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Estrés Carcelario

Angie Bucheli
Emilly Cáez
Cristian García
María de los Ángeles Guerrero
Yulian Tello

Universidad Mariana
Facultad de Ciencias Humanas y Sociales
Psicología
San Juan de Pasto
2019
Estrés Carcelario

Angie Bucheli
Emilly Cáez
Cristian García
María de los Ángeles Guerrero
Yulian Tello

Presentado a:
Mg. Andrés Felipe Martínez Patiño

Universidad Mariana
Facultad de Ciencias Humanas y Sociales
Psicología
San Juan de Pasto
2019
1. Marco Teórico
El manejo del estrés implica que la persona trate de controlar y reducir la tensión que
experimenta tanto en ambientes como en situaciones estresantes, generando de esta manera,
cambios emocionales y físicos. Ahora bien, así como existe un estrés negativo que genera
malestar provocando que el individuo no se adapte, existe también un estrés positivo que permite
que el sujeto se adapte y se movilice a dar una respuesta adecuada ante diversos estímulos
estresores, en este orden de ideas, en el presente trabajo se pretende estudiar el estrés en
condiciones carcelarias, con el propósito de construir una prueba psicométrica. 
En este documento, se abordará diferentes conceptos y visiones teóricas que permitirán una
mejor compresión de este constructo. 
Como punto de partida, es necesario entender el concepto de estrés, puesto que es la base de
este trabajo y una variable que está presente en nuestro diario vivir. 
El estrés se describe con frecuencia como una sensación de agobio, preocupación y
agotamiento. El estrés puede afectar a personas de cualquier edad, género y circunstancias
personales y puede dar lugar a problemas de salud tanto física como psicológica. Por
definición, el estrés es cualquier “experiencia emocional molesta que venga acompañada
de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles. (APA, 2013, p.1).  
Teniendo en cuenta lo anterior, es importante para el desarrollo de este trabajo definir y
explicar los tipos de estrés nombrados previamente, ya que Regueiro (2005) referencia que es
necesaria la diferenciación entre distintos tipos de estrés, distinguiendo así, entre el positivo
( Eustrés) y el negativo (Distrés):

Eustrés, provoca una adecuada activación, necesaria para culminar con éxito una prueba o
situación complicada. Es normal y deseable tener una cierta activación en algunas situaciones:
hablar en público, por ejemplo. Es adaptativo y estimulante, necesario para el desarrollo de la vida
en bienestar. Además, al ser un tipo de estrés positivo. Sucede cuando hay un aumento de la
actividad física, el entusiasmo y la creatividad. Por ejemplo, practicar un deporte que te gusta o
afrontar algún reto o situación que consideras excitante. (Regueiro, 2005, p.3).
Distrés, es un estrés desagradable. Es un estrés que ocasiona un exceso de esfuerzo en relación a la
carga. Provoca una inadecuada, excesiva o desregulada activación psicofisiológica. Es dañino, nos
provoca sufrimiento y desgaste personal. (Regueiro, 2005, p.3-4).
Cabe resaltar que el estrés y la ansiedad pueden ser confundidas, sin embargo, no son lo
mismo ya que, según Spielberg (citado por Arévalo y Mejía, 2018, p.14) refiere que el término
estrés, hace referencia al proceso cognitivo que se genera ante la valoración de las demandas
externas y los recursos del sujeto. Mientras que Parrado (citado por Arévalo y Mejía, 2018, p.14),
define la ansiedad como un estado emocional o sentimiento de temor conformado por
sensaciones conscientes, resultantes de una activación del sistema nervioso que se manifiestan
como miedo, preocupación excesiva, nerviosismo, evitación e hiperactividad ante una
circunstancia donde la persona cree estar amenazada o en peligro. 
Por consiguiente, en cuanto a la variable estrés en internos carcelarios, la privación de la
libertad se vincula con la ruptura gradual del reo con los espacios familiares, con los elementos
ecológicos relacionados a los que el individuo se encuentra acostumbrado, la ruptura de sus
hábitos y las pautas de comportamiento y de adaptación a su nuevo entorno ocasiona el estrés. En
el caso de la cárcel o prisión hay una ruptura total de todo el entorno en el que el interno está
inmerso, tiene que asumir nuevas normas, roles, patrones de comportamiento, nuevas formas de
comunicación, estar sujeto al control, donde todo es controlado, se produce un aislamiento con la
familia y la sociedad y poco a poco el interno va perdiendo la noción de la realidad, por lo que
poco a poco se va deteriorando los lados afectivos básicos; esta situación genera graves
problemas para su reinserción a la sociedad (Acosta, 2017, p. 28). 
Por otra parte, Segovia Bernabé (citado por Riofrio, 2012, p. 10-11) afirma que, desde la
entrada a la institución carcelaria se produce un aislamiento tajante e inmediato, y como
correlato, la pérdida de vinculaciones. Se genera una gradual restricción de las relaciones
interpersonales, y se va perdiendo noción de la realidad del exterior. Se produce una disminución
deliberada de los canales de comunicación de la persona, con el consiguiente deterioro de los
lazos afectivos básicos, junto con la imposibilidad de crear vínculos nuevos. Esto puede traer
serios problemas para la reinserción.    
Por otro lado, Ruiz (1999) afirma que:  En las primeras semanas de encarcelamiento, mayores
niveles de ansiedad y estrés en muestras de internos mayor riesgo de suicidios…estos factores
pueden ser: a) asociados a la misma condición de internamiento, como la privación de libertad, el
alejamiento de las redes sociales y familiares, así como de la vida laboral, estrés cognitivo
asociado a las preocupaciones por la situación de la familia, el hacinamiento, la falta de
privacidad, ...; b) asociados a la situación penitenciaria de la persona, como la situación jurídica
del encarcelado -si se encuentra en prisión preventiva o está cumpliendo una sentencia firme-, la
duración de la condena, sentencias nuevas que se suman a la que el sujeto está cumpliendo,
traslados de centro, ...; e) asociados a la violencia carcelaria, tanto institucional como llevada a
cabo por los propios internos. (p 121).

