historiadores anteriores á
ellos. No obstante están lejos de ser suficientes las ideas
que nos han transmitido, y en general juzgaron mal los
hechos y solo refirieron lo que les pareció interesante.
Sus trabajos no contienen en resolucion mas que un
compendio muy incompleto de las costumbres, de los
estilos, de la religion y de las leyes egipcias, y la
enumeracion de quince nombres de reyes cuyas principa
les acciones relatan. Estos autores no nos darian mas que
una idea muy imperfecta de la civilizacion egipcia, si no
nos quedasen ademas fragmentos importantes de otros
autores de la antigüedad y sobre todo, los restos de los

desde la primera reunion del Nilo hasta el parage en que se di


vide en muchos brazos. Menfis era su Principal ¿. 5.º El
Dolta que comprendia el resto del Egipto, hasta el Mediterráneo;
Tanis Menzaleh), Mendés (Ashnum Tanah), Pelusa (Tineh), Sais
y mas tarde Alejandría eran sus ciudades mas importantes. El
Delta egipcionó fué formado sino sucesivamente por los aluvio
nes del Nilo, y el desagüe de las lagunas que presentaba este
pais fué una de las primeras obras de la nacion egipcia.
—7-

monumentos egipcios, explorados por los viageros mo


dernos.
Efectivamente, en todos los libros de la antigüe
dad sagrada y profana hay esparcidos una porcion de
pasos relativos al Egipto; principalmente en los de Pla
ton, Strabon, Plutarco, los neo-platónicos y los de los
autores judios Philon y Josefo; en la Biblia y en algu
nos escritores cristianos, tales como Eusebio, Arnabio,
Macrobio, San Agustin, Clemente de Alejandría. Hay
particularmente dos fragmentos notables; el primero
relativo á la antigua religion egipcia, y es el Pimandro
y el Asclepio de Hermes Trimegisto, de que hablarémos
despues; el segundo, mas importante para la cronología
propiamente dicha, es la cronología de Manethon, sa
cerdote egipcio que vivia en tiempo de los Ptolomeos y
que escribió una grande historia de Egipto. Josefo nos
ha conservado un fragmento preciosísimo de esta histo
ria que solo nos dá á conocer la de la invasion de los re
yes pastores; Eusebio y el Syncello nos han transmitido
en sus colecciones la cronología de este historiador que
contiene la lista de los reyes y las dinastías desde las épo
cas mas remotas hasta su tiempo. La discordancia abso
luta que presentan estas listas con las de Herodoto y de
Diodoro las han hecho considerar como supuestas; pero
han recibido la confirmacion mas patente con el estudio
de los monumentos y hoy forman la base de la cronolo
gía egipcia. -

Los monumentos forman las fuentes mas abun


dantes y preciosas, y la espedicion francesa á Egipto es
la que ha abierto esta nueva y rica mina de investiga
ciones. Mas tarde hablaremos de estos monumentos y
de los trabajos á que han dado lugar. Ahora nos ocu
paremos únicamente de las inscripciones que los cubren,
de esas inscripciones trazadas en caracteres geoglíficos,
—8-

cuyo conocimiento sería tan importante, pero cuyos pri


meros elementos empiezan á penas á comprenderse. (1).
Los antiguos nos han enseñado que los egipcios tenian
tres especies de escritura (2): la escritura epistolográ
fica, la gerótica, y la geroglífica. Esta última era en par
te Kyriológica (es decir alfabética ó fonética, por lo que
se supone,) y en parte simbólica. La escritura simbó
lica espresa las ideas, ya por la imitacion de los objetos,
ya por medio de representaciones que tienen un sen
tido cuya llave debe ser conocida (tropos ó amaglyfos)
ya por símbolos enigmáticos.
Uno de los filósofos alejandrinos de los últimos si
glos del imperio romano, Horapollon, ha probado á
dar la aplicacion de estas representaciones simbólicas:
pero las ideas que arroja su trabajo eran de débil so
corro para la lectura de los geroglíficos y no se habian
intentado todavia mas que ensayos infructuosos, cuan
do abrió nuevo camino un descubrimiento importan
te. Encontróse al fin del último siglo la célebre pie
dra de Rosetta con una triple inscripcion en geroglí
ficos en egipcio vulgar y en griego; y esta piedra mu
tilada ofrecia entre otros el nombre propio de un
Ptolomeo. La traduccion que estaba al frente hizo ver
que el nombre egipcio se hallaba eserito en caracte
res fonéticos, (representantes de un sonido, como las le
tras de nuestro alfabeto) y dió el valor de algunas de
estas letras. Notóse al mismo tiempo que el nombre
propio estaba separado del resto de la inscripcion por

(1) No hablamos aqui de las inscripciones del periodo griego


y romano. -

(2) . . Un paso de los Stromates, de San Clemente de Alejandría,


es el fundamento de nuestros conocimientos sobre este punto. Los
demas autores, esceptuando á Porfirio, no hablan mas que de dos
especies de escrituras.
—9—

una línea oval que le encerraba y que se ha llamado


cartucho. Este descubrimiento fué corroborado en bre
ve por una inscripcion semejante encontrado en Phi
la. Aprendiéronse algunas nuevas letras del alfabeto,
y se tuvo la certidumbre de que todos los nombres
propios estaban encerrados en cartuchos. No bastaba sin
embargo haber establecido estos hechos, y se estaba
lejos de poder leer los geroglíficos. Parecia posible en
efecto descifrar los nombres propios; pero ¿ofrecen tam
bien caracteres fonéticos los demas geroglíficos? Supo
miendo que así fuese y que se conociesen todas las le
tras del alfabeto egipcio, ¿Qué uso podia hacerse de es
to supuesto que se ignoraba la lengua en que estaban
escritos todos estos nombres? Una dificultad nueva vino
á complicar la cuestion: las mismas letras de un mismo
nombre propio no eran representadas siempre por el
mismo signo.
Los señores Arturo Young y Champollion el jó
ven trataron de resolver estas dificultades y dar la
teoria de la escritura egipcia. El trabajo del último
ha sobrevivido únicamente. Para apartar una dificul
tad fundamental, se apoyó sobre una hipótesis anti
gua ya en la ciencia y generalmente admitida hoy, á
saber, que la lengua copta que hoy no es ya usual en
Egipto, pero que se hablaba en la edad media y de que
se poseen monumentos escritos no es otra cosa que una
degeneracion de la antigua lengua egipcia (1).
Partiendo de este dato, Champollion ha determi
nado el caracter de las diferentes especies de escritu
ra egipcia de que le ofrecian ejemplos no solo las ins

(1) , Esteban Quatremére. Investigaciones históricas y críticas


sobre la lengua y la literatura del Egipto, Paris, 1808.
—10—

cripciones, sino tambien muchos papyrus. Relativamente


á la escritura geroglífica, ha admitido que en parte era
simbólica, pero principalmente fonética. Y hé aquí cual
es, segun él, la ley de esta última. Cada signo represen
ta una letra, y esta letra es la primera de la palabra de
que el signo es la imágen. Asi, aplicando esta regla á
muestra lengua, para escribir una A se dibujaría una
anade un árbol ó cualquier otro objeto que empezase
por a. (1) Esto dá la razon de la diferencia de signos para
una misma letra; pero complica nuevamente la dificul
tad y hace mas indispensable aun el cumplido conoci
miento de la lengua.
Por medio de su sistema, Champollion ha descifra
do un gran número de nombres reales, principalmente
de los relativos á la décima nona dinastía. Los resultados
que ha obtenido han confirmado plenamente las listas
de Manethon (2).
Tales son los monumentos de la historia egipcia. Pe
ro se comprenderán facilmente las innumerables dificul
tades que envuelve su esplicacion y la obscuridad de
aquella aun en el órden de hechos mas fáciles de con
servar, la cronología y la sucesion de los reyes, cuando
se sepa que las listas de Manethon no son las mismas
segun Eusebio que segun el Syncello; que este último
presenta otras listas diferentes de las primeras; que las
sucesiones de reyes dadas por Herodoto y Diodoro discre
pan enteramente de las de Manethon, y que ademas
ofrecen divergencias grandísimas en los dos autores grie
gos. Si se añade que los documentos relativos al Egipto,
A

(1) Compendio del sistema geroglífico de los antiguos egipcios,


segunda edicion París, 1828 en 8º
(2) Cartas á M. Blacas, por Champollion, 1824, 1826, dos
tomos en 8.º
—11—

consignados en la historia de otras naciones, la de los


judios por ejemplo, no pueden muchas veces concor
dar sino con gran trabajo con los documentos nacio
nales, y que los monumentos abren una nueva fuente de
dificultades y de enigmas, se tendrá una idea de los em
barazos del historiador de Egipto, y la esplicacion de los
muchos y contradictorios sistemas que ha producido esta
materia (1).
No somos nosotros los que trataremos de desembro
llar este caos. Bastarános tener un hilo conductor con
que poder enlazar las principales tradiciones y las revo
luciones sociales mas importantes. Este hilo le encontra
remos en las listas de Manethon.
Para Manethon, la historia del Egipto se divide en
dos grandes periodos, uno divino y otro humano. Pri
meramente reinaron los dioses durante una larga série
de millares de años. Menés fué el primer rey humano,
y el fundador de la primera dinastía, á esta le sucedie
ron otras veinticinco sobre el trono del Egipto hasta la
conquista de los persas. Atengámonos á esta division.
EDAD DIVINA. ¿Pertenece á la historia la edad divi
na referida por los historiadores del Egipto? Ya divi
dian dos opiniones á los sábios de la antigüedad en la
época de los emperadores romanos. Segun unos, todos
los dioses eran hombres divinizados, y realmente ha

(A) No existe monografia bien hecha de la historia de Egipto.


Es preciso recurrir sobre este punto á las historias generales, ci
tadas ya, especialmente á la historia universal traducida del in
glés, al compendio de los señores Poirson y Caix y al trabajo de
ceren sobre la política y el comercio de los pueblos de la an
tigüedad.—Véanse tambien, las notas de Guigniaut sobre Creuzer,
lib. 2º.—El ensayo de M. Boulland ofrece un resúmen completo
y exacto de todas las tradiciones históricas y religiosas del Egip
to, y el órden de sucesion adoptado en él nos parece el mas con .
forme á la verdad.
—12—

bian ejecutado en la tierra las acciones que se contaban


de ellos; segun otros, por el contrario todos estos hechos
mo eran mas que mitos y símbolos. Habíanse personifi
cado en ellos los fenómenos de la naturaleza, y las tra
diciones no tenian nada de históricas. La mayor parte
de los sábios modernos se han puesto de parte de esta
última opinion, y todos sus esfuerzos se han encaminado
á esplicar mitológicamente las tradiciones antiguas.
Sin embargo si es cierto que la divinizacion de
los hombres fue una práctica constante de toda la an
tigüedad y que resultó de un dogma muy positivo de
la civilizacion primitiva, dogma que ya hemos esplica
do en su lugar ¿por qué no se creerian los dichos igual
mente positivos de las tradicciones que parecen todas
referir acciones patentemente humanas? El error con
trario consiste en considerar á toda la teologia anti
gua como producto de la divinizacion de los hombres
En cuanto á nosotros, que no participamos de este
error, creemos muy bien que un gran número de
tradiciones mitológicas refieren hechos que han sucedi
do realmente, y vemos en esta historia divina de los
pueblos, su primer periodo de civilizacion, sus prime
ros desarrollos despues de la dispersion primera,
En Egipto reinaron primeramente siete dioses, y
luego nueve semi-dioses (1). Diodoro, despues de re
ferir el nombre de los dioses celestes, uno dice que el
primer dios terrestre fué Helios segun unos y Vulcano,
segun otros; que á este sucedió Saturno, esposo de Rhea,
que tuvo por hijo á Osiris y á Isís, ó mas bien á Júpiter
Ammon y á Juno, y que de estos nacieron Osiris, Isis,
Apolo, Venus y Tifon-Plutarco y Diodoro nos han trans

(1) Manethon. Segun Herodoto hubo primero ocho grandes dio


ses, y despues doce dioses de segundo órden.
—13

mitido las tradiciones relativas á la vida terrestre de


Osiris y de Isis; nos han contado los beneficios de
que han colmado al mundo, sus invenciones y descu
brimientos, la sabiduría de su consejero Hermés, el le
gislador de Egipto, y el valor de Hércules y sus gran
des trabajos; luego la lucha de Osiris contra Tifon,
su muerte y el dolor de Isis: por último la resu
reccion del Dios de luz, su victoria contra el mal re
presentado por Tifon, y su glorioso reinado. A Osiris
sucedió Isis, y luego reinó Horo, el último de los dio
ses mortales. Despues de él empieza la edad humana.
PERIoDo IIUMANo. En esta época fué sin duda cuan
do la civilizacion indiana fue introducida en Egipto,
donde fructificó ampliamente. Las creencias, las insti
tuciones y las artes del Egipto, parecen calcadas sobre
las de la India hasta el punto que aun hoy mismo cree
el viagero indiano encontrarse en su propia patria al
contemplar las ruínas de la grandeza egipcia. Pero si
son incontestables las estrechas relaciones de la India
y del Egipto, ha sido imposible hasta ahora deter
minar el instante y la historia de la comunicacion
entre los dos pueblos.
EtiopIA. La Etiopia es el punto de donde parece
haber venido la civilizacion egipcia; pero no posee
mos sobre este pais mas que raras indicaciones.
Diodoro de Sicilía y Strabon son los dos únicos
autores antiguos que nos dan algunas noticías sobre
la Etiopia: los demas no hacen mas que nombrarla,
y aun aquellos no nos cuentan la historia de los Etio
pes, pues solo nos dan á conocer algunas de sus ins
tituciones. El reciente reconocimiento de los monu
mentos de la Nubia ha abierto una fuente inespera
da á las investigaciones sobre este pais, y confirmado
lo que referian los antiguos de su antigua grandeza.
——
Todos estos documentos arrojan los hechos siguientes:
Ha existido en la Nubia un estado sacerdotal cuyo cen
tro se encontraba en la confluencia del Nilo y del At
barah. El pais comprendido entre estos rios formaba
la isla de Meroé donde habia una ciudad y un gran
templo consagrado á Júpiter Ammon. Este templo ha
sido encontrado en parte, asi como otras muchas rui
nas entre las cuales se notan un gran número de pi
rámides. Otros monumentos, algunos de ellos muy
importantes, se estienden á lo largo del Nilo hasta
las fronteras de Egipto; pero algunos de estos mo
numentos ofrecen huellas de la dominacion egipcia,
entre otras, varios bajos relieves que se refieren á la
décima-octava y décima nona dinastía de Egipto. El
poder real en Meroé estaba enteramente subordina
do el de los sacerdotes, y este estado estubo siempre
en relaciones, ya de alianzas, ya de guerra con el
Egipto. Era muy antiguo, hacia un comercio dilata
do, tentó muchas veces conquistas, subyugó al mismo
Egipto en diferentes ocasiones, y todavia estaba flo
reciente en tiempo de los Ptolomeos, cuando este úl
timo habia ya caido desde mucho tiempo atras (1).
Tales son las ideas imperfectas que poseemos so
bre la Etiopia. Pero si la nacion egipcia fue una co
lonia de Meroé, aventajó mucho en gloria y en tra
bajos á su metrópoli, y de ella sola vamos á ocu
parnos.
Primeras dinastías. En medio de la oscuridad de
las tradicciones puede ser caracterizada de este modo
la marcha de la civilizacion egipcia desde el reinado
de Menés que todas concuerdan en considerar como

(1) Véase á Heeren,3 Política yy Comercio &c.


—15—

el primer rey humano. Las doctrinas de la India se


establecen en Egipto bajo el influjo sacerdotal en tiem
po de este príncipe y de sus primeros sucesores: la
sociedad marcha con fé y energia por el camino de
su fin; viene luego una época señalada por grandes
revoluciones sociales y religiosas: la negacion y la
duda han atacado las creencias y las instituciones an
tiguas, pero al través de esta continua lucha apare
cen todavia de vez en cuando grandes actos naciona
les y reinados gloriosos. Pronto falta tambien este ca
racter, y la decadencia se apodera de toda la nacion.
Gobernantes y gobernados, todos siguen la fatal pen
diente del mal; piérdense las antiguas costumbres, y
con ellas desaparece la energia nacional. El Egipto,
moralmente profanado ya por el estrangero, no tiene
tampoco la fuerza de resistir al ejército victorioso de
los persas; y, afrentado por la conquista, muere for
cejeando con una dura opresion.
Transcurrió efectivamente un primer periodo cu
ya oscurísima historia solo ofrece en el espacio de unas
diez dinastías algunos nombres de reyes á que se re
fieren hechos determinados vagamente. No obstante
las listas dobles de reyes que se poseen de esta épo
ca prueban al parecer que entonces cada parte del
Egipto fue gobernado por gefes particulares, distri
burdos sobre el territorio, en Tebas, Memfis, Hera
clea, Tanis, y que, conductores acaso de colonias etio
pes, vinieron á ocupar y desecar sucesivamente el
terreno y á civilizar sus habitantes. El cuerpo sacer
dotal mantenia la unidad moral y religiosa, y á él
tambien pertenecia seguramente la direccion social.
Es posible sin embargo que los gobernadores milita
res hayan tratado desde esta época de crearse un po
der independiente. De todas maneras, Manés es quien
—16

abre la série de los reyes. Atribúyesele la fundacion


de Memfis y la invencion de diferentes cosas que ha
cen agradable y deleitosa la vida. Durante el mismo
periodo reinó Nitocris, muger fuerte y poderosa, que
reunió todo el Egipto bajo su dominacion, y en cuyo
reinado se encuentran huellas de una violenta revolu
cion política. Aqui es sin duda donde es preciso co
locar á esos reyes mencionados por Diodoro y cuya
época no está determinada. Moeris que hizo abrir ese
famoso lago á que dió su nombre y que debia servir
de desagüe á las aguas del Nilo; Osymandyas, céle
bre por su magnífico sepulcro y su biblioteca; y Ucoreo
que fortificó y hermoseó á Menfis, y cuya hija, fecun
dada por un Toro, alumbró á Egipto que dió su nom
bre al pais.
El monumento de las revoluciones habia ya lle
gado al fin de este periodo, que ocupa casi la duracion
de las diez primeras dinastias; el póder real se hi
zo al cabo independiente de los sacerdotes, y bajo
la duodécima dinastia nos encontramos ya con una
reparticion de tierras, señal de una gran modificacion
en las opiniones. En esta dinastía es en efecto, donde
Manethon, coloca al mas célebre de todos los reyes de
Egipto, al gran Sesostris, señor de Tebas, de la mas
antigua ciudad sacerdotal. Sesostris, dividió al Egipto
en treinta y seis nomios; se hizo querer del pueblo
por su dulzura y beneficencia, y le repartió tierras. En
seguida marchó con un inmenso ejército, atravesó la
Etiopia, pasó desde allí al Asia, llegó hasta la India,
conquistó las orillas del Mediterráneo, y aun sometió la
Escitia y la Tracia. Impuso tributos á un gran número
de estos pueblos, y trajo á Egipto una porcion de cau
tivos, esclavos destinados á construir monumentos co
losales. A la vuelta de su espedicion fué sorprendido
—17--

por su hermano que habitaba á Pelusa, y estuvo para


perecer en las emboscadas que este le preparaba. Pero
escapó de este peligro, y su reinado fué largo y glorio
so. Por último se quedó ciego, y acabó por darse volun
tariamente la muerte.
Parece que no cesaron los disturbios de asolar á
Egipto durante el periodo que siguió el gran Sesostris;
porque sucedió en breve que este estado tan poderoso,
lejos de sujetar á los pueblos circunvecinos, fué incapaz
de resistir á los enemigos esteriores. Entonces fué á
caer efectivamente sobre el Egipto una grande invasion
de bárbaros estrangeros y le subyugaron. Los reyes pas
tores sucedieron á los principes indígenas. Esta invasion
cuya historia nos ha transmitido un fragmento de Ma
methon, conservado por Josefo en su respuesta á Appion,
pero de que no nos ha indicado una palabra los histo
riadores griegos, tuvo lugar al fin de la décima-quinta
dinastía. Dejamos hablará Manethon.
«Bajo el reinado de Timaos, irritado Dios contra
nosotros permitió que cuando parecia que no habia nin
gun objeto de inquietud, viniese del lado de Oriente
un grande ejército de un pueblo que no tenia ninguna
reputacion, se hiciese sin trabajo dueño de nuestro pais,
matára gran parte de nuestros príncipes, aherrojase á
los demas, quemára nuestras ciudades, arruinase nues
tros templos y tratase tan cruelmente á los habitantes
que hizo morir á muchos, redujo á esclavitud las mu
geres y los niños y estableció por rey á un hombre de su
nacion llamado Salatis (Setes en las listas cronológicas).
Este nuevo príncipe vino á Menfis, é impuso un +
to tanto á las provincias superiores como á las inferio
res. Estableció en ella fuertes guarniciones, principal
mente hácia la parte del Oriente, porque preveia que
cuando los asirios fuesen aun mas poderosos que él, les
T0M0 II, 2
—18—

vendria gana de conquistar este reino. Habiendo encon


trado en el pais de Sate, al oriente del rio Bubastis,
una ciudad llamada en otro tiempo Avaris cuya posi
cion le pareció muy ventajosa, la fortificó con esmero y
puso en los alrededores tanta gente de guerra, que su
número era de doscientos cuarenta mil. Iba alli en tiem
po de la recoleccion de los frutos á hacer la cosecha y
la revista de sus tropas, y mantenerlas en tal ejercicio y
tanta disciplina, que los estrangeros no se atreviesen
á intentar turbarlos en su posesion.» Manethon nombra
á los cinco primeros reyes que sucedieron á Salatis, y
añade que no hubo nada que no hiciesen por estermi
nar á la raza de los egipcios. El reinado de estos reyes,
de orígen árabe, llamados hyesos ó pastores, duró qui
mientos once años. Por último los reyes de la Tebaida
y los que habian quedado libres en Egipto les declara
ron la guerra, hasta que despues de largos combates
los venció Alisfragmutosis y los redujo á la ciudad de Ava
ris en que se encerraron. Su hijo Thutmosis probó á
echarlos por la fuerza; pero, asustado de su número,
trató con ellos, y los dejó retirarse tranquilamente. Fue
ron á establecerse á Judea, y fundaron á Jerusalen.
Los estranjeros habian sido apartados, pero el gér
men de las revoluciones intestinas no estaba destruido. En
breve ocurrió una nueva crisis. Sigamos la relacion de
Manethon. Aménofis formó la décima octava dinastía de
que Tutmosis hacia parte. Sucedióle Sethosis ó Ramas
sés el grande, el mismo que dejó parte de los admira
bles monumentos de la Tebaida y adornó los templos
de la baja Nubia. «Ramassés juntó grandes ejércitos de
tierra y mar; dejó á Armais, su hermano por teniente
general de Egipto con un poder absoluto, y le prohibió
solo el tomar el título de rey, hacer nada en perjuicio
de su muger y sus hijos, y abusar de sus concubinas.
—19—

En seguida marchó contra la isla de Chipre, la Fenicia,


los Asírios y los Medos, venció á los unos y subyugó á
los otros por el solo terror de sus armas. Alentado su
corazon con tantos afortunados triunfos, quiere lle
var mas lejos todavia sus conquistas en el Oriente;
pero Armaís, á quien habia dado tan grande auto
ridad, hizo todo lo contrario de lo que le tenia man
dado: echó á la reina, abusó de las concubinas de su
hermano, y dejándose persuadir por sus aduladores, se
puso la corona en su cabeza. El gran sacerdote de Egip
to se lo notició á Sethosis. Dió al punto la vuelta,
tomó el camino para Pelusa y se mantuvo en su reino.
Se dice que este príncipe dió su nombre al Egipto, por
que tenia este nombre lo mismo que el de Sethosis y
Armais se llamaba igualmente Danao.
Este Danao se espatrió, y fué á establecerse en el
Peloponeso. Tal fué el gran resultado de las luchas in
testinas de Egipto, los vencidos, obligados á abando
mar su tierra nativa, se esparcieron por el esterior y cu
brieron de colonias egipcias las orillas del Mediterráneo.
Asi es como cundieron por la Europa los principios
de la civilizacion oriental y aquellas pequeñas naciona
lidades fundadas por los fugitivos del Egipto fueron las
que sacaron sus últimas consecuencias.
Una lucha mas terrible que la que hubo de sos
tener Ramessés contra Danao puso bien pronto al Egip
to en grave riesgo de perderse. La historia que vamos
á contar, siguiendo siempre á Mamethon está intima
mente unida á la de la residencia de los judíos en Egip
to y de su espulsion de aquel pais. Pero Manethon no
considera aqui mas que el lado relativo al Egipto y
la tradicion que nos trasmite no es conforme en un
todo á la de los judíos. Vamos no obstante, á dar el
resumen, reservándonos referir lo que es particular á
—16

abre la série de los reyes. Atribúyesele la fundacion


de Memfis y la invencion de diferentes cosas que ha
cen agradable y deleitosa la vida. Durante el mismo
periodo reinó Nitocris, muger fuerte y poderosa, que
reunió todo el Egipto bajo su dominacion, y en cuyo
reinado se encuentran huellas de una violenta revolu
cion política. Aqui es sin duda donde es preciso co
locar á esos reyes mencionados por Diodoro y cuya
época no está determinada. Moeris que hizo abrir ese
famoso lago á que dió su nombre y que debia servir
de desagüe á las aguas del Nilo; Osymandyas, céle
bre por su magnífico sepulcro y su biblioteca; y Ucoreo
que fortificó y hermoseó á Menfis, y cuya hija, fecun
dada por un Toro, alumbró á Egipto que dió su nom
bre al pais.
El monumento de las revoluciones habia ya lle
gado al fin de este periodo, que ocupa casi la duracion
de las diez primeras dinastias; el póder real se hi
zo al cabo independiente de los sacerdotes, y bajo
la duodécima dinastia nos encontramos ya con una
reparticion de tierras, señal de una gran modificacion
en las opiniones. En esta dinastía es en efecto, donde
Manethon, coloca al mas célebre de todos los reyes de
Egipto, al gran Sesostris, señor de Tebas, de la mas
antigua ciudad sacerdotal. Sesostris, dividió al Egipto
en treinta y seis nomios; se hizo querer del pueblo
por su dulzura y beneficencia, y le repartió tierras. En
seguida marchó con un inmenso ejército, atravesó la
Etiopia, pasó desde allí al Asia, llegó hasta la India,
conquistó las orillas del Mediterráneo, y aun sometió la
Escitia y la Tracia. Impuso tributos á un gran número
de estos pueblos, y trajo á Egipto una porcion de cau"
tivos, esclavos destinados á construir monumentos co
losales. A la vuelta de su espedicion fué sorprendido
—17--

por su hermano que habitaba á Pelusa, y estuvo para


perecer en las emboscadas que este le preparaba. Pero
escapó de este peligro, y su reinado fué largo y glorio
so. Por último se quedó ciego, y acabó por darse volun
tariamente la muerte.
Parece que no cesaron los disturbios de asolar á
Egipto durante el periodo que siguió el gran Sesostris;
porque sucedió en breve que este estado tan poderoso,
lejos de sujetar á los pueblos circunvecinos, fué incapaz
de resistir á los enemigos esteriores. Entonces fué á
caer efectivamente sobre el Egipto una grande invasion
de bárbaros estrangeros y le subyugaron. Los reyes pas
tores sucedieron á los principes indígenas. Esta invasion
cuya historia nos ha transmitido un fragmento de Ma
nethon, conservado por Josefo en su respuesta á Appion,
pero de que no nos ha indicado una palabra los histo
riadores griegos, tuvo lugar al fin de la décima-quinta y
dinastía. Dejamos hablará Manethon. -

«Bajo el reinado de Timaos, irritado Dios contra


nosotros permitió que cuando parecia que no habia nin
gun objeto de inquietud, viniese del lado de Oriente
un grande ejército de un pueblo que no tenia ninguna
reputacion, se hiciese sin trabajo dueño de nuestro pais,
matára gran parte de nuestros príncipes, aherrojase á
los demas, quemára nuestras ciudades, arruinase nues
tros templos y tratase tan cruelmente á los habitantes
que hizo morir á muchos, redujo á esclavitud las mu
geres y los niños y estableció por rey á un hombre de su
nacion llamado Salatis (Setes en las listas cronológicas).
Este nuevo príncipe vino á Menfis, é impuso un +
to tanto á las provincias superiores como á las inferio
res. Estableció en ella fuertes guarniciones, principal
mente hácia la parte del Oriente, porque preveia que
cuando los asirios fuesen aun mas poderosos que él, les
T0M0 II, 2
—18—

vendria gana de conquistar este reino. Habiendo encon


trado en el pais de Sate, al oriente del rio Bubastis,
una ciudad llamada en otro tiempo Avaris cuya posi
cion le pareció muy ventajosa, la fortificó con esmero y
puso en los alrededores tanta gente de guerra, que su
número era de doscientos cuarenta mil. Iba alli en tiem
po de la recoleccion de los frutos á hacer la cosecha y
la revista de sus tropas, y mantenerlas en tal ejercicio y
tanta disciplina, que los estrangeros no se atreviesen
á intentar turbarlos en su posesion.» Manethon nombra
á los cinco primeros reyes que sucedieron á Salatis, y
añade que mo hubo nada que no hiciesen por estermi
mar á la raza de los egipcios. El reinado de estos reyes,
de orígen árabe, llamados hyesos ó pastores, duró qui
mientos once años. Por último los reyes de la Tebaida
y los que habian quedado libres en Egipto les declara
ron la guerra, hasta que despues de largos combates
los venció Alisfragmutosis y los redujo á la ciudad de Ava
ris en que se encerraron. Su hijo Thutmosis probó á
echarlos por la fuerza; pero, asustado de su número,
trató con ellos, y los dejó retirarse tranquilamente. Fue
ron á establecerse á Judea, y fundaron á Jerusalen.
Los estranjeros habian sido apartados, pero el gér
men de las revoluciones intestinas no estaba destruido. En
breve ocurrió una nueva crisis. Sigamos la relacion de
Manethon. Aménofis formó la décima octava dinastía de
que Tutmosis hacia parte. Sucedióle Sethosis ó Ramas
sés el grande, el mismo que dejó parte de los admira
bles monumentos de la Tebaida y adornó los templos
de la baja Nubia. «Ramassés juntó grandes ejércitos de
tierra y mar; dejó á Armais, su hermano por teniente
general de Egipto con un poder absoluto, y le prohibió
solo el tomar el título de rey, hacer nada en perjuicio
de su muger y sus hijos, y abusar de sus concubinas.
—19—

En seguida marchó contra la isla de Chipre, la Fenicia,


los Asírios y los Medos, venció á los unos y subyugó á
los otros por el solo terror de sus armas. Alentado su
corazon con tantos afortunados triunfos, quiere lle
var mas lejos todavia sus conquistas en el Oriente;
pero Armaís, á quien habia dado tan grande auto
ridad, hizo todo lo contrario de lo que le tenia man
dado: echó á la reina, abusó de las concubinas de su
hermano, y dejándose persuadir por sus aduladores, se
puso la corona en su cabeza. El gran sacerdote de Egip
to se lo notició á Sethosis. Dió al punto la vuelta,
tomó el camino para Pelusa y se mantuvo en su reino.
Se dice que este príncipe dió su nombre al Egipto, por
que tenia este nombre lo mismo que el de Sethosis y
Armais se llamaba igualmente Danao.
Este Danao se espatrió, y fué á establecerse en el
Peloponeso. Tal fué el gran resultado de las luchas in
testinas de Egipto, los vencidos, obligados á abando
mar su tierra nativa, se esparcieron por el esterior y cu
brieron de colonias egipcias las orillas del Mediterráneo.
Asi es como cundieron por la Europa los principios
de la civilizacion oriental y aquellas pequeñas naciona
lidades fundadas por los fugitivos del Egipto fueron las
que sacaron sus últimas consecuencias.
Una lucha mas terrible que la que hubo de sos
tener Ramessés contra Danao puso bien pronto al Egip
to en grave riesgo de perderse. La historia que vamos
á contar, siguiendo siempre á Mamethon está intima
mente unida á la de la residencia de los judíos en Egip
to y de su espulsion de aquel pais. Pero Manethon no
considera aqui mas que el lado relativo al Egipto y
la tradicion que nos trasmite no es conforme en un
todo á la de los judíos. Vamos no obstante, á dar el
resumen, reservándonos referir lo que es particular á
—20

los judios, cuando contemos la historia de este pue


blo. -

Sucedió á Sethosis Ramassés y á este Amenophis


gran adorador de los dioses. Habiendo deseado ver
los este rey consultó á un sacerdote llamado tambien
Amenophis ó Pritiphantes diestro y prodigioso en el
arte de predecir. Díjole este que podria llenar su de
seo si echára de su reino todos los leprosos é infecta
dos de males semejantes. Amenoplhs juntó ochenta mil
de ellos á quienes hizo trabajar en las canteras del
lado del Nilo que mira al Oriente. Habia entre ellos
sacerdotes atacados de la lepra. El consejo habia sido
harto violento. El sacerdote conoció por su ciencia, que
para castigar al Egipto darian los dioses poder y do
minacion á los leprosos por espacio de trece años; pu
so en conocimiento del rey esta nueva vision y se suici
dó. En aquel tiempo, abrumados los leprosos bajo el
trabajo habiendo pedido al rey un punto á donde re
posar y estar seguros dióles el Faraon la ciudad de
sierta de Avaris que habia pertenecido á los espulsa
dos pastores. Empero no bastó esta concesion: se amo
tinaron los leprosos, eligieron por gefe un sacerdote de
Heliópolis su nombre Osarsiphon, llamaron en su au
xilio á los pastores de la Judea y marcharon contra
Amenophis. Este habia reunido un ejército de tres
cientos mil hombres. Mas no se atrevió á combatir y
se retiró á Etiopia con todas las cosas sagradas y una
gran parte de su pueblo. Los pastores de Jerusalen
hicieron entonces los mayores estragos y no conten
tos con incendiar los caseríos y aldeas cometian mil
sacrilegios, haciendo pedazos los simulacros de los
dioses hasta matando los animales sagrados que repre
sentaban aquellos, forzando á los sacerdotes y profe
tas de Egipto á que fuesen sus matadores y echándo
"-21—

los despues á todos absolutamente desnudos. El sacer


dote que los capitaneaba cambió de nombre, despues
de haber cambiado de religion y se llamó Moises.
Pero al cabo de los trece años fijados por el oráculo,
Amenophis acompañado de su hijo Ramesses, pasó,
de la Etiopia á Egipto con un gran egercito, venció
á los de Jerusalen y Avaris y persiguió sus restos
hasta las fronteras de la Siria, (1643).
Tal refiere Manethon. Seria un error tomarlo al
pie de la letra. Aqui se halla otra vez la forma sim
bólica en que estan envuelvas todas las tradiciones
antiguas. Por la palabra leprosos se entienden sin
duda todos los cismáticos religiosos ó políticos que re
sistieron al poder y á la creencia establecida entonces
y en verdad que aquella sencilla historia trahe á la me
moria una gran revolucion social. En cuanto al papel
que hicieron los judios, veremos que fué muy vario.
Mas apesar de la victoria de Amenophis, la grandeza
egipcia habia recibido el golpe mortal. El periodo que
sigue solo presenta alborotos y confusion. A este lu
gar corresponden varias tradiciones incomprensibles re
feridas por Herodoto y Diodoro tales como la historia
de Rampsinit y la de Proteo. Hasta los reyes se die
ron á la heregía. Los dos hermanos Cheops y Chephrem
cerraron los templos, prohibieron los sacrificios, é hi
cieron construir las dos grandes pirámides de Ghiseh
para abrumar el pueblo bajo el peso de los impuestos
y del trabajo. El Egipto respiró bajo Mycerino prínci
pe dulce y bienhechor que hizo abrir los templos y
continuar los sacrificios. Vino despues Bochoris que se
hizo célebre por sus leyes civiles. Asi pasaron seis di;
mastias de las cuales se sabe muy poco. Entonces co
menzaron las relaciones de los egipcios con el estran
gero, Salomon rey de los judíos se casó con la hija de
—22—

un rey de Egipto: Sesac (sin duda el Sesonchis de las


listas, vigésima segunda dinastía) fué por algun tiempo
señor del reino de Judá. -

4. Al principio de la vigésima quinta dinastía fué con


quistado el Egipto por Sabacon rey de Etiopía. En me
dio de la anarquía que sigue á la muerte de éste se vé
reinar á Sethos, sacerdote de Vulcano que suminis
trando armas al pueblo, rechaza á Sennacherib, rey de
Nínive. Despues de Sethos renace la anarquía y doce se
ñores se reparten el Egipto. Pero uno de ellos, Psam
mético con ayuda de Carios asalariados consigue derrotar
á sus concurrentes y reune el reino bajo su sola domi
nacion. -

En el reinado de Psammetico y sus sucesores pre


senta Egipto el aspecto de una nacion que envanecida
con la gloria de sus antepasados, ha dejado el deber que
han estado estos cumpliendo largo tiempo y consume
apaciblemente el fruto de trabajos pasados. En esa épo
ca se borran las grandes distinciones religiosas y mo
rales: ya no existe la barrera impenetrable que separa
ba al estrangero de aquella region sagrada. Psammético
franquea el pais á los griegos con quienes se establece
un comercio activo. Ensancha á Sais, erige varios mo
numentos en Menfis y trata de conquistar la Siria y la
Judea durante su reinado, una parte de la casta guer
rera se retira á Etiopía, Sus sucesores Necao Psammis y
Apries continúan haciendo la guerra con auxilio de
mercenarios griegos. Hay un alboroto en tiempo del úl
timo y Amassis de la clase ínfima del pueblo, ladron de
profesion manchado con mil infamias y elevado por su
maña á los primeros grados del ejército, usurpa el poder
y destruye con su cinismo las últimas bases de las institu
ciones antiguas. (570) Por lo demas, Amasis fué un es
celente administrador: el pueblo fué feliz en su tiempo:
—23—

hubo un gran adelanto comercial é industrial. Empero


destruyóse la energía nacional. Asi es que su hijo Psam
menit no reinó mas que seis meses. Cambises rey de los
persas vino á caer sobre el Egipto y le conquistó facil
mente (525).
Cambises abatió el Egipto y le pisó. Reducido á pro
vincia persa, en todo el tiempo de aquella dominacion
asiática fué administrado y horriblemente oprimido por
Sátrapas persas. Varias veces probóá sacudir el yugo. En
tiempo de Artajerjes Mnemon, una cruda guerra le
devolvió la independencia momentáneamente; pero Oco
le volvió á las cadenas. Cuando Alejandro el Grande
destruyó el imperio Persa conquistó tambien el Egip
to y tras él llegó al poder la dinastía macedónica de
los Ptolemeos.
Pasemos al estado de la civilizacion.
RELIGIoN. El sistema religioso de los egipcios es
poco conocido y ofrece grandes dificultades, Los auto
res mas antiguos como Herodoto y Diodoro solo nos
dan en griego los nombres de los dioses egipcios, en
señándonos únicamente algunas particularidades rela
tivas á su culto. Plutarco en su tratado de Isis y de
Osiris pretende esplicar la teoria general de la teolo
gía egipcia: mas tambien son muy incompletas las
mociones que suministra. Datos de mas importancia
pueden sacarse de algunos autores eclesiásticos cristia
nos, principalmente de Eusebio de Cesáréa, de San
Clemente de Alejandria y de Macrobio; pero las no
ticias mas exactas del último estado de la religion egip
cia, estan en los fragmentos conservados por la escuela
neo-platónica. Consisten en libros místicos, en discur
sos poéticos sobre los obgetos religiosos, y que se han
mirado mucho tiempo como producciones apócrifas,
á cuyo estudio sin embargo, se han aplicado los sá
bios alemanes de nuestros dias (1). Hay que aña
dir tambien un tratado de Jamblico sobre la teología
egipcia. -

La mayor parte de los sistemas modernos de la


religion egipcia son ya de la antiguedad. Entonces,
los unos no veian en los dioses del Egipto, mas que
hombres divinizados y otros la espresion de fenóme
nos de la naturaleza. Plutarco ve en ello una nueva
forma de la doctrina de los dos principios opuestos
que encontraremos en Persia. Los neo-platónicos qui
zá se acercaban mas á la verdad. Para ellos la doc
trina egipcia era el pantheismo: todos los dioses infe
riores y todos los seres no eran sino emanaciones del
Dios supremo. -

Mucho tiempo se ha estado esplicando todo entre


los modernos, por medio de la divinizacion de los hom
bres. Solo desde el último siglo ha adquirido alguna
consistencia la teoria que esplicaba las religiones am
tiguas por la simbolizacion de los fenómenos de la natu
raleza. En aquella época apareció la notable monografia
de Jablonski sobre la mitologia egipcia. Segun este, los
egipcios adoraban dioses inteligibles y dioses sensibles.
Al principio se creia en el verdadero Dios y en los pla
netas, dioses sensibles, posteriormente solo se les aña
dieron diversas esplicaciones físicas y astronómicas. En
el dia se ha dejado la hipótesis de Jablonski y la
mas generalmente admitida es la de los sábios alema
nes y á su cabeza Creuzer, que han dado nuevos

(1) , El Osmandro y el Asclepio de Hermes Trismegisto y una


parte del libro sagrado del mismo en la anthologia de Stobeo. Sin
concederles toda la antigüedad que les daban los romanos del im
perio, puede ereerse sin embargo que son productos sacerdotales
del Egipto. -
—25

desarrollos al sistema de simbolizacion y de ema


nacion (1).
En cuanto á mosotros, pensamos que la teología
egipcia se fundaba en creencias semejantes á la de la
India y que esperimentó las mismas revoluciones. Sin
volverá esta esplicacion vamos á esponer simplemente
los hechos que han llegado á nosotros.
Hay un Dios supremo, infinito, espíritu puro, que
ha creado todo y de quien todo procede: ese Dios á quien
los libros de Hermes glorifican sin cesar y cuya bon
dad y poder infinitos celebran. De el emanaron to
dos los demas dioses y segun Jámblico se encuentra
á la cabeza de ellos, la trinidad suprema, compuesta de
la inteligencia primera (nous Hneph, logos) de la in
teligencia creadora y ordenadora (el demiurgo Phtah)
y del alma del mundo, el espíritu vivificador del uni
verso entero (Mercurio ó Hermes (2) llamada tambien
Thot por los egipcios). Otra alma del mundo está sugeta
á la primera: es una inteligencia dividida que se estien
de por las diversas esferas; son engendradas por ella
los dioses celestiales que presiden á la tierra, al sol, á los
planetas, á las estrellas; en pos de estos vienen los dioses
de segunda clase, ó los genios que presiden á los movi
mientos inferiores: despues los héroes intermedios entre

(3) Jablonski: Pantheon Egiptiourm 1750. Sobre los trabajos


modernos véanse las notas de Guigniant sobre Creuzer.
(2) . Segun Manethon (in Synceno) habia dos Hermés (el prime
ro (trismegisto) tres veces grande) era uno de los grandes dioses,
el que habia creado las primeras leyes. El segundo dos veces
grande fue el consejero de Isis y Osiris: fue el gefe espiritual
de la casta de los sacerdotes y de él se deriban todos los libros
sagrados. Asi como hubo una Isis y un Osiris terrestres y ce
¿ así hubo tambien un Hermés terrestre y un Hermés ce
estc.
—26

los dioses y las almas y por último las almas que cierran
la gerarquía.
La narracion de Diodoro ofrece acaso un bosque
jo grosero de ese sistema. Segun él, Osiris é Isis son
los dioses supremos. Osiris, el Sol dá á los seres el
espíritu (Júpiter fuente de la vida) y el fuego (Vulca
no,) Isis, la Luna, dá la tierra, madre de los hombres, y
el agua (el Dios Occeano, el Nilo:) ambos puntos dan
el Aire (Minerva, Glaucopis, Tritogene.) Segun Horo
pollon, Kneph creó un huevo del cual salió otro Dios
llamado Phtah. Esta última fórmula no es otra que la
tradicion de Orfeo. -

Las grandes dificultades ante que se han estrellado


los trabajos modernos, están en el pormenor de la natu
raleza, de la sucesion y del carácter de los dioses, tanto
de los que salieron primero de la esencia del Dios su
premo, como de los dioses que presiden á las esferas in
feriores. Verdad es que en la época en que los griegos
conocieron el Egipto esos dioses eran numerosos y cons
tituian el único objeto del culto popular. Hé aquí los
principales detalles que han llegado á nosotros sobre es
to. Los cultos mas propagados eran los de Osiris é Isis.
Osiris se representaba por el sol y algunas veces signifi
caba el Nilo. Le pintaban frecuentemente bajo la forma
de un gavilan y otras con cabeza de toro. Los griegos le
confundieron con Baco y corresponde sin duda al In
dra de los indianos (1). Isis es la luna. Los griegos le

(1), El culto de Osiris representa segun Creuzer la simboliza


cion del año egipcio; el mismo Osiris es el carácter típico del sa
cerdote egipcio de la casta sacerdotal. La lucha entre Osiris y Ti
hon de que ya hemos hablado, está enlazada en este sistema con
astradiciones puramente religiosas y allí se vé la victoria de la
naturaleza buena y fertil del Egipto vivificada por el calor del Sol
y las inundaciones del Nilo contra la irrupcion constante de las
arenas del desierto y los vientos mortales de la Etiopía.
—27
llamaban Ceres. Bajo otro aspecto, cuando se tomaba á
Osiris por el Nilo, se la consideraba á ella como la tier
ra egipcia. Isis es la esposa de Osiris, la diosa de la fe
cundidad y de la agricultura. Por lo comun la pintan
con un disco y cuernos de vaca en la cabeza y á veces
con un buitre. Los cultos mas importantes despues de
los Osiris é Isis eran los de Júpiter Ammon que tenia un
templo en la Etiopia y otro en los desiertos líbicos: le
representaban con una cabeza de carnero: el de Horo
llamado Apolo por los griegos y á quien adoraban en el
Phalo; el de Mendés ó Panque tenia un culto especial
en Mendés y era representado por un macho de cabrío al
cual se prostituian las mugeres egipcias; el de Anubis
ó Mercurio con cabeza de perro, que tenia varios tem
plos y acaso fué el segundo Hermes; el de Serapis y
Harpocrates divinidades que parecian haber sido im
portadas mas posteriormente en Egipto y el primero de
los cuales fué un dios del Infierno, mientras el segundo
representado como un niño sentado sobre un loto, pues
to un dedo en la boca, tenia un culto especial con Ho
ro en Buto. Typhon no tuvo culto propiamente dicho:
no obstante se encuentran varios templos mas pequeños
que los otros que le estaban consagrados á las inmedia
ciones de los de Isis y Osiris,
Las diosas mas célebres despues de Isis fueron Neith
ó Minerva, adorada en Sais y en cuyo templo se leia
esta inscripcion. «Yo soy todo lo que ha sido, es y se
rá. Ningun mortal ha levantado todavia mi velo;» Athor
Venus ó Juno para los griegos representada por la vaca
y que era probablemente una simbolizacion de la ma
teria impura de los tiempos antiguos; Bubastis ó Diana,
célebre por las grandes fiestas que se hacian en su ho
nor en Menfis y por los sacrificos humanos que eran
parte de su culto: la pintaban bajo la forma de gato:
—28
Buto ó Latoma adorada en el bajo Egipto, y cuyo tem
plo estaba en la isla de Chemmis que se decia flotaba
sobre el Nilo. Varias divinidades hembras tenian rela
cion con Tiphon; su muger Nephtis, su hija Thue
ris y su amante Aso.
Cada uno de los dioses era representado por un
animal sagrado que se mantenía vivo en el templo don
de recibia un culto semejante al del mismo dios: culto
que en los últimos tiempos se habia convertido para
las clases populares en un verdadero feticismo. Sin du
da que en el sistema aun hoy desconocido de los sím
bolos antiguos, es donde se ha de buscar la causa pri
mera de aquella adoracion á los animales, mas bien
que en la deificacion de esos seres por su utilidad, ó en
las esplicaciones astronómicas, como han hecho al
gunos.
He aqui los principales puntos de la cosmología
egipcia. Segun Hermés, hay en el universo cuatro lu
gares sugetos á una ley perpetua, el cielo, el eter, el ai
re y la santísima tierra. En el cielo habitan los dioses
á quienes manda el criador del universo: en el eter es
tán las, estrellas á las cuales preside la gran luz del sol:
el aire es la morada de las almas dirigidas por la luna:
la tierra en fin contiene á los hombres y á los demas
animales. El intérvalo entre la luna y la tierra, es
decir el domicilio de las almas se divide en cuatro
partes grandes, en doce intérvalos y en sesenta regio
mes. A medida que se sube, el aire se hace mas del
gado y las almas que le habitan son mas puras y mas
perfectas. La tierra esta echada en medio del univer
so como un hombre y tiene los miembros de tal:
está mirando al cielo que es su padre: la region del
Egipto es su corazon y de aqui la superioridad de la
raza egipcia. Con este sistema cosmológico se enla
—29—

ya una doctrina mística sobre el fin del mundo y su


resurreccion.
No podemos pasar aqui en silencio el dogma de
la caida que tan íntimamente une la religion del
Egipto con la de la India. Se le vuelve á hallar en
los libros de Hermes bajo una doble forma, ninguna
de las cuales le presenta de una manera tan comple
ta como el Sastra indiano: pero ambas manifiestan su
presencia en la enseñanza superior dogmática é indican
hasta las elaboraciones científicas que ha esperimen
tado. Una de las versiones muestra el dogma de la
eaida de los ángeles; la otra el de la caida del hom
bre. Segun la primera, despues de haber criado Dios
la criatura, quiso llenarla de espíritus puros encarga
dos de una funcion. Formó pues algunos millares de
almas de forma semejante á la suya, las colocó en el eter
y les impuso el deber de la obediencia, sopena de tor
mentos eternos. Las almas realizaron en un principio su
funcion; mas por orgullo no tardaron en despreciar los
mandatos que habian recibido. Entonces crió Dios una
raza de hombres para castigar las almas y las obligó á
entrar en la reducida morada del corazon humano, para
sufrir y espiar. Les prometió no obstante volverlas á re
cibir en el cielo, si bajo la nueva forma se conservaban
esentas de pecado. Esta doctrina está ampliamente des
arrollada bajo formas poéticas y á veces harto oscuras
en uno de los libros de Hermes. La doctrina de la caida
del hombre ofrece mas obscuridad todavia. Presenta al
hombre como puro espíritu en su orígen. Ese espíritu
quiso entonces usurpar el poder de los dioses que go
bernaban el mundo: se enamoró con violencia de la
naturaleza que se mezcló y se enlazó con él: de pu
ro espíritu que era, se encontró con doble naturaleza,
participó de la esencia de las cosas materiales de que
—30—

fué esclavo, y quedó sujeto al dolor y la muerte.


El dogma de la transmigracion de las almas debía
salir por necesidad de las doctrinas que acabamos de es
poner y aunque no le hayan mentado algunos escritores
antiguos sabemos de positivo por el testimonio de He
rodoto que estaba universalmente recibido en Egipto.
Los libros de Hermes nos indican tambien relaciones
estrechas entre la teoria psicológica del Egipto y de
la India. Hay varias especies de almas mas puras y
mejores las unas que las otras, y las almas reales se
colocan en la primera categoría. El alma se compone de
varias envolturas. El mens constituye su parte mas in
terna: está envuelto en la razon, la razon en el alma, el
alma en el espíritu, el espíritu en el cuerpo. El espíritu
esparcido por las venas, las arterias y la sangre escita al
animal y le hace vivir. Al morir, el mens se separa del
alma. Libre de velos y con un cuerpo de fuego vaga
por los cielos y abandona el alma al juicio divino y á
los suplicios que ha merecido. -

Conocemos poco el sistema de la mora egipcia; mas


se puede buscar aqui con toda seguridad, analogias en
la India y en todos los pueblos contemporáneos de la an
tigüedad. Por algunos pasages del libro de Hermes se
puede creer que los sábios de los últimos tiempos, lo
mismo que en la India miraron la vida contemplativa,
como el fin del hombre. Pero esta doctrina nunca hizo
en Egipto tantos adelantos como en la India. Hé aquí al
gunos puntos de la moral practica, religiosa y social.
Se contaban entre los deberes religiosos: t.º Los sa
sacrificios y oblaciones. Habia sacrificios expiatorios: el
que hacia la ofrenda descargaba sus pecados sobre la
cabeza de la víctima y esa cabeza era ofrecida á los dio
ses inferiores. En los sacrificios de animales, se quema
ban los intestinos y la grasa de las víctimas y lo demas
—13—

pertenecia á los sacerdotes. 2." Las purificaciones ablu


ciones etc. Todas las cosas eran puras ó impuras; entre
los animales impuros se adyertia el puerco. 3.º La cir
cuncision esclusiva de los egipcios y judios.
Los deberes sociales tenian por objeto la conser
vacion del sistema de castas y de todas las virtudes
individuales que conservan la sociedad, esto es, la
sobriedad, la justicia, el valor etc. Mas, lo mismo
que en la India, la multiplicacion de los hombres y
la conservacion de las familias, parece haber sido alli
de gran importancia moral. Aqui se encuentran esas
costumbres que indican la necesidad que hay en todo
hombre de tener un hijo, la adopcion y la levira
cion. Tampoco en parte alguna, el culto popular re
cordaba ese deber bajo formas mas palpables ni eran
las fiestas de Phalo mas célebres y numerosas.
BELLAs ARTes.—MoNUMENTos. Las magníficas rui
nas que descubrió la espedicion francesa y que los
viageros esploran hoy todavia, nos han iniciado en
las grandezas del arte egipcio. Los monumentos ar
quitectónicos del Egipto, por el poder que ha sido
preciso para levantarlos y por la energía social que
testifican, igualan á los monumentos de todos los pue
blos; y su belleza como obras de arte, tan conforme
á las creencias que espresaban, sorprende todavia en
estremo al viagero moderno. Todo el suelo de Egipto
está lleno de esos restos admirables de que proba
remos á dar una idea.
Templos de construccion eterna, palacios inmen
sos, laberintos, subterráneos, montañas socabadas pa
ra recibir los muertos, pirámides, pórticos ricamente
adornados, obeliscos atrevidos, sólidos propiléos, lar
gas galerías de columnas labradas y de esfinge, está
tuas colosales, numerosos bajos relieves ricamente ege
—32—

cutados cubierto todo de geroglíficos y de brillantes pin


turas: tales son los tesoros que sepultados juntos presen
tan muchas veces las ruinas egipcias. En la Nubia ya apa
recen muchos monumentos: los mas importantes de ellos
son las ruinas de Meroe descritas por Caillaud y los
templos de Ipsambúl. En Meroe se hallan los restos
del gran templo de Ammon, siete templetes y treinta
y seis pirámides. Los dos templos de Ipsambul estan
abiertos en la roca, cuya cara delantera está cortada
á modo de fachada. El principal de estos dos tem
plos tiene una profundidad de ciento setenta pies y
una fachada de cien pies de altura: ante ella estan
asentadas cuatro estátuas colosales de Isis y Osiris, su
altura es de cincuenta y un pie aunque sentadas sin
contar la mitra que tiene ella sola catorce pies de
alto, y veinte y cinco de ancho de un hombro á otro.
Luego que se entra en Egipto en las cataratas del Nilo,
se despliegan las riquezas del arte egipcio en dos islas
antiguas la de Philoe, donde está enterrado Osiris y
la de Elefantina cubiertas ambas de monumentos. Al
bajar á lo largo del Nilo, todo es pisar preciosidades.
Bien pronto se llega á los grandes templos de Ombos
Edfú y Elkab con numerosos subterráneos. Pero las
ruinas de Tebas, esceden á todas las demas en esten
sion y magnificencia. Cubren por ambas márgenes
del Nilo un espacio como la cuarta parte de la su
perficie de Paris y ofrecen la mas rica variedad. Alli
se despiertan los recuerdos vivos de la antiguiedad.
Un espacioso hipódromo para los juegos públicos: va
rios templos inmensos: los restos de Memnonium, en
medio de los cuales descuellan aun como rocas aisla
das que se ven á cuatro leguas, los dos colosos de
Memnon de veinte metros de altura y que en los
antiguos tiempos daban un hermoso sonido al nacer
-33

la aurora: las ruinas del sepulcro de Osymandias, so


bre las cuales se ha podido confrontar la exactitud de
la descripcion que hace de ellas Diodoro: la Syrin
ga, laberinto compuesto de veinte y ocho salas sub
terráneas de cincuenta á ciento cincuenta pies de lon
gitud, de galerias y corredores que se estienden hasta
ochenta pies bajo de la montaña; y sobre la ribera
oriental del Nilo, Luxor con sus obeliscos, sus pro
pileos, sus estátuas colosales, sus bosques de colum
nas; Karnac con sus palacios y sus inmensos tem
plos, sus entradas con mas de seiscientas esfinges sus
pylones y sus estátuas: tales son las ruinas de la ciu
dad de los vivos; mas en la cadena líbica que termi
ma al occidente la llanura de Thebas, se estiende á lo
lejos bajo de la montaña la ciudad de los muertos,
inmenso dédalo de sepulcros.
Ya desde Thebas los monumentos escasean. En
Denderah ó Tentyra se encuentra el último templo
grande y ya no se ven hasta la comarca de Menfis
mas que muchos monumentos subterráneos y los tra
bajos de regadío del nomio Arsinoita. Menfis, segun
da capital del Egipto no ha dejado rastro de su exis
tencia; pero alli es donde se ven las grandes pirá
mides que en número de cuarenta cerca, hace tiem
po que estan asombrando á los viageros. Las mayo
res estan al norte en Giseh; á sus pies está agachada
una esfinge colosal: tienen gradas y una especie de
azotea en la cúspide: casi á la mitad de la altura se
abren puertas que conducen por largas galerias á sa
las espaciosas.
Por estos detalles podemos formar una idea exac
ta del arte arquitectónico entre los egipcios aunque
todos esos monumentos no son igualmente significa
tivos. -

TOMO II. 3
—34

Por decontado, es inútil decir que no son todos


de la misma época, pues si los hay del tiempo de
los Faraones, tambien los hay que se refieren al pe
riodo persa y al de los Ptolomeos. Bajo el punto de
vista de la antiguedad, los de Thebas son los que va
len mas, si bien parte de ellos estan construidos con
restos de otros monumentos mas antiguos todavia. Se
llegaba al templo egipcio por una larga fila de es
finges que conducia á la puerta del primer patio, pre
cedida siempre de uno ó dos pylones y á veces de
obeliscos y estátuas colosales. Habia en el patio gran
des columnatas, reunidas por paredes que dividian
el patio en secciones determinadas. Varios pórticos
sucesivos, cada vez mas magníficos, guiaban por úl
timo al perístilo del templo que formaba una nueva
cerca de columnas. Por fin se entraba en el templo:
alli se encontraba primero un pronaos, primera sala:
despues, por lo regular, habia dos salas mas peque
ñas; y al último se encontraba el adyton, lugar san
to y misterioso, capilla estrecha que contenia la es
tátua del Dios ó el animal sagrado que le repre
sentaba. Los cuartos de los sacerdotes estaban jun
tos.

Tal es el plan general de un templo egipcio en


tiempo de los Faraones: tales nos los representan hoy
dia esos restos esparcidos en medio de las chozas de
los árabes. Es el sistema indiano, como se ve aun
que bastante modificado, lo que puede esplicarse en
parte por la época misma que no era ya del todo
pura. La decadencia parece formularse para el en
grandecimiento del templo propiamente dicho y la
falta cada vez mas marcada de cercas esteriores de
columnatas, de hileras de esfinges etc. Mas lo que
subsistió siempre fue la riqueza de los adornos menu
—35—

dos. Bajo este respecto, los templos egipcios reunian


á la honda sorpresa que producia la disposicion de
aquellas masas colosales la variedad y belleza de de
talles que hacian completa tal sorpresa y preparaban
los hombres al fin para que estaban destinados. La
escultura creaba aquellas enormes y macizas colum
nas de capiteles diversamente adornados, aquellos dio
ses secundarios que sostenian la techumbre del tem
plo como la bóveda del cielo. Las estátuas egipcias
presentaban un carácter uniforme. Estaba prohibido
á los que trabajaban la piedra abandonar la forma
dura é imperfecta que prescribia la tradicion. No obs
tante hay estátuas, que por lo acabado de su egecu
cion rivalizan con las griegas mas perfectas. Las pa
redes de los templos estaban cubiertas de bajos re
lieves que representaban grandes hechos nacionales y
geroglíficos que aludian á la historia de la nacion.
Los bajos relieves lo mismo que las estátuas, estaban
pintados de vivos colores que aun se conservan: tam
bien los señalaba una ley religiosa y su armonioso con
junto acababa de asombrar al espectador.
Pinturas simbólicas cubrian igualmente á las pirá
mides. Muchas conjeturas se han hecho sobre el uso de
aquellos edificios (1). La opinion mas comun se inclina
á tenerlos por sepulcros. Pero es mas probable que eran
simples modificaciones del gran altar de sacrificio de la
edad anterior. Esto al menos es indudable por lo que
hace á los obeliscos y pylones que abrian la entrada de
los templos.
Grandes fiestas y ceremonias sublimes venian á ani
mar los magestuosos recintos de los templos. Se celebra

() Zoega, De origine et usu obeliscorum, Roma 1797.


—36—
ban las fiestas de Isis en los equinocios y solsticios. Por
lo comun, la expiacion y el dolor formaban la primera
parte de aquellas fiestas que concluian por grandes re
gocijos. Cada divinidad tenia ademas sus fiestas particu
lares que se celebraban en los pueblos consagrados á
aquellas divinidades. Asi Herodoto nos ha conservado
el recuerdo de grandes diversiones que habia en Bubas
tis á donde acudian una multitud de personas. En Saisse
celebraba de noche una fiesta en que toda la ciudad es
taba iluminada. Los sacrificios y las procesiones, cons
tituian una parte esencial del culto. Los detalles de esas.
ceremonias se ven pintados en los bajos relieves de los
templos. En algunos de estos, estaba encerrado el sanc
tissimum en un cofre depositado en el adyton que se pa
seaba en pompa los dias solemnes. Mientras las proce
siones se cantaban himnos sagrados. A juzgar por pasa
ges de los libros de Hermes, la poesía sagrada habia
subido á muy alto grado de sentimiento. Los bailes y la
música acompañaban necesariamente á aquellas cere
monias. Los egipcios habian inventado varios instru
mentos de música y en particular el sistro consagrado
á Isis.
Se vé que el arte entre los egipcios, ante todo, era
social. Solo se hacia individual despues de la muerte.
Por cuidar sus sepulturas prodigaban los egipcios sus te
soros. El dogma religioso enseñaba que el alma tenia
las relaciones mas estrechas con el cuerpo su vestido;
asi debia conservarse el cuerpo á todo trance. Herodo
to nos ha descrito los modos de embalsamar que se di
ferenciaban segun las fortunas: pero ricos y pobres to
dos eran embalsamados. Al lado de las ciudades de los
vivos, se abrian otras ciudades subterráneas cuyas ca
lles, largos y hondos pasadizos estaban llenos de nichos
donde se hacia el depósito de las momias. Aquellos hue
—37—

cos formaban á veces grandes habitaciones que traiam á


la memoria el lujo del vivo: estaban las momias deco
radas con los mas ricos adornos: su vida y ocupaciones
se leian en las pinturas y geroglíficos trazados sobre las
cajas que las encerraba, ó á falta de cajas, en largos ro
llos de papyrus que servirán alguna vez de preciosos da
tos históricos. Subsisten aun esos cadáveres indestructi
bles mas enteros todavía que las ciudades que pasearon
en otro tiempo.
Ciencia. La ciencia egipcia íntimamente unida á la
religion y cultivada por los sacerdotes hizo muchos pro
gresos, segun dicen todos los antiguos. Desgraciada
mente por falta de documentos no podemos determinar
con exactitud el punto á que llegó. Sabemos no obstan
te, que el antiguo Egipto no carecia de esos libros. El
fondo de toda ciencia estaba encerrado en cuarenta y dos
obras atribuidas á Hermes Tremegisto, cuyas treinta y
seis primeras, compuestas de materias religiosas y filo
sóficas, debia saber todo sacerdote. Varias ciudades po
seian ademas grandes bibliotecas en que se conservaba
el depósito de la ciencia. Nada tenemos que añadir so
bre las ciencias morales y filosóficas. Entre las otras,
las que con mayor esmero cultivaron los egipcios fueron
la astronomía, la geometría y la medicina.
La astronomía era totalmente religiosa. Los astros
eran los signos de los dioses que regian el mundo. La
posicion indicaba las influencias que obraban á cada
instante dado, y servian para preveer las cosas futuras.
Se hacia el horoscopo de todo niño en el instante de su
nacimiento. A la par de estas aplicaciones teológicas, se
obtuvieron resultados científicos positivos. Se observa
ron exactamente los movimientos visibles del cielo: se
previeron los eclipses; se fijó el año solar en 365 dias
y se supo intercalarle el dia bisiesto que despues
—38—

adoptó César para el mundo Romano (1).


