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KrV​.

3. ​Analogías de la experiencia​.

El principio de ellas es: La experiencia es posible sólo mediante la representación de una conexión
[​Verknüpfung​] necesaria de las percepciones.

Prueba

➔ Experiencia es un conocimiento empírico, es decir, un conocimiento que determina un objeto mediante


percepciones.
◆ Es, por tanto, una síntesis de percepciones que no está a su vez contenida en la percepción,
sino que contiene la unidad sintética de lo múltiple de ésta en una conciencia, [unidad
sintética] en la cual consiste lo esencial de un conocimiento de los objetos de los sentidos, es
decir, de la experiencia (no meramente de la intuición o sensación de los sentidos).
➔ Ahora bien, en la experiencia las percepciones vienen a encontrarse unas con otras sólo de ​manera
contingente​, de modo que de las percepciones mismas no resulta necesidad alguna de su conexión​, ni
puede resultar, porque la aprehensión [es] sólo un juntamiento de lo múltiple de la intuición empírica,
pero no se encuentra en ella, en el espacio ni el tiempo, representación alguna de la necesidad de la
existencia enlazada de los fenómenos que ella junta.
➔ Pero como la experiencia es un ​conocimiento de los objetos mediante percepciones, y en
consecuencia, ​en ella ha de representarse la relación de la existencia de lo múltiple​, no como [esa
existencia] es juntada en el tiempo, sino como está ​objetivamente ​en el tiempo​.
➔ pero​ el tiempo mismo no puede ser percibido
➔ entonces la determinación de la existencia de los objetos en el tiempo sólo puede ocurrir mediante ​el
enlace de ellos en el tiempo en general​, y por tanto, solamente mediante ​conceptos ​que conecten ​a
priori​. Y pues éstos siempre llevan consigo a la vez necesidad,

❖ entonces la experiencia es posible sólo mediante una representación de la conexión necesaria de las
percepciones.

#2

Los tres ​modi ​del tiempo son ​permanencia​, ​sucesión y ​simultaneidad​. Por eso, tres reglas de todas las
relaciones temporales de los fenómenos, según las cuales puede ser ​determinada la existencia de cada uno de
ellos ​con respecto a la unidad de todo tiempo​, precederán a toda experiencia, y la harán, ante todo, posible.
[​Condición de posibilidad​]

#3

Relación del principio general de las analogías con la apercepción originaria​.​ ​ [​§16 Deducción trascendental​]

El principio general de las tres analogías se basa en la ​unidad necesaria de la apercepción con respecto a toda
conciencia empírica posible ([con respecto] a la percepción) en todo tiempo​, y en consecuencia, puesto que
aquella [unidad] sirve ​a priori de fundamento, [el principio se basa] en la unidad sintética de todos los fenómenos
según la relación de ellos en el tiempo. Pues la apercepción originaria se refiere al sentido interno (al conjunto
de todas las representaciones), y más precisamente, [se refiere] ​a priori a la forma de él, es decir, a la relación
de la múltiple conciencia empírica en el tiempo.

➔ Ahora bien, en la apercepción originaria ha de ser unificado todo este múltiple, por lo que toca a sus
relaciones temporales;
◆ pues eso dice la unidad trascendental de ella ​a priori​, bajo la cual está todo lo que haya de
pertenecer a mi conocimiento (es decir, a mi único [conocimiento]), y por tanto, [todo] lo que
pueda llegar a ser un objeto para mí.
➔ Esta ​unidad sintética en la relación temporal de todas las percepciones, [unidad] que está determinada
a priori​, es, pues, la ​ley​: que todas las determinaciones temporales empíricas deben estar bajo reglas
de la determinación temporal universal; y las analogías de la experiencia, de las que vamos a tratar
ahora, deben ser tales reglas.

#4

Estos principios tienen de particular que no toman en consideración los fenómenos, ni la síntesis de la intuición
empírica de ellos, sino meramente la ​existencia​, y la relación de ellos entre sí con respecto a esta existencia de
ellos.

➔ Ahora bien, el modo como algo es aprehendido en el fenómeno puede ser determinado ​a priori de tal
manera, que la regla de su síntesis pueda dar a la vez esta intuición ​a priori ​en cada ejemplo empírico
que se presente, es decir, pueda producirla a partir de allí.
➔ Pero la existencia de los fenómenos no puede ser conocida a priori​, y aunque por este camino
pudiéramos inferir alguna existencia, no podríamos conocerla a ésta de modo determinado, es decir, no
podríamos anticipar en qué la intuición empírica de ella se distingue de otras.
#5
➔ Los dos principios precedentes, que he llamado matemáticos en atención a que justifican la aplicación
de la matemática a los fenómenos, se referían a los fenómenos según la mera ​posibilidad ​de éstos
#6
➔ Muy otro debe ser el caso de aquellos [principios] que han de someter a priori bajo reglas la ​existencia
de los fenómenos.
➔ Pues como ésta no se puede construir, ellos sólo podrán referirse a la relación de la existencia, y no
podrán suministrar más que principios meramente ​regulativos​.
◆ si nos es dada una percepción en una relación temporal con otras (aunque indeterminadas),
no se podrá decir ​a priori​: ​cuál otra percepción, ni cuán grande​, [es la que está enlazada
necesariamente con aquélla]; sino cómo está enlazada necesariamente con aquélla en lo que
respecta a la existencia, en este​ modo​ del tiempo.
➔ En la filosofía las analogías significan algo muy diferente de lo que representan en la matemática.
◆ En ésta son fórmulas que enuncian la igualdad de dos relaciones de cantidad, y [son] siempre
constitutivas​, de manera que si son dados dos miembros de la proporción, con ello es dado
también el tercero, es decir, puede ser construido.
◆ Pero en la filosofía la analogía no es igualdad de dos relaciones ​cuantitativas​, sino [de dos
relaciones] ​cualitativas​, en la cual, a partir de tres miembros dados sólo puedo conocer y dar ​a
priori la ​relación con un cuarto, pero no ​este ​cuarto ​miembro mismo; aunque tengo, por cierto,
una regla para buscarlo en la experiencia, y una señal para encontrarlo en ella.

❖ Una analogía de la experiencia será, entonces, sólo una regla según la cual, de las percepciones, ha de
surgir la unidad de la experiencia (no como [si fuera] ella misma una percepción, [entendida] como
intuición empírica en general); y como principio valdrá para los objetos (para los fenómenos) no
constitutivamente​, sino sólo ​regulativamente​.

#7

Pero lo que se había advertido con respecto a todos los principios sintéticos, y que aquí debe ser notado
especialmente, es esto:
que estas analogías tienen su única significación y validez no como principios del uso trascendental del
entendimiento, sino meramente [como ​principios] del uso empírico ​de él, y por tanto, sólo como tales pueden
ser demostradas; y que en consecuencia, los fenómenos no deben ser subsumidos directamente bajo las
categorías, sino solamente bajo los ​esquemas​ de ellas.

