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EL ARTE PREHISPÁNICO

Por Sergio Carrasquel

CARACAS, 2020

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EL ARTE PREHISPÁNICO

ARTE PREHISPÁNICO. GENERALIDADES.

Para comprender el arte de la América Hispano-portuguesa, desarrollado desde la


Colonia hasta la actualidad, se hace necesario estudiar las diversas expresiones y estilos
artísticos de la América prehispánica. Estos últimos se han visto reflejados,
paulatinamente, a lo largo del desarrollo y crecimiento de las distintas manifestaciones
plásticas de la América Hispano-portuguesa, entre los siglos XV y XXI. Sin embargo,
también la presencia de movimientos artísticos venidos de Europa, Estados Unidos y
últimamente de Asia (en especial Japón) ha enriquecido substancialmente el arte de la
América hispano-lusitana.

En otro orden de ideas, para saber sobre las expresiones artísticas prehispánicas se han
realizado varios análisis mediante la noción de área cultural, es decir, a través de trazos
elaborados por un investigador sobre las culturas de un continente determinado, en este
caso de la América Hispano-portuguesa, para valorar diferentes datos a nivel etnográfico.

Cabe destacar que el antropólogo y arqueólogo estadounidense Julian Haynes


Steward (1902-1972), mediante su libro Handbook of South Americans Indians (1948),
hizo la revisión de las áreas culturales de la América Hispano-portuguesa, clasificándolas
de la siguiente forma:

• Área de las altas culturas se dividen en:


a) Sub-área mesoamericana: Abarca los países de México, Guatemala,
Honduras y parte de Nicaragua. También, está constituida por las culturas
Olmecas, Zapotecas, Mixtecas, Totonacas, Teotihuacán, Toltecas, Mayas y
Aztecas, entre otras. Asimismo, dicha sub-área se caracteriza por los
siguientes aspectos y expresiones culturales similares:
1. La elaboración de pirámides escalonadas.
2. La realización de patios revestidos con estuco.
3. La práctica del juego de la pelota (Especie de básquetbol a modo de ritual,
donde los perdedores servían de sacrificio para los dioses).
4. El uso del sistema numérico vigesimal y los meses de veinte días.
5. El empleo del doble calendario solar y litúrgico.

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6. El conocimiento de los ciclos de 52 años.
7. La escritura jeroglífica para los códices o libros a modo de biombos.
8. El plantío del maíz y el cacao.
9. El cultivo de maguey para la fabricación del papel.
10. La utilización de lanzas y cerbatanas como armas de defensa.

b) Sub-área andina: Comprende toda la Cordillera de los Andes, desde


Colombia hasta el norte de Chile y Argentina. Esta sub-área abarca las
culturas Chavín de Huántar, Paracas, Nazca, Moche (Mochica), Huari,
Tiahuanaco, Chimú (Chimor) e Inca. Asimismo, se interesa por el culto a los
muertos y preservan los cadáveres con envoltorios y las tumbas son especie
de pozos. También, hay un gran interés por las cabezas-trofeos y las cabezas
reducidas. Igualmente, los trabajos realizados en cobre y bronce son
predominantes; las cuentas numéricas se elaboran con un sistema de nudos,
dispuestos según reglas exactas; y el cultivo de la coca, la papa y
el maíz son muy comunes en esta sub-área de los Andes.

c) Área circuncaribe: Está ubicado en las tierras del Caribe: las Antillas, los
países meridionales de Mesoamérica (Panamá) y las costas del Caribe de
Colombia y Venezuela. Los principales rasgos culturales de esta área son:
1. La inexistencia de construcciones arquitectónicas en piedra.
2. Los pobladores de esta área trabajan el oro y la tumbaga (aleación de oro
con cobre).
3. El uso de la madera para hacer sillas bajas, asientos con espaldares y
escudillas.
4. El cultivo de la mandioca
5. El carácter nómada de los pobladores

• Área amazónica: las culturas aborígenes estaban ubicadas en la cuenca y selvas


amazónicas. De vida rudimentaria o primitiva. Entre ellas figuran las familias
aborígenes tupí-guaraníes, los arahuacos y los tucanos.

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• Área de los pueblos marginados: eran poblaciones de poca cultura, practicantes
del nomadismo. Entre ellas figuran los otomacos de la depresión llanera
venezolana.

EXPRESIONES ARTÍSTICAS DE LAS ÁREAS DE LAS CULTURAS ALTAS

Sub-área mesoamericana

Se suele clasificar en los siguientes períodos cronológicos:

• Período Arcaico (7000-2000 a.C.): No se ha constituido todavía una civilización


como tal. Son grupos de cazadores y recolectores nómadas, que comenzaron a
cultivar algunas plantas tales como el maíz, los frijoles y el aguacate. Además,
criaban perros y pavos. Por ende, comienzan a experimentar un proceso de
sedentarización entre finales del Período Arcaico y principios del Preclásico o
Formativo.
• Período Preclásico (1800-200 a.C.): El pueblo olmeca formaban parte de esta
fase.
• Período Protoclásico o Período Temprano (200 a.C.-250 d.C.): las civilizaciones
Zapotecas y Mixtecas pertenecieron a este período.
• Preclásico Superior y Período Clásico Temprano (100 -900 d.C.): Habían
nacido dos centros ceremoniales: Cuicuilco y Teotihuacán. Pero, el primero fue
destruido por un volcán en el 100 d.C. Mientras, el segundo floreció entre el 200 y
900 d.C. Sin embargo, fue destruido en el 725d.C. por un incendio, para ser
abandonada en 900 d.C.
• Período Clásico Tardío y Período Clásico Temprano (250-1150 d.C.): esta
etapa correspondió a los totonacas.
• Período Clásico Tardío y Posclásico Tardío (300-1000 d.C.): Éste
corresponde a los mayas.
• Período Posclásico Tardío (900-1521 d.C.): Los toltecas fundaban la ciudad de
Tula y se generaba la decadencia del imperio maya.

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• Período Posclásico Temprano (1250-1521): Este período comprende desde el
apogeo hasta la caída del imperio azteca o mexica.

Esta clasificación cronológica permite estudiar los siguientes centros ceremoniales,


yacimientos arqueológicos, estilos artísticos, culturas y civilizaciones:

Olmecas

Durante el período Preclásico o Formativo (1800 a.C.-200 a.C.), surgió una de las más
antiguas civilizaciones mesoamericanas: los olmecas. Considerada la Cultura Madre del
antiguo México, se ubicaba en las tierras bajas tropicales de la franja costera del Golfo
de México; la palabra olmeca pertenece al náhuatl, lengua utilizada por los aztecas, y
significa habitantes de Olmán o habitantes del país de Hule. Sin embargo, este término
no es el nombre original de dicha civilización y actualmente no se ha descubierto el
verdadero.

Los olmecas eran un pueblo que se sustentaba en la agricultura, siendo el maíz, la


calabaza, el frijol y la papa dulce, sus principales cultivos. Asimismo, domesticaban los
perros, los pavos, las abejas y quizás el tapir. No obstante, seguían cazando aves y
diversos animales salvajes de los bosques tropicales. Probablemente, realizaban la pesca
en los ríos y las costas.

Los habitantes de Olmán creían el chamanismo, vinculado a la figura del jaguar. Se dice
que los sacerdotes-chamanes olmecas se ponían en contacto con el mundo sobrenatural,
mediante la utilización de hongos alucinógenos y el tabaco. Asimismo, realizaban
sacrificios humanos y autosacrificios en las partes más apartadas de los templos, la
profundidad de las cuevas o al aire libre pero de noche.

a) Arquitectura olmeca: En las tierras bajas tropicales de la franja costera del Golfo
de México, los olmecas construyeron sus primeros centros ceremoniales,
conformados por edificaciones de naturaleza religiosa, aspecto piramidal y con
plataformas escalonadas dedicadas al culto de dioses, inspirados en la naturaleza
y rodeados de poblados rurales. Los centros ceremoniales olmecas más
relevantes son: San Lorenzo, La Venta, Tres Zapotes y Laguna de los Cerros.

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Pirámide de La Venta, cultura olmeca.

b) Escultura olmeca: Esta civilización mesoamericana realizaba cabezas


monumentales de piedra volcánica, con ojos almendrados, labios carnosos y nariz
achatada; coronadas con una especie de casco. Se piensa que son personajes
históricos, pero no se descarta la posibilidad de que representan deidades.
Además, estas cabezas se caracterizan por ser enormes (miden más de 2 metros)
y pesadas (más de 25 toneladas).

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Cabeza monumental, cultura olmeca.

En otro orden de ideas, los artistas olmecas elaboraban esculturas antropomorfas


masculinas sedentes, con las piernas cruzadas y sosteniendo una figura de niños
jaguares. Una muestra de ello es El señor de Las Limas, del estado de Veracruz.
Los habitantes de Olmán hacían figurillas de piedra con rostros de niños (baby
face), desnudos y asexuados. También, elaboraban altares decorados con
bajorrelieves y figuras antropomorfas masculinas que emergen de estas
estructuras. Asimismo, creaban estelas adornadas con bajorrelieves.

Los olmecas igualmente realizaban piezas en jade, serpentina y obsidiana. Estas


esculturas representaban la fauna autóctona y figuras antropomorfas vinculadas
a la efigie del chamán, personaje capaz de transformarse en un jaguar. Además,
los habitantes del país del hule creaban hachas votivas de carácter zoo-
antropomórficos o jaguariformes; cabe destacar que la figura del jaguar, el águila,
la serpiente, el lagarto, el tiburón y otros animales salvajes son constantes en la
escultura olmeca.

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Una figurita de un hombre esbelto cultura olmeca.

Monumento 52 de San Lorenzo, cultura olmeca.

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Altar 4 de La Venta, cultura olmeca (1200a.C.)

c) Pintura olmeca: Los olmecas elaboraban pinturas rupestres donde fusionan


motivos antropomorfos y zoomorfos. Además, son de naturaleza policromada y
aluden a la lluvia, la fertilidad y el mito de los orígenes olmecas. Como ejemplo,
están las pinturas rupestres de la gruta de Juxtlahuaca del Estado de Guerrero.

Pintura 1 de la gruta de Juxtlahuaca, cultura olmeca.

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d) Cerámica olmeca: Esta civilización mesoamericana realizaba figurillas de
terracota y barro con rostros de bebé (baby face), desnudos y asexuados.
También, elaboraban animales acuáticos (peces) y aves con evidente estilización
y abstracción.

Figura arquetípica "rostro de bebé" de Las Bocas, pueblo olmeca.

Vasija de pescado olmeca, 1200-900 a.C.

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Buitre olmeca, 1200 - 800 a.C.

Zapotecas

Hacia el 600 a.C., floreció un centro de gran relevancia en la zona de Oaxaca: Monte
Albán, hoy considerada la capital de los zapotecas (en lengua náhuatl, significa habitantes
del lugar de Zapoteo o pueblo de Zapote, aunque también traduce Gente de las Nubes).
Este pueblo estaba notoriamente influenciado por la civilización olmeca. Pero, además,
destacaba en la escritura de tipo mixto o logográfico fonético (cuyos glifos de aspecto
temporal y topónimos son los únicos que se han descifrados hasta hoy), los
conocimientos matemáticos y el calendario. Monte Albán logra un mayor desarrollo
durante el período Protoclásico o Temprano (200 a.C. - 250 d.C.) y el período Clásico
(250 d.C. - 950 d.C.) Alrededor del 800 d.C., Monte Albán había decaído y su papel de
capital hegemónica pasó al centro de Mitla, fruto de la unión de la cultura zapoteca con la
mixteca.

a) Arquitectura zapoteca: Entre los monumentos arquitectónicos de mayor


relevancia de los zapotecas destacan el Edificio J, posible observatorio
astronómico; la Plataforma de los danzantes (llamada así por las figuras de
supuestos bailarines en bajorrelieves), Plaza del juego de la pelota y las
numerosas sepulturas destinadas a personajes de alto rango en Monte Albán.

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Edificio J, cultura zapoteca.

Danzantes cultura zapoteca.

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Cancha del Juego de Pelota, cultura zapoteca.

Los zapotecas construían centros ceremoniales con edificaciones


piramidales que poseían numerosas escalinatas, ubicadas de manera
equilibrada y ordenada. Sin embargo, también hacían construcciones
arquitectónicas, situadas de forma irregular con respecto a las otras
edificaciones, como es el antes mencionado Edificio J.

Edificio J, cultura zapoteca.

b) Escultura zapoteca: El pueblo zapoteca hacía bajorrelieves alusivos a sus


soberanos para honrar sus empresas bélicas, pero a la vez, a personajes

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masculinos, de rasgos individuales y desnudos, los cuales representan
posibles hombres ejecutados.

Danzante (posible soberano por estar vestido), cultura zapoteca.

c) Pintura zapoteca: se caracteriza por decorar tumbas del período Clásico con
frescos policromados, donde se observa la presencia de una élite reinante.

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Tumba 104 de Monte Albán, cultura zapoteca (300 / 600).

d) Cerámica zapoteca: Los zapotecas creaban figurillas masculinas de


terracota, con cierta influencia olmeca. Éstas eran halladas en las tumbas de
los centros ceremoniales. Por otra parte, la civilización zapoteca elaboraba
urnas funerarias, las cuales eran antropomorfas masculinas, hechas en
terracota y de índole policromática. Cabe destacar que las urnas funerarias
fungían como guardianes divinos de las tumbas y objetos de culto.

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Figurilla sedente, cerámica zapoteca, clásico medio (400-600 d.C.).

Urna funeraria, cerámica zapoteca.

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Mixtecas

Los mixtecas (significa, en la lengua náhuatl, el Pueblo de las Nubes) era un pueblo
amerindio de lengua otomangue, el cual vivía en Oaxaca (Hoy estados mexicanos de
Oaxaca, Guerrero y Puebla) y Mitla o Mictlán (significa Lugar de los muertos), durante el
período Clásico (alrededor del 800 d.C.). Cabe señalar que originariamente Mitla era un
asentamiento y necrópolis zapoteca, pero hacia el 1000 d.C. se transformó en una
residencia mixteca de los sacerdotes.

La cultura mixteca figuraba por sus conocimientos de medicina, astronomía, geografía,


aritmética y otras ciencias. A veces, esta civilización luchaba junto a los zapotecas en
contra de los aztecas, quienes sometían a estos dos pueblos para utilizarlos de esclavos
y ofrendas para los sacrificios de los dioses mexicas.

a) Arquitectura mixteca: Se caracteriza por la realización de edificios con


variaciones de dibujos geométricos, elaborados en mosaicos de piedra y otros
tallados en dinteles. Como ejemplo figuran los palacios de Mictlán, asentamiento
de Oaxaca en la fase tardía del período Posclásico. También, se destaca las
tumbas y los dinteles cruciformes, decorados con estrías y pintados a manera de
códices

Zona arqueológica de Mictlán, civilización mixteca, Oaxaca (México)

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b) Escultura mixteca: Esta población tenía un trabajo estatuario interesante en
materiales delicados como la turquesa, el cristal de roca y alabastro.

