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Para empezar, es menester indicar lo que indica el inciso 1), del artículo

200 de la Constitución, que establece sobre el proceso hábeas Corpus,


“procede ante el hecho u omisión, por parte de cualquier persona,
funcionario o persona, que vulnera o amenaza la libertad individual o los
derechos constitucionales conexos”.  En tal medida, el ámbito de
protección del proceso de hábeas corpus no se limita a cubrir sólo el
derecho a la libertad, sino que se expande para cubrir los otros derechos
fundamentales íntimamente relacionados con éste. (STA 6218-2007-
PHC/TC).

En ese sentido, el habeas corpus es una garantía constitucional de


carácter procesal cuyo objeto es proteger el derecho fundamental a la
libertad individual, ante restricciones, amenazas o perturbaciones
ejercidas de forma contraria a la Constitución, concretadas ya sea por
particulares o autoridades judiciales o administrativas. La libertad
individual está integrada por una serie de derechos que enunciativamente
son recogidos en el artículo 25 del Código Procesal Constitucional.

Respecto a los derechos conexos a él, siendo que el hábeas corpus es


una herramienta que garantiza la tutela procesal efectiva –la misma que
a su vez tutela el derecho de defensa entre otros de carácter procesal,
que finalmente incidirá directamente en el derecho sustantivo
(entendiéndose éste como el derecho a la salud) – el Tribunal
Constitucional, interpretando el artículo 4 del Código Procesal
Constitucional señala que “…debe entenderse que el proceso de habeas
corpus no tiene por objeto proteger en abstracto el derecho al debido
proceso como manifestación de la tutela procesal efectiva, sino que la
supuesta violación de este derecho tiene que producir efectos lesivos en
la libertad personal para que se pueda aplicar lo establecido en este
proceso normativo” (STA 019122014-PHC/TC; FJ. 2).

Ahora bien,  se comenta por la coyuntura nacional del Estado de


Emergencia, si interponer un Habeas Corpus- haciendo la referencia a la
afectación de un Derecho Fundamental como es el Derecho a la Salud
como derecho conexo- se ha de solicitar el Hábeas Corpus al poder verse
afectada la salud del procesado, sentenciado, investigado, que se
encuentra recluido de su libertad personal.

A nuestro entender procedería un  “Hábeas Corpus


preventivo”,  instrumento que ya ha sido contemplado por nuestro
Tribunal Constitucional en su sentencia 06167-2005-PHC, FJ 39, que
indicó:

” (…) Es preciso tomar en consideración que, tal como lo dispone el inciso


1) del artículo 200º de la Constitución, el hábeas corpus no sólo procede
ante el hecho u omisión de cualquier autoridad, funcionario o persona que
vulnera la libertad individual o derechos conexos, sino también ante
la  amenaza  de que se pueda producir tal vulneración. En este caso, la
actuación del juez constitucional es anterior al acto violatorio de la libertad
individual o derechos conexos, pues se procede ante una amenaza (…)”

En consecuencia, la condición de estar privado de su libertad no debe


afectar la salud del privado de su libertad, pero la misma puede verse aún
más amenazada por el coronavirus, con lo que podría verse configurada
la amenaza.

Ahora bien, el derecho a la salud tendría sus bases en normativas


internas y Pactos Internacionales, entre ellas la Ley General de la Salud y
en convenios internacionales de Derechos Humanos, tales como el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales[i], la Carta
de la Organización de Estados Americanos relativas a los Derechos
Humanos[ii], y más aún, siendo miembros de la Organización Mundial de
la Salud, por lo que queda claramente establecido que es un derecho
conexo que sí puede verse vulnerado.

En virtud de lo antes expuesto, cabe preguntarse:

¿El Derecho a la salud se vería menoscabado por la actual pandemia de


coronavirus en los centros penitenciarios?

¿Los jueces podrían fallar a favor de la liberación del reo por esta
pandemia?
Al respecto, para poder dar respuesta a las interrogantes planteadas, el
argumento de que el COVID-19 podría menoscabar el derecho a la salud
en los centros penitenciarios, resultaría a todas luces INSUFICIENTE a
efectos de amparar un hábeas corpus preventivo, pues cada centro
penitenciario contaría con un área de salud dedicada a velar por el
bienestar, seguridad, alimentación y la salud de todos los que están
privados de su libertad, los mismos, pueden ser trasladados a hospitales
de acuerdo con su dolencia inmediatamente, por lo que el argumento de
la pandemia, por sí misma, resultaría insuficiente, requiriéndose siquiera
antecedentes de infección.

