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El Proyecto de Vida

“NO HAY VIENTO FAVORABLE PARA EL QUE NO SABE HACIA DÓNDE


NAVEGA” (Séneca)

andaríamos desorientados temerosos de lo que nos pueda pasar; sentiríamos que nos
falta el para qué de todo lo que hacemos, que a fin de cuentas, la vida no tiene un
propósito y que lo que queda es seguir navegando a la deriva, sufriendo lo malo y
disfrutando lo que se puede.

Vivir así es andar por la vida sin una visión de destino, sin metas, sin un proyecto de
vida. Es quedar expuesto a la ansiedad, la incertidumbre, la desesperación o el
aburrimiento. El peligro último más grande de esta forma de vida no es ni más ni
menos que la infelicidad. Por eso, es tan valioso como importante para cada uno poder
ir consolidando un proyecto de vida.

El proyecto de vida es la dirección que una persona le da a su propia existencia, la


orientación organizada de los esfuerzos, para lograr concretar los sueños o aspiraciones
más profundas de su ser.

Es la raíz de ello un instrumento por el cual la persona se realiza plenamente e


integralmente (en todas sus dimensiones).

Es importante comprender que todo proyecto de vida es dinámico, es decir flexible,


abierto a cambios en función de imprevistos o de nuevas realidades. La vida, quizá hoy
más que ayer, es compleja y está sujeta a múltiples factores que permanentemente
condicionan su curso. Esto no quiere decir que el proyecto de vida sea totalmente
incierto ni relativo, que carezca de sentido. Por el contrario, se hace más necesario
cuanto más desconcertante es la realidad, y si bien admite variaciones, contiene
elementos estables que le dan consistencia y ayudan a sostenerse en tiempos de crisis.

Asumir un proyecto de vida implica “capacitarse para autoconducir y


perfeccionar la vida conforme con las exigencias profundas del propio ser y de
las llamadas realistas de la hora que le toca vivir” (Educación y Proyecto de
vida)

El Proyecto de Vida Dentro del proyecto de vida (PDV) podemos reconocer una
serie de aspectos o dimensiones, a saber:

Identidad: El PDV es, en primera instancia, personal, es diferente en cada uno, ya que
parte de quién somos, tiene que ver con la propia historia de vida, la personalidad y el
contexto en el que estamos inmersos, así como las expectativas que tenemos para
nosotros mismos en el futuro.

Horizonte: Todo PDV supone una orientación hacia un fin. Es el para qué, aquello que
se desea alcanzar, el sueño. En el camino habrá que superar múltiples obstáculos
“internos” y “externos” para lograr aquello que se busca.
Opciones: el PDV implica toma de conciencia, discernimiento, madurez, toma de
decisiones y compromiso. A su vez, se asienta sobre valores, ideales, y principios que
guían y contribuyen a ser fiel al horizonte propuesto.

Núcleo: tiene que ver con el alma del PDV, aquello que anima todos los esfuerzos y
opciones. Es la raíz desde la cual se nutre la persona para afrontar los desafíos que la
vida propone.

Comunidad: todo PDV tiene una dimensión comunitaria. No estamos solos, sino que
caminamos junto a otros, con algunos de los cuáles entrelazamos nuestras vidas y
unimos esfuerzos en pos de alcanzar propósitos compartidos.

1. Testimonios sobre la existencia histórica de Jesús (bíblicos y extra-bíblicos; los


evangelios)
2. Su nombre
3. Su genealogía
4. Su historia
5. Su contexto: Palestina en tiempos de Jesús: a) Situación geográfica (Galilea, Samaria
y Judea) b) Situación política (dominación romana) c) Situación económica (clases
socio-económicas, impuestos) d) Situación religiosa (situación del pueblo judío.
Sanedrín. Grupos socio-religiosos) 6. Su familia a) su madre b) su padre c) sus parientes

Las opciones de Jesús a luz de su evangelio para ver

como nos ilumina en nuestro propio proyecto de vida

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