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Conciencia moral y pecado

Alberto Múnera D., S.J. *

INTRODUCCION vas situaciones de nuestro convul-


sionado mundo para descubrir mul-
Los angustiosos problemas que titud de situaciones inaceptables
afronta el hombre en la actualidad para el cristianismo y cantidad in-
plantean al cristianismo preguntas contable de actuaciones humanas
acuciosas que suscitan la reflexión contrarias radicalmente a los postu-
teológica. Esta es, sin duda, una lados de nuestra religión. Y ésto en
de las razones principales que origi- todos los campos del quehacer
nan los congresos de Teología. humano.
Pero tan macabro espectáculo no
Una de esas preguntas atormen- se sitúa geográficamente en sectores
ta incesantemente al cristiano con- de población no cristiana. Ocurre,
temporáneo. Se podría formular precisamente en nuestra sociedad
así: cómo es posible que en una so- secularmente cristiana: tales situa-
ciedad cristiana acontezcan tantos ciones y comportamientos provie-
fenómenos de inmoralidad? nen de personas pertenecientes en
su casi totalidad a la Iglesia Católi-
Basta una breve ojeada a los ca, madre providente de la cultura
periódicos cotidianos o una simple occidental y generosa progenitora
mirada panorámica a las conflicti- de nuestra historia presente.

* Doctor en filosofía ven teología moral. Decano académico de la Facultad de Educación. Profe-
sar en la Facultad de Teologia, Universidad Javeriana, Bogotá.

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Ejemplo lamentable lo constitu- dad como el mencionado? Igual-
ye la deplorable situación de injus- mente se podían proponer otros
ticia institucionalizada radicada en asuntos no menos impresionantes
América Latina: si atribuída a fac- que el anterior: los manejos eco-
tores endógenos, habrá que recono- nómicos públicos, la guerra. las
cer su autoría a cristianos católicos violaciones de derechos humanos
confesos como sE'rían los detentares en todos los órdenes. el narcotrá-
de todos los poderes que en nuestro fico, la drogadicción, etc., etc.
sub-continente generan o sustentan
las esclavitudes que nos oprimen; si Qué le ha podido ocurrir al cris-
atribuída a factores exógenos, se tianismo para que procederes de
ubica la responsabilidad de los mis- tan evidente inmoralidad ocurran
mos en cristianos igualmente confe- en su seno?
sos como son quienes han ideado y
desarrollan entusiastamente los sis- Acaso la Iglesia no ha fustigado
temas de poder político, económi- inelementemente durante millones
co y social con que el llamado "pri- de horas de predicación, de cate-
mer mundo" explota inmisericordE'- quesis y de pastoral en todas las
mente y maltrata en todos los latitudes a sus miembros invitándo-
órdenes a sus hermanos co-religio- los a un comportamiento moral
narios del "tE'rcer mundo", adecuado a los principios evangé-
licos?
Con nombres propios: el sistema
capitalista occidental, tan duramen- Dónde radica la causa última de
te criticado por la jerarquía católi- la impotencia eclesial para contra-
ca en los documentos pontificios y n'estar esta avalancha de inmorali-
en Puebla, causante sin la menor dad?
duda de gran parte de los males de
nuestra América Latina es fruto de Lógicamente no es posible sim-
un materialismo ateo, o más bien de plificar tanto los complejísimos
un cristianismo degenerado en fenómenos humanos como para
vigencia durante siglos en los gran- adjudicar una causa única a realida-
des países del norte? des de tan amplio espectro.

No se trata dE' proponer sistemas Pero la señalización de posibles


alternativos o de calificar simplista- fuentes generadoras de problemas
mente de "comunista" a quien se como los mencionados, puede faci-
opone sin más a las causas de la litar la comprensión de los mismos
injusticia institucionalizada. Se tra- y quizás la búsqueda de soluciones
ta elementalmentE' de analizar un apropiadas para ellos.
hecho que justifica la preocupa-
ción eclesial: cómo es posible que Me atrevo a sugerir que una causa
pn una sociedad cristiana acontez- decisiva de la devaluación del cris-
can tantos fenómenos de inmorali- tianismo haya sido, en conjunto,

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el sistema de Teología Moral em- del cristianismo al desbordamiento
pleado por la Iglesia durante algu- de la inmoralidad, al menos dentro
nos siglos. del mismo cristianismo eclesial.

Dentro de este sistema de Teolo-


gía Moral, lógica y normalmente 1. PRESUPUESTOS
tributario de la reflexión filosófico-
teológica de la Iglesia en siglos pasa- 1.1 Postulados del Concilio Vati-
dos, me atrevo también a destacar cano 11
la correspondiente comprensión de
la conciencia moral y del pecado. Para un teólogo actual en un país
de pesada tradición conservadora y
El serio examen de conciencia de lenta asimilación de los avances
realizado por la Iglesia en el Conci- en el pensamiento científico, es
lio Vaticano 11 la llevó a replantear frecuentemente arriesgado exponer
radicalmente su misma estructura a afirmaciones en el campo de la Teo-
la luz de la comprensión actual de logía Moral.
la Revelación.
Un generalizado desconocimien-
En este proceso la Iglesia ha to de los mismos documentos ecle-
suscitado entre los teólogos la difí- sial es o la explicable pero injustifi-
cil pero apasionante tarea de postu- cada natural sospecha sobre toda
lar en formas nuevas y adaptadas a proposición que contradiga la ma-
la realidad actual, el sistema de nera como repetitivamente se han
Teología Moral; y dentro de él, formulado posiciones doctrinales
su correspondiente comprensión de durante siglos en una sociedad,
la conciencia moral y del pecado. suscitan reacción espontánea contra
los teólogos por parte de quienes se
Sólo pretendo a continuación sienten garantes de la ortodoxia
insinuar algunas pistas de compren- así no sea ese su ministerio en la
sión de estos dos aspectos tan fun- Iglesia, o por parte de quienes supo-
damentales de la Teología Moral. nen que la verdad doctrinal es sus-
ceptible de ser poseída en su tota-
Con la seria convicción de que lidad definitiva e inmutable según
una acción pastoral de la Iglesia que formulaciones sin duda válidas del
asuma decididamente los valiosos pasado.
aportes de la Teología post-conci-
liar en lo que atañe a la conciencia Por eso es ya método inevitable
moral y al pecado, puede incidir asumido en la práctica por quienes
decididamente en una modificación trajinamos los caminos de la Teolo-
de la anómala situación antes men- gía, acudir siempre a los postulados
cionada. Hasta permitir el estableci- del Concilio Vaticano 11 para justifi-
miento de un sólido dique por parte car con el Magisterio eclesiástico, el

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atrevimiento de no repetir posicio- la diversidad de interpretaciones
nes doctrinales anteriores de la Igle- teológicas dentro de la misma
sia pero hoy insostenibles, y la osa- Escritura, en la Iglesia, y en el
día de balbucear posibles expresio- proceso histórico de la interpre-
nes de nuestra fe coherentes con el tación de la fe.
universo mental del hombre con- - La exégesis es necesaria a la Igle-
temporáneo. sia para la maduración de su jui-
cio sobre los temas tratados en la
Parece elemental, pero la expe- Sagrada Escritura.
riencia nos enseña que no es super-
fluo, recordar que le Vaticano II en Los anteriores postulados funda-
la Constitución "Dei Verbum" pre- mentan una importantísima decla-
senta una serie de postulados sobre ración conciliar que repercute inevi-
la Revelación, que conviene tener tablemente en el tratamiento de los
presentes. Omito las citas por razo- temas de que nos ocupamos:
nes de brevedad. Las afirmaciones
del Concilio son las siguientes: El objeto de la Revelación no es
una serie de conceptos, doctrinas,
- La locución divina ocurre por leyes, explicaciones, interpretacio-
mediación humana. nes, proverbios, reflexiones, formas
- El fenómeno revelatorio se ex- de comportamiento moral, etc. El
presa en lenguaje humano. único objeto de la Revelación es
De lo anterior se sigue la necesi- Dios mismo y su voluntad de que el
dad indispensable de una inter- hombre participe de su divinidad
pretación de la Sagrada Escritura; (designio salvÍfico).
interpretación siempre suscepti-
ble de progreso. Lo anterior significa que en la
- La autoría de la Sagrada Escritu- Revelación consignada en la Sagra-
ra tiene ella misma carácter inter- da Escritura, es inútil pretender
pretatorio: los autores sagrados, encontrar "revelaciones" de tipo
al escribir, ya están realizando moral. En forma todavía más cruda
una interpretación; para con- podemos afirmar que Dios no ha
prenderlos adecuadamente no revelado ni mandamientos ni com-
hay que desconocer esté hecho. portamientos específicos en el
-- Necesidad consecuente e indis- terreno ético.
pensable del recurso al conoci-
miento adecuado de los géneros No pudiendo acudir a la Revela-
literarios. ción para establecer la objetividad
- No es posihle interpretar la Escri- de la ley o de determinados proce-
tura sin justa apreciación de su deres éticos, es indispensable asu-
unidad, de su relación con la Tra- mir que todo postulado moral
dición y del recurso a la analogía propuesto por la misma Iglesia,
de la fe: es decir, para interpre- carece de absolutez o de inmutabi-
tar la Escritura se debe reconocer lidad o definitividad. Serán siempre