➔ Pues si los objetos a los que han de ser referidos estos principios fuesen cosas en sí mismas, sería
enteramente imposible conocer sintéticamente ​a priori ​algo de ellos.
➔ Pero no son sino fenómenos, cuyo conocimiento completo, al que deben ir a parar en último término
siempre todos los principios ​a priori​, es solamente la experiencia posible;

❖ y en consecuencia, ellos no pueden tener por meta ninguna otra cosa, sino meramente las condiciones
de la unidad del conocimiento empírico en la síntesis de los fenómenos

➔ pero ésta sólo es pensada en el esquema del concepto puro del entendimiento, de cuya unidad, como
[unidad] de una síntesis en general, la categoría contiene la función, no restringida por condición
sensible alguna.

❖ Por consiguiente, mediante estos principios estaremos facultados para componer, sólo según una
analogía, los fenómenos con la unidad lógica y universal de los conceptos; y por eso, en el principio
mismo nos serviremos, por cierto, de la categoría, pero en la ejecución (en la aplicación a fenómenos)
pondremos en su lugar a su esquema, como clave del uso de ella; o más bien, se lo pondremos a
aquélla al lado, como condición restrictiva, con el nombre de una fórmula del primero.

A. Primera Analogía​.

Principio de la permanencia de la substancia​.

A​.

Todos los fenómenos contienen lo ​permanente ​(​substancia​) como el objeto mismo, y lo mudable, como mera
determinación de aquél, es decir, [como] un modo como el objeto existe.

Prueba​.

1. Todos los fenómenos están en el tiempo.


2. Éste puede determinar de dos maneras la relación de la existencia de ellos:
a. Según sean sucesivamente,
b. o simultáneamente.
3. En atención a la primera manera, el tiempo es considerado como serie del tiempo;
4. en atención a la segunda, [el tiempo es considerado] como extensión del tiempo.

B​.

En todo cambio de los fenómenos permanece la substancia​, y el ​quantum de ella no se acrecienta ni disminuye
en la naturaleza.

Prueba​.

1. Todos los fenómenos están en el tiempo, sólo en el cual, como substrato, (como forma permanente de
la intuición interna) pueden ser representadas tanto la​ simultaneidad​ como la​ sucesión​.
2. El tiempo, por tanto, en el cual todo cambio de los fenómenos ha de ser pensado, permanece y no
cambia; porque él es aquello en lo que la sucesión o la simultaneidad pueden ser representadas sólo
como determinaciones de él.
3. Ahora bien, ​el tiempo, en sí, no puede ser percibido​.
4. En consecuencia, en los objetos de la percepción, es decir, en los fenómenos, debe encontrarse el
substrato que representa al tiempo en general, y en el cual puede ser percibido, en la aprehensión, todo
cambio o simultaneidad por medio de la relación de los fenómenos con él. [​Relación con la refutación al
idealismo B275​]
5. Pero el substrato de todo lo real, es decir, de lo que pertenece a la existencia de las cosas, es la
substancia​, en la cual todo lo que pertenece a la existencia puede ser pensado sólo como
determinación. [​Contra la refutación al idealismo​]
6. Por consiguiente, lo permanente, sólo en relación con lo cual pueden ser determinadas todas las
relaciones temporales de los fenómenos, es la substancia en el fenómeno, es decir, lo real de éste, lo
cual, como substrato de todo cambio, permanece siempre el mismo. como ella no puede cambiar en la
existencia, entonces tampoco su ​quantum​ en la naturaleza puede aumentarse ni disminuirse.

#2

➔ Nuestra ​aprehensión de lo múltiple del fenómeno es siempre sucesiva, y es, por consiguiente, siempre
cambiante.
➔ Por tanto, nunca podemos, por ella sola, determinar si este múltiple, como objeto de la experiencia, es
simultáneo, o se sigue sucesivamente, de no haber en el fundamento de él algo que es siempre​, es
decir, algo ​duradero y ​permanente​, de lo cual todo cambio y [toda] simultaneidad no son nada más que
otros tantos modos (​modi ​del tiempo) como lo permanente existe.
❖ Sólo en lo permanente, por tanto, son posibles las relaciones de tiempo (pues la simultaneidad y la
sucesión son las únicas relaciones en el tiempo), | es decir, lo permanente es el ​substratum de la
representación empírica del tiempo mismo, [substrato] sólo en el cual es posible toda determinación
temporal.

La permanencia expresa, en general, al tiempo como el correlato constante de toda existencia de los
fenómenos, de todo cambio y de lodo acompañamiento.
➔ Pues el cambio no alcanza al tiempo mismo, sino sólo a los fenómenos en el tiempo (así como la
simultaneidad no es un ​modus del tiempo mismo, ya que en él no hay partes simultáneas, sino que
todas son sucesivas).
➔ Si se pretendiera atribuir al tiempo mismo una sucesión, habría que pensar otro tiempo, en el que esa
sucesión fuese posible. Sólo gracias a lo permanente recibe la existencia en diversas partes sucesivas
de la serie temporal una​ cantidad​, que se llama ​duración​.
➔ Pues en la mera sucesión solamente, la existencia está siempre desapareciendo y comenzando, y
nunca tiene la más mínima cantidad.
❖ Por tanto, sin esto permanente no hay relación temporal alguna.

Ahora bien, el tiempo en sí mismo no puede ser percibido


➔ por tanto, esto permanente en los fenómenos es el ​substratum de toda determinación temporal, y en
consecuencia también la condición de posibilidad de toda unidad sintética de las percepciones, es
decir, [la condición de posibilidad] de la experiencia, y en esto permanente toda existencia y todo
cambio en el tiempo pueden ser considerados sólo como un ​modus de la existencia de aquello que
queda y permanece.
❖ Por tanto, en todos los fenómenos, lo permanente es el objeto mismo, es decir, la substancia
(​phaenomenon​), pero todo lo que cambia, o puede cambiar, pertenece sólo al modo como esta
substancia o estas substancias existen, [y pertenece,] por tanto, a las determinaciones de ellas.

#3

La primera analogía es un juicio sintético a priori​.

➔ En verdad, la proposición de que la substancia es permanente, es tautológica.


◆ Pues sólo esta permanencia es el fundamento por el cual aplicamos al fenómeno la categoría
de la substancia; y se habría debido demostrar que en todos los fenómenos hay algo
permanente, en lo cual lo mudable no es otra cosa que una determinación de su existencia.
➔ Pero puesto que tal demostración nunca podría ser desarrollada dogmáticamente, es decir, por
conceptos, porque concierne a una proposición sintética ​a priori​;
➔ y [como] nunca se pensó que tales proposiciones son válidas sólo con respecto a una experiencia
posible, y por tanto, sólo pueden ser demostradas mediante una deducción de la posibilidad | de esta
última;
➔ entonces no es de maravillarse si [tal proposición] ha sido puesta por fundamento de toda experiencia
(porque se siente la necesidad de ella para el conocimiento empírico) pero nunca ha sido demostrada.
#4

Así también la proposición: de la nada no sale nada, era sólo otro corolario del principio de la permanencia, o
más bien de la existencia perdurable del sujeto (en sentido propio) de los fenómenos.
➔ Pues si aquello que, en el fenómeno, se quiere llamar substancia, ha de ser propiamente el substrato
de toda determinación temporal, entonces sola y únicamente en ello debe poder ser determinada toda
existencia, tanto en el tiempo pasado, como en el tiempo futuro.
➔ Por eso, podemos darle a un fenómeno el nombre de substancia, sólo porque presuponemos la
existencia de él en todo tiempo

