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Capítulo 2

CONTROL SOCIAL.

I.- Concepto.

Para arribar a un concepto de control social debemos partir de una


pregunta previa: ¿Qué es controlar penalmente?

Ello es imponer por medio de algún tipo de herramientas -difusas o


claramente definidas-, restricciones a las conductas individuales.

Entonces, ¿qué es el control social?

Se trata de un concepto que tiene su origen en la literatura sociológica


estadounidense1 y que aplicado a los estudios de la desviación y de la reacción social ha
tenido múltiples aplicaciones que no se han limitado a las corrientes de la sociología y
la criminología norteamericanas, sino que ha adquirido carta de ciudadanía y aceptación
en virtualmente la totalidad de las reflexiones desarrolladas en el ámbito científico
europeo.

Se lo ha utilizado en general con una extensión tal, como para hacerlo aplicable
a procesos tan disímiles como la socialización infantil y la ejecución pública de los
delincuentes, el aparato coercitivo y la política social del Estado, lo que ha llevado a
Stanley Cohen a decir que se trataba de una especie de concepto de Mickey Mouse,

1
ROSS, Edward. - Social Control, Macmillan, Nueva York, 1922.-
término utilizado en los Estados Unidos de América para designar ideas superficiales,
imprecisas o absurdas.2

El profesor Julio Virgolini sostiene que el término control social alude a la


categoría vinculada con la producción del orden en una sociedad, pero las
características y alcances de lo que queremos denominar con este concepto oscila según
se enfoque preponderantemente a los aspectos coercitivos o no coercitivos de
producción de ese orden; en otras palabras, del consenso: "En la medida en que se
privilegie un concepto de control social como categoría sociológica referida a los
procesos de inducción a la conformidad, se lo concebirá como el conjunto de principios
o mecanismos activos, productores de consenso en tanto dadores de sentido y
significados... Por el contrario, en la medida en que se asuman preponderantemente sus
aspectos coercitivos, el control social se identificará más plenamente con las cuestiones
macrosociológicas de instauración de un orden, en las que las instancias de contención
adquirirán un relieve mayor en el marco de las funciones de producción del consenso o
de represión del disenso. En este sentido el derecho y el sistema de justicia criminal
ocupan una posición central y sus funciones principales serán la de censurar
comportamientos y la de, a través de esta censura, producir motivaciones inauténticas
sustitutivas de las reprimidas por el sistema". 3

Se pueden encontrar dos grupos de definiciones de tan importante


concepto para la ciencia criminológica. Uno que represente a las teorías clásicas, y otro
que responda a las teorías críticas.

A la primer variante responde la siguiente conceptualización: "Control


social es cualquier medio social o cultural utilizado para imponer restricciones
sistemáticas y relativamente consistentes a la conducta individual, y mediante el cual

2
COHEN, Stanley "Visiones del control social" - PPU, Barcelona, 1988 pag. 17 y ss.-
las personas son motivadas a adherir a las tradiciones y a las pautas de conductas que
son importantes para el funcionamiento pacífico de un grupo o sociedad".

A la segunda variante ideológica responde el siguiente concepto: "Las


instituciones promedio de las cuales se obtiene consenso y/o sometimiento a los valores
esenciales del sistema".

La teoría clásica de control social se enmarca en la visión estructural-


funcionalista. Considera que el control social es "una condición básica irrenunciable
de la vida social... También el control social asegura los límites de la libertad humana
en la rutina de la vida cotidiana y es un instrumento de enculturización y de
socialización de los miembros del grupo o de la sociedad... No hay alternativas al
control social".4

Esta visión del control social parte de una base consensual ideológica de
la sociedad, que no es discutida ni valorada (como así tampoco justificada en su
génesis). No se pregunta el por qué de su existencia ni qué intereses representan. No se
cuestiona el "poder". Se concibe un modelo de sociedad integracionista, organizado en
torno a normas y valores institucionalizados.

La desviación social tiene en la teoría estructural-funcionalista la tarea de


comprender todas aquellas conductas que de alguna manera obstaculizan el
funcionamiento armónico del sistema de comunicación basado en expectativas
normativas compartidas, cuyo origen se determina en una deficiencia de funcionamiento
de personalidad.

3
VIRGOLINI, Julio. "Control Social " Edit. Ad Hoc, Bs. As. 1992, pag. 76 y ss.-
4
PITCH, Tamar - Teoría de la desviación social - Edición Nueva Imagen - edición 1era. en español -
Méjico - 1980 - Pág. 312.-
La teoría crítica, por su lado, ha implicado un cambio de paradigma,
pasando del integracionismo al paradigma de la reacción social, y a partir de éste, al del
control.