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postulados relativos, modificables y Postula el Concilio en base a esta
provisionales. afirmación, la autonomía de la li-
bertad humana y de la conciencia
Pero no sólo hay afirmaciones frente a la opción ética.
sobre la Revelación con repercusión
impactante en la Teología Moral. Establece finalmente la fijación
Hay algunos sobre la estructura de del destino escatológico humano en
la Iglesia que tienen peculiar inte- razón de la fidelidad del ser huma-
rés: no frente a los dictámenes de su
Ante todo se reconoce la igual- conciencia y no frente al cumpli-
dad fundamental de todos los miento o incumplimiento de leyes
miembros de la Iglesia, y la posibi- positivas.
lidad de que fenómenos como la
captación, interpretación y cono- En varias ocasiones se recalca la-
cimiento de la realidad humana índole social del hombre hasta pro-
sean realizados por simples cristia- poner la inevitable influencia de los
nos asistidos también por el Espíri- fenómenos sociales en la eticidad
tu Santo, sin que ésto signifique personal.
deterioro de los servicios ministe-
riales prestados en la Iglesia por Un análisis detallado de algunos
aquellos que detentan específicos textos conciliares permite también
carismas y reciben determinados captar la normal relativización que
encargos por vía jerárquica para el Concilio hace de la llamada "ob-
desempeño de funciones determi- jetividad ética". En efecto, el Con-
nadas. cilio distingue el error, del hombre
que yerra; con lo que se admite que
y como una consecuencia de lo la percepción por parte de una per-
anterior, el Concilio insiste en la sona de un error en determinado
competencia propia de los simples aspecto, no implica necesariamente
cristianos (llamados laicos) para que la persona que yerra esté en
desentrañar el sentido de toda la negatividad frente a Dios, pues esta
realidad humana (llamada realidad negatividad sólo se puede "medir"
terrena). a partir de la fidelidad o infideli-
dad de su conciencia a lo que él
Incursiona además el Concilio en percibe como verdad.
asuntos propios del tema que nos
ocupa: Por consiguiente se está afirman-
do la imposibilidad de establecer
Reconoce la estructural relación normas objetivas absolutas y se está
del hombre con Dios por su carác- aceptando la relatividad de toda
ter de creatura y percibe igualmente norma objetiva frente al imperio de
su pecaminosidad estructural origi- la subjetividad en la definición de lo
nada en la libertad humana. ético.

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En estrecha relación con lo ante- corresponde detectar esa objetivi-
rior se descubre en el Concilio su dad por su investigación metódi-
reconocimiento de la evolución éti- ca científica, lógicamente some-
ca de la humanidad. tida a los límites subjetivos de su
propia capacidad. Esto igualmen-
Por otra parte se hacen evidentes te determina el progreso subjeti-
dos declaraciones conciliares: una vo o evolución en el conocimien-
sobre el valor moral (referido a to de la realidad y por tanto en
Dios) de la ética humana, y otro la misma eticidad.
sobre la autonomía de la realidad
terrena. Respecto a este último Finalmente podemos decir que el
aspecto puntualicemos: Concilio acepta como normal en el
seno de la Iglesia, la pluralidad de
- Las leyes y valores de las cosas y pensamiento frente a los complejos
de la sociedad, no provienen de problemas del mundo actual, y
la Revelación o de la religión rechaza enérgicamente el atrevi-
sino de ellas mismas. miento de quienes pretenden vincu-
lar posiciones específicas frente a
- Supuesto el normal progreso y tales problemas no resueltos, a la
desarrollo de las cosas y de la so- Revelación o a la religión.
ciedad, resulta que esas leyes y
valores evolucionan. Un desarrollo detallado de estos
postulados conciliares puede ser
- A la investigación humana cientí- analizado con mayor detención en
fica compete detectar las leyes y reciente artículo publicado en Theo-
valores de las cosas y de la socie- logica Xaveriana ( 1).
dad.
Los postulados del Concilio Vati-
- Las cosas y la sociedad poseen cano JI sobre la Revelación, sobre
su propia verdad y bondad, por algunas características de la estruc-
lo cual las normas éticas o mo- tura eclesial y sobre asuntos especí-
rales no pueden estar en discon- ficos de la Moral Fundamental
formidad con ellas mismas. En como son sus apreciaciones referen-
caso de estarlo, dejan de ser éti- tes a la conciencia, a la libertad, a la
cas o morales. relatividad y procesualidad éticas, a
la autonomía de las realidades terre-
- Si se quiere, aquí radica la verda- nas, son suficiente presupuesto para
dera objetividad de la ética: en la enunciar algunas proposiciones bási-
propia consistencia, verdad y va- cas que pueden señalar las ya men-
lor de la realidad. Y al hombre cionadas pistas para la comprensión

(1) MUNERA, A., "La Moral como Antropología Teológica", Theologica Xaveriana, Nos. 68-69,
Julio-Dic. 1983, pp. 305-332.

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de la conciencia moral y el pecado Esto equivale a considerar que la
en la Teología contemporánea. bondad o la maldad constituye
ónticamente a la cosa, independien-
temente de la apreciación humana.
1.2 Proposiciones básicas para la El ser humano se reduce a captar
comprensión de la conciencia dicha bondad o dicha maldad cons-
moral y del pecado titutiva, con lo cual se convierte
onto-lógicamente en valor o antiva-
Las primeras proposiciones se lor absoluto en términos éticos.
pueden referir al origen de los valo-
res. De esta manera podremos aden- Hagamos algunas observaciones a
trarnos posteriormente en un cono- la afirmación de la existencia de
cimiento más aproximado de la valores éticos absolutos:
manera como opera la conciencia.
- Tal afirmación se inscribe en un
Porque nuestra intención es tra- contexto filosófico capaz de esta-
tar de describir los mecanismos con- blecer con precisión matemática
cienciales en su relación con Dios. la bondad y maldad óntica de las
y es evidente que tal descripción no
cosas. Se trata de una filosofía
es posible sin un acercamiento al esencialista para la que son evi-
tema de los valores, referencia per- dentes las esencias de la realidad
manente del mecanismo concien- y su constitutivo óntico.
cial.
- La mencionada afirmación pro-
1.2.1 Puntos de vista sobre el pone la existencia de maldad
origen de los valores óntica, difícilmente compatible
con el dogma cristiano de la crea-
Pero creo que es suficiente esta- ción.
blecer algunos puntos de vista sobre
el origen de los valores, para obte- - Si tal afirmación se pretende re-
ner el fin que se pretende. Enuncie- ferida no a la realidad simple-
mos entonces estos puntos de vista mente óntica sino a la ontológi-
fundamentados en los postulados ca, esto es, ubicada en el hombre
conciliares: histórico, habrá que reconocer
que todo hombre en toda hipóte-
Inexistencia de valores éticos ab- sis y en todo contexto percibe
solutos. idénticamente la misma realidad.
y ésto no pareciera muy acorde
Entendemos por valor ético abso- con el análisis simple de la expe-
luto una proposición cuya bondad riencia humana.
o maldad en cualquier hipótesis, en
cualquier coyuntura circunstancial, - Lógicamente se trata de valores
en cualquier ser humano histórico éticos concretos, no del princi-
es inmodificable. pio conciencial último que se

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suele mencionar como la capaci- de formación de los valores en cada
dad humana para distinguir el ser humano. Veamos algunos:
bien del mal y se suele formular
como la exigencia innata de pre- - Ante todo la logicidad misma: la
tender el bien y rechazar el mal. manera de percibir la realidad y
el proceso del conocimiento en
La proposición contraria sería: general, intervienen sin duda en
los valores éticos ante todo, son la determinación de los valores.
siempre lógicos ( ocurren a partir
de y en la percepción humana) y - Supuesta la incontrovertiblemen-
varían según las circunstancias te necesaria societaridad humana
históricas del hombre. Su onto-logi- para el desarrollo y estructura-
cidad ocurre cuando el hombre his- ción del proceso cognoscitivo, la
tórico y en variadas y variables misma societariedad es ingredien-
circunstancias analiza la realidad. te decisivo en la conformación
de valores.
No se niega aquÍ la necesaria rela-
ción del razonar humano con la rea- - La historicidad entendida como
lidad. Pero no se ubica el valor y el sucesión y transmisión perma-
anti-valor en la realidad sino en el nente de elementos en el transcu-
sujeto que analiza la realidad. rrir del ser humano, afecta noto-
riamente el proceso de confor-
Esto explica, de paso, por qué es mación de los valores.
posible que los valores en los hom-
bres concretos sean diferentes aun- - El grado de progreso en el descu-
que se establezcan en el análisis de brimiento y análisis de la realidad
una misma realidad. propia y circundante, aporta in-
discutibles elementos al proceso
y en esta proposición se puede de formación de los valores.
afirmar sin ambages la bondad
entitativa de la creación, a la vez Todo lo anterior quiere hacer ver
que se reafirma la libertad humana que propiamente los valores no son
como fuente primera de la eticidad. innatos, como lo han pretendido
algunas filosofías. Se trata de afir-
Factores de incidencia en la con- mar que los valores provienen bási-
formación de los valores. camente del discurso humano sobre
la realidad, y de la comunicación y
Si el bien y el mal no se dan en transmisión del mismo en el ámbito
sí mismos independientemente de social.
la logicidad humana, aunque ocu-
rren en el hombre al reflexionar Pareciera que estas afirmaciones
sobre una realidad objetiva, se com- tienen fundamento en los postula-
prende que muchos factores inci- dos conciliares que reconocen la
den necesariamente en el proceso verdad y bondad autónomas de la

