Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
ÍNDICE
Introducción 1
Epidemiología 1
Factores pronósticos 2
Características del virus 2
• Transmisión 3
• Manifestaciones clínicas 4
• Espectro de gravedad 5
Laboratorio 6
• Imágenes 6
• Etapas basadas en las imágenes de tomografía 7
• Ecografía 9
Diagnósticos diferenciales 10
• Cuándo se debe sospechar infección por el nuevo coronavirus 10
• Definición de caso 10
• Toma de muestras 11
Plan de preparación y respuesta nacional o regional al COVID-19 12
• Fase de contención 12
• Fase de mitigación 12
Organización asistencial y gestión de pacientes en instituciones 14
• Triaje en el servicio de emergencia 14
• Manejo de casos de aislamiento de pacientes sintomáticos y medidas de protección 14
personal
• Manejo de cuadros leves y contactos 14
Manejo domiciliario de los casos posibles, probables y confirmados de COVID-19 15
• Requisitos para la atención domiciliaria 15
• Medidas para el paciente en aislamiento 16
• Medidas de prevención para las personas que conviven en el domicilio 17
• Medidas básicas de protección y prevención para la persona responsable de los 17
cuidados domiciliarios
• Manejo de residuos y limpieza 17
• Duración del aislamiento y traslado del caso 18
La aparición de una nueva infección viral con casos con consecuencias fatales nos obliga a incorporar nuevos
conocimientos, muchos de ellos de reciente adquisición, dado que estamos apenas comprendiendo las características
de este nuevo virus. Las recomendaciones, además, se deben considerar como generales, y se irán actualizando y
ajustando con el tiempo a cada realidad local.
Los coronavirus son un grupo de virus que afectan únicamente a humanos, animales mamíferos y aves, algunos de
los cuales tienen la capacidad de contagiarse de animales a seres humanos y luego de contagiarse entre personas.
Los coronavirus producen cuadros que van desde resfriados o catarros e infecciones sistémicas más graves que
comprometen los pulmones hasta afecciones a nivel hepático, intestinal y neurológico que pueden llevar a la muerte.
Seis especies de coronavirus causan enfermedades humanas. Los virus 229E, OC43, NL63 y HKU1 son prevalentes
y típicamente causan síntomas de resfriado común en individuos inmunocompetentes. Las otras dos cepas de
coronavirus son responsables del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV) y del síndrome respiratorio del
Oriente Medio (MERS-CoV), que son de origen zoonótico. El SARS-CoV fue el agente causal de los brotes de
síndrome respiratorio agudo grave en los años 2002 y 2003 en la provincia de Guangdong, China, y el MERS-CoV
fue el patógeno responsable de brotes de enfermedades respiratorias graves en el en el Medio Oriente durante el
año 2012.
Aunque la mayoría de las infecciones por coronavirus en humanos son leves, las epidemias por los dos
betacoronavirus, el SARS-CoV y el MERS-CoV, han causado más de 10.000 casos acumulativos en las últimas dos
décadas, con tasas de mortalidad del 10% para el SARS-CoV y del 37% para el MERS-CoV.
Dada la alta prevalencia y la amplia distribución de coronavirus, la gran diversidad genética y la recombinación
frecuente de sus genomas, así como el aumento de la relación en actividades entre humanos y animales, es probable
que surjan nuevos coronavirus periódicamente en humanos debido a infecciones frecuentes entre especies y
ocasionales eventos de contagio.
EPIDEMIOLOGÍA
A finales del año 2019, en la ciudad de Wuhan, perteneciente a la provincia de Hubei en China, aparece un nuevo
virus, denominado en principio 2019-nCov y posteriormente identificado como SARS-CoV2, para diferenciarlo
del SARS-CoV1 previo. La enfermedad producida por el virus recibe el nombre de COVID-19 (de Coronavirus
Infectious Disease, año 2019), es responsable de cuadros de neumonía y ha sido identificada en muestras de lavado
broncoalveolar que han permitido estudiar la secuencia genética del virus. A partir de su origen en dicha ciudad, se
comienza a extender a otras ciudades de China y a varios países de distintos continentes. Aunque se sospecha que
el huésped inicial más probable sea el murciélago, la principal fuente de contagio actual es la persona infectada
por el virus.
El 11 de marzo del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia en el contexto de la
presencia de la enfermedad en 114 países, con cientos de miles de casos confirmados y miles de fallecidos.
FACTORES PRONÓSTICOS
La población generalmente susceptible al virus incluye a los ancianos y las personas con enfermedades subyacentes
que muestran afecciones más graves después de la infección. A su vez, los niños también son propensos a la
infección por COVID-19, al igual que los bebés, pero en estos casos los síntomas son relativamente leves. Según el
conocimiento actual de los casos, la mayoría de los pacientes tienen un buen pronóstico y solo algunos pacientes
se encuentran en estado crítico. Los casos de muerte se observan con mayor frecuencia en los ancianos y en
los pacientes con enfermedades subyacentes crónicas. La edad promedio de los pacientes es de 49 años, y las
principales enfermedades subyacentes son la diabetes, la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares.
La mortalidad estimada es de alrededor del 2% al 4%, mucho menor que la del SARS-CoV (23,1%) y el MERS-CoV
(37%), pero mayor que la ocasionada por el virus de la gripe. Esta cifra varía de forma significativa dependiendo del
país y la región. La mortalidad en pacientes de 70 a 79 años es del 8% y en los de 80 o más años es del 15%. Aunque
la mortalidad es más baja que la de otros coronavirus, tiene una alta tasa de contagiosidad.
Se ha confirmado que la edad avanzada y la comorbilidad son factores de riesgo de muerte. Un análisis multivariable
reciente confirmó, además, que la edad avanzada, una puntuación más alta en la evaluación secuencial de la
insuficiencia orgánica (SOFA) y un nivel de dímero D > 1 µg/l al ingreso se asocian con una mayor mortalidad.