Sin embargo, la necesidad interna de permanecer está, por cierto, enlazada inseparablemente con la necesidad
de haber sido siempre, y por eso, la expresión puede | quedar. ​Gigni de nihilo nihil [​Nada se engendra de la
nada, ex nihilo nihil fit​]​, in nihilum nil posse reverti [​Nada puede volver a la nada​], eran dos proposiciones que
los antiguos conectaban inseparablemente, y que ahora, a veces, se separan por equivocación, porque se
piensa que conciernen a ​cosas en sí mismas​, y que la primera podría ser contraria a la dependencia del mundo
[respecto] de una causa suprema (también, incluso, en lo que toca a la substancia de él); lo que es una
preocupación innecesaria, ya que aquí sólo hablamos de fenómenos en el campo de la experiencia, cuya
unidad nunca sería posible si dejásemos surgir nuevas cosas (en lo que toca a la substancia).
➔ Pues entonces se eliminaría aquello que es lo único que puede representar la unidad del tiempo, a
saber, la identidad del ​substratum​, sólo en el cual tiene integral unidad todo cambio.
➔ Esta permanencia, empero, no es más que la manera de representarnos la existencia de las cosas (en
el fenómeno).

#5

Las determinaciones de una substancia, que no son otra cosa que particulares maneras de existir de ella, se
llaman​ accidentes​.
➔ Son siempre reales, porque conciernen a la existencia de la substancia (las negaciones son sólo
determinaciones que expresan el no-ser de algo en la substancia).
➔ Cuando a esto real en la substancia se le atribuye una existencia particular (p. ej. al movimiento, como
accidente de la materia), a esta existencia se la llama la inherencia​, para distinguirla de la existencia
de la substancia, que se llama ​subsistencia​.

#6

En esta permanencia se basa también la corrección del concepto de ​alteración​.


➔ Nacer y perecer no son alteraciones de lo que nace o perece. Alteración es un modo de existir, que
sigue a otro modo de existir del mismo objeto.
➔ Por eso, todo lo que se altera es​ permanente​, y sólo su ​estado cambia​.
➔ Puesto que, por consiguiente, este cambio sólo concierne a las determinaciones que pueden cesar o
comenzar, entonces podemos decir, con una expresión que parece un poco paradójica: sólo lo
permanente (la substancia) es// alterado, lo mudable no sufre alteración, sino sólo un cambio, ya que
algunas determinaciones cesan, y otras comienzan.

#7

Por eso, la alteración sólo puede ser percibida en substancias, y el nacer o perecer en sentido absoluto, que no
concierne meramente a una determinación de lo permanente, no puede ser nunca una percepción posible;
➔ pues precisamente esto permanente hace posible la representación del tránsito de un estado al otro, y
del no-ser al ser, los que, por consiguiente, pueden ser conocidos empíricamente sólo como
determinaciones cambiantes de lo que permanece.
➔ Suponed que algo comienza, absolutamente, a ser; para eso debéis tener un punto del tiempo, en el
que no era. ¿Dónde vais a fijarlo, si no es en aquello que ya existe? Pues un tiempo vacío, que
precediese, no es objeto alguno de la percepción;
➔ pero si conectáis este nacer con cosas que antes estaban y que perduran hasta aquello que nace,
entonces esto último era sólo una determinación de lo primero, de lo permanente. Y así es también con
el perecer: pues éste presupone la representación empírica de un tiempo en el que un fenómeno no es
más.

#8

Unicidad del tiempo​.

➔ Las substancias (en el fenómeno) son los substratos de todas las determinaciones temporales.
➔ El nacer de algunas de ellas, y el perecer de otras, suprimiría incluso la única condición de la unidad
empírica del tiempo, y los fenómenos se referirían entonces a dos tiempos diferentes, en los cuales,
uno junto al otro, fluiría la existencia; lo que es absurdo.
❖ Pues hay ​solamente un tiempo, en el cual todos los tiempos diferentes deben ser colocados, no a la
vez, sino unos después de ios otros.

#9

Conclusión general de la primera analogía​.

Así, según esto, la permanencia es una condición necesaria, sólo bajo la cual los fenómenos son determinables
en una experiencia posible como cosas u objetos.

B. Segunda analogía​.

Principio de la sucesión temporal según la ley de la causalidad​.

A.

Principio de la generación. Todo lo que ocurre (comienza a ser) presupone algo a lo cual sigue según
una regla.

B.

Todas las alteraciones suceden según la ley de la conexión de la causa y el efecto.

Prueba​.

Conclusiones de la primera analogía​.

(El principio precedente ha demostrado que


➢ todos los fenómenos de la sucesión temporal, en su conjunto, son sólo​ alteraciones​,
➔ es decir, un sucesivo ser y no-ser de las determinaciones de la substancia que permanece; y
en consecuencia, [que], el ser de la substancia misma, que sigue al no-ser de ella, o el no-ser
de ella, que sigue a la existencia, en otras palabras, que el nacer o perecer de la substancia
misma, no tiene lugar.

➢ Este [principio] también habría podido expresarse así: ​Todo cambio (sucesión) de los fenómenos es
sólo alteración​;
➔ pues el nacer o perecer de la substancia no son alteraciones de ella, porque el concepto de la
alteración presupone como existente,
➔ y por tanto, como permanente, precisamente al mismo sujeto con dos determinaciones
opuestas.
Tras esta advertencia preliminar sigue la prueba.)

#2

➔ Yo percibo que los fenómenos se suceden unos a otros, es decir, que en un tiempo es un estado de las
cosas, cuyo contrario era en el estado precedente.
◆ Conecto, pues, propiamente, dos percepciones en el tiempo.
➔ Pero la conexión no es obra del mero sentido ni de la intuición, sino, aquí, el producto de una facultad
sintética de la imaginación, que determina el sentido intemo con respecto a la relación temporal.
➔ Esta [facultad] puede enlazar de dos maneras los dos estados mencionados, de manera que el uno, o
el otro, preceda en el tiempo;
◆ pues el tiempo no puede ser percibido en sí, y con respecto a él no se puede determinar en el
objeto, de modo empírico, por decirlo así, lo que precede y lo que sigue.
◆ Por consiguiente, sólo soy consciente de que mi imaginación coloca un [estado] antes, y el
otro después; no de que un estado preceda al otro en el objeto;
◆ o, con otras palabras, por la mera percepción queda indeterminada la relación objetiva de los
fenómenos que se siguen unos a otros.
➔ Para que ésta sea conocida como determinada, la relación entre los dos estados debe ser pensada de
tal manera, que con ella se determine como necesario cuál de ellos debe ser colocado antes, y cuál
después, y no a la inversa.
➔ Pero el concepto que lleva consigo una necesidad de la unidad sintética sólo puede ser un concepto
puro del entendimiento, que no resida en la percepción, y éste es aquí el concepto de ​la relación de la
causa y efecto​, de los cuales la primera determina al último en el tiempo como consecuencia, y no
como algo que en la mera imaginación podría preceder (o bien, en general, no ser percibido).

❖ Por consiguiente, sólo porque sometemos la sucesión de los fenómenos, y por tanto, toda alteración, a
la ley de la causalidad, es posible la experiencia misma, es decir, el conocimiento empírico de ellos; y
por tanto, ellos mismos, como objetos de la experiencia, sólo son posibles según esa misma ley.

