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Ensayo de la autora Iraida Vargas, del artículo La Arqueología Social: un paradigma

alternativo al angloamericano.

En este articulo la autora Iraida Vargas, en su resumen hace alusión al concepto de


arqueología social; en donde explica que antes de establecerse este nuevo paradigma
alternativo al británico, se establecieron dos vías o caminos teórico – metodológicos opuestos
en sí: el norteamericano, que sólo estudia tipos y modos cerámicos y otra anglosajona que
describe en base a la historia los objetos. En este está la cita del concepto de arqueología
social de la autora I. Vargas, que dice:

“… La arqueología social que ha venido practicando desde finales de la


década de los sesenta comparte una misma posición teórica que afir-
ma la existencia para la ciencia arqueológica de la sociedad, su desa-
rrollo y transformaciones, en tanto objeto de conocimiento…” (Vargas,
2007: 73).

En otra cita de la misma autora, I. Vargas, se explica mejor este punto:

“… A partir de entonces, se generan dos tendencias: una consti-


tuida por aquellos que continúan empleando el paradigma
norteamericano, sobre todo el y marco teórico-metodológico
creado por Rouse, basado en la descripción de estilos cerámi-
cos; y otra más crítica, orientada hacia el análisis de los contex-
tos socio históricos del pasado, influída — de una parte – por
las ideas del famoso etnólogo venezolano Acosta Saignes, así
como por etnólogos europeos como Gordon Childe, Marcel
Gauss y Andre Leroy-Gourhan, entre otros. De otra parte, este
grupo de arqueólogos sigue las tendencias teórica de james Ford,
Evans y Meggers, quienes representaban la misma posición teó-
rica de Leslie White…” (Vargas, 2007: 74).

Aquí, la autora explica, que el arqueólogo Irving Rouse hizo o ha hecho a lo largo de la
historia entre los autores norteamericanos, una clasificación de los objetos como tal, de sus
tipos y modos (Barrancoide, Tocuyanoide, Saladoide, etc); pero no ha hecho con esto una
reconstrucción histórica, lo cual en una opinión de una entrevista del autor Peter. E. Siegel,
hecha al mismo Rouse, eso no sería del todo cierto, ya que Rouse hace más que sólo definir
estilos cerámicos; el arqueólogo combina la descripción de estilos junto con el análisis
histórico como parte incluso de la etnografía; es decir, de un (as) sociedad (es) o culturas en
específico. Explica además, en esta entrevista a Rouse, llamada por el escritor – reportero
Peter. E. Siegel: Current Anthropology, explica que con el estudio del uso y la manufactura de
los objetos, se puede hacer igualmente un estudio de la (s) sociedad (es) que las produjeron y
las usaron, además dice que se puede hacer un estudio abstracto de los modos y tipos, lo cual
es el inicio o la base principal de una descripción; esto se evidencia en la cita al escritor –
reportero Peter. E. Siegel, cuando entrevista a Rouse, donde dice:

“… IR: Yes There are two ways that one may proceed. You
may start by simply grouping artifacts (sic) into clases,
or you may start more abstractly with the type and set
up series of atributes that are distintive of the type and
and they arrange the artifacts accordingly and see whe-
ther it makes a consitent classification…” (Siegel, 1996:
672).

Esta autora I. Vargas, explica que la arqueología social tiene el compromiso de incluir en
buena medida a la (s) sociedad (es) productoras y utilizadoras de estos objetos, más que nada
hacerlas protagonistas como objetos de estudio, o como lo dice ella misma, en esta cita:

“… Tal compromiso supone, entre otras cosas, practicar una


arqueología que trasciende un campo de acción centrado
en el pasado y que busca analizar las causas que originan
las actuales condiciones de existencia de las sociedad-
des de América latina, las formas de estructuración y de-
sarrollo de dichas condiciones y los procesos de particula-
rización que llevan a cada país a ser lo que es…” (Vargas,
2007: 74).

