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Índice
1. Planteamiento de la cuestión: en torno al intelectual específico………………2
2. Hacia una concepción del poder más allá de la represión: de la Historia de la
locura a Vigilar y castigar.……………………………………………………5
a. Poder-saber: el combate en torno a la Verdad………………………...6
b. Más allá de las limitaciones del modelo represivo……………………8
c. Hacia una concepción productiva del poder…………………………..9
3. Las sociedades disciplinarias: el régimen de poder-saber de la modernidad….10
a. El agotamiento del poder soberano……………………………………11
b. Tecnologías políticas de la vida: anatomopolítica y biopolítica………13
c. En torno a las disciplinas: el régimen disciplinario……………………15
4. ¿Crisis de las disciplinas?...................................................................................16
a. Cuestionamiento del régimen disciplinario……………………………17
b. Nuevas tecnologías políticas del poder: Deleuze y Preciado………….18
5. A modo de conclusión…………………………………………………………20
6. Referencias bibliográficas……………………………………………………...21
Resumen
Los análisis de Foucault se centran en la noción de poder, para así redefinir las
relaciones entre saber-poder y entre teoría-práctica, reconstruyendo así el papel del
intelectual: debe plantear campos de resistencia, no ‘representar’ o hablar por otros. De
esta manera, podemos entender como una de las aportaciones fundamentales de la obra
foucaultiana el haber abierto el campo de las disciplinas, posibilitando su lucha política.
Finalmente, merece la pena cuestionarnos acerca del estado de salud de dichas
disciplinas en nuestra actualidad.
Palabras clave
Poder-Saber, Verdad, Cuerpo, Población, Tecnología política, Resistencia, Soberanía,
Disciplina, Control.
2
1
Dado que en este trabajo nos centramos en la figura francés, la referencia podrá quedar acotada al mayo
francés. No obstante, sería posible (quizás mediante otra expresión) dar cuenta de estos fenómenos a los
que nos remitimos en su carácter global, que, entre otras manifestaciones, podemos ver en el debate en
torno a la modernidad y la postmodernidad (al menos, entendido desde la óptica de que ambas son dos
sensibilidades (es decir, maneras de hacer) diferentes.
2
FOUCAULT, M.: Obras esenciales. (Barcelona: Espasa Libros, 2010): 383.
3
De esta manera, a raíz de mayo del 68, tienen lugar unas transformaciones
profundas en la forma en la que se concibe relación entre teoría y práctica, que
podríamos englobar bajo lo que se suele denominar como ‘el primado de la praxis’.
Según esto, la teoría no sería para nada algo superior o anterior a la práctica, sino tan
solo un tipo de práctica (y, ni siquiera, un tipo privilegiado de práctica). En esta línea,
para algunos autores (como, por ejemplo, Deleuze y Foucault3) la teoría y la práctica
están íntimamente interconectadas formando una red múltiple de puntos, de apoyos, de
relevos: es decir, la práctica es un conjunto de conexiones entre un punto teórico y otro,
y la teoría es el engarce de una práctica con otra; ninguna teoría se puede desarrollar sin
encontrarse ante una especie de muro, y se precisa la práctica para agujerearlo (y
viceversa). Por lo tanto, la teoría no es sino una práctica local y regional, una lucha
contra el poder: un intento de sacarlo la luz y reducirlo allí donde es más invisible y más
insidioso. Las teorías nunca se totalizan (ni totalizan), se multiplican y multiplican, es
decir, son multiplicativas. Así pues, las teorías son como una especie de caja de
herramientas; es necesario que sirvan, que funcionen y que funcionen para otros, no
solamente para uno mismo. Como en su día señaló Deleuze, los propios trabajos de
Foucault, especialmente en el campo de las prisiones, son un buen ejemplo de ello:
“Cuando usted organizó el Grupo de Información sobre las Prisiones (GIP) fue sobre esta base:
crear las condiciones para que los prisioneros pudiesen hablar por sí mismos. Seria
completamente falso decir, como parecía sugerir el maoísta, que usted pasaba a la práctica
aplicando sus teorías. No había en su trabajo ni aplicación, ni proyecto de reforma, ni tampoco
encuesta, en el sentido tradicional del término. Había algo muy distinto: un sistema de conexión
en un conjunto, en una multiplicidad de piezas y de fragmentos a la vez teóricos y prácticos. Para
nosotros el intelectual teórico ha dejado de ser un sujeto, una conciencia representante o
representativa. Los que actúan, y los que luchan, han dejado de ser representados, ya sea por un
partido, ya por un sindicato dispuesto, a su vez, a arrogarse el derecho a ser su conciencia.