#3

Noumeno y Fenómeno​.

➢ La aprehensión de lo múltiple del fenómeno es siempre sucesiva.


➔ Las representaciones de las partes siguen las unas a las otras. Si acaso se siguen también en
el objeto, es un segundo punto de la reflexión, que no está contenido en el primero.
➔ Ahora bien, por cierto que todo puede llamarse objeto, incluso toda representación, en la
medida en que uno es consciente de ella; pero lo que esta palabra debe significar para los
fenómenos, no en la medida en que éstos (como representaciones) son objetos, sino sólo [en
la medida en que] ​designan ​un objeto, requiere una investigación más profunda.

❖ En la medida en que ellos, sólo como representaciones, son a la vez objetos de la conciencia,
no se distinguen de la aprehensión, es decir, de la acogida en la síntesis de la imaginación; y
por consiguiente, se debe decir: lo múltiple de los fenómenos es generado siempre
sucesivamente en la mente.
➢ Si los fenómenos fuesen cosas en sí mismas, nadie podría estimar, a partir de la sucesión de las
representaciones del múltiple de ellos, cómo está enlazado este múltiple en el objeto.
➔ Pues sólo tenemos que ver con nuestras representaciones; cómo puedan ser las cosas en sí
mismas (sin considerar las representaciones con las que nos afectan) [es algo que] está fuera
de la esfera de nuestro conocimiento.
➢ Aunque los fenómenos no son cosas en sí mismas, y son sin embargo lo único que puede sernos dado
para el conocimiento, debo indicar ​qué especie de enlace en el tiempo le corresponde al múltiple
en los fenómenos mismos​, mientras que la representación de este múltiple en la aprehensión es
siempre​ sucesiva​.
Ejemplo de la casa: sucesión en la conciencia y no el objeto​.

Así, p. ej., la aprehensión de lo múltiple en el fenómeno de una casa que está ante mí, es sucesiva. Ahora se
plantea la pregunta: si acaso lo múltiple de esa casa misma es, en sí, sucesivo; lo que, por cierto, nadie admitirá.

Ahora bien, tan pronto como remonto mis conceptos de un objeto, hasta una significación trascendental, la casa
no es una cosa en sí misma, sino sólo un fenómeno, es decir, una representación, cuyo objeto trascendental es
desconocido; ¿qué entiendo, pues, por la pregunta de ​cómo pueda estar enlazado lo múltiple ​en el fenómeno
mismo (que no es, por cierto, nada en sí mismo)?

➔ Aquí, aquello que reside en la aprehensión sucesiva, es considerado como representación;


➔ pero el fenómeno que me es dado, aunque no sea más que un conjunto de esas representaciones, es
considerado como el objeto de ellas, con el cual ha de concordar mi concepto, que extraigo de las
representaciones de la aprehensión.
➔ Pronto se advierte que, puesto que la verdad es la concordancia del conocimiento con el objeto, aquí
sólo se puede preguntar por las condiciones formales de la verdad empírica;
➔ y el fenómeno, en contraposición a las representaciones de la aprehensión, puede ser representado
como el objeto de ellas, distinto de ellas, sólo si está bajo una regla que lo distingue de toda otra
aprehensión, y hace ​necesaria​ ​una especie del enlace de lo múltiple​.

❖ Aquello en el fenómeno, que contiene la condición de esta regla ​necesaria ​de la aprehensión, es el
objeto.

#4

Que algo acontece, es decir, que algo, o un estado, que antes no era, llega a ser, [es algo que] no puede ser
percibido empíricamente, si no precede un fenómeno que no contiene en sí ese estado;
➔ pues una realidad efectiva, que siga a un tiempo vacío, y por tanto, un nacer al cual no precede estado
alguno de las cosas, tan imposible es de aprehender, como el tiempo vacío mismo.
➔ Toda aprehensión de un acontecimiento es, pues, una percepción, que sigue a otra.
➔ Y puesto que esto es así en toda síntesis de la aprehensión, como lo he mostrado antes en el
fenómeno de una casa, entonces ella no se distingue todavía, por ello, de otras.
➔ Pero advierto también: que si en un fenómeno que contiene un acontecimiento, llamo ​A al estado
precedente de la percepción, y ​B al siguiente, en la aprehensión, ​B ​sólo puede suceder a A. pero la
percepción​ A ​no puede seguir a​ B​, sino que sólo puede precederla.
◆ Veo p. ej. un barco que desciende la corriente. Mi percepción de su posición más abajo, sigue
a la percepción de la posición del barco más arriba en el curso del río; y es imposible que en la
aprehensión de este fenómeno el barco sea percibido primero más abajo, y después más
arriba en la corriente.
◆ Por consiguiente, el orden en la sucesión de las percepciones en la aprehensión está aquí
determinado, y esta última está ligada a él.
➔ En el anterior ejemplo de una casa [​#3​], mis percepciones podían, en la aprehensión, comenzar por la
cumbrera de ella y terminar por el piso, pero también [podían] empezar por abajo, y terminar arriba, e
igualmente podían aprehender por la derecha o por la izquierda lo múltiple de la intuición empírica.
◆ En la serie de estas percepciones no había, pues, ningún orden determinado que hiciera
necesario cuándo [o por dónde] debiera yo comenzar la aprehensión para enlazar
empíricamente lo múltiple.
➔ Pero esta regla se encuentra siempre en la percepción de lo que acontece, y ella hace ​necesario el
orden de las percepciones que se siguen unas a otras (en la aprehensión de ese fenómeno).

❖ En nuestro caso, pues, deberé derivar la ​sucesión subjetiva de la aprehensión, de la sucesión objetiva
de los fenómenos, pues de otro modo aquélla es enteramente indeterminada, y no distingue un
fenómeno de otro.
➔ Como aquélla es enteramente caprichosa, ella sola no demuestra nada acerca de la conexión
de lo múltiple en el objeto.
➔ Por consiguiente, ésta consistirá en el orden de lo múltiple del fenómeno, [orden] según el cual
la aprehensión de lo uno (lo que acontece) sigue a la de lo otro (lo que precede) ​según una
regla​.
➔ Sólo por eso puedo estar autorizado a decir, del fenómeno mismo, y no meramente de mi
aprehensión: que en aquél se encuentra una sucesión, lo que significa tanto como que yo no
puedo efectuar la aprehensión de otra manera que en esta precisa sucesión.

#6

Según una regla tal, pues, en aquello que en general precede a un acontecimiento debe residir la condición para
una regla según la cual siempre, y necesariamente, se sigue ese acontecimiento; pero inversamente no puedo
retroceder del acontecimiento y determinar (mediante aprehensión) lo que precede.
➔ Pues ningún fenómeno retrocede, del instante siguiente, al precedente; aunque se refiere, sí, a alguno
anterior; en cambio, el progreso de un tiempo dado, al [tiempo] determinado siguiente, es necesario.
➔ Así, porque hay algo que sigue, debo referirlo necesariamente, en general, a algo diferente, que
precede, y a lo cual sigue según una regla, es decir, necesariamente; de manera que el acontecimiento,
siendo lo condicionado, da señal segura de alguna condición, y ésta determina al acontecimiento.