Talla tipo mosaico, civilización mixteca.

Talla tipo mosaico sobre cráneo humano, civilización mixteca.

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c) Pintura mixteca: Se hacían códices pintados o libros en mampara en piel de
venado o gamuza, cubiertos de yeso, los cuales relataban su historia, dinastías,
mitología y costumbres. Estos códices pertenecen al período comprendido entre
el 700 y el 1200 d.C. El Códice Nuttall en el Museo Británico de Londres es una
muestra de ello.

Códice Nuttall, civilización mixteca, Museo Británico de Londres.

Otra manera de apreciar la pintura es mediante su cerámica, poseedora de


interesantes diseños geométricos y figurativos con aspecto policromado.
Asimismo, la arquitectura (especialmente las tumbas y los dinteles cruciformes)
era pintada a modo de códices.

d) Cerámica mixteca: Este pueblo elaboraba piezas policromadas con dibujos


geométricos y naturalistas. Además, hacía recipientes con pedestal, vasos
trípodes, urnas funerarias, vasos bicónicos e incensarios, unas veces decorados
con figuras de esqueletos humanos en alto relieve y otras con figuras zoomórficas
(aves, jaguares, etc.). También, realizaba máscaras como ofrendas funerarias,
adornadas con escarificaciones y de un ojo perforado; la cerámica mixteca
estaba basada principalmente en la técnica del modelado y el material predilecto
era la terracota.

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Sahumador, civilización mixteca.

Cráneo en cerámica policromada, civilización mixteca.

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e) Orfebrería mixteca: Esta civilización dominaba magníficamente la metalurgia y la
orfebrería, con obras de gran calidad artística y técnica. Ello se debe a su
contacto con los pueblos de Costa Rica y Panamá. Un ejemplo es el pectoral de
oro de Monte Albán (1300-1400), que representa un posible personaje de la élite
gobernante.

El pectoral de Monte Albán, civilización mixteca.

Teotihuacán

Teotihuacán significa en la lengua náhuatl Ciudad de los Dioses o Ciudad Sagrada.


Inicialmente fue un pequeño centro agrícola, pero posteriormente se transformó en un
verdadero centro urbano, cuyas dimensiones eran y son impresionantes, donde
predominaban notorios monumentos de naturaleza sacra, realizados a partir del 250 d. C.
(Período Clásico), en el actual Municipio de México.

Es importante mencionar que Teotihuacán se transformó en uno de los centros de culto


más relevantes de los dioses Tláloc (Deidad de la lluvia) y Quetzalcóatl (Serpiente
emplumada). Asimismo, esta metrópoli surgió el 200 d.C. y fue destruida por un incendio

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el 725 d.C., para ser abandonada totalmente el 900 d.C. Luego, los chichimecas la
ocuparían parcialmente.

a) Arquitectura teotihuacana: predomina las edificaciones piramidales, alusivas a la


naturaleza (el sol, la luna, etc.) y las divinidades de Tláloc y Quetzalcóatl. También, la
arquitectura teotihuacana posee el sistema de tablero (a veces adornados con
cabezas de dioses) y talud que conforma construcciones escalonadas. Estas últimas
tienen de eje principal la Avenida de los muertos, que posee 4 kilómetros de longitud.
Junto a esta misma vía se encuentra la Pirámide del Sol (construida de tierra y adobe,
revestida con piedras) y al norte de dicha arteria principal se halla la Pirámide
de la Luna. Mientras que el Templo de Quetzalcóatl, ubicado en el gran recinto
cuadrado de la Ciudadela, está al sur de la Avenida de los muertos; todas las
edificaciones del centro de Teotihuacán estaban cubiertas de cal y pintadas en
tonalidades muy cálidas.

Vista panorámica de la Pirámide de la Luna, Teotihuacán.

Maqueta de la plaza y pirámide del Sol, Teotihuacán.

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b) Escultura teotihuacana: Predomina las cabezas de divinidades (Tláloc y
Quetzalcóatl), policromadas y adosadas a la arquitectura religiosa (Templo de
Quetzalcóatl). Asimismo, la escultura teotihuacana presenta relieves abstractos y
figurativos en las fachadas e interiores de las edificaciones (El Palacio de
Quetzalpapalotl o Pájaro-Mariposa). Igualmente, se destaca por la elaboración de
máscaras funerarias, realizadas en piedra o jade con turquesas, piritas y conchas,
para colocárselas en el rostro de los difuntos.

Templo de Quetzalcóatl con las cabezas de divinidades Tláloc y Quetzalcóatl

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Palacio de Quetzalpapalotl

Máscara mortuoria teotihuacana

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c) Pintura teotihuacana: La arquitectura era decorada con frescos murales de animales
(jaguares, águilas, etc.) y dioses (Tláloc). Una muestra de ello es el Edificio de los
animales mitológicos.
Las edificaciones también se caracterizaban por una vívida policromía en las
esculturas y relieves. Como ejemplo existe el Templo de Quetzalcóatl; otra manera
de apreciar la pintura es mediante su cerámica, poseedora de interesantes diseños
figurativos con aspecto policromado.

Recreación a color del Templo de Quetzalcóatl con las cabezas de divinidades


Tláloc y Quetzalcóatl

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Mural de las diosas verdes, pintura teotihuacana.

d) Cerámica teotihuacana: esta civilización elaboraba piezas policromadas con


aspecto antropomorfo. Además, hacía figurillas-relicarios, vasos bicónicos e
incensarios, vinculados a las divinidades teotihuacanas. También, realizaba máscaras
funerarias en terracota y de carácter policromado; la cerámica teotihuacana estaba
basada principalmente en la técnica del modelado y el material predilecto era la
terracota.

Máscara, cerámica teotihuacana, 1-550 d.C.

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Urna tipo teatro: frente. Teotihuacán, Período clásico 200 a.C.- 650 d.C.

Urna tipo teatro: reverso. Teotihuacán, Período clásico 200 a.C.- 650 d.C.

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Cerámica de Teotihuacán

Civilización de El Tajín o Totonacas

Esta civilización nació en el período Clásico (250 d.C. -1150 d.C) y estaba ubicada en
la capital de Cempoala (hoy estado de Veracruz, México). Asimismo, su nombre
surgió del principal centro ceremonial llamado El Tajín.

Por otro lado, esta civilización se caracterizaba por la gran cantidad de canchas del
juego de la pelota. No en vano, se dice que este ritual permitió el florecimiento de esta
cultura; a ciencia cierta, se desconoce qué pueblo habitó durante mucho tiempo en
esa región; sin embargo, la teoría más aceptada es la de los totonacas como
pobladores de esta zona, la cual fue abandonada alrededor del año 1150 d.C.

a) Arquitectura totonaca: Como se había mencionado anteriormente, esta


civilización quizá construyó el centro ceremonial de El Tajín, en Papantla. La
Pirámide de los nichos sigue el mismo esquema de las otras construcciones

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arquitectónicas totonacas: forma piramidal; base cuadrada; seis cuerpos
superpuestos; paramento exterior en talud, tablero y cornisa; 365 nichos
cuadrados, cuyo significado de índole astronómica hace referencia a los 365 días
del calendario solar; y una enorme escalera adornada con grecas; por otro lado,
los totonacas erigieron más de 17 canchas para el juego de la pelota, deporte de
naturaleza ritual.

Pirámide de los nichos, cultura totonaca.

Juego de pelota, cultura totonaca.

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b) Escultura totonaca: Esta civilización hacía figuras femeninas y masculinas con
rostros sonrientes, ojos oblicuos, pómulos sobresalientes, con tocados, vestidos
con trajes adornados y decorados, sedentes o de pie. Además, creaban piezas
que representaban el yugo (cinturón protector de cuero, en forma de “u”, para los
jugadores de pelota), las hachas (los marcadores dentro del edificio del juego de
pelota) y las palmas (a veces son asociadas con el yugo) en piedra, decorados
con motivos zoomorfos, antropomorfos y figuras fantásticas.

Escultura totonaca

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Escultura totonaca

El Zapotal, zona arqueológica de la cultura totonaca, escultura de


Mictantecutli.

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c) Cerámica totonaca: Se caracteriza por figuras femeninas y masculinas con
rostros sonrientes, ojos oblicuos, pómulos sobresalientes, con tocados, vestidos
con trajes adornados y decorados, sedentes o de pie; la cerámica totonaca
estaba basada principalmente en la técnica del modelado y el material más
utilizado era la terracota.

Figuras sonrientes procedentes de Remojadas (Veracruz, México). Período


Clásico, ss. II-VII/IX d. C
Mayas

Era un pueblo indígena mesoamericano, el cual desarrolló una de las más


importantes civilizaciones de América prehispánica, en una vasta región que
abarcaba el sureste de México, Yucatán y Guatemala; tenía conocimientos
avanzados de matemáticas (su sistema numeral es de tres símbolos: concha, el
cero; punto, el 1; y raya, el 5) y astronomía (la edificación El Caracol era un
observatorio); creó una escritura jeroglífica y un calendario de 260 días. También,
practicaba el juego de la pelota, especie de básquetbol y llegó a tener una
literatura una literatura de naturaleza histórica.

Los mayas eran politeístas y sus dioses estaban vinculados al sol (Kinich Ahau),
la luna (Ixchel) y la lluvia (Chac). Sin embargo, había un dios supremo, llamado
Itzamná. A estas deidades les ofrecían sacrificios humanos; su organización social
estaba regida por un monarca o halach-uinic, quien designaba a un noble como
jefe de aldea o bataboob. La casta sacerdotal, ah konoob, era constituida por el
ahuacán o señor serpiente y los adivinos, mejor conocidos como chillanes. Por

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debajo de la clase popular de agricultores y artesanos, estaban los esclavos o
pentacoob, usados para los sacrificios humanos.

Para estudiar esta civilización prehispánica, se tiene que dividir su historia en tres
períodos. Ellos son:

1) Período Pre-Clásico (800- 300 a.C.) Izapa, Chiapas, El Baúl y Kaminaljuyú


(Guatemala) eran los centros mayas más importantes del Período Preclásico.
Además, estas urbes se caracterizaban por una serie de plataformas de
tierra, cubierta de guijarros y losas de piedra, fechadas en el 800 a.C., siendo
Izapa un ejemplo de ello.
Para el 400 a.C., aproximadamente, los pobladores elaboraban estelas y
altares monolíticos, decorados con bajorrelieves, los cuales simbolizaban las
iconografías correspondientes a su pensamiento religioso y cosmogónico, que
se afianzará en los siglos posteriores: El Árbol Cósmico, el Dios de Lluvia y
otras mitologías. Alrededor del 300 a.C., en los altiplanos de Guatemala y
Chiapas (México) y a lo largo del Litoral del Pacífico, varios poblados agrícolas
se extendieron y pasaron a ser progresivamente centros ceremoniales.

2) Período Clásico (250-950 d.C.)Por causas desconocidas, en el 250 d. C., los


pobladores se retiraron hacia las Tierras Bajas, creando nuevos centros
ceremoniales, que lograron su mayor esplendor alrededor del 500 a.C. Entre
ellos figuran Tikal (Guatemala), Caracol (Guatemala), Copán (Honduras),
Yaxchilán (México), Bonampak (México) y Calakmul (México).
Hacia el 800 d.C., aproximadamente comienza la decadencia de las ciudades
de las Tierras Bajas. Entre el 800 y 1000 d.C., surgió el estilo puuc en Yucatán,
gracias a la participación de los grupos chontal y putún. Para el año 900 d.C.,
aproximadamente, los toltecas invadieron y conquistaron las ciudades mayas
de Yucatán.

3) Período Posclásico (900-1524 d.C.) Entre 978 y 987 d.C., los mayas eran
derrocados totalmente por los itzáes, aliados de los toltecas. Estos impusieron
el culto del dios Quetzalcóatl (Serpiente emplumada, deidad que pertenecería
a los aztecas), sin embargo, se apropiaron de los conocimientos científicos y

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artísticos mayas (Observatorio El Caracol, Chichen Itzá). Desde el 1000 d.C.,
Chichén Itzá se convirtió en la ciudad hegemónica hasta su caída en 1250
d.C., cuando la ciudad de Mayapán la aventajó gracias a la intervención militar
y cultural de los toltecas. En 1524 d.C., los mayas quiché fueron vencidos por
los españoles en la batalla de Utatlán.

a) Arquitectura maya: Los mayas fueron considerados los griegos del Nuevo
Mundo por su progreso en las distintas expresiones artísticas, siendo la
arquitectura una de ellas. Esta última, para ser estudiada, se suele dividir en
dos épocas:

• El Antiguo Imperio Maya, comprendía la región guatemalteca de El Petén,


selvática y húmeda. También, abarcaba El Salvador y Honduras. Para la
época de la conquista, las urbes de este imperio habían sido abandonadas.
Palenque, Uaxactún, Tikal, Copán, Quiriguá y Piedras Negras, entre otras,
eran centros que poseían fastuosos templos y palacios, recubiertos con
relieves bastante elaborados, enormes estelas y dinteles tallados.

• El Nuevo Imperio Maya, se asentó específicamente en la Península de


Yucatán (México), establecido por los Itzáes, emigrados del sur y con
influencia tolteca. A este imperio, pertenecían las ciudades de Chichén
Itzá, Uxmal, Labná y Mayapán, entre otras.

La arquitectura maya presentaba los siguientes caracteres:

• Las diferentes clases de basamento y su combinación para alzar la


estructuras de los templos o palacios, con uno, dos o más pisos, de planta
rectangular, cuadrada o circular.
• La techumbre plana o fusionada con cuatro variantes. Tenía a veces una
cresta o peine corona en la cornisa.
• Los vanos rectangulares con dinteles de madera o piedra.
• Las columnas y pilares poseían distintas formas. De ahí que se pueda
hablar de órdenes de Uxmal, Mayapán y Labná.
• Las falsas bóvedas y los falsos arcos también eran utilizados.

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• Los vívidos colores en las edificaciones.
• Las numerosas escalinatas para las construcciones arquitectónicas,
plazas y acrópolis.
• Las figuras de jaguares, Chac Mooles y serpientes emplumadas, utilizadas
en diversos edificios.
• Las múltiples plazas y acrópolis empleadas dentro de un mismo complejo
urbano.
• Los numerosos mascarones de la divinidad Chac en las construcciones
arquitectónicas.
• El juego de pelota (uno solo por cada centro urbano).

El Castillo o templo de Kukulkan. Chichén Itzá, México. Cultura maya.

De la arquitectura maya, sobresalen los siguientes ejemplos:

• Las edificaciones del centro de Chichén-Itzá: La Casa de las monjas, el


Templo de los relieves pintados, el Caracol (Observatorio), la Casa

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colorada, la Tumba del gran sacerdote, el Grupo de las mil columnas, el
Templo de los guerreros, el Castillo, el Tzompantli, El gran juego de
pelota y El
Templo de los
jaguares, entre
otras

Vista de El Caracol, maya.

Vista panorámica de El Castillo», con el Templo de las mil Columnas.

