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La poética del asombro, del ingenio, de la metáfora, tiende en el fondo, más allá de su apariencia bizantina, a establecer esta tarea inventora del
hombre nuevo que ve en la obra de arte no un objeto fundado en relaciones evidentes para gozarlo como hermoso, sino un misterio a investigar, una
tarea a perseguir, un estímulo a la vivacidad de la imaginación
Umberto Eco (1992:35)
Paradigma
encuentra en un subsuelo, pero su sala de conciertos es una pequeña capilla, para un grupo reducido
de personas, con silla improvisadas o directamente sentarse en el suelo. Los lugares donde se
ejecuta música de esta época o del siglo pasado tienen en sus nombres la palabra “experimental” o
esta sujeta a “investigación”. ¿No es demasiado mas de 100 años experimentando e investigando?
¿Qué resultado se espera obtener? Es la intensión del presente ensayo, proponer un acercamiento a
la música del siglo XX-XXI, al mostrar una continuidad en el lenguaje musical desde la era tonal
hasta la música serial, y generar diferentes formas de aproximación.
Preguntas cómo ¿qué es lo que escucho de la obra?¿por qué me resulta interesante, o
no, su audición? Son preguntas que me llevan a indagar y encontrar en el análisis una posible
explicación. Entiendo el análisis (morfológico, funcional, paradigmático, etc.) como las diferentes
maneras de aproximarse a las estructuras que forman parte de una obra y la articulan de manera que
le dan significado. Aunque las preguntas son simples, las respuestas no lo son. La primer dificultad
proviene del hecho de que la música, para llegar en su forma perceptible por el oído, necesita del
intérprete. Se debe realizar el análisis a través de la partitura (soporte en el que se encuentran los
símbolos musicales), su historia, el contexto socio-cultural, los avances tecnológicos de la época;
para entregar una recreación que en alguna medida se encuentre justificada como lo más próximo (o
no) a la manera en que se hubiese interpretado en aquella época. Supongamos por un instante, que
por medio de nuestra investigación, llegamos a conocer y reproducir de manera fehaciente una
determinada obra. Lamentablemente eso no serviría de mucho; porque lo que jamás podré
reproducir es al oyente de la época. Significa que la escucha que realizamos de una obra, por
ejemplo del período barroco, va a estar siempre mediada por la cantidad de música que hemos
escuchado perteneciente a nuestra época y que ha formado la percepción. Por ejemplo, nuestro
escucha se encuentra familiarizada con una gran cantidad de disonancias (sonidos que producen
tensión) que no se utilizaban durante el período barroco, y además, en dicho período se utilizaban
disonancias que para el oyente de la época tenían una gran pregnancia y que para nosotros pasan
desapercibidas; esto modifica sustancialmente lo que escuchamos de ella. Lo que a principios del
siglo XX resultaba escandaloso, hoy no nos llama la atención. Recordar el incidente ocurrido con
motivo del estreno de “Le Sacre du Printemps” de Igor Stravinsky en 1913, muestra que algún
cambio se ha producido en la sociedad.
Podría pensarse que estas obras plantearían una ruptura o discontinuidad insalvable
con el pasado. En el siglo XX se cuestionaron varios aspectos de la música, en términos de
lenguaje. Por ejemplo, el desafío que plantea interpretar música con un instrumento que no existía
en una época. Glenn Gould (Gould, 1984:45) aclamado intérprete del piano por su particular
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manera de entender a la música del pasado; expresa su opinión sobre el uso del piano moderno para
la interpretación de música de Johann Sebastian Bach (1685-1750):
Este enfoque exige, desde luego, una actitud discriminadora hacia las cuestiones de articulación y
registro inextrincablemente ligados al método de composición de Bach. Requiere, como mínimo, darse cuenta de que un
abuso del pedal llevará, casi inevitablemente, al buen barco Ambición contrapuntística a naufragar en las retóricas rocas
del legato romántico. También exige, en mi opinión, algún intento de estimular las convenciones de los registros del
clave, aunque sólo sea porque la técnica que inspira todas las actitudes de Bach hacia el diseño de temas y frases se basa
en una valoración del diálogo dinámico. Para expresarlo en términos cinematográficos, Bach era un director que
pensaba en términos de cortes y no de fundidos.
Para la revisión de la concepción del estilo de madurez o tardío podría utilizarse únicamente el análisis
técnico de las obras en cuestión. Debería orientarse en primer lugar hacia una particularidad que la interpretación más
corriente ha tenido en cuenta hasta hoy de una manera muy superficial: el papel de las convenciones.