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realidad (en conformidad con el nuevo sobre la realidad es lo refe-
concepto cristiano de creación) y rente al mismo Dios y su designio
que pretenden que el hombre las salvífica. Entendiendo por "dato"
descubra con su metódico y cientí- el hecho mismo de la autocomuni-
fico estudio discursivo de esa misma cación de Dios y el hecho de la
realidad. autocomprensión del hombre al
conocerse destinado a la divinidad.
El error se entenderá, entonces,
como lo hace el Concilio, como una
imperfecta captación de la realidad; De lo anterior deduciríamos que
ocurre, pues, en el sujeto humano y la Revelación puede incidir en la
no en la cosa misma. Y toda adqui- conformación de valores específica-
sición de conocimiento de la reali- mente religiosos que afectan la eti-
dad es suceptible de ser relativa- cidad, pero no en la formación de
mente errónea, en la medida en que valores éticos en sí mismos.
el sujeto que analiza esa realidad,
nunca termina por conocerla ex- De no ser así, estaríamos adu-
haustivamente: existe error por ciendo que es posible una ética re-
insuficiencia de conocimiento. velada, que, por consiguiente, sería
normativa con carácter absoluto
La Revelación y el conocimiento para toda la humanidad. Y el no
de la realidad. acceso histórico de esta Revelación
a todos los hombres, haría imposi-
Si la fijación de valores acontece ble la salvación a los desconocedo-
inevitablemente desde la acción del res de dicha ética. Esto mismo ha
conocimiento humano sobre la rea- sido excluído por el Concilio al
lidad, pareciera que la Revelación reconocer la posibilidad de salva-
pudiera aportar elementos a la for- ción de los no cristianos, en reafir-
mación de los valores. mación del dogma de la voluntad
salvífica universal y eficaz de Dios.
En una comprensión de la Reve-
lación como fenómeno por el cual
el hombre adquiere conocimientos 1.2.2 Puntos de vista sobre la es-
superiores a sus fuerzas naturales o pecificidad del cristiano
por el cual Dios le aporta datos so-
bre la realidad, es obvio que habría Se trata de considerar la concien-
que reconocer la necesidad de la cia moral del cristiano y no en gene-
revelación para la conformación de ral la conciencia moral de todo ser
los valores. humano. O si se quiere: para poder
comprender lo que la Teología
Pero si se asume la comprensión pueda decir sobre la conciencia mo-
de la Revelación en los términos ral, es necesario reconocer que el
que la propone el Concilio Vaticano ámbito de competencia de la Teolo-
n, pareciera que el único dato gía se reduce al sujeto cristiano.

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Esto me lleva a proponer un pun- Con la sabiduría del genio, tanto
to de vista fundamental: la especi- San Agustín como Santo Tomás
ficidad del sujeto cristiano por refe- ubicaron la realidad de esta trans-
rencia contrastante con el ser formación en las potencias cognos-
humano en general. citiva y volitiva del ser humano,
sede indubitable de la semejanza di-
vina que en el hombre dejara la ac-
Si no hubiera una especificidad
ción creadora y que se desarrolla
del sujeto cristiano, todo lo que se
con la nueva creación crística hasta
dijera sobre la conciencia humana
la semejanza definitiva escatológica
simplemente tendría que ser asumi-
de la gloria.
do por la Teología como propio del
cristiano. Y viceversa: todo lo que
la Teología dijera sobre el cristiano, Imposible aproximarse al fenó-
debería ser aplicable a todo ser meno conciencial humano en el
humano, Y parece que tal recipro- cristiano, sin tener en cuenta esta
cidad no es aceptable, so pena de referencia fundamental de su trans-
desvirtuar al cristianismo. formación entitativa a nivel cognos-
citivo-volitivo.

Toda la Teología, a partir, claro Imposible también cualquier


está, de la Revelación neotestamen- comprensión del pecado sin dato
taria, afirma que en el cristiano tan crucial.
ocurre una transformación entitati-
va por la gracia.

Se trata de una transformación 1.2.3 Puntos de vista sobre la con-


que determina automáticamente formación del cristiano a
una especificidad en el sujeto cris-
partir de la fe
tiano respecto al no-cristiano.
La masificación del cristianismo
y su desenvolvimiento histórico a
Ocurre en términos entitativos, partir de su hereditariedad, si bien
tan profundamente remarcados por no ha demeritado la doctrina de la
el lenguaje del Nuevo Testamento, gracia, sí parece haber devaluado la
que se propone como una nueva comprensión del cristiano concreto
creación, una nueva gestación, una como sujeto constituído por la
nueva generación, un nuevo ser, un misma.
nuevo hombre, un nuevo nacimien-
to, una novedad tan contrastante En efecto: se supone con simpli-
como la luz frente a las tinieblas, la cidad extrema que la pertenencia a
vida frente a la muerte, la vista fren- una nación cristiana, a una historia
te a la ceguera, la limpieza frente a cristiana, a una familia cristiana,
la mancha, la libertad frente a la determina sin más la constitución
esclavitud. cristiana de un sujeto.

166 CONCIENCIA MORAL Y PECADO


Si a ésto se añade la no menos lares de la Iglesia, ni se pretende
simplista comprensión del sacra- desconocer la validez del cristianis-
mento y en particular del bautis- mo hereditario. Solamente se trata
mo infantil, se pretende que sea de tomar en serio las enseñanzas de
cristiano cualquier bautizado, sin la Revelación neo testamentaria y
medir las dimensiones complejas de extractar las consecuencias- para
de proceso vital que significa una el adecuado análisis de la conciencia
nueva creación y una nueva vida. moral y del pecado.

De allí que, si bien recalcamos la Es así como parece posible afir-


trascendentalidad de la gracia para mar, sin desconocer, por supuesto,
el análisis de. la conciencia moral y los diversos grados posibles de cris-
del pecado, no podemos contentar- tianismo, que éste propia y especí-
nos con la especie popular de un ficamente no puede ocurrir sino a
cristianismo automático por el partir de una experiencia de fe en
efecto mágico de un rito sacramen- que se implica la opción libre y el
tal. indescartable conocimiento previo
de aquello por lo que opta.
La Teología post-conciliar se em-
y supuesta dicha experiencia y
peña con toda razón en revaluar la
dicha opción, se recuerda que no
comprensión del sujeto cristiano. es en vano la comparación del
Para ello insiste con énfasis renova- lenguaje neotestamentario con la
do en la necesidad de entender a vida humana: la gracia equivale a un
dicho sujeto como un proceso per- nacer como niño pequeño para
manente de transformación por la crecer y desarrollarse hasta lograr
gracia. Proceso vital que no ocurre la adultez del varón perfecto en
sin .activa y decidida participación Cristo Jesús.
del interesado y que implica la
normal complejidad de procesos Lo cual permite una especial per-
individuales en todos los órdenes cepción de los fenómenos concien-
para que podamos hablar seriamen- ciales en el cristiano en lo que res-
te de cristianismo como acontecer pecta a la moralidad, y soporta una
humano y no como hipótesis moderna (?) visión de la pecamino-
teórica. sidad bastante diferente a la de los
siglos inmediatamente anteriores.
Por eso el énfasis actual de la
Teología en la experiencia de fe y 2. LA CONCIENCIA MORAL
en la vivencia continuada de la
misma en cotidianidad de la praxis, 2.1 Aportes de los teólogos con-
como garantía cierta de un cristia- temporáneos
nismo auténtico.
El tema de la conciencia moral
No se trata de negar los valores ha sido objeto de estudio de los
de ciertas prácticas pastorales secu- teólogos morales desde el siglo XVI.