¿Quién habla y quién actúa? Siempre son una multiplicidad los que hablan y actúan, incluso en
la propia persona… Todos somos todos. No existe a la representación, no hay más que acción,
acción de práctica en relaciones de conexión o redes.”4
3
Cfr. ‘Los intelectuales y el poder’ en Ibíd.: 433-441.
4
Ibíd.: 434.
4
posibilitando una politización concreta desde cada saber, que más que universalizase,
tiende a, desde su posición, extender lazos transversales entre saber y saber. No
obstante, esto no significa renunciar completamente a rebasar dichas resistencias
puntuales en una red transversal de resistencias que, en el fondo, no vendría sino a
sumarse –aunque de una forma nueva, diferente- a las luchas clásicas: por ejemplo, no
es difícil ver como tanto las luchas clásicas del proletariado como algunos de los
movimientos ‘de nuevo cuño’ de los que venimos hablando tienen como foco de acción
la subversión de las dinámicas del sistema capitalista imperante Así pues, el intelectual
no es ya un sabio, el sujeto portavoz de la razón, sino un actor más en el devenir de las
luchas concretas:
“Hace ya bastantes años que no se le pide al intelectual que desempeñe este papel, ya que surgió
un nuevo tipo de ‘relación entre la teoría y la práctica’. Los intelectuales se han habituado a
trabajar ya no en lo ‘universal’, en lo ‘ejemplar’, en lo ‘justo-y-lo-verdadero-para-todos’, sino en
sectores específicos, en puntos precisos en los que los situaban sus condiciones de trabajo, o sus
condiciones de vida (la vivienda, el hospital, el manicomio, el laboratorio, la universidad, las
relaciones familiares o sexuales). Los intelectuales han adquirido así una conciencia mucho más
inmediata y concreta de las luchas y se han encontrado con problemas que eran específicos, ‘no
universales’, diferentes con frecuencia de aquellos con los que se encuentra el proletariado o con
los que se encuentran las masas. Y de este modo se han acercado realmente a ellos, por dos
razones: porque se trataba de luchas reales, materiales, cotidianas, y porque se encontraban con
frecuencia, pero bajo una forma distinta, con el mismo adversario que el proletariado, el
campesinado o las masas (las multinacionales, el aparato judicial y policial, la especulación
inmobiliaria, etc.) Llamaré a este intelectual, ‘intelectual específico’, en oposición al intelectual
‘universal’.”5
5
Ibíd.: 386.
5
geológico de la batalla… Ahí está el papel del intelectual. Y ciertamente no en decir: esto es lo
que debéis hacer.”6
6
FOUCAULT, M.: Microfísica del poder. (Madrid: Ediciones La Piqueta, 1979): 109.
7
FOUCAULT, M.: La ética del pensamiento. Para una crítica de lo que somos. (Madrid: Biblioteca
Nueva, 2015): 94.
8
FOUCAULT, M.: Obras esenciales. (Barcelona: Espasa Libros, 2010): 437.
9
En alguna ocasión, Foucault se refirió a si mismo como ‘simplemente nietzscheano’. Cfr. Ibíd.: 1023.
10
La influencia de la obra de Nietzsche en Foucault es amplísima. Para el tema que nos ocupa es
interesante revisar el cuestionamiento de la verdad y la voluntad de verdad que el filósofo alemán llevo a
cabo. Especialmente, Cfr. NIETZSCHE, F: Obras completas III. (Madrid, Editorial Tecnos, 2014): [MA,
535] 678 y NIETZSCHE, F: Obras completas IV. (Madrid, Editorial Tecnos, 2016): [JGB, 1] 297; [JGB,
4] 299.
11
Cfr. El libro II de El capital en MARX, K.; El capital. (Madrid: Ediciones Akal, 2007) así como,
FOUCAULT, M.: Obras esenciales. (Barcelona: Espasa Libros, 2010): 609.
6
concepción productiva del poder. Así pues, llegados a este punto, tratemos de explicar
algunos movimientos y desplazamientos significativos que se realizan en esta nueva
forma de plantear la cuestión del poder.