Se sabe poco de los resultados á que llegaron los
egipcios en geometría. Mejor se conoce su medicina.
Los sacerdotes mismos desempeñaban esta funcion que
debian gratuitamente á todos. Se inscribian en los
templos las curas hechas y los remedios con que se
habian practicado.
Organizacion social (2). Para la legislacion del Egip
to no tenemos un guia seguro, como para la de la
India, sin embargo que ha tenido leyes escritas: el
sagrado código de Hermés era célebre en la antigue
dad, pero nada de él ha llegado hasta nosotros. To
do lo que conocemos sobre organizacion social, nos
lo han dado en fragmentos los autores antiguos. Po
demos deducir de sus escritos las generalidades si
guientes:
El principio general de la organizacion social
entre los egipcios, era lo mismo que en la India el
sistema de castas. Muy vacilante estaba cuando los
escritores griegos visitaron el Egipto; pero aun estaba
en pie.
Habia dos castas dominantes: los sacerdotes y los
guerreros. Hay disputa acerca de las castas inferio
res. Herodoto y Diodoro Sículo no estan acordes sobre
esto. Segun aquel, habia cinco castas debajo de la de
los guerreros: los artesanos, los marinos, los intér
pretes, los boyeros y los porqueros. Diodoro, no ha
bla mas que de tres castas inferiores: nombra con

(4). Véase la historia de la astronomía antigua de Beylli, 1775,


en 4.º
(2) Véanse sobre este punto los pasages de los autores com
plicados en la historia de la legislacion de M. Pastoret y Hee
en Política y comercio de los pueblos de la antigüedad.
—39—

Herodoto á los artesanos: si bien junta á los boye


ros y porqueros en una sola clase, la de los pasto"
res, y nos dá á conocer ademas una clase especial de
que no habla Herodoto, los labradores. Se ha inten
tado ponerlos de acuerdo; pero nos parece que no los
han entendido bien. Es verdad que cada casta ofre
cia muchas subdivisiones y sin duda esas diferentes
castas no son otra cosa que subdivisiones de una de
ellas, de la inmediatamente inferior á los guerreros.
Nos parece tambien que lo mismo que en la In
dia, hubo clases impuras: esto es lo que de fijo dice
Herodoto de la clase de los porqueros: acaso eran restos
de poblaciones vencidas ó de razas mestizas. Claro
está que esto pudo confundir á los griegos poco ins
truidos en aquellas cosas. Ni Herodoto ni Diodoro
hablan de una cuarta casta, la de los esclavos. Es no
obstante, cierto que los egipcios tenian esclavos, y
no es estraño dejasen de reparar en esta cuarta casta
los griegos, como quiera que lo estaban viendo en su
tierra todos los dias. -

La direccion social pertenecia á las castas de los


sacerdotes y guerreros. Los hombres de estas castas
tenian una superioridad real sobre los demas. Quizá
como en la India, una raza mas avanzada fue la que
llegó á apoderarse del gobierno.
Desde los mas remotos tiempos, vemos el Egipto do
minado por los reyes. Es cuestion si hubo en un
principio gobiernó puramente sacerdotal. Los monu
mentos no lo dicen. Cierto es sin embargo que el
poder temporal estuvo mucho tiempo sugeto á la auto
oridad sacerdotal. Los saderdotes fueron siempre los
mas íntimos consejeros de los reyes. El uso y la ley
arreglaban las acciones de estos y se estendian á los
mas mínimos detalles. En la Etíopia llegaba á tanto
y
—40

esta completa dependencia del rey que estaba obliga


do á matarse cuando los sacerdotes se lo mandaban.
Puede por consiguiente creerse que los gefes de
la casta sacerdotal fueron los verdaderos directores de
la sociedad en su origen, y que el cargo real, aunque
electivo no fué mas que un mando militar. Esto espli
ca perfectamente la pluralidad de reyes que reinaron
al mismo tiempo en varias partes del Egipto. Despues
esos cargos se hicieron hereditarios como todos y en
tonces no hubo elecciones mas que al estinguirse las
familias reales. Nos cuentan que en tales casos, los sa
cerdotes y los guerreros se reunian en una montaña
sagrada, á las inmediaciones de Thebas y que allí se
procedia á la eleccion por mayoría de votos. El voto
de un sacerdote de la primera clase valía ciento de los
guerreros, el de uno de la segunda veinte, y el de uno
de la tercera, diez. Cuando el elegido pertenecia á la
clase militar, le iniciaban al punto en los misterios
del sacerdocio.
Hemos dicho que el poder regio marchó largo
tiempo de acuerdo con el poder sacerdotal á la rea
lizacion del fin de la sociedad egipcia. Pero cuando
se generalizó el egoismo, tambien el poder real comen
zó á obrar en interés suyo, y entonces hubo de luchar
por una parte con los sacerdotes, y por otra con los
guerreros.
Sin duda debió apoyarse en esta lucha sobre la
casta inferior: y pueden probar este hecho los repar
tos de tierra que se atribuyen á varios reyes. Los nom
bres de Cheops y Chephrem representan los pun
tos culminantes de aquella lucha. En la horrible anar
quia que precedió á la época de Psammético, el po
der militar, victorioso un momento, fue abatido lo mis
mo que el sacerdotal; con lo que salió la monarquia ab
—41

seluta é independiente, pero le faltaron tambien las cas


tas superiores y no pudo hacer frente á una invasion
estrangera. Por lo demas, los últimos reyes se habian
ocupado en arreglar las relaciones sociales y habian cui
dado en particular de reconstituir las leyes civiles.
En todo lo que era puramente espiritual los sacer
dotes conservaron una autoridad completa hasta la épo
ca de Cheops y de Chephvrem. Aquella casta formaba
una unidad poderosa fuertemente organizada. Se di
vidia en tres clases de muy distinta posicion, segun he
mos visto al hablar de la eleccion de los reyes. A la
cabeza de una casta entera estaba un gran pontífice
el Piromis: y en cada ciudad grande residia un cole
gio sacerdotal, presidido por un pontífice particular.
Ademas habia en la casta muchas subdivisiones relati
vas á las funciones especiales que tenia que desempe
ñar. Todas esas funciones eran rigurosamente heredita
rias. Las principales eran las que siguen.
En primer lugar el culto. La clase de los consa
grados á él formaba los profetas, entre los que se colo
caban en su primer término, los sacrificadores y guar
das de los animales sagrados. Al pie de la escala esta
ban los zacoros, los neocoros, los pactoforos encargados
de la conservacion de los templos y de otros cuidados aná
logos. Otra clase de sacerdotes, la segunda se dedicaba
á los trabajos científicos: les llamaban gero-gramáti
cos. Estos eran los filósofos, los historiadores, los astró
nomos, los geómetras, les físicos de la sociedad egip
cia. Estos eran tambien los que trasmitian la ciencia y
la enseñaban en las escuelas públicas á los hijos de to
das las castas.
La administracion general y la justicia estaban tam
bien en sus manos. El Egipto estaba dividido en nomios,
cuyo nombre cambió varias veces. Los nomios se com
—42—

ponian de ciudades fundadas al rededor de un templo,


centro religioso y de todas las tierras que de él de
pendian.
Los nomios, (al menos los que no pertenecian á los
guerreros) eran gobernados por los sacerdotes. Estos
tambien gobernaban las toparchias, subdivisiones de los
nomios. Cada ciudad tenia sus magistrados particulares
á quienes estaba confiada la policía y acaso tambien la
justicia. La gerarquia judicial se componia de diferen
tes tribunales, á cuya cabeza habia un tribunal supremo,
compuesto de treinta jueces, que daban diez cada una;
Tebas, Menfis y Heliopolis. Los procedimientos se hacian
por escrito. Tambien se juzgaba por las leyes escritas
atribuidas á Hermes y que formaban ocho tomos en los
libros sagrados. -

La casta de los guerreros se subdividia en dos clases


hermobytas y calasiros. La primera comprendia 250,000
hombres; la segunda 160,000. Estaban repartidos casi solo
por el bajo Egipto. En el alto no ocupaban mas que los
nomios de Chemmis y Tebas. Estaban totalmente entre
gados á la profesion militar, y recibian una educacion
muy esmerada y apropósito para ese fin. Tenian gran
fama de fuerza y de valor, lo que prueban las espedi
ciones de los antiguos reyes. Pero en tiempo de Sethos
la funcion guerrera se confió á los hombres del pueblo y
en el de Psammético, gran número de guerreros se reti
raron á Etiopia. Esa fué sin duda la causa de la inferiori
dad militar del Egipto en los últimos tiempos,
La casta popular se dividia en varias clases particu
lares como hemos dicho. Las mas antiguas fueron las
del campo labradores y pastores. Los artesanos, los co
merciantes y marinos se formaron luego que hubo gran
des ciudades y comercio interior. Los intérpretes fechan
de la época en que Psammético abrió el comercio del
—43—
Egipto á los griegos: y á cierto número de hijos del
pueblo fué á quien hizo aquel instruir en los usos grie
gos. Sabemos poco acerca de la posicion civil y religiosa
de la casta popular: en política fué dominada en un prin
cipio por las castas superiores. Despues la vemos llegar
al ejercicio del deber militar y dar en la persona de Ama
sis una raza real. Entonces la distincion de castas fué
indudablemente asunto de opinion y debemos buscar en
el código de Manú analogias con esta parte de la histo
ria de Egipto. -

Lo mismo sucede con los esclavos. Eran principal


mente estrangeros parte de los vencidos y parte de los
negros que se sacaban del Africa. Eran tratados con
mucha dulzura y se los podia emancipar. Esta fué
toda la mejora que hubo en su suerte. En tal mezcla
de castas, jamás desapareció la esclavitud, y en tiempo
de los Ptolomeos, presentaba el mismo carácter que en
todo el mundo antiguo. -

Las familias, no los individuos eran las que desem


peñaban las funciones sociales entre los egipcios. Todas .
pues eran hereditarias: el padre de familia representa
ba la familia entera. No conocemos del todo la posicion
de la muger. Se sabe que el matrimonio no consistia en
una venta y que á la muger la dotaba su padre. Se per
mitía el matrimonio entre hermanos y hermanas: la poli
gamia era de costumbre; todos los hijos hasta los de un
esclavo, tenian igual categoría. Herodoto y Diodoro nos
enseñan que estaban muy relajados los vínculos del ma
trimonio y que por lo demas, las mugeres dirigian la casa
y llevaban todos sus asuntos. Esto sin duda ocurria solo
en las clases inferiores y en una época en que la moral
habia perdido su severidad. Asi es que se mandaba es
presamente á los sacerdotes la monogamia; y para ejem
plo de la inmoralidad que se introdujo poco á poco, ci
-44

taremos el crímen de adulterio que se castigaba en un


principio con la muerte, y en los últimos tiempos solo
con algunas humillaciones.
La distribucion de instrumentos para el trabajo y
sobre todo de la propiedad territorial, estaba en lo an
tiguo, en razon directa de la de distincion de castas. Las
tierras se dividian en tres partes; una para los sacerdo
tes, otra para los guerreros, y la tercera para los reyes.
Los hombres de casta popular eran los colonos y desem
peñaban las tareas de pastores y labradores. Sin duda en
aquella época eran las ciudades centros religiosos y mi
litares; la produccion industrial se hacia en el seno de
las familias y el comercio era poco estenso. Los instru
mentos del trabajo se transmitian hereditariamente con
el cargo, y estaban sobre todo adictos á este como un be
neficio que daba de comer al que se servia de ellos.
Despues vemos que hubo diversas revoluciones en
la propiedad; los reyes conceden tierras á los hombres
del pueblo. Esto sucedió en tiempo de Sesostris. En la
Biblia se vé que ya en la época de José se habia indivi
dualizado la propiedad hasta cierto punto: con motivo
del hambre que hubo entonces el Faraon, anuló todas
las concesiones que habia hecho. Despues se fueron su
cediendo nuevas reformas. No obstante, los autores es
tán poco esplícitos acerca del estado de la propiedad en
los últimos tiempos del Egipto. Diodoro parece indicar
que subsistia, en vida suya, la antigua division de tierras;
mas otros autores contradicen su testimonio; y contratos
de venta que han llegado hasta nosotros, prueban que
se podia á la sazon ser propietario sin ocupar cargos so
ciales. Entonces en efecto estaba muy alterada la econo
mia general. Las ciudades y aldeas se habian aumenta
do. Tenian una poblacion industrial muy activa, con
bienes, muebles con prédios rústicos y urbanos. El ca:
—45

rácter de aquella propiedad no era el de beneficio par


ticular para las posesiones de los sacerdotes y los guer
reros. Era un derecho absolutamente individual y ve
mos á los reyes de los últimos tiempos, arreglando las
relaciones civiles que podian nacer de él. Asi se atribu
yen á Bocchoris las leyes sobre deudores y acreedores,
sobre el interés de los préstamos, sobre la prueba de las
obligaciones. Amasis manda á todo egipcio declarar cada
año, su nombre, estado, bienes, utilidades de su industria.
En aquella época tambien se principian á echar contribu
ciones. Los reyes al repartir las tierras se reservaron el
quinto de las rentas: fijaron ademas impuestos sobre di
ferentes objetos. Los campesinos se quedaron sin duda
siendo colonos y eso es lo que engañó á Diodoro.
En su origen, la industria egipcia habia sido del
todo social. Los monumentos religiosos que hemos des
crito son una prueba magnífica dé eso; mas no son
esos solos; los egipcios emprendieron grandes traba
jos de utilidad pública. El nomio Arsinoita, el Fayum.
actual tiene aun las señales de los esfuerzos por cuyo
medio se canalizó el Nilo, y se le obligó á fecundar
con regularidad todas las tierras. Aun existe el lago
Moeris que sin duda no fue abierto todo á mano,
como han creido los antiguos; pero que costó inmen
sos trabajos. La higiene general era uno de los pri
meros cuidados de los sacerdotes, y sabidos son los
desagües de lagunas y otras obras de salubridad pú
blica que se emprendieron y egecutaron. Mas ade
lante, la industria se hizo mas individual, y cuando pu
do la casta popular tomar cierto vuelo á resultas de
su participacion en la propiedad, el comercio y el tra
bajo fabril se desarrollaron rápidamente.
Las pinturas de los hipogeos nos descubren todos
los detalles del trabajo mecánico de los egipcios y alli
—46

podemos estudiar todos sus procedimientos de arte. Las


sementeras se hacian despues de la inundacion. Re
blandecida la tierra por las aguas, la trabajaban con
el azadon y el arado. Se cojia en el mes de abril y
los bueyes eran los que trillaban el grano. Se culti
vaba trigo, escanda, lino: el alimento era principal
mente vegetal para el pueblo, sin embargo de que se
consumian muchos bueyes. Raras veces se bebia vino, y
la bebida comun consistia en agua de cebada fermenta
da. Fuera de los granos no era el Egipto rico en vegeta
les: mas en el reino animal daba magníficos caballos. La
industria fabril se ocupaba con especialidad en los tegi
dos de lino y algodon: y el tinte de tales tegidos forma
ba otro importante ramo. Fabricaban ademas muchas
vasijas de barro y muchos objetos de metal. Con respec
to á esto se encuentran una porcion de utensilios muy
variados y perfectamente hechos. El único metal de que
se servian era el bronce.
El comercio mas antiguo del Egipto fué puramen
te interior y su curso natural era el Nilo. Parece sin
embargo que desde muy al principio vinieron carava
nas estrangeras á buscar á Egipto el trigo de que abun
daba y que habia frecuentes comunicaciones con la Ara
bia que era el depósito de comercio de la India. Se
han hallado en efecto las ruinas del camino que con
ducia de Meroe al mar Rojo y de la ciudad de Axum
que forma una de las paradas de la caravana. Los gran
des centros religiosos eran á la par centros comerciales
y bajo este aspecto parece que Meroe era un punto
importantísimo. Pero á la Etiopia sobre, todo, madre
del Egipto se podia llegar y se sacaban de ella oro,
marfil y esclavos. Tampoco el Egipto carecia de oro
y se encontraban varias minas á las inmediaciones de
Thebas. Su comercio esterior solo tomó un vuelo
—47—

considerable despues que Psammético abrió la puer


ta á los griegos y que sus sucesores le instaron per
mitiéndoles establecer mostradores y edificar templos en
diferentes ciudades. Entonces exportó trigo papirus y
tegidos por mayor. Estendió sus relaciones por todas
las orillas del Mediterráneo, se proporcionó salidas pa
ra Cartago y por el otro lado se comunicó con la In
dia por el mar Rojo.
En aquella época terminaba la vida espiritual del
Egipto. De la antigua organizacion social, no quedó
mas que la forma. La distincion de castas no era ya
verdadera: habia sido reemplazada por la de propie
tarios, y no propietarios. Los vínculos morales se re
lajaron. La religion vino á ser una supersticion para
el pueblo, un misticismo inútil en los templos. Por el
contrario los goces materiales fueron el blanco de todos
los deseos, y se lanzaron á ellos con furor. Creció consi
derablemente la poblacion obrera y esclava, como don
de quiera que es un fin único la produccion material.
Mas aquella poblacion corrió todos los riesgos de la
concurrencia y de la esplotacion de los propietarios.
Sin principios morales y religiosos fue un rebaño sin
valor y desde aquel momento, el Egipto cuya mision
habia terminado, se arrastró en manos del despotismo
por sus placeres y miserias hasta que por último cayó
tambien aquella prosperidad material, último fruto de
sus antiguos esfuerzos y todo desapareció.
Cronología egipcia. Lo que hemos dicho de las fuen
tes de la historia de Egipto puede dejar ver las dificul
tades de la cronologia. Tocante á esto, Herodoto y Diodo
ro no mos ofrecen datos positivos mas que sobre la di
mastía que precedió inmediatamente á la de los persas:
aun sobre este periodo tampoco están del todo acordes;
y para lo demas no tenemos sino á Manethon y otro
—48—

fragmento cronológico, la antigua crónica citada por Syn


cello: ese fragmento, no merece al parecer gran confian
za, al paso que las listas de Manethon están comproba
das, desde la décima sesta dinastía poco mas ó menos,
por los monumentos sobre todo por un bajo relieve des
cubierto cerca de Abydos y que representa los retratos
de los reyes con sus nombres. Pero las mismas listas de
Manethon han llegado á nosotros al través de otras ma
nos. Julio el Africano las recogió el primero en el tercer
siglo de nuestra era, despues Eusebio, en el cuarto: el
Syncello las cogió de ellos y nos dice que sus listas no
eran exactamente las mismas sino que habia muchas di
vergencias entre aquellos escritores. Fuera de los sincro
nismos ante todo con la historia judia, ofrecen numero
sas dificultades y los sistemas particulares de Eusebio
y Syncello no han servido mas que para aumentarlas
aun. Puede decirse que no hay en la historia de
Egipto mas que una fecha que sea cierta, la de la
conquista de aquel pais por los persas 525 años antes
de Jesucristo. La de Psammético segun los cálculos de
algunos que se apoyan en Herodoto, cae por el año de
659 antes de Cristo: segun otros que siguen á Manethon
por el año 674 (1). Cuanto mas se sube, mas se oscure
ce la cuestion: los interesantes tiempos de las dinastías
décima-octava y décima nona, son precisamente aquellos
en que las versiones de Eusebio y de Syncello ofrecen
mas divergencia. Siguiendo la muy dudosa fecha de la
espulsion de los judios del Egipto en 1634 antes de Je
sucristo, se puede determinar hasta cierto punto el rei
nado de Sethosis ó Ramsés el grande.

(1) Véase á Volney, nuevas investigaciones sobre la historia


antigua, y el resúmen de M. Champollion Figeac.
-49—

- La duracion total de la monarquía egipcia suscita


tambien graves cuestiones. Herodoto habla de estátuas
de mas de trescientos grandes pontífices que subieron al
trono sacerdotal en un espacio de diez mil años. La cro
nología de Manethon, fundada en los anales públicos, se
dividia en tres tomos. El primero comprendia el tiempo
de las once primeras dinastías que dieron doscientos no
venta y dos reinados, cuya duracion fue, segun el Africa
no, de dos mil trescientos cincuenta años, y setenta dias.
El segundo tomo contenia los reinados de las ocho di
nastías siguientes, que dieron noventa y seis reyes en dos
mil ciento veinte y un años. Por último en el tercero
estaban las dinastías que continuaban hasta la conquista
de Alejandro, que duraron mil cincuenta años, segun
el Africano, y ochocientos treinta y tres, segun Eusebio
Marsham (1) pretende que hizo mal Manethon en
hacer sucesivos los reinados de aquellas dinastías, pues
que habian gobernado simultáneamente; este hecho es
posible y le admitiremos por lo que hace á los tiempos
mas remotos: no hay que olvidar, sin embargo, que el
escritor egipcio tenia á la vista los anales de la nacion
que se conservaban por lo regular en los templos, y
que los monumentos han confirmado hasta el dia la
verdad de su tradicion.

CAPITULO II.—LOS JUDIOS.: ,

Solo Egipto habia recibido las doctrinas indianas


las habia desarrollado en su seno; y como hemos visto,
revoluciones semejantes á las de la India habian llevado
- Marshami Chronicus canon Egiptiacus &. Lond, 1772
IIl 0.

TOMO II. á
—50

desde muy luego aquella nacion á su ruina. Empero en


tonces, el resto del Occidente habia sentido muy poco el
influjo de aquella nueva civilizacion. El Asia occidental,
lo mismo que la Europa, era teatro ó de las muchas ba
tallas que se daban algunas tribus débiles ó de las escur
siones conquistadoras que venian á colocarla á veces ba
jo la dominacion de una tribu mas poderosa. Mas todos
aquelles pueblos estaban atacados de esterilidad: los unos
se destruian mútuamente con contínuas guerras, los
otros miraban espirar bien pronto su guerrera audacia en
los deleites del Serrallo. Para todos tanto Europeos como
Asiáticos, no habia salvacion, sino en los principios con
servadores del Egipto, que á consecuencia de sus revolu
ciones intestinas sembró en efecto sus colonias en el nuevo
terreno sobre que habia de plantarse el cristianismo.
Ya las antiguas creencias estaban olvidadas en
Egipto.
Las colonias que fueron á civilizar el Asia y la Gre
cia, no eran ya depositarias de la verdad. Podian refor
mar las constituciones políticas, corregir las ideas mora
les, perfeccionar la economía social y la higiene, dar
muevo impulso á la ciencia; pero sus doctrinas adole
cian de un vicio fundamental, eran politheistas, ha
bian olvidado la existencia del Dios supremo reconoci
do cuando mas, en las especulaciones filosóficas, y la
religion del pueblo se habia convertido en una grose
ra idolatría. El hijo de Dios que debia cerrar el rei
nado de la caida y traer la palabra nueva, no podia
manifestarse entre aquellas naciones que no conce
bian mas que la pluralidad de dioses. Era preciso un
pueblo, que no adorase sino al ser supremo, que tuviese
horror á todos los dioses estraños, y á quien se hubiera
prometido positivamente la venida del Redentor Este
pueblo fue el Judío.
—51—

Elegido por Dios para conservar el dogma de su


unidad y la esperanza del Mesías, el pueblo judio vivió
ocupado enteramente de la funcion que se le habia co
metido. Su tradicion, sus leyes, sus actos, sus libros,
sus doctrinas, sus poesias, todo se reduce á este fin, re
presentado sin cesar á los ojos de la nacion por hom
bres inspirados del espíritu divino. Este fin constituye
el alma y la vida de su historia y bajo este punto de vis
ta vamos á presentarle. Mas demos antes á conocer sus
fuentes.
Las de la historia judía son de tres clases: los es
critos de sus sabios sobre la historia de su nacion, es
decir las obras de Filon de Josefo y de algunos rabi
mos: los libros canónicos de los judíos, cuya coleccion
forma la Biblia y por último los libros apócrifos. Aqui
hablaremos en particular de la Biblia. Los libros apó
crifos importan poco: han sido publicados por Fabri
cio. Los libros canónicos de los judios son: los cinco
libros de Moisés, Josué, los Jueces, los dos libros de
Samuel, dos libros de los reyes, los Paralipómenos,
Job, Ruth, Esther, Esdras y Nehemías (mas especial
mente históricos) los salmos, los Proverbios, el cántico
de los cánticos, el Eclesiastés, los cuatro grandes Pro
fetas y los doce menores. La iglesia católica añade
siete libros: Tobias, Judit, la Sabiduría, el Eclesiástico
el primero y el segundo de los Macabeos, Baruch, y al
gunos fragmentos, es decir una gran parte del libro
de Daniel y otra del libro de Esther que hacian par
te de la Biblia á la venida de Jesucristo: pero que los
judíos no miraban como canónicos. Se les llama libros
deutero-canónicos.
Estos dieron lugar á muchos trabajos, á discu
siones de todo género, no solo porque son monumentos
históricos de importancia, sino porque constituyen una
—52

de las bases de la religion. Asi es que la mayor par


te de esos trabajos fueron teológicos mas bien que his
tóricos y la cuestion de historia se trató siempre secun
dariamente. La teología no es nuestro campo. Exami
memos en pocas palabras los resultados históricos de
esas investigaciones: repitamos solo que creemos con
muchos teólogos católicos, que la inspiracion de las
escrituras no se estiende mas que á la fé y á las obras,
y que no tiene que ver con los hechos ni con la
ciencia.
La mayor parte de los libros del antiguo testamen
to fueron escritos en hebreo; lengua que fué de los
judios hasta la cautividad de Babilonia, se mezcló des
pues con el Caldeo, y se convirtió por último en el
Siro-caldeo que se hablaba en Palestina, en tiempo de
Jesucristo. El canon de los judíos segun las mayores
probabilidades, fue guardado por Esdras, uno de los
últimos miembros de la gran Sinagoga, que habia su
cedido á los profetas en el cargo de conservar las tra
diciones nacionales. Existen de él diferentes testos he
breos transmitidos por los mismos judíos: el testo sa
maritano casi perfectamente idéntico á estos y conser
vado por un resto de la antigua nacion de Samaria que
habita hoy á Naplusa en Palestina; y varias versiones
antiguas, tanto griegas como latinas entre las que tie
nen mayor importancia la traduccion griega de los se
tenta ejecutada de órden de Ptolomeo Filadelfo y la
latina de san Gerónimo, aceptada por la iglesia católica
con el título de Vulgata. Ninguno de esos testos es del
todo semejante al otro, y los diversos manuscritos del
mismo testo, presentan tambien muchísimas variantes.
La mayor parte de esas faltas provienen sin duda de
los copistas y no se ha de creer que en una época da
da se falsificaron completamente las escrituras. Una.
—53—

amplia crítica sagrada se ocupa en restablecer su integr


dad y se han emprendido muchas obras sobre esta ma
teria. (1)
Se atribuye por lo general la redaccion del Pen
tateuco á Moisés. La mayor parte de los trozos que le
componen son seguramente de él, pero tambien es cierto
que no es autor de la redaccion actual de esos libros
que contienen interpolaciones evidentes, por ejemplo,
nombre, de ciudades que no existian en su tiempo, la
relacion de la muerte de Moisés etc. El Deuteronomio en
su totalidad parece de una época muy posterior, aun
que encierra trozos que de fijo son de Moisés.
Los libros de este son poemas magníficos, base y
tradicion fundamental de la nacionalidad judía. El Gé
nesis contiene la historia mas completa de la creacion:
no repetiremos lo que ya hemos dicho. El Exodo es la
apopeya de la emancipacion: ese gran drama social,
rodeado segun la antigua costumbre de todo lo maravillo
so de la poesía, nos conduce hasta la llegada de los israe
litas, al desierto. La historia de los judíos alli, y las insti
tuciones de Moisés vienen luego en el Levítico y los
Números. El Deuteronomio no es mas que un nuevo re
súmen de la ley, sancionada por las últimas promesas y
amenazas del legislador, que puede considerarse como su
testamento político.
El libro de Josué refiere el establecimiento de los
judíos en la tierra prometida y sus actos hasta la muerte
de aquel. Su autor es incierto; mas se presume con ra
zon que fue redactado por escritos del mismo Josué. En
aquella época se escribian muchas leyendas, poemas he
róicos, historias propiamente dichas, anales. Ningun do
º

(1) Véanse las obras citadas de dom. Calmet y del Abate


Glaire.
—54—

cumento de estos se ha conservado entero; mas con esos


materiales se compusieron despues el libro de los Jueces
Samuel, los Reyes y los Paralipómenos, que segun la
opinion mas probable, fueron compilados por Esdras.
Llevan la historia juda hasta la conquista de Babilonia.
Los Paralipómenos, no son en muchos pasages, mas que
una repeticion de lo que contenian ya los otros.
Los libros de Esdras, y de Nehemias cuentan la
historia de la vuelta de los judíos á Palestina. Su autor
es desconocido y han sido objeto de graves discusiones.
Es posible que sean en parte de los mismos Esdras y
Nehemias. Los libros de Job, Esther y Judit, dan mar
gen á disputas no menos importantes. No solo se ignora
sus autores sino que ni siquiera se sabe á qué época de
la historia judía se refieren los episodios que traen. Se
han hecho sobre este asunto las suposiciones mas encon
tradas. Tambien se ignora el autor de los libros de los
Machabeos que encierran la historia de la revolucion pa
triótica que sacudió el yugo estrangero. -

A no exceder demasiado los límites de nuestro tra


bajo, nos seria imposible esponer todas las discusiones
de que esos textos han sido causa. Son inumerables, y la
mayor parte de las hipótesis, se apoyan en pormenores.
Menos todavia pudiéramos hacerlo respecto de los li
bros que no son propiamente históricos, como los que
se atribuyen á David, y á Salomon, y los escritos de
los profetas. Bástenos decir que esos libros fueron á la
conservacion de la nacionalidad judía, lo que los de Moi
sés fueron á su formacion, es decir, las perpétuas repre
sentaciones del fin, como luego veremos. Todos, por otra
parte son preciosos para el historiador; pero principal
mente los Profetas.
Con arreglo á estos datos, pues, vamos á referir la
historia de los judíos. No seguiremos aqui el órden que -
—55—

hemos adoptado en los capítulos anteriores, es decir, no


consagraremos secciones especiales á la religion, á la
ciencia, á las bellas artes y á las instituciones de los ju
díos. Su historia es una unidad compacta y toda ella
marcha indivisiblemente al mismo fin: esa tendencia es la
que vamos á examinar: y todo lo que tengamos que decir
sobre las materias especiales, encontrará allí su lugar
oportuno (1).
Historia de los judíos. Refiere el Génesis el origen
semítico de los judíos. Elber, hijo de Salah, hijo de
Arphaxad, hijo de Sem, fue el tronco de la raza He
brea: raza patriarcal que habitaba la Caldea, despues de
la dispersion de los pueblos. Sus creencias y costumbres
eran las de todas las naciones oriundas de Noé. Un pa
dre de familia omnipotente representaba la casta entera
que adquirió la suficiente importancia para hacer la
guerra con éxito á razas que la rodeaban.
Sabido es que la historia de este periodo es muy os
cura. No obstante, entonces era cuando en las mismas
comarcas, se habia establecido el gran imperio de los hijos
de Nemrod, y cuando á resultas del protestantismo, en
todas partes se olvidaba el dogma primitivo revelado á
Noé. El culto de los ángeles y de los Dioses inferiores,
reemplazaba al del Dios supremo y una grosera idolatría

(2) Véase sobre la historia judía á Prideaux, historia de los


judíos 5 tomos. Berbiguier, historia del pueblo de Dios, 7 tomos
en 4, º Es la principal obra que existe sobre este asunto ; mas
por desgracia no tiene mérito alguno. La historia universal, tra
ducida del inglés, el compendio de los señores , Poirson y
Caix. Sobre la civilizacion, antiguedades, legislacion &.: Ugolino
Thesaurus antiquitatum sacrarum 54 tomos en folio Romae. La ci
tada introduccion de M. Glaire, el segundo tomo contiene un re
súmen de las antiguedades judías.—Michaelli, Mosaisches. Recht
4775 cuatro tomos en 8 º Antiguedades judaicas, por Bajsnage 2
tomos en 8.º 1715. Historia de las legíslaciones de Pastoret.
Antiq.. sacrae vet. Hebraeorum. edi. Vogel 1769 en 8.º
—56—

llegó á ser la religion de la mayor parte de aquellas tri


bus. Si hemos de creer á la Biblia (Josué cap. 24 v. 2)
mo quedó pura la raza de Eber, sino que siguió la ge
neral inclinacion. -

Abraham.—Se alzó entonces un reformador en


aquella raza: Abraham, hijo de Tharés. Su historia en la
Biblia es oscura é incompleta, pero hay muchas tradi
ciones rabínicas y arábigas sobre él y quizá puedan
darnos algunas luces. En efecto, conforme á ellas, la
tribu hebráica hacia parte del imperio babilónico: y el pa
dre de Abraham era uno de los altos funcionarios de di
cho imperio. Siendo aquel todavia niño, preguntóá su ma
dre á quien obedecia ella: respondióle esta que á su padre.
Y este ¿á quién obedece? Al señor de Babilonia. ¿Y este?
Al señor del cielo, al sol. No quiso Abraham reconocer
por señor supremo á un ser creado, y no adoró mas que
al verdadero Dios invisible y sin nombre.
Cualquiera que sea el valor de esta anécdota en los
términos en que se halla concebida, es imposible desco
nocer en ella el carácter reformador que la tradicion
oriental atribuye á Abraham. La Biblia confirma plena
mente esta idea, puesto que en la persona de Abraham
efectivamente, es en quien comienza la nueva funcion
de la raza de que habia de ser cabeza. El solo entre to
dos los descendientes de Noé conservó el dogma princi
pal de la anterior revelacion: él solo pudo fundar el
pueblo que debia dar nacimiento al Mesias. (2296)
La tradicion oriental refiere ademas diferentes per
secuciones que tuvo que sufrir del poder de Babilonia.
Pero todas esas historias son muy poco auténticas, para
que nos ocupemos de ellas. Tampoco nos detendremos
en los viages y aventuras ulteriores de Abraham que se
leen en el Génesis. Ningun interés ofrecen y todo el
mundo los sabe.
—57—

Sin embargo, no bastaba que fuese reconocida la


unidad de Dios por una tribu noéica. La civilizacion in
diana y egipcia habia hecho un papel en el mundo, y
aunque detenida en su marcha bienhechora, fué fe
cunda en resultados de toda especie. Los mas impor
tantes eran las nuevas instituciones sociales, muy supe
riores á las de las tribus noéicas. Era indispensable con
servar todos los progresos hechos. Asi, los judios no
eran apropósito aun para formar la nueva nacion; fué
preciso que tomasen otros elementos en Egipto, sobre
el suelo occidental de la civilizacion indiana.
Sucedió en efecto que uno de los hijos de la raza
de Abraham, José hijo de Jacob fué vendido en Egipto
como esclavo por mercaderes árabes. Llegó José á ele
varse al rango de los asentistas reales. Con una buena
administracion supo hacer frente á los tiempos de esca
sez, y en recompensa de tan gran servicio se permitió á
su raza establecerse en Egipto. Hé aquí sin duda el ver
dadero fondo de la hermosa leyenda bíblica: las tradi
ciones egipcias, callan sobre este particular: parece ven
en los judíos un resto de los pueblos pastores que ha
bian invadido antes aquel pais.
Despues de la muerte de José, el estado de los ju
dios se convirtió en una dura esclavitud. Los forzaban á
los mas penosos trabajos. Casta impura en medio del
Egipto sufrieron la suerte de todas las naciones vencidas
que ilevaba aquel á su suelo para abrir sus canales y le
vantar sus pirámides. Entonces la raza de Abraham dege
neró en la servidumbre: solo conservó tradiciones vagas
de su fundador: se impregnó de las idolatrías de sus
opresores. Menester era la mano mas poderosa para sa
carla de aquel estado de abatimiento, y el esceso de su
propia miseria para devolverle un poco de energía.
Moisés. El hombre que la salvó fué Moisés. La an
—58—

tigüedad no presenta carácter mas grande que el suyo.


Reunir en un cuerpo de nacion un rebaño de esclavos
embrutecidos, libertarlos de un yugo opresor apoyado
en un poder de siglos, regirlos por espacio de cuarenta
años en medio de los peligros y de las revueltas, darles
la legislacion mas justa y sábia que nos ha quedado de
los tiempos antiguos, poner definitivamente á la nueva
nacion en el camino de su fin, hé aquí su obra, la ma
yor que se ha acometido y llevado á cabo por hombre
alguno.
Era Moisés de raza judia. Recogido por una hija
de los reyes de Egipto, se crió en su palacio y recibió
la educacion de los grandes egipcios. Enmudece la Bi
blia acerca de la historia de su juventud y de los prime
ros años de su edad madura; empero se han conservado
otras tradiciones sobre esto. Segun Artapano, citado por
Eusebio, habia estudiado bien la teologia egipcia y aun
introducido reformas en el culto. Despues se habia pues
to á la cabeza de un ejército y alcanzado victorias con
tra los etiopes. Conforme á esta tradicion, la envidiosa
aversion del rey de Egipto fué lo que le obligó á huir
para Arabia: segun la Biblia fué por haber muerto á un
egipcio que oprimia á un hombre de su raza.
Pronto vamos á verle aparecer con los tres grandes
caractéres que le distinguen, de revolucionario, de dicta
dor y de legislador. -

Estuvo Moisés cuarenta años con un rey madia


mita con cuya hija se habia casado. Alli concibió y
meditó sus proyectos de libertará su nacion y de refor
marla religiosa y políticamente. Volvió y puso manos
á la obra.
La narracion que hace la biblia de la libertad del pue
blo judio es admirable. Toda ella respira el espíritu que de
bia animarála nueva nacion. Todos conocen la historia que
—59

cuenta. Sabido es que despues de las estériles pro


mesas del Faraon, aprovecharon los judíos una noche
sombria y el terror que inspiraba la muerte de to
dos los primogénitos de Egipto heridos del puñal: que
alumbrados por el móvil faro que marcha ante las
carabanas del desierto, pasaron por un banco de are
na que dejó en seco el mar; y como pereció el Fa
raon víctima de la cólera de Dios (1643).
Las tradiciones egipcias cuentan de otro modo la
espulsion de los judios de Egipto. Dicen que la in
surreccion victoriosa acorraló la aristocracia egipcia en
la Etiopia y asoló durante siete años el pais de los
opresores. Aqui debemos preferir, sin duda, el tes
timonio de la Biblia, mas auténtico por todos concep
tos y apoyada ademas en otros testimonios profanos (1).
Una conspiracion fue lo que libertó á los judios.
Acaso Manethon ha confundido esta historia con la
de los pastores que á la verdad habian vencido.
Llegó Moisés al desierto con la raza de los he
breos y una muchedumbre yenida de Egipto, la ma
yor parte de ellos esclavos embrutecidos. Se trataba
de formar una nacion con aquellos elementos.
El medio que empleó Moisés para llegará su fin
se tornó el principio que dirigió despues la naciona
lidad judáica: el temor del Eterno. Moisés despertó la
tradicion nacional de Abraham. Renovó la memoria
de la alianza contraida con Dios. El dogma tradicio
nal de la unidad de Dios se convirtió en bandera del
pueblo judio, y Moisés le revistió de un caracter nue
vo, del de Dios fuerte y celoso Dios del terror. El ter
ror fué el móvil de Moisés; por él gobernó en el

(1) Véanse los fragmentos citados de Artapano en Eusebio Pre


part Evaug.
—60—

desierto, le gravó sobre el tabernáculo sagrado y des


pues habló por boca de los sacrificadores y los profetas.
Cuarenta años pasaron los hebreos en el desierto
hasta que perecieron todos los quehabian visto el Egipto.
Mas de una vez murmuraron impelidos del hambre ó
asustados por el número de sus cnemigos, mas de una
vez les pareció insoportable el poder rígido de su liber
tador. Aaron y su hermana María osaron levantarse
contra él. Se alzó un alboroto general al oir á los en
viados para esplorar á Canaan. Una conspiracion á
cuya cabeza se puso Coré trató de arrebatarle á la par
el sacerdocio y el poder temporal. Por último, el pueblo
llegó hasta adorar el becerro de oro. Solo el implaca
ble terror podia remediar tantos peligros. Moisés á na
die perdonó. Casi todos los que en pos de él habian sa
lido de Egipto, murieron violentamente. El último eas
tigo se hizo cuando los judíos se atrevieron á mezclar
se con las hijas de Moab y sacrificar á sus dioses; vein
te y cuatro mil hombres murieron aquel dia.
Moisés condujo por fin á las puertas de la tierra
prometida la nueva generacion del desierto, educada en
su ley. El murió allí y Josué acabó su obra. (1603.)
Leyes de Moisés. Aqui cumple esplicar las institu
ciones de Moisés y las bases de su reforma religiosa y
política. Tres elementos encontraremos en ellas. 1.º Las
antiguas creencias noéicas, y la reforma de Abraham.
2.º Las instituciones egipcias. 3.º La reforma propia de
Moisés.
El fin de la nacionalidad judáica fué conservar el
dogma de la unidad de Dios: dogma que fué tambien
la base fundamental de todas las instituciones, de toda
actividad. Hemos descrito el carácter del Dios de Moisés,
el terror; es preciso añadirle la justicia. Aun no se co
mocia el Dios de caridad.
—61 -

Mirando á este fin, reconstruyó Moisés la antigua


tradicion; separó de ella todas las teorías teológicas, cor
rompidas por las naciones idólatras. Solo dejó la histo
ria de la creacion que habia resultado verdadera. Tam
bien borró la historia de la creacion y de la caida de los
ángeles y de su gerarquía. Ella era la que habia engen
drado el politeismo; mas agregó la caida del hombre
que pedia esplicar únicamente la venida del redentor.
Moisés varió asimismo la doctrina del alma, tal como
la concebian los egipcios, ó mas bien la desechó del
todo, sin sustituirle nada. Hemos visto en efecto, que en
aquella doctrina estaba la razon de las desigualdades so
ciales, y que con ella se justificaba la opresion de las
clases inferiores. Mucho se ha discutido para saber si
creia Moisés en la inmortalidad del alma. El hecho es
que no dice una palabra de esto, y que para él, la fuer
za vital reside en la sangre. Las recompensas que pro
mete, y las penas conque amenaza, son de este mundo.
En su vida, en sus bienes, en su posteridad, es en lo
que serán premiados los justos y castigados los malos.
Nunca se trata de la vida futura. Por lo demas, es indu
dable que hizo apropósito esta omision en sus libros,
bien porque él mismo no creyese tal dogma, bien porque
su pueblo no fuera capaz de comprenderle.
La alianza con Jehovah era el cimiento de la nacio
nalidad de los israelitas. Dios les promete la gloria, la
prosperidad y el nacimiento del Mesías, con tal que
cumplan su ley. Se dá esta, sobre todo, á la raza de
Abraham y no tiene otro fin que conservarla. Sin embar
go, todo estrangero puede hacerse miembro de aquella
nacion, alistándose bajo la bandera comun. Asi como en
muchas ciudades antiguas, se podia ser ciudadano, del
mismo modo, aceptando la fé de Jehovah, se tornaba
uno judío. Los estrangeros convertidos de esta manera,
—62- ,
se llamaban prosélitos; eran muchos y se distinguian en
varias especies. Verdad es que nunca, aun en las gene
raciones mas remotas llegaron á igualarse en todo, con
los judíos de raza. Siempre fueron escluidos de los em
pleos públicos.
No se ha de creer, apesar de eso, que la posibilidad
del proselitismo que no se halla en las leyes de Moisés,
haya sido una ley de fraternidad en las naciones. Moi
sés prescribia la hospitalidad y benevolencia para con
el estrangero; porque los judios debian acordarse, de
que ellos tambien habian sido estrangeros en Egipto, y
no debian hacer á los otros lo que no hubíesen querido
para sí; mas en cuanto á las naciones enemigas, man
dó Moisés su esterminio. Era sobrado peligroso para
aquel pueblo débil de corazon y propenso al mal, el te
ner á la vista el egemplo del culto de los falsos dioses. E
derecho de gentes de Moisés fue ínexorable.
No debia haber relacion alguna pacífica, entre los
paganos y los adoradores de Jehovah. Por desgracia, no
siempre se siguieron esos principios, y de aqui la cor
rupcion y desgracias que abrumaron al pueblo de Israel.
La ley de alianza con Dios es religiosa, moral y
política. Echémos una rápida ojeada sobre estos tres
puntos.
La legislacion religiosa de Moisés es la que presen
ta mas relacion con las leyes análogas de los egipcios y
hasta tal punto, que ha podido muy bien preguntarse,
quienes de los hebreos ó de los egipcios las han to
mado de los otros. Hemos descrito los sacrificios, las
purificaciones, las fiestas del Egipto y de la India, y lo
dicho basta para dar una idea de lo que fué el culto
entre los judíos: aqui volvemos á hallar la distincion de los
seres en puros é impuros: entre estos figura en prime
ra línea, el puerco. Las impurezas de que el hombre es
-

—63—

susceptible, deriban en la ley judáica de las mismas cau


sas y se quitan con las mismas ceremonias que en la
ley indiana, y la circuncision como en Egipto, es sím
bolo de la pureza de los judios. Aqui encontramos los
sacrificios cuyo fin es ó glorificar á Dios, ó darle gra
cias, ó expiar los pecados: y todos los años va un ma
cho de cabrio de emisario para llevar al desierto todas
las culpas de los israelitas. (1) Vemos entre las fiestas
las de la cosecha y primicias; y una sola fiesta nacio
nal es peculiar de los judíos las Pascuas, instituidas en
honor de su salida de Egipto. Hay una sola diferencia,
fundamental á la verdad, y engendrada por la idea re
formadora de Moisés. La unidad de Dios se represen
taba materialmente y su espresion era todo el culto.
Un solo templo, un solo altar, debia reunir á los fie
les. Este templo pudo trasportarse largo tiempo con
el campo de los hebreos. David fue quien le fijó en
Jerusalen. Como Dios era el ser invisible y sin nom
bre, se prohibió con el mayor rigor pintar ó escul
pir imágenes. Sabia Moisés que en Egipto lo que se
adoraba eran las imágenes y no los dioses mismos, y
quiso cortar la raiz de la idolatria que podia renacer
tan fácilmente.
Dios era el señor de los judios y todo le pertenecía.
Como señal de esta dominacion debian sacrificarle el pri
mero de todos sus productos, de los frutos de la tierra
y de los árboles la primera cria de todo animal y hasta
sus primogénitos, sus mismos hijos. Mas este último
sacrificio pudo redimirse siempre con dinero. Tambien

(1) , Los objetos de los sacrificios consistian ó en animales ó


en diferentes productos como harina, vino, aceite etc. Se ha su
¿ por un pasage de la Escritura, (Levit 27 v. 28 y 29,) que
os hebreos tenian sacrificios humanos.
—64—

se habia reservado Dios una parte del tiempo. Le per


tenecia el séptimo dia de cada semana, cada séptimo
año y cada quincuagésimo que cerraba siete semanas
de años. Eran las épocas del sábado del año sabático y
del jubileo. Se mandaba celebrar aquellas fiestas con
la mayor rigidez. Ningun trabajo se permitía el sába
do: el año sabático quedaban todas las tierras sin labrar.
Todos conocen los principios de la ley moral de
Moisés. Están inscritos en el Decálogo, cuyos precep
tos morales no son mas que su desarrollo. La esencia
de aquellas leyes, la justicia: dad á cada uno lo que es
suyo: no hagais á otro lo que no querais que él os ha
ga: ojo por ojo, diente por diente. La ley de justicia
debia preceder á la ley de amor, para la que no estaba
aun madura la humanidad. No obstante, la caridad no se
desconocia en tiempo de Moisés, quien reunió en sus
mandamientos, lo mas perfecto que presentaba la anti
guedad sobre este punto. La hospitalidad, esa virtud
que bajo su influencia llegó á dominar en Oriente; la
limosna, los cuidados por la viuda y el huérfano, tan
recomendados á los judíos; el respeto á los pobres, á
los esclavos, y hasta á los animales domésticos, en
cuyo favor instituye la severa ley del sábado: todos esos
preceptos y otros, dan á conocer en Moisés, no solo al
terrible guerrero y al eminente hombre de estado, sino
tambien al hombre bueno y caritativo, ocupado de las
necesidades del pobre y amigo de los infelices.
Se encuentra en los preceptos de Moisés, y mas
aun en los sentimientos generosos del pueblo judío, esa
creencia universal de la antiguedad en la suma impor
tancia de tener hijos. La muger estéril es un objeto de
desprecio: la leviracion se introdujo en la ley para que
el hermano pudiese proporcionar un hijo al hermano
que no le tenia. Los eunucos fueron escluidos de los em
—65

pleos públicos. La mayor promesa de bienaventuranza es


la de una posteridad inumerable. -

Organizacion social. Los judíos habian sido escla


vos en Egipto: 0diaban la gerarquía de castas que tanto
habia pesado sobre ellos. Moisés habia sido iniciado en
los misterios de los sacerdotes: única distincion que él
debió concebir, asi como aborrecer la fuerza militar
que habia establecido la opresion en Egipto. Moisés or
ganizó pues la igualdad en la nacion judía y no le dió
otro poder que el cuerpo sacerdotal que creó.
Se dividió el pueblo de Israel en trece tríbus, on
ce descendientes de los once hijos de Jacob y las otras
dos de José. Distribuyó entre ellas la tierra de Canaan.
Escepto la de Levi, todas debian poseer una porcion sub
dividida entre las ramas y las familias.
La tribu de Leví quedó investida con las funciones
del sacerdocio. Dios la tomaba para sí como un diezmo
sacado de la nacion. Aaron fue gran pontífice y solo
su posteridad tuvo el derecho de los sacrificios. La
mayor parte de la tribu quedó en Jerusalen para el
servicio del templo: el resto se repartieron en cua
renta y ocho ciudades que las otras tribus debieron
cederle. Los levitas se encargaron de las funciones del
culto, de la enseñanza y de la conservacion de las
creencias nacionales. No tuvieron tierras: mas fué para
ellos el diezmo de todos los productos y ademas tu
vieron para su manutencion los objetos de los sacri
ficios y de las ofrendas. - -

Moisés no instituyó poder politico: detestaba la


monarquía, tal como la viera en Egipto y aunque le
hubiera sido fácil hacer hereditario en su familia su
propio poder, no lo hizo. Sus hijos fueron confun
didos con el vulgo de los levitas y mas adelante se
los encuentra de porteros del templo. Escogió para
TOM0 IIs -
—66

llevará cabo su obra al mas digno de ellos, á Josué


con quien habia tenido altercados personales. Pero aun
aquella eleccion no fue el ejemplo de una institucion
que debia perpetuarse asi. Pensó Moises que basta
ria el poder sacerdotal y que Dios haria aparecer un
hombre en las ocasiones necesarias. En efecto no se
engañó; porque nunca se borró del todo el espíritu
del fin y en medio de los desastres y de la corrup
cion, siempre se halló algun juez, algun profeta que
supo hacer entrar al pueblo en su camino.
Moisés estableció instituciones judiciarias que
fueron sencillas y patriarcales. Los ancianos de cada
tribu debian juzgar las diferencias á las puertas de la
ciudad. Los jueces eran tres, siete para causas mas
importantes y veinte y uno para las de mayor enti
dad. Esa organizacion judicial tiene un gran caracter
de justicia y de buena fé. Cuando los jueces no es
taban suficientemente enterados, despues de haber re
flexionado con la madurez necesaria, debian remitir
la causa á jueces mas elevados. Y los sacerdotes juz
gaban en último recurso cuando los jueces inferiores
no eran capaces de resolver la cuestion.
Se organizó la igualdad en el seno mismo del
pueblo. Cada familia tuvo su porcion de tierra y bajo
este aspecto, Moises estableció la propiedad indivi
dual. Empero no desconoció el verdadero caracter de
la propiedad. La tierra es de Dios y los hijos de Is
rael no son mas que usufructuarios. Ninguno tiene en
ella una propiedad absoluta y solo la posee con la con
dicion de cumplir un deber, es decir, de practicar
la moral. No hubo en el seno de la nacion diversi
dad de empleos. Todos eran labradores y debian dar
su subsistencia y la de su familia. Caso de necesidad
todos debian ser soldados y defender la patria.
-67—

Se adoptaron medidas para que no pudiera cam


biarse aquella situacion económica. La herencia, como
en todas partes fue un modo de transmitir los bienes,
Los hijos heredaban primero, y tambien bajo este pun
to de vista era de la mayor importancia el tener hi
jos. La leviracion podia suplir á falta de hijo natu
ral. El hermano mayor tomaba doble parte y el res
to se dividia en partes iguales. No habiendo hijos,
heredaban las hijas; en cuyo caso debian casarse en
la tribu. Despues de las hijas sucedian los hermanos
y despues los tios paternos.
Estas instituciones no bastaban para mantener un
equilibrio exacto entre las propiedades. Este fin se lle
maba cumplidamente con las grandes modificaciones que
acarreaban todos los siete años el año Sabático, y todos
los cincuenta, el jubileo. El año Sabático producia dos
grandes efectos civiles: la remision de las deudas y la
libertad de todos los esclavos judios. Pronto hablaremos
de la esclavitud. Por lo que hace á la remision de
deudas hay graves dificultades. Se ha preguntado si era
una remision absoluta ó bien si solamente dejaban las
deudas de ser exigibles, durante el año Sabático? Esta
última opinion parece tanto mas probable, cuanto que
la remision absoluta no hubiera servido para el fin que
se proponian de mantener las propiedades en manos
de las familias primitivas.
Los efectos del gran jubileo, eran mas importan
tes todavia. Entonces todos los cambios de propiedad
se daban por no hechos y todo volvia á sus primeras
manos. Las ventas de bienes raices estaban sujetas á
leyes especiales. No se podia vender mas que á parien
tes próximos y no se consumaba la venta en estos si
no con la muerte del vendedor sin hijos. Cuando se
vendia á un estrangero, los parientes podian retraer
-68

en todo tiempo, y cuando el jubileo, se anulaban todas


estas ventas. El comprador y el vendedor hacian un
descuento de los frutos percibidos y el vendedor reco
braba su cosa, indemnizándole en proporcion. Se reno
vaba por decirlo asi la division primitiva y la ley eco
nómica volvia á comenzar.
Asi debia haber siempre igualdad, aunque no
absoluta porque habia esclavos entre los judios, y no
solo muchos esclavos estrangeros, sino tambien de raza
judia. La condicion de aquellos era la misma que en
todos los pueblos de la antigüedad : la ley nada prescri
be respecto de ellos. Los esclavos judios eran muy
protegidos. Se podia caer en tal estado ó por castigo y
aun el robo acarreaba la esclavitud, ó vendiéndose uno,
ó cuando un hijo era vendido por sus padres. El se
ñor era culpable de homicidio y castigado como tal,
cuando el esclavo moria dentro de las veinte y cuatro
horas de malos tratamientos recibidos. En otro caso
quedaba impune. Mas la ley le recomienda sin cesar la
bondad y dulzura con los esclavos. Todo esclavo judio
podia adquirir la libertad en el año sabático; y si la
rehusaba, permanecia esclavo para siempre, y los si
guientes años sabáticos no le emancipaban.
Las leyes de la familia diferian poco de las de los
otros pueblos. Moisés admitió la poligamia y el divor
cio. La forma del matrimonio recuerda la venta de
tiempos mas antiguos. Alli se estipulaba en efecto el
premio de la virginidad. La primera muger era la mas
estimada, las otras parecen considerarse mas bien como
unas concubinas aunque en los libros sagrados no se
hace diferencia marcada entre estos dos estados. La
ley de Moisés recomienda á las mugeres y quiere que
se las ame y respete.
No obstante, las costumbres judias, con respecto á
-69

esto, fueron semejantes á las de todos los pueblos de


la antigüedad: siempre se consideró á la muger como
un ser inferior. Parece cierto que apesar de que el
marido podia repudiarla á su antojo no tenia ella igual
facultad. La patria potestad fué limitada: verdad es
sin embargo que fué permitido al padre vender al hijo
en servidumbre hasta la mayor edad, es decir doce años
las hembras y catorce los varones. El punto en que
Moisés parece haber faltado mas á las costumbres gene
rales de la antigüedad, es la patria potestad despues de
la mayor edad de los hijos. Cierto es que entonces
gozaban estos de una libertad casi completa y que el
peculio que pudieron tener fué independiente del pa
dre al menos con respecto á la nuda propiedad.
Continuacion de la historia de los judios (1). Moisés
habia dado á la nacion de los judios leyes fuertes y
poderosas: mas no bastaron para conservarse en el de
berá aquel pueblo ingrato y desde entonces, comenzó
para los judios una alternativa de triunfos y reveses
que los tuvo por largo espacio en un estado débil y lán
guido. Las palabras del profeta legislador se realizaron
cuando la nacion olvidaba su fin y su ley, cuando se
guia la inmoralidad y adoraba los dioses de las nacio

(1) La Palestina estaba dividida en cuatro partes en tiempo


de Jesucristo: la Galilea al N. la Judea al S. la Samaria en me
dio, las tres situadas entre el Jordan y la mar; la Perea mas
allá del Jordan. En tiempo de Josué, lo que formó despues la
Galilea comprendía las tribus de Azer, Zabulon y Neftali; la Sa
maria comprendia una semi-tribu de Manasés y las de Efraim é
Isacar: la Judea comprendia las tribus de Judá, Benjamin, Dan
al otro lado del Jordan estaba la segunda mitad de
l. Simeon:
tribu de Manasés y las de Gad y Ruben. Los pueblos limi
trofes de los judios eran, al medio dia los Idumeos, al Oriente
los Moabitas, los Ammonitas y los Filisteos, al Norte los Fenicios.
ires: al punto los enemigos prevalecian sobre ella y la
llenaban de desastres. /

Pero cuando en medio de sus desgracias invoca- .


ban con energía la fé de sus padres entonces volvia a
levantarse de repente y quedaba vencedora.
A veces, muchas veces, olvidaron los judios el de
ber y siempre fueron castigados con rigor. Josué, gefe
designado por Moisés los condujo y estableció en la
tierra prometida. No consiguieron sin embargo lim
piarla desde luego de todos los estrangeros. Estos ha
bitaban entre ellos dándoles ejemplo de incredulidad
y corrupcion. Josué no tuvo sucesor: pero los ancia
nos de la tríbu de Judá se pusieron á la cabeza de la
nacion y la consolidaron en sus conquistas.
Largos años corrieron sin que tubiesen los judios
gobierno regular. En los tiempos de paz y de repo
so la autoridad sacerdotal y la justicia admirnistrada
por esos ancianos bastaban á la conservacion de la
sociedad. Pero por todas partes la rodeaban ene
migos temibles y tanto mas hostiles cuanto que era
su antiguo territorio el que ocupaban los judios.
Los Ammonitas, los Madianitas y otros pueblos Cana
meos y sobre todo los Filisteos les movian continuas
guerras. Hartas veces venció el estrangero y gimió Is
rael bajo una dominacion pagaña. Entonces surgian
hombres de una á otra tríbu, de los ciudadanos movi
dos de un ardor patriótico ó de los gefes de aventure
ros, en una palabra, tales como los hacian la ocasion
y las circunstancias. En torno de un nucleo determi
nado reunian pronto las fuerzas nacionales y libertaban
la patria del yugo del estrangero. A esos hombres
fue a quienes se les llamó los jueces. Tales fueron
tthoniel Gedeon Jefté Sanson y otros muchos. Su
alta reputacion los hacian con frecuencia árbitros del
—71

gobierno político, asi como de los altercados entre par


ticulares. Una muger, la profetisa Dévora, reunió una
vez en sus manos estas altas funciones despues que
por sus consejos fue lanzado el enemigo del ter
ritorio.
En el periodo de los jueces, disensiones intesti
nas dividieron á los judios. Abimelek quiso opoderar
se del mando supremo; parte de la tribu de Dan se
convirtió á los dioses estrangeros: un execrable aten
tado á la hospitalidad y al pudor provocó la casi to
tal destruccion de la tribu de Benjamin. El poder del
sumo sacerdote iba creciendo á falta de todo poder
temporal. Los judios veian con disgusto nacer aque
lla tiranía y atizaba su descontento el instinto federa
lista que solo murmurando se sujetaba á la unidad
del templo y del altar.
En tiempo de los hijos del sumo sacerdote Heli,
el poder de la familia pontifical se habia hecho inso
portable. Desastres nacionales marcaron el fin de su
ruina: perecieron ambos á manos de los filisteos y
hasta el arca santa cayó en poder de los estrangeros.
Entonces apareció un hombre que, semejante á Moisés
sostuvo la debilitada república de los judios y recons
tituyó en nombre de la moral la nacionalidad que se
perdia. Ese hombre fué Samuel. Se apoderó del man
do sacerdotal, aunque no era pontífice y gobernó mu
chos años el pueblo judio religiosa y políticamente.
Empero los judios querian un poder temporal.
Deseaban un rey como las naciones comarcanas. Sa
muel les decia: «Quereis un rey: pensad en los de
rechos que va egercer sobre vosotros. Se llevará vues
tros hijos para hacerlos soldados escuderos segadores
suyos: hará vuestras hijas cocineras y panaderas su
yas: os cogerá vuestros mejores campos, viñedos y
-72

olivares: sacará el diezmo de vuestros frutos y reba


ños y considerará como suyos vuestros esclavos y cria
das, la flor de vuestra juventud.» Samuel tuvo que .
ceder y él mismo escojió por rey á Saul y le dió por
su mano la uncion real (1080). -

Mucho se ha discutido para saber cuáles eran en


tre los judios los caracteres y estension de la autori
dad real. Los Talmudistas y todos los judios moder
nos han pretendido que era muy limitado ese poder,
que el rey estaba sugeto á un consejo supremo, el
gran Sanhedrin, que fechaba de los tiempos de Moi
sés y que no era por decirlo asi, mas que el egecu
cutor de las órdenes de aquel consejo el cual tenia de
recho para castigarle. Mas si es cierto que Moisés cons
tituyó un cuerpo de setenta viejos, es muy dudoso que
ese cuerpo haya subsistido despues de la muerte del le
gislador y nunca se habla del Sanhedrin en los libros
del periodo real. La potestad régia aparece por todas
partes independiente y absoluta. El rey de los judíos
era semejante al de las naciones limítrofes, gozaba de
una autoridad sin límites. No obstante, el contrapeso
de esa autoridad residia en la constitucion religiosa y
aun moral del pueblo. El poder sacerdotal, tutor nato
de los sentimientos sociales é impelido ademas por su
interés propio como cuerpo especial en el estado, de
bió resistir sin cesar á las usurpaciones del poder
real. Asi es que desde el primer dia comenzó la ri
validad entre el trono y el pontificado: empero en
la lucha este por lo general, llevó la peor parte. Otra
autoridad mas real y mas eficaz le reemplazó, la de
los profetas. Apoyándose siempre en el sentimiento
profundamente religioso que constituia el fin de la na
cionalidad judía, reprobando en un mismo modo la
corrupcion de los pueblos que la de los reyes, re
-73

cordando á cada paso la ley de la alianza y las ame


nazas del Eterno, los profetas fueron los verdaderos
representantes del fin comun de actividad. No siempre
fueron escuchadas sus palabras severas y amenazado
ras. En vano se los persiguió, en vano los reyes les
opusieron profetas cortesanos prontos á justificar á to
da hora las malas pasiones: sus lecciones y amenazas
subsistieron, lo mismo que sus. profecías que los
acontecimientos vinieron á confirmar despues.
Ya con Saul comienza la rivalidad entre los pon
tífices y los reyes. Saul osa resistir á las órdenes de
Samuel que representaba á la sazon el poder religio
so. Es llamado á reemplazarle un jóven de la tribu
de judá. David de simple pastor vino á ser general
de los ejércitos de Saul. Bien pronto se hace perso
nage importante por la alta fama que le acarrearon
sus victorias sobre los filisteos, y hasta por su matri
monio con la hija del rey. Habiéndose hecho sospe
choso á este, pónese al frente de una tropa de par
tidarios y comienza la guerra civil. Obligado pronto
á ampararse del rey de una nacion vecina, allí au
mentó su gloria con nuevas hazañas y cuando hubo
perecido Saul miserablemente con dos de sus hijos
en una guerra con los filisteos, le recibió la nacion
entera con los brazos abiertos. En vano pretende apo
derarse de la autoridad Isboset último hijo de Saul:
es vencido al cabo de una lucha de siete años y el
poder se consolida en la casa de David (1033).
David príncipe astuto ambicioso y amigo de los de
leites, poco escrupuloso en la eleccion de medios, supo
hacer servir su generosidad y aun su llaneza al logro
de sus designios. En su reinado fueron vencidos los
enemigos esteriores y se establecieron relaciones pací
ficas con los reyes de la Siria. Fructificaron los gér
—74

menes sembrados por Samuel, se aumentaba la gloria


de la nacion judia y comenzaba á pesar en la balanza
de las naciones asiáticas. David no siguió las huellas
de Saúl bajo el aspecto religioso: se alió con el sacer
docio y hasta se hizo el profeta. En su reinado se hi
cieron ó compilaron los himnos sagrados conocidos con
el nombre de Salmos. La ciudad de Jerusalen llegó
por fin á ser la capital del reino, y en ella se fijó el
arca santa definitivamente.
En sus últimos dias, graves discordias dividieron
á su numerosa familia. Su hijo Absalon pagó su re
beldía con la muerte. Salomon Sucedió á David y
continuó su obra, (1001). Su reinado presenta el apo
geo del poder judio. Tranquilo dentro, respetado fue
ra, venerado en todo el Oriente por su sabiduria, Sa
lomon dió libre vuelo á su gusto por la grandeza y la
magnificencia. Fundó ciudades, construyó grandes edi
ficios y se hizo célebre principalmente por haber levan
tado á Jehovah el gran templo de Jerusalem. Empero
toda aquella grandeza iba á terminar en un despotis
mo oriental. Salomon imitó á los reyes vecinos: tuvo
sus serrallos, sus placeres siempre renovados, sus goces
y sus deleites paganos. Olvidó la obra religiosa. Sus
súbditos, llenos de impuestos, gobernados como una
nacion conquistada apenas podian soportar yugo tan
duro y tan pesado. Se malgastaron todos los productos
acumulados por sus antecesores y en vez de la nacion
fuerte y vigorosa que le habia legado su padre dejó
Salomon al morir un pueblo, en que iban á desarro
llarse al punto todos los gérmenes de la anarquía.
En tiempo de David y Salomon progresaron mu
cho la industria y comercio de los judios: la literatura
sobre todo lanzó un vivo resplandor. Con David habia
subido la poesia sagrada á toda su altura: con Salomon
tomó un carácter mas filosófico, mas sentencioso. Salo
montambien era poeta: varios libros de la Biblia han
conservado su nombre y se conoce allí la influencia
de las naciones orientales que le rodeaban. Mas toda
poesía mundana debia de enmudecer bien pronto ante
la voz amenazadora y dolorosa de los profetas que
sonaba en medio de las innumerables calamidades que
iban á desplomarse sobre la patria. -

Muerto Salomon rompió en efecto la tempestad.


Roboam sucedió á su padre en la tiranía pero no en
la reputacion, Diez tribus se rebelaron acaudillándolas
Jeroboam: y solas Judá y Benjamin quedaron fieles
á la raza de David. Mucho tiempo hacia que los sen
timientos federalistas se habian sublevado contra la obli
gacion de ir á sacrificar al templo de Jerusalem. La
separacion se consumó por fin: hubo un reino de Is
rael y un reino de Judá. (962)
Desde aquel instante era muerta la Judea como
potencia política. Mas de una vez estuvieron para des
fruirla como funcion religiosa, la inmoralidad la falta
de fe y el olvido del verdadero Dios. Esto es lo que
pasó á Israel. Judá conservó la fé de sus padres,
aunque no sin grandes esfuerzos de sus profetas.
Reyes corrompidos y dados á dioses estrangeros,
guerras casi siempre desastrosas de los dos reinos entre
sí y de cada uno de ellos contra las naciones vecinas,
es decir contra los reyes sirios, el Egipto y despues
el muevo imperio de Babilonia, discordias intestinas
alborotos, asesinatos, inmoralidad desenfrenada, tales
son los elementos de la historia judia durante el pe
riodo que vá á seguir acabada con la conquista estran
gera y la cautividad de Babilonia. Pasaremos rápida
mente por tan horrible espectáculo.
Reino de Israel. Reina Jeroboam en Isráel y con
—76
suma el cisma político con el cisma religioso. Constrá
yesele al Altísimo un nuevo templo: créanse sacerdo
tes de todas las clases del pueblo; mézclanse á la ley de
Moisés prácticas idólatras y ya Jeroboan introduce el
culto de los becerros de oro. Su hijo no puede sostener
se contra el usurpador Baaza que tampoco por sí con
sigue fundar dinastía. Varios pretendientes se disputan
el trono. Amri queda dueño de él por algunos años
y funda á Samaria capital del nuevo reino. Durante
esos reyes no habian cesado de crecer la corrupcion
y la idolatría, que llegaron á su colmo en el impio
Acab y su esposa Jezabel en cuyo reinado. se hace cé
lebre el profeta Elías por sus milagros. En tiempo de
Acab y de su nieto Joram, los sirios conducidos por
Benhadad atacan dos veces á Samaria y ambas son re
chazados.
Una nueva revolucion destrona con Joram toda la
raza de Acob. Jehú es el instrumento fatal destinado
á castigar los crímenes de la dinastía anterior. (876)
Funda él una nueva; mas él tambien cae en la antigua
iniquidad, lo mismo que sus sucesores Joacas, Joas y
Jeroboam II. Bajo el primero de estos príncipes se
eehan los sirios sobre Israel. Se subleva Joas y combate
victoriosamente al reino de Judá. En tiempo de Jero
boam II estréllase del todo el poder de los sirios: mas
pereció su hijo Zacarias en una nueva rebelion. A Se
llum que le habia destronado sustituye Manahem que
dá pecho á los Asirios. Phancia hijo de Manahem es
muerto por Phaceo. Agovian el reino guerras contí
nuas contra Teglath-Phalassar, rey de Asiria y Acaz,
rey de Judá. Un nuevo pretendiente, Osea se apodera
de la corona de Phaceo. Pero Isrâel no podia ya re
sistir al poder cada vez mas fuerte de los asirios. Obli
gado Oseas desde luego á un humillante tributo se le
—77

vanta en vano: Salmanasar dirige todas sus fuerzas


contra Israel; Samaria es destruida y el rey vá cautivo
al Asiria. La nacion de Isrâel habia dejado de exis
tir. (718) Cincuenta años despues intentó una nue
va rebelion. Entonces Assar (Addhon) transportó á
los Israelitas á lo interior de la Asiria, y pobló el pais
con razas paganas. No se sabe que se hicieron las diez
tribus. Un corto número de los habitantes antiguos de
Israel volvió á su pais cuando Ciro se lo permitió.
Sobre este punto se han hecho varias conjetu
ras, habiéndose ido á buscarlos hasta en la China y el
Perú. -

REINo DE JUDA. El reino de Judá duró mas tiem


po y conservó la dinastía de David; pero no sufrió me
mos desastres. Roboam hijo de Salomon entregado á
la misma corrupcion que los reyes de Israel, y su su
cesor. Abiam, apenas pueden sostenerse contra los ata
ques combinados de Jeroboam y de Sesac rey de Egip
to. Asa, príncipe religioso fué el sucesor de Abiam, y
su hijo Josafat siguiendo el mismo camino restableció
el órden en su reino. Pero las iniquidades prosiguieron
su curso en tiempo de Joram que casó con Atalia hija
de Acab, de Israel. Célebre esta muger por sus deli
tos asesina á sus nietos despues de la muerte de su
hijo Ocosias para reinar en su lugar. Pero Joas, con
servado por el gran sacerdote Josada restablece la co
rona en la casa de David (870).
Tambien Joas aparta su corazon de Dios. Bajo su
reinado y el de sus sucesores Amasias, Azarias y Jona
tham, los filisteos, los Idumeos y los árabes acosan el
reino de Judá con contínuas guerras. Las revueltas in
teriores aumentan los desórdenes que aprovecha Joas
rey de Israel para oprimir al estado rival. Acaz lleva
por último la impiedad al último estremo contrayendo
—78

alianza con Teglath-Phalasar rey de los asirios y pa


gándole tributo. Su hijo Ezequias restablece. el culto
del Dios de Moisés y reanima con la santidad de su
vida y de sus hechos belicosos la esperanza de los ami
gos de la patria. El rey de Asiria, Sennakerib, es re
ehazado y respira el reino de Judá. (707)
No duró mucho este reposo. Manasés de Judá
vuelve á los estravíos de sus abuelos. Assar Ibaddon
rey de Asiria deshace sus tropas y le coge prisionero.
Volvió á su patria y se cree que fué en su reinado
cuando se frustró por el heroismo de Judit, otro ata
que de los babilonios. Despues del cortísimo reinado
de Ammon, Josias vió nacer un nuevo enemigo para
su reino en la persona de Nacao rey de Egipto. Sucede
Joacas, y á este Eliakin ó Joakim. Entonces fué cuando
Nabucodonosor II rey de Babilonia se echó con todas
sus fuerzas sobre Judea, tomando cuatro veces á Jeru
salem y asolando el reino. A Joakim sucede Jeconias y
luego Sedecias. La venganza del vencedor era escitada
siempre por rebeliones nuevas. Por último Jerusalem
es destruida, abrasado el templo y el resto de los ha
bitantes trasplantado al fondo de los estados asirios.
Tambien habia perecido el reino de Judá, Sesenta años
duró la cautividad de Babilonia, cuyo principio se co
loca en la primera invasion de Nabucedonosor en tiem
po de Joakim. (606 Ciro, rey de los persas, permitió
por último á los judios que volviesen á su patria.
Durante todo este periodo de decadencia, ni á los
pueblos ni á los reyes faltó la voz de los profetas.
Elias y Eliseo, bajo Acab y Joran en Israel; Zacarias,
bajo Joas en Juda; Mikeas, Oseas, Amos, Jonás y el
grande Isaias en tiempo de Oseas y sus sucesores. Je
remias Nahum, Sophonias, Habacuc poco antes de la cau
tividad: Ezequiel, Daniel, Aggeas, Zacarias y Malaquias
- —79—

durante la misma cautividad y á la vuelta de ella no


dejaron de recordar la ley del señor. Cuatro de ellos,
Isaias, Jeremias, Ezequiel y Daniel han sido llamados
grandes profetas, ya porque sus profecias y sus libros
son mas estensos que los de los otros, ya porque su in
flujo fué mucho mas poderoso y porque efectivamen
te fueron los mayores de los profetas. La literatura sa
grada adquiere en sus libros ese poder de elevacion
y de sentimiento que puede inspirar únicamente la
emocion mas profunda. Las terribles amenazas de una
ardiente cólera contra el mal: el amargo pesar de las
desgracias de la patria, la esperanza del Mesias exal
tada entonces á causa misma de la humillacion pre
sente, tales son los caracteres que se desprenden en
palabras de fuego de la boca de los profetas. La pro
mesa del Mesias y las predicciones sobre su venida y
obras en este mundo fueron tan positivas y claras en
ellos, que fué imposible desconocer despues su alto
don de profecia.
El fin de actividad de la nacion judia no debia
interrumpirse á pesar de la conquista estrangera, Los
Juidios no fueron maltratados en la Babilonia á donde
se los trasladó. Dejóseles su culto, sus jueces y sus
leyes. El profeta Daniel obtuvo ademas importantes
cargos en el imperio Asirio; pero en breve cayó este
bajo los golpes de Ciro y entonces empezó para los ju
dios una era nueva.
Ciro reconoció á su Dios como poderoso y fuerte
y es permitió volverá su patria. Un gran número de
ellos volvió á sus antiguos hogares. Al frente de la or
ganizacion social se pusieron dos hombres dotados del
espíritu de Moisés de Samuel y de los profetas. Esdras
y Nehemias. Esdras recojió los libros sagrados redac
tó sus cánones y volvió á poner la nacion en la an
—80

tigua senda religiosa. Nehemias presidió la reconstruc


cion del templo y la administracion política. Un gober
nador persa ejercia el poder supremo.
Esta obra de reconstitucion se hizo con lentitud.
Esdras y Nehemias no parecieron hasta el tiempo de
Dario hijo de Istaspes, y de Artagerges, Longi-mano.
Túvose que luchar con frecuencia contra la mala vo
luntad de los reyes persas y su intolerancia religiosa.
Los judios esperimentaron tambien una hostilidad de
clarada, de parte de las naciones paganas que se habian
mezclado con los antiguos habitantes de Israel" y que
formaban la mayoría de este pais. La cautividad no
habia puesto fin tampoco á las antiguas discordias. Vol
vió á empezar la rivalidad entre el sacerdocio y los
príncipes de las tribus; y en tiempo del mismo Nehemias
se separó una parte considerable de la nacion y fué á
construir el templo de Garitzin cerca de Samaria. No
obstante vióse renacer de sus cenizas el reino de Sa
maria apesar de todos estos obstáculos. Despues envia
ron levitas entre las naeiones samaritanas y las convir
tieron hasta cierto punto á las creencias judáicas. Los
judios establecidos en su seno, cooperaron á esta obra;
pero nunca se reunieron al templo de Jerusalem. Los
vestigios de esta sociedad son los que se han conser
vado hasta hoy en las orillas del Mediterráneo.
Los Judios se mantuvieron asi bajo la dominacion
persa. En tiempo de Artagerges Occo se asoció par
te de ellos á la rebelion de las ciudades Fenicias; pe
ro fueron castigados severamente. Alejandro el Gran
de unió la Judea á su imperio; y hasta despues de
su muerte, no lució otra nueva ráfaga de independen
cia para la nacion hebrea.
CRoNoLogíA JUDíA. Hemos hablado de las dificul
tades que ofrece la cronología sagrada anterior á Abra
—81—

ham; no presentan menos los tiempos posteriores á es


te Patriarca. El primer punto fijo en que puede uno
detenerse es el fin de la cautividad de Babilonia, de
terminado por sincronismos de la historia profana por
el advenimiento de Ciro al trono de Persia. Ademas,
esta época solo está fijada con la aproximacion de al
gunos años; porque los eruditos no estan acordes
ni en el principio ni en el fin de la cautividad. To
davia son mucho mas inciertos los tiempos que pre
ceden á esta época. Efectivamente, el periodo trans
currido entre la cautividad y el Exodo no puede fi
jarse sino con algunos centenares de años de dife
rencia; porque por una parte, los diferentes testos
de la Biblia no concuerdan sobre la longitud del rei
mado de cada rey y por otra, hay en el periodo de los
jueces, lagunas cuya duracion no está indicada; por úl
timo el periodo transcurrido entre el Exodo y Abraham
no puede señalarse de un modo satisfactorio, pues se
ignora el número de años que los judios pasaron en
Egipto. Si se añaden á estas dificultades las que resul
tan de los cálculos particulares de algunos autores anti
guos, principalmente de Eusebio y del Syncello, se com
prenderá como han podido nacer en los tiempos mo
dernos mas de cien cálculos distintos sobre la cronolo
gia hebrea (1). Hemos indicado las fechas consagradas
por el uso.

(1) Véase á Desvignobles, Cronologia de la historia santa,


2 tomos en 4.° 758 Volney, Nuevas investigaciones etc. y el
cuadro de los diferentes cálculos de Riccioli en la historia de
la filiacion de los pueblos de Mr. de Brotonne.
ToMo II. 6
--82

CAPITULo III.
El AsIA oCCIDENTAL ANTES DE LA DOMINACION PERSA.