Los críticos consideran que el control social se ejerce con el único


propósito de obtener consenso a los valores esenciales del sistema. Parten de la idea de
que las conductas desviadas son tales, en cuanto son producidas y calificadas por las
instancias que las definen y que le dan origen.

Las definiciones del control social que se dieron en este marco de la


teoría crítica necesariamente vincularon a este concepto con la teoría política.-

Así se conceptualizó al control social como "el conjunto de sistemas


normativos (religión, ética, costumbres, usos, terapéutica y derecho -este último
entendido en todas sus ramas, en la medida en que ejercen ese control reproductor,
pero especialmente la penal), en sus contenidos como en sus no contenidos, cuyos
portadores a través de procesos selectivos (estereotipia y criminalización), y mediante
estrategias de socialización (primaria y secundaria o substitutiva), establecen una red
de contenciones que garantizan la fidelidad (el sometimiento) de las masas a los
valores del sistema de dominación; lo que por razones inherentes a los potenciales
tipos de conductas discordantes, se hace sobre destinatarios sociales diferencialmente
controlados según su pertenencia de clase". 5

Desde esta concepción, son las normas jurídico-penales en las cuales


están previstas todas aquellas instancias, instrumentos, categorías y momentos que
constituyen el control, las que promueven la legitimación del orden, pero no ya en su
dimensión dogmática, sino en aquella dialéctica que pretende demostrar cuáles son los
intereses socio-culturales y político-económicos que, articulados en el sistema de
producción, están en sus génesis, desarrollo y aplicación.

Bergalli reconoció que "...casi todas sus propuestas reconocen en su


filosofía un origen común marxista y se fundamentan en ciertos principios que se
construyen sobre la consideración de que, antes que nada, es necesario reconocer que
no puede seguir formulándose desde una teoría del conocimiento y desde una
concepción epistemológica que no se ajusten a la realidad de que la disciplina debe
aprehender...".

Se considera que el Estado mantiene un amplio margen, fundamental, para


el ejercicio de control, para seleccionar, estigmatizar y marginar constantemente a
grandes sectores de la población y para mantenerla a toda ella dentro de la red del
control. En esta particular visión, el instrumento de control es la coerción a través de
sanciones negativas que tienden a impedir la desviación. Los desviados son forzados a
reconsiderar su conducta, forzándolos a que respondan a un paradigma supuestamente
consensuado.

La denominación control social es un término neutro, apto para abarcar


todos los procesos sociales destinados a introducir la conformidad, desde la
socialización infantil hasta la ejecución pública. El control social consiste en las formas
organizadas en que la sociedad responde a comportamientos y a personas que define
como desviados, problemáticos, preocupantes, amenazantes, peligrosos, molestos o
indeseables de una u otra manera.

Señala Stanley Cohen que esta respuesta aparece de diversas formas:


castigo, disuasión, tratamiento, prevención, segregación, justicia, resocialización,

5
ANIYAR DE CASTRO, LOLA Conocimiento y Orden Social: criminología como legitimación y
reforma y defensa social. El comportamiento es clasificado bajo diversas
denominaciones: crimen, delincuencia, desviación, inmoralidad, perversidad, maldad,
deficiencia o enfermedad. Las personas a las que se dirige esta respuesta son llamadas
criminales, delincuentes, maleantes, enfermos, rebeldes, peligrosos o víctimas, mientras
que aquellos que responden son conocidos como jueces, policías, asistentes sociales,
6
psiquiatras, psicólogos, criminólogos o sociólogos de las desviación.

Los procesos de control social incluyen la internación, la socialización, la


educación, la presión del grupo primario, la opinión pública, así como la acción de todas
las agencias formales especializadas, como la policía, la ley y otros poderes del Estado.
Las respuestas a la desviación pueden ser apoyadas directamente por el Estado o por
agentes profesionales en el campo del trabajo social o psiquiátrico. Sus objetivos
pueden ser tan específicos como el castigo individual y el tratamiento, o tan difusos
como "la prevención del crimen" o "la seguridad pública" y "la salud mental de la
población".

