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Piaget hizo varias clasificaciones distintas de los periodos y estadios del desarrollo de la
inteligencia. Una de esas clasificaciones figura en el presente texto, y es la siguiente:
Sin embargo, hay una diferencia entre el desarrollo físico y el desarrollo psíquico de las
funciones superiores: el primero alcanza un equilibrio estático a partir del cual luego se
produce una involución; en el desarrollo psíquico en cambio se alcanza un equilibrio dinámico:
todo equilibrio lleva a un nuevo desequilibrio que se resolverá en un equilibrio superior, con lo
cual no hay teóricamente un proceso de involución.
Al estudiar este proceso de equilibración, debemos tener en cuenta dos cosas importantes:
estructuras y funciones. Así, es preciso oponer desde el principio las estructuras variables, las
que definen las formas o estados sucesivos de equilibrio, y un determinado funcionamiento
constante que asegura el paso de cualquier estado al nivel siguiente. Así, las estructuras son
variables, y las funciones constantes.
Así por ejemplo a todos los niveles siempre el hombre trata de buscar explicaciones (funciones
constantes, invariables, llamadas invariantes), pero lo que distingue un nivel de otro es el tipo
de explicación desarrollada (construidas a partir de estructuras variables).
En todos esos periodos hay características comunes, invariables, que son las invariantes. Por
ejemplo siempre toda acción o conducta responde a una necesidad (el hambre hace que
busquemos alimento). Toda necesidad tiende siempre hacia dos objetivos: 1) ajustar el mundo
a las estructuras propias ya construidas (asimilación), y 2) reajustar estas estructuras en
función de los cambios externos (acomodación). Llamaremos adaptación al equilibrio entre
ambos procesos de asimilación y acomodación. Así, el desarrollo psíquico va adaptándose cada
vez mejor a la realidad. Veamos qué sucede en cada periodo.
El periodo que va del nacimiento a los dos años (adquisición del lenguaje) es una conquista, a
través de percepciones y movimientos, de todo el universo práctico que rodea al niño
pequeño. Al principio el niño se centra en sí mísmo y su acción, pero al final de este periodo ya
puede situarse como un objeto más dentro del universo que fue construyendo. Esta
"revolución copernicana" ocurre en la esfera intelectual y en la afectiva. Desde el primer punto
de vista, el desarrollo de la inteligencia en este primer periodo comprende tres estadios:
1. Reflejos (0-1 mes).- El bebé nace con reflejos, o coordinaciones senso-motrices hereditarias
que corresponden a tendencias instintivas, como por ejemplo alimentarse (reflejo de succión).
Tales reflejos no son pasivos: el bebé los va perfeccionando activamente (por ejemplo, al cabo
de un tiempo succiona mejor).
2. Organización de percepción y hábitos (1-8 meses).- Poco a poco los reflejos van
transformándose en hábitos: dejan de ser automáticos y se tornan flexibles. Así, un niño puede
chupar objetos diversos, y no sólo el pecho materno. Esto lo logra por ejercitación y por
asimilación. El niño empieza también a poder reproducir una conducta que realizó
fortuitamente, una y otra vez (reacciones circulares).
3. Inteligencia sensorio-motriz propiamente dicha (8-24 meses).- Aparece aquí, mucho antes
del lenguaje verbal, la llamada inteligencia práctica, es decir, aquella que se aplica a la
manipulación de objetos mediante percepciones y movimientos, no mediante palabras o
conceptos. Por ejemplo, atraer un objeto lejano con un palo es un acto de inteligencia práctica,
ya que está utilizando un medio para obtener un fin.
Hacia el final de este periodo, el niño ya discrimina netamente el mundo interno del externo,
empieza a des-centrarse, a considerar la existencia de objetos independientes en el mundo,
donde él es también un objeto más. En estos dos primeros años, el niño empieza la
construcción de cuatro categorías fundamentales: espacio, objeto, tiempo y causalidad. Estas
todavía no son nociones del pensamiento sino categorías prácticas, ligadas a la pura acción
sensomotora.