Sin embargo, Foucault se cuestiona que, atendiendo a las ciencias humanas12 parece
que es innegable que sus conocimientos son indisociables del ejercicio del poder, de una
cierta invención del Hombre como problema a resolver. Pero con todo, incluso, el
desarrollo de las ciencias naturales como la química no se entendería, por ejemplo, sin
tener en cuenta las necesidades industriales y su efecto en las dinámicas
socioeconómicas y políticas. Así que, cuanto menos en Europa, la ciencia (adorada
como el Saber por excelencia) ha sido institucionalizada como un poder, es decir, ejerce
un poder. Por ello, en el pensar foucaultiano el poder y el saber están relacionados como
dos caras de una misma moneda; el Saber ya no es la contemplación de una verdad, sino
una construcción que tiene efectos de poder; el Poder produce saber y lo necesita. Dicho
de otra forma: el Poder produce conocimiento y todo conocimiento expresa el ejercicio
de unas determinadas relaciones de poder. Aunque no es una cuestión de legitimación lo
que aquí se está jugando, podemos afirmar que ambos se legitiman recíprocamente, más
12
FOUCAULT, M.: La ética del pensamiento. Para una crítica de lo que somos. (Madrid: Biblioteca
Nueva, 2015): 92-93.
7
Así pues, la cuestión de la verdad no está fuera del poder, dicho de otra manera, está
atravesada por el poder. Por ello, la noción de verdad clásica se ve desplazada, viniendo
a ocupar su lugar la de las ‘condiciones de verificación’ o el ‘aparato de verificación’,
que dan cuenta del combate político ‘por la verdad’ (cuando no ‘en torno a la verdad’),
es decir, por el estatuto político de la verdad:
“Existe un combate ‘por la verdad’, o al menos ‘en torno a la verdad’-una vez más entendiéndose
bien que por verdad no quiero decir ‘el conjunto de cosas verdaderas que hay que descubrir o hacer
aceptar’, sino ‘el conjunto de reglas según las cuales se discrimina lo verdadero de lo falso y se ligan
a lo verdadero efectos políticos de poder’-, entiéndase asimismo que no se trata de un combate ‘a
favor’ de la verdad, sino en torno al estatuto de verdad y al papel económico-político que esta juega.
Hay que pensar los problemas políticos de los intelectuales no en términos de ‘ciencia/ideología’ sino
en términos de ‘verdad/poder’.”15
13
FOUCAULT, M.: Vigilar y castigar. (México DF: Siglo XXI editores, 1986.): 34.
14
FOUCAULT, M.: La ética del pensamiento. Para una crítica de lo que somos. (Madrid: Biblioteca
Nueva, 2015): 93-93.
15
FOUCAULT, M.: Obras esenciales. (Barcelona: Espasa Libros, 2010): 390.
8
poder es lo que le impide a la gente hacer algo. Con un amplio desarrollo en la etnología
de finales del XIX, este modelo sería algo así como una concepción jurídica (es decir,
formal) del poder según la cual este sería lo que impide o permite hacer algo a alguien,
no siendo sino una traducción de la herencia del ‘no debes’ kantiano16. De esta manera,
el poder se identificaría con la legalidad vigente, por el sistema de reglas según el cual
nos regimos colectivamente. De esta manera se reducía el Poder a sus mecanismos y
efectos negativos: excluir, rechazar, denegar…
Así pues, los análisis de Foucault al respecto señalan como esta concepción es
inadecuada, ya que al no tener en cuenta los aspectos productivos del poder, no puede
encarar de forma fecunda la cuestión de la obediencia al poder: si este consistiese en un
mero decir ‘no’, ¿por qué habríamos de obedecerlo? Para el autor francés, se trata aquí
de poner de manifiesto que el Poder en su circulación como relaciones de poder forma
saberes y, en cierta forma, induce al placer; de esta forma, el Poder es realizativo. Con
todo, el modelo represivo estaba en plena vigencia en los años setenta en el seno del
psicoanálisis y del marxismo ortodoxo, por ello, en el fondo, la cuestión era librarse de
ciertas interpretaciones ortodoxas de Freud y Marx (mas bien propias de los –ismos que
se decían herederos de ellos que presente en ellos mismos, especialmente en el caso de
Marx):
“Liberarnos de Marx y de Freud como puntos de referencia para la resolución de los problemas,
tal y como estos se presentan en la actualidad. Ni Marx ni Freud son adecuados para la
resolución de estos problemas, al menos como se presentan en Europa. Una de las tareas de esta
lucha, que perdura desde hace mas o menos quince años, consistió en desacralizar a estos dos
personajes, para acto seguido inventar categorías nuevas, nuevos instrumentos.” 17
Es relevante resaltar que esta concepción del poder incluso le sirvió en un primer
momento de soporte a Foucault para realizar su Historia de la locura. Sin embargo, le
resultó sumamente insatisfactorio para acercarse a la prisión (y posteriormente a la
sexualidad) ya que en ella el funcionamiento del Poder no parecía ajustarse a la
restricción o un mero decir ‘no’, sino que producía efectos positivos, creaba realidad.