La obra musical puede comprenderse de diferentes maneras, sin que por ello pierda
su perspectiva, al brindar la posibilidad a múltiples significados. La dificultad a hallarlos, no
depende del sistema de significación, U. Eco (1987:4):
Un sistema semiotico si definisce per la sua struttura formale e per la sua disponibilità a trasmettere
significati. Che poi i significati siano trasmessi o meno è un fatto che concerne i processi empirici di comunicazione,
non la natura del sistema di significazione.
Aquí quedan zonas oscuras. Lo que se entienda por expectativas puede ser más
amplio de lo que explica Meyer. El placer estético, la adquisición de significado en la música del
siglo XX, tal vez radique en la capacidad de no cumplir la expectativa, la de brindar nuevos
caminos al discurso musical, manteniendo la atención y una generación de múltiples significados.
Tal vez el problema sea como dice Eco, que se transmita el significado depende de los procesos
empíricos de la comunicación y no de la naturaleza del sistema de significación. Malos ejecutantes
de música, generan confusión en el mensaje; la desorientación en la forma, producto de querer
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aplicar estructuras inválidas para ese discurso, puede dificultar la generación de significado por
parte del oyente.
Para estudiar la relación entre significado, código, mensaje y estructura en la música
serial; elegí dos obras: la Suite Francesa BWV 813 de J. S Bach y el Concierto para 9 instrumentos
op. 24 de Anton von Webern. Al igual que con Beethoven y el uso de la convención, como explica
Adorno, considero que lo mismo ocurre con las estructuras en la obras tonales y la música serial; es
decir; hay elementos que forman parte de estructuras en la obra de Bach (como representante de la
música tonal) que le dan significado; y que pasan resignificados al serialismo en la obra de Webern
(como representante de la música atonal y serial). Ese proceso de resignificación produce una
relación dialéctica entre código y estructura, que dificulta la generación de significados en la música
serial.
Imagen 1
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Imagen 3
Imagen 4b
Permite apreciar un eje de espejo sobre la posición 2 del grupo. Los grupos de 3
sonidos organizados con el sonido más agudo en la posición 2, funciona como eje de simetría de los
diferentes grupos que conforman la primer oración del Courante. Así el elemento 1 del grupo (es
decir la nota más aguda se encuentra en la primera posición del grupo) se “refleja” a la posición 3
del grupo y viceversa. A su vez la distribución de los grupos en la oración también refleja, siguiendo
el mismo patrón, una simetría dentro de la oración organizados en dos grupos de 4 compases cada
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uno, como muestra la figura 4b. La organización de los elementos correspondientes a la primer
oración, no son producto del azar, sino de un orden que se ve reflejado desde las estructuras más
pequeñas a las que se encuentran en un nivel superior (en un estudio de mayor amplitud se puede
observar como la parte B, es la inversión en espejo de los elementos de la parte A).
Este análisis permite dar cuenta del fenómeno perceptual de inestabilidad rítmica,
que fluctúa a lo largo de la obra, cuya razón se fundamenta en la superposición de métricas
diferentes a través de la construcción de motivos en formaciones melódicas en espejo.
Pero aunque los compositores utilicen como formas externas, aquellas formas
heredadas por la tradición, como la sonata; la música sigue presentándose inaccesible para la
comprensión y el goce estético. La apertura a múltiples significados que plantean las obras seriales,
al romper con el orden probabilístico de la tonalidad, generan desorden. La abundancia de
información, produce ambigüedad en el mensaje y por lo tanto, desinformación; por lo que la obras
seriales resultan incomprensibles, y en lugar de generar un mensaje claro; su multiplicidad genera
“ruido”. Podría explicar la razón por la que la música serial se perciba como sonidos inarticulados,
caóticos, sin sentido. Pero no hay que olvidar que existe un componente cultural que no contribuye
a adquirir nuevas formas de organización del discurso musical, como detalla Eco (1992:85):
En el fondo, uno de los elementos de crisis para la civilización burguesa contemporánea viene dado
por la incapacidad del hombre medio de sustraerse a sistemas de formas adquiridas que le son aportadas desde el
exterior, que él no se gana a través de una exploración personal de la realidad. Enfermedades sociales como el
conformismo o la hétero-dirección, el gregarismo y la masificación, son precisamente fruto de una adquisición pasiva
de normas de comprensión y juicio que se identifican con la "buena forma tanto en moral como en política, en dietética
como en el campo de la moda, a nivel de gustos estéticos o de principios pedagógicos. Las persuasiones ocultas y las
excitaciones subliminares de todo género, desde la política a la publicidad comercial, hacen palanca sobre la pacífica y
pasiva, adquisición de "buenas formas" en cuya redundancia, sin esfuerzo alguno, se apoya el hombre medio.