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Los siglos XVII y XVIII desarro- Franz Bockle incluye en el trata-
llaron multitud de aspectos con- miento de problemas como el del
cienciales que favorecieron notoria- deber y la génesis de las percepcio-
mE'nte el nacimiento y rápido pro- nes morales, el tema de la concien-
greso de la Sicología en el siglo cia. Es uno de los autores que
pasado. mayor interés demuestra por la
incidencia de la fe y de la experien-
Durante el presente siglo, a pesar cia cristiana en el ámbito concien-
de los impresionantes avances de cial, sin que realice un estudio muy
la Sicología, todavía la Teología detallado sobre este tópico (3).
Moral ha seguido aportando datos y
estudios de valor para la profundi- Valsecchi se aproxima al tema
zación en el conocimiento de esta descriptiva e históricamente ofre-
esencial realidad humana. ciendo también las más conocidas
apreciaciones sobre la conciencia en
Mi interés, sin embargo, se redu- la Sagrada Escritura, recorriendo
ce a presentar algunos elementos algunos problemas específicos en
resaltan tes en los estudios de Moral la historia de la teología cristiana,
Fundamental ofrecidos por los mo- para desembocar en los estudios
ralistas. sicológicos más recientes y con-
cluír con una sistematización de los
El P. Haring en sus últimos escri- - asuntos más significativos (4).
tos manifiesta una valiente evolu-
ción en sus posiciones morales to- Anselm Günthor enfoca su moral
cantes a multitud de aspectos signi- desde la llamada de Dios y ubica
ficativos en la problemática actual. ésta en la conciencia, pero el desa-
rrollo temático que ofrece se refie-
y en cuanto se refiere a la con- re en su casi totalidad a dos o tres
ciencia, presenta una breve síntesis aspectos sicológicos, después de una
del asunto según aparece en el Anti- breve aproximación a la Sagrada
guo yen el Nuevo Testamento; pos- Escritura y realizada la mención
teriormente se refiere a la concien- honorífica de rigor al Vaticano 11
cia específie-am-ente cristiana sobre (5 ).
la cual apenas menciona algunas
consideraciones elementales; el Hortelano dedica un interesante
énfasis lo sitúa en los aspectos libro a la conciencia moral cristia-
sicológicos y filosófico-antropológi- na. De manera casi exhaustiva reali-
cos (2). za un concienzudo estudio sobre la

(2) HARING, B., "Libertad y fidelidad en Cristo", Herder, Barcelona 1981, T.l, pp. 233-307.
(3) BOCKLE, F., "Moral Fundamental", Cristiandad, Madrid 1980, pp. 33-51.
(4) VALSECCHI, E., "Conciencia", en Diccionario EnciClopédico de Teolog{a Moral, Paulinas,
Madrid 1974, PP. 98-112.
(5) GUNTHOR, A., "Chiamata e risposta", Paoline, Roma 1979, pp. 383-465.

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evolución, la naturaleza, el dinamis- factores referentes al tema de la
mo, la clasificación, la problemática conciencia, con gran peso de docu-
y la formación de la conciencia mo- mentación científica, con acurada
ral. No encuentro, sin embargo, ele- precisión en sus observaciones y
mentos suficientes para descubrir en con un método pedagógico verda-
todo este tratado una especificidad deramente encomiable. No escapan
cristiana, si bien algunos apartes del a su aguda visión los datos bíblicos,
estudio hacen referencia a particula- los filosóficos, biológicos, sicoló-
ridades del cristianismo como lo to- gicos y sociológicos de mayor relie-
cante a los sacramentos (6). ve, incluyendo la sicopatología de
la conciencia moral. Tampoco en-
Karl Horman utiliza una abun- cuentro en el eminente moralista un
dante bibliografía para un artículo tratamiento específicamente teoló-
en que condensa el análisis de diver- gico de la temática (9).
sos problemas trajinados por los
moralistas en siglos anteriores y Evidentemente no pretendo con
específicamente en los años anterio- la enumeración anterior mencionar
res al Concilio. Se refiere al Magiste- a todos los moralistas importantes
rio abundantemente, pero es muy del momento, ni mucho menos
escasa su referencia a la Sagrada ponderar debidamente el extraor-
Escritura y a los puntos teológicos dinario valor de sus aportes. Sólo
como tales (7). intento tener presente las líneas
fundamentales seguidas por los
López Azpitarte realiza intere- autores más representativos, con el
santes aproximaciones a problemas fin de ubicar mis afirmaciones con
muy actuales sobre la conciencia. respecto a ellas. Con el fin de que
Su referencia a la Escritura es tam- se puedan confrontar las afinidades
bién escasa, e incluso acerca mucho y las divergencias.
el tema de la conciencia al de la ley
natural, siguiendo a Delhaye. Los 2.2 Posibles pistas para una com-
matices estrictamente teológicos no prensión de la conciencia mo-
aparecen suficientemente explíci- ral cristiana
tos, a mi modo de ver (8).
2.2.1 La distinción fundamental
Finalmente el famoso P. Marcia-
no Vidal desarrolla un estudio yo Durante muchos alias he intenta-
diría casi exhaustivo de todos los do descubrir en la Teología Moral

(6) HORTELANO, A., "Moral responsable", Sígueme, Salamanca 1969.


(7) HORMANN, K., "Diccionario de Moral cristiana", Herder, Barcelona 1975, col. 159·181.
(8) LOPEZ AZPITARTE, E., "Fundamentación de la ética cristiana", en el libro de Rincón Ordu·
ña, Mora Bartrés y López Azpitarte titulado "Praxis cristiana", Paulinas, Madrid 1980, Tomo
1, pp. 221·429.
(9) VIDAL, M., "Moral de Actitudes", PS, Madrid 1974, pp. 273-347, tomo 1.

ALBERTO MUNERA, S.J. 169


un acercamiento a sus temas desde perfectamente distintos: el corres-
la especificidad del cristianismo. pondiente al hombre no transfor-
mado por la gracia, y que identifi-
Porque los temas antropológicos, caríamos como la conciencia sico-
especialmente en los últimos dece- lógica; y el correspondiente al hom-
nios, han logrado una evolución sig- bre transformado por la gracia, y
nificativa en todos los niveles de que identificaríamos como la con-
profundización. Y estos aportes de ciencia teologal.
la ciencia antropológica han sido
asumidos por los moralistas con Tendríamos que afirmar que en
toda seriedad, incluso teniendo en el no-cristiano únicamente opera la
cuenta que no podemos hacer Teo- conciencia sicológica; y que en el
logía sino al hacer Antropología. cristiano ocurre una especie de sim-
biosis en la que operan su concien-
Sin embargo, el convencimiento cia sicológica y su conciencia teolo-
profundo que proyecta la fe sobre gal.
la Antropología, me asegura que la
Gracia opera en el hombre tan A mi modo de ver, la Teología
radical transformación, que nos es Moral no tiene por qué ocuparse de
posible determinar una especifici- la conciencia sicológica como tal,
dad cristiana en la misma estructura debido a que su objeto específico
antropológica. es lo teológico.
Creo <tue esta aseveración no es En otras palabras: el interés de
desmentida por teólogo alguno la Teología Moral debe centrarse en
católico. Pero me sorprendo al el sujeto cristiano, sin excluír, claro
no detectar un tratamiento de ele- está, el análisis conciencial del no
mentos estructurales antropológicos cristiano; pero los aportes que pue-
como la conciencia, desde la espe- da ofrecer, desde su ámbito propio
cificidad operada en el hombre por de competencia, no podrán ser sino
el fenómeno cristiano. los referidos al sujeto cristiano.
De allí que la primera pista que
me atrevo a proponer es la siguiente: Corresponde entonces a la Teolo-
debe existir una distinción funda- gía Moral describir los constituti-
mental entre la conciencia simple- vos específicos de lo que hemos
mente humana y la conciencia llamado conciencia teologal.
específicamente cristiana. Distin-
ción que verdaderamente manifieste Lógicamente la Teología Moral
la realidad que suponemos constitu- debe acudir, para ello, a los datos
ye al cristiano una vez operada su ofrecidos por la Sagrada Escritura y
transformación por la gracia. la Tradición eclesial al respecto.

Esta distinción nos permitiría Me atrevo a pensar que no es


hablar de dos tipos de conciencia suficiente detectar allí los nombres

170 CONCIENCIA MORAL V PECADO


con que los autores sagrados o los ble proponer los elementos más
teólogos de épocas pasadas han significativos de la conciencia teolo-
designado los mecanismos concien- gal, a partir de los normales cono-
ciales humanos o tratado de resol- cimientos teológicos sobre la gracia.
ver problemas específicos de proce-
deres concienciales. Porque general-
mente todo ello se refiere a la ma- 2.2.2 Elementos de la conciencia
nera propia de mencionar o tratar el teologal
tema conciencial sicológico en
diversas épocas y situaciones cultu- De manera extremadamente sin-
rales. tética podemos establecer que la
gracia incluye tres fenómenos fun-
Por tal motivo opino que los damentales, intrínseca e indisolu-
autores mencionados y otros mu- blemente relacionados: la in habita-
chos que dedican su estudio al tema ción trinitaria, la filiación adoptiva
de la conciencia, apenas mencionan y la participación creada de la vida
lo referente a la Escritura como un increada.
elemento más para conocer el desa-
rrollo de los conceptos o para iden- Dos grandes intentos hermenéuti-
tificar el lenguaje bíblico. cos se han destacado en la historia
Me pregunto si en la Revelación de la Teología para procurar una
podemos encontrar elementos para aproximada explicación de tan
elaborar teológicamente el concep- compleja y maravillosa realidad:
to de conciencia teologal del cris-
tiano. Santo Tomás lo pretendió desde
su comprensión de la visión beatí-
Respondo a mi inquietud con la fica, grado supremo de la gracia:
seguridad de que si en la Revela- según él, en tal estado Dios funge
ción hay aportes suficientes para como "cuasi -forma" del hombre
describir el fenómeno de la gracia para que viva la vida divina; Dios
y de la transformación que opera en sólo puede ser forma de sí mismo,
el ser humano, lógicamente encon- lo que constituye su ser de Dios;
tramos material suficiente al menos de modo que en esta interpretación,
para delinear la estructura de la Dios en cierta manera "in-forma" al
conciencia teologal. Porque no hay hombre, hace de forma al hombre
duda que la conciencia humana para que no viva una vida sólo
tiene que ser uno de los compo- humana sino también divina.
nentes humanos donde más signifi-
cativo sea el proceso de cambio pro- En esta explicación tomista se
ducido por la generación de una trata de una unión ontológica que
nueva creatura. precede y hace posible los actos
intencionales (conocer-amar). Pero
Pero sin entrar a un trabajo exe- al ordenarse esta "cuasi-forma" tan
gético dispendioso, quizás sea posi- sólo a la vida intencional (conoci-

