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Dentro de la cronología referida a este histórico período, es necesario incluir dos hechos
muy importantes y útiles para el grupo secesionista. Documentos originales que se
encuentran en el Archivo Histórico de Salta dan cuenta de ello. Nos referimos a las notas
remitidas por Simón Bolívar el 3 y 4 de febrero de 1825 desde Potosí a Eustaquio Méndez
Arenas y Bernardo Trigo Espejo, otorgándoles los grados de Coroneles de las Milicias
de Infantería y Caballería de Tarija. Con ello, fue fácil destituir al Dr. José Felipe de
Echazú Teniente de Gobernador de Tarija. No hubo improvisación alguna, fue parte de
una estrategia que comenzó a tramarse desde que Sucre recibió la nota remitida semanas
por Trigo y Méndez. La secesión estaba en marcha, pero para alcanzar los objetivos
trazados era necesario “algo más” que pudiera inclinar la balanza a favor de los
secesionistas. Y en esta etapa, aparece Francisco O’Connor. Con 28 años de edad,
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O’Connor abandonó su pueblo y; a inicios de julio de 1819, con el Grado de Teniente
Coronel 2° y Jefe del Regimiento de Lanceros de la Legión Irlandesa, se embarcó desde
Dublín rumbo a Venezuela, donde llegó a la Isla Margarita y se puso a órdenes del
Libertador Simón Bolívar, a quien recién conoció personalmente en marzo de 1824. Junto
a Bolívar y Sucre participó en las Batallas de Junín (6 de agosto de 1824), y Ayacucho (9
de diciembre de 1824) Luego partió rumbo al Alto Perú junto al Mariscal Antonio José
de Sucre, único y verdadero gestor y arquitecto de la futura República Bolívar y de la
separación de la Provincia de Tarija de las Provincias del Río de La Plata y su
incorporación a Bolivia.
Estando O’Connor en Tupiza a inicios de mayo de 1825, recibió órdenes de Sucre para
trasladarse a Tarija y destituir al Dr. José Felipe de Echazú y designar a Bernardo Trigo
Espejo como Teniente de Gobernador de Tarija. Para colmo, el 9 de mayo de 1825 el
Congreso Argentino promulgó una Ley cuyo artículo 4° dejaba en libertad a las
Provincias del Alto Perú a decidir su suerte. El pueblo tarijeño “creyéndose” dentro de
la jurisdicción del Alto Perú (Provincia de Potosí), reunido en Cabildo Abierto y a base
del Decreto de 9 de febrero, con la participación de electores de Tomayapo, Valle de la
Concepción, Camataquí (hoy Villa Abecia), Padcaya, San Lorenzo, San Luis de Salinas,
Caraparí, Itaú, y la Villa de Tarija, ante autoridades electores, el 6 de junio de 1825 eligió
a José Mariano de Ruyloba, Baltazar de Arce y Joaquín de Tejerina y Hurtado como
diputados en la Asamblea del Alto Perú.
Los tres diputados elegidos en Tarija no fueron aceptados bajo el argumento que Tarija
no había renunciado por escrito a las Provincias del Río de la Plata. El 6 de octubre de
1825 se declaró disuelta la Asamblea.
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Las autoridades en Buenos Aires, a través del Gobernador de Salta que está debidamente
informado por sus colaboradores y gente tarijeña opuesta a las intenciones secesionistas,
hicieron intentos de poner fin a las acciones del grupo secesionista, pero era tarde.
Los Libertadores Bolívar y Sucre están involucrados. Trigo Espejo amparado por Sucre
y O’Connor han irritado al Gobierno Argentino. Los Plenipotenciarios Carlos de Alvear
y José Miguel Díaz Vélez estaban en Potosí para entrevistarse con Bolívar. De esa manera
el 9 de octubre de 1825 exigen al Libertador que devuelva Tarija a la Argentina. Ese día,
mes y año nació la célebre “Cuestión de Tarija” que dio origen al más antiguo y
prolongado pleito de límites entre el Alto Perú (Bolivia), y las Provincias del Río de La
Plata (Argentina), y que concluyó cien años después con el Tratado Medina – Carrillo de
9 de julio de 1925. Con este tratado, Bolivia se resignó a perder partes del territorio de
Tarija y su población (Chaco Central)
La Legación argentina, tenía un sólo punto de vista y objetivo: Tarija, debe mantenerse
en su jurisdicción. Bolívar, tiene su propio punto de vista; pero muy diferente al que
tiene Sucre y lo defiende. Los Libertadores, discrepan, y ello fue muy grave.