El virus actual se ha podido tipificar y se ha determinado que es un betacoronavirus diferente a los otros previos
que causaron cuadros graves, como el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV1) y el síndrome respiratorio
de Oriente Medio (MERS-CoV). La expansión de la diversidad genética entre los coronavirus y su consiguiente
capacidad de causar enfermedades en los seres humanos se gesta principalmente mediante la infección de animales
peridomésticos, que sirven como hospedadores intermedios, fomentando eventos de recombinación y mutación.
Se estima que la glucoproteína de superficie que une el virión a la membrana de la célula huésped desempeña
un papel dominante. Mientras que el SARS-CoV infecta los neumocitos tipo 2 y las células epiteliales bronquiales
ciliadas que utilizan la enzima convertidora de angiotensina 2 como receptor, el MERS-CoV actúa en la dipeptidil
peptidasa-4, una glucoproteína transmembrana, para infectar neumocitos tipo 2 y células epiteliales bronquiales.
Transmisión
Al igual que ocurre con otros virus, la transmisión ocurriría a través del contacto con animales infectados, como
se sospecha que se originaron los primeros casos, o por contacto con secreciones respiratorias generadas por
la tos o el estornudo de una persona que esté cursando la enfermedad, ocurriendo la transmisión por “gota”. La
infección se produciría si estas secreciones o gotas de aerosol entran en contacto con la nariz, la boca o los ojos
de otra persona.
Es importante destacar que, hasta que se encuentre la fuente precisa del virus, será difícil distinguir el origen de la
propagación zoonótica. Sin embargo, la transmisión actual principal es de humano a humano por contacto estrecho.
La transmisión puede ser directa a través de pequeñas gotas que se producen cuando una persona tose o estornuda.
Estas gotas pueden llegar a la boca o nariz de las personas que se encuentran a una distancia menor de 180 cm,
quienes pueden inhalarlas al respirar. Otra forma indirecta de transmisión es por contacto, que ocurre cuando
estas gotas permanecen en los objetos o superficies, el individuo los toca y luego, con las manos contaminadas, se
toca los ojos, la boca o la nariz. Esto ocurre en zonas cercanas al paciente. Al no quedar las partículas suspendidas
en el aire, no hay transmisión a través de este medio.
También se ha documentado eliminación viral a través de la materia fecal, aunque se desconoce el rol que cumple
este hecho en la propagación del virus.
La mayor transmisión se produce por la replicación viral y por la presencia de síntomas como la tos o los estornudos,
que favorecen la diseminación. Existen algunos reportes esporádicos de transmisión en pacientes asintomáticos
o con síntomas leves; sin embargo, los datos actuales indican que este mecanismo de transmisión pareciera ser
poco probable, aunque estos datos son limitados.
La permanencia del virus en las superficies es variable: dependiendo de las características de la superficie, de la
temperatura, de la humedad y del origen, puede durar de horas a días. Esto se resuelve con la limpieza y desinfección
de la superficie. Los productos útiles son la lavandina (lejía o cloro) o el alcohol etílico al 70%.
Aunque no se describió durante el brote de SARS-CoV1, los casos asintomáticos variaron del 12,5% al 25%
en
algunos estudios de MERS-CoV. Con el SARS-CoV2 puede estar ocurriendo un fenómeno similar, lo que haría que
el brote fuese aún más difícil de contener.
El supercontagio es la transmisión amplificada de un virus por individuos en una población. Los brotes de SARS-CoV1
y MERS-CoV tuvieron evidencia documentada de pacientes supercontagiadores. En general, ambos coronavirus
epidémicos mantienen una baja tasa de propagación de un paciente infectado individualmente. Sin embargo,
aproximadamente el 10% de los pacientes con infección por SARS-CoV1 y MERS-CoV se han asociado con un
supercontagio. Estos casos generaron una parte significativa de la epidemia en todo el mundo. Notablemente, ni
las mutaciones en los virus ni la gravedad de la enfermedad se asociaron con el estado de supercontagiador, lo que
implica que los factores del huésped contribuyen al fenotipo. Para el SARS-CoV2, el rastreo de contactos hasta
la fecha sugiere una propagación limitada de humano a humano y una tasa de propagación baja. Sin embargo,
el reciente aumento de casos, tanto dentro como fuera de Wuhan, podría indicar la existencia de individuos
supercontagiadores que alimentan el brote. También podría ocurrir un supercontagio con propagación de la fuente
zoonótica como se ha observado en otros brotes de enfermedades. En cualquier caso, la posibilidad de la presencia
de supercontagiadores puede seguir desempeñando un papel relevante en este brote en el curso de la infección
por SARS-CoV2.
También se observó que la duración media de la detección de ARN viral es de 20 días en los supervivientes, pero
el virus que causa el COVID-19 fue detectable hasta la muerte en los no supervivientes. La duración más larga de
eliminación viral en los supervivientes observada fue de 37 días.
El 29% de los pacientes con neumonía confirmada por COVID-19 eran profesionales de la salud activos, y el 12,3%
eran pacientes hospitalizados, lo que sugiere una alarmante tasa de propagación nosocomial del 41%. Esto conlleva
a reforzar las medidas de bioseguridad y de cuidado del personal de salud y de los pacientes internados.
Manifestaciones clínicas
Según los datos epidemiológicos actuales, el período de latencia es generalmente de 4 a 5 días, pero puede ser
de entre 2 y 14 días como máximo. Esto tiene incidencia en las medidas que se deben tomar en cuanto a los
aislamientos, tanto en los casos preventivos de personas que vuelven de viaje como en los pacientes con casos
confirmados. Se calcula que un paciente enfermo podría contagiar en promedio a entre 2 y 4 pacientes.