ALBERTO MUNERA, S.J. 171


miento-amor), exige. al tiempo con sentido técnico de esta palabra:
la unión. la distinción de las perso- adquisición de la semejanza) del
nas que se entregan mutuamente. modelo. en este caso Cristo.
Esto permite la subsistencia de la
individualidad del sujeto incorpora- La interpretación agustiniana
do a la vida divina. y evita simultá- daría entonces que el conocimiento
neamente el panteísimo. pues Dios humano adquiere ónticamente (es-
mantiene igualmente su individua- tructuralmente) la semejanza con
lidad. el conocimiento divino, con lo cual
la unión ontológica se hace por vía
La hermenéutica tomista diría de a-similación; como la misma
entonces qUE' la conciencia cristia- realidad del ser humano se constitu-
na, en cuanto la gracia ha operado ye por participación de semejanza
en el conocer humano una "in-for- con el ser divino.
mación" por parte del conocer di-
vino. se constituye por una unión y así las acciones eoncienciales
ontológica cuasi-formal del enten- humanas no dejan de serlo en el
dimiento divino y del humano. cristiano. si bien acontecen ontoló-
gicamente como acciones concien-
De tal manera que las acciones ciales divinas por la participación de
concienciales "in-formadas" por el la semejanza con el entendimiento
entendimiento divino. gozarán de divino.
características divinas sin que se Sea cual fuere la hermenéutica
pierda la individualidad del proce- empleada. para el efecto nos intere-
der humano. Más adelante analiza- sa establecer que la gracia determi-
remos las funciones concienciales na una unión ontológica del enten-
del cristiano afectadas de esta ma- dimiento divino con el entendi-
nera por la unión ontológica cuasi- miento humano.
formal con el entendimiento divino.
y que, en consecuencia, los actos
Recordemos también muy breve- cognoscitivos humanos son afecta-
mente la hermenéutica de San dos por la transformación que signi-
Agustín en el tema de la gracia: fica en el ser humano tal unión
para él, Cristo es la imagen del ontológica. Y, debido a que la con-
Padre; la cristificación consiste en ciencia reside en el entendimiento
un reproducir el cristiano lo que es humano, sus operaciones tienen que
Cristo; la re-producción en el hom- acusar el influjo de la acción trans-
bre de lo que es Cristo-Imagen del formante de la gracia.
Padre, ocurre en una participación
por sejemanza; teniendo en cuenta En términos teológicos podemos
que la semejanza no es un simple afirmar que las acciones conciencia-
parecido externo sino una modifica- les de un cristiano (modificado por
ción ontológica o asimilación (en el la gracia), participan decisivamente

172 CONCIENCIA MORAL V PECADO


de una actividad del entendimiento 2.2.3 Las funciones concienciales
divino unido ontológicamente al de la conciencia teologal
entendimiento humano. El acto
conciencial es efecto de una causa Reduzcamos las funciones con-
doble simultánea en simbiosis: el cienciales a tres: conocer, juzgar,
entendimiento divino y el humano discernir.
unidos en forma misteriosa por una
unión que podemos llamar cuasi- Exegéticamente es posible detec-
formal o participativa de la seme- tarlas en el lenguaje neotestamenta-
janza. rio, especialmente en San Pablo.
Para esto remito a estudios más
Para expresar lo mismo en forma detallados especialmente en Spicq,
menos filosófica, digamos que el y en algunas aproximaciones que
entendimiento divino es el Verbo, yo mismo he intentado en otras
la Palabra del Padre, la Sabiduría ocasiones (10).
del Padre; entendimiento divino
que, en cuanto comunicado al hom- Pero resumamos los resultados de
bre, es la Palabra encarnada o espa- dichos análisis:
cio-temporalizada: es Jesús de
Nazareth. Por consiguiente estamos La conciencia teologal conoce su
afirmando que la gracia ocurre por objeto: capta la realidad no como la
una filiación en el Hijo encarnado, capta cualquier ser humano sino
o por una adhesión a Cristo que que la percibe de la misma manera
afecta estructuralmente la realidad como la percibe Cristo, entendi-
humana y las funciones de su po- miento humanado del Padre. Es así
tencia cognoscitiva. como cualquier objeto o asunto es
identificado en su relacionalidad
Todavía con mayor simplicidad: con Dios: aparece con nitidez su
el cristiano adherido a Cristo (léase característica creatural, su ubica-
transformado por la gracia) piensa ción en el plan salvífico, su inciden-
con el mismo pensamiento del cia en la totalidad referida al térmi-
Padre que es el mismo Cristo, o no en el Padre.
como diría San Pablo: se tienen los
mismos sentimientos que Cristo En esta captación conciencial o
("touto froneite en ymin o kai en forma específicamente cristiana de
Xristo Iesou", Fil 2,5). entender la realidad, determinados
objetos o asuntos son percibidos
En síntesis: las funciones con- por el cristiano con unas caracterís-
cienciales del cristiano participan ticas que jamás detectará el no-cris-
misteriosa pero realmente de las tiano. Póngase por ejemplo la per-
funciones concienciales de Cristo. cepción del sentido de realidades

(10) MUNERA, A., "Moral", Javeriana, Bogotá 1976, pp. 126·144.

ALBERTO MUNERA. S.J. 173


como la pobreza, el sacrificio, la La conciencia cristiana teologal dis-
castidad, etc. Así se origina el pro- cierne los valores de los anti-valores,
ceso de formación de los valores detecta con claridad la característi-
específicamente cristianos. ca de bondad o maldad moral del
Pasemos a la segunda función objeto o asunto en cuestión. Y lo
conciencial teologal: el aspecto crí- hace percibiendo el bien o el mal
tico. La conciencia cristiana apre- moral como lo percibe Cristo, por
cia, juzga, pondera, como lo hace efecto de la transformación con-
el mismo entendimiento humanado ciencial operada por la gracia.
del Padre, como Cristo. Por eso su
valoración de la realidad ocurre con Se trata aquí de una especial sen-
la misma criteriología del Señor sibilidad conciencial para detectar
Jesús. las más delicadas finuras de bonda-
des y maldades. Es decir: en niveles
Quiere ésto decir que los criterios muy específicos, en medidas muy
en el cristiano provienen de esta "micro", siempre la conciencia cris-
acción conjunta con Cristo por la tiana percibe qué es mejor frente a
gracia. De manera que la delibera- otra opción por buena que sea. Me
ción sobre o ponderación de la rea- atrevo a decir que en estas extremas
lidad se hace en razón de la com- delicadezas del discernimiento con-
prensión de la misma en su contex- ciencial teologal es donde se ha
to relacional con Dios: no sólo se hecho posible en el cristianismo el
conoce el objeto sino que se apre- voto de perfección.
cia su sentido y su valor intrínseco
en razón de su funcionalidad en la Lógicamente para la conciencia
obra salvífica, en relación con su no-cristiana tal tipo de hipersensibi-
origen y su destino referido a Dios. lidad al bien está a kilómetros de
distancia.
Es así como multitud de objetos
o asuntos puestos a la consideración y en términos de diversos "gra-
de la conciencia cristiana adquieren dos" de vivencia del cristianismo,
un sentido o valor determinado, así es como se comprende que
casi siempre contrastante con los mientras más honda es la experien-
sentidos o valores simplemente hu- cia de fe, esto es, mientras más
manos: porque la conciencia no profunda e íntima es la unión onto-
transformada por la gracia no des- lógica con Cristo por la gracia, evi-
cubre esa referencia intrínseca de dentemente más sensible es el
los objetos o asuntos en contexto sensor conciencial respecto al bien.
religioso cristiano. Aquí se aprecia No extraña, por tanto, en el cris-
cómo surge y se desarrollan los tianismo, que sus mejores exponen-
valores específicamente cristianos. tes a los que llamamos ;'santos",
mientras más progresan en su vida
Por último veamos la tercera fun- cristiana, más conscientes son de su
ción conciencial: el discernimiento. pecaminosidad en terrenos donde