• Las creaciones arquitectónicas de la ciudad de Palenque: El Templo


del conde, el Templo de la cruz, el Templo de la cruz foliada, el Palacio, el

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Templo del sol, el Templo de las inscripciones, el Gran templo, el Juego
de la pelota y otros.

Marco del Juego de Pelota, maya.

• El edificio del centro ceremonial de Bonampak: El Templo de las


pinturas, conocido por sus frescos sobre la gesta bélica del monarca maya
Chaan Muan.
• Las obras arquitectónicas de la ciudad de Yaxchilán: La Estructura 33,
la Acrópolis este y la Acrópolis oeste.
• Las edificaciones de la urbe de Tikal: La Acrópolis norte, la Acrópolis
central, la Acrópolis sur, el Templo I, el Templo II, el Templo III, el
Templo IV, el Grupo F, el Grupo G, el Complejo N, el Complejo O, el
Complejo Q y el Complejo R, entre otros.
• Las construcciones de la urbe de Copán: El Templo para las
ceremonias públicas, el Templo menor del rey, el Templo–palacio, el
Templo principal del rey, la Residencia del soberano, el Juego de pelota y
otros.
• Los edificios de la ciudad de Uxmal: El Cuadrángulo de las monjas, la
Pirámide del adivino, el Palacio del gobernador, la Casa de las palomas,
la Casa de las tortugas, la Gran pirámide, la Pirámide de la vieja, el Juego
de la pelota y otras más.

37
• Las obras arquitectónicas de la urbe de Kabáh: El Palacio de los
mascarones, la Casa tercera y el Arco de Kabáh
• Las construcciones de la ciudad de Labná: El Mirador, el Arco de
Labná y el Palacio de Labná.
• El edificio de la urbe de Sayil: El Palacio de Sayil, el cual posee
numerosos mascarones del dios Chac.
• Las obras arquitectónicas del centro de Tulum: El Gran palacio, el
Templo del dios descendente y el Castillo. Estas construcciones son las
únicas encuentran frente al Océano Atlántico.

b) Escultura maya: Es muy variada, destinada principalmente a la religión,


rituales, prácticas, divinidades, fechas conmemorativas y labores científicas.
Prevalece los relieves, aunque hay esculturas de bulto redondo. Algunos
rasgos generales que se pueden mencionar son: la armonía entre el
naturalismo y la estilización; el uso de la figura humana con una tipología
india de complexión fornida, frente huidiza, ojos oblicuos, gran nariz aguileña,
pómulos voluminosos, labios sobresalientes y atuendos muy elaborados
(Ejemplos: Las dos Cabezas de estuco, halladas por el arqueólogo mexicano
Alberto Ruz en la tumba del gobernante de Palenque, en 1952); existe la
simetría bilateral aparente, pero no siempre la frontalidad exacta.

Los relieves presentan escritos jeroglíficos y una noción cuadrática similar a


los caracteres de la escritura, sin embargo, también hay la presencia de líneas
curvas. Además, se puede apreciar un balance perfecto de las masas y los
espacios.

Del Antiguo Imperio Maya, sobresale los relieves en dinteles, estelas, muros
de palacios y templos. Entre ellos son conocidos las Estelas de Copán; Las
Estelas de Quiriguá; el relieve de Piedras Negras, el cual representa el Dios
del Maíz regando la semilla; el relieve del altar Q del templo 22 de Copán,
que encarna un consejo de astrónomos y el relieve de la Cruz de Palenque,
entre otros. También, destacan las máscaras mortuorias, como la de rey Pacal,
encontrada en la tapa de su sarcófago, en Palenque.

38
Con respecto al Nuevo Imperio Maya, la escultura está fundamentada en la
riqueza decorativa en piedra de las paredes de sus palacios y templos, donde
predominan los diseños geométricos, los mascarones y la figura de la
serpiente emplumada; existe el bulto redondo en las figuras de los
Chac Mooles, figuras semirreclinadas y la cara mirando hacia la derecha o la
izquierda.

Chaac Mool, maya.

Si bien es cierto que los mayas utilizaban la piedra como material para realizar
sus esculturas, también utilizaban la madera y el jade. Ejemplo de ello son la
estatuilla de madera del dios Chac y la máscara de jade del rey Pacal.

39
Estela A de Copán, molde de Maudslay, maya.

Figura de madera, posible soporte de espejo, siglo VI, maya.

40
Retrato del rey K'inich Janaab' Pakal de Palenque, maya.

c) Pintura maya: Es multicolor y vistosa. Además, predomina la pintura mural en


los espacios interiores de las edificaciones religiosas. Una muestra de ello son
los frescos del Templo de las pinturas de Bonampak, un centro ceremonial que
se remonta a finales del siglo VIII d. C. Estos murales simbolizan los ritos
vinculados con los preparativos para una expedición bélica, donde el monarca
Chaan Muan está acompañado de damas, cortesanos, músicos (portadores
de trompetas, tambores, cencerros e instrumentos de percusión) y danzarines,
ricamente ataviados; sin embargo, un poco más lejos se hallan algunos
personajes con máscaras monstruosas, quienes quizás encarnan deidades
terrestres. También, estos frescos representan el tema de la victoria bélica,
luego de una sangrienta guerra por el mismo soberano y sus guerreros,
quienes han capturado a sus enemigos, los cuales están desarmados, sin
ornatos, heridos, sangrantes y sumisos. A la vez, representan una suntuosa
ceremonia, donde el rey festeja el triunfo, unido a sus familiares y cortesanos,
con sacrificios humanos para honrar a las divinidades.

41
La pintura maya utiliza colores primarios que posibilitan una variada gama de
matices. Igualmente, muestra tonos que son regulados según
convencionalismos especiales. Por ejemplo, el agua y los cielos siempre se
pintan en tonalidades azules; las techumbres con amarillo y líneas negras; las
paredes de tonos naranja y blanco; y las columnas de verde.

Las pinturas de Bonampak, maya.

En la composición de las pinturas mayas se aprecia el horror al vacío. Los


espacios en blanco se rellenan con los más diversos motivos y diseños; la
figura masculina es la más representada, dejando a la mujer en un segundo
plano, y menospreciando las imágenes de niños.

Con respecto a la perspectiva, se puede apreciar la contraperspectiva o


perspectiva a la inversa. En otras palabras, las figuras ubicadas en la parte
superior tienen una mayor escala, mientras que las de abajo poseen
dimensiones más pequeñas.

Otras formas de pintura son los códices, libros con jeroglíficos, de papel
corteza, recubierto de yeso y plegables en acordeón. Se pueden mencionar al

42
Códice de Dresde, Códice Peresiano (Códice de París) y Códice Tro-
cortesiano como ejemplo de ello.

Página 9 del Códice Dresde

Las páginas 2-7 del Códice Peresiano o Códice de París

43
Facsímil del Códice Tro-Cortesiano, o Códice de Madrid, Museo de América,
Madrid, España.

d) Cerámica maya: Es de índole escultórica pero también utilitaria. Predomina la


policromía, la técnica del modelado, el uso de la terracota como material
principal y las figuras antropomorfas masculinas (posibles monarcas o
deidades). Como muestra de ello figuran:

• El Incensario del Dios Sol: de aspecto policromado, simboliza el


rostro de la divinidad Kinich Ahau y corresponde al Período Clásico.

El Incensario del Dios Sol

44
• Figurilla de terracota: tiene policromía; encarna a un posible noble o
miembro de la corte, perteneciente al Periodo Posclásico.

Figurilla de terracota, maya.

• Noble: Esta figura policromada representa un miembro de la nobleza y


pertenece a la isla maya Jaina.

45
Noble, Jaina

Toltecas

Este pueblo amerindio precolombino perteneció al grupo nahua de la meseta de México.


Durante el siglo VIII, los toltecas fundaron un reino, transformado en imperio por el
caudillo Mixcoatl, Serpiente Manchada (935-947). Los toltecas tenían una religión
vinculada a la naturaleza (la fauna) y el belicismo, pero también sustentada en los
sacrificios humanos (de ahí que se hayan encontrado siete Chac Mooles (Jaguares
Rojos), altares monolíticos antropomorfos; y el Tzompantli (Muro de Cráneos), altar
donde se ensartaban las calaveras de los enemigos decapitados); como se había
mencionado anteriormente apoyaban el militarismo (reflejado en los Atlantes, columnas
antropomorfas con tocados e indumentarias de guerreros); y sin duda eran magníficos
en lo que a escultura y arquitectura se refiere.

Su capital se llamaba Tula o Tollan Xicocotitlán (Lugar de las Cañas), la cual alcanzó su
apogeo durante el Período Posclásico, entre 900 y 1200 d.C. Esta urbe se halla a 65 kms
al noroeste de la actual ciudad de México, en el estado de Hidalgo. Su soberano Ce Acatl
Topiltzin (Literalmente significa Uno Caña, Nuestro Adorado Príncipe) estaba asociado
con la deidad Quetzalcóatl (Serpiente Emplumada), ya que había impuesto a su pueblo el

46
culto hacia ese dios de origen teotihuacano, convirtiéndose este monarca en el jefe
teocrático de la nueva religión y como sacerdote adoptó el nombre de la divinidad.

Unos relatos decían que Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl peleó ferozmente con la
divinidad felina de Tezcatlipoca (Espejo Humeante), sin embargo, perdió la batalla,
viéndose obligado a dejar Tula, acompañado de sus seguidores. Otras narraciones
señalaban que Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl, hombre honesto y virtuoso, fue atraído por
unos demonios, quienes tenían los mismos nombres de los dioses aztecas. Entonces,
Quetzalcóatl se entregó una existencia orgiástica e ignominiosa, trayendo el infortunio a
su ciudad. Luego, él y sus adeptos fueron obligados a largarse de su ciudad. Se presume
que estas leyendas representaban simbólicamente las guerras existentes entre los
toltecas y los nonoalcas, que habitaban la misma urbe de Tollan. No obstante, Nigel
Davies, especialista en temas toltecas, tiene la siguiente teoría sobre el porqué del
éxodo del pueblo de Quetzalcóatl: los toltecas habían llegado a Tula desde una región
limítrofe septentrional de Mesoamérica, pero fueron los nonoalcas, cuyos orígenes deben
indagarse en las zonas costeras meridionales del Golfo de México y eran poseedores de
una cultura más refinada, ocasionando que estos últimos fueran culturalmente los
regentes de Tollan, obligando a los toltecas a retirarse de ese lugar.

Sea cuál sea las razones, lo cierto fue que Quetzalcóatl se encargaría de dirigir a su
gente desde Tula hacia la ciudad de Chichén-Itzá, en una peregrinación de mil kilómetros,
implantando después el culto de la Serpiente Emplumada, llamada Kukulkán en lengua
maya.

a) Arquitectura tolteca: Adopta elementos arquitectónicos de carácter teotihuacano,


tales como el talud y el tablero. Predomina la realización de pirámides
escalonadas; el juego de la pelota con forma de i latina; el altar centrado entre el
juego de pelota y la pirámide principal; el palacio con una columnata, formada
por un conjunto de pilares cuadrangulares; las pilastras de fuste circular; y los
atlantes, columnas antropomorfas vestidas de guerreros, que sostenían el techo
del templo.

Las plantas de las edificaciones son cuadrangulares para las pirámides y


rectangulares para los palacios; la distribución de las construcciones

47
arquitectónicas se hace alrededor de una plaza cuadrangular. Sin embargo, uno
de los juegos de pelota está en la zona más septentrional de la urbe, detrás del
Palacio quemado y el Templo Tlahuizcalpantecuhtli. Los edificios poseen relieves
policromos, decorados con formas de guerreros, serpientes de cascabel, jaguares,
águilas y esqueletos humanos.

Entre las obras arquitectónicas toltecas, resaltan: El Juego de pelota, el Altar


central, el Templo del sol, la Gran columnata, el Templo Tlahuizcalpantecuhtli y el
Palacio quemado.

Templo Tlahuizcalpantecuhtli

48
Juego de pelota, cultura tolteca

b) Escultura tolteca: Figuran los Atlantes, columnas antropomorfas con tocados e


indumentarias militares o guerreros; están realizadas en basalto, son policromos,
de bulto redondo y miden de 4 a 6 metros de altura, situados en el Templo
Tlahuizcalpantecuhtli.

Atlantes de Tula, cultura tolteca

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Destacan también los Chac Mooles, altares monolíticos antropomorfos (figuras
de guerreros toltecas, semirreclinados; la cara mirando hacia la derecha o la
izquierda, de tamaño natural); son de bulto redondo y se piensa que fueron
utilizados como piedras para hacer los sacrificios.

Chac Mool, cultura tolteca

Existen relieves policromos, adornados con formas de guerreros, serpientes de


cascabel, jaguares, águilas, cabezas humanas calaveras y esqueletos humanos.
Ejemplos: el Coatepantli o Muro de las serpientes; el Templo Tlahuizcalpantecuhtli,
ornamentado con figuras de perfil de jaguares, águilas devorando corazones y de
vista frontal una cabeza humana, que sale de las fauces de una criatura
emplumada; y el Tzompantli o Muro de cráneos. Mientras las pilastras de fuste
circular muestran diseños fitomorfos o formas de plantas. Como muestra son las
pilastras del Templo Tlahuizcalpantecuhtli, decoradas con motivos fitomorfos.

50
Coatepantli o Muro de las serpientes

Aztecas o Mexicas

Fue un pueblo amerindio que se instaló definitivamente en el Valle de México en el siglo


XIV, dominando cultural y políticamente a los demás pueblos mesoamericanos, durante el
siglo XV. Su capital, Tenochtitlán o el Lugar del Nopal (tipo de cactus), fue fundada en
1325 sobre el lago Texcoco, pero entre 1519 y 1521, el conquistador español Hernán
Cortés la invadió, con ayuda de los tlaxcaltecas. Luego de someter al monarca
Moctezuma y expulsarlo de su propio reino (1520), Cortés cercó la capital azteca
conquistándola definitivamente, con la derrota del último de los soberanos azteca
Cuauhtémoc (1521).

El pueblo mexica creó una compleja organización política, militar y religiosa de clase
piramidal, gobernada por una monarquía, pero dirigida por el tlatoani. También, era
teocrático y guerrero; se entretenía con el juego de pelota, la danza (religiosa o profana) y
la música; su economía se basaba principalmente en el maíz y el cacao. Éste último
servía de dinero.

Los aztecas hicieron dos tipos de calendarios: uno ceremonial (tonalpohualli) y otro solar
(xiuhpohualli) de 365 días. Asimismo, figuraron por su escultura de índole simbolista y

51
abstracta, aunque de igual modo hacían obras estatuarias de carácter naturalista.
También, los mexicas desarrollaron la pintura mural, la cerámica, la orfebrería y el arte
lapidario. Además, realizaron una arquitectura inspirada en la de Teotihuacán y la tolteca.

El pueblo azteca utilizó la escritura jeroglífica en códices, poemas, crónicas y otras formas
de manuscritos. Algunos de ellos fueron copiados en caracteres latinos, es decir, náhuatl
y español; en la literatura destacó el poeta Netzahualcóyotl, monarca de Texcoco.