En un estudio que describe 41 de los casos iniciales identificados en el brote, se determinó que el 73% de los
casos correspondían a varones, con una media de edad de 49 años. Casi el 98% de ellos presentaron fiebre, el
76% presentaron tos y el 44% presentaron mialgias y fatiga. La disnea se desarrolló en un 55% de los casos tras
aproximadamente 8 días promedio del cuadro.
Otras manifestaciones menos frecuentes comunicadas fueron la producción de esputo (28%), cefalea (8%),
hemoptisis (5%) y diarrea (3%). Las manifestaciones clínicas son inespecíficas y son similares a otros cuadros
virales.
Los pacientes con síntomas leves pueden no presentar signos positivos en el examen físico. Aquellos en estado
más grave pueden tener dificultad para respirar, estertores pulmonares húmedos, murmullo vesicular disminuido o
matidez en la percusión.
La linfopenia fue común, y todos los pacientes presentaron anormalidades pulmonares parenquimatosas en la
tomografía computarizada de tórax, incluyendo opacidades en vidrio esmerilado, consolidación subsegmentaria y
consolidación multilobar. El síndrome de dificultad respiratoria aguda se desarrolló en el 30% de los casos, y tuvo
que implementarse ventilación mecánica en el 10%.
Si analizamos en una línea temporal el curso evolutivo del cuadro, podemos observar que, a partir del inicio de los
síntomas, la admisión hospitalaria promedio se da en el séptimo día; la disnea, entre el quinto y el octavo día; el
síndrome de distrés respiratorio, entre el octavo y el noveno día, y la admisión a unidades críticas, entre el décimo
y el undécimo día.
Espectro de gravedad
El espectro de gravedad abarca tres formas:
→ Forma leve: en estos casos, el cuadro afecta a las vías aéreas superiores, como cuadro inespecífico con fiebre,
tos, rinorrea, dolor de garganta, malestar general, mialgias y cefalea. La diarrea, los vómitos y las náuseas son
raras. Los pacientes añosos o los inmunocomprometidos pueden tener presentaciones atípicas y desarrollar
cuadros graves, por lo que deben ser internados para un seguimiento estricto.
→ Forma de neumonía: cuando la infección afecta a las vías respiratorias bajas ocasiona neumonía. Esta puede
ser leve o grave, y en este último caso presenta una saturación de oxígeno (SatO2) respirando en aire ambiente
menor o igual del 93%, una frecuencia respiratoria mayor a 30 latidos/minuto o disnea intensa.
→ Forma de sepsis: el paciente presenta sepsis o shock séptico con origen en la infección respiratoria.
Las complicaciones observadas fueron síndrome de distrés respiratorio agudo en cerca del 30%, insuficiencia
cardíaca en el 12%, lesión renal aguda en el 7%, shock en el 75% e infecciones secundarias sobreagregadas en
el 10%. Con respecto a los pacientes internados, el 32% requirieron atención en unidad de cuidados críticos y la
mortalidad fue del 15%; sin embargo, los que requirieron cuidados críticos presentaron una mortalidad cercana
al 38%.
LABORATORIO
En la etapa inicial, el recuento total de leucocitos en sangre periférica resultaba normal o disminuido, mientras que el
recuento de linfocitos resultaba disminuido, con presencia de linfopenia en el 63% de los casos. En algunos pacientes,
las transaminasas, la creatinafosfocinasa (CPK) y la mioglobina pueden estar aumentadas. La procalcitonina (PCT)
es normal en la mayoría de los pacientes, y en los casos graves se observa un aumento del dímero D.
Imágenes
Los hallazgos en los estudios de imagen varían de acuerdo con la edad del paciente, el estado de inmunidad, el estadio
de la enfermedad en el momento del estudio, las enfermedades subyacentes y las intervenciones farmacológicas.
Las imágenes pueden ser típicas o atípicas.
Las imágenes atípicas por radiografía o tomografía computarizada del tórax incluyen:
→ Engrosamiento en red subpleural simple o múltiple o en forma de panal del tabique interlobular, engrosamiento
de la pared bronquial y opacidad tortuosa y gruesa. Varias consolidaciones irregulares, ocasionalmente con una
pequeña cantidad de derrame pleural o agrandamiento de los ganglios linfáticos mediastínicos visible. Esto es
más frecuente en pacientes añosos.
→ Nódulos sólidos simples o múltiples o nódulos consolidados en el centro del lóbulo, rodeados de opacidades en
vidrio esmerilado.
→ Etapa temprana: corresponde al período de 1 a 3 días después de las manifestaciones clínicas (fiebre, tos, etc.).
El proceso patológico durante esta etapa corresponde a la dilatación y la congestión capilar septal alveolar,
la exudación de líquido en la cavidad alveolar y el edema intersticial interlobular. Hay opacidades dispersas o
aglomeradas dispersas o múltiples de vidrio esmerilado, separadas por una imagen en panal de abeja o una red
de tabiques interlobulares engrosados.
→ Etapa de progresión rápida: esta etapa se refiere al período de aproximadamente 3 a 7 días después del
comienzo de las manifestaciones clínicas. Las características patológicas en esta etapa son la acumulación de
una gran cantidad de exudado rico en células en la cavidad alveolar, la expansión vascular y la exudación en el
intersticio, que contribuyen a agravar aún más el edema alveolar e intersticial. La exudación fibrosa conecta
cada alvéolo a través del espacio interalveolar para formar su fusión. La tomografía muestra una consolidación
fusionada y a gran escala con broncograma aéreo en el interior.
