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Los seguidores de Cristo recibieron tanto el aliento como la enseñanza para orar. Veían
constantemente el ejemplo que Él daba en la oración, y notaron la relación directa entre
el ministerio excepcional de Jesús y su devota vida de oración.
1. Jesús consideraba que la oración era más importante que la comida: Marcos 1:35
A la mañana siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar
aislado para orar.
2. para Jesús la oracion era mas importante que la fama: Lucas 5:15 Pero, a pesar
de las instrucciones de Jesús, la noticia de su poder corrió aún más, y grandes
multitudes llegaron para escucharlo predicar y ser sanados de sus enfermedades.
16 Pero Jesús muchas veces se alejaba al desierto para orar.
3. la oracion para Jesús es mas importante que el sueño: Luc 6:12 Cierto día, poco
tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche.
Oró en funerales, y los muertos resucitaron. Oró por cinco panes y dos peces, y una
multitud fue alimentada con el almuerzo de un niño. Oró: “No se cumpla mi voluntad,
sino la tuya”, y se abrió un camino para que los hombres y mujeres pecadores pudieran
acceder a un Dios santo.
“Oré fervientemente, pero no ocurrió nada”, dirán muchos con un dejo de desánimo.
“Pedí sanidad y estoy afligido”… “Pedí dinero y estoy quebrado”… “Pedí orientación y
estoy en serios problemas”… “Pedí a Dios una persona para formar una familia y no he
encontrado ninguna”… “Pedí a Dios un buen hogar y miren la desdicha y confusión que
hay en nuestro hogar”.
La Biblia dice que hay razones específicas por las que hay oraciones no contestadas.
Podría ocurrir que nuestras oraciones no son contestadas por causa de la desobediencia.
Un hijo desobediente no puede esperar “tener el oro y el moro”, como decimos. La
Biblia dice: “Pero debes saber que, si no obedeces al Señor tu Dios ni cumples fielmente
todos sus mandamientos y preceptos que hoy te ordeno, vendrán sobre ti y te alcanzarán
todas estas maldiciones” (Deuteronomio 28:15).
Otra razón por la que las oraciones no son contestadas es el egoísmo o la terquedad. La
Biblia dice: “Cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para
satisfacer sus propias pasiones” (Santiago 4:3). El propósito de la oración es doble: la
bendición del hombre y la gloria de Dios. Si una oración es hecha tercamente para
nuestro propio beneficio y no para la gloria de Dios, no merece ser contestada. “No sea
lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (ver Marcos 14:36) es el espíritu de una oración
eficaz.
Sabemos que “no hay ateos en las trincheras”, pero el tipo de cristianismo que no logra
introducirse en nuestras vidas cotidianas jamás cambiará el mundo.
Orar es simplemente una conversación de doble vía entre usted y Dios. La razón por la
que los grandes santos han cerrado sus ojos al orar es para dejar afuera los asuntos del
mundo, para que sus mentes puedan estar completamente concentradas en sus
conversaciones con Dios. Sin embargo, en ninguna parte de la Biblia dice siquiera que
cerrar los ojos es importante, si bien ciertamente se presta a la actitud de oración.
Liberar el poder
La siguiente pregunta que hacen muchos es: “¿A quiénes se les dice que oren?”. La
Biblia tiene la respuesta: a “todos”.
De nuevo, muchos preguntan: “¿Dónde se nos manda orar?”. Pablo nos da la respuesta
cuando dice: “en todo lugar”.
Algunos podrán preguntar, también: “¿Cuándo se nos manda orar?”. La Biblia dice:
“siempre” (Lucas 18:1). Es un mandamiento, un deber y un privilegio.
En esta era moderna en la que vivimos, hemos aprendido a controlar la potencia del
poderoso Niágara para nuestro uso y nuestro bien. Hemos aprendido a mantener cautivo
el vapor en las calderas, y a liberar su tremendo poder para hacer girar nuestras
máquinas. Hemos aprendido a contener vapores de gasolina en un cilindro para que
exploten en el segundo designado y muevan nuestros automóviles y camiones
velozmente por nuestras autopistas. Hasta hemos descubierto el secreto de liberar la
energía del átomo, lo cual es capaz de destruir ciudades y civilizaciones enteras.