Imagen A
Al igual que ocurrió con Bach, así no ofrece mucho que sirva para identificar
estructuras que forman la Serie y que no es un orden caprichoso o azaroso. Para ello, se agrupan de
a 3 sonidos, obteniendo:
Imagen B
contiguos es de 1 semitono o ½ tono. Por lo tanto la distancia entre sonidos mas alejados se mide
por la cantidad de semitonos que hay entre ellos, ejemplo: la distancia entre Do y Mi es de 4
semitonos. Aplicándolo a la Serie, surgen los siguientes valores:
Imagen C
Imagen D
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I0 I11 I3 I4 I8 I7 I9 I5 I6 I1 I2 I10
P0 SI SIb RE MIb SOL FA# SOL# MI FA DO DO# LA R0
P1 DO SI MIb MI SOL# SOL LA FA FA# DO# RE SIb R1
P9 SOL# SOL SI DO MI MIb FA DO# RE LA SIb FA# R9
P8 SOL FA# SIb SI MIb RE MI DO DO# SOL# LA FA R8
P4 MIb RE FA# SOL SI SIb DO SOL# LA MI FA DO# R4
P5 MI MIb SOL SOL# DO SI DO# LA SIb FA FA# RE R5
P3 RE DO# FA FA# SIb LA SI SOL SOL# MIb MI DO R3
P7 FA# FA LA SIb RE DO# MIb SI DO SOL SOL# MI R7
P6 FA MI SOL# LA DO# DO RE SIb SI FA# SOL MIb R6
P11 SIb LA DO# RE FA# FA SOL MIb MI SI DO SOL# R11
P10 LA SOL# DO DO# FA MI FA# RE MIb SIb SI SOL R10
P2 DO# DO MI FA LA SOL# SIb FA# SOL RE MIb SI R2
RI0 RI11 RI3 RI4 RI8 RI7 RI9 RI5 RI6 RI1 RI2 RI10
En la Imagen D puede observarse la matriz dodecafónica que refleja las
peculiaridades de la serie de la que procede. La nota SI (en la diagonal), que como eje de un espejo,
establece la interdependencia de los cuatro grupos formado por 3 sonidos (Imagen B) de la serie que
da como resultado la subdivisión de la matriz 12×12 en un conjunto de submatrices de dimensión
3×3 fuertemente interdependientes, señalizadas utilizando distintos colores.
Las submatrices de un mismo color contienen los mismos tonos en el mismo orden,
pero dispuestos en distintos sentidos de tal modo que cualquiera de ellas puede obtenerse a partir de
otra realizando operaciones de giro con respecto a los ejes diagonales de la submatriz (espejos
también dentro de las submatrices, a la manera de un fractal), que representan a su vez la derivación
de los grupos de 3 sonidos de la serie con respecto a las operaciones de inversión y retrogradación.
Las submatrices azul y roja aparecen en cuatro versiones distintas -de acuerdo con
las cuatro versiones que pueden obtenerse mediante giro con respecto a los ejes diagonales. Las
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submatrices verde claro, amarilla, lila y verde oscuro, en cambio, aparecen en solo dos versiones
cada una, pero dado que son ellas mismas simétricas con respecto a uno de los ejes diagonales,
ofrecen también las cuatro variantes posibles.
Imagen E
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Conclusión
Bibliografía
- Adorno, Theodor (1984). Reacción y Progreso. Y otros ensayos musicales. Tusquets Editores.
Barcelona. España.
- Agawu, Kofi (2012). La música como discurso. Aventuras semióticas en la música romántica.
Eterna Cadencia Editora. Buenos Aires. Argentina.
- Eco, Umberto (1987). Prolusione svolta in apertura del XIV congresso della Società
Internazionale di Musicologia. Pubblicata su Intersezioni, VIII, 2, 1988. Bologna. Italia.
(1992). Obra Abierta. Planeta – Agostini. Barcelona. España.
(2013). La estructura ausente. Debolsillo. Buenos Aires. Argentina
- Gould, Glenn (1984). Escritos Críticos. Ediciones Turner S. A. Madrid. España.
- Graetzer, Guillermo (1963). Danzas de siete siglos. Editorial Ricordi. Buenos aires. Argentina.
- Meyer, Leonard B. (2001). La emoción y el significado en la música. Alianza Editorial. Madrid.
España.
- Schoenberg, Arnold (1989). Fundamentos de la Composición Musical. Real Musical Editores.
Madrid. España.