Ecografía
Las anormalidades pulmonares pueden desarrollarse antes de las manifestaciones clínicas y la obtención del
resultado de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en el hisopado. Algunos expertos han recomendado
la tomografía computarizada de tórax temprana para detectar pacientes sospechosos. La alta tasa de contagio
del virus y el riesgo de transportar pacientes inestables con hipoxemia e insuficiencia hemodinámica hacen que
la tomografía computarizada de tórax sea una opción limitada para los pacientes con COVID-19 sospechado o
confirmado. La ecografía pulmonar proporciona resultados similares a la tomografía computarizada de tórax e
incluso superiores a la radiografía de tórax estándar para la evaluación de la neumonía y/o el SDRA, con la ventaja
adicional de la facilidad de uso en la cama del paciente, su repetibilidad, la ausencia de exposición a la radiación y
su bajo costo.
Una limitación reconocida de la ecografía pulmonar es que no puede detectar lesiones que se encuentren
profundamente dentro del pulmón, ya que el pulmón aireado bloquea la transmisión de la ecografía. Esto implica
que la anormalidad debe extenderse a la superficie pleural para ser visible en el examen de ecografía. Se requiere
una tomografía computarizada de tórax para detectar la neumonía no extendida a la superficie pleural.
Los hallazgos en ecografía que se correlacionan con los observados en la tomografía computarizada de tórax en
pacientes con COVID-19 se mencionan a continuación:
Se debe distinguir principalmente de otras infecciones virales causales de neumonía, como el virus de la influenza,
el virus de la parainfluenza, el adenovirus, el virus sincitial respiratorio, el rinovirus y el metapneumovirus humano,
entre otros. También, de la neumonía por micoplasma, la neumonía por clamidia y la neumonía bacteriana. Además,
debe distinguirse de las enfermedades no infecciosas, como la vasculitis, la dermatomiositis y la neumonía
organizada.
Definición de caso
Los casos son considerados sospechosos, probables o confirmados.
→ Caso sospechoso: esta definición es variable dependiendo del momento del curso de la epidemia en una región
o país. Generalmente implica:
• Paciente con fiebre y síntomas respiratorios sin otra etiología que explique el cuadro, más el antecedente
de viaje a países con transmisión comunitaria en los 14 días previos o en algún momento de la epidemia.
• Paciente con fiebre y síntomas respiratorios s in otra etiología que explique el cuadro, además de contacto
con casos probables o confirmados de COVID-19 en los 14 días previos.
• Todo paciente con enfermedad respiratoria aguda grave definida como neumonía. Esto incluye el
diagnóstico clínico y radiológico de neumonía más cualquiera de los siguientes síntomas:
- Frecuencia respiratoria: >30/minuto.
- SatO2 < 93 % (al aire ambiente)
- Requerimiento de asistencia respiratoria mecánica (ARM).
- Incremento de los infiltrados > 50% en 24-48 horas.
- Alteración de conciencia.
- Inestabilidad hemodinámica.
- Escala CURB-65 ≥ 2 puntos. La escala CURB-65 toma en cuenta 5 ítems: confusión mental (C); urea
en sangre > 42 mg/dl (U); frecuencia respiratoria ≥ 30 por minuto (R); presión sanguínea: presión
arterial sistólica < 90 mmHg o presión arterial diastólica < 60 mmHg (B), y edad ≥ 65 años (65).
- Requerimiento de unidad de cuidados críticos o intensivos.
- Ausencia de otra etiología que explique el cuadro clínico.
→ Caso probable: se trata de un caso sospechoso con una prueba positiva para pancoronavirus y negativa para
los coronavirus MERS-CoV, 229E, OC43, HKU1 y NL63.
Toma de muestras
Dado que la presentación clínica es inespecífica, al momento de estudiar pacientes que están cursando una
infección respiratoria aguda grave se deben solicitar estudios para identificar las diversas etiologías.
Las pruebas para COVID-19 deben considerarse solo para pacientes que se ajustan a la definición de caso. Las
muestras deben ser recolectadas por personal capacitado y teniendo en cuenta las instrucciones de bioseguridad
y el equipo de protección personal apropiado para virus respiratorios.
Las muestras del tracto respiratorio alto se obtienen con el hisopado nasofaríngeo combinado con un hisopado
orofaríngeo y se transportan en el mismo tubo con medio de transporte viral. El esputo inducido está contraindicado.
Las muestras del tracto respiratorio bajo incluyen esputo, aspirado traqueal y lavado broncoalveolar, en los casos
necesarios. Aquellos que realizan el procedimiento deben utilizar la mascarilla de protección contra aerosoles N95.
En primera instancia, se requiere descartar el diagnóstico de influenza A y B por medio de una PCR. De ser influenza
negativa, se derivará la muestra al laboratorio para testear para coronavirus en el lugar de referencia.
Como la secuencia genética del nuevo virus se conoce, se han puesto a disposición ensayos de PCR para detectar
el SARS-CoV2. También se cuenta con kits rápidos para detectar anticuerpos del virus, aunque su sensibilidad es
variable.
En pacientes hospitalizados con infección confirmada de COVID-19, se deben recolectar muestras del tracto
respiratorio repetidas para demostrar la eliminación viral. La frecuencia de la recolección de muestras dependerá
de las circunstancias locales, pero debe ser al menos entre cada 2 a 4 días hasta que haya 2 resultados negativos
consecutivos en un paciente clínicamente recuperado con al menos 24 horas de diferencia.
El plan de preparación y respuesta al COVID-19 se diseña para su implementación en el sector sanitario. Dadas las
características de la enfermedad y los nuevos conocimientos sobre esta cepa de coronavirus, tiene un carácter
dinámico que se va actualizando y modificando durante el transcurso de la epidemia. En plan tiene como objetivos:
Fase de contención
En la situación epidemiológica en la que no se registran casos confirmados o los casos confirmados son aislados,
se aplicarán las acciones propuestas para esta fase.
Fase de mitigación
Se entrará en fase de mitigación a partir de la detección de transmisión local, considerada desde la confirmación
de laboratorio de transmisión de COVID-19 entre personas con vínculos epidemiológicos confirmados y una vez
determinado el número por el cual puede verse comprometida la capacidad operativa del sistema sanitario para
dar respuesta a la fase de contención.