Los mexicas eran politeístas y ejecutaban sacrificios humanos a las divinidades que
estaban vinculadas a la fauna, los fenómenos naturales, las virtudes humanas, el
militarismo y las inmolaciones de las personas. Sus deidades principales eran:
Huitzilopochtli, divinidad del Sol; Tláloc, deidad de la lluvia; Coyolxauhqui, diosa de la
Luna; Xipe Totec (Nuestro señor degollado), divinidad de la fertilidad; Coatlicue, diosa
madre y de la tierra; Quetzalcóatl, divinidad del bien y la vida; y Tezcatlipoca, dios de los
brujos y los jóvenes guerreros, entre otros.

A pesar de que en todo el imperio azteca se hablaron diferentes lenguas, el idioma cultura
era el náhuatl que abarca las lenguas shoshón, pima, papago, tarahumara, tepehua y
huichol y otras.

a) Arquitectura azteca: En lo referente a la vivienda civil, los mexicas hacían casas


de adobe y madera. Asimismo, los aztecas construían pirámides escalonadas, de
cinco cuerpos y polícromas, con altares de sacrificios en la parte superior y dos
templos gemelos para las deidades, especialmente para Huitzilopochtli y Tláloc.
También, utilizaban elementos arquitectónicos de carácter teotihuacano, tales
como el talud y el tablero. El Templo mayor y el Templo de Quetzalcóatl,
pertenecientes al complejo ceremonial de Tenochtitlán son ejemplo de ello.

52
Recreación del Templo Mayor

Recreación del Templo Quetzalcóatl

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b) Escultura azteca: Los aztecas hacían sus creaciones estatuarias, colosales o no,
vinculadas a la fauna, los fenómenos naturales, las virtudes humanas, el
militarismo y las inmolaciones de las personas. Asimismo, trabajaban sus obras
en piedra volcánica, pedernal, obsidiana o jade; las piezas podían ser tanto
decorativas como utilitarias. Eran policromas, casi siempre de bulto redondo
(habían también relieves); poseían simetría bilateral aparente y representaban
figuras antropomorfas masculinas (posibles monarcas, guerreros o deidades) y
femeninas (divinidades). Xipe totec, Chac Mool del Templo mayor, la Cabeza de
Coyolxauhqui, la Coyolxauhqui desmembrada, Coatlicue, el relieve de cráneos
del Tzompantli del Templo mayor, la Piedra de Tizoc y el Candelario azteca
(llamada también la Piedra del sol ) son muestras palpables de ello.

Chac Mool del Templo Mayor Cabeza de Coyolxauhqui

Xipe totec Coyolxauhqui desmembrada

54
Coyolxauhqui desmembrada Coatlicue, civilización azteca.
con sus colores originales

Calendario azteca o Piedra del Sol. Tzompantli del Templo Mayor

c) Pintura azteca: Los mexicas parecían un pueblo bastante avanzado en lo que se


refiere a la pintura. Ello se puede corroborar mediante los relieves policromados de
las construcciones arquitectónicas religiosas aztecas, como se puede observar en
las decoraciones murales de Tizatlán, donde predomina los tonos rojos, negros,
amarillo y azul.

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Otras formas de pintura eran los códices, especie de libros con jeroglíficos, que
eran llamados anahté. Los mexicas confeccionaban estos códices con largas
tiras de piel de venado o fibra de maguey, recubiertas con una capa de cal y
pintadas por ambos lados, con tonalidades brillantes o en negro y rojo. Asimismo,
eran plegados a modo de biombo y protegidos por una tapa de madera muy
trabajada. También, se representaban las figuras dentro de espacios
rectangulares. El Códice borbónico y el Códice mendocino son un testimonio
tangible del arte pictórico mexica.

d) Cerámica azteca: Era de índole escultórica pero también utilitaria. Predomina la


policromía, la técnica del modelado, el uso de la terracota como material y las
figuras antropomorfas masculinas (posibles monarcas, guerreros o deidades) y
femeninas (divinidades). Como muestra de ello figuran: el Vaso de Tláloc, el
Incensario del Dios tutelar del Maíz y la estatua del Caballero águila.

Vaso de Tláloc, cerámica azteca. Caballero águila, cerámica azteca.

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e) Mosaicos aztecas: El pueblo mexica sobresalía en la confección de mosaicos,
hechos de plumas o realizados con diminutas láminas de obsidiana, jade, coral
turquesa, cuarzo y oro, incrustados sobre superficies de madera, hueso o piedra.
Ejemplos: El Escudo de Stuttgart, un mosaico de plumas; y el Cuchillo ceremonial,
decorado con una figura antropomorfa de mosaicos de turquesa y conchas,
utilizado para los sacrificios humanos.

Escudo de Stuttgart, cultura azteca.

Cuchillo ceremonial

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f) Textiles aztecas: Los mexicas desarrollaron una enorme industria textil. Utilizaban
el algodón, el pelo de conejo o liebre, maguey y palma para hacer las fibras e hilos
de los tejidos. Usaron el telar y creaban los colores empleando materias animales,
vegetales y minerales. El Escudo de plumas, obsequio de Moctezuma a Hernán
Cortés y de éste al emperador Carlos V, constituye un ejemplo de los textiles
aztecas.

Escudo de plumas

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Sub-área andina

Se suele clasificar en siete períodos cronológicos:

• Período Precerámico (4000-1800 a.C.): Etapa preliminar donde predomina


grupos nómadas, cazadores y recolectores, los cuales comienzan un modo
primitivo de cultivar plantas y criar animales, originando una existencia sedentaria.
• Período Cerámico Inicial (1800-900 a.C.): Sechín Alto es una de las regiones
que forman parte de este período.
• Horizonte Temprano (900-200 a.C.): esta etapa comprende los yacimientos
arqueológicos de Chavín de Huántar y Paracas.
• Período Intermedio Temprano o Primer Período Intermedio (200 a.C.-700
d.C.): este período abarcaba las culturas Moche (o Mochica) y Nazca.
• Horizonte Medio (700-1000 d.C.): Huari (Wari) y Tiahuanaco eran los pueblos de
esta etapa.
• Período Intermedio Tardío o Segundo Período Intermedio (1000-1450 d.C.):
Chimú (o Chimor) pertenecía a este período.
• Horizonte Tardío, Nuevo Horizonte u Horizonte Inca (1450-1533 d.C.): El
imperio Inca se establecieron y expandieron durante esta fase.

Esta clasificación cronológica permite estudiar los siguientes centros ceremoniales,


yacimientos arqueológicos y estilos artísticos:

Sechín Alto

Es un centro religioso de Período Cerámico Inicial, cuyas edificaciones más arcaicas se


remontan al 1.700 a.C. y las más recientes al 500 a.C., ubicadas en Valle de Casma.
Además de su enormidad, muestra plazas rectangulares y patios circulares cóncavos,
rematados con una plataforma piramidal, llamada Cerro Sechín.

En la parte alta de una gran estructura con terrazas de doce pisos, se halla una
edificación rectangular constituida por diferentes espacios. Las paredes de esta
construcción arquitectónica están elaboradas en adobe, parcialmente pintadas. El
complejo urbano está cercado por un recinto amurallado cuadrangular, cubierto por una
serie de monolitos decorados con figuras humanas grabadas. Dichas figuras son labradas

59
sobre placas megalíticas, de gran colorido. Estos bajorrelieves representan guerreros en
su mayoría, denominados con el nombre de Pontífices del sacrificio, sin embargo,
encarnan también cabezas, extremidades humanas cercenadas, cuerpos despedazados y
vísceras.

Sechín Alto

Sechín Alto, detalle.

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Pontífices del sacrificio

Chavín de Huántar

Era un centro ceremonial, cuyo apogeo fue a partir del 900 a.C., localizado a 3.150
metros de altura, en el Callejón de Conchucos, sobre las laderas orientales de la
Cordillera Blanca del Perú; el arte y la arquitectura de Chavín son clasificados en dos
períodos distintos: la primera fase pertenece al Horizonte Temprano (900-500 a.C.) y la
segunda se ubica entre el 500 y 200 a.C.

Chavín de Huántar fue fruto del surgimiento y la propagación de grandes cultos


panperuanos, que determinaron después el nacimiento de las culturas posteriores al
período Horizonte Temprano.

a) Arquitectura: Se caracteriza por la elaboración de edificaciones piramidales,


ubicada en terrazas, con plantas en forma de U, decoradas con relieves,
revestidas de piedra finamente tallada. Asimismo, posee portales monolíticos
bicromáticos (bloques de piedra caliza blanca y pórfido riolítico negro), escalinatas,
plazas hundidas, patios semienterrados o circulares y sistemas de canales de
agua para su uso ritual. El Castillo, conocido también Templo antiguo, es un
testimonio palpable de este tipo de construcciones.

61
Por otra parte, la arquitectura chavín utiliza dinteles alargados, galerías angostas,
laberintos, pilastras cúbicas y obeliscos. Como muestra, destacan el dintel
adornado del Castillo, Los laberintos del centro religioso de Chavín de Huántar,
Las columnas de Chavín Huántar, la Galería de doble repisa del Castillo y otros.

Vista frontal del castillo en el sitio arqueológico de Chavín de Huántar

Maqueta del sitio arqueológico de Chavín de Huántar.

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b) Escultura: La presencia de figuras antropomorfas, zoomorfas (vinculadas a la
divinidad Jaguar) y zoo-antropomorfas (rostros humanos con rasgos felinos) es
notoria en la escultura Chavín. Escultura que tiene aspecto macizo, pétreo,
simétrico y religioso. La cabeza monolítica del Templo nuevo sirve de testimonio
cierto de la estatuaria chavín.

Destaca también por sus bajorrelieves, adornados con diseños abstracto-


figurativos; testas monolíticas; cabezas-clavas (testas adosadas a los muros de
las estructuras arquitectónicas); figuras a manera de lanza y estelas con motivos
abstractos. Ejemplo de ello son las cabezas zoo-antropomorfas del laberinto del
Castillo, el bajorrelieve del dintel del Templo nuevo, los bajorrelieves a modo de
volutas del Castillo, el monolito del Lanzón (estatua tipo pica) y las Cabezas-
claves del templo Lanzón (santuario en forma de lanza), entre otros.

Cabeza clava

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Paracas

Esta cultura, correspondiente al Período Horizonte Temprano (900-200 a.C.), estaba


asentada en la Península de Paracas, en la costa meridional del Perú. Poseía tres
cementerios, denominados actualmente como Cabeza Larga, Cavernas y Necrópolis,
donde se han encontrado sepulturas con ofrendas funerarias como cerámicas
policromadas o en negativo, de figuras cilíndricas, ovoidales, zoomorfas y
antropomorfas, con doble pitorro (tipo de boquillas o pitillos para beber líquidos diversos).
Enterramientos de pozos que, de vez en cuando, tenían con forma de botellas. Los
cadáveres eran trepanados (cráneos alterados artificialmente), cubiertos con máscaras
de algodón y fardos cónicos de colores vivos, acompañados de cabezas o figuras
policromas y a veces adornados con joyas, aunque también envueltos sin vestimentas.
Mediante estas tumbas, se podía saber la clase social o la jerarquía a la cual
pertenecían los difuntos.

Cráneos deformados expuestos en el Museo Regional de Ica.

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Momia de la Cultura Paracas

Manto de Paracas. Crédito: Embajada de Perú en EEUU

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Cerámica paraca con doble pitorro.

Cerámica paraca zoomorfa

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Moche o Mochica

El asentamiento Moche, hoy ciudad de Trujillo, era un centro ceremonial y administrativo


del pueblo mochica, durante Período Intermedio Temprano o Primer Período Intermedio
(200 a.C. -700 d.C.). Sin embargo, su momento de apogeo fue en el año 600 d.C.; la
población mochica cultivaba algodón, maíz, patatas, cacahuetes y guindillas, a través del
regadío del desierto costero. También, pescaba siendo su modo principal de
subsistencia y de comercio con otros pueblos del interior.

La organización jerárquica mochica estaba fundamentada en una casta


soberanos-guerreros, quien alardeaba de un cargo sacerdotal. Este linaje era el único que
tenía acceso a los santuarios.

Su arquitectura religiosa era denominada Huaca, un tipo de pirámide elaborada con


ladrillos de adobe y ornatos pictóricos murales. De ella, existen la Huaca del sol y la
Huaca de la luna. La primera presenta cinco plataformas superpuestas, muestra grandes
dimensiones y se halla frente a unos campos de regadío a las márgenes de un río y un
desierto; la segunda tiene pequeñas proporciones, resalta por sus pinturas murales y se
sitúa sobre el Cerro Blanco.

La Huaca del Sol, en Moche, centro religioso mochica.

Otra clase de arquitectura la constituye las magníficas sepulturas, adornadas con frescos
y plenas de ostentosos ajuares funerarios, saqueados constantemente por profanadores
de tumbas o huaqueros. La sepultura del Señor de Sipán representa una muestra
tangible de este tipo de construcciones; los sistemas de alcantarillados y de irrigación

67
representan un tipo de arquitectura civil y funcional en pro de la agricultura, heredados
quizás de la civilización Gallinazo.

Tumba del Señor de Sipán, mochica.

A nivel de escultura, los mochicas hicieron relieves policromados de personajes de


tamaño natural y de perfil. El templo de El brujo, por ejemplo, tiene una serie de relieves
policromos de hombres desnudos, de altura real y con una soga al cuello. Se presume
que estos individuos eran reos para ser sacrificados.

El Desfile de Cautivos del Templo de El Brujo, mochica.

68
Muro decorado de la Huaca de la Luna.

La pintura mural mochica poseía personajes de perfil, de contornos muy definidos. Los
colores utilizados eran el blanco, el amarillo y el rojo (Murales del yacimiento de
Pañamarca); la metalurgia de esta civilización presentaba notables avances en el trabajo
con oro, plata y cobre (Máscara de cobre, hallada en un sepulcro de la Huaca de la luna).
La técnica del dorado y la soldadura era las técnicas conocidas. También, el arte textil
mochica mostraba el alto nivel que alcanzó este pueblo.

Con respecto a la cerámica mochica, Rafael Larco definió cinco fases de la cerámica
Mochica tomando en consideración las variaciones en las botellas de asa estribo. Esta
propuesta de Rafael Larco Hoyle en 1946 es aún utilizada por la arqueología moderna.
Las cinco fases son:

• Moche I y Moche II, ubicadas por encima del estrato Gallinazo, en los valles de
Moche, Chicama y Virú.
• Moche III, situada en el Valle de Santa
• Moche IV, localizada en el valle del Nepeña, donde está el magnífico yacimiento
de Pañamarca.
• Moche V, ubicada en Cajamarca, Nievería y Pachacamac.

69
La decoración de la cerámica incluye modelados de alto relieve, mediante el estampado
y escenas pintadas sobre superficies sobre superficies planas. Algunos vasos están
elaborados con molde y muchos eran modelados a mano. Sus formas varían, pero a la
mayoría se le colocaba un pitorro (boquilla o pitillo que facilita beber cualquier clase de
líquidos) en estribo. Presentan una amplia diversidad de formas y ornatos. Además,
muestran los mitos y ritos mochicas, incluso escenas eróticas. Como muestra sobresalen
los vasos-retratos o Huacos, de rostros naturalistas, con pitorros en estribo.