De esta manera, en torno a 1971-197218, en el seno de sus estudios sobre las prisiones,
Foucault comienza a ser consciente de las limitaciones de dicha concepción del poder y
a distanciarse paulatinamente de ella, abandonándola por una concepción productiva del
poder según la cual no se trata ya tanto de conseguir ver lo que el poder no deja hacer
16
Cfr. Ibíd.: 890-891.
17
Ibíd.: 593.
18
Cfr. FOUCAULT, M.: Microfísica del poder. (Madrid: Ediciones La Piqueta, 1979): 154.
9
como de intentar entender lo que hace y hace hacer. Así, se opera un desplazamiento
del acento hacia los mecanismos positivos del poder.
focos en los que operan las relaciones del poder; así pues, el Poder es algo operatorio
que se da siempre en relaciones de fuerzas, encontrándose con resistencias, por lo que el
Poder no se posee, sino que se ejerce (es una práctica, es algo que se practica) siempre
en toda relación (asimétrica); por ello, por otra parte, el Poder no se encuentra
localizado en los aparatos del Estado ni se limita a expresarse en la ley y la violencia;
así pues, en definitiva, el Poder, no es algo que reprima, sino que produce realidad, es
decir, es realizativo. De esta manera, esta concepción del Poder se aleja de aquella
concepción del Poder como solamente relativo a los aparatos opresores del sistema, ya
que frente a ella, la cuestión del contrapoder no pasaría por las grandes revoluciones,
sino por múltiples focos de acción directa que redefinan en cada contextos las relaciones
de poder en las que estamos inmersos.
24
Cfr. NIETZSCHE, F.; Obras completas. Volumen IV. (Madrid: Editorial Tecnos, 2016.): [Za, De los
despreciadores del cuerpo] 88-89.
25
Cfr. FOUCAULT, M.: Microfísica del poder. (Madrid: Ediciones La Piqueta, 1979): 156.
26
Cfr. Ibíd.: 104.
11
En primer lugar, los suplicios eran una técnica política propia de los mecanismos
del Poder soberano utilizada como método de castigo que buscaba, a la vez, la
producción de sufrimiento, un ritual organizado para marcar a la víctima y una
manifestación del poder del que castiga. En los suplicios no solo se tiene como objeto el
cuerpo del condenado, sino que se podría afirmar que, ante todo, tienen como objeto al
pueblo, pues pretenden ser ejemplarizantes no tanto para la víctima del suplicio como
para la gente que lo observa y que puede apreciar lo que el Poder podría hacerle si
delinque. Lejos de ser una especie de ‘furor sin ley’, en los excesos de los suplicios se
manifestaba toda una economía del poder27 en torno al cuerpo del soberano, ya que en
este régimen de Poder toda violación de la ley se concibe como una ofensa directa al
monarca que debe ser reconstituida:
“El suplicio desempeña, pues, una función jurídico-política. Se trata de un ceremonial que tiene
por objeto reconstituir la soberanía por un instante ultrajada: la restaura manifestándola en todo
su esplendor. (…) Es posible comprender a partir de ahí ciertas características de la liturgia de
los suplicios. Y ante todo la importancia de un ritual que había de desplegar su magnificencia en
público. Nada debía quedar oculto en este triunfo de la ley.” 28
27
Cfr. FOUCAULT, M.: Vigilar y castigar. (México DF: Siglo XXI editores, 1986.): 40.
28
Ibíd.: 54-55.