Además, declara que, el individuo se siente impotente y, por lo tanto, es incapaz de definirse


desde sus potencialidades, y aún más, desde sus carencias y necesidades. Además, por las
características propias del contexto carcelario, los individuos vivencian un estado permanente de
estrés debido al sentimiento de estar en peligro en todo momento. Segovia Bernabé (citado por
Riofrio,2012, p.12).  
A partir de lo anterior, Riofrio (2012) asegura que el estrés se desarrolla en distintas fases,
tales como: 
Fase de alarma: donde se movilizan las defensas del organismo para combatir el agente
estresor mediante la acción del sistema nerviosos simpático que activa a los sistemas
corporales de modo que maximicen su “fuerza” preparándose para la lucha o la huida. Se
libera adrenalina, aumenta el pulso y la presión, la respiración se acelera, y una serie de
cambios en el organismo. (p.18) 
Fase de resistencia o adaptación: cuando no cambia la situación que se presenta, el
organismo moviliza todos los recursos disponibles para adaptarse a esta nueva situación,
pero la persona afectada comienza a darse cuenta que pierde mucha energía y su
rendimiento es menor. No es capaz de hacer frente al estrés y entra en un
círculo vicioso. (p. 20)  
Fase de agotamiento: se agotan todos los recursos orgánicos y emocionales. El estrés
continuo hace que el funcionamiento hormonal libere sustancias químicas que dañan a los
tejidos abriendo posibilidades a diferentes enfermedades. Es la etapa terminal del estrés.
Se caracteriza por la fatiga, la ansiedad y la depresión. (p.20) 
(Riofrio,2012) Señala que es de gran relevancia explicar también, que existen diversos factores
que pueden generar estrés, entre los cuales están, psicológicas, sociales y ambientales. (p.23)
De igual manera, es importante tener en cuenta que cada individuo reacciona ante los estímulos
estresores de diferente manera, lo anterior es explicado a partir de la psicología diferencial
afirmado por Regueiro (2005):

Existe un hecho reconocido unánimemente, distintas personas actúan y se enfrentan de


distinta forma ante situaciones similares. Hay personas muy “resistentes”, con muchos
recursos tanto emocionales, familiares, cognitivos, emocionales que llevan la enfermedad
de una forma mucho más positiva y adaptativa que otras. (p 6). 

Aquí entramos de lleno en el concepto de “afrontamiento”, definido por Lazarus y


Folkman (citado por Regueiro, 2005) como los esfuerzos cognitivos y conductuales
constantemente cambiantes desarrollados para manejar las demandas específicas externas
y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del
individuo. (p 7).

Al igual que, para el desarrollo oportuno de nuestro trabajo, es relevante apoyarnos en el


modelo de Lazarus y Folkman (citado por Regueiro, 2005) referente el estudio del estrés y el
proceso de afrontamiento.  

Desde este modelo, se entiende el estrés como una relación particular entre el individuo y
el entorno que es concebido como amenazante, ya que el sujeto juzga que pone en peligro
el bienestar de aquél, es por ello que se encuentra clasificado entre los siguientes
componentes:

En primer lugar, están los antecedentes, definidos según las variables ambientales y de la
personalidad; en segundo parte se encuentran los procesos mediadores que incluyen las
evaluaciones cognitivas y el afrontamiento; y por último se encuentran las consecuencias,
las cuales hacen referencia a la adaptación (o inadaptación) del sujeto a la situación
estresante.  (p 8). 