Huacos

Nazca
Era tanto una civilización como un estilo artístico que predominó en la costa meridional,
durante el Período Intermedio (730a.C-450 d.C.), derivado del estilo Paracas; la
arquitectura nazca era hecha de adobe si tenía relevancia religiosa y a veces de forma
piramidal-escalonada (Ejemplo: la pirámide escalonada del centro ceremonial de
Cahuachi), pero también se fabricaba viviendas residenciales con cañas atadas. Existían
pocas edificaciones de piedra, aunque habían varios ejemplos de canales de regadío.

70
Centro ceremonial Cahuachi.

Habían cerámicas policromas, con detalles incisos (Protonazca) o contornos planos


pintados (Nazca). Además, mostraban formas cilíndricas, adornadas con figuras
humanas; ovoidales o antropomorfas (cabezas-trofeos con ojos cerrados); existían
textiles de gran colorido y diseños similares al estilo Paracas; en los cementerios nazcas,
los cadáveres poseían trepanaciones (deformaciones artificiales, aunque violentas, de los
cráneos).

Cerámicas nazcas

71
La civilización nazca realizó una serie de geoglifos (figuras gigantes, abstractas,
antropomorfas y zoomorfas, dibujadas en el suelo) en el valle desértico de El Ingenio,
ubicado en la zona meridional de Perú, al pie de la cordillera andina, durante el Período
Intermedio Temprano (300 a.C.-700 d.C.). Estos geoglifos fueron trazados, cavando en la
capa superficial del suelo y haciendo surcos de una profundidad de 30 a 40 centímetros
en la capa de arena blanca. Miden entre 15 y 300 metros, y sólo pueden ser observados
desde una gran altura (en avioneta). Se han mantenido gracias al clima seco y las pocas
lluvias en la región. De ellos, se conocen actualmente veintiséis geoglifos y son: Orca,
Ala Delta, Bebé cóndor, Alcatraz, Payaso, Espiral, Cocodrilo, Árbol, Manos, Espiral II,
Araña, Flor, Perro, Astronauta, Triángulo, Ballena, Trapecios, Estrella, Pelícano, Cóndor,
Trapezoide, Colibrí, Trapezoide II, Mono, Llama y Trapecios III.

Geoglifos nazcas

Huari o Wari
Es un yacimiento arqueológico, cercano a Huanta, Ayacucho (Perú), cuyos restos
(600-100 d.C.) poseen un estrecho vínculo con la cultura de Tiahuanaco. Abunda las
edificaciones, hechas de piedras irregulares; cerámicas antropomorfas y abstractas;
petroglifos, adornados con diseños zoomorfos, antropomorfos y abstractos; monolitos
(esculturas antropomorfas); los tejidos (fardos funerarios, vinchas para la cabeza, bolsas
para hojas de coca, gorros) y tapices son considerados entre los más interesantes del
Perú precolombino. Recibe el nombre de la cultura homónima, de índole militarista.

72
Templo wari

Centro administrativo de Pikillaqta, construido por la cultura wari en el Cusco.

73
Petroglifos wari en Toro Muerto (Arequipa).

Petroglifos wari en Toro Muerto (Arequipa).

74
Monolitos wari, en Ayacucho (Perú).

Bolsa para hojas de coca, wari. Vincha para la cabeza, wari

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Gorro wari de cuatro puntas Cerámica wari

Cerámica wari hallada en Aplao, situado en el valle del río Majes (departamento de
Arequipa).

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Telar wari. 600-800.

Fardo funerario wari Momia wari

77
Tiahuanaco

Este centro ceremonial estaba situado en Akapana, una vasta plataforma recubierta de
piedra, a 21 kilómetros del lago Titicaca y a 4000 metros de altitud sobre el nivel del
mar, en el gran altiplano que se extiende desde Bolivia hasta el sur de Perú. Estuvo
habitado desde el 1500 a.C. hasta el 1200. Su apogeo fue entre los años 500 y 1000 d.C.

Tiahuanaco fue el centro de la civilización tiahuanaco, una cultura preincaica que basaba
su economía en la agricultura, la ganadería y la arquitectura, y que abarcó los territorios
de la meseta del Collao, entre el oeste de Bolivia, suroeste de Perú, el norte de Argentina
y el norte de Chile, regiones desde las cuales irradió su influencia tecnológica y religiosa
hacia otras civilizaciones contemporáneas a ella.

Se han establecido hasta el presente, de acuerdo con las excavaciones realizadas por la
Dirección Nacional de Arqueología y Antropología de Bolivia, la división de la cultura
Tiahuanaco en 3 fases: Aldeano (Épocas I y II; 1500 a. C. - 45 d. C.), Urbano (Épocas III y
IV; 45 d. C. - 700 d. C.) y Expansivo (Época V; 700 d. C. - 1200 d. C.).

Las enormes obras arquitectónicas y algunas de sus estatuas se llevaron a cabo tal vez
antes del 500 d.C. Sin embargo, las investigaciones de los autores María Longhena y
Walter Alva señalan que estas construcciones arquitectónicas no pertenecen a la misma
época. Incluso, algunas de ellas están incompletas, como si repentinamente la población
hubiera desaparecido.

Los arqueólogos opinan que muchas de las edificaciones corresponden al 200 d.C. Para
el año 300 d.C., aproximadamente, la población proyectó la zona ceremonial, donde
había templos de piedra, con patios con patios semienterrados; santuarios amurallados y
puertas megalíticas, con sobrios dinteles, destinadas a exaltar los cultos locales.

Las estructuras arquitectónicas tiahuanacas se erigieron sobre plataformas de piedra


arenisca y basalto. Poseían un aspecto monumental. Algunos de sus bloques pesaban
hasta 100 toneladas, eso supone la participación de un grupo de hombres, grande y
organizado. El labrado de las piedras y su recolección involucraba nociones de
ingeniería y la supervisión de excelentes maestros de obra.

78
La técnica para construir la arquitectura tiahuanaca consistía en la distribución de
inmensas piedras o “huanacas” (rocas alargadas, enterradas en la tierra, cuya utilización
se remonta a la prehistoria peruana), hincadas verticalmente a intervalos, generando
espacios que después se rellenaban con piedras más pequeñas.

La mampostería era sorprendentemente perfecta, realizada de bloques y lajas muy


labradas, partidas en simetría. Asimismo, los mochicas usaban ocasionalmente grapas
de cobre o bronce en las uniones. Las escalinatas de rocas y las columnas con rostros
humanos, portando objetos rituales, eran abundantes.

De la arquitectura tiahuanaca, figuran las siguientes construcciones: La Puerta del sol, el


Panteón, el Palacio, el Templo del este, Akapana, Kantatayita, la Muralla interna, el
recinto sagrado de Kalasasaya y el Templo semisubterráneo de Tiahuanaco.

La Puerta del Sol

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Templete semisubterráneo y al fondo el Templo de Kalasasaya.

Entorno a la cerámica tiahuanaca, ésta era modelada, de aspecto utilitario y con un


acabado muy delicado y minucioso. Sus diseños eran zoomórficos, antropomórficos y
cilíndricos o de doble cono (unidos por el centro). Habían recipientes, vasos, etc.

Recipiente antropomorfo tiahuanaco Cerámica tiahuanaca

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Cerámica tiahuanaca

Con respecto a la estatuaria, los tiahuanacos realizaban las cabezas-claves (testas


ubicadas en los muros) de piedras como ornato de las construcciones arquitectónicas
(las piedras cefalomórficas del Templo semisubterráneo de Tiahuanaco). También, hacían
esculturas monolíticas antropomorfas (Los monolitos Ponce y El fraile; y los “menhires” de
Kalasasaya). Además, elaboraron relieves que coronaban los monumentos de las
puertas, vinculados al culto del sol (Relieves de seres alados en la Puerta del sol).

Detalle del Monolito Ponce. Monolito Fraile o Dios del agua.

81
Relieves alados de seres alados de la Puerta del Sol.

Las cabezas claves tiahuanacas.

82
Chimú (o Chimor)
Era una cultura preincaica peruana, que se asentó entre Piura y Paramonga, desarrollada
entre 1000 y 1470 d.C. Erigió un reino cuya capital era Chanchán o Chan Chan. Además,
destacó por su cerámica negra (de figuras zoomórficas; y antropomórficas con algunas
con representaciones eróticas); esculturas antropomórficas, hechas de madera;
monumentales arquitecturas (el Templo Fortaleza de Paramonga), decorada a veces con
bajorrelieves policromos, de motivos zoomorfos y abstractos (Huaca del Dragón de
Chanchán); los tejidos y la orfebrería en oro y plata (Máscaras funerarias, tumis o
cuchillos ceremoniales, vasos).

En su desarrollo se distinguen dos etapas; en la primera se trataba de un reducido grupo


localizado en el antiguo valle Moche y zonas aledañas (900-1300); y en la segunda ya habían
conquistado un vasto territorio y eran un reino en constante expansión (1300-1470). Diversos
historiadores sostienen que, hacia mediados del siglo XV, los chimúes fueron derrotados por
los incas.

Chan Chan, vista aérea

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Muros y escultura de Chan Chan, la capital del reino chimú

Vista de uno de los muros de Chan Chan, la capital del reino chimú.

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Restos de construcciones de la cultura chimú.

Huaca del Dragón o del Arco Iris.

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Pared de la Huaca Arco Iris.

Esculturas chimú de madera

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Cerámica negra chimú o chimor El gran tumi o cuchillo ceremonial
(Representación erótica) (Metalurgia chimú)

Pescador en un caballito de totora Metalurgia chimú


(1100–1400 d. C.)

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Vaso cerámico negro, chimú Textil de estilo chimú

Inca
Era un pueblo amerindio de lengua quechua, proveniente del lago Titicaca, que durante la
época prehispánica fundó un gran imperio. Este último se extendió desde el Sur de
Colombia, por Ecuador, Perú y Bolivia, al Noroeste de Argentina y el Norte y Centro de
Chile.

Inca también era la denominación del soberano que regía dicho imperio. Esta civilización
formaba clanes (ayllu) y realizaba una agricultura comunitaria (maíz, papa, etc.). La tierra
era propiedad del inca, monarca absoluto y de naturaleza divina, y estaba repartida entre
éste, los sacerdotes y el pueblo; los campesinos recibían terrenos según sus
necesidades.

La religión inca estaba basada en el culto de los dioses Viracocha e Inti (Dios del Sol). El
primero era considerado invisible, eterno, todopoderoso, creador de todo e incluso de
otras deidades. También era apreciado como un héroe cultural, quien educó a los incas
para las artes y le otorgó los conocimientos para elevar su modo de vivir. Sin embargo, no
influía en la vida humana, haciendo que no fuera venerado por el pueblo común. Pero, el
soberano y las clases privilegiadas lo invocaban constantemente, más aún en las
necesidades fundamentales. El segundo era más conocido entre las distintas clases

88
sociales, progenitor y dios totémico de la realeza. Siempre era representado con una cara
humana rodeada de rayos o haces de luz solar.

Mamaquilla, la diosa Luna, era la esposa del Sol y estaba relacionada con el calendario y
las ceremonias vinculadas a su marido. La deidad masculina del Trueno o el Tiempo se le
rendía culto con el fin de que trajera las lluvias. Las divinidades femeninas de la tierra y el
mar (Pacamma y Mamacocha) estaban asociadas con la agricultura y la pesca. Habían
también deidades regionales y familiares.

Entre los cultos religiosos, estaban los sacrificios de animales (llamas o conejillos de
Indias); las oraciones (privadas o ritualistas para la comunidad); el ayuno (renuncia de la
carne, la chicha o las relaciones sexuales); y la confesión de los pecados. Los sacrificios
humanos eran para las ocasiones especiales y se ofrecían niños o niñas de diez años.

Entre los siglos XII y XIII, comenzó un período legendario, que comprendía ocho
monarcas: Manco Cápac, Sinchi Roca, Lloque Yupanqui, Mayta Cápac, Cápac
Yupanqui, Inca Roca, Yahuar Huacac y Hatun Túpac Inca (Viracocha Inca). Durante 1438,
con Pachacutec Inca Yupanqui (Pachacuti), empezó el imperio histórico. Túpac Inca
Yupanki (1471-1493) siguió la expansión del imperio hacia Ecuador, Chile y Argentina
(Tucumán), y su primogénito Tuti Cusi Hualpa (1493-1525), también llamado Huayna
Cápac, consolidó la estructura administrativa del imperio, conquistado por el conquistador
Francisco Pizarro, quien ejecutó al inca Atahualpa y fundó la Ciudad de los Reyes o Lima
en 1535.

La expresión artística más relevante del imperio inca fue la arquitectura. Sobresale la
ciudad de Cuzco, con el Coricancha y la fortaleza de Sacsahuamán, así como
Ollantaytambo, Písac y Machu Picchu; las edificaciones incas eran fundamentalmente
utilitarias y representaban la asombrosa destreza de este pueblo para trabajar la piedra.
La técnica para construir la arquitectura consistía en la colocación de inmensas rocas,
unas encima de otras; las estructuras arquitectónicas eran religiosas (templos destinados
aI dios Inti) y civiles (fortalezas, palacios, moradas), ubicadas en diferentes niveles y
alturas. Además, tenían plantas rectangulares, cuadrangulares y circulares; muchos
techos de paja; numerosos muros de piedras; múltiples escalinatas, a veces talladas en
roca viva; plazas rectangulares; torreones de función ceremonial y astronómica; murallas

89
de con su peculiar almena; depósitos para almacenar suministros; canales de irrigación,
caminerías múltiples; talleres de artesanías y enormes terrazas agrícolas.

Machu Picchu

90
Machu Picchu

Los incas figuraron en el arte textil y la cerámica, como sucedía en otras culturas y
civilizaciones prehispánicas. El tejido se confeccionaba a gran escala a lo largo de todo el
Tahuantinsuyo. Además de la función doméstica, los textiles tuvieron una función social y
religiosa. El cumbi sirvió para confeccionar la ropa del inca; y la abasca, producto casero
de enorme calidad, se empleaba para ofrendas religiosas. Los insumos que se utilizaron
fueron el algodón y la lana de llama y alpaca. El unku o vestido tradicional Inca con
frecuencia estaba bordado con motivos geométricos y colores vivos.

91
Unku o vestido tradicional Inca Textil inca

Su cerámica fue decorada con figuras geométricas en tonos sepias, rojos, blancos y
marrones, presento formas muy variadas, entre las que destaca el urpu o aríbalo que era
una vasija con motivos de insectos, como libélulas y mariposas; otra cerámica que
destacó fue el quero o vaso ceremonial. Las piezas en serie fueron utilizadas por el
pueblo, mientras que la cerámica de connotación religiosa fue trabajada a mano y
presento acabados muy meticulosos.

