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La pandemia por COVID-19 ha transformado de forma imprevista y radical el escenario

económico global. Gobiernos y empresas de todos los países se ven en el panorama de


enfrentar, por un lado, la rápida expansión del virus entre la población y, por otro, disminuir
las consecuencias económicas y empresariales de la crisis.

En el plano mundial un ejemplo claro son las aerolíneas como uno de los sectores más
afectados. Al igual que el sector turismo o de entretenimiento.

Es así que al referirnos el impacto de la crisis sanitaria tenemos el caso de España que según el
Colegio de Registradores se evidenció un total de 10 588 sociedades que se extinguieron en el
primer trimestre del año.

Por consiguiente la Extinción de Sociedades es la última etapa para oficializar el fin de una
sociedad en donde una vez efectuada la distribución del haber social la extinción de la
sociedad se inscribe en el Registro. Mediante una solicitud, en la cual se debe indicar la forma
como se ha dividido el haber social, la distribución del remanente, y las consignaciones
efectuadas (en caso que los acreedores no hubieran cobrado sus créditos), acompañando la
publicación del balance final de liquidación.

Al momento de inscribir la extinción de la sociedad, se debe señalar el nombre y domicilio de


la persona que custodiará los libros y documentos de la sociedad.

Si algún liquidador se niega a firmar el recurso, no obstante haber sido requerido, o se


encuentra impedido de hacerlo, la solicitud se presenta por los demás liquidadores
acompañando copia del requerimiento con la debida constancia de su recepción.

El artículo 422º de la LGS establece el derecho de los acreedores para hacer valer sus créditos
luego de extinguida la sociedad. En el caso de la sociedad colectiva, los acreedores podrán
hacer valer sus créditos frente a los socios. Los acreedores de las sociedades anónimas, de las
sociedades en comandita simple y en comandita por acciones (se ha omitido a la Sociedad
Comercial de Responsabilidad Limitada), podrán hacer valer sus créditos frente a los
accionistas o socios, hasta por el monto de la suma recibida por éstos como consecuencia de la
liquidación. Si la falta de pago se debió a culpa de los liquidadores, los acreedores podrán
hacer valer sus créditos frente a éstos. Estas acciones se tramitarán por el proceso de
conocimiento.

Las pretensiones de los acreedores al que me referí previamente caduca a los dos años desde
la inscripción de la extinción de la sociedad.

En el plano mundial un ejemplo claro son las aerolíneas como uno de los sectores más
afectados por la crisis sanitaria y es aquí en donde las soluciones para evitar llegar a un
proceso de extinción

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