Era el Asia occidental morada de una multitud


de tribus que se habian fijado alli, desde la disper
sion de los pueblos. Fue aquella tierra desde enton
ces un campo de combates en que mil naciones ene
migas trataron á su vez de sugetar á las otras. Va
rios poderes se elevaron sucesivamente, empero nin
guno fue de larga duracion, porque cada raza con
quistadora se corrompia al momento de la conquista,
en la molicie y la ociosidad abriendo el camino á
nuevas conquistas (1).
No han quedado mas fuentes originales de la his
toria de estos pueblos que algunos fragmentos conser
vados por Eusebio y el Syncello. Los datos positivos
sobre un periodo mas cercano de nosotros se hallan
en los libros de los hebreos que tuvieron muchas re
laciones con ellos en tiempo de sus reyes. Los grie
gos solo los conocieron despues de la conquista Per
sa. No obstante, ademas de las interesantes noticias
que mos suministran sus libros sobre las creencias y
costumbres de aquellos pueblos dan ciertas indicacio

(1) La parte del Asia occidental de que vamos á hablar com


prende: 4 º Los paises situados entre "¿, mar Caspio y
Mediterráneo, la Fenicia y ha Siria al Mediodia, al Norte la
casi isla del Asia menor (Anatólia). 2º. Los paises situados entre
el Tigris y el Eufrates; la Babilonia al Sur, la Mesopotamia al
centro, la Armenia al Norte. 5º Algunos de los paises situados
al oriente del Tigris y comprendidos despues en la Persia, y
la Asiria propiamente dicha sobre las orillas del Tigris.
—83—

mes cronológicas y nos descubren una parte de sus


antiguas tradiciones mas ó menos envueltas en for
mas simbólicas. Esos libros son principalmente los de
Herodoto , Ctésias de que solo tenemos fragmentos
de Diodoro Sículo y de escritores posteriores, de Jus
tino, de Strabon y otros muchos. Tambien quedan
restos de monumentos arquitectónicos. Vamos á exa
minar sucesivamente á cada uno de esos pueblos re
firiendo al mismo tiempo las fuentes mas importan
tes de su historia (1).
Primer imperio Assirio. La historia sagrada nos
enseña que desde los tiempos mas remotos fundó
Nemrod un grande imperio á las orillas del Tigris y
del Eufrates. Eusebio y el Syncello nos cuentan con
referencia á autores perdidos hoy dia, sobre todo á
Beroso las tradiciones primitivas de aquel impe
rio y la cronologia mas antigua de sus reyes conser
vada aun desde los tiempos de Alejandro en los
anales nacionales de Babilonia. Alli es donde encon
tramos la tradicion del diluvio, precedida segun los
babilonios, de diez generaciones de reyes y que ocur
rió en tiempo de Xisuthro. Aqui cuadra tambien la
fabulosa historia de Oannes que hemos ya analizado
y una porcion de tradiciones semi-históricas, semi
mitológicas. - -

Célebres historias de ese periodo nos han trans


mitido los autores griegos en las brillantes tradicio
nes de los reinados de Belo Nino y la gran Semí
ramis. Parece resultar del conjunto de documentos que

(1) Véanse las historias generales de la antiguedad, princi


palmente la de los ingleses, el compendio de MM. Poírsony
Caix y las muchas disertaciones sobre esto que hay en las me
morias de la academia de inscripciones.
—84

á poco de la dispersion de los pueblos se constituye


ron dos imperios: uno en Babilonia fundado por Nem
rod y otro en Nimive por Assur. Una invasion ára
be vino á derrocar por un momento la dominacion ba
bilónica: empero acudió Nino de Ninive, echó á los ára
bes y reunió ambos imperios. Sucedió á Nino, Semí
ramis su muger, conquistadora célebre y segunda fun
dadora de Babilonia. Los grandes edificios con que
hermoseó aquella ciudad, sus inmensas fortificaciones,
sus pensiles, sus trabajos de canalizacion del Tigris y del
Eufrates causaban el asombro de la antigüedad. A to
dos los puntos de su imperio llegó su infatigable acti
vidad y se cree haber descubierto en la alta Armenia
algunos de los monumentos con que ilustró su rei
nado.
Sucedió Niniasá Semíramis y con él comienza
una larga série de reyes de Serrallo, cuyos actos son
desconocidos en la historia. Sardanápalo fué el último.
Una rebelion general de los príncipes tributarios acau
dillada por Arbaces le precipitó del trono; y el im
perio asirio se separó en tres grandes fracciones, Me
dia, Babilonia y Ninive. (759 años antes de Jesucristo.)
Media. Conocemos la historia de la Media por He
rodoto y por fragmentos de Ctesias que trae Diodoro
de Sicilia: empero esos autores presentan entre sí gra
ves contradicciones. Hé aquí la generalidad de los he
chos que pueden sacarse de Herodoto. (Ctesias no ofre
ce mas que una lista de reyes cuyos nombres son com
pletamente distintos de los que refiere aquel.) Los me
dos formaron al principio la fraccion mas considera
ble del Imperio asirio; el Medo Arbaces habia sido la
cabeza del alboroto contra Sardanápalo. Mas parece
que la Media se fraccionó bien pronto en tribus inde
pendientes, y que una espantosa anarquía hizo echar
—85—

de menos el mando de uno solo. Entonces, Dejocés


afamado por su equidad fué reconocido por gefe de
la nacion entera y consolidó al punto su poder, edifi
cando una capital, Ecbatana, y rodeándose de una fuer
za militar considerable. (733)
Nabucodonosor reinaba á la sazon en Ninive:
Phraortes, hijo de Dejocés le atacó; pero quedó él ven
cido. Su sucesor Cyaxares continuó sus proyectos; mas
cayó sobre la Media una gran invasion de Scitas y hubo
Cyaxares de luchar con ellos muchos años: marchó por
fin contra el imperio de Ninive y apoyado por una
rebelion interior le destruyó sin conquistarle. Le su
cedió su hijo Astyages y desde aquel momento la his
toria de los Medos se confunde con la de los Persas.
Segundo imperio Asirio. Solo le conocemos por
los historiadores judios y por los cronolojistas cris
tianos del fin del imperio romano. Los autores grie
gos y latinos parecen haber ignorado su existencia
hasta tal punto que ha podido preguntarse, no sin
fundamento, si las tradiciones en que suponen los
autores cristianos larga antigüedad como son las de
Nino, Semíramis, Sardanápalo no pertenecian á ese
periodo mas próximo á nosotros. Sobre este punto,
no podemos menos de seguir la opinion de los que
miran los dos imperios de Asiria como esencialmen
te distintos.
Segun ella, Ninive y Babilonia formaron dos
estados independientes despues de la caida de Sarda
mápalo. Babilonia quedó débil y lánguida. Un solo
rey merece citarse entre los que la gobernaron. Na
bonassar, cuyo reinado sirvió de principio á una era
particular. Ninive, por el contrario, desplegó una nue
va actividad. Animada del espíritu de conquista, di
rigió sus esfuerzos contra las débiles poblaciones que
—86—

se estendian á lo largo del Mediterráneo. Fueron re


ducidas la Siria y una parte de la Fenicia y luego
la misma Babilonia y Palestina. En efecto, no habia
cesado de aumentarse la energía militar de los reyes
de Ninive: y ademas le habian ido añadiendo un
muevo territorio, Phul ó Sardanápalo II fundador de
aquel imperio y cada uno de sus sucesores Teglath
Phalassar, Salmanasar, Sannakerib y Assar-Addhon.
Este atacó y conquistó el moribundo reino de Bab
lonia. Su hijo Nabucodonosor I venció á Phraortes
(655) y subió á la cumbre de la gloria: aunque sus
ejércitos fueron rechazados del reino de Judá que
iban á conquistar. Despues de la muerte de Nabuco
donosor I hubo una revolucion importante; segun opi
nion universalmente recibida y que se apoya en Euse
bio y los historiadores judios, Sarac hijo de aquel prín
cipe, se hizo despreciable por su cobardía y sus vicios.
Nabopolassar, gobernador de Babilonia, se alió con Cya
xares, rey de los Medos, destronó á Sarac y volvió á co
locar en aquella ciudad el centro del imperio minivita
(625). Por el contrario segun otra hipótesis moderna los
pueblos de la Scytia que desolaban entonces la Media y
la Asiria, destruyeron el imperio de Ninive y funda
ron en Babilonia, el centro de una dominacion nueva,
la de los caldeos. Sea como quiera, durante la dinas
tia de Nabopolassar siguió Babilonia con vigor el fin
propuesto por los reyes de Ninive. Nabucodonosor II
su hijo, se apodera de Tiro, toma y destruye á Jeru
salem, sugeta toda el Asia occidental y emprende la
conquista del Egipto de donde solo la peste consigue
lanzarle. Mas aquel vivo esplendor no duró mas que
un instante. Los sucesores de Nabucodonosor se afemi
naron en el serrallo y terribles enemigos, los persas,
se levantaban en el Nórte. Cuatro príncipes sucedieron
—87—

con rapidez á Nabucodonosor. En tiempo del último,


Labinit, fué Babilonia conquistada por Cyro (338)
Fenicia. (1) Once tribus cananeas habitaban la Fe
nicia. Fundaron desde tiempos remotos ciudades que
casi se dieron solo al comercio y á la industria. La mas
antigua fué Sidon. Echados de aquel pais parte de sus
habitantes por un conquistador sirio, en la época en
que Saul reinaba en Judea, vinieron á establecerse en
Tiro que no tardó en eclipsar la grandeza de Sidon. Ti
ro formaba una monarquía aristocrática reemplazada
momentáneamente por el poder oligárquico de su
fetas. Atacada varias veces por sus codiciosos vecinos
fué al fin Tiro destruida por Nabucodonosor. (572)
Se trasladaron sus habitantes á una pequeña isla unida
á su continente por un muelle y alli reedificaron su
ciudad. En aquella época reinando Yihobal se abolió
la monarquía: mas la restablecieron bien pronto y
quedó Tiro tributaria de los reyes asirios y despues de
los persas. En tiempo de Oco intentó la Fenicia un
pronunciamiento que fué sofocado, y pasó con toda la
monarquía persa al imperio de Alejandro Magno.
Siria. Desde tiempo muy remoto se habian espar
cido por ella razas semejantes á las cananeas si bien
mucho menos activas bajo el punto de vista militar ó
comercial. Allí se formó cierto número de estados in
dependientes, cuya historia conocemos solo¿ sus re
laciones con los hebreos. En tiempo de Saul se en
cuentran allí cuatro reinos: Sophenes, Damasco, Eme
ses y Gessur: el de Damasco fué el mas importante.

(1) Ademas de diferentes pasages de autores antiguos y del


fragmento de Sanchoniathon que refiere los orígenes divinos de
los fundadores de las razas fenicias se tiene de la historia de
este pueblo una lista de reyes conservada por el Sucello,
—88—

Bajo Ben-Hadad II y Azaél sostuvo una lucha san


grienta alternada de triunfos y reveses entre los reyes
de Israel y de Judá. Despues de la muerte de estos
príncipes se debilitó Damasco y sucumbió de allí á
poco á los esfuerzos reunidos de Teglath-Phalassar rey
de Asiria y de Acaz rey de Israel. Los otros reinos vi
vieron menos todavia. Sophenes fué conquistada por
David: Emeses hecha tributaria primero por Damas
co, fué subyugada por Sennakerib y Assar-Addhon Ges
sur corrió igual suerte.
Asia menor. (1) En ella residian una multitud de
pueblos que nos han dado á conocer los autores grie
gos, sobre todo Herodoto y Diodoro. Parece que la
Frigia tuvo una importancia antigua. El reino de Tro
ya fundado por Dárdano, fué destruido por los grie
gos en tiempo de Priamo. Pronto eclipsó la Lidia to
das las dominaciones de aquella parte del Asia: tres
razas reinaron alli sucesivamente: la de los Atyadas,
la de los Heraclidas y la de los Merimnadas. Hasta no
sotros han llegado varias tradiciones con detalles mi
tológicos acerca de las dos primeras. La dinastía de
los Mermnadas principia por Gyges, que asesinó á Can
daulo. (708.) Entonces fué cuando nació la grandeza
de los lidios. Haliates hijo de Gyges prueba sus fuer
zas con Cyaxares rey de los medos. Su sucesor Creso
reune bajo su imperio la mayor parte del Asia me
nor y se ve en posesion de inmensas riquezas; mas
se alía con el rey de Asiria contra el poder naciente

(1) El Asia menor se divide por los antiguos en doce regio


mes: tres al oeste la Misia, la Lidia y la Caria: tres al medio
dia, Licia, la Pamfilia y la Cilicia: tres al norte, la Bythinia,
la Paflagonia y el Ponto: tres al medio, la Frigia, la Cappa
docia y (segun Alejandro el Grande) la Galacia. -
—89

de Ciro y sufre igual suerte que el imperio de Ba


bilonia.
CIvILIzACION. Las nociones que tenemos sobre la
religion (1) artes é instituciones de esos pueblos son
sobrado incompletas para que pueda formarse una
idea real de ellas, y mucho menos determinar los ele
mentos que las crearon. La religion de los cáldeos
parece haber presentado un sistema bien unido en
todas sus partes conservado y hecho por una casta
sacerdotal poderosa. Alli recibió el culto de los astros
sus mayores desarrollos, y en ninguna parte se co
municaba la astronomia mas íntimamente con la ge
rarquía divina. En la cumbre de esta habia un Dios
supremo, espíritu puro, llamado Or ó Ur: despues
seguia Bel, el Sol, el Dios del firmamento. El culto
de la materia se encontraba en el de Mylitta, (Ve
nus ó Juno entre los griegos), en cuyo honor se
prostituian las mugeres en Babilonia. Los dioses in
feriores se dividían en tres clases: los ministros, agentes
directos de la voluntad del gran Dios, los intérpre
tes representados por los cinco planetas y los conse
jeros representados por treinta estrellas subalternas:
en pos de los dioses venían otras clases de espíritus,
los demonios y los héroes. De esta teologia se deri
baba una teoria cosmológica, algunos detalles de la
cual han llegado á nosotros. Los demas pueblos tie
nen una teología menos complicada. Entre los dioses
se observan á veces algunos personages históricos,
r

reyes ó fundadores de razas. Antiguamente poseia

(4). Véase Selden de Dios Syris 1680 en 8º Historia de la


filosofia de Breker-Creuzer, Religiones de la antiguedad. Mun
ter, die religion der Babilonier, analizada en el diario de los
sabios. -
—90—

cada pueblo su culto especial y la Biblia nos ha con


servado el nombre de una multitud de divinidades
cananeas y sirias. Despues de la conquista de los
asirios, la religion de Babilonia fue importada en aque
llos paises donde hizo olvidar á los antiguos dioses.
El culto que bajo el influjo de aquella conquista se
propagó mas por la Siria fue el de la Venus asiria,
antigua adoracion de la materia primitiva que llegó
á ocasionar espantosos desórdenes en los pueblos dados
hacia tiempo á la corrupcion. Acompañaban á este cul
to iniciaciones y misterios, en que se celebraban las re
laciones de Venus con Adonis. Mas es difícil penetrar
su verdadero sentido. Tambien era célebre la Siria
por el culto de los pescados, á los que se hacian igual
mente grandes honores.
Los Fenicios nos presentan una cosmogónia an
tigua en que las doctrinas religiosas sobre el orígen
del mundo, estan enlazadas con los hechos históricos
mas antiguos. El fragmento de Sanchoniathon que
nos la ha conservado dió lugar á muchos trabajos. Se
encuentran en ella muy á menudo relaciones con las
cosmogónias de los egipcios y de los griegos y aun
con el Jénesis y la historia antigua de los judios.
«Al principio era el soplo y el espíritu de un aire
tenebroso, envuelto por el caos. Habiéndose enamo
rado el espíritu de sus principios se hizo una cópu
la que fué llamada Pothos ó el Amor. De ahí resul
taron todas las cosas.» Despues viene la historia de
la creacion, la de los dioses y la de los hombres. Es
ta tradicion como se ve es muy oscura y trae á la
memoria las doctrinas pantheistas del Oriente. Entre
los dioses especiales, habia uno que correspondia al
Pontos ó Neptuno de los griegos, y otro al Saturno
ó Kronos. A este último le sacrificaban niños. El
culto misterioso de Baco parece que cundió por toda
el Asia occidental; pero principalmente por Lidia y
Tracia. Las ceremonias esteriores recordaban el espí
ritu de violencia y de espiacion de la materia de las
religiones primitivas. El culto de Cibeles ó de la mate
ria primordial en Lidia no dió márgen á los estravios
que engendró el de Venus en Babilonia y en la Siria.
Las bellas artes y la ciencia hicieron á la verdad
algunos progresos en aquellos pueblos; empero son
insuficientes los datos que poseemos sobre estos pun
tos. Segun los antiguos historiadores, magníficos mo
numentos embellecian á Babilonia, de los cuales ape
nas han quedado algunos restos. En el antiguo sitio
de Babilonia y en otros puntos pertenecientes á estos
estados, se han descubierto ruinas de fortificaciones,
pirámides de ladrillo, torres macizas; pero todavia se
las conoce poco (1) Bajo el aspecto científico, sabemos
que la raza sacerdotal de los caldeos habia hecho im
portantes descubrimientos en astronomia y otros mu
chos ramos del saber humano, aunque ignoramos casi
completamente en que consistian esos descubrimientos.
Los fenicios hicieron grandes progresos en la parte
práctiea de las ciencias y sus aplicaciones á la indus
tria: tambien se dieron con esmero al estudio de la
historia.
La organizacion social de aquellos pueblos recuer
da las tribus primitivas. Eran familias descendientes
de dioses que formaban á veces un senado oligárquico
dominados las mas veces por una familia reinante. Su

(1) Véase el análisis de los descubrimientos de los viageros


en el primer tomo de la obra citada de Heeren y en el Diario
de los sábios 1828.
—92—

fin era la guerra y la conquista y gobernaban como


á un rebaño la masa popular por doquiera numerosa
y miserable. Sin embargo se encuentra alguna vez en
el poder militar una raza sacerdotal siempre inferior:
célebre es la de los magos caldeos. Tambien hubo una
cosa parecida entre los fenicios.
Lo que distingue al Asia occidental en esa época,
es su gran adelanto comercial é industrial; su lujo
desenfrenado, su inmensa corrupcion. El movimiento
de los pueblos, las guerras, las conquistas habian pues
to en contacto todas aquellas diversas razas y creado
entre sí numerosas relaciones. Empero como el egois
mo dominaba á todas, resultó mayor la corrupcion y
la prodigiosa industria que vieron despuntar, en su
seno no tuvo otro fin que satisfacer los deseos sin lí
mites de las familias reinantes. Babilonia, la Fenicia,
la Siria eran los centros productores: les enviaban
sus productos la Bactriana y todos los paises al Este
del Tigris y del Eufrates hasta la India. Babilonia era
un inmenso depósito de comercio que cada vez au
mentaba mas su situacion central en la confluencia de
dos grandes rios. Tiro y la Fenicia distribuian todos
sus productos por el Occidente. Sus carabanas iban
hasta la India por una parte á llevar allí el produc
to de sus propias fábricas y tomar las producciones
indígenas: y por otra, mantenian un comercio activo
con el Egipto, la Arabia las islas del mar Egeo, todo
el litoral del Africa, la Italia, la Sicilia hasta la Es
paña, y por do quiera habian establecido florecientes
colonias (1). Poseyendo los sirios el puerto de Hemath

(1) , En España Tiro fundó á Gades, Tarteja á Tartesus: en la


costa de Africa, Utica Adrumentum y la celebre Cartágo edifi
cada por Dido.
-93—

esplotaban todo el golfo pérsico. Pero la industria su


perior de los fenicios les arrebató este importante ra
mo de su actividad. Otra línea comercial, partia de la
India y terminaba en el Asia menor. Los frigios los
lidios y despues los griegos del Asia menor, se co
municaban por ella con el centro del Asia: su indus
tria habia recibido tambien un vigoroso impulso y sus
riquezas llegaron á ser tan célebres como las de Tiro
y Babilonia. Por mar monopolizaron en daño de los
fenicios todo el comercio de la Grecia continental de
la costa del Septentrion, del mar Egeo y del Ponto Eu
xino (1).
En medio de todos los deleites y goces en que se
holgaba el Asia, perdia su fuerza guerrera y se iba
haciendo presa necesaria de cualquier raza que la con
quistase. La gran Babilonia afeminada, consumida,
abismo de vicios y de miserias, albergue de la última
depravacion de que es capaz el hombre, Babilonia iba
á ver realizarse bien pronto contra ella las terribles
amenazas de los profetas de Israel. Era la imágen de
toda el Asia occidental. Iba á inundarla el torrente
persa y una nueva dominacion debia asentarse sobre
sus ruinas. Aunque herida en el corazon desde su orí
gen debia el Asia gozar aun lago tiempo de su comer
cio y de su industria.
CRoNologIA DEL AsIA occIDENTAL. Solo pueden
interesarnos aqui el primer imperio de Asirio y los
estados que de él se formaron. Su cronologia es muy
oscura. Pueden fijarse hasta cierto punto las épocas
de los reyes del segundo imperio babilónico, por
los sincronismos judios y aqui se presenta una fecha

(1) Beeren Política y Comercio etc


—94—

cierta, la de la era de Nabonassar en 747 antes de


J. C. calculada por el célebre astrónomo Tolomeo
cuyo canon cronológico ha conservado el Syncello.
Para la época de Sardanápalo, es menester recurrir
á los autores griegos, remontándose á la série de los
reyes medos y aqui se encuentra que Ctesias da á
ese reino cien años de duracion mas que Herodoto.
La opinion vulgar conforme á los datos de este úl
timo coloca la caida de Sardanápalo 759 años antes
de Cristo. La época de la fundacion del imperio de
Assiria es totalmente incierta. Segun Ctesias, entre
Nino y Sardanápalo mediaron 1300 años: pero Eu
sebio y el Syncello discrepan sobre esta duracion como
sobre toda esa parte de la cronologia. Volney que si
gue en todo á Herodoto y que confunde los dos im
perios de Assiria, la antiguedad que asigna á este
imperio es del año 1237 antes de J. C. (1).

(1) Véanse los trabajos de Desvignoles, Freret, Volney &c,


snapsido Pinato Dos -esposº

Los persas y los griegos hasta la manuer


te de Alejandro el Graunde,

CAPITULO I—LA PERSIA.

Los persas, tribu largo tiempo insignificante ha


bitaban las regiones montañosas que se estienden en
tre el mar Caspio y las bocas del Indo (1). Cerca
del sesto siglo antes de J. C. llegaron á señorear el
Asia occidental; y desde entonces no ha dejado de
ser célebre en Oriente el imperio que ellos fundaron.
Los distingue una civilizacion propia, nacida de la re
forma de Zoroastro, cuyos mas importantes monumen
tos se han conservado igualmente hasta nuestros dias.

(1) , Aquel pais se dividia-asi por los antiguos: sóbre las cos
tas del Golfo pérsico se estendian de poniente á levante la Per
sia propiamente dicha, la Caramania y la Gedrosia: mas al
norte la Media, el Aria y la Arachosia ; en las conchas del
Oxo (Gihon) y del Arajes, la Parthia, la Hircania, la Bactriana
y la Sogdiana,
—96—

FUENTEs. Dos especies de escritos nos han trans


mitido la historia antigua de la Persia. Los primeros
contemporáneos, se deben á los judios y griegos que
tuvieron mas relaciones con los persas (1) y en todo lo
contemporáneo del periodo en que esas relaciones exis
tieran son los que, á la verdad, merecen mas confian
zan, pero á veces los autores griegos encierran tradi
ciones sobre periodos anteriores á las que deben pre
ferirse las fuentes originales de segunda especie de
que vamos á tratar.
Los actuales Persas poseen en efecto monumentos
antiquísimos de sus creencias religiosas y de su pri
mera historia; poseen tambien compendios mas moder
nos de las tradiciones de nuestro pais. He aqui los
principales libros suyos que la traduccion ha puesto
al alcance del público Europeo.
El de mas importancia es el de Zend-avesta que
nadie deja hoy de atribuir al mismo Zoroastro, ó al
menos de considerarle como el depósito de ideas mo
rales y religiosas de aquel reformador. El Zend-aves
ta fué escrito en lengua zenda, idioma el mas anti
guo de los Persas remplazado despues por el pelhvi
al que luego sustituyó el parsis moderno. El Zend
avesta (la palabrazenda) no ha llegado á nosotros com
pleto. Se compone hoy de muchas partes: las unas con
tienen solo rezos é invocaciones y forman la literatu
ra de la religion persa; y otras comprendidas bajo del
nombre de Vendidad encierran las principales ideas
morales de Zoroastro. Fué traducido la primera vez,

(1). Véase principalmente á Herodoto, los Fragmentos de Cte


sias, Jenofonte, Diodoro Plutarco; los libros de Esdras Nehemias,
y Ester. Consúltense las historias generales de la antigüedad.
-97—

despues de inauditas dificultades por Anquetil Duper


ron (1)
Unió este á su traduccion del Zend-avesta la de
Bundehesch, libro muy antiguo pero que no existe ya
mas que en pelhv y que abraza la cosmogonia de los
Persas, su sistema general del mundo, y sus mas re
motas tradiciones históricas.
La Persia tiene muchas colecciones mas modernas
de tradiciones, comentarios religiosos etc. La mas im
portante de aquellas es el célebre poema histórico de
Ferdusi, el Sehah-Nahmeh libro de los reyes, com
puesto hácia el año 1020 despues de Jesucristo co
leccion poética de todas las tradiciones históricas de
la Persia. Casi no se ha acabado de publicar aun la
primera parte de esa interesante obra (2)
Muy dificil es ajustar la historia original de la
Persia con los relatos que nos han transmitido los
autores estrangeros: difieren los nombres y los hechos
y es casi imposible establecer cosa cierta sobre este
punto. Indicaremos las analogías mas probables. (3)
Otra clase de fuentes son los monumentos. Des
pues hablaremos de los restos arquitectónicos que se
han hallado en ese suelo: empero debemos llamar aqui
la atencion sobre las inscripciones que los cubren. Las
cuneiformes son las que hasta el dia se ha tratado en

(4) , El ZAnd-avesta. trad. por Anquetil Duperron, 2 tomos


en 8º Paris 1777. La version alemana de hleuker está enri
quecida con preciosas disertaciones.
(2) El libro de los reyes de Fºrdusi publicado , y traducido
¿ J. Mohl, París 1858 en fólio. Véase tambien la erónica de
abari trad. por Dubenx París 1856 en 4.º
(5). Véase Malcolm Historia de la Persia trad. en francés cua
tro tomos en 8 º 1821 y el análisis de las tradiciones en el ensa
yo de Mr. Boulland.
TOMO II. 7
—98—

vano de descifrar: se componen de caracteres alfabé


ticos con la forma de cuñas prolongadas. Los traba
jos mas importantes sobre el particular son los de MM.
Grotefend, Lassen y Burnouf. (1)
TRADICIoNEs PRIMITIVAs DE LA PERSIA, La histo
ria persa comienza por una cosmogonía y los primeros
héroes fueron como en todas partes los dioses á quie
nes se adoró mas adelante. El Bundehesch refiere pri
mero, como del tiempo sin límites, del Eterno infi
nito, salió Ormúz ó Anhuma, luz resplandeciente y en
seguida Peetiaré ó Ahrimanes, el principio del mal.
Ellos hicieron todas las cosas; mas á cada creacion bue
na de Ormúz, mezclaba Ahrimanes una creaciom cor
ruptora y perversa. Despues sigue la historia de sus
encarnizadas luchas y la de la creacion de dos séres,
uno de los cuales Kaiomorts primer rey del mundo,
con cuerpo de luz resplandeciente hablaba y habia
nacido para vivir y el otro, el hombre toro no habla
ba y debia morir. De la semilla de Kaiomorts na
cieron un hombre y una muger cuya historia re
cuerda la de Adan y Eva y de ellos salió el resto del
género humano.
Entonces comienza la historia especial del Iran
(antiguo nombre sagrado de la Persia.) El imperio se
fundó al rededor del monte-Alborjd. ¿Indica este nom
bre el Himalaya ó las montañas de la Armenia? Esta du
da ha motivado graves discusiones. Bástenos saber que
el parentesco de lenguage une á los persas con las na
ciones indo-germánicas.
Largo periodo transcurrió bajo el gobierno de una
série de reyes que las tradiciones colocan en la prime

(1) Véanse los últimos años del diario de los sábios.


—99—

ra raza de los reyes persas, en la dinastía de los pis


chdadianos (instruidos al principio por el oido). Aqui
mos encontramos en medio de una multitud de leyen
das heróicas y religiosas, que bajo una forma simbó
lica refieren grandes acontecimientos sociales. Aqui
hallamos nombres célebres de reyes que juntaron los
carácteres de inventores y reformadores al de conquis
tadores: tal fué Hoshing, el primero entre ellos que
purgó la tierra de mil animales monstruosos: tal fué
Tehmurets ó Tahmuras guiado por el ave maravillosa
Simorg: tal fué Djamschid el mas célebre y santo de
los reyes persas el primero á quien Ormúz reveló la
palabra sagrada, segun el Vendidad. Djamschid fué
muerto por el impio Zohak, de piel negra. Despues en
tiempo de Feridun, una particion del imperio entre los
hijos de este príncipe promueve una larga y sangrien
ta lucha que sostiene el Iran contra la raza separada,
el Turan. Esta guerra quedó siempre célebre en los re
cuerdos nacionales: sirve de asunto á la mayor parte
de las poesias heróicas de la Persia y todavia se canta
la raza de los héroes y el ilustre Rustem que mantuvie
ron la gloria del Iran. -

Durante aquella guerra se estinguió la casta de los


Pischdadianos. Subio al trono y estendió mucho el po
der del Iran una nueva dinastía, fruto de cierta alian
za entre las dos naciones enemigas. Esta dinastía es la
de los Keanides, cuyos primeros reyes fueron Ke-Kho
bad, Ke-Kosrú, Ke-Kurus, Ke-Lohrasp y Ke-Gustasp.
En tíempo de este último apareció Zoroastro y fué
aceptada su reforma en Persia. -

Ya tocamos una de las cuestiones mas graves de


la historia persa. ¿En qué época debe ponerse la di
nastia de los Keamides y especialmente la reforma de
Zoroastro? Hay discusion sobre esto y se han sos
e
º
—100

tenido las opiniones mas contrarias fundadas todas en


ciertas probabilidades: pará unos, Zoroastro es ante
rior á los tiempos históricos: para otros, ha habido
varios reformadores de este nombre : y aun para
algunos, Zoroastro precedió inmediatamente á Ciro y
su doctrina era propia de los Magos de la Mediaº
Pero la opinion que mas atinada nos parece, es la que
conforme al testimonio de varios autores antiguos
coloca á Zoroastro al lado de Dario hijo de Hytas
pes, ve en este príncipe al Ke-Gustaps de la tradi
cion persa y en el penúltimo de sus predecesores, Ke
Kurus, al Ciro de los griegos.
Hemos llegado al punto en que deben consul
tarse principalmente los historiadores de estos. Con
arreglo á ellos vamos á esponer el resto de la his
toria persa (1).
HistoRIA DE Los PERs.As DEsDE CIRo. Hemos habla
do del origen y progresos del imperio de los Medos
siguiendo á los historiadores de la Grecia. En los
libros de estos, vemos á los persas aparecer por pri
mera vez como tributarios de los Medos. El rey de
Media, Astiages, casa su hija Mandana con Cambi
ses rey de los persas y nace de este matrimonio Ciro
el gran conquistador. Su historia tiene aun el sello
del caracter simbólico que caracteriza á las antiguas
tradiciones. Ese mulo nacido de dos razas enemigas
(asi le llamaba el oráculo de Delfos) espuesto en una
montaña por orden de su abuelo Astiages, es ama
-

(1) , La cronologia de esta historia tradicional no presenta cer


tidumbre alguna. En cuanto á la del siguiente periodo que nos
han dado á conocer los griegos está fijada en sus puntos princi.
pales y solo ¿ as dificultades: por lo que no nos vol
veremos á ocupar de esto.
-101

mantado por una perra. Recojido por un pastor, se


hace rey de sus compañeros de infancia y bien pron
to es reconocido como descendiente de la casta rei
nante. Trasladado á Persia, subleva su nacion con
tra la de los Medos, derrota los ejércitos de Astia
ges, reune ambos pueblos y funda la dominacion de
los Persas (560).
Ataca primero á Creso rey de Lidia y destruye
este reino, despues sugeta la Siria y una parte de la
Arabia, mientras su teniente Harpages reduce las
ciudades griegas del Asia menor. Entonces dirige
todos sus esfuerzos contra el ya vacilante coloso de
Assiria que le echa á tierra con la sorpresa de Ba
bilonia. No para alli el curso de sus conquistas. Los
Saces, la Bactriana, la India se sugetaron á sus le
yes, y él pereció por último en una espedicion con
tra los Masagetas (1).
A Ciro sucedió su hijo Cambises. Este tuvo que
combatir al principio una rebelion de su hermano
Tanaoxaro ó Smerdis, gobernador de la Armenia,
de la Media y del pais de los Madusianos. Despues
fue á conquistar el Egipto y reducir á la Libia, Bar
ca y Cirene. En vano quiso sugetar la Etiopia. Ven

(1) Hemos seguido el relato de Herodoto. El de Jenofonte es


diverso. Segun el último, Ciro no sucedió á Artiages, sino á su
hijo Cyxares. Las circunstancias de su nacimiento no son singu
lares y los persas llegan á ser señores de los medos apacible.
mente; por las leyes de sucesion. La muerte de Ciro es tambien
diferente. Acaba su vida en el seno de su ímperio y entregado
todo á aquella vasta administracion. La tradicion de Ctesias ofre
ce otras divergencias sobre estos puntos. En las leyendas he
róicas persas, Ke-Kurus es célebre por sus grandes conquistas y
la victoria definitiva que alcanzó contra Afrasiab rey de
Turan. -
—102

cido por las arenas del desierto, se vengó en el Egip


to aquel príncipe sanguinario y volvió su furor con
tra su propia familia: á sus manos perecieron su
hermano Smerdis y su hermana Meroé. Entonces los
magos (la casta sacerdotal de los medos) proclama
ron á uno de los suyos con el falso nombre de Smer
dis. Acudió Cambises furioso desde el Egipto: mas
murió en el camino y triunfó la usurpacion de Smer
dis. Los persas no soportaron mucho tiempo el man
do de los magos, Despues de una rebelion lograda,
colocaron en el trono á Dario hijo de Hytaspes, uno
de los gefes de las siete grandes familias en que se
podia escojer rey (522) (1).
En el reinado de Dario hijo de Hytaspes, llegó
el poder persa á su apogeo. La nacion de los persas,
pequeña, pero valerosa, tenia entonces bajo su poder
un territorio inmenso y explotaba en provecho suyo
á innumerables vencidos. Para conservar las provin
cias conquistadas fueron divididas en satrapías. Ciro
estableció ciento veinte. En tiempo de Dario hubo una
recomposicion: el número se redujo á veinte; pero
no se tiene la lista exacta. En un principio hubo en
cada provincia un Sátrapa, gobernador civil y un

1) Segun los persas el sucesor de Ke Kurus, fué Ke-Lorhasp,


contra el cual se levantó Ke-Kustasp su hijo. En efecto este
reinó en Balk y en Bactriana. A su corte fué á donde vino Zoroas
tro inspirado de Ormúz y que habia recibido de Dios los libros
sagrados en el monte Albord. Kustasp aceptó la doctrina de Zo:
roastro y principió á propagarla por medio de las armas. El
Turan era gobernado entonces por Ardjasp, á quien Ke Kustasp
pagaba un tributo. No quiso recibir la nueva creencia. Despues
de una lucha atroz fué vencido por Kustasp y su hijo Asfandiar
que reunieron en sus manos el dominio de todo el imperio. Esta
tradicion recuerda sin duda guerras interiores de que no tuvieron
uoticia los griegos.
—103--
comandante de la fuerza armada distribuida en cada
provincia con el cargo de conservar alli el orden. Es
tos dos gobernadores fueron primero independientes
uno de otro: pero despues se juntó varias veces en
las mismas manos; y aun se confió la administra
cion de algunas provincias á un solo sátrapa: lo que
dió á estos un poder que los hizo temibles para los
reyes de Persia. El gobierno de las provincias no
tenia otro fin que la esplotacion mas completa po
sible de los vencidos por los vencedores. Las provin
cias estaban obligadas á mantener los ejércitos repar
tidos por ellas, á enriquecer á los sátrapas y su co
mitiva y á enviar considerables impuestos á la corte
del rey. Esos en su mayor parte se sacaban en es
pecie y se distribuian lo mismo: eran géneros, artí
culos de vestir etc. Las provincias quedaban desai
nadas.
La corte del rey era el centro de aquella vasta
administracion: y el rey, respecto a las naciones con
quistadas representaba la Nacion misma. Ese gefe di
vino, dado á los Persas por Ormuz, ese señor des
cendiente de los dioses, lleno de tesoros arrancados
á las provincias y cuyo poder sobre los vencidos no
reconocia freno alguno moral ni material, llegó á
ser á la sazon el rey de los reyes, el déspota abso
luto, condecorado con los mas pomposos títulos y
adorado igual á los dioses. Su sagrada persona no
podia alimentarse mas que con los manjares mas pu
ros, ni vestirse sino con las telas mas magníficas. Una
innumerable corte, un gran serrallo, un ejército entero
para su guardia le seguian por todas partes, partici
pando del lujo y de las delicias que le rodeaban. Te
nia suntuosos palacios en varias ciudades y mudaba
de residencia segun las estaciones. Un cuerpo de es
—104—

critores estaba adicte á su persona y apuntaba sus


menores movimientos (1).
En medio de los deleites sufrieron los Persas la
suerte que ellos habian reservado á los vencidos. Se
enervaron y perdieron su actividad conquistadora. Los
reyes fueron gobernados por las mugeres y los eunu
cos. Los gobernadores de provincia fomentaron in
surrecciones. Guerras desastradas con los griegos aca
baron de romper la fuerza del imperio que al fin
conquistaron, Estos son los hechos que nos falta es
poner ahora sucintamente.
Despues de haber consolidado en el interior su
autoridad y ahogado en sangre una sublevacion bas
tante séria en Babilonia, marchó Dario contra los
Scitas, domeñó los Tracios y vino á echar un puente
sobre el Danubio. Empero malogróse su espedicion.
Vuelto al Asia, estendió el poder persa hácia la India.
Una rebelion de las ciudades de Jonia que estaban
sujetas á los persas desde Ciro llamó su atencion por
el lado de la Grecia en que tenia puestas sus miras
hacía tiempo. Aquella fué la época en que principia
ron las guerras médicas y las relaciones no interrum
pidas de la Grecia con la Persia y por ella con todo
el Oriente. La historia de esas guerras pertenece mas
bien á la historia griega. Dario reduce por de conta
do las ciudades rebeldes de la Jonia. Despues trata
de rendir la Grecia, haciéndose dueño de la Tracia,
de la Macedonia y de los paises situados al Norte de
aquella region. Mas el ejército de Mardonio que allí
manda, allí perece. Equipa al punto una inmensa
escuadra y la envia contra los Atenienses y Eritrianos

(1) Véase_á Heeren Politica y Comercio ete. el -d-


—105

que han apoyado á los jonios en sus alborotos y han


quemado á Sardes. Aquella escuadra arruina á Eu
bea y á Eretria: pero el ejérctto que ha desembar
cado es deshecho en Maraton y muere Dario mien
tras prepara una espedicion. Su hijo Jerjes es aun
mas desgraciado que él. Reune un innumerable ejér
cito y todas sus fuerzas se estrellan contra el valor
de los griegos en las Termópilas Salamina Platea y
Mycala. Los griegos atacan entonces á los persas en
sus propios estados. El Ateniense Cimon le vuelve la
libertad á una porcion de islas y á muchas ciudades
del Asia menor. Jerjes ocupado con las intrigas del
serrallo acaba por ser su victima. Es asesinado con
su hijo primogénito, por Artabano capitan de guar
dias (472).
El tercer hijo de Jerjes, Artajerjes Longi-Mano
llega á apoderarse del mando en perjuicio de su herma
no primogénito que se somete á duras penas. Los grie-.
gos sublevan contra él el Egipto. Sus escuadras son
dispersadas por Cimon en varios encuentros, y por úl
timo se vé obligado á concluir con los atenienses un
vergonzoso tratado que garantiza la libertad de las ciu
dades griegas del Asia menor, prohibe á sus navios
la navegacion del mar Egeo y á sus ejércitos apro
ximarse á esos mares á la distancia de tres dias de
marcha. El Egipto que habia conquistado se levanta
segunda vez, y bien poco despues Megabises dá el pri
mer ejemplo de una insurreccion de Sátrapas. El ser
rallo principió á hacer un papel cada vez mas princi
pal. El hijo de Artajerjes es muerto por Sogdiano y
este lanzado del trono por Oco conocido con el nom
bre de Dario Notho. Las rebeliones de los Sátrapas
Artyphio, y Pisuthés desuelan su reinado. Levantado
el Egipto por tercera vez logra conservar su indepen
—106

dencia por espacio de sesenta años. Dario Notho habia


confiado el gobierno del Asia menor á Ciro el mas pe
queño de sus hijos: este, que se habia hecho insopor
table en su provincia por sus crueldades y exacciones,
se rebeló a morir su padre, contra su hermano mayor
Artajerjes Mnemon que le sucedió. Acuden en su so
corro diez mil griegos á las órdenes de Clearco; mas
pierde la batalla de Cunaxa donde muere, y hacen
los griegos una retirada que ha quedado para siem
pre célebre y cuyo historiador fué el mismo que los
conducia, muerto Clearco y los principales gefes, Je
nofonte. Desde la muerte de Artajerjes Longi-Mano,
Tissaferues y Farnabaces habian dirigido los negocios
estrangeros y apartado los peligros que podia hacer te
mer la actividad militar de los griegos, fomentando en
tre estos rivalidades interiores. Pero en aquella épo
ca la caida de Atenas habia hecho la dominacion de
Esparta. Tissafernes quiso sujetar las ciudades Jónicas.
Los Sparciatas envian á Chymbron y Dercyllidas, y
despues á Agesilao al frente de tropas aguerridas. Este
último iba á resucitar los tiempos de Cimon. Habia re
ducido la mayor parte del Asia menor y marchaba al
centro del imperio persa, cuando una nueva liga de
griegos contra Sparta le obliga á hacer volver sus
tropas. La alianza con aquella liga y algunas victo
rias dan la preponderancia á la Persia que interviene
como mediadora entre las ciudades griegas y les im
pone la paz, por medio del tratado de Autalcidas (387).
Lo interior estaba gobernado por las intrigas del
serrallo. Artajerjes dejaba á su madre Parisatides ejer
cer un despotismo sanguinario. Muchas revueltas hu
bo. La isla de Chipre en tiempo de Evagoras lucha
felizmente contra los persas y adquiere una especie
de independencia. Otras muchas revueltas de Sátra
y
-107

pas se sofocan. Pero Artajerjes, aunque socorrido por


auxiliares griegos no puede domar el Egipto que si
gue independiente. El imperio rendido de debilidad
vá á desmembrarse. Artajerjes logra salvarse por la
traicion. Muere despues de haber hecho perecer á su
hijo primogénito que se habia insurreccionado. Su
cuarto hijo Oco asesina sus dos hermanos y sube al
trono. Continúan las mismas circunstancias; se repri
me una conspiracion de Artabaces. Alzanse la Fenicia
y la isla de Chipre. Sugétalas Oco á traicion y, cosa
notable llega por fin á sujetar tambien el Egipto con
ayuda de los mismos griegos. (354)
Un egoismo desenfrenado devoraba á todos los gran
des de Persia: la traicion y el asesinato fueron las
armas principales de aquellas guerras; pero los ejér
citos devastaban las provincias y llevaban á todas
partes una profunda miseria. A Oco le gobernaban
Menior uno de sus generales y Bagoas Eunuco egipcio.
Este le envenenó y mató á todos sus hijos escepto al
mas jóven. Arses que corrió á poco igual suerte que
sus hermanos. Bagoas puso en su lugar á Dario Co
doman descendiente de Dario Notho. Fue aquel el
último rey de la dinastía de los Keanides, porque en
su reinado, el imperio persa fue conquistado por Ale
jandro el Grande (330).
Doctrina de Zoroastro. La oposicion de dos prin
cipios, el bien y el mal, la luz y las tinieblas co
mo teoria religiosa y la adoracion del fuego en el
culto práctico, distinguen claramente la religion de
los persas de las de los dem as. Los antiguos cono
cian ya esos principios distintivos y el estudio de los,
mismos libros de Zoroastro ha su ministrado nociones
detalladas sobre estos puntos. Esa religion ha sido
entre los modernos objeto de diversos trabajos y sis
-108—

temas; nos contentaremos con esponer los hechos (1).


Parece que en tiempo de Zoroastro todos los dog
mas principales que se encuentran en el Zend-avesta
estaban ya recibidos en la Persia y constituian anti
guas tradiciones nacionales. Los mismos persas se cree
estuvieron divididos en sectas diferentes tocante á par
ticulares apareciendo Zoroastro en medio de ellas co
mo un reformador. Su reforma fué principalmente
moral y sus principios parece se sacaron de la India.
El Zend-avesta no contiene la esposicion del dog
ma y de la teologia, sino que es mas bien un libro
moral y litúrgico. Para saber el número y funcio
nes de los dioses tenemos que sacarlos de las ora
ciones que se les dirigen. He aqui el dogma general
segun resulta del trabajo de Anquetil.
Zevsané Akerené (el tiempo sin límites) ha sido
y será siempre, no tiene raiz, nada tiene sobre él.
Primero fue dado el ser á Ormúz y á Ahrimanes.
Ormúz superior á todo, estaba con la luz soberana,
con la pureza, con la luz del mundo. Ormúz el jus
to juez del universo, la pureza misma que existe por
su poder, que ha vivido en las primeras luces ha
creado la ley al decir el Honover (2) verbo primiti
vo, plegaria sagrada asi como todo lo que está bien
en este mundo. Ahrimanes que habitaba en las pri
meras tinieblas que fue siempre malo ha corrompido
el bien hecho por Ormúz.

(1) Véase á Tomás Hyde, Historia religionis veterum Persa


rum, Oxon, 700. Memorias de Foucher (Academia de las inscrip
ciones.) Notas de Guigniaut, sobre el libro 2.° de Creuzer.
(2) El Honover es una oracion que deben recitar los persas
todos los dias, que nació de Ormuz ante todas las cosas y que
es solo el resumen de los derechos "y deberes.
—109

Cada uno de ellos produjo su pueblo. Ormúz creó


el pueblo celeste los Amshaspades, los Izedes y los
Ferueres. Ahrimanes engendró una raza mala equiva
lente, los Dewas y los Darudjos pueblo que inficio
na, rompe y atormenta. Ambos crearon juntos el
mundo, que fué asi una mezcla de bien y de mal.
De las cosas creadas la primera que hizo Ormúz,
fué el cielo; la segunda el agua; la tercera la tierra;
la cuarta los árboles; la quinta los animales; la ses
ta el hombre.
El pueblo de Ormúz se compone de génios de
diferentes órdenes. En la primera clase están los
Amshaspades. Son siete, de los cuales Ormúz es el
primero. Despues de él sigue Bahman su teniente que
conserva el cielo y el mundo; despues Ardibeheschts,
génio del fuego; Schariver dios de los metales; Khor
dad que ayuda y da la inteligencia; Amerdad que dá
los rebaños y multiplica las semillas. En la segun
da clase, estan los Izedes que forman el séquito de
los Amshaspades como estos forman el de Ormúz: son
veinte ocho. Los principales son Avan, dios del agua,
una de las grandes divinidades de la Persia; Tasch
ter dios de la lluvia bienhechora; Serosh: Hom que
aparece tambien enseñando á los hombres la palabra
sagrada y que era representado por un árbol sacro:
tambien habia Izedes hembras. Los Amshaspades y los
Izedes presidian á los meses y á los dias y aun á los
cinco Jahs de que era compuesto el dia. Reina cierta
obscuridad acerca de los caracteres de todos esos dio
ses, porque solo los conocemos por las oraciones que
se les rezan.
El mas célebre de todos los izedes y que ha dado
lugar á una multitud de discusiones, es Mithra. Aun
que haya dicho Herodoto que era Venus Urania, los
—110
/
antiguos en general, le tienen por el Sol. En tiempo
de los emperadores romanos cundió el culto de Mit
hra por todo el Occidente, pero con distintos carác
teres que nos le presenta el Zend-avesta. Fué un
culto místico á que no se llegaba hasta despues de
las mas terribles iníciaciones. Sembró por todas partes
lo que se llama monumentos mythriacos, bajos relie
ves que represetan al Dios mithra con un buey que
se supone debe ser sacrificado. Varios autores mo -
dernos han seguido la opinion de los antiguos y han
tenido á Mithra por el sol. Creuzer ha visto en él al
Amor, al mediador universal. Otros han llegado has
ta considerarle como uno de los personages de aque
lla trinidad pantheista que sacaron los neo-platónicos
de las heregías egipcias. Hé aquí los caractéres con que
aparece en el Zend-avesta. Formamos este resúmen
de M. Boulland.
«Mithra es el que subsiste siempre en el cielo en
tre la luna y el sol el que vuelve fértiles las tierras
incultas y pega á los Dewas en la cintura con su ma
za eterna: él es á quien se invoca para que venga á
traer los placeres, la inteligencia y la vida: para que
venga propicío con la felicidad y la alegria; para que
venga compasivo trayendo la salud, la victoria y la
pureza: para que destruya al Darudjo. El es el que
dá el rey, el que dá el hijo, el que dá el alma,
el que dá la santidad y la inocencia. El és el que
como gefe puro vela por los que estan en paz, por
los que se hieren en las batallas y causa y conserva
la armonia entre las diversas partes del género huma
no. Por lo que se le debe ofrecer vino que embria
ga y hace ver el cielo; leche que procura la inmorta
lidad; perfumes (la rosa) que dan la ciencia y la pro
fecía, y la granada que hace á uno invulnerable.»
—111—

Despues de los Izedes vienen los Ferueres, se


tes espirituales particulares, que se presentan ó como
prototipos de todos los seres, ó como génios benéfi
cos y protectores, ó como parte del alma humana
misma en concepto de base de los seres espiritua
les. Un estudio mas profundo hará sin duda descu
brir aqui evidentes relaciones entre esta doctrina y la
teoria psycológica de la India cuyos principios gene
rales ya hemos espuesto.
Tres mil años gastó Ormúz en crear el pueblo
celeste: tiempo que Ahrímanos estuvo atado y sin
fuerza; otros tres mil años intervino Ahrimanes en
las operaciones de Ormúz. Mas al fin debe este que
dar victorioso y desaparecer el mundo de los Dewas.
En efecto, sucederá que disminuyan las fuerzas de
la naturaleza humana: primero los hombres no co
merán carne y luego ya ni comerán ni morirán. So
sioch resucitará los muertos, las almas volverán a ha
llar sus cuerpos, la asamblea de todos los seres com
parecerá ante el Eterno. Entonces se hará la gran
purificacion de todos los crímenes; la palabra de Or
múz purificará el mundo. Serán impotentes Ahrima
nes y los Dewas y ellos tambien tendrán que volver
se puros. Al hacerse la resurreccion el mundo será
inmortal y quedará la tierra sin mancha y sin males.
La doctrina moral de Zoroastro descansaba en
teramente en el sistema teológico. Todo es puro ó
impuro en este mundo. Los Persas son una parte
del ejército de Ormuz. Deben pelear siempre contra
los Dewas. Todas las buenas acciones esterilizan el
fruto del Dewa; pero el mal le fecunda como la
muger que ha tenido comercio con alguno.
Los actos prescritos por Zoroastro son de dos
especies: unos pertenecen á la moral propiamente
—112

dichas y otros constituyen las practicas religiosas. Es


tas últimas ocupan la mayor parte del Zend-avesta.
Comprenden las oraciones que deben rezar diaria
mente antes de la aurora (debian decír casi todo el
Vendidad) las fiestas que eran bastantes y duraban
por lo comun seis dias; el culto del fuego, la imá
gen de Ormúz, la representacion de la luz primitiva
que purifica, que espele los Dewas conservada en al
tares encerrados en templos redondos ; y la cundida
doctrina de las impurezas y de las purificaciones que
abraza casi todo el Vendidad y que es casi idéntica en
los detalles á la de la India. Aqui hallamos la teoria
científica de la impureza que proviene del contacto de
los muertos. El negro Darudjo se apodera de un hom
bre al punto que muere, se esparce por su cadáver que
ocupa todo entero: y si alguno toca ese cuerpo se
pasa á él el Darudjo. En las purificaciones que se
hacen principalmente por medio de abluciones de
agua ó de orina de buey, se espele al Darudjo poco
á poco de todas las partes del cuerpo. El Vendidad
insiste sin cesar sobre este importante punto y dis
pone con el mayor esmero lo que se debe hacer con
los cadáveres. Sabidos son hasta los menores detalles
de esa parte de la religion persa, puesto que es la
practica que sigue usándose en el dia.
El dogma social mas elevado de Zoroastro fué Ia
relacion de obediencia, la gerarquía de poderes. Se
gun la décima nona Ha (parte) de los Izescheds que
contiene el comentario del Honover, de la palabra pri
mera, Zoroastro estableció gefes en todas partes. Hay
cinco clases de gefes, de lugar, de calle, de ciudad, de
provincia, y Zoroastro mismo gefe de los sacerdotes.
Las mugeres deben tener su gefe hembra. El de lu
gar es aquel á quien pertenece el lugar y respectiva
—113

mente las calles, las ciudades, las provincias. Esos ge


fes tienen sin embargo un deber que cumplir. El gefe
de los gefes ha de ser el mas abundante en buenas
obras: el gefe de los labradores debe ser aquel que
mas cuide de los rebaños y haga mas oblaciones al
fuego: el gefe de los militares el que mas se distinga
por las cualidades del espíritu y del cuerpo. Los ge
fes son de orígen divino. Un fuego sagrado los anima:
son en la tierra lo que el Amshaspade-Bahman es en
el cielo. Los príncipes impios y usurpadores vienen
de los dioses, con mucha mas razon los príncipes be
néficos, Ormúz esclama Zoroastro, vos haceis rey al
que alivia y alimenta al pobre.
Segun la ley de Zoroastro, los deberes mas impor
tantes eran el matrimonio y la labranza. Un hombre
que no se habia casado y no tenia hijos no podia ir al
cielo y como en la India se establecieron matrimonios
ficticios para que los muertos sin descendientes tuvie
sen alguien que les hiciese las ceremonias indispensa
bles. El Vendidad ensalza mucho la labranza. Oh!
Ormúz justo juez, pregunta Zoroastro ¿ cúal es el
punto mas puro de la ley de los mazdeiemans (fieles)?
Ormúz responde: «Sembrar en la tierra gruesas semillas,
ó Sapetman Zoroastro. El que siembra semillas y lo
hace con pureza llena toda la estension de la ley.»
Entre los demas deberes los que mas encarece
el Zend-avesta son: no tomar dinero prestado, por
que conduce á la mentira: evitar las relaciones cri
minales con las mugeres; no usar de violencia. Hay
una sancion en esta vida y otra despues de la muer
te. Entonces llegan las almas al puente Tinevad. Allí
todas son examinadas: Las que han hecho vida pu
ra van al lado de Ormúz; las otras son arrojadas al
Zerend, lugar horrible donde quedarán hasta el dia
ToMo II. - 8
-114

de la resurreccion y de la purificacion universal.


Poco tendremos que decir del arte y de la ciencia
persas. Sus adelantos en esto fueron pocos. El mismo
principio religioso comprimía el vuelo de las artes plás
ticas. Los persas no edificaban templos ni representa
han sus dioses por medio de imágenes pintadas y es
culpidas. Apenas construian templos estrechos (las cár
pulas redondas del Zend-avesta, imágen del cielo) para
conservar el fuego. Los únicos objetos en que se ejerci
taron el arte arquitectónico y la escultura fueron los pa
lacios de los reyes y sus sepulcros. Una parte de las rui
nas de Persepolis (Tchilmínar) varios mausoleos y otros
restos existen. Bajo este aspecto las ruínas de Tchilminar
mos muestran curiosas reliquias que estudiar y que nos
dan idea exacta del arte persa. El palacio de Persepo
lis está respaldado contra una montaña. Se levanta so
bre una graderia de tres terrados á que se llega por
anchas y magníficas escaleras de mármol: Los dos pri
meros no presentan mas que escombros de pórticos
y columnatas. Por el último se entra en las revueltas
de espaciosas salas y de muchos cuartos, El todo es
de mármol perfectamente tallado y unido sin argamasa,
Bajos relieves que figuraban el recibimiento de los re
yes adornan las paredes; y los pórticos estan flanqueados
por animales fabulosos de tamaño colosal de grifos, unir
cornios etc. Los mausoleos consisten en casitas de dos
ó tres pisos decoradas con bajos relieves simbólicos.
Estan esparcidos aqui y alli en la llanura. Parece que
el sistema de terrados fue general entre los Persas;
porque se encuentran donde quiera que hay rastros
de antiguas ciudades ó palacios reales (1).
(1) Viages de Kinneir, de Ouscley de Kerporter, analizados en
el Diario de los sabios, 1819, 22, 24 y en la obra citada de
H ceren. º
-M15

Los Persas hicieron pocos progresos en las cien


cias. No obstante tenian un sistema general espuesto
en forma cosmológica y que abrazaba los seres espi
rituales y materiales, la teoria de los dioses y de
las almas del tiempo y de las diversas épocas; de los
fenómenos meteorológicos, de las estrellas, de la tier
ra, de los rios, de los animales, de las plantas. Ningun
trabajo moderno se ha hecho aun sobre este sistema.
Sienta por principio general, que hay para cada es
pecie de seres una fuerza primitiva y divina que en
gendra y propaga esos seres. El sistema religioso de
los gefes recibe aqui su fórmula científica.
Organizacion social (1): El antiguo pueblo persa
formaba varias tribus desiguales en poder y conside
racion. La de los Pasagardos fue mucho tiempo la
principal y en su seno una de las familias mas céle
bres era la de los Achemenidas de los cuales salie
ron los reyes desde Ciro. Los gefes de aquellas fa
milias eran verdaderos señores feudales que á veces
hacian sombra á los reyes: á aquellos se confiaba el
gobierno de las provincias y hemos referido la histo
ria de sus frecuentes rebeliones. -

La masa entera de los persas se dividia segun


Zoroastro en cuatro clases: sacerdotes, militares, labra
dores y obreros. Esta division era antigua y segum la
tradicion habia sido establecida por Djamshid. Las
tres primeras eran muy estimadas, sobre todo los sa

(1) Todos los pasages de los antiguos sobre estos puntos han
sido recogidos por Boissan, De Regio Persarum Príncipatu, li
bro tres Argentoratum, 1746.—Véase tambien la historia de los
legisladores de Pastoret, tomo 9. Heeren l, c y los apéndices de
Anquetil
modernos alsobre
Zenda-vesta Añádansey las
todo de Lobrnyn relaciones de los viajeros
de Chardin. • - ,

e
e
-116—.

cerdotes y los militares. Solo de ellos podian salir los


Gefes. Los sacerdotes se dividian en tres clases: los
Herbeds, hijos de sacerdotes que habian recibido todas
las purificaciones; los Mobeds ministros del culto; y
los Desturs Mobeds, gefes de los Mobeds que ejercian
un poder muy estenso. Estos sacerdotes eran conocidos
por los Griegos con el nombre de Magos y su influen
cia esperimentó diversas vicisitudes. La historia del
falso Smerdis es un ejemplo.
El deber militar era uno de los principales y pro
cedia inmediatamente de la religion que mandaba
combatir la impureza por doquiera. Ahora bien, todo
lo que no era Persa era impuro: asi que todo Persa
debia ser soldado. La educacion como la ha descrito
Genofonte tendia ante todo á constituir una nacion
militar. Cuando se declaraba la guerra, se reunian
las tribus y formaban el ejército mandado por sus
propios gefes y mantenido por cuenta del mismo
Mas la energia de ese fin se gastó en guerras intes-.
tinas y cuando se hicieron las grandes conquistas, los
persas prefirieron el reposo. Entonces los reyes hi
cieron marchar á los pueblos vencidos ó se sirvieron
de tropas mercenarias. Desde aquel momento fueron
tambien los Persas presa de todos los conquistadores
valerosos. Los mismos labradores se hacian soldados
en tiempo de guerra. La funcion especial militar per
tenecia principalmente á las familias nobles y á los
que se hallaban á la sazon llamados á las armas. Los
obreros constituian sin duda una raza inferior: ellos
eran los que egercian las artes mecánicas, los oficios
serviles.
En la Persia no hubo verdadero sistema de cas
tas, ni eran hereditarios los cargos. Los hombres de
cualquier condicion eran puros en general aunque
y —117
hubiese trabajos que hacian á uno impuro; y segun
el Zend-avesta bajo las cúpulas redondas, es decir en
el cielo y en los templos que las representaban, to
dos son iguales los amos y los criados. Mas aunque
todos los hombres que viven bajo la ley de Ormúz
fuesen puros é iguales, no qor esos dejaban de sub
sistir las distinciones aristocráticas de las tribus; la
mobleza de raza , el origen mas ó menos divino de
la familia hecho que sancionó Zoroastro con su prin
cipio de obediencia á los gefes establecidos por Or
múz ha mantenido entre los Persas hasta ahora la
desigualdad mas chocante sin contar con la separacion
completa de los esclavos y de las naciones estrange
ras que son impuras y á quienes se debe siempre
esterminar.
Como en todos los pueblos antiguos solo el padre
representaba la familia entre los Persas, tenia dere
cho de vida y muerte sobre sus hijos y podia ma
tarlos si le contradecian tres veces. La muger esta
ba completamente sugeta al marido, él era su dios.
Todas las mañanas arrodillada ante él debia hacerle
su oracion y no le era permitido adorar otra divini
dad. Un hombre no podia tener mas que una sola
muger legítima de quien le era lícito repudiar con
el menor pretesto y ademas se le permiten tener una
multitud de concubinas. Sabemos que los reyes de
Persia tenian una para cada dia del año. Podia el
hombre casarse con su madre y su hermana.
Los libros persas hablan poco de los esclavos.
Por lo demas alli como en todo oriente eran un vil
rebaño. En ninguna parte subió á tan alto punto el
desprecio del hombre: ninguna nacion aplicó con tan
fria crueldad la creencia de que todo lo que no era
ella estaba destinado á instrumento pasivo de sus goces.
-118

He aqui las principales mociones que poseernos


sobre la antigua Persia. Hasta el dia ha conservado
la misma civilizacion débilmente modificada por cir
cunstancias esteriores, y aun hoy pueden los viajeros
verificar la exactitud de las relaciones que dieron los
antiguos:

CAPITULO II.-LA GREGIA.

Llegamos á la historia del pueblo que ha atraido


mucho tiempo las miradas de los sabios modernos por
su civilizacion, sus bellas artes, su literatura, sus tra
bajos en la ciencia y la filosofia. Si el estudio mas con
tinuado de las antigüedades orientales demuestra que la
Grecia no fue mas que un brillante reflejo de una
civilizacion mas elevada, no debe hacernos descone
cer el eminente papel que ha hecho este pueblo en
la historia del mimdo. La Grecia no sacó de sí propia
los elementos de su grandeza intelectual: recibió de
Oriente los principios de sus creencias, de sus institu
ciones, de su filosofia: empero supo muy bien hacer
fructificar los gérmenes que habia recibido y espareir
por todo el mundo occidental las ideas y opiniones
que se habia formado; asi preparó un terreno in
telectual comun á propósito para comprender y recibir
nuevos principios.
FUENTes. Aunque nos hayan dejado los Griegos
muchos libros, conocemos muy imperfectamente su
historia, excepto algunos pasages que se han puesto
en evidencia. Solo en el quinto siglo antes de J. C.
hubo historiadores en Grecia y Herodoto el mas antiguo
de los que han llegado á nosotros, no acogió en su
—119—

libro mas que raras tradiciones sobre la parte de la his


toria griega anterior á él. Los grandes historiadores
que le siguieron Thucydides y Jenofonte se limitaron
á hechos contemporáneos. A pesar de eso no faltaban
en tiempo de Herodoto materiales para la historia an
tigua de la Grecia. Cada familia habia conservado sus
tradiciones heróicas y sus genealogias: una multitud de
poemas, cantos de guerra, odas heróicas bosquejaban
la historia de los hechos nacionales celebrando la glo
ría de los antepasados. Una pequeña parte de todos los
monumentos es lo que hemos conocido: por de conta
do, los mas célebres de esos poemas son los de Home
ro y Hesiodo: luego una parte de los compendios he
chos despues: la biblioteca de Apolodoro estractada de
otra obra mas lata del mismo y un estenso fragmento
de la historia de Diodoro Siculo sobre aquella época;
por último una porcion de pasages esparcidos por to
dos los autores antiguos, especialmente en Pausanías y
recogidos en gran parte en las notas de Clavier sobre
Apolodoro.
El uso de esos mater iales e
ofrec grand es dificul
tades. Lo vago de las tradiciones, las inconsecuencias
que presentan la crítica misma de los autores que
nos las transmiten, abren vasto campo á las hipótesis
y han dado márgen á los mas opuestos sistemas. Ni
siquiera está bien esclarecida la parte de historia grie
ga tratada por historiadores contemporáneos: y si las
obras de literatura y de ciencia nos dan á conocer
de un modo casi completo la historia intelectual
de los griegos , está en cambio bastante oscura al
de los hechos políticos, creencias religiosas é institu
cionés.
No debemos olvidar entre las fuentes de la histo
ria griega los numerosos monumentos, inscripciones y
—120—

medallas (1). Largo tiempo há que la Europa moderna


se ocupa en recogerlos en los museos y en dar sus
descripciones: y entre estos restos de la antigüedad
los hay que son mucho mas importantes que gran nú
mero de libros. Nos contentaremos con citar los már
moles de Paros, descubiertos á fines del siglo XVII y
llevados á Lóndres por lord Arundel: fechan de la
época de Alejandro Magno y dan grabada en piedra
la cronología de Atenas desde los tiempos mas re
motos (2).
HistoRIA PRIMITIvA DE LA GRECIA. Fué esta po
blada en su orígen por una rama de la raza jafética.
La tradicion nos lo enseña y la analogía de la lengua
griega con los idiomas indo-germánicos nos dá de ello
una nueva demostracion. Diferentes razas se asentaron
entonces en el suelo helénico, razas poderosas en un
principio y que llegaron á una civilizacion bastante
avanzada: pero, como todas las sociedades primitivas,
los pueblos helénicos se perdieron por las guerras re
cíprocas y las revoluciones interiores. Algunas tribus
debilitadas habitaban el suelo de la Grecia, cuando

(1). No existe coleccion completa de monumentos de arte de


la Greeia. Véase sobre este punto la Bibliografia de Brunet y la
Arqueologia de M. Champollion Figeac Para las inscripciones,
véase Corpus inscripcionem graecarum publicado por la academia
de Prusia 1826. Berlin Para las monedas Eckel Doctrina num
morum veterum 1792.
(2) Para la historia general de la Grecia véase el viaje del
jóven Amacharsis de Barthelemy. Sitties. historia de la antigua
Grecia traducida del inglés en 1787. Mitford History of Grece.
El compendio de MM. "Poirson y Caix. Para las antigüedades,
véase á Grenovius. Thesaurus antiquitatum Grecaerum. Lebas, an
tigüedades griegas y romanas 1856. Robinson antigüedades grie
gas y traducido del inglés. Pero sobre todo el viage de Anacharsis.
—121—

colonias salidas del Oriente vinieron á imprimirles una


actividad nueva: entonces comenzó otra edad.
Comprenderemos en la historia primitiva de la
Grecia los tiempos que precedieron á las colonias orien
tales, asi como el periodo que les siguió inmediatamen
te despues. Este último constituye la edad heróica llena
de grandes emigraciones en el interior de la Grecia,
de conmociones políticas, de acontecimientos célebres y
de la gloria de los héroes que la ilustraron para siem
pre. Concluye, cuando cesaron las grandes luchas in
testinas y al comenzar á fijarse las ciudades que debian
hacer despues tan gran papel sobre 1000 años antes de
Jesucristo.
La historia mas antigua de la Grecia no es otra sin
duda que la de sus dioses: en las tradiciones mitológi
cas es donde se han de buscar las primeras historias
humanas. Ya hemos dicho que entre los modernos, lo
mismo que entre los antiguos muchos escritores no
veian en los hechos que ellos refieren mas que tradi
ciones religiosas: sistema que no nos parece conforme
á la verdad, y sobre lo cual nos referimos á las razo
nes que hemos dado en la historia del Egipto. La mi
tología griega mas que ninguna otra creemos refiere
acontecimientos humanos: y en esto no hacemos mas
que seguir la creencia comun de los antiguos, que en
apoyo de su opinion mostraban muchos monumentos,
entre otros el sepulcro de Júpiter en la isla de Creta.
Los mitologistas sobre todo Hesiodo, Diodoro de
Sicilia y Apolodoro nos refieren la historia de los pri
mitivos dioses y su genealogía. Nos dicen que Uranos
fué el primer rey terrestre que Kronos, (Saturno) le
sucedió: que este tuvo que batirse con sus hermanos
los Titanes: que despues fué reemplazado por Zens
(Júpiter) el que á vuelta de varias luchas llegó á cons
-122

tuir su imperio: que cuatro razas de hombres se siguie


ron en la tierra; la de oro, la de plata, la de bronce y
la de hierro, y que la virtud antigua fué siempre deca
yendo. No seguiremos á estos autores en el detalle de las
tradiciones que nos han transmitido. Cada umo de los
nombres divinos que ofrece ese periodo representa sin
duda, una fraccion particular de la casta que poblaba
entonces la Grecia, y á la que caracterizaba un culto.
especial. Todas las guerras de los dioses no eran mas
que luchas entre esas diversas tribus, luchas á veces en •
carnizadas y que se prolongaron por mucho tiempo. (1)
Las tradiciones nos conducen pronto á ideas po
sitivamente históricas. Aqui nos hallamos con un do
ble órden de hechos: por una parte, se nos dan á co
nocer las genealogias y las acciones de las familias mas
antiguas de la sangre: y por otra se encuentran moti
cias de las razas primitivas que poblaron aquel pais y
de sus emigraciones.
Las familias antiguas, segun la tradicion son de
orígen divino: descienden de los dioses, ora de Júpiter
ó sus hermanos, ora de los Titames hijos de Uranos, ora
de los atlantes posteridad de Saturno. Esas genealogias
tienen sin duda gran importancia en la primitiva his
toria de la Grecia; pero siempre los cubrirá una gran
incertidumbre, porque la contínua tendencia de las
familias gobernantes que sobrevinieron, fué la de aliar
se con aquellas y hacerse lugar en los orígenes ma
cionales (2).