174 CONCIENCIA MORAL Y PECADO


conciencias menos delicadas y sensi- un auténtico cristianismo que tiene
tivas al bien, no perciben la más que ser previamente vivido y mani-
mínima maldad. festado por quien pretende colabo-
rar en la maravillosa acción salvífica
Con lo anterior creo que tenemos de generar el nacimiento de nUl'VOS
entonces una somera descripción hijos de Dios.
de lo que puede constituÍr el fun-
cionamiento de una conciencia Supuesto el testimonio. la pxpe-
específicamente cristiana transfor- riencia fundamental de fe en que
mada por la gracia. intervienen la acción de Dios y la
libertad humana, da comienzo for-
malmente al proceso de generación
2.2.4 La formación de la concien- de la nueva creatura. En ese mo-
cia teologal mento se inicia la formación de la
conciencia cristiana.
Bien interesante puede resultar
pensar en la manera como se debe Pero sin el acompaii.amiento t>cle-
formar una conciencia cristiana. sial de los designados por la comu-
nidad para esta admirable, difícil
Lógicamente no puede reducirse y misteriosa tarea de cooperar con
esta formación al trabajo sistemá- el Señor Jesús en el desarrollo de
tico en los elementos y las funcio- las funciones concienciales del neó-
nes propias de la simple conciencia fito, no se puede pretender una ma-
humana. Sino que se impone un tra- duración en el desarrollo de la con-
bajo especializado que equivale a la ciencia teologal. Aquí es donde el
formación de la vida de gracia en el maestro espiritual acompaña el
cristiano. arduo pero valiosísimo esfuerzo por
discernir conjuntamente los cami-
No es posible en esta ocaSlOn nos de Dios. La ascética y la mís-
dedicarse a la especificación pasto- tica, tan relegadas a personas espe-
ral que posee, con la esperanza de cializadas en el cristianismo, pare-
poder ahondar en otra oportunidad cen ser los conductos y mecanismos
en tan apasionantes temas teológi- más adecuados para el crecimiento
cos. normal de un cristiano medio,
como lo comprueba la histOlia ecle-
Baste recordar algunos aspectos sial de los primeros siglos.
que también se aducen como sim-
ples pistas para el mencionado tra- No se piense que la formación de
bajo: la conciencia teologal deba prescin-
dir de todos los procesos normales
El cristianismo se origina a partir de desarrollo de una conciencia
del testimonio, como nos consta sicológica. Se trata de una forma-
por la historia y por la obser- ción específica que supone la otra
vación directa. Pero testimonio de formación. Pero lo que sí considero

ALBERTO MUNERA, S.J. 175


erróneo es pretender que se den en De manera que procuraré acer-
el cristiano valores específicamente carme al tema pecado, desde una
cristianos a partir de la simple for- perspectiva que considero estricta-
mación de una conciencia sicoló- mente teológica, recordando, claro
gica. Equivale exactamente a pedir- está, que todo tipo de estudio que
le peras al olmo. contribuya a un mejor esclareci-
miento del fenómeno desde otros
enfoques como el sicológico, el
3. LA CONCIENCIA MORAL Y filosófico, el sociológico, etc., son
EL PECADO indispensables para la Teología
Moral contemporánea.
De manera paralela a como intro-
dujimos las consideraciones sobre la
conciencia moral del cristiano, po- 3.1. Posibles pistas para una com-
díamos dedicarnos a comprobar en prensión del pecado
los teólogos morales contemporá-
neos su específico tratamiento del Voy a caer en la tentación de
tema del pecado. calificar al pecado con el adjetivo
"teologal" con que he calificado
Es evidente que la estrecha vincu- a la conciencia específicamente cris-
lación entre estos dos temas, lleva tiana.
necesariamente a los autores a
seguir los mismos carriles ya esta- Esto nos permitirá entender de
blecidos por su tratamiento de la una vez, que me refiero exclusiva-
conciencia, cuando se refieren al mente al pecado del cristiano, de
tema del pecado. ese cristiano que hemos tratado de
Sin embargo, tratándose de un describir como dotado de una con-
asunto aparentemente más teoló- ciencia teologal por acción de la
gico que el de la conciencia, se ha- gracia.
cen más frecuentes y evidentes las
referencias a la Sagrada Escritura y Al fin y al cabo el pecado en
al tratamiento teológico que se ha Teología es, precisamente, la con-
hecho del pecado en la historia de trapartida de la gracia. y por eso
la Iglesia. con todo derecho podemos atri-
buírle el mencionado calificativo,
De todas maneras prescindo de aunque la unión de las dos palabras
los valiosísimos aportes de mis aparezca como una paradoja.
colegas, no porque pretenda desco-
nocerlos o los considere menos Incluso me atrevo a afirmar que
importantes, sino por la sencilla la pecaminosidad es diferente en el
razón de que también yo debo pro- cristiano y en el no-cristiano. Po-
ceder por los mismos carriles ya ins- dríamos llamar a la pecaminosidad
taurados en el tratamiento de la del no-cristiano como la pecamino-
conciencia moral. sidad propia del sector ético. Es

176 CONCIENCIA MORAL Y PECADO


decir: evidentemente todo ser hu- distas actuales. En efecto, el pecado
mano es ético, y en la medida en se había venido ubicando en la vio-
que con su conciencia sicológica lación de la ley, muy en contra de
percibe determinado comporta- las afirmaciones del Nuevo Testa-
miento como contrario a sus valores mento.
éticos y procede a realizar la acción
contradiciendo sus valores, la perso- Recurramos, entonces, a un enfo-
na peca éticamente o mejor actúa que diferente, a partir de lo que es
en términos de pecaminosidad éti- un ser cristiano, para tratar de
ca. comprender mejor lo que ocurre
con la pecaminosidad.
Si ésto mismo se aplica al cristia-
no, suponiendo la especificidad de Ante todo tenemos que recono-
su conciencia, podríamos decir que cer que el cristiano que inicia su
el cristiano incurre en pecaminosi- proceso de nueva creatura por la
dad específica de la referencia cris- gracia, proviene de una realidad
tiana, cuando opera en disconfor- humana ya pecaminosa: se trata de
midad con los valores específica- afirmar el más hondo sentido del
mente cristianos percibidos por su dogma del pecado original. Fácil-
conciencia específicamente cristia- mente se descuida est,a dimensión
na. en el tratamiento del pecado, por
la carga ideológica de siglos ante-
Lógicamente no vamos a entrar
riores en que se acentuó la estatici-
en el análisis de la pecaminosidad
dad del pecado original entendido
que llamo ética (la del no-cristiano).
en categorías muy aristotélicas, has-
Vamos a señalar algunas pistas para
ta proponer la hipótesis de que el
el tratamiento del pecado en con-
rito bautismal infantil nos ofrecía
texto cristiano, en el sujeto cris-
un cristiano consumado en cuanto
tiano. desprovisto totalmente de pecado
original.
Me anticipo a advertir que la im-
presión que recibe el teólogo con- Los nuevos planteamientos sobre
temporáneo cuando se adentra en el este dogma nos ofrecen una visión
tema del pecado es, precisamente, más realista del sujeto que llama-
que la Teología en los siglos inme- mos cristiano, de aquel personaje
diatamente anteriores ha puesto el que hemos considerado como im-
énfasis en aspectos no específica- pactado por el testimonio de viven-
mente teológicos, o más exacta- cia cristiana y que, con la ayuda de
mente, en aspectos no específica- Dios y el ejercicio de su libertad,
mente cristianos. hace una opción por Cristo en
experiencia de fe; el que haya sido
Es así como la pecaminosidad ha bautizado en su infancia, pareciera
sido marcada por una visión legalis- que para el efecto de conformación
ta reconocida por todos los trata- de su ser en nueva creatura, no in-

ALBERTO MUNERA, S.J. 177


fluye de manera perceptible, y me Normalmente se supone que el
atrevería a decir que no ha influÍdo cristiano transformado por la gracia
sino de manera muy marginal, cir- avanza, progresa, crece en su vida
cunstancial y periférica. divina. El pecado como hipótesis
de ubicación en territorio contrario
Por eso induzco que tal persona, a Cristo, como posición actitudinal
a pesar de su bautismo infantil, es contraria al Señor Jesús, lógicamen-
un sujeto normal de la pecaminosi- te no entra en la perspectiva del
dad original. Y, por lo demás, pien- cristiano. Esta es la razón por la
san los teólogos modernos, que la cual desde el Nuevo Testamento se
pecaminosidad original no desapa- entiende que el cristiano no perte-
rece automática y definitivamente nece al pecado, no peca: teologal-
con la experiencia de fe, sino que se mente está situado en el sector
trata de un proceso largo y difícil opuesto al pecado.
por medio del cual el neó-fito,
el nuevo cristiano tendrá que ir Lo cual quiere decir que entende-
desplazando su pecaminosidad ori- mos el pecado como lo hace el
ginal constitutiva con la vivencia de Nuevo Testamento, a saber, como
un bautismo que no termina con la posición libre de una opción con-
el rito ni con su opción por Cristo traria a Cristo, en términos de acti-
sino que continúa durante toda tud fundamental que se operaciona-
su existencia espacio-temporal. liza en actos contrarios a los valores
cristianos percibidos por la concien-
Esto supuesto, el sujeto re-gene- cia cristiana.
rado es apenas un infante que debe
Cuándo, entonees, puede decirse
desarrollar su nueva vida divina y
que un cristiano peca?
crecer hasta alcanzar la medida del
varón perfecto que es Cristo Jesús, Tendríamos que responder que
hasta que ya no viva él sino sea Cris- cuando su opción fundamental por
to, quien viva en él. En tal sentido, Cristo termina, desaparece o se
si bien la transformación ontológica cambia explícitamente. O cuando
de la Gracia se opera sin lugar a su experiencia de fe se extingue,
dudas en su ser, no por eso es una cuando el crecimiento en la vida
realidad consumada sino un proceso divina cesa, cuando se retrocede en
vital que coexiste con la presencia ei proceso vital de asimilación a
de su pecaminosidad en proceso de Cristo, cuando de nuevo la persona
eliminación o desaparición. puede ser reconocida por sus acti-
tudes y sus actos, por sus valores y
Una vez tenido en cuenta el peca- percepciones concienciales como
do original como aspecto funda- un verdadero no-cristiano.
mental de la pecaminosidad del cris-
tiano, se debe considerar el resto Todo lo anterior nos lleva a
del asunto: establecer algunas precisiones que