Incluso, la conjunción de diversas dolencias “respiratorias” “cardiacas”


“diabetes” y “hipertensión”, también sería un argumento insuficiente por
sí mismo, siempre y cuando las mismas se puedan tratar por el área de
salud del centro penitenciario y/o por un nosocomio especializado, lo
cual puede ser evaluado por una junta médica respectiva, argumento que
también podría regir incluso frente a la población carcelaria mayor a 60
años, siendo por los últimos informes médicos las personas de mayor
vulnerabilidad para ser contagiados, desde ya tener complicaciones en su
salud.

Sin embargo, para nadie es una asombro que no todos los Centros
Penitenciarios gozan o tienen un buen y acondicionado centro de salud
“internamente”, o unas adecuadas y sanitarias condiciones de salubridad,
higiene, infraestructura, equipos, logística o personal médico capacitado
y/o adecuado, pero estando allí instaurado, se presume que gozan de
todo lo antes señalado, que es completamente funcional y operativo, para
el tratamiento de cada interno recluido de su libertad,  a pesar que
nuestra realidad signifique todo lo contrario, por todo lo que se ve en los
reclamos de los mismos internos, la sociedad misma, el propio Estado, el
colectivo en general, hace pensar que no es del todo correcto.

Por tanto; ¿Cómo debería enfocarse el hábeas corpus frente a la actual


pandemia?
Pues a nuestro parecer, podemos partir del plano fáctico y luego al plano
particular, a fin  de solicitar el hábeas corpus preventivo, para lo cual
brindamos los siguientes datos:

 Pese a tener área de salud y/o protocolos establecidos, la tasa


de hacinamiento penitenciario[iii] sobrepasó sus límites, siendo
necesario el distanciamiento social[iv] a efectos de prevenir la
infección por el COVID-19, lo cual es una tarea pendiente del
Estado.

 Que, fácticamente, la tasa de contagios de Tuberculosis VIH y


otras, es mayor en centros penitenciarios[v], conforme datos
presentados por la Organización Mundial de Salud.

 Que, la epidemia del COVID-19, también ataca al personal


sanitario, haciendo más difícil el cumplimiento de las labores de
dicha área de salud penitenciaria.

 Que, los nosocomios especializados también pueden verse


sobresaturados, por lo que sería un tema de prevención de salud
pública el prevenir el contagio entre los reos.

En esa consecuencia, un Habeas Corpus en estos casos, debería


enfocarse desde nuestro punto de vista:

 En solicitar al Estado Peruano que se brinden las condiciones


necesarias de salubridad y de distanciamiento social incluyendo
los establecimientos penitenciarios.

 En solicitar al INPE tener un plan de contingencia mediante el


cual se asegure la operatividad de su área de salud y prevención
de su personal sanitario.

Únicamente, en nuestra posición procedería la liberación del interno


privado de su libertad, al evaluarse el aspecto particular del mismo y
previa opinión médica, real, convincente, especializada, certera y
consecuente al pedido. En ese sentido, lo que el sistema penal peruano
estaría obligado a hacer, es brindarle al privado de su libertad, las
condiciones necesarias para preservar su salud, así como el
funcionamiento adecuado del área de salubridad, tarea aún pendiente
pero que, a mi parecer, si es amparable mediante el Hábeas Corpus al
preservar el derecho a la salud del interno.

En líneas finales, es preciso rezar que, ante este medio de defensa, debe
existir correspondencia entre los hechos de la demanda y el derecho
constitucional de la libertad -o conexo a él- que se invoca. Al respecto, el
Tribunal Constitucional, en su sentencia número 02172-2014-PHC/TC,
interpretando el mencionado dispositivo normativo constitucional señala:
“que la Constitución establece expresamente en su artículo 200, inciso 1,
que el habeas corpus procede cuando se vulnera o amenaza la libertad
personal o sus derechos constitucionales conexos, implicando ello que
los hechos denunciados de inconstitucionales vía este proceso deben
necesariamente redundar en una afectación negativa, directa y concreta
en el derecho a la libertad individual: caso contrario, será de aplicación el
artículo 5, inciso 1, del Código Procesal Constitucional, que señala “no
proceden los procesos constitucionales cuando: (…) los hechos y el
petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al contenido
constitucionalmente protegido del derecho invocado”. La falta de
cumplimiento de ello, desde luego, habilita su rechazo liminar, como
expresamente lo estableció el máximo intérprete de la Constitución en la
Sentencia Nº 6218-2007-PHC/TC, fundamento jurídico 12, por lo que una
indebida motivación o un enfoque erróneo del Hábeas Corpus puede
también dar cabida al rechazo liminar de la misma.

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