(1) Véanse sobre esto el Ensayo de M. Boulland y su histo


ria de las transformaciones morales y religiosas de los pueblos
(2) Clavier, historia de los tiempos primitivos de la Grecia y
sus notas sobre Apolodoro. Petit-Radel, Exámen y cuadro de los
primeros tiempos de la Grecia.
=423-s

La história de las poblaciones primitivas de la


Grecia presenta todavia mas dudas: no obstante ha
ecupado más que la anterior á los erúditos modernos
y los raros pasages de autores, muchas veces contra
dictorios, en que se funda, han dado márgen á uma
multitud de sistemas. Parece cierto que la raza que pre
dominó en la Grecia en los tiempos mas remiotos fué la
de los Pelasgos esparcidos por todo aquel pais, y que
envió á Italia numerosas colonias. Las genealogias he
róicas de la Grecia nos dicen los nombres y familias
de los fundadores de aquella casta. Desde los mas leja
nos tiempos se encuentran con los Pelasgos otros pue
blos entre los cuales son de la mayor importancia los
Lelegos y los Grecos (1). Una grave cuestion se presen
ta aqui; ¿Tenian todos esos pueblos un valor real? go
zaban una civilizacion avanzada? Algunas tradiciones
los presentan como salvages vagando por los bosques,
atracándose de bellotas sin leyes ni relaciones socia
les: la mayor parte de los modernos anteriores al si
glo XIX han aceptado estas tradiciones y para ellos, toda
la historia griega fecha desde las colonias orientales.
Pero ese sistema esclusivo parece completamente falso;
gran copia de tradiciones certifica esa historia primitiva
y lo que evidentemente prueba el antiguo poder de esos
pueblos, son los monumentos que han dejado los mu
ehos y célebres edificios Pelasgicos que han hallado
los modernos por todas partes en la Grecia, los tra
bajos de canalizacion del lago Copais, el sepulcro de
Mymias etc. -

t) véanse varias memorias de Freret, Academia de inscrip


ciones; las geografias antiguas de Ukert y de Mannert. O Muller
Geschirchte Hellenischer Staemme etc. Historia de las razas y
ciudades helénicas 4820. Petit-Radel Historia del establecimien
to de las colonias griegas, el compendio de MM. Poirson y Cair
—124- \

Mas aquella civilizacion fué absolutamente seme


jante á la de las sociedades primitivas, y sino hubie
sen venido del Egipto nuevos principios nunca hubie
ra hecho la Grecia el papel que le cupo en el mundo.
Ya hácia el vigésimo siglo, antes de J. C. habia caido
aquel antiguo poder; y cuando llegaron las colonias
orientales no vieron mas que tribus desparramadas y
miserables. Aqui encontramos un nuevo sistema total
mente opuesto al que solo cuenta desde la llegada de las
colonias orientales y que nos parece tan poco veraz co
mo este. Muchos sabios modernos niegan del todo la
influencia del Oriente y del Egipto sobre la Grecia:
para ellos las colonias orientales no son mas que tra
diciones sin fundamento: la Grecia se ha desarrollado
sin influencia alguna anterior y su civilizacion es ab
solutamente propia. Mas, aun no siendo positivas las
tradiciones sobre este punto (y si se quisiera negarlas,
habria que negar la historia entera) la civilizacion grie
ga demostraria por sí misma su orígen egipcio. Gran
parte del culto, las bellas artes, la ciencia, las insti
tuciones sociales, todo, en una palabra, recuerda el
Oriente y bosqueja su imágen, á la verdad algo pálida.
El Oriente ha ejercido pues sobre la Grecia su in
fluencia y la tradicion que nos cuenta la historia de
las colonias estrangeras en general, es verdadera.
Las colonias que en diversas épocas vinieron del
Oriente (entre 1700 y 1570) fueron estas: t.º la de Ce
crops en Atenas: procedia del Egipto, del Nomio de
Sais: 2.º la de Cadmo en Tebas que venia de la Feni
cia: 3.º la de Danao (hermano de Sethosis) en Argos.
Allí reinaba la dinastía de Ynaco, á quien presentan
las tradiciones como el fundador mas antiguo de ciuda
des en la Grecia. Quizá era él tambien de orígen orien
tal: su nombre Inaco (Enak, en fenicio, príncipe) y el
—125

de su sucesor Foroneo (Faraon) traen á la memoria el


Asia y el Egipto. -

A las colonias orientales corresponde el hecho de


la fundacion de ciudades, estado social desconocido
hasta entonces en el Occidente. Las antiguas tríbus no
bles se reunen á las nobles estrangeras: forman juntas
una comunidad aristocrática y religiosa: leyes nuevas
para el matrimonio, otro culto, mejoras industriales
acompañan por lo comun á esa union. Despues se abre
un templo, un asilo á donde acuden gentes de todas
partes. Privadas estas al principio de los derechos ci
viles forman el pueblo, la plebe casta semejante á la
de los colonos de Egipto y que por medio de revolu
ciones sucesivas logra igualarse con los nobles. Des
pues será cuando tengamos que hablar de estas revo
luciones. Por ahora apenas principiaban á constituirse
las ciudades.
Otras dos emigraciones siguieron á las que ya lle
vamos dichas: tras de varias generaciones los Pelópi
das habian abandonado el Asia menor y habian sustitui
do en el trono de Argos á la descendencia de Da
nao (1380) y poco antes, una horda de Tracios habia
invadido la Grecia y fijádose en diversos puntos.
Pero ya entonces una gran emigracion interior ha
bia cambiado las relaciones de la poblacion griega.
Por do quiera habian sido los Pelasgos reemplazados
por los helenos, casta indígena poco numerosa, oriun
da de Prometeo que en tiempo de los príncipes Deu
calion, Anfictyon y Heleno habian hecho cierto papel
en el Súr de la Grecia y se encuentra mas adelante
en el norte de la Beocia. Despues aumentada esa raza
con la venida de las primeras colonias, se estendió de
repente por todo el suelo de la Grecia. Se dividia en
cuatro ramas; los Jonios se establecieron en el Atica
=426=
y en el norte del Peloponeso; los Aqueos ocuparon el
resto de aquella lenínsula; los Eolios se fijaron en la
Tesalia: los Dorios no salieron aun de sus primitivos
hogares,
En aquella época, las costumbres y creencias de
las primeras sociedades predominaban todavia en Gre
cia y apenas los centros orientales habian echado los
primeros gérmenes de una civilizacion mas adelantada
La invasion helémica detuvo por un momento estos pro
gresos, porque eran los helenos los mas rudos y fero
ces de los pueblos bárbaros de la Grecia. Apesar de
eso se mezclaron bien pronto; y entonces comenzó el
último periodo de la historia primitiva griega, la edad
que se ha llamado heróica y que presenta el último
de aquella civilizacion salvage destinada á ceder ante
costumbres mas dulces.
Durante la edad heróica, se divide la Grecia en
una porcion de estados distintos regidos, la mayor
parte, por un gefe de orígen divino, por un rey. Mu
chos de esos gefes fueron esclarecidos y un gran nú
mero de ellos se hicieron célebres por sus victorias y
los servicios que á todos prestaron. Aqui pertenecen
los trabajos de Hércules, de la casta de Danao; de
Teseo rey de Atenas; de Castor y Polux, de Belerofon
te y otros héroes. Gran movimiento de ideas agitó al
parecerá la Grecia en aquella época. Diriase que un
hondo pensamiento social animaba á los héroes; unir
las dispersas ramas de la casta griega en una sola na
cionalidad. Crearon al efecto instituciones comunes, dis
currieron correrias comunes y por medio de alianzas
y de relaciones frecuentes probaron á establecer la fu
sion de razas.
Mas adelante habremos de volverá las institucio
mes comunes Solo nombraremos aqui los juegos pú
—127—

blicos fundados por Hércules y Teseo, el consejo de


los Anficyones, tribunal de derecho público, el tem
plo de Délfos, centro religioso para todos los griegos.
Empero las empresas militares, comumes, debian mas
que nada establecer la unidad de fin: su historia lle
na este periodo. La primera se dirigió contra el ja
bali de Calydon que desolaba la Tesalia. Despues la
gran espedicion de los Argonautas contra un rey de
Golcos; luego, la desastrosa guerra de Tebas, seguida
de la de los Epigónos en que se arruinó la familia
de Edipo que reinaba en aquella ciudad.
La última guerra comun fue la de Troya en que
omaron parte todos los griegos (1289). La dirigian los
Pelópidas, Agamenon y Menelao, que odiaban á las
razas de Frigia de que eran descendientes. Por úl
timo fué tomada Troya alcabo de diez años de sitio.
Mas aquella larga espedicion ocasionó al mismo tiem
po la ruina de la unidad griega. La desgracia habia
dispersado los gefes y la guerra destruido los héroes.
Nadie al volver á sus hogares pensó mas que en
reparar sus pérdidas. Entonces ya no podia realizar
se por medio de la federacion el pensamiento de la
unidad política de los grieges. Solo subsistió, entre
aquella diversas ciudades, cierta unidad moral, la de
las ideas, del lenguage y de algunas instituciones co
mU1168, - -

Otra revolucion, vino á trastornar la Grecia. Mu


cho tiempo habia que los descendientes de Hércules
y de Danao reclamaban el Argos, de los Pelopidas.
Aliáronse con los Dorios y acometieron al Pelopone
so. Los Dorios se apoderaron de la parte central y
meridional de aquella península, hicieron salir de ella
á los Eolios y Aqueos; los Eolios emigraron al Ati
ca. Los Aqueos ocuparon el norte del Peloponeso de
—128
donde echaron á los Jonios que siguieron á los Eo
lios, é invadieron el Atica. Una multitud de colonias
se estendió con ese motivo (1190).
Los pueblos se fijaron por último en los límites
que ocupaban. Se abre un nuevo periodo durante el
cual, no hay movimiento general en la Grecia, sino
guerras parciales y el hecho mas importante de la
modificacion interior de las ciudades griegas. Todas
ellas pasaron por revoluciones semejantes: primero
abolieron los nobles la monarquia; despues el pue
blo les quitó á ellos el poder. La historia de Atenas
puede bajo este punto de vista servir de modelo á
las demas.
Ese periodo llega hasta las guerras médicas; co
mienza la certidumbre de la cronologia. Todos los
cálculos sobre los tiempos primitivos descansan en
tradiciones genealógicas y en cómputos de edades hu
manas. Tienen de consiguiente muchas lagunas. Eu
sebio y el Syncello nos han conservado algunas de
esas listas genealógicas, sobre todo, las de los reyes de
Sicyone y Argos. Mas todas esas épocas están tan po
co determinadas que han hecho nacer los mas opues
tos sistemas, habiéndose fijado, la guerra de Troya,
por ejemplo en once épocas diferentes. Pero duran
te el periodo que va á ocuparnos, estaban en "gran
boga los juegos olímpicos y se inscribian los vencedo
res en los amales del templo. Mas adelante , des
pues de Alejando el Grande se advirtió que esos nom
bres y esas fechas podian servir de medida cronoló
gica. Se tomó pues, ese periodo de los juegos olím
picos, que cada cuatro años ofrecia una fecha fija,
pero era cronológica; y para mas seguridad, se hizo
comenzar la era de ias olimpiadas en el momento que
el vencedor Corebo fue honrado por la primera vez
-129

con una estátua 776 años antes de J. C. Fácilmente


se hallaron los principales sincronismos hasta Alejan
dro el Grande, y desde aquel tiempo la era de las
olimpiadas fué una era contemporánea.
HistoRIA PARTICULAR DE LAs cUDADEs HAstA LAs
GUERRAs MÉDICAs. En ese periodo no puede haber
historia general de la Grecia. Cada ciudad aislada pro
sigue su fin especial que no es otro que la conquis
ta de la Grecia entera; porque apesar de las cos
tumbres mas suaves de las colonias egipcias, quedó
dominante el espíritu guerrero y conquistador de los
pueblos primitivos. Pero á la sazon, las revueltas intes
tinas contuvieron mucho las guerras esteriores. Entre
estas ciudades dos son principalmente notables, Ate
nas y Sparta. Vamos á comenzar por su historia.
Atenas (1). Segun las tradiciones, el primero que
vino al Atica fue Ogyges: y Cecrops llevó luego
la civilizacion , egipcia. Sucedieron á este Cranao,
Anficcion, Erictonio Pandion I, Erecteo, Cecrops II,
Pandion II, Egeo. La mayor parte de estos reinados
estan envueltos en la mayor oscuridad. El hijo de Egeo
fue el gran Teseo. -

Hay pocos detalles sobre la organizacion que dió


Cecrops á Atenas. Se sabe que instituyó el matrimo
mio que introdujo varios perfeccionamientos económi
cos y que dividió el Atica en doce burgos confede
rados; pero soberanos entre sí.
Cecrops era un gefe militar echado de Egipto. Se
unió sin duda á las familias de la sangre real de
-

(1). Sobre el estado social de Atenas véase á Higonío de Rep.


Ath. id the sauro antiq. Sam. Petit, leyes ettica Paris. Boek. Eco
monia política de los atenienses; y ademas las obras citadas por
Pastoret y Barthelemi. -

9
—130—
Atica que formaron con los egipcios una aristocracia
federal y sacerdotal, regida por un rey de su cla
se. El pueblo como en Egipto desempeñó los oficios
industriales. Las familias gobernantes se repartieron
los doce burgos. El poder real muy limitado cons
tituyó solo la unidad. Acaso las tareas agrícolas re
cibieron una organizacion especial y formaron una
clase particular.
Tal organizacion traia en sí las mismas revolu
ciones que habian despedazado el Egipto. Los mag
nates abusaron de su poder con el pueblo y proba
ron á romper la unidad real. Teseo acabó aquellos
primeros alborotos de que han llegado á nosotros
muy pocos detalles.
Apoyado en la fuerza popular aniquiló el fede
ralismo de las villas é hizo de Atenas el verdadero
centro de la ciudad; porque todo poder debió ema
nar de la asamblea nacional reunida en aquella ca
pital. Se estableció entonces que se equilibrarian mú
tuamente las tres clases de que constaba la ciudad
atenienses los Eupatridas, es decir, los nobles en
cargas e las cosas sagradas y solos hábiles para
las mºstraturas, los labradores y los artesanos. Los
eros tenían á su favor el prestigio de las digni
ades; los segundos la importancia de sus servicios:
y los terceros su número (1323).
Entretanto echaron de Atenas á Teseo el cual de
jó el poder á Menestheo enemigo suyo que habia to
mado parte en el sitio de Troya. Pero muerto este
volvió al trono la familia de aquel y reinó hasta que
espulsados por los Dorios, los Eolios de la Messenia
vinieron á refugiarse al Atica. Melantho de la fami
lia de Nestor, gefe de los Eolios se hizo dueño de la
corona en Atenas. Bajo su reinado, fueron admitidos
-131

los Jonios tambien en la ciudad. Los Dorios los per


siguieron en sus hogares; pero fueron rechazados por
el valor del rey Codro (1132).
La faccion aristocrática seguia en el poder. Apro
vechó la muerte de Codro para abolir la monarquía
y poner en lugar del rey un arconte vitálicio. Mas
adelante se restringió este cargo á diez años, aun
despues se hizo anual y en vez de uno solo hubo
hasta nueve. Nos faltan pormenores de lo que pasó
en los primeros siglos que siguieron á la abolicion
de la monarquía. Se halla al fin de este periodo el
pueblo ateniense dividido en tres partidos: los nobles
habitantes de la llanura, Pedios ó Eupatridas, los
montañeses ó Hiperacreos y los Peralios ó habitan
tes de la ribera. Los recien llegados, Eolios y Jonios
habian tomado lugar entre los Eupatridas, y la aris
tocracia emancipada del yugo real se habia vuelto
mas pesada que nunca (684).
Las quejas de la plebe en aquella época eran de
dos especies: querian que el poder político no fuese
esclusivamente de los nobles: querían ademas un re
parto justo de las riquezas. Se habia hecho de modo
que todos los bienes se encontraban en manos de los
nobles, y el pueblo se veia devorado por la usura, esa
gran llaga de las ciudades antiguas. Los hombres de la
clase inferior tenian que darse en servidumbre para
pagar sus deudas: se encontraban en la precision de
vivir á merced de los Eupatridas de quienes no poseian
garantía alguna: pedian pues la abolicion de las deudas
y un nuevo repartimiento de tierras.
Poco á poco las clases populares muy superio
res en número fueron tomando algun ascendiente. Se
colocaron á su cabeza miembros de la casta noble,
haciéndose móviles de un sentimiento enérgico que
e».
—132

podia servir para elevarlos á ellos. Entonces llegó la


época de las guerras civiles de las cuales se conservan
pocos detalles. Dracon hizo el primer ensayo de recon
ciliacion: pero la sobrado severa penalidad con que san
cionó sus leyes hizo que las desechasen al punto. Cylon
gefe popular probó a restablecer la monarquía: fue ven
cido y sus partidarios asesinados en los templos. Las
Eumenides irritadas afligieron á Atenas con una peste
cruel, Epimenides el profeta Cretense llamado á socor
rer la ciudad, instituyó espiaciones y nuevos reglamen
tos religiosos. Pero nada de esto remediaba el mal.
Pronto volvió á comenzar la lucha, y Solon uno de los
siete sabios de la Grecia, hombre de muchísima fama
fue llamado á ser mediador. (593)
Fue Solon hombre de conciliacion. Quiso satisfacer
à los dos partidos contrarios y establecer equilibrio
entre los intereses opuestos. Principió por decretar la
abolicion de las deudas, mas no consistió que se repar
tiese de nuevo la propiedad: despues dió su constitu
cion política y civil, tan admirada de los antiguos. El
pueblo era admitido á los derechos políticos, y la sobe
ranía se confió á la asamblea general de la nacion; sin
embargo de que la aristocracia conservaba aun una
influencia preponderante. -

Las leyes de Solon á nadie dejaron contento, ni


al pueblo ni á los aristócratas; las violaron cn vida suya.
Pisistrato de antigua casa noble, si bien adherido à los
intereses populares, consiguió apoderarse del poder su
premo que ejerció en bien del pueblo. Echado dos ve
ces por la faccion aristocrática, logró siempre recon
quistar el poder y fijarle por último en su familia. Sus
hijos abusaron de la posicion que les creó su padre: una
voz unánime se alzó contra ellos y uno fue asesinado y
otro huyó á Persia. (510)
—133

Los dos bandos habian tomado parte en esta revo


lucion. Los Nobles con Iságoras á su cabeza quisieron
esplotarla para sí y hasta aniquilar las leyes de Solon.
Venció Clistenes gefe del partido contrario. Restableció
la ley fundamental de Solon que modificó en provech o
del pueblo, el movimiento democrático estaba dado, y en
breve debian desaparecer los últimos privilegios de la
aristocracia, merced à algunas leyes propuestas por
hombres populares principalmente por Aristides y Pe
riclés.
Hasta los tiempos de Pisistrato no comenzó á pesar
Atenas en la balanza de las ciudades griegas.
Célebre bajo sus reyes la habian paralizado las
guerras civiles; mas emprende á la sazon varias guerras
afortunadas. La Eubea, la isla de Salamina, el Kersoneso
de Tracia, la isla de Lesbos y las Cicladas, son conquis
tadas. Pronto le crea Themístocles la marina mas im
portante de la Grecia y que tanto debe ayudarle en la
guerra médica.
Leyes de Solon. Habia este instituido el censo, es
decir, el empadronamiento de los bienes de todos los
ciudadanos y los habia dividido en clases segun su ca
pital. Cuatro eran las clases. Reunidas, constituian la
asamblea nacional que decidia soberanamente de todos
los asuntos de la República. Es probable que las prime
ras votaban antes y que asi aseguraban su ascen -
diente.
Habia ademas una division administrativa del pueblo
ateniense en cuatro tribus: allí eran iguales los votos,
el rico y el pobre se confundian. En tiempo de Clis
thenes que hizo entrar en ella à los de todos los pueblos
inmediatos, llegó à diez este número. La votacion por tri
bus limitada en un principio á las elecciones de los ma
gistrados se aplicó luego con unas generalidad. Asi quedó
—134

asegurada la preponderancia del pueblo que hizo ademas


dar tres óbolos á cada ciudadano que asistia á las asam
bleas públicas: aquella institucion que atrajo asi los pobres
les dió al punto la permanente superioridad del número.
En las leyes de Solon el poder de las asambleas era
restringido por el del Senado, y las personas de última
clase no podian subir á las magistraturas. Componíase
el semado de 400 miembros que subieron á 500 por
Clisthenes, elegidos todos los años y obligados á sufrir
un riguroso exámen sobre sus costumbres, antes de en
trar en sus funciones. El senado se dividia en diez clases
correspondientes á las diez tribus y cada una de ellas
ejercia sucesivamente la preeminencia decidida por
suerte. La que encabezaba á las demas se llamaba la
clase de los Prytanos y cada uno de ellos presidia alter
nando el senado, de modo que el cargo de gefe de
aquel cuerpo al cual se agregaban los de canciller de la
república, alcaide de la ciudadela y tesorero de Minerva,
no se confiaba mas que por un dia á cada individuo.
No debia proponerse al pueblo ley alguna, sin que hu
biera recibido antes el asentimiento del senado.
Las demas magistraturas no fueron en Atenas mas
que de policia y de administracion. La mas importan
te era la de los nueve Arcontes. Se ocupaban principal
mente de la policia religiosa y civil y tenian ademas
cierta competencia judicial. Seguian despues los Strata
gos ó generales de los ejércitos, los Hipparcos ó gene
rales de caballería, los oficiales encargados de la per
cepcion de impuestos, de los abastos, de los trabajos
públicos etc. Todos se elegian cada año, se examinaban
antes de entrar en sus funciones y daban estrecha cuen
ta al salir de ella. La última clase del pueblo habia sido
escluida de las magistraturas por Solon y se la admi
tió por un decreto del tiempo de Arístides.
—135

Habia otra rama muy poderosa del poder popular,


los tribunales. Constaba cada uno de 500 jueces sor
teados entre todas las clases del pueblo. Diez eran los
principales y superior á todos el de los Heliastas á
donde iban las causas de mayor cuantia. Los arcontes
las preparaban, fijaban los dias de sesion de los tribu
nales y los presidian. El pueblo por medio de los tri
bunales era señor de la vida y hacienda de todos los in
dividuos.
Habia creado Solon un instituto de suma importan
cia moral para reprimir el estravio de las pasiones in
dividuales y conservar tambien la aristocracia, el Areo
pago cuya primera idea atribuyen á Cecrops. Solon
hizo de este tribunal respetado el censor universal de
leyes y costumbres; sus jueces solo se escogian entre
los que habian ejercido altas magistraturas y sus fun
ciones eran vitalicias. Debia velar por la moral: los
crímenes, los vicios, las innovaciones religiosas y po
líticas eran de su competencia. Podia penetrar en el
interior de las casas y reprimir alli cuanto hubiese de
pródigo, de ocioso de inmoral. Debia velar por la educa
cion de los jóvenes ciudadanos, por la conservacion
de las leyes y del sentimiento nacional. Su jurisdiccion
particular se estendía á una multitud de casos y la so
lemnidad que acompañaba á sus fallos, la rigurosa jus
ticia que presidió siempre á ellos hizo cundir por do
quiera la gloria del Areopago. Tambien la democracia,
llegó à romper este freno. El Areopago cuyos senti
mientos conservadores se inclinaban á la aristocracia
fue muy alterado por Periclés que le despojó de todas
sus prerogativas de censura, limitó considerablemente
su jurisdiccion y le dejó solo su alta nombradía.
Pero ni las asambleas del pueblo, ni el senado, ni los
magistrados en el Areopago, eran el poder efectivo en
—136—

Atenas: la iniciativa política era solo de los orado


res. Cuando se ponia á discusion una ley , todos po
dian usar de la palabra; pero el cargo de orador
estaba reservado especialmente á diez ciudadanos que
debian ser de costumbres puras y haber hecho un estu
dio particular de las necesidades y sentimientos de la re
pública. Esos oradores fueron el verdadero poder di-.
rector. Cuando hablaban à nombre del sentimiento
nacional, cuando encarecian la gloria y la pujanza
de Atenas, cuando proponian una conquista ó el aba
timiento de un enemigo poderoso, estaban seguros
de ser escuchados por aquella apasionada poblacion.
Por mucho tiempo representaron estos el fin nacio
nal y fueron los que tanto encumbraron la ciudad
ateniense en la guerra como en las ciencias y las
artes. Temístocles, Aristides, Pericles, Alcibiades, bri- ,
llaron en dicho papel: y bajo su gobierno fué Atenas
fuerte y poderosa. Por lo demas , las facultades del
orador eran limitadas. - -

Tal fué la organizacion de la democracia ateniense.


Mientras predominó en aquella república el sentimien
to moral, mientras cada uno prefirió los intereses de
la ciudad á los suyos, fué escelente la forma democrà
tica del gobierno. Pero la inmoralidad cundia cada
vez mas. A la incredulidad religiosa provocada por la
filosofía, siguió bien pronto la incredulidad moral, y
el pueblo ateniense cuyo espíritu era vivo, sutil y de
una estremada actividad, se convirtió en órgano de
todos los diversos intereses, de todas las pasiones, de
todos los caprichos que animaban à las mil cabezas de
que se componia. Cuando llegó á decretar la pena
de muerte contra el que propusiese distraer los fondos
de diversiones públicas para servicios necesarios á la
república, la nacionalidad ateniense habia perecido.
- 37—
Entonces fué cuando aquella democracia sin principio
ya comun de actividad ofreció el estravagante y des
consolador espectáculo de un pueblo organizado para
obedecer á todas las inspiraciones individuales, espec
táculo que pintó Platon con colores tan brillantes y
verdaderos. Ese espíritu de desorganizacion comenzó á
traslucirse hácia el fin de la guerra del Peloponeso y
desde entonces no cesó de arrastrar la ciudad hácia
su ruina. -

La poblacion del Atica se componia en tiempos


prósperos de veinte mil ciudadanos poco mas ó me
nos, capaces de llevar las armas, de diez mil domi
ciliados y de cuatrocientos mil esclavos.
Solo los ciudadanos formaban la nacion. Los domi
ciliados eran estrangeros á quienes se permitia fijar
su residencia en Atenas por cierto tiempo. Alli eger
cian artes mecánicas, pagaban onerosos tributos y es
taban sujetos á mil distinciones degradantes. Los es
clavos que traian en gran parte de Tracia, Caria y
Frigia, los que habian llegado á serlo por derecho de
la guerra ó nacido tales, proveian de brazos à la in
dustria y fabril. En derecho no eran tenidos por per
sonas, sino que estaban al nivel de los brutos como en
tre todos los antiguos. Sin embargo, estaba prohibido
á los amos el matarlos y en Atenas los trataban bas
tante bien, merced al influjo ejipcio. Se admitia la
emancipacion; pero un liberto nunca podia entrar en
la clase de ciudadano: se equiparaba á los domiciliados.
Solo los ciudadanos tenian derecho de tomar parte
en los negocios públicos. Era preciso haber nacido de
madre ciudadana ó naturalizada. Al principio se obte
nia facilmente la naturalizacion. Atenas era un asilo ; y
sin duda se formo así la plebe que no disfrutaba los de
rechos de ciudadanos. Solon limitó esta facultad, y des
—138

pues cuando la ciudad fue grande y floreciente, raras


veces se concedió la naturalizacion , y los reyes se en
vanecian con obtenerla. Las leyes de Solon se estendian
à la vida individual y á la familia. El Areopago no fué
mas que el inspector de una multitud de disposiciones
puramente morales, por cuyo medio recordaba sin cesar
el lejislador al ciudadano que se debia absolutamente á
su patria , y que sus mas leves actos pertenecían à la
sociedad. La educacion de los hijos se sujetó á reglas
severas. El suicidio producia infamia : la depravacion
de costumbres escluia de los empleos públicos. Al ar
conte que se dejaba ver en público embriagado se le
debia castigar con la muerte. En la organizacion de la
familia encontramos el derecho riguroso del padre, y
la inferioridad de la muger. Autores antiguos nos dicen
que el padre tenia derecho de matar á sus hijos : puede
sin embargo, parecer dudoso su aserto, sabiéndose
que Solon prohibió venderlos, eseepto á las hijas que se
habian deshonrado. Por lo demas, los hijos entraban
en los negocios á los veinte años. Cuando nacían, á los
cuatro ó cinco se inscribia al hijo en la tribu, lo que
aseguraba su estado en la familia : inscripcion á que
acompañaban ceremonias relijiosas. A los diez y ocho
años entraba en una milicia especial en la clase de los
efebos; y solo á los veinte se le concedian los derechos
de ciudadano.
La muger estaba en una posicion muy inferior. Me
tida en su casa era gobernada por su marido despóti
camente. Al casarse llevaba ella dote : podia ser repu
diada con un frívolo pretesto ; al paso que para dejar
ella á su marido por sí, tenia que recurrir á procedi
mientos embarazosos. Era lícito el matrimonio entre
hermanos como en Egipto. Las mugeres vivian siempre
bajo la potestad de alguien, de sus hijos ó de sus herma
— 139—

nos, muertos el padre y el marido. Los hombres las es


timaban tan poco que se las prestaban recíprocamente.
La familia constituia la base de la ciudad, y la reu
nion de cierto número de familias, la clase ó gens. Trein
ta clases formaban una curia, y la tribu se componia de
tres curias: la organizacion de la propiedad estaba aca
so al principio proporcionada á aquella division. Se ig
nora cuál fue la tal organizacion en su orijen. En la
época de Solon la propiedad se habia vuelto solo indi
vidual. No obstante, tendiendo las reclamaciones del
pueblo á un nuevo reparto de tierras, los límites que
Solon impuso á este derecho, hacen creer que no pa
saba asi antiguamente, y que lo mismo que en todas
las ciudades, la distribucion de la propiedad habia esta
do muy unida á la misma constitucion social.
En las leyes de Solon se vuelve á descubrir el obje
to de conservar las propiedades en las familias y en las
jentes. Las adquisiciones tenian límites. Antes de él
no existia la facultad de testar; la dió, pero solo en favor
de los hijos. El testamento en favor de un estrangero
no podia ser mas que una adopcion. Los hijos única
mente heredaban, y á falta de los naturales, la adop
cion y la leviracion debian perpetuar las familias. Si
no habia hijos, los bienes iban á las hijas con tal de
que se casáran con el pariente mas próximo; despues
venian los colaterales. Estas disposiciones son casi las
mismas que las de Moisés, de igual orígen egipcio.
Sin embargo, el mismo giro de los negocios, de
bia trastornar las propiedades. Asi es que Solon no
consiguió el fin que se habia propuesto con tales me
didas à medias. El préstamo á interés degeneró muchas
veces en exhorbitante usura y los particulares solian
sacar mas del tres por ciento de las sumas que presta
lan. A consecuencia de tal estado económico, la aris
-
—140

tocracia de las riquezas reemplazó poco á poco á la del


nacimiento. En los hermosos tiempos de Atenas, muy
pocos ciudadanos, los de las tres primeras clases, po
seian la mayor parte de las riquezas territoriales ha
ciéndolas esplotar por sus esclavos. La masa del pue
blo siempre muy miserable ejercia las artes industria
les que eran deshonrosas; pero que hicieron, no obs
tante, grandes progresos.
El comercio, era uno de los ramos mas impor
tantes de la riqueza ateniense y estaba muy propaga
do. Para asegurar la subsistencia de la ciudad , se
habia prohibido la esportacion de ciertos productos
agrícolas. Estaban severamente prohibidas las especu
laciones en grano y nadie podia comprar mas que la
cantidad necesaria para su familia. Pero las minas de
plata del Atúa proporcionaban medios de comprar
mucho trigo del estrangero y productos brutos que
trasformaba la industria ateniense, y que se revendian
fuera con grandes utilidades.
Sobre todos los ciudadanos pesaban dos grandes
obligaciones con su patria, aprontar el dinero necesa
rio á las empresas sociales y soldados dispuestos á der
ramar su sangre por ella. En cuanto á las rentas pú
blicas, Atenas procuraba gravar lo menos posible á sus
ciudadanos. La mayor parte de ellas se componian del
producto de los Propios de la ciudad, del impuesto que
se exigia á los domiciliados , de las multas y confis
caciones y sobre todo de los enormes tributos que
pagaban todas las ciudades de Grecia, que de aliadas
habian venido á parar en tributarias. No obstante,
algunas contribuciones indirectas se echaban á los
mismos ciudadanos, por ejemplo un derecho sobre. las
mercancías que importaban, otro sobre las minas etc.
Pero cuando estos recursos no bastaban , todos los
—141—

ciudadanos contribuian y los ricos tenian que hacer


donativos voluntarios. Tambien por su cuenta estaban
los gastos de la marina y en tiempo de guerra debian
equipar y mantener á su costa cierto núméro de ga
leras armadas cn proporcion de su riqueza. Muchas
leyes se dieron para regularizar esta contribucion co
nocida con el nombre de trierarquia. Asi creó Atenas
la poderosa marina que la hizo señora de todo el
mar de la Grecia. Los encargados de las rentas eran
responsables; y el mismo pueblo disponia el empleo.
de los ingresos.
* Todo ciudadano era soldado desde los diez y ocho
años hasta los sesenta. Cuando se hacia una leva, los
generales sorteados por las tribus, escogian los hombres
que debian marchar. Por lo comun eran los mas aco
modados : los pobres no eran admitidos facilmente en
los ejércitos y la antigua division en clases, era al
mismo tiempo militar : estas se distinguian por sus
armas. Cada soldado llevaba uno ó mas sirvientes. La
infantería sobre todo era famosa en Atenas: se divi
dia en tres cuerpos y peleaba por falanges, es decir,
en masas de diez y seis hombres en fondo y ciento
de frente. Cada soldado se equipaba y mantenia por
sí; pero tambien aquí pro lujo sus consecuencias la
desmoralizacion. Llegó un dia en que los atenienses
prefirieron las dulzuras de la vida civil á los duros de
beres de la guerra; y como el pueblo era señor abso -
luto, quiso mejor pagar à mercenarios, que esponerse
él mismo. Esto sucedió à poco despues de las guerras
del Peloponeso, y desde entonces perdió Atenas su
preponderancia militar.
Sparta.—Hemos visto en las épocas pelásgica y
heróica aliarse las razas de Inac.) y Duna o con las
familias oriundas de la Laconia y estender un si
—142—

fluencia por aquel territorio. Euristeo, el último Da


naida, habia echado de su reino à los hijos de Hércules
que le disputaban el trono: y los Pelopidas, Pelops, Atreo,
Agamenon, Menclao, que sucedieron à Euristeo habian
sabido tambien defenderse de sus reiterados ataques.
Despues de la muerte de su hijo Hillo, muerto en el Istmo
de Corinto, en el reinado de Atreo, los Heraclidas se re
tiraron hácia los Dórios. Sin embargo no cesaron de ata
car al Peloponeso y ochenta años despues de la guerra
de Troya consiguieron por fin señorearle con ayuda de
los Dorios. Aristodemo, Temeno y Cresfontes eran
entonces sus gefes. La Laconia tocó á Euristenes y
Proclés hijos de Aristodemo, muerto durante la con
quista. (1190)
Establecieron ellos en Sparta el centro de su
autoridad. Al principio tuvieron consideracion á los
indígenas: pero luego que se creyeron afirmados, les
quitaron los derechos de ciudadania, los sujetaron
al gobierno de los Dorios, les impusieron contribu
ciones y los obligaron al servicio militar.
Desde su origen turbaron discordias interiores á
la ciudad sparciata. Las familias gobernantes oprimian
ademas al pueblo Dorio que habia hecho la conquis
ta. Se habian alzado con todas las propiedades y el
pueblo tenia que doblarse à su yugo para vivir. Mas
el sentimiento de la independencia era enérjico en
aquellos corazones hechos á la igualdad, y se suble
varon. Era necesaria una reforma; y Licurgo fué
quien la hizo. (880)
Licurgo encontro un pueblo de costumbres guer
reras é hizo de él un regimiento pronto siempre á
combatir: pero sigamos la historia de Sparta.
Desde que los dorios de esta se establecieron, habian
concebido viva animosidad contra los dorios de Argos
-143

que amenazaban dispersarlos. Antes de Licurgo ya ha


bian roto las hostilidades y despues el sobrino del le
gislador los atacó victoriosamente. La esperanza de la
conquista, fin de actividad de los sparciatas, mas aun
que de los atenienses, les hizo emprender despues de
la muerte de Licurgo algunas espediciones hácia los
pueblos que los rodeaban; pero su poder era poco só
lido. Los arcadios de Tegea deshicieron uno de sus
ejércitos: mas felices fueron en Messenia donde reina
ban tambien los Dorios.
Célebres son en la historia de la Grecia las desgra
cias de la Messenia. Largo eco ha tenido aquella guer
ra ilustrada por circunstancias dramáticas y por las
valerosas hazañas de los defensores de la nacionalidad
maesseniana. Un rapto de doncellas hizo estallar la có
lera de los sparciatas (744). En vano Aristodemo, rey
de los messenianos sacrificó su hija por obedecer à la
voz de los oráculos, en vano burló largo tiempo en el
monte Ithomo los esfuerzos de los sparciatas, en vano
los derrotó en varios encuentros y se ofreció él mismo
como víctima en los altares de los Dioses, Messenia
fué vencida. La ley del vencedor fué dura y pesada.
Despues de cuarenta años de opresion, enarbolaron los
messenianos el estandarte de su independencia; estériles
volvieron á ser los torrentes de sangre. Tyrteo, el
bardo ateniense condujo los sparciatas à la victoria. Es
verdad que Aristómenes les hizo una resistencia heróica
y los derrotó en varias batallas; pero arrollado so
bre el monte Ira fué forzado en sus últimos atrin
cheramientos. Aristócrates rey de los Arcadios le ven
dió dos veces: la Messenia quedó sujeta definitiva
mente, y Aristómenes fué á buscar con los ciuda
danos mas generosos un asilo à Zancle en Sicilia. Los
demas sufrieron la suerte de los hilotas. (668)
—144

Despues de haber abatido la Messenia volviose


Sparta contra sus otros vecinos; pero necesitó cua
renta y ocho años para reparar sus estenuadas fuer
zas. Luego que se sintió eu estado de tomar las ar
mas esperimentaron su energía guerrera Argos y Te
gea, antiguas enemigas suyas. Tegea fué tomada, los
argianos reducidos á la impotencia. Pronto sufrió
Egina sus leyes. Hácia el tiempo de la guerra mé
dica Sparta, no solo hacia temblar al Peloponeso, si
no que era reconocida como potencia dominadora en
toda la Grecia.
Examinemos ahora las leyes de Licurgo.
Era este, tio de uno de los reyes llamados por
orden hereditario á reinar en la ciudad Sparciata.
Le confiaron la tutela de su sobrino, y al mismo
tiempo el cuidado de regenerar la ciudad. Licurgo
vió mucho para instruirse y conocer los esperimen
tos adquiridos. Sobre todo la Isla de Creta le pro
porcionó modelos. Volvió por último y reconstituyó
completamente las leyes de su patria.
Organizó el pueblo Sparciata teniendo presente
el fin de la guerra; y en vano es que se haya nega
do desde la antigüedad, este principio general de su
legislacion. Los Dorios eran una de esas razas con
quistadoras, que no tenian mas fin, ni mas pensa
miento que adquirir esclavos y territorios. Tampoco
Licurgo tuvo in dudablemente otra idea: el único ob
jeto de sus leyes fué la gloria y el poder de su na
cion; y si puso límites al ardor de las conquistas,
si hasta prohibió emprenderlas, fué para contrarestar
en nombre de la prudencia, el movimiento inevitable
que sus instituciones debian dar á la ciudad Spar
ciata. Por lo demas en concepto de los antiguos, to"
da la organizacion de Sparta tenia aspecto militar
-145

de lo que nos convencerán las leyes que vamos á


esponer.
Era Sparta una monarquia perteneciente de de
recho á los Heraclidas. El poder de las antiguas fa
milias era respetado: el pueblo pedia ante todo se
guridad de la vida é independencia personal. Licur
go hubo de tomar en cuenta estos hechos y esta
bleció una república aristocrática gobernada por re
yes hereditarios.
En la constitucion de Licurgo el poder supre
mo fué el Senado. Le componian reyes y veinte y
ocho Gerontes ó ancianos de sesenta años al menos,
que elegia el pueblo por vida. El era el que tenia la
iniciativa de las leyes: la asamblea del pueblo no podia
alterarlas nada, sino que habia de aceptarlas ó desechar
las en su totalidad. Egercia ademas las funciones judi
ciales mas importantes. Los reyes formaban el poder
ejecutivo. Eran siempre dos de las dos ramas de la
familia de los Heraclidas. Sus funciones consistian en
ser gefes religiosos y militares. Ellos eran los que en
viaban á consultar el oráculo de Delfos cuando era
preciso; ellos eran tambien los que conducian los ejér
citos á la guerra. Antiguamente ejercian funciones ju
diciales. Estaban sujetos á la jurisdicion del Senado
que podia reprenderlos y castigarlos.
La asamblea del pueblo decidia sin apelacion las
cuestiones de interés general. Se admitian los la co
nios á esta asamblea cuando se trataba de guerra , de
paz y de alianza, porque estaban obligados a contribuir
con hombres y dinero; pero la componian los sparcia
tas solos en los asuntos de gobierno y de legislacion.
La aristocracia predominaba en la forma de gobier
no establecida por Licurgo. Pronto vino á refrenarla
un poder popular que supo a ser en breve á los
—146—

reyes y al Senado. No se sabe de fijo cuando se esta


blecieron los Eforos: solo parece cierto que era con
siderable su poder siglo y medio despues de Licurgo,
poco mas ó menos. Los eforos, cinco magistrados
elegidos por el pueblo todos los años, supieron atraer
así el poder ejecutivo. Censores supremos de las cos
tumbres, celadores infatigables de la educacion pú
blica, jueces de todos los magistrados, hasta de los
reyes y senadores, formando el tribunal mas ordina
rio de todos los procesos sociales é individuales, pre
sidentes de las asambleas públicas, directores de las
guerras y de la diplomacia, llegaron á ser el verda
dero poder de la nacion sparciata. Ese poder fué
siempre anti-aristocràtico y llegaron los eforos á ad
quirirle luchando contra los reyes y el Senado. El
despotismo popular acabó como la democracia de Ate
nas, aunque por otros caminos, por desorganizar la
ciudad sparciata. Llegó un tiempo en que los eforos
infieles al fin comun de actividad, quisieron introdu
cir en Sparta la libertad moral que gozaban las otras
naciones. Mas al punto que se rompió el freno del de
ber riguroso, aquella nacion grosera y brutal cayó en
los mas espantosos estravíos favorecidos por su misma
constitucion que era nada sin el deber.
Licurgo hizo de la ciudad sparciata un campo:
tal era el órden de su constitucion económica , tal el
espíritu de sus leyes morales. Examinemos estos dos
puntos.
Los Sparciatas Dorios eran muy pocos. Los antiguos
habitantes tributarios no podian arrogarse el derecho
de sentarse al lado de sus amos: parte de ellos aun
estaban reducidos á la esclavitud. Licurgo dejó el
cultivo de muchas tierras á los lacedemonios, que
quedaron ademas sujetos al servicio militar: las res
—147—

tantes se dieron á los sparciatas. Pero estos no debian


labrar por sí mismos: nada conocian honroso mas que
la profesion de la guerra. Sus campos fueron arren
dados á los hilotas, siervos de la tierra. Ni aun las
mugeres sparciatas debian entregarse á los trabajos
domésticos, y ademas de los hilotas tenian los spar
ciatas mas esclavos domésticos que ningun otro pueblo.
Debia reinar la igualdad mas completa entre los
sparciatas. En tiempo de Licurgo las tierras estaban
repartidas desigualmente y una espantosa miseria pe
saba sobre la gran mayoría de los conquistadores. Li
curgo las repartió con igualdad. El distrito de Sparta
fué dividido en nueve mil suertes asignadas cada una
à una cabeza de familia. Las tierras de los lacedemo
nios fueron tambien distribuidas entre estos á treinta
mil familias. Cada porcion debia producir cierta can
tidad de vino y de aceite, setenta medidas de cebada
para el padre de familia y doce para su mujer. Los
hombres estaban sujetos á la vida comun como en los
campos: debian comer en público en mesa comun para la
cual daba cada sparciata un contingente anual de cerca de
doce medidas de cebada. Para mantener esta igualdad se
prohibió toda enagenacion ó compra de propiedades
territoriales. Las sucesiones pasaron invariablemente
à los primogénitos de las familías. Se ignora qué su
cedia á los demas hijos. Es probable que quedasen
en la familia de los mayores, y que un reglamento
particular los hiciese sustituir á las familias que se es
tinguian.
El comercio esterior era nulo, el interior muy
débil. Cada familia producia facilmente los objetos de
su consumo por medio de sus hilotas y sus numero
sos esclavos. La caza y la agricultura abastecian todas
sus necesidades. Una moneda pesada de plomo ó de

º
—148

hierro debia solo servirles de medio de cambio. EI


oro y la plata se prohibieron severamente. La ciudad
misma no tenia Hacienda; en las urgencias publicas
se hacia contribuir á los lacedemonios, y en las gran
des ocasiones, los Sparciatas hacian donativos volun
tarios.
Las leyes morales de Licurgo no tenían otro
fin que conservar aquella organizacion. El sentimien
to exaltado del deber militar , el invencible amor á
las leyes de la patria, la obediencia ciega á la dis
ciplina nacional el desprecio de los goces y de los
trabajos del ánimo, la procreacion de una raza no
table solo por su fuerza corporal; he aqui cuales
fueron las bases. La libertad individual, los senti
mientos de la familia y hasta el pudor se sacrifica
ron completamente á ese austero fin; bajo el influ
jo de estos principios fué Sparta la nacion mas va
lerosa de toda la Grecia.
La educacion de los hijos fué tambien uno de
los solícitos cuidados de Licurgo. El hijo que nacia
enfermo ó mal formado debia ser sin compasion
arrojado á las entrañas del Taygeto. Hasta los siete
años estaban los hijos con sus madres. Despues los
recibian en las escuelas publicas donde estaban has
ta que la fuerza corporal les permitia el matrimo
nio. Célebres son los egercicios rigorosos con que se
hacia la juventud el alma y el cuerpo á la guerra.
Sabido es que recorrian los campos casi desnudos sin
abrigo y viviendo de lo que podian encontrar. Sabido
es tambien que aquellas espediciones dieron margen
á asesinar à los hilotas cuyo número se temia siempre.
Los jóvenes de ambos sexos estaban sujetos à
egercicios propios para desarrollar las fuerzas. Ves
tidos siempre ligeramente luchaban algunas veces
—149—
desnudos en los gimnasios. Su único objeto era que
naciesen hombres vigorosos. Este era el fin de toda
su educacion.
El matrimonio de los Sparciatas recuerda las for
mas brutales de los pueblos primitivos: se hacia por
medio de un robo. Una vez casada la muger, esta
ba cumplida su mision. Encerrada en su casa tenia
que entregarse á los solos cuidados de la procrea
cion y crianza de sus hijos. Para asegurar la gene
racion se relajaron mucho los vínculos del matri
monio. Las mugeres podian presentarse siempre, y á
cualquier hombre vigoroso le era dado usurpar los
derechos del marido. El celibato era deshonroso.
La educacion de los Sparciatas duraba toda su
vida. Obligados á una vida grosera y frugal, bajo
la contínua vigilancia de los magistrados y otros ciu
dadanos, todos sus actos pertenecian á la pátria. Las
instituciones, las comidas públicas, hasta la religion
cuyas fiestas representaban la guerra, traian sin ce
sar á la memoria el fin de la nacion. Unidos entre
sí por una estrecha fraternidad debian mirar como
comunes, no solo las mugeres y los hijos, sino sus
propiedades muebles, que habian de estar siempre
à disposicion del que las necesitara.
La guerra objeto primario de todas estas leyes,
era el mas riguroso deber de todo Sparciata. Desde
la edad de veinte años hasta la de sesenta debian
estar prontos á marchar. La ciudad de Sparta se di
vidia en cinco tribus que formaban cinco cuerpos
militares. Los Sparciatas eran la flor del ejército
compuesto casi todo de lacedemonios. Ademas cada
Sparciata tenia consigo cierto número de hilotas. Sa
crificios y ceremonias religiosas precedian á la mar
cha de los ejércitos al combate y se desplegaba
—150—

la mas solemne pompa en aquellos actos nacionales.


Sabido es que en ninguna parte se honró m s el
valor guerrero que en Sparta; en ninguna parte tam
poco imprimió mas infamia la cobardia.
Tales fueron las instituciones de Licurgo. Quiso
que se grabasen en el corazon de cada ciudadano y
prohibió que las escribieran. ¿Produgeron los resulta
dos que él esperaba? Vamos à ver que no.
Està bien que una ciudad dórica haya sido organi
zada para solo el fin de la guerra, que una severa
disciplina haya ligado á todos sus miembros, que la
educacion para este fin se haya llevado hasta el última
estremo. Que toda la nacion conquistada haya sido
sujeta á las leyes de los conquistadores, que su suer
te haya llegado á ser en parte la servidumbre de la
tierra, que se haya empleado la muerte para conser
varla, esto tambien es muy natural en el órden de
ideas de aquellos pueblos. Pero lo que era inaudito en
toda ciudad que habia conservado una moral severa,
era el completo rompimiento del vínculo de familia
que formaba la base de las sociedades antiguas. La
comunidad de mugeres, la falta de todo pudor en estas,
abrió el camino á la inmoralidad que debia arruinar
todo lo establecido por Licurgo.
Los sparciatas eran ademas numéricamente mucho
menos que los pueblos por ellos sujetados. Las diez
mil familias fueron disminuyendo y muy pocas se con
taban ya de antiguos dorios en tiempo de Filipo de
Macedonia. La ciudad hubo de componerse de los
lacedemonios y aun de los hilotas. Ahora bien, estos
pueblos no recibian educacion sparciata, ; sus simpa
tías, eran por sus hermanos esclaviza dos, y solo des
pues de algunas generaciones podian adquirir el ver
dadero sentimiento nacional. Por otra parte la dureza
—151—

de los sparciatas con los pueblos vencidos, los humi


llantes actos á que sujetaron á los lacedemonios apesar
de serles tan útiles en la guerra, la opresion de los
messenianos debían hacer recelar contínuas luchas:
los lacedemonios estaban siempre prontos á pasarse,
y cuando las guerras de Tebas se fueron con Epami
nondas. Los hilotas se sublevaron en masa à poco de
las guerras médicas y solo horribles matanzas pudie
ron hacerles entrar en órden. Los messenianos se su
blevaron en la misma época, y sostuvieron la últi
ma lucha contra Sparta tan desgraciada como las
demas.
Todos estos eran otros tantos obstáculos á la libre
accion de los spartanos, y otras tantas causas de de
cadencia. No obstante, acaso hubieran llegado á evi
tarlos sin el roedor gusano de la inmoralidad interna.
Pero sucedió que las mugeres, en quienes estaba apa
gado todo sentimiento de pudor, habituadas à las ac
ciones de los hombres y poco hechas por educacion á
la vida sedentaria, tratadas duramente despues del
matrimonio , y viviendo en el adulterio autorizadas
por la ley , asombraron á toda la Grecia con el es
pectáculo de sus estravios. Esas mugeres cuyo he
roismo se ha ponderado eran descaradas prostitu
tas que destruyeron la virtud spareiata. El deseo de
los goces que reclamaban sus escitadas pasiones, y
por otra parte la avaricia nacida naturalmente de
la parsimonia impuesta por Licurgo, sublevaron los
sentimientos egoistas contra el antiguo régimen, ya
estremecido por el ejemplo de la independencia in
dividual que ofrecian las constituciones de todos los
pueblos vecinos. Las artes de Atenas penetraron en
Sparta, y con ellas la incredulidad y el desprecio
de las leyes antiguas. Ya se gastaban los sentimien
—152—

tos de macionalidad y las leyes de Licurgo no eran mas


que una forma embarazosa.
El poder popular de los eforos se hizo el repre
sentante de aquellos sentimientos destructores. Des
pues de haber minado el poder conservador de los
reyes y del Senado emprendieron con las leyes de Li
curgo. Ya las numerosas victorias alcanzadas en las
guerras médicas y las que les siguieron habian hecho
afluir las riquezas á Sparta ; ya dos reyes, Lisandro
y Agesilao, habian burlado las antiguas leyes y aspi
rado á la tiranía. Cuando el eforo Epitades, contem
poráneo de Filipo de Macedonia, para desheredar á
su hijo derrocó las bases de la organizacion econó
mica de Licurgo, pudo cada uno disponer de sus bie
nes en favor de quien quiso entre vivos y por tes
tamento, por venta ó por donacion , entonces se rom
pieron todos los frenos. Al punto se estableció, la des"
igualdad de riquezas. Descuidóse la educacion pública.
Perdió Sparta toda su virtud y con ella el prestigio
de su gloria.
Otras ciudadas de la Grecia. Poco tendremos que
sdecir de otras ciudades que Sparta y Atenas. Hicieron
todas un papel mucho menos importante. Y tenemos
pocos datos acerca de ellas. Sufrieron casi todas re
voluciones semejantes á las de Atenas y pasaron por
la monarquía y la aristocracia para concluir en la de
mocracia. En otras fué reemplazada la aristocracia
por una oligarquia que se apoyó á veces solo en las
fortunas; todas estuvieron sujetas á muchos trastor
nos; y con frecuencia vemos tiranos que se apoderan
de la autoridad suprema. Vamos á dar de ellas una
noticia geográfica mas bien que histórica. -

El Peloponeso (ahora la Morea) se dividia en ocho


comarcas: cerca del Istmo los paises de Sicyone y
--153

Corinto, célebre la primera por su antigüedad y lar


gas listas de reyes, la segunda por su comercio y su
industria, la mas rica y la mas desmoralizada de las
ciudades de la Grecia ; al norte la Acaya con diez
ciudades regidas democráticamente y unidas por un
lazo federal; al nordeste Elide célebre por el tem
plo de Júpiter Olímpico, uno de los centros religio
sos de la Grecia; al sudoeste la infeliz Messenia su
jeta por los Sparciatas; en el centro la Arcadia de
altas montañas, de poblaciones, siempre feroces é in
disciplinadas; al este la Laconia, su capital Sparta, y
á lo largo de la costa oriental Argolida con la anti
gua Micenas, célebre en tiempo de los dainados y pe
lopidas, conquistada despues por los Dorios, y redu
cida à la impotencia por los Sparciatas.
La Grecia media, la Hellas (Livadia y parte me
ridional de la Albania) comprendia en la punta Me
ridional el Attica incluida toda en la ciudad Atenien
se: el territorio de Megara, à los confines del Ist
mo de Corinto; despues subiendo al Norte, la Beocia,
célebre por la ciudad de Tebas, que ya habia hecho
papel en la Grecia en tiempo de los descendientes de
Cadmo y la desventurada familia de Edipo, que lo
mismo que Atenas habia llegado al estremo demo
cràtico y debia pronto elevarse por un momento ba
jo Epaminondas á la supremacia de la Grecia: cerca
de la Beocia se estendian tres pequeños paises, la
Focida, la Locrida dividida en dos partes, y la Do
rida; y mas al occidente la Etolia frente de la Acaya
y la Acarnania al norte, habitadas ambas por pueblos
que juntaban la barbarie á la inmoralidad y que des
de los tiempos heróicos hasta la muerte de Alejandro
no tomaron parte alguna en los negocios generales de la
Grecia.
—154

La parte septentrional de esta, se dividia en dos


grandes regiones: al occidente el Epiro, donde se
conservó una raza real que se hizo famosa en la guerra
de Troya; y al oriente la Tesalia conquistada por po
blaciones Eolias semejantes en las costumbres à sus
hermanos los Dorios, y que introdujeron tambien en
todas partes la servidumbre de la tierra.
Pero la raza helénica no se limitaba á la Grecia: una
porcion de islas en el mediterráneo, las costas del Asia
menor y de una parte del Africa y toda la Italia me
ridional estaban pobladas de griegos. Las revoluciones
interiores habian espelido á una multitud de tribus y
la colonizacion regular habia contribuido no poco à
propagar por do quiera la raza y lengua de los griegos.
Las Cicladas, las islas de Rodas , de Chipre y Creta
estaban unidas mucho tiempo hacia con las razas pe
lásgicas de la Grecia. Mas adelante llegaron tambien
os helenos á sujetarlas. Entre estas islas la mas no
table fué la de Creta. Reinaba alli una legislacion an
tigua atribuida á uno de los mayores genios de la edad
heróica, al sabio Minos. Aquella legislacion de orígen
dórico quizá presentaba evidentes analogías con la de
Sparta: las comidas comunes, la inagenabilidad del
dominio, el poder de los Cosmos semejante al de los
Eforos.
Tambien se habian esparcido los helenos por las cos
tas del Asia menor y habian fundado allí tres impor
tantes colonias compuestas cada una de varias ciuda
des federadas entre sí: al mediodia las colonias dóricas
de menos importancia fundadas sucesivamente; en el
centro las jónicas, mas célebres que todas, con las
ciudades de Mileto, Focea, Efeso, etc., las islas de
Chios y Samos; al norte la Eolias de las cuales era la
mas notable Mitylene.
-155

Florecieron estas colonias mucho antes que las ciu


dades de la misma Grecia. Su estenso comercio y sus
relaciones con el Asia introdujeron pronto en ellas la
molicie de las costumbres asiáticas; allí fué donde
brillaron los primeros poetas , los primeros artistas y
los primeros filósofos de la Grecia; allí fué donde esta
se empapó bien en el genio oriental. Ellas tambien
fundaron muchas colonias; Mileto cubria las orillas del
mar negro: los de Focea fundaron á Marsella en la
Galia. Las ciudades del Asia menor enervadas por la
corrupcion, sufrieron revoluciones semejantes á las de
la madre patria; fueron conquistadas fácilmente por
Creso, rey de Lidia, y despues por el gran Ciro.
En la costa de Africa, la colonia griega mas im
portante era Cyrene. La Sicilia habia sido invadida
hacia mucho por tribus cretenses, fenicias, troyanas,
cartaginesas, y entre las ciudades griegas brillaban
Siracusa y Agrigento. Ya en tiempo de los pelasgos
era la Italia objeto de escursiones. Evandro habia fun
dado allí á Palancio sobre una costa inmediata al
Tíber. A poco fundaron los griegos á Tibur, Beneven
to, Metaponto, Salento y despues nacen Cumas,
Locres, Tarento, Heraclea, Brindes, Regio, Sybaris
y Crotona. Alli se encuentran como en todas partes
la lucha entre a aristocracia y la plebe, las revueltas
populares y á veces el despotismo de los tiranos. (1)
HISToRIA GENERAL DE LA GRECIA DESDE LAs GUER
RAs MÉDICAs, HASTA LA MUERTE DE ALEJANDRo EL

(1) Véase sobre las colonias griegas: Saint-Croix, del esta


do y suerte de las colonias de los pueblos antíguos, 1786.-Paris.
—El Manual de Heeren y el compendio de M. M. Poirson
y Caix,
-156

GRANDE. (2) Desde el fin de la edad heróica, se ha


bia hecho imposible el pensamiento de la unidad po
lítica de la Grecia. Cada ciudad habia seguido su fin
particular; y solo la conquista hubiera podido en ade
lante realizar aquella unidad poniéndolas á todas ba
jo las leyes de una sola. Pero la unidad moral no ha
bia desaparecido y era capaz de engendrar aun gran
des cosas. He aqui las principales bases en que se
apoyaba.
1.º La unidad de culto y de religion. Los Dioses
de diversas tribus habian hecho la paz; todos recono
cian la superioridad de Júpiter. El oràculo de Del
fos consagrado á Apolo, y el templo de Júpiter en
Olimpia eran venerados de todos, y formaban el sa
grado vínculo de la fraternidad helena.
2.º La unidad del lenguage, de costumbres, de tra
diciones. Los acontecimientos de los tiempos he
róicos habian mezclado tanto las distintas razas que
se consideraban todas como miembros de una sola
familia , y si hubo diversidad de origen se olvidó to
talmente. .
3.º La institucion de los juegos públicos. Los jue
gos olímpicos, establecidos por Hércules en honor de
Júpiter, los juegos nemeos, celebrados por la primera
vez con motivo de la guerra de Tebas, y los juegos
itsmicos fundados por Teseo en el Istmo de Corinto

(2) Fuentes: Herodoto para las guerras médicas; Tucydi


des para una parte de las guerras del Peloponeso Geno.
fonte hasta la batalla de Mantinea; sobre Alejandro, Arria
no, Plutarco, Quinto-Curcio; sobre todo el periodo Diodoro
de Sicilia, Plutarco, Justino Cornelio Nepote etc. vease el
examen crítico de los antiguos historiadores de Alejandre
el Grande por M. de Sainte Croix, 1804.
—157

en honor de Neptuno. Allí se reunian todos los grie


gos para asistir à los certámenes de la poesia, de la
carrera y de la gimnástica; alli en el entusiasmo por
las artes bebian todos el sentimiento de su union y de
su superioridad comun sobre los bàrbaros.
4.º Por último el tribunal de los anficciones. Se
formaba de los diputados de doce razas de la Gre
cia principalmente helenas que se reunian en Delfos
bajo la sagrada egida de Apolo, y que tenian la mi
sion, de juzgar sobre las infracciones del derecho
de gentes. Este era por desgracia el único objeto de
aquella liga; ni siquiera se propuso evitar la guer
ra, y nunca tuvo este tribunal un poder director.
Las bases del derecho que se habian establecido es
taban incluidas en el mismo juramento de los pue
blos anficciónicos. Juraban respetar el templo de Del
fos y defenderle contra cualquiera; no derruir jamás
las ciudades anficciónicas y no inutilizar en paz ni
en guerra los recursos que necesitáran. -

Los sentimientos nacidos de aquella unidad moral


eran omnípotentes contra los enemigos esteriores.
Pronto los veremos desaparecer ante la tendencia que
impelia á cada ciudad à engrandecerse á costa de las
demas. Pero en la época á que hemos llegado toda
via se oia la voz del deber y la de la justicia; y
vamos á ver á la Grecia unida rechazar gloriosamen
te un enemigo comun.
Por lo demas en esa época comienza á manifestar
se un movimiento general en Grecia. Crúzanse nume
rosas relaciones entre los diferentes estados, principal
mente por medio del comercio. Los navíos del Asia
menor, del Egipto y de la Fenicia arriban à las cos
tas de la Grecia : Atenas, y sobre todo Corinto llegan
à ser los centros de la industria y del comercio.
—158

Desarróllase la navegacion hasta un punto estraordina


rio á causa de las frecuentes relaciones con las colonias
de la Italia ; las islas del mar Egeo, las ciudades del
Asia y las colonias del Ponto Euxino.
Cerca de un siglo antes de la guerra médica, una
causa comun habia reunido de nuevo por primera
vez á todos los griegos. Crisa y Cirra, ciudades de
la Locrida habian puesto á saco el templo de Del
fos, apoderándose de las tierras de Apolo é impedian
que se celebrasen las sesiones anficciónicas; reunié
ronse contra ella todos los griegos y la primer guer
ra sagrada terminó con el saqueo de las dos ciudades
rebeldes. Un siglo mas disfrutó la Grecia de reposo ge
neral. Se le habia de acabar al fin. Aristagoras habia
sublevado la Jonia contra Dario hijo de Histaspes, rey
de los persas; los atenienses y los eritrianos habian
marchado en su auxilio. Desembarcadas las tropas ate
nienses en las costas del Asia menor se habian apode
rado de Sardes, capital de Lidia, y entregádola á las
llamas. Irritado Dario aprovecha este insulto para lle
var la guerra à Grecia que codiciaba hacia ya tiempo.
Sujeta lo primero á la rebelde Jonia y manda despues
á su yerno Mardonio contra la Grecia; pero pierde
este sus tropas en la Tracia y vuelve sin haber con
seguido su objeto.
Hizo Dario nuevos preparativos; y bien pronto una
numerosa escuadra mandada por Datis y Artafernes
atravesó el mar Egeo, arruinó á Eretria en Eubea y
desembarcó en el Attica. Entonces fué cuando Atenas
sola contra formidables masas, sin mas socorro que
mil plateanos, ganó en las llanuras de Maraton aquella
célebre batalla, base de su futuro poder. Diez mil ate
nienses á las órdenes de Milciades derrotaron mas de
cien mil persas. La escuadra del gran rey se refugió
—159

en Asia. Todos los griegos celebraron el triunfo de


Atenas. (490) -

La primer guerra médica habia terminado feliz


mente. Murió el rey Dario; pero dejó á su hijo Gerges
el cuidado de su venganza. Invadió este al punto la
Grecia con un ejército innumerable. Sus tropas de tier
ra inundan la Tracia y la Macedonia , y una inmensa
escuadra le sigue á lo largo de las costas. En este es
tado se adelanta hasta las fronteras de la Tesalia: un
terror profundo se habia comunicado á la Grecia,
pero sin abatirla. Las principales ciudades organiza
ron una resistencia, pero ya empezaron algunas á
pensar antes en sí mismas. Creta, Sicilia, las islas del
mar Egeo negaron todo auxilio: Argos y Corcira se
mantuvieron neutrales : las ciudades de Beocia, es
ceptuando Tebas y Platea solicitaron la alianza de los
persas.
Atenas pretendia el mando de la confederacion
griega: Sparta fué quien le obtuvo. Probóse primero
à defender la Tesalia, y fué
ocupada por los persas.
Vanamente Leonidas guarda la última puerta de la
Grecia, el paso de las Termópilas con cuatrocientos
sparciatas. Su muerte, para siempre célebre, abre á
los persas - el mediodia de la Grecia, y la Beocia, el
Attica y el Peloponeso van á recibir el yugo.
Los progresos de Gerges produgeron nuevas defec
ciones. Los persas asuelan la Locrida y la Focida, se
apoderan de Atenas, abandonada por sus habitantes,
y saquean y queman esta ciudad.
Los confederados griegos se habian retirado á su
flota apostada en Salamina. Ya la discordia se intro
ducia en su campo, pensando cada cual en defen
der sus hogares. Entonces Temístocles, general de
los atenienses tuvo traza para empeñar un combate
—160—

nabal, y quedó destruida le escuadra de Gerges, ha


biendo tenido él mismo que escapar con trabajo al
Asia. (480)
Esta brillante victoria decidió de la suerte de
la Grecia. Parte del ejército de Gerges se habia
quedado en ella á las órdenes de Mardonio que pa
só el invierno en Tesalia hasta que invadiendo nueva
mente en la primavera las ciudades meridionales, su
frió en Platea una derrota decisiva. El mismo dia
eran batidos los persas en Micala y quemada por los
griegos su escuadra atracada á la playa.
La invasion de la Grecia estaba concluida; en
adelante fueron los griegos los agresores. Los atenien
ses prosiguen sus triunfos. Apesar de las desgracias
que es abruman al querer sostener una rebelion egip
cia llevan la guerra á Persia bajo el mando de Ci
mon, Parte de la isla de Chipre queda subyugada; las
tropas Persas son batidas por todas partes. Artajerjes
se vé obligado á firmar un tratado ignominoso que
consuma su ruina. (449)
Pero habia nacido despues de la victoria la discor
dia que debia destrozar la Grecia. La rivalidad de
Atenas y de Sparta llegaba al último punto, é iba
á estallar en breve. Atenas habia hecho los ma
yores servicios en las guerras médicas y alcanzado
gran prosperidad con los esfuerzos de Temístocles,
Arístides y Cimon; su flota era mas numerosa que la
de todos los griegos reunidos. A poco despues del
combate de Micala se apropió el derecho de mandar
á toda la confederacion, y Cimon prosigue sus haza
ñas mas bien en su nombre que en el de la Grecia
entera.

Semejante estado de cosas no podia menos de en


cender la guerra. Sparta, que habia dominado hasta
—161

entonces veia con despecho escaparsele el poder. Atenas


hacía por su parte un uso orgulloso de su fuerza, y re
ducía à los aliados al estado de tributarios. Dos veces
están para venir á las manos las ciudades rivales. En
tonces gobernaba Periclés à Atenas, y habiendo termi
nado la revolucion democrática, hizo desterrar á Cimon,
el vencedor de los persas y último representante de
la aristocracia. Este supo sin embargo conjurar to
davia la tormenta; pero despues de su muerte los ate
nienses intentan nuevas hazañas. Someten á Samos y to
man partido contra Corinto en su guerra con su colo
mia Corcira.
Entonces principia la guerra del Peloponeso. Los
pueblos de éste, los etolios, los focideos, los locrios, los
beocios se ligan contra Atenas. Sparta està á su cabeza.
Atenas tiene por aliados algunos príncipes tesalianos,
la Acarnania, Naupacta, Platea, Corcira, las Cicladas,
el Asia menor, las ciudades de la Tracia. Su marina y
hacienda esceden en mucho á las de os sparcia
tas. (431.) -

En dos periodos se divide la guerra del Pelopo


neso. El primero terminó con el tratado de Nicias que
estipuló una tregua de 50 años. Aquellos primeros com -
bates no habian tenido resultado alguno positivo, Ca
da partido habia tratado de destruir los recursos del
otro desolando su territorio, arruinando á sus aliados,
ect. En Atenas hubo una peste que les robó à Periclés;
pero Alcibiades habia reemplazado á este en el favor
popular.
La tregua no se observó de parte de ninguno. Al
segundo año se adhirieron los atenienses á una liga pa
ra quitar á Sparta su influjo en el Peloponeso. Pero
tambien triunfó Sparta. Pronto quiso Alcibiades indu
cirla á espediciones lejanas. Se emprendió la conquista
ToMo II. 11
-162

de la Sicilia. Nicias y Demóstenes son los gefes: mas


la desgracia pesa sobre los atenienses: su ejército es
deshecho en Sicilia, desastre difícil de reparar.
Alcibiades echado de Atenas subleva á Sparta con
tra su patria y vuelve á principiar la guerra del Pelo
poneso. Hácese Sparta con marina y para hundir á su
rival, se une á los persas. Pero Alcibiades es llamado á
su patria y por do quier le sigue la victoria. Batidos
Sparta y sus aliados imploran en vano la paz: de repen
te cambia la suerte: desterrado Alcibiades segunda vez
cede el mando á Conon; y Lisandro, general lacedemo
nio destruye la escuadra ateniense en AEgos Potamos.
Sitiada Atenas tiene que rendirse á los Sparciatas que
establecen en ella un gobernador suyo. (405.)
Fatal fué este golpe para Atenas. Nunca volvió á
levantarse. Reducida à vivir despues de recuerdos y de
esperanzas, quedó absolutamente anulada como potencia
militar, pero entonces comenzó su gloria intelectual. En
tiempo de Pericles fue el movimiento del arte y de la
ciencia que continuó hasta que Alejandría fué su nue
vo centro. Sparta dominaba la Grecia y Lisandro que
habia hecho tanto por ella se disponia á señorearla tam
bien. Para evitarlo, los reyes y los eforos favorecieron
el restablecimiento de la democrácia en las ciudades de
la Grecia y sobre todo en Atenas. Lisandro habia pues
to en ella treinta tiranos que espulsó Trasibulo con el
auxilio del rey sparciata Pausanias.
Entretanto el poder de Sparta pesaba duramente
sobre las ciudades griegas. En todas partes dominaba,
instituia el gobierno que se le antojaba sacando hom
bres y dinero. Asegurada en su dominacion volvió sus
armas contra el rey de Persia. Diez mil griegos fueron
sostener la rebelion del jóven Ciro contra su herma
no Artagerges. A pesar de la derrota de estos, no de
-163

jan los sparciatas el Asia y conquistan la Eolia. Age


silao ataca á los sátrapas de Artagerges, sugeta la Frigía
y marcha hacia el centro del imperio persa.
Aprovéchanse las ciudades de la Grecia de la au
sencia de los ejércitos sparciatas para recobrar su inde
pendencia. Se unen con los persas y hacen temblar á
Lacedemonia que llama á sus soldados. Parece que se
levanta Atenas y humilla à su rival en varios encuen
tros. Dirígese entonces Sparta al rey de los persas, y
Artagerges se hace mediador entre las ciudades griegas.
El tratado de Antaclidas consolidó la esclavitud de las
ciudades griegas del Asia menor. La paz se habia esta
blecido en Grecia bajo la garantía del rey de los persas.
Asi es como mútuos odios hicieron á los griegos
firmar sin vergüenza el contrato que los ponia bajo el
dominio de los bárbaros: tal fue el resultado de la si
tuacion de la Grecia. -

Sparta sin embargo se aprovechaba del tratado


de Antaclidas y se levantaba sobre las ruinas de las
ciudades griegas. Empero surgió una nueva enemiga
y reemplazo á Atenas por un momento: Tebas. Sor
prendida traidoramente por un general lacedemonio
recibió las leyes de Sparta: pero una conspiracion ur
dida por Pelópidas la libertó. Se ligó con Atenas, suge
tó la Beocia, se unió á Jason, tirano poderoso de Tesa
lia y apesar de la defeccion de Atenas, que temía su
poder salió victoriosa en varios encuentros y su ejército
mandado por el gran Epaminondas derrotó á los ejér
citos esparciatas. Continuó la guerra con alternativas
aunque mas bien favorable á los tébanos, Epaminondas
invadió por cuarta vez el Peloponeso, fundó la liga de
los arcadios y restableció á los mesenianos en su
patria.
Mas los grandes hombres que principiaron la gloria
—164—

de Tebas dándole una escuadra y guiándola á los ene


migos desaparecen pronto. Pelópidas es asesinado en
la misma Tebas: Epaminondas sucumbe en una bata
la victoriosa, la de Mantinea, despues de haber llevado
la guerra á los mismos muros de Sparta; y con ellos pe
reció tambien la gloria de la ciudad tebana (363).
Estaba Sparta agotada con las guerras que habia
sostenido contra Tebas y esta era incapaz de aprove
charse de sus triunfos. Entonces Atenas hácese por un
momento potencia dominadora. Comienza por resta
blecer en el mar Egeo el poder que habia perdido. Pero
Chio, Cos, Roda y Bizancio se sublevan y forman una li
ga contra Atenas. Duro aquella guerra social algunos
años con diversa suerte; por último la intervencion
persa hizo inclinar la balanza en favor de los rebela
dos y Atenas tiene que reconocer su independencia.
Pero un enemigo mas temible aun, comenzaba á
amenazar à toda la Grecia. La Macedonia habitada en
un principio por una tribu de Pelasgos recibió des
pues á Carano descendiente de Hércules que á la ca
beza de una colonia griega, fundó allí su dinastia. Sus
sucesores hubieron de sostener varias luchas con los
tracios é ilirios. Tuvieron relaciones con la Grecia y
no dejaron à esta olvidar su origen griego. Largo tiem
po las discordias domésticas interrumpidas solo por
reinades gloriosos como el de Perdicas I, Amintas I,
y Alejandro I, turbaron aquella raza real y no permi
tieron á la Macedonia ni vencer definitivamente las
tribus bárbaras que la rodeaban, ni civilizarse mucho.
El órden se restableció cuando Filipo, criado entre los
tébanos á donde fué llevado en rehenes, se apoderó
de la corona en perjuicio de su sobrino Amintas (366).
Filipo levanta tropas y forma la falange macedo
mica tan temible en los combates. Sugeta los pueblos
—165

de la Tracia y de la Iliria y se mete en los asuntos


de las ciudades griegas de la Tracia. En este terreno
debia encontrar á Atenas que era dueña de la ma
yor parte de aquellas ciudades. - -

"La guerra sagrada que estalló entonces en Grecia


le proporcionó ocasion de tomar parte en las quere
llas intestinas de aquel pais. Los focideos no habian
respectado las decisiones del consejo Anficcionico. Los
tébanos los locrios y otros pueblos se ligaron contra
ellos: Atenas y Sparta los apoyaron y la conflagracion
se hizo general. Filipo habia sabido hacerse declarar
protector de la Tesalia, y como tal tomó parte en la
guerra cuya suerte fue varia. Filipo sugetó varias ciu
pades de la Tracia principalmente á Olinthes, invadió
el Peloponeso para protegerá Megalópolis: por fin hace
Atenas la paz con él y pronto terminó la guerra sa
grada por medio de una poderosa intervencion. Re
cibido en el consejo Anficcionico tiene asegurado para
en adelante su influjo en la Grecia. Nuevas conquis
tas en la Tracia escitan la inquietud de los Atenienses
y vuelve á comenzar la guerra entre ellos y Filipo.
Mas en vano la voz de Demóstenes los incita con vi
gor: pelean débilmeute y la pujanza de Filipo erece
cada vez mas. En estas empresas son declarados sa
crílegos los locrios de Anfisa por haber cultivado el
campo Círreo consagrado á Apolo y encargan á Filipo
que ejecute el decreto º º ""
Comienza la segunda guerra sagrada. Pero el rey
de Macedonia se apodera de los principales puestos que
defendian á la Grecia. A esta noticia se unen Tebas y
Atenas: sus fuerzas unidas marchan contra Filipo; que
queda vencedor por la célebre batalla de Cheronea.
Ríndense Tebas y Atenas, y es esclavizada la Gre
cia. Sin duda es doloroso para un pueblo ver á un
—166—

eonquistador estrangero hollar su nacionalidad: sin


duda el patriotismo griego debió execrar á Filipo: y
nada tiene de estraño que en los tiempos modernos
hayan estado todas las simpatías por la Grecia tan
superior en todo, á los macedonios. No obstante, si
consultamos los intereses de toda la humanidad, en
contraremos que esa conquista era útil. ¿No habian
aceptado los reyes de Macedonia la civilizacion grie
ga y no venian á dar à las ideas de la Grecia una
fuerza que esta no podia darse asi misma? Destinada
à eternas discordias, la raza helénica no podia res
tablecer la unidad en su seno, y mucho menos impo
ner su civilizacion al mundo, Antes que abandonar
tal obra à los bárbaros de la Italia ¿no era mejor
que la emprendiesen príncipes casi griegos, por me
dío de las fuerzas griegas unidas en un solo fin? Si
hubiera podido durar el imperio de Filipo y Alejan
dro, la Grecia hubiera adelantado las conquistas de
Roma, y se hubiera realizado doscientos años antes,
la unidad del mundo antiguo. Los acontecimientos lo
decidieron de otro modo pero tornaron à probar que
la Grecia ya nada podia, -

Luego que Filipo se hizo dueño de ésta, proclama


su objeto de conquistar el imperio Persa y es nombra
do, generalísimo de las tropas helenicas: poco goza de
su triunfo. Asesinado en Macedonia al volver, cede el
lugar á su hijo Alejandro (336). Sigue este las hue
llas de su padre: destruye á Tebas que se rebela: la
Grecia le obedece: el gran imperio persa vá á des
plomarse. Alejandro el Grande con un ejército aguer
rido pasa el Helesponto y bate por primera vez à los
Persas en el Granico. Dario Codomano reinaba en Per
sia. Desecha los consejos de Memnon su único general
ptendido. Alejandro reduce el Asia menor y la bata
-167

lla de Isso le abre el resto de Asia. Atraviesa y con


quista los paises de la costa del Mediteraneo penetra
en el Egipto que se le entrega y vuelve de alli á las
llanuras del alta Asia á destruir en Arbelas las últi
mas fuerzas de Dario. La Persia, la Media, la Bac
triana, la Sogdiana ceden á sus armas. Ataca luego
á los reyes indios que habitaban las orillas del Indo.
Mas hubiera penetrado aun si se lo hubiesen permi
tido sus soldados. Vuelto á Babilonia muere alli de
repente á consecuencia de una orgia (322).
Alejandro, fogoso y apasionado, disoluto como todos
los griegos de su época, realizó á fuerza de genio una
de las obras mas grandes de todos los tiempos. Su
conquista fue bénefica y civilizadora. Fundó ciudades,
concibió míl proyectos económicos y esparció por do
quiera las ideas de la Grecia. Bajo su dominacion se
formaba una vasta monarquía en que debian amalga
marse y unirse las ideas mas avanzadas de la antigüe
dad. Las diferentes razas veian estinguirse sus odios
bajo una comun obediencia, como sucedió despues en
tiempo de los emperadores romanos. Nada habria po
dido resistir à semejante poder. Mas Alejandro mu
rió muy jóven. Sus generales y su ejércfto estaba des
unidos: no hubo una mano capaz de conservar lo ad
*
quirido y cayó el imperio de Alejandro en el acto de
morir este.
RELIGIoN DE Los GRIEgos. Los origenes de la re
ligion de los griegos son los mismos que los de la
historia primitiva. Aquellos dioses de quienes la tra
dicion contaba tantas aventuras, sus discordias, com
bates, carreras, amores, llegaron á ser los objetos del
-culto público en Grecia. º

En sus hermosos tiempos, las creencias populares


no salian de aquella mitología puramente sensual: el
-

º " " -
- a º,
—168—

pueblo tomaba á la letra cuanto le contaban de sus


dioses y para él eran seres reales con los carácteres
que les atribuia el culto, Jupiter era tal como le ha
bia esculpido Fidias: los escándalos de Venus eran
historias verdaderas: Vulcano era cojo y herrero. En
eso no habia símbolos para nadie y aun es probable
que en cuanto á esto, estubiesen iguales los sacerdotes
y el pueblo,
No obstante, en un tiempo aquellas fabulas tuvieron
un sentido. Habian tenido origen, se habian identi
ficado con el culto público y tenian una razon para
existir. ¿Que significahan? ¿de donde procedian? Ya
hemos hablado de los diversos sístemas de antiguos
y modernos sobre este particular. Entre los primeros
se agitó fuertemente esta cuestion al nacer el cris
tianismo, cuando hubo que defender la mitología pa
gana contra la nueva religion. Un filósofo griego Evhe
mero contemperaneo de Seleuco Nicator, habia pre
tendido que todos los dioses eran solo hombres divi
nizados; y los sabios cristianos se apoyaban en este
sistema para probar, que los antiguos en realidad no
tenian dioses. Otros sostenian el sistema de la simbo
lizacion de las fuerzas de la naturaleza: otros el de la
emanacion panteista. -

Mas de cien obras se ven en el dia que pueden co


locarse en una de estas tres categorías. Es menester
añadir otra. Segun algunos sabios, las tradiciones pa
ganas no son mas que recuerdos confusos de la tra
dicion hebrea, sistema que ya por si ofrece dos puntos
de vista diferentes: para los unos son los dioses los re
presentantes de los ángeles puros ó caidos de la tra
dicion del Oriente, y para los otros los patriarcas he
breos. . , , -

A nosotros nos parece que la primitiva religion de


—169

los griegos fue semejante á la de todas las sociedades.


que despucs vinieron nuevos cultos traidos del Oriente
que modificaron aquella religion primera: por último
que el tiempo acabó con la significacion de las tra
diciones y que todos aquellos cultos degeneraron en
una supersticion grosera. He aqui como parece que
sucedió asi.
Cuando la sociedad procedente de Noé se hubo fi
jado en el suelo de la Grecia y dividídose en socieda
des particulares, salieron cultos especiales en diversas
partes, y olvidando cada raza el sistema teológico ge
neral no adoró mas que al Dios que presidia á su fun
cion particular. Como cada una de esas razas estaba
personificada en el dios que adoraba y sus miembros
eran hijos de ese Dios, es probable que las tradicio
ues que nos cuentan las antiguas luchas sociales pue
den referirse tambien á luchas religiosas: que toda
sociedad vencedora obligaba á los vencidos á que
adoptara su Dios: y que asi la sucesion de los reina
dos de Uranos, Kronos y Júpiter, que hemos indicado
en la historia primitiva, dà á conocer al mismo tiem
po la sucesion de los cultos de estos dioses. El último
y el que conservó la preeminencia fue el de Júpiter:
á su lado vivian otros dioses de la misma familia, Nep
tuno, Pluton, Juno y una caterva descendientes de
Uranos y Kronos: estos se disputaban en tonces el im
perio y estaba muy lejos de haber paz entre ellos: el
odio de Júpiter y de Juno solo se apagó despues de
un tardío matrimonio. ..."