La importancia de la cotidianidad en los estudios arqueológicos radica en que, estos objetos,


platos para comer, utensilios de cocina, botones, botijas de medicamentos, etc eran utilizados
en el día a día de estos sujetos de estudio; y con ellos se podría, por ejemplo estudiar cómo se
introdujo un tipo o un modo cerámico en la época colonial venezolana y como afecta este
nuevo capitalismo (con sus productores como las Revoluciones Industriales) a los nativos de
esa época, para explicar mejor lo que sucede hoy en día en una determinada sociedad (o varias
de las sociedades venezolanas) Aquí en esta cita, lo especifica mejor la autora I. Vargas,
donde dice:

“… Dentro de estas nuevas propuestas destaca el estudio de la


vida cotidiana, que permite ofrecer explicaciones sobre las
actividades diarias, las relaciones interpersonales, el compor-
tamiento consuetudinario en las distintas épocas; así mismo
permite conocer la ruptura de lo consuetudinario, la creación
alteración; la transformación de cada época histórica…” (Var-
gas, 2007: 74).

Todo esto se puede lograr, según explica la autora, Vargas, creando una conciencia del pasado
para entender el presente y mejorar el devenir histórico de Latinoamérica. Aquí en una cita,
que se hace a la autora, en cuestión I. Vargas, se explica mejor este punto:

“… En este último ámbito radica la esencia de la arqueología


social, pues no se plantea el conocimiento con fines mera-
mente contemplativos sino para ser usado en la transfor-
mación social. Y dicha transformación social requiere,
de manera necesaria, la existencia en el colectivo de una
conciencia histórica, de un conocimiento de sus proce-
sos históricos, de la; aceptación del pasado como propio…”
(Vargas, 2007: 75).

Y en otra cita de la misma autora, I. Vargas, cuando cita a otros autores como Leone y Potter
(1998) y Paynter (1988) dice:

La arqueología del capitalismo (Leone y Potter, 1988;


Paynter, 1988) durante la colonia nos permite analizar
el impacto que tuvo la primera Revolución Industrial
sobre las sociedades coloniales dependientes; esa misma
arqueología, durante la república, nos ayuda a adentrar-
nos en el estudio de los efectos de la segunda Revoluci-
ón Industrial, del capitalismo industrializado, sobre so-
ciedades igualmente dependientes, y hacer por último
la proyección hacia la sociedad contemporánea…” (Leone
y Potter, 1988: S/P; Paynter, 1988: S/P. Citado por:
Vargas, 2007: 75).

En este punto la autora I. Vargas, explica que el capitalismo no ha dejado lugar al mal
llamado subdesarrollo; pero con su antecesora conquista española en América Latina, se
permitió a pesar de las consecuencias negativas de la falta de progreso que hay en el presente
(bien sean económicos, tecnológicos, en el área alimenticia u otros servicios básicos), una
mayor riqueza cultural, ya que somos lo que somos, debido a la mezcla cultural, que tenemos
los latinoamericanos que nos hace tan diferentes pero iguales, hay una hermosa variabilidad
debido a las aculturaciones posteriores que también permitieron (por ejemplo con la II Guerra
Mundial) la llegada de más inmigrantes europeos. Aquí la autora Iraida Vargas, cando cita a
otros autores como Gonder et. al y Losada, explica:

“… En este orden de ideas, debemos considerar que los viajes


de "descubrimiento" y la participación europea en lo que es
ahora América Latina, fueron parte de la expansión del capi-
talismo mercantil y un intento por explotar y acumular ca-
pital- fundamentalmente metales preciosos y trabajo- en
busca de impulsar el desarrollo y consumo europeos...” (Gon-
der, 1967: S/P; Gonder. et. al, S/F: S/P; Losada, 1967: S/P.
Citado por: Vargas, 2007: 75).