Estos procesos intervienen en dos niveles: el educativo-persuasivo


(representado por instituciones como la familia, la escuela, la Iglesia, etc.), en el cual se
produce la "la interiorización" de las normas y de los valores dominantes, y el control
secundario o represivo, que actúa cuando surgen comportamientos no conformes con
las normas aprendidas. El profesor Eugenio R. Zaffaroni señala que el control social
puede ser difuso (a través de medios masivos de comunicación, rumores, prejuicios,
modas, familias, etc.) o institucionalizado (a través de la escuela, la universidad, la
institución psiquiátrica, la policía, los tribunales, etc.).7

criminología de la liberación" en "Capítulo Criminológico" nro. 9/10.-


6
COHEN, STANLEY "Visiones del control social" - Promociones y Publicaciones Universitarias S.A. -
Barcelona (España) - 1988.-
7
Zaffaroni, EUGENIO R. "Manual de Derecho Penal" - Méjico - 1986.-
En la tradición iluminista explorada por Melossi, control social es una
categoría crítica de las formas de dominación impuestas por una autoridad cuya
legitimación no emana de la sociedad misma. La connotación de social tiene dos
implicaciones: se refiere a formas de regulación que tiene valor y validez para la
colectividad entera y sitúa el origen y la legitimidad de estas mismas formas de sociedad
en su conjunto.

II.- Modos de ejercicio del control social.-

Existe una distinción teórica clásica de las formas de control social: control
social formal e informal.

Diversos autores han tratado de definir el criterio rector para demarcar una
división entre control social formal e informal. Aniyar de Castro considera que son
formales los sistemas normativos y los procesos selectivos de estereotipia y
criminalización, mientras que pertenecen a un sistema informal de control social, las
estrategias de socialización primaria y secundaria. El informal así entendido precede al
formal, y este último sólo tendría una intervención subsidiaria.

Sandoval Huertas sostiene que el control social formal habla de aceptación


forzosa y artificial del orden social vigente, mientras que la aceptación voluntaria
responde a un modelo de control social informal.

Pérez Pinzón, por su parte, exponía un criterio institucional de esta


clasificación: el formal sería así, el control institucionalizado o formalizado en el
aparato estatal a través del cual se ejerce el poder soberano. Mientras que el control
social informal se encuentra íncito en el espíritu de la sociedad civil, siendo indiferente
su mayor o menor formalidad.
García Méndez, en cambio, propone dejar de lado esta clasificación, ya que
expresa que el control social informal puede ser tan institucionalizado como el formal.
Propone en cambio, la variante de control social activo y pasivo.

En las áreas de capitalismo avanzados se disponen no sólo de mecanismos


punitivos tendientes a la búsqueda de la conformidad, sino también de mecanismos no
punitivos entre los que sobresalen por sus excepcionales efectos normalizadores la
incorporación de las mayorías de la población a un sistema altamente disciplinado de
producción y/o su inserción en un exigente, cambiante y multifacético mercado de
consumo, una gran cantidad de instituciones sociales intermedias de variado tipo,
distintos sistemas de organización social de trabajo y un sistema escolástico abarcativo;
parte importante de este conjunto lo constituye la compleja red de instituciones
asistenciales que han florecido en las economías del welfare state, lo que de modo
alguno es ajeno a una estrategia concreta de control social, en el amplio sentido.

Finalmente debe incluirse el formidable sistema de medios de comunicación


masiva, importante en la difusión y uniformización de la cultura dominante.

En la dicotomía control social formal e informal, es evidente que los datos


ónticos obtenidos del estudio de la realidad del sistema penal -como paradigma del
control social-, nos impone que la práctica de ese andamiaje estatal comprende
materialmente, a una parte pequeña o insignificante de las transgresiones posibles a las
normas sociales dominantes. Así, la criminología crítica ha inaugurado un período en el
que se reflexionó y cuestionó la legitimidad de estos sistemas de control social, ya no
con base en un criterio de eficacia/ineficacia, sino relativo a su esencial justificación
socio-política, procurando en definitiva un nuevo redimensionamiento del sistema, con
tendencia hacia la búsqueda de su reducción (minimalismo o derecho penal mínimo), y
en posiciones más extremas, a su abolición definitiva y total (abolicionismo).

Julio Virgolini sostiene que estas posiciones, "no surgen en el vacío. Solo en
una sociedad y en una economía donde el poder real de los sistemas de control social
punitivo es un poco insignificante en relación con los demás mecanismos que tienden a
asegurar o producir el consenso, es posible tomar nota de los costos excesivos de estos
sistemas en relación a los beneficios sociales que producen..."8 Finaliza este autor,
aduciendo que en verdad sólo en sociedades donde sea posible transferir las funciones
de control social que ejerce el sistema de justicia criminal a otras instancias sociales, es
posible que florezcan esas iniciativas descriminalizadoras a la que aspiran los
criminólogos críticos.

8
VIRGOLINI, Julio, ob. cit., pág. 79.-

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