92
Urpu o aríbalo

El Paccha Inca de cerámica se utilizaba en los rituales, ya que servía para penetrar la
tierra e irrigarla de sustancias, las cuales se creía que tenían efectos mágicos. Su forma
es muy similar a la chaquitaclla, instrumento de labranza agrícola utilizado por los
antiguos peruanos.

Paccha Inca

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Conopa incaica, con figura de camélido. Quero Inca vaso ritual

Según los cronistas eran también magníficos orfebres. No obstante, quedaron muy pocos
ejemplos de ese trabajo, ya que la avaricia de los conquistadores le llevó a fundir a esas
piezas para convertirlas en lingotes.

Estatuillas de oro y plata.

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Metalurgia inca

95
Área circuncaribe

San Salvador

Esta isla, perteneciente a las Bahamas, fue “descubierta” por Cristóbal Colón en 1492. Allí
habitaban los arahuacos, quienes conocían el arte de las plumas y por ende, realizaban
suntuosos accesorios de plumas.

Los arahuacos habían venido a las islas del Caribe durante prolongadas y lentas
migraciones marítimas, que desde Venezuela y vía Trinidad transitaban hacia el Norte.
Restos suyos se hallaron en las Antillas Menores, así como en las islas mayores y más
hacia el Norte las Grandes Antillas (Puerto Rico, Haití, República Dominicana, Jamaica y
Cuba).

Estos indios pescaban con aparejos y arpones. Pero su herramienta más relevante era la
canoa. Ésta servía para las migraciones, el comercio, la caza, las pescas y el forrajeo.
Los arahuacos eran también agricultores y cultivaban maíz, frijoles, batatas, calabazas y
mandioca amarga. También sembraban cacahuetes, pimientos, piñas y otras plantas
frutales.

Los arahuacos producían frutos agrarios no comestibles, tales como las calabazas para
utilizarlas de recipientes, el algodón y las plantas que les servían para las pinturas
corporales. Completaban su provisión alimenticia con cultivos de diversas clases de
plantas en huerto. Hacían ocasionalmente agricultura de regadío. En sus cultivos,
empleaban bastones de madera con el propósito de excavar los suelos y machetes que
les servía para limpiar y plantar, y como arma.

Estos indígenas habitaban en casas con techos de paja y forma de campana. Estas
viviendas rodeaban una plaza pública, que podía ser un claro del bosque, un círculo o
rectángulo con taludes de tierra o piedras salientes, y recubiertos de piedras. Las
moradas de los caciques daban hacia la plaza y tenían cerca varios petroglifos. Las
plazas servían para realizar las danzas y los rituales funerarios, pero también podían
hacerse en recintos cerrados, construidos ocasionalmente con dos taludes paralelos.

96
Pueblo de los arahuacos (1860)

97
Los arahuacos practicaban el juego de pelota, similar a las civilizaciones
mesoamericanas, ya que utilizaban un balón de caucho y el ritual culminaba con
sacrificios humanos; dormían en hamacas. Vestían trajes de algodón y portaban
amuletos de piedra, huesos y conchas; hacían cerámicas finas, adornadas con motivos
variados (barcos, figurillas y máscaras); y alfarería utilitaria como rejillas para cocinar el
pan de mandioca.

Mujer arahuaca en un grabado de 1818 (por John Gabriel Stedman).

Estos indios tocaban diversos instrumentos musicales tales como trompetas de concha de
Strombus, trompetas y tambores de madera, silbatos, flautas de hueso, maracas,
sonajeros y ocarinas de arcilla. Muchos de ellos estaban fabricados con materiales
perecederos tales como madera, fibras y caña.

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Los arahuacos confeccionaban pendientes oros y cinturones adornados con ese mismo
metal. Igualmente tallaban sillas de madera, recubiertas de pan de oro. Todos esos
objetos eran utilizados por los caudillos o Caciques; y sus hijas usaban narigueras de oro.
No obstante, los arahuacos valoraban más la tumbaga o el guañín, una aleación de oro y
cobre, importada de tierra firme. Apreciaban mucho los objetos, elaborados en este
material, porque quizás venían de las tierras de sus antepasados, poseían un trabajo
metalúrgico hábil y tenían un gran colorido. También, les gustaban los objetos elaborados
en hueso y concha.

Las deidades arahuacas se llamaban zemí. Estaban asociadas a los difuntos, los
poderes del cielo, los ídolos de los dioses, el sol, la luna, el viento y la tierra. Poseían
diferentes formas de representación, esculpidas de manera hábil y refinada. Eran
decoradas con pinturas de tatuajes. Los ídolos de estos dioses se utilizaban en un ritual,
donde el chamán aspiraba un alucinógeno y hablaba con el zemí para adivinar el tiempo y
las cosechas. Los ídolos no sólo eran la imagen de una deidad, sino un intermediario
entre las personas y las divinidades, un oráculo real.

El sistema social de los arahuacos era estratificado. El caudillo gobernaba regiones


mayores que la aldea en que vivía y manejaba los asuntos económicos. Además, tenía
un séquito, vestidos de mantos y tocados de plumas; y le trasladaba en una especie de
litera.

La influencia mesoamericana y centroamericana se aprecia en los arahuacos por los


enterramientos con divinidades funerarias, la utilización del rito del tabaco y otras
prácticas (el juego de pelota, como se había mencionado anteriormente).

Panamá

Los indios de esta zona sembraban maíz, mandioca y batata, pero además pescaban.
Utilizaban el macro-chibcha, un phylum lingüístico, propio de Colombia, Venezuela y
Nicaragua. Además, trabajaban el oro para hacer medallones circulares, adornados con
figuras antropomórficas y zoomórficas, aunque también fabricaban muchos objetos de
toda clase, con formas delicadas y revestidos de láminas de oro. Los trabajos

99
metalúrgicos más antiguos (sepulcros de Sitio Conte y Playa Venado) pertenecen al 400
a.C. Asimismo, elaboraban cerámicas policromas. Tanto la metalurgia como la alfarería
tenían diseños similares: seres híbridos que ocasionalmente tenían dos cabezas o
parecían estar apareados.

Una gran placa de oro o pectoral, excavado de Sitio Conte por la Universidad de
Pensilvania Museo en 1940.

Una placa más pequeña de oro de Sitio Conte, que se encuentra en el foso de 4,
Tumba 32, Entierro B. De alrededor de 700 dC. Excavado en 1930 por el Museo
Peabody, Universidad de Harvard.

100
Una pieza de museo muestra ideas de cómo fueron usados los artefactos de oro.
Exposición Museo Penn, 2015.

Placa de pedestal (Siglo V - VIII DC), recuperada en el sitio Conte. Cerámica


polícroma, 6 pulgadas de alto. Colección del Museo Metropolitano de Arte, Nueva
York

101
Cerámica encontrada en el Sitio Conte. Exposición Museo Penn, 2015.

Costa Rica: Cultura del Diquís

La cultura del Diquís es una cultura precolombina americana que se desarrolló en Costa
Rica, en el Valle del río Grande de Térraba, llamado por los aborígenes Diquís (Dí´Crí,
agua grande), en lo que actualmente es el cantón de Osa, provincia de Puntarenas, en el
sureste del país. El área del delta del Diquís presenta una historia ocupacional que data
de aproximadamente 1.500 a.C.

En Costa Rica, la cultura de Diquís realizaba esculturas de piedra (cabezas de maza), a


veces de carácter utilitario. Entre las esculturas utilitarias, figuran los “paneles voladores”
o metates, especie de mesa para molienda, decorados con figuras zoomorfas (aves,
jaguares, cocodrilos) y antropomorfas, de bulto redondo. Asimismo, los indios Diquís
fabricaban esculturas en formas de bolas (yacimiento arqueológico de Gran Chiriquí) y
barriles (Región de Barriles). También, hacían esculturas colosales de piedra volcánica;

102
elaboraban vasos cerámicos, ovoides y policromos, con cabezas de felinos y manos
delanteras en altorrelieve; cultivaban maíz, mandioca y batata, pero también pescaban.

El metate monumental del sitio Barriles, Museo de Antropología de Panamá.

Detalle del metate con las cabezas humanas

103
Jardín de esferas en el Museo Nacional de Costa Rica.

Dos barriles de piedra, Museo del Jade en San José.

104
Escultura característica del sitio Barriles.

La cerámica de la cultura del Diquís es de tipo monocromo y bicromo. Tiene preferencia por
las piezas pequeñas con motivos antropomorfos y zoomorfos, principalmente en elementos de
uso doméstico (vasijas, instrumentos musicales). Se caracteriza por la belleza de las piezas,
con fuertes expresiones de movimiento y con estética plástica elaborada y estilizada.

Cerámica precolombina de la región de Diquís, en Costa Rica.

105
A la cultura Diquís se le reconoce también por el trabajo fino, minucioso y delicado del
oro, de figuras zoomorfas y antropomorfas. Destacan los colgantes, brazaletes, tobilleras,
cintillos y pendientes, entre otras prendas áureas.

Un colgante de oro con un artista tocando el tambor y la flauta, creado por un


artista Diquís de América Central.

106
Diorama con una figura de tamaño real mostrando un guerrero con todos los
atuendos y ornamentos de oro exhibido en el Museo del Oro Precolombino, San
José, Costa Rica

107
Eran escasos los centros ceremoniales con esculturas monumentales, sin embargo,
existían columnas monolíticas; crearon asentamientos con montículos calzadas circulares
sobre cimientos de rocas, con plazas y calzadas de piedra, en las tierras altas
costarricenses; construyeron acueductos revestidos de piedra (asentamiento de
Guayabo, Turrialba); y utilizaban las losas como puentes, suelos y cierres de tumbas.
También, las losas de piedras, decoradas con dibujos tallados en el borde podrían servir
de féretros.

Panorámica del área central del asentamiento urbano de Guayabo

108
Maqueta de una interpretación del asentamiento urbano en Guayabo

Colombia

Para estudiar la cultura prehispánica de esta nación, los investigadores han dividido en
tres regiones arqueológicas:

• Norte de Colombia: La Sierra Nevada de Santa Marta, en el extremo nororiental


de Colombia, consiste en una cadena montañosa independiente de los Andes. En
esta vivió la civilización de los taironas. De esta cultura, se ha conseguido más de
200 yacimientos con edificaciones de piedra y características urbanas, distribuidos
desde las tierras bajas de la costa hasta las altitudes superiores a los 2000 metros.

Entre los yacimientos más importantes sobresale el de Buritaca, mejor conocido


como Ciudad Perdida, construido en el siglo XIV. Siendo uno de los mayores
centros de la región, conserva plataformas curvas y recubiertas de piedras, con
casas en la ladera, escaleras de roca, muros de contención, canales, sistemas de
drenajes, calzadas y una plaza.

109
Vista del área central de Buritaca o Ciudad Perdida

Los arqueólogos han descubierto unas 260 viviendas, así como 500 kilómetros
de calzadas empedradas, ya que era una intersección de las rutas comerciales,
desde Colombia a Centroamérica, Venezuela y Ecuador. Asimismo, fue un centro
significativo de minas de oro. No era de extrañar que los orfebres taironas
hicieran un trabajo de gran calidad. Trabajaban el oro y la tumbaga (aleación de
oro con cobre); expresaban la complejidad del conocimiento metalúrgico: la
fundición a la cera perdida, uso de moldes abiertos o cerrados, soldadura, dorado
y empleo mixto de técnicas como laminado, martillado y repujado. De la orfebrería
tairona, figuraban los colgantes (antropomorfos, zoomorfos y zoo-antropomorfos),
las narigueras y los pectorales, entre otros.

110
Colgante y Orejeras de tumbaga, tairona.

Nariguera de tumbaga en forma de mariposa, tairona.

111
Pectoral de tumbaga. Arriba cuatro chamanes, tairona.

Los taironas comenzaron a fortalecer su poderío en los primeros siglos de la era


cristiana, logrando su apogeo después del año 1000 d.C. Probablemente tenían
una poderosa estructura político-social, con una jerarquía entre los asentamientos,
estando a la cabeza Buritaca. Estos indígenas afrontaron casi cien años a los
conquistadores españoles.

En las tierras bajas occidentales, floreció la cultura Sinú o Zenú, en los valles
homónimos y Magdalena. Los sinúes poseían una economía en la mezcla de la
agricultura, el forrajeo y los recursos provenientes de los ríos, el mar y las tierras
bajas tropicales. Los restos arqueológicos más relevantes de los sinúes son los
adornos de oro fundido y batido; la filigrana la conseguían mediante cera perdida.

112
Orfebrería sinú o zenú

Además de ser grandes orfebres, los sinúes fueron buenos ceramistas, así se
aprecia en el buen desarrollo de la técnica alfarera. Entre las formas más
abundantes de la cerámica sinú de esta zona figuran los idolillos; ollas con bases
anulares, adornadas con personajes sedentes; y las copas, cuya pata es una
figura de mujer o de hombre que, parada en un pedestal, sostiene en la cabeza el
tazón de la copa.

113
Madre e hijo en terracota. Olla de cerámica sinú
Cultura sinú o zenú. con base anular
Museo Walters. y figuras sentadas.

Copa sinú o zenú

114
• Colombia Central: Esta región pertenece a los chibchas o muiscas, un pueblo
amerindio precolombino que moraban en los altiplanos de la cordillera Oriental
de Colombia (departamentos de Boyacá, Cundinamarca y parte de Santander),
pero esta cultura decayó en el siglo XVIII. También representa la familia
lingüística amerindia que se prolonga desde el Sur de Honduras hasta el Norte de
los Andes, incluyendo las mesetas colombianas y peruanas. La integran las
distintas lenguas, habladas en Panamá (guaimí), Oeste de Colombia (cuna y páez)
y Ecuador (cayapa).
Las características físicas de los indios de la Cultura Chibcha aún se conservan
casi intactas hoy en día. Su medida es mediana y robusta, cabello negro y lacio,
nariz corta y ancha, pequeños ojos, boca y dientes bastantes grandes con los
pómulos salientes.

Las costumbres de la antigua cultura chibcha eran:

1. los chibcha no conocían la vestimenta, su único implemento era un simple


taparrabos.
2. Eran aficionados a los Tatuajes corporales, orejeras, narigueras, collares y
pectorales.
3. Los jefes indígenas tenían una gran autoridad, al igual que los guerreros más
destacados y la casta principal.
4. Por lo general, tenían muchas mujeres y esclavos.
5. Los matrimonios entre hermanos y sobrinos, era común en la cultura Chibcha.
6. La práctica de sacrificios humanos era habitual.
7. Tenían un templo dedicado al Sol, donde inmolaban niños con mucho esmero.
8. Los niños desempeñaban oficios y cantos divinos en el templo sagrado.
9. Los sacerdotes sacrificaban a los niños esclavos sin clemencia alguna.

Al llegar los invasores españoles en 1536, los chibchas o muiscas estaban


constituidos en pequeños estados casi independientes y enemigos; el más
sobresaliente era el de Zipa. Su organización social, dirigida por el jefe, abarcaba
los nobles, dueños de poderes absolutos; los guerreros o gueches; los sacerdotes

115
y el pueblo. Eran politeístas, pero su principal deidad era Chimichagua, creador de
todo lo existente.