En otro punto de este artículo, de I. Vargas, se explica que se han encontrado en sitios
arqueológicos de conventos e iglesias, mayores cantidades de objetos, debido a la alta
influencia que es hoy en día y que lo fue más en la época colonial venezolana la Iglesia
Católica; de donde se pueden extraer más que nada cerámicas usadas en sentido ritual y de
pasta de Mayólica; que por su misma cantidad se pueden establecer mejor los tipos y los
modos.

Aquí la autora, tan mencionada I. Vargas, explica que dentro de una misma vivienda de ricos
(casas coloniales de los españoles, de la época colonial) vivían distintas clases sociales, que
hacían vida cotidiana allí y que usaban cerámicas que eran de distintas (las cerámicas de los
pobres) y más sencillas en cuanto a su decoración, que las de los ricos. Aquí lo dice, en esta
cita, la tan mencionada autora Iraida Vargas:

“…Sitios habitados por un grupo doméstico policlasista, don-


de el espacio doméstico estará segregado no sólo de acuer-
do con las funciones técnicas que debían ser realizadas den-
tro del patrón de vida diaria, sino también de acuerdo con
las tradiciones sociales y culturales diferentes compartidas
por los miembros del grupo doméstico…” (Vargas, 2007a:
76).

Y en otra cita, de la misma autora, dice:

En los sitios coloniales, puesto que la vida doméstica


tiende a ser autárquica, el depósito arqueológico mues-
tra la utilización en la vida cotidiana de muy pocos bie-
nes importados o exóticos, principalmente mayólica y
licores y muy raramente textiles, botones, objetos de
metal, objetos rituales, etc. La multiplicidad de tareas
necesarias para realizar los rituales comunes de cocinar,
servir y consumir comidas, por ejemplo revelan la utili-
zación de manufacturas locales criollas…” (Vargas, 2007:
76).

Otro sitio que se puede encontrar, son las viviendas de los indígenas, donde no existe clase
social (o en el caso es igualitaria para todos los miembros de la comunidad) y donde el
trabajo, también está repartido equitativamente para todos.

Y otros cuatro sitios arqueológicos que se pueden encontrar, son el basurero o conchero,
donde se puede estudiar, por ejemplo el tipo de alimentación de una comunidad, a modo
comparativo (dentro de una (s) sociedades (s) con división de clases) y además, se podría
encontrar, un basurero de una sociedad igualitaria (comunidad o sociedad sin división de
clases). También los sitios de comercio, los sitios de servicio al público en general como los
hospitales, donde los monjes o sacerdotes católicos normalmente hacían las encomiendas.

Normalmente en éstos últimos, se pueden encontrar tipos de vasijas que, por la forma del
cuerpo que tienen o tenían, en el caso de un fragmento o tiesto, que pudieran haber sido
empleados para medicamentos, como un albarelo. En otra cita hecha, de nuevo a I. Vargas,
sobre los concheros o basureros y sitios de comercio, se explica:

“… En algunos casos, los basureros tienden a mostrar en gen-


eral el carácter autárquico que asumen las comunidades
campesinas criollas durante los siglos XVIII y XIX. La
utilización de bienes manufacturados está íntimamente li-
gada a procesos o ciclos domésticos de producción, cam-
bio y consumo, con una mínima presencia de bienes ex-
tranjeros o exóticos…” (Vargas, 2007: 77).

Si seguimos pensando que nuestras culturas son atrasadas y por ende inferiores a otras, si
seguimos creyendo (bien sea por ignorancia o desinterés) que nuestros afrodescendientes, son
brutos, feos y toscos, como dice la autora I. Vargas habrá que crear una conciencia verdadera
sobre nuestro pasado histórico; habrá que crear conciencia de que los negros traídos de África
no eran desprovistos, de ninguna manera, de riqueza cultural y por ende intelectual. Y como
lo dijo, en una última cita a su referencia I. Vargas:

“…No es posible actuar en la búsqueda de soluciones a las con-


diciones que presenta Venezuela si, el ciudadano promedio des-
conoce o se avergüenza de su historia; es necesario contar con la
existencia de una conciencia histórica que permita elevar en el
colectivo el ánimo hacia el logro de metas comunes. Las crisis
sociales de América latina no son solo económicas, sino también
— y fundamentalmente — sociales y culturales…” (Vargas, 2007:
77).