¿Cual era entonces el culto que se tributaba á los


dioses? la idea que tenian de ellos ¿se parecia á la que
tuvieron despues? Dificil es de decidir esto. Un pasaje
de Herodoto (lib. 2.º 52) puede hacernos creer que
no se determinaron definitivamente los caracteres de
-170.-

los dioses hasta la llegada de las colonias orientales.


Herodoto á la verdad, no dice sino que estas dieron
á conocer los nombres, mas estos eran griegos, y la
reforma egipcia no pudo tener otro objeto que apli
car à nombres antiguos ideas teológicas nuevas.
Pronto nuevos dioses vinieron à añadirse á los an
tiguos: tales fueron los cultos importados del estran
gero. De estos eran Minerva, Ceres, Baco, Apolo, Ve
nus, Adonis etc. Es indudable que estos nombres son
los representantes de las doctrinas egipcias y orien
tales.
Sea como quiera, un espíritu de union animaba á los
griegos en los tiempos heróicos: y bajo su influencia se
constituyó su sistema religioso. Todos los Dioses, estran
geros é indígenas hicieron la paz. Hubo doce prin
cipales y á su cabeza Júpiter, señor del cielo. Las
entiguas tradiciones históricas se amalgamaron - con
los nuevos símbolos. La historia de cada Dios, distinta
en cada parte, se compuso de mil retazos. No se cesó
de divinizar á los héroes. Todos los que descendian
de las familias divinas y que hicieron papel en la
Grecia hasta despues de la guerra de Troya, fueron
puestos en el número de los dioses. Aquiles con una
porcion de guerreros gozaba de la inmortalidad en
una isla del norte. En nombre de estas creencias se
atribuyeron á estos dioses cuyas historias humanas
contaba la tradicion, las pasiones y vicios de la hu•
manidad.
En los siglos heróicos se hizo este trabajo en el
seno mismo de las poblaciones. Hesiodo, Homero y otros
poetas vinieron por último á reasumir y coordinar to
dos los fragmentos esparcidos y desde ellos se fijó
la mitologia definitivamente. Despues ya no hubo mo
dificaciones fundamentales en las ideas, sino es que
—171

la incredulidad concluyó por destruir toda creencia.


Asi se formó la religion de los griegos. Sin uni
dad ni fin, no era aplicable á la política ni á la cien
cia, y por lo tanto no podia tener el influjo que ejer
cieron los grandes sistemas teológicos de los indios y
egipcios. Sin embargo la religion, como en todas par
tes, valia mucho en la Grecia; ella era la base de los
deberes individuales, el único apoyo de la moral: y
mientras se conservó la moralidad, el sentimiento re
ligioso fue omnipotente, Todos los legisladores grie
gos supieron aliar el interes político y religioso. La
ofensa á la religion del estado fue siempre vista como
uno de los mayores crimenes y Sócrates murió por que
le creyeron culpable de él.
No obstante, el sentimiento puramente religioso
nunca llegó á predominar. Los sacerdotes aunque
muchos y respetados nunca formaron cuerpo especial
y este cargo aunque hereditario estuvo siempre su
jeto al cargo militar.
Vamos à decir algo de las cosmogonias griegas de
cada Dios particular, de sus misterios y del culto pro
piamente dicho.
La religion de los griegos no comprendia un
verdadero sistema cosmológico. Encontramos sobre
esto algunas tradiciones vagas y oscuras, imajenes
lejanas de los dogmas orientales. Las mas importan
tes eran las de Orfeo y Hesiodo: las otras solo se dife
renciaban en algunos detalles. -

Orfeo príncipe tracio de la edad heróica fué uno


de los fundadores de los misterios de Baco. Varias
compilaciones de poesias corrian en su nombre en
tiempo de Periclés; pero ya entonces se dudaba de
su autenticidad. Algunas de esas poesias han llegado
á nosotros. La opinion mas favorable las tiene po
-172

arregladas á antiguos cantos orfeicos por Onomácri


to contemporáneo de Solon y en todo caso nos re
presenta el estado de las doctrinas orfeicas segun es
taban recibidas en la Grecia pagana.
Sea como quiera, es muy oscuro lo que sabemos
de los dogmas enseñados por Orfeo. He aqui los prin
cipios de su cosmogonia. Ante todo existia el Caos.
De alli salió el Ether lleno de tinieblas y en varios
puntos de Caos. Despues viene el Amor fuerza de
unidad y de creacion , y despues la Noche y la Tier
ra que engendra al cielo estrellado. De el Ether y del Caos
mació un huevo que corrompiéndose formó el mun
do: de alli salió un animal monstruoso con figura y
cabeza de dragon, otra cabeza de leon y entre ambas
la cara de Dios: estas tres cabezas eran Kronos, Hér
cules y Phanes. Al través de esta cosmogonia inin
teligible aparece bajo el nombre de Zeos y tambien
de Phanes un Dios regulador, supremo : y aun han
afirmado los neoplatónicos que al todo presidia una
trinidad semejante á la de los egipcios. En esos li
dros se encuentran magníficos fragmentos de himnos
dirigidos al Dios supremo, á Zeos ó Júpiter. Ademas
Orfeo admitia toda la multitud subalterna de dioses es
píritus ó demonios y héroes. Enseñaba la inmortali
dad del alma y el fin del mundo por el fuego. Es
probable que Orfeo relacionado con el Oriente fuese
uno de los que propagaron en Grecia el panteismo
del Egipto y de la India.
La cosmogonia de Hesiodo tan incomprensible co
mo la de Orfeo, es mas sencilla por cuanto todo es -
tá alli personificado y no parece que el pensa
miento del poeta esconde doctrina alguna filosófica.
Al principio fue el Caos, el primero de todos: despues
vino la tierra, morada segura de todos los inmortales
-173--

que habitan la nevada cumbre del Olimpo: y detrás


el Târtaro tenebroso sn los senos de la espaciosa Tier
ra y tambien el Amor (Eros) el mas hermoso de los
dioses inmortales, que disipa las dudas, doma en el
corazon la fiereza de todos los dioses y de todos los
hombres y da consejo. Del Caos nacieron el Erebo
y la Noche de la Noche y del Amor, el Aire y el
Dia: despues la Tierra engendró á Uranos y á toda la
serie de dioses.
No habia doctrina relativa al alma en la religion
pública de los griegos. De ninguna manera se espli
caba la funcion del hombre sobre la tierra, la natu
raleza de su espiritu etc. Sin embargo, los campos
Eliseos, el Târtaro, el juicio de Minos etc. eran tradicio
nes usuales en la mitologia, y habia una creencia ge
neral en la inmortalidad del alma. El sentimiento de
la caida y de la predestinacion para los dolores de esta
vida, en virtud de culpas anteriores, existia aunque
vago é indefinido y vino á parar en la creencia en
el fatalismo universal, en el inflexible destino tan
cundido en la antiguedad.
Segun Homero, el alma era un principio de la
sangre y se salia por las heridas. No obstante desde
esa época se esparció la idea de una doble alma
puesto que Homero habla algunas veces de héroes
cuyo espiritu se encuentra en las moradas de Júpi
ter al paso que la sombra reside en los infiernos.
Digamos ahora algo del origen de las divinidades es
peciales de la Grecia, y de la significacion que pudo dar
se al principio á su culto. Los doce dioses principales
eran Júpiter, Apolo, Mercurio, Marte, Neptuno, Vul
cano, Juno, Vesta, Minerva, Ceres, Diana, Venus.
Con motivo de estos cultos hablaremos de otros
que tienen relacion con ellos. Fuera de los doce dio
-17A

ses principales, el culto de Baco es importantísimo.


La otra caterva de dioses mo merece detalles.
Júpiter ó mas bien Zeos, constituyó el culto cen
tral, en torno del cual vinieron á colocarse todas las
demas divinidades. Varias circunstancias de su na
cimiento mitológico indican quiza su origen orien
tal. Curetes, coribantes, ciclopes, razas sacerdotales
del Asia menor y de Fenicia rodean su cuna. Esas
razas pasaron à la isla de Creta donde nació y mu
rió Júpiter y donde fue siempre muy venerado. Con
todo eso, dificil fuera afirmar que tuvo alli orígen
este culto, porque es cierto que desde los mas remo
tos tiempos, la sociedad representada por este nom
bre hizo un gran papel en la historia de Grecia : y
ya antes de los tiempos heróicos dominó todos los
otros cultos de aquel pais. Entonces fue cuando Hér
cules instituyó los juegos olimpicos é hizo del gran
templo de Júpiter en Olimpia el centro de la Grecia.
Los mitólogos han contado varios Júpiter. Parece en
efecto que su culto sufrió distintas trasformaciones. Asi
cuenta la tradiccion que el templo de Dodona céle
bre por sus oraculos y el mas famoso de los consa
grados á Júpiter despues del de Olimpia, fue cons
truido por palomas que vinieron de la Libia.
Entre los sabios, unos han visto en Júpiter al Sol
otros á la unidad astronómica del año, otros al Ether
etc. Segun las tradicciones populares, Júpiter es el
Dios soberano del cielo y de la tierra, el moderador
de los movimientos de la naturaleza, el director de
los dioses que gobiernan las diversas partes de este
mundo. Parece ser lo mismo que el Indra de los
indios, el gefe de la gerarquia inferior que preside
á los movimientos de las esferas creadas: parece que
Orfeo hace de él uno de los Dioses de la trinidad su
-175 -

prema, el Demiurgos de los Egipcios. Pero estas


ideas no estaban generalizadas.
Los cultos de Uranos y Saturno que habian prece
dido á Júpiter se acabaron poco á poco. El de Ura
nos desapareció completamente, Saturno conservó al
gunos templos de poca importancia.
Neptuno y Pluton hermanos de Júpiter y que
despues de la derrota de Saturno se habian dividido
el imperio del mundo con el gran Dios, vieron á sus
adoradores pasarse en favor de Júpiter. En la ge
rarquia celeste, Pluton llegó á ser el dominador de
los infiernos; mas nunca tuvo gran templo, ni fue
admitido al consejo de los Dioses. Neptuno fue mas
feliz: llegó a ser el Dios especial de Corinto y dis
putó Atenas á Minerva y Argos á Juno : los juegos
istmicos se celebraban en honor de aquel soberano
de los mares.
El culto de Apolo y de su familia parece haber
venido del estrangero. Latona tuvo de Júpiter á Apolo
y á Diana à quien parió en la isla de Delos. La his
toria mitológica del monstruo Tifon asemeja la de
una lucha que sostuvo este culto para establecerse.
Apolo de Delos llegó á Delfos, donde la raza heléni
ca fundó el gran templo de la federacion griega y el
tan célebre oraculo que iban á consultar los estran
geros. En el último tiempo de la mitologia, presen
ta este Dios el doble caracter de protector de la poesia
y de las artes y de conductor del Sol y Dios de la
luz. Bajo el primer aspecto, su culto está unido al
de las Musas, antiguas divinidades pelásgicas. Como
Dios del dia y director de la funcion astronómica
del Sol, está relacionado con la Aurora, las Horas etc.
Este último aspecto fue el que predominó en el
culto de Apolo : asi como este era Dios del Sol,
—176

Diana era la Diosa de la Luna reverenciada univer


salmente (1).
Marte era una antigua divinidad pelāsgica, dios de
las batallas que se encuentra en tcdos los antiguos pueblos
guerreros: no tenia templo particular.
La tradicion de Mercurio es muy confusa. Mensa
gero de los dioses, ministro de las relaciones entre
el mundo superior y el inferior, ofrece el caràcter de
uno de esos planetas que en las religiones orientales
contaban á los dioses del cielo lo que pasaba en la
tierra. Por otra parte, su nombre le hacia confun
dir con aquel Hermes antiguo legislador del Egipto
que en su alta teología era una de las primeras ma
nifestaciones del Dios supremo. En la religion vulgar
era considerado como dios del Comercio. No tenia
templo.
El culto de Vulcano estaba unido á las tradicio
nes egipcias. Dios del fuego y de las artes metalúrgi
cas entre los griegos fué confundido con el Phtah, el
Demiurgo.
Entre las diosas que hacian parte del consejo su
premo la primera era Juno. Esposa de Júpiter fué
largo tiempo su enemiga y las tradiciones recuerdan
á cada momento sus disputas. Era una de las mas
antiguas deidades pelásgicas. Se la adoraba en Argos

(1) Segun Creuzer, la fabula de Latona y de sus hijos pu


diera ser una imitacion de la de lsis y Horo, y Latona represen
taria la noche primitiva, el caos originario que dió nacimien
to al dia y a la noche temporales. Las tradiciones sobre estos
puntos son muy oscuras. Diana fué confundida alguna vez con
Héeate, diosa de la noche que hace gran papel en los libros de
Hasiodo y que despues aparece como divinidad de los caminos,
calzadas, ladrones, mendigos eto.
—177

y su cualidad de reina del cielo indica cual fue su


poder en lo antiguo.
Minerva fue una diosa importada del Egipto: sus ca
racteres eran precisamente los que se atribuian á Neith
diosa de Saís. Presidia á las ciencias y al saber: habia
dado al Attica el olivo y habia descubierto varias
artes mecánicas. Atenas le estaba especialmente con
sagrada: alli se veia su templo y Teseo habia insti.
tuido en honor suyo fiestas particulares: las Panathe
neas que recordaban al mismo tiempo la grande obra
social de aquel héroe, la reunion de los lugares de
Attica en una misma ciudad.
Vesta era una de las antiguas divinidades pelās.
jicas de la época kronica. Confundida con la Tierra mu
ger de Uranos, y de Rea muger de Saturno, vió aca
barse su culto al mismo tiempo que el de Kronos.
Hemos hablado de Diana con motivo de Apolo. Ve
nus parece ser una diosa oriental. Este mitho como el
del Amor, hijo de Venus, recuerda las doctrinas cos
mológicas del Asia sobre la pasividad primera, y el
Amor el deseo, la fuerza productora que fecundó el
universo. Los misterios de Adonis tan célebres en la
Siria, pasaron á Grecia. Los celebraban en Corinto,
donde mil cortesanas servian el templo de la diosa. Ve
nus perdió todo su valor metafísico entre las manos de
los griegos: se convirtió en diosa de la belleza y del
amor sensual, como se convirtió su culto de Asia en
escuela del mas descarado libertinaje.
Llegamos al culto de Ceres, uno de los modelos
mas importantes de la Grecia. Diosa de la agricultu
ra, civilizadora de las sociedades, habia establecido por
sí misma, segun la tradicion griega, los famosos mis-.
terios conque la honraban en Eleusis. Era hija de
Júpiter lo mas notable de su historia mitológica son
ToMo II. 12
—178

sus correrias en busca de su hija Proserpina robada


por Pluton. Se ha comparado à Ceres y Proserpina con
Isis y Horo; y sea esto exacto ó no, dificil es no ver
en Ceres la imajen de la egipcia Isis. Se celebraban en
su honor las Thermophorias, fiestas egipcias importa
das de Grecia por Danao. Pero el culto mas impor
tante que se le tributaba eran los misterios de Eleusis.
Muchos detalles suyos han llegado á nosotros. Se par
ticipaba de ellos por medio de iniciaciones sucesivas
y daban lugar á fiestas anuales muy solemnes cuya
inspeccion incumbia á los mas altos magistrados de
Atenas. Diversos órdenes de sacerdotes iniciaban; pero
nada de positivo se sabe sobre los íntimos místerios que
alli se descubrian. Se trataba del Demiurgos fabrica
dor del mundo y de una gerarquia de dioses. La
inmortalidad del alma, las penas y premios futuros,
eran uno de los dogmas fundamentales. Los ritos de
la iniciacion representaban espiaciones sucesivas. Se
adoraba el phallus y el kteis, signos de la generacion.
Acaso alli se cantaba uno de los himnos conservados
á nombre de Orfeo. Todos estos datos particulares
que han traslucido y que no nos descubren sin em
bargo el conjunto de su doctrina, prueban bien que
era egipcio y probablemente panteista. Confirma esto
un hecho descubierto por el célebre indianista Gui
llermo Jones, hecho que prueba al mismo tíempo el
influjo de la India sobre el Egipto y es que las pala
bras Kona om par que se pronunciaban durante los
misterios y que los mas eruditos helenistas no han
conseguido esplicar, son la fórmula ordinaria en que
terminan las ceremonias del culto de la India.
No fueron menos célebres que los de Ceres los
misterios de Baco en la Grecia. Muchas y varias son
las tradicciones acerca de este dios. Los antiguos las
—179

admitian diferentes. Segun la opinion comun, habia


un Baco indio que hizo grandes conquistas; despues
Osiris el Baco egipcio; por último el Baco tébano de
la raza de Cadmo, de Júpiter y Semele. Hasta despues de
una vigorosa lucha no llegó á arraigarse en Grecia
este culto venido del Oriente. Atribúyese su introduc
cion á Cadmo y Orfeo. Se honraba à este dios con
iniciaciones y misterios. Iguales se celebraban en la
isla de Samotracia. Baco recuerda el Siva de los In
dios. Las violentas carreras de las mugeres embriaga
das, los disfrazados accesos de furor que se desplega
ban en tales fiestas, la adoracion del phallus y del
kteis, los cantos y palabras obscenas que acompañaban
esas orgias, en una palabra, que han dado tanta fama
à las bacanales, pintan à ese Dios violento y destructor
de la India. Baco por otra parte era dios del vino y
en sus caracteres místicos aparece muchas veces co
mo un dios de luz con los atributos del Sol y como
fecundador del universo.
No nos estenderemos acerca de las otras divinida
des de la Grecia Las Nereidas, las ninfas de los bos
ques y montañas. Pan, Pomona, Flora, Anfitrite etc.
recibian las plegarias de los mortales. Los actos de
la vida, las virtudes, las funciones sociales tenian tam
bien sus divinidades protectoras, sus representantes
celestiales. Tales fueron la Gloria, el Pudor, la Justicia,
la Victoria etc. Por último en muchisimas partes se
adoraban príncipes de la edad heróica. Asi habia en
Sparta culto de Hércules de Castor y Polux.
El culto propiamente dicho se componia de ora
ciones, sacrificios, fiestas y varias prácticas particulares.
Se iba a los templos para orar y se hacian los votos á los
pies de las estatuas de los dioses. Frecuentemente ro
gativas comunes juntaban á todos los ciudadanos. Se
e
- º
—180

sacrificaban animales y en particular bueyes y carneros;


se hacian ofrendas de frutos, trigo, y sal etc. Se que
maba una parte de los animales con la grasa, lo
demas pertenecia á los sacerdotes ó á los que ofrecian
el sacrificio. Todas las carnes que se comian debian
haber sido ofrecidas. Muchas y brillantes eran las fies
tas de los griegos. Largas procesiones, cánticos sagra
dos, sacrificos abundantes señalaban la renovacion de
las estaciones y los dias festivos. Entre los ritos y pràc
ticas pertenecientes á la religion es de notar la adivi
nacion y el arte augural, consecuencias de la fé en los
oraculos y de la doctrina de las impurezas que parece
haber cundido mucho por la Grecia.
BELLAs ARTEs. Los resultados de la civilizacion
griega que mas encomios han merecido de los tiem
pos modernos, son los productos del arte y de la
literatura. Un -entusiasmo ciego se apoderó de los
sabios y artistas desde el siglo 15 y segun ellos la
Grecia ha dado á la humanidad el tipo de lo bello.
Ya se comienza à rebajar algo de tan injusta exage
racion: se comienza á estimar en su justo valor nues
tro arte nacional y el mas antiguo del Egipto y de
la India: y si el arte griego conserva hasta ahora su
alto lugar por la perfeccion de detalles, por lo deli
cado de la ejecucion y lo exacto de las formas, tie
ne que dejar el puesto á todas esas obras mas con
formes á su fin, que hablan al sentimiento por la in
mensidad de las masas, por las armonías del conjunto,
por las bellezas de la espresion.
No obstante, como en todas partes, en la Grecia
no tuvo el arte otro fin que grabar en los corazones
la fé de los deberes religiosos y nacionales; y bajo
este punto de vista las bellas artes influyeron mucho
en la Grecia. Desde los tiempos heróicos habia ella
—181
manifestado sus instituciones artísticas en el culto, en
la educacion, en los cantos de los bardos y en los
juegos públicos. La mayor parte de las fiestas religio- \

sas recordaban memorias politicas y la pompa de las


ceremonías exaltaba ese sentimiento. La educacion de los
hijos casi por do quiera comun, producia buenos ciudada
nos. Himnos, cantos patrióticos, elogios de los guerre
ros célebres enseñaban á los jóvenes la gloria de la pa
tria- y encendian en sus corazones los sentimientos
del honor militar y las virtudes guerreras, al paso que
las luchas y ejercicios continuos à que se daban en
los establecimientos públicos, en los gimnasios, desar
rollaban su cuerpo Bardos errantes, poetas, viajeros
y rapsodus cantaban los altos hechos de la Grecia.
Todos aprendian de memoria las rapsodias mas céle
bres, y hasta los cantos de Homero parecen ser una
coleccion de poesias de este género. Pero la institu
cion mas eficaz y que con mas fuerza obraba en pró
de la unidad griega fueron los juegos públicos, esas
fiestas religiosas á la par que nacionales á que era
convidada toda la Grecia, adonde acudian los poetas,
los artistas, los atletas á hacer jueces de sus obras à
un pueblo inmenso, donde la victoria era lo mas
glorioso que podia alcanzar un griego y daba una
nombradía inmortál. "º
El periódo de los adelantos del arte griego fué
el intermedio de los tiempos heróicos y la guerra del
Peloponeso. Atenas la mas egipcia de las ciudades
griegas fue la que mas sobresalió en las bellas ar
tes. El siglo de Periclés ofreció los progresos mejo
res y mas grandes de todas las producciones del ar
te griego; mas entonces comenzó la inmoralidad de
la Grecia. Las bellas artes en vez de espresar los --

sentimientos patrióticosya no respiraron mas que la


—182—
molicie y el deleite, y el periodo de Alejandro es el
primero de la decadencia. Esto nos lo demostrarán
algunos pormenores sobre los diversos ramos del
arte. -

La arquitectura griega era puramente religiosa


y el templo una copia del egipcio reducida y muti
lada. En el templo griego han desaparecido las di
versas capillas que formaban el interior del naos del
Egipto. Alli no queda mas que una sala de las dos
que guardan la estátua del dios, Las cercas han de
saparecido tambien : un bosque sagrado las reempla
za à veces. Al rededor del templo está el peristilo en
que se junta el pueblo: alli á la puerta es , donde se
hacen los sacrificios, Pero cuántos detalles hay mo
dificados. Las pesadas columnas, imagen de los dio
ses que sostienen la bóbeda del cielo, se han vuelto
derechas y esbeltas : el Asia menor dió una nueva
forma á las bases y capiteles: se crearon el órden
jónico, dórico, corintio, etc: pero se ha olvidado ha
ce tiempo la idea simbólica que los engendró. La pro
fusion de bajos relieves, adornos é inscripciones sa
gradas ha sustituido á paredes casi desnudas, ya no
háy. pylones, obeliscos ni largas galerias: mas el
antiguo altar de los sacrificios está en el frontis que
corona. el propyleo. El edificio en su totalidad es
pequeño y mezquino, y al perder la pesadez egip
cía, ha perdido su grandeza y gravedad. -

Esta arquitectura nació despues de los tiempos


heróicos, y como les estaban consagradas las formas
no sufrió en adelante grandes modificaciones. No su
cedió asi con la escultura. Se han distinguido en el
periodo que nos ocupa tres clases de estilos en la es
cultura griega. La mas antigua reproduce servilmente
las formas egipcias. Presenta esos, personages cuya
\ —183

tesura, posicion y movimientos son preseritos por la


misma doctrina religiosa de que proceden las artes.
Pero pronto se sacuden estas reglas: los escultores se
dan à imitar exactamente las formas del cuerpo hu
mano é introducen en el arte la perfeccion técnica.
En eso está su mayor mérito. Con todo, por mucho
tiempo pretendieron dar una espresion austera y mo
ral, y en el siglo de Periclés las obras súblimes y pro
fundas de Fidias, de Policletes se distinguian por sus
formas severas que recordaban á veces la rigidez anti
gua. Entonces, aun se creia en los dioses y en las vir
tudes sociales, y la escultura intentaba inspirar su amor
y su respecto. Luego llegó lo que se ha llamado el
buen estilo. Se dulcificaron las formas; la molicie, el
deleite y todos los goces inspiraron à los artistas. Los
filósofos dijeron á la sazon que habia un bello absolu
to, imagen y memoria del tipo á cuyo tenor habia cria
do Dios el mundo: y los artistas fieles á sus leccio
nes divinizaron el cuerpo humano. Praxiteles y Lisi
po hicieron esta revolucion en la escultura despues de
Alejandro el Grande. Los resultados técnicos adquiri
dos por los antiguos permitieron que este arte brillá
ra aun, si bien con tibio resplandor: la decadencia habia
empezado é ibaá desarrollarse bajo el imperio romano.
La pintura habia nacido en el Asia menor. Ningun
producto suyo tenemos y los procedimientos de que
se servian han dado márgen á graves discusiones entre
los modernos. Bastenos decir por testimonios de la
antiguedad, que este arte habia hecho grandes progre
sos entre los griegos, que marchó con mucha mas
rápidez que la escultura y que los nombres de Zeuxis,
Pharrasio, Timantes, Protogenes y Apeles gozaban
de una fama universal. - -

La música se cultivaba con esmero. Su inmenso


-184

influjo en la educacion estaba generalmente reconoci


do y los legisladores sabian sobrado bien su impor
tancia, para descuidar tal medio de emocion. Antigua
mente no era la música mas que el acompañamiento
de la poesia y acompañamiento obligado: todos los ver
*os se cantaban y se daba el tono y el compás con la
flauta ó la lira: asi es como los bardos recorrian la
Grecia celebrando las acciones de los héroes. La mú
sica intervenia en todas las ceremonias religiosas y
patrióticas: acompañaba à los niños desde la cuna,
los seguia à los gimnásios cuando eran hombres;
tornaba á encontrarlos en los teatros, en las fiestas
y principalmente en la guerra. La música primiti
va era grave y séria. Se distinguian tres tonos
que se aplicaban á diferentes circunstancias: el
dórico, fuerte y magestuoso para los himnos bélicos;
el lidio, triste y dolorido para los cantos elegiacos; y
el frigio para los cánticos sagrados. Esta música pri
mitiva era poco variada y estaba muy sujeta á reglas;
empero al llegar la época de la desmoralizacion, se
inventaron nuevos instrumentos ; se añadieron nue
vas cuerdas á la lira. Entonces abandonando la mú
sica á la poesia se hizo como todas las bellas artes, ins
trumento de goces egoistas; Aristóteles se queja a mar
gamente de la decadencia á que habia llegado en su
tiempo y de los innumerables abusos que enjendraba.
Por lo demas, no se crea que la música hubiera
sido capaz de impresionar à un oido moderno, ape
sar de su completa teoría cuyos fragmentos han lle
gado á nosotros. La octava se dividia en 24 partes
iguales: era imposible la armonía ; y la melodía que
giraba sobre cuartos y tercios de nuestros tonos, hubie
ra sido imperceptible para nosotros.
Llegamos á la literatura. Ya hemos hablado de los
bardos, primeros cantores de la Grecia. Los mas an
tiguos son Orfeo, Lino, Tamyris, Olen, Museo, An
fion etc. Han llegado á nuestros dias algunos de sus
fragmentos y luego encontramos á los grandes poetas
Homero y Hesiodo. Dos grandes poemas de aquel
existen; pero se ha suscitado entre los sabios una cues
tion de las mas graves, que todavia no se ha resuel
to: ¿era Homero un personaje real y la Iliada y la
Odisea son poemas epícos compuestos por él? O bien
¿ no son mas que fragmentos de cantos heróicos ó de
rapsodias antiguas recojidos posteriormente? Podero
Sas razones militan á favor de ambos sistemas. De
cualquier modo que sea, es cierto que desde muy
temprano eran recibidas universalmente en Grecia la
personalidad de llomero y la unidad de sus poemas. Se
gun la tradicion, Licurgo fue quien los recojió en el Asia
menor y los vulgarizó entre los helenos. Nadie igno
ra la alta fama de estas composiciones. Ejercieron una
influencia inmensa en la Grecia y aunque acaso los
monumentos literarios de la India los destronen, hasta
ahora se les puede considerar como la produccion
mas notable de la antiguedad.
Las poesias de Hesiodo son muy inferiores bajo
el aspecto literario, y sin duda sucedió lo mismo à
otros poemas de igual época, los cyclicos. El conjun
to de aquellas poesias formaba el círculo de toda la
historia heróica de la Grecia. Por desgracia de la his
toria todo eso desapareció.
La poesia lírica nació en los templos y en la guerra.
Aqui todavia el fin del arte era solo exaltar las creen
cias religiosas y patrióticas. No tardó en suceder lo
contrario. En el Asia menor fue donde primero tra
taron de cantar otra cosa que los dioses, la guerra y
los héroes. Las pasiones y placeres humanos llegaron
-186

à ser objeto de sus poesias: el amor, el vino, los


festines fueron celebrados por ellos. Archiloco, Alceo,
Safo, Anacreonte, Simónides que sucedian à los líricos
mas antiguos, Tirteo, Terpandro, Arion introdujeron este
género que progresó mucho, apesar de la resistencia
hecha por varios poetas griegos imbuidos aun de los
antiguos sentimientos, Pindaro entre ellos. La poesia
heróica se perdió en la masa de diversas poesias y
formas que nacieron por todas partes. Con ella pere
dió el sentimiento moral de la Grecia. Algunos gran
es nombres brillan aun, como el de Corina, pero no
tardará esta rama del arte en desaparecer con las
demas.
El drama griego debe su origen á las fiestas de
Baco. Las graves ceremonias que se celebraban en
honor de ese dios, crearon la tragedia, lo mismo que
alió la comedia de las groseras farsas que represen
taban en aquella época los habitantes del campo. Ate
nas vió nacer ese arte y le conservó. En tiempo de
Solon principió á desarrollarse. Una porcion de
poetas ilustraron la tragedia: de todos, solo Eschylo,
Sofocles y Euripides han llegado á nuestros dias. El
pensamiento dominante de la tragedia griega es la fata
lidad, el destino inevitable contra que luchan los
hombres en vano. Esta es la idea que revestida de
todas las formas sentimentales que permitia el asunto,
se vé reproducida en todas las historias heróicas. Ruda
y grosera aun en tiempo de Eschylo la tragedia re
cibió toda su grandeza de Sofocles profundamente
imbuido del sentimiento moral y nacional. Euripides
aunque lpo de poesia ya fue dudador y sentencio
so. En pos de él pereció la tragedia.
La comedia tuvo tres periodos, El primero, el del
º

chiste mordaz, grosero á veces y personal siempre:


—187

Aristofanes fué su corifeo. Despues se desterraron del


teatros las personalidades: la comedia perdió su sal y su
efecto: luego se levantó contentándose con ridiculizar
los vicios y los errores. Menandro creó este género y
brilló en él; mas nada conservamos de ese tiempo.
La prosa no entra tanto como la poesia en el cam
po de las bellas artes. Fue rica y floreciente en Ate
nas. Dos partes sin embargo se refieren á las obras
de educacion, la historia nacional y la elocuencia. Los
primeros historiadores fueron los logógrafos que re
cogieron en el ciclo épico las antiguas tradiciones.
Despues hubo varios historiadores de los cuales hay
fragmentos: los mas célebres son Hecatéo de Mileto y He
lanico de Mitilene. Herodoto es el mas antiguo de
quien se conocen las obras. Quiso escribir la histo -
ria del gran triunfo de los griegos sobre los medos
y dió al mismo tiempo el origen y hechos de todos
los pueblos que tomaron parte en la lucha. Siguieron
le Tucidides y Jenofonte autores de su historia con
temporanea. Otros muchos menos célebres escribie
ron tambien entonces, pero solo existen fragmentos
de ellos.
La elocuencia hizo gran papel en las ciudades de
mocràticas. Los mas grandes oradores tuvieron á Ate
nas por patria. Pisistrato, Temístocles, Aristides, Pe
riclés, Alcibiades y mas adelante Isocrates, Eschilo,
Demóstenes gobernaron el pueblo con la mágia de
su palabra. Desde muy temprano tuvo la elocuencia
su teoria completa y siempre la estudiaron los que
quisieron dedicarse à los negocios públicos.
CIENCIAs. Los griegos hicieron con respecto á las
doctrinas egipcias un trabajo semejante al de los filó
sofos indios con respecto a las antíguas creencias de
su propia patria. Los griegos aceptaron los princi-.
*. —188

pios egipcios y dedujeron de ellos las consecuencias


cientificas; y en esta elaboracion se encontraron con
los indios de una manera tan admirable que pudiera
casi creerse que algunos de los sistemas del Oriente
pasaron enteros al Occidente y à la Grecia.
Empero los Griegos no trabajaban con tantos ele
mentos como los filósofos indios. Es probable que
solo tomaron los principios generales de sus siste
mas de las doctrinas orientales: estos principios uni
dos á las nociones morales y religiosas que les ha
bian enseñado en su juventud, y las tradicioues po
pulares sin su primitiva significacion ya, eran todos
los materiales de que podian servirse (1). Asilos datos
generales de la filosofía griega quedarou vagos é in
ciertos y nunca llegaron las doctrinas á resultados
tan positivos y determinados como los sistemas indios.
Verdad es que casi no conocemos de aquella época
mas que las obras de Platon y Aristóteles y algunos
fragmentos de otros. Verdad es tambien que hubo
casi siempre doble doctrina: una esoterica ó interior
comunicada siempre á los discípulos mas íntimos: y
otra exoterica ó publica que es la que conocemos.
Con todas estas razones de duda parece cierto que
las ideas de los griegos en materia filosófica eran
poco fijas y muy superficiales: lo qne prueba la os
curidad de sus doctrinas y lo poco que adelantaron:
Aristóteles fue el primero que se libertó de este de
fecto. * -

sºs . -

(1) Sobre lá filosofia griega véase 5 Bruker, Historia crítica


filosófica. Ritter, Historia de la filosofia trad, del Alemand. t. en
8. º Paris 1856. Tennemann, Manual de la historia de la filo
sºfía. Traducida al francés por M. Cousin, 2 t. en 8. º 1859.
—189

En el Asia menor principiaron los ensayos filo


sóficos de los griegos. El problema planteado era la
esplicacion del mundo visible, que se intentó por me
dio de una teoria sobre los elementos de que cons
taba el mundo: tal fue el objeto de las primeras inves
tigaciones.
Tales de Mileto, primer filosófo griego fundó la
escuela jónica. Sentó como hipótesis que el elemento
acuoso era el principio del muñdo. Admitia una
za activa residente en ese principio y que daba oti
º
gen à todos los cuerpos. Sus discípulos Anaximandro
y Anaximenes tomaron la cuestion por el mismo pun
to de vista. Segun el primero, habia un elemento
infinito divino, inmutable y eterno; pero causa y sugeto
de todos los cambios hechuras y destrucciones. Todo sa
lia del infinito y tornaba á él. Ana ximenes al contrario
velvióá la teoria elemental y tuvo al aire por elemento
primitivo y universal. Por entonces Pherecydes de Siros
recordaba una de las antiguas cosmogonias, Júpiter ó
el Ether con el tiempo y la materia formaban el caos
primitivo. Fecundado este por el amor salido de Jú
piter, dió lugar à la Tierra. Pherecydes es célebre
principalmente por haber sido maestro de Pitágoras
de Samos que abrió un nuevo camino filosófico éin
fluyó mucho en los griegos posteriores.
Habia viajado Pitágoras mucho y sobre todo por
Egipto, tanto que vulgarizó en Grecia aquellas doc
trinas que aparecen en sus obras tan completas y cla
ras que es imposible desconocerlas.
Del Egipto tomó la idea de un Dios universal,
de un todo panteista de que emanaba toda criatura:
su esplicacion cosmogónica descansaba en elementos
cuya base eran los números; aparece muy obscura
y por decirlo asi incomprensible en los fragmentos
que existen. Esta teoría de los números dió margen
á muchos hallazgos en astronomía, aritmética, geome
tria y música. Alli se enumeraban las propiedades
de la dualidad de la unidad del número tres etc. El
uno y el dos constituian la unidad que esplicaba
la existencia de todas las cosas. Segun Pitágoras, los
dioses , los demonios, los héroes no eran otra cosa
que emanaciones del Dios supremo, asi como las al
mas humanas. Recorrian éstas diversas séries de
cuerpos y despues de haberse purifieado volvian á
entrar en el mismo Dios eterno. El mundo se com
ponia de Diez cuerpos celestes, entre los cuales esta
ba la Tíerra girando al rededor del centro del mun
do morada de la unidad divina.
El sistema metafisico y cosmológico de Pitágo
ras no era sino la base de su sistema moral. Quiso
organizar una institucion semejante á la de los sacer
dotes egipcios destinada á proporcionar á los indivi
duos el medio de llegar à la perfeccion moral. Estable
ció al efecto en Crotona una comunidad compuesta
de sus discípulos, comunidad que snbsistió hasta que
circunstancias políticas la destruyeron. Los príncipios
morales que Pitágoras puso en práctica eran tomados
del Egipto y tenían la mas estrecha relacion con los de
los filósofos indios. Como ellos, creia Pitágoras que el
fin del hombre era la sabiduria y que esta consistia
en el conocimiento del Ser: por ella se hacian los
hombres semejantes à Dios, se identificaban con él.
Como los filósofos indios Pitágoras proscribia los sa
crificios de todo lo animado: estableció ritos de ablucío
nes y purificaciones de Egipto. Quisó ademas que
reinase entre sus discípulos una igualdad perfecta ba
sada sobre la amistad, la mayor de las virtudes; por
supuesto que esa igualdad no podia estenderse mas que
--191—

à aquellos cuyo nacimiento y riquezas les permitiera


darse á la vida contemplativa: á sus alumnos les pro
hibia severamente dedicarse á oficios viles: el institu
to de Crotona tenia esclavos para el servicio material
de la casa. -

Salieron de Pitágoras varias escuelas que siguieron


principalmente las teorias ontológicas. Hubo sistemas
casi idénticos á los que acompañan al Vedanta india
no. Varios puntos particulares de la doctrina pitagó
rica fueron esclarecidos por Empedocles. E" fue quien
definitivamente introdujo en la ciencia antigua la teo
ria de los cuatro elementos, tierra, agua, aire y fuego.
Presento á nueva luz la doctrina de los dos principios
opuestos, el uno de atraccion origen de las simpatías y
cohesiones en la naturaleza, de los sentimientos amor,
amistad etc. en el espiritu humano: el otro de re
pulsion que al dar lugar á separarse los elementos,
formó al mundo actual. Tambien desarrolló la teo
ria de la naturaleza del alma y de sus trasmigracio
mes. Ademas de Empedocles dos escuelas célebres tie
men relacion con Pitágoras la de Elea y la atomística.
La escuela de Elea fundada por Jenofonte seguida prin
cipalmente por Parmenides y Zenon de Elea, reproduce
muy á las claras el principio fundamentalde la filosofía
protestante de la India. Nada existe en realidad mas
que el Ser absoluto e infinito: el mundo fenomenal no
es mas que una ilusion. Dios es eternamente uno é inmóvil,
no existe el movimiento: hay una doble nocion; la que
percibe el espiritu y que es la sola real, y otra dada
por los sentidos y que no tiene por objeto mas que
las esterioridades. Por medio de una dialectica suti
en estremo probó à demostrar matemáticamente estos
principios: concluyó la imposibilidad absoluta del
movimiento.
—192

La escuela atomistica tambien reprodujó de una


manera no menos chocante el sistema materialista de
la India. Leucippo admitió que una parte del espacio
estaba lleno de materia compuesta asi mismo de āto
mos, es decir de particulas indivisibles sumamente
pequeñas. Todas las cosas son resultado del movimien
to de la reunion y de la separacion de los átomos.
Demócrito desenvolvió esta teória: determinó las pro
piedades esenciales de los átomos, su modo de moverse,
la manera de que resultaban las operaeiones intelec
tuales etc. Ambos proclamaron la fatalidad universal.
Otros filósofos vivieron en igual época buscando
siempre el principio elemental del mundo y la gene
racion de los fenómenos. Tales fueron Heráclito de
Efeso discipulo de los de Pitágoras: Anaxagoras de
la escuela de Jonia que importó el primero la filo
sofia en Atenas y que el primero tambien distinguió
el espíritu motor de la masa , de los elementos ma
teriales cuyas combinaciones formaban el mundo. Ta
les fueron igualmente Diógenes de Apolonia: Arche
lao, maestro de Sócrates y algunos otros. Reinaba
al mismo tiempo una mania peligrosa, la de hablar y
razonar sobre todo sin conviccion, de probar el pró
y el contra. La escuela de los Sofistas, los mas cé
lebres de los cuales fueron Gorgias, Protágoras, Prodico
é Hippias iba á destruir con vanas sutilezas hasta
el sentimiento que debia engendrar trabajos ulteriores.
Sócrates abre un nuevo periodo en la filosofia
griega. Hàcese una revolucion fundamental en Atenas
centro ya de la actividad política y de las bellas ar
tes en la Grecia y que iba á convertirse en centro de
la filosofia y de la ciencia. La reforma que Sócrates
introdujo fue relativa al modo de plantear las cuestio
nes; mas dominó toda la filosofia posterior.
—193

Hasta entonces se habian dado principalmente á


investigaciones cosmogónicas: ante todo se habia
probado á esplicar los fenómenos del mundo: se pen
saba poco en el hombre y la ley de su actividad: y
aunque instituyó Pitágoras una comunidad de inicia
dos, su escuela habia descuidado la teoría moral. Só
crates colocó la filosofía en su verdadero terreno: le
asignó por fin la sabiduria, es decir, el conocimiento
del modo de conducirse bien en el mundo: asi diri
gió los espíritus hacia la práctica y devolvió á la mo
ral el rango que le pertenecia. Todo su sistema parte
de este punto de vista : no examinó los atributos ele
mentales del Ser primitivo, ni las leyes de la forma
cion de los mundos: pero admitió un Dios supremo y
una gerarquía de dioses inferiores encargados de go
bernar este mundo previendo y dirigiendo las acciones
humanas, fundadores de las leyes y de las sociedades,
Por iguales causas enseñaba que el alma era inmortal.
Sócrates reunió en torno de sí la flor de la juven
tud griega y en todos los sistemas que le siguieron se
traslució su influencia. Es verdad que no cesaron
como él de ocuparse de metafísica y ontologia: ve
remos que en cuanto á esto hubo tentativas nuevas
y brillantes: tambien se trabajó mucho en la lógica y
demas partes de la filosofia pero sobresalió la moral
y todo nuevo sistema la tuvo siempre presente.
Muchas son las escuelas fundadas por los discípu
los de Sócrates: mas fácil serà clasificarlas por su
importancia. Dos hombres representaron el apogeo de
la ciencia griega, Platon y Aristóteles. Reasumieron
y coordinaron las teorías mas perfectas y los descu
brimientos mas importantes, Antes de esponer los
trabajos de estos dos grandes genios, digamos algo de los
otros filósofos.
ToMo It. 13
—194—

Los discípulos de Sócrates siguieron cada uno una


senda particular desenvolviendo un punto especial de
su doctrina. Asi sin ocuparnos todavia de la Academia
cuyo gefe fue Platon, Antistenes fundó la escuela
cínica: Aristipo la de Cirene; Pyrrhon el scepticísimo; Eu
clides la escuela de Megara; Phedon la de Elis y Mene
demo la de Eretria.
No ignoraba Sócrates la distincion hecha por los
eleaticos entre la ciencia pura y absoluta del espíri
tu, y los conocimientos que se adquieren por los sen
tidos: y sin pronunciarse positivamente se inclinaba á
una moral de contemplacion solo espiritual y cuya
idea no venia de los sentidos. Los cínicos en especial
siguieron esta idea y fueron los representantes grie
gos de la moral ascética. Trataron de realizar la in
dependencia completa del espíritu, respecto de la ma
teria y sin someterse á las severas prácticas de los
filósofos indianos prescindieron de sus necesidades
materiales en cuanto les fue posible. Diógenes fue el
mas célebre sectario de esta escuela que duró poco.
Pyrrhon avanzó mas en este camino. Admitia que
solo la virtud, es decir la perfecta tranquilidad de
ànimo, tenia valor: pero sin fijarse en la idea moral,
siguió el camino metafísico de la escuela de Elea y ne
gó la realidad de toda ciencia basada sobre los fe
nómenos esteriores. Fué el verdadero fundador de la
escuela escéptica que hizo despues grandes progresos.
Aristipo por el contrario se forjó una moral bajo el
punto de vista de las impresiones del mundo esterior
y sentó el placer y el dolor como único movil de las
acciones humanas, como sola regla de moralidad.
La escuela de Megara, Elis y Eretria tuvieron corta
duracion: se dedicaron al cultivo de la dialéctica si
guiendo la antigua escuela de los sofistas.
—195

Los principios de que Diógenes y Aristipo se ha


bian hecho campeones se desenvolvieron luego mucho
y crearon dos célebres escuelas, el Stoicismo y la doctri
na de Fpicuro que espondremos luego: Zenon de Cit
tium fundador de la escuela stoica probó á reducir
à sistema sólido y definitivo el panteismo, que tiempo
hacia trabajaba en silencio al espiritualismo griego. Cons
truyó su sistema bajo el aspecto de la moral cínica, si
bien negando las consecuencias que habia sacado Pyr
ron del panteismo primitivo, es decir la duda rela
tiva à la realidad del mundo fenomenal que concluia
en la escuela esceptica por la imposibilidad absoluta
de toda afirmacion. Segun los stoicos, habia la mate
ria y un espiritu motor y vivificador esparcido por
todas sus partes, ama'gamado con ella y causa de
todos sus movimientos. Este espiritu era Dios; y to
do lo que tenia vida en este mundo era una ema
macion divina, una porcion de Dios, quien por lo
demas no tenia existencia separada de sus manifesta
ciones. Las leyes de la naturaleza fatales y necesarias
regian inevitablemente los movimientos de la actividad
suprema y en su consecuencia todos los fenómenos
del mundo. La razon revelaba estas leyes al hombre:
el someterse á ellas voluntariamente constituia para él
la virtud y la libertad. Habia mal moral cuando las pa
siones turbaban y oscurecian la razon; por lo que, debia
el hombre dominar sus pasiones y buscar la indiferen
cia absoluta. Grave inconsecuencia era de parte de los
stoicos admitir la existencia del mal moral; porque cuan
do todo es necesario, todo es bien: el primer sistema
sceptico que miraba como ilusion á todo el mundo fe
nomenal era en esto mucho mas lógico y riguroso.
Epicuro no hizo mas que renovar el sistema de
Aristipo, añadiendole algunos adelantos. Sentó como
—196—.

fin del hombre y supremo principio de lo moral la


felicidad, que hizo consistir en los goces sensuales,
especialmente en la ausencia del dolor, en la satis
faccion de todas las necesidades, y en la tranquili
dad del alma. Como esplicacion cosmogónica, acep
tó la teoria materialista de los átomos propagada en
Grecia por Leucipo y Demócrito. Epicuro tenia po
cas pasiones y necesidades y su vida fue honrada: mas sus
discípulos llevaron las doctrinas hasta sus últimas
consecuencias y con ellas se justificaron los abomina
bles desórdenes de que fue despues teatro el mundo-ro -
1310,

Llegamos á los dos grandes genios de la antigüedad


Platon y Aristóteles. Platon amigo y discípulo de Sócra
tes hombre noble y generoso, de imaginacion viva y de al
tas inspiraciones poéticas se alejó de los caminos se
guidos por los demas discipulos de Sócrates y fue so
lo el verdadero continuador de su maestro. Como él, con
sideró la mcral bajo el punto de vista práctico y des
echando á la par las doctrinas que inmovilizaban al
hombre en un panteismo espiritual, y las que le en
tregaban á la vida instintiva de las bestias, teorizó
los sentimientos morales que la educacion habia de
positado en su alma y dedujo sus consecuencias so
ciales y políticas. Mas en lo que hace á la ontologia
y filosofia especulativa Platon fué mucho mas allá que
Sócrates. Planteó una teoria general de Dios, del
mundo, del alma humana : la lógica, la geometria, la
dialéctica hicieron parte de sus profundas investiga
ciones : mucho tomó de Pitágoras, sobre todo de an
tiguas tradiciones, y se formó asi un sistema, gran
parte del cual pertenecia á las ideas egipcias; pero que
recordaba tambien las cosmogonias tradicionales de
la Grecia. Al principio existia el Ser supremo infinito,
eterno, y la materia, caos incoherente que se movia
con violencia y desorden. Dios tenia en sí la razon
suprema, el logos primitivo, idea formal y tipo de
toda creacion. Mas esta creacion. ó mas bien coor
dinacion de la materia no pudo ser exactamente con
forme á la ta idea de Dios por la resistencia del
caos. Despues en la doctrina platónica viene la muy
oscura historia de la creacion de los espiritus infe
riores, del alma del mundo, de los dioses, de los
demonios que llenan el aire, de los héroes. El hom
bre es un angel caido, que espera mediante los do
lores de esta vida volver à la patria celestial, que
ha dejado. Las ideas primitivas de su razon son los
confusos recuerdos de aquel conocimiento sublime
que le hacia antes participar de razon divina. Ape
sar de los números escritos de Platon que nos restan,
es todavia muy dificil la esposicion de su sistema,
cuyos puntos principales en su mayor parte han da
do margen á graves díscusiones. Los conocemos mas
por las relaciones posteriores de los neoplatónicos,
quienes se cree los desnaturalizaron para adaptarlos
á su propio sistema
Platon fundó una escuela que con el nombre de
Academia propagó por algun tiempo las ideas del
maestro. Mas cuando el estoicismo se asentó dogmá
ticamente, ella atacó sus principios y la polémica la
llevó à terreno bien diverso que el de Platon. Re
sucitó aunque debilitada la skepsis de Pyrron y se
empeñó en que no era posible probar cosa alguna
de un modo absoluto. Arcesilao fué el fundador de
aquella nueva Academia. Cada vez se modificaron mas
estas doctrinas: hubo hasta otras cinco academias.
Carneades de Cirere, Philon de Larissa y Antioco de
Ascalon hicieron las últimas variaciones.
—198

Aristóteles fué tambien discípulo de Platon; mas se


apartó pronto del maestro, y fundó una escuela suya,
la de les peripatéticos. Aristóteles presenta un caracter
peculiar en la filosofía griega. No ya viene á plantear
un sistema especial desenvolviendo un dato particular:
sino que se presenta como el elaborador de las ideas
adquiridas, como el ordenador metódico de la antigua
ciencia. No porque le falte originalidad, no porque no
enriquezca esa ciencia con muchos é interesantes des
cubrimientos; sino porque su genio le inclinaba mas
á la sistematizacion, hacia el sentimiento de la unidad
y del órden científico. Dotado de una inteligencia rara,
pensador profundo y sutil, trabajador incansable,
Aristóteles abrazó todos los ramos de conocimientos
posibles en su tiempo, en todo creó una teoria po
sitiva, en todo escudriñó los detalles, desarrolló las con
secuencias de los principios y constituyó el sistema
completo de la ciencia. Fue el verdadero enciclope
dista de su época. Hizo investigaciones sobre la fi
losofía propiamente dicha, la física, la astronomía, las
matemáticas, la fisiologia, la historia natural, la re
tórica, la poética, la economía, la política: dejó trata
dos acerca de cada una de estas materias y todas las
refundió en el crisol de su genio. Los muchos cono
cimientos de Aristóteles, la multitud de pormenores
nuevos y de observaciones minuciosas de que están,
llenas sus obras hacen creer con razon que tantos re
sultados científicos no fueron fruto de su solo tra
bajo, sino que en bastantes materias fue el mero
conducto por donde penetró en Grecia la ciencia in
diana. En efecto, Alejandro el grande habia sido dis
cípulo de Aristóteles; y aquel no menos amigo de
la ciencia que de las conquistas habia recogido en
sus viages todos los hechos y trabajos que pudieran
-
-199

interesar á su maestro. Asi es que le envió una por


cion de animales con cuyo auxilio hizo Aristóteles su
historia natural: le mandó tambien las tablas astronó -
micas de los caldeos. Es tradicion local de la parte de
la India que recorrió Alejandro como conquistador,
que hizo traducir tratados de filosofía indiana y se
los remitió al filósofo de Stagira
Aristóteles fue hombre frio y positivo: ningun
arranque de sentimiento ó de imaginacion vino à en
cender en él aquella fé en las tradiciones antiguas
con que habia fundado Platon su sistema teológico.
Aristóteles se propusó hacer la filosofía de la natura
leza, esto es, del mundo fenomenal que sentia y
miraba. Quiso estudiar su esencia íntima y propie
des fundamentales. Bajo este punto de vista, trabajó
con una sutileza à veces impenetrable las ideas de ser,
materia, forma, mudanza, privacion, movimiento, cau
sa eficaz, causa final, tiempo, espacio, finito, infinito
etc, etc. Llegó à la afirmacion de un motor primiti
vo y supremo, eterno é incorruptible, cuya esencia
era la actividad, y à la de una causa final que de
termina todos los movimientos. Este era el dios de
Aristóteles; mas le confundia con la naturaleza; por
que como dios la materia era eterna para él lo mismo
que la ley de sus movimientos: y fue acusado de ateis
mo por sus contemporaneos. A ejemplo de otros mu
chos filosofos tenia una enseñanza privada y otra pú
blica: esta es la que conocemos. En ningun sucesor
de Socrates ejerció la moral menor influjó sobre la
totalidad del sistema.
Aristóteles acaba el desarrollo de la verdadera fi
losofía en Grecia. Aunque anterior á Zenon, á Epicuro
y á la nueva academia no por eso debe dejarse de con
siderarle como el último de la serie; pues que aque
—200
llos filósofos no hicieron mas que reproducir ó modi
ficar los sistemas ya existentes, al paso que los traba
jos de Aristóteles ofrecen la enciclopedia completa y
última de la ciencia griega. Mas adelante apareció
una nueva teoría cuando Ptolomeo trasladó á Alejan
dría el trono de la ciencía y hubo Roma reunido ba
jo sus leyes el mundo occidental. Mas este último pro
ducto científico de la antiguedad no fué esclusiva
mente griego: y si bien se deba á ellos en particular,
fruto fue de un vasto sincretismo à que todo el mundo
J
conocido y mas el Egipto y el Oriente llevaron su
parte.
Echemos ahora una ojeada sobre los resultados mas
importantes de la ciencia griega.
Las cuestiones del modo de conocer nuestro, de
la lógica de los métodos, ocuparon desde luego á los
griegos. Su mismo punto de partida los llevaba á ellas
y se planteó terminantemente el problema entre la es
cuela de Elea y los partidarios de los àtomos. Segun Par
menides, hay dos especies de conocimientos: uno real
el sentimiento del ser puro, idea única y absoluta de
la razon: el otro falso y engañoso, dado por los senti
dos. Los atomistas por el contrario, admitian que imá
genes corporeas sútiles se desprendian de los objetos
é iban á afectar el alma y que este era el origen de
todo conocimiento.
Epicuro aceptó las bases de tal esplicacion. Cuando
apareció el pirrhonismo la discusion tomó otro carac
ter. Se preguntaron si era posible algun conocimiento
y hubo escuelas dogmàticas y escépticas. Los stoicos,
para quienes el alma era inseparable del cuerpo, à
fin de libertarse del scepticismo hicieron à la sensa
cion origen de todas las ideas. Pitàgoras y Platon
establecieron la teoría conforme á la doctrina de la
—201—

caida. Segun ellos el alma humana poseia nociones


puras, espiritualistas, recuerdos de un mundo anterior;
estas eran las ideas de Platon, los números de Pitàgo
ras, formas esenciales y ejemplares de las cosas, toma
das de la razon del mismo Dios infinito. Los sentidos
nos proporcionan los suficientes conocimientos para
conducirnos aqui bajo: pero son siempre inciertos é
incompletos. En cuanto á Aristóteles parece que coloca
ba el origen de las ideas en las imágenes, en las for
mas que las sensaciones han impreso en nuestra alma,
mas admitia una facultad especial del alma destinada à
modificar estas impresiones. Muy oscuro es este punto
de su doctrina y pocos hay que hayan dado margen á
tantas disputas.
Los griegos llegaron á resultados muy importan
tes en la lógica y en los métodos. Ya en tiempo
Sócrates, los sofistas habian creado el arte de
la dialéctica , esto es, el arte de discutir. Su
geto este á reglas y con determinadas formas
tomó bajo la influencia de Sócrates, un giro mas cien
tifico y se desenvolvió principalmente en la escuela de
Megara. Despues fue considerado como parte integran
te de la lógica. Platon y Aristóteles sobre todo, fijaron
los métodos y obtuvieron resultados positivos que han
conservado siempre su valor. Platon espuso la teoria de
la definicion, de la division, de la inducion, del méto
do por absurdo; Aristóteles desenvolvió la teoría del
silogismo en que hacía entrar todcs los modos de ra
ciocinio. Su trabajo en este punto prueba una fuerza
de talento y de sutileza admirables.
En metafísica pura echo tambien Aristóteles los ci
mientos en que se apoya la ciencia de nuestros dias.
Las teorías del arte, de la sustancia, del accidente, de
la causa, de la potencia, del acto, todas son suyas. En
—202

estas materias como en lógica, mucho debió á los in


dianos. Como ellos arregló en categorías todas las no
ciones posibles del ser; pero su division difiere algo
de la de aquellos.
No volveremos ya á los sistemas ontológicos y
teológicos de la diversas escuelas; mas la teoria del
alma merece alguna atencion. Para los atomistas y
stoicos no era el alma mas que una partícula ma
terial á la cual negaban la inmortalidad. Pitágoras y
Platon se acercaron á la ciencia indiana fundada en la
doctrina de la caida. Pitágoras admitia una alma ani
mal, fuerza instintiva y orígen de las pasiones bru
tas (thimos) situada en el corazon y una alma espi
ritual, órgano de las altas ideas de la razon (nus,
phreú) cuyo asiento es la cabeza. Platon admitia es
tas dos almas mas no la tercera (psiché) que algunos
autores atribuyen á Pitágoras dotada de sentimiento
vínculo entre el phrei y el thimos y en especial ór
gano del valor, de las pasiones elevadas. Platon dí
vidia los hombres en varias clases, segun que predo
minaba en ellos una ú otra de esas almas. Para am
bos estaba el alma espiritual colocada en este cuer
po como en un sitio de espiacion y tenia que puri
ficarse por medio de emigraciones sucesivas. Por lo de
mas, estas doctrinas estan emitidas con mucha obscuri
dad. Todavia es mayor la confusion en Aristóteles. Sin
admitir de cierto varias almas distintas él, que solo
aspiraba a hacer la teoria de la fuerza motriz pro
pia del hombre y que acaso no creia en la inmor
talidad del alma, reconoce en aquella fuerza distin
tos modos de actividad especial y dístingue con el
nombre de facultades, almas y hasta vidas el con
junto de fuerzas de las vidas vejetativa, sensitiva é
intelectual.
—203

La moral pràctica , la única que puede conser


var à las naciones, es decir los deberes del indivi
duo hácia la ciudad, sus ciudadanos y su familia, co
mo hemos visto en la historia política de la Grecia,
estaba grabada en el alma de todos por la educacion
y garantida por las leyes sociales. El pueblo creia
en ella á ciegas. Las tradiciones populares atribuian
justamente su origen á los dioses. La religion del es
tado la consagraba todos los dias: empero estas creen
cias no bastaban para establecer filosóficamente la mo
ral: porque nada probaba con evidencia una revela
cion divina, los sentimientos patrióticos solo se apoya
ban en sí mismos y el fin egoista de cada ciudad aun
debió engendrar la idea de que la sociedad no tenia
otro que el bien de los individuos. Aquel fue con
efecto el punto de partida de la filosofia moral de
los griegos, y como apenas se conocian en Grecia el
dogma de la caida y la creencia en la inmortalidad
del alma, todos los filósofos dieron por blanco á la
moral la felicidad del hombre sobre la tierra.
Con semejante dato, lo mas sencillo era concluir
por el contentamiento de todas las pasiones, de todos
los deseos que agitan el corazon del homhre, ó al
menos por la doctrina del interes bien entendido. Y en
esto vinieron à parar los atomistas, la escuela de Cirene
y el célebre Epicuro. No sucedió asi con los demas filó
sofos. A la verdad que para todos no fue la moral mas que
un medio de bien individual. Mas, por una parte, la doc
trina india de que el fin del hombre era la fé ó la
ciencia parece haber penetrado en Grecia: asi mu
chos como Pitàgoras, Sócrates, Platon, Aristóteles pro
clamaron que la felicidad del hombre consistia en el
conocimiento en la ciencia perfecta: otros tales como
los eleaticos, pirrónicos y stoicos, exigian una total
—204—

indiferencia respecto de las esterioridades fenomena


les. Por otra parte, formularon en reglas prácticas
la moral trasmitida de sus padres y la establecieron
como medio de felicidad. Esta teoría practica descan
saba por lo comun aun entre los partidarios del
interes bien entendido, sobre cuatro virtudes funda
mentales: prudencia, fortaleza, templanza y justicia.
Esta última consistia en dar à cada uno lo suyo,
segun las ideas recibidas de la antiguedad; aunque
no suponia en manera alguna la igualdad ó la caridad;
Aristóteles fue quien mas se alejó de esta division
general. Para él consistió la virtud en un medio ra
zonable entre los dos estremos, entre la temeridad y
la cobardía, la intemperancia y la frugalidad, etc.
Admitia siete virtudes capitales. Por lo que hace á
los preceptos positivos de moral dados por esos filo
sófos, en nada se apartaban de los enseñados a todos
en las escuelas públicas, ó en los misterios religiosos.
La política fue objeto de estudio para muchos fi
lósofos griegos: sobre ella nos han quedado impor
tantes tratados de Aristóteles y Platon. Estos como en
todas las cosas no salieron de los datos generales de
su tiempo, y en política los hechos de entonces fueron
la base de sus paradojas ó de sus adelantos. Platon
lanzó una osada hipótesis, solo que era falsa é imprac
ticable en todo lo que se apartaba de las opiniones
comunes. Segun, su teoria psicologica habia en el
hombre tres almas y el estado perfecto del individuo
era aquel, en que unidos la razon á los sentimientes
nobles dominaba á el alma de las pasiones brutales.
Del mismo modo la sociedad humana se compone de
hombres en cada uno de los cuales predomina una
de las almas; y el estado perfecto de una ciudad es
«aquel, en que los bombres razonables, los sabios, unidos
—205

à los nobles y valerosos gobiernan á la multitud.