Los chibchas o muiscas cultivaban la tierra en regadío para obtener maíz;


ejercían el comercio con sus poblaciones vecinas y trabajaban el oro (idolillos,
personajes sobre canoas, adornos o discos monedas), cuya proliferación
supuestamente dio origen a la leyenda de El Dorado. Sin embargo, dicho mito tal
vez se centra en la región muisca y estaba inspirado en una ceremonia, realizada
en el lago Guatavita (al norte de Bogotá), con la finalidad de otorgarle el poder al
nuevo gobernante muisca (este último se iba de retiro a una cueva sagrada y
luego caminaba hacia el lago; era desnudado, recubierto de barro y después de
oro; finalmente subía a una balsa, llena de esmeraldas y ofrendas áuricas,
destinadas quizá al dios del agua). Asimismo, los chibchas mostraron poca
atención a la habilidad de la metalurgia, específicamente en la fundición y el
acabado de los metales que sí habían practicados los taironas, los sinúes y otros.
Además, tenían preferencia por la tumbaga (aleación de oro con cobre) y sus
distintas maneras, aunque había escaso interés por la delicadeza del terminado
de los objetos.

Pieza de orfebrería chibcha o muisca relacionada posiblemente con


ceremonia con la finalidad de otorgarle el poder al nuevo gobernante

116
Idolillos de orfebrería chibcha

La cerámica chibcha tenía formas antropomorfas y globulares; casi siempre era


de carácter utilitario e índole policroma.

Artesanía de la cultura chibcha

117
Cerámica antropomorfa Ofrendatorio cerámico chibcha
de la cultura chibcha

A diferencia de los chibchas, los quimbayas eran extraordinarios orfebres. Este


pueblo amerindio, de la familia lingüística caribe, habitaba el valle central del
Cauca (departamento de Caldas y Antioquía), cercano a las laderas de la
Cordillera Central.

Los quimbayas era una etnia habitó este territorio selvático y montañoso desde el
año 500 a. C. hasta el 1600 d. C; la historia de la cultura quimbaya suele
estudiarse en base a dos períodos distintos:

• Período temprano o clásico (500 a. C. – 600 d. C.). En este primer período la


cultura se asentó y desarrolló la agricultura, la producción de cerámica y la
fundición de metales.

• Período tardío (800-1600 d. C.). Luego de una pausa de doscientos años, la


cultura quimbaya retoma su producción orfebre. Finalmente, en 1539 se inicia la
conquista española de los territorios americanos y los quimbayas protagonizaron
una feroz resistencia, con dos rebeliones abiertas en 1542 y 1557.

118
Los quimbayas se caracterizaron por su gran interés en la fabricación de
grandes objetos, con patrones muy elaborados y finos acabados. Entre estas
creaciones sobresalen los recipientes de oro y tumbaga para el ritual de la coca,
las máscaras, las puntas de lanzas, los aretes con formas de lagartos o cocodrilos
y los yelmos (batidos, repujados, etc.). Muchas de estas exquisitas piezas,
acompañadas de objetos cerámicos, fueron descubiertas en varios sepulcros. La
data de estas obras de la metalurgia quimbaya es del 500 al 1540.

Estatuilla cacique quimbaya, Poporo (recipiente para la coca en polvo)


(Museo de América, Madrid) quimbaya, oro Museo del Oro, Bogotá.

119
“Aviones en oro”, quimbaya. Tocado para la cabeza, quimbaya.

Pectoral, quimbaya

Fue la cerámica entre la tribu quimbaya un arte también excepcional. Es de las


mejores de Colombia y puede competir con otras del continente, en donde se
alcanzaron avanzadas técnicas. Es seguro que su excelente calidad se debe a las
finas arcillas con que trabajaron y su belleza a la forma que dieron a sus vasijas,
que son clásicas por la exquisitez y buen gusto de las líneas.

Sus moldes fueron generalmente tomados de la Naturaleza, seguramente


copiaron en barro las figuras naturaleza que observaban, multiplicaban en ellas los

120
dibujos, le añadieron el colorido y por último, les dieron un pulimento que los hace
brillar como si estuvieran vidriados.

Ánforas, vasos triples, casos idénticos unidos en parejas, ocarinas, vasos silbantes
que producen al soplarlos un sonido musical, rodillos para estampar, volantes para
rueca, soportes en que colocar vasijas que tuvieran fondo esférico;
representaciones de rostros humanos, urnas funerarias; vasos naviformes, botijas,
vasos con asas en las cuales hay figuras antropomorfas; copas decoradas,
recipientes, escudillas, figuras de animales como el sapo, la salamandra, la danta,
el mico, en actitudes graciosas; alcarrazas de dos picos y un asa-puente de líneas
perfectas y de extraordinario acabado, son algunos de los elementos más
representativos de la cerámica Quimbaya.

Cerámica quimbaya

Hacia el año 1530, los quimbaya presentaron una férrea resistencia a la


dominación española, que continuó hasta 1557, cuando con ayuda de otros
grupos indígenas del recién fundado Nuevo Reino de Granada trataron
infructuosamente de oponerse a la explotación colonial .

121
Otro de ejemplo de magníficos artífices de la orfebrería son los calimas, pueblo
amerindio asentado entre la Cordillera Occidental y las costas que dan al
Océano Pacífico. Se establecieron entre el 1600 a.C. y el siglo VI d.C; elaboraban
pendientes y alfileres adornados con personajes enmascarados. Estos alfileres se
hallaban con frecuencia en este tipo de arte. Otras piezas calimas eran talladas y
repujadas, tales como pinzas, colgantes, pectorales, diademas y narigueras.

Indígena de la Cultura Calima con su atuendo de oro en el Museo del Oro


Calima, ubicado en el centro histórico de Cali.

122
Narigueras de oro de la cultura Calima

Máscara funeraria Llama Calima

123
Pectoral ornamental Yotoco Calima Figura de Lagarto Calima

Figura zoomorfa Calima

124
Finalmente, hay que resaltar las piezas áuricas del estilo Tolima, oriundas del
valle medio de Magdalena. Característico de la metalurgia tolima son los
pectorales aurígeros con motivos particulares, es decir, figuras abstractas de
brazos y piernas, angulosos y extendidos, e incluso con colas ahorquilladas.

“Aviones” de Tolima

Pectoral de oro, Tolima, 550 d.C. Colgante zoomorfo, Región


Tolima- Tolima Medio,
1 a.C. - 700 d.C.

125
Orfebrería tolima Pectoral Oro. 0-550 d.C.
Campohermoso, Ataco, Tolima

• Colombia Meridional: Las tierras del suroeste colombiano fueron habitadas por
poblaciones que cultivaban maíz y habitaban en viviendas de índole perecedera,
erigidas sobre terrazas en las pendientes de los valles. Uno de los yacimientos
arqueológicos más fantásticos es la zona de San Agustín, cercana al río
Magdalena, en una serie de valles y montañas exuberantes. Esta cultura se inició
a partir del siglo XXXIII a. C., en el siglo VII a. C.

La región de San Agustín fue habitada en el último milenio antes de la era


cristiana, pero enormes proyectos de talud no se realizaron comenzada esa
época. Sin embargo, es famosa por las plataformas elevadas, los canales de
desagüe, los montículos de sepulturas y las tumbas de pozo con urnas de piedra,
que abarcan una extensión de casi 500 kilómetros cuadrados. También, hay
esculturas de piedra, simétricas y de bulto redondo, las cuales representan
personajes de carácter sobrenatural, portando cabezas-trofeos, armas o figurillas.

126
Estatuas en un monumento Tumba policromada
culto indígena de San Agustín
en Colombia.

Tumbas de la cultura San Agustín. La diosa de la Chaquira


en el cañón del río Magdalena.

127
El Morro del Tulcán, que fue una pirámide truncada construida en la época
precolombina, aproximadamente entre los años 500 – 1600 d. C., perteneció al
período que se conoce como "de las sociedades cacicales tardías". Allí surgió la
orfebrería del valle alto del Cauca, la cual se caracteriza por un estilo llamado
Popayán, donde lo más destacado son los pendientes en forma de aves con sus
alas extendidas; dentro de la región de Nariño se ha encontrado colgantes,
discos (de motivos abstractos y rostros en relieve) y aretes, elaborados de oro.
Los herreros nariños y tumacos usaban platino, oro, cobre y plata; la orfebrería
de Tumaco es la más antigua y llega a remontarse al 325 a.C.

Morro del Tulcán, Popayán. Figura de oro Tumaco

128
Venezuela

En la isla de Cubagua, hay restos arqueológicos del 5000 a 1000 a.C.,


correspondientes a un pueblo que pudo haber formado parte en la remota incursión de
las Antillas. Entre el 1000 y 500 a.C., aproximadamente, grupos de la población que
hablaba arahuaco vinieron aguas abajo del río Orinoco hasta el delta; eran pueblos de
agricultura rudimentaria, cuyo cultivo primordial era la mandioca.

Durante la conquista española, también habían indios siboneyes quienes fueron


expulsados por los arahuacos isleños. Pero permanecieron en el Suroeste de Haití y en
algunas partes de Cuba. Ese pueblo, que no tenía conocimiento de la cerámica y
procedente de Venezuela, dejó conchas y otros restos (herramientas, aretes y algunas
sepulturas); tenían canoas o en su defecto balsas de madera y almadías, quizá
mediante estas embarcaciones llegaron a las Antillas, pescando; esta población se
remonta hacia el 2500 a.C.

En el período tardío, los caribes de las Pequeñas Antillas (caribe significa caníbal)
amenazaban a los arahuacos isleños. Además, procedían del Noreste de Suramérica.
Practicaban el canibalismo y eran de naturaleza feroz; pensaban que el estado de
guerra constituía el fundamento primordial de la organización social; siempre estaban
batallando o se preparaban para el combate y las incursiones de castigo. El cacique era
un miembro destacado y una figura enérgica de la comunidad.

Los caribes empleaban tanto arcos y flechas como lanzas arrojadizas; alcanzaron
un progreso menor que los arahuacos; poseían una estructura social menos compleja; y
fabricaban imágenes religiosas de madera y tela; a través del canibalismo, los caribes tal
vez generaron migraciones, matrimonios mixtos (se casaban con indígenas de otras
poblaciones) y préstamos lingüísticos (intercambiaban o utilizaban las lenguas de otras
tribus), porque devoraban a los hombres y se quedaban con las mujeres.

Las edificaciones de los caribes estaban fabricadas con materiales perecederos


tales como palmas y troncos de madera. No llegaron a realizar estructuras
arquitectónicas de piedra. Por este motivo, no hay ninguna edificación de tiempos

129
remotos, como suceden con las civilizaciones prehispánicas de las sub-áreas
mesoamericanas y andinas.

Además de los caribes, existían los timoto-cuicas que constituían un grupo sedentario de
cultura avanzada, el cual irrumpió en la región andino-venezolana. Tenía afinidades con
los chibchas (no en vano, el macro-chibcha era un phylum lingüístico, que predominó en
Venezuela) y presentaba expresiones artísticas desarrolladas a lo largo de la cordillera.
La enorme cantidad de objetos, piezas cerámicas e ídolos ratifican la opulencia
arqueológica de la zona.

Los timoto-cuicas eran agricultores expertos. Erigieron andenes para cultivos, similares a
los de los incas. También realizaron muros para impedir la erosión, canales de
plantaciones y depósitos de agua, entre otras estructuras arquitectónicas. No hicieron
grandes monumentos de naturaleza religiosa, ya que su mayor interés se centraba en la
agricultura. Sus casas eras monofamiliares, de plantas cuadradas. Para proteger sus
moradas contra la humedad, las paredes eran fabricadas de piedra hasta la techumbre o
con base de piedras de un metro de altura para alzar las paredes y soportar el techo, el
cual era de paja. Las paredes eran de tapia o tierras apisonadas.

Es importante destacar otros tipos de arquitecturas indígenas que han perdurado, con
algunas modificaciones, hasta el presente. Una de ellas son los palafitos, viviendas
erigidas sobre pilotes (columnas), los cuales sitúan las casas por encima del agua. Aún
existen en el Estado Zulia y el Oriente (Bajo Orinoco), pero desaparecieron en el lago de
Valencia (Edo. Carabobo) durante la conquista.

A diferencia de los palafitos, existen las viviendas de los yaruro de los Llanos del Estado
Apure, grupo nómada que vivía de la caza y la pesca. Estas construcciones (trabajadas
quizás desde tiempos inmemoriales) eran de plantas circulares, pobremente techadas y
de índole efímera. Habitaba una sola familia por casa. Estas edificaciones se hacían para
las épocas de lluvia.

Según las tradiciones ancestrales, quizás, el grupo nómada de los guahibo erigen casas
de planta semicircular, con techo de tierra y para una familia grande. Mientras que los
piaroa, de un grado cultural mayor, fabrican las churuatas, viviendas de planta circular,

130
hechas de palmas y con un remate parecido a un pináculo (aguja) en la parte superior.
Además, son casas comunales.

Los panare construyen viviendas tipo comunal, de techo en tierra, forma cónica y con
un acceso proyectado hacia fuera. Caso diferente el de los motilones quienes hacen sus
moradas comunales, de techo en tierra y planta oblonga. Éstas suelen medir más de 50
metros de longitud y 15 metros de altura.

En otro orden de ideas, el arqueólogo y pintor venezolano J. M Cruxent, quien escribió


los libros Arqueología cronológica de Venezuela (1958) y Arte prehistórico de Venezuela
(con la participación de la autora Sagrario Pérez Soto), estableció la siguiente cronología
para estudiar el arte prehispánico venezolana según un conjunto de complejos culturales
(denominados series), los cuales poseen caracteres estilísticos comunes:

131
• Paleoindio (antes de 5050 a.C.)
• Período I (5050 a.C.-1050 a.C.)
• Período II (1050 a.C-350 a.C.)
• Período III (350 a.C.-1150 d.C.)
• Período IV (1150 d.C.-1500 d.C.)
• Período V (1500 d.C. en adelante)

Hasta 1970, se han encontrado 66 series de cerámica prehispánica venezolana, algunas


de ellas están todavía en estudios preliminares. Entre ellas destacan:

• La serie tocuyanoide: Pertenece a los Períodos II y III (1000 a.C. -100 d.C.); y
está situada primordialmente en el área de los Estados Trujillo y Lara. Representa
uno de los estilos cerámicos más fantásticos por realización refinada y compleja.
Figuran los boles trípodes o tetrápodes, cuyas patas se prolongan por las panzas
hasta llegar casi al borde. Su decoración tiene dibujos de forma curva, elaborados
con pintura roja y/o negra sobre blanco, con una incisión de línea ancha.