El Gobernador Arenales, tomó una decisión que fue lapidaria para las pretensiones de
la Argentina para mantener Tarija bajo su mandato: ordenó el apresamiento de Méndez
e Ibáñez y sean conducidos a Salta y sometidos a la justicia. El pueblo de San Lorenzo al
conocer que su caudillo está preso, exigió acciones urgentes. El pueblo tarijeño, reunido
en Cabildo Abierto el 26 de agosto de 1826, resolvió renunciar por escrito a las Provincias
del Río de la Plata, ratificó su decisión de pertenecer a la recién creada República de
Bolivia, eligió sus Diputados ante su Congreso y; mediante voto popular y directo, eligió
al Cnl. de Milicias Bernardo Trigo Espejo, como “Prefecto del Departamento” de Tarija.
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El 17 de octubre de 1826 se realizó el Cabildo Abierto que fue promovido por la
Municipalidad y del Colegio Electoral de Tarija. Se hizo vehemente hincapié en la
renuncia a las Provincias del Río de La Plata y exigió la incorporación de Tarija a la
República de Bolivia. Por lo tanto, además de ser considerado un verdadero manifiesto,
fue un alegato histórico que hasta la fecha no tienen parangón en la historia nacional. La
parte Resolutoria del Manifiesto, dice:
Ellos, fueron los “diez y ocho de octubre de 1826”, que con un lenguaje fino y acorde con
los postulados del Siglo de las Revoluciones y la Libertad, haciendo una exposición de
motivos de todos los hechos históricos que padeció Tarija desde 1807 hasta 1826, se
dirigieron al mundo entero y lograron el objetivo trazado por Antonio José de Sucre.
En ese años de 1826, el territorio de la Provincia de Tarija superaba los 340.000 kilómetros
cuadrados; hoy, el Departamento de Tarija sólo abarca una superficie de 37.643
kilómetros cuadrados; es decir, a lo largo de nuestra vida constitucional, nos han
mutilado más de 89% por ciento de nuestro patrimonio territorial.
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Sin conocer a detalle la situación reinante y las rotundas victorias logradas por Trigo y
sus adeptos, el Dr. José Felipe de Echazú que meses antes había sido elegido en Tarija
como diputado ante el Congreso en Buenos Aires, había presentado un Proyecto de Ley
para que el territorio tarijeño sea reconocido como Provincia. Obtuvo 38 votos a favor y
2 en contra. De esa manera, el 30 de noviembre de 1826 el Congreso sancionó dicha ley
y; el 1º de diciembre del mismo año, el Presidente Bernardino Rivadavia, la promulgó.
Rosas nombró General en Jefe al Gral. Alejandro Heredia y emitió órdenes de invadir
Tarija. El Gral. Gregorio Paz, ocupó militarmente la frontera de Tarija e incursionó hasta
San Diego y San Luis (hoy Provincia O’Connor). Por su parte, Andrés de Santa Cruz el
17 de agosto del mismo año emitió el Contra Manifiesto e impartió órdenes movilizando
el Ejército boliviano. En Tarija, se organizó el Batallón Méndez al mando del Cnel.
Eustaquio Méndez Arenas; por su parte, el Prefecto de Tarija Cnel. Bernardo Trigo
Espejo se puso bajo el mando del Gral. Francisco O’Connor y del Tcnl. Sebastián
Estenssoro.
El Batallón Méndez junto a las tropas al mando de los Coroneles Fernando Campero,
Manuel Dorado y Bernardo Trigo procedieron a su organizaron desde inicios de 1838. A
mediados de mayo del mismo año, partieron desde la Ciudad de Tarija para enfrentarse
a las tropas del Gral. Gregorio Paz. Por otro lado, las tropas al mando del Gral. O’Connor
acamparon en San Blas en las afueras de la Ciudad. A finales de julio de dicho año arribó
a la Ciudad de Tarija el Gral. Felipe Braun al mando del Batallón Socabaya. El Gral. Paz
al conocer el sistema de defensa del Ejército boliviano, determinó dirigirse con sus tropas
por el Sur hasta el pueblo de La Concepción (hoy Uriondo, Capital de la Provincia Avilés
del Departamento de Tarija), y; desde allí, se dirigió hasta el caserío de Padcaya (hoy
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Capital de la Provincia Arce), para llegar hasta el curso del Río Bermejo y descender
hasta Santa Victoria (hoy Provincia de Salta, Argentina) En la madrugada del 24 de junio
de 1838 tropas bolivianas se enfrentaron y derrotaron a las tropas argentinas en la batalla
de Montenegro (actual territorio argentino), en la Cuesta del Espinillo, muy cerca de
Padcaya, poniendo fin al último intento argentino de recuperar el territorio de Tarija por
la fuerza de las armas.