En ambas fases, se debe llevar a cabo la evaluación de procesos. En función de la situación epidemiológica, se
llevarán adelante las acciones dirigidas a determinar:
→ Necesidad de aplicar medidas de distanciamiento social en la comunidad (escuelas, lugares públicos, trabajo,
actividades recreativas, transporte de corta y larga distancia).
→ Evaluación periódica de la respuesta sanitaria ante las distintas fases del plan operativo de preparación y
respuesta al COVID-19.
No se ha definido un criterio unificado a nivel global, nacional o regional sobre las medidas a tomar. Los países que
tomaron medidas drásticas tempranamente, como China, Corea del Sur y Taiwán, lograron detener el crecimiento
exponencial del número de casos y fallecidos, logrando incidir en el comportamiento de la curva de casos y
mortalidad. Los países que tomaron medidas drásticas, pero tardíamente, como Francia, Alemania y EE. UU., no
lograron impactar en el crecimiento exponencial de casos y muertes, y las capacidades de atención de sus sistemas
de salud se han visto superadas. Los países que tomaron medidas parciales e inoportunas o tardías han fracasado
en el control de la situación y han visto colapsados sus sistemas de salud, aun en sistemas robustos y avanzados,
como en los casos de España, Italia y Brasil.
La evaluación de triaje requiere identificar a personas con cuadro respiratorio además de:
→ Antecedentes de viaje a China o países con brotes epidémicos significativos en los últimos 14 días.
→ Contacto estrecho de casos sospechoso o confirmado de COVID-19.
Si existe tal razón, los pacientes con síntomas leves, menores de 60 años y sin afecciones crónicas subyacentes
que lo colocan en un mayor riesgo de desarrollar complicaciones, como enfermedades pulmonares o cardíacas,
insuficiencia renal o afecciones inmunocomprometidas, pueden ser atendidos en el entorno del hogar. El mismo
principio de atención en el entorno del hogar se aplica a pacientes sintomáticos que ya no requieren hospitalización.
Esta decisión requiere un juicio clínico cuidadoso y debe ser informada evaluando la seguridad del entorno del
hogar del paciente.
Se debe establecer una forma de comunicación entre el paciente y los cuidadores de la atención médica durante
toda la duración del período de atención domiciliaria hasta que el paciente se recupere por completo. El personal de
atención médica debe participar en la revisión del estado de salud actual para la progresión de los síntomas de los
contactos por teléfono e, idealmente y si es posible, mediante visitas de manera regular, por ejemplo, diariamente.
Además, los pacientes y los miembros del hogar deben recibir educación sobre higiene personal, sobre medidas
básicas de prevención y control de infecciones, sobre cómo cuidar al presunto miembro infectado de la familia
de la manera más segura posible y sobre cómo evitar la propagación de la infección a los contactos del hogar. El
paciente y la familia deben recibir apoyo continuo, educación y monitorización.
En los casos posibles, probables o confirmados de COVID-19 con síntomas leves y sin criterios de ingreso hospitalario,
se valorará en cada paciente la situación clínica y el momento epidemiológico concreto. Es necesario constatar la
ausencia de comorbilidades en el paciente y en sus convivientes para permitir este tipo de atención.
Existen casos probables o confirmados de COVID-19 que han precisado hospitalización y que han recibido el alta
hospitalaria, pero requieren seguimiento y medidas de aislamiento.
Los miembros de la familia y convivientes deben permanecer en una habitación diferente, teniendo el mínimo
contacto con el paciente. Se debe evitar el contacto directo con los fluidos corporales, especialmente los orales,
las secreciones respiratorias y las heces. No se deben compartir objetos de uso personal tales como cepillos de
dientes, vasos, platos, cubiertos, toallas, ropa, etc. Todos los convivientes deben lavarse las manos con agua
y jabón o solución hidroalcohólica después de cualquier contacto con el enfermo o su entorno inmediato. Los
miembros de la familia, convivientes y personas encargadas de los cuidados deben realizar autovigilancia de la
aparición de síntomas como fiebre, tos, dolor de garganta o dificultad para respirar, y consultar con los servicios
de salud si estos aparecieran con el fin de detectar precozmente la aparición de un posible caso.
Medidas básicas de protección y prevención para la persona responsable de los cuidados domiciliarios
Se recomienda que se evalúe de forma individual que la persona responsable de los cuidados de los pacientes no
tenga factores de riesgo que impliquen posibles complicaciones en caso de presentar COVID-19. Si es necesaria
la prestación de cuidados, debe ser una única persona la que proporcione la atención requerida. La persona
responsable de los cuidados debe lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o solución hidroalcohólica
después de cualquier contacto con el enfermo o con su entorno inmediato. Si el cuidado requiere una aproximación
a una distancia inferior a 1 m, el paciente ha de llevar una mascarilla quirúrgica. Es imprescindible el uso de guantes
desechables si se va a entrar en contacto con secreciones del enfermo; tras su uso, se desecharán y se lavarán las
manos inmediatamente después. El responsable de los cuidados debe ser informado de que será considerado como
contacto estrecho. Si bien no se hará un seguimiento activo de los contactos, se les indicará realizar cuarentena
domiciliaria durante 14 días luego de que el paciente sea dado de alta. Las autoridades sanitarias podrán valorar
situaciones individuales que requieran otro tipo de recomendación. Si durante los 14 días posteriores a la exposición
el contacto desarrolla síntomas, deberá contactar con los servicios de salud, y si la situación lo permite deberá
realizar autoaislamiento domiciliario.