Dió pues en una republica aristocrática en que de
bia confiarse el poder á los guerreros que se hu
biesen dedicado al estudio de la filosofia, de la cien
cia y de la política. Deseaba que todas las naciones
formasen una sola bajo semejante gobierno ó bajo
uno monárquico, como se lée en el Minos cuya
autenticidad se disputa. Hasta aqui no se alejaba
Platon de las ideas recibidas: sus raciocinios se en
tendian con los hombres libres de la ciudad: reser
vaba los esclavos de quienes no trató especialmente
pero cuya existencia suponia en su constitucion. La
gran paradoja de Platon en esta materia, es la com
pleta igualdad que establece entre el hombre y la
muger, no la igualdad espiritual que ha fundado el
cristianismo, sino la material, la de la carne. Que
ria que las mugeres renunciando las funciones à que
las destinó Dios, hiciesen los oficios de los hombres,
que lo mismo que las hijas de Sparta luchasen des
mudas en los gimnasios y fuesen á la guerra. Exa
gerando las mismas instituciones de Licurgo, rom
pió Platon todos los vínculos del matrimonio. Pre
tendió que las mugeres fueran comunes à todos y
que no conocieran los hijos á su padre ni a su ma
dre. -

Este era un sueño irrealizable. Asi, hacia el fin de


su vida escribió Platon un tratado de política abso
lutamente conforme á las ideas de su tiempo. Exa
minó las constituciones y leyes civiles que existian y
compuso un sistema en que combinaba lo mejor de
Minos, Licurgo y Solon. Propendia á la aristocracia
y criticaba á Licurgo de haber asignado por fin á su
nacion, la guerra, pues que él no veia otro que el
bien estar de los ciudadanos.
-206—

Tambien habia deducido Platon de su sistema psi


cológico una teoria general de las revoluciones socia
les. En un prudente padre de familia reina la razon,
su casa prospera por la virtud y adquiere grandes
riquezas. Su hijo conserva parte de las buenas leccio
nes de su padre: mas se hace orgulloso y principia
à ceder á las pasiones. El hijo de este recibe mala
educacion: se acostumbra á satisfacer sus menores
deseos: entregado á sus capricho disipa los bienes
adquiridos; y por último tiene un hijo dominado por
una pasion violenta y que hace todo género de mal
dades. Tal es la historia de la ciudad. Comienza un
monarca á reinar conforme á la razon y à las leyes,
y el todo subsiste armónicamente. Empero los que
brillan por el nacimiento y la riqueza olvidan la
patria y faltan á los inferiores. Ellos se deshacen del
rey. Entonces la aristocrácia y en seguida la timocra
cia (aristocrácia del dinero) suceden á la monarquia.
Despues viene el pueblo y sugeta á los nobles. En
ese caso, la ciudad sin fin, sin freno se abandona á
todos los movimientos desordenados de la muchedum
bre. Platon pinta con colores verdaderos y brillantes
el estado de un pueblo entregado á los impulsos del
capricho. Atenas le servia de modelo. Por último vie
ne un hombre que se apodera por fuerza del poder
público: reina por medio del terror y de los críme
nes: he ahi la tirania. El hijo del tirano á fin de
conservar la autoridad tiene que volver á las leyes
de la virtud y el círculo principia otra vez. No hacia
Platon en esas teorias mas que copiar la historia dela
mayor parte de las ciudades de la Grecia. Sentaba
ademas que la historia del género humano giraba en
un círculo renovado sin cesar.
Aristóteles fue mas positivo que Platon. Hizo la
.
—207—

teoria completa de las diversas clases de gobiernos y


distinguió la monarquia, la tiranía, el despotismo, la
aristocracia, la timocracia, la oligarquia, la pluto
cracia y la democracia. Segun él, no habia entre
ellas órden riguroso de sucesion, mas el fin político
era indagar los vicios de cada uno de estos gobier
nos, como se destruia y como se mantendria cual
quiera de esas formas. Definia al ciudadano, al hom
bre apto para las funciones y magistraturas públicas,
y à la ciudad, una coleccion de hombres reunidos
á fin de vivir bien, es decir, de ejercer la virtud
como él la entendia y con los bienes suficientes al
efecto. No contaba entre los ciudadanos á los que se
dedicaban á obras mecánicas indignas de un hombre
libre. Buen gobierno era aquel que administraba en
interés de todos y no en el de algunos. En el primer
caso estaban la monarquia, la aristocracia y la repú
blica, en el segundo la tiranía, la oligarquia y la
democracia, degeneracion de las tres primeras formas.
Al establecer un gobierno debian atenderse las cóstum -
bres, los hábitos, los climas etc. A su juicio la me
jor forma era la aristocracia.
Aristóteles puso las primeras piedras de la teoría
del derecho natural que se deribaba inmediatamente
de la idea que tenian los griegos de la justicia. Por su
puesto que su razon griega no le dictó los mismos prin
cipios que los hallados por los filósofos modernos en
su conciencia formada por la educacion cristiana. Aris
tóteles que, con toda la antigüedad aceptaba la infe
rioridad natural de la muger y el despotismo del pa
dre sobre los hijos, hizo ademas la teoría de la esclavi
tud. Habia unas razas nacidas para mandar y otras pa
ra obedecer. De las primeras eran los griegos, y la
guerra era una caza legítima á fin de proporcionarse
-
—208—.

esclavos. Le estorbaba un hecho; que los griegos se ha


cian esclavos entre sí. Cortó la dificultad diciendo que
esta era una injusticia de hecho: y conservó el dere
cho contra los bàrbaros. -

Réstamos decir algo sobre el estado de las ciencias


propiamente dichas entre los griegos hasta el tiempo
de Aristóteles.
La astronomía y la física se presentan siempre co
mo partes integrantes de la filosofía y se hallan unidas
á las mas elevadas teorías sobre la formacion del
mundo. Aqui como en la filosofía se vuelven á en
contrar las ideas indianas pero siempre vagas y mas
confundidas aun por la diversidad de escuelas. Thales
y sus discípulos aunque derivaban el mundo de un
principio único admitian los diversos elementos y los
átomos primitivos. El frio y el calor figuran mucho
en sus sistemas físicos. Estudiaron tambien los cuerpos
celestes. Thales dió la verdadera esplicacion de los
eclipses y su discipulo Anáximandro le fue muy infe
rior al afirmar que la luz de los cuerpos celestes pro
venía de los agujeros del cielo y que el cerrarse estos
calmaba los eclipses. Todos colocaban la tierra en el
centro y á la estremidad el cielo, bóveda material
de que pendian el sol la luna y las estrellas. Al en
señar Pitágoras que giraba la tierra al rededor de un
centro situado fuera de ella emitió una paradoja que
fue desechada por la ciencia de su tiempo. Heráclito
que tenia el fuego por el principio activo del mundo
físico fijó mas claramente el terreno de la teoria fisi
ca de los griegos. Admitió tres elementos, el fuego,
el agua, la tierra con movimiento esencial hacia arri
ba ó hacia abajo sobrepuestos segun estas cualida
des: las variaciones provenían de la lucha de los ele
mentos entre sí, y el fuego destinado á dominar en
diversas épocas debia destruir el mundo periódicamen
te. Empedocles fijó por último las ideas sentando la
teoria de los cuatro elementos. La mayor parte de
los filósofos posteriores la aceptaron. A juicio de Pla
ton la tierra era el elemento inferior, el superior un fue
go sutil, y el aire y el agua intermedios de estos.
Aristóteles acabó esta teoría. El mundo es un todo
cuyo centro es la tierra, cuyo límite es el cielo. Hay
tres movimientos simples: hacia el centro (la grave
dad) del centro á la circunferencia (la ligereza) al
rededor del centro (el movimiento circular) el mas
perfecto de todos y el que era propio del cielo. Adop
tó como esencia de este movimiento un quinto elemen
to, el sideral, de donde dimanaba toda perfeccion: in
fluia en el mundo sublunar y las leyes celestes regian to
dos los sucesos de este mundo. Aristóteles admitía ade
mas que los astros eran seres animados. Segun él, la
frialdad, el calor, la sequedad y la humedad formaban
las propiedades esenciales de los elementos sublunares.
Aristóteles aplicó su teoría al exámen de una porcion
de cuestiones metereológicas: esplicó la lluvia, los ter
remotos; y trató la cuestion del nivel del mar etc. Las
matematicas tambien eran cultivadas por los filósofos
y se enlazaban con su sistema. Thales las habia estu
diado en sus viages, y descubrió algunas proposicio
nes elementales de geometría. En la escuela de Pitágo
ras, el sistema metafísico de los números, inclinaba á
indagaciones de este género; mas no sabemos los re
sultados á que llegaron. Platon daba mucha impor
tancia á las matemáticas y él es tambien célebre por
algunos descubrimientos en la geometria de los cuer
pos sólidos. Aristóteles escribió tambien tratados sobre
esta parte de la ciencia. *

El fué quien hizº adelantar muchísimo en histo


ToMO II. 14
—210

ria natural, gracias á Alejandro, La generacion de los


seres habia sido motivo de controversia general entre
los filósofos. La mayor parte y Aristóteles con los
otros hacian nacer à los animales lo mismo que á
los hombres, de combinaciones naturales de cuerpos
brutos, de la tierra húmeda por ejemplo. Pero Aris
tóteles se empeñó sobre todo en examinar positiva
mente los seres creados: queria penetrar su esencia.
Con el inmenso número de hechos que le proporcio
nó su discípulo pudo crear las bases de la historia na
tural. Estudió los minerales, las plantas y los anima
les y los distinguió por sus verdaderos carácteres. Los
animales fueron el principal objeto de su exámen.
Hizo ensayos de clasificacion y determinó precisamente
los carácteres de la especie. Disecó los animales é
hizo adelantar algo á la anatomia. Distinguió muy bien
las arterias, las venas y los nervios. Muchas observa
ciones dejó consignadas en tratados especiales sobre la
generacion, tamaño, forma, color, carácter y costumbres
de los animales. Su discípulo Theofrasto hizo un traba
jo análogo en botànica.
La medicina era la ciencia antigua en la Grecia.
Nació en los templos á donde iban los enfermos á pedir
á los Dioses el remedio de sus males. Se recogieron
aquellos remedios, que inspirados por los instintos del
doliente, habian surtido buen efecto y se formó asi un
cuerpo de observaciones. El templo de Epidauro fué
célebre por eso. El médico mas antiguo de la Grecia
fué Esculapio á quien la tradicion hacia hijo de Apo
lo. Fundó una doble escuela de médicos en Gnido y
en Cos. La rivalidad entre ambas favoreció al progre
so de la ciencia : la de Cos aventajó á la otra. Dió
nacimiento á Hipócrates que de padre en hijo se ilus
traron en la medicina. Hubo tres que se llamaron asi,
—211

el segundo es el afamado. Muchos tratádos médicos ba


jo su nombre llegaron à nuestros dias, pero no todos
son auténticos. Sus conocimientos en anatomía y en
fisiologia eran pocos ; mas en su libro se encuentran
muchos hechos importantes sobre el tratamiento de
las enfermedades, sobre la higiene etc.
Tal fué la ciencia griega hasta Alejandro. Habia
sentado los principios generales, todas las teorias fi
losóficas que debian dirigir en adelante la ciencia pa
gana. Por este lado , nada mas habia que hacer. Aque
llos principies tenian que fructificar. Veremos en efec
to , muerto Alejandro y bajo la dominacion romana,
salir una porcion de consecuencias que pondràn la
ciencia de los detalles á mucha mas altura que la del
tiempo de Aristóteles. -
------ --◄---- - -- -
-
PERIODO TERCEROo
-s Oos

º Desde la inmuerte de Alejandro hasta


t Constantinos

CAPITULO I, º

HISTORIA DE LOS RESTos DEL IMPERIo DE ALEJANDRo.

Despedazado fué el imperio de Alejandro por el


egoismo de sus generales. Escepto los griegos, los de
mas pueblos que habia rendido estaban avezados ya
al yugo estrangero. La Macedonia y el ejército que
rian á su familia y fácilmente se hubiera conservado
la unidad si hubiesen querido sus compañeros de glo
ria sujetarse á un poder comun. Mas no fué asi, na
die pensó mas que en sí y en cargar con la parte
mayor de mando que pudiera. A la muerte de Ale
jandro se repartieron sus generales las provincias para
regirlas en nombre de la unidad comun. Por supuesto
que de lo que trataron, fué de hacerse independientes
en sus respectivos gobiernos, los que no aspiraron
à dominar la totalidad del imperio: atrajeron contra
—214—
sí ligas sucesivas y por espacio de cuarenta años cer
ca, desoló la guerra las provincias. Desde luego pro
baron los principales gobernadores á constituir sobe
ranías separadas para sus familias y despues de in
numerables combates lo consiguieron : se dividió el
imperio en tres grandes secciones: el reino de Ma
cedonia con la Grecia: el imperio de los Seleucidas
que se estendia por el Asia occidental y el reino de
Egipto gobernado por los lagidas (1). La confusa his
toria de estas luchas entre rivalidades egoistas ofrece
poco interés. Vamos solo á apuntar los hechos mas
salientes.
Al morir Alejandro dejó: á su muger, en cinta,
que parió luego á Alejandro Lago; á Hércules, hijo
natural; á su madre Olimpia ; á su hermano natural
Arrhideo, casi tonto: á dos hermanas y una tia. El
ejército amaba à esta familia, escudo con que los
generales cubrian su propia ambicion. Cada partido
quiso al principio apoyarse en alguno de la sangre

- ----- re
(1) Las "fuentes de esta historia y las del asunto de to
do este capítulo son pocas e incompletas. No hay un solo
escritor contemporáneo de ese periodo. Los principales datos
están en Diodoro Sículo 3, Plutarco y, Justino y algunos frag
mñentos de Arriano. Polibio es precioso para Ias épocas en
esis pueblos tienen relaciones, con Roma, lo mismo que
la Biblia, y los historiadores judios nos, lo hacen conocer
en sus relaciones con los hebreos. Las monedas é inscripcio
mes ofrecen otros datos útiles. Véanse acerca de este pe
riodo las historias universales, y principalmente el compendio,
de Mal. Poirson et Caix, el Manual de Heeren y la biógrafía
universal. La cronología presenta tambien sobradas dudas. Es
verdad que se conocen las fechas mas. importantes de las grandes
batallas &c.; pero el detall de la sucesión de reinados está muy
confuso y para citar un ejemplo hay un rey de Egipto, Tolo
meo Eupator, cuyo reinado no se conoce mas que por un con
trato griego, descubierto poco há.
—215—
real dividida tambien entre sí: mas el respeto des
apareció pronto. Olimpia la primera, recurrió al ase
sinato para deshacerse de Arrhideo; y así perecieron
todos los miembros de la casa real violentamente
ó á manos de los suyos ó á las de los generales.
Perdicas habia recibido de Alejandro, moribundo,,
los sellos del Estado. Reune los generales en Babilo
nia, proclama al hijo póstumo de aquel siendo su
principal tutor, y divide el gobierno de las provin
cias entre treinta y cuatro generales. De estos los que
se marcarón mas en adelante, fueron Antipatro goberna
dor de Macedonia y Grecia, Ptolomeo que recibió el
Egipto: Antígono, gobernador de una parte del Asia
menor: Lisimaco encargado de la Tracia; Seleuco,
comandante de la caballería y Casandro, hijo de An
tipatro, general de guardias del rey. Otros tomaron
tambien parte en la guerra civil, como Crateres, Ca
sandro, de Caria, Eumenes, Pithon etc.
Alzáronse los griegos á la muerte de Alejandro.
Antipatro, Leonato y Crateres fueron sobre ellos:
hacíase la guerra al rededor de la ciudad de Lamia;
quedaron batidos los griegos en Cranon y la guerra
lamiaca terminada. Al propio tiempo, Eumenes, sujeta
á Ariarato, rey de Capadocia que quiso hacerse in
dependiente y castiga algunas rebeladas ciudades de
la Pisidia. (323) , , , , , , , , , , , ,
Todo estaba tranquilo cuando Perdicas el primero
aspira á reconcentrar en sus manos la autoridad de
Alejandro. Fórmase una liga contra él, es derrotado
y muere; en una nueva division obtiene Seleuco la
Babilonia. - ; ) " - , , , , y

Antipatro habia sucedido à Perdicas en la tutela,


Ya la tempestad zumbaba contra él, cuando, murió.
Polisperconte, á quien habia nombrado sucesor en
—216

perjuicio de su propio hijo Casandro, continuó sus


miras. Fórmase otra liga y despues de cinco años de
combates cae el poder de Pollsperconte. Casandro es
soberano en Macedonia. Ya las cosas habian cambia
do. Faltaban tres de la familia real. Cinco goberna
dores se habian hecho superiores á los otros y ten
dian á fundar monarquías particulares; Casandro, Li
simaco, Antígono, "Tolomeo y Seleuco. Cada vez era
mas irremediable la separacion. (318)
Continuó Antígono los proyectos de Perdicas y
Antipatro y estalló la guerra mas larga y mas san
grienta. Antigono y su hijo Demetrio Poliorcetes (for
zador de ciudades) desplegaron una actividad in
creible. Un tratado de paz les conservó casi todas sus
adquisiciones; pero volvió á encenderse la discordia
hasta que un combate decisivo puso fin á todas las
disputas. Antígono perdió una batalla en Ipso y pere.
ció en ella. A su hijo Demetrio le quitaron todas sus
posesiones. (308)
La batalla de Ipso canceló la division del impe
rio. Seleuco fué definitivamente rey de la alta Asia à
la que agregó él la Siria y la Armenia. El trono de
Egipto le quedó asegurado á Tolomeo. Otra convulsion
debia fijar la suerte de los estados occidentales.
Aprovecha Demetrio la muerte de Casandro y del
ódio que inspiran los hijos de este para apoderarse de
la Macedonia. Renueva las tentativas de su padre, es
vencido otra vez y se apodera Lisimaco de sus esta
dos. Mas un rencor de familia dividia a Lisimaco y
Seleuco. Movióse guerra entre ellos. Muere Lisima
co (282): apodérase Seleuco de su reino y es asesina
do por el hermano de Tolomeo que reina un año en
Tracia y Macedonia. Los tracios se hacen indepen
dientes : Antigono de Goni, hijo de Demetrio, con
—217—

sigue apoderarse de la Macedonia, y las posesiones


asiàticas de Lisimaco caen en manos de los sucesores
de Seleuco.
Asi acabó la lucha de los generales de Alejandro.
Ahora principia otra historia particular de cada esta
do; la de Macedonia y Grecia, la de Egipto y la de
Siria. Veremos à este último reino, el mayor de todos,
fraccionarse mas, en tiempo de los débiles sucesores de
Seleuco y formarse nuevos estados de esos restos. Pero
al principio toda el Asia occidental estaba a sus orde
nes, escepto la isla de Rodas que se emancipó mientras
las guerras.
Si no logró Alejandro reunir bajo una domina
cion única y duradera á todos los pueblos que habia
subyugado, al menos sus conquistas crearon la uni
dad de inteligencia y de ideas en medio de aquellas
naciones, estableció entre ellas contínuas relaciones,
hizo que se conocieran mútuamente y constituyó una
civilizacion homogénea en aquella vasta parte del mun
do europeo africano y asiático. Los gobernantes de Egip
to y de la Siria eran griegos: por todas partes cun
dió la lengua de la Grecia y su literatura. Los grie
gos á su vez se iniciaron mas profundamente en las
doctrinas del Egipto y de la Caldeo. La India se re
Jacionó con el Occidente y por do quiera se difundie
ron de igual modo las luces. Pero no hay que ol
vidarlo: ese trabajo no podia dar de sí mas que una
preparacion: porque la creeneia estaba muerta en los
ccrazones , y las antiguas doctrinas habian perdido
su fecundidad. Vamos á decir en breves palabras la
triste historia de los sucesores de Alejandro, hasta que
llegaron à aumentar las vastas posesiones del imperio
romano. Encontraremos en los gobernantes el egoismo
hasta el estremo del crímen y de la corrupcion, y en
—218

los pueblos la inmoralidad, la miseria, la decadencia


bajo su mas horrible aspecto. Pasaremos rápidamente
por ese confuso periodo cuya historia es tambien poco,
conocida.
MACEDoNIA Y GRECIA. Hemos visto á la Macedonia
dominada sucesivamente por Antipatro, Polisperconte,
Casandro, Demetrio, Lisimaco, Tolomeo Cerauno, Se
leuco y quedar por último bajo Antigono de Goni.
Otros dos enemigos habian contribuido á ensangrentar
aquel pais y meterle en lucha de intereses y elemen
tos nuevos. El uno, Pirro rey de Epiro se aprovechó
de los alborotos para invadir la Macedonia y la Grecia,
y hasta apoderarse á veces de algunos puntos: no le
faltaban voluntad y perseverancia : y despues de mil
combates inútiles pereció en una espedicion contra
Argos. El otro enemigo mas terrible fué una cruzada
Gala que en tiempo de Brenno y Belgio invadió la Ma
cedonia: devastó la Tesalia y penetró hasta las Ter
mópilas donde fué destruida por griegos y Macedo
nios reunidos. Parte de aquella turba militante, se
habia desbandado antes de la espedicion contra la Gre
cia y conquistado la Tracia: é introduciéndose en
Frigia uno de sus destacamentos se habia apoderado de
una parte de aquella provincia y dádola el nombre de
Galacia. Todo esto pasaba al principio del reinado de
Antigono de Goni (278).
Las ciudades de la Grecia esperaron la libertad
con la muerte de Alejandro: pero despues del funesto
éxito de la guerra Lamiaca, no cesaron de ser juguete
de los generales que fueron gobernando el Occidente,
al paso que las antiguas facciones seguian agitándose
en su seno y que la aristocracia y la democracia pug
maban aun bajo el yugo del estrangero. En Atenas
por ejemplo gobernaba Focion por Antipatro: Polis.
—219

perconte se declaró por la democracia, y Focion del


partido democràtico pereció víctima de esta mudanza.
En la época de Casandro, se hizo célebre Demetrio
Falereo por la sabiduría de su gobierno: despues vino
Demetrio Poliorcetes que se apoderó de la ciudad : el
pueblo Ateniense le adoró; y le maldijo á la caida de
Antigono. Entretanto, al fin de la guerra, la mayor
parte de las ciudades habian recobrado su libertad.
Entonces Antígono de Goni estaba ya libre de Pirro
y de los galos: seguro regía su reino, y al punto pro
bó à restablecer su autoridad en los pueblos griegos
y lo consiguió respecto de la mayor parte.
Abrese un nuevo periodo de luchas: la Grecia quie
re ser libre; la Macedonia quiere sujetarla. Dura esta
guerra mas de un siglo hasta que una potencia mas
grande viene à esclavizar á los dos combatientes y á
aventar las últimas cenizas de sus antes tan vivas na
cionalidades.
Antígono ataca à cada ciudad griega de por sí y
aun con el socorro de los griegos. En efecto los eto
lios se conservaron con bastante independencia: te
nian formada una liga que à la sazon era poderosa.
Regian su confederacion un stratego ó general ma
gistrados à quienes llamaban apocleti, eforos ó ins
pectores y un grammateus ó secretario. Los magistra
dos eran elegidos todos los años por los diputados de
la confederacion de las ciudades etolias. Mas estos solo
querian la libertad para sí y entrar en alianza con An
tígono para conquistar la Grecia. En vano Sparta que
fué siempre libre intentó oponerse à sus proyectos: po
co á poco hubieron de reducirse la mayor parte de
las ciudades.
Entonces apareció un libertador. A rato salva á
Sicione del poder de un tirano, la agrega a la liga
s —220

aquea y concibe el proyecto de incorporará la misma


federacion todas las ciudades de la Grecia (251).
Desde tiempos remotos formaban estas una diri
gida por un stratego diez demiurgos y un secretario
como la de los etolios calcada sobre antigua liga aquea.
Elijen Stratego á Arato y logra dar libertad á Corinto,
Megara, Trecene, Epidauro que añade á la liga. En
estas empresas muere Antígono : su sucesor Demetrio
choca con los etolios y ambas confederaciones juntas
aprestan sus fuerzas contra la Macedonia. Demetrio
reina solo diez años. Antígono Doson la gobierna.
Arato no cesa de hacer procesos. Atenas y todas las
ciudades de la Argolida, Arcadia y Messenia se eman
cipan y adhieren a la liga (229).
Nuevas calamidades esperaban á la Grecia. Sparta
era aun libre; mas su poder habia caido. Altiva siem
pre y ambiciosa no con servaba ya su valor, las leyes
de Licurgo no existian: se habia introducido la des
igualdad de fortunas y con ella el esceso de miseria
para unos y de goces para otros. Era preciso una
reforma; el rey Agis la intentó y le dieron muerte
los ricos. El hijo de Leonidas su enemigo y sucesor
repitió la tentativa. Cleomenes lo consiguió con el po
der militar y despojó á los eforos de su autoridad usur
pada; hizo nuevo reparto de bienes, restableció los
reglamentos de Licurgo sobre educacion, comudas pú
blicas etc., y vivificó por un instante al pueblo spar
ciata. -

Al punto quiso este volver à dominar la Grecia:


Cleomenes ataca la liga aquea y la derrota. Ofrece la
paz à trueque de ser gefe de la liga. Arato entonces
cedió al egoismo: quiso mas someterse á los macedo
nios que ver pasar el mando á manos de Cleomenes.
Antigono es declarado generalísimo de las tropas grie
—221—

gas y vence á Cleomenes en Sellasia. Huye el rey de


Sparta à Egipto y vuelvan á caer con él las institu
ciones y la grandeza sparciatas. (222)
La Macedonio recobra su supremacia. En esto mue
re Antígono y los etolios quisieron aprovechar la me
noredad de su sucesor Filipo, para esclavizar á sus com
patriotas. Estalla la guerra de las dos ligas: los aqueos
llaman en su auxilio à Filipo y el imperio de Mace
donia adquiere nuevos aumentos en la Grecia. Cansan
cio recíproco hace dejar las armas á los diferentes
partidos.
Entonces fué cuando se introdujo un nuevo enemi
go en la Grecia que iba á doblarse al yugo para
siempre. Filipo se alia con Annibal que acaba de ganar
la batalla de Cannas. Ataca á los romanos en Iliría
mas estos le suscitan enemigos en la Grecia y apesar
de algunos triunfos, apesar de la cooperacion de la
liga aquea dirigida por el prudente Filopaemen , se
vé pronto obligado Filipo á deponer las armas.
Poco despues renueva la guerra atacando á Atalo
rey de Pérgamo, aliado de los romanos. La lucha
que se siguió entonces decide la servidumbre de Mace
donia y Grecia. El senado romano alarma contra Filipo
los sentimientos de independencia de los griegos, y la
batalla de Cynocephales termina la guerra. Filipo ven
cido se sujeta á pagar un tributo y á no pelear sin
el acuerdo de Roma: el vencedor Flaminino es reci
bido con entusiasmo por los griegos cuya libertad pro
clama. (197)
Despues de haber abatido Flaminino el poder de
Nabis, tirano que dominaba á Sparta, oprime á los
antiguos aliados de los romanos. Los etolios se sublevan
los primeros. Llaman en su socorro á Antioco, rey
de Siria, que es batido en las Termópilas y obligado
—222—

á volver al Asia. Filipo de Macedonia y los Aqueos


toman partido eontra los etolios que son deshechos y
reducidos à la misma condicion de la Macedonia.
Roma era señora de la Grecia: ya no se trataba
para ella sino de reducir á provincias propiamente
dichas aquellas regiones à quienes habia dejado una in
dependencia nominal. El Senado romano desplegó to
dos los recursos de la mala fé y de la perfidia para
provocar un pretesto de esclavizarlos completamente.
Filipo de Macedonia habia muerto: su hijo Perseo
quiso hacer el último esfuerzo. Fué vencido en Pydna
por Paulo Emilio: la Macedonia fué divida en cuatro
distritos independientes: socolor de haber sido partida
rios de Perseo, hizo el Senado conducir á Roma á los
mil principales ciudadanos de la Grecia.
Por último, la rebelion de Andrisco, aventurero
macedonio, dió margen á convertir la Macedonia en
provincia otomana. Subleváronse entonces los griegos
por la última vez; mas fueron vencidos en muchos
encuentros, sobre todo por Mumio cerca de Corinto
y el saqueo de esta ciudad llevó por todas partes el
terror de los nuevos señores. El papel político de la
Grecia habia acabado: fué ya provincia romana con
el nombre de Acaya. (146)
EGIPTo. Quedó éste sujeto à la dinastía de los La
gidas fundada por el hijo de Lago Ptolomeo, gene
ral de Alejandro. La historia de esta familia solo ofre
ce un tegido de crímenes, de guerra civil y de cho
ques con los reyes de Siria. Un solo hecho importa
aquí á la historia de la civilizacion: la grandeza de
Alejandria, que llegó á ser el centro comercial del
mundo antiguo y reemplazó á Atenas en la ciencia y
la literatura. Las letras griegas favorecidas por los
Ptolomeos despidieron su último brillo en Alejandria.
—223—

Empero ya habia pasado el tiempo del progreso: se es


taba en la decadencia que no debia completarse hasta
la dominacion romana: allí será donde coloquemos
lo que hayamos de decir sobre los últimos adelantos
del genio griego.
La historia de los Lagidas es poco conocida y no
vale en efecto la pena de estudiarse. La mayor parte
de aquellos reyes se llamaron Ptolomeo y bastará que
los distingamos por los apellidos. Solo el primero Pto
lomeo Soter muestra energía é inteligencia, y sabe reu
nir al Egipto la Libia, la Cirenáica, la isla de Chi
pre y una parte de la Siria y de la Fenicia. Continúa
la prosperidad bajo su sucesor Filadelfo, malvado
gran protector de las letras y de las ciencias. El reinado
de Evergetes es notable por una espedicion victoriosa
contra la Siria. Sigue la guerra con ventaja general
de Egipto, bajo los siguientes reinados de Filopator y
Epifanes; pero durante la minoría de Ptolomeo Filo
metor, (181) Antioco Epifanes rey de Siria va triun
fando; y es precisa la intervencion de Popilio emba
jador romano para salvar al Egipto de la conquista.
Tiempo hacía que estaba muy debilitado el reino per
dida su hacienda y miserables las clases populares. Va
rias veces el asesinato había sofocado ya las rivalidades
de la familia real. El senado romano propuso entonces
la primera division de la monarquía egipcia; y dió
á Evergetes II hermano de Filometor la Libia , la Ci
renaica, y la isla de Chipre (164).
Despues de la muerte de Filometor, el rey de Q
rene, Evergetes II se apoderó del Egipto. Despues rei
nó su viuda Cleopatra. Soter II, Alejandro I, Bere
nice Alejandro II, se sucedieron en medio de albo
rotos sin fin, muriendo todos violentamente. El pueblo
romano que se habia apoderado ya de Cirene en virtud
—224

de un testamento, pretendió entonces que el Egipto


le habia sido legado à Roma por Alejandro que obtu
vo aquel trono por el favor de Sila. No obstante, un
hijo natural de Soter conservó el Egipto merced á
Pompeyo : pero Chipre donde reinaba su hermano, se
redujo á provincia romana por un decreto del pue
blo. Ptolomeo-Auletes echado por una rebelion popular,
fué restablecido en su trono por Gabinio del partí
do de Pompeyo, y dejó que le sucedieran sus hi
jos Cleopatra y Ptolomeo 12 que debieron casarse. Pero
queriendo aquella dominar a su hermano fué espulsada
de Egipto adonde volvió pronto en la comitiva de
Cesar : díole este por esposo á su segundo her
mano Ptolomeo despues de la muerte del cual, reinó
ella sola: esta muger fué la que tomó tanta parte en
la lucha de Octavio y Antonio y que con sus rela
ciones con el último, fué causa de que se redujese el
Egipto á provincia romana (30).
SIRA. Despues de la muerte de Alejandro habíase
apoderado Seleuco de las provincias situadas en la alta
Asia entre el Eufrates el Indo y el Oxo. Con el tiempo
agrandáronse estos estados con los despojos de Antí
gono y de Lisimaco, y sus muchas victorias le dieron
el nombre de Nicator, vencedor de los vencedores
(280). Seleuco, el mejor general de Alejandro gober
nó bien los vastos dominios que le fueron repartidos.
Desde el principio de su reinado terminó una guerra
emprendida contra Sandrocoto rey de la India, por
medio de un tratado de comercio que estableció rela
ciones constantes entre la India y la Grecia; una ciu
dad nueva. Seleucia reemplazó à la antigua Babilo
nia como centro del comercio del Eufrates y del Ti
gris y se trasladó la sede imperial à Antioquia.
Empero lo mismo que en Egipto, el fundador fué
—225

el único príncipe de su dinastia y lo mismo que los


Ptolomeos, pronto perdieron los Seleucidas su poder
y prosperidad. Principió la decadencia en el reinado
de Antioco Soter hijo de Seleuco: vencido por un
rey de Bitinia en vano probó á arrancar las provin
cias asiáticas del poder de Ptolomeo Filadelfo. Antio
co Theos, su sucesor, vió ya comenzar la desmembra
cion del reino: gran parte de la Persia fue separa
da de la Siria por los Partos: hasta que por último
quedó reducido el reino á la Siria propiamente dicha
y á la Fenicia.
Seleuco II. (Calinico) tuvo que combatir contra los
Egipcios y contra sus provincias rebeladas. Enton
ces fue cuando Ptolomeo Evergetes se hizo dueño de
toda el Asia occidental. Seleuco III (Ceranno) solo
reinó algunos años. Antioco III, recibió el sobrenom
bre de Grande aunque sin motivo. Despues de él
marchó la ¿ pasos agigantados y no pre
sentó ya la Siria mas que escenas sangrientas de
guerra civil y de crímenes de todas clases. Seleuco Fi
lopator debió de obedecer á los romanos que le pro
hibieron socorrer á uno de sus aliados. Antioco Epi
fanes mo se hizo célebre mas que por sus locuras y
crueldades con los judios, que habían sufrido ya una
persecucion de sus predecesores y que guiados por
fin por los Macabeos sacudieron el yugo. Vienen des
pues Antioco Eupator, Demetrio Soter destronado por
el usurpador Alejandro Bala. Tras de la muerte de
Alejandro, se disputan el trono Demetrio II y Antio.
co VI: únense á la guerra interior y à las sediciones
los ataques victoriosos de los parthos y de Mitridates
rey del Ponto. Demetrio conserva el trono; pero vuel
ven á reproducirse los mismos acontecimientos en el
reinado de su viuda Cleopatra, y de sus hijos. Por últi
Tomo II. 45
—226

mo cansada la Siria se entrega à Tigranes rey de


Armenia que toma parte en la guerra de Mitridates
contra los romanos, es vencido por Lúculo y vé pa
sar al poder romano el antiguo reino de los Seleu
cidas (64).
Vamos á enumerar ahora las provincias que se
fueron desmembrando de la Siria. Nos es imposible
entrar en pormenores de su historia, que por otra
parte, es muy poco conocida.
1.º Parcia. Los Partos eran una tribu septentrio
mal que se habia ido apoderando de las antiguas co
mareas pérsicas é incorporádose con sus habitantes:
estaba como todos los demas pueblos persas sugeta á
los Seleucidas, cuando Arsaces y Tiridates, de la an
tigua familia de los reyes persas, se alzaron en tiem
po de Antioco Theos (255) y estatuyeron un pequeño
rcino que creciendo poco, á poco se hizo formidable
á los romanos, triunfó de Craso y de Antonio y no
pudieron subyugarle aquellos dominadores del mundo.
2.º. Armenia. Aunque siempre bajo la tutela de
los grandes imperios asiáticos, habia sido regida por
reyes indigenas que hacian subir sus tradiciones has
ta Noe. Un sátrapa la gobernó en nombre de los Se
leucidas hasta Antioco el grande. Luego habiéndose
hecho independiente, fue conquistada por un rey par
to, Tigranes, el aliado" de Mitridates era uno de sus
sucesores. Los romanos permitieron á su posteridad
que reinase alli bajo su amparo hasta el tiempo del
Emperador Vespasiano.
El Ponto. Este formó un reino subalterno de la
Persia, desde que dió Jerges el título de rey del Pon
to á su hermano Artabaces. Las conquistas de Ale
jandro y guerras de sus sucesores influyeron alli poco.
siempre hubo reyes indígenas y supieron conciliarse
—227

la amistad de los romanos hasta Mitridates Eupator


que provocó una guerra formidable contra ellos. En
la historia romana volveremos á este hombre de gé
nio cuyo gran caracter manchaban los vicios de su
época, la crueldad y la perfidia, ante todo. Despues
de su caida, se agregó el Ponto al imperio romano.
Capadocia. Alejandro encontró alli un sápatra que
usaba el título de rey y se le conservó. Sugeto aquel
pais por Pérdicas momentáneamente, se emancipó al
punto. Mitridates quiso conquistarle reinando á la sa
zon Ariaratho VIII, mas se lo impidieron muchas
circunstancias y Ariobarzanes subió al trono con la
autorizacion del senado romano. Varios príncipes rei
naron despues de él hasta el año 17 de la era cris
tiana, en que pasó la Capadocia á provincia romana.
Bactriana. Conquistada por Ciro y regida por un
hermano de Cambises y sus sucesores, fue sugeta por
Alejandro y formó una satrapia en tiempo de los
Seleucidas. Theodato se hizo independiente, bajo An
tioco Theos. Despues se agregó la Bactriana al reino
de los Partos. (141)
Pergamo. El gobierno de esta ciudad, de las mas
considerables del Asia menor, fue confiado por Lisi
maco á Tijeteres que luego tomó partido por Seleu
co quien le dejó en posesion de la poblacion y de los
paises comarcanos. Creció su importancia bajo de
Eumano y Attalo y creció rápidamente con Eumeno II
fiel aliado de los romanos, enriquecido por estos con
los despojos de Antioco y rival de los Ptolomeos en
la proteccion que dispensó á las ciencias y á las ar
tes. Los sucesores de Eumeno tuvieron que luchar
lo mismo que él, contra los reyes de Bitinia y el úl
timo de ellos Attalo II dió su reino à los romanos
por testamento. En vano Aristónico hijo natural de
Fumemo quiso luchar contra Roma; fue derrotado
por Perpenna y Aquilio, y el reino de Pergamo se
tornó provincia romana (129).
Bithinia. En tiempo de los persas fue gobernada
por reyes subalternos y se mantuvo independiente
mientras las guerras de Alejandro y de sus genera
les. En tiempo de Nicomedes I los galos se apode
raron de una parte de la Bithinia. Su sucesor Prusias
hizo mucho tiempo la guerra á los reyes de Pergamo;
pero era ya esclavo de los romanos, y uno de sus su
cesores Nicomedes III legó su reino á los señores de
occidente (75).
JUDEA. Hemos visto los restos del antiguo reino
de Judá reconstituirse despues de Ciro. Mas los tiem
pos de la gran leza de los hebreos habian pasado: ya
no se hacia oir la voz de los profetas: la indepen
dencia reconquistada por un momento, debia perder
se pronto para siempre y la division de sectas reli
giosas estremecia la antigua unidad de creencias y
costumbres.
Hiácia el tiempo de Jesu-Cristo comenzó en efecto
un nuevo periodo en la historia intelectual de los ju
dios al que se llama los tiempos del segundo templo.
Despues de la vuelta de Babilonia se construyó un
nuevo templo en Jerusalen; mas á la par se agrega
ron otros ejercicios religiosos el culto instituido por
Moises y nacieron las sinagogas, que eran reuniones
presididas por los ancianos en las que se oraba en
comunidad, se predicaba, y sobre todo se esclarecia
y comentaba la ley. Parece que hubo desde enton
ces en Jerusalen una gran sinagoga consejera del sa
cerdocio y depositaria de la tradicion.
El espiritu de comentario se desarrolló cada vez
mas con el influjo de las ideas griegas que cundian
—229

por todo el oriente: y despues de Jesucristo, cuan


de terminó la mision judia, dió origen á la escue -
la de los talmudistas y cabalistas, estraños totalmen
te á la tradicion nacional. Hasta entonces no habia
mas que tres sectas, de muy diversas opiniones pero
todas dentro de la ortodoxia judia.
La mas importante era la de los fariseos compues
ta de hombres poderosos. Los carácteres distintivos
de sus doctriuas consistian en admitir la inmorta
lidad y aun la trasmigracion del alma: concedian
mucha parte al destino providencial y apesar de mos
trarse muy relajados en moral daban suma impor
tancia à las ceremonias del culto y hasta ejercian
con esmero ciertas prácticas que no habia mandado
Moises y que ellos disputaban ser de tradicion. Sus
principios ha sido comparados á los de los stoicos
al paso que los de la segunda secta, los saduceos, te
nian cierta relacion con la doctrina de Epicuro y
los de la tercera, los essenianos ó esseos, recordaban
á Pitàgoras. Los saduceos en efecto negaban la es
piritualidad del alma y la providencia y no hacian
caso de las tradiciones de los fariseos, mientras que los
essenianos (semejantes à los terapevtes, secta judia del
Egipto) habian formado una comunidad en que se
daban à la vida contemplativa, se imponian gravísi
ma austeridad de costumbres, estaba reprobado el
matrimonio, eran los bienes comunes y admitidos los
esclavos á fuer de iguales.
Estas sectas puramente filosóficas en su origen de
generaron luego en partidos políticos, al menos los
fariseos y saduceos. Bajo el gobierno de los sátrapas
el único poder que quedó a los judios fué el religio
so y el cargo de sumo sacerdote era la posicion po
lítica mas elevada. Asi es que se ven pronto rivali
-230.-

dades disputándose el sacerdocio y conseguirle à ve


ces por una intervencion estrangera. No obstante,
á pesar de las sectas religiosas y de los partidos po
líticos, la religion y la leyes morales que habian pre
dicado Moisés y los profetas todavia estaban profun
damente impresas en los sentimientos nacionales, el
nuevo espiritu que se apoderó de los ricos y de los
sabios, no pudo, en los tres siglos que siguieron à la
muerte de Alejandro, corromper las tradiciones an
tiguas y la nacion judia realizó el fin á que Dios la
habia destinado.
Tras de la muerte de Alejandro sufrió la Judea
las calamidades que habian afligido á todos los paises
sujetos à aquel príncipe. Señoreola Ptolomeo I y
llevó à Alejandria una porcion de judios que se es
parcieron por toda el Africa septentrional. Despues
pasó al dominio de Antígono, volvió bajo el poder
de los Ptolomeos y permaneció sugeta á ellos hasta
que Antioco el grande, rey de Siria, supo apoderarse
de ella, despues de una persecucion cruel de parte
de Ptolomeo Filopator. Querellas interiores despeda
zan á la Judea bajo la dominacion de los Seleucidas:
muere el pio y valeroso pontifice Onias en el reinado
de Antioco Epifanes y únese á todas las calamidades
la opresion religiosa. Quiere este que renuncien los
judios á la religion del verdadero Dios é introducir
entre ellos las creencias y costumbres de los griegos.
Resisten los judios y principia una persecucion es
pantosa. Antioco mancha y saquea el templo: y pone
en práctica la mayores atrocidades para hacer infie
les. Por fin estalla la insurreccion. El sacerdote Ma
- thathias la fomenta (168): pónese á la cabeza su hijo
Judas Macabeo y combate victoriosamente contra Epi
fanes y sus sucesores Antioco V y Demetrio I,
--231--

Despues de Judas Macabeo reinaron Jonathan y


Simon sus hermanos: ambos fueron sumos sacerdo
tes y príncipes á la par y aunque no se emancipó
en su tiempo la Judea de la Siria, supo no obstante
manejarse tan bien y aprovechar tanto la alianza que
contrajo con los romanos, que se gobernó como na
cion independiente. Resultados que aun llevó mas
adelante Juan Hircano hijo de Simon: pero á su muer
te hubo discordias: los fariseos y saduceos y a el an
partidos políticos (107).
Aristobulo I y Alejandro Janeyo sus hijos reina
ron en medio de conmociones: despues la viuda de
último, que fue dominada por los fariseos, legó el
trono á su hijo primero Hircano á quien su herma
no Aristobulo quiso destronar. Pompeyo que á la
sazon se hallaba en Asia, intervino en aquel alterca
do que decidió á favor de Hircano. Empero Antipa
tro antiguo confidente de Aristobulo supo ganar la
confianza de los romanos, y su hijo Herodes, á quien
nombraron gefe de Galilea fue elevado por ellos tras
de la batalla de Actium al título de rey de toda la
Palestina (40). A su muerte la dividió entre sus tres
hijos pero desde aquel tiempo fue regida por pro
curadores romanos y se convirtió en provincia ro
mana despues del reinado de Agripa nieto de Hero
des á quien Caligulate la concedió momentáneamen
te (año 44 de nuestra era). *

CAPITULo II—ROMA.

Llegamos por fin á la poderosa nacion que và á


cerrar la antiguedad. Mientras la Grecia y el orien
te se agitaban en los dolores de una larga anarquía
—232—

engrandeciase por la conquista una ciudad de la Ita


lia, sugetaba á su poder el resto y victoriosa de la
hija de Tiro, la opulenta Cartago, se aprestaba
á estender su imperio sobre todos los paises que de
cerca ó de lejos habian sentido la influencia egipcia,
y por último sobre el Egipto mismo. Entonces concluyó
la funcion de la antiguedad: una nueva era iba á co
menzar con la revelacion cristiana.
Rema oriunda de aquellas razas bárbaras pero
enérgicas y morales que poblaban todo el occidente,
vivió con un solo pensamiento con un solo fin, la
conquista del mundo. Sus leyes, costumbres, institu
ciones primitivas, patentizan á cada paso esta idea úni
ca, y su historia desde el principio hasta el fin de la
creencia radicaba en todos aquellos pueblos de que
tarde ó temprano habia de constituir un gran impe
rio en occidente. Pero antes de considerar á Roma
en su marcha lógica y constante hácia este fin, ha
blemos de las fuentes, de su historia y de las dis
cusiones á que ha dado márgen.
FUENTEs. No hay escrito alguno comtemporáneo
sobre la historia romana antes de la segunda guer
ra púnica. Para la época anterior, los principales au
tores, son Tito Livio del tiempo de Ciceron y Dionisio
Halicarnaso del de Augustó. Los demas escritores
solo contienen fragmentos. Los mas importantes de
ellos son Plutarco, Polibio, Ciceron y los gramáti
cos y comentadores y á su cabeza Varron y Testo.
Tcdos estos autores trabajaron en historias anterio -
1 es. La mas antigua era la de Fabio Pictor, que
escribia cuando la segunda guerra púnica. Despues
de él, el historiador mas célebre era Caton el anti
ruo à quien seguian Calpuruio, Pison, Gelio, Vale
rio de Antium, Licinio Macer. La gran cuestion está
—233—

en saber de que documentos se sirvieron estos. Unos


dicen que se conocia la escritura desde los tiempos
mas remotos, que los pontífices tcnian anales regu
lares, que todos los actos públicos se conservaban en
el templo de Júpiter Capitolino : segun otros, apenas
se conocia la escritura en la primitiva Roma: anti
guamente no habia anales pontificales y aunque los
hubiese habido, habrian perecido con los demas mo
numentos del origen de Roma al incendiarla los ga
los. Ahora bien, si esta opinion es acertada poco ca
so puede hacerse de la historia romana anterior á ese
hecho: porque solo se funda en tradiciones vagas y
hablillas populares, asi parece que la consideraron
Ciceron y los sabios de su tiempo.
Las creencias populares habian aceptado la histo
ria de Tito Livio y Dionisio Halicarnaso. El prime
ro escribió la epopeya de la grandeza romana, y su
libro inspirado todo por el sentimieuto nacional no
era mas que la justificacion histórica de tal inspira
cion. Lo mismo en los tiempos modernos se habia
creido de fé toda esa historia sin hacer caso de al
gunas reclamaciones contra algunos pormenores de
ella. Mr. de Pouilly miembro de la academia de ins
cripciones fue el primero que en 1722 negó la vera
cidad de la antigua historia romana. Quisó probar
que la semejanza de una gran parte de aquellas tra
diciones con algunas anécdoctas cundidas por la Grecia,
demostraba que los romanos se habian aprovechado de
datos griegos. Sallier probó à refutar los argumen
tos de Pouilly. Mas bien pronto volvió á abrir la
discusion Beaufort, sabio francés habitante de Holan
da, y concluyó por la incertidumbre absoluta de la
historia de los cinco primeros siglos de Roma. Sus
argumentos persuadieron a muchos sabios: no obs
\
—234—

tante se continuó escribiendo la historia romana ses


gun las antiguas opiniones y no se pensó en sacar
la verdad del fondo de los primitivos datos. Inten
tólo Mr. Levesque (1) Los trabajos de Niebuhr vi
nieron por último á cambiar la faz de la cuestion y
abrir una nueva era en la historia romana. Aun ad
-mitiendo Niebuhr con Pouilly y Beaufort la incertidum
bre de los primeros siglos y la de la narracion de
Tito Livio, reconoció que habia algo de verdad en
aquellas tradiciones y probó á reconstruir con ellas
la primitiva historia romana. Hombre de una eru
dicion inmensa, con rara sagacidad y con el genio
de la invencion cegó una multitud de lagunas con
hipótesis atrevidas é ilustró todos los asuntos de que
escribió su pluma. Segun él, las fuentes primitivas
de la historia romana fueron los cantos heróicos que
consagraban los gloriosos recuerdos de las familias y
que se cantaban en los festines. Muchas de aquellas
tradiciones conservadas asi en su forma poética, solo
han llegado á nuestros dias envueltas en las espli
caciones y comentarios de los que mas adelante no
las comprendian. Niebuhr por una parte, ha tratado
de restituir estas tradiciones y por otra de sacar su
fondo histórico. Si entre sus hipótesis las hay acaso
poco seguras, y aun algunas inadmisibles, puede de
cirse á pesar de eso, que sus investigaciones en ge
neral, fueron muy útiles y que ha hecho progresar
mucho sobre todo á la historia de las instituciones.
Desde luego encontró en Alemania quien le contra
dijese. Wachsmuth defendió con energia la historia
(1). Véanse las memorias: de , Pouilly, Sallier; Academia de
Ins, Beaufort disertacion sobre la incertidumbre de los primeros
siglos de la historia romana. Levesque, Historia critica de la re
pública romana.
—235

recibida y rechazó las opiniones de Pouilly y Beau"


fort al mismo tiempo que las de Niebuhr. Schlegel
dió nuevos ensanches al sistema de Pouilly y buscó
en las tradiciones griegas la esplicacion de las roma
nas. Niebhur encontró en Francia pocos sectarios. Mu
rió de repente sin concluir su magnifica obra. Mr.
Michelet siguió sus pasos; pero sus teorias no han
penetrado aun en la enseñanza clásica. (1)
La esactitud de la cronologia romana está muy uni
da á la de su historia. Caton y Varron, primeros his
toriadores habian fijado esa cronologia. Pusieron la
fundacion de Roma el uno, en el año 753 antes de
J. C., el otro en el 754, fijando la mayor parte de las
épocas de la historia primitiva. Mas en el sistema
de Niebuhr y de todos los que desechan las tradicio
nes antiguas, por fuerza ha de ser arbitraria esta crono
logia, que no llega á ser clara hasta las guerras púni
cas. Indicaremos las fechas usuales segun la opinion
vulgar, que prefiere el cálculo de Varron, y pone la
fundacion de Roma en el año 753 (2).
ITALA ANTIGUA (3). La mayor parte de los antiguos
pueblos de la Italia tenian lengua, literatura y anales

(1) Niebuhr Historia romana traducida por Golbery. El tomo


7. º que aun no se ha publicado debe ccntener los trabajos de
los demas alemanes. Michelet, Historia romana. Mr. Pomelet pro
fesor en la facultad de derecho de Paris, es el único que sepa
mos ha enseñado pnblicamente la teoria de Niebhur.
(2) Vease sobre las antiguedades romanas en general á Gros
vius Thesaurus antiquitatum romanorum, con suplementos do
Polen y Sallengre. Rosinocí ant. rom. Hugo, historia del deresho
romano trad. al franc. Antiguedades romanas por Adam. Sobre
los monumentos y las monedas. Veanse las obras citadas y á Gru
ter: Corpus inscriptionum orbis romani sup. de Moratori.
3) En lo antiguo todo el norte de Italia estaba habitado por
tribus galas y llamado Galia cisalpina. La Italia propiamente
dicha comprendia al oeste la Etruria, Toseana, el Latio, terri
—236—

particulares que desaparecieran bajo la preponderan


cia romana, no siendo hoy conocidos sino por frag
mentos de autores romanos y griegos. En esto como en
las razas primitivas de la Grecia, hay innumerables difi
cultades y opuestisimos sistemas. Segun unos, toda la
Italia estuvo poblada al principio por razas galas. Freret
trae algunos de sus primeros habitantes de la Croacia
y de la Dalmacia por las orillas de Adriático, otros
de la España y otros por último de la Galia. Diver
sos sabios emitieron distintas hipótesis. Nieburh trató
tambien este asunto; pero quiso fijar ante todo el
órden de sucesion de los pueblos y sus primeras
relaciones (1).
Sea como quiera, lo cierto es, que desde la mas re
mota antiguedad formaban los Sículos una parte consi
derable de la Italia cuyo suelo todo ocupaban, y princi
palmente el litoral. Acaso eran los mismos que los Pe
lasgos de la Grecia. Los valerosos Sabinos habitaban las
montañas del Apenino. Los Oscos ú Opicos, la Cann
pania. Los Ombrios de origen galo vivian en el norte
y en especial hacia la Toscama. Colonias iberas ó espa
ñolas se habian apoderado de las costas de la Liguria
y de toda aquella parte de Galia Cisalpina.
Diversas correrias alteraron las relaciones de estos

torio romano, y la Campania, con Capua y Napoles por ciudades


principales: al este la Ombria, el Picenum, Marca de Ancona, y
el Samnio La Italia , meridional llamada gran Grecia compren
dia la Lucania y el Brucio al oeste, la Apulia y la Mesapia al
este.

(1) Veanse las memorias de la Academia de Inscripciones.


Las geografias antiguas, Dom. Martin. Historia de los Galos. Di
sertaciones preliminares. Las citadas obras de Niebuhr y Miche
let. Micali, la Italia antes de la dominacion de los romanos, tra
daeida al francés, 4824.
—237

pueblos: se dividieron y tomando nombres especiales,


de modo que fué muy dificil reconocer su parentesco.
El pueblo de los Latinos echado por los Sabinos de
las montañas ocupó el Lacio de donde desalojó á
los Sículos que pasaron á Sicilia. Otros pueblos Sí
culos establecidos en las orillas del Adriàtico tomaron
los nombre de Liburnos, Venetos etc. Los Iberos
cedieron ante nuevas colonias galas y algunos restos
fueron con el nombre de Sicanianos á echarse sobre
la Sicilia á rechazar otra vez á los Sículos. Los Oscos
que se dividieron en Ausones ó Aruncos, en Volsicos
Ecuos, Apulios, Sidicinos etc. fueron conquistados par
te por los sabinos que hacian salir por lo regular
todos los años una primavera sagrada compuesta de
su juventud mas valerosa y destinada á establecerse
en lejanas tierras. Estos Sabinos dieron origen á una
multitud de naciones guerreras entre las que son
notables los Marsos, Marrucinos, Vestinos, Hernicos,
Fecenianos y sobre todo los importantes Samnitas que
resistieron á Roma mas que los demas pueblos de
la Italia.
Dos emigraciones principalmente merecen nuestra
atencion; la de los Tyrrhenianos que vinieron á reem
plazar à los Ombrios en la Toscana y á establecer la
célebre ciudad de los Etruscos y la de los Pelasgos
que invadieron el Lacio en muchas ocasiones y mez
clándose con los Latinos formaron el tronco de los
primitivos Romanos.
No hallamos acerca de estos pueblos tradiciones
auténticas. Dos hay sobre los Etruscos: una de Dio
nisio Halicarnaso y otra de Herodoto que hace ve
nir los Etruscos ó Tyrrhenianos del Asia menor à
las órdenes de Tyrrheno príncipe Lidio.
Los sabios modernos han discutido mucho sobre
-238

esto. Analogias de lenguage hacen creer que los e


truscos vinieron del Norte y se establecieron desde
luego en el Tirol. Sea como quiera, formaron la nacion
mas poderosa y mas civilizada en la Italia antigua.
Constituida bajo un punto de vista profundamente
religioso, se subdividió en doce ciudades confedera
das, regidas por familias nobles cada una de las cuales
tenía por gefe un lucumon, principe político y sacer
dotal. La plebe no tenia derechos. Los etruscos muy
versados en el arte de adivinar, y en todo lo concer
niente á la religion, cultivaban tambien las bellas ar
tes y la industria: todavia quedan muchos monumen
tos, entre ellos los célebres vasos conocidos con este
nombre que patentizan su avanzada cultura. Sus prin
cipales ciudades eran Veyes, Arrestium, Clusium, Wol
sinium, Pissa. -

Dionisio Halicarnaso habla detalladamente de los


Pelasgos y del Lacio: de la tribu de Aborigenes que
pobló primero el pais: de la llegada de Evandro con
una colonia de Arcadios: de la de Hércules y por
último del establecimiento del troyano Eneas cuyo
hijo Ascanio fundó la ciudad de Alba. Eusebio ha
conservado hasta la lista de los reyes que hubo en
aquella ciudad: lista sin embargo que no se tiene
por muy auténtica, lo cierto es que cuando se fundó
Roma los latinos componian muchas tribus poderosas
unidas entre sí por una federacion.
La Italia pues, se hallaba á la sazon dividida en
varias naciones independientes unas de otras. Las mas
importantes eran los etruscos, los latinos y al este de
los últimos, los sabinos. Aunque muy relacionados con
la Grecia desde los tiempos mas remotos les habian
hecho poca mella las ideas egipcias.
Los pueblos de la Italia conservaban tradiciones
—239— /

indígenas antiguas muy oscuras. Aquilo mismo que


en todas partes la historia primitiva está mezclada á
la religion y es muy dificil distinguir lo que es de la
una y lo que es de la otra. Segun ciertos pasages
de la antiguedad recogidos en Suidas, hubo entre
los etruscos un sistema religioso muy complicado y
una gerarquia divina con Júpiter á la cabeza, un
consejo de dioses etc. Pero la mezcla de las ideas ro
manas con las creencias de la Grecia ha producido
mucha oscuridad en esto. Lo que esencialmente distin
gue á la antigua religion de los italinos, es el culto
de los penates, de los dioses de las gentes ó tribus,
del genio de la familia que tan profundamente im
preso está en las mismas instituciones. Los dioses
peculiares de la Italia eran muy agrestes y barbaros
como Término, Pan, dioses de bosques y aguas etc.,
-Muy dificil es de fijar el caracter de estas divini
dades
Todas las naciones italianas se componian en aque
la época de razas aristocráticas qne gobernaban des
póticamente una poblacion de clientes y de esclavos.
Eran tribus dispersas que reconocian á veces el po
der de un rey ó de un dictador y unidas entre sí
por medio de una federacion: ellas formaban la aris
tocracia al paso que la poblacion plebeya daba asilo
á todo el que llegaba. Asi vamos à ver el principio
de Roma.
ORIGEN DE Roma. ¿Quien no sabe sus primitivas
tradiciones ? Rómulo y Remo de la raza real de los
principes de Alba é hijos de Marte fundan una ciu
dad nueva, cuyo gefe es solo Rómulo. A él se le atri
buyen la primera organizacion y las primeras guer
ras. Rómulo pobló la nueva ciudad de aventureros
de todas partes. Les dió mugeres robando las Sabi
—240

mas. Escojió entre ellos cien individuos á quien de -


coró con el título de Senadores que llegaron luego
á ser patricios, dividió el pueblo en tres tribus y
creó una clase intermedia entre estas y el senado,
los Céleres. Arregló tambien el matrimonio y la pa
tria potestad y reformó la religion. Los Sabinos es
pusieron mucho la ciudad naciente; mas vencidos por
las lágrimas de las mugeres romanas se unieron á ella
y su gefe Tacio reinó seis años junto con Rómulo: has
ta aqui la tradicion: vease ahora la hipótesis de
Niebuhr. -

Estaba en el monte Palatino la antigua ciudad


de los Sículos, Roma, pequeña y de poca importancia.
Habia en la colina Agonal otro pueblo mas considerable,
Quirium : ciudades que concluyeron por unirse despues
de una lucha vigorosa. Uníoselas despues bajo condi
ciones mas inferiores otra tercera ciudad, Lucerum
situada en el monte Celio. Esas son las tres primitivas
tribus los Rhamnenses, mandados por Rómulo, los
Tacienses, ó Quirites, mandados por Tacio y los Lu
ceres cuya reunion no se verificó hasta Tulo Hostilio.
La historia de Rómulo es el recuerdo de la
alianza entre Roma y Quirium. Creemos que in
dica ademas la apertura de un asilo para todos los es
clavos fugitivos, para todos los hombres sin leyes ni
familias, para todos los clientes de las vecinas tribus.
Todos estos junto con los clientes de las familias nobles
de tres tribus formaron la plebe, que segun Niebuhr
no principió hasta despues, componiendose en su ma
yor parte de pueblos latinos vencidos.
El reinado de Numa que subió al trono despues
de la misteriosa desaparicion de Rómulo marca una
época de paz y de organizacion. La ninfa Egeria le
inspiraba las sabias leyes, con que regularizó la ad

*, º "- á º
As s- -
-241

ministracion, dividió los pueblos en gremios de ofi


cios, establecio el calendario y fijó las leyes religiosas.
Vino despues Tulo Hostilio, principe guerrero, cé
lebre por la conquista de la antigua metrópoli de Al
ba, que sugeta con la derrota de los Curiacios por los
Horacios fué destruida despues de la traicion de Mecio.
Nieburh ve en esta tradicion la memoria de habérse
les reunido Lucerum. En tiempo de Anco Marcio, su
tesor de Tulo recibió Roma nuevos engrandecimien
cos : fundóse el puerto de Ostia: se redujeron mu
chas ciudades latinas, vencidos fueron los Sabinos y
los Veyos. En este reinado coloca Nieburh el orígen
de la plebe.
Importante es en la historia romana el reinado
de Tarquino. Segun la tradicion era este un noble
etrusco natural de Tarquimias. Descendia de Dema
rates, Corintio emigrado á Italia. Para Nieburh re
presenta este nombre una influencia etrusca en Roma.
En la primera edicion de su historia romana
hasta habia considerado á Roma como una colonia etrus
ca y concedido un escesivo influjo á la civilizácion
de aquel pais: en la segunda edicion modificó su
sistema fundamentalmente. Verdad es que no puede
desconocerse el influjo etrusco en Roma. Muchas par
ticularidades de la primera constitucion civil y reli
giosa de aquella cindad recordaban las creencias y
costumbres de los Tirrenianos. Asi toda la ciencia de
los augures que tan importante papel hizo, era de
origen etrusco: la dignidad real con sus insignias,
cetro, diadema, lictores, era una copia de la Lucumo
nia. Acaso fue Roma en tiempo de Tarquino, segun
congetura de Nieburh, la capital de una confedera
cion Toscana. Cuenta la tradicion que fueron sub
yugados los Latinos, Sabinos y Etruscos.
Tomo II. 16
-242

Grandes obras van unidas ademas á este nombre,


entre otras las gigantescas alcantarillas que aun sub
sisten: circunstancias que hacen creer representa Tar
quino todo un periodo. Entonces fué cuando añadie
ron al senado cien miembros, y cuando el número
de senadores se fijó en trescientos, lo que significa
segun Nieburh la admision de los Luceres en este
cuerpo.
Bajo Servio Tulio hubo una importante modifica
cion social. Habia comenzado ya sin duda la rivalidad
entre los patricios y plebeyos, entre las antiguas fa
milias nobles de tres tribus, y los hombres nuevos que
establecidos en torno de ellas, tomaban parte en el de
ber de la guerra. Habianse hecho repartos de tierras
entre los plebeyos y se encontraban entre ellos fami
lias ricas y hasta una nobleza plebeya , resto acaso de
la de los pueblos conquistados y unida luego á la ple
be de Roma. Sea como quiera, el reinado de Servio
Tulio marca la época de la primera admision de los
plebeyos á los derechos políticos. Hasta entonces las cu
rias, es decir las asambleas compuestas nada mas que
de las antiguas familias nobles de las tres tribus, habian
ejercido solas la soberanía. Servio, con el estableci
miento de las centurias, creó una nueva base, la de
los bienes para los derechos políticos y echó el puente
entre los patricios y plebeyos. Luego hablarémos mas
de esto. -

Servio fué muy popular, y su reinado, célebre en


la memoria de los plebeyos, recuerda la tradicion de
un gran triunfo del pueblo. No sucedió asi con el prín
cipe que subió al trono, despues del asesinato de Ser
vio. Tarquino el Sobervio marca una época de des
potismo igualmente odiosa á patricios que á plebe
yos. Por lo demas este príncipe es celebre por guerras
—243—

felices contra los Sabinos y Volscos, y por los grandes


edificios con que embelleció la ciudad. Fué el último
rey de Roma. Una revolucion revestida de los mas
brillantes colores por la tradicion popular abolió la
monarquía. Lucrecia es violada por un hijo de Tar
quino: Bruto conmueve al pueblo: es echado el ti
rano, y el gobierno popular sucede al de los reyes (509).
Nieburh hace muy dudosa toda la historia de la
espulsion de los Tarquinos. Presenta imposibilidades
materiales, diferencias de edad inconciliables entre
los hombres que hicieron papel simultaneamente en
aquella escena. Cierto es que la revolucion se hizo
en provecho de la aristocracia y que los plebeyos per
dieron en ella. Nieburh conjetura que el gobierno se
confió primero á toda la familia de los Tarquinianos
de que era miembro Colatino marido de Lucrecia: y
luego á los Valerios otra familia patricia que se habia
interesado por los plebeyos: y que solo mas adelante
se estableció el gobierno consular como se conocio
luego. Mas antes de hablar de este gobierno y de las
revoluciones posteriores de Roma, creemos deber dar
una idea general de las creencias, costumbres y leyes
de aquella ciudad en su origen.
Roma mas que ninguna otra ciudad antigua, mas
aun que la dórica Sparta fue organizada para la guer
ra é imbuida del espiritu guerrero. Su religion, su
moral, sus tradiciones nacionales, trahian siempre á
la memoria este fin supremo. Patricios y plebeyos
concurrian á ese sentimiento comun y callaban sus
discordias cuando habia un enemigo que vencer, un
vecino que sugetar. - -

La religion de los Romanos era Etrusca en mu


chos puntos. Adoraban à Júpiter como à Dios supre
mo y presidente del consejo de los dioses: Rómulo le
-
-
-21

habia consagrado ya ópimos frutos y bajo Tarquino el


sobervio le levantaron el templo Capitolino. Despues
de Jupiter, los dioses mas honrados de los Romanos
eran Marte, Vesta simbolo de la antigua materia á
quien está ofrecido el fuego sagrado: despues algunos
dioses de origen latino. Fauno, Jano, Cono, Fidios.
ete. Habian deificado á Rómulo y le adoraban bajo el
nombre de Quirino.
A Numa se atribuye la organizacion definitiva
del sacerdocio. Cuatro pontifices presididos por un gran
pontifice formaban el consejo religioso. Detras de
ellos venian los flamines consagrados á Jupiter, Qui
rino y Marte: los curiones sacrificadores de las curias:
los salicos, sacerdotes de Marte: las vestales, virgenes sa
gradas dedicadas al culto de Vesta: los augures y los
arúspices. Las funciones de los ultimos eran de suma
importancia. Sin que ellos consultaran la voluntad de
los dioses, no podia emprenderse acto alguno públi
co, no podia haber deliberacion alguna, no podian reu
nirse los comicios, en una palabra, nada era posible.
Esta importancia del arte augural tomado de los
Etruscos ligó estrechamente la religion romana al in
teres político del estado, al cual quedó siempre subor
dinada. Asi llegó a ser el instrumento mas fecundo
del fin comun de actividad de Roma sin producir una
direccion sacerdotal ó inclinarse hacia los trabajos de
ciencia y bellas artes. Era imposible ademas que llega
ran á predominar las funciones sacerdotales: aunque
perpétuas, no eran hereditarias, y se conferian por
eleccion como todas las magistraturas. Por lo demas
se podian ejercer à un tiempo funciones diversas, y
el sacerdocio no eximia del deber militar.
Las tradiciones religiosas recordaban continua
mente el fin de la nacion. Quirino habia predicho
-215—

al morir, que Roma seria eterna, y con el tiempo la


capital del mundo. Cuando Tarquino el sobervio, soca
bó los cimientos del Capitolio se encontró una cabeza de
hombre perfectamente conservada: y el dios Término y la
diosa de la juventud que temian altares en el monte
Tarpeyo no quisieron ceder su lugar á Jupiter. Los
sagrados intérpretes predijeron que el lugar donde se
halló la cabeza vendria á ser capital de la Italia, que
jamás retrocederian las fronteras del imperio y que la
juventud del pueblo romano seria eterna. Lo mismo
aseguraban los libros sibilinos que recibio Tarquino el
sobervio de una muger desconocida que tenian solu
ciones dispuestas de antemano para todos los apuros
en que pudiera verse Roma, y para cuya conservacion
se crearon sacerdotes particulares. Numa habia depo
sitado en el templo de Vesta el Palladium que Eneas
habia llevado de Troya y que la ciudad debia conservar
eternamente. Tambien confió el escudo destinado á la
salvaguardia de la ciudad á los doce sacerdotes sálicos,
cada uno de los cuales tenia uno semejante que
paseaban todos los años por las calles haciendo danzas
solemnes. El dios Marte era representado por una lanza,
y esta por otra parte, simbolizaba los derechos civiles, la
propiedad, el poder señorial etc. Asi por todas partes
seguia al ciudadano romano el sentimiento de la guerra
y de la conquista y su valor exaltado sin cesar, debia
concluir por realizar el brillante porvenir de aquellas
profecias.
La moral de los romanos era guerrera como su
fin de actividad. Sóbrios y frugales degeneraron lue
go en avaros. Tan severos con los demas, como con
sigo mismos les eran casi desconocidas las dulces sim
patías: y en su rígida justicia no cabia particula algu
na de caridad. La buena fé era su único deber para
—246

con sus paisanos; mas se debian del todo á la patria,


y á la guerra nunca faltaron.
En la antigua constitucion de Roma hay que dis
tinguir cuidadosamente lo que es propio de los patri
cios y lo que es propio de los plebeyos. Esta distin
cion, con tal profundidad desenvuelta por Nieburh,
arroja nueva luz sobre esta parte de la historia antigua.
Hemos dicho que se habia formado la antigua Ro
ma de tres ciudades particulares, cuyos miembros
fundaron la primera poblacion. Sea lo que quiera de
este hecho, lo cierto es que hubo tres tribus primi
tivas en las cuales es donde se han de buscar los pri
mitivos patricios.
Cada tribu se dividia en diez curias ó compañias
de cien familias; cada curia en diez decurias. Estas
eran las gentes, razas primeras cuyo conjunto constitu
yó la ciudad. Nieburh dice que la division por decu
rias no descansaba en comunidad de origen entre
las familias de la misma decuria; mas su opinion
puede ser aventurada. Sacrificios comunes, culto de
iguales penates y ceremonias religiosas unian entre
sí a las diversas familias de la propia gens ó decu
ria, como á las diversas gentes de la misma curia.
Rigurosas instituciones sobre la herencia debian con
servar el órden establecido.
La reunion de gentes constituia el populus que
en esos primeros tiempos se componia de solos los
patricios. El senado no era mas que la junta de ge
fes de las gentes. - -

Roma dió al principio cien senadores, número


que se dobló despues de la agregacion de Quiriun.
En tiempo de Tarquino el antiguo tambien se ad
mitió en el senado á la tribu de los Luceres pero
como estaba sujeta á las dos primeras se distinguie
—247

ron sus miembros con la denominacion de minores


gentes.
La soberania estaba en manos de toda la nacion
-

que en los comicios por curias decidia las cuestiones


importantes. Se confiaba el poder á un rey electivo
de muy limitada, autoridad. Sus prerogativas consis
tian en ser gefe supremo de la religion, principal
magistrado judicial, encargado de una parte de la
administracion y general nato de los ejércitos. El se
nado era un consejo superior que preparaba las le
yes y dirigia los asuntos públicos. Despues de la muer
te del rey se elegia de su seno un inter--rey cuyo
cargo duraba muy poco. Otro oficio público que fe
cha de aquella época el es de tribuno de los Celeres,
probablemente gefe de la caballeria. - -

En toda esta organizacion primitiva, los plebe


yos nada significaban: el populus patricio ejercia so
bre ellos un poder absoluto. No obstante, su numero
que iba en aumento, la parte activa que tomaban en
el fin de la ciudad, la riqueza de algunas de sus fa
milias y acaso las reclamaciones que hicieron desde
entonces, obligaron a los patricios á darles algunos de
sus derechos. El nombre de Servio Tulio, como ya
hemos dicho, es el que marca esta gran reforma. Se
dividió á la plebe en tribus: hubo cuatro en la ciudad
y veinte y seis en el campo. Mas adelante se confun
dieron estas tres tribus con las de Rómulo; pero son
muy distintas, como se echó dé ver. Nieburh atribuye
ademas á Servio Tulio la organizacion completa de
la plebe, Cree que este principe le dió tribunos, magis
trados particulares, etc. º pero no se apoya en dato
alguno positivo. El hecho importante del reinado de
Servio es el censo y los comicios por centurias. Mu
cho ha esclarecido Nieburh estas dificil materia.
—248