#7

Supóngase que a un acontecimiento no le precediese nada a lo cual él debiera seguir según una regla;
➔ entonces, toda sucesión de la percepción estaría determinada sola y únicamente en la aprehensión, es
decir, sólo subjetivamente, pero con ello no estaría determinado objetivamente qué, en las
percepciones, debiera ser lo precedente, y qué debiera sello siguiente.
➔ De esa manera, tendríamos sólo un juego de las representaciones, que no se referiría a objeto alguno,
es decir, ningún fenómeno podría, por nuestra percepción, distinguirse de otro, por lo que concierne a
las relaciones temporales;
◆ porque la sucesión en el aprehender es por todas partes igual, y por tanto, no hay nada en el
fenómeno que la determine, de manera que por ello una cierta sucesión, como objetiva, se
haga necesaria.

❖ que una aprehensión sigue a la otra, lo que es algo meramente ​subjetivo​, y no determina objeto alguno,
y por tanto no puede valer como conocimiento de objeto alguno (ni siquiera en el fenómeno).

#8

Por consiguiente, cuando conocemos por experiencia que algo acontece, presuponemos siempre que algo
precede, a lo cual sigue según una regla.
➔ Pues sin esto, yo no podría decir del objeto, que sigue; porque la mera sucesión en mi aprehensión, si
no está determinada por una regla con respecto a algo precedente, no justifica una sucesión en el
objeto.

❖ Por consiguiente, el que yo haga objetiva mi síntesis subjetiva (de la aprehensión), |es algo que]
acontece siempre en consideración de una regla, según la cual los fenómenos en su sucesión, es
decir, tal como acontecen, están determinados por el estado precedente​; y sola y únicamente bajo
esta presuposición es posible la experiencia de algo que acontece.

#9

Por cierto que esto parece contradecir a todas las observaciones que siempre se han hecho acerca de la
marcha del uso de nuestro entendimiento,
➔ según las cuales sólo las percibidas y comparadas sucesiones concordantes de muchos
acontecimientos, tras fenómenos que los precedían, son lo que primeramente nos lleva a descubrir una
regla, según la cual ciertos acontecimientos siguen siempre a ciertos fenómenos; y esto es lo que
primero nos da ocasión de formarnos el concepto de causa.

Consecuencias:

➔ Puesto en tales términos, este concepto sería meramente empírico,


◆ y la regla que él suministra, de que todo lo que acontece tiene una causa, sería tan
contingente como la experiencia misma; la universalidad y necesidad de ella serían entonces
sólo imputadas,
◆ y no tendrían verdadera validez universal, porque no serían ​a priori​, sino que estarían
fundadas sólo en la inducción.

➔ Pero aquí ocurre como con otras representaciones puras a priori (p. ej. espacio y tiempo), que podemos
extraerlas de la experiencia como conceptos claros, solamente porque las hemos puesto en la
experiencia nosotros, y así la produjimos a ésta, ante todo, mediante ellas.
◆ Por cierto que la claridad lógica de esta representación de una regla que determina la serie de
los acontecimientos, es sólo posible, como un concepto de causa, cuando hemos hecho uso
de ella en la experiencia; pero cierta consideración por ella, como condición de la unidad
sintética de los fenómenos en el tiempo, fue el fundamento de la experiencia misma, y
precedió, por tanto, ​a priori​ a ésta.

#11

Tenemos representaciones en nosotros, de las que también podemos llegar a ser conscientes. Pero por muy
extendida que sea esa conciencia, y por muy exacta o puntual que sea, ellas seguirán siendo siempre sólo
representaciones, es decir, determinaciones internas de nuestra mente, en esta o aquella relación de tiempo.

Planteo del problema​:

¿Cómo llegamos a ponerles un objeto a estas representaciones, o a atribuirles, además de la realidad subjetiva
de ellas como modificaciones, una [realidad] objetiva de no sé qué especie?

➔ La significación objetiva no puede consistir en la referencia a otra representación (de aquello


que se pretendía llamar objeto); pues entonces se reitera la pregunta: ¿Cómo es que esta
representación, a su vez, sale de sí misma y adquiere significación objetiva además de la
subjetiva que le es propia como determinación del estado de la mente?
➔ Si investigamos cuál es la nueva constitución que la referencia a un objeto les da a nuestras
representaciones, y cuál es la dignidad que éstas por medio de ella reciben, encontramos que
ella, no hace otra cosa que tornar necesario, de cierta manera, el enlace de las
representaciones, y someterlo a una regla; y que inversamente, sólo porque cierto orden en
las relaciones temporales de nuestras representaciones es necesario, se les asigna a ellas
significación objetiva.

➢ En la síntesis de los fenómenos, lo múltiple de las representaciones siempre sigue uno a otro.
➔ Con ello, empero, no se representa objeto alguno;
◆ porque mediante esta sucesión, que es común a todas las aprehensiones, nada se
distingue de lo otro.
➔ Pero tan pronto como percibo, o presupongo, que en esa sucesión hay una referencia al
estado precedente, [a partir] del cual la representación sigue según una regla, algo se
representa como acontecimiento, o como lo que acontece; es decir, conozco un objeto, que
debo poner en el tiempo en cierto lugar determinado, tal que ningún otro le puede ser
asignado, según el estado precedente.
➢ En consecuencia, si percibo que algo acontece, en esta representación está contenido,
1. en primer término: que algo precede; porque precisamente con respecto a esto recibe el
fenómeno su relación temporal, que consiste en existir después de un tiempo precedente, en
el que no era.
➔ Pero su lugar temporal determinado, en esta relación, [el fenómeno] sólo puede
recibirlo en la medida en que en el estado precedente se presupone algo a lo que él
sigue siempre, es decir, según una regla; de lo cual resulta que en primer lugar, yo no
puedo invertir la serie y anteponer lo que sucede a aquello de lo cual sigue;
2. y en segundo lugar, que si el estado que antecede es puesto, este determinado
acontecimiento sigue indefectible y necesariamente.
➔ Por ello acontece que se instaura cierto orden entre nuestras representaciones,
según el cual, lo presente (en la medida en que ha llegado a ser) da indicio de algún
estado precedente, como correlato, aunque indeterminado aún, de este
acontecimiento que es dado; el cual [correlato, a su vez,] se refiere a éste, como a
una consecuencia suya, determinándolo, y conectándolo necesariamente consigo en
la serie temporal.
➢ Ahora bien, si es una ley necesaria de nuestra sensibilidad, y por tanto, una condición formal de todas
las percepciones: que el tiempo anterior determine al siguiente necesariamente (pues no puedo yo
llegar al siguiente, si no es por medio del precedente);
➢ entonces es también una indispensable ​ley de la representación empírica de la serie temporal, la de
que los fenómenos del tiempo pasado determinan toda existencia en el siguiente, y que éstos, como
acontecimientos, no tienen lugar, sino sólo en la medida en que aquéllos les determinan su existencia
en el tiempo, es decir, la establecen según una regla.
➔ Pues ​sólo en los fenómenos podemos conocer empíricamente esta continuidad en la
concatenación de los tiempos​.

#14

➢ Para toda experiencia y su posibilidad se requiere entendimiento; y lo primero que él hace no es: tornar
distinta la representación del objeto; sino, en general, hacer posible la representación de un objeto.