12
De esta manera, ante todo, el suplicio debía ser visible, público, ya que su
personaje principal era el pueblo29. Sin embargo, en ocasiones, los suplicios eran
momentos en los que el pueblo se rebelaba y, al no aceptar el poder Soberano, los
suplicios derivaban en revueltas. Por ello, (y no tanto por cuestiones de carácter
humanitario) a lo largo del siglo XVIII la cuestión de los suplicios ocupó parte de la
reflexión teórica en busca de una forma de castigar que no exponga tanto al Poder a una
posible subversión: una forma generalizada, operada en la sombra, para la cual ni
siquiera (en un caso ya extremo) sería necesario el castigar al infractor, sino, al menos,
que la población crea en tal castigo. La cuestión pasa por evitar el sobrepoder
monarquico y sus excesos. Esto irá acompañado de todo un conjunto de saberes,
discursos y técnicas en torno al ‘hombre’ y al ‘criminal’ que se encuentran en el fondo
de la reforma que traerá consigo la prisión como método de castigo generalizado, algo
propio ya del régimen disciplinario.
29
Cfr. Ibíd.: 62.
30
Ibíd.: 91.
13
31
Ibíd.: 139-140.
14
32
FOUCAULT, M.: Obras esenciales. (Barcelona: Espasa Libros, 2010): 898-899.
15
33
FOUCAULT, M.: Vigilar y castigar. (México DF: Siglo XXI editores, 1986.): 141.
34
Cfr. FOUCAULT, M.: Obras esenciales. (Barcelona: Espasa Libros, 2010): 896.
35
FOUCAULT, M.: Vigilar y castigar. (México DF: Siglo XXI editores, 1986.): 142.
16
A su vez, las disciplinas son una forma de gestión del espacio y del tiempo, es
decir, lo disciplinario se basa en una distribución de los individuos en el espacio y un
control (vigilando y, si es preciso, aplicando un castigo corrector) de la elaboración
temporal de cada acto, gestionando tanto la génesis como la composición de las fuerzas
de forma que se pueda obtener de ellas un aparato eficaz desde el punto de vista del
Poder. Esta forma de gestión adquiere (frente al modelo soberano, que encontraba su
justificación, por así decirlo, en la gracia de Dios) tintes científicos: en primer lugar, las
disciplinas están atravesadas por Saberes que las constituyen, por otra parte, en ellas la
cuestión de la medición y del cálculo (en suma, de la cuantificación) cobra una especial
importancia. De esta manera, las disciplinas conformarían un sistema de gestión cerrado
sobre sí mismo en cada punto pero interconectado, en el cual siempre se encuentra uno
sujetado por lo disciplinario, teniendo que recomenzar una y otra vez los procesos
disciplinarios dentro de cada institución disciplinaria: la familia, la escuela, el ejército,
quizás la cárcel o el hospital a lo largo de la vida…
Así pues, en esta tecnología política juega un papel decisivo el juego entre
visibilidad e invisibilidad: las disciplinas (al modo del panóptico expuesto por Bentham
y tratado por Foucault) visibilizan a los cuerpos que controlan, invisibilizando el
ejercicio del poder; dicho de otro modo: frente a la visibilidad del cuerpo del soberano
en las ceremonias del ejercicio del poder, el biopoder no tiene cara, recorre el sistema
apoyándose en distintos puntos (o mejor, en distintos personajes) para lograr sus
objetivos. De ahí la gran relevancia de los análisis foucaultianos, ya que revelan el
Poder allí donde se ejerce y parece (o aparece) como invisible, abriendo la posibilidad
de un campo de resistencia al poder desde unas coordenadas diferentes a la clásica lucha
anticapitalista.
Así pues, desde la óptica del sistema o del Poder, las disciplinas resultan un
cierto freno a las dinámicas actuales del capital: flexibilidad, deslocalización,
globalización… Dicho de otro modo, el Poder basado en los mecanismos de encierro
representa un obstáculo a las dinámicas de la ‘libre’ circulación de capital que se da en
el sistema capitalismo avanzado. Por ejemplo, el taller y la fábrica ya no son, al menos
en los países de mayor desarrollo económico, las formas más eficientes de organización
del trabajo, dejando paso a las empresas, al trabajo a domicilio, a los negocios online…
Por ello, el propio Poder se ha visto obligado a buscar otros mecanismos, otra forma de
mantenerse en ejercicio, comenzando transformaciones e invenciones de tecnologías
políticas novedosas, como ocurriera en su momento con el surgimiento del régimen
biopolítico, dando lugar a una puesta en cuestión de lo disciplinario.
