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la religión así definida consiste en dos elementos, uno teórico y otro práctico, lo que presupone
una creencia en poderes superiores al hombre y a la vez la intención propiciatoria o el deseo de
agradarles". "Dicho en otros términos, ningún hombre es religioso si no es gobernado en su
conducta en alguna medida por el miedo o el amor a Dios." ("The Golden Bough", Ed. Macmillan
1963, págs. 57-8).
Y acerca de religión sostiene: "Es cosa humana, es a la vez necesariamente cosa social, cosa
lingüística y cosa económica, pues no se concibe al hombre fuera del lenguaje y de la vida
colectiva. Importa ante todo considerarla en sí misma, en lo que tiene de irreductible y de original.
Sería muy difícil dar una definición precisa, unánimemente aceptable de la noción de religión:
algo tan pretencioso como intentar definir las emociones del amor, de la poesía, o bien, de las
creencias. Se trataría de simplificaciones al pasar por alto las evoluciones que experimentaron
algunas religiones, desde las formas arcaicas a las más decantadas, en el transcurso de la
historia. Es así que algunas escuelas se han dedicado al estudio de la Historia Comparada de las
Religiones. Empero, bajo esta denominación quedarán afuera el Budismo y el Confucianismo
originales, ya que en sus orígenes eran más un código de conducta moral que un culto."
Otros prefieren estudiar las religiones bajo el rótulo de Fenomenología de la Religión: "...se
diferencia de la teología (que da por supuesta la existencia de Dios) y de la historia de las
religiones, en que no se ocupa de la validez o del origen de las religiones, sino del significado
existencial de sus creencias y de sus prácticas como expresiones del pensamiento y de la
actividad del hombre. Su objetivo se ha definido como "el estudio de la acción del hombre en
relación con Dios, no de la acción de Dios". "Se trata fundamentalmente de una ciencia humana,
no teológica; es inevitable que se ocupe de los datos históricos de la religión, pero no trata de
estudiar la religión en su desarrollo histórico", ("Diccionario de Religiones Comparadas"; T. II,
pág. 664. Ed. Cristiandad, Madrid, 1975).
En cuanto a la teología y la tarea de los teólogos y su andamiaje teórico, es de recordar la
mordaz definición de Juan B. Bergua: "los teólogos son a las religiones como los hongos a la
humedad: su floración natural". (El Corán, Ed. Clásicos Bergua 10a. ed., Madrid 1975).
Al abocarnos a la consideración de las concepciones religiosas expuestas en las narraciones
bíblicas, es obviamente imprescindible tener en cuenta la diferencia de la actitud mental y
espiritual de la época en la cual fueron concebidas las creencias que analicemos, para no
confundirlas con las disquisiciones de esta época tan sofisticada. No se debe perder de vista la
abismal diferencia conceptual de las creencias de hace tres mil años (tiempo en el que el
pensamiento científico se hallaba aún envuelto en concepciones animistas). Creencia y verdad
se homologaban. Saber y comprobación no se correspondían.
Es necesario aun discriminar entre la existencia de sistemas religiosos y sus instituciones, de la
génesis de la religiosidad existente en todo ser humano, presente ya en la tensión psíquica entre
tendencias opuestas, "el bien y el mal". Esta religiosidad es el fruto de lo que el Psicoanálisis ha
descubierto como Realidad Psíquica que obra desde la niñez, en el mundo infantil en que todo
ser humano vive o ha vivido. Los dioses Padres de la infancia son los que permiten o prohíben la
satisfacción de deseos, en esa bipolaridad de amor y odio y de tales o cuales deseos prohibidos
o satisfacibles. Las primeras organizaciones religiosas nacen en la cuna del hogar y se
desarrollan como lo que bien podría ser denominada "religión privada o proto-religión", que
queda investida de los elementos acunados en las vicisitudes de la infancia, los cuales darán
sentido a un universo básicamente incomprensible. Fue Einstein quien dijo: "...no me asombra
que el universo sea básicamente incomprensible; ¡lo que me asombra es que a veces sea tan
comprensible!"
Miedo a lo desconocido y necesidad de nombrar.
Antes de volver explícitamente al tema del mito, quiero destacar otros usos del término
naturaleza en Horkheimer y Adorno, que son importantes para comprender el uso del término
"mito" o "mitología" y su oposición con el concepto de razón o Ilustración. En primer lugar, la
naturaleza es percibida como amenaza, como algo poderoso frente a lo cual el sujeto, incluso
el sujeto socializado (¿acaso hay otro?), se siente débil, impotente. Su fuerza se manifiesta
no solo en terremotos, maremotos, huracanes, lluvias, sequías, etc. Con "fuerza de la
naturaleza" no me refiero a alguna "fuerza metafísica" en la naturaleza, sino a la experiencia
de impotencia que han tenido y siguen teniendo los seres humanos con respecto a ella en los
fenómenos ya mencionados, o con la muerte; o la naturaleza como algo que se manifiesta
hermosamente como en un atardecer, en una aurora, en el florecimiento, etc. En ambos
casos, se manifiesta como algo que no depende de nosotros, que no está en nuestro poder,
como algo que le pone o puede poner limites a nuestra acción libre. En segundo lugar, está
nuestra naturaleza interna, los impulsos y deseos del cuerpo, sus necesidades y fragilidades,
los ciclos de sueño y vigilia, de hambre y saciedad, etc.
De estas cosas hablamos en el lenguaje cotidiano como cosas necesarias, bien sea de la
necesidad a la cual están sometidos los fenómenos naturales o de las necesidades ineludibles
del cuerpo, que necesariamente debemos satisfacer si queremos preservarnos como seres
vivos. En ambos casos, tanto en la naturaleza externa como interna, experimentamos una
coacción de la naturaleza (Naturzwang), que participa en cada una de nuestras acciones. Es
en esta constelación de la necesidad 32 en donde aparece el concepto de mito y su opuesto, el
de razón o Ilustración. Aunque sobre, vale la pena recordar que nuestra relación con la
naturaleza interna o externa está mediada social e históricamente, como dije anteriormente.
La coacción natural se vive en la sociedad y a través de ella.
Las historias de dioses y de héroes quieren describir, ordenar y justificar el orden del mundo
surgido, por ejemplo, del caos o del huevo primigenio; esto es, intentan introducir unidad en
la multiplicidad. El camino de la Ilustración es tratar de unificar cada vez más el mundo bajo
unidades más abstractas, y esta culminación la encarna de modo paradigmático la física
matemática. "La Ilustración reconoce en principio como ser y acontecer solo aquello que
pueda reducirse a la unidad, su unidad es el sistema del cual derivan todas y cada una de las
cosas
Filosofos logos, dar cuenta racional de lo que existe, conjunto organicod e ideas. Razon orden.
Discurso, palabra
Sócrates baja la filosofía del cielo a la tierra. Ya no busca el principio unitario en la naturaleza
sino que entra a la polis, a la comunidad.
Comienza a indagar entre sus conciudadanos, tu eres médicos, que es la medicina, que es la
salud, tu eres juez que es la justicia, que es lo justo, etc.
Platón y Aristóteles quieren buscar una basamento solido donde sustentar la vida, la metafísica.
Buscar mas allá de aquella Physis, que nos permita tener un mundo mas estable, no sometido a
la contingencia.
Giro ético-político.