➔ Esto ocurre gracias a que él traslada a los fenómenos y a la existencia de ellos el orden
temporal, atribuyendo a cada uno de ellos, en la medida en que es consecuencia, un lugar
determinado ​a priori en el tiempo en atención a los fenómenos precedentes; [lugar] sin el cual
el fenómeno no concordaría con el tiempo mismo, que determina a priori su lugar a todas sus
partes.
➔ Esta determinación del lugar, empero, no puede ser tomada de la relación de los fenómenos
con el tiempo absoluto (pues ​éste no es objeto de la percepción​); sino a la inversa, los
fenómenos mismos deben determinarse unos a otros sus lugares en el tiempo, y hacerlos
necesarios a éstos en el orden temporal; es decir, lo que sucede, o acontece, debe seguir,
según una regla universal, a lo que estaba contenido en el estado anterior;

❖ de lo cual resulta una serie de los fenómenos que por medio del entendimiento produce y hace
necesarios, en la serie de las percepciones posibles, el mismo orden y la misma continua
concatenación que se encuentran ​a priori ​en la forma de la intuición interna (el tiempo) en la
cual todas las percepciones deben tener su lugar.

#15

➢ Que algo acontece, pues, es una percepción que pertenece a una experiencia posible, que se torna
efectiva, si considero al fenómeno como determinado por lo que toca a su lugar en el tiempo

➔ por tanto, si lo considero como un objeto que puede siempre ser hallado, según una regla, en
la serie concatenada de las percepciones. Esta regla, empero, para determinar algo según la
sucesión del tiempo, es: que en aquello que precede ha de encontrarse la condición bajo la
cual el acontecimiento siempre (es decir, necesariamente) sigue.

❖ Por consiguiente, el principio de razón suficiente es el fundamento de la experiencia posible, a


saber, del conocimiento objetivo de los fenómenos en lo que respecta a la relación de ellos, en
la serie sucesiva del tiempo.

#16

La demostración de esta proposición se basa solamente en los momentos siguientes.

➔ Forma parte de todo conocimiento empírico la síntesis de lo múltiple por la imaginación, [síntesis] que
es siempre sucesiva; es decir, en ella, las representaciones se siguen siempre las unas a las otras.
➔ Pero la sucesión no está determinada, en la imaginación, según el orden (de lo que debe preceder y lo
que debe seguir), y la serie de las representaciones que se siguen unas a otras puede ser recorrida
tanto hacia atrás como hacia adelante.
➔ Pero si esa síntesis es una síntesis de la aprehensión (de lo múltiple de un fenómeno dado), entonces
el orden está determinado en el objeto, o bien, para hablar con mayor precisión, hay allí ​un orden de la
síntesis sucesiva que ​determina un objeto​, [orden] según el cual algo ​debe ​necesariamente
preceder, y cuando eso es puesto, lo otro debe seguir necesariamente.

❖ Por consiguiente, si mi percepción ha de contener el conocimiento de un acontecimiento, es decir, [un


conocimiento] de algo que efectivamente acontece, entonces ella debe ser un juicio empírico, en el cual
uno piense que la sucesión está determinada, es decir, que presupone, en el tiempo, otro fenómeno al
que ella sigue necesariamente, o de acuerdo con una regla.

➔ En caso contrario, si yo pusiera lo antecedente, y el acontecimiento no le siguiera


necesariamente, entonces debería tenerlo [a éste] por un mero juego subjetivo de mis
imaginaciones, y si a pesar de todo me representase, en él, algo objetivo, debería llamarlo un
mero sueño.
➔ Por consiguiente, la relación de ios fenómenos (como percepciones posibles), según la cual lo
posterior (lo que acontece), por lo que concierne a su existencia, está ​determinado en el
tiempo necesariamente y según una regla​, por algo precedente, es decir, la relación de la
causa al electo, es la condición de la validez objetiva de nuestros juicios empíricos, con
respecto a la serie de las percepciones, [y es], por tanto, [la condición] de la verdad empírica
de ellos, y por tanto, de la experiencia.
➔ Por eso, el principio de la relación causal en la sucesión de los fenómenos vale también para,
lodos los objetos de la experiencia (bajo las condiciones de la sucesión), porque él mismo es
el fundamento de la posibilidad de tal experiencia​.

#17

Planteo de un problema​:

Aquí, empero, se presenta todavía una​ duda​ que debe ser resuelta.

➢ El principio de la conexión causal de los fenómenos está limitado, en nuestra fórmula, a la serie
sucesiva de ellos; mientras que en el uso de él se encuentra que él se aplica también al
acompañamiento de ellos, y que la causa y el efecto pueden ser simultáneos.

➔ Ejemplo​: Por ejemplo, en la habitación hay un calor que no se encuentra al aire libre. Busco su
causa, y encuentro una estufa encendida. Pero ésta, como causa, es simultánea con su
efecto, el calor en la habitación; por consiguiente, no hay aquí serie sucesiva, según el tiempo,
entre causa y efecto, sino que son simultáneos, y sin embargo, la ley sigue vigente.
La mayor parte de las causas eficientes en la naturaleza es simultánea con los efectos de ellas, y la sucesión
temporal de estos últimos está ocasionada sólo porque la causa no puede ejecutar lodo su efecto en un instante.
➔ Pero en el instante primero en que nace, él es siempre simultáneo con la causalidad de su causa,
porque si ella, un instante antes, hubiese cesado de ser, éste no habría nacido.
➔ Aquí se debe notar bien que lo que está en consideración es el ​orden del tiempo, y no el ​curso de éste;
la relación permanece, aunque no haya transcurrido tiempo alguno.
➔ El tiempo entre la causalidad de la causa y su efecto inmediato puede ser ​evanescente (por tanto,
ambos pueden ser simultáneos), pero la relación de la una al otro sigue siendo siempre, sin embargo,
determinable según el tiempo.

#19

Esta causalidad conduce al concepto de acción; ésta, al concepto de fuerza, y por su intermedio, al concepto de
substancia.

Allí donde hay acción, y por tanto, actividad y fuerza, allí hay también substancia, y sólo en ésta debe buscarse
el asiento de aquella fértil fuente de ios fenómenos. Esto está muy bien dicho; pero cuando uno ha de explicarse
acerca de qué es lo que entiende por substancia, y quiere, al hacerlo, evitar el círculo vicioso, no es tan fácil
asumir la responsabilidad. ¿Cómo se pretende, a partir de la actividad, inferir inmediatamente la ​permanencia de
lo que actúa, lo que es, empero, una señal tan esencial y propia de la substancia (​phaenomenon​)? Pero según
nuestra [exposición] precedente, la solución del problema no tiene tal dificultad, aunque sería enteramente
insoluble siguiendo la manera habitual ([que consiste en] proceder [uno] con sus conceptos sólo analíticamente).

➔ Acción significa ya relación del sujeto de la causalidad con el efecto.