Por otra parte, es fundamental mencionar la teoría de estrategias de afrontamiento de Lazarus


y Folkman (1986), donde definen al afrontamiento como aquellos esfuerzos cognitivos y
conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas
específicas, externas y/o internas, que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los
recursos del individuo. (p.18)
Además, Lazarus y Folkman (1986), clasificaron las estrategias de afrontamiento de dos formas
complementarias: una es la dirigida al problema, orientada a su modificación y al cambio de la situación
hacia otra que no suponga amenazar al sujeto y la segunda es dirigida a la emoción e incluye reducir la
respuesta emocional negativa a una situación estresante, que puede ser percibida como amenaza o
estancamiento, o bien, como oportunidad y aprender a salir adelante. (p.18)

A partir de los factores explicados anteriormente, las personas que están privadas de la
libertad, se estresan por factores psicológicos y sociales, ya que las condiciones carcelarias son
denigrantes. Según Ruiz (1999):

Un aspecto a resaltar sobre los efectos del internamiento en prisión es el de las


consecuencias de socializadoras de la prisión. La pobreza de estímulos tanto ambiental
como social, la ausencia de actividades institucionales de ocupación del tiempo libre de
los internos puede manifestarse en un deterioro de las habilidades interpersonales de los
sujetos. (p 121).

Además, Barker (citado por Sancha, 1991) da un paso más en el sentido de aclaración del
tema, con su idea del "setting" (escenario de conducta). Para él, la relación ubicación-persona es
determinante para la aparición de una o diferentes conductas, sugiriendo que la valoración
sistemática de los ambientes debe aumentar ampliamente la exactitud de las predicciones de la
conducta. (p. 5). 

Por otro lado, Sancha (1991) expresa que:

Recientes investigaciones han concluido que no solo el ambiente, sino también la relación
persona-ambiente contribuye de una forma significativa a fomentar diferencias
conductuales de un mismo individuo en diferentes medios, de lo que podría deducirse que
una valoración sistemática de los ambientes podría incrementar sustancialmente la
exactitud de las predicciones de conducta. (p 4). 
Finalmente, haciendo referencia a las cárceles de Colombia, se tiene en cuenta que el estrés es
experimentado frecuentemente, puesto que a partir de un estudio realizado por la Universidad de
Harvard y por la Universidad de los Andes, se determinó que el 46% de los internos padecen
estrés postraumático (Lancheros, 2016).
Nombre: ESCA (Estrés Carcelario)

https://www.ijpsy.com/volumen10/num2/260/estrategias-de-afrontamiento-del-estrs-ES.pdf

http://www.psicosocial.net/historico/inicio/centro-de-documentacion-gac/psiquiatria-
psicologia-clinica-y-psicoterapia/trauma-duelo-y-culpa/94-estrategias-de-afrontamiento/file

Referencias Bibliográficas

Acosta, V. (2017). Relación entre las condiciones carcelarias y estrés en reos del establecimiento
penitenciario en mujeres de Chorrillos II (pp. 28). Perú. Escuela de Posgrado Universidad
César Vallejo. Recuperado
de http://repositorio.ucv.edu.pe/bitstream/handle/UCV/21970/Acosta_FVA.pdf?
sequence=1&isAllowed=y 

APA. (2013). Asociación Americana de Psicología, Comprendiendo el Estrés Crónico.


Recuperado de https://www.apa.org/centrodeapoyo/estres-cronico
Arévalo, M y Mejía, A. (2018). Percepción de estrés y afrontamiento espiritual en mujeres
privadas de libertad (pp, 14). Ecuador. Universidad de Cuenca. Recuperado de
http://dspace.ucuenca.edu.ec/bitstream/123456789/30357/1/Trabajo%20de%20titulaci
%C3%B3n.pdf

Lancheros, C. (2016). “Las cárceles en Colombia son fábricas de enfermos”: U. de los Andes y
U. de Harvard. Bogotá Colombia. Periódico El Espectador. Recuperado de
https://www.elespectador.com/noticias/salud/carceles-colombia-son-fabricas-de-
enfermos-u-de-los-and-articulo-631433

Reguerio, A. (2005). Conceptos básicos: ¿Qué es el estrés y cómo nos afecta? Servicio de
Antención Psicológica de la Universidad de Málaga, (pp. 3-8). Recuperado de
https://www.uma.es/media/files/tallerestr%C3%A9s.pdf

Riofrio, M. (2012). Influencia del estrés agudo en personas privadas de la libertad del centro de
rehabilitación social ex-penal García Moreno de la ciudad de Quito periodo junio –
diciembre de 2012( pp,10,11,18,20,23).Ecuador. Universidad Nacional de Loja.
Recuperado de http://dspace.unl.edu.ec/jspui/bitstream/123456789/6475/1/Riofrio%20V.
%20Mariuxi%20Janeth.pdf

Ruiz, J. (1999). Estrés en Prisión y Factores Psicosociales. Revista colombiana de Psicología,


121.Recuperado de
https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/16097/16986

Sancha, V. (1991). Clima Social: Sus dimensiones en Prisión. Madrid España (pp, 4-5). Colegio
oficial de psicólogos de Madrid. Recuperado de
https://ebookcentral.proquest.com/lib/umarianasp/reader.action?
docID=3156282&query=clima+social

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