Objeto: A medida que pasa del egocentrismo a la elaboración de un mundo exterior, el niño va
construyendo la noción de un objeto sustancial, fijo, permanente, que considera existente aún
cuando no pueda verlo. Al comienzo, los objetos no tienen permanencia: si deja de verlos
considera que desaparecieron mágicamente.
Espacio: Al comienzo hay muchos espacios distintos (bucal, táctil, etc), pero luego empieza a
concebir un espacio único donde están todos los objetos.
La aparición del lenguaje introduce profundas modificaciones en las conductas: estas ya no son
solamente reales o materiales y pueden ser interiorizadas, lo cual trae tres consecuencias
importantes: a) Un posible intercambio entre individuos (socialización de la acción), b) una
interiorización de la palabra, o sea la aparición del pensamiento propíamente dicho (génesis
del pensamiento), y c) una interiorización de la acción como tal, que hace que las experiencias
reales pasen a ser "mentales" (intuición). Por otro lado, desde el punto de vista afectivo
asistimos al desarrollo de sentimientos interindividuales (simpatías, antipatías, respeto, etc) y
de una afectividad interior más estable. Examinemos brevemente las tres consecuencias en lo
intelectual, y la consecuencia en lo afectivo.
Las funciones del lenguaje pueden verse en tres grandes categorías de hechos: a) al
comprender lo que dicen sus padres, el niño descubre los pensamientos y voluntades de los
mayores, lo cual se abre una amplio universo antes desconocido; b) Al poder representar con
el lenguaje las acciones propias presentes y pasadas, transforma la acción en pensamientos.
Puede hablar a los demás y jugar con ellos; c) También puede hablarse a sí mísmo
constantemente mediante monólogos que acompañan sus juegos y su acción.
Todo ello revela que las primeras conductas sociales no son aún socializaciones verdaderas,
porque aún no pueden salir de su propio punto de vista para coordinarse con los ajenos,
manteniéndose centrado en sí mísmo.
Entre los dos y siete años, el pensamiento evolucionará desde un extremo inicial a otro final. 1)
Al comienzo está el pensamiento como mera incorporación o asimilación, cuyo egocentrismo
excluye toda objetividad. Esto se ve por ejemplo en el juego simbólico, que satisface las
fantasías propias del niño; 2) Al final, el pensamiento ya se adapta a los demás y a la realidad,
preparando así el pensamiento lógico que vendrá a partir de los siete años. Aquel pensamiento
adaptado a los demás es el pensamiento intuitivo.
Como vemos en este periodo hay una in diferenciación entre lo psíquico y lo físico al asignarse
intenciones psíquicas a las cosas. Las leyes naturales se confunden con las leyes morales y el
determinismo con la obligación: los barcos flotan porque "tienen" que hacerlo", y la luna
alumbra solo de noche porque "ella no es quien manda".
C. La intuición.- Hasta alrededor de los siete años, el niño sigue siendo prelógico y suple la
lógica por la intuición, simple interiorización de las percepciones y los movimientos en forma
de imágenes representativas y de "experiencias mentales", que por tanto prolongan los
esquemas senso-motrices sin coordinación propiamente racional.
La intuición se basa más en lo perceptible que en la lógica: por ejemplo, para un niño de este
periodo una hilera de 10 fichas rojas y una hilera de 12 fichas azules, ambas de la misma
longitud, tienen para el niño la misma cantidad de fichas, porque atiende al efecto óptico
global, no a las distancias de las fichas entre sí.
D. La vida afectiva.- Los actos intelectuales no existen en estado puro: siempre implican un
aspecto afectivo. Y a la inversa, todo acto afectivo supone un acto intelectual (el amor implica
una comprensión intelectual).