Los cubiertos, vasos, platos y demás utensilios reutilizables se lavan con agua caliente y jabón. Las superficies que
se tocan con frecuencia (p. ej., mesitas de noche o muebles del dormitorio), las superficies del baño y el inodoro
deben ser limpiadas y desinfectadas diariamente con un desinfectante doméstico (lavandina, lejía o cloro) diluido
(1 parte al 5% en 50 partes de agua) y preparado el mismo día que se va a utilizar.
La persona encargada de la limpieza debe protegerse con guantes y mascarilla (si está disponible), y realizar
higiene de manos antes y después de quitarse los guantes. Tras culminar la limpieza, la persona que la realizó
cumplirá indefectiblemente con la higiene de manos.
Se recomienda que, si las condiciones clínicas de la persona empeoraran o si las situaciones en el domicilio
hicieran insostenible el correcto manejo del paciente, se valore su derivación a un establecimiento asistencial.
El transporte del paciente debe realizarse en una ambulancia con la cabina del conductor físicamente separada
del área de transporte del paciente. El personal que intervenga en el transporte (salvo el conductor, si no sale
de la cabina) debe ser informado previamente y ha de utilizar el equipo para la prevención de la infección por
microorganismos transmitidos por gotas y por contacto. El paciente debe llevar puesta una mascarilla quirúrgica
y debe ir sin acompañantes en la ambulancia. En el supuesto de que sea imprescindible que esté acompañado
(dependiente, menor u otra circunstancia), el acompañante necesita colocarse una mascarilla quirúrgica. Una vez
finalizado el transporte, se procederá a la desinfección del vehículo con los productos habituales y a la gestión de
residuos de acuerdo con el procedimiento habitual.
Hasta la fecha, no se dispone de ningún tratamiento específico para la infección por el nuevo coronavirus, por lo
que el tratamiento es exclusivamente de sostén y de sus complicaciones.
El paciente debe descansar y estar en reposo en la cama; se deben controlar sus signos vitales (frecuencia cardíaca,
saturación de oxígeno mediante pulsioxímetro, frecuencia respiratoria, presión arterial) y brindar tratamiento de
apoyo para garantizar una ingesta y un equilibrio de energía e hidroelectrolítico.
En general, el uso de cánula de alto flujo o de ventilación mecánica no invasiva (VNI) no es recomendado, por
el riesgo de trasmisión del virus. Por otro lado, se ha observado que los pacientes con neumonía por COVID-19
padecen una enfermedad particular, con un fenotipo similar, mostrando una disociación entre la mecánica pulmonar
relativamente bien conservada y la gravedad de la hipoxemia. Se piensa que la hipoxemia grave que ocurre se
debe a la pérdida de la regulación de la perfusión pulmonar y la vasoconstricción hipóxica. Por esta razón, el
apoyo temprano con medidas no invasivas como la presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP) es
potencialmente dañino si se generan altas presiones intratorácicas negativas (y no medibles), produciendo una
lesión pulmonar autoinfligida. Si en algún centro de salud se toma esta medida, debe ser en una habitación con
presión negativa y con interfase que evite la diseminación viral (Helmet) con una monitorización estricta de la
respuesta terapéutica.
La intubación debe ser realizada por personal con experiencia, dado que se trata de pacientes con hipoxemia o
insuficiencia respiratoria con baja reserva, propensos a la desaturación rápida. La bioseguridad es primordial, dado
que es un procedimiento de gran exposición a material con contenido viral. Se debe utilizar equipo de protección
personal máximo con mascarilla N95, camisolín resistente a fluidos, doble guantes, protección ocular-facial, con
lavado de manos previo y posterior al procedimiento. Se debe reducir al mínimo necesario el personal presente
para el procedimiento.
Se debe tener preparado el respirador con las tubuladuras y filtros antes del procedimiento.
Es necesario preoxigenar con máscara de oxígeno de reservorio con flujo de15 l/min, evitando la ventilación con
sistema bolsa-máscara, y en caso de requerirlo usar entre la máscara y la bolsa un filtro antimicrobiano. Al realizar
la preoxigenación se debe colocar la cánula nasal debajo de la máscara con reservorio con flujo no mayor a 5 l/min
(para evitar la aerosolización) para realizar luego la oxigenación apneica luego de la inducción y parálisis.
Otra opción de preoxigenación es a través de una máscara de ventilación no invasiva con apoyo frontal o facial
completo unida a un sistema bolsa máscara con válvula de PEEP con un conector intercalado para administrar
oxígeno y mantener una PEEP adecuada y la conexión del sistema bolsa máscara con oxígeno a flujo de 15 l/min.
Fig. 8. Sistema de preoxigenación con presión espiratoria positiva (PEEP) para COVID-19.
Se recomienda utilizar la secuencia de intubación rápida. Los fármacos inductores que se pueden utilizar son
propofol, etomidato o ketamina (si hay inestabilidad hemodinámica); como paralizante, la succinilcolina, y como
alternativas, el rocuronio o el vecuronio.
Se debe insuflar el balón del tubo endotraqueal antes de comenzar la ventilación del paciente. No se recomienda
la intubación vigil o guiada por fibrobroncoscopio de rutina. Se debe realizar el retiro del equipo de protección
personal de manera adecuada y la desinfección del material reusable.
Ventilación mecánica
La ventilación mecánica invasiva debe ser protectora, con volúmenes corrientes bajos de 4 a 6 ml/kg de peso ideal,
con un pH objetivo de 7,20-7,40. La titulación de la PEEP puede titularse según se muestra en la Tabla 2.
La respuesta terapéutica se puede lograr manteniendo una presión meseta (plateau) < 25 cmH2O. Habitualmente
se requiere una PEEP alta, de 10-15 cmH2O.
Se debe considerar la utilización de bloqueantes neuromusculares (BNM) para facilitar la ventilación protectora.
De ser necesario, se recomienda iniciar su uso en infusión continua para evitar el ingreso constante de personal a
la habitación.