Ensayo del Libro la Arqueología Social Latinoamericana: de la teoría a la praxis, del


autor Luis Felipe Bate (libro compilado por Henry Tantaleán y et. al)

Aquí este autor, Luis Felipe Bate, explica que los conceptos reducidos al mínimo del
marxismo como por ejemplo, modos de producción, provocan que se destruyan las bases
teórico – metodológicas, de la investigación de la Escuela de Pensamiento Marxista, como tal.
Para esto está la cita del mismo autor donde dice al respecto:

“…Pero me temo —y es a lo que quiero referirme en esta nota—


que esta coincidencia, en una buena mayoría de los casos, no
va mucho más allá de ser solamente declarativa, respondiendo
a contenidos conceptuales bastante poco Claros. Donde el refu-
gio en el consenso es la base de un pacto de reciprocidad im-
plícito que nos evita la incomodidad de exhibir las miserias
de una desnudez teórica…” (Bate, 2012: 86).

Además en este punto, Bate trata el tema del desconocimiento de lo que la verdadera
arqueología marxista dialéctica propone; en sí y para facilitarlo existe un desconocimiento
enorme por parte por parte de la mayoría (tanto de los investigadores de cualquier área como
de los sujetos de investigación) del verdadero concepto de marxismo dialéctico. No se había
logrado entender El Capital de Marx, debido a que no se le había prestado la suficiente
atención, o no se entendía bien la filosofía hegeliana. Aquí el autor Bate, cuando cita a Lenin,
que a su vez citó a Hegel, explica lo siguiente:”…Es Imposible entender E1 Capital de Marx,
y en especial su primer capítulo, sin haber estudiado y entendido a fondo toda la lógica de
Hegel. Por consiguiente, hace medio siglo ninguno de los marxistas entendió a Marx…”
(Lenin, S/F: S/P; Hegel, 1968: 174. Citado por: Bate, 2012: 87).

Ahora bien, se sabe ya con esto que a parte del problema del desconocimiento del concepto
del materialismo dialéctico, hay otro problema igual de peligroso y es aquí donde se cita de
nuevo a Bate, cuando cita a Lenin y éste a su vez cita Hegel:
“…Ante el hombre aparece una red de fenómenos naturales. El hom-
bre instintivo, e1 salvaje, se confunde con la naturaleza. El hom-
bre consciente se desprende de ella; las categorías son fases de
ese desprenderse, es decir, del conocimiento del mundo, nudos
de aquella red, que ayudan a conocerla y dominarla…” (Lenin,
S/F: S/P; Hege1, 968: 89. Citado por: Bate, 2012: 87).

En esto, no estoy muy de acuerdo con un punto en específico del materialismo dialéctico en
cuestión, y es que los seres humanos no existimos, quizás a la lógica del cristianismo, en la
iglesia católica (la existencia en esta vida y quizás en la próxima, luego de la muerte), para
venir y conquistar, venir a dominar a algo o a alguien, tomar todo lo que se consigue
arbitrariamente y destruirlo; hacerlo suyo, supone dentro del ámbito de la arqueología
ecológica, modificar su entorno o nuestro entorno para adaptarse y adaptarlo (sin hacer daño a
nadie más) a las comunidades, sociedades o culturas, propiamente. Esto es lo que explica
Bruce Trigger, en su libro arqueología y ecología, con respecto a la relación hombre – cultura
– medio ambiente, en una cita donde dice: “…Much more attention is now being paid to the
micro-distribution of artefacts within individual sites in the hope that these distributions will
shed light on the social behaviour of the people who made or used the artefacts…” (Trigger,
1971: 324). En otra cita, del mismo autor Trigger, se explica:

“…These practical developments have helped to stimulate inte-


rest in a thorough reappraisal of the theory and assumptions
of prehistoric archaeology. The ultimate purpose of these
discussions is to define the future aims of prehistoric ar-
chaeology and to establish an effective relationship bet-
ween this discipline and the other social sciences…”
(Trigger, 1971: 324).