Entre los dos y los siete años aparecen tres novedades en la vida afectiva: 1) desarrollo de los
sentimientos interindividuales como afectos, simpatías, antipatías, ligados a la socialización de
la acción, 2) aparición de sentimientos morales intuitivos surgidos de la relación con los
adultos, y 3) regulaciones de intereses y valores, relacionadas con el pensamiento intuitivo en
general.
El INTERES es la prolongación de las necesidades: el niño muestra interés por algo porque lo
necesita. El interés es por un lado un regulador de energías: el niño pone energía en lo que le
interesa. Por el otro lado implica un sistema de valores: los intereses forman entre sí un
sistema donde unos valen más y otros menos, en cada momento.
En relación con los intereses están también las AUTO-VALORACIONES, que son los
sentimientos de inferioridad o superioridad, derivables de si obtuvo fracasos o éxitos (reales o
imaginarios) en su acción. En relación con ellos están también los VALORES
INTERINDIVIDUALES ESPONTANEOS. Así como el pensamiento intuitivo, gracias al lenguaje,
permite al niño intercambios intelectuales con los demás, así también los sentimientos
espontáneos nacen de un intercambio cada vez más rico de valores (simpatías, antipatías, etc).
Por lo general, habrá simpatía hacia las personas que respondan a los intereses del niño y que
lo valoren. A partir de aquí surgirán los primeros VALORES MORALES, nacidos de sentimientos
morales: aparece la idea de lo obligatorio y del deber: estas no nacen de simples simpatías o
antipatías, sino del respeto de reglas propiamente dichas. No obstante, todavía en este
periodo el niño tiene una moral heterónoma, que depende de reglas y voluntades ajenas, no
propias, lo cual es un logro posterior. El niño de este periodo de 2-7 años dice dos tipos de
mentira: una que usa para ocultar una mala acción frente al adulto, y otra que usa para
exagerar (un perro de 3 metros). El niño juzga como más "fea" a la segunda mentira.
Así, se adquiere cierta capacidad de cooperación, pues ya no confunde su punto de vista con el
de los demás, sino que los disocia para coordinarlos. Se hacen posibles las discusiones, por
ejemplo, y tiende a desaparecer el discurso espontáneo y el monólogo.
Si antes de los siete años los niños jugaban sin tener en cuenta reglas en común, desde los
siete aparecen los juegos de reglas, donde todos deben respetarlas. Puede coordinar su punto
de vista con el de los demás, lo que engendra una moral de cooperación y de autonomía
personal. Las reglas se respetan no por imposición de los mayores sino por un acuerdo para
jugar con reglas. Va abandonando su egocentrismo. Empiezan a desaparecer las conductas
impulsivas: el niño reflexiona, piensa antes de actuar, delibera interiormente.
B. Los progresos del pensamiento.- La causalidad deja de ser egocéntrica: el niño ya no explica
por identificación (la luna crece porque nosotros crecemos) sino establece nexos causales
objetivos entre fenómenos (la luna crece porque porque las nubes crecieron). Las nubes dejan
de ser una construcción antropomórfica sino natural, o sea, van abandonando su original
egocentrismo.
Es frecuente ver en estos niños explicaciones atomísticas: primero explican que el azúcar se
disolvió en el agua porque desapareció, luego porque se transformó en agua, y finalmente
porque el azúcar se convirtió en pequeñas partículas, migajas o átomos. Vemos que las dos
últimas explicaciones suponen la noción de conservación de la sustancia (ya que el azúcar para
ellos, no desapareció sino que se transformó en otra cosa).
Además de las nociones de causalidad y conservación, los niños progresan también respecto
de las nociones de tiempo y velocidad. Empiezan a concebir que el tiempo es único para todos
los acontecimientos, y que toda duración puede dividirse en acontecimientos sucesivos y que
entre cada uno de ellos hay intervalos de tiempo.