El objetivo de SatO2 es del 88% al 94%, evitando la hiperoxia. Las maniobras de reclutamiento alveolar solo se
deben realizar cuando sean necesarias, no de manera rutinaria.
Si el paciente presenta una relación PaO2 /FiO2 < 150, se recomienda administrar relajantes musculares por 48 horas
y colocar al paciente en decúbito prono de 12 a 24 horas y realizar una nueva evaluación al volver a colocarlo en
decúbito supino.
Se recomienda realizar humidificación pasiva y solo en ciertos casos activa, y utilizar sistemas cerrados de
aspiración para evitar la desconexión de la presión positiva durante las maniobras de aspiración.
Destete y extubación
Una vez superado el momento inicial y estabilizado el paciente, el equipo tratante evaluará diariamente la posibilidad
de avanzar en el destete y la extubación. No se debe realizar vacación o suspensión transitoria de sedación.
Los pacientes aptos para realizar una prueba de ventilación espontánea deberán cumplir los siguientes criterios:
→ Corroborar que la causa que originó la necesidad de ventilación mecánica esté resuelta o en vías de resolución.
→ Estabilidad hemodinámicacon requerimiento de fármacos vasoactivos o inotrópicos a bajas dosis o en descenso
o sin las mismos.
→ Estabilidad clínica: temperatura axilar < 38 °C, hemoglobina > 7 g/dl, ausencia de trastornos del medio interno.
→ Oxigenación aceptable: PaO2 /FiO2 ≥ 150 con PEEP ≤ 8 cmH2O; requerimiento de FiO2 ≤ 0,5.
→ Evidencia de esfuerzo inspiratorio espontáneo.
Una vez que el paciente pase la prueba de ventilación espontánea de un mínimo de 30 minutos, se realizará la
extubación con aspiración mediante circuito cerrado. Se debe evitar la prueba en tubo en T.
Una vez extubado el paciente, se contraindica en forma absoluta la utilización de ventilación no invasiva o cualquier
otro método de prevención de falla en la extubación. Se le colocará inmediatamente una máscara de oxígeno con
reservorio.
Se deben realizar valoraciones hemodinámicas y detectar la presencia de shock. Se recomiendan las valoraciones
dinámicas y, si se ha repuesto volumen intravascular sin haber logrado mejoría en la hemodinamia, se deben usar
vasopresores. En caso de presencia de disfunción miocárdica, se debe utilizar dobutamina como inotrópico.
Dado que ante un paciente con neumonía grave no se puede conocer de inicio la etiología, se deben administrar
antibióticos empíricos para cubrir el tratamiento de los gérmenes más probables según el paciente y los datos
de epidemiología local, hasta disponer de los resultados microbiológicos. A esto se debe agregar el tratamiento
empírico con oseltamivir en situación de circulación local del virus de la gripe o historia de viaje a zona de circulación
del mismo.
No se ha demostrado la eficacia de ningún tratamiento específico hasta la fecha para el cuadro clínico asociado
a COVID-19 en seres humanos. Múltiples ensayos clínicos aleatorizados se encuentran en fase de reclutamiento y
se espera que produzcan evidencias científicas de calidad en el corto plazo.
En la atención de pacientes con infección por coronavirus, personal sanitario ha resultado infectado y, en algunos
casos, ha desarrollado cuadros graves que llevaron a la muerte, por lo que se deben extremar las medidas de
prevención para evitar el contagio:
→ Los servicios de emergencias y las unidades de cuidados críticos que atienden a pacientes con sospecha de
infección por coronavirus requieren estar equipados con todos los elementos necesarios para tomar las medidas
de precaución de contacto y de gota, medidas que se deben tomar aun antes de la confirmación diagnóstica.
MANEJO DE CONTACTOS
Este término designa a las personas asintomáticas. Según como se clasifique, este grupo puede requerir aislamiento
domiciliario, automonitorización de síntomas y pautas de alarma, pero no se realizará el estudio diagnóstico para
COVID-19 a quienes no tengan síntomas.
Entre las principales acciones para control de contactos estrechos, se indicará aislamiento domiciliario por
un período de 14 días. El contacto deberá tener un mail y teléfono del referente jurisdiccional para mantenerse
comunicado. Las autoridades sanitarias deberán realizar una monitorización diaria durante 14 días de signos y
síntomas (incluida fiebre, tos o dificultad para respirar).
El conocimiento disponible en relación con el impacto del COVID-19 en embarazadas es limitado. La evidencia
científica disponible sobre mujeres embarazadas con COVID-19 afectadas en China no ha demostrado transmisión
vertical. Las pacientes analizadas en las publicaciones presentaron toda infección en el tercer trimestre, y no hay
información disponible en relación con el impacto de la enfermedad en otros trimestres del embarazo.
No se ha podido demostrar a la fecha transmisión de COVID-19 por placenta o leche materna. La casuística en
embarazadas publicada es baja, y no pareciera haber complicaciones distintas a las complicaciones generales de
este grupo poblacional.
Con base en esta evidencia, se aconseja para casos de embarazadas asintomáticas, que vuelvan de zonas con
transmisión:
→ Aislamiento domiciliario durante 14 días.
→ Consulta temprana ante la aparición de síntomas.
→ Posponer los controles obstétricos programados, la realización de ecografías y exámenes de laboratorio de
control hasta finalizar el período de aislamiento.
A medida que las noticias sobre el COVID-19 dominan los titulares en los medios y aumenta la preocupación pública,
es vital tener en cuenta que cuidar la salud mental es tan importante como cuidar la salud física de los profesionales
de la salud.
La situación de pandemia exige apoyos para los trabajadores de la salud. Estas situaciones pueden generar
sobrecarga emocional y estrés que afectan a los profesionales de la salud, quienes pueden experimentar irritabilidad,
cambios bruscos en el humor, ansiedad, hiperactividad, dificultades para conciliar el sueño y descansar, aumento
de la atención involuntaria, enojo, necesidad de continuar con las tareas y dificultades para detenerse.
