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Tema | LOS PARADIGMAS DE LA PREVENCIÓN

Este el primer tema del cronograma adaptado a la modalidad virtual de la materia


Psicología Preventiva, luego de la primera actividad de presentación de la materia y
lxs docentes y estudiantes. Sugerimos que las actividades de lectura, trabajo con
preguntas orientadoras, observación de videos y participación en el foro
correspondientes a este tema se realicen entre el lunes 20/4 y el jueves 30/4.

El desarrollo del tema: los paradigmas de la prevención presenta dos objetivos: el


primero es el de presentar los conceptos de prevención y promoción desde la
perspectiva crítica con que los aborda nuestro colectivo; señalar cómo los mismos
se fueron construyendo, modificando, enriqueciendo en un recorrido histórico; y al
mismo tiempo mostrar que estos conceptos requieren ser encarados desde el
paradigma de la complejidad, dada la convergencia de múltiples dimensiones en los
mismos.
El segundo objetivo es sostener la pertenencia de nuestra materia al campo social
comunitario; asumiendo que “toda psicología es social”, es decir que el psiquismo
sólo es tal por los condicionamientos sociales, económicos, históricos, culturales
que lo enmarcan.
Para ello trabajaremos los siguientes contenidos: a)_Definimos a la Psicología
Preventiva, b)_Historización de los paradigmas de la prevención, c)_El paradigma de
la complejidad, y d)_El proceso identificatorio, o la construcción de un sí mismo
individual-social.

Como referencia bibliográfica, para esta clase se toman los siguientes trabajos que
encontrarán en la carpeta correspondiente a la Unidad 1 de la bibliografía:

Zaldúa, G. (2011). “Introducción” y “Campos epistémicos y práxicos de Promoción y


Prevención”. En Zaldúa, G. (Comp.) Epistemes y Prácticas de Psicología Preventiva (pp. 9-
12 y 15-41. Buenos Aires, Argentina: Eudeba.
Morín, E. (1995). “El paradigma de la complejidad. En Introducción al pensamiento
complejo” (pp. 7-22). Barcelona, España: Gedisa.
Castoriadis, C. (1997). “La crisis del proceso identificatorio”. En El avance de la
insignificancia (pp. 155-172). Buenos Aires, Argentina: Eudeba.

También les sugerimos que vean dos videos que encontrarán en la pestaña de la
clase y que refieren a los trabajos de Morín y de Castoriadis.
¿Cómo comprendemos a la Psicología Preventiva desde una perspectiva crítica?

Abordamos la Psicología Preventiva como espacio crítico de saberes y prácticas de la Salud


Colectiva; de sus condicionantes materiales y simbólicos; y de los dispositivos de
promoción, prevención, atención y rehabilitación. Mientras una prevención clásica piensa
sus intervenciones en términos de temporalidad (evitar con anticipación o tomar recaudos
ante diversas situaciones o eventos), nosotrxs pensamos en términos de espacialidad:
intervenir en el espacio comunitario, educativo, sanitario, barrial, laboral, sindical,
etcéteras.

Es un campo de articulación teórica y metodológica con la Psicología Crítica y de la


Liberación, la Psicología Social Comunitaria, la Epidemiología Crítica y la Planificación
Estratégica Participativa, para el registro y la intervención sobre necesidades, demandas y
satisfactores de la Salud Colectiva. Desde esta perspectiva se priorizan la elucidación de
obstáculos, propósitos y desafíos para la praxis promocional y preventivista en contextos
sociohistóricos de incertidumbre, y se convoca a la interrogación sobre la potencialidad y
los límites de las gestiones, actos y propuestas de las Políticas Públicas y Sociales de la
Prevención y Promoción Comunitaria.

Nuestra perspectiva crítica se basa, tanto en el estudio de los procesos de producción y


distribución de los perfiles de salud/enfermedad/atención/cuidado; como en pesquisar las
condiciones de posibilidad para construir dispositivos preventivos participativos.

El proceso salud/enfermedad/atención/cuidado se vincula a las necesidades no sólo


cuando hay carencias, cuando falta algo, sino como potencia y posibilidad de ser en el
mundo en las dimensiones singulares y colectivas
Las necesidades en salud se construyen en forma colectiva, y se ponen en juego en la
interacción con profesionales, servicios de salud y usuarios. Hay necesidades auténticas, y
otras artificiales que interesan al sistema, para el control social y se enmarcan en un
contexto social.

¿Por qué historizaremos los paradigmas de la prevención?

Porque la historia no fue siempre ascendente en la racionalidad o búsqueda del bienestar


general, sino que tuvo retrocesos, como en la Edad Media con el poder inquisitorial sobre
los cuerpos y almas; o los procesos mercantiles como en nuestra época, que convierten a
la salud en mercancía de accesibilidad diferencial por clase social, etnia, género y cultura.
¿Cuáles son los paradigmas de la prevención?