Respecto de la velocidad, antes de los 7 años ya saben que si un móvil se adelanta a otro es
porque va más rápido, pero si separamos ambos móviles haciendo que circulen por pistas
circulares de diferente diámetro, ya no aprecian cual va más rapido. Esto lo consiguen recién
entre los 7 y los 12 años, pues relacionan el espacio recorrido con el tiempo empleado.
El niño logra así operaciones aritméticas, lógicas, geométricas, físicas, mecánicas, etc. Surge la
noción de número como resultado de la capacidad de realizar operaciones de clasificar y
seriar. Lo que interesa que en este periodo las operaciones están organizadas en sistemas de
conjunto, dependiendo unas de otras: por ejemplo los grupos y los agrupamientos. Gracias a
estos sistemas el niño adquiere la noción de clase y de serie.
D. La afectividad, la voluntad y los sentimientos morales.- Antes de este periodo, vimos que el
niño obedece a una autoridad exterior (adulto). Luego, en la cooperación aparece un respeto
mutuo con sus compañeros. Más tarde, empieza a realizar una valoración general del otro
cuando ubica en el mismo sistema el sentir como superior al otro y el sentirlo como semejante.
Se instaura así un respeto mutuo que conduce a nuevas formas de sentimientos morales,
distintas a la obediencia exterior inicial. El niño advierte que la REGLA une a los niños entre sí
tanto como a los niños con sus padres.
El efecto notable del respeto mutuo es el sentimiento de justicia, Al principio el niño
consideraba justa la obediencia a la autoridad externa, y juzgaba un castigo como justo si la
acción castigada producía daños materiales importantes. Poco a poco el niño comprende aquí
que es importante la intención con que se hace la acción más que su resultado. Ser justo con
alguien es considerar, por ejemplo, que una mala acción no la hizo adrede.
A medida que los sentimientos se organizan, van constituyendo regulaciones cuya forma final
es la VOLUNTAD, verdadero equivalente de las operaciones racionales en el terreno afectivo.
La voluntad no es simplemente querer hacer algo con una intención (esto ya lo hace el niño
cuando aún tiene INTERES). La voluntad aparece recién cuando hay un conflicto de tendencias,
y consiste por ejemplo en resistir tal tendencia para actuar según otra tendencia diferente. La
voluntad es así una regulación que se volvió reversible: cuando el deber es momentáneamente
más débil que un deseo, la voluntad restablece los valores poniendo en primer plano al deber.
OTRO RESUMEN
más sanose es.Piaget describe la evolución del niño y del adolescente sobre la base del
concepto de EQUILIBRIO.
1.
Incorporar las cosas y las personas a la actividad propia del sujeto, es decir, a ASIMILAR el
mundo exterior a las estructuras yaconstruidas. Acción variable.2.
ESTUCTURAS VARIABLES:
El de los reflejos. Consiste en coordinaciones sensoriales y motrices que se dan porque son
carácter hereditario, son accionesinstintivas. El ejercicio afina los reflejos, y conduce a una
generalización de la acción. Progresivamente, usa los sentidos para asimilarla realidad, todos
sus aspectos pueden ser comprendidos a partir de los sentidos. EJ: SUCCION2.
TRES A SEIS MESES. El de las percepciones y hábitos. Los reflejos ejercitados se convierten en
hábitos y percepciones organizadas,constituyendo el punto de partida de nuevas conductas. El
niño multiplica su poder de formar nuevos hábitos. Corresponde a laformación de
sentimientos elementales como la noción de agradable- desagradable, placer-dolor, etc. Etapa
NARCISISTA. EJ:SUCCION SISTEMÁTICA3.
práctica que se aplica a la manipulación de objetos y que no utiliza más que percepciones y
movimientos organizados en “esque
mas
de acción”
, actos inteligencia. El bebé no solo reproduce sino que a dichas reproducciones le agrega
variaciones. Los esquemas deacción se asimilan entre sí, se coordinan de tal forma que unos
asignan un objeto a la acción total, mientras que otros le sirven demedios, inciandose de ésta
coordinación, la inteligencia práctica. El resultado es la transformación en la representación de
las cosas.