➔ Ahora bien, porque todo efecto consiste en lo que acontece, y por tanto, en lo mudable caracterizado
por el tiempo según la sucesión: por ello el sujeto último de ello es lo permanente​, como substrato de
todo lo cambiante, es decir, la substancia.
◆ Pues según el principio de la causalidad, las acciones son siempre el fundamento primero de
todo cambio de los fenómenos, y por consiguiente no pueden residir en un sujeto que a su vez
cambie, porque en ese caso se precisarían otras acciones y otro sujeto que determinase este
cambio.
➔ En virtud de esto, la acción, como criterio empírico suficiente, prueba la substancialidad, sin que me sea
preciso buscar primeramente la permanencia de él mediante percepciones comparadas, la cual
[búsqueda] tampoco podría nunca llevarse a cabo por este camino con la exhaustividad que se requiere
para la cantidad y estricta validez universal del concepto.
◆ Pues el que el sujeto primero de la causalidad de todo nacer y perecer no puede (en el campo
de los fenómenos) nacer y perecer él mismo, es una inferencia segura, que va a dar a la
necesidad empírica y a la permanencia en la existencia, y por tanto, al concepto de una
substancia como fenómeno.

El tránsito del no-ser de un estado, a este estado [mismo], ya por sí solo requiere que se lo investigue, aun
suponiendo que tal estado no contuviese cualidad alguna en el fenómeno.
➔ Este nacer, como ya se mostró en el apartado A, no atañe a la substancia (pues ella no nace), sino al
estado de ella. Por ello, es mera alteración, y no nacimiento a partir de la nada.
➔ Cuando este nacimiento es considerado como efecto de una causa ajena, se llama creación, la cual no
puede ser admitida entre los fenómenos como un acontecimiento, pues ya su mera posibilidad
suprimiría la unidad de la experiencia;
◆ aun cuando, si considero todas las cosas, no como fenómenos, sino como cosas en sí, y como
objetos del mero entendimiento, [entonces] ellas, a pesar de ser substancias, pueden, sin
embargo, ser consideradas como dependientes, en lo que toca a su existencia, de una causa
ajena;
◆ pero esto, entonces, introduciría muy diferentes significados de las palabras, y no se aplicaría
a los fenómenos, como objetos posibles de la experiencia.
Cómo es que en general algo pueda ser alterado; cómo es posible que a un estado en un punto del tiempo
pueda seguirle uno opuesto en otro [punto], de esto no tenemos, ​a priori​, ni el más mínimo concepto.
➔ Para ello se requiere el conocimiento de fuerzas efectivamente existentes, el cual sólo puede ser ​dado
empíricamente​, p. ej. [conocimiento] de las fuerzas motrices, o, lo que es lo mismo, de ciertos
fenómenos sucesivos (como movimientos) que ponen de manifiesto tales fuerzas.
➔ Pero la forma de toda alteración, la condición sólo bajo la cual ella, como nacimiento de otro estado,
puede producirse (cualquiera sea el contenido de ella, es decir, el estado que es alterado), y por tanto,
la sucesión misma de los estados (lo acontecido) puede, sin embargo, ser considerada a priori según la
ley de la causalidad y según las condiciones del tiempo.

Ejemplo​.

Cuando una substancia pasa de un estado ​a a otro b​, el punto del segundo en el tiempo es diferente del punto
temporal del primer estado, y le sigue a éste.
➔ Igualmente, también el segundo estado, corno realidad (en el fenómeno) difiere del primero, en el cual
ésta no estaba, como [difiere] ​b de cero; es decir, aunque el estado b se distinga del estado a sólo por
la cantidad, la alteración es un nacimiento de ​b — ​a​, que no estaba en el estado anterior, y con
respecto a esto [el estado anterior] es = 0.

Se pregunta, pues, cómo pasa una cosa, de un estado​ = a​, a otro​ = b​.
➔ Entre dos instantes hay siempre un tiempo, y entre dos estados en ellos hay siempre una diferencia
que tiene una cantidad (pues todas las parles de los fenómenos son siempre, a su vez, cantidades).
❖ Por consiguiente, todo tránsito de un estado a otro acontece en un tiempo que está contenido entre dos
instantes, de los cuales el primero determina al estado del cual la cosa sale, y el segundo [determina al
estado al que la cosa llega.

Ambos, pues, son límites del tiempo de una alteración, y por tanto, del estado intermedio entre los dos estados,
y como tales pertenecen ellos también a la alteración completa.
➔ Ahora bien, toda alteración tiene una causa que demuestra su causalidad durante todo el tiempo en el
que la alteración progresa.
➔ Por consiguiente, esta causa no produce su alteración de manera súbita (de una vez, o en un instante)
sino en un tiempo, de manera que así como el tiempo va en aumento, desde el instante inicial ​a hasta
la culminación de la alteración en ​b​, así también la cantidad de la realidad (b— a) es generada a través
de todos los grados menores, contenidos entre el primero y el último.
➔ Por consiguiente, toda alteración es posible solamente mediante una acción continua de la causalidad,
la cual, en la medida en que es uniforme, se llama un momento. La alteración no consiste en estos
momentos, sino que es generada por ellos, como efecto de ellos.

Esta, pues, es la ley de la continuidad de toda alteración, cuyo fundamento es éste: que ni el tiempo, ni tampoco
el fenómeno en el tiempo, consisten en partes que sean las mínimas [de todas], y que sin embargo el estado de
la cosa, en su alteración, pasa por todas estas partes, como elementos, hasta su segundo estado.

➔ Ninguna diferencia de lo real en el fenómeno, así como tampoco ninguna diferencia en la cantidad de
los tiempos, ​es la mínima [de todas], y así el nuevo estado de la realidad crece a partir del primero, en
el cual ella, no estaba, pasando por todos los infinitos grados de ella, cuyas diferencias, de unos a
otros, son todas menores que la diferencia entre 0 y ​a​.

Conocimiento a priori​:

➔ Todo aumento del conocimiento empírico, y todo progreso de la percepción, no es nada más que un
ensanchamiento de la determinación del sentido interno, es decir, un avance en el tiempo, cualesquiera
sean los objetos, fenómenos o intuiciones puras.
➔ Este avance en el tiempo lo determina todo, y en sí mismo no es determinado, a su vez, por nada; es
decir, sus partes sólo son dadas en el tiempo, y mediante la síntesis de éste; pero no son dadas antes
de él.
➔ Por eso, todo tránsito en la percepción, a algo que sigue en el tiempo, es una determinación del tiempo
mediante la generación de esa percepción; y puesto que aquél, siempre y en todas sus partes, es una
cantidad, [el tránsito en la percepción a algo que sigue en el tiempo] es la generación de una
percepción, como cantidad, a través de todos los grados, de los cuales ninguno es el mínimo, desde el
cero, hasta el grado determinado de ella.

❖ De aquí resulta la posibilidad de conocer ​a priori ​una ley de las alteraciones, por lo que respecta a la
forma de ellas. Anticipamos solamente nuestra propia aprehensión, cuya condición formal, puesto que
está en nosotros antes de todo fenómeno dado, ciertamente debe poder ser conocida ​a priori​.

Así, tal como el tiempo contiene la condición sensible ​a priori de la posibilidad de un avance continuo de lo
existente hacia lo que le sigue, [así] el entendimiento, por medio de la unidad de la apercepción, es la condición
a priori de ia posibilidad de una determinación continua de todos los lugares para los fenómenos en ese tiempo,
por medio de la serie de las causas y ios efectos, de los cuales las primeras arrastran tras sí indefectiblemente la
existencia de los últimos y con ello hacen válido para todo tiempo (universalmente), y por tanto, [hacen válido]
objetivamente, el conocimiento empírico de las relaciones temporales.

