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Viernes 08 de Abril de 2016

El “Don Giovanni” de Lombardero


Rosario se lo merecía, es la primera vez que el publico de Rosario podrá
ver Don Giovanni, de Wolfgang Amadeus Mozart, “la opera de las operas”
según el exegeta romántico de la misma, E. T. A. Hoffman y concepto
compartido por Richard Wagner. Buenos Aires la vio por primera vez en la
década de 1820, pero en Rosario nunca hubo una producción integral,
hasta donde hay registros.
El personaje, es sin dudas, junto a Fausto uno de los grandes mitos de
Occidente. En todas sus encarnaciones nos encontramos ante un ser, que
dominado por una sensualidad devoradora, y para calmar su pasión
erótica, justifica todas las transgresiones morales y éticas, en que
incurría, sin tener en cuenta los sufrimiento que desencadenaban sus
pasiones. Fue Tirso de Molina, un religioso mercedario, quien en medio
del barroco católico y contrarreformista español, presenta los rasgos
fundamentales del personaje, en la pieza teatral moralista: “El burlador
de Sevilla o El convidado de piedra”(1630). Mozart se en encuentra con
el personaje a través del libreto del poeta Lorenzo da Ponte. El estreno
fue en Praga el 29 de octubre de 1787, el 7 de mayo de 1788 en Viena,
para esta producción Mozart hizo reformas, agrego piezas y acoto el
final. Los Románticos una generación después de Mozart reelaboran el
mito, Byron, E. T. A. Hoffman y Kierkegaard, moldean el Don Giovanni
romántico. Ahora es el hombre, que se levanta, puño en alto contra las
leyes del hombre y de Dios, solo buscando su libertad.
Habrá que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX, para recuperar el
sonido orquestal y vocal “original” o musicalmente informado. En 1979,
Don Giovanni es llevado al cine por Joseph Losey, en un film de un
exquisito barroquismo, traslada la acción de la España del siglo XVII a
la Venecia del siglo XVIII. ¿Qué tiene que decir este mito, a las
actuales generaciones? ¿Cual es la esencia del Don Giovanni de Mozart
para el siglo XXI?.
La producción que viene a Rosario, es de Marcelo Lombardero, se estreno
en el Teatro Avenida como parte de la programación de Buenos Aire
Lírica, en 2014, la misma producción viajo a Chile inaugurando la
temporada del Teatro Regional de Rancagua, ha cosechado criticas muy
positivas, y también ha sido atacada vehementemente.
Lombardero es un hombre de teatro, cantante, director del Teatro Colón,
del Teatro Argentino de La Plata, requerido, constantemente por teatros
de todo el mundo para que ofrezca su renovada visión de los clásicos del
teatro lírico. En el caso de Don Giovanni, Lombardero quita la historia
de su cómoda ubicación en el pasado y la resignifica en el presente, la
quita del museo de los clásicos y deja claramente perceptibles sus lazos
con nuestra cultura, historia y sociedad.
Es una ópera política, siempre lo fue, mas incluso que “Las Bodas”,
compuesta en medio de una sociedad en crisis, una sociedad que,
moribunda, ofrecía los últimos estertores de un dominio absoluto sobre
sus súbditos. Un año después del estreno vienes, en Francia caía la
Bastilla y terminaría, en poco tiempo arrasando, los restos del sistema
absolutista, en otras palabras de la vieja cultura del barroco católico,
que engendro, el mito. En Don Giovanni, los personajes aristocráticos
cantan en un estilo antiguo, una parodia de Handel, para ubicarnos
estilísticamente. Don Giovanni, es hijo de esa sociedad pero la
transgrede por su búsqueda de sensualidad, en un acelerado frenesí, un
torbellino de pasión, que ansia solo el placer y carga la
insatisfacción, hay un ácido que descompone la superficial alegría, esta
buscando la muerte desde que comienza la ópera, hasta que la consigue en
el sobrenatural final. Es el representante de esa clase dominante
moribunda pero sin la mascara social, de los demás. Lombardero ubica la
historia en esta cultura neo-barroca que nos toca vivir, para su Don
Giovanni, la vida, es un frenesí de placeres químicos y sexuales, que lo
llevan a la muerte. Es ese rápido ínterin, entre la vida y la muerte se
desarrolla la historia. En ese sentido, la moralina del barroco, regresa
con mayor contundencia, a través de la peor realidad que este mundo
permite: la pantalla. Desde esa realidad cruel, regresa el Comendador a
ajustar cuentas. Lo que no se ve no existe, pero el comendador, con su
carga de justicia, regresa y del peor modo. La moralina del barroco,
pero desde una relectura neo-barroca, contundente. No hay limites y todo
es exceso en en este Don Giovanni. Violencia, horror y erotismo juegan
constantemente en las vidas de los personajes. Bailes del caño,
strippers, fiesta con raudales de cocaína, crean el marco de un mundo
hedonista y narcisista. La teatralidad y el artificio es constante, con
el juego que el director presenta, nos hace ver el escenario, como
espectadores, que somos, pero en las pantallas tenemos la visión, de la
realidad que nos ofrecen los protagonistas, a través de sus
dispositivos electrónicos. De esta manera y magníficamente, recrea,
Lombardero, el tópico barroco del “Gran Teatro del Mundo”, en su esencia
neo-barroca. El escenario dominado por cuatro grandes pantallas es un
símbolo perfecto de la sociedad actual, una sociedad donde impera el
artificio. El mundo donde vive Don Giovanni, es un extenso decorado, una
fachada de realidad virtual. Lombardero juega en esta puesta con la
esencia misma del mundo neo-barroco, el triunfo de la apariencia, de lo
artificial, de la vanitas, de lo efímero considerado eterno, solo por un
momento. Los personajes viven a través de las redes sociales y existen,
solo si ven su figura en una pantalla, obviamente el director recoge la
esencia de una sociedad, del capitalismo tardío, tan enferma como
aquella que entre pasos de minué esperaba su fin o mejor dicho su
transformación. Las funciones de Don Giovanni son Domingo 24, a las 19
hs - Jueves 28 y Sábado 30 de Abril, a las 20.30 hs. Una gran
oportunidad para disfrutar de la impresionante vigencia de esta ópera
clásica, con mas de 200 años de vida, que como todos los clásicos hacen
un guiño a nuestra realidad.

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