Y en una cita más a este autor Trigger, donde cita a su vez a otro autor de apellido Streuver,
se explica:
“…In a recent study, for example, we are informed that ‘the
settlement pattern… is an essential corollary of subsisten-
ce’ and that ‘Variations between cultures are responses to
differing adaptive requirements of specific environments;
accordingly, varying ecological potentialities are linked to
different exploitative economies and the latter, in turn,
to differing integrative requirements met by differing
forms of social structure’…” (Streuver, 1968a: 134—5;
133. Citado por: Bate, 2012: 89).
Una parte con la que coincido, y es en sí, un pilar o base de la dialéctica marxista, es que con
ella se puede recoger, describir y reconstruir la mayoría de los fenómenos sociales dentro de
las culturas o sociedades dentro de la mejor manera posible, sobre las injusticias y problemas
que afectan y han afectado a las sociedades. Para ello explica el autor B. Trigger, que deberían
trabajar en conjunto las disciplinas de la arqueología y la etnografía, en una investigación
antropológica. Aquí mismo lo dice el autor Bate, en una cita cuando dice:

“…Creo que hay factores que permiten entender este panorama,


pero de ningún modo lo justifican. Para comenzar, los clási-
cos no formalizaron un tratado sistemático de la negación
materialista de la dialéctica hegeliana, algo equivalente a la
Ciencia de la lógica o la Enciclopedia de las Ciencias filosó-
ficas. Ni tenían porqué hacerlo, pues su tarea fundamental y
gigantesca fue la de fundar una ontología acerca de las
sociedades que constituyen el objeto de una práctica polí-
tica que busca transformar estructuras y procesos que han
sometido a la mayoría de los Seres humanos a la explotación,
la iniquidad y las injusticias históricas, aunque es claro
que sus intereses intelectuales no se redujeron exclusiva-
mente a eso…” (Bate, 2012: 89).

Y en esta cita, del autor Bate, se explica sobre el desconocimiento de la filosofía hegeliana:

“…Tales dificultades ayudan a entender por qué la mayoría


de los marxistas suele conformarse con las lecturas de
Mao, algunas indicaciones diversas en los textos de los
clásicos y la lectura de uno que otro manual, lo cual ha-
ce que, por muy interesante, atractivamente expuesta
e importante que pueda resultar la obra de un autor,
deje de ser, en el fondo, un marxismo más o me-
nos “barato”…” (Bate, 2012: 90).

Con lo que es posible el replanteamiento de la teoría marxista dialéctica, a través de Hegel;


debido a que si se llegará a entender bien el concepto de marxismo, a través del estudio
profundo de Hegel, se advertirán los puntos que no son buenos para el estudio de los
fenómenos sociales. Como lo dice el autor mismo, Bate en otra cita que se hace:

“…Por lo tanto, el camino más consistente es el de seguir


la ardua ruta que emprendieron Engels, Marx o Lenin.
Es decir, estudiar a Hegel desarrollando la capacidad crí-
tica de reconocer sus muchos e invaluables aportes y re-
formularlos desde una concepción materialista muy clara;
así como de desechar muchas disquisiciones que al ma-
terialismo no le interesan o conocimientos que ya han
sido largamente superados por el avance de las cien-
cias…” (Bate, 2012: 89).