Morel (1860): perspectiva higiénica y profiláctica.


Modelos explicativos positivistas (mediados del siglo XX): sustentados y regidos en la tríada
ecológica: agente causal, huésped y medio ambiente.
Leavell y Clark: construyen el modelo de la Historia Natural de la Enfermedad basada en la
temporalidad: períodos Pre patogénico, Patogénico y Post patogénico en correspondencia
directa con la Prevención Primaria, Prevención Secundaria y Prevención Terciaria.
Gerald Caplan (1964): Prevención en Salud Mental como un conjunto de actividades y
acciones que tienden a disminuir los riesgos que una población enferme. Caracteriza a los
factores responsables de la frecuencia de los trastornos mentales en la comunidad como
factores continuos que moldean los estilos de vida y crisis recurrentes asociadas a cambios
en las conductas. Plantea la provisión de aportes necesarios en cada etapa de crecimiento
y desarrollo.

Prilleltensky y Nelson (2000) proponen el Modelo de Competencia señalando los Valores:


calidad de vida, realidad multicultural, justicia distributiva, relaciones de poder equilibradas.
Desde este modelo el conocimiento es considerado como construcción social de los
problemas a prevenir y los individuos y la sociedad son siempre activos con capacidad para
planificar y autorregularse. La intervención preventiva desde esta perspectiva incluye: la
educación para la Salud, la promoción de competencias cognitivas comportamentales, el
desarrollo organizacional y los movimientos de autoayuda.
Los cuestionamientos y/o límites respecto de la propuesta de Caplan residen en que se
construye un modelo fragmentario y a la vez totalizante, impregnado de reduccionismo
epistémico. En cuanto a la propuesta de Prilleltensky y Nelson tiene como su límite el propio
enfoque basado en las competencias.
En este marco, el Paradigma de la Complejidad Hermenéutico Crítico desarrollado por
Zaldúa propone una mirada innovadora dentro del campo de la prevención y la promoción
de la salud que pretender incorporar un enfoque sociohistórico y situado al campo de la
prevención.

Paradigma de la Complejidad Hermenéutico Crítico

La reproducción social, los modos de vida y los estilos de vida y los procesos singulares se
relacionan dialécticamente en un movimiento entre lo macro y micro en el orden social y la
historicidad (Breilh).Esta perspectiva propicia las dinámicas de promoción de perfiles
saludables y la prevención de los patrones destructivos a nivel singular y colectivo y de
vulnerabilidad psicosocial. Articula histórica y socialmente con determinaciones
económicas, políticas e ideológicas. Supone que:
•las acciones de salud (promoción, protección, recuperación,
rehabilitación) constituyen prácticas sociales y se relacionan con
grupos sociales;
•define que la salud, en tanto objeto de la prevención, es
interdisciplinario;
•investiga la producción social de las enfermedades, los servicios de
salud; y
•sus prácticas y saberes reconocen una construcción histórica, y se
relacionan con las fuerzas capaces de transformarla (Paim, Almeida F,
Castellanos, Breilh).

En el Paradigma de la Complejidad Hermenéutico Crítico se asienta en la epistemología de


la complejidad propuesto por Morín que nos permite y facilita pensar dialéctica y
simultáneamente en el orden y el desorden, lo único y lo múltiple, lo singular y lo colectivo,
la repetición y el cambio presentes en los fenómenos a abordar. Frente a las lógicas de
reducción y disyunción planteadas desde los enfoques clásicos de la prevención,
propone tres principios interdependientes para aprehender: 1) El Principio Dialógico:
intercambio -diálogo- permanente entre orden y desorden donde aparecen y se habilitan
contradicciones que emanan de un mismo fenómeno. 2) El Principio de Recursividad
Organizacional: ruptura de la relación lineal entre causas y efectos que darán cuenta de
autoorganizaciones nuevas. Y 3) el Principio Hologramático: Morin utiliza la imagen del
holograma para comprender que el todo no puede concebirse sin sus partes y las partes se
encuentran en ese todo.

A su vez, el Paradigma de la Complejidad Hermenéutico Crítico abreva en las


siguientes perspectivas de la psicología:

Psicología Social Comunitaria y sus relaciones con la Prevención


Crítica, sus improntas se registran en el carácter participativo,
dinámico, dialogal orientado a la transformación social y puesto en
práctica por dos tipos de agentes catalizadores y facilitadores de
cambios (Montero)
La Psicología Crítica, influencias de las Ciencias Sociales, entre ellas
la Sociología militante (Fals Borda) la Educación Popular de P. Freire,
la Etnometodología; y también de los movimientos feministas, los
movimientos negros y gays, de la anti psiquiatría o antimanicomiales,
la Escuela de Frankfurt y otras versiones marxistas y psicoanáliticas.
Psicología de la Liberación, cuya figura fue Ignacio Martín-Baró que
orienta una praxis de compromiso y transformación social.
Psicología radical (Brown, Parker) que incluyen las perspectivas del
Psicoanálisis, el Feminismo, el Marxismo, en una dinámica
constructivista y dialógica.