Por otro lado, las disciplinas han ido encontrando paulatinamente mayor
resistencia contrapolítica, siendo denunciadas la dominación que ejercen así como sus
fragilidades y limitaciones para poder poner en marcha una cierta transformación en
ellas. La prisión, la escuela, la fábrica, el hospital psiquiátrico,…, todas estas
18
Así pues, con todo, no debemos pensar que entramos en una época en que el
Poder simplemente recula de los cuerpos, ya que, Foucault señala que: “De hecho, la
impresión de que el poder se tambalea es falsa porque puede operar un repliegue, desplazarse, investirse
en otra parte…, y la batalla continúa.” 37 Así pues, es preciso que, sin olvidar que aún las
disciplinas siguen (al menos en gran parte) vigentes, tengamos en cuenta las nuevas
formas que puede adoptar el Poder sobre los cuerpos.
36
FOUCAULT, M.: Microfísica del poder. (Madrid: Ediciones La Piqueta, 1979): 104.
37
Ibíd.
19
5. A modo de conclusión.
Para concluir este ensayo, merece resaltar que, como ocurría con el tránsito entre
el Poder soberano y el Poder disciplinario descrito por Foucault, no se trata de que
estemos ante un régimen de Poder mejor o peor, sino distinto, con un juego propio que
no tiene nada que ver con los anteriores. Así pues, tanto las opresiones como las
liberaciones son relativas a cada régimen. La cuestión pasa por ver cómo nos afecta y
cómo podemos luchar contra él en cada caso. Con todo, los análisis de Foucault en
torno al Poder, al revelarnos su carácter histórico, nos sitúan en unas coordenadas desde
las cuales es posible ser conscientes de que las cosas no siempre han sido así y, por la
misma, podrían ser de otra manera muy distinta. Esto nos pone en la senda de poder re-
pensarnos nuestra actualidad, ¿qué es lo significativo de nuestro presente? Como ya es
sabido, el francés fue un autor comprometido con su presente que solamente abordaba
problemas históricos por su relevancia para la actualidad, para el aquí y ahora.
organizaciones ya hechas, todas estas relaciones de fuerza y estos mecanismos de poder que el
análisis muestra, entones no merece la pena. A las grandes técnicas nuevas de poder (que
corresponder a economías multinacionales o a Estados burocráticos) debe oponerse una
politización que tendrá formas nuevas.” 38
A su vez, al hilo de esta crítica de la construcción del cuerpo llevada a cabo por
el Poder biopolítico que hemos realizado en este ensayo, nos sobrevuela una cuestión:
¿Qué cuerpo precisa nuestra sociedad? ¿Cómo podemos, colectivamente, construir
nuestros cuerpos y relacionarnos sin caer presos de nuevas formas de dominación ni
recaer en las ya existentes?
6. Referencias bibliográficas.
DELEUZE, G.;
- Foucault. Barcelona: Ediciones Paidos, 1987.
- Michel Foucault y el p1acer. Viajes iniciáticos I. Madrid: Errata naturae, 2014.
- ‘Post-criptum sobre las sociedades de control’ en Conversaciones. España:
Editorial Pre-textos, 1995.
FOUCAULT, M.;
-‘Entrevista realizada por André Bertén’. Universidad Católica de Lovaina,
mayo de 1981.
[Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=0H2gqpJTu4E. Última consulta:
10/09/17]
- Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber. México DF: Siglo veintiuno
editores, 1997.
- La ética del pensamiento. Para una crítica de lo que somos. Madrid: Biblioteca
Nueva, 2015.
- Microfísica del poder. Madrid; Las Ediciones de La Piqueta, 1979.
- Obras esenciales. Barcelona; Espasa Libros, 2010.
- Vigilar y castigar. México DF; Siglo veintiuno Editores, 1986.
NIETZSCHE, F.;
38
Ibíd.: 159.
22
PRECIADO, B.;
- La muerte de la clínica. Conferencia realizada en abril de 2013. [Disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=4aRrZZbFmBs. Última consulta 10/09/17.]
- La revolución que viene: luchas y alianzas somatopolíticas. Conferencia
realizada en junio de 2015.
[Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=vsV2e_FBreA. Última consulta
10/09/17]
- Las subjetividades como ficciones políticas. Conferencia realizada en febrero de
2014.
[Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=4o13sesqsJo . Última consulta
10/09/17.]
- Manifiesto contra-sexual. Madrid; Opera prima, 2002.