ASPECTO CONDUCTUAL
Toda conducta supone unos instrumentos o una técnica: los movimientos y la inteligencia.
Además, toda conducta implica unosmóviles y unos valores finales: los sentimientos. La
inteligencia y los sentimientos van de la mano, son dos aspectoscomplementarios de la
conducta.
LA PRIMERA INFANCIA
El niño adquiere la capacidad de reconstruir sus acciones pasadas en forma de relato, lo que
genera que pueda tener unintercambio con individuos o socialización, una interiorización de la
palabra o pensamiento, relacionado con la aparición dellenguaje y finalmente, una
interiorización de la acción como tal, la cual puede reconstruirse en el plano intuitivo de las
imágenes yde las experiencias mentales. A partir de la aparición del lenguaje, el niño se
encuentra enfrentado entre un mundo exterior y otrointerior.
SOCIALIZACIÓN DE LA ACCIÓN
osmodelos que tiene a su alrededor. Desarrolla toda una sumisión inconsciente, intelectual y
afectiva, debida a la presión espiritualgenerada por el adulto. Los niños transforman las
conductas materiales a pensamientos, se hablan a sí mismos, no saben discutir.Por esta razón
se dice que ellos siguen estando inconscientemente centrados en sí mismos.
LA INTUICIÓN
El sujeto afirma constantemente pero no demuestra jamás, esto deriva del egocentrismo
concebido como indiferenciación entre, elpunto de vista propio y el de los demás. El niño aun
no realiza operaciones lógicas, se maneja con la percepción, es decir, la intuiciónque es rígida e
irreversible. La intuición primaria es únicamente un esquema de acción sensorio-motriz
traspuesto al acto depensamiento, y hereda de él, lógicamente, sus caracteres. Cuando esta
acción interiorizada se vuelva reversible, estaremos enpresencia de una OPERACIÓN.
VIDA AFECTIVA
AFECTIVIDAD
Se caracteriza por la aparición de nuevos sentimientos morales, y por una mejor organización
de la voluntad, una afirmación del yo.El sentimiento nuevo consiste en un respeto mutuo, lo
que lleva a una mejor conducción en los sistemas de reglas. La traición entrepares es en este
momento, más dura que la mentira de los mayores. Surge una idea particular de justicia.
ADOLESCENCIA
La maduración del instinto sexual es acompañada por desequilibrios momentáneos, que dan
mucha importancia al aspecto afectivo.Si bien hay desequilibrio provisional, no hay que olvidar
que todos los pasos de una estadio a otro son capaces de provocar talesoscilaciones
temporales.
El adolescente es un individuo que construye sistemas y teorías. Tiene interés por los
problemas inactuales, con situaciones futurasdel mundo y a menudo quiméricas. La mayoría
no hablan de sus producciones personales y se limitan a rumiarlas de modo íntimo ysecreto. Se
produce un pase del pensamiento concreto al formal o hipotético-deductivo. Es capaz de
deducir las conclusiones quehay que sacar de puras hipótesis, y no solo de una observación
real. El pensamiento formal se construye a partir de ejecutar con elpensamiento unas acciones
posibles sobre dichos objetos y de reemplazarlos a estos por proposiciones.Los adolescentes
poseen un egocentrismo intelectual, comparable al egocentrismo del lactante. Esta se
manifiesta a través de lacreencia en la reflexión todopoderosa. Es la edad metafísica por
excelencia: el yo es lo bastante fuerte como para reconstruir eluniverso y lo bastante grande
como para incorporarlo. El egocentrismo encuentra poco a poco su corrección en una
reconciliaciónentre el pensamiento formal y la realidad: el equilibrio se alcanza cuando la
reflexión comprende que la función que le correspondeno es la de contradecir sino la de
anticiparse o interpretar la experiencia.
AFECTIVIDAD