Pero muy pocos de nosotros hemos aprendido a desarrollar plenamente el poder de la
oración. Aún no hemos aprendido que los hombres y las mujeres son más poderosos
cuando están en oración que cuando están detrás de las armas de fuego más poderosas
que se hayan desarrollado. No hemos aprendido que una nación es más poderosa cuando
se une en oración ferviente a Dios que cuando sus recursos son derivados hacia armas
defensivas. No hemos descubierto que las respuestas a todos nuestros problemas pueden
venir a través del contacto con el Dios Todopoderoso.
¡Pidan libremente!
Ahora consideremos la oración objetivamente. ¿Qué dice la Biblia acerca de la oración
eficaz?
Primero: La oración es para los hijos de Dios. Jesús dijo: “Ustedes deben orar así: Padre
nuestro…” (ver Mateo 6:9).
Dios tiene una responsabilidad específica para sus hijos; y a menos que hayamos
ingresado a la familia de Dios a través del nuevo nacimiento, no tenemos ningún
derecho de pedir favores a Dios. La Biblia dice: “Mas a cuantos lo recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios” (Juan 1:12).
Hay cristianos nuevos que me han dicho: “No sé cómo orar. No tengo las palabras
correctas”.
Cuando nuestros hijos recién comenzaban a hablar y les costaba encontrar las palabras
correctas, igual lograban hacerse entender con mi esposa y conmigo, y los errores que
cometían solo nos hacían quererlos más. De hecho, estoy seguro que atesoro esos
primeros intentos de conversación más que las palabras de muchos adultos que hablan
sin titubeos y sin errores.
Oh, mi amigo ansioso cuyas oraciones no han sido contestadas, Dios te invita a la
intimidad de ser su hijo espiritual. “Para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin
culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como
estrellas en el firmamento” (Filipenses 2:15).
La Biblia dice: “Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo
en oración, y lo obtendrán” (Marcos 11:24).
Conozco a un padre rico que no quería dar a su hijo una bicicleta porque su boletín
escolar tenía notas muy bajas, no había barrido las hojas del jardín y no había cumplido
con otras tareas. Estoy seguro de que el padre no habría sido sabio si daba regalos
valiosos a un hijo tan desobediente y desagradecido.
Jesús dijo: “Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será
glorificado el Padre en el Hijo” (Juan 14:13).
Dios, por amor a Cristo, perdona nuestros pecados. Dios, por amor a Cristo, suple
nuestras necesidades. Dios, por amor a Cristo, recibe nuestras oraciones. La persona que
acude con confianza al trono de gracia ha visto que su acercamiento a Dios ha sido
hecho posible por Jesucristo.
Quinto: Debemos desear la voluntad de Dios. Aun nuestro Señor, en contra de lo que
sentía en el momento, dijo: “Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago
amargo, hágase tu voluntad” (Mateo 26:42).
La oración lo vincula con los verdaderos propósitos de Dios para usted y para el mundo.
No solo trae las bendiciones de la voluntad de Dios a su propia vida personal, sino que le
da la bendición adicional de estar en concordancia con el plan de Dios.
La oración modelo que Dios nos ha dado finaliza diciendo: “Tuyos son el reino y el
poder y la gloria” (Mateo 6:13). Si queremos que nuestras oraciones sean contestadas,
debemos dar la gloria a Dios. Nuestro Señor dijo a sus discípulos: “Cualquier cosa que
ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo” (Juan
14:13).
Cristianos, santos de Dios, oren para que el rocío del cielo pueda caer sobre la tierra seca
y sedienta, y para que la justicia pueda cubrir la tierra como las aguas cubren el mar.
Oren, creyendo, con esta promesa de nuestro Salvador en mente: “Crean que ya han
recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán” (Marcos 11:24).
“Satanás tiembla cuando ve al santo más débil de rodillas”, así que ¡ore, cristiano, ore!