Un punto que se podrá reformular de la dialéctica marxista, sería el que se explicó


anteriormente, de la unión de la arqueología con la etnografía, la cual daría la firmeza, de
estudiar realmente todos los ámbitos de las culturas y sociedades, con lo cual se hace
antropología.

Para lograr estos cambios, es necesario a su vez cambiar las propuestas (no todas) del
marxismo, constantemente adaptándolas a los contextos reales sociales de presente. He aquí
otra cita del autor Bate, donde se apoya lo explicado:

“…No obstante, la realidad no es simple ni estática sino,


por el contrario, es absolutamente compleja y diná-
mica. Y si se busca una concepción que hace
la realidad como realmente es, ésta necesariamen-
te debe reflejarla en su complejidad y movimiento,
que es lo que distingue al “pensamiento dialécti-
co”…” (Bate, 2012: 91).

Ahora, una cuestión más antes de pasar al último punto y a la reflexión final, y es el punto
que el autor Bate propone, y es que se incluya el materialismo dialéctico en el histórico,
siendo definido el materialismo histórico, como parte de una teoría que explica los fenómenos
sociales; aquí el autor Bate, define en esta cita:

“…El materialismo histórico es una teoría específica y parti-


cular acerca del desarrollo histórico de los procesos so-
ciales. Pero adoptar una teoría materialista de la historia
implica, en nuestro caso, asumir necesariamente una
concepción dialéctica, no sólo como ontología general,
sino también en sus relaciones con la teoría del cono-
cimiento y la lógica...” (Bate, 2012: 92).
Y como reflexión final, es importante explicar lo que la falta de conocimiento sobre la
dialéctica marxista, produce en el concepto de cultura; que no sería más que una suerte de
conocimiento superficial y estereotipado de la realidad que se estudia con este concepto. Citar
una última vez al autor Bate, es decir:

“…Otro tema en torno al cual la ignorancia de la dialéctica se


muestra de manera flagrante ha sido el del concepto de
‘cultura’. El problema es que no resulta fácil fingir que
se sabe dialéctica, a menos que se sepa que nuestros in-
terlocutores tampoco la conocen. Es como si yo preten-
diera convencer a un auditorio japonés, después de un
mes de estudiar la lengua, de que hablo perfectamente ja-
ponés. Seguramente sólo conseguiría provocar su hilari-
dad, si no su lástima (…). La mayor parte de las veces se
ha planteado a través descalificaciones verbales más o
menos histriónicas, que sólo encuentran eco entre quie-
nes, desde la misma inopia categorial, tienen ganas
de creerlas. Los más prudentes fingen que no les inte-
resa o, simplemente, lo ignoran…-” (Bate, 2012: 98).

Bibliografía:
 Bate, L. F. (2012). La arqueología social latinoamericana: de la teoría a la praxis.
Universidad de Los Andes. Facultad de Ciencias Sociales: Los Andes, Venezuela.
 Siegel. P. E. (1996). An Interview with Irving Rouse. Vol. 37, N°. 4, pp. 671 – 689. By
Wenner – Gren Foundation for Anthropological Research.
 Trigger, B (1971). Archaeology and Ecology. En: World Archaeology, Vol. 2, N°. 3,
pp. 321 – 336. En la URL: http://www.jstor.org/stable/124121. (Consulta
24/11/2008).
 Vargas, I. (2007). La arqueología Social: un paradigma alternativo al
angloamericano. Revista de historia da arte e Arqueología, n°8, pp. 73-78.
Universidad Central de Venezuela
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales
Escuela de Antropología
Departamento de Arqueología y Antropología Histórica
Materia: Teoría y Métodos Arqueológicos I

INTRODUCCIÓN Y REFORMULACIÓN DEL MATERIALISMO DIALÉCTICO


MARXISTA EN LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA, SEGÚN LAS VISIONES
DE LA AUTORA IRAIDA VARGAS Y EL AUTOR LUIS FELIPE BATE

Gabriela De Gregoriis
Caracas, septiembre del 2017.

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