El escenario contemporáneo en el que desarrollamos la praxis preventivista

Se suele presentar una disociación en el campo de la psicología, lo que incluye nuestra


praxis preventivista; una disociación que genera tensiones falsas y a la vez reales. Lo
‘individual’ enfrentado a lo ‘social’. C. Castoriadis le da un giro particular a esta disociación.
No la presenta como ‘individux vs. sociedad’ (cada sujetx individual es parte de la sociedad),
sino ‘psique vs. sociedad’; y define al proceso de constitución de la identidad (tarea propia
de cada una/o) como la ‘construcción de un sí mismo individual-social’, intrincando ambos
términos. Y plantea el marco de determinación que se establece sobre quienes comparten
un tiempo histórico-social, por la dimensión simbólica colectiva que denomina
significaciones imaginarias sociales. Esa dimensión simbólica colectiva determina,
establece conductas; y se hace necesario trabajar con ellas en las intervenciones que se
realizan, aún cuando la intervención se realice en una dimensión singular.
Cabe preguntarnos qué lugar le cabe a esta dimensión simbólica colectiva en la praxis
preventivista.

Lxs seres humanxs no pueden existir más que en y por la sociedad. El individuo humano
no es social, es por una parte el sustrato biológico -lo animal-; y por otra parte más
importante, la psique, un núcleo oscuro insoldable y a-social. Núcleo que es flujo perpetuo
de representaciones que no obedecen a la lógica ordinaria, asiento de deseos ilimitados e
irrealizables. Este núcleo debe ser puesto en razón por la imposición violenta de todo lo
que pensamos como perteneciéndonos: un lenguaje, una lógica bien o mal organizada. Es
violenta porque violenta las tendencias inmanentes, propias de la psique.
La psique es lo que está en juego en el hecho de que los hombres constituyan
comunidades sociales. La especie humana es un monstruoso accidente de la evolución
biológica. Esta evolución ha desembocado en la creación de un ser que es inepto para la
vida. Esta especie habría desaparecido sino hubiese podido crear una forma nueva e
inédita en la escala de los seres: la sociedad como institución, que encarna significaciones
y es capaz de adiestrar especímenes singulares Homo Sapiens para que puedan vivir.
Lo coherente en la sociedad es todo lo que impone maneras de actuar y pensar.
Castoriadis subraya el hecho de que no hay pensamiento personal, porque en el pensador
o la pensadora más original solo hay una ínfima parte de lo que dice que no proviene de la
sociedad, de lo que lo rodea y ha aprendido. Hay un conjunto de instituciones que hacen
que hablemos una lengua y no otra. La unidad deriva a su vez de la cohesión interna de un
entretejido de sentidos o significaciones, que penetran toda la vida de la sociedad, la dirigen
y orientan: son las significaciones imaginarias, encarnadas en las instituciones
particulares que las animan. Son imaginarias porque no son ni racionales ni reales, no
corresponden a ideas racionales, y tampoco a objetos naturales; y son sociales pues son
compartidas colectivamente gracias a la institución de la sociedad a través de sus
instituciones, normas, valores, lenguaje, instrumentos, procedimientos y métodos para
tratar con las cosas y hacer las cosas.
Dichas instituciones determinan lo que para el individuo es real o no real. Así la sociedad
como constitución y construcción configura su propio sistema de interpretación, declara lo
que tiene sentido o no, lejos de estar sustentado en una base física o de lógica racional
exclusivamente. De esta manera

Cada ser humanx es casi la sociedad entera, en la medida en que refleja todo ese
entretejido de significaciones imaginarias. La identidad es un principio de funcionamiento
de toda persona humana autónoma; la misma es resultado de un proceso de construcción
en el que tienen un peso determinante los ideales de la sociedad (en la que esa persona
se desarrolla) ¿Qué es aquello que nos hace sentir orgullosxs de pertenecer a la sociedad
que pertenecemos? ¿Qué es aquello que creemos que nos identifica en forma colectiva?
[para ubicar esta pregunta en nuestro país: ¿qué frase, qué concepto creemos que es la
mayor/mejor definición de la Argentina?. (están excluidos el tango, el mate, y Maradona)] .

Las dos significaciones imaginarias desde la emergencia de la formación económico-social


del capitalismo (finales del siglo XVIII) han sido, por un lado la expansión ilimitada del
dominio, y por otro, el proyecto democrático, de autonomía. En el desarrollo de ambas
significaciones, apareció su contradicción; la expansión ilimitada ha conducido en forma
inexorable a la colonización (de espacios, de tiempos, de personas); aplastando las
respectivas autonomías.

Es este campo contradictorio en el que actuamos, pensamos, intervenimos hoy y donde les
cabrá intervenir a ustedes, futurxs colegas.

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