El mismo fin de la ciudad, el deber militar fué


el principio de la nueva division de los ciudadanos:
la riqueza sirvió de base. Se rvio hizo del pueblo un
ejército, en el cual los cuerpos que mas servicios pres
taban, esos tenian mas derechos. Mandó que cada cinco
años todo ciudadano declarase sus bienes y que con
arreglo á ellos estuviese obligado á un equipo militar
especial. Asi se crearon seis clases, segun la tradicion,
y cinco segun Nieburh. Los de la primera debian jun
tar 100.000 ases: tenian que hacerse con caballos: los
de la segunda 75.000 ases, con armadura completa: los
de la tercera 50.000, con armadura mas ligera: los de
la cuarta 25.000: los de la quinta 2.500. Despues se
guian los que no se incluian verdaderamente en las
clases que no iban á la guerra, ni pagaban impuesto
alguno.
Toda clase se dividia en centurias. La primera se
componia de los antiguos patricios, de las gentes de
las tribus, y ademas de doce centurias de caballeros ple
beyos; entre todo, componian 98 centurias: la segunda
constaba de 22; la tercera de 20; la cuarta de 22; y la
quinta de 30. A cada clase estaban agregadas las
corporaciones de obreros necesarios para la guerra:
trompetas, carpinteros, alleitares etc: otra division
de clases las distribuia en centurias de seniores y
juniorcs. A las últimas únicamente alcanzaba en tiempos
comunes el deber militar. Tambien habia division para
los que no entraban en las clases: á esta pertenecian
los assidui, los accensi, los velati, y los mas misera -
bles los proletarii que no pagaban impuesto alguno;
pero esta materia es muy obscura.
Esta organizacion por centurias fué la base de un
nuevo órden en los Comicios. En adelante se reunie
ron estos por centurias, siempre que la plebe estaba
—249

interesada. Estos Comicios no crearon la igualdad pues


que no hacian mas que contrarrestar el poder supremo
de las curias. Se recojian en efecto los votos por cen
turias y no individualmente. Ahora bien, la primera
clase contenia por sí sola mas centurias que todas las
restantes: se comenzaba por ella, y cuando habia pro
nunciado la mayoría absoluta de las centurias, las de
mas no votaban ya. De este modo los ricos quedaron
señores del campo, y aunque en menor número que
las clases bajas, se cargaron con todo el poder.
Tal era en un principio la constitucion política de
Roma. Sus leyes civiles cuadraban inmediatamente á
su civilizacion guerrera. Por una parte tenian el sello
de su genio grosero y bárbaro, y por otra, de la in
fluencia religiosa de la Etruria.
La familia formaba la base de la gens. La tradicion
atribuye á Rómulo la ley del matrimonio y de la patria
potestad. El padre era señor absoluto en la familia.
Tenia derecho de vida y muerte sobre sus hijos y hasta
sobre su muger en ciertos casos. Entraba ésta en la fa
milia del marido y era considerada como hija suya.
Tres formas del matrimonio antiguo han llegado à
nosotros: mas no son todas de esa época. El mas so
lemne, la confarreation se hacia por medio de una ce
remonia religiosa; el usus se verificaba, cuando el
marido adquiria su muger por prescripcion de un año:
pcr último, en la coemptio, el marido compraba su
muger. Hasta la ceremonia del matrimonio figuraba
un robo. Nunca podia la muger disponer de sí, y
cuando la muerte de su padre ó de su marido la li
bertaba de la potestad que ejercian estos en ella, vol
via á caer bajo la perpétua tutela de sus parientes.
Apesar de tal estado de abatimiento como en el que
las tenia la ley, las matronas romanas virtuosas por mu
-250

cho tiempo, fueron honradas mientras hubo pureza de


costumbres. Se permitia al marido el repudio; aun
que solo mucho despues se puso en práctica
El gefe de la familia no solo ejercia su poder su
premo en su muger é hijos: los clientes y esclavos eran
parte de la familia. Respecto de los clientes era pa
trono: eran estos en general libertos suyos. Muy esten
dida estaba en lo antiguo esta relacion basada sobre
recíprocos deberes: el patrono era el protector nato de
sus clientes y cada patricio tenia en torno suyo una
poblacion de esos hombres que se confundieron con
los plebeyos cuando se formó la plebe, y constituyeron
á veces en el seno de ésta una minoría imponente de
cidido por los patricios. Despues se relajaron estos vín
culos al caer el patriciado, y solo quedaron relacio
nes jurídicas entre el patrono y su liberto inmediato
Los esclavos eran tambien de la casa. Isa guerra
les suministraba la mayor parte. El hijo de la esclava
seguia la condicion de la madre. El señor tenia dere
cho de vida y muerte sobre ellos y hacian parte de
los muebles del ciudadano. ¿Cual fué el estado de la
propiedad en Roma en aquellos tiempos remotos? Di
ficil es de saberlo. La tradicion refiere varios repar
tos de propiedades. Rómulo dió dos arpentes á cada
uno de los nuevos ciudadanos, y se distribuyeron tier
ras á los plebeyos en tiempo de Numa, de Tulo Hosti
lio, de Anco, de Tarquino y de Servio. Empero solo
pueden hacerse congeturas sobre la especie de dere
chos que confirieron. Sin duda no habia entonces mas
propiedad rcal que el dominio quiritario, acerca del
cual tenemos pocos datos, y que dió márgen con el
tiempo, á una distincion importante en el derecho civil.
Las leyes moral y religiosa querian que no perecie
se la familia. Asi que moria el padre entraban en po
—351

sesion los hijos y aquella no se interrumpia. Les to


caban partes iguales Muy importante era tener un
hijo, tanto que á veces se suplia su falta por medio
de la adopcion. La religion en Roma como en todas
partes formaba la base de los derechos de familia
y de herencia. Cada casa tenia su genio particular,
sus penates, sus sacrificios, su culto interior, sus
sacra que debian conservarse siempre. A falta de
hijos, los que recogian las sucesiones, es decir, los
llamados à ellas por testamento, ó los parientes mas
cercanos, ó los de la misma gens debian encargarse
de los sacra para que no pereciesen. -

Todas las relaciones civiles entre los romanos


estaban sugetas á formas rígidas y simbólicas. Los
pactos se hacian con palabras solemnes. Los procesos
simbolizaban una lucha real y la lanza, señal de todo
derecho, indicaba el origen de las leyes romanas.
¿Participaban los plebeyos de todo ese derecho
civil que hemos espuesto? No es probable. Apenas ha
bian adquirido algunos derechos de los mas impor
tantes, los políticos. Para ellos no habia aun, sin du
da, familia, herencia, dominio quiritario: otros re
glamentos determinaban su estado civil; pero no los
conocemos. Mas adelante, cuando se hizo la fusion
de la plebe y el populus, adquirieron tambien el de
recho civil La ley de las doce tablas fue el código
de esta transaccion. a

Hemos dejado á Roma espulsando sus reyes. Va


á abrirse una doble serie de actos. Por una parte,
Roma va á seguir infatigablemente su fin de con
quista, y en poco tiempo serà señora del mundo;
por otra, la plebe instrumento de casi todas sus ha
zañas va á crecer cada vez mas y a pedir la partici
pacion de todos los derechos de ciudadania y a der
-252

ribar el patriciado. Espongamos separadamente cada


una de estas líneas históricas.
HISToRIA DE LAS CONQUISTAs RoMANAs HAsTA Las
DiscoRDIAs, CIvrLEs (1). Comienza una interminable
serie de guerras en que manifestará Roma su espiritu
siempre agresor Al principio tuvo la ciudad con
quistadora que defenderse á si misma: su poder era
ya temible á las naciones vecinas y no fue dificil
al rey Tarquino el acarrearle enemigos. Cinco guer
ras sucesivas emprendieron los pueblos comarcanos
para restablecerle ó mas bien para recobrar su in
dependencia perdida por medio de las discordias in
ternas. Porsena gefe de todas las fuerzas Etruscas
dirigió el ataque. De esa época no ha guardado
las tradicion mas que recuerdos de victoria; mas
parece que no siempre fue Roma feliz. Porsena la
señoreó efectivamente y solo se libertó de él cuan
do tuvo que atender á la Etruria y quizas á otras
guerras. Una gran batalla llena - de recuerdos poéticos
venció á los alborotados Latinos cerca del lago Re
gilo. Rechazados fueron los Volscos, Equos y Sabinos
á pesar de las disensiones domésticas que despeda
zaban la ciudad.
Por mucho tiempo tubo Roma que lidiar con
aquellos pueblos. Situados à sus puertas y celosos de
su naciente grandeza, se aprovechaban de todos los
altercados entre patricios y plebeyos para atacar á la
republica. Roma llevada al estremo supo no obstante
vencer. Asi sujetó á los Hernicos, y quitó muchas
ciudades à los Volscos. Tubieron estos un momento

(4) véase la historia romana de Poirson, Montesquieu, gran


desa y decadencia de los romanos. La historia somena de Rollin.
—253

de triunfo, al guiarlos contra su patria el transfuga


Coriolano. Empero alzóse Roma, y tuvo una encarni
zada lucha con los Etruscos, Veyos, Volscos y Equos.
En aquellas guerras perecieron los trescientos Fabios
que en los apuros de la república se ofrecieron à cos
tear ellos solos la guerra contra Veyes. Otra vez,
solo la dictadura de Cincinnato pudo salvar la patria
de los Equos. Se batia Roma con los enemigos este
riores que la circuian y los internos que la devoraban
pero seguia estendiendo su territorio. (460)
La victoria, al fin, se pasó á Roma, que quitó a
los Volscos todas sus ciudades. Conquistadas Antium
y Anxur, quedaron solo restos de aquella nacion. Los
vencidos Equos no podian ya resistir. Los Sabinos
aquende Cures dejan las armas, despues de la doble toma
de Fidenes. Por último redúcese Veyes tras de un sitio
de diez años, y á poco tiempo Faleries. La caida de
las dos ciudades etruscas debilitó mucho la liga tirre
niana: durante el sitio de Veyes modifica Roma bajo
la dictadura de Camilo su organizacion militar: da
sueldo á sus tropas y hace varias mejoras en su ejército,
En adelante estaba asegurado su poder contra los pue
blos limítrofes, sino hubiera aniquilado todos los resul
tados adquiridos una terrible invasion, la de los
Galos. (390).
En el reinado de Tarquino el antiguo salió de la
Céltica una partida espedicionaria, pasó el Tirol, é hi
zo la conquista de todo el norte de la Italia, que to
mó el nombre de Galia Cisalpina. Dos siglos se habian
mantenido los Galos en sus límites: mas por en
entonces su tribu de los Senoneses salvó el Apenino
se lanzó sobre la Etruria y pidió a Clusium , ciudad
etrusca, territorio para establecerse. Fueron los roma
nos imprudentemente al socorro de esta ciudad y se
—254

acarrearon la cólera de los Salos. Vencedores estos


en la batalla de Allia se apoderaron de Roma cu
ya poblacion espantada huyó. Solo una parte de la ju
ventud se guareció del Capitolio y à punto de rendir
se , contándose estaba el grueso rescate que se iba á
pagar al vencedor, cuando Camilo que habia reu
nido el ejército disperso, cayó de improviso sobre
los vencedores y los derrotó completamente.
Tal es el relato de Tito Livio y la antigua tra
dicion heróica. Pero fragmentos de Diodoro y Poli
bio nos cuentan la verdad de esa historia. Parece
cierto que se pagó el rescate; que parte de los
Galos fueron batidos, al llevarse el botin; y que los
demas se fijaron en las campiñas próximas de Roma des
de donde mas de una voz la volvieron á amedrentar.
Destruida Roma se reedificó lenta y penosamen
te; su poder estaba abatido. Se rebelaron los pue
blos antes sujetos. Los Etruscos, los Volscos, los
Equos, los Hernicos, los Latinos comenzaron de nue
vo la guerra, apoyados por los Galos que volvieron
á atacar á Roma en tres diversas ocasiones. Los Sa
binos no tomaron parte alguna en las hostilidades.
Roma tuvo una suerte estraordinaria en estas luchas
semi-heróicas. Por último, al cabo de cincuenta años
de combates habia vuelto á entrar en sus antiguos
límites. Los Hernicos, los Volscos, los Veyos, los
Latinos le estaba sujetos. Los Toscanos habian recobrado
à Faleries; pero dos poblaciones etruscas, Tarquinianos
y Faliscos estaban próximos á rendirse. Entonces (343)
comenzó una larga y sangrienta guerra, cuyas victorias
fijaron la dominacion romana en Italia: la de los Samni
tas que se estendian por el Apenino y à lo largo del mar
Adriático. Antes habian quitado à los Etruscos la Campa
hia y ahora atacaban á Capua, colonia suya que se
—255

habia emancipado. Entregáronse á Roma los Capua


nos y se abrió una série de combates alternados de
triunfos y reveses que terminaron por la sumision de
toda la Italia central.
Los Samnitas pidieron auxilio en aquella guerra
á todos los pueblos italianos y todos quedaron venci
dos. Fórmase una liga desde el principio y es batida;
en el primer periódo de la guerra, Latinos, Volscos,
Ausones y Campanios quedan sugetos para siempre.
Ajustase un tratado con los Samnitas: rómpese luego,
pero los romanos detenidos en los Horcas Caudinas
tienen que concluir una tregua. Vuelve despues à co
menzar la guerra, y vence Roma apesar de una li
ga que hacen los Samnitas con los Etruscos. Por úl
timo viendo la Italia central que va á perecer toda
con los Samnitas, van en su ayuda los Ombrios, Galos
y Toscanos; mas la suerte se habia decidido por Ro
ma. No se pudo sin embargo rendir á los Samnitas:
fueron esterminados y Curio Dentato se posesionó del
pais deshabitado. Los Sabinos que no habian tomado
parte alguna en aquella guerra; los Ombrios, los Galos,
Senoneses y Boyanos y los Etruscos que sobrevivian,
pasaron al dominio romano. En sesenta y tres años
que trascurrieron desde la primera guerra Samnita,
toda la Italia central fué subyugada.
En los documentos históricos de la época que sigue,
es donde se pueden estudiar, la constancia é inteligen
cia con que seguia Roma su fin que ya no podía ocul
tar. Desplegó la astucia, la perfidia, la violencia para
llegar à él: ningun medio la repugnaba y fijos sus
ojos en la conquista del mundo, á ella se dirigia sin
cesar. Conviene leer en Montesquieu la esposicion de
ºsa misma política que se perpetuó tradicionalmente
en el senado y acabó por destruir todas las naciones.
—256

Fácil en aliarse con los débiles, pronto convertia su


proteccion en autoridad: dispuesta á tomar partido en
todas disensiones todo le era ocasion de guerra y supo
siempre emprenderla à tiempo. Dos máximas inflexi
bles componian su política: no hacer jamás la paz sin
haber vencido, y hacer de cada guerra un orígen de
nuevas victorias. Nunca usó Roma de buena fé con sus
enemigos mi aliados: alguna vez, porque le traia cuenta.
Ya codiciaba la Italia entera. Mientras la guerra de
Samnium se habia relacionado con muchas eiudades de
la Grecia. Se unió con Alejandro rey de Epiro y con
los Tarentinos contra los Brucios y Apulios y conquis"
tó gran parte de la Apulia. Varias ciudades griegas ha
bian caido en su poder al fin de aquella guerra, cuan
do osó Tarento insultar á Roma. Marchan los roma
nos contra ella y la socorre Pirro. Vencedor de ellos
al principio cerca de Heraclea sufre muchos desca
labros, despues se lanza sobre la Sicilia á la cual do
mina por un momento, vuelve luego á Italia donde
pierde la batalla decisiva de Benevento. Entonces to
dos los pueblos de la Grecia estuvieron espuestos á
los golpes de los romanos. Los Apulios, Brucios,
Lucanianos, Ombrios, Salentinos, Picenum, Tarento
fueron reducidos. Algunas ciudades, á título de alia
das conservaron una libertad ficticia. La Italia me
ridional estaba tambien conquistada. (272)
Una ciudad semejante á Roma en la sed de con
quistas y entonces mas poderosa todavia iba à encontrar
se con los vencedores de Italia. Cartago fundada por la
Tiria Dido, habia propagado su comercio y sus con
quistas (1). Poseia todo el litoral del Africa y de la

(1) Solo se sabe la historia de Cartago ¿ las relaciones de


las guerras que sostuvo con Roma y algunos datos conser
—257—

España, la Córcega la Cerdeña y una gran parte de


la Sicilia, pero reinaba en su seno la discordia.
La antigua constitucion de Cartago era aristocrá
tica: el poder residia en un senado y en dos sufetas ó
reyes: el pueblo nombraba los magistrados y com
partia con ellos la facultad legislativa. Mas los gene
rales ejercian un poder escepcional, y bajo la fami
lia de Magon, se habia visto amenazada la república
del despotismo militar y habian creado un tribunal
supremo, compuesto de cien ciudadanos, cuya mision
era proteger el estado contra la aristocracia y los ge
nerales: empero ese mismo tribunal llegó à ser una
oligarquía corrompida. En la época á que llegamos
estaba Cartago dividida en cuatro bandos: primero
el del senado y los sufetas, despues el de los gene
nerales del ejército y luego el de los centumviros.
Bajo otro punto de vista era tambien Cartago muy in
ferior á Roma: no sacaba de su propio seno los ejér
citos que habian de defenderla. Las tropas se com
ponian de mercenarios venidos de la Grecia, de la Numi
dia, de las islas Baleares. Revueltos estos mercenarios mu
chas veces la pusieron á punto de perecer; sus ciu
dadanos entregados al comercio y à la corrupccion
eran incapaces de tomar las armas por sí mismos. Por
otra parte tenian una marina poderosa y Roma nunca
habia tenido un solo navio.
Reinaba Hieron en Siracusa y tenia bajo su au
toridad una parte de la Sicilia siendo el resto de los
cartagineses. Una horda de salteadores Campanios, los
Mamertinos, se apoderaron de Mesina y dieron muer

yados por Justino. Vease Hecren políticº y comercio &c. y la


historia de Mr. Michelet.
Tomo II. - - 17
-258

te á los habitantes: Hieron fué contra ellos. Llama


ron en su ayuda á los romanos: aquel se unió á los
cartagineses: tal fue el orígen de las guerras púni
cas (364) sobre las cuales no nos estenderemos.
Tres veces chocaron Roma y Cartago: esta pere
ció en el último choque. Entre una guerra y otra no
cesaba Roma de engrandecerse y al fin de la tercera,
poseia ya la Galia Cisalpina, parte de la Transalpina,
casi toda la España, la Iliria, la Macedonia, la Gre
cia, una gran parte del Africa y del Asia. Hé aquí
el órden de sucesion de conquistas.
Durante la primera guerra púnica se hicieron los
romanos con marina y ganaron muchos combates.
Una espedicion al Africa conducida por Régulo, fra
casa, despues de brillantes triunfos. Concluye por úl
timo la primera guerra con la gran victoria naval que
alcanzan los romanos cerca de las islas AEgates. Can
sada Cartago solicita la paz y la obtiene cediendo la
Sicilia y las islas entre ésta y la Italia, volviendo los
prisioneros sin rescate y pagando, tres mil talentos á
la república.
No descansaron los romanos desde la primera guer
ra púnica à la segunda. Tribus galas ocupaban toda la
Italia del Nórte y fué llamada Galia cisalpina. (1) Resol
vieron conquistarla. Antiguos rencores contra los Ga
los sirvieron de pretesto á la guerra. Los Venetos se
entregaron sin combatir. Los Boios, los Ligurios, los
Insubrianos se defendieron con valor teniendo que

(1) Se dividia en cuatro - partes: La Liguria (estado de


Jénova) la Galia Transpadana (territorio de Verona, Matua,
Milan Turin, etc, ) la Galia Cispadana (Ravenna , Bolonia , Mo
dena) la Venecia (costas del Adriàtico hasta Trieste.
—259

ceder à la superioridad de fuerzas materiales. La Ga


lia cisalpina se conquistó en poco tiempo. La Istria,
corrió la misma suerte. A pretesto de proteger una
islilla jónica declararon la guerra á Teuta, reina de
los Ilirios y pronto todas las márgenes de Adriático re
conocieron el poder romano.
Entre tanto, habia recobrado Cartago sus fuerzas,
con dificultad. Agotada la hacienda por la guerra y
las contribuciones que debia pagar á los romanos,
lo estaba aun mas por las dilapidaciones de los ma
gistrados y la mala voluntad de los contribuyentes. Es
pantoso egoismo reinaba en aquel pueblo dado á las fac
ciones, y para reparar tales pérdidas no encontró mas
medio que el de suspender el pago á las tropas mer
cenarias y grabar con enormes contribuciones á las
ciudades de Africa que habían sugetado. Mercenarios
y ciudades se alzaron entonces: Cartago próxima á
perecer salvóse por Amilcar Barca que improvisó un
ejército nacional. Despues de una guerra atroz, inau
dita, fueron echados los mercenarios. Amilcar volvió
asi la actividad conquistadora de Cartágo hácia Espa
ña: á sus órdenes y á las de Asdrubal se conquistó
gran parte de aquel pais. Muerto el último, Annibal
hijo de Amilcar Barca llegó á ser general del ejér
cito de España, a pesar de la repugnancia de Han
non contrario á los Barcidas.
Habia jurado Annibal odio eterno á los romanos,
y triunfaba con él el partido de la guerra. Ataca á
Sagunto, ciudad española aliada de los romanos y co
mienza la segunda guerra púnica (218). Annibal es
uno de los génios mas grandes de la antiguedad. La
grandeza y arrojo de su plan, la rapidez y vigor
con que le ejecutó, hacen ver en él todas las cuali
dades de un gran capitan: y si Cartágo le hubiera
—260 -

ayudado, acaso habria reemplazado á Roma en la


conquista del mundo.
La segunda guerra púnica comprende dos pe
riódos. En el primero Roma lleva lo peor; mas en
el segundo se repone y derrota á su rival.
Annibal resolvió llevar la guerra á Italia. Deja en
España un buen ejército à las órdenes de su herma
no: otro ejército defiende á Cartago: atraviesa él los
Pirineos, pasa á la Galia, salva los Alpes á pesar de
innumerables obstáculos, gana á Scipion la batalla del
Tesino, y poco despues á Sempronio la de Trebia. En
tonces toda la Galia cisalpina que sufria mal el yugo
de los romanos, se alborota y da à Annibal sesenta
mil hombres: ya no le quedaban mas que veinte y
seis mil. Anuncia por do quiera que va á libertar los
pueblos oprimidos por los romanos, penetra en Etru
ria y deshace un nuevo ejército romano mandado por
Flaminio en el lago Trasimeno. En poco tiempo inun
dan sus armas la Cmbria, el Picenum, el Samnium,
la Campania, la Apulia, y aunque no consigue suble
var estos paises, impide que los romanos echen allí
quintas. El general de estos, Fabio nombrado prodic
tador evita todo encuentro decisivo y con un cuerdo
entretenimiento deja quc los cartagineses gasten ellos
mismos sus fuerzas. Al cabo cree Roma llegado el
momento de lanzarse sobre su enemigo: levanta un
inmenso ejército, que confia á Varron y a Paulo Emi
lio: pero sufre una nueva derrota, mas desastrosa que
ninguna y que parece deber acabar para siempre con
la potencia romana. Dase la batalla cerca de Cannas
en Apulia; y Annibal con un ejército de cincuenta
mil hombres destruye las fuerzas casi dobles de los
T0IlanOS,

Empero éste fué el límite de sus hazañas: tan


-—261

tas victorias le habian rendido. Aunque toda la Ita


lia se alzó á su favor, no pudo dominar aquellos pue
blos que solo aspiraban á su independencia. Asdrubal
que debia mandarle socorros desde España, habia sido
derrotado por los romanos, por Cneyo y Publio Sci
pion. En Cartago habia vencido la faccion contraria
á los Barcas y le mandaron pocos auxilios. Asi es que
por precision, no por torpeza se encerró Annibal en
Capua. Entonces comenzó una série de escaramuzas,
marchas, sitios, etc. que duraron ocho años, acabando
por destruir las ya mermadas fuerzas del general carta
ginés. Por un momento pareció sonreirle aun la for
tuna: la Sicilia rompió la alianza romana despues de
la muerte de Hieron y de su sobrino Jeronimo. Fi
lipo de Macedonia habia entrado en sus intereses, y
obtenido su hermano una gran victoria en España.
A poderóse Marcelo de Siracusa despues de un sitio
de tres años: Felipe ocupado de los asuntos griegos
no pudo socorrerla: por último Cornelio Scipion real
zó el poder rcmano en España. Asdrubal sin embar
go logró pasar á Italia, pero fué derrotado sin poder
unirse á Annibal.
Llevan los romanos la guerra al Africa. Desem
barca allí Corn. Scipion con un ejército numeroso.
Aliase con ellos Massinisa, rey de los Numidas: todo
cede á las armas romanas. Acude Annibal desde Italia y
en vano ofrece la paz. Dase una gran batalla en Zama.
Vencida Cartago tiene que entregar todos sus navios
de guerra escepto diez, y todos sus elefantes, pagar
un tributo enorme, cederá Massinisa gran parte de
su territorio y obligarse á no hacer la guerra a nadie
sin el beneplácito de los romanos (202). -

Al fin de la segunda guerra púnica salia el pc


der romano de los límites de Italia; se halia hecho
-262

conocer y temer de las naciones orientales. Comen


zaba un nuevo órden de relaciones; Roma entraba en
el sistema de los estados natos de Alejandro.
Despues de la destruccion de Cartago, subsistian
tres potencias capaces de imponer á los Romanos: la
Macedonia gobernada por Filipo III; la Grecia, divi
dida entre las ligas Aquea y Etolia, y la Siria en
que reinaba Antioco el Grande. El Egipto por su de
bilidad, estaba fuera de la política general. Roma
usó en sus nuevas relaciones del mismo espíritu que
habia manifestado siempre. Asi como tuvo primero
por fin conquistar la Italia central, y luego la Italia
entera, asi á la sazon era su fin sugetar al mundo
conocido. Su política siguió la misma, y no cambió
su derecho internacional. La relacion entre los pue
blos fué siempre la guerra y la conquista, solo que
fué en mayor escala. La cuestion no se ventilaba ya
entre pueblecillos sino entre naciones constituidas y
capaces todas de sostener una lucha encarnizada.
En el espacio de cerca de 70 años, desde el fin
de la segunda guerra púnica hasta el principio de
las disensiones civiles de los Gracos, España, una
parte de la Galia Transalpina, la Macedonia, la Gre
cia y el reino de Pergamo fueron reducidos à pro
vincias romanas. Cartago fué borrada del número de
las ciudades: la fuerza de Roma se estendia desde
Oriente á Occidente. Ya hemos referido la historia de
una parte de esas conquistas. Vamos á reasumirlaº
aqui rápidamente.
Despues de haber concluido Roma la paz con Car
tago, se ocupó lo primero de domeñar las poblacio
nes de la Galia Cisalpina que se defendian con en
carnizamiento. Los Ligurios que se batieron con mas
vigor fueron reducidos los últimos. Despues fué re
—263

conquistada Istria que se habia hecho independiente


en la segunda guerra púnica.
La Córcega y la Cerdeña que estaban en el mis
mo caso corrieron igual suerte.
Libre España del yugo cartaginés no queria rein
cidir en el de los romanos. Prolongóse la guerra mu
cho tiempo contra las poblaciones guerreras que la
habitaban, hasta que al fin fué provincia romana.
Pero la conquista mejor de Roma en el intérvalo
de la segunda y tercera guerra púnica fué la de Ma
cedonia, Grecia y parte del Asia. No volveremos á
las causas de aquellas luchas y de sus principales fa
ses: se toma á Macedonia despues de cuatro guerras,
dos contra Filipo, una contra Perseo y la cuarta con
tra Andrisco. En Grecia, fueron abatidos primero los
Etolios y luego la liga Aquea.
Tambien Cartago debia caer. Annibal que no pu
do hacer á su patria señora de Roma habia pensado
reformarla, interiormente. Habia concentrado en ma
nos del Senado el poder político, reducido al silen
cio la faccion aristocrática de los Hannon, reformado
la justicia, y restablecido la hacienda pública. Se asus
taba Roma de ver prosperar á su rival; asi es que se
complacia en las usurpaciones de Massinisa, rey de los
Numidas á quien habia puesto al lado de Cartago.
En vano pedia ésta justicia: los tratados le prohi
bian emprender la guerra sin permiso de los romanos"
Acosada al fin toma las armas y es batida por Massi
nisa. De rechazo cae la faccion de Annibal y triunfa
la de Hannon vendida á los romanos. Entre tanto le
declaran la estos guerra y desembarca en Africa un
numeroso ejército á las órdenes de Censorino y de
Manlio. Azorada Cartago ofrece acceder á todas las
ondiciones. \ Por de contado le hacen entregar las ar
—264

mas y en seguida declara Censorino que vá á des


truir la ciudad y que los cartagineses habian de es
tablecerse á tres leguas de la mar. Entonces la deses
peracion les inspira el último esfuerzo. Convirtiendo
todo en armas se encierran en su ciudad y hacen por
cuatro años la defensa mas grande y temeraria. Por
último, Escipion Emiliano llamado el Africano II, toma
la ciudad por asalto; la mete á fuego y á saco: la ma
yor parte de los habitantes mueren: los demas son
vendidos. La rival de Roma ya no existia (146)
Tras la tercera guerra púnica, solo le quedaba á
Roma consolidar su dominacion : hizo sin embargo
nuevas conquistas. Hé aquí las guerras que tuvo has
ta las disensiones civiles.
Attalo III rey de Pergamo habia legado su reino
á los Romanos. Rebelase Aristonio hijo natural de
aquel; pero es batido y sus estados se agregan á los
Romanos.
A duras penas sufria España el yugo que la ago
biaba. Primero se sublevaron los Lusitanos. Vence
dores de Calpurnio pero batidos por Mummio y Atilio
recibieron de Galba una paz vergonzosa y fueron es
terminados treinta mil, asi que dejaron las armas.
Viriato jóven pastor, despues gefe de partido levantó
de nuevo el estandarte de la rebelion y alcanzó vic
torias importantes sobre Roma: pero el general Ro
mano Scipion le hizo asesinar y cayó con él la re
sistencia de los Lusitanos. Desde el principio de la
guerrera habian seguido los Celtiberos el movimiento
de estos. Apaciguados primero por Marcelo quieren
aprovechar las victorias de Viriato. Metelo sin em
bargo les toma la mayor parte de sus ciudades; pero
se sostiene Numancia que hace temblar á los ejérci
tos romanos. Pompeyo, Popilio, Mancino, Emilio, Fu
—263

rio y Calpurnio Pison se estrellan sucesivamente con.


tra aquella ciudad. Por último la ataca Scipion con
un ejército formidable y la toma despues de una de
fensa desesperada. Ya quedó sugeta España.
En la misma época pisaron los Romanos las Ga
lias. Los introdujeron los Marselleses, llamàndolos en
su auxilio, contra algunos pueblos que los inquieta
ban. Tras de varias guerras dirigidas por Opimio, Do
micio y Fabio Máximo contra los Salurios, Avernas y
Alobroges, toda la parte situada entre el Garona, el
Tarn, las Cevenes, el Ródano (en el lago de Ginebra)
los Alpes y el mar se tornó provincia romana. Al
mismo tiempo guerreaban otros generales en el Tirol,
Venecia y Dalmacia consolidando la dominacion ro
mana en las provincias rebeldes y aumentaban nue
vas tierras à la república.
Asi es que en la época á que hemos llegado, Roma
poseia toda la Italia, islas del Mediterráneo, España,
Iliria, Macedonia, Grecia y parte del Africa. Su po
der era ilimitado: y las naciones que no habia con -
quistado se humillaban ante su altiva benevolencia.
Aun sin embargo, debia estenderse mas el im
perio romano: mas antes de pasar adelante echemos
una rápida ojeada sobre las revoluciones interiores de
Roma desde la espulsion de los reyes.
HIsroRIA INTERIoR HAsTA LAs GUERRAs civiLEs (1).
Asi como domina un solo pensamiento en toda la his
toria esterior de Roma, asi tambien una sola tenden

(4). Véase para este periodo Vertot, Revoluciones , romanas,


las obras ya citadas y el excelente resúmen de trabajos mo -
dernos sobre la historia del derecho romano por Mr. Giraud,
lntroduccion á los elementos de Heincccio,
-266

cia engendra todos los hechos de la historia civil: la


lucha entre patricios y plebeyos. La hemos visto nacer
con la plebe desde los primeros tiempos de Roma; va
mos á verla crecer y estenderse cada vez y acabar por
la completa igualacion de dos castas opuestas, por la
ruina del patriciado y de la antigua aristocracia.
Mucho tiempo necesitaron los plebeyos y muchos
esfuerzos para llegar à ese fin. Muchos y muy san
grientos combates tuvieron que sostener para ir con
siguiendo los derechos civiles, los políticos y al cabo
hasta la misma posicion social.
La revolucion que destronó á los reyes fué pura
mente aristocrática: al pueblo nada le aprovechó: el
poder se quedó en manos de las curias y del senado.
La tradicion refiere que desde entonces se confió el
poder á dos magistrados elegidos anualmente, los
cónsules; pero esto es muy incierto y hasta es dudo
so se usára ya la palabra cónsul.
Tambien cuenta la tradicion un altercado, las
sospechas que se concibieron contra el cónsul Publi
cola y beneficencia y popularidad de ese magistrados.
Es posible que la gens Valeria á que pertenecia Pu
blícola ejerciese al principio el mando supremo, y
favoreciera á los plebeyos. Mas la tradicion dificil de
comcebir en la forma que ha recibido es tal vez mas di
ficil de esplicar todavia.
La miseria obligó al pueblo á levantarse, porque
no solo estaban escluidos los plebeyos de los derechos
civiles siendo nula su influencia en la organizacion de
las centurias, sino que con el aumento continuo de
poblacion era insuficiente el reparto primitivo de tier
ras y la miseria los ponia à merced de los patricios
que se habian apoderado de todas las tierras conquis
tadas que se habian ido agregando al dominio públi
—267

co. Las poseian no como propiedad privada sino por


simple concesion debiendo pagar un cánon, muy corto
por cierto con respecto al fruto que sacaban, y de
este modo se habian hecho dueños de todas las rique
zas de la república.
Acosados por el hambre los plebeyos hubieron
de dirigirse á los ricos: prestaban éstos con un cre
cido interés que se acumulaba pronto con los capitales.
Dura cautividad era la esperanza del plebeyo insolven
te: se convertia en esclavo del acreedor de quien
sufria los mas crueles tratamientos. Tal habia llegado
á ser la condicion de una gran parte de la plebe ºro
mana. Estado intolerable!
La historia de los primeros alborotos es aun in
cierta. Crearon los patricios desde el principio una
nueva institucion, la dictadura, dirigida principal
mente contra los plebeyos. El dictador era nombrado
por los cónsules, al parecer del Senado, en los mo
mentos de crisis y por tiempo limitado. Quizá en su
orígen era su poder como el real. Pero mas adelan
te ejerció una autoridad absoluta y escepcional en la
justicia, en la administracion y en la guerra. El pri
mero fué Tito Largio. Con el dictador se nombraba
tambien un maestre de caballería, poder patricio
que gozaba de grandes honores.
Hubo muchas tentativas de rebelion: los patricios
supieron frustrarlas con promesas, hasta que ya el
pueblo no pudo tolerar por mas tiempo la opresion.
Salió de la ciudad, se fué al monte Aventino y de
claró que se negaba á todos los deberes sociales sino
se abolian las deudas y se daban garantías para el
porvenir (493.)
Los historiadores han contado con muchos deta
lles la retirada al monte Aventino; pero la mayor par
—268

te de estos parecen imaginarios. Se supone que los


plebeyos se pusieron de acuerdo con los pueblos ve
cinos aliados de Roma y enemigos de su pujanza y que
el temor de una liga hizo ceder á los patricios. El pue
blo consiguio la abolicion de las deudas y ademas que
se establecieran los tribunos, nuevos magistrados de
SUl SenO,

Esta conquista fué la mas importante de todas por


que habia de conducir á las demas. Es probable que
existiesen ya los tribunos que eran los gefes de los
plebeyos; mas hasta entonces su poder absolutamente
administrativo no era de fuerza alguna respecto al po
pulus de las curias. A la sazon les concedieron un de
recho, el de oponer un veto á los actos de la ciudad
patricia perjudiciales á la plebe: fueron los protecto
res del pueblo y sus funciones administrativas llega
ron á ser políticas. Despues se crearon otros magis
trados nuevos, los Ediles plebeyos encargados de la po
licia municipal, caminos, edificios públicos. ect.
Entre tanto los patricios seguian conspirando con
tra la ciudad plebeya. La tradicion coloca aqui una
historia adornada de leyendas héroicas pero que pare
ce caracterizar un periodo de lucha intestina, la his
toria de Coriolano representante de los patricios. Pri
varon estos al pueblo de subsistencia por una medida
administrativa: impidieron la llegada de los trigos. Co
riolano, célebre ya por sus victorias se habia encar
gado de domar á los rebeldes; mas fué vencido. Ce
dió el Senado ante la amenazadora actitud de la plebe.
Coriolano recusó en valde el juicio de los plebeyos.
Condenado à destierro perpetuo sublevó los Volscos
contra su patria á quien no perdonó sino por las lá
grimas de su madre y su muger.
- Pronto iba a agitarse la gran cuestion que no de
—269

bia resolverse hasta los últimos dias de la Republica:


se pidio la ley agraria.
Los patricios continuaban en posesion de las tier
ras conquistadas que pertenecian al Estado; en ellas
tenian siempre un medio de riqueza y de opresion.
Al cabo quisieron los plebeyos que una ley agraria arre.
glase el modo de conceder esas tierras; que se les qui
tasen à los que no tenian derecho á ellas, y que todos
participaran de lo que era fruto del trabajo de todos.
Un cónsul, un patricio Spurio Manlio, se hizo el
primer representante de tan justas reclamaciones. Su
laistoria está envuelta de espesas tinieblas: lo cierto es
que le acusaron, de aspirar á la monarquia y el pue
blo de las curias le precipitó de la roca Tarpeya (486).
Pero la muerte de Cassio no acalló los resenti
mientos plebeyos. Acudieron los patricios á la astu
cia y al asesinato, cuando no podian vencer por la
fuerza. Entre ellos se hizo célebre Appio Claudio por su
enérgica resistencia á las mejoras pedidas por el pue
blo. Prometieron nombrar comisarios para el reparto
de tierras; mas siempre supieron eludir sus prome
sas. Varias veces emprendieron espediciones milita.
res para acallar los clamores intestinos. Era el tiem.»o
en que Roma poco fuerte todavia luchaba contra sus
mas próximos vecinos: varias veces tambien negó el
pueblo su cooperacion y abandonó al general patricio
en el campo de batalla.
Nuevos derechos iba a conquistar el pueblo. Un
tribuno, Terentilo Arsa, pidió que se estableciese
un cuerpo uniforme de leyes: porque segun hemos
dicho, los plebeyos no participaron hasta entonces
de la legislacion de la ciudad patricia. Reclamaron
pues una ley que arreglase sus relaciones civiles co
mo las de los patricios: único medio en efecto de
-270

confundir las dos clases y llegar á la igualdad.


Opusiéronse los patricios á esta demanda. Su
táctica consistia en paralizar las decisiones del pue
blo, introduciendo la confusion en las asambleas
ya por la oposicion que por sus consejos hacian
los clientes que les eran adictos, ya por los desór
denes excitados por los jóvenes patricios, que de
hecho impedian se procediese á votar apaciblemen
te. Célebre se hizo Ceson por este género de in
trigas á quien los tribunos llegaron á desterrar y
multar.
Pronto se repusieron los patricios. Herdonio
Sabino que habitaba en Roma, logró apoderarse
por sorpresa del Capitolio. Habia reclutado multi
tud de esclavos á quienes prometia la libertad: de
claraba tambien que vengaria al pueblo de los in
sultos de los patricios. Sin embargo, los plebeyos
se armaron contra él, le echaron del Capitolio y
fué muerto. Al mismo tiempo el senado recobró
su autoridad. Volvieron à ocupar à los plebeyos en
la guerra. Fué hecho consul Quincio Cincinnato pa
dre del desterrado Ceson: Cincinnato, á quien la
multa impuesta à su hijo habia privado de su he
rencia, y habia tenido que cultivar por sí mismo
un pedazo de tierra que le quedaba: dos años des
pues salvó como dictador un ejército romano cer
cado por los Ecuos. Otra vez fueron rechazadas
las continuas peticiones del pueblo sobre nombrar
comisarios para cumplir las proposiciones de Te
rentilo: se llamó á Ceson de su destierro, y á su
vez fué condenado el tribuno Volscio su acusador.
La lucha entre los patricios y el pueblo ofrecia
una alternativa continua de accion y de reaccion. El
pueblo pidió sucesivamente que llegasen à diez
—271

los tribunos y que los baldios del monte Aventino


se repartieron á los pobres, y lo consiguió, aunque
no sin vivas disputas. Despues hizo condenar á los
cónsules Romílio y Veturio, que le habian insultado.
Por último se volvió à la Ley Terentila. Se envia
ron diputados á Atenas para que consultasen las
leyes de Solon, y se resolvió nombrar á su vuelta
comisarios encargados de establecer un cuerpo de
leyes uniformes.
Tambien es muy oscura la historia de este perio
do. La institucion, que se creó entonces fué sin
duda de las mas importantes de Roma, y pasó un
hecho capital en la constitucio n interior de la ciu
dad: una transaccion definitiva borró al fin las di
ferencias esenciales que habia entre la ciudad pa
tricia y el comun plebeyo. Las doce Tablas, obra
de aquella revolucion, fueron la carta que sancio
nó sus resúltados, y desde entonces fechó la fusion,
que debia de hacer de todos los romanos un pueblo,
no dejando mas desigualdad entre ellos que la de la
riqueza.
Despues de mucha resistencia de parte de los patri
cios, se creó un nuevo poder para fundar la nueva
legislacion. Se abolió el consulado, y se encargó
el mando supremo á diez patricios con el nombre
de decevniros. Presentaron un cuerpo de leyes
grabadas en diez tablas á las que se añadieron dos
al siguiente año. (451)
¿Introdujeron estas leyes un derecho diverso de
antiguo, ó no hicieron mas que confirmarle, dul
cificarle ó estenderle á las dos clases? Lo ignoramos:
se conservan fragmentos de esa ley: sea como quie
ra fue la base del derecho romano.
Appio Claudio de la antigua familia Claudia, una
—272

de las mas hostiles siempre á los plebeyos, estaba á


la cabeza de los decemviros. Segun la tradicion, su
pieron estos en el primer año hacer agradable á
todos, su gobierno; pero al siguiente trataron de
hacerse déspotas. En medio del descontento general
no se necesitó mas que una ocasion para sublevar
al pueblo: un acto de infamia y de violencia la pre
sentó. Cuenta la leyenda que quiso Appio Claudio
robar la hija de un plebeyo para hacerla esclava y
concubina suya. Virginio padre de la jóven la salvó
del deshonor matándola , sublevó el ejército contra los
decemviros que hubieron de dimitir el mando y á
poco fueron condenados. Appio murió en la carcel.
La revolucion que acababa de hacerse era abso
lutamente plebeya. Los patricios se habian dividido
un momento y los dos cónsules que fueron nombra -
dos Valerio y Horacio, estaban por el pueblo. Prou
to se arrepintieron los patricios de haber abandona
do á los decemviros. Volvió á comenzar la lucha;
los patricios no vieron otro medio de vencer que
sobornando á los tribunos: el veto de uno solo po
dia suspender toda proposicion tribunicia. Muchas
veces, en las commociones que siguieron detuvo las
conquistas populares el tribuno Duilio vendido á los
patricios.
En el consulado de Valerio y Horacio habia ad
quirido el pueblo un derecho importante: la vota
cion por tribus. Los comicios llamados á decidir los
asuntos del estado no se convocaban mas que por
curias ó centurias y en las votaciones por curias solo
tomaban parte los patricios: en las votaciones por
centurias solo tenian una corta influencia los plebe
yos. Las tribus por el contrario no erau mas que
una division local de los distritos: alli todos los in
e-273-º

dividuos eran iguales: los nobles entraban á título


de habitantes del canton. Mucho tiempo hacia que
se ventilaban en las tribus los asuntos del comun
plebeyo, y alli se daban las leyes administrativas á
él solo concernientes (plebis scita.) Mucho tiempo
hacia tambien que estaba pidiendo el pueblo fuese
obligatoria para todos la votacion por tribus y que
se adoptára como forma ordinaria de los negocios
públicos. Ahora bien, al caer los decemviros aquel
fue el derecho mas vivamente reclamado por el
pueblo. Por segunda vez se retiró este al monte
Aventino; y los cónsules Valerio y Horacio no pu
dieron reducirle sin acceder á su demanda. Empero
la conquista no fue definitiva: hicieron los patricios
mil trampas para que no se ejecutára la ley; hasta
cincuenta años despues por una ley del dictador Hor
tensio, no gozaron las tribus de un poder legislativo
completo, reemplazando poco á poco los comicios por
tribus á los de las curias y centuri as. -

En la misma época obtuvo el pueblo otro dere


cho. Los cónsules, magistrados supremos de la repú
blica no podia nombrarse sino de entre los patricios:
el pueblo quiso que los plebeyos pudiesen ejercer es
ta magistratura: y los nobles para burlar esta nueva
exigencia, trataron de tomar un término medio. Se
abolió el cargo consular, y se crearon en su lugar
diez tribunos militares, parte de los cuales podian
ser elegidos por el pueblo. Mas la historia del tri
bunado militar es casi desconocida. Nieburh conje
tura que fué solo la continuacion del empleo de
cemviral. Sea como quiera, al cabo de algunos
años se restableció el consulado. En este periodo
fué cuando los nobles, se deshicieron por medio
del asesinato de Spurio Melio, cabeza del partido
Tomo II 18
—274—

popular. Le presentaron en la historia como á un


conspirador, y lo mismo que á Spurio Manlio le
hicieron pasar por haber aspirado á la tiranía.
Continuaron las quejas. Resucitó la cuestion de re.
parto de tierras: quisieron los tribunos que se cediera al
pueblo el territorio de la ciudad de Voles que acaban de
conquistarse: tambien paralizaron los patricios esta
peticion. Aqui pertenece el sitio de Veyes en que
tubieron estos que conceder un sueldo á los que ha
cian la guerra. Despues de la toma de esta ciudad,
hubo nuevas luchas y aun tuvo el pueblo por un
instante la intencion de dejar á Roma é ir á estable
cerse en Veyes: los patricios no pudieron ablandar
le sino entregándole el dictador Camilo, que le privó
del botin cojido en aquella ciudad y que fué dester
rado.
La invasion de Roma por los Galos hizo cesar á
la sazon las quejas interiores: mas apenas revivió
la ciudad de sus cenizas, cuando volvió á comenzar
la lucha.
Otra vez aun sofocaron los patricios la tentativa
de un gefe popular á pretesto de tirania. Manlio Ca
pitolino fué precipitado desde la roca Tarpeya por
haber conspirado á favor del pneblo.
Pero iba á romperse la última barrera : iba á
nacer la igualdad de derecho , ya que no de hecho.
Dos tribunos de la plebe , ricos, Licinio Stolon
y Lucio Sextio propusieron una ley que debía fun
dar al cabo la igualdad política y abrir el camino de
la igualdad civil. Su ley comprendia tres articulos: que
uno de los cónsules debia ser plebeyo: que las con
cesiones de tierras no debian esceder de cinco arpen
tes y las que excedieran debian reducirse à esta can
tidad: pcr último que el interés del dinero debia arre
-275—

glarse á un tanto soportable y los intereses escesivos


acumulados antes de esta época se habian de descon
tar del capital. - -

Refiere la leyenda que Licinio pidio entrar en el con


sulado por sugestion de su vanidosa hija. Tambien esto
está por saber y es otra de las mil ficciones con que
la historia patricia ha manchado á los plebeyos. Sea co
mo quiera, despues de largas discusiones triunfó el
pueblo. Se adoptaron y ejecutaron las dos primeras
leyes: en cuanto á la última verdad es que se nom
braro n comisarios para ejecutarla, pero los patricios su
pieron evitarlo por medio de demoras interminables y el
mismo Licinio fué condenado por haberla violado (390).
No estaba terminada la lucha entre las dos clases,
pronto la veremos renacer mas cruel y sangrienta:
aunque los asuntos esteriores distrajeron de ella los
ánimos de todos. Hemos llegado á la época de las
guerras con los Samnitas seguidas de la rendicion
de Italia, de las peleas con Cartago, de la conquis
ta de una gran parte del mundo antiguo. Durante
ese periodo ninguna revolucion agitó á la republica
romana. Luego veremos las grandes guerras civiles que
la siguieron; pero echemos antes una ojeada sobre la
constitucion de Roma por entonces. Ahora es im
posible juzgarla, y aunque faltan detalles sobre mu
chos puntos no se está reducido ya á leyendas y tradicio
nes: se encuentran relatos de testigos oculares. He aquí
las modificaciones que se habian hecho. (1)
- Borrada estaba la distincion entre nobles y ple
beyos: las curias se habian fundido en las centurias

(4). Véanseá Beaufort república romana, Sigonius, de antiquo


-
jure populi romani, antiguedades romanas de M. Lebas.
- - -
-

-
—276

y tribus: aun subsistian las antiguas familias patri


cias: mas , sus privilegios residian mas bien en el
antiguo respeto de su nombre y en sus riquezas,
que en sus verdaderos derechos. Aunque al princi
pio no tuvo proteccion luego llegó hasta el
Pontificado. El derecho civil que tanto separalia an
tes á las dos ciudades ya era comun: habian con
seguido tambien el matrimonio entre nobles y ple
beyos: bajo todos aspectos ya no habia mas que
una Roma.
Entre tanto otra aristocracia aspiraba á reem
plazar al antiguo patriciado. Entre los patricios y
los plebeyos pobres se iba formando una clase me .
dia de plebeyos ricos, los caballeros, (que en la or
ganizacion de las centurias tenian derecho á un
caballo) que hicieron despues gran papel. En la
votacion por tribus subsistia la desigualdad, porque
estas no tenian la misma fuerza, y de las treinta
y cinco que á la sazon se contaban, habia cuatro, prin
cipalmente las urbanas, compuestas de una multitud
muy numerosa, muy pobre y muy despreciada á
la que pertenecian todos los libertos.
El censo sustituyó á la distincion de nacimiento
y aquel antiguo instituto de Servio recibió nuevos
desarrollos. A poco de caer los decemviros se creó una
nueva magistratura, la de los censores. Eran dos,
elegidos cada cinco años: ejercian un poder de suma
importancia, todos los ciudadanos debian declararles
su fortuna y justificar su declaracion, y los censores
por su voluntad los clasificaban ó entre los senadores,
ó entre los caballeros ó en una tribu cualquiera. Era
de su incumubencia ademas la inspeccion moral de la
ciudad, podian penetrar cn el interior de las familias
para vigilar la conducta de cada uno y privar á un
—277

ciudadano de sus derechos si lo creian justo.


El senado conservaba el principal poder de la
república: debian deliberarse en su seno todas las le
yes que se propusieran al pueblo. No obstante que
los tribunos habian debilitado mucho este privilegio,
con el derecho de suspender todas las proposiciones
del senado con su veto, y dirigir por si mismos roga
ciones al pueblo en los comicios por tribus. El
senado no se componia ya solo de familias patricias:
no se sabe bien como se formaba entonces: parece
que el nacimiento noble daba derecho á él; pero
tambien eran admitidos los plebeyos que habian de
sempeñado empleos públicos: lo que se sabe de fi
jo es que era preciso ser muy rico para entrar en
él, y que los censores eran lcs que determinaban
su composicion, conservando en la lista de senado
res à los que querian.
A pesar de eso y de los muchos descalabros que
recibió su autoridad, á pesar del espíritu de privile
gio y de explotacion que le animaba respecto de
los plebeyos, siempre fué fiel el senado á su mas im
portante mision: siempre dirigió la república con
habilidad y energia en sus relaciones exteriores. En
esto gozaba de un poder absoluto, y hemos visto
los grandes resultados que dieron la perseverancia,
firmeza y espíritu de cuerpo nunca desmentidos por
la tradicion, y que muy distinto bajo este aspecto
de las asambleas democráticas, siempre estaba domi
nado por su fin y tenia espacio para madurar sus
proyectos y ponerlos en ejecucion.
Hemos enumerado las principales magistraturas:
hemos dicho de los cónsules, de los dictadores, de los
tribunos, de los ediles plebeyos. Hubo despues otras
dignidades, á saber: Primero, cl prefectus urbis ele
—278

gido por el senado, cuando no habia magistrados or


dinarios, y revestido entonces de un poder consular.
Segundo, los pretores cuyo cargo fué una parte de los
cónsules, administrar la justicia civil: esta magistra
tura creada cuando pasó el consulado á los plebeyos
fué al principio puramente patricia: mas poco á poco
la obtubieron tambien los plebeyos como todas las otras.
El número de pretores varió en diversas épocas y di
remos pronto algunas de las modificaciones que pro
dujo esta institucion en el derecho civil de Roma.
Tercero, los ediles curules encargados de funciones
semejantes á las de los ediles plebeyos y cuya creacion es
contemporanéa á la de los pretores. Cuarto, los cües
tores, administradores de la hacienda de la repúbli
ca. Quinto, los administradores de las Provincias de
que hablaremos pronto.
Las magistraturas romanas ennoblecian mucho á
los que de ellas estaban investidos. Se llamaban cu
rules à las que eran en su origen, propias de los pa
tricios: daban derecho à cierta pompa religiosa intro
ducida por los Etruscos y reservada á los patricios que
solos gozaban de los auspicios y derechos religiosos. Pe
ro mas adelante fueron tambien admitidos los plebe
yos á los empleos curules, de donde resultaba para
ellos una especie de nobleza que transmitian á sus des
cendientes. (1) A los antiguos magistrados les queda--
ban títulos honoríficos y era de mucha importancia el
de consular (Ex-Cónsul). Sin embargo, las cargas de

(1) Los nobiles en Roma eran aquellos cuyos antepasados ha


bian ejercido funciones públicas y que podian hacer llevar delan
te de si las imágenes de aquellos ascendientes en ciertas cere.
imonias.
—279

los empleos públicos equivalian á los honores. No so


lo eran gratuitos y sujetaban á grave responsabilidad
sino que todo magistrado al tomar posesion debia dar
á costa suya fiestas y regocijos que costaban inmen
SaS SUIIIlaS.

El poder legislativo residia entonces en el pue


blo entero: y aunque habia alguna vez comicios por
curias y centurias en los tributos era donde se de
cidian los asuntos principales. El pueblo se juntaba
en el campo de Marte, armado como para ir á la
guerra. Todos los años habia comicios para elegir ma
gistrados: se celebraban otros comicios para votar las
leyes precedidos de ciertas advertencias y de ciertos
plazos: del magistrado que presidia era la iniciativa,
él preguntaba al pueblo, hacia la rogacion: de él
dependia la suerte de la ley que iba á darse, por
que se habia de adoptar ó desechar tal como se pro
ponia sin enmienda posible. Otros magistrados ejer
cian igualmente gran influjo en los comicios: los au
gures que, con declarar que los auspicios no eran
favorables, podian disolver la asamblea y aplazar in
definidamente toda decision.
Los comicios comenzaban ya en aquella época á
conducirse de un modo tumultuoso. Ya era inmcnsa
la poblacion de Roma. Antes de la primera guerra
púnica se habian contado 250.000 ciudadanos capaces
de llevar las armas : número que disminuyó por las
catástrofes de la segunda; pero las victorias le habian
aumentado rápidamente y al fin de las guerras púni
cas votaban en los comicios 320.000 ciudadanos. Ca
da tribu iba á dar sus votos al principio en alta vo,
y posteriormente en secreto. En las elecciones esta
ban los candidatos con una túnica particular á la en
trada de la plaza. La corrupcion hacia alli gran pa
pel; por una parte los patricios tenian á sueldo una
multitud de clientes adictos ; por otra, las conside
rables riquezas de la mayor parte de los que solici
taban los empleos ofrecian facil cebo á aquella turba
famélica de libertos.
La guerra, la conservacion de sus frutos y el
gobierno de las provincias eran el objeto principal
de administracion romana fuera de la policia mu
nicipal confiada á los ediles y de la justicia civil
cometida à los pretores. Estos eran tambien los
objetos de la administracion financiera de los ro
manos, el origen de las rentas y la razon de los
gastos Los trabajos públicos eran aun pocos: solo la
guerra absorvia la mayor parte de los fondos; bien
es, que ella tambien era la que los daba. En un
tiempo pesaban sobre el ciudadano romano diversos
impuestos; pero desaparecieron poco á poco y luego
se quedaron las provincias encargadas de hacer fren
te por si á los gastos públicos.
Ya hemos dicho que el senado era el director
supremo de los asuntos de la república. Bajo su ins
peccion administraban los cüestores la hacienda.
Mandaba las espediciones militares y elegia el go
bierno de las provincias, aunque una vez electos los
magistrados ejercian un poder casi absoluto.
Los cónsules eran los gefes naturales de los ejér
citos. Cuando se resolvia la guerra se convocaba al
pueblo: y el cónsul entresacaba los que habian de ir.
Alistado el ciudadano romano debia ciega é ilimita
da obediencia á su gefe que tenian sobre él, dere
cho de vida y muerte y le ligaba à su general un
vínculo religioso cuya fórmula era el juramento mi
litar.
Al principio no estaban à sueldo los ejércitos
—281—

tomanos no se hacian las campañas mas que en


verano y cada guerrero cuidaba de su propia sub
sistencia. Cuando el sitio de Veyes, se introdujo el
sueldo y al mismo tiempo la Imayor duracion del
servicio. Desde esa época datan tambien los progre
..sos de los romanos en el arte militar. Ellos ense
ñaron á tomar ciudades y hacer minas. La organi
zacion de sus legiones tuvo varias mudanzas. La le
gion se componia de una masa de infanteria flanquea
da por dos cuerpos de ginetes. En el órden de ba
talla estaba formada por lo comun en ocho lineas
presentando un espacio de tres pies entre cada linea
y cada fila. Se dividia en cohortes mandadas por
tribunos y en compañías por centuriones.
En pocos pueblos subió la gloria militar á tan
alto punto. La mayor parte de las pompas de las
guerras se tomaron de los Etruscos. Tal eran aque
llos magníficos triunfos en el Capitolio: las coro
nas concedidas á las acciones brillantes y el título de
imperator con que los soldados saludaban al vencedor.
Varia era la posicion de los pueblos conquista.
dos por Roma. Llegamos à un objeto de sumo in
terés y que ha dado lugar á muchos trabajos cuyo
fruto es este.
Cuatro son las condiciones que deben conside
rarse respecto á los súbditos de la república roma
na. 1.a la de las ciudades latinas: 2.a la de la Italia:
3.a la de las colonias, municipios etc. y 4. a la de
las provincias.
La condicion de los Latinos y de toda la Italia
fue siempre muy tolerable. Es verosímil que en un
principio eran admitidas las ciudades latinas á la
isopolicia completa, es decir, que sus ciudadanos
podian ejercer en Roma el derecho de ciudadanos roma
—282—

nos, y que esta gozaba mas bien de la presidencia de


una gran confederacion , que de un poder absoluto.
Rompióse esta relacion despues de la liga de los
Latinos con los Samnitas. Para castigar aliados in
fieles les quitaron los Romanos la mayor parte de
los derechos. Roma no obstante tenia consideraciones
que guardar y las ciudades latinas conservaron gran
número de privilegios y aun en algunas sub
sistió una isopolicia casi completa. Todos los Lati
nos fueron siempre admitidos facilmente á los dere
chos de ciudadanía y se dejó à las ciudades su de
recho municipal y ciertos privilegios del derecho civil
romano.

Los demas pueblos de la Italia gozaban de dere


chos semejantes, aunque escatimados, y como los La
tinos, conservaron su independencia municipal. La
Italia se diferenciaba ademas, esencialmente de las
provincias, en que estaba exenta de contribuciones:
solo pagaba una, la mas pesada en verdad, la de
sangre. Todas las ciudades de Italia debian suminis
trar un contingente de tropas á los ejércitos roma
nos; tropas que vencieron á Annibal y conquistaron
todas las provincias: tambien los vencedores fueron
la palanca mas poderosa de la grandeza de Roma.
Las colonias gozaban de la mayor parte de los
privilegios y honores de la madre patria. Los muni
cipios eran ciudades á las cuales se les habian con
cedido en todo ó en parte las prerrogativas de la
ciudad romana. La ciudad municipal se regia por
sus propias leyes, y ademas cuando sus ciudadanos
iban à Roma gozaban de los derechos de tales roma
nos, votaban en los comicios.
Donde hay que estudiar el espiritu de los
Romanos y sus sentimientos con los vencidos, en
—283—

en sus relaciones con las provincias. Allí no habia


consideraciones que guardar, ni alianzas que temer.
Todos los pueblos situados en la Italia, escepto algu
nos privilegiados sufrian un despotismo puro. Per
dian sus leyes, sus magistrados, la propiedad de
su territorio. Eran regidos arbitrariamente por cón
sules y pretores, proconsules, propretores, que te
nian derecho de vida y muerte sobre los indivi
duos. Les dejaban una parte de los terrenos, á título
de usufructo; pero fuertes contribuciones gravaban
aquella propiedad imperfecta, contribuciones que
se aumentaban mas en manos de los avaros publi
canos que las temian arrendadas. Ademas de las in
mensas sumas que derramaban las provincias en el
erario de la república henchian de riquezas á sus
administradores. Las exaciones que Ciceron echa en
cara á Verres gobernador de Sicilia eran ordina
rias, siendo las provincias la mina de donde sacaban
su colosal fortuna todos los magistrados de la re
pública. -

Tal era el estado político de Roma. Diferia ya


mucho de la primitiva ciudad que hemos descrito.
Tambien las leyes civiles habian cambiado. Aqui,
como en todas partes, se hacia sentir el influjo ple
beyo: al almoldarse al pueblo el antiguo derecho de
las curias habia pérdido sus formas sagradas, su ri
gor primitivo. En lo antiguo, el derecho civil es
taba intimamente unido al religioso y solo los sacer
dotes, por decirlo asi podian ser jurisconsultos. Con
la admision del pueblo al derecho civil desapareció
este carácter y hasta la religion hizo menos papel
cada dia. Ya las leyes de las doce tablas habian sen
tado la base de estas modificaciones; la jurisdiccion
pretoria no hizo mas que estenderlas y regularizar
—284

las. En efecto, el pretor decidia todo lo que no esta


ba previsto por el derecho civil.
Ensanchaba ó restringuia la aplicacion de esta
ley y con diversas ficciones llegó á modificarla mu
cho. Habia ademas dos especies de pretores, el ur
bano para los ciudadanos romanos y el peregrino pa
ra los estrangcros que no estaban sugetos en sus
juicios mas que á las reglas de la equidad, y cuyas
decisiones forman una jurisprudencia nueva. Entre
las muchas variaciones que sufrió el derecho civil
en aquel periódo, solo citaremos dos. En el año
428 la ley Petilia Papiria abolió los duros derechos
que las doce tablas daban al acreedor sobre el deu
dor y hacia tan miserable la condicion de los pro
bres plebeyos: prohibióse toda coaccion corporal, y
poco despues cambió completamente la ley de proce
dimientos al mismo tiempo que se hizo accesible á
todos, siendo asi que antes no podian presentarse en
juicio los plebeyos sino por medio de un patricio.
Al fin de este periódo, la desmoralizacion crecia
cada vez mas en Roma. Lss riquezas de las conquis
tas habian corrompido á sus habitantes. Perdida era
la antigua severidad de costumbres. Dulcificóse la ley
del matrimonio: Sp. Carvilio dió el primer ejemplo
de divorcio y luego se fue estendiendo. La misma
poblacion de Roma hacia lugar á una poblacion nue
va. Las familias patricias se estinguian y solo se con
servaron las razas senatoriales: la plebe se compo
nia de libertos y estrangeros naturalizados que no
tenian el sentimiento de los deberes de ciudadano.
Unos y otros no hicieron luego mas que aprovecharse
de las riquezas de la republica. -

En vano quiso el senado detener á la ciudad en


la pendiente por donde corria: en vano Caton el
—285

Antiguo antes de la tercera guerra púnica procuró


resucitar las antiguas costumbres de Roma. ¿Qué
podian aquellos senadores que daban á todos ejem
plo de latrocinio en las provincias y de una codicia
insaciable? ¿qué podia aun su misma virtud rígida
y austera, pero sin caridad alguna, implacable con
el infeliz deudor y con el esclavo? Las bellas artes,
la religion y las letras de la Grecia y del oriente
al mismo tiempo invadieron á Roma, y no las pu
do desterrar el senado a pesar de todos sus esfuer
zos. Esta fué la causa de decadeneia. Perdió sus
costumbres groseras y bárbaras, se civilizó ; mas se
llenó de todos los vicios y aceptó facilmente la cor
rupcion oriental sin recibir por eso su genio para
las letras y las artes.
DISENsioNEs civiLEs. A pesar de la fusion políti
ca de las dos ciudades, no habia aun igualdad en
Roma : he aqui los intereses que á la sazon habia.
1.º El interés patricio. Las antiguas familias guar
daban sus rencores, su espíritu de privilegio, su
deseo de dominacion y ejercian un influjo decisivo
en la política de la ciudad.
2.º El interés popular se dividia en tres diversos
intereses que obraron de acuerdo muchas veces, el
de los caballeros, el de la plebe romana y el de la
Italia. Los caballeros formaban la clase media acomo
dada: ellos eran los que arrendaban las contribucio
nes públicas y solian tomar gran parte de los des
pojos de las provincias. Ellos eran tambien los que
querian quitar á los patricios el monopolio de las
magistraturas: una sobre todo deseaban con ansia;
la judicial que era la que hacia á los patricios que
dar impunes y oprimir á los demas. La plebe de la
ciudad no pedia mas que pan y en su favor se pro
—286

pusieron tantas leyes agrarias. Por último la Italia que


contribuia con tantos soldados y que tan unida es
taba á la ciudad romana pedia los derechos civiles
y reponer la clase media que se acababa en las guer
ras y la reemplazaban poco á poco grandes propie
tarios que destruian el pais. -

Tales eran los elementos que iban à entrar en


lucha. Cada uno de ellos debió tener uno ó muchos
hombres que le representasen, tomaran la iniciativa
y le condujesen á la victoria.
Si los patricios quedaban vencedores se creaba
una oligarquia opresiva ó una monarquia aristocrá
tica; si triunfaban los plebeyos debia fundarse el ab
solutismo en favor del pueblo y contra la aristocra
cia. Esto último sucedió; y el establecimiento del im
perio de Roma no fué mas que consecuencia de
la victoria del pueblo sobre el senado.
Por una fatalidad se ha juzgado falsamente hasta
el dia el carácter de ese periodo. Esa historia es
muy conocida, y todos los escritores que nos la ban
trasmitido, eran del partido aristocrático. Sus ca
lumnias invirtieron los papeles: los defensores del
privilegio patricio se tornaron màrtires de la liber
tad, y los últimos representantes de los sentimien
tos populares pasan por tiranos que han esclavizado
á su patria (1).
- -

(4) Fuentes: P. Apiano, Salustio, Plutarco, Veleyo Paterculo,


Cesar, Ciceron, Suetonio, Dion Cassio. La historia mas deta
llada de este periodo es la de Ferguson historia de los progrosos y
caida de la República romana traducido en francés. Véanse tam
bien las revoluciones de Vertot y para la mas exacta apreciacion
la historia romana de Michelet.
—287—

Han llegado por fin los tiempos de una justicia


tardía. No hay que olvidar sin embargo que fué
muy corto el número de los que con pureza de
intenciones y desinterés personal defendieron la cau
sa, que habian abrazado. A la mayor parte movió
la ambicion, el deseo de honores y riquezas, y ca
si todos fueron mancillados por la inmoralidad que
roia entonces á Roma. Y con todo, aun ahora si
hubiesemos de elegir, diéramos la preferencia á los
Gracos, tan nobles, tan desinteresados, al brutal pe
ro popular Mario Cesar, tan demente, tan genero
so, tan grande por su genio, sobre Sila cruel y
libertino, sobre el liviano Pompeyo, sobre el versa
til Ciceron, sobre Caton, que á pesar de su auste
ridad supo calumniar á sus enemigos, sobre el ava
ro y rencoroso Cassio.
Los Gracos abrieron la lid, y fueron los mas
puros del partido democrático. Tiberio Graco habia
abrazado con calor la causa del pueblo , y llegado
que hubo al tribunado, pidió que se ejecutase la
ley de Licinio sobre el reparto de tierras. El sena
do tuvo que nombrar comisarios para proceder á
ello. Poco despues quiso Graco repartir al pueblo
los tesoros de Attalo Rey de Pergamo, y continuar
él en el tribunado. Pero los patricios armaron un
alboroto en que murió Tiberio y muchos de sus
partidarios: primera vez que la guerra civil ensan
grentó á Roma. (132)
El senado victorioso eludió las leyes de los Gra
cos, y supo adormecer por diez años las exigencias
populares. Mas el hermano de Tiberio, Cayo Graco
no debia tardar en volver á los antiguos proyectos.
En su tribunado se reprodujo la ley agraria y el
orden de caballeros recibió una satisfaccion largo
-288

tiempo requerida: fué admitido a las funciones ju


diciales reservadas hasta entonces á los senadores. Ca
yo Graco logró ademas que se hiciesen al pueblo
repartos regulares de trigo, y propuso el primero
estender los derechos de ciudadano á los pueblos de
Italia. El senado usó de artificio con él: ganó á un
tribuno, Livio Druso, que con proyectos exagerados
fupo eclipsar la popularidad de Graco: y en seguida
ctro alboroto y otro asesinato libertaron al senado
del odioso tribuno, y dieron á este cuerpo un po
der mayor que antes, La ley Tmoria suspendió todo
reparto de tierras.
Una nueva guerra exterior dió nuevo gefe al pue
llo. Habia muerto Micipsa, Rey de Numidia y alia -
do de los Romanos, y dejado sus dos hijos Hiemp
sal y Adherval bajo la guarda de su sobrino Yu
gurta. Asesinó este á Hiempsal; y Adherval acudió
en valde à Roma pidiendo justicia. A poco pereció
él, víctima tambien de Yugurta, y entonces Roma
declaró tarde la guerra al Rey de Numidia. Mas sa
hia este corromper á los generales romanos: despues
de haber sostenido algunas campañas sin exito, vi
no el mismo á Roma á justificarse; despues volvió
á Numidia á comenzar otra vez la guerra. Por últi
mo Metélo, el representante del partido patricio mar
chó contra él, y destruyó sus fuerzas; pero Mario
el teniente de Metélo, fué el que llevó los honores
de la victoria. Yugurta se había ligado con Boco,
rey de Mauritania, quien le entregó y murió de ham
bre en un calabozo de Roma.
Mario hombre grosero y violento, pero amigo del
pueblo se habia hecho representante de sus reclama
ciones. El habia alistado el primero en las legiones
á la última clase del pueblo, a los proletarios. Una
-289.-

guerra terrible y dos grandes victorias le dieron mas


prestigio. Los Cimbros y Teutones pueblos gérmani
cos de las orillas de Báltico, habian dejado sus ho
gares y lanzádose sobre la Galia que devastaron des
pues de rechazar à varias legiones romanas y de batir
el ejército del cónsul Cepson en Provenza. Luego
se habian separado: los Cimbros tomaron el camino
de la Helvecia para Italia, los Teutones querian salvar
los Alpes marítimos. Mario los derrotó sucesivamente
en dos grandes batallas, á los Teutones cerca de
Aix en Provenza , á los Cimbros en Verceil, cerca del
Pó (102).
Las victorias de Mario daban nueva fuerza al
partido plebeyo. A su vuelta á Roma escitó al tribuno
Saturnino á que atacase á Metelo cabeza de los pa
tricios y pidiera una reparticion de tierras para los
legionarios, y los derechos civiles para los Italianos.
Metélo fue desterrado; pero Mario no se atrevió á
sostener las demas proposiciones de Saturnino. Los
patricios tomaron las armas y Saturnino pereció en
el combate. -

Renueva luego el tribuno Livio Druso estas pro.


posiciones y quiere establecer al mismo tiempo la
fusion entre patricios y caballeros, haciendo entrar
á parte de estos en el senado y repartiendo entre
los dos cuerpos las funciones judiciales. Es asesinado.
Entonces acosados los Italianos hacen armas con
tra Roma. Rompe la guerra social, y sufre aquella
mil descalabros. Por último vence el patricio Syla.
El senado sabe dividir á sus enemigos; mas no pue
de acabar la guerra sin conceder el derecho de ciu
dad á gran número de Italianos.
Con todo, poco valor tuvo esta concesion, por
que los agregaron á las últimas tribus. Mario se hizo
Tomo II. - 19
—290

el intérprete de sus reclamaciones con este motivo.