178 CONCIENCIA MORAL V PECADO


podemos tratar en los siguientes meno teologal que hemos mencio-
apartes: nado y que es reconocible por su
explícita relación con la gracia.
3.2 Analogía del término "pecado" Llamamos "pecado" y le damos
el calificativo de "teologal", al pro-
Prefiero titular así este aparte en ceso mencionado anteriormente por
lugar de llamarlo "distinción de los el cual un cristiano en quien ha
pecados". ocurrido la transformación proge-'
siva por la gracia en un contínuo
Se trata de reconocer que el tér- avanzar y madurar para asimilar a
mino "pecado" tiene multitud de Cristo desde una opción fundamen-
acepciones y que eso lleva a no tal por El, que se manifiesta opera-
pocos equívocos en el tratamiento tivamente en comportamientos con-
del tema. formes a los valores específicamen-
te cristianos discernidos por una
Podemos llamar "pecado" a la conciencia específicamente cristia-
violación de leyes éticas por parte na, le sucede una parálisis en su
del no-cristiano, o a su proceder en crecimiento crístico, retrocede en
contra de sus valores éticos perci- su vida divina, detiene su avance
bidos por su conciencia. Me atrevo permanente, cambia su opción fun-
a calificar este tipo de comporta- damental por la contraria a Cristo y
miento como "pecado ético ". procede en términos de comporta-
miento en oposición a los valores
Se da el nombre de pecado al específicamente cristianos que ya
pecado original. Afortunadamente no son ni percibidos ni discernidos
aquí se suele especificar. Pero en como tales por la conciencia que
todo caso el mismo "pecado" ori- ha dejado de ser específicamente
ginal tiene características tan espe- cristiana.
cíficas de tipo situacional, de pasi-
vidad, de universalidad, de relación Esta transformación en sentido
con la creaturalidad, etc., que difí- negativo o contrario al de la gracia,
cilmente se le acomoda la designa- sería propiamente el fenómeno sus-
ción de "pecado", según lo afir- ceptible de ser llamado "pecado"
man los más connotados teólogos con todo el peso del lenguaje neo-
de nuestra época. testamentario. Y sería un pecado
teologalmente mortal, pues se tra-
Tradicionalmente en los últimos taría de un acontecimiento contra-
cuatro siglos se denomina "pecado" rio a la vida, finalizador de ella,
personal la violación de una ley aniquilador de la vivencia cristiana.
grave o leve, con plena advertencia
y pleno consentimiento. Lógica- También llamaríamos "pecado"
mente aquí la palabra "pecado" no pero de una manera muy poco ade-
está designando con claridad el fenó- cuada o precisa a todo proceder del

ALBERTO MUNERA, S.J. 179


cristiano teologalmente transforma- un cristiano transformado por la
do por la gracia, en sentido contra- gracia y en proceso teologal de asi-
rio al valor específicamente discer- milación a Cristo, realice un proce-
nido por su conciencia específica- der determinado contrario a los
mente cristiana; se trataría de una valores cristianos por él percibidos
no adecuación de su obrar con su en su conciencia específicamente
opción fundamental, con sus prin- cristiana; y que, sin embargo no
cipios, con la direccionalidad per- ocurra en él lo que hemos designa-
manente propia del cristiano. Estas do como pecado teologal mortal.
actuaciones se supone que no mo- No es frecuente y normal, pero es
difican la opción fundamental, no posible como la experiencia pasto-
paralizan la vida divina, no destru- ral lo puede confirmar.
yen la asimilación a Cristo. Pero
evidentemente inciden negativa- Paralelamente: es posible pensar
mente en la vida de gracia. Ahora que un sujeto a quien podemos cali-
bien, este tipo de deficiencias son ficar de no-cristiano en sentido teo-
perfectamente normales en un ser logal (no importa si bautizado) rea-
imperfecto como todo ser humano lice alguna muy notoria actuación o
y forman parte del peso de la peca- actividad muy en conformidad con
minosidad situacional que afecta valores y principios cristianos; ésto
estructuralmente al hombre. no significaría una transformación
Aunque tiene razón última de peca- por la gracia y un alto grado de
do, propiamente no debería llamar- desarrollo de la vida cristiana teolo-
se así a esta normal deficiencia gal. Tal tipo de actuaciones en
humana. dicha clase de personas tampoco es
frecuente pero no es imposible.
Como se puede ver, un término
tan analógico como es el de "peca- De acuerdo con lo anterior, po-
do", requiere un tratamiento muy demos apreciar con toda nitidez la
delicado y cuidadoso para evitar estrecha relación entre conciencia
equívocos e injusticias con el cris- moral específicamente cristiana, y
tianismo y con los cristianos. el pecado en el sujeto específica-
mente cristiano. De allí mi insisten-
Conviene anotar además: en la cia en considerar la inevitable vincu-
tradición de los últimos siglos, el lación de la manera de enfocar la
énfasis de los teólogos se situó en primera, con la manera de enfocar
la transgresión de la ley. En la Teo- el segundo.
logía contemporánea el énfasis se
ubica en las actitudes fundamenta-
les de la persona teniendo muy en 3.3 El problema de la repetibilidad
cuenta su contextualidad. del pecado teologal

El efecto de esta observación es Deseo concluír estas considera-


el siguiente: es posible pensar que ciones a manera de pista sobre el

180 CONCIENCIA MORAL V PECADO


tema, mencionando un aspe(j!to que una reiniciación del proceso de
me parece supremamente ilustrativo transformación teologal por la gra-
del verdadero sentido neotestamen- cia.
tario del pecado teologal en el cris-
tiano: se trata de su posible iterabi- Las penosas discusiones teológi-
lidad. cas que, incluso, determinaron el
apartamiento de gigantescos pensa-
Afronto el asunto desde la itera- dores cristianos como Tertuliano
ción del sacramento de la peniten- del ámbito de la ortodoxia, demues-
cia. La historia, maestra de la vida, tran cuán difícil y lentamente asi-
nos enseña que los primeros siglos miló la comunidad cristiana la ite-
del cristianismo, cuando éste se ración de la penitencia, lo cual
vivió con la intensidad y la cercanía equivalía a reconocer la posibili-
de la experiencia pascual, presentó dad del retomo al estado de peca-
un cristiano en cuyo panorama no do teologal mortal.
aparecía el pecado teologal mortal
como algo presumible. Cuando la penitencia como
segundo bautismo, como segunda
La masificación del cristianismo tabla de salvación apareció en el
y multitud de causas de todo orden cristianismo, cuánto escándalo se
comenzaron a demostrar que un originó en el seno de todas las co-
panorama tan límpido no era defi- munidades. Pero se superó la angus-
nitivamente correspondiente a la tia producida por esta decisión
frágil condición humana. benévola de la comunidad que rein-
terpretaba con toda razón y justicia
Fue así como apenas a un siglo sus propias decisiones disciplinares
de nacido el cristianismo ya se y su manera de acomodar el tesoro
hacía evidente la dolorosa experien- sacramental depositado en ella, a
cia de cristianos en quienes ocurría las necesidades surgientes de los
todo aquello que hemos descrito tiempos cambiantes.
como características del pecado
teologal mortal. Cuando por el siglo IV se suscitó
el grave problema de los re-lapsi,
y sólo después de que en algunos qué difícil fue a la Iglesia reconocer
de estos cristianos afectados por tan la posibilidad de una repetición de
lamentable desastre se suscitara el la penitencia por segunda vez, lo
fenómeno de la conversión segunda que equivalía a la posibilidad de
y del intento de retorno a la viven- que un cristiano retornara al estado
cia del cristianismo, precisamente de pecado teologal mortal también
por acción de la gracia y de la volu- por segunda vez. El proceso de
ble pero siempre capaz libertad cristificación y de crecimiento en la
humana de retomar el buen cami- gracia, el cambio ontológico se veía
no, como se presentó en la Iglesia como iniciado, desarrollado, inte-
la pregunta sobre la posibilidad de rrumpido y destruído en dos oca-