Es muy importante que el trabajador pueda cuidarse para seguir cuidando a otros, ya que está trabajando bajo
una presión considerable. Estar atento a su salud es fundamental para poder seguir. Tratar de hacer pausas para
descansar, para alimentarse, mantener comunicación con sus afectos y con colegas para compartir sentimientos y
experiencias y hablar sobre sus preocupaciones y sentimientos pueden ayudarlo a encontrar formas de atravesar
este momento y también de ayudar a los demás. Recibir apoyo y atención de otros puede brindar alivio y evitar
la sensación de soledad. Los referentes de cada sector deben acompañar a sus profesionales en este proceso y
fomentar el trabajo en equipo.
Esta es una situación única y sin precedentes para muchos trabajadores de la salud. Hay que hacer uso de todas
las estrategias que les sean útiles para aliviar el estrés.
Se debe tener presente que esta no es una carrera de velocidad, sino una maratón a largo plazo. Se debe evitar la
exposición excesiva a las noticias, solo actualizar la información para tomar medidas prácticas, principalmente. Es
conveniente actualizar la información una o dos veces al día en un mismo horario y buscar información precisa de
fuentes confiables. Lo ideal es limitarse a leer solo información oficial.
Para cuidar a quienes cuidan es necesario trabajar en equipo. Se deben establecer acuerdos durante el período
de trabajo que garanticen los cuidados básicos necesarios, como el descanso entre turnos o las medidas de
distanciamiento social e higiénicas requeridas. Es necesario tratar de mantener hábitos saludables en la medida
de lo posible. Se recomienda ingerir 2 litros de agua diarios y realizar algún tipo de actividad física posible.
Se deben incrementar las medidas de autocuidado en casos de padecer alguna enfermedad crónica. Es necesario
consultar de forma inmediata ante la presencia de fiebre y síntomas respiratorios (tos, dolor de garganta o dificultad
respiratoria), no automedicarse y no subestimar ninguna manifestación clínica.
También es imprescindible seguir las recomendaciones de la jurisdicción en la que reside en relación con la
modalidad de consulta. Se recomienda que sea a través de la atención telefónica para disminuir el riesgo y organizar
la consulta posterior.
CONCLUSIONES
La aparición de esta nueva infección viral con potencial desarrollo de neumonía grave nos pone en alerta para
prepararnos a dar la mejor respuesta ante los nuevos casos potenciales. Se ha decretado una pandemia que
ha desbordado los sistemas de salud de varios países. Existe incertidumbre por el comportamiento del virus en
distintas poblaciones aún no afectadas con diferente desarrollo socioeconómico y cultural. Podemos señalar que
nuestros conocimientos acerca de esta nueva infección son preliminares y en algún aspecto transitorios, y que
deberán ser actualizados en paralelo a los avances científicos en relación con el comportamiento del virus, al
diagnóstico, tratamiento y prevención.
• Cao B, Wang Y, Wen D, Liu W et al. A Trial of Lopinavir–Ritonavir in Adults Hospitalized with Severe Covid-19. En:
The New England Journal of Medicine. March 18, 2020. DOI:10.1056/NEJMoa2001282.
• Giwa A, Desai A. Novel Coronavirus COVID-19: An Overview for Emergency Clinicians. Emergency Medicine
Practice SPECIAL REPORT: COVID-19, febrero de 2020;1-21.
• Gralinski LE, Menachery VD. Return of the Coronavirus: 2019-nCo. Viruses 2020;12(2). : pii: E135. doi:10.3390/
v12020135.
• Habibzadeh P, Stoneman, EK. The Novel Coronavirus: A Bird's Eye View. Int J Occup Environ Med 2020;11(2):65-71.
• Huang C, Wang Y, Li X, Ren L, Zhao J, et al. Clinical features of patients infected with 2019 novel coronavirus in
Wuhan, China. Lancet 2020;395(10223):497-506.
• Jin, YH, Cai L, Cheng ZH, Cheng H, Deng T, et al. A rapid advice guideline for the diagnosis and treatment of 2019
novel coronavirus (2019-nCoV) infected pneumonia (standard version). Mil Med Res. 2020; 7: 4. Disponible en:
https://doi.org/10.1186/s40779-020-0233-6.
• Ministerio de Salud de la Nación Argentina. Nuevo coronavirus COVID-19. Información, recomendaciones del
Ministerio de Salud de la Nación y medidas de prevención.
• Organización Mundial de la Salud. Clinical management of severe acute respiratory infection when novel
coronavirus (2019-nCoV) infection is suspected. Interim guidance, 28 de enero de 2020; WHO/nCoV/Clinical/20.
• Organización Mundial de la Salud. Clinical management of severe acute respiratory infection (SARI) when
COVID-19 disease is suspected: interim guidance. 13 de marzo de 2020; WHO/2019-nCoV/clinical/2020.4.
• Organización Mundial de la Salud. Home care for patients with suspected novel coronavirus (nCoV) infection
presenting with mild symptoms and management of contacts. Interim guidance, 20 de enero de 2020;1-4.
• Organización Mundial de la Salud. Laboratory testing for 2019 novel coronavirus (2019-nCoV) in suspected human
cases. Interim guidance, 17 de enero de 2020;1-9.
• Peng Q, Wang X, Zhang L. Findings of lung ultrasonography of novel corona virus pneumonia during the 2019–
2020 epidemic. Intensive Care Med 2020. Disponible en: https://doi.org/10.1007/s00134-020-05996-6.
• Zhu N, Zhang D, Wang W, Li X, Yang B, et al., for the China Novel Coronavirus Investigating and Research Team.
A Novel Coronavirus from Patients with Pneumonia in China, 2019. N Engl J Med 2020;382(8):727-33.