Mas en esta época, otra guerra amenazaba á Roma.
Mitridates Rey del Ponto habia sublevado las ciuda
des del Asia menor, y hecho degollar cien mil romanos,
ocupada la Grecia por uno de sus ejércitos. Los
caballeros y plebeyos llevaban de comandante á Ma
rio, y los patricios á Syla. Triunfó aquel en un al
boroto, y hubo este de refugiarse en su ejército. Mas
vino con él en seguida, y dió la ley á Roma. Ma
rio fugitivo, recorrió todas las provincias sin ha
llar un asilo (87).
Parte Syla para el Asia. Sujeta primero la Gre
cia, y toma por asalto á Atenas, que se habia de
clarado por el rey del Ponto. Sostenido despues por
otro ejército romano mandado por Fimbria impone
una dura paz á Mitridates. En esto se habian arre
glado los asuntos del partido de Mario. El cónsul
Cinna habia sostenido à los Italianos: échanle de
Roma los patricios, pero marcha con un ejército so
bre la ciudad, y hace llamar al desterrado Mario. Se
señala la entrada de este por la proscripcron y muerte
de muchos patricios. Luego muere de escesos en
la mesa.
Volvia Syla del Asia triunfante y lleno de rique
zas: envia Roma un ejército contra él, pero por
do quiera es derrotado: en vano los Italianos y so
bre todo los Samnitas le oponen una encarnizada re
sistencia, Syla vencedor entra en la ciudad.
Entonces fué completa la reaccion patricia. El
terror subyugó á los romanos.: todos los dias se po
nian nuevas tablas de proscripcion y no tenian fin los
suplicios de muerte.
Quiso Syla borrar de una vez todas las victorias
de la plebe. Devolvió al senado la eleccion de Pon
—291—

tífices y el poder judicial, y llenó este cuerpo de


partidarios suyos. Abolió los comicios por tribus y
la dignidad tribunicia, y sugetó la solicitud de ma
gistraturas á condiciones difíciles. Sus soldados ri
cos con el botin se distribuyeron gran parte de la
Italia. Se habia hecho elegir dictador por tiempo
indeterminado: despues abdicó; pero conservó moral
mente su poder hasta el fin de su vida (79).
No todos los partidarios de la democracia habian
sucumbido en las proscripciones de Syla. Aun duran
te su dictadura habia tropas hostiles en campaña.
Sertorio, antiguo compañero de Mario, era señor de
España. Uno de los jóvenes generales de Syla, Pom
peyo, cuya fama era ya grande en Roma, marchó
contra Sertorio. Mas no vencieron sus armas, y sin
el asesinato del general plebeyo por Perpenna, rudos
descalabros amenazaban á los ejércitos del senado.
Al mismo tiempo Mitridates habia vuelto á tomar
las armas unido con Tigranes su yerno, rey de la
Armenia y las enormes exacciones de los gobernado
res del Asia Romana le aseguraron por do quiera
numerosos auxilios. Lúculo marchó contra él; redujo
á Mitridates al estremo, pero le llamaron antes de
haber podido terminar la guerra.
La Italia misma habia sido teatro de una sangrien
ta lucha: la guerra de los esclavos. Era la tercera
vez que se sublevaban. Habia muchos en Italia, y entre
ellos la mayor parte eran prisioneros de guerra, y hasta
hombres robados á sus familias por el latrocinio infame
de losmercaderes de esclavos. Por la vez primera se alza
ron en Sicilia, poco antes del tribunado de Cayo Graco,
y luego tras la derrota de los Cimbros por Mario. A la
sazon quien los acaudillaba era un propietario Tracio
preso en la guerra, Spartaco. Terrible fué para Ro
-292

ma aquella guerra: al fin Craso venció á los esclavos


en varios encuentros, y Pompeyo los derrotó defi
mitivamente.
Habia este abandonado al mismo tiempo el parti
do del senado, y héchose el hombre del pueblo y de
los caballeros. Unido estaba con Ciceron uno de los
representantes de los caballeros, célebre entonces
por su elocuencia, y que atacando al proconsul Ver
res habia descubierto todas las iniquidades que ha
cian los patricios en las provincias. En virtud de
esta nueva alianza hizo Pompeyo restablecer los Co
micios por tribus, devolvió su poder á los tribunos
y colocó á los caballeros en los tribunales.
Pompeyo, objeto del favor popular é impelido por
Ciceron recibió entonces un poder casi dictatorial.
Por una parte, se le encargó castigar á los piratas
que infestaban el Mediterráneo con esposicion del
comercio, y por otra parte concluir la guerra con
Mitridates. La fortuna coronó ambas empresas. Los
piratas fueron desarmados; Mitridates vencido y atrai
cionado por sus aliados y por su hijo acabó por dar
se la muerte. Pompeyo en esta espedicion redujo á
provincias romanas la Siria y gran parte del Asia,
é intervino despóticamente en los alborotos de la Judea.
Durante las victoriosas escursiones de Pompeyo por
el Asia nuevos tumultos agitaban la ciudad. Se acu
só al asesino del tribuno Saturnino, y un hombre nue
vo, el joven Cesar se hizo el órgano de aquella justicia
tardia. Parte de los caballeros se unieron en esta oca
sion al senado, Ciceron defendió al acusado Rabirio y
ganaron los patricios. Mas grave cuestion agitó en se
guida á la república. El tribuno Rulo suscitó de nue
vo la proposicion de reparto de tierras, aunque pidien
dose indemnizase á los poseedores actuales. Aquella
-293

proposicion fue la señal definitiva para unirse los prin


cipales caballeros todos muy ricos, con los patricios.
Ciceron logró que se desechára la ley de Rulo.
En otra ocasion mas importante volvio á señalar su
celo. Habia formado Catilina un partido, Gatilina hom
bre de talento, pero envilecido entre la comitiva de Syla,
y de vida tan inmoral como todos los jóvenes Roma
nos. Aparentó proponerse un fin popular. Queria la
abolicion de las deudas y la libertad de Italia: mas su
historia ha llegado á nosotros llena de calumnias. La
tradicion patricia cuenta que trataba Catilina de asesi
nar à todos los senadores, incendiar la ciudad, hacerse
con todas las riquezas de la república, dividirlas en
tre sus amigos y establecer luego el absolutismo. Estas
voces consternaron la ciudad. Ciceron atacó á Catilina
antes de que su partido se moviera. Salió este de Roma
y acudió á él gente de todos los puntos de Italia. Sus
amigos de Roma se entendieron con los diputados Alo
broges para sorprender al senado, pero faltaron estos à
lo convenido. Ciceron hizo prender y castigar inmedia
tamente á los gefes de la conspiracion; y á poco tiempo
murio Catilina con honor en una batalla que le dio el
ejercito de los cónsules.
Los patricios ensalzaron el valor de Ciceron; le
proclamaron Padre de la Patria; pero su estrella iba
à palidecer: Pompeyo volvia de Asia. Ademas de
Ciceron y de su partido encontró dos poderes en
Roma. el de Craso que habia vencido á los Italianos,
y el de Cesar á quien sus riquezas, sus muchas re
laciones y sus tendencias populares habian hecho
muy notable. En el senado solo Cesar habia defen
dido á Catilina; y la fuerza de su genio le desig
naba como gefe del partido plebeyo.
Estos tres hombres se ligaron contra Ciceron y
—294

los patricios, y pasó á sus manos el poder de la re


pública. Este fué el primer triumvirato. Cesar en
el consulado manifiestó desde luego el camino que
iba á seguir: propuso una ley agraria. Su proyecto
reprodujo la proposicion de Rulo: las tierras públi
cas debian de repartirse à los pobres: y el dinero
que habia traido Pompeyo del Asia serviria para
comprar nuevas propiedades. Cesar probó asi á re
constituir en Italia una clase media de labradores de
tierras, de grandes propietarios solo, y cultivadas por
los esclavos. Esta ley pasó apesar de una gran re
sistencia.
Entre tanto los triumviros se habian repartido
el imperio. Cesar tuvo el gobierno de las provincias
del Norte, y añadió una nueva á las que "ya poseia
Roma, toda la Galia (58).
Eran los moradores de esta una multitud de pue
blos bárbaros sin unidad nacional, sin intereses co
munes. Sin embargo nueve años necesitaron los Ro
manos para sugetarlos. La conquista fué provocada
por los mismos Galos. Los Eduanos llamaron á Cesar en
su auxilio contra una invasion helvética. Hizo Ce
sar á estos que retrocedieran, y en seguida prestó
igual servicio á los Secuanianos contra los de la Ger
mania, conducidos por Ariovisto. Pero al año si
guiente, conocieron los Galos que su independencia
estada amenazada. Los Belgas formaron una liga
contra Cesar que los venció. Despues sugetó la Bél
gica, las orillas del Sena, y su general, el jóven Cra
so, conquistó la Aquitania. Persiguió á los Germa
nos en su pais salvaje; y pasó dos veces el Occeano
para reducir á la nulidad á los aliados de los Galos,
los Bretones. Sugeta parecia estar la Galia, cuando
juntó todas sus tribus contra los Romanos: tres ter
-295

ribles campañas tuvo Cesar que sostener aun; pero


al cabo fué provincia romana. (1) -

Entretanto los negocios habian cambiado de


aspecto para Roma. Irritado Pompeyo contra los pa
tricios habia incitado al tribuno Clodio, que fué quien
hizo desterrar à Ciceron. La ciudad era presa de la
guerra civil. Cada partido tenia su ejército. Clodio
estaba á la cabeza de uno; Milon á la de otro; y mu
chas veces corrió la sangre en sus encuentros. Pero
Pompeyo que queria dominar ante todo, vió con
envidia el triunfo de Cesar en la Galia, y se hizo
nombrar gobernador de España para resistirle, caso
de necesidad,
Al mismo tiempo habia partido Craso para la
Siria de donde no debía volver. Los Parthos, cuyo
origen hemos visto, hacian continuas incursiones en
las provincias romanas. Craso marchó contra ellos,
mas su ejército fué destruido, pereciendo él tambien
en una emboscada.
Los alborotos continuaban en Roma: volvia á pre
dóminar el partido del senado: á su cabeza estaba
el severo Caton; y Pompeyo celoso siempre de Cesar,
principiaba á inclinarse á este lado. Ciceron fué llama
º

do, y luego á consecuencia de una riña mató Milon


á Clodio (52) (2).
Entonces se reconciliaron el senado y Pompeyo.
Apoyado este en los patricios ejercia en Roma casi
un poder absoluto, y necesitaba para llegar á sus

(4) vease sobre los pueblos de la Galia y las conquistas de


Cesar á Thierri, historia de los Galos.
(2) En aquella época se redujo la isla de Chipre á provinsia
romana por un decreto del pueblo.
—296

fines, deshacerse á todo trance de su contrincante


Cesar que habia concluido la guerra de las Galias.
Empero Cesar queria conservar su mando, sin el
cual no contaba con poder ni seguridad. Se entabla
ron negociaciones; mas ninguno de los partidos que
ria ceder, y ambos se preparaban á fiarlo á la
suerte de las armas.
Habia llegado Cesar al Rubicon, límite de la Ga
lia Cisalpina y de su provincia. Mándale de repente
el senado en una asamblea tumultuosa dejar su ejér
cito, só pena de ser declarado enemigo de la repú
blica, y espele de su seno á los tribunos del pue
blo que le defendian.
Con esto pasa Cesar el rio, y marcha sobre Ro
ma. Pompeyo y el senado huyen á Grecia, para
levantar allí un ejército. Se hace aquel dueño de la
Italia en sesenta dias: acude despues á España á
sujetar un ejército pompeyano: vuelve á Italia: es
nombrado Dictador en Roma, y por último persi
gue á Pompeyo en Grecia. Tenia este toda la ventaja,
y seis meses de quietud habian enervado las fuerzas
de Cesar, cuando una batalla decisiva le dió la vic
toria de Farsalia.
Pompeyo fugitivo fué asesinado en Epigto por
órden del rey Ptolomeo: mas el partido aristocrá
tico no estaba vencido. Cesar habia seguido á Pom
peyo á Egipto. Se detuvo seis meses en Alejandria
para restablecer en el trono de aquel pais á la cé
lebre Cleopatra, y apagar una rebelion de Egipcios:
despues marchó contra Farnaces hijo de Mitridates,
que se habia alzado. Al cabo necesitó todavia dos
campañas para domar el partido patricio.
Las principales fuerzas de este se habian retirado
al Africa, y se habian aumentado con la alianza de
-297

Juba, Rey de Numidia. La batalla de Tapsus los des


truyó, y entonces fué cuando se suicidó Caton en
Utica, cuartel general de los patricios. Por otra par
te, los hijos de Pompeyo habian levantado un ejérci
to en España, en cuya persecucion tuvo que ir Cesar.
Aquella fué su mas dificil campaña; pero salió ven
cedor en la sangrienta batalla de Munda, donde
murio Cneyo uno de los hijos de Pompeyo.
Ya por último habia paz en el Imperio El senado ha
bia cedido: la victoria del pueblo estaba segura para en
adelante. Cesar habia sido nombrado Dictador luego que
vino de la batalla de Farsalia: reunió luego el poder
tribunicio, el derecho de paz y guerra; la posesion
de las provincias, la censura, y recibió para siem
pre el título de Imperator, que solo se concedia á
los generales victoriosos. Era omnipotente, y no re
chazaba el título de rey, que querian darle sus
amigos. Usó de su poder conforme á los principios
que habia defendido siempre. En su reinado fué com
pleta la victoria de la plebe: envileció el senado agre
gándole estrangeros, Galos destruyó su fuerza ha
ciendo públicas sus sesiones: se ocupó de restablecer
el órden en Italia, y estendió hasta fuera de esta
el derecho de ciudadanía romana. Su clemencia igua
1ó à su valor en el campo de batalla: perdonaba á
sus enemigos: grandes proyectos rodaban por su ca
beza: queria refundir la legislacion romana, derrotar
á los Phartos y eternizarse por medio de grandes
monumentos. La muerte le cortó su carrera (44).
Una conspiracion patricia, á cuyo frente estaban
J. Bruto y Cassio produjo el asesinato de Cesar en
el senado, en el Capitolio. Mas el poder patricio no
podia restablecerse ya: era preciso un hombre que
gobernara para todos.
—298

Despues de la muerte de Cesar, sus asesinos tu


vieron que huir. Antonio, el general de caballeria
del dictadór sublevó al pueblo contra ellos. Aque
hombre sin embargo movido solo de la ambicion per
sonal, se compuso pronto con los patricios, y distribuyó
á los asesinos de Cesar las provincias que el dictador
les destinaba en su clemencia. Entonces llegó à Roma
el hijo adoptivo de Cesar, Octavio jóven de diez y
ocho años, que se presentó à guisa de vengador de
su padre. Trata el senado de ganarle inmediatamente,
por cierto que Ciceron fué uno de sus aduladores.
Décimo Bruto uno de los asesinos gobernaba la Galia
Cisalpina: quiere Antonio quitársela y seguro el se
mado de Octavio cree poder abatir á sus enemigos,
Antonio es derrotado en efecto; pero se incorpora
á Lépido antiguo compañero de armas, gobernador
de la Galia Transalpina; y Octavio que se habia rei
do del senado se unió luego con elloss
Formóse un nuevo triumvirato. Antonio, Octavio
y Lépido entran vencedores en Roma: mas no imi
tan la clemencia del Cesar. Nuevas proscripciones re
cuerdan los tiempos de Syla: sangrientos castigos aca
ban con lo que quedaba de los patricios y Ciceron
tambien es sacrificado.
Entre tanto Bruto y Cassio dueños de las provin
cias del Oriente habian reunido fuerzas; y Sexto
Pompeyo reorganizado una escuadra de piratas. La
fortuna favoreció las armas de los triumviros. La
doble batalla de Philippes en Macedonia destruyó las
esperanzas de Bruto y Cassio y estos dos últimos
representantes de la ciudad patricia se dieron la muer
te. A poco hubo de capitular Sexto Pompeyo y cuando
volvió á hacer la guerra con una nueva escuadra una
derrota definitiva le obligó á huir al Asia donde murió.
—299.-

Los triumviros quedaban libres de sus enemigos.


Ya se iba á ventilar á quien le tocaria quedar de se
ñor absoluto: porque el odio los dividia y la lucha se
acercaba. Ya despues de la batalla de Philippes, Ful
via muger de M. Antonio de acuerdo con su cuñado
L. Antonio, habia promovido una guerra civil con -
tra Octavio que tuvo la suerte de terminarla bien.
Despues hizo Lépido dimision, porque Octavio le ha
bia ganado sus tropas. En cuanto á Antonio, estaba
ocupado en Oriente: habia acudido á Italia al saber
el rompimiento de Octavio y de Fulvia, mas una re
conciliacion vino á dilatar el estallido. Ajustóse la paz
entre los dos triumviros restantes y muerta Fulvia se
casó Antonio con Octavia hermana de Octavio.
Habia este tomado para si el Occidente. Pasaron
algunos años llenos de inútiles espediciones de An
tonio contra los Parthos. Estaba este dominado com
pletamente por la reina de Egipto, Cleopatra. Habia
recibido en Tarso á esta muger para justificarse de
que sus generales hubiesen auxiliado á Casio: ella le
fascinó al punto como á Cesar: despues habia ido
á Italia à reconciliarse eon Octavio; pero de vuelta
á Alejandria todo lo olvidó por el amor. No solo
agrega á sus estados la isla de Chipre, Cirene y la Feni
cia ya provincias romanas, sino que le da, igual
mente que á sus hijas, la que acababa de conquistar
á un rey de Armenia y todo el territorio desde el
Mediterraneo hasta el Indo.
Octavio acusaba á Antonio de todos estos hechos
ante el Senado. La guerra era inminente: Antonio
mismo dió márgen á que estallára: por instigacion
de Cleopatra desoye á su muger Octavia que venia
de conciliadora, y la gran batalla de Actium decide
el triunfo de Octavio. Antonio y Cleopatra se refugian
á Egipto á donde los sigue aquel y se dan la muerte.
Redúcese el Egipto á provincia y Octavio regresa á
Roma omnipotente. (30 años antes de J. C.)

CAPITULO III.—IMPERIO ROMANO.

Llegado habia Roma al término de sus conquis


tas v de sus guerras intestinas. Todo el mundo an
tiguo obedecia á sus leyes. La plebe habia vencido al
patriciado y el poder de uno solo descollaba. Tres
siglos de dominacion le quedaban á la antiguedad pa
gana: despues debia acabarse para siempre. lban á
brotar los últimos frutos de las civilizaciones pasadas
y el mundo antiguo iba á correr hacia su ruina por
una rápida pendiente en que nada podia detenerle,
nada sino una religion y una moral nuevas.
En los primeros dias del imperio romano, du
rante los últimos años del reinado de Octavio, habia
nacido N. S. Jesucristo. En la palabra del hijo de
Dios se fundaba una sociedad nueva que envuelta to
davia en el mundo pagano crecia con la predicacion
y el martirio y debia triunfar al fin bajo de Cons
tantino y dominar á su vez la sociedad antigua. No
espondremos aqui los adelantos y progresos del Cris
tianismo naciente: pertenecen á la historia de las tras
formaciones que hizo sufrir al mundo la religion de
Cristo. Aqui solo nos toca ver los últimos resultados
de la antiguedad pagana.
La historia del imperio Romano hasta Constan
tino presenta dos periódos: el primero de prospe
ridad y esplendor, el segundo de desórdenes y mal
estar de todo género. Vamos á trazar rápidamente esa
historia hasta Constantino con el cual comienza otro
—301

periódo perteneciente a la civilizacion cristiana (1).


Despues de la batalla de Actium se halló Octavio
con los mismos poderes que César antes de su muerte.
Tenia todos los empleos politicos de la república : bajo
el título de Imperator el mando supremo del ejército:
como tribuno era inviolable: reasumia en sí toda la
magestad del pueblo romano y el senado le dio el so
brenombre de Augusto como título honorifico. Supo
conservar estos poderes cuarenta y cuatro años y tras
mitirlos à su familia: y asi aunque no se hubiese mo
dificado formal y legislativamente la constitucion de
Roma, existio en los ánimos esta modificacion de tal
modo, que á poco tiempo era imposible volver á las
antiguas formas, y los Romanos necesitaban á todo
trance un gefe supremo. La administraciou de Augusto
fué pacífico y creó en el imperio y sobre todo en las
provincias, una prosperidad desconocida. Augusto lo
mismo que Cesar fué clemeute despues de la victoria;
pero mas diestro que su padre supo desbaratar las tra -
mas que se urdieron contra él. De la gloria de su rei

(1) Las fuentes de esta historia son bastante incompletas, pa


tricias como las del periodo anterior, y parece que fueron muy
calumniadós los primeros emperadores; sobre todo los que destru.
yeron los restos del espíritu aristocrático. Los historiadores de
esta época son Suetonio, Tácito, Veley o , Tatérculo, Dion, Cassio,
Plutarco, Plinio el jóven, biografías de la historia augusta. Los
monumentos, monedas é inscripciones son muy interesantes para
ese periodo. Veanse la historia de los Emperadores por Tillemont,
id. de Crevier; Gibbon, Decadencia y ruina del in perio romano,
Caix historia de este. Sobre el estado social vean se ademas de
las obras de derecho romano de Hugo, Beaufort y Giraud; á De
zobri, Roma en el siglo de Augusto, del género de los viages de
Anacarsis; Naudet, Cambios ocurridos en la administraeion del
imperio romano, Estudios históricos de Mr. de Chateaubiiand.
chelot.
jº de la industria y comercio de la antiguedad por Ri
—303—

nado deben participar Agrippa su general, cuyo au


xilio le habia servido tanto antes de la batalla de
Actium, y el habil administrador Mecenas, protector
de las artes y de las letras.
Varias veces se cerró el templo de Jano en tiem
po de Augusto y las guerras que sostuvo, mas bien
tuvieron por objeto a segurar lo conquistado y de
fenderlo que subyugar nuevos paises. Esta fue en general
la política de sus sucesores y bajo su imperio aumen
tó poco la grandeza romana. Bajo Augusto fue defi
nitivamente su geta la siempre rebelde España: se
conquistó parte de la Armenia: un tratado con los
Parthos reparó la mengua de Crasso y Antonio; se
agregaron al imperio los paises al Sur del Danubio;
se dirigió contra la Germania una serie de espedi
ciones que duró mas de veinte años: las principales
fueron acaudilladas por Druso y Tiberio, de la fami
lia de Augusto; mas una gran sublevacion de Ger
manos y la destruccion del ejército de Varo las hi
cieron inútiles.
Sucedió á Augusto su hijo adoptivo Tiberio (14
de J. C.) que ya en vida habia asociado al impe
rio. Siguió al principio la política de Augusto y como
él se afirmó por medio de una sabia administracion
ayudado de su bien fundada reputacion militar.
En tiempo de Tiberio volvió para las familias
nobles de Roma el régimen del terror. El empera
dor era tribuno del pueblo y todo atentado contra él
lo era contra el pueblo romano. Estos crímenes se
hicieron entonces muy frecuentes: delatores de toda
especie acusaban á sus mas íntimos amigos y se mul
tiplicaron los crueles castigos: empero debemos des
confiar en esto de las historias patricias que solo res
piran calumnia y rencor. El ministro de las cruel
—303—

dades de Tiberio fue Seyano prefecto del pretorio, que


supo conservar su confianza ocho años, gobernando
en su lugar y que murió al fin de órden de su se
ñor. Tiberio entretanto habitaba la isla de Caprea,
encenagado, se decia, en infames placeres (37).
Los tres reinados que siguen son célebres por el
terror y por los horribles suplicios. Cayo Caligula hijo
de Germánico y sucesor de Tiberio aparece como un
loco furioso, enfermo de libertinage, de una prodi
galidad insensata, de una crueldad atroz. Unos con
jurados asesinan á Caligula; y los soldados del Pretorio,
los guardias imperiales creados por Augusto se apo
deran del mando y se le dan á Claudio tio del em
perador á quien presenta la historia como un im
bécil alelado aunque haya hecho investigaciones cu
riosas sobre las antiguedades Romanas y Etruscas. En
tiempo de Claudio, desenfrenada corrupcion manchó el
palacio imperial: su primera muger Messalina es cé
lebre por su prostitucion, la segunda Agrippina le en
venenó y puso en el trono à Neron hijo de su primer
marido.
En la cabeza de éste se juntaron todas las in
famias y atrocidades de que puede ser culpable un
hombre. Su disolucion escesiva, su desenfrenado lujo,
y el esterminio de lo que quedaba de las familias pa
tricias recibieron mas odioso color todavia bajo el
pincel de sus enemigos que escribieron la historia.
Se le acusa tambien de haber sido el autor de un gran
incendio que destruyó entonces una gran parte de
Roma. Con todo, Neron era amado del pueblo. Pe
reció en una sublevacion pretoriana (68).
Concluyó con él la familia de los Césares y desdo
entonces perteneció el imperio al general que supo
deshacerse de sus rivales.
—304—

A la muerte de Neron, Galba hombre severo, ha


bia sido proclamado en España: no fueron sus re
formas del agrado de los pretorianos y le mataron.
Oton fue reconocido por el senado; mas venció Vi
telio proclamado por las legiones de la Germania. Sus
disoluciones de todo género y sus crueldades hicie
ron célebre su corto reinado. Flavio Vespasiano pro
clamado por las legiones de Siria fue vencedor de
Vitelio y en su reinado se repararon muchos de los
desórdenes introducidos. Cesó el régimen del terror
para aparecer rara vez. Vespasiano restableció la ha
cienda y la disciplina militar. Su hijo Tito siguió
sus huellas y los historiadores han ponderado la fe
licidad de que gozó Roma en tan corto reinado. Pero
Domiciano hermano de Tito, orgulloso, desconfiado y
sanguinario hizo recordar los tiempos de Neron.
Fue asesinado (96) y sucedióle Nerva à quien
quitó la vida un alboroto militar á muy poco tiempo.
Habia adoptado Nerva a Trajano que le sucedió, y
con él entra Roma pagana en su último periodo de
gloria y de prosperidad. El siglo que pasó bajo el
gobierno de Trajano y de sus sucesores, Adriano
Antonino Pio y Marco Aurelio que todos por adop
cion pertenecen à la familia de Trajano y son cono
cidos con el nombre de los Antoninos, presenta una
administracion regular y bienhechora, varias guerras
felices y grandes edificios. Todos esos príncipes fue
ron notables: Trajano fue todo un buen general, Adria
no aunque disoluto perfeccionó la administracion in
terior y la justicia y fortificó la disciplina militar º
Antonio Pio, de carácter noble y bueno no tuvo que
hacer sino seguir el camino de sus predecesores. Marco
Aurelio que puso sobre el trono la moral stoica fue
menos feliz: le estaba asociado en el imperio L. Vero.
—307

Licinio: el antiguo cólega de Diocleciano, Maximiano


y su hijo Maxencio (1). Las circunstancias libran á
Constantino de algunos competidores. Vence á este
último despues de haber enarbolado la cruz como es
tandarte, y queda solo con Licinio. Divide el imperio
con este per algun tiempo; mas los hace romper la
oposicion religiosa. La derrota y muerte de Licinio
aseguran el poder de Constantino y el triunfo del
cristianismo. -

Hemos hablado de las espediciones militares de


los emperadores romanos. Pocas fueron al principio
y muy desastrosas despues. En tiempo de Augusto
y de sus primeros sucesores, se redujeron á pro
vincias muchos territorios que hacia tiempo estaban
bajo la dominacion romana, aunque les habian deja
do visos de independencia (2).
En tiempo de Claudio hicieron los romanos sus
primeras conquistas en la Bretaña, y Agrícola sugetó

(1). He aqui el órden de sucesion de aquellos emperadores;


cuando abdicó Diocleciano, Gal rio tuvo el Oriente con la Italia
y el Africa, Constancio el Occidente. Ga terio se asoció dos Cesa
res, Severo y Maximino. A onstancio sucedió Constantino; pero
a se habian rebelado Maximiano y su hijo Maxencio contra Ga
¿ y sus Cesares. Matan á Severo y le reen plaza Licinio. Mue
ren luego Galerio y Maximiano, y no quedan contra Constantino
mas que Maxencio por una parte, y por la otra Maximino y Li
cinio, los Cesares de Galerio. Constantino de rota y mata á Ma
xencio. Estalla la guerra entre Lirino y Maximino, y perece en
ella este último. Se quedan disputándose solos el mando Licinio
y Constantino.
(2) Los paises situados entre el Danubio y los Alpes por Au
gusto: la Vindellicia (Babiera) , La Rethia (Tirol) a Pannonia
(Ungria) la Mesia (provincias slavas de la Turquia), la Capa
docia por Germanico, la Mauretania , la Licia, la Judea y la
Tracia en tiempo de Claudio, Caligula y Neron pusieron algu
nas partes del Asia bajo un pie de iudependencia que cesó do
nuevo en la época de Vespasiano.
—308

toda la Inglaterra en vida de Vespasiano. Este y


su sucesor Tito vencieron la rebelion de los judios
cuya dramática historia ha sido escrita por uno de
sus actores F. Josefo. La toma y destrucion de Je
rusalen , la dispersion de los judios por todas las
partes del mundo, marcaron el término de la exis
tencia de aquel pueblo.
Despues del periodo de los Antoninos se ve afli
gido el imperio, tanto por los desastres de la guerra
como por las luchas intestinas.
Dos enemigos formidables le acosan sin cesar y no
pueden ser vencidos. Por una parte los bárbaros del Nor
te, la liga de los Francos establecidos á lo largo del Ba
jo-Rhin , la liga de los Alemanni en el alto Rhin y
los Godos en el Danubio provocan continuas guerras,
y apenas puede contener Diocleciano sus incursiones.
Por otra, se eleva sobre el imperio de los Parthos
otro nuevo persa, fundado por el Sasanida Artarer
ges: sus sucesores son terribles antagonistas para
Roma, y Sapor rey de los persas hace sufrir crue
les ultrajes al emperador Valeriano su prisionero.
Todas estas victorias de los pueblos bárbaros eran se
ñal de la debilidad del imperio que pronto habia de
sucumbir á sus golpes.
Echemos una ojeada á la administracion del im
perio y modificaciones interiores que habia sufrido
Roma y despues diremos algo de la marcha general
de la civilizacion desde Alejandro el Grande.
Bajo el mando de los emperadores debieron des
aparecer las antiguas formas de la soberanía repu
blicana y cambiar de carácter las magistraturas. Los
comicios cayeron en desuso. Parece que por medio
de una ley llamada Regia y que se dió ya en tiempo
de Augusto, al principio de cada reinado investia el
—309

pueblo al emperador con todos los derechos de la


soberanía. Con todo, se ha puesto en duda la exis
tencia de esa ley y ha dado margen á graves discu
siones. El senado desorganizado ya por Cesar, lo fué
mas aun por Augusto que le sugetó á repetidas pu
rificaciones con lo que se hizo ese cuerpo desde el
principio el mas vil adulador del soberano. Sin em -
bargo, en tiempo de los primeros emperadores y de
los Antoninos cumplió hasta cierto punto con el car
go de cuerpo legislativo y consejo de Estado y se
daban las leyes imperiales bajo la forma de senado
consultos. Tambien se anuló el poder consular: la
dignidad subsistió: todos los años elegia el pueblo
sus cónsules: pero su empleo no llevaba consigo mas
que gastos sin mas utilidad que servir de repertorio
cronológico.
El emperador reasumia en si las funciones de
tribuno, soberano pontífice y gefe del ejército. La
direccion de la sociedad partia de su consejo parti
cular compuesto al principio de sus amigos solamente,
despues de personas revestidas, de oficio, con ese ca
rácter público. Poco á poco fue ampliando la esfera
de un cargo que fue primero muy reducido el de
prefecto del pretorio , que de simple comandante de
guardias encargado de cosas de policia municicipal,
se elevó á la altura de magistrado judicial supremo
y primer ministro del Emperador. En la anarquia
militar que siguió à los Antoninos, hicieron gran
papel los prefectos del pretorio: varias veces destrona
ron á sus amos, y los reemplazaron.
Mucho tiempo pasó sin que tuviesen los Empera
dores corte propiamente dicha, y su casa la mas sun
tuosa de Roma sin duda, no era mas que una casa
particular. Augusto se condujo en todo como un sim
—310

pe ciudadano, y sugetó las mugeres de su familia á


los trabajos habituales de las matronas romanas. Has
ta Adriano no se organizó la corte, hubo empleados
del palacio imperial. Diocleciano fué el primero que
ciñó la corona, y se rodeó de la pompa de los reyes
de Oriente. En tiempo de los Antoninos se introdujo
tambien la costumbre de distinguir con el nombre
de Augustos á los Emperadores reinantes, y con el
de Cesares á los hijos adoptivos ó naturales llamados
al trono y asociados en el gobierno del imperio.
El objeto de la administracion era ademas de la
justicia civil, el mantenimiento de la Italia, las pro
vincias, la hacienda y el ejército. Todo el cuidado
de los Emperadores se dirigia al pueblo de Roma, que
mantuvieron tranquilo y sin miseria por medio de dis
tribuciones de carne, vino y trigo, de fiestas y jue
gos públicos, y hasta de dinero en ocasiones. La
suerte de las provincias mejoró considerablemente. Se
regularizó la administracion. Augusto dividió las pro
vincias en dos clases: las del Emperador, que se reserva
ba y regía por medio de sus prefectos, y las del pueblo ó
senado. Se disminuyeron los poderes de los gobernado
res. No les quedó mas que la adminitracion civil: solo
ejercieron poder militar en las provincias del Empera
dor, es decir, en las fronterizas: pero se les quitó
la administracion de la hacienda, que se cometió á
empleados especiales, los procuradores de Cesar, re
ponsables solo al Emperador: y lo que alivió mas que
todo á las provincias fué el establecer tasas fijas,
aun que siempre muy gravosas.
La hacienda sufrió cambios muy notables. Al an
tiguo aerarnum (tesoro público), añadió Augusto un
tesoro militar (fiscus) propio del Emperador, en el
ual se derram aban los fondos de las provincias y
—311

concluyó por absorver al mismo AErarium. Los impues


tos que no se sacaban antes sino de las provincias
se aumentaron con una rapidez prodigiosa. Se in
trodujeron mas de cincuenta clases de tasas de di
ferente especie. Gravitaban sobre todas las cosas y
sobre todos los hombres: asi que se agotó el im
perio.
Reorganizó Augusto el ejércio que hizo perma
nente. Le distribuyó en las provincias fronterizas en
los campos fijos que llegaron á ser fortalezas y lue
go, ciudades. Grandes privilegios y honores se con
cedian al servicio militar. Los soldados gozaban mu
chas exenciones en el derecho civil: á su favor se
dulcificaron las leyes sobre el celibato, la patria
potestad y la facultad de testar: los veteranos reci
bian dinero y tierras. Los esclavos eran severamente
escluidos de las legiones en que fueron admitidos
todos desde Cesar y Augusto : luego se compuso el
ejército casi solo de auxiliares de las provincias mas
remotas, es decir de aquellas en que mas vivian el
espíritu militar y la tosquedad de costumbres.
La antigua ciudadania romana que al cabo de tan
tos esfuerzos se habia concedido á la plebe y lue
go à Italia, en tiempo del imperio se otorgó a to
dos los pueblos conquistados. Con todo, mas de dos
siglos pasaron sin conseguirlo. Por último Caracalla
estendió ese derecho á todos los habitantes del im
perio y si es cierto que apuros financieros motiva
ron esta nueva legislacion cuyo fin era proporcionar
al fisco impuestos considerables y que en el dere
eho civil subsistian rastros de la antigua desigualdad,
tambien lo es que habia producido el gran resultado
de todas las revoluciones sociales de entonces y que
todos los hombres libres eran iguales.
—312

Sin embargo, la desigualdad de hecho mo desapa


reció y la de bienes propendió á aumentarse. Ya ha
bia probado Angusto a reconstituir una aristocracia
de riqueza y de opinion, aunque sin poder políti
co. Habia probibido el matrimonio de los senadores
con las plebeyas; habia creado mas diferencias en
tre los libertos y los otros ciudadanos y constituido
varias especies de libertos. A consecuencia de esto
se ambicio naron mas los títulos y cargos honoríficos
y se hizo con una Lobleza de corte cuyos miembros
se distinguian por varios privilegios.
El derecho romano que habia recibido tantas mo
dificaciones antes de las guerras civiles, recibió mas
despues de aquella época. La política introdujo mu
chas disposiciones nuevas. La legislacion de Augusto
es notable principalmente bajo este punto de vista.
Las guerras civiles habian despoblado el imperio; la
inmoralidad siempre en aumento no podia menos de
empeorar el mal, impeliendo al celibato. Ya el uso
inmoderado del divorcio habia hecho un juego del
matrimonio : cualquier cosa rompia el vínculo conyu
gal, y hubo hombres que cambiaban de muger casi
todos los años. Por otra parte se hacian mas eman
cipaciones y la corrompida raza de los libertos tendia à
reemplazar á la de los ciudada nos libres. Augusto
quiso obviar estos inconvenientes. Estimuló al matri
monio por me lio de sus dos célebres leyes Julia y Pa
pia Poppea: varios privilegios se concedieron á los casa
dos en perjuicio de los célibes y maridos sin hijos,
privilegios que se estendian à casi todas las partes
del derecho civil. Otras leyes restringieron las eman
cipaciones.
Los plebiscitos sucesivos, los senado-consultos, la
jurisdicion pretoria, y despues las constituciones de los
—313

Emperadores casi hicieron se desconociera la antigua


práctica y la ley de las doce tablas. No contribuyeron po
co á esto los trabajos de los juriseonsultos. Mucho tiem
po hacia que el derecho era la ciencia favorita de los ro
manos y ya durante las guerras civiles habian des
puntado hombres célebres. En tiempo del imperio
llegó esta ciencia al apogeo de su grandeza y una
gran parte del brillo del siglo de los Antoninos se
debe á los grandes jurisconsultos que produjo.
Muchos libros aparecieron entonces sobre todas
las materias del derecho y hay infinitos nombres de
jurisconsultos esclarecidos. Solo citaremos entre otros
á Gayo, Papiniano, Paulo y Ulpiano. Por desgracia
casi se han perdido todas sus obras (1). Trabajaban
científicamente el derecho hasta en sus últimas con
secuencias, y la admiracion de los siglos ha hecho
justicia al génio de aquellos teóricos profundos que
nada dejaron que hacer á la posteridad en los asun
tOS Que tra la TOn.
Pero si debe pagarse justo tributo de alabanza
á los jurisconsultos romanos, no alcanzan esas ala
banzas á la materia que elaboraban, al derecho roma.
no tal como habia salido de las revoluciones políticas
y sociales. En tiempo del imperio, las antiguas cos
tumbres habian perdido su carácter social y religioso.
De las instituciones primitivas de Roma no queda.
ban mas que derechos individuales apoyados en el
interés de los poseedores y que daban lugar à inu
merables pleitos.

(4) El monumento mas considerable del derecho romano las


Pandeetas ó el Digesto no contienen mas que fragmentos desfigu
rados recojidos de las obras de derecho por órden de Justiniane
en el siglo VI de nuestra era.
—ó14
He aqui cuales eran los principales:
1." Los derechos conyugales relativos principal
mente á los pactos matrimoniales: porque el matrimo
nio en si mismo habia perdido toda la gravedad
y la muger no se hacia ya hija del marido. 2º. La
patria potestad: continuaba el poder absoluto del pa
dre sobre los hijos; duraba toda la vida de estos, y
apenas se habia suavizado algo pajo los primeros
emperadores, en cuanto al derecho de vida y muer
te. 3.º Los derechos del señor sobre el esclavo,
que subsistieron en todo su vigor. Los jurisconsultos
hicieron la teoria de la esclavitud como la de otros
derechos civiles, y su doctrina sobre el particular està
tan enlazada con todas las materias del derecho ro
mano, que no hay veinte pasages en las Pandectas
en que no se trate de ella. 4º. El derecho de pro
piedad que recibió en el último estado de la legis º
lacion romana las formas que conserva en el dia.
5.º El derecho de herencia que procedió siempre
del vínculo de familia: y por último 6.º los dere
chos emanados de promesas y pactos, los que daban
accion á perseguir en justicia etc. Materias todas que
hicieron grandes adelantos. Pero la ciencia misma
no floreció por mucho tiempo. En el de Alejandro
Severo despidió su último brillo, y bajo Diocleciano
ya habia muerto del todo.
Tales eran las modificaciones interiores qme habia
sufrido Roma. He aqui ahora que se habian hecho
las creencias, las artes, las costumbres, las ciencias,
tanto griegas y orientales como romanas.
El paganismo estaba en su ú timo periódo. Se
habia hecho un gran sincretismo. La religion de Ro
ma cedió ante los numerosos cultos de Oriente y
Grecia. Rechazados estos en un principio, fueron bien
—315

acogidos despues: se mezclaron con las tradiciones


romanas, formando con ellas un conjunto, cuyos ele
mentos es dificil deslindar en el dia. Subsistieron
los cultos especiales de IRoma; mas los de Grecia, Egip
to, Asia menor y Siria se hicieron mas lugar, y para
que la fusion constase legalmente, se edificó en tiem
po de Augusto el Pauteon, templo comun de todos
los dioses.
Habiase apagado el fervor religioso. Algunos mis-,
terios, algunas iniciaciones, sobre todo de Mithra, que
se estendieron mucho en el imperio, lograron conser
var restos de fé en los hombres ardientes; pero des
de que Evhemero contemporaneo de Seleuco Nica -
tor defendió la tesis aventurada entonces de que, to
dos los dioses no eran mas que hombres divinizados,
la discusion filosófica atacó la religion y las antiguas
creencias cayeron hechas pedazos. Poco á poco cundió
la incredulidad entre los hombres instruidos. La fé
religiosa no fué en el pueblo m 1s que una supersti
cion, de que no se sacaba fruto alguno moral. Con
todo, el culto conservó sus pompas, que se aumenta -
ron mas con el lujo de Roma. Aun se vió renacer
entonces por influjo de las circunstancias políticas
una de las antiguas creencias de los pueblos priniti
vos: la de la divinidad de los hombres que goberaa
ban. La mayor parte de los emperadores desde Cesar
fueron puest s en la categoria de los dioses, y los
honraron con un culto público á veces mas pompo
so que el de las grandes divinidades.
Todas las bellas artes fueron de origen griego
bajo la dominacion Romana. Tuvo Roma pocos ar
tistas indígenas, pues fueron solo imitadores de la
Grecia. Artes de lujo como el de grabar en piedra,
fundir metales etc. reemplazaron á las bellas artes
—316

propiamente dichas, si bien sobrevivieron la arquí


tectura y la escultura. Hermosos monumentos de esta
nos quedan de los primeros tiempos del imperio:
pero pronto cayó aquel arte por lo insipido de las
formas y lo torpe de los maestros. La arquitectura
sufrió en Roma algunas modificaciones de detalles,
se crearon los órdenes romano y etrusco, y bajo los
primeros emperadores se construyeron monumentos
cuyos restos cubren todavia el suelo clásico de la
Italia. Los templos construidos por Augusto, el de Apo
lo, el de Marte y el del Capitolio: la reedificacion
del Forum; el Panteon levantado por Agripa; los nu
merosos circos, el primero hecho por Cesar, y el in
menso coliseo que contenia mas de cien mil personas,
por Vespasiano, los vastos palacios imperiales, el mas
célebre de los cuales es el de Neron ; despues los mo
numentos de todo género levantados por Trajano y
Adriano marcan un periodo glorioso para la arquitec
tura : al fin cayó este arte como los demas, y los edi
ficios posteriores à los que acabamos de enumerar, lle
van las señales de una decadenciu cada vez mas rá
pida.
La literatura quedó bajo la influencia griega: esta
lengua y la latina se esparcieron igualmente por el im
perio. Ya antes de los Gracos aprendian los romanos
el griego que se hizo pronto universal. Pero el siglo
de Periclés habia pasado hasta para la literatura grie
ga. Los Ptolomeos protectores de las artes hicieron de
Alejandria el nuevo centro de la instruccion. Los re
yes de Pergamo probaron á rivalizar con ellos; mas na
da podia resucitar entonces el sentimiento apagado,
y en todo aquel periodo no hubo un solo poeta. La
poesia épica y heróica , la tragedia y la comedia ha
bian muerto poco despues de Alejandro. La elocuen
—317—

cia se habia vuelto un juego de retóricos. No se cul


tivó mas que la poesia frívola: se hicieron idilios y
poémas didácticos: sobre todo hubo una turba de epi
gramistas de los cuales nos han quedado muchos frac
mentos en las anthologias ó colecciones de poesias di
versas que se comenzaron á formar entonces.
La literatura alejandrina se distingue del resto por
un carácter nuevo. Cesando de pertenecer á las bellas
artes, se convirtió en ciencia. Entonces se hicieron tra
bajos sobre la lengua , la gramática y la retórica: se
sacaron preceptos de los autores tenidos por clásicos.
Hubo escolios, anotaciones críticas sobre cada célebre
escritor. Por desgracia solo han llegado á nosotros un
corto número de esos escolios tan fecundos en datos
antiguos y eso, modificados por los trabajos muy pos
teriores de los sàbios del bajo imperio.
La literatura latina no fué mas que una imita
cion de la griega. Los antiguos cantos nacionales de
los Romanos se olvidaron pronto y los primeros poetas
escribieron bajo la influencia griega. Andrónico el pri
mero introdujo en Roma imitaciones del teatro griego.
Vinieron despues otros poetas. Ennio Nevio y los his
toriadores de que hemos hablado. Sus obras se han
perdido; pero las comedias de Plauto y Terencio nos
ofrecen monumentos de la literatura romana mas an
tigua. Pronto llegamos al siglo en que llegó la lengua
latina á su última perfeccion, y allí encontramos cé
lebres prosistas: Ciceron que tanto papel hizo en las
guerras civiles iniciado en toda la ciencia literaria y
filosófica de los griegos, autor de una porcion de trata
dos de retorica, moral, y filosofía; pero célebre sobre
todo por la elocuencia. Tito Livio su contemporáneo,
escritor de la historia nacional de Roma y cuya pluma
engrandeció la historia de su pais; despues el gran
Cesar que escribió las memorias sobre su espedicioná
las Galias y sobre las guerras civiles.
Los grandes cetas de Rema vivieron cuando Au
gusto y el brillo de la literatura latina se debe en
parte á lo proteccion que le dispensó Mecenas. Em.
pero ya no existia el sentimiento que inspiran las
grandes obras poéticas y la fuerza creadora se habia
agotado. El principal poema épico de Roma , la Enei
da tan hermosa en detalles, es muy inferior á los
poemas de Homero. La poesia lírica, la satira , el
idilio , el epígrama, en una palabra los géneros de
poesia que se prestan a los sentimientos individuales
tomaron gran vuelo y el siglo de Augusto puede en
señar al lado de Virgilio y de Horacio á Ovidio,
Tibulo, Cátulo y Propercio, pero sus poesias no pu.
dieron menos de ser es presion de las costu nores ro
manas de aquella época. Las bellas páginas de Ho
racio están manchadas por pasages obscenos y dió
preferencia á los asuntos eróticos.
Poco duró el esplendor de la literatura romana.
Ya los hombres del siglo I de la era cristiana son
inferiores á los que acabamos de citar. Sin embargo
todavia brillan entre los autores clásicos los nom
bres de Stacio, Lucano, Juvenal, Marcial : y las
historias satíricas de Tacito aunque injustas é imbui
das del sentimiento aristocrático, revelan uno de los
mayores escritores de la antiguedad. Pronto tambien
principió á decaer la lengua latina como que desde
el segundo siglo no ofrece ya obra alguna notable.
Hemos espuesto el estado de la filosofía griega
despues de Sócrates. Durante un largo periodo si
guieron solos los sistemas formulados entonces. Ni
Alejandria en tiempo de los Ptolomeos ni Pérgamo,
ni Roma los aumentaron con otros,
—305

Hubo en su reinado una invasion de Marcomanos por


la Grecia, guerras continuas con otros pueblos del
Norte, hambre y una peste cruel.
Marco Aurelio tuvo por sucesor á Cómodo su
hijo: y con este príncipe émulo de Caligula y de
Domiciano comienza un periodo desastroso para el
imperio. Cómodo es asesinado y Pertinax perece
luego en una rebelion pretoriana. Entonces llega á
su colmo el despotismo militar: cada ejército quiere
poner á su general en el trono y de aqui nace una
espantosa anarquia. Despues de la muerte de Perti
nax los soldados hacen almoneda pública del Imperio
y Didio Juliano le compra. Pero tres pujan en tres
diversas partes del Imperio. Se lo lleva Septimio Se
vero y reina diez y ocho años, sucédenle sus dos
hijos Geta y Caracalla. Queda el último solo despues
de haber asesinado á su hermano: mas su crueldad
y su codicia le atraen igual suertc. Macrino reina
solo un año. Le sucede Eliogábalo aclamado por las
legiones y este joven de catorce años supera en pro
digalidad, disolucion y lujo á cuanto se habia visto
hasta entonces. Le reemplaza su primo Alejandro Se
vero príncipe escelente , á quien la firmeza de carác
ter acarrea la muerte. Proclaman las legiones á Ma
ximino soldado feroz y célebre por su fuerza mus
cular; mas á poco, le opone el pueblo de Roma á
Gordiano y á su hijo del mismo nombre: despues á
Pupiano y Balbino y el tercero á Gordiano. Ocupó
este el trono despues de la muerte de Maximino y
de sus rivales. Es asesinado por Filippo y seguido
luego de Decio y de Emiliano. Al cabo respira el
estado bajo el imperio de Valeriano que muere pri.
sionero de los Persas despues de una larga prision.
Galiano su hijo vé levantarse contra él compe
Tomo II. 20
-306

tidores en todos los puntos del imperio. Es el pe


riodo de los treinta tiranos, si bien no hubo en rea
lidad mas que diez y nueve pretendientes. Claudio el
hombre del senado inutilizó algunos: Aureliano con
cluyó la victoria, en su m s gloriosa espedicion venció
á Zenobia viuda de Odenato de Palmira y señora de
una gran parte de Asia. Asesinado Aureliano quedó
el senado dueño del Imperio y se lo confió á Taci
to que murió pronto. Probó fue proclamado por las
legiones; pero quiso reformar la disciplina militar
y servirse del ejército para las obras públicas (el fue
quien hizo plantar los viñedos de la Galia) pereció
víctima del descontento de los soldados. En poco
tiempo se sucedieron Caro, Carino y Numeriano. Bajo
Diocleciano iba á haber un momento de reposo.
Proclamado por el ejército probó á restablecer
la administracion; su reinado fué largo y feliz. Desde
el principio se asoció à Maximiano y á fin de aten
der mejor al gobierno, estos dos Augustos se asocia
ron dos Cesares, Galerio y Constancio Cloro. Se di
vidieron las provincias, y asentaron la tranquilidad en
el imperio.
Empero habian pasado los tiempos de la domina
cion pagana. Con el sucesor de Diocleciano sube el
cristianismo al trono, y comienza una nueva historia.
Diocleciano y su cólega Maximiano abdicaron, y en
la guerra de sucesion que siguió á su muerte, se
vió de nuevo á las masas mezclarse en la lucha á nom
bre de sus creencias, y predominar el caracter social.
Constancio y Cloro se habian repartido el imperio.
El hijo de aquel, Constantino proclamado único em
perador por su ejército, se apoya en los sentimientos
cristianos. Suscítase una guerra en la que aparecen
Galerio, los Cesares que nombró: Severo Maximino
—319

Al principio del imperio habia dos principalmente


que se repartian las opiniones, el stoicismo y el
epicurismo. Todos los hombres que retrocedian ante
el desenfreno de las malas pasiones y que conser
vaban al mismo tiempo la rudeza y altivez del pa
triciado romano se hicieron stoicos. Tales eran Ca
ton de Utica, Bruto y los juris consultos en general;
entonces vivian los dos filósofos por quienes mejor
conocemos la doctrina stoica, el griego Epiteto y
el romano Séneca. Stoico célebre fué tambien el
emperador Marco Aurelio cuyos escritos han llegado
á nosotros. Pero ya se habia predicado la palabra
cristiana y se descubren en sus doctrinas las huellas
de aquella nueva enseñanza. El epicurismo hizo rápi
dos progresos. Convenia á los hombres del imperio
de inmoderados goces y justificaba sus deleites y sen
sualidad inauditos. Lucrecio espuso en un poema di
dàctico la filosofía epicurea y asi la pudieron todos
aprender.
Solo al fin del segundo siglo despues de Jesucris
to apareció una nueva filosofia ó mas bien un sincre
ticismo universal de todos los sistemas un eclectismo
pantheistico fundado en una mezcla de doctrinas orien
tales, pitagóricas y platónicas. Se formuló esta doc
trina en oposicion á la cristiana que se propagaba à
la sazon, y hasta los neoplatónicos, que asi se llaman
los sectarios de esa escuela , trataron de oponer á la
historia evangélica la de Apolonio de Tiane contem -
poraneo de Neron y cuya problemática vida no se escri
bió hasta doscientos años despues. Su doctrina fué el
último esfuerzo del paganismo moriburd , y se apartó
poco del panteismo de la India. Para los neoplatónicos
habia un solo ser, una sola sustancia, Dios, el Ser
infinito y absoluto, el principio de vida y de luz; to
dos los seres emanaban de su sustancia espiritnal y á él
volvian; pero la luz alumbrando hasta lo infinito se
volvia tinieblas, y asi se esplicaban las imperfecciones
relativas de los seres, la doctrina de la caida y de la
metempsycosis, parte esencial del sistema. A esta ge
neralidad pantheistica acompañaba una teoría de la Tri
nidad tomada ó de las doctrinas egipcias ó de las de Pla
ton y de Pitàgoras: otra de los seres espirituales, dio
ses, demonios, heroes hombres y una doctrida psyco
logica platónica. Por último la lógica y lo moral esta
ban compiladas en todos los sistemas anteriores. El
neoplatonismo envuelto en formas oscuras y místicas
ofrece todavia muchas dificultades á pesar de los abun
dantes escritos originales de sus principales corifeos
Plotino, Proclo y Jamblico que han llegado á nuestros
dias.
Hemos dicho que la ciencia habia hecho grandes
progresos desde Aristóteles: pero tales progresos son
anteriores al siglo tercero de nuestra era: en aquella
época se habia paralizado el movimiento, y la ciencia
habia perecido con todo lo demas.
Hemos hablado de la literatura. Otros dos ramos
de conocimientos humanos se desarrollaron mucho: la
geografía y la historia. Muchos viages se emprendie
ron despues de Alejandro: el de Megasthenes á la In
dia en tiempo de Seleuco, y el de Eudoxo á diferentes
partes del mundo conocido han sido los mas célebres,
tambien poseemos el de Pausanias á Grecia. Al mismo
tiempo se escribian geografias científicas, y la de Stra
bon queda como uno de los monumentos mas notables
de la antiguedad. La geografía astronómica y matemá
tica adelantó mucho, principalmente en manos del in
mortal Claudio Ptolomee. En historia se hicieron una
multitud de compilaciones, y es incontestable la utili
—321
dad de las que conservamos de los griegos Diodoro
Siculo y Plutarco, y del latino Justino. Tambien se cul
tivó con esmero la historia romana: preciosos trabajos
nos dejaron Polipio, Dionisio Halicarnaso y Dion Cas
sio: en otra parte hemos hablado de la de los mismos
romanOS.

Entre las ciencias físicas y exactas, la astronomía,


las matemáticas y la medicina en particular avanzaron
considerablemente. Imposible nos fuera esponer aqui
los muchos descubrimientos con que se enriquecieron
estas ciencias sin entrar en pormenores agenos de esta
historia. Bástenos decir que el nombre de Claudio
Ptolomeo domina en astrononomía y que él fué el au
tor del sistema que coloca á la tierra en el centro del
universo; que la geometria, una gran parte de la me
canica y la trigonometría, progresaron muchisimo y
que serán siempre célebres los nombres de Euclides y
de Arquimedes; por último que en medicina vino Ga
leno á reasumir todos los trabajos anteriores y á au
mentarlos, sobre todo con la practica de la diseccion
que introdujo. Toda aquella ciencia permaneció grie
ga. Solo dos romanos aparecen haber tomado parte en
ella, si bien sus libros son preciosos por la copia de
datos que contienen; los de Seneca el filósofo para las
ciencias físicas, y de Plinio el antiguo para la historia
natural, geografía etc.
Hemos índicado en parte el estado económico y
moral del imperio romano. La reunion de tan vasto
territorio bajo un solo poder ofrecia ancho campo à
los desarrollos de la industria y del comercio. El
oriental se estendia por inmensos paises. Aun existian
los dos caminos antiguos que comunicaban á la India
con la Fenicia y el Asia menor. Las ciudades de
Ctesiphon y Seleucia habian sustituido á Babilonia.
Tomo II. 21
—322
En Antioquía, en Siria se habia formado un nuevo
centro de industria, y desde las espediciones de Se
leuco à la India, no habia cesado de prosperar el
comercio. Por otra parte Alejandria en tiempo de los
Ptolomeos habia adelantado mucho. Era centro de
un triple comercio, pues que esplotaba los mares
de la India por el golfo arábigo donde fundaron los
Ptolomeos los puertos de Myos-Hormos y Berenice,
que comunicaban con ella por caminos en el desier
to y por canales : visitaban sus buques las costas
del Malabar, la isla del Trapobano (Ceylan) y llega
ban hasta la India mas alla del Ganges: mantenian
tambien relaciones continuas con el interior del Afri
ca; por último explotaban con su marina todos los
puertos del Mediterráneo. -

Los productos de Oriente fluian á Italia. Todos los


años venian barcos de Alejandria á abastecer de tri
go. Las provincias occidentales daban sus produccio
nes. Marsella, Narvona y Nimes remitian sus géne
ros de la Galia, donde Lion en el interior era un
centro de produccion. Se esplotaban las minas de Es
paña y de los paises á la orilla del Danubio ; se
compraba el ambar á los pueblos de las márgenes
del Báltico y habia pesquerras de perlas en las cos
tas de la Bretaña. - * , -

La industria se inclínó á producir objetos de lu


jo pero no faltaron en Roma grandes empresas so
ciales. Despues de la guerra de los Samnitas habia
hecho Appio Claudio construir un camino para Ca
pua, y quizá no fué el primero. Se dió gran impul
so a las obras públicas en tiempo de los Gracos; y
luego Augusto cambió el aspecto de Roma. Bajo los em
peradores habia caminos de todas las provincias del
imperio para el Coliseo y correos organizados para
- * , ,, - -

! . -
—323—

llevar las comunicaciones imperiales. Hemos hablado


de circos, de templos y palacios magnificos: debemos
mencionar tambien los numerosos acüecductos para
asegurar el agua á todas las ciudades, y las lineas
de fortificaciones establecidas en las fronteras, sobre
todo en la Bretaña y á lo largo del Rhin. La construc
cion romana se distinguia de las demas por su so
lidez; y los muchos monumentos que han sobrevivido
á los siglos nos permiten estudiarlos todavia.
Mas, apesar de la sabia administracion de los
emperadores de los dos primeros siglos, apesar de
las riquezas acumuladas, el comercio, la industria
y la prosperidad del imperio no podian durar. Las
hubieran destruido la desigualdad de fortunas y la
plaga de la esclavitud, prescindiendo de las guerras
civiles y de las invasiones bárbaras. La disolucion
era universal: llegó la inmoralidad á un estremo in
concebible en el dia. Bástenos recordar que los dos
mayores poetas de Roma cantaron un vicio imfame,
vicio que manchó hasta el trono de los Antoninos.
En vano Cesar, Augusto y Tiberio quisieron con
tener el desenfreno de las costumbres por medio de
leyes suntuarias: en vano habian querido parar los
escesos del lujo: nada podia ya detener á Roma en
la pendiente por la que se precipitaba. A todos estos
deleites se mezclaban los sangrientos placeres, que
denotan la barbarie de las sociedades. En Roma era
donde habian nacido aquellos combates de animales,
aquellas luchas de gladiadores, en que se compla
cia el espectador al ver morir á los hombres. Los
juegos del circo medraron mucho cuando el imperio.
Las fiestas que se daban al pueblo, duraban meses
enteros. Allí iban à combatir á centenares animales
feroces del Asia y del Africa: allí perecian cada dia
—324

millares de esclavos: hacian simulacros de batallas,


en que entraban á veces veinte mil hombres, la mi
tad de los cuales solia morir. En ocasiones estaba
el circo inundado de agua, y el pueblo romano gus
taba de la representacion de un combate naval tan
lúgubre como uno verdadero.
La desigualdad de condiciones y la esclavitud no
contribuian menos que la inmoralidad á destruir el
pueblo romano. El lujo de los grandes propietarios
era escandaloso: sus palacios eran ciudades decora
das con magnificencia: sus bienes se estendian á gran
des territorios, y sus rentas les proporcionaban em
prender á su costa trabajos públicos, caminos, cana
les, templos y circos. La clase media habia desapare
cido. Los esfuerzos de los primeros Emperadores no
habian podido darle vida. Las ciudades estaban po
bladas de libertos y los campos de esclavos. En todas
épocas se hizo un inmenso comercio de esta mercan
cia humana. Attico el amigo de Ciceron los instruía
para poder venderlos. Ciudadanos hubo en el impe
rio que tenian diez y veinte mil. Estos infelices eran
tratados sin compasion: los que labraban la tierra
dormian muchos juntos en calabozos infectos: apenas
les daban de comer y mal: la miseria hacia morir
à muchos, y á otros los combates del circo: sin em
bargo eran las tres cuartas partes de la poblacion
total.
Todas estas causas debian acarrear la despobla
cion del imperio. Sucedió en efecto que faltaron
hombres por todas partes. Unieronse á estos males
la guerra estrangera, la civil y la opresion del fisco.
No bastaban los brazos para el cultivo de las tierras,
muchas productivas en otro tiempo, ya no tenian
quien las cuidara.
—325 s
Tal fué el fin de la civilizacion antigua. Todo ha
bia perecido. Creencias, costumbres, instituciones,
eiencias, literatura. Se habia llegado à los últimos
electos de la filosofía politheista y del derecho, que
consagraba la desigualdad de los hombres. Las doc
trinas de la antiguedad se habiaa gastado, y eran in
eapaces de engendrar el porvenir. De las analogias
históricas podemos inferir, qué hubiera sido del
imperio romano sino hubiesen venido nuevas creen
cias á reanimar la fé y actividad de los hombres.
Lo mismo que en Asia, donde hordas de Tártaros
y Mogoles fundaron sucesivamente pueblos que fue
ron desapareciendo, el mundo antiguo hubiera sido
presa de los Bárbaros, que en escursiones de con
quista habrian destruido los últimos restos de pros
peridad material, y fraccionado el imperio en una
multitud de estados propensos á volver á las costum
bres de los pueblos primitivos. Empero no debia
suceder asi. Dios habia reservado al mundo otro por
venir. Se habia enseñado el Evangelio; la moral de
la fraternidad habia borrado la desigualdad de es
hombres, ennoblecido y estrechado los vínculos de
la familia, abolido los odios nacionales, el suelo de
Oriente debia producir nuevas generaciones mas fuer
tes y mas activas. Cristo habia salvado la humanidad
en su carne y en su espiritu. La propagacion de la
palabra cristiana abre una nueva era de hechos his
tóricos: su esposicion será objeto de nuestra segunda
parte.

EIN DE LA HISTORIA ANTIGUA.


-

- -
- -

-
*

- * -

: ea
, el
- -

*
- º-

-
iNDICE -
de las materias que contiene este to
mo segundos -

PRIMER PERIODO. -

- PAGs.
EL. OccIDENTE.- Capítulo I.—Egipto. . . . . . . . 5
Capítulo II.-Los Judios. . . . . . . . . . . . . . 49
Capítulo III.—El Asia occidental antes de la do
minacion Persa. . . . . . . . . . . . . . . . . 82
-

SEGUNDo PERIODo.
Capítulo I.-La Persia. . . . . . . . . . . . . . . 95
Capítulo II.-La Grecia. . . . . . . . . . . . . . 118

TERCER PERIODO. -

Capítulo I.—Historia de los restos del imperio de


Alejandro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
Capítulo II.-Roma. . . . . . . . . . . . . . . . . 231
Capítulo III.— Imperio romano. . . . . . . . . . . 300
CUADRo CRoNoLoGICo DE LA HISTORIA ANTIGUA. . 327
Cuadro de la Literatura griega. . . . . . . . . . 337
Idem de "la Latina. . . . . . . . . . . . . . . . . 348

Tomo II, - 23
ANERAS (BOIPRENDIDAS

en la Historia antigua.

INTaoncccioN. . . . . . . . . . . . . . . . Pág. 9

I. PRINcIPIos DE LA CIENCIA DE LA HISToRIA... 10

El Progreso. Progreso geológico. Progreso de


la humanidad. Fin comun de actividad. Civilizacio
nes sucesivas. Edad lógica. Sentimiento, raciocinio,
accion. Periodos de fé; periodos de protestantismo.
Progreso en todas las ramas de la actividad huma
na. Progreso en la organizacion física. Progreso en
el bien estar material. Bosquejo de las revoluciones
progresivas del globo y de la humanidad.
- -

II. HISTORIA DE LA FILosoFIA DE LA HISToRIA. . 46


A- -

Doctrinas antiguas. Circularidad universal. Des


arrollo á posteriori. Sistema de razas y climas. Pri
meros ensayos de la filosofia de la historia. Sistema
de Bosuet. Vico. Herder. Escuela francesa: Bu
langer, Furgot, Condorcet. San Simon. Trabajos
contemporáneos.

III. METoDo DE LA HIsroRIA. . . . . . . . . . . . 66

Método hipotético. Observacion de hechos. Fuen


tes histórieas. Ciencias ausiliares de la historia. Cri
tica histórica. Division de la historia. Indicacion de
7
—355

los trabajos que se deben consultar sobre la historia uni


versal.

LIBRO I.—HISToRIA DE LAs socIEDADEs PRIMITIVAs 79


Dificultades de esta historia. Trabajos á que ha da
do lugar. Fuentes: el Génesis. Tradiciones apócrifas
Eusebio y el Syncelo. Sanchoniaton, Beroso. Li
bro de Henoch. Tradiciones escandínavas. Los Eddas
Tradiciones Namericanas. Historia de la humanidad
hasta el diluvio. Adan. Fin de la primera sociedadº
Primeras revoluciones. Historia de la sociedad ve
nida de Noé. Diluvio. Noé. Caractéres distintivos
de la civilizacion moderna. Hipótesis de Mr. Buchez,
sobre el primer centro social. Período de protestantis
— mo. Emigracion de los pueblos. Genealogia de Moi
ses. Diferencias entre las ramas diversas del tronco co
mun. Olvido de las tradiciones. Rama Semetica. Ra
ma de Chan. Torre de Babel. Nemrod. Rama Jafe
tica : rama oriental; rama occidental. Poblacion pri
mitiva del Africa, del Asia oriental y de América. Ci
vilizacion primitiva. Religion. Unidad de Dios. Po
liteismo. Caida de los angeles. Adoracion de la mate
ria. Divinidad de los hombres. Moral. Espiaciones. De
ber de la guerra y de la conquista. Prisioneros de guer
ra. Culto. Bellas artes. Sacrificios humanos. Culto
en Mégico. En el Brasil. Monumentos de la Galia.
De America. Ciencia. Arte Angural. Importancia de
los signos y formas. Organizacion social. Forma
del poder. Esclavitud. Díferencias de razas. Condi
cion de las mugeres. Industria. Origed de las ciudades
Eleyes de propiedad. Comercio. Cronologia primitiva.
s

LIBRO II. CIVItzACION PRAIMANIcA. . . . . . . 159


—asa
I. Oriente.
e

Capítulo I.- La India. . . . . . . . . . . . 165


Fuentes. Los Vedas. Los Puranas. El código de
Manú. Monumentos literarios. Trabajos de los euro
peos. Cronologia. Ojeada sobre las revoluciones de la
India. Tiempos primitivos. Tradiciones sobre el di
luvio. Tradicion de la caida. Formacion del sistema de
las tribus. Protestantismo. Composicion de los Vedas.
Doctrina de los Vedas. Heregias diversas. Budismo. Ul
timos hecho políticos. Mitologia. La trinidad india.
Sistema Cosmológico. Indra. Los dioses inferiores.
Ciencia. Fin de la ciencia. Sistemas filosóficos. Onto
logia. Psycologia. Doctrinas diversas Ciencias finicas.
Bellas Artes. Monumentos. "Culto. Literatura. Legis
lacion. Análisis del código de Manú. Leyes morales
Deberes fúnebres. Purificaciones. Distincion de las tri-.
bus. Tribus mezcladas. Organizacion social. Admi
nistracion. Impuestos. “Leyes de la propiedad. Lugar,
indio. Familia. Condicion de la muger: Herencia. In
dustria.
..-

º º «

Capitulo II. La China. . . . . . . . . . . . 25


Trabajos modernos. rena. Libros clásicos de
los Chinos. Monumentos históricos y literarios. Cro
nologia. Ojeada sobre la historia de la China. Tradi
diciones, mitológicas. Foi-Yas. Las veinte y dos di
nastias. Civilizacion china. Religion. Filosofia. Con
fucio. Doctrina política y moral de este filósofo, Men
cio, Lao-Tseu. Budistas. Bellas artes. Literatura. Cien
-
—357- - s

cias físicas. Organizacion social. Los mandarines. Ad


ministracion. Rentas públicas. Sistema penal. Familia.
Deberes fúnebres. Herecia. Condicion del pueblo.
Agricultura é industria. Comercio.,
. Capitulo III. Paises fronterizos de la India y de la
China.

Japon. Pueblos búdicos. Thibet. Gran Lama.


-.
*

/ 444,227 a
MATERIAS DEL SEUNI)0 TOM),

II. occidente.
s

PRIMER PERIODO.—DESDE Los PRIMERos TIEMPos


mistoaicos Hasta la DomINacioN De los PERsAs.

Cap. I. Egipto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
Fuentes. Escritores antiguos. Maneton. Escritu
ra geroglífica. Sistema de Champolion. Edad divina.
Reinado de los Dioses. Fabulas de Osiris y de Isis.
Periodo humano. Etiopia. Primeras dinastias egipcias.
Sesostris. Tradicion de Maneton sobre los pastores.
Tradicion de los judios. Dinastias posteriores. Psam
metico. Amasis. Religion. Sistemas antiguos y moder
nos sobre la Teologia egipcia. Dios supremo. Trinidad.
Dioses inferiores. Cosmologia. Dogma de la caida y de
la Metempsicosis. Moral. Monumentos. Plano del tem
plo egipcio. Subterráneos. Ciencia. Organizacion social.
Sistema de castas. Poder. Administracion. Los Sacerl
dntes. Los guerreros. Castas inferiores. Familia. Re
voluciones que sufrió la propiedad. Industria. Gomer
cio. Cronologia.

Cap. II. Los judios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .º


Fuentes. Los libros de la Biblia. Autenticidad del
Pentateuco. Otros libros históricos. Historia de los
judios. Abraham. Tradiciones orienntales sobre este
—359—

reformador. Moises considerado como gefe de insur


reccion, como dictador y como legislador. Legislacion
de Moises. Teologia. Psicologia. Nacionalidad judia.
Moral. Division en tribus. Tribu de Levi. Poder. Jus
ticia, Leyes de la propiedad. Familia. Continuacion
de la historia de los judios. Los Jueces. Samuel. Saul.
David, Salomon. Separacion de los dos reinos. Reino
de Israel. Reino de Judá. Cronologia.

Cap. III. El Asia pccidental antes de la dominacion


Persa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
Fuentes. Primer imperio Asirio. Media. Segundo
imperio Asirio. Fenicia. Siria. Asia menor. Civiliza
cion. Religion. Monumentos de arquitectura. Comer
cio é industria. Cronologia. N

SEGUNDO PERIODO. — Los PERSAS Y Los GRIE


gos HAsTA LA MUERTE DE ALEJANDRo EL GRANDE.

Cap. I. La Persia. . . . . . .

Fuentes. Autores, antiguos. Fuentes nacionales de


la Persia. El Zendavesta. El schah Nametr. Inscrip
ciones , cuneiformes. Tradiciones primítivas de la
Persia. Creacion, linastía de los Pischdadianos: re
lacion. Djemschit. Dinastía de los Cayanidas, entre las
tradiciones nacionales y los relatos de los Griegos.
Zoroastro. Historia de los persas despues de Círo.
Ciro. Cambises. Dario. Administracion persa. Corte
del rey. Xerxes. Artaxerxes Langimano. Dario No
to. Artaxerxes Muemon. Oco. Dario Codomano. Doc
trina de Zoroastro. Teología. Ormuz y Arimanes.
Amshaspades. Izeds. Mithra. Ferueres. Fin del mun
do. Moral. Principios políticos. Monumentos de ar
te de la Persia. Organizacion social. Familia.
Cap. II. La Grecia. . . . . . . . . . . . . . . 118
Fuentes. Historia primitiva de la Grecia. His
toria Mitológica. Razas primitivas. Primera civiliza
cion. Discusiones modernas sobre la influencia del
Oriente en la Grecia. Colonias orientales. Invasion
de los Helenos. Edad heróica. Guerra de Troya. In
vasion de los Dorios y de los Herachdas. Historia
particular de las ciudades hasta las guerras médi
cas. Atenas. Cecrops. Teseo. Codro. Revoluciones in
teriores. Solon. Pisístrato. Victoria de la democracia.
Leyes de Solon, asambleas del pueblo. Senado. Ad
ministracion. Arcontes. Tribunales. Arcepago. Ora
dores. Poblacion de la Atica. Familia. Leyes de la
propiedad. Rentas públicas. Estado militar. Sparta.
Los Dorios. Lícurgo. Guerras de Mesenia. Primeras
conquistas, Leyes de Licurgo. Senado. Reyes. Asam
blea del pueblo. Eforos. Poblacion de la Laconia.
Distribucion de la propiedad. Educacion. Familia.
Causa de la decadencia de Sparta. Poder democrá
tico de los Éforos. Desuso de las leyes de Licurgo.
Otras ciudades de la Grecia. Colonias griegas. His
toria general de la Grecia desde las guerras médicas.
Unidad griega. Primera guerra sagrada. Primera
guerra médica. Segunda guerra, médica. Tratado de
Cimon. Rivalidad de las ciudades. Guerra del Pelo
poneso. Liga contra Sparta. Paz de los Antaleidas..
Poder de Tebas. Guerra social. La Macedonia. Fi
lipo, Guerra sagrada. Batalla de Cheronea. Expedi
ciones de Alejandro. Religion de los griegos. Sise
mºs antiguos y modernos sobre la mitología, Succe
—363—

Los bárbaros del Norte. Nueva Constitucion de Ro


ma. Corte imperial. Administracion Haciendas. De
recho de ciudad concedido a las provincias. Derecho
romano. Estado religioso del imperio. Estado militar.
Las ciencias, letras y artes despues de los Ptolomeos.
Literatura latina. Filosofía. Neoplatonismo, Ciencias
y º

fiscas. Comercio é industria. Estado moral.


Tabla cronológica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 328
Tabla de la literatura griega. . . . . . . . . . . . . 337
Tabla de la literatura latina... ... ... . . . . . 348
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