Vasijas trípodes, serie tocuyanoide

132
• La serie dabajuroide: Corresponde a los períodos I-V (3000 a.C. -1500 d.C.). Se
le considera una de las más antiguas de América y está ubicada en el área de
Coro (Edo. Falcón), desde donde penetra hasta las áreas costaneras (la hoya del
Lago de Maracaibo y la costa del Caribe), e inclusive, a las Antillas. Sus formas
se caracterizan por ser muy tocuyanoides, pero tienen elementos propios de todas
las series. Además, tiene una decoración policroma o monocroma y dibujos
geométricos; de igual modo, muestra una ornamentación punteada. Algunas
piezas poseen engobe blanco. También, resaltan los majaderos rituales, labrados
en piedra verde y cuya parte superior termina en estructuras zoomórficas.

133
Olla con base reforzada para cocinar Bol o Vasija
con borde acintado. Serie Dabajuroide Serie Dabajuroide
600 a 1400 d.C. 600 a 1400 d.C.

• La serie tierroide: Esta serie se localiza en la zona de Barquisimeto (Edo.Lara),


continuando hacia los Estados de Trujillo y Mérida. De aspecto delicado, su
ornamentación presenta líneas pintadas con pocos diseños circulares; hay vasijas
con doble vertedero y varias asas. También, hay figuras femeninas donde sus
cuerpos se juntan al tronco, por encima de sexo, brazos arqueados, similares a
asas con las manos apoyadas en las rodillas. Sus ojos, bocas y sexos de estas
efigies femeniles tienen forma de grano de café. Sus orejas están agujereadas;
algunas de ellas son pintadas en rojo oscuro.

134
• La serie barrancoide: Es de los Períodos II al IV (1000 a.C-1500 d.C.); se halla
en dos regiones. La primera corresponde al centro de Venezuela, asentada en la
costa del Estado Carabobo y los complejos de Palito, Taborda y La Cabrera; y la
segunda zona es de la ribera norte del Orinoco, hasta el caño Manamo, Estado
Monagas (Barrancas y Barranco). Destacan los boles con base anular y borde
plano-saliente con incisiones, provistos de patas modelado-incisas.

135
Cerámica Barrancoide

136
• La serie valencioide: Pertenece a los períodos IV y V (1000 d.C-1500 d.C.) y se
sitúa cerca del lago de Valencia (Edo. Carabobo). Las vasijas muestran bases
planas o anulares y formas de botija globular. No presenta dibujos pintados, sino
decoraciones toscas de punteado, incisión y aplicación. Asimismo, los motivos
son de aspecto antropomorfo y zoomorfo; la efigie femenina (mejor conocidas
como Venus) denota equilibrio, proporción, esteatopigia y deformación del
cráneo.

Venus

137
Otra manifestación artística de la Venezuela prehispánica son los petroglifos, grabados o
dibujos elaborados sobre rocas, pertenecientes a culturas sin escritura o ágrafas. Están
realizadas con las técnicas de abrasión y percusión. Tienen motivos abstractos,
zoomorfos, antropomorfos y fitomorfos.

Petroglifos de Fila de Indios, vía Puerto Cruz.

Es importante mencionar a la pintura rupestre venezolana, monocromática (de diseños


rojos o blancos) y con figuras abstractas (espirales, círculos unidos, triángulos, rombos,
cuadrados, retículas, cruces, zigzags), zoomorfas (monos, ranas, tortugas, babos, peces,
venados), antropomorfas (hombres, manos, etc.) y fitomorfas (hojas, ramas). Esta

138
fabulosa expresión artística se han encontrado en los Estados Amazonas, Apure,
Aragua, Bolívar, Lara, Monagas y Zulia. Lamentablemente, existe una gran carencia de
información sobre la pintura rupestre nacional debido a las dificultades de acceso a los
yacimientos, los inconvenientes en el relevo arqueológico (no hay continuidad de su
estudio por parte de los expertos) y la falta de suficientes recursos económicos con el fin
de proseguir las indagaciones sobre este tema.

Ejemplos de pinturas rupestres venezolanas

139
Área amazónica

Como se había mencionado anteriormente, las culturas aborígenes se situaban en la


cuenca y selvas amazónicas. Poseían una existencia primitiva. Vivían de la caza
(perseguían manatíes) y la pesca con lanzas (de pejes y tortugas), desde las canoas o
en las márgenes de los ríos, aunque también practicaban la roza, método de cultivo
consistente en arar campos en las selvas que se abandonaban al deteriorarse y
empobrecerse los suelos, para sembrar la mandioca.

Esta región se caracterizaba por la práctica de diversas lenguas, signo palpable de la


afluencia de varios pueblos; los pobladores utilizaban canoas para adentrarse a los ríos
Amazonas y Orinoco; elaboraban casas de materiales efímeros como la madera y la
palma; fabricaban hamacas y petates (esteras) de enormes hojas de palma;
confeccionaban vestidos de algodón pintado, mantos de plumas e instrumentos
musicales como las flautas, carracas y tambores; luchaban con escudos y lanzas;
modificaban sus cráneos; y hacían regias sepulturas con variadas ofrendas. Entre ellas
figuran las familias aborígenes tupí-guaraníes, los arahuacos y los tucanos.

La figura del cacique amazónico se destacaba notablemente en cada aldea. Era una
figura reverenciada y sagrada, una especie de dios. Sin embargo, existían divinidades
vinculadas con los fenómenos naturales (el agua, la lluvia, el sol), el tiempo y las
actividades agrícolas. Deidades que se homenajeaban con cabezas trofeos,
ocasionalmente a modo de reducciones de testas y canibalismos;

La cerámica amazónica se ha conservado en el Orinoco Medio, procedente del 3600 a.C.


Pero también hay trabajos cerámicos, correspondientes al 3100 a.C., y existe ejemplos
similares en distintos sitios de la cuenca amazónica. Asimismo, han hecho varios
hallazgos de yacimientos arqueológicos en el curso bajo del Amazonas, incluso los de la
Isla Marajó, en la desembocadura del río, pertenecientes al período tardío. De igual
modo, los arqueólogos han descubierto 100 montículos, los cuales poseen edificaciones,
subestructuras y sepulturas.

140
En la parte alta del Amazonas, floreció una cultura de selva tropical que tuvo con otras
civilizaciones. Cultura experta en el aprovechamiento de los recursos hidráulicos y la
agricultura, principalmente del cultivo de la mandioca amarga. Civilización productora de
piezas cerámicas de aspecto utilitario (rejillas, trípodes y tinas para fermentar la cerveza),
vinculadas con la preparación de la mandioca. Además de este tubérculo, proporcionado
por las plantas euforbiáceas, existían otros productos básicos tales como el ñame, el
arruruz, la jíquima, la xanthosoma, el cacahuete, las piñas, las nueces brasileñas, los
pimientos y las guindillas. Tampoco podían faltar las palmas para realizar diversos objetos
(esteras, techos, etc.), los árboles frutales, el tabaco, la achira (para las tintas), el algodón
y la calabaza vinatera.

La cerámica altoamazónica, especialmente de los yacimientos de Tutishcainyo,


pertenece al 2000 a.C. Pero, no manifiesta los esfuerzos preliminares de la alfarería. Los
primeros artífices tutishcainyos usaban cascotes de cerámicos más antiguos. Entre los
pocos restos arqueológicos del alto Amazonas, sobresalen las cerámicas y las hachas de
piedras para las rozas. No en vano, muchos de los objetos altoamazónicos eran de
madera.

Finalmente, la cultura del alto Amazonas no logró grandes niveles de otros pueblos del
Oeste, sin embargo, pero muchas de sus nociones y motivaciones son similares a las de
otras civilizaciones, aunque surgidas de las selvas.

Ecuador: ¿El cruce de las Américas?

En el período prehispánico, Ecuador estaba habitado por distintas tribus indígenas que no
pudieron construir un estado unificado. Entre ellas sobresalían los puruhá, quienes vivían
en la actual provincia de Chimborazo, y los quitu en la región de la capital. Estos últimos
fueron sometidos por los cara, quienes fundaron un reino de Quito, invadido a fines del
siglo XV por los incas, mediante la figura de Huayna Cápac, hijo real de Túpac Inca
Yupanqui.

141
Durante 1526, el reino incaico de Quito estableció el centro de herencia de Atahualpa.
En ese mismo año, se realizaban las primeras exploraciones españolas de la costa
ecuatoriana. Siete años más tarde, el conquistador Sebastián de Belalcázar o Benalcázar
dominó la ciudad indígena de Quito, donde instauró la capital colonial.

Por otro lado, Ecuador presenta triunfos notoriamente tempranos en muchos sectores
culturales. Por ejemplo, Las Vegas es una cultura, perteneciente a la península de Santa
Elena, se desarrolla entre el 10000 y 6600 a.C.; y el yacimiento de El Inga (en las tierras
altas y Quito) se data hacia el 9000-8000 a.C.

El territorio ecuatoriano creó algunas de las cerámicas, textiles y orfebrerías más antiguas
de América. No en vano, el uso de moldes de cerámica es más antiguo allí que en
cualquier otra región. Asimismo, Ecuador es literalmente una intersección para las
corrientes oceánicas tanto del Norte como del Sur, y para los valles montañosos del
Norte y del Este. Pero, igualmente, es una encrucijada artístico-cultural de las regiones
arqueológicas septentrionales ecuatorianas con los yacimientos arqueológicos
meridionales colombianos. Este cruce artístico se lograba mediante una calzada a lo largo
de la costa pacífica. En este sentido, no es de extrañar que la cerámica ecuatoriana tenga
formas, colores y diseños similares a las de regiones colombianas. Por ejemplo, la cultura
carchi de Ecuador tiene una cerámica parecida a la de la cultura nariño, en particular las
vasijas con pedestal y las figuras que mascan coca, sentadas en banquillos. Otra
muestra es la metalurgia ecuatoriana, en especial la de La Tolita, presenta rasgos muy
parecidos a la fundición septentrional del Perú. Las máscaras áuricas con pendientes y
narigueras de la cultura Tolita son un testimonio tangible de las semejanzas formales con
la alfarería peruana del Norte.

Otro aspecto relevante de esta intersección artística está basado en los vínculos entre
Ecuador y Mesoamérica. En ambas zonas hay artefactos y caracteres muy parecidos: las
clases de vestimentas, las sepulturas de pozo, los campos elevados, las hachas de cobre
y las vasijas en forma de zapato.

A través del comercio, especialmente del Spondylus (un molusco bivalvo, de las costas
ecuatorianas, muy solicitado), Ecuador logró establecer vínculos con la cerámica y la
cultura Chavín, ya que esa almeja aparece como un diseño constante en las mismas.

142
Situación semejante sucede con el arte chimú, respecto a ese molusco bivalvo. Este
último se le representa entre seres sobrenaturales, pertenecientes a las expresiones
artísticas chimor.

Ecuador presenta yacimientos precerámicos donde figuran restos de los postes de casas
con techo de paja. También, existen algunos indicios sobre la agricultura, sustentada en
el cultivo del maíz, y las calabazas vinateras antes del 6600 a.C.

Durante ese tiempo, los ecuatorianos prehispánicos pierden paulatinamente el interés de


la caza de mamíferos por la explotación de los recursos marinos y la actividad agrícola.
Sin embargo, a finales del período formativo, utilizaban tierras de cultivo, distantes del
mar, con la finalidad de cultivar el maíz y la mandioca. Al mismo tiempo, sobresale los
objetos de la fase Chorrera.

Para el período de desarrollo regional (500 a.C.-500 d.C.), surgen diferentes estilos
locales por la costa, las sierras y la región amazónica. Muy importantes son las culturas
costeras (de Norte a Sur) de La Tolita, Jama-Coaque, Bahía, Guangala, Guayaquil y
Jambeli. De estas culturas, las más septentrionales desarrollan la metalurgia empleando
el oro, el platino y el cobre. Asimismo, prosperan nuevas formas de cerámica como los
vasos multípodos, las vasijas con pedestal con sonajeros y restos de cráneos.

La fase Bahía, situada desde la isla de La Plata al norte hasta la Bahía de Caráquez,
logró un gran progreso sociopolítico. No en vano, se han descubierto montículos con
plataformas rectangulares, a veces recubiertas de piedras sin tallar y poseían rampas o
escalinatas. Caso distinto la isla de Plata que era un sitio de peregrinaje, donde no
existen evidencias de estructuras arquitectónicas civiles. De igual modo, Jama-Coaque y
La Tolita obtuvieron grandes niveles de progreso.

Con el período de integración (500-1535 d.C.), surgieron las fases de Manteño y Milagro-
Quevedo en el Ecuador oriental, abarcando regiones más vastas de las que habían
logrado los estilos preliminares. La cultura de Manteño o Manteño-Huancavilca sometió
la región central desde la costa hasta el río Guayas. Era una sociedad agrícola y de
marinos, experta en el cultivo de maíz, mandioca dulce, frijoles, patatas, pimientos y otros
frutos; criaba conejillos de Indias y patos. También, navegaba en gigantescas barcazas

143
con velas de algodón. La cultura de Manteño utilizaba piedras tanto para las estructuras
arquitectónicas como para las esculturas, y hacía finos artefactos de oro, plata y cobre.

La fase Milagro-Quevedo se encuentra desde la frontera peruana, al este del golfo de


Guayaquil y del río Guayas. Crea un diagonal hacia el noreste y llega casi la frontera de
Colombia. Esta fase alcanzó la mayor expansión territorial el Ecuador preincaico y era una
cultura famosa por su delicada metalurgia y sus sepulcros de chimeneas con urnas de
enterramientos apiladas.

En las tierras altas, los estilos tardíos se mezclaron con los abundantes restos de la
invasión inca, que comenzó hacia 1463. Muchos objetos, descubiertos en Ecuador,
forman el bastión más septentrional del imperio incaico, los cuales muestran formas y
diseños peruanos, aunque transformados por tradiciones locales. Los incas nunca
lograron integrar la costa ecuatoriana a su imperio. Por este motivo, no existían artefactos
de estilo incaico en Ecuador.

El territorio ecuatoriano no poseía una arquitectura extraordinaria, anterior a los incas. Sin
embargo, hay indicios de movimientos de tierras y de estructuras o recubrimientos de
piedra, generalmente sobre colinas o cimas de montañas, cerca de asentamientos
aldeanos. Estas labores indican un cambio del ambiente por motivos cosmológicos.
Durante el contacto virulento con los conquistadores españoles, existían informes de los
invasores hispánicos sobre ritos de solsticio, y los alineamientos de algunas edificaciones
señalaban que anteriormente se daban a conocer nociones de la misma clase. Los
primeros cronistas españoles, como Cieza de León, apreciaban que el pueblo de la
costa ecuatoriana adoraba los sacrificios y los rituales. Hay constancias escritas sobre la
adoración de los ecuatorianos al cielo, los volcanes y las montañas. A similitud de sus
vecinos peruanos, los ecuatorianos prehispánicos poseían un sentimiento de huaca o
sacralidad de aspectos de la naturaleza, y acorde con este huaca modificaron su hábitat.

Son muchos los asentamientos ecuatorianos que permanecieron ocupados durante un


largo tiempo. Y si bien algunos de estos asentamientos no estuvieran habitados
frecuentemente, la costa ecuatoriana ha permanecido poblada desde hace 12 milenios.

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REFERENCIAS

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