ALBERTO MUNERA, S.J. 181


siones en la vida. Parecía imposible, hasta la actual, significa por ello
pero la Iglesia hizo primar su bene- que el fenómeno mismo ha cambia-
volencia propia de la experiencia do de características?
del amor infinito del Padre, y fue
así como aceptó y mantuvo esta Quiero decir: la doctrina discipli-
hipótesis para casos extremos du- nar sacramental de la Iglesia se ha
rante un largo período histórico. ido modificando por razones muy
explicables todas ellas. Pero en todo
Sólo razones de grave Índole so- este proceso no hay duda de que se
ciológica relacionadas con la con- ha ido oscureciendo tanto el senti-
versión masiva de los bárbaros inva- do teológico profundo del pecado
sores de Europa, y fenómenos ecle- como de la conciencia teologal (de
siales de muy complejo análisis, ori- la gracia). A mi modo de ver la rea-
ginaron el cambio radical en el ejer- lidad de ser cristiano sigue siendo la
cicio del sacramento de la peniten- misma que vivió la Iglesia de los
cia hasta hacerlo desembocar en la primeros 7 u 8 siglos de cristianis-
penitencia tarifada y en el esquema mo. Esto es: el cristiano sólo se
sacramental de Trento. constituye desde la experiencia de
fe y por la vivencia ascendente de
Pero durante siete o más largos la vida cristiana en profundidad teo-
siglos la Iglesia mantuvo la no itera- logal de asimilación a Cristo, y su
bilidad de la penitencia y si admitió moral depende de su mismo ser
la segunda y aun la tercera peniten- constitutivo de modo que los com-
cia fue con grandes dificultades y portamientos concretos ocurren a
muy en contra de su percepción partir de la opción fundamental por
original de la gracia y del pecado. la que el cristiano ha asumido una
Porque ésto significaba que la línea operacional en conformidad
Iglesia comprendía muy bien que con valores específicamente cristia-
procesos de transformación ontoló- nos discernidos por su conciencia
gica no ocurren con la facilidad con teologal específicamente cristiana.
que se cam bia un vestido. Y que la
pecaminosidad constituía una rea- De manera que tanto en el cris-
lidad tan compleja y tan delicada, tianismo primivito como en el
que no era previsible en el cristiano actual, el pecado no puede ocurrir
que asumía en serio su compromiso sino en razón de la destrucción de
con Cristo. la vida divina por libre cambio de
opción o de actitud frente a los
Mi pregunta, a modo de pista
valores cristianos.
para la mejor comprensión del peca-
do teologal en su estrecha relación De nuevo la pregunta: será posi-
con la conciencia teologal, es la ble que este fenómeno acontezca
siguiente: por el hecho de que disci- con tanta frecuencia en el cristiano
plinarmente la Iglesia haya modifi- como se supone que ocurre por la
cado su doctrina desde la primitiva frecuencia de la confesión?

182 CONCIENCIA MORAL Y PECAOO


Me atrevo a sospechar que la fre- gresivo en la cristificación constitu-
cuente repetición del sacramento yen elementos esenciales para la
de la penitencia no corresponde pertenencia a la Iglesia.
a un acontecimiento teologal de
pecado y de gracia. Con lo cual
se corroboraría la doctrina eclesial Obviamente no pertenecerían a
primera, de la no iterabilidad del la Iglesia en el sentido estricto de la
pecado y de la penitencia en senti- palabra, aquellos en quienes al me-
do pleno sino en casos extraordina- nos tal hecho fundamental y prima-
rios y quizás una o dos veces en la rio no se diera. Y supuesto tal
vida. hecho, pertenecerían a ella, a pesar
de ser "pecadores".
Las repercusiones de estos datos
teológicos pueden ser muy notorias
en la pastoral. No creo que negati- Habría entonces una pertenencia
vamente. Sospecho que un replan- cultural o social a la comunidad
teamiento del concepto de pecado eclesial, o una pertenencia potencial
teologal y de su respectivo concep- por circunstancias hereditarias,
to de conciencia teologal, pueden familiares o históricas. Pero no una
acarrear estupendos beneficios a la pertenencia teologal real mientras
Iglesia actual, favoreciendo sin duda no ocurran los hechos que son es-
la solidificación y profundización tructurales y constitutivos de la per-
en la vivencia cristiana. tenencia a la Iglesia.

Ahora bien, siempre ha sido


3.4 El problema de la pertenencia explícito en la Teología el reconoci-
a la Iglesia miento de que el pecado excluye de
la comunidad eclesial. Pero cuál pe-
Esta dimensión esencial en el cado? Es apenas lógico que sólo po-
tema del pecado teologal se hace damos considerar excluyente de la
perfectamente comprensible des- comunidad al pecado teologal mor-
pués de los análisis anteriores. tal como lo hemos tratado de des-
cribir. Pues es Iglesia "pecadora".
En efecto: si consideramos a la
comunidad eclesial como la com-
puesta no necesariamente por los Aquí es donde se hace todavía
bautizados sino por aquellos en más evidente que la consideración
quienes el bautismo es una reali- tradicional de los últimos siglos
dad vital, esto es, por aquellos que por la que el cristiano que viola una
libremente han asumido un com- ley grave y requiere del sacramento
promiso determinado con Cristo a de la penitencia como quien ha co-
partir de una experiencia de fe, metido pecado mortal, parece nece-
resulta que la transformación real sitar ser sometida a un replantea-
por la gracia y el crecimiento pro- miento. Si se aplicara estrictamente

ALBERTO MUNERA. S.J. 183


lo que la Teología ha dicho sobre prensión quizás más adecuada de la
la exclusión de la comunidad ecle- conciencia moral y del pecado en el
sial, tales cristianos pecadores esta- cristiano.
rían entrando y saliendo de la Igle-
sia con una facilidad semejante a la Es evidente que las pistas insinua-
de entrar o salir de una casa. Lo das requerirían una mucho más ex-
cual parece que desvirtuaría noto- tensa explicación y posiblemente
riamente el concepto de gracia y de un tratamiento más ceñido a un mé-
pecado. todo científico teológico. Esto se
ha hecho en otras ocasiones y es po-
Si se aplica el concepto de peca- sible hacerlo en el futuro. Se trata
do teologal mortal al problema de de pistas que otros pueden seguir
la pertenencia a la Iglesia, se resuel- con mucho mayor competencia que
ven dos problemas: el primero de quien ahora las propone.
orden histórico-teológico, en cuan-
to se retorna a la concepción primi- Para sintetizar el modesto aporte
tiva de la no normal iterabilidad del de estas reflexiones, quisiera insistir
pecado y de la penitencia; el segun- en tres puntos:
do estrictamente teológico-pastoral
en cuanto se reivindica el valor y el Primero, los graves problemas de
sentido de la pertenencia a la comu- moralidad que afronta la Iglesia hoy
nidad eclesial con todas sus conse- en sociedades cristianas como la
cuencias socio-pastorales. Porque se nuestra, no se pueden resolver sin
asumiría más en serio lo que signi- atender muy seriamente a la verda-
fica ser cristiano y se encontraría dera evangelización que, como lo
que es incompatible pertenecer a la afirman sin ambages los textos ecle-
Iglesia y mantener un comporta- siales más significativos al respecto,
miento moral inadecuado a los valo- requiere todo un proceso de conver-
res y principios: que es incompati- sión al cristianismo y de hacerse
ble estar requiriendo de la peniten- cristiano en términos de incorpora-
cia continuamente para re-ingresar a ción a la vida trinitaria. Sin este ele-
la comunidad, cuando en realidad mento fundamental, es imposible
lo que está ocurriendo es que no se pretender que los cristianos produz-
está dentro de ella. La Iglesia está camos frutos morales cristianos. Si
conformada por "pecadores" pero no hay árbol bueno, no hay frutos
no con pecado teologal. buenos. El problema está, por tan-
to, en la siembra y cultivo de verda-
deros árboles cristianos.

CONCLUSION Segundo, la conciencia moral del


cristiano requiere un tratamiento
Se ha procurado con la mayor especializado, debido a la especifi-
brevedad y claridad posible propo- cidad adquirida por el cristiano en
ner algunas pistas para una com- su transformación por la gracia. Ep

184 CONCIENCIA MORAL V PECADO


interesante, útil, provechoso y nos a que repensemos muy profun-
benéfico que la Iglesia compita con damente el camino que está siguien-
los filósofos y los sicólogos o soció- do nuestra propia vida.
logos en los estudios y planteamien-
tos sobre los problemas conciencia- Todo el esfuerzo de la Teología
les del ser humano. Pero no es lo contemporánea por retomar la his-
específico de la Teología, si bien toria y el sentido del sacramento de
esto específico requiere de lo otro la penitencia, está orientado a esta
para lograr una visión integral y concienzuda tarea de revitalizar la
totalizante de la conciencia cristia- comprensión y vivencia de nuestra
na. fundamental experiencia cristiana,
precisamente en el terreno de la gra-
Tercero, el pecado es una reali- cia y del pecado.
dad tan tremendamente importan-
te, que no puede seguir reducido en Quiera la Virgen María Inmacula-
su tratamiento a los aspectos pura- da bendecir este trabajo de la
mente legales. Tomar el pecado en Teología tan poco comprendido en
serio equivale a tomar la gracia en ocasiones pero tan necesario para
serio, esto es, tomar el cristianismo que la Iglesia mantenga siempre
en serio. Si todas las exhortaciones vivo el impulso del Espíritu que nos
de parte de la jerarquía y de los lleva a la asimilación perfecta con el
documentos eclesiales insisten en Señor Jesús, quien dió muerte al
exigir que se recobre el lamentable- pecado con su sacrificio en la cruz
mente perdido sentido del pecado, para que los hombres adquiriéramos
seguramente deben entenderse la resurrección de su vida divina.
como una invitación a los cristia-

ALBERTO MUNERA, S.J. 185

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