C. Tercera analogía​.

Principio de la simultaneidad, según la ley de la acción recíproca, o comunidad​.

Todas las substancias, en ia medida en que pueden ser percibidas en el espacio como simultáneas, están en
universal acción recíproca.

Prueba​.

1. Simultáneas son las cosas, cuando en la intuición empírica la percepción de la una puede seguir a la
percepción de la otra ​y viceversa (lo que no puede ocurrir en la sucesión temporal de los fenómenos, tal
como ha sido mostrado en el segundo principio).
2. Así, puedo dirigir mi percepción primero a la luna, y después a la tierra, o también inversamente,
primero a la tierra y luego a la luna; y porque las percepciones de estos objetos pueden seguirse
recíprocamente ia una a la otra, digo que ellos existen simultáneamente.
3. Ahora bien, la simultaneidad es ia existencia de lo múltiple en el mismo tiempo. Pero no se puede
percibir el tiempo mismo, para inferir que, estando [algunas] cosas puestas en el mismo tiempo, las
percepciones de ellas pueden seguirse unas a otras recíprocamente.
4. La síntesis de la imaginación en la aprehensión presentaría, por tanto, cada una de estas percepciones
sólo como una [percepción] que existe en el sujeto cuando la otra no está [en él], y viceversa; pero no
[permitiría afirmar] que los objetos fueran simultáneos, es decir, que cuando uno está, también el otro
esté en el mismo tiempo; y que esto sea necesario para que las percepciones puedan seguirse
recíprocamente unas a otras.
5. Por consiguiente, se requiere un concepto del entendimiento, [concepto] de la mutua sucesión de las
determinaciones de estas cosas que existen simultáneamente unas fuera de las otras, para decir que la
sucesión recíproca de las percepciones está fundada en el objeto, y para representar así la
simultaneidad como objetiva.
6. Ahora bien, la relación de substancias, en la cual una de ellas contiene determinaciones cuyo
fundamento está contenido en la otra, es la relación de influjo; y si recíprocamente, esta [relación]
contiene el fundamento de las determinaciones en la otra, es la relación de comunidad o acción
recíproca.
7. Por consiguiente, la simultaneidad de las substancias en el espacio no puede conocerse en la
experiencia de otra manera que bajo la presuposición de una acción recíproca de las unas sobre las
otras; ésta es, por consiguiente, también la condición de la posibilidad de las cosas mismas como
objetos de la experiencia.

Las cosas son simultáneas, en la medida en que existen en uno y el mismo tiempo. Pero ¿en qué se conoce que
están en uno y el mismo tiempo?

➔ Cuando el orden en la síntesis de la aprehensión de este múltiple es indiferente, es decir, [cuando]


puede ir de​ A​ a ​E​, pasando por ​B​. ​C​,​ D​, o también al revés, de​ E​ a ​A​.
➔ Pues si fueran sucesivas en el tiempo (en el orden que comienza en ​A y termina en E​) sería imposible
comenzar la aprehensión en la percepción de E​, retrocediendo hasta A​; porque A pertenece al tiempo
pasado, y por consiguiente ya no puede ser objeto de la aprehensión.

Suponed que en una multiplicidad de substancias como fenómenos, cada una de ellas estuviese enteramente
aislada, es decir, que ninguna obrase sobre las otras ni recibiese de ellas recíprocamente influjos; en ese caso,
digo: que la ​simultaneidad de ellas no podría ser objeto de una percepción posible, y que la existencia de una no
podría conducir a la existencia de las otras por ningún camino de la síntesis empírica. Pues si pensáis que
estuvieran separadas por un espacio enteramente vacío, entonces la percepción que avanza en el tiempo, de la
una a la otra, podría sí, determinar la existencia de ésta por medio de una percepción siguiente, pero no podría
distinguir si el fenómeno sigue objetivamente a la primera, o si más bien es simultáneo con ella.

➢ Debe haber, por consiguiente, además de la mera existencia, algo [más], por lo cual A ​le determina a ​B
su lugar en el tiempo e inversamente también, a su vez, B [se lo determina] a ​A​; porque sólo bajo esta
condición las mencionadas substancias pueden ser representadas empíricamente como ​existentes
simultáneamente​.
➔ Ahora bien, algo le determina a otro algo su lugar en el tiempo, sólo si es la causa de ello, o de
sus determinaciones.
➔ Por tanto, toda substancia (puesto que ella sólo en lo que concierne a sus determinaciones
puede ser consecuencia) debe contener en sí la causalidad de ciertas determinaciones en la
otra, y a la vez los efectos de la causalidad de la otra; es decir, ambas deben estar en
comunidad dinámica (inmediata o mediatamente), si la simultaneidad ha de ser conocida en
alguna experiencia posible.
➔ Ahora bien, con respecto a los objetos de la experiencia, es necesario todo aquello sin lo cual
sería imposible la experiencia misma de estos objetos.
❖ Por tanto, a todas las substancias en el fenómeno, en la medida en que son simultáneas, les es
necesario estar en integral comunidad de la acción recíproca entre ellas.

Sin comunidad, toda percepción (del fenómeno en el espacio) queda separada de las otras, y la cadena de
representaciones empíricas, es decir, la experiencia, comenzaría enteramente de nuevo con cada nuevo
objeto,//sin cjue la [cadena] precedente tuviera la más mínima conexión con éste, ni pudiera estar en relación
temporal con él. No pretendo con esto negar el espacio vacío; pues él siempre puede estar allí donde las
percepciones no alcanzan y no hay, por consiguiente, conocimiento empírico de la simultaneidad; pero entonces
no es objeto alguno para toda nuestra experiencia posible.

Como explicación puede servir lo siguiente.

➔ En nuestra mente, todos los fenómenos,


◆ en la medida en que están contenidos en una experiencia posible, deben estar en la
comunidad (​communio​) de la apercepción;
◆ y en la medida en que los objetos han de ser representados como conectados en simultánea
existencia, ellos deben determinar recíprocamente sus lugares en un tiempo, y constituir así
un todo.
➔ Si esta comunidad subjetiva ha de basarse en un fundamento objetivo, o ha de ser referida a
fenómenos [considerados] como substancias, entonces la percepción de uno [de ellos] debe hacer
posible, como fundamento, la percepción del otro, y viceversa, para que la sucesión que siempre está
en las percepciones como aprehensiones, no sea atribuida a los objetos, sino que éstos puedan ser
representados como simultáneamente existentes.
➔ Pero esto es un influjo mutuo, es decir, una comunidad real (​commercium​) de las substancias, sin la
cual, por consiguiente, la relación empírica de | simultaneidad no podría tener lugar en la experiencia.
➔ Mediante este ​commercium​, los fenómenos, en la medida en que están unos fuera de los otros, y sin
embargo, en conexión, constituyen un compuesto (​compositum reale​), y tales ​composita son posibles
de diversas maneras.
❖ Por eso, las tres relaciones dinámicas, de las cuales surgen todas las demás, son la de inherencia, la
de consecuencia y la de composición.

***

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